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Seccion: 44
Matrícula : 100620140
Maestro : Ramon Quevedo Rosario
ESTIMULACIÓN Y PREVENCIÓN
El entorno comunicativo
Si lo que se pretende es favorecer un habla enten- dedora hay que velar por
unos buenos hábitos respi- ratorios y posturales. Lo primero que hay que tener
en cuenta es que para poder sacar el máximo rendi- miento de los órganos
bucofonadores, se debe man- tener una postura corporal adecuada, tanto si se
está sentado como de pie. Esto quiere decir mantener los pies bien apoyados en
el suelo y la espalda bien po- sicionada, velar por una buena colocación de la
len- gua en reposo, garantizar un cierre de los labios sin apretarlos con fuerza y
en el caso de los niños pe- queños ofrecer alimentos de distinta consistencia pa-
ra que sean posibles aquellos pequeños movimientos cuya coordinación es
indispensable para una buena dicción.
En las primeras etapas de la vida es habitual el uso del chupete. Este instrumento
puede ser útil por muchas razones, pero hay que evitar un mal uso pa- ra impedir
posibles patologías. A menudo se ven ni- ños que llevan el chupete en la boca
de forma per- manente. Incluso hablan con el chupete puesto. Es evidente que
no hace falta que sea un logopeda quién explique que esto es perjudicial.
Cuando se hace una utilización excesiva e indiscriminada del chupete las
consecuencias negativas son diversas, entre otras: la lengua queda presionada,
plana y baja, e instaura un movimiento hacia adelante en el momento de tragar.
La mandíbula cierra de forma incorrecta y los dien-tes no encajan bien, queda
un «agujero» en medio, lo que se denomina «mordida abierta». Esto hace que
no se mastiquen bien los alimentos y que la lengua, que queda baja y plana, no
pueda empujar la comida correctamente. La boca, al mantenerse abierta, con-
vierte la respiración en una respiración primordial- mente bucal, con el perjuicio
que todo ello comporta.
Hay varias maneras de agilizar movimientos de la lengua hacia arriba, abajo y
los lados. Siempre que no haya un freno lingual corto, que implicaría una senci-
lla intervención para liberarlo. Se pueden aprovechar muchos momentos del día
para hacer estas prácticas: al lavarse los dientes, al beber agua, en la ducha, a
la hora de las comidas. Y hay juegos caseros que ayu- dan: hacer pompas de
jabón, hacer gárgaras, beber un zumo con una pajita, hinchar un globo.
El objetivo es ejercitar todo el aparato bucofona- dor para conseguir con esta
gimnasia un mejor do- minio de la musculatura de la lengua y los labios, lo que
facilita una mayor agilidad lingual y labial. De este modo se consigue que los
sonidos del habla se pro- duzcan correctamente, de forma clara y entendedora.
A la hora de comer, estar bien sentado es funda- mental para poder hacer una
deglución óptima. Es- tar bien sentado implica tener los pies apoyados en el
suelo y la espalda en posición recta. La cantidad de comida que cabe en la boca
varía en función de cada persona, pero siempre es recomendable intro- ducir
una cantidad prudente. Hay que masticar con la boca cerrada y moviendo la
mandíbula de arriba abajo, alternando el lado derecho y el lado izquier- do de la
boca, es decir, evitar masticar siempre por el mismo lado. En el momento de
tragar, el alimen- to tiene que estar situado sobre la lengua y hay que empujar
contra el paladar, para deglutirlo. La cabeza tiene que mantenerse derecha, sin
echarla hacia atrás, evitando hacer gestos exagerados. Del mismo modo que
para beber no hay que aspirar ni poner la cabeza hacia atrás, ni hacer ruido.
Todo esto la mayoría de la población lo hace de forma intuitiva, sin reflexionar,
naturalmente. Ahora bien, en determinados casos es esencial tener presen- te
estas pautas para poder reconducir algunos patro- nes erróneos. Uno de los
inconvenientes que detec- tan los pediatras a la hora de valorar algunas patolo-
gías del habla y el lenguaje es que muchos niños reali- zan una alimentación
muy poco variada, con alimen- tos de texturas blandas o incluso básicamente
líqui-das. Introducir distintas texturas en la comida obliga a nuevos movimientos
y nuevas sensaciones de con- tacto. Y hacerlo en el momento adecuado, sin
demo- rar la novedad, siempre es positivo.
Hay bastantes niños, cuando menos más de los deseados, que en edades
avanzadas todavía hacen uso del biberón. Las familias acostumbran a justificar
esta actuación diciendo que es más fácil que se tomen la leche o la papilla con
el biberón que no con la cucha- ra porque van más rápido, es más limpio y
muchos niños pueden hacerlo solos. Todas estas razones se basan en el punto
de vista del adulto. Si el niño tiene que hacer uso de la cuchara, necesita que la
persona mayor le muestre cómo hacerlo y esté cerca para ayu- darlo, por lo
menos las primeras veces. Si se utiliza la cuchara es fácil que se ensucie el
babero, la ropa, la mesa y el adulto tiene que limpiar y eso lleva trabajo. Pero
todo ello lo que hace es atrasar la autonomía del niño. Y no solo la autonomía,
sino que haciendo uso de biberón, cuando ya es capaz de beber con un vaso y
comer con una cuchara, la deglución se hace disfuncional: se come con la boca
entreabierta, se tri- tura poco la comida, la posición del arco dental se ve afectada
y puede acabar requiriéndose un tratamien- to de ortodoncia. Además de la
deglución disfuncio- nal hay que pensar en el mensaje contradictorio que se da,
quizás sin palabras, pero a través de los hechos: «eres capaz de hacerlo solo,
pero te lo facilito», «te haces mayor, pero a mama le gusta verte pequeño, eres
mi bebé».Cuando la deglución es disfuncional, esta se pro- duce no solo cuando
se come, sino a lo largo de todo el día y toda la noche porque de forma constante
se hace un ejercicio de deglución para tragar la saliva. Y si la mecánica no es la
adecuada, la patología se pue- de ir agravando.
Para potenciar el uso del lenguaje oral, es impres- cindible querer compartir
alguna vivencia y expresarlos sentimientos y las emociones que provoca. Pa-
dres, madres y educadores son modelos para los ni- ños y jóvenes cuando
expresan sus sentimientos y los comparten, con lo que potencian actitudes como
la escucha, el respeto y la empatía.
En este sentido, hay experiencias sencillas y enri- quecedoras, como leer un
cuento, ver una película o visitar una exposición. Una vez se acaba de leer y mi-
rar el cuento, se cierra y se puede hablar. También puede ser interesante que
antes de empezar a leer, se pueda hacer una pequeña anticipación de su
conteni- do con el objetivo de motivarlo a compartir la tarea. Es positivo anticipar
al niño o al joven algunas de las actividades que se llevarán a cabo con el uso
de ex- presiones temporales como «dentro de un rato, des- pués, más tarde».
De este modo se pueden hacer pre- visiones, predecir situaciones («qué pasaría
si»). Des- pués se pueden revisar y disfrutar de lo que se ha he- cho: revivir con
el lenguaje la experiencia vivida.
Una tarea tan cotidiana como ir al mercado puede ser una ocasión para sentarse
juntos a hacer la lista de las cosas que se deben comprar. Eso implica poner en
juego un montón de estrategias básicas para favo- recer el lenguaje oral:
sentarse juntos, pensar qué hay que comprar, explicarlo, escuchar las
propuestas del otro e incluso se pueden hacer listas diferentes para la comida,
la bebida, los productos de limpieza, etc. Y, por supuesto, todo ello también es
un excelente ejercicio de vocabulario y memoria.
Con todas estas propuestas podemos afirmar que se estimulan las habilidades
cognitivas de base para hacer de apoyo a la comunicación, el lenguaje y el ha-
bla. Ahora bien, en determinados casos es necesaria una reeducación cuando
la estimulación no es sufi- ciente y se ha instaurado un patrón anómalo. Enton-
ces la intervención de un especialista se hará impres- cindible.
porque tiene la forma de una espiral, y de una estruc- tura membranosa interna.
En el interior de la cóclea hay el órgano específico de la audición: el órgano de
Corti, que está constituido por varios tipos de células y estructuras que
desarrollan funciones concretas.
El nervio acústico sale de la oreja interna por el conducto auditivo interno, que
comunica la oreja con la cavidad craneal. Se producen varios cruces de las vías
neurológicas y gracias a ello cada oreja envía in- formación a los dos hemisferios
cerebrales. Las dos orejas se conectan con el lado derecho y con el lado
izquierdo del cerebro.
El oído es la acción de oír, de percibir las ondas sonoras que corresponden a
sonidos que se produ- cen en el entorno. Las ondas sonoras son vibracio- nes
de las moléculas de aire que se expanden desde el punto en que se genera la
energía sonora. Desde el exterior, el sonido penetra en el conducto auditivo
externo en dirección a la oreja media, hasta la mem- brana timpánica. Cuando
llegan al tímpano, las ondas chocan contra la membrana y la hacen vibrar. La vi-
bración se transmite por toda la cadena osicular has- ta la oreja interna.
La membrana timpánica tiene que tener una bue- na movilidad para registrar las
vibraciones sonoras de forma adecuada. Para que esto pase, la presión entre la
oreja externa y la oreja media tiene que ser la mis- ma. La trompa de Eustaquio
se encarga de mantener equilibrada la presión a los dos lados del tímpano.
El lenguaje es, pues, una conduc- ta aprendida entre muchas otras. Lo más
importante
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desde esta perspectiva será como los padres condi- cionarán, estimularán y
entrenarán a su hijo para di- cha adquisición.
Desde otra perspectiva, existe la teoría que dice que el lenguaje es posible
gracias a su componen- te innato, que está determinado biológicamente. Las
aportaciones de Chomsky han sido un punto de in- flexión en la corriente
psicolingüística. Este lingüis- ta observó que había una predisposición ya desde
el nacimiento para la adquisición del lenguaje y una ca- pacidad para descubrir
las reglas. Teniendo en cuenta la capacidad creativa del niño, Chomsky decía
que el niño haría uso de dicha creatividad y trataría de ex- perimentar utilizando
palabras y combinándolas para realizar enunciados. Esta combinación y elección
de los elementos es, desde esta mirada, intuitiva.
La psicología cognitiva ha estudiado el lenguaje con una visión estructural, es
decir, estudia estruc- turas y procesos como la atención, la percepción, la
memoria, el pensamiento, el lenguaje y el aprendizaje.
Las teorías lingüísticas y psicológicas han aporta- do métodos para estudiar la
adquisición del lenguaje. Los estudiosos se han fijado en el análisis de las pro-
ducciones, su estructura, la gramaticalidad y la aplica- ción de las reglas para
describir el aprendizaje del len- guaje.