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1323. EL FRAUDE
Debe distinguirse el dolo del fraude. Este último ha sido definido como el malicioso y desleal
obrar en perjuicio ajeno en el cual asoma, agravada, la figura de la mala fe en sentido objetivo. No
es, sin embargo, una especie de dolo en el sentido de vicio del consentimiento y menos una forma
de simulación.
Se trata de maniobras o actos realizados con la intención de herir los derechos o intereses
ajenos.
Ejemplo de fraude es el del deudor que oculta bienes para escapar a la acción de los
acreedores que pretenden pagarse con la venta de aquéllos. Otro ejemplo es el de la persona que
se presenta al juez, acompañada de testigos, para poner por escrito un testamento verbal que la
favorece y que el difunto jamás otorgó, perjudicando con la maniobra al fisco al cual le
correspondería la herencia por no tener el supuesto testador cónyuge sobreviviente ni parientes
que lo pudieran suceder intestadamente.34
La lesión
1324. NOCIONES GENERALES
GENERALES
Los contratos onerosos son aquellos que tienen por objeto la utilidad de ambos contratantes,
gravándose cada uno a beneficio del otro (artículo 1440). Ejemplo: la compraventa, el
arrendamiento, etc.
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Los contratos onerosos se subdividen en conmutativos y aleatorios. Los primeros son aquellos
en que cada una de las partes se obliga a dar o hacer una cosa que se mira como equivalente a lo
que la otra parte debe dar o hacer a su vez. Los segundos son los contratos en que el equivalente
consiste en una contingencia incierta de ganancia o pérdida (artículo 1441).
En los contratos conmutativos la extensión de las prestaciones que se deben las partes es
inmediatamente cierta y cada una de ellas puede apreciar desde luego el beneficio o la pérdida que
le causa el contrato. En los contratos aleatorios, por el contrario, la prestación debida por una de
las partes depende de un acontecimiento incierto que hace imposible dicha avaluación hasta que el
acontecimiento se realice.
Ahora bien, la lesión es el perjuicio que una parte experimenta cuando, en un contrato
conmutativo, recibe de la otra un valor inferior al de la prestación que suministra.
El perjuicio nace, pues, de la desigualdad de los valores de las prestaciones de un contratante
y otro.
1324-A. FUNDAMENTO
La lesión, cuando reviste caracteres graves, cuando es enorme, reclama una sanción en
nombre de la equidad que, conforme a la etimología de la palabra, consiste en la igualdad de trato.
Los más débiles deben ser protegidos contra los más ávidos y astutos, para así nivelar las
desigualdades.35 bis
DERECHO?
1325. ¿QUÉ CLASE DE VICIO ES LA LESIÓN DENTRO DE NUESTRO D
Algunos autores y maestros consideran que la lesión, dentro de nuestro Derecho, es, como en
otras legislaciones, un vicio subjetivo, un vicio del consentimiento, porque, afirman, quien sufre
lesión con el acto que celebra o ejecuta es por presión de las circunstancias, como en el caso del
préstamo con intereses usurarios o en el caso del que ofrece una gran suma de dinero para que le
salven la vida; o por influencia de un mal cálculo que provoca error en su voluntad, como sucede
con la compra de un terreno en el cual el comprador cree personalmente que hallará algún tesoro;
o por influencia del ascendiente que ejerce la persona con quien se contrata, que más o menos
inconscientemente la empuja a celebrar el acto desventajoso (situación especialmente
contemplada en el Derecho inglés); o, en general, por cualquiera otra causa que se traduce en una
presión de la voluntad que no entrañe jurídicamente error, dolo o fuerza.
Otros, por el contrario, creen que la lesión es, en nuestro Derecho, como en el francés, un
simple vicio objetivo del acto, predominando el elemento material del perjuicio experimentado. De
acuerdo con esta concepción, la lesión “funciona matemáticamente, mecánicamente, desde el
momento que las condiciones requeridas por la ley se encuentran reunidas, y con abstracción de
toda consideración derivada de la mentalidad de los contratantes, del fin perseguido por ellos”.36
Para aseverar que nuestra legislación considera la lesión como un vicio objetivo, se fundan en
las razones siguientes.
1) La historia de la ley. En efecto, el Proyecto de 1853, en su artículo 1629 enumeraba la
lesión entre los vicios del consentimiento; su posterior supresión estaría demostrando claramente
la intención del legislador de no considerarla entre ellos.
2) La naturaleza de la sanción. La sanción de los vicios del consentimiento es la nulidad del
acto; la sanción de la lesión, en cambio, es varia y tiende a evitar el perjuicio de la parte lesionada.
Y cuando en la lesión se concede la acción rescisoria, como en la compraventa, no conduce
necesariamente, como en los vicios del consentimiento, a la anulación del acto, pues la parte
beneficiada con la lesión podría purgarla completando la prestación deficiente en la forma prevista
por la ley.
La acción rescisoria de la lesión es, pues, de una naturaleza especial. Por eso la Corte de
Apelaciones de Santiago ha declarado que la acción rescisoria por lesión enorme no se rige por los
artículos 1682 y siguientes del título XX, del libro IV del Código Civil, sino por las disposiciones del
párrafo 13 del título XXIII del mismo libro, porque no nace de ningún vicio proveniente de la
incapacidad de los contratantes, de error o de dolo (Gaceta, de 1879, sentencia 1925, p. 1346).
Por nuestra parte, también creemos que la lesión constituye en nuestro Derecho un vicio
objetivo, ya que para sancionarlo basta con demostrar la desproporción de las prestaciones
señaladas en la ley.
Sólo en la rescisión de la aceptación de una asignación hereditaria esto se altera, porque hay
que demostrar: primero, que se sufrió lesión grave, y segundo, que esta lesión se produjo “a virtud
de disposiciones testamentarias de que no se tenía noticia al tiempo de aceptar la asignación”. Y
esto se explica por el carácter mismo de las asignaciones testamentarias, cuya aceptación
significa, a veces, un riesgo en el resultado económico final, del cual no puede formarse idea la
persona al ignorar esas disposiciones testamentarias. Por lo demás, como veremos más adelante,
la lesión en la aceptación de asignaciones testamentarias no es un caso de lesión en sentido
técnico.
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