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Parcial
Unidad 1, 2 y 3
RESUMEN PRIMER PARCIAL ADOLESCENCIA
2
FIZE
LOS ADOLESCENTES
La adolescencia es la pubertad
Según la idea comúnmente admitida, la adolescencia siempre ha existido. Es una palabra
muy antigua; sin embargo, el concepto de adolescente (palabra y referente), se impone en la
segunda mitad del siglo XIX, momento en que comienza a tener una connotación más negativa.
Existe un creciente recelo ante esta mutación, que vuelve al individuo peligroso para sí
mismo y para los demás. La sexualidad, que alcanza su madurez, se vuelve motivo de
preocupación.
La adolescencia siempre ha existido ya que la pubertad siempre ha existido y en todas
partes (para éste punto de vista, adolescencia es sinónimo de pubertad). Esta concepción,
heredada de la medicina y de la biología remite a las modificaciones corporales (pubertad física)
pero también, con los aportes de la psicología, a los mecanismos de maduración psíquica y
afectiva (pubertad mental). Esta definición de adolescencia es incompleta e inexacta, ya que, la
adolescencia, no es solamente ese proceso vital que llamamos pubertad, sino también un estado
social y cultural, que se caracteriza por una nueva relación con el mundo y con los demás, por
3 nuevos modos de vida entre semejantes.
La adolescencia es un hecho social total. La relación dialéctica entre desarrollo individual
y desarrollo social, que desarrolló Erikson, muestra la contribución de diversas disciplinas:
historia, psicología, etnología, sociología. No es un estado natural de la existencia, sino
una construcción social, es el producto de condiciones y circunstancias sociales determinadas. Es
un hecho desvirtuado por los prejuicios, un hecho complejo, que se encuentra en una
encrucijada por lo social y lo individual, la naturaleza y la cultura, lo fisiológico y lo simbólico.
Es algo tan plural como singular, genera tantas aspiraciones como preocupaciones.
El surgimiento de una edad adolescente, como concepto, data del S XIX, con el desarrollo
de la enseñanza secundaria. De este modo, la burguesía encuentra la manera de “encerrar” a sus
hijos en el colegio y así controlarlos y alejarlos de su poder político y económico. Es en los años 60,
con la masificación escolar que este fenómeno que estaba reservado para unos pocos, pasa a ser
de todos (establecimientos escolares mixtos). El surgimiento, y la propagación de una cultura
específica de esta edad (de inspiración estadounidense), van a reforzar el sentimiento de
pertenencia a esta “nueva clase de edad”. Se crean solidaridades, y se forjan una primera
conciencia de generación. Hoy conforman todo un grupo social, con sus valores y usos
compartidos.
La adolescencia empieza cada vez más temprano, y termina cada vez más tarde
En la actualidad, la adolescencia se inicia antes de la aparición de los caracteres sexuales
secundarios (pubertad), aproximadamente a los 10 años de edad (mejor alimentación y mejores
condiciones de vida). Rousseau, afirmaba que la pubertad variaba en función de los pueblos,
climas, medios sociales y alimentación.
La entrada en la adolescencia se hace por medio de una proyección en el universo
cultural de sus pares mayores, como resultado de la presión mediática y comercial de este
universo “valorizado y valorizante”: marcas, libertades para salir. Reivindicación, que permite
escapar del mundo estrecho y poco glorioso de la infancia.
De manera tal que los signos precursores de la adolescencia (contrariamente a la idea
clásica preconcebida), no son los de la pubertad sino culturales.
La adolescencia termina más tarde que antes, si asimilamos los conceptos de
adolescencia y juventud. Hay una disociación entre las dos edades, en donde se considera que la
salida de la adolescencia coincide con el final de la escolaridad secundaria: adolescencia, con la
entrada a un nuevo mundo (universitario o profesional), donde se entablan nuevas relaciones con
los demás y se tiene otra percepción de sí mismo: juventud. La juventud, debido al aumento de la
duración de los estudios y al desempleo y precarización, se prolongaría hasta los 25, 28 o 30
años. La definición clásica, sociológica sostiene que la juventud culmina cuando se accede a la
responsabilidad social al vivir con una pareja duradera y a la autonomía financiera.
Los acontecimientos rituales de ayer, son cada vez menos cronológicos, por lo que esta
transición hacia el mundo adulto se hace hoy de manera progresiva, caótica.
RICE
4 Adolescencia: Desarrollo, relaciones y cultura
Visión biológica
Enfatiza este período como maduración física y sexual, en el cual tienen lugar importantes
cambios evolutivos en el cuerpo del niño. Señala los factores genéticos como causa fundamental
de cualquier cambio conductual y psicológico en el adolescente. El crecimiento y la conducta están
bajo el control de fuerzas madurativas internas, dejando poco espacio para las influencias
ambientales.
El desarrollo ocurre siguiendo un patrón universal independientemente del ambiente
sociocultural.
Gessell: patrones de crecimiento en espiral
Visión psicoanalítica
Freud:
Creador de la teoría psicoanalítica, su hija Anna Freud fue quien aplicó esta teoría a los
adolescentes. Describió la adolescencia como un período de excitación sexual, ansiedad y en
ocasiones perturbación de la personalidad. De acuerdo con Freud la pubertad es la culminación de
una serie de cambios destinados a terminar con la sexualidad infantile, dando lugar a la forma
normal.
Durante la infancia, el placer está vinculado con actividades orales (estadio oral). El objeto
sexual, está fuera de su propio cuerpo (pecho de la madre). Gradualmente, el placer, se vuelve
más autoerótico, la satisfacción y el placer se empieza a obtener a través de actividades
desarrolladas por sí mismos. En torno a los dos o tres años de vida, el interés se centra en el placer
por actividades anales y de eliminación (fase anal). A este período, le sigue un gran interés por el
5 propio cuerpo y los propios órganos sexuales (fase fálica). Desde los seis años, hasta la pubertad,
inicia la etapa de latencia, donde los intereses sexuales disminuyen la intensidad dando lugar a
relación con otras personas que ayudan y satisfacen el afecto (amistad con otros, especialmente
con los del mismo sexo).
En la pubertad (etapa genital), el proceso de “encontrar un objeto”, llega a su término
junto a la maduración de órganos sexuales internos y externos. Surge un fuerte deseo por resolver
la tensión sexual que se produce. El deseo, combinado de verdadero afecto y descarga de tensión
sexual, son las necesidades subyacentes que motivan buscar fuera, un objeto de amor.
Freud destacó dos elementos importantes en el objetivo sexual del adolescente: un
elemento físico y sensual (hombres deseo de producir efectos sexuales acompañados de placer
físico; mujeres deseo de satisfacción física y la descarga de tensión sexual, pero sin descarga de
efectos físicos); y un elemento psíquico, componente afectivo, más pronunciado en las mujeres y
similar a la expresión de la sexualidad en los niños. El adolescente desea satisfacción emocional al
igual que descarga física.
Una parte importante del proceso de maduración en la adolescencia es la pérdida de los
lazos emocionales infantiles con los padres. A medida que superan y repudian sus fantasías
incestuosas (reaparición del Edipo), los adolescentes completan uno de los logros físicos de la
pubertad más penosos: la ruptura con la autoridad paterna (“lamento por la separación”). Proceso
de individuación, que implica una diferenciación de la conducta de un individuo, sus sentimientos,
juicios y pensamientos de los padres. Al mismo tiempo, la relación padre-hijo, cambia hacia una
mayor cooperación, igualdad y reciprocidad.
Existe una necesidad de formar relaciones de amistad heterosexuales a medida que uno se
separa de los apegos homosexuales de la niñez.
La teoría psicoanalítica, resalta la importancia de las experiencias de la niñez temprana y
las motivaciones inconscientes que influyen sobre la conducta. Muchos impulsos instintivos y
experiencias traumáticas se reprimen pronto en la vida. Estos son expulsados del conocimiento
consciente dentro de la mente inconsciente, donde continúan causando ansiedad y conflicto e
influyendo sobre la conducta.
Los impulsos sexuales y los impulsos e instintos agresivos, son los determinantes
primordiales de la conducta. El individuo está motivado por el principio del placer, el deseo de
conseguir el máximo placer y evitar el dolor; sin embargo, los instintos sexuales y agresivos ponen
a las personas en conflicto directo con la moral social (resolución del conflicto psicosexual clave
de la conducta saludable).
Anna Freud:
Erikson modificó la teoría freudiana sobre el desarrollo psicosexual como resultado de los
hallazgos de la sociopsicología y antropología modernas. Describió ocho etapas del desarrollo
humano; en cada una, el individuo tiene que superar una tarea psicosocial. La confrontación con
cada tarea, produce conflicto, con dos resultados posibles: si el conflicto se resuelve exitosamente,
se construye una cualidad positiva en la personalidad y se produce desarrollo; si el conflicto
persiste o se desenvuelve de forma no satisfactoria, el yo se daña y una cualidad negativa se
incorpora dentro de él. La tarea global del individuo es adquirir una identidad individual positiva a
medida que avanza de una etapa a la siguiente.
Si el individuo es capaz de resolver estos siete conflictos, emerge una identidad firme. La
crisis está superada, cuando la persona ya no tiene que cuestionarse su identidad, cuando ha
subordinado ésta, la de su niñez y encontrado una nueva autoidentificación.
Havighurst cree que el trabajo es el eje de la vida, y que es lo que hace que se logre una
identidad.
Kurt Lewin: teoría de campo
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Su teoría de campo explica y describe la conducta de los individuos adolescentes en
situaciones específicas. “Esa conducta (C) es una función (f) de una persona (P) y de un entorno
(E). Para comprender la conducta del adolescente, se debe tener en cuenta la personalidad de
éste y su entorno como factores interdependientes. La suma de factores ambientales y
personales, interactuando, son el espacio de vida o espacio psicológico. La conducta es una
función del espacio de vida, lo que incluye factores físico-ambientales, sociales y psicológicos
(necesidades, motivos, metas). A medida que el niño madura y se hace más hábil, menores
restricciones se oponen a su libertad, por ello el espacio de vida se expande hacia nuevas áreas y
experiencias. En el adolescente, no está claro en qué regiones se supone que puede entrar, el
espacio de vida permanece difuso y sin definir.
La adolescencia es un período de transición durante el cual los miembros del grupo
cambian desde la niñez a la edad adulta. El adolescente pertenece en parte al grupo de los niños y
en parte al del adulto.
Adolescente “hombre marginal”. Está en un estado de locomoción social, yendo hacia
un campo social y psicológico no estructurado. Puede no estar seguro de que ciertas vías van a
conducirlo hasta las metas deseadas. Existen amplias variaciones individuales en la conducta,
como así también varía la duración del período adolescente de una cultura a otra y de una clase
social a otra dentro de una misma cultura.
- Etapa 0: egocéntrica indiferenciada (de 3 a 6 años): los niños no pueden hacer una
distinción clara entre su propia interpretación de una situación social y el punto de
vista de otro, ni pueden comprender que su propia concepción pueda no ser correcta.
- Etapa 1: de toma de perspectiva diferencial o subjetiva, o etapa informativo-social (de
6 a 8 años): desarrollan un conocimiento de que los otros pueden tener una
perspectiva social diferente, pero tienen escasa comprensión sobre las razones de los
puntos de vista de los otros. Si los otros tuvieran la misma información, sentirían como
ellos. Comienzan a distinguir entre conducta no intencional e intencional, y a
considerar las causas de las acciones. Basan sus conclusiones en observaciones físicas.
- Etapa 2: adopción de una perspectiva autorreflexiva o toma de perspectiva recíproca
(de 8 a 10 años): toman la perspectiva de otro individuo. Son capaces de hacer
inferencias sobre las perspectivas de los otros; pueden reflexionar sobre su propia
conducta y su propia motivación desde la perspectiva de otra personal. Toma
conciencia de que ninguna perspectiva social individual es necesariamente correcta o
válida en un sentido absoluto. No pueden tener una perspectiva más general de una
tercera persona; “yo pienso, tú piensas”.
- Etapa 3: toma de perspectiva mutua o de una tercera persona (desde 10 a 12 años):
pueden ver sus propias perspectivas, la de sus compañeros, así como las de una
tercera persona.
- Etapa 4: toma de perspectiva individual profunda y dentro del sistema social.
11 (adolescencia y edad adulta). El adolescente puede conceptualizar que cada persona
puede considerar el punto de vista compartido de un “otro generalizado”, esto es, el
sistema social de rasgos, creencias, valores y actitudes con su propia historia evolutiva.
La adolescencia es una fase del ciclo vital que se inicia con la pubertad. Es una edad de
transición. Tiene una dimensión sociológica, hay actividades que la sociedad prescribe, tolera,
prohíbe a los adolescentes. Muchos rasgos de comportamiento son asumidos por ellos porque les
son propuestos por la sociedad adulta como propios de ellos. Existe una tensión dialéctica entre lo
que la persona escoge ser y lo que la sociedad le impone-propone que ha de representar en el
escenario de la vida. Los adolescentes tienen poca capacidad de elección; una de las tareas de la
adolescencia es aprender a seleccionar.
Nos centraremos en Europa occidental desde los siglos XV y XVI (edad moderna hasta
hoy).
1. La adolescencia-juventud en la Europa preindustrial
Desde el S XV hasta mediados del XIX (consagración de la Revolución Industrial).
Sociedades precapitalistas.
2 -De la Revolución Francesa a la Revolución Industrial. Fin s.XVIII a fines del s. XIX
El régimen patriarcal que estaba ligado a la tierra como bien material y simbólico en la cual
la unidad social era la familia-hogar a la que todos sus miembros deben contribuir, empieza a
ceder lugar a la familia moderna. Esta basa su estatus social no en la posesión de la tierra sino en
actividades profesionalizadas. Los hijos comienzan a ser considerados en sí y no en función de lo
que aportan a la economía familiar. Los hijos ya no nacen con un pan bajo el brazo sino con un
porvenir. La función económica de los hijos deja paso a nuevas funciones que son afectivas y
simbólicas: la perpetuación del linaje y el sentimiento de orgullo paterno-materno.
BLOS.
PSICOANALISIS DE LA ADOLESCENCIA.
2) Tendencia grupal:
Surge el espíritu de grupo. Las actuaciones del grupo y sus integrantes, representa la
oposición a las figuras parentales, y una manera activa de determinar una identidad distinta de la
del medio familiar.
Se da un reforzamiento muy necesario para los aspectos cambiantes del yo. Se transfiere
la dependencia que se tenía de los padres.
El grupo permite la transición necesaria en el mundo externo, para lograr la individuación
adulta; es útil para las disociaciones, proyecciones e identificaciones, como también para la
instrumentación de mecanismos esquizoparanoides. Luego de este “pasaje”, el adolescente
comenzará a separarse y a formar una identidad adulta.
Se busca un líder al cual someterse, o se toma la posición de líder, para ejercer el poder de
padre o madre.
El individuo siente que ocurren cambios, en los que no puede participar de forma activa, y
el grupo viene a solucionar gran parte de los conflictos. Se siente irresponsable de lo que ocurre a
su alrededor.
En fin, el fenómeno grupal facilita la conducta psicopática normal: el acting out motor
(descontrol frente a la pérdida del cuerpo infantil), se une al acting out afectivo (descontrol del rol
infantil que está perdiendo). Aparecen conductas crueles, desafectivas con el objeto, que son
típicas de la psicopatía, pero que están presentes en la adolescencia normal. La diferencia
fundamental, es que en la última, es un momento transitorio; el psicópata elimina el pensamiento
donde la culpa se elabora, el maltrato de los objetos reales y fantaseados es definitivo, porque hay
un empobrecimiento del yo.
4) Crisis religiosas:
Van de un ateísmo exacerbado a un misticismo fervoroso. Gran variedad de posiciones
religiosas y cambios muy frecuentes, que reflejan la situación cambiante y fluctuante de su mundo
interno.
¿Quién soy?, ¿qué soy?, ¿qué hago conmigo, con lo que supongo que soy?
Son intentos de solución a la angustia que vive el yo en su búsqueda de identificaciones
positivas y del enfrentamiento con el fenómeno de la muerte definitiva de parte de su yo corporal.
Se acepta la separación definitiva de los padres y la posible muerte de los mismos.
Hay necesidad de hacer identificaciones proyectivas con imágenes muy idealizadas, que le
aseguren la continuidad de la existencia de sí mismo y de sus padres infantiles.
Es preciso que el individuo pase por algunas idealizaciones persecutorias, que las
abandone por objetos idealizados egosintóticos, para luego sufrir un proceso de desidealización
que permita construir nuevas y verdaderas ideologías de vida.
5) Desubicación temporal:
El adolescente convierte el tiempo en presente y activo, como un intento de manejarlo.
Parece vivir en el proceso primario con respecto a la temporalidad, las urgencias son enormes y las
postergaciones son aparentemente irracionales.
Al romperse el equilibrio logrado en la latencia, predomina por momento la parte psicótica
de la personalidad. La adolescencia se caracteriza por la irrupción de partes indiscriminadas,
fusionadas de la personalidad en aquellas otras más diferenciadas. La dimensión temporal va
adquiriendo lentamente características discriminativas.
Existe una dificultad para distinguir presente, pasado y futuro; se puede unir el pasado y el
futuro en un devorador presente: temporalidad maníaca.
El mismo pasaje del tiempo, cuando se vivencia, produce culpa persecutoria y puede
movilizar conductas psicóticas.
El transcurrir del tiempo se va haciendo más objetivo, adquiriéndose nociones de lapsos
cronológicamente ubicados. Se puede hablar de un tiempo existencial (tiempo en sí), y de un
tiempo vivencial o experimental (tiempo conceptual).
Aceptar la pérdida de la niñez, significa aceptar la muerte de una parte del yo y sus
objetos, para poder ubicarlos en el pasado.
Como defensa, el adolescente espacializa el tiempo, para poder manejarlo, viviendo su
relación con el mismo como un objeto. Si se niega el pasaje del tiempo, se puede conservar al niño
dentro del adolescente como un objeto muerto-vivo, lo cual produce sentimiento de soledad,
encierro, aislamiento. Este sentimiento es necesario para que “afuera” pueda quedar el tiempo
25 sado, presente y futuro, convertidos así en objetos manejables.
La noción temporal es de características fundamentalmente corporales o rítmicas: tiempo
vivencial. A medida que va pasando el tiempo, el mismo se conceptualiza, logrando la
discriminación.
Los momentos de autismo y de paralización son regresiones hacia etapas previas a la
discriminación y aceptación temporal. Mantenerse únicamente en el tiempo experiencial, es una
forma de intentar paralizar el tiempo y los cambios, denegar una perspectiva presente, un pasado
y un futuro.
La percepción y la discriminación de lo temporal sería una de las tareas más importantes
de la adolescencia, vinculada con la elaboración de los duelos típicos de la edad, lo que permite
salir de la modalidad de relación narcisista y de ambigüedad que caracterizan su conducta. Cuando
puede reconocer un pasado y formular proyectos de futuro, con capacidad de espera y
elaboración en el presente, supera gran parte de la problemática de la adolescencia.
El tiempo une, integra en una unidad, condiciona una relación objetal con un objeto único.
Método de la observación directa: puede ser de dos tipos: clínica y/o de la vida cotidiana. Dentro
de la observación clínica, contamos con la observación transversal realizada mediante
psicodiagnósticos. Y respecto del de la vida cotidiana, hemos apelado a entrevistas a grupos de
adolescentes, reunidos por cronología.
La observación de los niños: resulta útil en los comienzos de una investigación, pero hay que
insistir en que no existe observación sin partir de algunas hipótesis, ya que son las que nos llevarán
a fijarnos en un fenómeno. Su dificultad reside en que mediante este método resulta difícil discernir
el juego de la creencia, lo que el niño dice seriamente o en una situación lúdica, a lo que atribuye
un valor diferente.
Los tests: son de gran utilidad cuando hay que comparar sujetos, pero, supone que se conoce
perfectamente bien, los tipos de respuesta del sujeto y que hemos realizado estudios que han
categorizado las respuestas de una determinada manera. De todos modos, hay riesgo de que el
sujeto llegue a respuestas correctas, por caminos erróneos
Método clínico: es la intervención repetida del experimentador ante la actuación del sujeto y la
reacción a sus respuestas, para esclarecer el curso de sus pensamientos. El método clínico tiende a
identificarse con la entrevista verbal.
La entrevista: es importante tener objetivo e idea clara de lo que se busca, es decir, hipótesis
que guíen nuestro trabajo. Errores frecuentes: dejar de preguntar; sugerir demasiado.
Métodos experimentales:
Diseños evolutivos: interesa ver cómo va cambiando una conducta o una determinada
capacidad a lo largo del tiempo, por lo que se deben estudiar a los sujetos en distintos momentos
temporales o distintas edades.
Tipos: Longitudinal: seguimiento de un grupo de sujetos examinados repetidamente a lo largo
de un período. Ventaja: se examina un mismo sujeto, lo que permite ver cómo va cambiando su
conducta. Inconveniente: costoso, sobre todo si el período es largo y la repetición del examen
puede producir distorsiones.
Transversal: se estudian distintos grupos de sujetos de diferentes edades para ver cómo cambian
las conductas. Ventaja: se obtienen datos evolutivos en poco tiempo. Inconveniente: los datos
evolutivos no son del mismo individuo, por lo que se pueden afectar factores individuales.
Longitudinal-secuencial o mixto: combina los dos anteriores, se sigue longitudinalmente, por
un período corto a varios grupos de diferentes edades. Ventaja: combina la de los dos anteriores.
Inconveniente: costoso y sin datos completamente longitudinales.
Esta diagnosis nos permitirá hacer hipótesis sobre los factores que pueden estar obstaculizando el
desenvolvimiento de esta crisis vital.
En cuanto al rol del investigador, el objetivo central es establecer un vínculo positivo, una alianza
mínima, que dará lugar a la transferencia positiva (sublimada): trato cálido, no seductor, ausencia
de silencios para reducir al mínimo la ansiedad de lo desconocido.
La intervención verbal o para-verbal, siempre directa para no aumentar confusión, a través de
preguntas, señalamientos, esclarecimientos o juego de roles. El vínculo es una interacción
cambiante entre lo complementario y lo simétrico. Si es un púber, el código será
predominantemente no verbal, a través de técnicas lúdicas o gráficas. Entre 16 y 18 años, el código
será preferentemente verbal.
El adolescente enfatiza la comunicación analógica (acción) sobre la digital (contenido), por eso la
30 comunicación no verbal adquiere enorme importancia en la entrevista. Lo que también ocurre con
el entrevistador, hablando tanto con lo que dice, como con su presencia.
Tanto la tranferencia como la contratratransferencia son intensas y cambiantes. El adolescente va a
la entrevista con una transferencia previa, por estar el entrevistador en el mundo de los adultos.
Oscilamos entre sentimientos hostiles y la sobreprotección o fantasía de sustitución parental. Cómo
se instrumentan estos sentimientos indicarán el rumbo a seguir con el entrevistado.
Pavlovsky: ser flexible; no ser envidioso de la juventud; tener buen sentido del humor.
31 UNIDAD II.
Rodolfo Uribarri.
Este período ha sido definido mas por la negativa, por lo que deja de ocurrir (desaparición de
conductas sexuales manifiestas, masiva utilización de defensas, suspensión del desarrollo de la
sexualidad, desexualización, represión, formaciones reactivas). Se des-jerarquiza su importancia,
desdibujando sus modificaciones e implicancias futuras; se lo define como un subproducto que
adviene con la disolución del Edipo; mera postergación temporal (definiciones insuficientes), se
encuentran procesos de cambio y reordenamiento psicodinámico, junto a lo que se destruye o
coarta está lo que se construye y posibilita. Trabajo de la latencia: en el sentido de esfuerzo,
diferenciación, complejización y ampliación del aparato psíquico y en cuanto a la exigencia de
tramitar la pulsión en un nuevo ordenamiento dinámico y estructural del aparato. Trabajo y no
período, enfatizando la importancia y el eje central en las modificaciones y neogénesis en el
aparato y no centrado en lo cronológico. Lo característico del trabajo de la latencia es: la
concurrencia de diversos mecanismos al fin sublimatorio.
Latencia temprana y tardía:
Latencia temprana: se caracteriza por la fragilidad del equilibrio intersistémico con la consecuente
emergencia de angustia frente a lo impulsivo. La lucha del yo, está destinada a controlar lo pusional
y en particular, a limitar la descarga mediante la represión. Posponer es la meta, ya que sólo
mediante la renuncia a la acción directa, puede armonizar con el súper-yo. La ambivalencia frente a
los mandatos del súper-yo, se traducen en un oscilar entre acatamiento y rebeldía.
Latencia tardía: a partir aprox de los 8 años. Las graduales posibilidades de la maduración
biológica, las nuevas capacidades intelectuales, las facilitaciones del entorno social y la
instrumentación que pueda lograr el yo, le posibilitan una nueva ampliación de recursos y una
estabilidad funcional. La característica es mayor fluidez, autonomía, continuidad y equilibrio de la
conducta, menor angustia, progresiva operancia del principio de realidad; se incrementa el
fantasear, se amplía el distanciamiento de los padres y familiar, adquiriendo gradual importancia el
grupo de pares. Súper-yo mas permisivo, conflictos menos severos, debilitamiento pulsional.
Consolidación de un yo mas efectivo en su accionar.
El camino exogámico:
Con el desenlace del Edipo, se vislumbra que no se tiene el lugar que se desea dentro de la familia
39 (se debe renunciar al deseo incestuoso), ya que, el intercambio y la descarga sexual no tienen
futuro posible dentro de la familia; el trabajo de la latencia, en torno a la castración, motoriza el
primer intento exogámico. Este proceso de desplazamiento e inserción en el ambiente social implica
la gradual separación de los padres, la conexión con otros adultos y pares se transforman en
nuevas influencias intelectuales, educacionales, sociales, axiológicas, que difieren de las aprendidas
en el seno familiar. Modificación incipiente de la imagen de los padres, especialmente un relativo
cuestionamiento y abandono de la creencia en la omnipotencia de ellos y nuevos procesos
identificatorios.
Lo social (maestros, instructores, etc)se ofrecen como posibles objetos sobre los cuales el niño
puede desplazar sus soportes libidinales y narcisísticos originales. Esta catectización de maestros, o
líderes grupales, puede ser calificada de amor sublimado, o desplazamiento de las figuras
parentales.
Relaciones intersubjetivas:
Se pueden diferenciar tres tipos de relaciones de los niños en latencia con los otros: con los padres
y adultos en general; con la escuela e instituciones; con pares y hermanos.
Identificaciones:
Preconciente.
Adquiere importancia. Todo lo basado acerca del aprendizaje, el pensamiento, las ensoñaciones,
son características del preconciente; la sublimación sólo es posible si hay mediación y
procesamiento preconciente. El armado, organización y ampliación del preconciente: inhibición de
la descarga pulsional, una adecuación a códigos culturales (sublimación).
Lenguaje.
Expresión gráfica.
Sentimientos.
Durante la latencia se producirá una ampliación de la experiencia emocional, tanto en el registro del
placer como del displacer, tanto en la relación con los otros como con el propio cuerpo.
El sentimiento de vergüenza: tiene que ver con un otro que percibe una adecuación del niño frente
a lo cual se siente "descubierto" en algo que no debería "ser visto". Surge ante una sensación de
perdida de control instintivo, o un equivalente desplazado de la misma parte del sujeto. El pudor es
una formación reactiva frente a las tendencias exhibicionistas, mientras que el sentimiento de
vergüenza aparece ante una acción en la que se "falla", es vivido como descontrol o incumplimiento
de un ideal esperado, el pudor corresponde a lo pulsional-objetal, mientras que la vergüenza tiene
que ver con lo ideal-narcisistico.
Sentimiento de inferioridad: expresión de la frustración en cualquier área donde el logro yoico es
vulnerado, contiene elementos de tristeza e impotencia y está determinado por la relación con uno
mismo (el no acceder al logro es vivido como un equivalente de castración), se percibe la herida
narcisistica y la falla como coto a la omnipotencia, así como la desilusión por no poder lograr
conformar la imagen deseada de sí.
Sentimientos de culpa: aparecen frente a los daños realizados o a la hostilidad fantaseada hacia
otro, su emergencia es de origen interno, ligado a como el sujeto tolera su hostilidad hacia ese
objeto, consecuente a la operancia del súper.yo. Es frecuente que el latente se defienda mediante
el mecanismo de proyección de la culpa, en el que se identifica con la instancia censora y critica al
yo externalizado en otro/otros.
Los sentimientos de inferioridad y vergüenza, están ligados a la pérdida de autoestima y sensación
de humillación por no alcanzar una meta anhelada o un ideal de perfección. A medida que el
latente progresa, su sentimiento de autoestima se va regulando por el logro en el desarrollo de sus
habilidades, en el cumplimiento de sus metas y de lo que su medio espera, adquieren mayor
42 significación figuras de autoridad extrafamiliares.
Agresión.
Es mas frecuente que se enfaticen los destinos libidinales que los agresivos; la agresividad carga la
nueva instancia superyoica, lo que da cuenta de su severidad y crueldad. También es canalizada a
través de actividades sublimadas como el juego, el movimiento, enfatizando la competitividad.
Formas de agresión: mentiras, insultos, faltas a la escuela, molestar o dañar a otros desde el
anonimato, trampas en los juegos, crueldad en los animales, en todas ellas predomina la
tendencia a ocultar, disimular, y encubrir.
Kancyper
ADOLESCENCIA: El fin de la ingenuidad
En la adolescencia, se contraponen múltiples juegos de fuerzas dentro de un campo
dinámico: los movimientos del narcicismo en las dimensiones inter e intrasubjetiva, y las
relaciones de dominio entre padres, hijos y hermanos.
Lo que caracteriza a la adolescencia es el encuentro con el objeto genital exogámico, la
elección vocacional más allá de los mandatos parentales y la recomposición de los vínculos
parentales y económicos. Metapsicológicamente, es una etapa de resignificación retroactiva.
Es un punto de llegada, porque las inscripciones y los traumas que en un tiempo anterior
permanecieron acallados, adquieren en este período significación y efectos patógenos (“lo que se
silencia en la infancia, se manifiesta a gritos durante la adolescencia; y un punto de partida,
porque posibilita la apertura hacia nuevas significaciones y logros a conquistar, dando origen a
adquisiciones imprevistas.
Se da la resignificación, en la que el sujeto tiene la opción de realizar transformaciones
inéditas en su personalidad; de traumas anteriores; es un recambio estructural en todas las
instancias del aparato anímico del adolescente reordenamiento identificatorio en el yo, en el
superyó, en el ideal del yo y en el yo ideal.
Para la confrontación generacional, es necesario que se admita la alteridad, mismidad y
semejanza en las relaciones parento-filiales y entre hermanos, es decir, todos deben atravesar
variados duelos en las dimensiones narcisista, edípica y fraterna.
La resignificación, activa una memoria particular, relacionada con las escenas traumáticas
(historias y memorias entrecruzadas que han participado en la génesis y el mantenimiento de
ciertos procesos identificatorios alienantes reordenamiento identificatorio y conformación de
la identidad). Esta memoria, abre las puertas del olvido, y da salida a una emergencia de un
caótico conjunto de escenas traumáticas suprimidas y no significadas.
Las investiduras narcisistas parento-filiales y fraternales que no fueron resueltas, ni
abandonadas, entrar en colisión. Éstas requieren ser confrontadas con lo depositado por los otros
significativos para que el sujeto logre reordenar su sistema de identificaciones que lo alienaron en
el proyecto identificatorio imaginario.
La confrontación coloca al otro en la situación de perder a su depositario, lo que conlleva
el peligro de desestructurar su organización narcisista. La desestructuración del vínculo patológico
narcisista arrastra y desencadena la desestructuración narcisista del otro (puede ir acompañado
por angustias y síntomas de despersonalización).
Las fantasías de muerte (antes y después del acto de confrontación) suelen ser la
manifestación de la muerte de estas instalaciones narcisistas y de ciertas idealizaciones e ilusiones;
de sobreinvestiduras que suelen subjetivarse como momentos de tragedia en la lógica narcisista.
La resignificación no es el descubrimiento de un evento que se ha olvidado, sino de un
43 intento, por medio de la interpretación, la construcción y la historizacion, de extraer una
comprensión nueva del significante de ese evento enigmático y ocultado. Lo revivido es
fundamental, pero no suficiente; es el punto de partida, pero no el punto de llegada, que es la
reestructuración.
El sujeto se define según como se resignifique, según como reestructure su biografía para
transformarla en su propia historia.
Frente a una situación analítica, el analista se posiciona en un lugar de singular, para
ejercer la función de “aliado transitorio” (a veces de padres, a veces del adolescente). Es el otro
significativo que propicia en el analizante la circulación, el movimiento, el trayecto, y el cambio en
la relación dinámica entre las realidades intrapsíquica e intersubjetivas.
El adulto ante el espejo de la ingenuidad:
El adolescente confronta al adulto con una nueva mirada que lo desnuda y le hace advertir
los absurdos a los que se había acostumbrado; trata de descubrir la verdad del mundo de los
adultos, al que intenta corregir, para vivir tiempos nuevos; el adulto evita mirarse en el espejo del
adolescente porque, al reflejarse en él, debe destituir el ejercicio de su poder intergeneracional; el
acto de la confrontación desencadena en el adulto una actitud de oposición, porque lo enfrenta
con sus propios temores, al comprobar su fracaso frente al incumplimiento de los ideales y las
ilusiones del adolescente que había sido, lo que lo lleva a una revisión del sentido de su propia
dignidad; el adolescente intima a que el adulto se confronte consigo mismo, lo que expone al
adulto a poner a prueba y enfrentar la estabilidad de sus propios sistemas intrapsíquico e
interpersonal. El adolescente, en esta nueva fase de su vida, al mismo tiempo que intenta poner
fin a su propia ingenuidad, desafía la ingenuidad defensiva de los adultos.
Fernández Mouján
Naturaleza de la adolescencia
En este proceso hay dos puntos de resistencia del yo: -cuando la libido objetal no se libera
y el objeto ocupa el lugar del yo, en este proceso patológico se trata de negar totalmente la
pérdida, perdiéndose el yo –cuando la libido narcisista no se desplaza a nuevos objetos, sino que
trata de repetir la configuración y la experiencia concomitante, acá se trata de negar la pérdida
repitiendo la experiencia con un objeto sustituto (duelo patológico). Estos procesos patológicos no
deben confundirse entre sí, ni con el duelo normal. En el duelo patológico, existe una
identificación parcial duradera con el objeto perdido.
El duelo normal adolescente marca el carácter poco duradero de las identificaciones
parciales y la primacía del yo sobre el objeto (típicos rasgos de carácter en la pubertad).
Melanie Klein, centra su análisis en los mecanismos yoicos para controlar las ansiedades
de pérdida y culpa. Primero se disocia y se proyecta hacia fuera del yo todo lo malo (odio, vacío,
destrucción, objetos persecutorios) y se retiene todo lo bueno (amor, objetos bondadosos). Le
interesa el objeto bueno vuelto al yo (idealización). En segundo lugar, paulatinamente, va
intercalando periodos de integración, donde lo malo y lo bueno van formando la unidad perdida
(de la identidad). Un tercer período más depresivo, donde se asumen la culpa y el dolor y el amor
se puede desplazar hacia nuevos objetos con un sentido reparatorio.
Teoría de los objetos transicionales (Winnicot): Este autor supone que, para que el duelo
se desarrolle, tiene que existir un primer momento de desplazamiento libidinoso, hacia un objeto
ilusorio, que no es interno, ni externo, sino, entre. En un segundo momento, este objeto
transicional estructura un campo imaginario ilusorio que permite al yo la espera necesaria y la
entrada paulatina en el tercer momento del duelo: la aceptación del objeto real externo, con el
correspondiente desplazamiento libidinal en el nuevo vínculo. Esta zona (transicional), existe
geográficamente, es una zona de experiencia que requiere tiempo y espacio.
En la teoría del objeto transicional,, el desplazamiento libidinal hacia un objeto ilusorio
permite procesos identificatorios en un espacio (entre) que defienden al yo de procesos
melancólicos o depresivos, dándole tiempo para que el duelo continúe su proceso sin caer en la
manía (la omnipotencia se ejerce sobre un objeto transicional y no sobre la realidad externa).
Ante la pérdida objetal, el yo se desidentifica de todo objeto (no solo del perdido), y entra
en un campo imaginario que le permite totalizar la experiencia. Al perder todos los objetos, no ha
perdido ninguno en particular, y puede entrar en un campo imaginario-mítico estructurante que le
da identidad grupal y lo orienta hacia un renacer de la nueva identidad. En un segundo momento
del proceso de duelo, el yo entra en una relación objetal no libidinosa, sino, por participación en
una estructura que es la identidad grupal, alcanzando entonces: el valor o función que el objeto
significaba entonces para el sujeto y la percepción de la realidad gestàlticamente, (hacia lo digital a
través de lo analógico). El tercer momento del duelo, el yo entra nuevamente en relación
libidinosa con los objetos externos transformados. Esto se debe a que, al participar con ellos a
48 través de la identidad grupal, alcanzo su valor real dentro de la estructura. Coexisten durante el
proceso de duelo, una pérdida (objetal y estructural) y un renacer (o transformación).
Además de los antecedentes en los vínculos infantiles, son importantes características
actuales para que el trabajo de duelo tenga éxito: una buena experiencia con el mundo externo
durante el duelo, una imaginación mediadora y creativa, cierta capacidad participativa, un
pensamiento lógico-formal desarrollado y capacidad reparatoria.
Especificidad del duelo adolescente:
Algunas diferencias entre el duelo adolescente y el duelo normal ante una pérdida objetal
importante.
El duelo adolescente no es un duelo puro que supone una pérdida y un nuevo vínculo
objetal; durante la adolescencia, la pérdida coexiste con un renacer, esto supone que junto al
desplazamiento narcisista de la libido y la identificación con la bondad del objeto, se realiza la
transformación de los mismos objetos en nuevas configuraciones.
El duelo siempre supone una renuncia; el renacer siempre supone una Asunción: asumir
aquello que se descubre en el acto de ver nacer (lo nuevo).
▪ Entrever los caminos del deseo y de la angustia que complejizan la relación con el semejante.
▪ Explorar el tema del doble (derivación hacia lo siniestro).
▪ Retomar la incertidumbre que genera la imposibilidad del otro de responder las preguntas
existenciales (este punto interpela la posición del analista, ya que el adolescente, si bien está
buscando, espera respuestas).
Erik. H. Erikson.
Identidad, Juventud y Crisis.
UNIDAD III.
ADOLESCENCIA INICIAL: EL INTERLUDIO BIOLÓGICO
Algunos problemas:
- El acné juvenil: puede ser estimulado por la impregnación de las hormonas puberales.
Desagracia el rostro, perturba las imágenes de sí mismo, socava la autoestima e
incluso puede dañar las relaciones de los chicos con su entorno.
- Las ginecomastias idiopáticas del varón: 14 y 16 años, ligera hinchazón de la areola y
del tejido mamario; suele ser dolorosa, es un fenómeno primitivo y transitorio.
Eyaculaciones y espermatogénesis:
Espermaquía. Poluciones nocturnas emisiones de esperma involuntarias, que con
frecuencia acompañan una cierta actividad onírica. La mayoría toma conciencia de sus primeras
eyaculaciones entre los 11 y 15 años (masturbación). Errecciones cada vez más frecuentes
incremento de las concentraciones sanguíneas de testosterona.
Representaciones de sí y autoestima
Imágenes del propio cuerpo se elaboran en el contexto de las relaciones cotidianas con
los otros. El entorno social es indispensable: la experiencia de ser en sí uno y el mismo no puede
realizarse sin que el sujeto exista y tenga interlocutores (reales, virtuales o imaginarios). El propio
cuerpo es sede e instrumento de la conciencia de sí. La imagen del cuerpo es siempre
multidimensional e incluye numerosas facetas. Algunos de los principales componentes son: la
autoestima, las diferentes formas de sensibilidad (visceral, muscular, epidérmica) que integran la
autoimagen, así como las relaciones del sujeto con las personas significativas del medio ambiente.
Se agregan también otras dimensiones bipolares como el “encerrarse” en sí mismo que se opone
a la accesibilidad, así como al sentimiento de fragilidad que se opone a la eficacia.
La autoestima: dimensión evaluativa de la identidad personal. Incluye las representaciones
56 de uno mismo y las creencias a propósito de sí mismo que cada individuo elabora desde la infancia
en relación con su entorno. El estado madurativo por sí mismo tiene poca o ninguna influencia
sobre el autoestima. La cronología de los cambios, y el ritmo de maduración, se encontraran
asociados en ciertas condiciones y niveles altos o bajos de autoestima. Una de esas condiciones es
el sexo masculino o femenino. Una menarquía precoz tiende a asociarse con una baja autoestima,
por el contrario, un desarrollo puberal rápido en los niños contribuye a una mayor autoestima.
Pubertad y sexualidad
La maduración puberal y los cambios morfológicos y fisiológicos llevan consigo el acceso a la
sexualidad genital adulta. En el ámbito de la sexualidad hay dos situaciones que merecen ser
señaladas: los embarazos no deseados y las enfermedades de transmisión sexual.
El fenómeno de la pubertad tiene repercusiones enormemente amplias en el desarrollo de
la personalidad femenina y masculina. Trasciende el fenómeno fisiológico de la maduración genital
y de la capacidad de reproducción que constituyen el núcleo de la sexualidad.
BLOS.
PSICOANALISIS DE LA ADOLESCENCIA.
Preadolescencia:
Aumento cuantitativo de la presiòn instintiva que conduce a una catexis indiscriminada de todas las
metas libidinales y agresivas de gratificación infantil. El resurgimiento de los impulsos genitales no
se manifiesta de modo uniforme en hombres y mujeres, debido a que cada sexo se enfrenta a los
impulsos puberales en forma distinta. Podemos decir que un aumento cuantitativo en los impulsos
caracteriza la preadolescencia y èsta condiciòn lleva a un resurgimiento de la pregenitalidad.
La gratificación instintiva directa, se encuentra con un super-yo reprobatorio; en este conflicto, el
yo recurre a defensas como: la represiòn, la formación reactiva y el se desplazamiento. Una
situación nueva para el servicio de la gratificación instintiva es la socializaciòn de la culpa, en la
latencia, se descarga la culpa en el grupo, o mas específicamente en el lider como instigador de
actos no permitidos; la socializaciòn de la culpa crea temporalmente defensas autoplàsticas, que
son un tipo de disculpas.
Es sabido que el desarrollo psicològico en la preadolescencia es diferente en mujeres y varones. El
conflicto edìpico en la mujer, no ha llegado a una culminaciòn, como si ocurre en el hombre. Freud:
^la muchacha permanece en la situación edìpica por un perìodo indefinido; solamente lo abandona
muy tarde en su vida y en forma incompleta^. Una ruptura en el desarrollo emocional progresivo
en la mujer, provocada por la aparición de la pubertad, constituye una amenaza màs seria que en
el varòn a la integración de la personalidad. En el desarrollo femenino normal, la fase
57 preadolescente de la organización de los impulsos està dominada por una defensa en contra de una
fuerza regresiva hacia la madre preedìpica.
Adolescencia temprana:
La maduraciòn puberal saca al varòn de su preadolescencia y de la catexis pregenital; la mujer es
igualmente forzada hacia el desarrollo de su feminidad. Busqueda de objetos libidinales
extrafamiliares; la falta de catexis en los objetos de amor incestuoso, deja una libido que flota
libremente y que clama por acomodarse, trayendo como consecuencia una busqueda de objetos
nuevos.
La eleccion de objeto en este periodo sigue el modelo narcisista. Lo que proyecta ante sì como su
ideal, es el sustituto del narcisismo perdido de la niñez en el cual èl era su propio ideal.
La posición bisexual de la mujer en este periodo,està intimamente relacionada al problema del
narcisismo. La declinación de la tendencia bisexual marca la entrada en la adolescencia
propiamente dicha.
Blos
Psicoanálisis de la adolescencia
Masturbación:
La masturbación adolescente (gratificación genital autoerótica), se vuelve reguladora de tensión y
portadora de fantasías que acompañan en su contenido y patrón cambiantes las varias fases del
desarrollo adolescente. Está construida en una larga historia de sensaciones y experiencias
autoeróticas localizadas en el tenue pasado de la infancia. Comprende una gama de sensaciones,
que van desde la sensación calmante hasta la de tipo orgástico en la que hay un aumento gradual
de excitación y tensión usualmente escalonada.
Como acto complejo psicofísico, está asociada en el curso del desarrollo con las zonas erógenas y
lleva a la proclividad de los impulsos más o menos fijados. Se aleja gradualmente de ser una
simple actividad placentera hasta estar muy unida a los objetos de amor primarios. La fantasía,
incluyendo la imagen mental del objeto, se vuele el vehículo que conecta los deseos instintivos con
residuos de recuerdos con sus elaboraciones y distorsiones; hasta que la fantasía de sí y por sí
misma se vuelve un logro de la gratificación instintiva. Cuando se efectúa esta forma de
gratificación sin sensación física o erótica consciente y reconocida, hablamos de masturbación
mental.
Efectúa una función adecuada de la fase, desde el momento que facilita un movimiento progresivo
del impulso instintivo. Afirma una tendencia conservadora al perpetuar posiciones sexuales
infantiles, aunque con frecuencia sólo parcialmente o en forma disfrazada. Esta tendencia
conservadora constituye un detrimento para el desarrollo progresivo.
Es la actividad sexual de fase específica que despoja a los impulsos pregenitales de sus direcciones
independientes y los somete progresivamente a la genitalidad. Estos impulsos se relegan a un rol
de iniciación en vez de satisfacción. Representa un aspecto positivo, que reside en la elaboración
58 del placer previo, logro mayor de la masturbación adolescente. Es una actividad sexual
indispensable y transitoria que pone en contacto experiencias autoeróticas infantiles con objetos a
través de la imaginación mental: la fantasía.
Promueve nuevos cambios, uniones y delineaciones de imágenes mentales y sus catexis; estabiliza
representaciones de objeto y del ser, facilitando la aproximación a la genitalidad. La total ausencia
de masturbación durante la adolescencia, indica una incapacidad para manejar los impulsos
sexuales de la pubertad. Además, indica que la masturbación infantil ha sido reprimida a un grado
tal que la alineación necesaria de impulsos pregenitales con sexualidad genital no puede ser
lograda. Los casos de abstinencia total, representan una detención en el desarrollo psicosexual, que
es por sí mismo patognómico. Siempre que la masturbación esté solamente al servicio de una
función regresiva, o siempre que rinda una adaptación aloplástica, como parte de la búsqueda del
objeto, la masturbación ha malogrado su función de fase adecuada.
El contenido mental y el carácter funcional de la masturbación sufren cambios típicos. Puede ser
vista en dos formas: estando en consonancia con la organización de impulsos instintivos y
desarrollo del yo, o como obstruyendo procesos. Lo último se evidencia siempre que la
masturbación se convierte en un regulador habitual de tensión, o que se transforma en una pauta
prematura y estabilizada por la formación de la personalidad; una integración autoplástica como
ésta da por resultado un carácter compulsivo o narcisista.
En la masturbación genital, generalmente se distingue el acto físico de la fantasía presente. Es la
fantasía la que ejerce una influencia dañina en la formación de la personalidad. Los efectos
perjudiciales vienen de dos fuentes: severa ansiedad del superyó y los sentimientos de culpa, o
unión de la masturbación genital con las metas sexuales infantiles. Ésta última resultará en una
detención del desarrollo psicosexual.
El resultado dependerá de dos factores: de la fuerza de los puntos de fijación; y del grado de
redención del yo, la fortaleza o la debilidad en contra de la regresión. La masturbación genital, sirve
como un anclaje en el nivel genital y neutraliza la regresión (normalmente).
Una concentración de libido narcisista en los propios genitales es acompañada por tendencias
voyeuristas y exhibicionistas. Una tolerancia baja de tensión o un yo débil invita a la masturbación;
y a la inversa, la masturbación mantiene la tolerancia de la tensión en un nivel bajo. Cuando la
masturbación proporciona la satisfacción completa, perpetúa y fija el infantilismo. El individuo no
tiene razón de competir con otros por un objeto sexual puesto que encuentra todas las fuentes de
placer dentro de él mismo.
Cuando tanto el escape de la fantasía de tensión instintiva, como la transformación en síntomas
están bloqueados, se provoca una condición especial, descrita por A. Freud, en la cual la fantasía
de masturbación es desplazada de la vida sexual a la actividad yoica, o de la fantasía al mundo
exterior. Así, las fantasías de masturbación se actúan en el mundo exterior (mal ajuste social, falta
de constancia esencial de objeto). Cuando la masturbación física y el escape de la fantasía están
bloqueados, una formación temporal de síntomas aparee frecuentemente: compulsión y fobias,
síntomas obsesivos, trastornos psicosomáticos. También pueden aparecer efectos dañinos de la
masturbación en términos de síntomas neurasténicos dolores de cabeza, molestias
gastrointestinales y fatiga. La necesidad de actividad física e interacción social, la inhabilidad para
estar solo sin volverse inquieto y ansioso, y el habito de combinar el estudio con escuchar música,
representan maniobras típicas en la batalla contra la masturbación.
La actividad masturbatoria puede aparecer en forma desplazada, sin manipulación genital o
fantasía sexual; existen gran cantidad de equivalentes de la masturbación que abarcan otras partes
del cuerpo o también, se puede dar una manipulación compulsiva con objetos manuales. Siempre
que la masturbación desplazada tenga una elaboración simbólica de descargas orgásticas produce
un gran estado de excitación de naturaleza sexual, el cual no es reconocido por el sujeto. Sin
embargo, estas actividades están acompañadas de culpa y sentimientos de inferioridad, típicos de
los efectos posteriores a la masturbación en sí. La culpa, aparece frecuentemente en forma
disfrazada como propensión a los accidentes.
La masturbación en miembros del sexo masculino y femenino sigue rutas diferentes, como
59 consecuencia de la diferencia entre el complejo de castración femenina y el masculino. El hecho de
que la excitación sexual en el joven produce la erección y más tarde la eyaculación, hace de la
conexión estimulo y reacción genital, un hecho obvio e innegable. Hace que el joven dirija su
atención desde pequeño hacia el pene, como un órgano de placer que puede ser manipulado a
voluntad.
La joven, en contraste, se masturba sin ningún cambio corporal observable y notable. La
manipulación del clítoris es practicada durante la infancia y frecuentemente se abandona en una
etapa que sigue a la menara. Surge un cambio profundo de la personalidad. Se desarrolla el
antagonismo con la madre y aumentan las reacciones culpables en la masturbación. Si la
masturbación es suprimida físicamente, sobrevive en fantasías crudas y sádicas de las cuales las
fantasías de violación son representantes típicas. El miedo al daño corporal la lleva a temores
hipocondriacos; el sentimiento de no ser merecedora de amor y de ser fea representan
sentimientos subjetivos concomitantes. La resistencia a la masturbación es más común en la joven.
Asimismo, la masturbación puede ser practicada por la joven en la forma disfrazada de posiciones
que estimulan el clítoris, como sentarse en el brazo de una silla, montar a caballo, etc.
La masturbación del clítoris no es abandonada en la mayoría de los casos hasta que se encuentra
un objeto de amor heterosexual. El compañero se convierte en la fuente de gratificación tanto
narcisista como libidinal de objeto. Este paso a la feminidad ocurre sólo lenta y parcialmente hasta
que llega a un estado de plenitud en la adolescencia tardía o en la postadolescencia.
En los hombres, los genitales continúan siendo el centro de su narcisismo, mientras que en las
mujeres existe un narcisismo secundario que se adhiere al cuerpo como un todo. El autoamor
narcisista, el adorno del cuerpo, el énfasis socialmente sancionado en el mostrar partes del cuerpo
como los senos, el encanto físico y la belleza en general, son formas de gratificación narcisista y
exhibicionista que facilitan la dilación de la rendición a un amor sexual, hasta que aparezca una
relación permanente. En contraste con esto, cualquier muchacho que intente llamar la atención
hacia su belleza o que la muestre con placer exhibicionista es siempre considerado afeminado. Sus
logros pueden ser de índole atlética, intelectual, académica, sexual, ocupacional, creativa. La
temeridad, perseverancia, velocidad y poder son los atributos considerados masculinos, que pueden
ser mostrados públicamente por el hombre.
La masturbación está frecuentemente ligada al miedo inconsciente de daños genitales, y por
desplazamiento, también a las funciones específicas del yo. Existe una enemistad básica entre la
masturbación por un lado, y los intereses del yo y del superyó por otro. El miedo a los dalos, es
calmado sólo repitiendo el acto masturbatorio.
Ciertos adolescentes en quienes el impulso homosexual es muy fuerte, evitan completamente la
masturbación y se envuelven en una relación heterosexual a temprana edad. La masturbación en
el joven sirve para reasegurarle su masculinidad, y disminuye marcadamente con la resolución del
conflicto homosexual y el encuentro de un objeto heterosexual.
La masturbación no tiene objeto y no implica placeres previos. El objeto de la actividad
masturbatoria es la fantasía. El joven o la joven, experimenta una representación de objeto y de
ser fluctuante, desde el momento que es simultáneamente sujeto y objeto, macho y hembra, activo
y pasivo. La adhesión prolognada a la masturbación contrarresta la polarización sexual. Establece
un estado de fijación bisexual que resulta en el empobrecimiento de intereses dirigidos a un objeto,
y en la proliferación de una vida fantasiosa sobrecatequizada.
El abandono de toda la masturbación antes de ser establecida la etapa heterosexual propia de la
adolescencia resulta en alguna forma de inmadurez psicosexual. La masturbación inicia el
movimiento hacia delante de la libido por una acción casi experimental en la fantasía. La
naturaleza regresiva o infantilizante de la masturbación debe ser constantemente contrarrestada
por la unión de la organización del nuevo impulso adolescente ganado en el mundo objetal
.
LOUIS KAPLAN.
60 Adolescencia. El adios a la infancia.
La pubescencia: este termino alude al vello suave. Pubis, designa la parte inferior del vientre que se
cubre de vello al acercarse a la pubertad; mientras que el tèrmino pubertad, alude a la madurez
sexual.
Las manifestaciones mas evidentes de la pubescencia son el vello pùbico y axilar en ambos sexos,
el desarrollo de los senos en las niñas y el crecimiento del escroto, los testículos y el pene en los
varones.
Una explosiòn de crecimiento impulsa al adolescente hacia el futuro. En la pubertad, cuando la
genitalidad podrìa por fin cumplir los arcaicos deseos de la infancia, el adolescente se encuentra
con el tabù del incesto, que lo obliga a remodelar su deseo sexual. El irrevocable renunciamiento a
las relaciones amorosas de la infancia provoca una lucha emocional prolongada y dolorosa. La
pubertad sexual, instiga a un desplazamiento del deseo sexual afuera de la familia y una revisiòn
de la autoridad moral.
Durante la adolescencia, la leyenda de la pèrdida y el reencuentro de objetos de amor, adquiere
nuevo impulso y nueva urgencia.
Casi todas las personas olvidan con el tiempo las dolorosas emociones vinculadas con el proceso de
convertirse en adultos. El adolescente està en busqueda constante de nuevas formas de amor, pero
aùn se mantiene ligado al pasado, por lo que es frecuente que trate de transformar las experiencias
potencialmente nuevas en alguna reiteración encubierta de las pasadas. El ànimo depresivo, las
reacciones de tristeza y los estados de angustia, tìpicos de la adolescencia, son manifestaciones de
la lucha interior por renunciar al pasado y al mismo tiempo no perderlo del todo. Cuanto mas pueda
el adolescente asimilar y utilizar para sus propios fines lo que le ofrece el medio exterior, mejores
seràn sus posibilidades de modificar el curso posterior de su vida. A partir de lo que le proporciona
su medio social, el adolescente crea un medio personal especial, en esta instancia lo utiliza a los
efectos de modificarse a si mismo, acrecentando su vida interior. Esta divisiòn interior se expresa
en el grupo de pares, siendo natural que lo utilice para expresar esos sentimientos divididos y esas
imágenes incoherentes de su identidad; crea grupos de pares, de acuerdo con sus propias
necesidades emocionales, a efectos de lograr una integración mas satisfactoria de su experiencia
de si mismo. Estas relaciones grupales espurias y transitorias, quedaràn inmortalizadas en la
persona nueva y mas coherente en que habrà de convertirse con el tiempo.
El puente entre los dialogos de amor y el narcisismo: en la opciòn entre permanecer
61 ligado a la familia de un modo infantil y no genital o afirmar su vitalidad genital y su compromiso
con el presente, la mayorìa de los adolescentes se decidirán por renunciar al pasado. Durante este
proceso, las pasiones competitivas y agresivas que correspondìan al progenitor del mismo sexo se
transforman y tambièn se dirigen fuera de la familia; en forma paralela se encuentran las
transformaciones que implican las pasiones homoeròticas hacia el progenitor del mismo sexo. La
virilidad y la feminidad entrañan mas que la transferencia de la libido heterosexual y la relacion con
el progenitor del mismo sexo, abarca mas que rivalidad, celos y competencia. Normalmente, lo que
vemos es una identificación con la conducta y rasgos personales de ese progenitor, considerables
muestras del deseo narcisista de convertirse en aquello que se ama y admira.
Con el inicio de la pubescencia, cada niño debe enfrentarse con el dilema de què hacer con las
pasiones eròticas y narcisistas dirigidas al padre del mismo sexo. Los problemas sexuales y morales
consisten en preservar los lazos afectuosos y tiernos con este progenitor y eliminar el erotismo de
las pasiones destinadas a èste, transfirièndolas a otro destinatario. Lo importante es la manera en
que llega al relativo equilibrio existente entre el amor a si mismo y su capacidad de amar a otros.
Casi todas las conductas predominantes en la adolescencia estàn marcadas por el conflicto entre el
sometimiento a la sexualidad infantil y la afirmación de la genitalidad.
Cualquiera sea la alternativa amorosa que elijan, todos los adolescentes deben luchar contra sus
impulsos homoeròticos.
Fernández Mouján
Rasgos de carácter en la Pubertad y mediana Adolescencia
Lo primero que nos distingue como hombres o mujeres es nuestra diferencia sexual. Durante la
adolescencia, ésta se presenta con nitidez y genera un territorio de renovadas representaciones;
significados que se otorgan al hecho de ser varón o mujer en una sociedad determinada (mas allá
de lo físico), se crean definiciones corporales y emocionales, así como prácticas sociales relativas a
la sexualidad, la división del trabajo y la distribución de los recursos materiales y simbólicos entre
varones y mujeres.
La manera como construimos el genero, ya sea individual o colectivamente tiene una relación
compleja con el ejercicio de nuestros derechos humanos. Atravesados por desigualdades sociales,
etnicas y también de género, son muchos los obstáculos que los adolescentes encuentran para el
ejercicio de sus derechos en la Argentina contemporánea.
El lugar del cuerpo en la construcción de desigualdades durante la adolescencia y los aportes que
puede ofrecer la perspectiva de derechos humanos para transformar estas desigualdades.
Concepto de género: se refiere a la construcción social y cultural que se organiza a
partir de la diferencia sexual. Supone definiciones que que abarcan tanto la esfera individual
(la subjetividad, la construcción del sujeto y el significado que una cultura le otorga al cuerpo
femenino o masculino), como la esfera social (división del trabajo, distribución de recursos y
definición de jerarquías entre unos y otras). El género supone la construcción de
identidades en el orden simbólico y su ordenamiento social e institucional ,
plasmado en relaciones sociales signadas por la jerarquía.
Descadas 1920-1930. Margaret Mead. Afirmó que no existen bases biológicas para
relacionar la pertenencia a uno u otro sexo con comportamientos y actitudes consideradas
"masculinas" o "femeninas".
Simone de Beauvoir, incorporó la idea de que las mujeres no nacen, se hacen. Sostenía que el
mundo occidental estaba organizado en función de una polaridad entre hombres y mujeres, en la
cual los hombres, habían controlado los sistemas de poder, mientras que a las mujeres les había
quedado el papel de ser "lo otro", lo distinto respecto del modelo central (masculino), y desde ese
lugar, la otredad, les tocaba hacerse a sí mismas, parirse, a lo largo de la vida.
1970-(nueva ola del feminismo académico): Investigaciones evidenciaron que las mujeres
no desempeñaban un rol neutral, sino que ocupaban una determinada posición, la que suponía
desventajas en términos de autonomía, de aprobación de sus cuerpos, de participación en la
generación de recursos.
El género no es un rol, pues, no hay un conjunto definido de relaciones cuya única función, de
alguna manera, esté restringida a la característica social de ser hombre o ser mujer.
1980-1990; se cuestionó la distinción entre sexo y género, sosteniendose que, la utilización del
65 termino sexo como un condensador de datos biológicos fue revestida de una naturalización
ficticia.Michel Foucault y Judith Butler, permitieron profundizar la mirada sobre este tema, al
desencializar la sexualidad, mostrando que el sexo también está sujeto a una construcción social; lo
que se percibe como "invariable" no es ya el sexo, sino la materialidad de la diferencia sexual, que
adquiere variaciones significativas según la manera en cómo se simbolice e interprete.
El anclaje del concepto de género en la dimensión cultural, permitió superar una
noción determinista, en el sentido biológico, para reconocer la variabilidad de las
nociones acerca de lo masculino y femenino; esta perspectiva, puso en evidencia
que, siendo el género el producto de una construcción cultural, era también objeto
de transformaciones.
Estas corrientes descontructivistas, sostienen que el cuerpo es mucho más que una marca
biológica; convirtíendose en un espacio signao por señales portadoras de nuestro lugar en el
mundo y de nuestro género.
Habitar el cuerpo, construir el género: una mirada sobre la adolescencia: la adolescencia
constituye, en nuestra cultura, una etapa de la vida en la cual las identidades y las relaciones de
género transforman profundamente sus significados para la persona y para su entorno. Al ingresar
a esta etapa, ya se han atravesado las etapas de socialización de la infancia, donde probablemente,
hayan accedido al caudal de metáforas que indican diferentes pautas para varones y mujeres. Se
habrá ido incorporando en las subjetividades de unos y otras, cierto sistema de
oposiciones binarias, (visión dicotómica que implica que cada hombre o mujer, haría bien en
rechazar o dosificar rasgos del otro polo dentro de sí). Aquello que en la infancia se venía
configurando en un plano simbólico, se va a inscribir en la materialidad del cuerpo adolescente y a
partir de alli, irá creando una nueva cadena de simbolizaciones sobre la diferencia de género.
Todo este proceso se encuentra cargado de significados que superan la densidad del cambio físico;
las mujeres se hacen "señoritas", cuando tienen su primera menstruación y que los varones se
"hacen hombres" cuando comienzan a tener relaciones heterosexuales. Estas representaciones
denotan la configuración de distintas modalidades de vivir la autonomía personal, tanto en el
terreno de la sexualidad, como en otros territorios que también hacen al modo, como los sujetos
habitan sus cuerpos y participan del entorno.
Varones: virilidad y potencia. Mujeres: presunta fragilidad.
Los adolescentes afinan también su mirada respecto de la organización de la
sociedad; de manera tal, que al ingresar en esta etapa, ya han tenido suficientes
prácticas institucionales que recrean jerarquías de género en el orden social. Cabe
preguntarse hasta qué punto la desigualdad de género es realmente reconocida y
considerada en términos de injusticia.
Con la Declaración Universal de Derechos Humanos- (1948)- se indicó que todas las personas
tienen los mismos requierimientos básicos para una vida digna, y por lo tanto, debían tener iguales
oportunidades para su satisfacción. La idea de igualdad remitía a la necesidad de equiparar las
diferencias entre las personas y sus circunstancias bajo un parámetro de dignidad mínima que
fuera común para todos.