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DESARROLLO HISTÓRICO DE LA ADOLESCENCIA

Pedro Vega Huerta, Sección 22· para el día 26 de febrero de 2020


Ha dejado la niñez, pero no han alcanzado todavía la madurez: el adolescente madura en lo físico
y lo sexual y aprende las destrezas que le permitirán formar parte del mundo adulto. La cultura
tolera impone y enseña al adolescente —lo va a determinar de cierta manera—. La adolescencia
es, pues, un constructo cultural, no un simple fenómeno biológico (los cambios biológicos son
universales, la cultura no, es variante).
La adolescencia es la época de la vida entre el momento en que empieza la pubertad y el
momento en que se aproxima el estatus de adulto, empiezan asumiendo funciones y responsabili-
dades de la adultez según su cultura. Un cambio histórico también es un cambio cultural; la ado-
lescencia cambia con la cultura.

Breve Historia de la adolescencia en las culturas occidentales


Adolescencia en la antigüedad: Platón y Aristóteles veían esta época como la tercera fase
de la vida, entre los 14 a los 21 años, donde se desarrolla la capacidad de razonar. Platón decía que
es cuando debía de empezar la educación seria, la educación en ciencias y matemáticas. Aristóteles
opinaba, en cambio, que los niños estaban dominados por la búsqueda impulsiva del placer; en la
adolescencia estos se volvían más problemáticos por los deseos sexuales. Al final de esta época la
razón establece un control sobre los impulsos.
Adolescencia de los primeros tiempos del cristianismo a la Edad Media: En el cristia-
nismo primitivo se encuentra un planteamiento de lucha entre la razón y la pasión durante la ado-
lescencia. En 1212 se llevó a cabo una Cruzada, conformada por jóvenes de 13 a 15 años: “La
Cruzada de los Niños”, inspirados por la creencia de que Tierra Santa sólo podía ser ganada por
medio de la inocencia de la juventud; la adolescencia se veía como una etapa de inocencia, de
valor y poder en la época.
La adolescencia de 1500 a 1980: Aprox. 1500, en algunas sociedades de Europa, los jóve-
nes hacían “servicio de ciclo de vida”: pasaban de la casa familiar a la casa de un maestro, donde
eran aprendices o se dedicaban al servicio doméstico o agrícola. Las mujeres, en cambio, trabaja-
ban como siervas de una familia. Esto cayó en desuso entre los s. XVIII y XIX, frente a que la
economía se industrializaba y la población crecía: los jóvenes se marchaban a las grandes ciudades;
aumentó la delincuencia, alcoholismo, etc. Por ello, se establecieron instituciones de control social.
La edad de la Adolescencia, 1890-1920: En países occidentales (como Estados Unidos),
1890 y 1920 fueron decisivos para el establecimiento de las características de la adolescencia mo-
derna: se restringió el trabajo infantil y se desarrolló como un área de estudio el campo de la ado-
lescencia.
Entre más jóvenes trabajaban, aumentó la preocupación por ellos; eran explotados y reci-
bían daños por el trabajo, según educadores, trabajadores sociales, etc. Por eso se promulgaron
leyes que prohibían el trabajo para menores de 12 años y se limitaban las horas de trabajo para los
jóvenes; se declararon obligatorias la primaria y secundaria. Se aisló, pues, de los adultos y del
mundo del trabajo a la adolescencia.
G. Stanley Hall fue un iniciador del movimiento del estudio infantil. Recomendó la inves-
tigación del desarrollo del niño y del adolescente. Aseveraba este que el punto más alto del ánimo
depresivo era a la mitad de la adolescencia, sin embargo, mucho de lo que escribió quedó obsoleto,
como su apoyo a la teoría de la recapitulación. Aun así, Hall llamó la atención del público en
general.

Adolescencia y adultez emergente


Se considera que la adolescencia empieza entre los 10 años y termina a los 18; a comienzos del
siglo XX la menarquia era a los 15 años, sin embargo, la edad promedio disminuyó (en EE. UU.)
a 12.5 años. Los cambios iniciales de la pubertad empiezan 2 años antes, por eso los 10 años como
inicio de la adolescencia. En cuanto a cuándo termina se debe a un factor social, pues la graduación
de la preparatoria acontece en esos años.
Hall opinaba que había un período entre los 18-24 años, que era transición en que se pasa
de la adolescencia a la adultez: la adultez emergente. Se caracteriza por la exploración de la iden-
tidad: quiénes son, cuáles son sus capacidades, su lugar en la sociedad; por la inestabilidad: explo-
ran diferentes posibilidades de amor, trabajo, etc.; por centrarse en uno mismo: ser independientes
acerca de todo, aprender a estar solo, ser autosuficiente; por sentirse en medio: ni adolescente ni
adulto; por ser la edad de las posibilidades: hay muchos posibles futuros… Para los que vienen de
familias con problemas es una oportunidad de arreglar facetas en que se han torcido. Es una opor-
tunidad de transformarse. Por cierto, no en todas las culturas existe la adultez emergente. Con la
industrialización y la globalización es probable que el inicio de la adultez se vuelva más común.
La transición a la adultez: A los 18 años es la edad en la que, con fines legales, la persona
se convierte en adulto. En occidente se destaca la importancia a ser autónomo, independiente,
autosuficiente: individuales, como indicadores clave de transición a la adultez. Varía en cada cul-
tura. En las culturas tradicionales, no occidentales, la transición la señala el matrimonio (posible-
mente porque se aprecia el valor colectivista de la interdependencia).
El estudio científico de la adolescencia y la adultez emergente
Al dedicarse al estudio científico de la adolescencia y la adultez emergente se aplican las normas
del método científico a las hipótesis, muestreo, procedimiento, método, análisis e interpretación.
Cada estudio científico empieza con una idea, intentando encontrar respuestas a preguntas; se for-
mulan hipótesis para hacerlo. Se diseña luego un estudio para probar esas hipótesis. Se busca una
muestra que represente a la población en la que se está interesado, y un buen lugar para encontrarla.
La meta es encontrar una muestra que sea representativa de la población de interés, para hacer
generalizables los resultados a la población. La tercera consideración —llegado a esto— es el
procedimiento, o sea, la manera en la que se realiza el estudio y en que se recopilan los datos. Debe
de haber consentimiento para ello, y los datos obtenidos deberán ser de una manera imparcial y
confidencial. Como estrategia para recopilar datos está el método.
Métodos de la investigación: la confiabilidad y la validez son importantes: es confiable si obtiene
resultados similares en ocasiones distintas; es válido si puede medir lo que dice medir. El cuestio-
nario —pasando directo al tema— es el método más común. En él se dan respuestas específicas
para que se escojan, por lo general. La entrevista, en cambio, proporciona individualidad y com-
plejidad, proporcionando datos cualitativos, pero toman tiempo, esfuerzo y dinero. Otro método
es la investigación etnográfica, donde se observa, se experimenta y se conversa por mucho tiempo
con las personas que se estudia. También se encuentra la medición biológica, con la que se mide
el funcionamiento biológico y el desarrollo físico. En la investigación experimental, pasando a
otro método, se experimenta con dos grupos, uno de control y a otro al cual se le aplica cierto
tratamiento. Los registros diarios, por último, son donde las personas a investigar registran una
variedad de características de su experiencia en ese momento.
Análisis e interpretación: A menudo los análisis son determinados por las hipótesis que generaron
el estudio. Una vez que los datos son analizados, tienen que ser interpretados, a la luz de nuevas
teorías y de investigación previa. Algo fundamental en esto es la correlación versus casualidad. Si
dos variables están correlacionadas no significa esto que una cause a la otra. Generalmente se
somete el manuscrito del artículo a una revista profesional; es arbitrado, y si pasa el arbitraje es
publicado.
Teoría e investigación: una buena teoría presenta un conjunto de ideas interrelacionadas y señala
el camino de inv. posterior. Las teorías y la investigación están intrínsecamente conectadas.
Teoría ecológica de Bronfenbrenner: su teoría ecológica del desarrollo humano es una teoría
cultural importante; enfatiza el ambiente cultural que la gente experimenta durante la maduración
y las formas de interacción de los niveles o sistema del ambiente de una persona: el microsistema
(ambiente inmediato o contexto), el mesosistema (interconexión entre microsistemas), el exosis-
tema (instituciones sociales de influencia indirecta pero importante), el macrosistema (ideas, va-
lores culturales, el sistema económico y gubernamental) y el cronosistema (los cambios que ocu-
rren en las circunstancias del desarrollo a lo largo del tiempo; cambios individuales e históricos).
Contrastes culturales: aunque los cambios físicos de la pubertad son similares en todos los lados,
las culturas difieren mucho en la forma en que responden a esos cambios y lo que permiten y
esperan de sus adolescencias.
Contrastes históricos: se aprende mucho comparando la vida de los adolescentes y los adultos
emergentes actuales con la adolescencia y la adultez emergente tal como se experimentaban en
otros tiempos.
Temas sobre género: las culturas tienen expectativas diferentes para los hombres y para las muje-
res desde el momento en que nacen. Se diferencia y se consideran comportamientos apropiados
para cada género; los papeles difieren a cada cultura.
Globalización: los límites que hacían distintivas a las culturas se debilitan constantemente y el
mundo se integra cada vez más en una cultura mundial; una integración tecnológica y económica
que hace al mundo más “pequeño” y homogéneo.

Referencia:
Arnett, J. J. (2008). Adolescencia y adultez emergente. Un enfoque cultural (3.ª ed.) México: Pear-
son Educación.

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