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UNIDAD I:

LA REVELACIÓN DE DIOS.
DIOS SALE A NUESTRO ENCUENTRO
OBJETIVO: MOSTRA CÓMO DIOS SE
MANIFIESTA A LO LARGO DE LA
HISTORIA
Dios se revela a los hombres.

La Revelación como historia de la salvación culminada en Cristo.

Etapas de la revelación de Dios Transmisión de la revelación divina.

La tradición y la sagrada escritura.

El magisterio de la iglesia.
Dios ha creado libremente al
hombre para hacerle partícipe
de su vida bienaventurada.

En la plenitud de los
tiempos, el Padre envió a
su Hijo como Redentor y
Salvador de los hombres
caídos en el pecado.
¿Por qué late en el ser
humano el deseo de Dios?
•Dios inscribió en el corazón
del hombre el deseo de verlo.

•El hombre a menudo lo


ignora, pero Dios no cesa
de atraerlo hacia sí.

•Para que viva y encuentre en Él la plenitud de la


verdad y de la felicidad.

•El hombre es esencialmente religioso.

•Capaz de entrar en comunión con Dios.


A partir del conocimiento de la creación
el hombre puede conocer a Dios con certeza
-con la sola razón-
como origen y fin del universo y como
sumo bien, verdad y belleza infinita.
Para conocer a Dios con la sola luz de la
razón, el hombre encuentra dificultades.

Por si mismo no puede entrar en el misterio


divino.

Dios ha querido iluminarlo con su Revelación,


no sólo acerca de las verdades que superan la
comprensión humana, sino también sobre
verdades religiosas y morales.

Para que sean conocidas con firme certeza y


sin mezcla de error.
Se puede hablar de Dios a todos
partiendo de las perfecciones del hombre
y las demás criaturas.

Estas son un reflejo de la perfección de


Dios.

Es necesario purificar nuestro lenguaje


de todo lo que tiene de fantasioso
e imperfecto.

Éste nunca podrá expresar plenamente el


infinito misterio de Dios.
Dios va al encuentro del hombre

Dios se revela al hombre.

Por medio de acontecimientos y palabras


se revela a sí mismo y a su designio de
benevolencia.

Él mismo lo preestableció desde la eternidad en


Cristo a favor de los hombres.

Hacernos partícipes de su vida divina


mediante la gracia del Espíritu Santo.
Desde el principio Dios
se manifiesta a Adán y
Eva y les invita a una
íntima comunión con
Él.

Después de su caída no
interrumpe su revelación
y les promete la
salvación a su descendencia.

Después del Diluvio,


establece con Noé una
alianza que abraza a todos los seres vivientes.
•Dios escogió a Abraham
llamándolo a abandonar
su tierra Para hacer de él
“el padre de una multitud
de naciones”

Prometió bendecir en él a
todas las naciones de la
tierra.
•La plena y definitiva etapa de
la Revelación de Dios es la que Él

mismo llevó a cabo en su Verbo


encarnado: Jesucristo.
•Él es el mediador y la plenitud
de la Revelación.
•Es la Palabra perfecta y
definitiva del Padre.
•Con la venida del Hijo y el don
del Espíritu,la Revelación se ha
cumplido plenamente.
Aunque no pertenecen al
depósito de la fe, las
revelaciones privadas
pueden ayudar a vivirla.

Si mantienen su íntima
orientación a Cristo.

Le corresponde al
Magisterio de la Iglesia
discernirlas.
No puede aceptar aquellas revelaciones que
pretendan superar o corregir la Revelación
definitiva que es Cristo.
Dios “quiere que todos los
hombres se salveny lleguen
al conocimiento de la
verdad”.

Esto es, de Jesucristo.

Es preciso que Cristo sea


anunciado a todos los
hombres.

Esto se lleva a cabo mediante


la Tradición Apostólica.
La Tradición Apostólica es la
transmisión del mensaje de Cristo por
la predicación, el testimonio, las
instituciones, el culto y los escritos
inspirados.

Los Apóstoles transmitieron lo que


habían recibido de Cristo y aprendido
del Espíritu Santo.
La Tradición se realiza de dos
modos:

Con la transmisión viva de la


Palabra de Dios (la Tradición)
y

Con la Sagrada Escritura, que


es el anuncio de la salvación
puesto por escrito.
La Tradición y la Escritura
están íntimamente unidas y
compenetras entre sí.

Ambas hacen presente y


fecundo en la Iglesia el
misterio de Cristo.

Surgen de la misma
fuente divina.
Constituyen un solo sagrado depósitode la fe, del cual la Iglesia
El depósito de la fe ha sido confiado por los apóstoles
a toda la Iglesia.

Todo el pueblo de Dios, con el sentido sobrenatural de


la fe sostenido por el Espíritu Santo y guiado por el
Magisterio de la Iglesia acoge la Revelación
divina, la comprende cada vez mejor y la aplica a la
vida.
La interpretación auténtica del
depósito de la fe corresponde
sólo al Magisterio vivo de la
Iglesia.

Al Magisterio compete definir los dogmas: que son las


formulaciones de las verdades contenidas en la divina
Revelación.

Dicha autoridad se extiende a las verdades relacionadas con


la Revelación.
Escritura,
Tradición y
Magisterio están
Tan estrechamente
unidos entre sí,
que ninguno de
ellos existe
sin los otros.

Juntos, bajo
la acción del Espíritu Santo,
contribuyen eficazmente, a la
salvación de los hombres.
La Sagrada Escritura enseña
la verdad porque Dios mismo
es su autor.

Está inspirada y enseña sin


error las verdades necesarias
para nuestra salvación.

Los autores humanos han


escrito lo que el Espíritu
Santo ha querido inspirarles.

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