Está en la página 1de 143

Varios

ANATOMÍA
SEXUAL

Enfoques en la vivencia de
la sexualidad
Indice

Introducción 7
La salud sexual 9

Anatomía sexual humana


Aparato reproductor femenino 18
Aparato reproductor masculino 40

Sexoterapia integral
La respuesta sexual y sus disfunciones 57
Excitación 61
Meseta 63
Orgasmo 64
Resolución 66
Fase refractaria 67
Clasificación de las disfunciones sexuales 68
Prevalencia de las disfunciones 73

La fisiología de la respuesta sexual


La fase del deseo 77
La fase de excitación 87
La fase orgásmica 91
Otros problemas accesibles a la terapia sexual 94

Expresiones comportamentales 97
Fetichismo 101
Exhibicionismo 102
Gerontofilia 103
Masoquismo 105
Necrofilia 106
Paidofilia 108
Sadismo 109
Escoptofilia 111
Zoofilia 112
Urofilia y coprofilia 113
Fobofilia 113
Grafofilia 114
Tribofilia 115
Polirrelación 116
Intercambio de pareja 116
Transvestismo 118
Rinofilia 119
Expresiograma 122

Homosexualidad, bisexualidad, heterosexualidad 125


Teorías sobre la etiología de la homosexualidad 131
Teoría del origen genético 131
Teoría del origen hormonal 131
Teorías psicosociales 132
Estudios sobre comportamiento sexual en
homosexuales 134
Bisexualidad 138
Estudios respecto a la bisexualidad 139
Heterosexualidad 142
Introducción (Capitulo 1)

Por ejemplo, al investigar el coito premarital y edad


del primer coito los estudios de otros países demostraron
una tendencia al decremento de la edad de la primera
relación sexual sobre todo en las mujeres. Analizando
estos datos con otras variables, se encuentran en relación
a nivel educativo, que la frecuencia de relaciones sexuales
premaritales está en proporción inversa a la escolaridad.
De estos estudios se desprende que grupos de menor
escolaridad tienen una incidencia siete veces mayor
de coito premarital que grupos de mayor escolaridad.
Sería valioso conocer estas tendencias en nuestro país y,
sobre todo, buscar la existencia de estas correlaciones en
poblaciones urbanas, rurales, analfabetas y por regiones.
¿Cuál es en México la proporción de coito en jóvenes, y
en qué medida influye o no sobre una alta incidencia de
embarazos en adolescentes?
Otro hallazgo interesante de estos estudios es que
las relaciones sexuales extramaritales son 16 veces más
frecuentes en grupos de trabajadores que de profesionistas.
¿Acaso muestra esto algún efecto sobre el grado de
cohesión de la estructura familiar y, en tal caso, es real
esta situación en nuestro país?
Investigaciones de este tipo ayudarán a la sociedad
mexicana a obtener mayor conciencia de sí misma para
su evolución integral y hacen más coherente su propia
imagen; servirán de apoyo a las acciones de quienes
se preocupen por la salud, educación y bienestar del
mexicano, de modo que ya no se actúe sobre bases falsas,
sino a partir del conocimiento de seres humanos provistos
de una sexualidad.
De lo anterior se desprende la necesidad de obtener
información sobre conocimientos, actitudes y conductas
Pag. 7
sexuales en México, a nivel nacional y regional, y sus
relaciones con edad, sexo, religión, grado de religiosidad,
escolaridad, lugar de residencia, estado civil, años de
matrimonio, ocupación principal, número de hijos,
satisfacción del primer coito y nivel de conocimiento
sobre el tema. Se desprende también la necesidad de mejor
preparación en sexología para el profesional de la salud, y
a ella se pretende contribuir con este libro.

Pag. 8
La salud sexual

Abordar en un libro como el presente, dirigido al


profesional de la salud, el tema de la salud sexual, implica
la necesidad de ciertos análisis y cuestionamientos
previos.
En un tiempo, el concepto de salud se consideró como
la ausencia de enfermedad, para después evolucionar
hacia el concepto actual, es decir el completo estado de
bienestar físico, psicológico y social. Sin embargo, en
relación con la sexualidad es importante hablar un poco
sobre la enfermedad y principalmente sobre los criterios
que los profesionales de la salud utilizan para determinar
su existencia.
En épocas pasadas la enfermedad era considerada
un acontecimiento maligno que afectaba a los seres
humanos y casi siempre producto de la acción de un dios
o un espíritu nocivo o malo. Conforme evolucionaron
los conocimientos biológicos y médicos, se han aclarado
conceptos anatómicos importantes para llegar a un
mejor conocimiento de la fisiología y, por ende, a la
comprensión fisiológica de los padecimientos. Este hecho
conlleva al diseño de técnicas y aparatos para la medición
de constantes fisiológicas como: frecuencia cardíaca y
respiratoria, temperatura y muchas otras.
Concomitantemente, en 1637 Descartes propone un
sistema gráfico para la representación de dos eventos y
su relación. Después Gauss y Laplace elaboran con base
en la ecuación cartesiana lo que se denomina curva de
Gauss-Laplace o de distribución de frecuencias, que tiene
forma de campana y en Ja que en el vértice se agrupan
los fenómenos que suceden con mayor frecuencia en tanto
que en ambos lados se representan los menos frecuentes
en una situación dada. Si se toma al azar un grupo de
1,000 mexicanos y se determina en cada uno de ellos su
estatura, se verá que una mayoría tendrá una estatura
Pag. 9
entre 1.65 y 1.75 m, unos cuantos estaturas menores o
mayores a las enunciadas y de manera excepcional se
encontrarán gigantes de más de 2.0 m o enanos menores
que un metro.
El método de análisis de frecuencias fue rápidamente
adoptado para el estudio de fenómenos fisiológicos. A
manera de ejemplo se tiene que: al existir un instrumento
capaz de medir la temperatura corporal se vio que casi
todos los seres humanos poseen una temperatura que
fluctúa entre 36.5°C y 37.2°C; el esfigmomanómetro
permitió concluir que la mayoría tienen una presión
arterial sistólica que fluctúa entre 110 y 140 mm Hg y
diastólica entre 65 y 85 mm Hg. En forma similar se han
detectado los valores fisiológicos constantes en la biometría
hemática, química sanguínea, líquido cefalorraquídeo,
etc. Estas cifras se denominan valores normales, o sea
que están dentro de la norma estadística de frecuencia.
Como profesionales de la salud, al analizar estos datos
en un paciente, si se encuentran normales son indicio
de buen funcionamiento, es decir, salud. Cuando una o
varias constantes fisiológicas rebasan o están por debajo
de los valores normales, se convierten en indicativas de
un mal funcionamiento, de enfermedad. Sobra decir la
importancia que las constantes fisiológicas tienen para el
profesional de la salud, de allí que los términos normal
y anormal formen parte del léxico que suele usar dicho
profesional. Se establece así una sinonimia o ecuación
verbal de igualdad, en la que lo normal es sinónimo de
salud.
Por otro lado, el médico, sacerdote y maestro en
cualquier comunidad ocupan una situación de liderazgo
natural de opinión. Las constantes consultas, no sólo
respecto a sufrimientos físicos, han hecho que a través de
los años se haya permeado la utilización de la sinonimia
normal = salud y anormal = enfermedad; convirtiéndose
en expresiones diarias para las personas, aun las no
Pag. 10
vinculadas con el campo de la salud.
En forma paralela se suscita una interesante ampliación
de la ecuación verbal, la que se origina de la permanencia
de mitos ancestrales respecto a la enfermedad.
Ya se mencionó que la enfermedad se visualizaba como
una maldición de alguna deidad o castigo a la maldad.
De hecho el habla popular aún expresa la permanencia
del mito cuando para referirse a una infección viral de
vías respiratorias se habla de que “nos atacó un resfriado”
o bien que a fulano “le dio un infarto” o “se le presentó
cáncer”. En todas estas expresiones se trasluce la idea de
un elemento externo sobre el que no se tiene control y
que por lo general es maligno. En ocasiones se encuentran
paralelismos interesantes como cuando se le atribuye al
ajo virtudes benéficas para la salud, las que comparten las
propiedades que se le han atribuido ancestralmente para
alejar malos espíritus, entre ellos vampiros.
Por otro lado, la enfermedad siempre ha sido una
calamidad y algo indeseable, en tanto que la salud
deseable, benéfica y de gran valor.
La enfermedad es, pues, algo malo y la salud algo
bueno. Haciendo un pequeño ejercicio de lógica vemos
que:
Si normal = salud
y salud = bueno
.’. normal = bueno

Por ende:

Si anormal = enfermedad
y enfermedad = malo
.’. anormal = malo

Lo que ilustra el mecanismo de evolución de la


utilización de los términos descritos.
Pag. 11
Desde otra perspectiva, se considera a nivel simplista
que en el lenguaje existen términos o semas descriptivos,
es decir, aquéllos que expresan una opinión o sentimiento
particular. Siguiendo el análisis de nuestros seis términos
puede observarse que normal y anormal son semas
netamente descriptivos, que se refieren a lo que es más
frecuente, se ajusta a una norma o ley, o es de aceptación o
uso general. Los términos salud y enfermedad son también
descriptivos, en cuanto a que salud es el estado completo
de bienestar físico, psicológico y social del individuo o
grupo, y enfermedad malestar en cualquiera de los niveles.
La definición es lo bastante clara para la universalización
de los términos. Ahora bien, los términos bueno y malo
adquieren otra dimensión ya que su utilización implica
juicio moral, personal y subjetivo. Los conceptos de lo que
es bueno o malo varían en forma importante de una a
otra cultura, grupo social y en ocasiones de un individuo
a otro. Sin duda estos últimos dos términos a diferencia
de los cuatro anteriores no tienen carácter descriptivo y se
vuelven netamente valorativos.
Una de las características de la ciencia es la descripción
objetiva de cualquier fenómeno, con lo que se garantiza la
observación pura de un fenómeno, sin la intervención de
los puntos de vista del investigador.
Así, se observa cómo términos que para el médico
son objetivos, científicos y descriptivos, se convierten en
sinónimo de valorativos e implican un juicio, con lo que
se pierde en gran medida la objetividad científica que debe
acompañar al profesional de la salud. Sobra decir que esta
objetividad de ningún modo implica falta de humanismo,
tanto como la seriedad no presupone necesariamente
irritabilidad o falta de buen humor.
En otras palabras, cuando el profesional de la salud
expresa hoy la normalidad o no de un fenómeno social
o comportamiento humano, casi siempre emite un
enunciado que implica un juicio de valor a favor o en
Pag. 12
contra de algo que es o no de su agrado que beneficia o
perjudica al grupo social al que pertenece. Surgen así
términos que desafortunadamente aún se usan en libros
de alto nivel científico como: perversiones, desviaciones,
aberraciones, etc.
Estas denominaciones en materia de sexualidad son
fáciles de comprender. Si se estudia el pasado y presente,
se observará que la sexualidad y su ejercicio han sido
considerados algo sucio, pecaminoso y vergonzoso.
La sexualidad participa de tantos o más mitos y
prejuicios como la enfermedad mental. Hubo también
una época en la que el enfermo mental era poseído del
demonio al que se tenía que apartar de la sociedad, de
este modo hoy se apartan como “desviados” o “enfermos”
a muchos cuya única “enfermedad” consiste en ser una
minoría con preferencias sexuales diferentes a las del
grupo mayoritario.
Partiendo de lo anterior, el lector comenzará a
preguntarse si nuestro planteamiento se dirige hacia
la negación del concepto de “enfermedad sexual” o
bien considerar que en materia de sexualidad todo es
permisible sin restricción alguna.
Se abordará en primer lugar el segundo aspecto. Uno
de los principales objetivos de Ja sexología moderna es el
de constituir una disciplina científica, es decir, objetiva,
descriptiva y libre de prejuicios. Esta tarea resulta difícil
si se considera que las actitudes que se desea dejar siguen
siendo hoy en día comunes en gran número de personas y
profesionales de la salud.
Los estudios antropológicos sobre el comportamiento
sexual en diversos pueblos, como los de Malinowsky
(1971), Mead (1973), Tullman (1974) y de manera reciente
Gregerson (1983) o los estudios de comportamiento sexual
en diversos países (Kinsey, E.U.A. [1948-1953]; Asayama,
Japón [1975]; Simon, Francia [1972]; Schoffield, Inglaterra
[1972]; Klaussner, Israel [1976]; etc.).
Pag. 13
A. Dentro del grupo humano existen
infinidad de costumbres y comportamientos sexuales,
y algunos que son comunes en ciertas sociedades se
rechazan en otras. Un ejemplo de esto es el beso que en
nuestras sociedades occidentales es una institución en
tanto que en otras no se conoce o incluso se considera
sucio o indeseable. Las relaciones premaritales que en
Tahiti o Suecia son de lo más natural, son un serio
agravio y transgresión en muchos sectores de nuestras
sociedades iberoamericanas. Como estos ejemplos
pueden citarse cientos.
B. No hay comportamientos sexuales
universales. Kinsey fue el primero en demostrar que
dentro de un mismo grupo social, el comportamiento
sexual es modificado y matizado por diversos
factores, como; sexo, edad, religión, religiosidad,
nivel educativo, estado civil y contexto cultural de
desarrollo del individuo. Se analizarán algunos
aspectos a manera de ejemplo en relación al primer
coito: En Inglaterra, Schoffield encuentra que 32%
de los hombres y 19% de las mujeres lo han tenido
antes de los 15 años; en Francia, 27% de los hombres
y 18% de las mujeres. En cuanto a la edad hay pruebas
incontrovertibles de que los hombres de mayor edad
tienen mayor tendencia al trato con prostitutas que los
jóvenes; por el contrario la frecuencia de masturbación
es mayor en estos últimos, aunque se observa en todos
los grupos de edad. Existen diferencias notorias en
la frecuencia de masturbación según religiones y
grados de religiosidad, como lo demostró Kinsey.
Los investigadores han encontrado datos similares
respecto a la escolaridad; la frecuencia de relaciones
sexuales premaritales es menor a mayor escolaridad;
la frecuencia de masturbación está en relación directa
con la escolaridad. Del mismo modo Kinsey, Asayama,
Simon y otros encontraron diferencias importantes en
Pag. 14
el comportamiento sexual de solteros y casados. Por
último, comportamientos como la edad del primer
coito, frecuencia coital, anorgasmia y otros, son más
o menos frecuentes según el país del que proviene la
muestra.
C. Las actitudes de aceptación o rechazo de
los comportamientos sexuales en un mismo grupo
humano se modifican con el tiempo y los sucesos
historicosociales. Quien hubiera visitado España
hace 15 años y regresara en nuestros días encontraría
actitudes diferentes por completo en ambas épocas.
Hace 15 años en México y otros países era imposible
mencionar en público el concepto de planificación
familiar y mucho menos mencionar en la televisión
palabras como pene, vagina, masturbación, entre
otros conceptos que ahora son comunes por lo
menos en entrevistas especiales. En la actualidad el
aborto está legalizado en muchos países adelantados,
obviamente nunca como anticonceptivo, pero sí como
estrategia mínima de salud pública, cuando en países
como México hay una elevada mortalidad femenina
por abortos sépticos clandestinos.

Ante estos hechos, si los profesionales de la salud desean


servir en verdad a los consultantes, deberán adoptar una
actitud objetiva y científica en cuanto a sexualidad que
asegure la no imposición de sistemas de valores propios
sobre los de ellos, dado que jamás se podrá establecer que
las normas propias son las de máxima universalidad: de
modo que la actitud ante la sexualidad y comportamientos
sexuales de los consultantes debe ser el respeto.
Esto no significa la permisividad absoluta y total,
ni la pérdida de los propios valores. Estos últimos
deben permanecer intactos, pero en la relación con los
consultantes comprenderse empáticamente y aceptar
en ellos cualquier comportamiento sexual, siempre y
Pag. 15
cuando no dañe a otros, no vaya contra la voluntad de
los participantes ni se aproveche del desconocimiento e
inconsciencia de otros.
De esta forma, la participación como profesionales de la
salud no será propiciar comportamientos como relaciones
pre o extramaritales, pero tampoco restringir otros y
convertirse en guardianes de la “virginidad” o “fidelidad”.
Del mismo modo que el abordaje sexual forzado a un niño
o la violación son actos que nunca podrán justificarse,
ni el asesinato cometido por un epiléptico de lóbulo
temporal, aun cuando debe entenderse en función de la
fisiopatología de esta enfermedad.
Al volver al tema de la enfermedad sexual, éste
revierte necesariamente al concepto de salud sexual.
En 1974 una reunión de expertos de la OMS declaró
que los problemas de la sexualidad humana tienen más
importancia y trascendencia para el bienestar de los
individuos de muchas culturas de lo que hasta esa fecha
se había aceptado. En consecuencia la OMS (1975) define
a la salud sexual como: “La integración de los aspectos
somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser
humano sexual, en formas que sean enriquecedoras y
realcen la personalidad, la comunicación y el amor”. Así
mismo la OMS considera que se requieren tres elementos
básicos para conseguir una salud sexual, a saber:
1. La posibilidad de disfrutar de una actividad
sexual reproductiva equilibrando una ética personal
y social.
2. El ejercicio de la sexualidad sin temores,
vergüenzas, culpas, mitos ni falacias; en esencia, sin
factores psicológicos y sociales que interfieran con las
relaciones sexuales.
3. El desempeño de una actividad sexual libre de
trastornos orgánicos, enfermedades o alteraciones
que la entorpezcan.

Pag. 16
Con lo mencionado es imposible negar que la salud
sexual es parte integral del concepto de salud que habla
del completo estado de bienestar físico, psicológico y
social. Es ineludible, para los profesionales de la salud
que buscan el bienestar integral de sus consultantes,
considerar la sexualidad de los mismos.
Desafortunadamente hoy en día en muchos países,
entre ellos México, los futuros profesionales de la salud
no reciben en las escuelas y facultades una formación
adecuada en materia de sexualidad, lo que se convierte
en una seria limitación para responder a la demanda
cada vez mayor de consultantes. Es aún más grave que
los especialistas como urólogos, ginecoobstetras y
psiquiatras, en sus programas de residencia y especialidad,
tampoco incluyen una formación adecuada sobre el tema,
y se habla de ésta porque la formación sexológica requiere
algo más que simples conocimientos; es un área álgida,
en la que resulta indispensable que la formación incida en
forma importante sobre aspectos afectivos, es decir sobre
actitudes del educando ante la sexualidad propia y la de
los demás.
Por lo anterior, las facultades y escuelas de ciencias
de la salud prepararán profesionales que manejen
integralmente la salud individual o de la comunidad,
cuando en sus planes de estudio incluyan cursos sobre
sexualidad humana, en los que en realidad se aborden los
niveles cognoscitivo, operacional y afectivo. Pronto será;
así lo esperamos y deseamos con optimismo.
En párrafos anteriores se comentaron los
comportamientos sexuales; a continuación conviene
analizar algunos de ellos.

Pag. 17
Anatomía sexual humana

Aparato reproductor femenino


Monte de venus
Almohadilla adiposa que descansa sobre la cara
anterior de la Sínfisis púbica. En la pubertad su piel se
reviste de pelo ensortijado -vello pubiano-, distribuido en
forma triangular cuya base corresponde al borde superior
de la Sínfisis y con algunos pelos que se extienden hacía
abajo hasta la superficie externa de los labios mayores. No
es raro que la distribución del vello pubiano se parezca a
la del varón.

Labios mayores
Son dos pliegues redondeados de tejido adiposo
cubierto de piel que se extienden hacía abajo y atrás a
partir del monte de venus. Su aspecto es variable depende
de la cantidad de tejido adiposo que tengan.
Son menos prominentes en las mujeres que han parido
y en la ancianidad suelen están arrugados. Suelen medir
de 7 a 8 cm, de longitud, de 2 a 3 cm, de ancho y de 1 a 1.5
cm de espesor.
En las niñas y en las adultas nulíparas o que no han
tenido vida sexual activa erótica suelen estar bastante
juntos, ocultando completamente las partes subyacentes
mientras que las multíparas suelen estar bien abiertos.
Se prolongan directamente con el monte de venus por
arriba y se desvanecen en el perineo por atrás, juntándose
en la línea media para formar la comisura posterior.
La cara externa del labio mayor se parece a la piel
contigua y después de la pubertad se cubre de pelo. En la
mujer nulípara la cara interna es húmeda pareciéndose a
una membrana mucosa, mientras que en las multíparas
presenta un aspecto parecido al de la piel, pero no cubierta
de vellos, contiene gran abundancia de glándulas sebáceas
por debajo de la piel hay una capa de tejido conjuntivo denso
Pag. 18
rico en fibras elásticas y en tejido adiposo, pero sin elementos
musculares. Debajo de esta capa hay una masa de tejido
adiposo que da a los labios la mayor parte de su volumen
con abundante plexo venoso. De producirse traumatismo
extremo puede romperse y originar una hematoma.

Labios menores
Son los pliegues planos y rojizos que se juntan en el
extremo superior de la vulva, varían en tamaños y formas;
en la mujer nulípara están cubiertas de ordinario, por los
labios mayores, en la multípara sobresalen de estos.
Cada labio menor consta de un delgado pliegue de
tejido, que al estar cubierto por los labios mayores presenta
un aspecto húmedo y rojizo similar al de una mucosa,
Esta cubierto de epitelio estratificado en el que
sobresalen numerosas papilas. No tiene pelos pero
si muchos folículos sebáceos y algunas glándulas
sudoríparas. El interior esta formado por tejido rico en
vasos y pobre en fibras musculares lisas.
Son sensibles y están abundantemente provistos de
diversas clases de terminaciones nerviosas convergen
hacía adelante y cada uno se divide cerca de extremidad
superior en dos laminillas en las que las inferiores se
unen y forman el frenillo del clítoris y los superiores se
desvanecen en el prepucio. Hacía atrás se desvanecen
de manera casi perceptible en los labios mayores o se
aproximan a la línea media en forma de elevaciones bajas
que se unen y constituyen la horquilla.

Clítoris
Es una estructura pequeña, cilindrica, situada en el
extremo anterior de la vulva y que sobresale entre las
extremidades ramificadas de los labios menores.
Consta de glande, cuerpo y dos pilares. El glande está
formado por células fusiformes y el cuerpo contiene dos
cuerpos cavernosos en cuyas paredes hay fibras musculares
Pag. 19
lisas. Los pilares son estructuras largas y estrechas que se
inician en la cara inferior de el rama esquiopúbica y que
se unen inmediatamente por debajo de la porción media
del arco púbico para formar el cuerpo.
El clítoris rara vez supera los 2 cm., de longitud.
Permanece muy doblado a causa de la fuerte tracción
que ejercen los labios menores sobre él. A consecuencia
de esto, su extremidad libre apunta hacía abajo y adentro
hacía el orificio vaginal. El glande, rara vez supera los 0.5
cm., de diámetro, está cubierto de epitelio estratificado,
con abundantes terminaciones nerviosas.
A menudo se considera el clítoris como el pené en
pequeño, pero esta es una apreciación discriminatoria
para la mujer y además errónea. El clítoris no posee
función reproductora, ni urinaria y cuando se le estimula
no se alarga como el pené, aunque el flujo de sangre lo
agranda. Desde el punto de vista embriológico él deriva
del mismo tejido que el pené.
El tamaño y la apariencia del clítoris varían mucho
según las mujeres, pero no hay pruebas de que un clítoris
de mayor tamaño, procure más excitación.
Se ha dicho que la circuncisión del clítoris
(clitoridectomía) extirpación quirúrgica del capuchón
mejora la respuesta sexual de la mujer, sopretexto de que
expone la glándula a una estimulación más directa. De
acuerdo a Masters y Johnson; este procedimiento no es,
por lo general aconsejable, dado que presenta dos grandes
inconvenientes.
1. La glándula clitorínea es a menudo sumamente
sensible al contacto directo, hasta el extremo de provocar
dolor o irritación (en este sentido el capuchón desempeña
una función protectora)
2. Durante el coito, los empujes del pené en la vagina
mueven los labios menores, que a su vez frotan y estimulan
el clítoris, es decir hacen que el capuchón frote arriba y
abajo la glándula clitorínea.
Pag. 20
Krantz (1958) ha estudiado la abundante enervación
de los órganos sexuales externos. Los labios mayores,
menores y el clítoris contienen una delicada malla de
terminaciones nerviosas libres, cuyas fibras terminan en
forma de botón en las células o en sus proximidades. Estas
terminaciones son más frecuentes en la papilas que en los
demás lugares. También se encuentran abundantes disios
táctiles.

Vestíbulo
Es el área en forma de almendra, limitada por los labios
menores, se extiende desde el clitoris a la horquilla. Es el
resto del seno urogenital del embrión y está perforado por
cuatro reflujos: La uretra, Ja vagina, los conductos de las
glándulas de Bartholin y el orificio vaginal. La porción
posterior del vestíbulo, situada entre la horquilla y el
orificio vaginal, se designa como fosa navicular, solo se
observa en la nulíparas, ya que se altera después del parto.
Las glándulas vestibulares mayores o glándulas de
Bartholin, son dos pequeñas glándulas de 0.5 a 1c.m.,
de diámetro, situadas por debajo del vestibulo a ambos
lados del orificio vaginal, sus conductos de 1.5 a 2 cms.,
de longitud, desembocan en los lados del vestíbulo,
inmediatamente por fuera del borde lateral del orificio de
la vagina. Secretan material mucoso, durante la excitación
sexual. Los conductos albergan, en ocasiones, bacterias
que pueden penetrar hasta la glándula y provocar la
supuración de todo el labio.

Orificio uretral
Está situado en la línea media del vestibulo, de 1
a 1.5 cm, por debajo del arco púbico y algo por encima
del orificio vaginal, suele estar como arrugado. Se ven en
forma de hendidura vertical que al extenderse alcanza los
4 a 5cms., de diámetro.

Pag. 21
Conductos parauretrales
Desembocan, por lo general, en el vestíbulo a ambos
lados de la uretra, aunque algunas veces lo hacen en su
pared posterior inmediatamente por encima del orificio,
se conocen como conductos de skene.

Orificio vaginal e himen


Ocupa la porción inferior del vestíbulo y es de tamaño
y forma variable.
El himen es variable en cuanto a forma y consistencia,
está compuesto por tejido conjuntivo rico en fibras elásticas
y colágenas, cubiertas de epitelio escamoso estratificado,
no cornineado. Las papilas de tejido conjuntivo abundan
en la cara vaginal y en el borde libre. Según Mahran, y Saleh
(1964) carece de elementos glándulares y musculares. Su
enervación nerviosa es discreta. En la niña recién nacida
su vascularización es abundante durante el embarazo el
epitelio se engrosa y posee gran cantidad de glucógeno,
después de la menopausia el epitelio adelgaza y aparecen
a veces pequeños focos de cronificación.

La apertura himenal
Suele tener forma de media luna o circular, en
ocasiones puede ser cribiforme, tabicada o franjeada.
Por la regia general, el himen se desgarra por varios
puntos, generalmente en la porción posterior al efectuarse
el primer coito. Los bordes del desgarro cicatrizan pronto
y el himen queda dividido de manera permanente en dos
o tres porciones separadas por estrechas hendiduras que
se extienden de la estructura del himen y del grado de
distensión. Aunque se cree generalmente que la rotura va
acompañada de hemorragia, esta no siempre se presenta.
En algunas ocasiones la hemorragia es abundante.
En algunos casos la membrana himeneal es muy
resistente, de modo que llega a ser necesaria la incisión
quirúrgica para que pueda efectuarse el coito, o se presenta
Pag. 22
un himen imperforado que impide la menstruación.
Por regla general las alteraciones producidas por el
parto se reconocen con facilidad, ya que los restos del
himen dan lugar a varios módulos cicatrizados de tamaño
variable: Carúnculas mirtiformes. En algunos casos existe
un himen imperforado ocluye del todo el orificio vaginal
e impide eliminar la menstruación.

Vagina
Conducto músculo membranoso que se extiende
desde la vulva hasta el útero se encuentra entre la vejiga
urinaria y el recto. Es el conducto excreto del útero, por
el que salen su secreción y su menstruación, es el órgano
femenino del coito y forma parte del canal del parto.
Por delante de la vagina está en contacto con la vejiga y
la uretra, de las cuales la separa el tejido conjuntivo que
suele denominarse taquique vesicovaginal. Por detrás
entre su porción inferior y el recto, hay un tejido similar
que forma el tabique rectovaginal.
Aproximadamente la cuarta parte de la vagina se
halla separada de la parte terminal del intestino o recto
por el fondo de saco peritoneal llamado de Douglas o
rectouterino. Normalmente las paredes vaginales anterior
y posterior están en contacto y solo queda un pequeño
espacio entre sus bordes laterales.
La extremidad superior de la vagina es una bóveda
en la que sobresale la porción inferior del cuello uterino,
se subdivide en fondos de saco anterior, posterior y dos
laterales, como la vagina se inserta más arriba en la pared
cervical posterior que en la anterior, el fondo de saco
posterior es mucho mayor que el anterior.
La longitud de la vagina es variable, como está unida
al útero formando ángulo agudo, su pared anterior es
siempre más corta que la posterior, la anterior mide de 6 a
8 cms. Y la posterior de 7 a 10 cms.

Pag. 23
En la línea media de las paredes anterior y posterior hay
unas elevaciones longitudinales que se proyectan hacía la
luz vaginal: columnas vaginales anterior y posterior.
En las nulíparas hay numerosas elevaciones
transversales o arrugas que se extienden hacía fuera desde
las columnas vaginales y se desvanecen gradualmente
a medida que se acercan a las paredes laterales. Estas
elevaciones forman una superficie arrugada que no existe
antes de la merarquia y que se va obliterando gradualmente
después de varios partos y de la menopausia.
La mucosa de la vagina está formada por el epitelio
escamoso estratificado, no cornificado. Por debajo del
epitelio hay una delgada capa de tejido conjuntivo, rica
en vasos sanguíneos y con algunos pequeños nodulos
linfoides. Desde la infancia hasta después de la menopausia
la células de la capa superficial de la mucosa contienen
glucógeno en abundancia.
Es posible distinguir dos capas de tejido muscular liso,
una externa longitudinal y una interna circular. Por fuera
de la capa muscular hay una capa de tejido conjuntivo
que une la vagina con las regiones contiguas y contiene
abundantes fibras elásticas y venas.
El PH, de la secreción vaginal varía según la actividad
ovárica.
Antes de la pubertad oscila entre 6.8 y 7.2, siendo
menor en la mujer adulta (4 y 5).
La vagina está provista de abundante irrigación
vascular.
Su tercio superior está irrigado por las ramas
cervicovaginales de las arterias uterinas, su tercio medio,
por las arterias vesicales inferiores y el tercio inferior por
las arterias hemorroidal media y pudenda interna.
Está rodeada por un importante plexo venoso cuyos
rasgos siguen el curso de las arterias y desembocan en las
venas hipogástricas.
En su mayor parte, los linfáticos del tercio inferior de la
Pag. 24
vagina desembocan en los ganglios linfáticos inguinales,
y los del tercio medio en los hipogástricos y los del tercio
superior en los iliacos.
En la vagina no hay glándulas secretoras, hay que notar
además que tiene en proporción un número reducido de
terminaciones nerviosas salvo en la parte cercana a la
abertura vestibular; como resultado de ello, los dos tercios
internos de la vagina son relativamente insensibles al
tacto y al dolor.
Su tercio superior está irrigado por las ramas cervico
vaginales de las arterias uterinas, su tercio medio por
las arterias vesicales inferiores y el tercio inferior por las
arterias hemorroidal media y pudenda interna.
Está rodeada por un importante plexo venoso cuyos
vasos siguen el curso de las arterias y desembocan en las
venas hipogástricas.
En su mayor parte los linfáticos del tercio inferior de la
vagina desembocan en los ganglios linfáticos inguinales,
los del tercio medio en los hipogástricos y los del tercio
superior en los iliacos.
En la vagina no hay glándulas secretoras, hay que notar
además que tiene en proporción un número reducido
de terminaciones nerviosas, salvo en la parte cercana a
la abertura vestibular. Como resultado de ello, los dos
tercios internos de la vagina son relativamente al tacto y
al dolor, (insensibles).
En la pared frontal de la vagina directamente detrás
del pubis se encuentra el punto G (Grafenberg 1944),
generalmente a medio camino entre la parte posterior del
pubis y la cara anterior del cuello del útero, a lo largo de la
uretra y junto al cuello de la vejiga casi todas las mujeres
lo localizan en la zona comprendida entré II y la I. Se halla
profundamente, inserto en la pared vaginal y a menudo
es necesaria una firme presión para localizarlo en su
estado no estimulado, al ser estimulado el tejido blando
se endurece, mostrando unos bordes bien definidos.
Pag. 25
Se desconoce hasta el momento su estructura celular,
aunque se propone (Perry y Mhipple), que la zona del
punto G incluye un homologo atrofiado de la próstata
masculina lo que conlleva que genere un líquido que
se traduce en la eyaculación femenina. La cantidad de
líquido eyaculado varía de una mujer a otra. Este líquido
es incoloro, claro o lechoso e inholoro.
En la pared frontal de la vagina directamente detrás
del pubis se encuentra el punto G. (Grafenberg 1944),
generalmente a medio camino entre la parte posterior
del pubis y la cara anterior del cuello del útero, a lo largo
de la uretra y junto al cuello de la vejiga. Casi todas las
mujeres lo localizan en la zona comprendida entre las
11 y la 1 se halla profundamente inserto en la pared
vaginal y a menudo es necesaria una firme presión para
localizarlo en su estado no estimulado, al ser estimulado
el tejido blando se endurece, mostrando unos bordes bien
definidos. Se desconoce hasta el momento su estructura
celular, aunque se propone (Perry y Whipple) que la zona
del punto G incluye un homologo atrofiado de la próstata
masculina lo que conlleva que genere un líquido que
se traduce en la eyaculación femenina. La cantidad del
líquido eyaculado varía de una mujer a otra. Este líquido
es incoloro, claro o lechoso e inholoro.
Localización.- Sentada o agachada previa evacuación
de la vejiga se introducen los dedos explorando la pared
superior frontal de la vagina, aplicando una firme presión
hacia arriba (A algunas mujeres les resulta útil aplicar
simultáneamente una presión hacia abajo con la otra mano
sobre el abdomen, justo por encima del hueso del pubis),
cuando se estimula en punto G, este empieza a hincharse,
percibiéndose la zona como una pequeña protuberancia
entre los dedos.
Cuando la exploración la realiza una pareja se facilita
si la mujer se tiende boca abajo con las piernas separadas
y las caderas ligeramente levantadas, introduciendo los
Pag. 26
dedos con la palma de la mano hacía abajo, explorando
con firme presión la pared anterior de su vagina, moviendo
la pelvis para facilitar el contacto con el punto G.
Si la mujer permanece boca arriba, el punto G, se
percibe.
Localización sentada y agachada previa evacuación
de la vejiga, se introducen los dedos explorando la pared
superior frontal de la vagina, aplicando una firme presión
hacia arriba (a algunas mujeres les resulta útil aplicar
simultáneamente una presión hacia abajo con la otra mano
sobre el abdomen, justo por encima del hueso del pubis).
Cuando se estimula al punto G, este empieza a hincharse,
percibiéndose la zona como una pequeña protuberancia
entre los dedos.
Cuando la exploración la realiza una pareja se facilita
si la mujer se entiende boca abajo con las piernas separadas
y las caderas ligeramente levantadas, introduciendo los
dedos con la palma de la mano hacia abajo, explorando
con firme presión la pared anterior de su vagina, moviendo
la pelvis para facilitar el contacto con el punto G.
Si la mujer permanece boca arriba, el punto G, se
percibe ejerciendo presión contra la pared superior de la
vagina, entre la parte posterior del hueso del pubis y el
fondo de la vagina apoyando otra mano sobre el abdomen
por encima de la línea de nacimiento del vello del pubis y
ejerciendo presión hacia abajo.
Otra posición favorable es aquella en la que et hombre
permanece tendido boca arriba y la mujer sentada con
el pené erecto introducido en la vagina, lo que permite
a la mujer moverse de tal manera que el pené entra en
contacto con su punto G.
Hay que tener presente que debido a la proximidad
del punto G a la vejiga y a la uretra la mujer puede
experimentar a menudo la sensación de tener que orinar.

Pag. 27
Perineo
Se le llama así a la parte superficie externa del piso de
la pelvis. Esta formado por los músculos y fascias de los
diagramas urogenital y pélvico. El diafragma urogenital
pasa a través del arco púbico por encima de la fascia
perineal y está formado por los músculos perineales
transversos profundos y el constrictor de la uretra. El
diafragma pélvico está formado por dos músculos, el
coccígeo y el elevador del ano.
Estos músculos forman como una banda que sostiene
las estructuras pélvicas, entre ellos pasan la uretra, la
vagina y el recto. A la parte del perineo entre vagina y
ano se le llama núcleo central filoso del perineo y puede
desgarrarse durante el parto. Para evitar este desgarro,
se práctica en el núcleo central del perineo una incisión
leteral o en la línea media, que se llama episiotomía.

Útero
Es un órgano muscular cubierto en parte por el
peritoneo su cavidad está revestida por el endometrio.
Está situado en la cavidad pélvica entre la vejiga y el recto,
y su extremidad inferior sobre sale en la vagina.
Es periforme y apianado y consta de dos partes iguales:
una superior triangular, el cuerpo y una porción inferior
cilindrica o fusiforme, el cuello.
La cara anterior del cuerpo es casi plana, pero la
posterior es convexa.
El borde superior convexo comprendido entre los
puntos de inserción de las trompas recibe el nombre de
fundus o fondo uterino. El útero es sumamente variable
en cuanto a forma y tamaño según la edad y número de
partos. En las niñas mide de 2.5 a 3 cms., de longitud, en
las adultos nulíparas mide de 5.5 a 8 cms., de longitud y
en las multíparas mide de 9 a 5 cms., Los úteros de las
nulíparas pesan entre 45 y 70 grs., y las multíparas 80 grs.
En las niñas pequeñas el cuerpo del útero tiene la mitad
Pag. 28
de la longitud del cuello. En las nulíparas jóvenes ambos
tienen más o menos la misma longitud. En las multíparas
se invierte la relación y el cuello solo es algo mayor que
la tercera parte de la longitud total del útero. El borde
superior del útero rebasa a penas el borde superior del
pubis o se halla al nivel de este.

Cuerpo del útero


La pared del cuerpo uterino consto de tres capas: serosa
(perimetrio), muscular (miometrio) y mucosa (endometrio).
La capa serosa está formada por el periteneo que recubre al
útero. La capa interna o mucosa, sirve de revestimiento a
la cavidad uterina y constituye el endometrio, consistente
en una membrana delgada aterciopelada de color rosado
que se ve perforada por un gran número de diminutes
orificios que correspondan a las glándulas uterinas. A
causa de sus constantes modificaciones cíclicas durante el
período reproductor de la vida, el espesor del endometrio
es muy variable, desde 0.5 mm., a 3 a 5 mm., consta de
epitelio superficial, glándulas y tejido interglandular rico
en vasos sanguíneos. El endometrio sufre constantes
modificaciones de origen hormonal, durante cada ciclo
menstrual. Inmediatamente después de la menstruación
el endometrio normal es muy delgado y tiene pocas
glándulas tubulares, su espesor crece con rapidez y antes
de la siguiente menstruación, suele tener muchas glándulas
saculares o retorcidas. En la menopausia. Se atrofia, su
epitelio se apiana, sus glándulas desaparecen de manera
gradual y su tejido interglandular se hace más fibroso. Cada
ciclo por el que pasa endometrio tiene estrecha relación con
la maduración del folículo ovárico, ovulación y formación
del cuerpo amarillo. Estos cambios se producen por
hipertrofia, si el óvulo liberado es fertilizado, prosigue este
crecimiento, pero si no ocurre, una parte del endometrio
se desintegra. Los restos tisulares y sangre que se producen
constituye el líquido menstrual.
Pag. 29
Niometrio (capa media)
La mayor parte del útero consiste en fascículos de
fibras musculares lisas, unidos por tejido rico en fibras
elásticas. La fibras musculares disminuyen caudalmente
de manera progresiva, de manera que el cuello uterino
solo tiene un 10% de fibras musculares.
En el cuerpo, la capa interna contiene relativamente
más fibras musculares que las capas externas y las paredes
anterior y posterior más que las paredes laterales. La
longitud de las células musculares varía durante todo el
ciclo menstrual, son más cortas durante la primera semana
después de la menstruación y más larga durante la cuarta
semana del ciclo. Este tipo de crecimiento se produce por
elaboración de proteína muscular adicional. Es la única
forma en que el músculo puede, aumentar de tamaño,
pues las células musculares no son capaces de divertirse.
Durante el embarazo, el miometrio aumenta mucho de
tamaño y también en este caso se debe a lo mismo.

Cuello uterino
Es la porción del útero situado por debajo del itsmo
y del orificio interno. El orificio interno tiene un aspecto
muy variable. En la mujer nulípara es una pequeña
abertura oval regular, Después del parto, el orificio se
convierte en una hendidura transversa que divide al
cuello en los llamados labios anterior y posterior.
Cuando el cuello, ha sufrido un desgarro profundo
durante el parto, puede tener aspecto irregular, nodular o
estrellado estas alteraciones son los bastante características
para permitir en la mayoría de los casos que el médico que
realiza la exploración asegure si la mujer ha parido.
El cuello uterino está compuesto sobre todo de tejido
conjuntivo, con algunas fibras musculares lisas, muchos
vasos y tejido elástico.
La transición del tejido conjuntivo del cuello al tejido
muscular del cuerpo del útero, aunque por lo general es
Pag. 30
súbita, puede ser gradual, abarcando más de 10 mm.
Se cree que las propiedades físicas del cuello dependen
del estado del tejido conjuntivo y que durante el embarazo
y el parto, la gran capacidad de dilatación del cuello se
debe a la disociación de las fibras colágenas. Las células
mucosa producen la secreción espesa y pegajosa del canal
cervical.
La irrigación vascular del útero procede principalmente
de las arterias uterinas y ováricas. Ligamentos del útero de
cada lado del útero salen los ligamentos anchos, redondos
y uterosacros.
Los ligamentos anchos son dos estructuras en forma
de alas, que se extienden desde los bordes laterales del
útero hasta las paredes de la pelvis y dividen la cavidad
pélvica en los comportamientos anterior y posterior. Esta
dividido en tres tercios, los dos tercios internos forman el
mesosalpinx, al que esta unida la trompa de Falopio. El
tercio externo el ligamento infundibulopélvico (ligamento
suspensorio del ovario).
Ligamentos redondos uno a cada lado, se
extienden desde la porción anterior y lateral del útero,
inmediatamente debajo de la inserción de las trompas.
Ligamentos uterosacros se extienden desde la porción
posterior y superior del cuello uterino, cincundan el recto
y se insertan en la fascia que cubre la II y III vertebras
sacras.
Posición del útero: La posición normal del útero. La
posición normal del útero es de ligeraraantefiexión, varia
según el grado de distensión de la vejiga y del recto.
El útero es un órgano dotado de cierta movilidad. El
cuello se mantiene fijo, pero el cuerpo tiene libertad de
movimientos en el plano anteroposterior. Por consiguiente
la postura y la gravedad determinan, en cierto grado, la
posición del útero.
Linfáticos: El endometrio tiene gran abundancia de
linfáticos, pero verdaderos vasos linfáticos del miometrio
Pag. 31
van aumentando a medida que se aproximan al peritoneo
e inmediatamente por debajo del mismo forman un
copioso plexo linfático sobre todo en la pared posterior
del útero y, en menor grado, en lo anterior.
Los linfáticos de las diversas porciones del útero drenan
en grupos distintos de ganglios linfáticos. Los del cuello
drenan con preferencia en los ganglios hipogástricos, los
del cuerpo drenan en dos grupos de ganglios: ganglios
hipogástricos y la otra en los ganglios lumbrales.

Inervación
La inervación procede sobre todo el sistema simpático,
pero también se origina, en parte, en los sistemas
cerebroespinales y parasimpáticos. La irrigación vascular
del útero procede principalmente de las arterias uterinas
y ováricas.
Las trompas de Falopio. Se extienden desde los
cuernos uterinos ovarios y son los conductos a través
de los cuales el óvulo alcanza la cavidad uterina. Tienen
aproximadamente de 8 a 14 cm., de longitud. Las recubre
el peritoneo y mucosa tapiza su interior.
Cada trompa se divide en porción intersticial, istmo,
ampolla e infundíbulo.
La porción intersticial está incluida en la pared
muscular del útero. A partir de la cavidad uterina sigue
una dirección fuertemente oblicua hacia arriba y afuera.
El istmo, la porción estrecha de la trompa inmediata al
útero, se va dilatando de manera gradual hasta formar la
porción ensanchada o ampolla.
El infundíbulo, es la abertura en forma de embudo de
la extremidad distral de la trompa. El gruesor de la trompa
es variable, la porción más estrecha del istmo tiene de 2 a
3 m., y la porción más ancha de ta ámpula de 5 a 8 mm.
La musculatura de la trompa está dispuesta en dos capas,
la circular interna y la longitudinal externa. En la porción
distal del tubo, las dos capas aparecen menos diferenciadas
Pag. 32
y cerca de la extremidad son reemplazadas por una red
entrelazada de fibras musculares. La musculatura tubárica
experimenta constantemente contracciones rítmicas,
cuya frecuencia varía con los períodos del ciclo menstrual,
alcanzan su máximo en frecuencia a intensidad durante
el transporte del óvulo, y son muy lentas y débiles durante
el embarazo.
La mucosa que recubre la trompa esta formada por
una sola capa de células cilindricas, algunas ciliadas y
otras secretoras. Las células ciliadas son más abundantes
en la extremidad, en las demás zonas, forman discretos
grupos. La corriente que producen los cilios tubáricos
se dirigen hacia el útero, este peristaltismo desempeña
probablemente un papel importante en el transporte
del óvulo, Las trompas son ricas en tejido elástico, vasos
sanguíneos y linfáticos.
La mucosa tubárica sufre modificaciones histológicas
cíclicas parecidas a las del endometrio, pero mucho
menos intensas. La fase posmestrual se caracteriza por un
epitelio bajo, cuya altura crece rápidamente. Durante la
fase folicular las células son más altas; las células ciliadas
son anchas y sus núcleos están situados cerca del borde, y
las células no ciliadas son estrechas con sus núcleos más
cerca de la base. En la frase lútea, las células secretoras
crecen. En la fase menstrual estas modificaciones se hacen
aún más intrensas.

Ovarios
Son dos órganos con formas más o menos almendrada
cuyas funciones principales son el desarrollo y expulsión
del óvulo y la elaboración de las hormonas estrógenos y
progesterona.
Su tamaño es muy variable. Durante el período
fecundidad miden de 2.5 a 5 cm., de longitud, de 1.5 a 3
cm., de anchura y de 0.6 a 1.5 cm., de grosor. Después de la
menopausia se reduce su tamaño, y en las ancianas mide
Pag. 33
algo más de 0.5 cm., en todos sus diámetros. El aspecto
exterior del ovario varia con la edad. En las mujeres
jóvenes tiene una superficie lisa, de color blanco mate, a
través del cual se transparentan varios folículos pequeños
y claros. A medida que la mujer envejece la superficie se
arruga y en las ancianas tiene un aspecto muy arrugado.
La superficie es irregular y está sembrada de cicatrices
blancas. Según los momentos, puede advertirse en el
ovario una especie de hinchazón violacea, el folículo o una
zona espesa de color amarillo y de dimensiones variables.
Las cicatrices blancas son vestigios del desplazamiento de
antiguos folículos convertidos luego en cuerpos amarillos.
La carencia de cualquier cicatriz de este tipo determina
el diagnostico de ovario patológico sin ovulación. El
ovario es una glándula de doble secreción. La secreción
externa es la producción del gameto hembra, el óvulo
que es expulsado a razón de uno por mes, tras la rotura
del folículo el cual se transforma entonces en cuerpo
amarillo. La secreción interna u hormonal es doble.
Las hormonas secretadas son la foliculina, hormona del
folículo y la procretadas son ta foliculina, hormona del
folículo y la progesterona hormona del cuerpo amarillo.
Por lo general están situados en la parte superior de la
cavidad pélvica en una pequeña depresión de la pared
lateral y esta situado por dos porciones: la corteza y la
médula. La corteza constituye la capa externa y tiene un
espesor que varia con la edad y adelgaza al envejecer. En
esta capa están situados los óvulos y los folículos ováricos.
La porción más externa de la corteza, tiene un color
blanqueano mate y se denomina túnica albugínea. En su
superficie hay una sola capa de epitelio cuboide llamado
epitelio germinal.
Cada folículo ovárico contiene un óvulo inmaduro u
oocito y una capa o capas exteriores de células foliculares.
Estos óvulos inmaduros se producen en el ovario en las
primeras fases de la formación embrionaria y se cree que
Pag. 34
no se forman nuevos oocitos después del nacimiento.
Todos los oocitos que se forman se incorporan en
folículos primordiales y/o primarios. Cada uno de los
folículos consiste en un oocito y una capa única de células
que la rodea.
La comparación de este punto con el varón señala
una diferencia extraordinaria entre uno y otro sexo
en lo que refiere a la producción de gametos. El varón
comienza a producir espermatozoides solo al momento
de la pubertad, y sigue haciéndolo por lo regular durante
el resto de la vida. La mujer en cambio nacen con un
número de gametos, aproximadamente 400,000, de los
cuales libera uno maduro cada 28 óvulos inmaduros
durante toda su vida reproductiva. Todos los folículos
restantes degeneran, sobre todo en la primera infancia,
cuando la degeneración, es intensa y en la menopausia, si
bien la degeneración de folículos es común en las mujeres
de todas las edades.
La maduración y crecimiento del folículo incluyen el
aumento del tamaño del oocito y añadidura de una cápsula
de tejido conectivo a la superficie exterior del folículo. El
proceso de maduración de los folículos tiene relación con
los cambios periódicos y fluctaciones del ciclo menstrual.
Los ovarios están dotados de inervación simpática y
para simpática. Desde la primeras fases de su desarrollo
hasta después de la menopausia, el ovario experimenta
constantes modificaciones. La medula o porción central,
se compone de tejido conjuntivo laxo que se continua con
el mesovario. Contiene gran número de arterias y venas
y algunas fibras musculares lisas que se prolongan con
las del ligamento suspensorio. Es posible que el músculo
desempeñe alguna función en los movimientos del ovario.

Himen
El himen esta lleno de mitología entre otras cosas, se le
ha considerado como signo de virginidad. Al respecto es,
Pag. 35
un símbolo poco afortunado, pues por lo común se rompe
en la infancia durante actividades no necesariamente de
carácter erótico. En ocasiones no existe en absoluto. El
desgarro de este tejido puede causar malestar, lo que se
acompaña de cierta hemorragia. De hecho, en algunas
sociedades, la aparición de hemorragia a consecuencia
de la penetración vaginal es una prueba importante de
castidad. Por ejemplo entre los Kurdos, pueblo árabe
nómada de Asia sudoriental, cuando la novia y el novio
copulan en la noche de bodas se examina la sábana
nupcial para descubrir sangre. Si se muestra que la novia
era virgen, esto es, si se encuentran manchas de sangre,
se lleva el paño nupcial por todo el pueblo y se paga el
precio de la novia. Si no era virgen es decir si no sangra,
se le somete a los malos tratos y se le regresa a sus padres.
En otras sociedades, el mismo acto de romper el himen es
el aspecto más importante, en las culturas (como Japón),
la reparación quirúrgica del himen en mujeres que se
preparan para el matrimonio es negocio lucrativo.

Clítoris
Aunque el clítoris no cuenta con prepucio, se le
ha sometido, en algunas sociedades, a una mutilación
ritual similar a la circuncisión del hombre. En los
Kikuyu de Kenia, la extirpación de una parte del clítoris,
o clitodectomía, es el factor decisivo para darle a la
muchacha el estado de mujer. La clitoridectomía, o irva
de la mujer, requiere de preparaciones ceremoniales
complejas que comienzan dos semanas antes del día de la
iniciación. Inmediatamente antes de la operación, se echa
agua fría sobre los genitales de la muchacha, según se
supone para entumecer los tejidos y detener ta hemorragia
abundante. Una mujer especialista en irva femenina surge
de la multitud de mujeres mironas, saca de su bolsillo la
navaja operatoria, y de un golpe corta la punta del clítoris.
Cada grupo étnico tiene una explicación para esta
Pag. 36
práctica algunos ha dicho que se práctica para reducir el
impulso sexual de la mujer joven antes del matrimonio.
(Ogunmode de 1979). En algunos grupos étnico, además
de clítoris, se cortan los labios menores. En otros grupos,
este proceso se sigue de infibulación, procedimiento en
que se cosen uno al otro los labios mayores, dejando solo
un orificio muy pequeño para permitir la salida de la
sangre menstrual. (Epelboin y Epelboin 1979). El orificio
se abre de nuevo antes de la boda o en la noche de boda.
Por lo común ocurren septicemia y tétanos, infecciones
que no raras veces conducen a la muerte. Otras
complicaciones incluyen hemorragias, dolor durante la
cópula, complicaciones obstétricas e incluso esterilidad.
La clitoridectomía, con otro objetivo en mente, al parecer
fue realizada en algunas mujeres en Inglaterra y quizá
otros países occidentales en las postrimerías del siglo XIX.
Como no se esperaba que las “mujeres decentes”
disfrutaran del sexo, un cirujano llamado dr. Isaac Brown
Baken llevo a cabo varias clitoridectomías, se decía que
la falta de estimulación a este nivel, a su vez, prevenía o
curaba múltiples enfermedades, incluyendo epilepsia e
histeria (Brown, 1966).

Glándulas mamarias
Cada glándula se compone de 15 a 20 lóbulos en
disposición radial alrededor de pezón y cada una se
encuentra en la superficie exterior de los músculos
torácicos. Un conducto escretor de cada lóbulo se abre en
la punta del pezón. Alrededor de cada pezón se extiende
una zona circular y de pigmentación oscura que se llama
areola. La areola contiene numerosas y grandes glándulas
sebáceas que secretan una sustancia que protege y lubrica
el pezón durante el amamantamiento. El aumento del
tamaño de las mamas al momento de la pubertad en gran
parte se debe a la formación del sistema de conductos en
los lóbulos y al depósito de grasa. Durante el embarazo el
Pag. 37
aumento de tamaño de las mamas se debe al crecimiento
de pequeñas estructuras semejantes a yemas en los
conductos, que forman pequeños sacos que se llaman
alveolos que producen y almacenan leche.
El tamaño de las mamas de la mujer tiene poca
relación con la cantidad real de tejido glándular mamario.
Las diferencias del tamaño de las mamas entre una mujer
y otra son notables y están relacionadas sobre todo con la
cantidad misma. Por lo general la izquierda es un poco
mayor que la derecha. En la cultura occidental las mamas
de la mujer tienen un atractivo erótico singular y son el
símbolo de la sexualidad, femenidad y seducción. La moda
las revistas para hombres, la publicidad, la televisión y
el cine les conceden gran importancia. Sin embargo, no
debe pensarse que esta sea una actitud universal ya que en
algunas otras culturas no se les da ninguna importancia.
En realidad no existe indicio de que el tamaño de la mamá
guarde proporción con el nivel de sexualidad de la mujer,
su capacidad de respuesta o la facilidad con que logre el
orgasmo. Más aún son muchas las mujeres que apenas
sienten placer cuando el hombre juega con sus mamas o
las acaricia, independientemente de su tamaño. Entre la
variaciones encontramos pezón invertido y adiciones.

Pag. 38
Pag. 39
Aparato reproductor masculino
Testículos
Son dos y desempeñan el papel de glándulas mixtas.
Como glándulas de secreción externa producen los
espermatozoides o gametos masculinos. Como glándulas
de secreción interna producen la hormona testicular. Al
principio de su evolución, están colocados a los lados de
la columna vertebral, a la altura de los riñones, desciende
de la región lumbar al anillo inguinal a los seis meses de
la vida intrauterina, entra al conducto inguinal y llega al
escroto al noveno mes. Sin embargo, a veces puede llegar
a él después del nacimiento, ocupando en su trayecto
las tres porciones abdominal, inguinal y escrotal. Puede
ocurrir también que no llegue al escroto, originándose
la ectopia testicular, que puede ser abdominal, inguinal/
crural y perineal.
Normalmente están situados por debajo de la raíz
del pené, entre los dos muslos y contenidos en las bolsas.
El testículo izquierdo esta situado más abajo que el
derecho y ambos se hayan suspendidos por el cordón
espermático. Poseen no obstante, una gran movilidad
y pueden trasladarse fácilmente dentro de las bolsas
testiculares. Puede existir uno solo, cuando el otro no
está desarrollado, constituyendo la monorquidia, raras
veces pueden faltar los dos (anorquidia). Igualmente
puede suceder existan testículos supernumerarios,
pudiendo ser tres, cuatro (poliorquidea). Son de forma
ovoide, aplanados transversalmente, de volumen
variable, presentando cambios de tamaño con la edad,
reproducidos en el niño y en la infancia, crecen durante
el desarrollo y miden en el adulto como promedio de 4
a 5 cm., de longitud: dos y medio de espesor y dos de
diámetro. Alcanzan normalmente alrededor de 20 grs. y
presentan exteriormente una coloración blanco azulada y
una superficie lisa y brillante, con una consistencia firme
comparada a la del globo ocular.
Pag. 40
Cada testículo está compuesto por una serie de
compartimientos y cada uno contiene varios tubos
microscópicos estrechamente enrollados que se llaman
túbulos seminíferos contorneados, dentro de los cuales
se producen los espermatozoides. Están contenidos en
los lóbulos espermáticos que son de tamaño variable y
de forma cónica. Los túbulos seminíferos, en el adulto
está constituido por tres capas de células seminales o
testiculares, de las cuales la más profunda esta formada
por espermatogenias, que son células redondeadas. La
segunda capa está formada por espermatocitos que
son células redondeadas con un núcleo voluminoso;
finalmente, la capa superficial se halla formada por
espermátidas dispuestas en varias líneas y separadas
unas de otras por células alargadas, que se extienden
desde la membrana propia hasta la superficie libre del
tubo, se conocen como células de sertoli y sirven como
elemento de sostén. Están constituidas por una columna
en cuya extremidad divergen las espermátidas, por lo que
se les ha considerado como células de cuya extremidad
interna se originarán los espermatozoides. Al parecer
los espermatozoides recién maduros están unidos por
filamentos de protoplasma a dichas células, que se cree
los sostienen y nutren. Los espermatozoides son el
producto final de la división meiótica y de un proceso
de maduración que transforma células haploides, en
espermatozoides especializados, que no son capaces de
dividirse. En consecuencia por el proceso de mitosis se
suministran continuamente células espermatógenas,
que posteriormente experimentan una división meiótica
para formar espermatozoides. Los espermatozoides
son completamente móviles hasta después de dejar los
testículos.
La examinar el túbulo seminífero se pone de
manifiesto que no existen en su pared fibras musculares.
Lo que el espermatozoide no puede moverse por
Pag. 41
contracciones en forma de onda peristáltica del tubo. Sin
embargo en animales de laboratorio se ha demostrado
que los túbulos seminíferos secretan un líquido que
se observe por la red testicular; conductos eferentes y
epidídimo. La corriente producida por este líquido podría
ser la responsable del transporte de los espermatozoides
desde los tubos seminíferos hasta los conductos eferentes.
Otras investigaciones han revelado la presencia de células
ramificadas de músculo liso en la cápsula resistente que
rodea cada testículo. La contracción de estas células hace
que las cápsulas opriman los testículos lo que provoca una
presión que también podría ser responsable.
Los espermatozoides son pequeños cuerpos delgados
de aproximadamente 55 a 65 micras de largo (1 micra =
a 1/1,000 mm), habiendo aproximadamente 60,000 por
m3. de semen, o sea cerca de 200 a 600 millones en una
eyaculación (3-5 m3 en el adulto joven y de 1 a 3 m3 en el
anciano).
Una vez que son móviles, nadan con movimientos
ondulatorios de la cola, pudiendo recorrer una distancia de
1-3 mm/min, acentuando por las secreciones de las diversas
glándulas y conductos reproductivos. El espermatozoide
consta de cabeza, cuerpo y cola. Si bien es complejo, en
realidad es bastante incompleto en comparación con las
demás células. Durante su proceso de maduración, pierde
muchas estructuras internas a favor de la especialización.
Su forma se afina para poder nadar. Lo que queda son los
cromosomas en la cabeza, mitocondrias (que aseguran la
energía), en el cuerpo y estructuras filamentosas en la cola
(que lo impulsan al moverse).
En el tejido conectivo que rodea a los túbulos
seminíferos, se localizan las células intersticiales. Estas
células forman grupos, son bastantes diferenciadas
y elaboran y secretan, directamente hacia la sangre
hormonas masculinas o andrógenos. Todos estos
elementos que forman el epitelio del tubo seminífero se
Pag. 42
apoyan sobre una pared propia relativamente gruesa.
Los tubos seminíferos son delgados, existen 2 o 3 en
cada lobulillo testicular, donde siguen un trayecto muy
sihuoso, formando al final los conductos eferentes que
presentan anastomosis longitudinales y originan después
los conductos excretores de la esperma. Los tubos
seminíferos confluyen en número 2 o 3 formando los tubos
rectos, conductos de trayecto que penetran al cuerpo de
Highmore, donde van a desembocar a la red de Haller.
Están constituidos por un epitelio distinto al epitelio de
los tubos seminíferos, la transición entre ambos epitelios
es muy brusca y existe una dilatación en el origen del
tubo recto a veces muy marcada. En el interior del cuerpo
de Highmore se anastomosan los tubos rectos entre sí,
formando la red testicular, integrada por cavidades de
calibre muy variable, pero mayor que el calibre de los
tubos rectos. Esta red, como los tubos rectos carece de
pared propia, pues en ambos casos se halla proporcionada
por el cuerpo de Highmore, están revestidos por epitelio
cilindrico.
De la red testicular parten canales que penetran en
la cabeza del epidídimo llamados conos eferentes que
van a desembocar al conducto epididinario. Son de 10
a 15 y tienen una longitud de 10 a 15 mm. El conducto
epididimario está contenido en el epididimo, de la cabeza
a la cola, donde se continua con el conducto eferente. Su
calibre aumenta progresivamente del principio a) final.
Tiene una longitud de siete metros y forman una masa
de 5cm3, pues se encuentra enrollado sobre sí mismo.
Las asas están separadas más de otras por tejidos celular
denso.
El conducto epididimario se encuentra constituido
por una capa externa, formada de tejido conjuntivo y
una gran cantidad de fibras musculares lisas y una capa
interna, integrada por un epitelio, que presenta entrantes
y salientes con células nociliadas en los entrantes, que
Pag. 43
están cubiertas por células glandulares que elaboran
productos especiales para la nutrición y conservación
del espermatozoide. Vasos y nervios del testículo y
del epidídimo. El testículo recibe sangre arterial de la
espermática, al arteria deferente y la funicular irrigan el
conducto deferente y el epidídimo. La irrigación venosa
está a cargo de dos grupos uno pequeño procedente del
cuerpo y de la cola del epidídimo y otro que nace de
venas centrales que salen por el cuerpo de Highmore y
de venas periféricas que se originan en redes capilares
de la albugínea. Los linfáticos emanan de densas redes
dispuestas alrededor de los conductos seminíferos,
caminan en el estroma conjuntivo y forman conductos
colectores que atraviesan en cuerpo de Highmore. Al salir
de este, se anastomosan con los conductos deferente, para
desembocar en los ganglios lumboaórticos. Los nervios
proceden del plexo espermático y del plexo deferente,

Envolturas del testículo o bolsas


Las bolsas que envuelven a los testículos están
divididas por un rafe, están situadas por debajo de la raíz
del pené, por delante del perineo y entre la parte más alta
de los dos músculos; más o menos esféricas en el niño,
aumentan de volumen y toman forma ovoide en el adulto,
se alargan en el viejo y se vuelven más o menos piriformes.
Las bolsas están divididas por un rafe medio que se
continúa por atrás con el rafe perineal y hacia delante con
el rafe del pené. Resultan así dos porciones más o menos
iguales, correspondiéndole a cada testículo una cavidad
independiente. Las bolsas están formadas por la pared
abdominal rechazada por el testículo durante su descenso,
por consiguiente se encuentran en ellas diversas capas de
la pared abdominal, superpuestas en el mismo orden, de
afuera adentro la piel o escroto, el dartos, la túnica fibrosa
profunda ó facía escrotal y la túnica vaginal o serosa.

Pag. 44
Escroto
Es la piel de las bolsas, fina y extensible, de color
más oscuro que la del resto del cuerpo, con repliegues
transversales que parten del rafe hacia las caras laterales.
En el escroto existen glándulas sudoríparas y glándulas
sebáceas en abundancia y en el adulto aparecen pelos
rígidos como los del pubis. El aspecto externo del escroto
varía según cierto número de condiciones. En el anciano
y bajo la influencia del calor la piel se hace larga y laxa,
en el joven y bajo la influencia del frío se hace más ceñida
y arrugada. El saco escrotal tiene una temperatura
aproximadamente 3 menor que la temperatura corporal,
debido esto a una disposición especial de los vasos
sanguíneos. Al dirigirse hacia los testículos, la sangre
se enfría. Cuando regresa a la cavidad abdominal, se
calienta de nuevo. Los baños calientes y la ropa interior o
pantalones ceñidos puede afectar la fertilidad al elevar la
temperatura dentro del escroto, con lo cual la producción
y movilidad de los espermatozoides disminuye.

Dartos
Está constituido por una delgada capa de fibras
musculares fibras conjuntivas y fibras elásticas que se
aplican a la cara profunda del escroto.

Túnica celular
Es una capa celular subcutánea que separa el dartos
de la capa inmediata. En ella caminan los vasos y nervios
superficiales del escroto. Está constituida por tejido
conjuntivo laxo.

Túnica fibrosa y fascia del cooper


Es una prolongación del revestimiento aponeurótico
del oblicuo mayor.

Pag. 45
Cremaster
Se halla formado por fibras musculares estriadas que
se reúnen en dos haces musculares. El haz externo es más
voluminoso y se inserta por arriba en el arco femoral, el
interno se fija por arriba en la espina del pubis. Constituye el
aparato elevador del testículo por su contracción, al tomar
como punto fijo sus inserciones superiores. Se contrae
en forma automática como resultado de la estimulación
erótica, del ejercicio físico, o por la exposición al frió lo
que provoca el acercamiento de los testículos al cuerpo.
Cuando hace calor las bolsas se distienden y entonces los
testículos cuelgan más separados del cuerpo. Estos reflejos
contribuyen a controlar y mantener la temperatura natural
de los testículos, puesto que el calor o el frío afectan la
producción de espermatozoides. En respuesta al frío, el
escroto eleva los testículos y los aproxima al cuerpo para
mantenerlos más calientes. Por el contrario, cuando hace
demasiado calor, se aflojan y los testículos se distancian
del cuerpo, proporcionando una mayor superficie de
piel para contrarrestrar el calor. Esta secreción incluye
algunas sustancias químicas semejantes a las hormonas
cuyas funciones se conocen parcialmente y se llaman
prostanglandinas. La secreción también es abundante en
el azúcar fructosa, que aporta moléculas.

Túnica fibrosa profunda


Forma una envoltura, común al testículo, al epidídimo
y al cordón, al cual acompaña en todo el trayecto del
conducto inguinal, cuando alcanza la parte inferior de las
bolsas, en el polo posterior del testículo, engloba fibras
conjuntivas y elásticas, así como algunas fibras musculares
lisas y constituye el ligamento escrotal que une el polo.

Túnica vaginal
Es una serosa, en Ja que se distingue una hoja parietal
y otra visceral. La primera cubre la cara profunda de la
Pag. 46
túnica fibrosa. La hoja visceral cubre al testículo por solo
anterior, su borde inferior y caras laterales. Al llegar al
borde superior de la cara externa, aborda al epidídimo en
sus extremidades, cabeza y cola.

Túnica serosa
Está constituida por una capa superficial endotelial
de células planas que descansan sobre una capa de fibras
conjuntivas y elásticas, donde corren ramos vasculares y
nerviosas.

Vasos y nervios de las bolsas


Reciben arterias superficiales procedentes de las
pudendas externas y de la perineal superficial que
se distribuyen por el escroto y el dartos. Las arterias
profundas proceden de la funicular y se distribuyen por
el cremáster, la túnica fibrosa y la vaginal. Los linfáticos
son muy abundantes y forman una amplia red que se
comunica por atrás con los del perineo y por delante
con los del pené, Los superiores desembocan en el grupo
superointerno y los inferiores en el inferiointerno de
los inguinales superficiales. Los nervios son ramas del
perineal y externo, pudendo interno, abdominogenitales
y genitocrural.

Conducto deferente
Se extiende de la cola del epidídimo al cuello de
la vesícula seminal. Regularmente es el cilindrico,
ensanchado en su extremidad terminal donde presenta una
superficie gibosa: ampolla deferente. Es de consistencia
dura en toda su extensión, debido al gran espesor de sus
paredes. Se desliza sin deformarse entre los dedos. Tiene
una longitud de 40 cm., y su diámetro alcanza a 5 mm. Al
nivel de la ampolla, el diámetro aumenta hasta 3 y 4 veces
el del conducto.
Esta formado por tres capas, una externa celular, una
Pag. 47
media muscular y una interna mucosa. La capa externa,
formada por el tejido conjuntivo, contiene los vasos y
nervios del cordón. La medida o muscular está constituida
por fibras lisas, dispuestas en una capa superficial de
fibras longitudinales. La capa mucosa está compuesta
por un epitelio cilindrico ciliado que descansa sobre un
corión formado de fibras conjuntivas múltiples pliegues,
anastomosados entre sí, que forman aréolas más o menos
deprimidas.

Vasos y nervios: Recibe sangre arterial de la arteria


deferente.

VENAS: Forman plexos en la capa muscular.

LINFÁTICOS: Nacen de la mucosa y de la capa


muscular, desembocan en los plagios iliacos externos y a
los hipogástricos.

NERVIOS: Proceden del plexo hipogástrico y penetran


a la capa muscular y mucosa.

VESÍCULAS SEMINALES: Son dos recipientes


membranosos donde se acumula el esperma en los
intervalos que suceden a la eyaculación, a la vez que
segregan una sustancia albuminoídea que se mezcla
con el contenido y ayuda a conservar la vitalidad del
espermatozoide.
Están situadas en la excavación pélvica entre la vejiga
y el recto. Son piriformes. Son dos, una derecha y otra
izquierda, con una longitud cada una de 6 centímetros
y 15 mm, de ancho. Su volumen varía con el estado de
repleción, siendo muy pequeño en el niño, alcanza su
máximo desarrollo en el adulto y disminuye en el viejo.
Exteriormente la vesícula seminal presenta una
superficie gibosa, cuyos salientes están separados entre
Pag. 48
sí, por surcos más o menos profundos. Esto es debido
a que la vesícula seminal está formada por un tubo con
ramificaciones múltiples, de una extensión total de 15 a 20
cm., y con un diámetro de 6mm., que reduce su longitud
a 6cm,
Interiormente la vesícula seminal presenta multitud
de aréolas o celdas de diversos tamaños que comunican
unas con otras y se hallan cubiertas por repliegues
mucosos. Estas celdas corresponden a la gibosidades que
exteriormente se observan, sobre todo a las de tamaño
más grande. La vesícula seminal está constituida por una
capa externa celular, una capa media muscular y una capa
interna mucosa.
La capa celular, formada por el tejido conjuntivo,
contiene vasos y los nervios de la vesícula seminal. La capa
muscular se halla formada por fibras lisas, dispuestas en un
piano externo de fibras longitudinales, un piano medio de
fibras circulares y un plano interno de fibras longitudinales.
La mucosa se halla integrada por un epitelio de células de
núcleo voluminoso, cuyo protoplasma, contiene gotas de
grasa. Constituyen las células secretoras de las vesículas,
pues segregan granulaciones de naturaleza especial que
pasan a mezclarse con la esperma y que conservan la
vitalidad del espermatozoide. El epitelio descansa sobre
un corión formado por el tejido conjuntivo y fibras
elásticas.

VASOS Y NERVIOS: Recibe arterias procedentes


de la hemorroidal media y vesical inferior. Las venas
nacen de su pared, forman un plexo y desembocan en
los plexos seminal y vesicoprostático, Los linfáticos
emanan de redes mucosas y musculares y terminan en los
hipogástricos e ilíacos externos. Los nervios proceden del
plexo hipogástrico que al llegar a la vesícula forman un
plexo seminal, del que parten ramos motores para la capa
muscular y sensitivos para la mucosa.
Pag. 49
CONDUCTOS EYACULADORES: Son dos y se
extienden de la confluencia de la ampolla deferente y de la
vesícula seminal al vértice de verumontanum a los lados
del utrículo prostatico. Tienen una longitud de 2 1/2 cm.,
y su calibre es en su origen de 2 mm, pero disminuye
progresivamente, midiendo en su extremidad final 1/2
mm.
Están formados por una capa externa celular
conjuntiva. Una capa media muscular, con fibras
longitudinales internas, rodeadas de fibras elásticas y
musculares que le dan aspecto cavernoso. Una capa
interna mucosa que desempeña papel secretor. Tienen
circulación e inervación que se confunden con las de la
próstata.

PRÓSTATA: Es la glándula mixta, rudimentaria en el


niño, cuyo crecimiento es rápido en la pubertad y alcanza
su máximo a los 25 años. Crece de nuevo en muchos
casos en la vejez, constituyendo la hipertrofia prostética.
Normalmente en el adulto pesa de 20 a 25 gramos, es
de color blanquecino o ligeramente rosado y de una
consistencia bastante fírme. Esta situada por encima de la
aponeurosis perineal media, entre la sínfisis del pubis y el
recto y por debajo de la vejiga.
Presenta un surco mediano en su cara posterior y en
su base que divide a la glándula en dos porciones lóbulos
prostéticos, a menudo existe entre los dos porciones
lóbulos y en su parte superior un pequeño lóbulo medio,
cuyo desarrollo es muy variable. Está constituida por
un armazón conjuntivo muscular que encierra en sus
comportamientos al tejido glandular (estroma).
El estroma está formado por el tejido conjuntivo
provisto de fibras elásticas mezcladas con fibras musculares
lisas que forman la próstata una envoltura o cápsula
prostética. En ella caminan abundantes vasos sanguíneos
y de su parte anterior convergen y se condensan para
Pag. 50
formar el núcleo central. Por este pasan la uretra, los
conductos eyaculadores y el utrículo prostético.
En las cavidades que limitan los tabiques
fibroconjuntivos, que de la cápsula van al núcleo, están
contenidas las formaciones glandulares. Son glándulas
acinotubulosas, en número de 30 a 40 con un conducto
excretor que desemboca en la pared posteroinferior de la
uretra prostética. Segrega una sustancia transparente que
constituye aproximadamente el 30 % del fluido seminal.
El 70% restante proviene de las vesículas seminales.
En promedio cada eyaculación contiene de 3 a 5 ml., de
semen. Si bien la concentración de esperma varía mucho,
pues depende en parte de la frecuencia con que eyacule,
se considera normal de 40 a 120 millones por mm. Esto
significa que en una sola eyaculación puede haber de
120 160 millones de espermatozoides. El color del fluido
seminal va desde un tono blanco a matices de amarillo y
gris, es viscoso y pegadizo. Inmediatamente después de la
eyaculación, es más bien espeso, pero de la eyaculación, es
más espeso, pero se licua rápidamente. Está compuesto de
agua, mucus y numerosas sustancias químicas, entre las
que se encuentra la fructuosa, excipientes (para neutralizar
el clima ácido de la uretra y de la vagina) y prostaglandinas
(hormonas que producen contracciones en el útero y las
trompas de falopio, facilitando muy probablemente el
recorrido ascensional de los espermatozoides.

VASOS Y NERVIOS: Recibe arterias de la


hemorroidal media y de la pudenda interna, así como de la
vesicoprostática. Las venas nacen de los acinís glandulares,
terminando algunos en los ganglios aliacos externos,
otros en los hipogástricos, ganglios del promontorio y
sacros laterales. Los nervios proceden del hipogástrico.

GLÁNDULAS DE COWPER: Son pequeñas masas


situadas a la derecha e izquierda de la línea media, por
Pag. 51
detrás del bulbo uretral. Son más o menos redondeadas y
su tamaño varía desde el de un hueso de capulín hasta el
de un hueso de cereza. Segregan un líquido transparente
y vicioso de naturaleza albuminoides, que vierten en la
uretra durante la excitación y la eyaculación, facilita la
aglutinación del esperma y su paso por el conducto uretral
ya que puede amortiguar la acidez de la uretra. Hay
hombres que nunca llegan a notar este fluido, en tanto
que otros segregan una cucharadita o más. En ocasiones
contiene un reducido número de espermatozoides, lo que
explica que el coito interruptus no es un método seguro
de control de la natilidad.

PENÉ: Está situado por encima de las bolsas y delante


de la síntofisis del pubis. En estado flácido es más o menos
cilíndrico.
En estado de erección aumenta de volumen y toma la
forma de un prisma triangular. Tiene una longitud de la
Sínfisis del pubis a su extremidad libre de 10 a 12 cm., en
estado de flacidez y de 15 cm., en estado de erección, con
una circunferencia en estado flácido de 9cm., y de 12cm.,
en estado de erección.
Se divide en una extremidad posterior o raíz del pené,
un cuerpo y una extremidad anterior o glande. La raíz
está formada por los dos cuerpos cavernosos. El glande es
un abultamiento más o menos cónico, de superficie lisa y
de color rosado o rojo oscuro, según se observa en estado
flácido o en erección. En el vértice del glande se observa
un orificio en forma de hendidura vertical que es el meato
urinario y en su base se aprecia un levantamiento mucho
más pronunciado en el dorso y en las partes laterales que
en su parte inferior.
Está formado básicamente por tres cilindros
paralelos de tejido esponjoso envueltos en gruesas capas
membranosas. El cuerpo cilíndrico de la parte inferior del
pené se llama cuerpo esponjoso hasta la punta del pene,
Pag. 52
a través de la abertura urinaria. Cuando el pene se halla
en estado de erección, el cuerpo esponjoso de la parte
inferior cobra el aspecto de una prominencia o borde
rectilíneo. Los dos cilindros restantes, denominados
cuerpos cavernosos, se sitúan de forma contigua sobre el
cuerpo esponjoso. Los tres cuerpos están formados por
un tejido irregular de aspecto esponjoso punteado con
pequeños vasos sanguíneos, que se llenan de sangre y se
hinchan durante la excitación sexual, lo que provoca el
endurecimiento y la erección.
Los cuerpos cavernosos se prolongan hacia adentro,
más allá del punto de conjunción del pene con el cuerpo
y forman sendas ramas que se insertan con firmeza en el
arco púbico. El pene tiene numerosos vasos sanguíneos,
tanto dentro como fuera de los cuerpos cilíndricos; cuando
el pene está erecto se observa en la superficie externa de
la piel un retículo de venas además, confluye en el pene
múltiples nervios, lo que le convierte en un miembro muy
sensible al tacto, la presión y la temperatura.
La punta del pene, la cabeza o glande, está constituida
enteramente por cuerpo esponjoso. En esta parte se
concentran más terminaciones nerviosas sensoriales que
en el cuerpo o eje del pene, por lo que es singularmente
sensible a la estimulación física. Otras dos regiones
también muy sensibles al tacto son el borde donde se
unen el glande y el eje del pene, conocido como corona,
y la pequeña zona triangular en la base o cara inferior
del pene, donde hay una fina tira de piel llamada frenillo
adherida al glande. Muchos hombres hallan dolorosas o
molesta la estimulación del glande y prefieren masturbarse
restregándose o acariciándose el eje peneal.
La piel que recubre el glande es retráctil y constituye el
llamado prepucio. La inflamación o infección del prepucio
o del glande puede causar dolor durante la actividad coital.
A veces, el prepucio se adhiere al glande. Ello se debe a
que el esmegma (sustancia de secreción natural, viscosa,
Pag. 53
compuesta por secreciones oleosas, células muertas de la
piel, sudor y bacterias), no se lava y quita regularmente de
la cara interior del prepucio.
La apariencia del pene varía considerablemente de
un hombre a otro. Son variaciones que se plasman en
diferencias de color, tamaño, forma y estado del prepucio.
El tamaño del pene es algo que preocupa a varones
de todas las edades. Esta focalización en el tamaño del
pene presenta distintos componentes. Ante todo denota
una inquietud por ser normal, es decir equiparable a los
restantes individuos. En segundo lugar está relacionado
con un deseo de ser sexualmente idóneo.
Por regla general nuestra sociedad estima que lo
más grande es siempre lo mejor y está muy extendida la
idea de que un pene grande da más satisfacción sexual a
la mujer. En realidad el tamaño del pene apenas afecta
fisiológicamente a la mujer, puesto que la longitud del
pene, que determina la profundidad de la penetración
vaginal, es irrelevante, pues la parte interior de la vagina
y del cervix tienen pocas terminaciones nerviosas
sensoriales. Algunos hombres consideran que la posesión
de un pene grande los hará más atractivos sexualmente.
Lo dicho anteriormente rige para homo y heterosexuales.
El hombre que se muestra preocupado o en extremo
ansioso por este, tiene propensión a experimentar
disfunciones sexuales: apatía e incompetencia eréctil.

AUTO-EXAMEN DE TESTÍCULOS: Por lo general a


los hombres no se les recalca la importancia de proceder
a una inspección de los testículos, en contraste con los
consejos que se prodigan a las mujeres para que se
examinen las mamas. En parte ello puede dar idea de
que el cáncer de testículos es, desde un punto de vista
estadístico, poco frecuente, ya que el número de casos no
llega a 5,000 anuales (Silver 1981). No obstante es el cáncer
más frecuente en los hombres comprendidos entre los 20 y
Pag. 54
los 34 años, y en la mayoría de los casos no produce dolor
ni otros síntomas.
El procedimiento es muy sencillo. Después de tomar un
baño o una ducha, cuando el escroto se halla dispendido
y suelto se palpa un testículo y después el otro. Es preciso
que la mano abarque toda la superficie del testículo, se
utiliza el pulgar y la punta de los restantes dedos para
irregularidades, capechoso, consultar al médico.

LAS MAMAS: Las mamas del varón tienen pezón y


areola, pero muy poco tejido glandular o relleno adiposo
subyacente. Por norma, son menos sensibles al tacto y a la
presión que los de la mujer. No obstante hay hombres que
se sienten excitados cuando su compañera los acaricia con
la mano o la lengua. A veces, se agrandan, ginecomastia
que ocurre en un 40 a 60% de los adolescentes, aunque
suele desparecer al cabo de uno o dos años. En los adultos
puede causarla el alcoholismo, enfermedad hepática. O
tiroidea, ingestión de drogas o determinados tipos de
cáncer. Cuando la ginecomastia es grave puede corregirse
con cirugía. Se puede dar también por el consumo de
estrógenos por un tiempo largo.

Pag. 55
Pag. 56
SEXOTERAPIA
INTEGRAL

J . L. Alvarez-Gayou
Manual Moderno

La respuesta sexual y sus disfunciones


Investigaciones recientes han demostrado que el feto
masculino tiene erecciones aun antes de nacer. A menudo
los recién nacidos experimentan erección y las niñas
lubricación vaginal cuando se les cambia de pañales.
Durante su desarrollo, los seres humanos perciben
fenómenos y cambios corporales y genitales, que se
identifican como “estar excitado”.
Por mucho tiempo el conocimiento científico acerca
de estos fenómenos era casi igual al popular, y es hasta
que hubo investigadores interesados en el tema, cuando se
logro una comprensión analítica y fisiológica de las fases
del fenómeno sexual. El paso inicial y más importante
para el conocimiento de la fisiología sexual fue la
investigación que durante diez años realizaron William
H. Masters y Virginia E. Johnson, que culminó en 1966
con la publicación de su estudio sobre la respuesta sexual
humana. Detectaron y sistematizaron los cambios a nivel
genital y sistémico en ambos sexos y crearon el modelo de la
respuesta sexual humana, que expusieron con una gráfica
de cuatro fases: excitación, meseta, orgasmo y resolución
(Fig. 5-1). Este modelo es invaluable para comprender la
Fisiología de las disfunciones y determinar estrategias
terapéuticas; es importante tener en mente que las fases
no son más que una conceptualización esquemática de
fenómenos fisiológicos y que muchas veces el paso de una
fase a otra no se observa con claridad, sino que existe
cierto traslapo; además, que puede haber variaciones de
un individuo a otro.
A cualquier situación que provoca una respuesta
Pag. 57
sexual en un ser humano se le denomina estímulo sexual
efectivo (ESE) Puede ser de diversos tipos, de acuerdo a su
procedencia y vías de captación del organismo.

1. Excitación 3. Orgasmo
2. Meseta 4. Resolución

Fig. 5—1. Modelo de la respuesta sexual humana (Masters &


Johnson).

De este modo, los estímulos pueden considerarse:


a) reflexogénicos y b) psicogénicos y. A su vez, en cada
una de estas categorías pueden ser interoceptivos o
exteroceptívos, ya sea que provengan del propio organismo
o del exterior (cuadro 5-1).

Pag. 58
En los estímulos reflejos (reflexogénicos) participan
las vías aferentes y eferentes que llegan al centro erector
inferior en la médula espinal a la altura de S-2. S-3 y S-4.
La vía aferente está constituida por los nervios pudendos,
y las eferentes por las ramas parasimpáticas que emergen
de estos sectores y se denominan nervios engentes o
erectores (Fig. 5-2.)
Lo anterior se apoya en la observación clínica de
hombres con destrucción bilateral de los nervios pudendos
y pérdida de la capacidad de erección refleja. Por otro
lado, más de 90% de los hombres con lesiones medulares
por arriba de los segmentos sacros conservan la capacidad
de tener erecciones reflejadas. De este modo, los estímulos
reflexogénicos exteroceptivos son los que provienen del
exterior, como la estimulación genital táctil o de otro tipo.
Esta puede ser la manera con la que se provoca la erección
en los niños cuando se les cambia de pañales o cuando las
madres, principalmente campesinas, los masturban para
que se tranquilicen y duerman. En cambio los estímulos
reflexogénicos interoceptivos son los que provienen de
algún fenómeno local que provoca el reflejo, por ejemplo
la erección matutina que casi todos los hombres presentan
al despertar y que se origina por el estímulo que provoca
la vejiga urinaria llena sobre los nervios pudendos. Debe
señalarse que en forma reciente algunos autores han
cuestionado este mecanismo.

Pag. 59
Fig. 5-2. Mecanismos neurofisiológicos de la
respuesta sexual.

Por otro lado, los estímulos psicogénicos provienen


de centros cerebrales y provocan la respuesta por
medio de las vías eferentes mencionadas. Los estímulos
psicogénicos exteroceptivos provienen del exterior y se
perciben por los órganos de los sentidos. En este grupo
los estímulos visuales, auditivos, olfativos, gustativos,
y táctiles, no provocan respuestas reflejas específicas
como las analizadas con anterioridad Los estímulos
psicogénicos interoceptivos son los que se originan en
los centros superiores, como los recuerdos, sueños o el
amplísimo campo de las fantasías.
El mecanismo que con frecuencia se produce como
estímulo sexual efectivo (ESE) se debe, en casi todos los
casos, a la acción sinérgica tanto de estímulos psicogénicos
como reflexogénicos extero e interoceptivos.
Pag. 60
Además la existencia de un segundo centro medular
para la erección se confirmo por la observación clínica de
que 25% de los pacientes con lesión total de neurona motora
inferior del segmento sacro, logran erecciones por estímulos
psicogénicos en tanto que no, con estímulos reflexogénicos.
Este centro está a nivel de T-12 y L-1. Weiss ha propuesto
que el mecanismo de trasmisión de la información
pudiera deberse a que las fibras simpáticas de estos
niveles, contienen fibras adrenérgicas (vasoconstrictoras) y
colinérgicas (vasodilatadoras); de este modo la acelticolina
como vasodilatador mediador pudiera ser activado en
forma selectiva por estímulos psicogénicos.
Se piensa que las vías que comunican al cerebro con
los centros toracolumbar y sacro, pasan por las columnas
laterales de la médula espinal, cerca de las vías piramidales;
esto aún no ha sido demostrado.
Quizá el lector habrá notado que en esta sección nos
hemos referido sólo a los estímulos sexuales (ESE) como
provocadores de erección y que los centros y nervios se
denominan erigentes o erectores. Es notoria la falta de
investigación sobre los mecanismos neurofisiológicos del
sexo femenino, aunque hay razones para pensar que son
los mismos pero la respuesta que provocan no es eréctil,
sino de lubricación vaginal que, como se verá en detalle,
es el equivalente fisiológico femenino de la erección.
Los estímulos sexuales efectivos (ESE) de cualquiera de
los tipos mencionados inician en el organismo femenino
y masculino una serie de respuestas y cambios a nivel
genital y sistémico que, acompañados de percepciones
subjetivas permiten un análisis racional y fisiológico de
las disfunciones, diagnóstico y estrategias terapéuticas,
en su caso.

EXCITACIÓN
Como se mencionó, cuando se establece el ESE la
respuesta predominante en mujeres y hombres es la
Pag. 61
vasodilatación perineal mediada por el parasimpático
que junto con la vasocongestión, constituyen el fenómeno
fisiológico fundamental de la fase de excitación.
La vasocongestión origina los dos fenómenos
característicos de la excitación fisiológica, en el hombre
la erección del pene por la plétora sanguínea en los dos
cuerpos cavernosos y en la mujer la lubricación vaginal,
aunque el mecanismo real de su producción aún no
se conoce por completo. Masters y Johnson lo explican
como un trasudado del epitelio vaginal, pues las glándulas
vaginales y cervicales no pueden secretar los volúmenes de
moco que producen muchas mujeres. El epitelio vaginal
es de tipo plano estratificado; este tipo de epitelio no
trasuda el volumen que se sugiere. La respuesta quizá en la
existencia de tejido glandular intersticial, lo cual tendría
que demostrarse. Otros cambios genitales que ocurren
en la mujer durante la fase de excitación son: aumento
de volumen y separación de los labios mayores por
congestión, aumento de volumen de los labios menores, el
útero se vertical iza y provoca un desplazamiento anterior
del cuello que a su vez origina expansión bulbosa del fondo
vaginal. El clítoris se agranda, más en diámetro que en
longitud, por lo que constituye una erección del mismo,
como se piensa con frecuencia y tampoco equivale a la
erección masculina.
A nivel generalizado la mujer tiene, durante la
excitación, erección de los pezones, aumento del volumen
mamario y en la fase final puede notarse la red venosa de
las mamas.
En el hombre, a la vez que ocurre erección, se produce
tensión de la piel del escroto y aplanamiento del mismo
al engrosar el tegumento interno. Los testículos se elevan
al acortarse los cordones espermáticos por la contracción
involuntaria de los músculos cremasterianos. También
hay una erección de los pezones.
Desde el punto de vista subjetivo, la fase de excitación
Pag. 62
se percibe como aumento de tensión placentera que eleva
la excitación y se acompaña del deseo de aumentar las
caricias o estímulos.

MESETA
Si el estímulo sexual continúa siendo efectivo se llega
al punto máximo de la excitación, y pasa entonces a la fase
meseta. Esta es una fase de transición hasta que llega al
umbral donde se desencadena el orgasmo.
En la mujer el cambio principal de esta fase es el
aumento de la vasocongestión en el tercio externo de la
vagina que disminuye la luz vaginal. Este fenómeno se
considera premonitorio del orgasmo femenino y se conoce
como plataforma orgásmica. A este respecto la creencia de
la mayor o menor eficacia estimulatoria de un pene más
grande o pequeño, respectivamente queda sin sustento por
tres factores: a) la plataforma orgásmica, b) el incremento
aún mayor, que ocurre en el fondo vaginal a partir de la
expansión bulbosa y c) la poca inervación del fondo del
saco vaginal con respecto al tercio distal. Cuando la fase
de meseta es prolongada puede disminuir la lubricación, lo
que no significa pérdida de excitación, pero en ocasiones
origina dispareunia de fase de meseta tardía.
Otro suceso que a veces puede confundirse con
pérdida de la excitación es la retracción que sufre el
clítoris en la meseta tardía. A pesar de la retracción, el
clítoris no pierde sensibilidad y puede seguir siendo
estimulado. La tumefacción areolar en esta fase a veces
puede hacer pensar que ha desaparecido la erección de los
pezones, que también puede confundirse con pérdida de
excitación.
De 50 a 75% de las mujeres presentan un moteado
rosáceo en la piel del pecho que se inicia en el epigastrio y
es continuación del eritema de la excitación.
En el hombre los cambio son mínimos en esta fase,
pequeño incremento del diámetro de la corona del
Pag. 63
glande, elevación de testículos y, en algunos, salida
del meato de unas gotas de líquido que proviene de las
glándulas bulbouretrales. En esta emisión puede haber
espermatozoides vivos.
Tanto en el hombre como en la mujer esta fase se
caracteriza por: miotonía generalizada, taquicardia que
varía de 100 a 175 por minuto, hipertensión arterial,
aumento de la presión sistólica entre 20 y 80 mm
Hg. y diastólica de 10 y 40 mm Hg.; también puede
haber hiperventilización. Gran parte de estos cambios
generalizados se presentan en la meseta tardía.
En cuanto a la percepción subjetiva, la tensión
aumenta y puede presentarse el urgente deseo de penetrar
y ser penetrado.

ORGASMO
Al igual que en las fases de excitación y meseta, en el
orgasmo, los fenómenos fisiológicos son la vasocongestión,
contracciones mioclónicas rítmicas que se producen
en la musculatura vaginal, uretral, perineal, órganos y
músculos circundantes. Ocurren de 3 a 15 contracciones,
siendo las primeras a intervalos de 8 segundos que
disminuyen de intensidad y frecuencia. En el hombre
las contracciones expulsan semen. Esto hace que la
eyaculación tenga características especiales. Al iniciarse,
el semen -constituido principalmente por las secreciones
de las vesículas seminales, el conducto de frente y la
próstata- es impulsado hasta la porción peneana de la
uretra y provoca la sensación eyaculatoria inminente; hay,
sin embargo, retardo de unos segundos hasta su aparición
en el meato urinario. Ese retardo origina la sensación de
inevitabilidad eyaculatoria.
Hace poco se pensaba que en el hombre eyaculación y
orgasmo eran sinónimos. En realidad pueden ser fenómenos
separados, aunque casi siempre son simultáneos. En 1978,
Robbins y Jensen demostraron la existencia de individuos
Pag. 64
que ejercen control voluntario sobre la eyaculación y son
capaces de tener entre 3 y 10 orgasmos en un coito antes
de eyacular, con la que tenían el último. Por otro lado,
datos clínicos muestran que puede haber eyaculación
sin orgasmo, incluso sin erección. Este dato plantea una
semejanza entre las respuestas sexuales masculinas y
femenina, puesto que pone en duda la creencia de que sólo
la mujer es capaz de ser multiorgásmica. Como se verá, es
claro que las diferencias entre las respuestas sexuales de
hombres y mujeres, son de origen social y cultural.
En la mujer las contracciones musculares
características de esta fase son similares a las del hombre.
Algunos autores dirían que la similitud termina en
cuanto que la mujer no eyacula. Sin embargo, en 1978
Sevely Lowndes y Bennet plantearon la posibilidad de
que haya eyaculación en la mujer a través de la uretra
durante el orgasmo. Sustentan su hipótesis en la existencia,
demostrada histológicamente, de tejido glandular
diseminado en los interticios periuretrales que consideran
como un remanente de glándula prostatica en la mujer. En
el hombre la eyaculación proviene de conductos deferentes,
vesículas seminales y próstata; la “próstata femenina como
la llaman estos autores, puede originar esas eyaculaciones
de la que la clínica y literatura hablan.
Esto se ha estudiado con mayor profundidad y
vinculado a la existencia del punto de Graffenberg (Laddas
y cols, 1983) conocido como “punto G, zona muy inervada
situada en la pared anterior de la vagina por detrás y a
la altura del pubis; su estimulación produce sensaciones
intensas, algunas refieren (lo que les provoca temor) la
sensación de orinar; si la estimulación continúa puede
sobrevenir una eyaculación, que no consiste en orina.
Es importante señalar que no todas las mujeres tienen
“punto G“ ni presentan esta respuesta.
El orgasmo no es una reacción puramente genital,
ya que en otras fases de la respuesta sexual hay una
Pag. 65
importante participación de otros órganos y sistemas. Se
producen contracciones involuntarias de diversos grupos
musculares periféricos y de la musculatura facial que,
paradójicamente, provocan muecas y gestos faciales que
pudieran identificarse como dolor cuando se trata de uno
de los momentos de mayor placer del ser humano. Cohen
Cols y Heath (1976) demostraron que existen cambios
electroencefalográficos en la lateralidad hemisférica, en
las frecuencias y tipos de actividad cerebral.
A pesar de los datos fisiológicos que se recopilen con
respecto a esta fase, seguirá siendo importante el aspecto
subjetivo de la percepción de la misma. No es el volumen
eyaculado, ni el número de contracciones, ni la intensidad
de las mismas, lo que hace que, por un lado haya orgasmos
muy placenteros, en tanto que otros son sólo buenos, y en
el otro extremo mujeres que tienen orgasmos con todos
los componentes fisiológicos y que en ningún momento
tienen percepción subjetiva de placer que acuden a
consulta por anorgasmia.
La percepción subjetiva del orgasmo puede estar
influida por cualquier factor: pareja, ambiente, clima,
hora, fantasía y mil más. A un nivel simple es una sensación
explosiva e incontrolable de liberación de tensión a través
de un máximo de la misma, después de la cual queda una
lasitud y tranquilidad total.

RESOLUCIÓN
Cuando los eventos orgásmicos han sucedido una o
varias veces sobreviene la fase de resolución que consiste
en la involución de los fenómenos que originaron las fases
anteriores. Es el retomo a las condiciones básales. En la
mujer la plataforma orgásmica desaparece debido a que
las contracciones orgásmicas drenan la vasocongestión, el
útero vuelve a la posición de anteroversión, la vagina y
el clítoris disminuyen de tamaño y los labios menores y
mayores vuelven a su situación original. En el hombre se
Pag. 66
pierde la erección en dos fases, una inicial rápida y parcial
y una final lenta que llega ala flaccidez total hasta que
los testículos descienden al escroto. En ambos sexos los
cambios generalizados retornan a las condiciones básales
y puede aparecer una fina capa de sudación en todo el
cuerpo.

FASE REFRACTARIA
En ambos sexos después de la resolución se presenta
una fase en la que el umbral de respuesta a un estímulo
sexual es elevado, y se denomina periodo refractario.
Su duración es variable, más corta en jóvenes que en los
individuos mayores. También se incrementa en el hombre
después de la primera eyaculación en una sola sesión de
relación sexual.
Esta presentación pretende proporcionar una guía
esquemática con un enfoque clínico para la evaluación de
los casos y comprensión integral de la clasificación de las
disfunciones.
Se mencionaba que era clásico describir cuatro
diferencias entre las curvas de respuesta sexual masculina
y femenina: la masculina se considera más corte hasta
el orgasmo, la mujer puede ser multiorgásmica, la
resolución es más rápida en el hombre y la refractaria es
característicamente masculina.
Sin embargo, el análisis cuidadoso de estas diferencias
permite, en principio, negar que sean diferencias
fisiológicas intrínsecas. La menor duración de la curva
masculina hasta el orgasmo se debe al proceso educativo
que condiciona al hombre a ser un eyaculador rápido,
educación que es responsable de un gran número de
eyaculadores precoces. Del mismo modo, la curva
femenina en la mujer, que las hace tener un proceso lento
de excitación y una meseta más prolongada.
Como se ha visto, el hombre puede ser multiorgásmico
en tanto no piense en la eyaculación como finalidad de la
Pag. 67
relación sexual y aprenda a desarrollar su potencialidad.
Respecto a la fase de resolución, Masters y Johnson
observaron que la mayor o menor rapidez de la misma
tiene relación directa con la duración de las fases de
excitación y meseta. Por lo general los hombres de nuestra
cultura están condicionados a fases de excitación y meseta
muy breves y las mujeres a fases prolongadas; por tanto
ellos tendrán resoluciones cortas y ellas largas.
Por último, el periodo refractario tiene relación con
una actitud y educación respecto a la sexualidad erótica, a
sus fines y desarrollo. En la medida que la educación sexual
deje de plantear situaciones diferenciales drásticas entre
hombres y mujeres, se lograrán respuestas fisiológicas
más naturales en uno y otro sexo. Esto evidenciará que
las respuestas sexuales en ambos sexos tiene mayor
similaridad que lo que se piensa.

CLASIFICACIÓN DE LAS DISFUNCIONES


SEXUALES.
Las disfunciones sexuales son alteraciones persistentes
de una o varias fases de la respuesta sexual, que provocan
problemas y molestias al individuo o pareja.
Es diagnóstico, comprensión y diseño de técnicas
terapéuticas adecuadas facilitarán cuanto más se
comprenda la fisiología de las disfunciones y los factores
etiológicos que deben ser considerados por el profesional
de la salud en los niveles orgánico, psicológico y social.
En este sentido, Masters y Johnson sólo clasificaron
las disfunciones como masculinas y femeninas; después
de Helen Kaplan (1974, 1975 y 1979), en un intento de
clasificación fisiológica, las consideró como en las que la
alteración se encuentra, ya sea en la fase vasocongestiva
(excitación y meseta) o en la mioclónica (orgasmo), para
agregar las que denominó alteraciones del deseo sexual.
Desafortunadamente estos enfoques resultan parciales,
por lo que desde hace dos años se presentó y utilizó la
Pag. 68
clasificación del autor, que ha demostrado ser comprensible
y de mayor utilidad para la valoración fisiopatológica de
los casos y diseño de estrategias terapéuticas eficaces.
Por este sentido se considera la curva clásica de la
respuesta sexual propuesta por Masters y Johnson a cuyas
cuatro fases (excitación, meseta, orgasmo y resolución) se
Pag. 69
agregan dos: fase de estímulo sexual efectivo y refractaria
(fig. 5-3). Para un análisis adecuado de las disfunciones
de cada fase, bastará que se produzca un incremento o
decremento en cada una de ellas.
De este modo, cuando se produce un decremento de la
fase de estímulos sexual efectivo (ESE), es decir aumento
del umbral de respuesta, en cualquiera de los miembros
de la pareja, se tendrá la disfunción que en
Nuestra sociedad es frecuente, que se conciba como
algo natural y a la que se denomina apatía sexual. Esta se
caracteriza por falta de interés y pereza para responder a
un estimulo sexual.
Cuando la disfunción consiste en incremento de uno
de los miembros de la pareja, se le denomina disritmia
sexual, manifestada por la insatisfacción que provoca
a uno de los miembros de la pareja que el otro desee
demasiado o no las relaciones sexuales.
Helen Kaplan (1979) en su libro más reciente hace un
análisis interesante de la apatía y disritmia, a las denomina
deseo sexual inhibido o hipoactivo.
En cuanto a la fase de excitación, debe recordarse que
el fenómeno predominante es la vasocongestión, cuyas
manifestaciones son: lubricación vaginal y erección.
Un incremento en esta fase no producirá propiamente
la disfunción ya que no es frecuente la consulta por
“exceso de lubricación” o por “erecciones” “demasiado
firmes Conviene aquí aclarar algo referente al priapismo,
que es una manifestación de diversos padecimientos
generalizados que, en forma de característica, no se
acompaña de deseo sexual.
El decremento en la fase de excitación producirá
ausencia o deficiencia de lubricación vaginal, es decir
hipolubricación y erecciones incompletas o ausentes, es
decir incompetencia eréctil.
En la fase de meseta, el incremento o decremento se
considera por el tiempo (duración de la fase) más que
Pag. 70
por la intensidad de la misma. El incremento provoca
en el hombre incompetencia eyaculatoria y en la mujer
preorgasmia. Debe señalarse que la incompetencia
eyaculatoria es motivo de sufrimiento para el consultante.
Por el contrario, la preorgasmia no es condición clásica
de anorgasmia, ya que se trata de mujeres que no tienen
trastornos en la fase orgásmica y por tanto no obtienen
una prolongación de meseta.
También debe aclararse que el término “preorgasmia”
no debe confundirse con la denominación que el grupo
de terapeutas sexuales de California da a la anorgasmia.
De acuerdo con nuestro esquema la preorgasmia es
diferente a la anorgasmia. En la primera es un trastorno
de la fase de meseta (fase vasocongestiva) y la segunda
de la fase de orgasmo (fase mioclónica). El equivalente
de la preorgasmia en el hombre es la incompetencia
eyaculatoria, en tanto que la anorgasmia, como alteración
de la fase mioclónica, puede ser común en ambos sexos.
El decremento en la duración de la fase de meseta
provoca disfunción en el hombre y no en la mujer. En
aquél, la eyaculación se produce antes de la penetración
o en el momento de ésta; el diagnóstico de la eyaculación
precoz o descontrol eyaculatorio (Delfín, 1983) no
presenta problemas. Por otro lado, en casos difíciles se
aplica el criterio diagnóstico propuesto por Masters y
Johnson que considera la dimensión de la pareja; se define
eyaculador precoz a quien por esta causa no logra llevar al
orgasmo a su pareja en 505 o más de los coitos, habiendo
descartado preorgasmia o anorgasmia en la compañera.
En la fase de orgasmo un incremento producirá el
fenómeno denominado multiorgasmia en ambos sexos, y
no es una disfunción. En cambio, el decremento constituye
la anorgasmia.
Al principio del capítulo se mencionó que la
eyaculación en el hombre equivale al orgasmo en la
mujer, que como se vio, es un concepto que ya no tiene
Pag. 71
validez con lo que se sustenta hablar diferencialmente de
alteraciones tanto en la eyaculación como en el orgasmo
del hombre.
El aumento en la fase de resolución no provoca
disfunción por ser muy rápida. En cambio cuando es más
lenta puede provocar dispareunia en ambos sexos porque
persiste la congestión en los tejidos y órganos pélvicos y
perineales. Esta situación casi siempre es consecutiva a
una anorgasmia que impide que las contracciones liberen
la congestión. Otra situación que puede presentarse es la
hipersensibilidad del pene o el clítoris que provoca dolor
al menor contacto durante esta fase.
El decremento o incremento del periodo refractario
no provoca disfunción aunque puede ser motivo de
consulta por ancianos que piensan que la mayor duración
es disfuncional, cuando es natural en la vejez, lo que no
invalida la posibilidad de practicar su sexualidad.
Las dos disfunciones restantes son dispareunia y
vagínismo, que no se consideran disfunciones específicas
de alguna fase porque pueden presentarse en una o varias
de éstas.
Es importante señalar que la alteración de cualquiera
de las fases necesariamente anula la posterior. Debe
recordarse que los mecanismos neurológicos que
median la respuesta sexual son diferentes para las fases
vasocongestiva y mioclónica. De este modo se puede tener
el caso de una mujer que secreta moco escaso, pero tiene
orgasmos y sin embargo presenta dispareunia durante la
excitación, meseta y orgasmo. Esta clasificación permite
diferenciar el tipo de alteración.
Por otro lado, términos utilizados todavía, como
frigidez, son inoperantes por ser inespecíficos. Al referirse
a una mujer frígida no aclara si sufre apatía sexual,
hipolubricación, preorgasmia o anorgasmia. Hoy en día el
término “frigidez“ no es más específico en sexología que
la expresión “dolor abdominal“ en gastroenterología.
Pag. 72
En general se considera que las disfunciones pueden
ser primarias cuando siempre han existido o secundarias
si aparecen después de un periodo de funcionamiento
adecuado.
Así mismo, son selectivas si se presentan en una (s)
persona (s) y en otra (s) no; y situacionales cuando sólo se
manifiestan bajo determinadas circunstancias.
Por otro lado, puede considerarse que las disfunciones
sexuales son fisiológicas cuando la causa es un impedimento
para que se presenten los fenómenos fisiológicos o subjetivas
si aún existiendo las fisiológicas no hay percepción subjetiva
del fenómeno, o sea la excitación y orgasmo.

PREVALENCIA DE LAS DISFUNCIONES


EN México no se cuenta con datos confiables que
permitan establecer la prevalencia de la apatía y la
disritmia sexuales y otras disfunciones. Sin embargo,
de la experiencia y observación clínicas se infiere que la
primera es muy generalizada y la segunda muy frecuente.
La apatía sexual ha sido denominada por Kaplan
(1979), como deseo sexual hipoactivo o baja de la libido y
por Lief (1977) como deseo sexual inhibido. Este último
autor muestra que a 27.8% de 115 pacientes que acudieron
al Centro de Asesoría Matrimonial de Filadelfia, se les
diagnosticó deseo sexual inhibido o apatía sexual, con
prevalences de 37% en las mujeres y 18% en los hombres.
No existen estudios que permitan hablar de precisión
sobre la prevalencia de la disritmia que, sin embargo, es
común a la existencia de otras disfunciones.
En cuanto a la incompetencia eréctil secundaria,
Kinsey estableció que se presenta en uno de cada 100
hombres menores de 35 años y afirma que a los 70 años
de edad la padece 25% de los hombres. La primaria tiene
una prevalencia mucho menor y Masters y Johnson
consideraron incompetentes eréctiles primarios a 32 de
243 pacientes que consultaron.
Pag. 73
Es común, en materia de sexualidad y otros campos,
cierta discriminación de la ciencia que ha puesto a la mujer
en segundo plano y, por ende, no existen datos respecto a
la prevalencia de la hipolubricación. La de la eyaculación
precoz puede estimarse del dato de Kinsey que encontró
que tres de cada cuatro hombres eyaculan antes de
transcurrir dos minutos después de la penetración. Si bien
se reconoce que el criterio cronológico no es importante,
no deja de ser valioso este dato, incluso si se considera la
“duración mayor“ de la fase de meseta en la mujer a la que
nos referimos. Otro dato reciente que contribuye a estimar
la prevalencia de la eyaculación precoz es que Masters y
Johnson encontraron que 448 hombres disfuncionales
tratados por ellos, 186 la padecían.
En cuanto a la incompetencia eyaculatoria Kinsey
la encontró en uno de cada 700 individuos, Masters y
Johnson en 17 de 448 sujetos (3.8%), Johnson en tres de
76 pacientes (3.9%). Sin embargo, Kaplan y otros autores
sugieren que este problema es más frecuente de lo que las
estadísticas muestran, lo que es apoyado por un estudio de
Geboes y cols. (1979) en Bélgica, donde de 486 pacientes
vistos en su clínica, 72 nunca habían eyaculado durante la
masturbación o el coito.
Se cuenta con mayor información acerca de la
anorgasmia femenina aunque no en México. Por ejemplo,
en EUA, varios autores consignan sus datos: Ternian en
1951 reporta 8%; Kinsey 28%; Fisher en 1973 5%; y Butler
en 1976, 8%. Existen datos para otros países; así en Francia
es 4% y en Japón 20%.
En México, a pesar de no contar con estudios, se puede
calcular una prevalencia de 40 a 45%.
En cuanto a la anorgasmia masculina, Hunt en 1972
en EUA, encontró que es de 8% en hombres mayores
de 45 años y Simon en Francia informa de 2%. Se trata
de individuos que aún eyaculando no sienten placer
orgásmico.
Pag. 74
Es interesante referir la frecuencia de multiorgasmia
masculina encontrada por Kinsey y Simon. El primero la
encontró en 15% de los jóvenes y el segundo en 53% de los
hombres de 30 a 49 años de edad.
Respecto al vagínismo Masters y Johnson refieren
haber visto en 11 años sólo 29 casos, lo que implica una
baja prevalencia, sino más bien un número importante de
casos que se resuelven antes de llegar al sexoterapeuta.
A pesar de no haber datos precisos y para aproximar un
dato numérico sobre la prevalencia de las dos principales
disfunciones en nuestro país, se puede inferir con cierta
certeza que en un país como México, con más de 70
millones de habitantes, debe haber más de ocho millones
de mujeres anorgásmicas y 12 millones de hombres
eyaculadores precoces. Si se considera el concepto de
la salud sexual mencionado se observa que la falta de
investigación y atención a estos problemas plantean su
existencia como un problema real de salud pública; aún
mayor si se valoraran sus complicaciones mentales a nivel
individual, familiar y social.

Pag. 75
LA FISIOLOGÍA DE LA RESPUESTA
SEXUAL

El deseo sexual es un apetito e impulso producido


por la activación de un sistema neural específico en el
cerebro, en tanto que las fases de excitación y de orgasmo
afectan a los órganos genitales. Tanto en los hombres
como en las mujeres, la fase de excitación se produce por
la vasodilatación refleja de los vasos sanguíneos genitales.
Por contraste, el orgasmo consiste esencialmente en
contracciones reflejas de ciertos músculos genitales. Estos
dos reflejos genitales están servidos por centros reflejos
diferentes situados en la parte inferior de la médula.

LA FASE DEL DESEO


Las bases neurofisiológicos y neuroanatómicas del
deseo sexual no se han establecido aún con el mismo
grado de precisión que las de otros impulsos, tales como
el hambre, la sed y la necesidad de dormir. Los conceptos
actuales referentes a la biología del apetito sexual se basan
en relativamente pocos estudios experimentales, han
sido inferidos de datos clínicos y extraídos por analogía
cerebral y de la neurofisiología de los otros impulsos
biológicos.
Las pruebas experimentales procedentes de estudios
farmacológicos, de experimentos de ablación, de
investigaciones neurofisiológicas y de observaciones
conductistas indican que el impulso sexual es básicamente
similar a los otros en cuanto: 1) depende de la actividad
de una estructura anatómica especifica en el cerebro; 2)
abarca centros que acrecientan el impulso, equilibrados
por otros que lo inhiben; 3) está servido también por dos
neurotransmisores específicos, uno inhibitorio y uno de
excitación; y 4) tiene vastas conexiones con otras partes

Pag. 77
del cerebro, lo que permite que el impulso sexual se
halle integrado en la totalidad de la experiencia vital del
individuo y resulte afectado por ella.
El deseo sexual o libido es vivenciado como
sensaciones específicas que mueven al individuo a
buscar experiencias sexuales o a mostrarse receptivo
a ellas. Tales sensaciones son producidas por la
activación de un sistema neural específico en el cerebro.
Cuando este sistema se activa, la persona está caliente
-según el lenguaje popular- y es posible que perciba
sensaciones genitales que se sienta vagamente excitada,
interesada o abierta a experiencias sexuales o, incluso
simplemente inquieta. Estas sensaciones cesan después
de la gratificación sexual, esto es, del orgasmo. Cuando
este sistema está inactivo o sometido a la influencia de
fuerzas inhibitorias, una persona no tiene interés en
las cosas eróticas; pierde el apetito por las experiencias
sexuales y sé asexualiza.
Esta relación entre la actividad neural y la experiencia
es característica también de los otros impulsos. La
sensación de hambre, por ejemplo, se produce de manera
similar por la activación física de circuitos y centros
anatómicos del cerebro, específicos del hombre. Las
medicaciones que suprimen el apetito, tales como la
dexedrina, inhiben físicamente la actividad de los centros
que lo rigen y hacen que la persona pierda el apetito.
Todavía no se entiende con precisión de que manera
se traduce la actividad neural de los circuitos sexuales en
la experiencia del deseo sexual. ¿ Es la actividad eléctrica
de la rede neuronal lo que nos mueve, encendiéndonos,
literalmente, como una luz?.
¿O la actividad de las neuronas integrantes de tales
redes consiste en liberar intermediarios químicos?.
Nuestra vida amorosa, ¿ está regulada por inyecciones de
afrodisíacos endógenos, segregados cuando se activan los
centros sexuales?¿ Los zumos fluyen realmente cuando
Pag. 78
vemos, olemos o percibimos a una potencial pareja sexual
atrayente o seductora.

La anatomía
En tanto que estas cuestiones permanecen en el
misterio, la anatomía del sistema sexual es algo bastante
bien comprendido. El centro sexual del cerebro consiste en
una red de centros y circuitos neurales. Se han identificado
tanto centros de activación como de inhibición, de los
que se sabe que están localizados en el sistema límbico,
con importantes núcleos en el hipotálamo y en la región
preóptica. El sistema límbico está situado en el limbo
o borde del cerebro. Es un sistema arcaico, que rige y
organiza en tipo de comportamiento que no sólo asegura
la supervivencia individual, sino también la reproducción
de la especie. Para el logro de estos fines, contiene el aparato
neural que genera y regula la emoción y la motivación.
El sistema límbico existe incluso en los vertebrados
primitivos, y se ha mantenido esencialmente inalterado
en el hombre. Sin embargo, se ha integrado de tal manera
en nuestra compleja estructura que con frecuencia da
la impresión de haber desaparecido, pese a lo cual sigue
vivo, su influencia es grande y abarca el sustrato biológico
de nuestra compleja experiencia emocional y sexual.
El sistema sexual tiene amplias conexiones neurales
con otras partes del cerebro. No todas esas vías han
sido localizadas con precisión, pero buena parte de la
estructura, función y conexiones del sistema sexual se
puede inferir a partir del comportamiento, es decir de la
introspección y de la observación clínica de las vicisitudes
de la libido. Por ejemplo, es sumamente probable que los
centros sexuales tengan importantes conexiones, neurales,
químicas o de ambas clases, con los centros de placer y
del dolor en el cerebro. Durante un contacto sexual, los
centros del placer se estimulan, lo que explica la cualidad
placentera de la experiencia erótica. Pero cuando algo
Pag. 79
nos duele, no sentimos ningún deseo sexual porque los
centros del dolor inhiben el sistema sexual.
Todos los impulsos se hallan regulados por un doble
mecanismo: la evitación del dolor y la búsqueda del placer.
De hecho, todo el comportamiento humano se encuentra
organizado en tomo de la búsqueda del placer y de la
evitación del dolor o, en otras palabras, de la búsqueda de
la estimulación del centro del placer y de la evitación del
estímulo del centro del dolor.
En los cerebros de los mamíferos se han identificado
centros neurales que intervienen en las experiencias de
placer. Cuando se estimulan eléctricamente dichos centros,
los animales prefieren inequívocamente la estimulación
producida por tal excitación a la derivada de la comida, el
agua, el contacto sexual y el comportamiento maternal. En
estudios recientes se ha comprobado que hay receptores
químicos situados en las neuronas de los centros del placer,
que reaccionan a un compuesto químico producido por
las células cerebrales. Se le denomina endorfina, porque
se parece a la morfina por sus características químicas, así
como también por sus efectos fisiológicos, ya que provoca
euforia y alivia el dolor. Cabe conjeturar que actividades
como comer, tener contacto sexual y enamorarse, es decir,
comportamientos que son vividos como placenteros,
producen esta sensación mediante la estimulación del
centro del placer, ya sea eléctricamente o bien provocando
la liberación de endorfinas, o por ambos mecanismos a la
vez.
El impulso sexual parece responder relativamente
más al placer que al dolor, de modo que la frustración
sexual - aunque ciertamente no es placentera- no produce
el intenso dolor y sufrimiento suscitados por la inanición
o las lesiones corporales. Al parecer, los impulsos que
sirven al objetivo de la preservación del individuo son
capaces, cuando se ven frustrados, de producir mucho más
dolor, para ser más rápidamente controlados mediante
Pag. 80
la evitación de éste, que los impulsos reproductores,
motivados principalmente por la búsqueda del placer.
Debido a esta cualidad placentera de la sexualidad,
se puede inferir que los circuitos sexuales se hallan
íntimamente conectados con los centros de placer del
cerebro, y/o que liberan un compuesto químico para el
que existen receptores situados en los circuitos del placer.
Pero el deseo sexual debe tener también una conexión
anatómica y/o química con los centros del dolor, porque
si un objeto o situación sexual produce dolor - es decir,
si es vivenciado como peligroso o destructivo-, dejará de
provocar deseo. Dicho de otra manera: el dolor tiene la
capacidad de inhibir el deseo sexual.
Los centros de aversión o de dolor, que se aproximan
estrechamente a los centros del placer, también han sido
localizados en el cerebro de los mamíferos. Si se los estimula
mediante electricidad, el animal expresa dolor agudo y es
probable que nunca vuelva a intentar el comportamiento
que exhibía en el momento del choque. Es probable
que exista un mediador químico del dolor, análogo a
la endorfina, pero todavía no ha sido identificado. Los
centros del dolor son activados por la percepción del daño
físico o por la anticipación de un peligro de esa índole. Y
cuando se activan, tienen prioridad sobre las funciones
ajenas a la supervivencia del individuo y son capaces de
inhibirlas, dado que nuestro cerebro se halla organizado
de manera tal que el dolor tiene prioridad sobre el placer,
lo cual tiene sentido contemplado desde un punto de vista
evolutivo. La supervivencia individual debe anteponerse
a la reproducción, y cuando percibimos que estamos
heridos o en peligro, el centro del dolor se activa y rige
nuestras funciones para que todas nuestras energías se
concentren en hallar soluciones (pelear, huir, superar la
situación, encontrando estrategias alternativas), en vez
de distraemos y aumentar nuestra vulnerabilidad por
causa de nuestros impulsos sexuales. La capacidad de
Pag. 81
los centros de aversión para inhibir los centros sexuales,
que tiene evidente valor de adaptación, es también la base
biológica para la inhibición neurótica de la libido.
Las observaciones del comportamiento sugieren
también que los circuitos sexuales están ampliamente
interconectados con -aquellas partes del cerebro que
analizan experiencias complejas, y también con el almacén
mnémico y los sistemas de recuperación. Hay pruebas
de que el deseo sexual es sumamente sensible a factores
experimentales que determinan y configuran, en buena
medida, los objetos y actividades que han de suscitar o no
nuestros deseos.
También cabe conjeturar que existen conexiones
neurales entre los centros sexuales centrales y los
centros reflejos espinales que rigen el funcionamiento
genital. El aporte procedente de los centros superiores
puede estimular o disminuir los reflejos genitales. Así,
cuando la libido es afectada, cuando una persona se
siente sexualmente interesada y sensual, la erección y la
lubricación son completas y rápidas, y el orgasmo se logra
fácilmente. De hecho, la erección e incluso el orgasmo
pueden alcanzarse, en ocasiones, exclusivamente por
estímulos externos y fantaseados, sin estimulación física
alguna de los genitales. Pero también lo opuesto es válido.
Cuando el deseo está ausente y la experiencia sexual es
monótona y triste, el umbral para los reflejos genitales es
mucho más alto. Cuando uno no está conectado, la cosa
puede hacerse eterna y la estimulación física de be ser
intensa para que los genitales funcionen.

Los mecanismos fisiológicos.


Apenas si se está empezando a reunir información
referente a los mecanismos fisiológicos y las circunstancias
eléctricas y químicas que rigen el sistema sexual, y la
información es aún demasiado fragmentaria para que sobre
ella se pueda construir una estructura conceptual coherente.
Pag. 82
Los experimentos de ablación, los estudios
farmacológicos y las investigaciones que se valen de la
estimulación eléctrica del cerebro indican claramente
que los mecanismos de activación están equilibrados
por mecanismos inhibitorios. La observación clínica
puede damos buena idea de qué es lo que favorecerá el
apetito sexual, es decir, lo que estimulará los mecanismos
activadores y/o impedirá el funcionamiento del
mecanismo de inhibición.
En estado natural, ¡a libido y los circuitos sexuales se
rigen tanto por ritmos biológicos como por la accesibilidad
de una pareja potencial atractiva. Los animales cuyo
comportamiento reproductivo se ajusta a un ciclo de celo
están más sujetos que el hombre a los ritmos biológicos.
Por ejemplo, las hembras cuya receptividad sexual se rige
por el ciclo de celo exhiben una total ausencia de deseo
sexual y evitan los contactos sexuales, a no ser durante los
períodos de “calor”, controlados por las hormonas. En las
hembras infrahumanas, tanto la atracción sexual como la
receptividad sexual dependen de los estrógenos.
La acción central de estas hormonas sobre el cerebro
las vuelve receptiva, en tanto que su acción periférica las
hace atractivas. Específicamente, los estrógenos hacen
que las células vaginales de ciertas especies animales
fabriquen feromonas, que desencadenan el deseo sexual
en el macho. En las hembras humanas, los estrógenos no
favorecen el deseo sexual, y el papel que desempeñan en la
atracción femenina sigue siendo discutido. Pero también
en los seres humanos el deseo sexual fluctúa, dentro
de cierta medida, sobre una base biológica. Los ritmos
sexuales biológicos de los humanos se dan probablemente
por mediación de las hormonas sexuales, por la vía de
su influencia sobre los centros sexuales de su cerebro de
mamíferos.
El papel de la testosterona en la sexualidad humana
parece más claro. Es, para ambos sexos, la hormona de
Pag. 83
la libido. En ausencia de la testosterona hay poco deseo
sexual, tanto en los machos como en las hembras de
todas las especies estudiadas hasta el momento, incluida
la humana. Es de presumir que este efecto se debe
al papel decisivo que desempeña esta hormona en el
funcionamiento de los centros sexuales de ambos sexos,
aunque el mecanismo de esta acción no ha sido aún
claramente comprendido.
Investigaciones recientes indican que es posible que
una pequeña molécula de un péptido, una hormona
segregada en el cerebro y que se denomina factor
liberador de la hormona luteinizante (FL-HL) favorezca el
deseo sexual incluso en ausencia de la testosterona, o bien
cuando ésta es ineficaz. Este descubrimiento ha suscitado
cuestiones interesantes, tales como si la FL-HL actúa
directamente sobre los centros sexuales del cerebro, o si se
la puede utilizar clínicamente para incrementar la libido.
Por el momento la FL-HL sigue siendo un misterio, pero
sus importantes implicaciones clínicas merecen nuevas
investigaciones.
Se ha conjeturado que las hormonas sexuales, la
testosterona y quizá la hormona luteinizante, influyen
sobre el comportamiento sexual mediante alguna
interacción con los neurotransmisores que actúan como
mediadores de los impulsos neurales en el interior de los
circuitos sexuales. Los datos reunidos sugieren que la
serotonina o 5-HT actúa como inhibidor y la dopamina
como estimulante de los centros sexuales del cerebro.
La ligazón o conexión con una pareja potencial
atrayente y receptiva estimula los centros sexuales
en todos los animales que se reproducen mediante la
unión sexual, incluso los humanos. Las conejas ovulan
y se vuelven sexualmente receptivas en presencia de un
macho atractivo. Cuando estamos enamorados, la libido
se eleva. Cualquier contacto es sensual, los pensamientos
se erotizan y los reflejos sexuales funcionan con rapidez y
Pag. 84
eficiencia. La presencia del ser amado es un afrodisiaco;
oír, ver, oler y tocar a nuestro amante, especialmente si,
a su vez, se encuentra excitado, son poderosos estímulos
para el deseo sexual, tanto en los hombres como en las
mujeres. En términos fisiológicos, esto puede ejercer una
influencia física directa sobre el sistema neurofisiológico
del cerebro que regula el deseo sexual.
Pero tampoco el amor es un estimulante sexual tan
poderoso que no pueda ser inhibido por el dolor y el
miedo.
Aunque se ha establecido que en ciertas partes
del cerebro de los mamíferos existen, entre machos y
hembras, diferencias anatómicas y neurofisiológicas
significativas, esto no es válido para los centros sexuales.
No hay pruebas de que los centros del deseo sexual en
machos y hembras difieran anatómicamente, ni siquiera
fisiológicamente. De hecho, los estudios neurofisiológicos
han demostrado que, en ambos, las bases neurológicas
de la actividad sexual son similares. Por ejemplo ambos
sexos necesitan de la testosterona para activarse, y las
localizaciones anatómicas para la erección del pene y la
congestión del clítoris, lo mismo que las vías y centros
orgásmicos, son las mismas para ambos casos.
Sin embargo, parece haber importantes diferencias
sexuales en cuanto a los estímulos que despiertan el deseo.
Este, en los animales machos, se excita generalmente por
la vista, el olfato y otros indicios sensoriales emitidos por
una hembra receptiva o en celo, en tanto que en el caso de
estas últimas el deseo se despierta ante la presencia de un
macho sexualmente activo que las corteje. Sin embargo,
en los complejos seres humanos, los objetos del deseo
son sumamente condicionables, están sometidos a la
influencia de la experiencia y es muy difícil, si no imposible,
distinguir entre las bases biológicas y experienciales del
deseo sexual.
En nuestra cultura, la inhibición del deseo sexual en
Pag. 85
varones y mujeres parece estar asociada con un espectro
de factores algo diferente. Por ejemplo, si bien hombres
y mujeres pueden “apagarse” si están enojados con su
pareja, esto sucede más frecuentemente con las mujeres.
La mayoría de ellas pierden el deseo por un compañero
hacia quien sienten hostilidad. Esto es válido también
para algunos hombres, pero con menor frecuencia, y son
más los varones que las mujeres capaces de experimentar
intenso deseo por una compañera con quien están
enojados.
También la base biológica para la inhibición del
deseo descansa en su organización neural. Las complejas
conexiones del centro sexual con otras partes del cerebro
y su dependencia de un delicado equilibrio de hormonas
y neurotransmisores hacen que el deseo se halle sujeto a
la influencia de un amplio espectro de variables biológicas
y experienciales. Además, el mecanismo neurológico está
constituido de manera tal que puede ser “desconectado”
cuando el cerebro ha decidido que el empeño en perseguir
el placer sexual no favorece al individuo.

Los trastornos de la fase del deseo.


La hipoactividad del deseo sexual y la inhibición del
mismo son síndromes comunes en hombres y mujeres. El
individuo hipoactivo es asexual; se comporta como si sus
circuitos sexuales hubieran sido cerrados. Pierde interés
en las cosas sexuales, no busca la gratificación sexual y, si
se le presenta una situación sexual, no se siente movido a
aprovechar la oportunidad. Es posible conjeturar que la
hipoactividad del deseo sexual puede resultar de la falta
de actividad de los centros sexuales o bien de su inhibición
activa.
La inhibición es con frecuencia selectiva, en cuanto
el funcionamiento genital de los hombres y mujeres
afectados de anorexia sexual puede mantenerse. Tales
individuos pueden experimentar la erección, así como la
Pag. 86
lubricación y tumescencia, y también alcanzar el orgasmo,
pero de manera mecánica y sin mucho placer.

LA FASE DE EXCITACIÓN
Tanto en los hombres como en las mujeres, los
signos fisiológicos de la excitación sexual obedecen a la
vasodilatación refleja de los vasos sanguíneos genitales.
Durante la excitación sexual se activan dos centros en la
médula espinal, uno a la altura de la segunda, tercera y
cuarta vértebras sacras y otro que abarca la zona de las
dos últimas dorsales y las dos primeras lumbares. Su
activación hace que se dilaten las arteriolas que nutren
los genitales. Esta vasodilatación hace que dichos órganos
se hinchen y cambien de forma para adaptarse a su
función reproductora. El reflejo de dilatación se produce
en ambos sexos. Sin embargo, debido a las diferencias
anatómicas entre los genitales masculinos y femeninos, la
tumescencia asume formas diferentes y produce cambios
que son también diferentes, pero complementarios. El
pene se endurece y se agranda para penetrar la vagina, y
ésta se infla y humedece para recibirlo.

La excitación masculina y la erección.


En el varón, los espacios de los cuerpos cavernosos
del pene se llenan de sangre y dilatan el órgano contra su
envoltura o vaina exterior rígida. Este proceso convierte
el pene fláccido y blando en un órgano duro y erecto capaz
de penetrar en la vagina. La dureza y erección del pene se
mantienen por un sistema hidráulico de alta presión que
se sirve de la sangre como fluido.
La erección se logra y se mantiene merced a un complejo
sistema fisiológico que produce un incremento del aflujo de
sangre hacia le pene, al mismo tiempo que disminuye la
salida de sangre de dicho órgano. Este mecanismo aumenta
la cantidad de sangre y la retiene en el interior del pene,
sometida a una presión relativamente alta.
Pag. 87
Esta mayor cantidad de sangre es desviada al interior
de los senos cavernosos, que se dilatan y agrandan de esta
manera el pene. Este agrandamiento encuentra un limite
en la aponeurosis que encierra el cilindro peneal. La
presión de la sangre contra esta vaina endurece el pene y lo
pone erecto. Se sabe que el incremento del aflujo sanguíneo
al pene durante la excitación se debe a la dilatación de
las arterias peneales, producida por el parasimpático,
provenientes de los centros de erección, que provocan
la relajación de los músculos de las paredes arteriales. El
mecanismo responsable de la disminución de la salida
sanguínea del pene no es aún bien conocido. Según
algunas hipótesis, es causado por la constricción refleja
de las venas peneales. Una hipótesis alternativa sostiene
que en el pene hay válvulas especiales que controlan dicha
salida, en tanto que otra más postula que el flujo de salida,
lo mismo que la desviación de la sangre hacia los senos
cavemosos, esta controlado por almohadillas o pequeñas
estructuras musculares lisas, situadas exclusivamente en
las paredes de los vasos sanguíneos peneales.
La reacción eréctil se debe principalmente al
parasimpático, aunque hay pruebas quirúrgicas y
farmacológicas que permiten pensar que la potencia
requiere también algunos componentes simpáticos, que
controlan posiblemente el flujo de la sangre hacia fuera
durante la erección. Sin embargo, clínicamente se sabe
bien que una intensa reacción del simpático, tal como
pueden producirla la angustia y el miedo, puede drenar
instantáneamente el caudal sanguíneo extra del pene y
provocar así una pérdida psicogénica de la erección.

La excitación femenina
En la mujer, Ta fase de excitación también va
acompañada por la vasodilatación refleja de los órganos
genitales. Naturalmente, la anatomía de los genitales
femeninos es diferente. Para empezar, la vulva es mucho
Pag. 88
menos compleja y especializada que el pene. No hay
cavernas almohadillas ni desviaciones vasculares, y los
órganos son elásticos en vez de estar contenidos por una
vaina rígida, como el pene. La vasodilatación genital no
produce erección, y no hay pruebas de que haya un control
especifico de la salida de sangre. En cambio durante la
excitación hay una tumescencia generalizada de los labios
y de los tejidos que rodean al canal vaginal. La plataforma
orgásmica que describieron Masters y Johnson como
algo que se produce en la etapa de meseta (la parte más
intensamente desarrollada de la fase de excitación) es
probablemente un cojín de tejido dilatado e hinchado,
producido por una vasodilatación genital difusa. Otras
manifestaciones de la excitación en la mujer incluyen el
rubor genital, es decir, una intensificación del color de los
labios, y la humedad o lubricación vaginal, que es el signo
cardinal de la excitación femenina. La lubricación vaginal
proviene de un trasudado de la sangre que inunda el área
genital durante la excitación.
Se cree, como la erección masculina, los concomitantes
fisiológicos de la excitación en la mujer, lubricación y
tumescencia, producidos por los reflejos de vasodilatación
local, están regidos principalmente por el sistema nervioso
parasimpático, que controla la dilatación de los vasos
sanguíneos.
En el varón, la erección está regida por dos centros
espinales reflejos situados en los sectores dorsal y lumbar
de la columna, y por uno al nivel sacro. Los datos clínicos
obtenidos de casos de accidentes que afectan a la médula
espinal hacen pensar que el centro superior responde a
estímulos psíquicos, en tanto que el inferior es estimulado
por sensaciones táctiles procedentes de los genitales. El
centro reflejo inferior puede funcionar sin ningún aporte
del superior, ya sea de entrada o de salida. Esto explica el
bien conocido hecho clínico de que los pacientes a quienes
se les ha transecado la médula espinal por encima de los
Pag. 89
centros de erección puedan tener erecciones gracias a la
estimulación táctil de los genitales, de manera refleja y
aunque hayan perdido la sensibilidad por debajo del nivel
de la lesión.
En circunstancias normales, los centros reflejos
de excitación reciben información del cerebro y se la
devuelven. Estas conexiones constituyen la base biológica
merced a la cual se puede favorecer o inhibir la excitación
y las sensaciones placenteras pueden verse aumentadas o
inhibidas por factores experienciales.
Todavía no se ha delimitado con precisión cuál es el
aparato neural que rige la fase de excitación femenina.
En vista del desarrollo embriológico análogo del sistema
reproductivo y nervioso en ambos sexos, se puede
pensar que tanto los centros reflejos espínales como las
conexiones neurales superiores son análogos en hombres
y mujeres.

Los trastornos de la fase de excitación.


Los trastornos de la fase de excitación en el varón son lo
que se denominan impotencia, y consisten en dificultades
para obtener o mantener la erección. Estos problemas
pueden ir o no acompañados de perturbaciones de la
libido o de la eyaculación.
En la mujer, los trastornos de esta fase se manifiestan
en dificultades con la lubricación y la tumescencia durante
el contacto amoroso.
La compleja fisiología de la erección masculina y la
necesidad de crear temporalmente un sistema de alta
presión sanguínea hacen que esta fase de la respuesta
sexual masculina sea la más vulnerable, no sólo a factores
biológicos, sino también a la angustia. De ello se sigue que
la impotencia -o disfunción eréctil- es un trastorno sexual
sumamente difundido. Contrariamente, las disfunciones
de la fase de excitación femenina, esto es, la inhibición
aislada de la lubricación y la tumescencia, constituyen un
Pag. 90
síndrome clínico relativamente poco frecuente, excepto
como resultado de factores fisiológicos locales, tales
como deficiencia de estrógenos con vaginitis senil. Este
trastorno de la fase de excitación en las mujeres puede
darse como un síndrome aislado, pero la experiencia
dolorosa e incómoda de realizar el coito cuando la vagina
se halla seca y contraída puede ser causa de una inhibición
secundaria del deseo, acompañada o no de evitación de al
actividad sexual.

LA FASE ORGÁSMICA
La fase orgásmica de la respuesta sexual es, como la
excitación, un reflejo genital que se rige por los centros
neurales espinales. Los impulsos sensoriales que
desencadenan el orgasmo entran en la médula espinal
por el nervio pudendo, al nivel del sacro, y el flujo
nervioso efente se da desde la undécima vértebra dorsal
a la segunda lumbar. Los centros espinales reflejos que
rigen el orgasmo se encuentran en íntima proximidad
anatómica con los que gobiernan los esfínteres vesical y
anal. Por esta razón, cuando se lesiona la parte inferior
de la médula pueden resultar afectados tanto el control
orgásmico como el de la defecación y el urinario. En el
orgasmo no se pone en juego, como en la excitación, un
reflejo vascular, sino que consiste, tanto en el hombre
como en la mujer, en una serie de contracciones reflejas
de ciertos músculos genitales.
El orgasmo masculino está integrado por dos reflejos,
independientes pero coordinados, que constituyen sus
dos subfases: la emisión y la eyaculación.
La emisión consiste en la contracción refleja de los
músculo lisos contenidos en las paredes de los órganos
reproductores internos del varón: los túbulos del
epidídimo, los conductos eferentes, las vesículas seminales
y la glándula prostética. Esta contracción deposita un
bolo de fluido seminal en la uretra posterior. El esfínter
Pag. 91
vesical interno se cierra bruscamente, colocando al bolo
seminal en un espacio cerrado. Esta reacción - la emisión
- no es placentera; el varón la percibe como una ligera
señal fisiológica, que Masters y Johnson han llamado la
sensación de la inevitabilidad eyaculatoria.
En el varón sano la emisión va seguida, con una
diferencia de fracción de segundo, por contracciones
rítmicas, de una duración de ocho décimas de segundo,
de los músculos estriados que se encuentran en la base del
pene, el isquiocavernoso y el bulbocavernoso. El efecto de
estas contracciones es propulsar el fluido seminal fuera
del pene, en una serie de chorros. Dichas contracciones
van acompañadas por las típicas sensaciones placenteras
del orgasmo.
El orgasmo femenino es estrictamente análogo a
la segunda fase del orgasmo masculino. Al faltar los
órganos reproductivos internos del varón, derivados del
conducto wolffiano, en la mujer no hay, por consiguiente,
fase de emisión. Sin embargo, una estimulación adecuada
provocará contracciones rítmicas de 0.8 segundos,
como en la fase eyaculatoria del orgasmo masculino,
y que afectan también a los mismos músculos, isquio y
bulbocavernoso, que en la mujer se sitúan en tomo de la
entrada vaginal. Tales contracciones se dan acompañadas
por las sensaciones placenteras del orgasmo.
En el varón, la estimulación táctil del glande y del
cuerpo del pene da como resultado el reflejo orgásmico,
en tanto que en la mujer se ha comprobado que el
orgasmo se produce por estimulación de un órgano
embriológicamente y neurológicamente análogo, que es
el clitoris.
La emisión en el hombre, esta regida por el sistema
nervioso simpático. Durante la emisión se favorece la
estimulación de los receptores adrenérgicos alfa de los
músculos lisos de los órganos reproductivos del varón,
llevándolos a contraerse.
Pag. 92
Las conexiones neurales que controlan la segunda
parte del orgasmo masculino, así como el orgasmo
femenino, consistentes ambos en contracciones de los
músculos estriados, se rigen probablemente por un centro
reflejo diferente que todavía no ha sido identificado
El centro reflejo del orgasmo en el varón se halla en
la parte sacra de la médula, próximo a los centros que
gobiernan los reflejos urinario y la defecación. Se cree que
la localización del centro orgásmico femenino es similar.
Las victimas de lesiones en la médula pueden retener el
componente físico del orgasmo y engendrar hijos. Esto
puede suceder como resultado de la estimulación local de
los genitales, en tanto que este centro se halle intacto, aún
cuando el sujeto no experimente sensación alguna. Pero,
en circunstancias ordinarias el centro orgásmico recibe
aportes del cerebro y también hace llegar los suyos a los
centros superiores.
Estas conexiones entre los centros orgásmicos
espinales y los cerebrales superiores proporcionan la base
fisiológica de las inhibiciones aprendidas del orgasmo. A
diferencia de la erección, que no está sometida al control
voluntario, el orgasmo puede estar, y en circunstancias
normales está, bajo el control voluntario del individuo.
Esto significa que probablemente hay circuitos neurales
que conectan el centro del orgasmo con las áreas motrices
voluntarias y de percepción consciente del cerebro.
También cabe conjeturar que el orgasmo tiene estrechas
conexiones con el centro de placer del cerebro, y que es
tal conexión la que, en circunstancias normales, hace tan
placentera la experiencia orgásmica.

Trastornos de la fase orgásmica


Los síndromes clínicos producidos por trastornos de la
fase orgásmica incluyen: inadecuado control eyaculatorio
o eyaculación precoz, eyaculación retardada, y su análogo
femenino, la disfunción orgásmica en las mujeres. En
Pag. 93
ambos sexos, las inhibiciones orgásmicas recorren todo
un espectro de gravedad que va desde la anorgasmia
total a leves dificultades situacionales para alcanzar la
culminación orgásmica. Una subvariedad interesante
de la eyaculación retardada en un síndrome al cual he
denominado retraso parcial (RP) (cf La nueva terapia
sexual ); los pacientes que lo padecen tienen una reacción
de emisión normal, pero la segunda fase, la eyaculación,
queda selectivamente inhibida. Clínicamente, estos
hombres experimentan una filtración de semen, pero sin
las contracciones orgásmicas ni el placer eyaculatorio.
También en ellos se retrasa, comúnmente, el retomo al
estado de flaccidez.

OTROS PROBLEMAS ACCESIBLES A LA TERAPIA


SEXUAL
La gran mayoría de las disfunciones sexuales que
se ven en la práctica clínica se pueden clasificar como
perturbaciones de las fases del deseo, de la excitación u
orgásmica, que constituyen la respuesta sexual. Todos ellos
son trastornos psicofisiológicos causados por ansiedades
relacionadas con el sexo y todos son, hasta cierto punto
al menos, accesibles a la terapia sexual. Sin embargo, hay
que incluir aquí otros dos síndromes porque también
ellos se asocian con angustias sexuales y también suelen
ser tratables mediante terapia sexual.
El primero consiste en un grupo de trastornos sexuales
psicofisiológicos que son producto de espasmos dolorosos
involuntarios de la musculatura de los órganos sexuales y
reproductivos. En esta categoría entran el vagínismo, en las
mujeres, y ciertos tipos de dolor eyaculatorio, en el varón.
También son motivo de consulta frecuente las fobias
sexuales, con su cortejo de evitaciones. No se trata de
síndromes psicofisiológicos ni que se relacionen con
una fase especifica, pero se las incluye aquí porque son
frecuentemente accesibles a la terapia sexual.
Pag. 94
Espasmos musculares de los órganos sexuales.
El vagínismo está causado por un reflejo condicionado
de contracción espasmódica de los músculos que rodean
la entrada vaginal. Este síndrome no se relacionan con
una fase sexual específica, sino que aparece cada vez que
se intenta la penetración vaginal. Es una causa común de
la no consumación matrimonial, y responde muy bien a la
terapia sexual. En sus formas leves, dicho espasmo genital
provoca dispaurenia; en estos casos, la penetración es
posible, pero el contacto sexual es doloroso.
Una causa análoga de dispaurenia en el varón es el
dolor psicógeno, eyaculatorio y posteyaculatorio. En este
síndrome, el hombre experimenta un dolor agudo en
el momento de eyaculación o, lo que es más típico, un
corto tiempo después de eyacular. Este dolor puede durar
minutos, horas o incluso días, y es frecuente que sea tan
intenso como para incapacitarle. El examen médico suele
revelar un espasmo de los músculos cremastéricos, que
oprime ligeramente los testículos contra el perineo. Cabe
conjeturar que el dolor es producido por la contracción
espasmódica de los cremastéricos y/o de los músculos
lisos de los órganos reproductores internos del varón

Las fobias sexuales.


Muchas personas experimentan dificultades
sexuales porque han adquirido evitaciones fóbicas de
los sentimientos eróticos, como también de ciertas
actividades sexuales. Las conductas o situaciones
sexuales comúnmente evitadas incluyen la penetración,
los contactos sexuales orales, los contactos anales, la
masturbación, el besar acariciar, o mirar los genitales,
el semen, las secreciones vaginales, el vello púbico, el
desvestirse, etc. Puestos en la situación fóbica, los pacientes
experimentan ansiedad aguda y ataques de pánico.
También es común que presenten angustia anticipatoria y
que eviten decididamente cualquier actividad que pudiera
Pag. 95
conducir a la aterradora situación sexual. Es posible que
un paciente padezca únicamente una fobia sexual, o
bien que ésta se este asociada con disfunciones sexuales.
Por ejemplo, la evitación fóbica de situaciones sexuales
complica, a menudo el cuadro clínico del vagínismo o del
deseo sexual inhibido.
Todo tipo de fobias, incluyendo las sexuales,
responden a diversos métodos de tratamiento rápido. La
terapia conductista, los métodos integrados que combinan
tácticas conductistas y psicodinámicas, y las terapias
con drogas han resultado efectivas en el tratamiento de
fobias y de estados de evitación fóbica. Pero si una fobia
sexual no se reconoce como tal, la terapia sexual estándar
es ineficaz y hasta es posible que agrave el problema de
un paciente, porque los ejercicios eróticos tienden a
despertar demasiada angustia. Sin embargo, es frecuente
que los pacientes que padecen fobias sexuales puedan
ser ayudados por la terapia psicosexual, siempre que el
tratamiento tenga la flexibilidad suficiente para adaptarse
a sus necesidades individuales y específicas, y que las
tareas se programen para obtener un nivel de angustia
óptimo que permita desensibilizar al paciente.

Pag. 96
EXPRESIONES
COMPORTAMENTALES

Desafortunadamente, hoy en día se usan términos


como desviaciones, perversiones, aberraciones, para
denominar “científicamente” algunas conductas sexuales.
Es imprescindible que los profesionales de la salud
utilicen terminología descriptiva, más que valorativa. La
primera asegura amplias vigencias temporales, espaciales
y operacionales, en tanto que la segunda estará sujeta a
muchas inexactitudes. Por ejemplo: hace algunos años
el coito anal se consideraba una perversión en ciertas
sociedades judeocristianas, mientras que en otras sólo
una forma de enriquecer la vida sexual. El denominarlo
perversión o desviación restringe la validez de la
nomenclatura a la áreas donde no era considerado así
(vigencia espacial). Muchas sociedades occidentales han
dejado de penalizar esta acción, con lo que la vigencia
temporal de la denominación se ha reducido. El término
en sí no resulta claro para la comprensión y ubicación de
fenómenos o hechos más complejos, con lo que su vigencia
operacional es reducida.
Por otro lado, en las ciencias resulta menos objetivo y
claro utilizar terminología valorativa. Recuérdese el caso
de la trisomía 21, que fuera durante años conocida como
mongolismo. El pueblo mongol expresó justamente su
indignación como lo haría el mexicano o el francés si una
entidad patológica, acompañada de deficiencia mental, se
denominara “mexicanismo“ o “galicismo”.
El uso de términos como desviación, aberración o
perversión presupone una censura y condena previas.
Quien va a abordar el capítulo titulado así, antes de leer
el primer párrafo ya tiene idea de que son “cosas malas
o indebidas Se preguntará si de hecho lo son y el porqué

Pag. 97
de estos prejuicios. Debe recordarse que el juicio acerca
de lo bueno o malo de un acto está fuera del área de
competencia del profesional de la salud, cuyo deber consiste
en la atención de consultantes y comunidades. Además,
recuérdese el principio revisado en el capítulo anterior: en
materia de comportamiento sexual (y en muchas otras),
las personas pueden hacer lo que deseen siempre y cuando
no dañen a terceros, y que los que participen, lo hagan
voluntariamente y con conocimiento de las consecuencias
de sus actos.
Basándose en lo anterior, el Instituto Mexicano de
Sexología, preocupado por la utilización de un lenguaje
objetivo y científico en materia de sexualidad, propuso y
adoptó la denominación de expresiones comportamentales
de la sexualidad, bajo la cual se engloban no sólo las
llamadas desviaciones o perversiones, sino que se
incluyen otras como bisexualidad, homosexualidad
y heterosexualidad. La vigencia temporal, espacial y
operativa de esta denominación es mucho más amplia,
descriptiva, objetiva y no valorativa.
Mucho tiempo de trabajo clínico, educativo, a la vez
que de reflexión conceptual, llevó a establecer la hipótesis
de un continuo de expresiones comportamentales, de
alguna manera inspirado en el concepto del continuo
hetero, bi, homosexual de Kinsey (Álvarez-Gayou,
1984). Esta hipótesis plantea que: todas las expresiones
comportamentales de la sexualidad integran el universo
expresivo del ser humano, en el que potencialmente se
encuentran todas, aún cuando algunas lo hagan en grado
mínimo o no erótico. Antes de seguir adelante hay que
recordar que las expresiones comportamentales de la
sexualidad abarcan más aspectos que los netamente
eroticosexuales.
El continuo para todas las expresiones se estructura
en una escala graduada con siete niveles, que de menos a
más son:
Pag. 98
1.- Expresión mínima (EM)
2.- Expresión acentuada (EA)
3.- Expresión eroticosexual a nivel de fantasía (EESF)
4.- Expresión eroticosexual mínima (EESM)
5.- Expresión eroticosexual preferida (EESP)
6.- Expresión eroticosexual predominante (EESPR)
7.- Expresión eroticosexual exclusiva (EESE) (ver fig.
4-1).
Las dos primeras constituyen el área de expresividad
no erótica y las cinco restantes la de expresividad erótica,
es decir, en la que se busca la excitación o el orgasmo, o
sea, estímulos sexuales efectivos (ESE).
Entre los niveles principales puede haber intermedios
y no es indispensable poseer los anteriores para estar
colocado en alguno de ellos. La escala tiene dos marcadores
móviles que expresan: el primero, el nivel en que al
individuo le molesta, incomoda o perjudica la expresión
egodistónica; el segundo, el nivel a partir del cual la
sociedad determina la existencia de conducta delictiva o
socialmente condenable. La escala muestra el continuo de
las expresiones comportamentales de la sexualidad.
Los siete niveles principales pueden desglosarse como
sigue:
EM, se refiere al grado máximo de expresividad del
comportamiento que produce gusto o satisfacción y está
presente en todo individuo, como se verá más adelante al
analizar las expresiones al detalle.
EA, es el mismo comportamiento, pero muy notorio
o predominante en un individuo. Los niveles anteriores
no implican comportamientos eróticos ni consecución de
placer orgásmico.
EESF, implica excitación sexual e incluso consecución
orgásmica a través de la expresión en cuestión pero sólo a
nivel de fantasía o sueño.
EESM, práctica de la expresión para obtener excitación,
orgasmo o ambos.
Pag. 99
Fig. 4-1. Continuo de las expresiones comportamentales
de la sexualidad.
Pag. 100
EESP, casos de personas que tiene predilección
especial por ésta, sin dejar otras.
EESPR, se refiere a las personas en que prevale mucho
ésta; por ejemplo, de cada diez experiencias sexuales en
ocho se prefiere la que esté en análisis.
Por último, EESE significa que sólo mediante esa
expresión se logra la excitación, orgasmos o ambos.
A continuación se analizarán las diferentes expresiones
y sus grados de expresividad de acuerdo con el concepto
del continuo propuesto.

FETICHISMO
Se trata de la expresión comportamental de la
sexualidad en la que se gusta de obtener y poseer objetos
o pertenencias de determinada (s) persona (s).
El grado de EM consiste en el gusto que tienen las
personas de llevar una fotografía, prenda, anillo, mechón
de cabellos u otra cosa de una o varias personas queridas.
Cuando se habla de EA, se trata de personas que
con mayor dedicación hacen esto. Por ejemplo, los
“cazaautógrafos“ o los que desean poseer la colección más
completa de fotografías de algún ídolo cinematográfico, o
bien aquellos que guardan un archivo impresionante de
cartas de amor de uno o varios enamorados.
En ninguno de los niveles anteriores el fin es obtener
lubricación vaginal, erección u orgasmo. Cuando éste es
el fin, se trata del área eroticosexual. En ésta, EESF se
presenta cuando una o varias veces el sujeto ha utilizado
la fantasía, por ejemplo con alguna prenda intima, como
estímulo sexual efectivo.
La EESM del fetichismo será aquella en la que alguna
vez se use una prenda como estímulo sexual efectivo.
El fetichismo a nivel de EESP, se refiere a aquellos que
aun presentando otras expresiones, tiene por ejemplo,
colecciones de fotografías, prendas íntimas o gustan de
obtenerlas para usarlas como estímulos sexuales efectivos.
Pag. 101
Ocurre a nivel de EESPR, cuando el sujeto, de un
promedio de diez excitaciones, orgasmos o ambos, ocho
prefiere realizarlos con objetos o prendas como estímulos
sexuales efectivos.
Por último, en el nivel de EESE, la persona sólo logra
establecer su respuesta sexual mediante el uso de objetos
o prendas de otra persona.
El nivel de molestia del sujeto es variable e individual en
todas las expresiones, pudiendo existir desde el nivel cero
hasta el siete, o no existir. En cuanto a que sea considerado
como delito dependerá, más que de la expresión misma,
de la forma como se obtengan las prendas u objetos.

EXHIBICIONISMO
Esta expresión comportamental de la sexualidad se
refiere a las personas que gustan de mostrarse a otros.
En el grado en que todos somos exhibicionistas, EM
consiste en que a mayor o menor grado se busca una
apariencia más agradable o impresionante para los otros.
Así, incluso el más mal presentado o informal en su vestir,
es probable que utilice un bigote o prendedor con el objeto
de adornarse para ser visto por otros.
Cuando la expresión es EA, se trata de personas que
quienes se aspecto ante los demás es de gran importancia y
ya no sólo es la ropa y adornos, sino mujeres y hombres que
practican fisiculturismo para exhibir sus cuerpos musculosos
o las personas que escogen la profesión de modelo.
Dentro del área eroticosexual EESF se refiere a las
personas que se excitan o buscan orgasmos imaginando
que se exhiben ante otros, por lo general desnudos o
mostrando sus genitales.
La EESM será la excitación que provoca mostrar
partes del cuerpo, por ejemplo en el hombre, la camisa
desabrochada dos o tres botones debajo del cuello; en
la mujer, los escotes “atrevidos“ o elevar la falda para
mostrar las piernas cruzadas.
Pag. 102
El exhibicionismo a nivel EESP consiste en que aún
teniendo otras expresiones disfrutan exhibiéndose para
obtener estímulo sexual efectivo.
Cuando el nivel es EESPR, significa que en 80%
o más de los casos, el estímulo efectivo consiste en la
exhibición de una parte o todo el cuerpo a otras personas.
El exhibicionismo adquiere el carácter exclusivo EESE,
cuando es la única forma mediante la cual la persona
logra la excitación.
Al igual que en el fetichismo el nivel al cual el
exhibicionismo puede molestar, incomodar o perjudicar
a la persona, es muy variable.
La consideración del exhibicionismo como delito nos
lleva a un análisis interesante. Era clásico que se considerara
al exhibicionismo en sus niveles del área eroticosexual
como manifestaciones exclusivamente masculinas, siendo
este hecho de origen social, puesto que el exhibicionismo
en la mujer es aceptado bajo la forma de “strip-tease“
(con lo que se satisfacían los niveles eroticosexuales de
la escoptofilia o voyerismo masculino) en tanto que en
el hombre fuera del fisiculturismo (nivel erótico), no
existían posibilidades de expresión eroticosexual por lo
que los varones con frecuencia recurrían a la exhibición
subrepticia de los genitales, lo que se constituía en una
acción delictiva, puesto que la persona que es expuesta
a la exhibición no lo hace voluntariamente y constituye,
además, una violación a su privada, más cuando el acto se
realiza con menores.
En la investigación preliminar que el autor realizó
(Álvarez- Gayou 1984) quedó demostrada la existencia de
exhibicionismo a niveles eróticos en la mujer.

GERONTOFILIA
Es la expresión comportamental de la sexualidad en
la que se tiene atracción por personas de más edad, en
especial por ancianos.
Pag. 103
La EM existe en casi todas las personas, incluso el
respeto, cariño y cuidado para con las personas de la
tercera edad son inculcados como valores en nuestra
sociedad.
EA se presenta en personas que muestran in interés
mayor que otras por las personas ancianas. Ejemplo de este
nivel serían quienes dedican mucho de su vida y esfuerzo
al cuidado de ancianos, como geriatras, enfermeras
geriátricas o personas que promueven con especial interés
obras en beneficio de los mismos.
En el área eroticosexual, EESF consiste en la existencia
de una fantasía de relación sexual con una persona anciana
como estímulo efectivo y con el propósito de conseguir
un orgasmo.
EESM se refiere al hecho de que alguna vez la persona
haya tenido una relación en la que el estímulo efectivo fue
una persona de la tercera edad.
Cuando se trata del nivel EESP, nos encontramos
ante una persona que tiene preferencia por erotizar las
relaciones con ancianos.
En EESPR, por lo menos 80% de las relaciones eróticas
del sujeto tienen como estímulo sexual efectivo una
persona anciana.
La gerontofilia a nivel EESE, se presenta cuando una
persona sólo reconoce como estímulo sexual efectivo a un
(a) anciano (a).
El nivel al cual existe incomodidad o molestia
y constituye o no delito, es variable y dependerá
principalmente de la voluntad del anciano.
En cuanto a esta expresión, se ha ampliado
conceptualmente e incluido en esta categoría el gusto o la
atracción erótica hacia personas mayores.
Puede ser aplicable el concepto de generación de
Ortega y Gasset, es decir 15 años.

Pag. 104
MASOQUISMO
Expresión comportamental de la sexualidad en la que
la persona gusta del dolor físico, sumisión, vejación o
incluso dependencia notoria de otra persona.
En el área no erótica, EM se presenta en casi todas las
personas y consiste en ese pequeño placer no confesado
que nos lleva a disfrutar ser atendidos o considerados
por un sufrimiento o una enfermedad o a ese poco
de conmiseración o lástima que nos tenemos cuando
lloramos.
EA se refiere a quienes disfrutan su sufrimiento, como
aquellos cuyo tema preferido de conversación es el relato
de sus desgracias y, en especial, de sus enfermedades.
Entran aquí los que disfrutan relatando todas las malas
obras y vejaciones que han padecido.
En el área eroticosexual EESF consiste en la existencia
de una o varias fantasías en las que el sujeto es vejado,
lastimado o sometido y esto constituye un estímulo sexual
efectivo.
EESM se refiere al gusto y excitación que provocan
en algunas personas pequeños estímulos dolorosos
o sometimientos y vejaciones, incluso el asimiento
(“bondage“) en el que resulta un estímulo poderosos ser
amarrado de pies, manos y en ocasiones vendado de los
ojos, para recibir caricias den estado de impotencia física
total.
EESP consiste en el hecho de buscar expresamente
este tipo de estímulos sin dejar de disfrutar o responder a
otras expresiones.
Cuando el nivel EESPR, el sujeto prefiere las expresiones
masoquistas como fuente de excitación y orgasmo.
Cuando el grado de excitación es EESE, el sujeto sólo
responde como estímulo sexual efectivo a este tipo de
actividad.
En cuanto al grado que pueda esta expresión molestar
o incomodar a quien la presenta, la experiencia clínica
Pag. 105
muestra que a menudo resulta alto el nivel de satisfacción
que muchas personas tienen mediante esta expresión.
El nivel delictivo variará de acuerdo con distintas
legislaciones, pero básicamente no se castiga al que se
daña, sino a los que dañan.

NECROFILIA
Expresión comportamental de la sexualidad que
consiste en el gusto o atracción por lo muerto o la muerte
en sí.
EM de la necrofilia consiste en el culto, más o menos
presente en todos, a la muerte. Se expresa por fotografías
y cuadros que se exhiben en casas de personas muertas,
en nuestro medio, por los pequeños altares para honrarlos
en el cementerio, el nombrar a personas y otras cosas en
función de una persona muerta.
EA de la necrofilia se observa en personas para quienes
los muertos adquieren un significado y forman parte de
su vida más que muchos vivos. Digno de mención es el
caso presentado en nuestro país de la madre de una niña
fallecida hace más de siete u ocho años, quien construyo
un mausoleo donde colocó todos los juguetes y muñecas
de la niña, decorado con infinidad de temas infantiles.
Día con día la señora en calidad de “visita” a su hija hacía
cuidadosa limpieza y tocaba en el fonógrafo los discos
preferidos de su hija. Esta es sin duda una expresión
necrofílica acentuada. Por otro lado, puede observarse
expresión del mismo nivel en pueblos como el antiguo
Egipto donde el culto a la muerte llegó a niveles sagrados
que de paso nos legaron maravillosos testimonios de su
cultura. En tono más festivo, en México se encuentra el
culto burlón a la muerte que tiene su mayor expresión en
los primeros días de noviembre con las “calaveras”, pan de
muerto, ofrendas y todas las manifestaciones del folclor
mexicano. Es importante mencionar las piezas artesanales
eróticas en las que aparecen “calaveras“ en actividades
Pag. 106
eroticosexuales; piezas de mucho interés y belleza.
La necrofilia a nivel de EESF se ilustra con múltiples
casos en la literatura en los que la violación de un cadáver
se constituye en estímulo sexual efectivo, lo mismo que en
personas que a través de fantasías de este tipo buscan la
excitación y consecución de un orgasmo.
Las personas que alguna vez hayan buscado la
excitación o el orgasmo (o ambos) con un cadáver se
encontrarán al nivel de EESM; quienes tienden a preferir
este tipo de estímulos estarán al nivel de EESP, en el nivel
EESPR estarán aquellos que la práctica de la necrofilia.
Como estímulo sexual efectivo, sea la forma de expresión
que predomina en su vida sexual, en tanto que los
exclusivos EESE, son los que sólo a través de la necrofilia
obtiene un estímulo sexual efectivo.
A quienes parezca difícil aceptar la existencia de
personas que se encuentren en el área eroticosexual, se
dirá que son frecuentes, aunque no del dominio público,
las violaciones y actos de carácter eroticosexual en lugares
como funerarias, depósitos de cadáveres, anfiteatros de
facultades de medicina y servicios médicos forenses *
El grado de molestia o incomodidad que pueda
provocar a estas personas, debe ser muy bajo, puesto que
la experiencia clínica muestra la poca frecuencia con la
que consultan personas esta expresión. Pudiera ser que el
rechazo y lo difícil de aceptar para la mayoría, contribuya a
que la necrofilia se mantenga oculta por las implicaciones
delictivas que tiene, por lo menos en México. En este
sentido, de acuerdo con la legislación mexicana, el cadáver
de una persona viene a ser “propiedad“ de los familiares
o del Estado, por lo que la violación esta tipificada en
el Código Penal del Distrito Federal como delito de
profanación.

Pag. 107
PAIDOFILIA
Expresión comportamental de la sexualidad que
consiste en el gusto o atracción por los niños.
En el nivel de EM, se encuentra todo ser humano al
expresar cuidado y ternura, no sólo a los niños sino a todo
cachorro. Esta tendencia tiene tal grado de aceptación
pública que los encargados de la imagen pública de todo
líder no pierden oportunidad de publicar fotografías de
éste cargando, besando, sonriéndole o acariciando a un
niño. Estas actitudes siempre implican humanitarismo,
bondad y calidad afectiva.
* Es conocida la situación que Gregersen (1983) informa de culturas
en las que existe necrofilia erótica ritual.
Cuando la paidofilia es EA, las personas tiene mayor
interés y preocupación por los niños. Podría pensarse en
educadoras, pediatras y tal vez algunos que de buena fe
colaboran en organismos como la U.N.I.C.E.F.
En el primer nivel del área eroticosexual se trata de
personas que tienen han tenido ESSF de un acercamiento
o relación con un niño como estímulo sexual efectivo. Es
importante señalar la ampliación tanto del concepto de
paidofilia como gerontofilia, en el sentido de considerarlas
como tales cuando las tendencias y el gusto de la relación
se dirige sistemática, preferente o predominantemente
hacia personas mucho más jóvenes. Por ejemplo, en el
caso de la gerontofilia, la joven o joven de 18 a 24 años
que busca y puede relacionarse con hombres o mujeres de
más de 45 ó 50 años. También hombres o mujeres de 45
ó 50 años que sólo se relacionan con jóvenes de menos de
20 años.
Cuando se trata de EESM el sujeto ha tenido como
estimulo sexual efectivo una relación con un niño o una
persona muy joven; el nivel de EESP plantea la selectividad
hacia niños o personas jóvenes como estímulos sexuales
efectivos. (ESE). Por su parte, EESPR ubicaría a individuos
con actividades eroticosexuales que tienen como estímulo

Pag. 108
sexual efectivo en ocho de cada diez ocasiones a personas
más jóvenes o niños; y EESE se refiere a los individuos
que sólo obtienen un estímulo sexual efectivo con niños o
personas jóvenes.
En cuanto a la molestia que esta expresión puede
provocar en las personas, así como su punibilidad, la
situación es semejante a la de otras expresiones.

SADISMO
Expresión comportamental de la sexualidad en la
que los individuos gustan de causar dolor físico, someter,
vejar o hacer que otros dependan de ellos.
En el área no erótica el sadismo a nivel de expresión
mínima (EM) es apreciable cuando se expresa cariño
o afecto por medio de pequeños estímulos dolorosos
como pellizcos, besos mordelones o nalgadas; también se
encuentra placer al matar o incluso torturar a un animal,
como moscas, arañas, insectos y reptiles. Esto se expresa
con claridad en los niños que gustan de hacer toda clase
de maldades a los animales.
EA se observa en personas que tienen en sus vidas
una franca tendencia a lastimar, vejar o someter a otras
y que lo disfrutan sin llegar a niveles eroticosexuales. Tal
sería el caso, por ejemplo, de policías, agentes secretos,
celadores de una prisión y guardaespaldas.
En el área eroticosexual, la expresión EESF se
refiere al estímulo sexual efectivo que a veces se obtiene
imaginando escenas de violencia sexual como violaciones,
con la lectura de las obras del Marqués de Sade o mediante
películas como “Historio de O”.
EESM se refiere a las personas que alguna vez al causar
dolor, someter o vejar a una persona han tenido este
acto como estímulo sexual efectivo. Esta la contraparte
del asimiento (“bondage”) en la que el sujeto disfruta
amarrando al otro y teniéndolo en estado de impotencia
física.
Pag. 109
El grado de preferencia y predominio de esta expresión
determina la colocación de la persona en uno u otro nivel:
es EESP cuando en caso de selección entre otras se inclina
por ésta, EESPR si es la más frecuente en la vida sexual
del sujeto, y EESE cuando se plantea sólo como estímulo
sexual efectivo (ESE).
El sadismo casi siempre se presenta como el binomio
sadismo-masoquismo pues para exista y se desarrollo
el sádico es necesaria la participación de uno o varios
masoquistas y viceversa. Cuando esta relación se establece
se plantea la situación en la que el sádico actúa sobre una
persona que no lo desea o no tiene gusto por ello, en
contra de su voluntad, con lo que el acto adquiere una
connotación delictiva; la violación no es una expresión
comportamental de la sexualidad.
En cuanto al grado de molestia o inconformidad
que provoque, basta pensar en los clubes S/M
(sadomasoquistas) que existen en diversos países. Se
trata de clubes de personas que reconocen tener estas
expresiones en los niveles EESP, EESPR, o EESE que se
reúnen en fiestas o convivios en los que se “equipan“
con todos los aditamentos necesarios: látigos, cadenas,
esposas, trajes de hule, correas y otros y se dedican a
realizar actos de sometimiento, vejación y castigo físico
para obtener placer sexual. El daño físico que se inflige
no es serio y la intensidad se substituye por la cantidad
de equipo, aditamentos y aparatos impresionantes que se
utilizan. Aun cuando no se conoce el número de personas
que participan en estos clubes, un dato importante de esta
expresión es la popularidad y el éxito de la violencia en
películas, revistas comerciales, programas de televisión y
la gran cantidad de aditamentos para quienes gustan de
estas expresiones.

Pag. 110
ESCOPTOFILIA (Voyeurismo)
Expresión comportamental de la sexualidad en la
que las personas gustan de ver los cuerpos, expresiones
amorosas o ambos de otras personas.
EM de esta expresión, y de la que casi todos
participamos, ha permitido el florecimiento del desnudo
artístico en la escultura, pintura y fotografía universales.
También permite y propicia la publicación de revistas
como “Playboy”, “Playgirl” o “Signore”. Dado el nivel
mínimo de escoptofilia que existe en muchos hombres
y mujeres, continúan los concursos o exhibiciones de
fisiculturismo masculino y femenino.
La EA de la escoptofilia se presenta en quienes gustan
de mirar los cuerpos de otras personas, como los que
poseen colecciones de desnudos en pinturas o esculturas,
o los que no pierden oportunidad de ver un “strip-tease”;
en fin, los que gustan más que la mayoría de ver en vivo
o en expresiones gráficas cuerpos o relaciones de otros,
siendo requisito en este nivel el no constituir su acción en
estímulo sexual efectivo.
Dentro del área eroticosexual, EESF se refiere a la
excitación sexual obtenida por la fantasía de la observación
de un desnudo o de un acto sexual. La EESM existe cuando
la persona ha observado y presentado la excitación. EESP
y EESPR se sitúan en las mismas condiciones que las
expresiones anteriores; es importante recordar que EESE
se referirá a la persona que sólo logra excitarse y conseguir
un orgasmo mediante esta expresión.
El grado en que ésta puede incomodar o perjudicar
a la persona varia; sin embargo, se atiende clínicamente
a consultantes con niveles elevados de angustia por esta
expresión que los obliga a deambular por azoteas para
encontrar ventanas y observar. Con frecuencia estas
personas son confundidas con ladrones, y son atacadas
y golpeadas. De hecho existe un nivel delictivo, ya que
violan la privada e intimidad de otros.
Pag. 111
ZOOFILIA
Expresión comportamental de la sexualidad en la
que las personas tienen gusto o afecto especial por los
animales.
La zoofilia, presente en casi todos los seres humanos
cuando se expresa en su EM se refiere al afecto, atracción
o atención que los animales provocan en las personas.
Para algunos son perros, gatos, canarios y pericos; para
otros, caballos, serpientes e insectos.
EA se presenta en los que tienen criaderos; presentan
a sus animales en concursos e incluso los cuidan tanto, al
grado de vestirlos, peinarlos, incluso llevarlos al psiquiatra
o a “una casa de citas“ para perros.
En el área eroticosexual, el nivel EESF se refiere a las
personas que una o varias ocasiones han tenido como
estímulo sexual efectivo las caricias o la relación sexual
con un animal. La expresión EESM se refiere a todos
los casos en los que se ha presentado algún grado de
excitación por la relación o caricias con un animal. Este
grado de zoofilia es frecuente en los medio rurales donde
muchos jóvenes practican el coito con vacas, burras,
cerdas o gallinas como sucedáneo de la masturbación.
Las expresiones EESP y EESPR se presentan con
frecuencia en zonas urbanas y personas solas, con dificultad
para establecer relaciones humanas, y que vierten sus
necesidades afectivas en animales como mecanismo
compensatorio. De allí a los niveles eroticosexuales hay
un paso e incluso no son muy raros los casos de zoofilia
declarada.
En EESE, sólo el contacto o relación con animales
constituyen estímulo sexual efectivo.
El grado de incomodidad o perjuicio que cause al
individuo es variable, hay poca experiencia de consultas
al respecto. Como en la necrofilia, el que se considere
delictiva esta expresión depende de que se realice en
animales ajenos.
Pag. 112
UROFILIA Y COPROFILIA
Expresiones comportamentales de la sexualidad en las
que existe gusto o placer por la orina o las heces o por el
acto de orinar, defecar y observar su realización.
A nivel de EM, reflexiónese un momento en esa
sensación de alivio y ¿por qué no?, también de placer que
se tiene cuando se vacía la vejiga urinaria, sensación que
aumenta cuando ésta esta llena. Paralela es la sensación
cuando se defeca.
EA se fija por la importancia que durante el desarrollo
infantil se dio al control de esfínteres. Hay muchas
personas para las cuales las funciones excretorias revisten
un carácter ritual, en los que se fuma, se leen revistas y
libros, incluso hablan por teléfono o ven televisión.
En EESF se encuentran las personas para las cuales
constituye un estímulo sexual efectivo la posibilidad de
orinar dentro de una vagina, ser observado u observa la
defecación, incluso tener fantasías de ser orinado u orinar
a otro o defecar sobre otro o viceversa.
EESM, esta expresión se refiere a cuando alguna de
las acciones descritas ha sucedido y ha sido placentera.
Los niveles EESP, predominante EESPR y exclusivo EESE
coinciden con las expresiones analizadas; los niveles de
molestia o delictivos varían de una persona a otra.

FOBOFILIA
Expresiones comportamentales de la sexualidad en la
que existe gusto o placer por el peligro o temor. De no
tener muchos seres humanos esta expresión en el nivel
mínimo, tal vez nunca hubiera sido un gran cineasta
alfred Hitchcok; y Drácula, Frankenstein, Bela lugossi,
Boris Karloff, el Monje Loco y otros hubieran caído en
el completo olvido. Cuántos hemos vivido situaciones de
peligro más o menos real que disfrutamos conversando
con nuestras amistades.

Pag. 113
Es EM en aquellas personas en las que el peligro y
temor son una pasión: corredores de autos, toreros y
acróbatas entre los que alcanzan la fama y entre los que no:
pilotos de prueba, dobles de cine, lavaventanas, obreros
que trabajan en la construcción de rascacielos y más.
El área eroticosexual se refiere a la condición en que
una situación que implica peligro o temor se convierte en
estímulo sexual efectivo. En este son conocidos los casos
de personas que buscan lugares públicos como elevadores,
aviones u otros en los que es excitante para ellos hacer
el amor bajo el temor y riesgo de ser descubiertos o
castigados. Dependiendo de que el estimulo sexual efectivo
aparezca con la fantasía, se haya realizado alguna vez o
se presente con preferencia, predominio o exclusividad se
puede hablar de cualquiera de los cinco niveles del área
eroticosexual: EESF, EESM, EESP, EESPR, o EESE.
Son pocos los casos en los que se solicita ayuda
profesional. En cambio es frecuente que estas personas
sean acusadas por “faltas a la moral o a la decencia“ y
castigadas por la ley.

GRAFOFILIA
Esta expresión tiene dos dimensiones: la logofilia
y la iconofilia. Es la expresión comportamental de la
sexualidad en la que se gusta de leer la palabra escrita
(logofilia), ver representaciones gráficas figurativas como
dibujos y fotografías entre otros (iconofilia) o ambas.
EM, esta expresión se caracteriza por el gusto que
desde muy tierna infancia presentan los humanos por
dibujos, fotografías o películas (iconofilia). Más adelante
surge el gusto por la palabra escrita (logofilia). La grafofilia
hace que en México se produzcan y vendan más de 70
millones de ejemplares mensuales de fotonovelas. Cuando
se acentúa, EA, nos encontramos ante los bibliómanos y
coleccionistas de fotografías, pinturas y otras cosas.

Pag. 114
Al analizar el área eroticosexual se encuentra cierto
lapso entre esta expresión y la escoptofilia, sin embargo,
la diferencia consiste en el hecho de que la grafofilia se
circunscribe a la palabra escrita o a las representaciones
gráficas, en tanto que la escoptofilia se refiere a la
observación “en vivo“

TRIBOFILIA (frotismo)
Se refiere a la expresión comportamental de la
sexualidad en la que existe gusto por tocar a otros o ser
tocado La primera se conoce como tribofilia activa y la
segunda receptiva.
Como en toda actividad o expresión humana se
perciben; así hay personas en las que el gusto por el
contacto físico con otros es más acentuado, EA, que en
la generalidad. Comparativamente es común que los
estadounidenses se sorprendan al ver la cantidad de veces
que en un día los latinos, por ejemplo los mexicanos se
estrechan las manos. La costumbre entre ellos se limita a
un “estrechon” de manos en la vida entre dos personas el
día que se conocen. Para ello el frotismo en los mexicanos
sería acentuado, EA.
En el caso de la expresión en el área eroticosexual,
EESF, de tocar o acariciar a otra persona (activa) o ser
tocado y acariciado (pasiva) y EESM y EESP para obtener
un estímulo sexual efectivo, son universales. Como se
verá más adelante, la duración y la calidad de las caricias
suelen ser deficientes en muchas parejas, por lo que las
etapas iniciales del manejo terapéutico inciden sobre este
aspecto.
Cuando las personas presentan esta expresión en
niveles EESPR y EESE, podemos encontrarnos ante el
caso típico del individuo que en forma oculta busca
aglomeraciones con el fin de excitarse por el contacto con
otras personas.

Pag. 115
Estos últimos niveles constituyen en sí violaciones y
transgresiones a la individualidad, razón por la cual se
convierten en acciones reprobables.

POLIRRELACIÓN
Expresión comportamental de la sexualidad en la
que la persona gusta de relacionarse con varias en forma
simultánea.
Son excepcionales los seres humanos que nunca
han disfrutado en su vida de una actividad con varias
personas, comidas, asistir a un bar o espectáculo; éste
es EM de la polirrelación. Cuando es acentuada, EA, se
trata de personas que sólo disfrutan cuando se dan las
circunstancias planteadas.
En el área eroticosexual. EESF se refiere al estímulo
sexual efectivo que constituye la fantasía de una relación
sexual con dos o más personas simultáneamente; cuando
se haya realizado, el sujeto se encontrará en EESM.
Al igual que otras expresiones, los niveles EESP,
EESPR y EESE, se plantean según los criterios expresados.
El límite delictivo en esta expresión se restringirá al
hecho de que los que participen en la actividad lo hagan
consciente y en forma voluntaria.

INTERCAMBIO DE PAREJA
Expresión comportamental de la sexualidad en la que
se gusta intercambiara la pareja propia con otra.
En ciertos niveles socioeconómicos esta expresión
reviste un carácter de urbanidad. La buena anfitriona que
ha invitado a varias parejas a comer o cenar deberá, al
distribuir a los comensales en la mesa, tener cuidado de
que no queden juntos los miembros de una pareja; deberá
intercambiarlos con cuidado. Esta expresión adquiere
carácter protocolario internacional desde el punto de vista
diplomático, en las visitas de estado, cuando se ofrecen
banquetes, las (os) respectivas (os) consortes de los jefes
Pag. 116
de estado deben sentarse a la mesa junto al otro. Cuántas
veces se ven grupos de parejas en bailes o fiestas en las que
con quien menos se baila es con la pareja propia. Todo esto
constituye EM del intercambio de pareja. Es EA, cuando
una pareja interactúa y se les ve con otros miembros de
parejas en actividades sociales.
En el área eroticosexual, EESF se refiere al estímulo
sexual efectivo que establece la idea de tener una relación
sexual con la pareja de otra persona y que la pareja haga lo
mismo con el miembro correspondiente de la otra.
Esta expresión comportamental de la sexualidad es
más frecuente de lo que suele pensarse. En muchos países
las parejas que gustan de esta actividad tienen clubes y
frecuentan reuniones de grupos de personas que tienen
esta expresión como EESP o EESPR. Existen incluso
centros nocturnos como el Plato’s Retreat en Nueva
York, donde está expresión y la polirrelación unida a
la escoptofilia y exhibicionismo se presentan en forma
abierta.
EESE se presenta con menos frecuencia ya que
casi todos los que practican la polirrelación como el
intercambio de parejas, por lo general utilizan ésta
aunada a la escoptofilia a nivel de fantasía como elemento
enriquecedor que aumenta su excitación sexual con su
propia pareja.
Esta expresión es, en la mayor parte de los casos,
voluntaria, no plantean ni molestia o disgusto a los que la
practican y mucho menos se convierte en delito.

RELACIÓN A PRIMERA VISTA (sin conocimiento


de otra persona)
Expresión comportamental de la sexualidad en la que
se obtiene gusto por establecer relaciones con una persona
que no se conocía previamente.
Todos alguna vez hemos entablado animada plática
en un café o bar con personas que no conocíamos, para
Pag. 117
después despedirnos y quizá no volver a verlas. Esta
circunstancia constituye EM en la relación a primera vista.
El nivel acentuado, EA, se observa en personas que tienen
notoria preferencia por establecer este tipo de encuentros,
un ejemplo típico pueden ser los cotidianos concurrentes
a ciertos bares o cantinas que establecen relación con los
parroquianos nuevos que aparecen por allí.
En EESF se encuentran personas que tienen como
estímulo sexual efectivo la imagen de una relación sexual
con una persona desconocida. Este nivel se presenta
en muchos hombres y mujeres que sueñan y buscan el
encuentro ocasional con una persona que les atraiga
físicamente y que sin preámbulos llegue a una relación
eroticosexual; es lo que en México se conoce como “ligue“
y que la literatura y el cine contemporáneo recrea en
algunas famosas películas eróticas.
Cuando la persona ha tenido alguna experiencia de
este tipo se encontrará en EESM, si tiene gusto mayor por
este tipo de expresión en EESP, cuando en el recuento
de sus expresiones comportamentales, prevalece en
forma importante en EESPR, y por último cuando sólo
esa expresión se constituye en estímulo sexual efectivo
en EESE. Expresión comportamental de la sexualidad
en la que los individuos gustan de utilizar prendas,
manerismos, expresiones, accesorios, adornos, lenguaje e
incluso comportamientos característicos del otro sexo en
la cultura de la propia persona.

TRANSVESTISMO
Expresión comportamental de la sexualidad en la que
los individuos gustan de utilizar prendas, manerismos,
expresiones, accesorios, adornos lenguaje e incluso
comportamientos característicos del otro sexo en la
cultura de la propia persona.
EM, por ejemplo, una mujer usa pantalones o
un hombre anillos, adornos colgados del cuello o se
Pag. 118
pule y barniza las uñas. EA se refiere al gusto por
vestirse por completo por ropas y accesorios del otro
sexo. (transvestirse) pero sin que ello conduzca a una
excitación u orgasmo. Es pertinente aclarar aquí que el
transvestismo no Implica necesariamente homosexual y
viceversa. Cuando el transvestismo tiene como finalidad
la excitación sexual o búsqueda del orgasmo ocupará uno
de los niveles del área eroticosexual de acuerdo con los
criterios ya citados.
Dentro de estas expresiones se incluyen los manerismos
y expresiones que utilizan sujetos “amanerados”. Estas
formas de transvestismo en cuanto a expresiones
corporales o verbales pueden, según su intensidad e
intención, caer en el área eroticosexual o no y, al igual que
en el caso anterior, tampoco se relacionan necesariamente
con la homosexualidad.

RINOFILIA
Es la expresión comportamental de la sexualidad
que consiste en el gusto por lo olores. No se limita
necesariamente a los considerados placenteros, en
especial son personas en quienes el olfato juega un papel
importante. Al igual que con las expresiones anteriores,
todos los seres humanos tienen algún grado de rinofilia.
Como se mencionó en varias ocasiones, el grado
en que ésta o las demás expresiones crean conflicto,
incomodidad o molestia al individuo es variable en cada
persona, y puede no presentarse; en algunos casos aún EM
puede incomodar a alguien. En cualquier caso, el deber
del profesional es ayudar a la persona que lo consulta por
molestia o incomodidad y, sobre todo, libre de prejuicios
y valorando el hecho de que en materia de sexualidad,
existe una variedad infinita de posibilidades expresivas
comportamentales, por lo que un espectro individual de
expresión sexual difícilmente será aplicado a otra persona.
Que una o varias expresiones se consideren como
Pag. 119
conductas delictivas variará de una sociedad a otra,
dependiendo del momento histórico en que se realice.
Desde el punto de vista de la ética humanista que debe
seguir el sexoterapeuta, sólo serán censurables los
comportamientos que dañen a terceros o en los que se
obligue a participar a otros en contra de su voluntad.
En el esquema propuesto, resulta importante resaltar
algunos hechos. Para la presentación en este texto se han
separado las expresiones para su análisis individual; sin
embargo, el vida real y en la clínica la observación indica
que con frecuencia existen combinaciones de expresiones.
Este es el caso de la urofilia y coprofilia que de alguna
manera, por el contexto degradante que tiene en nuestra
cultura ser orinado o defecado, pueden constituirse en
expresiones que simultáneamente expresan otras, en este
caso sadomasoquismo
Otra situación que puede encontrarse en la práctica
clínica se refiere al hecho de que una o varias de las
expresiones comportamentales pueden, el algunos casos,
ser EESPR o EESE pero sólo a nivel de fantasía.
Por ejemplo, el caso de un paciente que planteó como
motivo de consulta “sufrir una terrible aberración, sólo
me excito golpeando las nalgas de las mujeres“ (EESE-
sadismo). En la entrevista surgió que nunca lo había
realizado y la única vez que lo intentó, con la anuencia
de su compañera, no obtuvo estímulo efectivo por lo que
su expresión comportamental sádica era a nivel exclusivo
de fantasía (EESE / F). El caso se reseña completo en el
apéndice de casos clínicos.
También puede haber colocaciones intermedias entre
los niveles propuestos. Un ejemplo son las calaveras
eróticas de las que se habla en la sección de necrofilia. De
hecho se trata de la observación en vivo de personas o
actos.
Es importante señalar otra peculiaridad de esta
expresión, aún siendo de niveles EESP, EESPR o EESE, su
Pag. 120
erotización contendrá en si el elemento fantasía, ya que en
el momento de salir de la iconofilia o logofilia para actuar,
deja de ser grafofilia.
Las representaciones gráficas y escritas que constituyen
el estímulo sexual efectivo serán eróticas lo que plantea la
necesidad de valorar la subjetividad en cada persona, pues
una pintura o fotografía puede ser considerada erótica por
unos y no por otros. Lo mismo sucede con la escritura,
sobre todo en la poesía erótica.
Son excepcionales las personas que se sienten molestas
o a disgusto con esta expresión, salvo en EESE.
En cuanto a considerarla delictiva, en sí la expresión
no lo es en nuestro medio aunque ciertas legislaciones
de criterio estrecho persisten en sus propósitos de
censurar ciertas expresiones gráficas de la sexualidad con
pretexto del daño social que provocan, desconociendo los
hallazgos científicos que han demostrado lo inocuo de
estas publicaciones y representaciones gráficas.
Es importante no perder de vista que, al igual que en
el continuo homo, bi, heterosexual de Kinsey-Lizárraga,
la colocación de una persona en otro nivel de una o
varias expresiones comportamentales, no es estático; al
contrario, es dinámico y de hecho el curso de la vida de
una persona y su colocación en las diferentes expresiones
pueden variar mucho.
El presente esquema de estudio y comprensión de las
expresiones comportamentales de la sexualidad permite
al sexoterapeuta tener una visión panorámica y objetiva
del comportamiento de sus consultantes, y a la vez que
permite evaluaciones clínicas objetivas y libres de mitos
y prejuicios que hasta ahora han acompañado a estos
comportamientos
Es imposible abordar todas las expresiones
comportamentales de la sexualidad pues, como escribe
Kinsey: “hay tantas expresiones de la sexualidad como
individuos existen”; sin embargo se ha incluido en el
Pag. 121
apéndice una lista con definiciones de las expresiones
comportamentales más frecuentes.

EXPRESIOGRAMA
Con base en el modelo presentado para la comprensión
de las expresiones comportamentales de la sexualidad,
el autor ha desarrollado un cuestionario y la expresión
gráfica del mismo.

El cuestionario por expresión permite a la


persona entrevistada determinar si posee la expresión
comportamental en cuestión, si la tiene en grado no
erótico o eroticosexual y, por último, en cuál de los niveles
se encuentra.
La expresión gráfica de cada una de las expresiones en
la persona en el continuo se hace por una gráfica de barras
en la que a primera vista, tanto el paciente como el clínico,
pueden apreciar las expresiones sexuales. A esta gráfica de
barras se le ha denominado: expresiograma (fig. 4-2)
A la fecha se ha realizado un estudio piloto (Álvarez-
Gayou, 1984) que ha permitido obtener algunas
conclusiones, las principales son: a) la hipótesis de que
estas expresiones se encuentran en todas las personas, en
algunos de los niveles es válida pues sólo ocasionalmente
una persona se califica en el 0, b) el expresiograma
tiene una indudable utilidad clínica para conocer las
expresiones de un consultante y los niveles en los cuales
la ha desarrollado y c) con los grupos de estudiantes de
sexología en los que se ha aplicado funciona como una
actividad propiciadora de autoanálisis e introspección
que coadyuva al conocimiento y aceptación de la
propia sexualidad y, cuando los alumnos comparan sus
expresiogramas, se propicia la aceptación de la sexualidad
de otros.
Pag. 122
Pag. 123
Pag. 124
Homosexualidad,
bisexualidad,
heterosexualidad

El tema sexológico que, junto con la masturbación,


ha sido motivo de múltiples escritos y especulaciones es
la homosexualidad. Es indudable que ambas conductas
se han presentado por milenios desde la existencia
del homo sapiens sin embargo, la homosexualidad ha
provocado diversas actitudes a través de la historia
en distintos grupos sociales y culturales. En nuestra
cultura occidental de origen judeocristiana, la iglesia ha
intentado suprimir esta expresión sexual al considerarla
pecaminosa y merecedora de castigo; los legisladores en
algunos países la han juzgado como delito perseguible;
éste no es el caso de México, pero los cuerpos policíacos
la reprimen y persiguen con propósitos de extorsión y
los psiquiatras la han “etiquetado“ como enfermedad
mental, intentando curarla. En realidad ninguna de estas
acciones ha disminuido se prevalencia, pero sí infundido
sentimientos de culpa, inadecuación y estigmatización en
las personas que muestran su preferencia sexual.
Una definición operacional de homosexualidad es la
de Marmor y Green (1978),quienes la describen como
una fuerte atracción preferencial hacia personas del
miembro sexo. Otra es la que el autor elaboró: “el gusto
o la preferencia para relacionarse afectiva o eróticamente
con personas del mismo sexo”.
Alfred Kinsey y colaboradores, después de entrevistar
a 5,300 sujetos masculinos y 5,940 femeninos, propusieron
la existencia de mujeres y hombres en un continuo
heterosexual en el que todos los seres humanos se colocan
en algún punto. Lo expresaron en una gráfica con siete
columnas numeradas de cero a seis y cruzadas por una

Pag. 125
diagonal, de uno a cinco (fig.3-1).
En esta gráfica colocaron en la columna cero a los
individuos exclusivamente heterosexuales, y en la seis a
los homosexuales.
En la columna uno se ubicó a los heterosexuales que
sólo habían tenido actividad homosexual incidental; en
la dos, los heterosexuales cuya actividad homosexual era
más que incidental; en la tres, aquellos cuya actividad
era por igual hetera y homosexual - conocidos como
bisexuales o ambisexuales; en la cuatro, homosexuales
cuya actividad heterosexual fue incidental; y las columnas
cinco y seis, igual que la dos y la uno, respectivamente.

Fig. 3-1. Continuo hetero, bi y homosexual de kinsey

En cuanto a la prevalencia de la homosexualidad,


Kinsey (1948) y colaboradores encontraron que 4% de
los sujetos habían sido exclusivamente homosexuales a
partir de la pubertad, 10% fueron predominantemente
homosexuales durante tres años por lo menos entre las
Pag. 126
edades de 16 a 55 años y 37% tuvo por lo menos una
actividad homosexual dirigida a orgasmo después de
la pubertad. En lo que respecta a las mujeres, Kinsey
encontró homosexualidad sólo en 50% en relación a la
masculina.
En 1972, Paul Gebhard del Instituto Kinsey informó
en un estudio del National lnstitute of Mental Health
(Instituto Nacional de la Salud Mental) una prevalencia
de homosexualidad de 10 a 12%.
Lizárraga del Instituto mexicano de Sexología, al
analizar el estudio de la homosexualidad, propuso
modificaciones al cuadro del continuo de Kinsey. La
primera se refiere ano asignar números a cada grupo,
para evitar la tendencia generalizada de valorar en forma
numérica y que el “0” se considerara el origen. Sugirió
denominaciones descriptivas que substituyeran al “0” por
fundamentalmente heterosexual (FHt), 1 1 por básicamente
heterosexual (BHt); 2 por preferentemente heterosexual
(PHt); 3 por bisexual (B); 4 por preferentemente
homosexual (PHm);5 por básicamente homosexual
(BHm), y 6 por fundamentalmente homosexual (FHm).
Cada uno de estos niveles significan grados de atracción;
de esta manera un individuo fundamentalmente
heterosexual no es capaz de reconocer belleza en personas
de propio sexo; el básicamente heterosexual reconoce
elementos estéticos en individuos de su mismo sexo sin
que implique de manera necesaria búsqueda o realización
de actividad erótica; el preferentemente heterosexual
tiene más atracción por los de su mismo sexo, pero aún
sigue siendo mayor por individuos del otro; el bisexual es
el que presenta “no preferencia”, es decir que la atracción
es igual por uno u otro sexo Las expresiones restantes
de la gráfica de Kinsey modificada son análogas a las
anteriores excepto que la preferencia predominante es por
individuos del mismo sexo.
La segunda modificación consiste en colocar el
Pag. 127
continuo desde los extremos reales basándose en que aún
las expresiones fundamentalmente hetero y homosexual
tienen una potencialidad, aunque mínima, de expresión
del otro extremo, sin la cual serían imposibles las relaciones
y expresiones afectuosas entre individuos del mismo sexo,
en el caso de fundamentalmente heterosexual y del otro
sexo, en fundamentalmente homosexual, (fig. 3-2).

Fig. 3-2. Modificaciones de Lizárraga a la tabla de Kinsey.

El tercer cambio consiste en introducir colores en


los siete niveles fig. 3-3, lo que simplifica en tres formas
la manifestación de la expresividad sexual hetero y
homosexual en cada individuo; así se muestra en gris al
practicante abierto, es decir, el que tiene o ha tenido una o
otra actividad y que lo reconoce abiertamente; en blanco
al oculto, es decir, individuos que pueden fantasear o
soñar con una u otra expresividad sin llevarla a cabo, o
bien que se encuentran en una etapa de su vida sexual en
la que se enfrentan a su propia sexualidad y dudan de sus
posibilidades de respuesta, sin práctica de esa expresión o
Pag. 128
con una reducida experiencia; por último, en negro el no
practicante de una, otra o ambas expresiones.
En este modelo conceptual (no clínico) quedan
establecidas 73 posibilidades de expresión hetera y
homosexual en un continuo que tiene como extremos a
individuos fundamentalmente hetera y homosexuales
que son o no practicantes de su potencialidad sexual o
quedan en el centro del continuo (que a juicio del autor
podría considerarse el origen) como el individuo con
potencialidad bisexual, no practicante de su homo ni
de su heterosexualidad, es decir el punto donde nos
encontramos al nacer; como lo planteó Freud. (fig. 3-4).
Una nota final respecto a ambos cuadros es que
después del nacimiento, los seres humanos están situados
en el “0”, se desplazan por el continuo y no necesariamente
llegan a la colocación definitiva en alguno de sus puntos.
En otras palabras, la expresividad hetera, bi y homosexual
no es fija y puede modificarse en el transcurso de la vida
en una o varias ocasiones.

Pag. 129
Pag. 130
TEORÍAS SOBRE LA ETIOLOGÍA DE LA
HOMOSEXUALIDAD
Tomando como punto de partida la opinión que
considera a la homosexualidad como enfermedad,
desviación o perversión, se observa que se han postulado
diversas teorías sobre su origen, las que se analizarán a
continuación.

TEORÍA DEL ORIGEN GENÉTICO


En 1952 Kallman publicó un artículo en el que
señaló 100% de concordancia para la homosexualidad
en un estudio de gemelos monocigóticos. Varones.
Después, Ranier y col. (1960), Kolb (1963) y Davison y
col (1971) comunicaron series de gemelos monocigóticos
discordantes para la homosexualidad, con lo que el
informe de Kallman se invalidó.
Hoy en día no hay elementos para establecer su
origen genético de la expresividad homosexual más allá
de la etiología genética de una capacidad de respuesta
genital y sistemática ante estímulos sexuales diversos.
Al respecto existen algunos experimentos en los que
individuos de ambos sexos, vendados e imposibilitados
para reconocer el sexo del examinador, han mostrado
la misma respuesta ante estímulos de personas de su
mismo sexo o del otro. En otras palabras, el ser humano
hereda los órganos, substratos bioquímicos y mecanismos
neurohormonofisiológicos, pero no la posibilidad de
responder en forma preferente a unos u otros estímulos.

TEORÍA DEL ORIGEN HORMONAL


Algunos estudios en animales han mostrado que la
administración de hormonas o modificaciones de sus
cifras pueden producir variaciones en la conducta sexual
adulta, posibilitándose extrapolarse a una conducta
homosexual.
Estudios en humanos han dado resultados dignos de
Pag. 131
mención. En homosexuales se han encontrado alteraciones
en la excreción urinaria de metabolitos hormonales. En
otros estudios, cambios en la concentración de lípidos
séricos. En cuanto a hormona luteinizante y estradiol,
hay autores que las han encontrado elevadas en grupos
de homosexuales masculinos. Respecto a la testosterona
plasmática, se encontró que no hay diferencia entre hetera
y homosexuales, pero sí un aumento de gonadotropinas
circulantes en los homosexuales.
Margolese (1970 y 1971) publica resultados referentes
a homosexuales que excretaron menos testosterona
urinaria; Kolodny y Masters (1972 y 1973) encuentran
cifras de testosterona circulante más bajas en jóvenes
que son exclusivamente homosexuales; otros estudios,
Birk y Friedman (1973), no demuestran diferencias en las
concentraciones circulantes y otros más lo confirman,
como Starka y cols. (1975).
En resumen, los resultados son múltiples, a veces
contradictorios y no concluyentes hasta la fecha. Esto puede
deberse, como dicen Masters y Johnson (1979), en su estudio
sobre homosexualidad, a tres causas fundamentales: en
primer lugar, a problemas y limitaciones en las diferentes
metodologías de los estudios, en segundo, al error de
considerar a la homosexualidad como un fenómeno
unitario - del mismo modo que tampoco es unitaria la
heterosexualidad- *. Y en tercero, a la imposibilidad de
descubrir más sobre la homosexualidad hasta que se
conozca más sobre los orígenes de la heterosexualidad, al
igual que sólo se conocerá con exactitud la fisiopatología
digestiva en la medida que se conozca su fisiología normal.

TEORÍAS PSICOSOCIALES
Freud en su teoría psicoanalítica considera una
bisexualidad innata que explica las tendencias latentes
hacia la homosexualidad que pueden activarse bajo ciertas
condiciones patológicas. Otras teorías del psicoanálisis
Pag. 132
rechazan la bisexualidad innata, y señalan diversas
experiencias de la infancia y adolescencia como causantes
de conducta homosexual. Así, Bieber (1962) describe en
homosexuales un patrón paterno, que consiste en una
madre posesiva, indulgente en exceso y dominate y un
padre hostil, ambivalente y lejano. Bene (1965) señala
un patrón de relación inadecuada con un padre débil.
Por otro lado, Greenblat (1966) encuentra que los padres
de homosexuales son generosos “buenos”, dominantes
y poco protectores. La realidad es que, cuando se han
analizado estos aspectos buscando la etiología de la
homosexualidad, se ha encontrado todo tipo de familias
(padres y madres), niveles socioeconomicoculturales y
ambientes.
Otro elemento importante es casi todos los estudios
que intentan demostrar el origen psicosocial de la
homosexualidad, se han realizado en poblaciones de
homosexuales que eran pacientes de psicoanalistas,
psiquiatras o instituciones lo que inevitablemente sesga
e invalida la muestra. Afortunadamente a últimas fechas
se realizaron estudios en poblaciones generales que se
analizarán después.
* “Debemos intentar establecer tipología y grupos específicos de
homosexuales y heterosexuales, después de lo cual tal vez fuera factible
generalizar o validar algunos hallazgos. En este sentido los resultados
recuerdan descubrimientos recientes sobre la esquizofrenia que llevaron
a postular que las manifestaciones de ésta constituyen un síndrome que
puede corresponder a diversas alteraciones o entidades separadas”

En la actualidad prevalece en enfoque de Marmor


(1978), cuando señala que la homosexualidad es
“multideterminada por factores psicodenámicos,
socioculturales, biológicos y situacionales.” El estudio de
Bell (1981), más reciente a través del análisis complejo y
cuidadoso de una muestra de homosexuales, establece
que no se encuentra ninguna causalidad sociofamiliar
universal para explicar la preferencia homosexual.

Pag. 133
Es conveniente concluir el análisis de los esfuerzos
para determinar la etiología de la homosexualidad citando
a Kolodny: “La búsqueda de la causa de homosexualidad
continúa obstaculizada por dificultades metodológicas
y falta de homogeneidad en la población homosexual.
Serán inútiles los esfuerzos para determinar los orígenes
de la conducta homosexual hasta que se desarrolle una
taxonomía confiable del comportamiento sexual en
general.”
Esta situación provocó que en 1973 la American
Psychiatric Association eliminara a la homosexualidad
de su Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (1980) y agregara una categoría de alteraciones
de la orientación sexual para incluir ahí a quienes su
orientación sexual les creaba conflictos, al igual que otras
expresiones comportamentales de la sexualidad que se
comentarán después.
También se ha suprimido la homosexualidad, como
trastorno o diagnóstico psiquiátrico, en países como
Inglaterra, Suecia y Dinamarca.

ESTUDIOS SOBRE COMPORTAMIENTO SEXUAL


EN HOMOSEXUALES
En la década de 1940 Alfred Kinsey realizó su notable
estudio sobre la conducta sexual del hombre y la mujer,
que comprendió más de 15 mil sujetos. Casi treinta años
después, surgen dos estudios, en realidad esclarecedores
sobre la conducta homosexual, realizados por Alan Bell del
Instituto Kinsey (1977/1981) y otro por Karla Jay (1979).
En el estudio de Bell se encuestaron alrededor de mil
sujetos y entre sus resultados sobresalen algunos que
conviene mencionar.
En cuanto a la intensidad o frecuencia de la actividad
sexual, encontró que en orden decreciente es mayor en
homosexuales de raza negra que en blancos, mayor en
homosexuales que en lesbianas y en jóvenes que en los de
Pag. 134
mayor edad.
Persiste la idea que hay mayor “promiscuidad”
entre homosexuales. Sobre esto Bell señala que hay una
tendencia en los homosexuales a sostener relaciones con
diversos compañeros; no así las lesbianas, que se inclinan
mucho hacia la “fidelidad”. El objetivo al que propenden,
tanto homosexuales y lesbianas, es una relación amorosa,
estable y duradera. Un gran porcentaje en los encuestados
refieren que el principal problema en sus relaciones
amorosas es la dificultad para encontrar un (a) compañero
(a); así mismo la disposición para aceptar las relaciones
abiertas existe en más homosexuales masculinos que
femeninos. Cabe señalar que todos estos resultados
coinciden con los que se obtendrían en cualquier estudio
de comportamiento heterosexual. Por otro lado Bell
informa que resulta más difícil aceptar a los hombres
que a las mujeres su homosexualidad; y que además han
contraído matrimonio heterosexual 25% de los hombres
homosexuales y 33% de las mujeres; este último dato
coincide con resultados preliminares del estudio sobre
homosexualidad, hecho en la ciudad de México por
Álvarez- Gayou (1978) y colaboradores.
En el área de relaciones interpersonales hay datos que
afirman que afirman que los homosexuales y lesbianas
tienen mayor aptitud para establecer relaciones amistosas
y afectuosas más cercanas que los grupos comparables de
heterosexuales y para entablar amistad con heterosexuales,
así como de rechazo por parte de éstos.
En el área laboral esta investigación encuentra
que tienen la misma estabilidad en sus trabajos que
los heterosexuales, excluyendo a los que Bell califica
como disfuncionales y asexuales (que son minoría):
“los homosexuales adultos que aceptan su situación sin
sentir culpa y que funciona bien en el área social y sexual
no tienen mayores problemas que mujeres y hombres
heterosexuales”.
Pag. 135
Karla Jay (1979) estudió a 962 lesbianas y 4,329
homosexuales masculinos y encontró datos interesantes.
En cuanto a la actitud de las lesbianas en relación a los
hijos, 19% tenían hijos, los querían y aceptaban, al igual
que muchas madres heterosexuales; 54% mostraron una
actitud positiva hacia los niños, en contraste con 4% que
expresaron actitud negativa.
Respecto a la idean prevaleciente de promiscuidad
sexual, en esta investigación se encontró que 62% de las
lesbianas y 15% de los homosexuales han tenido entre 1 y 10
compañeros sexuales; entre 11 y 15 compañeros sexuales,
24% de las lesbianas y 17% de los homosexuales; 20% de
ellos han tenido entre 26 y 50 compañeros. En resumen,
86% de las lesbianas han tenido menos de 25 compañeros
y 52% de los homosexuales menos de 50 compañeros; los
datos son comparables con cualquier grupo de jóvenes
solteros de nuestra sociedad heterosexual.
Otro mito que prevale es el de la prostitución entre
homosexuales. Al respecto, el estudio de Jay revela que
98% de las lesbianas y 76% de los homosexuales nunca
han pagado por una relación sexual; sólo una vez, 9% y
2% de homosexuales y lesbianas, respectivamente. En
cambio han recibido pago una vez 10% de ellos y 5% de
ellas, y 91% de lesbianas y 76% de homosexuales, nunca.
Estas cifras son menores de las que se encuentran en una
población heterosexual.
Un 45% de las mujeres y 46% de los hombres se
inclinaron a favor de una relación estable y duradera,
comparable al matrimonio, y en contra 28% y 21%
respectivamente.
En este estudio realizado en E.U.A., la prevalencia de
anorgasmia entre lesbianas y mujeres heterosexuales fue
de 7%. Se recordará que en Francia y Japón es 4 y 20%,
respectivamente.
Otra creencia generalizada es que en parejas o encuentros
homosexuales se da la conducta pasiva o activa, “femenina
Pag. 136
o masculina”. Estos papeles nunca se establecen en 59%
de las lesbianas y 42% de los homosexuales; en la encuesta
realizada en México, parece existir una correlación directa
entre el establecimiento de estos papeles y la escolaridad y
nivel socioeconómico menores.
En cuanto al uso de drogas el cuadro 3-1 se explica
por sí mismo.
Por último, es importante establecer la diferencia entre
homosexualidad y dos estados que suelen confundirse
con ella: transvestismo y transexualismo.
El transvestista es el que obtiene placer - no sólo de
tipo eroticosexual - usando ropa, accesorios, lenguajes
y manerismos considerados como del otro sexo en una
sociedad y momento determinados. Esta situación a veces
se relaciona con homosexualidad, pero en muchos casos
se presenta en individuos que son preferente, básica o
fundamentalmente heterosexuales.
El transvestismo ni implica de manera necesaria
homosexualidad, y viceversa.
Cuadro 3-1. Prevalencia del uso de drogas entre lesbianas y
homosexuales (Karla Jay)
Siempre o
Han utilizado Nunca
frecuentemente
Lesbianas 44%
Alcohol 19% 26%
Mariguana 36% 1.5%
Psicodélíeos 75% 1.5%
Cocaína 83% 21%
Nitrito de amilo (Poppers) 46%
Siempre o
Han utilizado Nunca
frecuentemente
Homosexuales masculinos
Alcohol 22% 29%
Mariguana 32% 29%
Psicodélícos 84% 1.5%
Cocaína 88% 1.0%
Nitrito de amilo (poppers) 87% 2.0%

Pag. 137
El transexualismo es la convicción psicológica de
identificación con el sexo que no corresponde el genotipo
y fenotipo sin alteraciones genéticas u hormonales. Esto
se denomina hoy en día, “discordancia de la identidad
sexo-genérica”, y no se relaciona con homosexualidad. De
hecho se han informado casos de transexuales que luego
de ser convertidos en mujer con tratamiento hormonal y
quirúrgico optaron por el lesbianismo.
Hoy en día se calcula que el transexualismo tiene una
prevalencia de 1 por 100,000 en hombres y 1 por 130,000
en mujeres (capitulo 17).
Ambas conductas son diferentes de la homosexualidad
y el sexoterapeuta debe abordarlas científica y
objetivamente, libre de mitos, tabúes, prejuicios, y con
espíritu eminentemente humanista.

BISEXUALIDAD
Según la conceptualización del continuo hetero,
bi, homosexual, podría considerarse un grado mínimo
de bisexualidad en todos los seres humanos. Debe
recordarse que, incluso quien se encuentra en el sector
fundamentalmente heterosexual, tiene un componente
pequeño de homosexualidad, con lo que de hecho se habla
de un cierto grado de bisexualidad.
Esta sección se refiere a quienes se encuentran en la
cuarta columna de la tabla de Kinsey modificada, esto es,
tienen el mismo nivel de atracción hacia uno y otro sexo,
y que originan estímulos sexuales efectivos sin haber
preferencia real por alguno. Según el planteamiento del
continuo, los bisexuales pueden ser practicantes abiertos
de ambas partes de su bisexualidad, o no practicantes
respecto a la dimensión eroticosexual de alguna de ellas
(homo hetero), u oculto, en cuanto a que no acepta o
reconoce una de las dimensiones. Esto último se refiere a
quienes en nuestra sociedad se ven precisados a casarse y
conservar oculta la expresión de la otra dimensión.
Pag. 138
En cuanto a posibles “causas” de la bisexualidad,
deben hacerse algunas consideraciones. Hay que recordar
que con frecuencia el individuo bisexual difícilmente es
reconocido como tal y existe la tendencia a agruparlo
en el sector de los homosexuales. Esta situación existe a
tal grado que, incluso muchos bisexuales se consideran
a si mismos homosexuales; esta situación surge de la
tendencia a establecer conceptos rígidos. En nuestro
mundo somos buenos o malos, hetero u homosexuales;
es decir, blancos o negros. La realidad es que no podemos
olvidar la existencia del gris y de las diversas tonalidades
del mismo, los puntos intermedios del continuo. Se
recordará que el punto central del cuadro, el origen en el
que el individuo tiene la potencialidad bisexual y donde
sus respuestas son amplias y sobre todo no dependientes
de sexo del estímulo.
Las “causas” de la bisexualidad no las encontraremos
específicamente en la genética, endocrinología o
Psicología. Las “causas” de la bisexualidad serán en
esencia las mismas que las de la heterosexualidad, como
se verá más adelante.

ESTUDIOS RESPECTO A LA BISEXUALIDAD


La bisexualidad ha sido, al contrario de la
homosexualidad, en el sector olvidado de la investigación
y los estudios. Como dice Fred Klein, en 1975 el Index
Medicus ofrece 47 artículos sobre homosexualidad y
ninguno sobre bisexualidad; el Instituto Psicoanalítico de
Nueva York tiene en su biblioteca más de 600 referencias
sobre la primera y ninguna sobre la segunda. Otro elemento
que contribuye a la falta de conocimientos sobre el tema
es que incluso investigadores sexológicas olvidaron a la
bisexualidad o la incluyen en la homosexualidad, como
en el caso de la investigación de Morton Hunt.
A pesar de las dificultades para determinar la
prevalencia, según Klein, en E.U.A, de 30 a 45% de la
Pag. 139
población masculina podría definirse como bisexual
y de 15 a 35% de la femenina. Estas cifras resultan
muy altas, puesto que se basan en las de Kinsey, Klein
considera a los individuos colocados en cualquier punto
de la tabla y excluye sólo a los colocados en los niveles
fundamentalmente heterosexual (FHt) fundamentalmente
homosexual (FHm).
Hasta la fecha la información más confiable respecto
a la prevalencia de bisexualidad proviene de encuestas
realizadas por una revista femenina - Redbook - y por
una divulgación científica - Psychology today-. En el caso
de la primera en 1975, cien mil mujeres contestaron una
encuesta respecto al placer y la satisfacción sexual. De ellas,
10% separadas o divorciadas sostenían actividad sexual
con otras mujeres. En el caso de la segunda, 68% de los
hombres que contestaron se consideraban heterosexuales,
6% homosexuales y 29% había tenido algún grado de
experiencia bisexual y de éstos 6% se definió bisexual.
La información anterior debe tomarse con cautela, ya
que era una encuesta a la que respondieron lectores de una
revista, no es una muestra representativa de la población
general.
Sólo existen tres estudios sobre la bisexualidad que
son ilustrativos en cuanto a comportamiento y variables
sociales; estos son: el de Blumstein y Schwrtz (1973 y
1975), el de Charlotte Wolf (1977) en Inglaterra y el de
Klein (1978).
Resumida la información se tiene que: Blumstein
y Schwartz entrevistaron a 150 hombres y mujeres
bisexuales. El hallazgo más consistente fue la poca
relación entre la proporción de las relaciones con uno y
otro sexo y la forma en que los sujetos se llamaron a sí
mismos, ya fuera homo, bi, o heterosexuales. Personas
con experiencia homosexual, se denominaban bisexuales;
otros con una amplia actividad bisexual, homosexuales
o heterosexuales. Esto se debe al gran desconocimiento
Pag. 140
y falta de información por parte de los sujetos. También
encontraron que las mujeres bisexuales se autodefinieron
más románticas que los hombres. Cuando las mujeres
tenían una relación afectiva con otra la denominaban
lesbiana y con un hombre heterosexual; en cambio cuando
no tenían relación afectiva, bisexual. Otro hallazgo se
refiere a la multiplicidad de patrones de desarrollo de
los sujetos en cuanto a su bisexualidad. En algunos se
manifiesta temprano en sus vidas, otros en etapas tardías,
aún en otros el cambio es súbito, en tanto que en algunos
es una lenta transición de varias décadas.
Un hecho frecuente en todas las investigaciones es
que los bisexuales son vistos negativamente tanto por
los grupos heterosexuales como homosexuales. Para los
heterosexuales el bisexual no es más que un homosexual
y sufre los rechazos y agresiones de los homosexuales que
lo consideran indeciso e indefinido.
Charlotte Wolf estudió 150 bisexuales analizando
diversos aspectos. En su muestra encontró que el número
de padres de los encuestados que tenían un matrimonio
estable fue el mismo para hombres y mujeres. Los que
provenían de familias con padres divorciados o separados
eran pocos, siendo hijos ilegítimos tres de los hombres
y cinco mujeres. De los 150 sujetos, 15 hombres y 20
mujeres tuvieron alguna experiencia sexual traumática
en la infancia. Estadísticamente los resultados de Wolf
indican que las circunstancias familiares parecen tener
poca relación con el establecimiento de la bisexualidad.
Algunos autores como Dorner y Money piensan que
la mujer es más bisexual que el hombre y lo atribuyen
a factores endocrinos que no han sido demostrados. La
realidad es que estos autores han “caído en la trampa” como
dice Wolf, al identificar el comportamiento “marimacho”
como característico de bisexualidad o lesbianismo. Como
se verá más adelante el “comportamiento masculina”
en la mujer o el “femenino“ en el hombre se refiere
Pag. 141
principalmente al grado o nivel de transvestismo, como
expresión comportamental de la sexualidad (capítulo 2 de
este anexo). Hombres y mujeres bisexuales u homosexuales
no se distinguen por aspectos o manerismos especiales
como se cree popularmente. Se conocen hombres y
mujeres fundamentalmente homosexuales que son el
prototipo de la masculinidad y femineidad. Al respecto
cabe analizar cómo un rasgo comportamental varía en
diversas culturas. Tómese como ejemplo la agresividad,
que en la sociedad occidental se considera un rasgo
netamente masculino. Entre los Tchambuli es un rasgo
femenino, entre los Mudungumur es peculiar en hombres
y mujeres, en tanto que entre los Arapesh es una expresión
por completo indeseable e inadecuada para hombres y
mujeres.
En el estudio de Wolf, casi todos los bisexuales
consideraron su situación benéfica desde el punto de vista
emocional, aunque la reconocían como una desventaja
social. Más de la mitad de los sujetos estaban casados.
En cuanto a los encuentros sexuales casuales, los
hombres tenían mayor proporción de homosexuales que
heterosexuales, y a la inversa las mujeres.
Por su parte, Klein confirma los resultados de los
autores mencionados y, con entrevistas a 150 bisexuales,
hace una interesante conceptualización de la bisexualidad,
de la bisexualidad neurótica y analiza a los bisexuales
sobresalientes en la historia y el arte.

HETEROSEXUALIDAD
Se ha mencionado cómo la homosexualidad ha
sido estudiada desde diversos puntos de vista y cómo
la bisexualidad se ha ignorado a pesar del interés en la
búsqueda de una etiología. Sin embargo de la expresión
de la sexualidad, la que menos se ha estudiado para
conocer sus causas es la heterosexualidad. Se sabe que es la
expresión más frecuente; sin embargo, se desconoce todo
Pag. 142
acerca de su causa, principalmente porque las ciencias
medicobiológicas y del comportamiento siempre la han
dado por un hecho. Para comprender la ingravidez y el
vuelo de Newton; para conocer y entender las alteraciones
del aparato digestivo, es esencial el conocimiento de la
fisiología del mismo.
Es necesario que el investigador del comportamiento
sexual no considere las diferentes expresiones de la
sexualidad como entidades aisladas. Se comprenderá
mejor la bisexualidad y homosexualidad en tanto se
conozca más la heterosexualidad.
Se sabe que existen sociedades humanas donde la
bisexualidad y homosexualidad son mayoritarias, y
las expresiones heterosexuales sólo tienen propósitos
de reproducción y muchas veces rituales. Es en estas
sociedades donde se deben buscar los orígenes de la
heterosexualidad. Cuando la ciencia y el científico dejan
de cuestionarse y dan las cosas por hechas, se pierde la
objetividad y el verdadero pensamiento científico. Sin
duda el camino es aún largo y difícil, pero ya se están
dando los primeros pasos para la comprensión integral
de la dimensión del comportamiento sexual humano.
Así surgen como parte indispensable de este campo las
expresiones comportamentales de la sexualidad.

Pag. 143

También podría gustarte