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miofasciales:
inducción
miofascial
ANDRZEJ PILAT
ZZZPHGLOLEURVFRP
Revisión técnica:
Alicia Batuecas Suárez
Profesora Titular de Fisiología.
Universidad Autónoma de Madrid
ISBN: 84-486-0559-4
Depósito legal: M. 41.290-2003
CONTENIDO
Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
ASPECTOS TEÓRICOS
Postura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 163
Evaluación y corrección postural . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
Mantenimiento de una postura correcta . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 177
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CONTENIDO
APLICACIONES PRÁCTICAS
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CONTENIDO
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CONTENIDO
Índice . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 617
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A mi esposa Yulita
con todo mi amor
A mi esposa Yulita
con todo mi amor
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AGRADECIMIENTOS
AGRADECIMIENTOS
La creación de un libro es un proceso fascinante, pero también muy laborioso y
difícil. Generalmente, hay un innumerable número de personas que colaboran en
él. Es difícil enumerarlas en orden de importancia.
Quisiera particularmente, dar las gracias a todos mis alumnos y amigos de pre-
grado y posgrado en diferentes lugares del mundo, quienes con su alto nivel de
exigencia me estimularon en la búsqueda de una información veraz y actualizada
para navegar por el mar de la telaraña fascial.
A mis colaboradores inmediatos en la aventura diaria de resolver los retos rela-
cionados con los tratamientos miofasciales y que, con sus observaciones críticas,
permitieron mejorar la explicación de las descripciones técnicas.
A los especialistas científicos que me orientaron en los, casi siempre descabella-
dos, conceptos expuestos en la parte teórica y permitieron que bajara de nuevo a la
tierra, recordándome que la gravedad existe. Es su gran labor (el control de los
conceptos y las oportunas correcciones de mis fantasías miofasciales), la que per-
mitió elaborar el marco teórico. Los créditos son para Alicia Batuecas, profesora
titular de Fisiología de la Facultad de Biología de la Universidad Autónoma de Ma-
drid; el extraordinario fisioterapeuta José Luis González Nieto, fundador de la Es-
cuela de Fisioterapia de la ONCE, quien me convenció para escribir el libro y tam-
bién revisó los capítulos relacionados con las aplicaciones prácticas, y mi gran
amigo, el arquitecto Michelle Testa, quien tuvo la paciencia de escuchar mis plan-
teamientos en los momentos más difíciles y resolver los problemas que a veces me
parecían irresolubles.
A Anders Teodorowicz, no sólo por el diseño de la preciosa portada del libro,
sino también por entender el espíritu de las fascias y orientarme en la composición
y el diseño de la presentación del libro.
Al Prof. José Miguel Tricás Moreno, por encauzar en el momento oportuno el
proyecto del libro hacia su edición.
Finalmente, a mi adorada esposa y nuestros hijos; a ellos debo el no haberme
rendido en este viaje a Itaca. Los quiero mucho.
A todos, GRACIAS,
Andrzej Pilat
8
PREFACIO
PREFACIO
A lo largo de los siglos, los tratamientos relacionados con diferentes tipos de ma-
niobras manuales se dirigieron principalmente a las lesiones del aparato locomotor.
El análisis de estas lesiones, así como también el de las formas de acción de las
maniobras manuales aplicadas en el proceso de tratamiento, se perfeccionó a lo
largo de los años, según las aportaciones científicas vigentes en cada época.
9
PREFACIO
10
PREFACIO
Andrzej Pilat
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RECOMENDACIONES PARA EL LECTOR
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WHyULFRV
Concepto
de la fascia
y su
estructura
CONCEPTO DE LA FASCIA Y SU ESTRUCTURA
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CONCEPTO DE LA FASCIA Y SU ESTRUCTURA
17
CONCEPTO DE LA FASCIA Y SU ESTRUCTURA
Cada parte del músculo, cada una de sus fibras y fascículos, está rodeada por la
fascia. Estas «fascias» no están separadas una de otra, sino que se conectan entre
sí o, mejor dicho, forman una sola fascia, una envoltura de recorrido continuo con
sus dobleces que permiten cobijar y encerrar los elementos anatómicos de nuestro
cuerpo. Se puede sugerir que, en cierto modo, es el sistema fascial el que determi-
na la estructura corporal. Para visualizar mejor este enfoque, se puede comparar la
estructura del sistema fascial con la de una naranja, donde la pulpa rellena los
compartimientos formados por la estructura de la concha de la fruta. Al sacar la
pulpa, la estructura de la fruta se mantiene prácticamente intacta, conservando la
forma original de la naranja (Figs. 2 y 3).
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CONCEPTO DE LA FASCIA Y SU ESTRUCTURA
Fig. 2. Naranja con pulpa. La forma de la naranja se confunde entre las dos estructu-
ras: pulpa y concha. La comparación que se realiza es entre el músculo y la fascia.
La visión presentada no es una idea nueva y fue propuesta por varios inves-
tigadores, entre los cuales se debe mencionar a Ida Rolf, la creadora de un proceso
de evaluación y tratamiento integral de los trastornos funcionales del organismo
basado en las correcciones realizadas en el sistema fascial y conocido como rolfing.
Se podría considerar esta comparación como algo muy simplista y remoto a la
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CONCEPTO DE LA FASCIA Y SU ESTRUCTURA
estructura real del sistema fascial del cuerpo. Sin embargo, las investigaciones re-
cientes confirman esta visión, enfocando, cada vez más, el sistema fascial como
una estructura unificadora, protectora y correctora del cuerpo. El sistema fascial
sano y equilibrado, con capacidad de realizar un estiramiento libre y completo,
asegura al organismo la posibilidad de realizar un movimiento de amplitud comple-
ta y sincronizado, siempre en la búsqueda de la máxima eficacia funcional con un
mínimo gasto de energía; así como ya dijo hace seis siglos Leonardo Da Vinci:
«conseguir lo máximo con lo mínimo» (Cuadrado, 1998).
Sin embargo, el mismo sistema puede interferir en un desarrollo normal de los
movimientos al encontrarse restringido y bloqueado, imposibilitando la eficiente
ejecución de los movimientos, si se considera que el material que forma las adhe-
rencias y el tejido de cicatrización es similar al de la fascia.
Se podrían formular las siguientes interrogantes:
• ¿Se podrían cambiar la forma y la función de un órgano (músculo o víscera) al
encontrarse su sistema fascial restringido?
• ¿Qué influencias podría tener esta restricción en el comportamiento funcio-
nal del cuerpo?:
– ¿Limitación del movimiento?
– ¿Dolor?
• ¿De qué manera se manifestarían estos cambios?
• ¿Qué repercusiones tendrían en la estructura y en la función corporal?
Para poder responder a las preguntas formuladas, se deben explorar más a
fondo las propiedades del sistema fascial en lo que respecta a su anatomía, histolo-
gía y biomecánica.
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Bases
anatómicas
y fisiológicas
del sistema
fascial
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
En los libros clásicos y en los atlas de anatomía se muestra, por lo general por
separado, el sistema óseo, el musculotendinoso y el sistema inerte de sostén articu-
lar, es decir, las cápsulas articulares y los ligamentos. En ese tipo de publicaciones,
es difícil visualizar, de una manera completa, el sistema de integración corporal, el
sistema fascial. Muchas veces, el aprendizaje de la anatomía se realiza de un modo
abstracto, debido a una falta de relación funcional entre los elementos básicos del
cuerpo. El análisis del sistema fascial desde un enfoque topográfico, en el que se
define la fascia como un revestimiento y como una red localizada entre la piel y las
estructuras subyacentes (como lo son, por ejemplo, los músculos y los huesos) y se
la divide en dos niveles, superficial y profundo (la cual, por una parte, cubre los
músculos individuales y, por otra, los separa en grupos) limita nuestra visión del
cuerpo a un análisis descriptivo (Thiel, 2000). Nuestro interés se centra en un análi-
sis más completo y enfocado hacia un sistema dinámico del cuerpo, incluyendo en
él todas las disciplinas que pudieran sumarse a nuestros conocimientos «en el rol
de este complejo tejido en la salud y en la enfermedad» (Bienfait, 1999).
La anatomía descriptiva reconoce los planos fasciales que envuelven, como es-
pecie de sutiles sobres, los músculos y las vísceras, fijando y protegiendo su espacio
concreto dentro del cuerpo. La continuidad de estas láminas, que al mismo tiempo
unifican y separan los músculos y las vísceras vecinas, se puede trazar entre un área
y otra. Por ejemplo, se puede dibujar la fascia que envuelve los músculos escalenos
y se continúa con la fascia de los músculos adyacentes, como también con las
vísceras de la región cervical, que asimismo está íntimamente relacionada con los
plexos nerviosos de la región cervical y torácica, continuando hacia las membranas
pleurales (Gallaudet, 1931; Bienfait, 1999; Bochenek, 1997; Thiel, 2000). Sin em-
bargo, como ya se ha mencionado, se propone la descripción del sistema fascial de
forma parecida a la de un órgano o sistema corporal, considerando sus diversas
funciones, entre las que destacan el sostén y la conexión muscular-intermuscular
como también visceral-intervisceral. Estas funciones deben relacionarse con la sin-
cronización de los movimientos entre los músculos, las vísceras, los vasos sanguí-
neos y los nervios, para los cuales el sistema fascial forma un lecho que se muestra
como el centro de producción de la sustancia intercelular gracias a sus células,
lo que convierte al sistema fascial en el principal mecanismo protector y repara-
dor del cuerpo (Bienfait, 1995). Estas relaciones muestran la importancia del pe-
ligro que supone un desequilibrio y sus consecuencias negativas, como resultado
del fracaso de estas precisas relaciones. Cualquier tipo de tensión, ya sea pasi-
va o activa, repercute automáticamente sobre todo el conjunto del sistema (Bien-
fait, 1995).
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
• miofascia C
• viscerofascia D
• meninges E
• tendón G
• microestructura fascial J
• compartimientos fasciales K
• puente «miodural» M
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
A FASCIA SUPERFICIAL
Todos los caminos del interior del organismo conducen a la subdermis. Esta
capa subcutánea no es solamente, como se cree erróneamente, un depósito
de tejido graso, sino que asegura, con su compleja estructura interna, las
necesidades mecánicas de sus vasos y nervios (Thiel, 2000). Los vasos y los
nervios están encerrados en el sistema fascial que, formando fuertes franjas
protectoras, los lleva hasta las capas profundas, bien protegidos contra todo
tipo de desgarro.
El sistema fascial superficial está formado por una red que se extiende
desde el plano subdérmico hasta la fascia muscular. Se compone de numero-
sas membranas horizontales, muy finas, separadas por cantidades variables
de grasa y conectadas entre sí a través de los septos fibrosos del recorrido
vertical u oblicuo (Fig. 1).
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Como una información adicional, hay que mencionar que el sistema fas-
cial superficial participa también en el proceso de sudación, y que en él nacen
la mayoría de los capilares linfáticos.
B FASCIA PROFUNDA
La fascia profunda está constituida por un material más fuerte y denso que el
que constituye la fascia superficial. Su grosor y densidad dependen de la
ubicación y la función específica que desempeña. A medida que aumenta la
exigencia de las necesidades mecánica se densifica la estructura del coláge-
no, su principal componente. Esta densidad queda determinada por la pro-
porción de fibras que lo componen. Basándose en la densidad del tejido colá-
geno, la fascia se puede dividir según su función en el tejido:
• de unión,
• de revestimiento,
• de sostén,
• de transmisión.
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
C MIOFASCIA
La anatomía considera al sistema fascial como uno de los componentes auxi-
liares de control del movimiento para conseguir un funcionamiento apropia-
do del sistema muscular del cuerpo. Se considera que el recorrido de las fi-
bras de la fascia es generalmente transverso al recorrido de las fibras
musculares; sin embargo, también se encuentra el recorrido paralelo al reco-
rrido de las fibras, el oblicuo o en forma de arco. Durante la contracción
muscular, la fascia define la posición de las fibras musculares o de todo el
músculo para su función adecuada, también asegura la posición de los ten-
dones y los fija en relación con el hueso. En el caso de los músculos del reco-
rrido oblicuo, como, por ejemplo, el sartorio, es la fascia quien fija su posi-
ción, determinando la dirección de su acción, que es, en este caso, en forma
de espiral. Sin la participación de la fascia, este músculo, al contraerse, traba-
jaría de forma longitudinal. Hay que aclarar que algunos de los músculos,
como, por ejemplo, los de la cara, carecen del soporte fascial, insertándose,
al menos en uno de sus extremos, directamente en la piel (Bochenek, 1987).
Al analizar la fascia y su relación con el músculo se debe considerar que
no solamente cada músculo del cuerpo está rodeado por la fascia, sino que
también lo están todos sus componentes: las fibras y los haces. La musculatu-
ra esquelética se compone de los haces de fibras separadas entre sí por las
láminas del tejido conectivo que finalizan en cada extremo formando el ten-
dón o la aponeurosis, para fundirse en el periostio, diferenciándose de él
principalmente por la proporción y densidad de las fibras de colágeno. Su
principal función es entonces la de entrelazar las acciones mecánicas entre
el músculo y el hueso, vínculo funcional que es posible a través del tendón
o una conexión aponeurótica. Esta conexión funcional, aunque a veces de
dimensión muy pequeña, representa una estructura muy compleja e impli-
ca a diferentes subestructuras: la unión musculotendinosa F , el tendón
G y la inserción del tendón en el hueso H .
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
F UNIÓN MUSCULOTENDINOSA
G EL TENDÓN
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
yor fuerza de tensión de todos los tejidos del cuerpo. Los tendones con unas
necesidades de baja carga de tensión muestran una gran extensibilidad; lo
contrario ocurre con los tendones con alta carga de tensión. El tendón se
compone de epitendón, endotendón, mesotendón (los tendones con vaina
tendinosa) y de los vasos sanguíneos. Algunos tendones, como, por ejemplo
los tendones de los músculos flexores de la mano, están cubiertos también
por el paratendón. Junto a una arquitectura adecuada de las fibras de coláge-
no, otro punto importante es la interacción entre las fibras de colágeno y las
de elastina, que proporcionan al tendón las particulares propiedades de vis-
coelasticidad (Woo,1991).
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Tendón
Periostio
Fig. 3. Al analizar las formas de unión entre los músculos y los huesos, se llega
a la conclusión de que es prácticamente imposible, al realizar una disección,
separar claramente el tendón del hueso, especialmente en algunos grupos muscu-
lares, como, por ejemplo, en la inserción de los músculos peroneos. La estructura
del tendón se confunde con la del periostio, formando una unidad funcional.
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
sin que exista nivel de separación entre ellas. Incluso el colágeno de esta
parte sigue siendo colágeno de tipo I.
Fig. 4. Inserción directa del tendón del músculo supraespinoso. Se indican las
cuatro zonas de transición: (T) tendón, (FC) fibrocartílago no calcificado, (C-
FC) cartílago calcificado, (B) hueso. (Reproducido con permiso de Benjamin M,
Evans EJ, Copp L: The histology of tendon attachments to bone in man. J. Anat
1986; 149:89-100, Cambridge University Press.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Fig. 5. Inserción indirecta del ligamento colateral interno de la rodilla del co-
nejo. Se muestra el recorrido paralelo de la fibras superficiales (P) al hueso (B)
insertándose en el periostio. (Reproducido con permiso de Woo SL-Y, Gómez
MA, Sites TJ, et al: The biomechanical and morphological changes in the me-
dial collateral ligament of the rabbit after immobilization and remobolization.
J Bone Joint Surg 1987; 69A:1200-1211.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Fibra muscular
Fascículo Perimisio
Perimisio primario
Endomisio
Perimisio
Epimisio
Tendón
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Endomisio
Perimisio
Epimisio
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Continuando con el análisis fascial, hay que señalar que la fascia no sólo
rodea al músculo y a cada uno de sus componentes, sino que también conec-
ta funcionalmente entre sí a un músculo con el otro. Al aceptar la definición
anatómica de nombrar la fascia del, por ejemplo, músculo bíceps crural o el
músculo semitendinoso, también hay que entender que estas «fascias» se
conectan una con la otra y que, comunicándose entre sí, constituyen una
unidad funcional. No se debiera hablar pues de «las fascias», sino de una sola
fascia, un tejido solidario en todos los campos de la fisiología (Bienafait, 1987).
D VISCEROFASCIA
Al aceptar esta forma de contemplar la miofascia, se debe profundizar aún
más en nuestra visión sobre el sistema fascial, considerando que no sólo son
los músculos los que están rodeados e interconectados internamente y exter-
namente entre sí, a través de esta gran red del sistema fascial, sino que tam-
bién lo están otros componentes de nuestro organismo como, por ejemplo,
los vasos sanguíneos, las vísceras, los nervios o los huesos. El sistema fascial
les brinda soporte e integridad estructural, define su tamaño y asegura el
correcto funcionamiento, expandiéndose hasta el segmento más lejano y
más pequeño del cuerpo. Los planos fasciales actúan como rutas de penetra-
ción de las terminaciones nerviosas y de los vasos sanguíneos hacia todos los
puntos del músculo. La fascia puede unirse con las paredes de las venas o del
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Diafragma
Fascia transversa
Fig. 9. Relación esquemática en una sección frontal a nivel abdominal. Obsér-
vense las relaciones entre la aorta, el diafragma, y la fascia transversa y endoto-
rácica. (De Gallaudet, 1931.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
• El músculo cuadrado lumbar se localiza por detrás del colon, los riño-
nes, el psoas y el diafragma, estructuras que están colocadas por detrás
de la fascia toracolumbar, esa gran red integradora de la parte posterior
del cuerpo.
• Los riñones están rodeados por la fascia renal, que a su vez está integra-
da, en su recorrido posterior, con la envoltura fascial del psoas y, a través
de ella, con las vértebras y con los discos lumbares. En su recorrido supe-
rior, la fascia renal continúa a la fascia del diafragma (Barral, 1989).
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
J MICROESTRUCTURA FASCIAL
El sistema fascial no es un sistema inerte que dependa, en su comportamien-
to mecánico, plenamente de los estímulos generados en otros sistemas,
como, por ejemplo, el sistema muscular. El análisis de la microestructura fas-
cial revela que la fascia tiene vida propia, con capacidad para desarrollar sus
propias reacciones y sus propios movimientos por la presencia de una abun-
dante red nerviosa, así como también de numerosas células musculares lisas.
El sistema fascial está ricamente inervado y posee una densa población de
mecanorreceptores. Las investigaciones sobre la microestructura de la fascia
revelan la presencia de los receptores de Golgi en el sistema fascial. Éste no es
un descubrimiento nuevo, sino que es ampliamente conocida su presencia en
los ligamentos, las cápsulas articulares y alrededor de las uniones musculo-
tendinosas. Sin embargo, solamente menos de un 10 % de los receptores de
Golgi se encuentra en los tendones (Schleip, 1989 y 2002). EL 90 % restante se
encuentra en la porción muscular de la unión musculotendinosa, en las cápsulas
articulares y en los ligamentos de las articulaciones periféricas (Schleip, 2002).
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
• El segundo grupo está representado por los órganos de Ruffini, que tam-
bién responden a los impulsos lentos y a las presiones sostenidas. Se acti-
varían pues con la aplicación de las profundas técnicas sostenidas (véase
capítulo Principios del tratamiento y técnicas básicas) aplicadas sobre los
tejidos blandos. Es de gran interés la observación de que los receptores
de Ruffini se activan especialmente al aplicar las fuerzas tangentes y las
realizadas en dirección transversal (Kruger, 1987, citado en Schleip,
2002). Este tipo de estimulación de los corpúsculos de Ruffini disminuye
la actividad del sistema nervioso simpático (Berg y Capri, 1999, citado
en Schleip, 2002), lo que podría explicar el profundo efecto relajante en
la aplicación de las suaves y profundas técnicas sostenidas.
• El tercer grupo está formado por las terminaciones libres de fibras sensi-
tivas tipo III (mielínicos) y IV (desmielinizados). Son los receptores sen-
sitivos más abundantes que transmiten la información sensitiva desde el
sistema miofascial hacia el sistema nervioso central. Estos receptores se
denominan receptores musculares intersticiales (Schleip, 2002). Un
10% de ellos, los de tipo III, está cubierto por una mielina muy delgada.
Sin embargo, el restante 90%, los de tipo IV, son receptores desmielini-
zados y, como mecanorreceptores, responden a la presión y a la tensión
mecánica (Mitchell y Schmidt, 1977, citados en Schleip, 2002). Algunos
de ellos, siendo receptores de bajo umbral, responden a un impulso
mecánico extremadamente suave, como el de la fuerza de una pincela-
da. El estímulo mecánico de estos receptores puede generar una res-
puesta autónoma que se puede manifestar con cambios en los ritmos
cardíaco y respiratorio, así como en el nivel de la presión arterial (Coote
y Pérez-Gonzáles, 1970, citados en Schleip, 2002).
Sin embargo, parece que la fascia también tiene musculatura propia (cé-
lulas musculares lisas), lo que podría sugerir una capacidad de movimiento
independiente.
En sus investigaciones sobre la microestructura de la fascia de la pierna
(fascia cruris), el conocido anatomista alemán Prof. J. Staubesand, junto con
su colaborador chino Li (Schleip, 1989), encontró la presencia de:
• Células musculares lisas aisladas (Fig. 10). Son denominadas, por algu-
nos investigadores, miofibroblastos. La razón de la presencia de estas
células es aparentemente funcional. Probablemente, el cuerpo sería ca-
paz de regular, a través de ellas, el estado de «pretensión» funcional,
con el objetivo de ajustar la fascia a diferentes demandas de tono mus-
cular. Esta función específica fue confirmada al observar la presencia de
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Fp
Tm
To
Pe
Mi
Fp P
Ta Fs
Fig. 13. El sistema fascial define espacios en los que se extienden los músculos,
los vasos sanguíneos y los nervios. (Fs: fascia superficial; Fp: fascia profunda;
Mi: membrana interósea; P: piel; Ta: tejido adiposo; Pe: periostio; To: tejido
óseo; Tm: tejido muscular.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
As Fclp
Cl
Pvn
Md
Fmpm
Mi
Ms
Mrme
Mrma
Fmda
Mbb
Fs
Mb
Nmc
Nc
Mtb
Fig. 15. Corte transversal a nivel del brazo. (Redibujado con modificaciones de
Paoletti, publicado con permiso del autor. Editorial Sully Editions, 1998.) (Mbb:
músculo bíceps braquial; Fs: fascia superficial; Nmc: nervio musculocutáneo;
Nc: nervio cubital; Mtb: músculo tríceps braquial; Mb: músculo braquial.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Nm Ac
Nr Fs
Ar
Tii
Tie
Fi Mi
Fig. 16. Corte transversal a nivel del antebrazo. (Redibujado con modificacio-
nes de Paoletti, publicado con permiso del autor. Editorial Sully Editions,
1998.) (Fs: fascia superficial; Ac: arteria cubital; Nm: nervio mediano; Nr: ner-
vio radial; Ar: arteria radial; Tie: tabique intermuscular externo; Fi: fascia inter-
muscular; Mi: membrana interósea; Tii: tabique intermuscular interno.)
Fle Fp Fpp
Ali
Fds
Fdp
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Fs Mii
Fpnv
Tfl
Nc
Ti
Tia
Fs
Tie
50
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Fds
Fdp
Fpp Fps
Fcs
Fcim
Fcp
Fig. 21. Corte transversal a nivel de C6. (Redibujado con modificaciones de Pao-
letti, publicado con permiso del autor. Editorial Sully Editions, 1998.) (Fcp: fas-
cia cervical profunda; Fcm: fascia cervical intermedia; Fcs: fascia cervical su-
perficial.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
La Fet
P
Fmp
Fs
Epineuro
Perineuro
Endoneuro
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Perineuro
Epineuro
Endoneuro
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
E LAS MENINGES
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Membrana dural
Hoz del cerebro
Huesos
del cráneo
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Huesos
Suturas
Duramadre
craneal
Duramadre
medular
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Sacro
Occipucio
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
• Inserciones anteriores:
– Apófisis clinoides anterior del hueso esfenoides (extremo superior).
– Apófisis clinoides posterior del hueso esfenoides (extremo inferior).
• Inserciones laterales:
– Canal petroso de los huesos temporales.
– Apófisis mastoides de los huesos temporales.
– Ángulo inferior de los huesos parietales.
• Inserciones posteriores:
– Canal lateral del hueso occipital.
• Extremo superior:
– Parte posterior de los cuerpos de C2 y C3.
• Extremo inferior:
– Porción anterior del canal de S2.
– Inducido hacia el periostio del cóccix.
M EL PUENTE «MIODURAL»
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Oc
MRPMC
Pm
C1
Dm
Fig. 30a. Relación anatómica del músculo recto posterior menor de la cabeza.
(Oc: occipucio; MRPMC: músculo recto posterior menor de la cabeza; Pm:
puente miodural; Dm: duramadre medular; C1: primera vértebra cervical.)
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
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vis
Fig. 31. El sistema del movimiento corporal controlado e interconectado a través del
tejido conectivo del sistema fascial. (Adaptado de Comeford, 2000.)
Con estas observaciones sobre las bases anatómicas del sistema fascial propo-
nemos cambiar el paradigma existente, en la fisioterapia en general y en las tera-
pias manuales en particular, de que las disfunciones del aparato locomotor deben
tener su origen en las estructuras musculoesqueléticas.
65
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
FUNCIONES DE LA FASCIA
Ya se mencionó anteriormente que el cuerpo humano está envuelto, sostenido,
conectado y comunicado por medio de un variado tejido conectivo, que se acordó
denominarlo sistema fascial. Es un sistema activo, vivo, resistente y omnipresente
en todo el cuerpo. Se encuentra bajo la piel (formando el embalaje protector del
cuerpo), cubre músculos, tendones, órganos, nervios, vasos sanguíneos y huesos, y
tiene una gran trascendencia sobre el movimiento y los procesos fundamentales
del metabolismo corporal. El sistema fascial, además de las funciones de sostener y
mover el cuerpo, tiene otras actividades biomecánicas y de otra índole. Sus propie-
dades son infinitas, entre las que cabe mencionar la expansión de los nervios y
vasos linfáticos, el intercambio metabólico, por su relación con el metabolismo del
agua, la función nutritiva en relación con la sangre y la linfa, etc. En cierto modo, es
la «agencia de transporte» en todos los niveles del organismo y de todos sus siste-
mas. Por lo general, destacan las funciones mecánicas del sistema fascial, que se
pueden agrupar en:
• Protección.
• Formación de los compartimientos corporales.
• Revestimiento.
Otras funciones del sistema fascial son:
• Mantenimiento del bombeo circulatorio de la sangre y de la linfa.
• Ayuda en los procesos bioquímicos del cuerpo a través de las actividades del
líquido intersticial.
• Ayuda en la preservación de la temperatura corporal.
• Ayuda en el proceso de curación de las heridas (producción de colágeno).
El sistema fascial forma una completa e ininterrumpida red protectora del cuerpo.
Protege a cada uno de los componentes corporales de una forma individual, y
también actúa como un sistema de protección global. Por su resistencia, permite
mantener la integridad anatómica de diferentes segmentos corporales y conservar
su forma más conveniente. Hay que aclarar que este proceso no significa un incre-
mento gradual de rigidez, sino un proceso de adaptabilidad. En él, la fascia ajusta sus
tensiones en respuesta a las necesidades funcionales. Por ejemplo, el «tono» fas-
66
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
cial alrededor de los riñones es más fuerte del que rodea, por ejemplo, a los intesti-
nos, por el hecho de que las necesidades del movimiento son diferentes.
Una parte importante de la respuesta protectora del sistema fascial está condi-
cionada por la concentración local de proteoglucanos y de ácido hialurónico. Las
etapas de síntesis y metabolismo de ambos pueden verse afectadas por factores
endógenos (hereditarios, errores genéticos) y también exógenos (malnutrición, in-
fecciones, traumatismos, estrés). En ambos casos, se produce una densificación de
las fibras de colágeno y un endurecimiento de la sustancia fundamental, lo que,
con el tiempo, conduce a la formación de calcificaciones. Por esta razón, en las
inserciones de los tendones sometidos a prolongadas tensiones o a repetidos y
fuertes estiramientos, se observan calcificaciones (por ejemplo, en la columna ver-
tebral, la articulación del codo o en el tendón de Aquiles). En el proceso de defensa
y adaptación funcional, el tejido conectivo se transforma en un material duro y
resistente que forma una calcificación. De esta manera, el cuerpo presenta mayor
protección.
67
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
El sistema muscular permite que las tensiones innecesarias sean absorbidas por
la fascia, evitando así la rotura del músculo, de alguno de sus componentes o de
cualquier otro órgano que protege. Esto ocurre por el estímulo directo en las termi-
naciones nerviosas de la fascia. Con esta observación, se revela la necesidad y la
importancia de la presencia de una estructura fascial distribuida en múltiples nive-
les y capaz de reaccionar de una manera multidireccional al mismo tiempo.
68
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Suspensión
Cada componente del cuerpo humano tiene una ubicación precisa. Cualquiera
que sea su función, la ubicación está determinada por el sistema fascial y debe
analizarse dentro de las funciones específicas de cada componente en cuestión. El
sistema fascial mantiene la cohesión interna y externa de cada estructura corporal,
permitiéndole su fijación, pero por otro lado, le permite cierto grado de movili-
dad. Esta movilidad es indispensable en el proceso de adaptación a diferentes obs-
táculos.
69
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Fig. 32. Fascia de la pierna. Se obseva la distribución del sistema fascial orientado en
distintas direcciones, según las necesidades funcionales de cada segmento.
Sostén
El mantenimiento de la integridad anatómica del cuerpo corre a cargo del sistema
fascial, y esto hay que entenderlo dentro de la interdependencia de las diferentes
estructuras corporales. La fascia constituye el motor principal de la estabilidad de
las articulaciones, coordinado por la mecánica miofascial. Asegura la coherencia y
el buen funcionamiento fisiológico de los órganos internos.
70
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Soporte
El sistema fascial constituye el soporte, no sólo del sistema locomotor, sino tam-
bién de los sistemas nervioso, vascular y linfático. Estas estructuras están constitui-
das en parte por fascias, a fin de mantener su forma anatómica. A través del siste-
ma fascial se produce la interdependencia entre los sistemas nervioso, vascular y
miofascial. Esta relación intrínseca parte desde el desarrollo embrionario del cuer-
po, formando el soporte y la guía de los sistemas vascular y nervioso.
Coordinación hemodinámica
Los sistemas vascular y linfático no pueden disociarse del sistema fascial. Formando
con ellos una armonía casi perfecta, el sistema fascial soporta los sistemas circula-
torios del cuerpo. Concretamente, el sistema venoso y el sistema linfático tienen
una estructura muy fláccida y fácil de colapsar. La función de las válvulas no es
suficiente para el proceso de retorno, y la fascia suple este papel, trabajando como
una bomba periférica que expulsa la sangre y la linfa hacia el corazón. Estos movi-
mientos son ininterrumpidos y la acción es posible a través de la acción de las
envolturas fasciales propias de los vasos, así como también a través de las estructu-
ras fasciales de los músculos activadas a través de las contracciones musculares.
Las diversas orientaciones de las fibras del sistema fascial dan un aspecto de
espiral para permitir a las estructuras que se ajusten llevando los líquidos hacia el
corazón. Considerando que las restricciones del sistema fascial pueden ser el ele-
71
BASES ANATÓMICAS Y FISIOLÓGICAS DEL SISTEMA FASCIAL
Comunicación de cambios
El tejido conectivo es un complejo unitario; cubre cada componente corporal en
todos sus niveles. Es capaz de transmitir los impulsos mecánicos y comunicar los
cambios relacionados con la patología, así como también con el proceso de cura-
ción. Se puede concluir que un funcionamiento correcto del sistema fascial signifi-
ca una garantía del buen estado funcional del cuerpo y, por lo tanto, de una buena
salud.
NOTA
Las principales relaciones de topografía del sistema miofascial fueron descritas en
los capítulos correspondientes a las aplicaciones prácticas en relación con la ejecu-
ción de los tratamientos. Evitamos la descripción anatómica detallada para no co-
piar los textos de anatomía a los cuales se refiere al lector.
72
Histología
del
tejido
conectivo
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
74
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
75
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
gado de la reparación de las heridas y espacios dejados por las células muertas en
tejidos que no se regeneran (Barlow, 1992). Por lo tanto, no es una exageración
compararlo, desde el punto de vista funcional, con un órgano o sistema corporal.
Considerando lo expuesto anteriormente, estamos obligados a realizar un profun-
do análisis de sus propiedades histológicas y biomecánicas.
El cuerpo humano no posee una unidad central que gobierne el resto de los
componentes. No hay grados de importancia. El funcionamiento de todo el sis-
tema depende de la integridad de las acciones de todos los componentes del
cuerpo.
76
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
77
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
• Tejido muscular.
• Tejido nervioso.
• Tejido epitelial.
• Tejido conectivo.
n 16% del peso corporal
n 23% del agua del cuerpo.
La combinación de los tejidos mencionados permite formar los diferentes
órganos que componen el cuerpo humano.
Fibras de
Fibrillas de
elastina
colágeno
78
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
forma y, por otro lado, definiendo a través de finos tabiques, entre sí, a las
diferentes unidades.
• CÉLULAS. Las células representan alrededor del 20% del volumen de todo
el tejido conectivo y se dividen en dos grupos principales: células fijas y
células libres.
Fig. 2. Los fibroblastos son los verdaderos «constructores» del cuerpo huma-
no, y su principal responsabilidad es la formación del tejido conectivo. (Mues-
tra de los fibroblastos de la piel del feto humano. Fotografía: Nancy Kedersha.
Inmunogen. Con permiso de Science Photo Library.)
79
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Las fibras:
– Elastina. Es una proteína que permite disponer de suficiente elasticidad en
lugares específicos, como por ejemplo los tendones, los ligamentos, la piel
y las arterias. Las fibras de elastina pueden estirarse y alcanzar el 150% de
su longitud inicial, y luego pueden recuperar, como un resorte, su tamaño
inicial al cesar la fuerza de distensión (Bloom-Fawcett, 1999; Robinns, 2000).
Esta elasticidad es explicable por sus características: su propia estructura es
elástica, pero la red (malla) de la elastina también es elástica y fácilmente
deformable (Fig. 3). Sin embargo, la elastina es una estructura estable y no
experimenta muchos cambios durante su vida. Al someterla a una fuerza de
estiramiento excesiva, la fibra se rompe y en consecuencia sus extremos
se retraen rápidamente y se enrollan. En los órganos que deben soportar
80
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
(A)
(B)
81
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
(A)
(B)
82
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
83
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Fibras de colágeno
GAG
+
AGUA
Fibras de colágeno
GAG
+
AGUA
84
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
microcirculación, y ya fue descrita antes del año 1906 por el fisiólogo britá-
nico E. H. Starling, quien señaló que la cantidad de líquido que pasa desde
los capilares al intersticio es sensiblemente similar a la que el intersticio
devuelve a la sangre más la que extraen los capilares linfáticos. Bloom expli-
ca el equilibrio de Starling de la siguiente manera: «La presión hidrostática
en el extremo arterial de los capilares hace que el agua y los electrólitos
pasen a través de la pared celular hacia la sustancia fundamental. Una par-
te de este líquido penetra de nuevo en la sangre por el extremo venoso de
los capilares, donde la presión hidrostática es menor, y otra parte vuelve a
la sangre a través de los vasos linfáticos. El líquido entra y sale normalmente
de la sustancia fundamental al mismo ritmo.» Este transporte se realiza a
través del líquido tisular del espacio intersticial (Fig. 8), que se renueva
constantemente. Se considera que este espacio contiene una serie de finos
canales por los que circulan los productos generados por la sangre en su
camino hacia el sistema venoso y linfático (Hargens et al., 1986), (Fig. 9).
Esta circulación puede verse afectada por el cambio de la presión hidrostá-
tica, así como por el grado de concentración de las proteínas, en particular
del colágeno. El transporte de macromoléculas (proteínas, así como pro-
ductos de desecho) depende de la capacidad hidrocinética del tejido. El
curso normal de este fenómeno está controlado por una carga mecánica
adecuada, proporcionada en condiciones normales por el movimiento na-
Espacio
intersticial
85
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Líquido Líquido
Sangre intracelular
intersticial
Compartimientos Compartimiento
extracelulares intracelular
86
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Toxina atrapada
Sustancia
fundamental
Monómeros
Toxinas liberadas
Fig. 11b. La presión mecánica del proceso de liberación miofascial puede cam-
biar la composición de la sustancia fundamental de un estado semisólido a un
estado semilíquido. (De Oschman, 1993.)
Red repolimerizada
87
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
88
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
(A)
(B)
(C)
Fig. 12. (A) La orientación de las fibras de colágeno en la dermis permite una
gran movilidad, elasticidad y resistencia. (B) Orientación longitudinal de las
fibras de colágeno en el tendón. Esta orientación permite obtener una alta capa-
cidad de resistencia en los estiramientos longitudinales, así como una gran
elasticidad en los movimientos laterales. (C) La orientación de las fibras de
colágeno en los ligamentos depende de las necesidades de estabilización fun-
cional de cada articulación.
89
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
90
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Fibroblasto
Procolágeno
Tropocolágeno
Microfibrilla de colágeno
Subfibrilla
Fibrilla
Fibroblastos Fascículo
Tendón
91
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Tendón Cartílago
(A) 95% 0%
(B) 1% 99%
(C) 5% 1%
92
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
93
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Fibroblasto orientado
a lo largo de las fibras
Dirección
de la tensión
94
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
95
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
Fig. 19b. En el tejido sometido a tensión, las fibras de colágeno adoptan una
orientación paralela. (Kennedy J. C., et al: Tension studies of human ligaments.
Yield point, ultimate failure and description of the acuciate and tibial collateral
ligaments.) (Publicado con permiso de J. Bone Joint Surg. 58A: 350-355, 1976.)
96
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
97
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
98
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
• Este acercamiento entre las fibras no es suficiente para crear, en este sitio, los
entrecruzamientos patológicos. Éstos se forman entre las fibras ya existentes
y las nuevas fibrillas recientemente sintetizadas. La incorporación de estos
nuevos entrecruzamientos a la estructura colágena ya existente, es lo que
principalmente limita la elasticidad del colágeno, impidiendo el movimiento
natural entre las fibras antiguas (Figs. 21 y 22).
Entrecruzamientos
intramoleculares
Filamentos
de colágeno
Entrecruzamientos
extramoleculares
99
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
(A)
(B)
Movimiento libre
Fig. 21. La formación de los entrecruzamientos limita el libre deslizamiento entre las
fibras de colágeno. Fibras de colágeno maduras (A), fibras de colágeno recién sinteti-
zadas (B), entrecruzamientos patológicos (C).
Fibroblasto
Fig. 22. Proceso de reparación de la ruptura de una molécula del colágeno. Obsérvese
la longitud de la nueva molécula, que es más larga que la molécula antes de la ruptura.
Este fenómeno facilita la formación de los entrecruzamientos. (De E. Lederman, 1997.)
100
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
(Fig. 22). Debemos recordar que la orientación adecuada de las fibras de co-
lágeno depende de la presión y del movimiento adecuados (Fig. 23).
Moléculas de
tropocolágeno secretadas
de manera desorganizada
por los fibroblastos
El impulso eléctrico
de largo alcance
inicia la orientación
de las moléculas
El impulso eléctrico
de corto alcance
estimula la orientación
de las moléculas
Fig. 23. Proceso de orientación de las fibras de colágeno. (De Oshman, 1993.)
101
HISTOLOGÍA DEL TEJIDO CONECTIVO
(A) (B)
(D)
(C)
Fig. 24. Esquema de respuesta mecánica al impulso de estiramiento entre las fibras
sanas (libres de los entrecruzamientos patológicos) y las fibras con los entrecruzamien-
tos patológicos. Fibras libres de entrecruzamientos patológicos en reposo (A), fibras
con entrecruzamientos patológicos en reposo (B), fibras libres de entrecruzamientos
patológicos en estiramiento (C), fibras con entrecruzamientos patológicos en estira-
miento (D). Obsérvese la diferencia en la amplitud de estiramiento entre (C) y (D).
Fibras de colágeno
maduras
Entrecruzamientos fisiológicos
102
Consideraciones
biomecánicas
relacionadas
con el sistema
fascial
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
104
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
INTRODUCCIÓN
En el siglo XVII, el siglo de la «revolución científica», que representó el mayor giro
en la historia de la ciencia, los científicos dejaron de preguntarse por qué ocurren
las cosas, y empezaron a preguntarse cómo ocurren. Cambiaron drásticamente el
enfoque de su estudio desde la especulación a la experimentación. El lenguaje de
las matemáticas empezó a dominar el lenguaje de las ciencias. En ese siglo de
gloria para las ciencias, Galileo Galilei descubrió que, basándose en los principios
matemáticos, se pueden explicar las leyes que gobiernan el movimiento corporal.
Describió la interrelación entre el peso corporal y el movimiento, así como también
sus influencias en los cambios de la forma y la densidad de los huesos (Galilei,
1638). Este razonamiento, revolucionario para la época, fue desarrollado y detalla-
do dos siglos después por Julius Wolff, al formular los principios conocidos actual-
mente como la «Ley de Wolff». En su libro, publicado en el año 1892 y titulado «Las
leyes de la transformación ósea», afirmó que: «cada cambio en el funcionamiento
del hueso trae como consecuencia cambios en su arquitectura trabecular, así como
también en la conformación externa de acuerdo a las leyes matemáticas» (Wolff,
1892). En otras palabras, las estructuras óseas se orientan adaptándose en su for-
ma y masa en respuesta a la acción de las fuerzas extrínsecas. De esta forma, los
hábitos posturales y laborales, dentro de la acción de las fuerzas gravitatorias, pro-
porcionan el principal componente del estrés mecánico que actúa sobre el sistema
óseo. Por lo tanto, la formación del hueso es propensa al proceso de remodelación
y de progresiva adaptación en respuesta a la forma y magnitud de las fuerzas que
actúan sobre él, siempre buscando un equilibrio funcional. Estos cambios pueden
producirse en el momento de nacer, con el riesgo de una deformación por la ina-
decuada aplicación del fórceps, durante un accidente, o en el proceso de adapta-
ción de lentos y progresivos cambios degenerativos. Incluso en el vientre materno,
a raíz de una excesiva presión unidireccional, se pueden producir deformaciones
óseas antes de nacer. Basándose en las afirmaciones de la ley de Wolff, se puede
concluir que los huesos cambian su forma y masa a lo largo de la vida. La ley de
Wolff permite entender mejor los cambios de la estructura externa e interna de los
huesos. Éstos tienen diferentes formas, grosor y densidad, que pueden oscilar en-
tre una estructura casi transparente, en forma de pergamino, como lo son algunos
huesos del cráneo, hasta la compacta, gruesa y resistente estructura del fémur.
Siempre bajo la misma premisa: la forma y la masa del hueso están determinadas
por su función, tanto en la enfermedad como en el cuerpo sano.
El cuidadoso análisis de la ley de Wolff ofrece un interesante panorama de posibi-
lidades de cambios en nuestro cuerpo a raíz de diferentes acontecimientos relaciona-
dos con el movimiento. Esta ley se conoce también como «la ley del estrés bueno y
el estrés malo» (Pilat, 1992). ¿Cómo entender este planteamiento? Si es cierto que el
105
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
106
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Membrana Mitocondrias
celular
Aparato de Golgi
Lisosoma
Núcleo
Endosoma
Nucléolo
Citoes-
Ribosoma queleto
Aparato de Golgi
tancia fundamental extracelular, y con una membrana que permite la conexión entre
los dos ambientes, interno y externo (Fig. 2). De esta forma, la sustancia fundamen-
tal intracelular se comunica con la extracelular, existiendo, igualmente, una conexión
a través de la envoltura nuclear, siendo así la comunicación más amplia, al implicar
ADN
Matriz
intracelular
Envoltura
del núcleo
Citoesqueleto
Matriz extracelular
107
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Estímulo
Contracción
Secreción
108
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Las preguntas que quedan por responder son: ¿de qué manera y a través de
qué vías se transmite esta información, y qué es lo que es capaz de regularla? No
es fácil responderlas, considerando la complejidad de información precisa que
Ambiente
Organismo
Órgano
Tejido
Célula
Citoplasma
Núcleo
Cromosoma
Gen
109
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
(A)
Fibras de
colágeno Núcleo
Célula
Sustancia
fundamental
(B)
Fibras de
colágeno
Célula
Sustancia
fundamental
(C)
Fibras de
colágeno
organizadas
110
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
ción sobre las actividades de otros puntos (de otras células) a través de esta com-
pleja red de interconexión e información.
El complejo de la matriz viviente es una estructura dinámica y cambiante. Los
distintos tipos de conexiones se forman, deshacen y vuelven a formarse de nuevo.
Este mecanismo permite cambios en las posiciones relativas de las células dentro
de la matriz viviente, según las necesidades vitales del organismo, permitiendo así
utilizar su gran potencial de reparación, restauración y eliminación de los produc-
tos del metabolismo del tejido, de acuerdo con sus necesidades.
El conocimiento de las propiedades mecánicas de las células abre un mundo
fascinante de posibilidades de cambios prácticamente infinitos.
111
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
respuesta de los tejidos del cuerpo a los impulsos mecánicos aplicados sobre ellos.
El objetivo final de este análisis biomecánico es tratar de definir las técnicas ade-
cuadas para evitar o reparar las lesiones debidas a solicitudes de excesiva magnitud
que afectan a los tejidos, en condiciones críticas del entorno físico en el que el
cuerpo se desenvuelve.
1. Etapa preelástica
Si se piensa en un resorte, esta fase corresponderá a la del paso del estado de
reposo al de tensión. Si se escoge la analogía con una tela, será como si se estiraran
las arrugas: la resistencia del tejido conectivo es mínima. Al observar un barco
anclado en aguas tranquilas, se detecta cómo la cuerda se tensa lentamente al
halarlo, pero el barco permanece inmóvil. La duración de la etapa depende del
112
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Tensión
Elongación
2. Etapa elástica
113
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
3. Etapa plástica
Cuando el estiramiento sobrepasa los límites de la fase elástica, empiezan a produ-
cirse microtraumatismos en forma de desgarros microscópicos en las fibras de co-
lágeno. La diferencia con la etapa anterior es que ahora los cambios son irreversi-
bles a escala macroscópica. Después de detener la aplicación de la fuerza, el tejido
ya no vuelve a su estado inicial y ha perdido parte de su capacidad tensil. Si la
fuerza del estiramiento es continua, los microtraumatismos se van acumulando
hasta producirse roturas en el tejido. La única manera de que se recuperen las
propiedades mecánicas es pasar a través del proceso de la inflamación y la poste-
rior reparación.
114
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Con objeto de entender de qué forma las fuerzas externas e internas ac-
túan sobre los componentes anatómicos macro y microscópicos del sistema
fascial del cuerpo, descritos en el capítulo sobre anatomía, hay que anali-
zar los conceptos básicos relacionados con la mecánica y la biomecánica.
Desde la antigüedad, desde los tiempos de los griegos, se utilizaban estos
conocimientos para analizar las hazañas del cuerpo humano, basándose
en las fórmulas matemáticas desarrolladas y perfeccionadas a través de los
siglos.
115
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
116
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
(A)
Fr
Fp
(B)
Fp
Fr
(C)
Fp
A
Fr
Fig. 7. Palancas del cuerpo humano (de Pedraza Velasco et al., 2000). (Los sím-
bolos son los mismos en los tres tipos de palancas. A: fulcro; Fp: fuerza; Fr: resis-
tencia.) (A) Palanca de primer género. (B) Palanca de segundo género. (C) Palanca
de tercer género.
117
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
118
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
119
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Compresión
Estiramiento
120
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Compresión
Tensión
121
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
122
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
(A)
(B)
Carga
Deformación
(C)
123
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
(A)
(B)
Fig. 14. Fuerza de relajación. (A) Para doblar el cocotero se necesita la aplica-
ción de una gran fuerza. (B) Para mantener el cocotero doblado y facilitar al
mono recoger los cocos, la fuerza es menor que la necesaria para doblar el coco-
tero.
124
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
(A)
(B)
Carga
Pérdida de
energía
Velocidad
(C) (D)
125
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
10 de la mañana
10:10 de la mañana
6 de la tarde
(A)
(B)
126
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Deformación
Deformación
inicial
Tiempo
(A) Según Maxwell
Deformación
Tiempo
Deformación
inicial
127
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
D0 D1
D2
100 N 100 N
(A)
Deformación
D2 – D1
D1 – D0
(B)
Tiempo 3600
Fig. 18. (A) Representación gráfica del fenómeno de creep en la unidad funcio-
nal de la columna vertebral (comportamiento elástico no lineal). (B) La curva
de extraestiramiento indica que, al aplicar la fuerza, se produce una deforma-
ción inmediata D1−D0. La deformación adicional D2−D1 aumenta la deforma-
ción. Sin embargo, ésta cede gradualmente con el paso del tiempo y el manteni-
miento de la misma fuerza. (Modificado de Panjabi y White, 2001.)
128
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Carga
Histéresis
a
rg
Ca
Longitud
ga
inicial
ar
sc
De Tensión
Diferencia
Longitud final
Fig. 19. Fenómeno de histéresis. Las curvas de carga y descarga tienen un reco-
rrido diferente. La cantidad de energía perdida está representada por el espacio
comprendido entre las dos curvas mencionadas. Un ejemplo de la histéresis es
la reacción observada al estirar el ligamento.
129
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Zona
Zona húmeda más seca
Zona más
húmeda
(A) (B)
Esponja
Cartílago
Hueso
(C)
130
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
La gravedad ejerce una fuerza vertical sobre cada parte de nuestro cuerpo en pro-
porción directa a la masa corporal. Cuando una persona se encuentra en bipedes-
tación, la masa del tronco, la cabeza y las extremidades superiores ejercen, sobre la
región lumbar, una presión aproximada del 55% del peso total del cuerpo (Bogduk
y Twomey, 1991). En esta posición, los músculos del abdomen y del resto del tron-
co actúan de forma protectora estabilizando la columna lumbar; sin embargo, para
poder realizar con eficacia esta acción estabilizadora, ejercen también unas fuerzas
compresoras. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los poderosos músculos
de la espalda están distribuidos sobre el eje prácticamente paralelo a la columna
lumbar, los músculos posteriores pueden ser los mejores amigos o los más grandes
enemigos de la columna lumbar. En una posición neutra y relajada de la columna
lumbar, los músculos ejercen, sobre los discos lumbares, una fuerza de compresión
que duplica el peso del tronco, la cabeza y las extremidades superiores. La situación
se vuelve aún más complicada cuando se realiza el movimiento de levantar un peso
partiendo de la posición inclinada. Durante esta actividad, el peso que debe sopor-
tar la columna lumbar se multiplica por la distancia entre el peso levantado y el
cuerpo, creando un momento de fuerza. El momento se incrementa al aumentar el
peso a levantar o al aumentar la distancia entre el cuerpo y el peso. En condiciones
normales, cuando se realizan las actividades diarias y los pesos que se elevan no
son grandes, los músculos extensores lumbares son los que equilibran estos movi-
mientos con mucha eficacia, controlando la flexión y restableciendo la posición
vertical del cuerpo.
131
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
D1 D2
L5 T L5
P P
(A) (B)
Fig. 22. Comparación del momento de la fuerza gravitatoria sobre el tronco en dos
posiciones de flexión. A medida que nos inclinamos hacia delante, aumenta el brazo
del momento (D2 es mayor que D1). El brazo del momento es la distancia perpendi-
cular que va desde L5 al vector de la fuerza (P), y se debe a la acción de las fuerzas
gravitatorias que actúan sobre el tronco y no a la acción muscular. (T) Representa la
fuerza tensil que los músculos erectores de la columna deben ejercer para contrarres-
tar la fuerza (P), que es el peso de la cabeza, los brazos y el tronco actuando en el
centro de gravedad de dicha palanca.
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
a b
F
p = 50 kg
Fig. 23. Cálculo de las fuerzas que actúan sobre el disco lumbar cuando levantamos
un peso de 50 kg. [F: fuerza generada por los músculos extensores; b: brazo de palan-
ca entre el fulcro del movimiento y las inserciones de los músculos extensores (1 en
proporción); a: brazo de palanca entre el fulcro y el peso levantado (15 en propor-
ción); p: peso levantado (50 kg).]
Al realizar el cálculo, considerando que: a : b = 15 : 1, obtenemos el siguiente resultado:
F × b=a×P
F = a × P/b
F = 15 × 50 kg
F = 750 kg
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fc
D
Pt
Pia
Fig. 24. Teoría del balón abdominal. El aumento de la presión intraabdominal e in-
tratorácica permite, de una forma más efectiva, transmitir las fuerzas directamente
desde los hombros hasta la pelvis, traspasándolas a la región lumbar. De esta manera,
se reduce la fuerza de compresión sobre la columna lumbar. (D: diafragma; Pt: pre-
sión torácica; Pia: presión intraabdominal; Fc: fuerza de compresión.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Músculo oblicuo
externo del abdomen
Músculo oblicuo Músculo psoas mayor
interno del abdomen
Músculo transverso
del abdomen
Músculo
cuadrado
lumbar
Músculo
dorsal ancho
Fascia toracolumbar Fascia toracolumbar
Músculo erector
Lámina media Lámina posterior
de la columna
Fig. 25. Corte transversal a nivel lumbar. Se visualizan los niveles de la fascia toraco-
lumbar (véase la descripción en el texto), así como también los músculos protegidos
y controlados por ella.
Este movimiento no debe ser excesivo, para no generar fuerzas elevadas en los
ligamentos intervertebrales y en los discos (Adams et al., 2002). Según las investi-
gaciones más recientes, las estructuras no contráctiles absorben hasta un 31% de
la fuerza que debe soportar la columna lumbar (Dolan et al., 1994), siendo el prin-
cipal elemento de esta acción la fascia toracolumbar. Esto significa que es posible
realizar el movimiento de levantar peso utilizando la tensión pasiva de la fascia
toracolumbar sin generar un alto grado de estrés de la fuerza tensil en los ligamen-
tos intervertebrales y en los discos. Para lograrlo, se debe flexionar la columna
lumbar un 80-95% de la amplitud del movimiento de flexión entre la posición
erguida y la de tocarse las puntas de los dedos.
Otro mecanismo para colocar en tensión la fascia toracolumbar se puede pro-
ducir a través de la contracción de los músculos abdominales, incrementando de
este modo la presión intradiscal (Gracovetscy, 1977, 1981 y 1985). El nivel poste-
rior de la fascia puede actuar de tres formas diferentes, con el objeto de estabilizar
la columna lumbar flexionada y ayudar en el levantamiento del peso.
El primer mecanismo es una acción pasiva de los ligamentos. La capa profunda
de la fascia toracolumbar une directamente las apófisis espinosas de las vértebras
L4 y L5 con el ilíaco. Esta conexión se tensa con la flexión de la columna, dándole la
estabilidad requerida y complementando así la función de los ligamentos interespi-
nosos e iliolumbares (Twomey, 1987).
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 26. Acción combinada de las láminas superficial y profunda del nivel posterior
de la fascia toracolumbar (véase la explicación en el texto). (De Bogduk, 1984.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
TF h
TV
TH
TL C A
TV
Fig. 27. Diagrama que representa la transmisión de las fuerzas a través del nivel pos-
terior de la fascia toracolumbar. (Redibujado de Twomey, 1987.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
138
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
permite evitar el exceso de presión sobre la parte posterior del disco lumbar. Ade-
más, los estudios respaldados por las pruebas de EMG han revelado la importancia
de la contracción de los músculos abdominales oblicuos y del músculo piramidal de
la pelvis en la estabilización de las articulaciones sacroilíacas, durante actividades
tan elementales como la sedestación. En la posición forzosa actúan los músculos
abdominales oblicuos, mientras que el músculo glúteo mayor y el músculo bíceps
femoral permanecen realmente en reposo. Al sentarse sobre una superficie blanda,
que ofrece un mayor soporte para las articulaciones sacroilíacas, disminuye la activi-
dad de los músculos abdominales. Las investigaciones permitieron desarrollar el mo-
delo de acción cruzada de los músculos anteriormente mencionados, permitiendo
un control total en el funcionamiento de las articulaciones sacroilíacas (Fig. 28)
(Vleeming, 1992).
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 29. Una estructura arquitectónica típica (un ladrillo puesto sobre otro) no se
sostiene de un modo estable sin la acción de la fuerzas gravitatorias.
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
(A) (B)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 33. Domo geodésico. Estructura creada por Buckminster Fuller en 1940. Este
genial arquitecto popularizó la idea original de Walter Bauersfeld, de Zeiss Optical
Works en Jena, Alemania, quien diseñó la estructura para el techo del planetario de
la empresa óptica Zeiss en 1922. (Redibujado de Ingber, Scientific American, 1998.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 35. Representación gráfica del modelo de «tensegridad» descrito por Levin (Le-
vin, 1982). Este modelo está basado en el icosaedro, un modelo omnisimétrico que
tiene un comportamiento estructuralmente estable en el espacio. Es un modelo más
económico, porque permite obtener más volumen en relación con el área de su super-
ficie. El modelo consta de seis tirantes y treinta triángulos, y constituye el elemento
básico de cada estructura de «tensegridad». A partir de él, se pueden construir obje-
tos complejos de un tamaño infinito y de distintas formas. En cada una de estas
estructuras, cada uno de sus elementos básicos está plenamente integrado con el
otro. La respuesta mecánica de la estructura es la siguiente: al aplicar una fuerza de
compresión o de estiramiento sobre dos tirantes paralelos ubicados sobre los lados
opuestos, se produce el movimiento en los seis tirantes. Como resultado, la estructu-
ra se expande o se achica, adaptando una forma asimétrica. En conclusión: no es
posible una acción aislada de ninguno de los elementos por separado. Siempre debe
actuar el conjunto completo. (Redibujado de Levin, 1982.)
145
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 36. La columna vertebral es la columna de sostén del cuerpo. Éste es el ejemplo
utilizado, de la forma más común en biomecánica, para explicar, basándose en los
modelos mecánicos de las máquinas simples, el funcionamiento del cuerpo. Según
estos principios, para un funcionamiento correcto de todo el complejo corporal es
indispensable la acción de las fuerzas gravitatorias.
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
internas de otros huesos que deben soportar un gran peso, como, por ejemplo, el
fémur o la tibia (Fig. 38).
En el cuerpo vertebral, sólo se observa una capa muy delgada de hueso com-
pacto igual a como se puede registrar en la estructura completa del arco neural,
Fig. 38. La distribución trabecular en los huesos largos les permite soportar cargas
mayores. (De Kapandji, 1977.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
L1
L2
Fig. 39. El diagrama demuestra la forma en la que el cuerpo vertebral superior está
suspendido sobre el cuerpo vertebral subyacente. Son las propiedades de tensión del
tejido conectivo las que se oponen a las propiedades compresivas de los cuerpos
vertebrales. (De Robbie, 1997.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
De este modo, se puede comparar esta unión dinámica con la estructura básica
de la «tensegridad», en la que las vértebras representan las estructuras fijas y el
tejido conectivo las estructuras de tensión que suspenden y controlan a las prime-
ras. Está claro que esta unión de dos vértebras no es el único sostén dinámico del
sistema miofascial en la columna vertebral. Hay que mencionar los ligamentos lon-
gitudinales anterior y posterior, los ligamentos interespinosos, los intertransversos
y, también, todo el aparato muscular. Todo este conjunto está integrado funcio-
nalmente, se encuentra en estado de una continua pre-tensión, preparada para,
en cualquier momento, mover, proteger, controlar, movilizar y estabilizar, es decir,
dar vida a nuestra columna vertebral. Ésta puede funcionar de dos maneras dife-
rentes: puede comportarse como una pirámide de ladrillos (vértebras) puestas una
sobre otra, así como también actuar como una estructura dinámica, siguiendo los
principios de «tensegridad». Probablemente, la columna vertebral actúa siempre
de dos maneras: diferente cuando se encuentra equilibrada y saludable, y distinta
cuando está en desequilibrio obligada a un comportamiento defensivo.
Sin embargo, la proporción entre el uso de la estructura dinámica funcional y la
estructura rígida compresiva es el tema de discusión. Parece que la columna vertebral
funciona de la manera más eficaz cuando una parte considerable del peso corporal
es soportada por la estructura «tenségrica», es decir, es suspendida funcionalmente
por el tejido miofascial. ¿Sería ésta la explicación de la frecuencia de las deformacio-
nes vertebrales y de la presencia de herniaciones en los discos de la columna vertebral
entre las personas que sufren dolores en la parte inferior de la espalda?
Para poder realizar de una manera óptima esta doble actividad de un máximo
soporte y una óptima funcionalidad, el sistema miofascial del cuerpo debería ser
proporcional en cuanto a longitud y flexibilidad de sus elementos básicos. Si se
encontrara muy tenso o fuera muy corto en cualquiera de sus segmentos, podría
comprimir otros segmentos entre sí. Esto es lo que probablemente se produce en
una espalda dolorida, cuando el déficit de flexibilidad de un segmento disminuye
en primer término, la elasticidad y su capacidad de movimiento libre (Becker, 1975,
Farfan, 1975; Gray, 1993). Posteriormente, bloquea un determinado segmento de
la columna, transformándolo de estructura funcionalmente libre en estructura de
compresión. Este proceso facilita el dañino progreso de las fuerzas gravitatorias, así
como el proceso de un lento y progresivo deterioro estructural.
Según los conocimientos actuales, las explicaciones anteriores parecen clara-
mente limitadas, mientras que la teoría de la «tensegridad» va ganando adeptos,
aunque en formas mucho más elaboradas que en su formulación más sencilla.
Una estructura de «tensegridad» que se basa en un estado de continua tensión
y de descontinua compresión es estable en todas direcciones, y supone un conjun-
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Más allá de las observaciones mencionadas, los estudios de Donald Ingber (des-
tacado especialista en la estructura celular) y de sus colaboradores de la Universi-
dad de Harvard sugieren que el principio de «tensegridad» se puede aplicar a cual-
quier escala en el cuerpo humano (Ingber, 1985).
Desde un punto de vista macroscópico, los 206 huesos del ser humano constituyen
los componentes rígidos de la estructura corporal, que están estabilizados por liga-
mentos y músculos que cumplen la función de componentes tensionales (Fig. 43).
Fig. 40. En el momento del choque del talón, el calcáneo recibe una enorme carga
mecánica, que se distribuye de una manera proporcional a través de los diferentes
tejidos.
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 41. La distribución y la absorción de las fuerzas de impacto son posibles a través
de la estructura de «tensegridad». (De Kapandji, 1977.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 43. Nuestro esqueleto posee la estructura basada en los principios de «tensegri-
dad». A través de ella, podemos transmitir las fuerzas, impactos y movimientos de
una manera uniforme, que no produce daños estructurales, incluso al recibir impac-
tos mayores. Uno de los ejemplos del comportamiento mecánico, basado en la estruc-
tura de «tensegridad» en el aparato locomotor, se observa en la extremidad superior.
En los seres humanos, la extremidad superior no se encarga del soporte del peso
corporal; por esta razón, no puede responder a los principios de compresión. Al ob-
servar la articulación escapulotorácica, nos damos cuenta de que el omóplato no pre-
siona directamente al tórax y que la clavícula actúa como el elemento de compresión.
El sistema de soporte de la extremidad superior es un sistema basado en las fuerzas
de tensión. Este sistema está soportado por la musculatura que envuelve la columna
vertebral, el tórax y la extremidad superior, transformándolo en un sistema de sopor-
te de tensión, fenómeno observado en el modelo de «tensegridad». La estructura in-
terna de los huesos responde al mismo principio, algo que también ocurre en el siste-
ma fascial (inspirado en Levin, 1982).
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
RGD RG RGD
D
RG RG Gotas D D
RG
magnéticas
D
D
RG
RGD
RGD
RGD
Integrinas
D
D
RG
RG
RG
RG
D
D
RGD D RGD D
RG RG
154
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
155
CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Se explica así la admirable eficiencia del cuerpo humano, que para conservar su
equilibrio funcional necesita muy poca energía. También se aclara cómo, al aplicar
tensión en un punto del conjunto, todo el cuerpo reacciona al unísono: los elemen-
tos interconectados de la estructura se reajustan globalmente en respuesta a cual-
quier acción mecánica local.
Como ejemplo se puede citar la estructura del icosaedro (Levin, 1986), fre-
cuentemente observada en biología. Basta observar la estructura del virus
(Fig. 47). Entre la estructura de un virus y la de otro se observan similitudes. Esta
construcción se basa en la combinación simétrica de subunidades idénticas «em-
paquetadas dentro de la concha del virus», siguiendo los principios de la simetría
cúbica.
Fig. 47. La estructura del virus sigue los principios de «tensegridad». La gráfica re-
presenta el ensamblaje de la estructura del virus basada en la estructura de «tensegri-
dad». (Modificado según Stannard, 1995.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Cada estructura del cuerpo puede desarrollar una enfermedad como consecuencia de
una respuesta anormal de las células a fuerzas mecánicas externas (Ingber, 1998).
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Fig. 48. En el modelo de «tensegridad» de una célula se pueden observar los cambios
en su estructura, así como también en la estructura del núcleo al colocarlo sobre
diferentes tipos de superficie. (Redibujado de Ingber, 1998.)
FENÓMENO DE PIEZOELECTRICIDAD
El efecto piezoeléctrico (literalmente «electricidad de presión») se observa normal-
mente en los cristales, es decir, en estructuras físicas caracterizadas por una distri-
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
En el cuerpo humano, los huesos, los vasos sanguíneos, la piel y los músculos se
comportan como si fueran cristales (en particular se asemejan a cristales líquidos).
(Oschman, 1983; Juhan, 1987; Fukada y Yassuda, 1957; Braden et al., 1966; Fuka-
da, 1974; Fukada y Hara, 1969; Basset y Becker, 1957; Black y Korostoff, 1974;
McElhaney, 1961.)
Las maravillosas propiedades de los cristales líquidos se utilizan hoy en día tanto
en la fabricación de pantallas de televisión, relojes digitales, calculadoras, etc.,
como en otros muchos objetos de uso diario.
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
Cristal inorgánico
Fig. 50. Representación gráfica del cristal inorgánico (NaCl). Su estructura es dura y
frágil, quebradiza. (De Oschman, 1983.)
estructura modular, como puede ser una piedra preciosa (Fig. 50). Los cristales de
nuestro cuerpo son cristales líquidos (Bouligand, 1978; Barnes, 1997; Juhan, 1987;
Fukada y Ueda, 1970) (Fig. 51). Al realizarse una acción mecánica, por ejemplo,
cuando un músculo se estira junto con el tendón, el sistema fascial se comprime y,
en consecuencia, se genera una pequeña diferencia de potencial eléctrico. Esta
diferencia se vuelve armónica y oscilante representando y registrando así las conse-
cutivas acciones mecánicas. La información se transmite eléctricamente a través de
la matriz viviente. Considerando que el colágeno, principal componente de esa
matriz, es un semiconductor, se puede concluir que es capaz de formar una red
Cristal orgánico
Fig. 51. Representación gráfica del cristal orgánico. Su estructura es suave y flexible
y se compone de moléculas largas y delgadas. (De Oschman, 1983.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
electrónica integrada que permite la conexión entre todos los elementos de la red
del tejido conectivo. Así, las propiedades básicas del sistema fascial (elasticidad,
flexibilidad, elongación, resistencia) dependerán de la capacidad de mantenimien-
to del ininterrumpido flujo de esta información.
La acción mecánica de los tejidos que rodean al sistema fascial, debida al movi-
miento o a impulsos externos al cuerpo, genera pequeñas corrientes eléctricas
(Oschman, 1993; Bouligand, 1978).
(A) (B)
Fig. 52. En la imagen (A), se puede observar la organización regular de los elementos
en el cristal. Al comprimir el cristal [imagen (B)], cambia drásticamente la geometría
de los elementos y se produce por reacción una corriente eléctrica. (De Oschman, 1983.)
(A) (B)
Fig. 53. El fenómeno explicado en la figura anterior se observa también en cada uno
de los componentes del cristal. Al efectuar la compresión (B), se rompe la simétrica
distribución de la carga eléctrica dentro de la unidad (A) y se produce una diferencia
de potencial que genera una corriente eléctrica. El fenómeno se transmite inmediata-
mente a las otras unidades del conjunto. (De Oschman, 1983.)
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CONSIDERACIONES BIOMECÁNICAS RELACIONADAS CON EL SISTEMA FASCIAL
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