Está en la página 1de 9

Nombre : Keila Carleny Carrasco Reyes

Seccion: 44
Matrícula : 100620140
Maestro : Ramon Quevedo Rosario

ESTIMULACIÓN Y PREVENCIÓN

En ocasiones, familiares y educadores piden al lo- gopeda qué actitudes, qué


técnicas pueden beneficiar a niños, jóvenes y mayores con el objetivo de actuar
adecuadamente para prevenir posibles dificultades en el área del lenguaje y el
habla, tanto en cuanto a la comprensión como en cuanto a la expresión. El te-
rapeuta tiene conocimiento de estas técnicas y puede ofrecer a los usuarios la
información adecuada para estimular el lenguaje, la comunicación y los hábitos
orales para una futura habla entendedora, un buen uso de la voz o un buen
dominio del lenguaje.

Incentivar el lenguaje oral es ofrecer ocasiones en- riquecedoras y gratificantes


para comunicar, hablar e intercambiar con afectividad. La madre en concreto y
los adultos en general ofrecen al niño múltiples oca- siones a través de las cuales
él podrá ir construyendo el lenguaje. Padres e hijos se esfuerzan para ajustar su
comunicación, se escuchan, establecen turnos, espe- ran la respuesta del otro,
se ayudan del contexto. A veces, esta situación evolutiva «normal» no es posible
por razones diversas. Entonces se hace necesaria la intervención de un
especialista.

La estimulación temprana ofrece la posibilidad de normalizar patrones de


comportamiento comunica- tivo que sin estimulación se iniciarían tardíamente y
comprometerían otras conductas implicadas. De este modo se pueden evitar
actitudes que entorpecerían el buen desarrollo del habla y el lenguaje. Prevenir
es favorecer condiciones para evitar la aparición de trastornos. Para prevenir se
deben conocer las posi- bles causas del trastorno y actuar para poder paliar- las.
La prevención se puede ejercer desde la familia, la escuela, el ámbito
hospitalario y el entorno más cer- cano a la persona en situación de riesgo.
Prevenir es prever, ver antes de que se haya instaurado un patrón incorrecto. Y
para poder llevarlo a cabo, hay que co- nocer lo que hipotéticamente sucedería
en la evolu- ción normal.
Estas situaciones de riesgo afectan, por un lado, a personas concretas: niños
con determinadas patolo- gías, jóvenes que llevan una ortodoncia, personas la-
ringectomizadas, personas mayores con dificultades de audición, etc. Pero
también pueden afectar a de- terminados colectivos vulnerables: maestros,
cantan- tes, actores, locutores de radio, etc. En este caso la prevención tiene
que ir dirigida al colectivo en cues- tión.

El acto de la estimulación del lenguaje y el habla lleva implícita la prevención.


Los profesionales esti- mulan de acuerdo con un análisis preventivo.

El entorno comunicativo

Como ya se ha dicho, para que el lenguaje crezca, un óptimo entorno


comunicativo es básico. Es im- portante proporcionar una experiencia conjunta
en- tre el niño y el adulto. Ambos tienen que «mirar» ha- cia algo que quieren
compartir. Cuando se mira algo de forma convergente la comunicación está
servida. Habrá que encontrarse con la mirada, a la misma al- tura, y poder sonreír
de lo mismo. Después y simul- táneamente ya se añadirán palabras.
Para saber qué es básico hacer para fomentar el lenguaje, puede ser oportuno
observar las interaccio- nes padres-hijos. Una de las estrategias útiles consis- te
en formular lo que el niño dice de forma aproxi- mada, con frases bien
construidas, confirmando lo que ha entendido («ah, claro, este gato sí que tiene
la cola larga») y completando lo que el niño ha dicho. Es lo que se denomina
estrategia de expansión y ex- tensión: hablar de forma más lenta, con más expre-
sividad, utilizando el gesto y la expresión facial como apoyos del lenguaje oral,
utilizar palabras más senci- llas, realizar repeticiones de determinadas expresio-
nes y hacer uso de frases cortas y claras. Cuando el niño pronuncia alguna
palabra de for- ma incorrecta, no es conveniente pedirle que la vuel- va a decir.
Simplemente es preferible que sea la per- sona mayor quién diga el término
correctamente, pa- ra ofrecer un buen modelo. Porque lo más importan- te no es
como el niño dice las cosas, sino lo que quie- re decir, lo que quiere transmitir,
su significado. Por lo tanto, no hay que hacer énfasis solo en la pronun- ciación.
Y para cerrar este apartado del entorno comuni- cativo, un aspecto clave: es
esencial ofrecer el tiempo y el espacio adecuados para escuchar. Es imprescin-
dible la escucha activa por parte del adulto. No es lo mismo oír que escuchar.
Para escuchar es primordial estar atento a lo que el otro nos dice, es indispensa-
ble mostrar interés por su mensaje. Si mientras el ni- ño habla, el adulto está
haciendo otro trabajo, como preparar la cena o mirar la televisión, es evidente
que las condiciones no son las ideales. Por supuesto que estas situaciones
cotidianas tienen que aprovecharse, pero en algunos momentos es obligado
sentarse ante el niño, a su altura, estableciendo contacto visual y mostrando una
actitud de acercamiento afectivo. De este modo, la comunicación está servida. Y
entonces es recomendable evitar avanzarse a las palabras que vendrán a
continuación, esperar y confiar en la situa- ción de comunicación y en el niño,
que sabrá encon- trar y aplicar las estrategias adecuadas.

Hábitos para una buena dicción

Si lo que se pretende es favorecer un habla enten- dedora hay que velar por
unos buenos hábitos respi- ratorios y posturales. Lo primero que hay que tener
en cuenta es que para poder sacar el máximo rendi- miento de los órganos
bucofonadores, se debe man- tener una postura corporal adecuada, tanto si se
está sentado como de pie. Esto quiere decir mantener los pies bien apoyados en
el suelo y la espalda bien po- sicionada, velar por una buena colocación de la
len- gua en reposo, garantizar un cierre de los labios sin apretarlos con fuerza y
en el caso de los niños pe- queños ofrecer alimentos de distinta consistencia pa-
ra que sean posibles aquellos pequeños movimientos cuya coordinación es
indispensable para una buena dicción.
En las primeras etapas de la vida es habitual el uso del chupete. Este instrumento
puede ser útil por muchas razones, pero hay que evitar un mal uso pa- ra impedir
posibles patologías. A menudo se ven ni- ños que llevan el chupete en la boca
de forma per- manente. Incluso hablan con el chupete puesto. Es evidente que
no hace falta que sea un logopeda quién explique que esto es perjudicial.
Cuando se hace una utilización excesiva e indiscriminada del chupete las
consecuencias negativas son diversas, entre otras: la lengua queda presionada,
plana y baja, e instaura un movimiento hacia adelante en el momento de tragar.
La mandíbula cierra de forma incorrecta y los dien-tes no encajan bien, queda
un «agujero» en medio, lo que se denomina «mordida abierta». Esto hace que
no se mastiquen bien los alimentos y que la lengua, que queda baja y plana, no
pueda empujar la comida correctamente. La boca, al mantenerse abierta, con-
vierte la respiración en una respiración primordial- mente bucal, con el perjuicio
que todo ello comporta.
Hay varias maneras de agilizar movimientos de la lengua hacia arriba, abajo y
los lados. Siempre que no haya un freno lingual corto, que implicaría una senci-
lla intervención para liberarlo. Se pueden aprovechar muchos momentos del día
para hacer estas prácticas: al lavarse los dientes, al beber agua, en la ducha, a
la hora de las comidas. Y hay juegos caseros que ayu- dan: hacer pompas de
jabón, hacer gárgaras, beber un zumo con una pajita, hinchar un globo.
El objetivo es ejercitar todo el aparato bucofona- dor para conseguir con esta
gimnasia un mejor do- minio de la musculatura de la lengua y los labios, lo que
facilita una mayor agilidad lingual y labial. De este modo se consigue que los
sonidos del habla se pro- duzcan correctamente, de forma clara y entendedora.

Recomendaciones para una correcta deglución

En un primer momento puede parecer extraña la relación entre tragar la comida


y la logopedia. Y cier- tamente el vínculo existe, porque, como ya se ha ex-
plicado, esta disciplina va mucho más allá de los as-pectos referidos al habla. A
veces, por razones diver- sas, se puede desarrollar un mal hábito en la función
de deglución. Un logopeda puede ayudar a reeducar esta función.

A la hora de comer, estar bien sentado es funda- mental para poder hacer una
deglución óptima. Es- tar bien sentado implica tener los pies apoyados en el
suelo y la espalda en posición recta. La cantidad de comida que cabe en la boca
varía en función de cada persona, pero siempre es recomendable intro- ducir
una cantidad prudente. Hay que masticar con la boca cerrada y moviendo la
mandíbula de arriba abajo, alternando el lado derecho y el lado izquier- do de la
boca, es decir, evitar masticar siempre por el mismo lado. En el momento de
tragar, el alimen- to tiene que estar situado sobre la lengua y hay que empujar
contra el paladar, para deglutirlo. La cabeza tiene que mantenerse derecha, sin
echarla hacia atrás, evitando hacer gestos exagerados. Del mismo modo que
para beber no hay que aspirar ni poner la cabeza hacia atrás, ni hacer ruido.
Todo esto la mayoría de la población lo hace de forma intuitiva, sin reflexionar,
naturalmente. Ahora bien, en determinados casos es esencial tener presen- te
estas pautas para poder reconducir algunos patro- nes erróneos. Uno de los
inconvenientes que detec- tan los pediatras a la hora de valorar algunas patolo-
gías del habla y el lenguaje es que muchos niños reali- zan una alimentación
muy poco variada, con alimen- tos de texturas blandas o incluso básicamente
líqui-das. Introducir distintas texturas en la comida obliga a nuevos movimientos
y nuevas sensaciones de con- tacto. Y hacerlo en el momento adecuado, sin
demo- rar la novedad, siempre es positivo.
Hay bastantes niños, cuando menos más de los deseados, que en edades
avanzadas todavía hacen uso del biberón. Las familias acostumbran a justificar
esta actuación diciendo que es más fácil que se tomen la leche o la papilla con
el biberón que no con la cucha- ra porque van más rápido, es más limpio y
muchos niños pueden hacerlo solos. Todas estas razones se basan en el punto
de vista del adulto. Si el niño tiene que hacer uso de la cuchara, necesita que la
persona mayor le muestre cómo hacerlo y esté cerca para ayu- darlo, por lo
menos las primeras veces. Si se utiliza la cuchara es fácil que se ensucie el
babero, la ropa, la mesa y el adulto tiene que limpiar y eso lleva trabajo. Pero
todo ello lo que hace es atrasar la autonomía del niño. Y no solo la autonomía,
sino que haciendo uso de biberón, cuando ya es capaz de beber con un vaso y
comer con una cuchara, la deglución se hace disfuncional: se come con la boca
entreabierta, se tri- tura poco la comida, la posición del arco dental se ve afectada
y puede acabar requiriéndose un tratamien- to de ortodoncia. Además de la
deglución disfuncio- nal hay que pensar en el mensaje contradictorio que se da,
quizás sin palabras, pero a través de los hechos: «eres capaz de hacerlo solo,
pero te lo facilito», «te haces mayor, pero a mama le gusta verte pequeño, eres
mi bebé».Cuando la deglución es disfuncional, esta se pro- duce no solo cuando
se come, sino a lo largo de todo el día y toda la noche porque de forma constante
se hace un ejercicio de deglución para tragar la saliva. Y si la mecánica no es la
adecuada, la patología se pue- de ir agravando.

Recomendaciones para una correcta respiración

Como ya se ha visto en los apartados del siste- ma auditivo y bucofonador y


conociendo las bases neurobiológicas del lenguaje, la respiración es funda-
mental para una buena dicción. Para garantizar que el aire llega correctamente
a los pulmones es necesario mantener las fosas nasales limpias, inspirar por la
na- riz y expirar por la boca, controladamente y de forma larga y sostenida, hacer
una respiración profunda y abdominal, coger y sacar el aire alternativamente por
una fosa y por la otra.
Si la respiración es bucal en lugar de nasal, la boca siempre se mantiene abierta.
Esto implica que la po- sición de la lengua es siempre baja. Para que el pala- dar
tenga la forma óptima para la respiración, con la boca cerrada la lengua debería
adaptarse al paladar. Si esto no es así, el paladar acaba teniendo una for- ma
anómala y eso hace que la estructura maxilofa- cial pueda quedar alterada.
Respirar incorrectamen- te hace que la oxigenación sea deficitaria, con todas
las consecuencias que esto implica, especialmente el cansancio. A la hora de
dormir, se ronca y no se des- cansa en profundidad.
Un hábito fundamental para mantener un buena higiene nasal y facilitar la
respiración es aprender a sonarse, con paciencia, práctica y disponiendo de un
buen modelo. Hay que conocer el órgano en el cual se acumulan los mocos y
saber qué hacer si se ta- pa y causa incomodidad. Se coge el pañuelo con una
mano, se toma aire por la boca y se cierra, reteniendo el aire. Con uno de los
dos dedos, pulgar o índice, se tapa una fosa nasal y se saca el aire por la fosa
des- tapada y se expulsan las mucosidades que hay en el interior. Después se
hace con la otra fosa. Se puede repetir la operación expulsando las mucosidades
por las dos fosas a la vez, con suavidad.

Recomendaciones para un buen uso de la voz


En cuanto a la voz, los modelos adultos son una referencia para los niños, que
suelen imitarla de for- ma automática, sin conciencia. Esta imitación supo- ne, en
ocasiones, una emisión de voz inadecuada; son numerosos los niños que hablan
gritando. Esto pue- de desencadenar disfonía y alteraciones orgánicas co- mo,
por ejemplo, la formación de nódulos por un mal funcionamiento y entonces
habrá que hacer una consulta al foniatra. La voz es el medio a través del cual
nos comuni- camos. Con la voz expresamos emociones. La voz, como el habla,
forma parte de un todo, de nuestro cuerpo como instrumento de comunicación y
este se va modificando a lo largo de la vida. Las cualidades del sonido: la
intensidad, la altura, el timbre y la du- ración determinan que cada persona tenga
su propia voz.
Acciones preventivas
Maestros, cantantes, entrenadores deportivos, vendedores y otros colectivos
vulnerables a las patologías de la voz pueden seguir una serie de
recomendaciones para evitar estropear la voz.
• Hablar despacio, haciendo pausas durante las explicaciones.
• Evitar hablar cuando ya no queda aire.
• Hablar bajo y callar ante el ruido ambiental.
• Respirar correctamente: inspiración nasal y profunda.
• Mantener una buena postura corporal.
• Cuidar la alimentación y descansar adecuadamente.
• Hacer ejercicio físico y mantener una buena higiene nasal.
• Llevar agua siempre y beber a sorbos y a menudo.
• Procurar tomar bebidas templadas.
• Evitar fumar.
Un ejercicio saludable para la voz es cantar. For- mar parte de una coral es algo
que nos puede dar la oportunidad de compartir un rato agradable y es una forma
de poder cantar teniendo en cuenta otras voces, escuchándolas y formando
parte de un todo, en que la aportación de cada persona ayuda a cons- truir una
nueva «voz» colectiva. Cantando se ponen en coordinación el ritmo, la melodía
y la respiración. Además de ser una actividad gratificante tiene la vir- tud de
estimular la memoria, la atención, la concen- tración y la escucha.

Recomendaciones para estimular la percepción auditiva

Los estímulos auditivos de nuestro entorno son muy diversos y no todos se


distinguen del mismo mo- do. Los sonidos del habla se perciben de forma dis-
tinta a otros sonidos, como por ejemplo la música. Por esta razón es necesario
ofrecer a los niños una variedad de tipologías de estímulos auditivos y mi- rar de
instaurar los hábitos de atención, de espera, de percepción del silencio, de
escucha y así apren- der a disfrutar del hecho de escuchar. Es importan- te
determinar las cualidades sonoras: sonido-silencio, fuerte-flojo, rápido-lento,
largo-corto, igual-diferen- te, agudo-grave, continuo-discontinuo. Saber locali-
zar la fuente sonora y diferenciar la voz hablada de la voz cantada.
También hay que recordar que el ritmo es una de las características del habla, y
que una forma de pro- moverlo es escuchando canciones siguiendo el ritmo con
el cuerpo, dar palmas, «diciendo» las canciones como si las manos las cantaran,
siguiendo la melodía de las canciones, tarareando el estribillo, exagerando la
prosodia. Así se puede trabajar la entonación, por- que hay entonaciones
ascendentes o descendentes. No «entonamos» igual una pregunta que una
afirma- ción o una exclamación.
Si no hay ninguna patología, la percepción audi- tiva acostumbra a garantizar
que con una buena dis- criminación se reciben todos los «colores» del mun- do
sonoro. Ahora bien, en edades tempranas, es de- cir, de cero a tres, cuatro y
cinco años, hay niños que a menudo están tapados o congestionados debido a
procesos de otitis y tienen momentos en los que no oyen bien. Al hacer la
consulta al pediatra, este puede derivar al especialista, el otorrinolaringólogo
(ORL), que puede pedir una audiometría para valorar la cali- dad de la audición
de la forma más objetiva posible. Con esta prueba se hace una exploración de
la cali- dad de la audición que puede ayudar a hacer un mejor diagnóstico. Pero
hay que vigilar, porque a pesar de que las audiometrías pueden normalizarse
cuando no hay infección, el hecho de que haya épocas en las que el niño oye y
otras en las que no oye puede propiciar que el desarrollo de su lenguaje no sea
el adecuado.

Recomendaciones para favorecer el lenguaje oral

Para potenciar el uso del lenguaje oral, es impres- cindible querer compartir
alguna vivencia y expresarlos sentimientos y las emociones que provoca. Pa-
dres, madres y educadores son modelos para los ni- ños y jóvenes cuando
expresan sus sentimientos y los comparten, con lo que potencian actitudes como
la escucha, el respeto y la empatía.
En este sentido, hay experiencias sencillas y enri- quecedoras, como leer un
cuento, ver una película o visitar una exposición. Una vez se acaba de leer y mi-
rar el cuento, se cierra y se puede hablar. También puede ser interesante que
antes de empezar a leer, se pueda hacer una pequeña anticipación de su
conteni- do con el objetivo de motivarlo a compartir la tarea. Es positivo anticipar
al niño o al joven algunas de las actividades que se llevarán a cabo con el uso
de ex- presiones temporales como «dentro de un rato, des- pués, más tarde».
De este modo se pueden hacer pre- visiones, predecir situaciones («qué pasaría
si»). Des- pués se pueden revisar y disfrutar de lo que se ha he- cho: revivir con
el lenguaje la experiencia vivida.
Una tarea tan cotidiana como ir al mercado puede ser una ocasión para sentarse
juntos a hacer la lista de las cosas que se deben comprar. Eso implica poner en
juego un montón de estrategias básicas para favo- recer el lenguaje oral:
sentarse juntos, pensar qué hay que comprar, explicarlo, escuchar las
propuestas del otro e incluso se pueden hacer listas diferentes para la comida,
la bebida, los productos de limpieza, etc. Y, por supuesto, todo ello también es
un excelente ejercicio de vocabulario y memoria.
Con todas estas propuestas podemos afirmar que se estimulan las habilidades
cognitivas de base para hacer de apoyo a la comunicación, el lenguaje y el ha-
bla. Ahora bien, en determinados casos es necesaria una reeducación cuando
la estimulación no es sufi- ciente y se ha instaurado un patrón anómalo. Enton-
ces la intervención de un especialista se hará impres- cindible.

Copié una de las 3 orejas :


La oreja interna se encuentra en el interior del la- berinto óseo, donde se produce
la transformación de la energía mecánica en energía electriconerviosa. Aquí
están situados el órgano de la audición y el ór- gano del equilibrio. El laberinto
anterior se compone de un molde óseo que se denomina caracol o cóclea,

porque tiene la forma de una espiral, y de una estruc- tura membranosa interna.
En el interior de la cóclea hay el órgano específico de la audición: el órgano de
Corti, que está constituido por varios tipos de células y estructuras que
desarrollan funciones concretas.
El nervio acústico sale de la oreja interna por el conducto auditivo interno, que
comunica la oreja con la cavidad craneal. Se producen varios cruces de las vías
neurológicas y gracias a ello cada oreja envía in- formación a los dos hemisferios
cerebrales. Las dos orejas se conectan con el lado derecho y con el lado
izquierdo del cerebro.
El oído es la acción de oír, de percibir las ondas sonoras que corresponden a
sonidos que se produ- cen en el entorno. Las ondas sonoras son vibracio- nes
de las moléculas de aire que se expanden desde el punto en que se genera la
energía sonora. Desde el exterior, el sonido penetra en el conducto auditivo
externo en dirección a la oreja media, hasta la mem- brana timpánica. Cuando
llegan al tímpano, las ondas chocan contra la membrana y la hacen vibrar. La vi-
bración se transmite por toda la cadena osicular has- ta la oreja interna.
La membrana timpánica tiene que tener una bue- na movilidad para registrar las
vibraciones sonoras de forma adecuada. Para que esto pase, la presión entre la
oreja externa y la oreja media tiene que ser la mis- ma. La trompa de Eustaquio
se encarga de mantener equilibrada la presión a los dos lados del tímpano.

Las vibraciones sonoras pasan de la oreja media a la interna. La vibración se


transmite al órgano de Corti y provoca el movimiento de sus células senso- riales,
los cilios. Estas reciben un estímulo mecáni- co y lo transforman en un estímulo
nervioso que se transmite a las fibras que forman el nervio coclear. Después el
nervio acústico lo transmite hasta el cere- bro. Cuando llegan al cerebro, los
impulsos nervio- sos son interpretados y el sonido se hace realidad.

Copié una teoría sobre la adquisición del lenguaje

El lenguaje es, pues, una conduc- ta aprendida entre muchas otras. Lo más
importante
39

desde esta perspectiva será como los padres condi- cionarán, estimularán y
entrenarán a su hijo para di- cha adquisición.
Desde otra perspectiva, existe la teoría que dice que el lenguaje es posible
gracias a su componen- te innato, que está determinado biológicamente. Las
aportaciones de Chomsky han sido un punto de in- flexión en la corriente
psicolingüística. Este lingüis- ta observó que había una predisposición ya desde
el nacimiento para la adquisición del lenguaje y una ca- pacidad para descubrir
las reglas. Teniendo en cuenta la capacidad creativa del niño, Chomsky decía
que el niño haría uso de dicha creatividad y trataría de ex- perimentar utilizando
palabras y combinándolas para realizar enunciados. Esta combinación y elección
de los elementos es, desde esta mirada, intuitiva.
La psicología cognitiva ha estudiado el lenguaje con una visión estructural, es
decir, estudia estruc- turas y procesos como la atención, la percepción, la
memoria, el pensamiento, el lenguaje y el aprendizaje.
Las teorías lingüísticas y psicológicas han aporta- do métodos para estudiar la
adquisición del lenguaje. Los estudiosos se han fijado en el análisis de las pro-
ducciones, su estructura, la gramaticalidad y la aplica- ción de las reglas para
describir el aprendizaje del len- guaje.

Copie una definición de Logopedia

Debido a la gran variedad de disciplinas que cons- tituyen la formación y la línea


de actuación de los logopedas es obvia la necesidad de establecer unos
requisitos que determinen el perfil académico de los profesionales
especializados en el ámbito de la logo- pedia. A lo largo de los años, la
capacitación del logo- peda ha pasado de ser una formación complementa- ria
para psicólogos, pedagogos, maestros o foniatras a ser una disciplina que tiene
entidad por ella misma y tiene un reconocimiento de grado.
El logopeda debe tener formación en varias cien- cias biomédicas para conocer
las bases biológicas del habla y el lenguaje. Necesita disponer de información
sobre la anatomía y la fisiología del aparato auditi- vo y bucofonador y tener
conocimientos sobre neu- rología, pediatría, psiquiatría, ortodoncia y geriatría.
Por otro lado es importante que conozca las diver- sas ciencias del lenguaje, es
decir, de la lingüística: fo- nética, fonología, semántica, lexicología, morfosinta-
xis y pragmática. Precisa disponer de conocimientos sobre psicología evolutiva,
clínica, cognitiva y social y tiene que tener formación psicopedagógica. Todo ello
le dará la base para poder intervenir en varias pa- tologías del habla, el lenguaje
y la comunicación, co- mo pueden ser los trastornos evolutivos del habla y el
lenguaje, los trastornos de la voz, la afasia, la disar- tria, los trastornos que tienen
origen en patologías de la audición, los que vienen dados por problemas re-
lacionados con la parálisis cerebral o aquellas dificul- tades que impiden a los
niños tener un acceso fluido a la lectura y la escritura. Asimismo, el logopeda tie-
ne que disponer de nociones sobre métodos de in-

vestigación para poder profundizar y avanzar en su práctica profesional y realizar


un mejor trabajo clíni- co con personas de todas las edades.

También podría gustarte