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UNIVERSIDAD ALAS PERUANAS

Facultad de Ciencias de la
Salud
Escuela Profesional de Estomatología

DOCENTE: DRA. BARREDA

ALUMNA:
KATHERINE GARCIA CASTILLO

CICLO: VII
SECCION: I

TURNO: MAÑANA

AREQUIPA-PERÚ

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2008

Introducción
Un hábito puede ser definido como la costumbre o práctica
adquirida por la repetición frecuente del mismo acto. A medida
que se repite se hace menos consciente y puede ser relegado
completamente al inconsciente.

“Los hábitos pueden ser de dos tipos: funcionales y los


disfuncionales o dañinos. Los primeros son aquellos que son
producto de las funciones normales, como: posición correcta de
la lengua, respiración, deglución adecuada y masticación, entre
otras”, explica Vivian Chávez Subiera especialista en ortodoncia.

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En cambio los disfuncionales o dañinos son aquellos que no
responden a la satisfacción de ninguna necesidad biológica, son
perversiones de esas funciones y pueden llegar a ser lesivos a la
integridad de todo el sistema estomatognatico (unidad
morfofuncional constituida por el conjunto de estructuras
esqueléticas, musculares, angiológicas, nerviosas, glandulares y
dentales). Al igual que a toda la estructura de la persona; estos
son: succión digital, succión labial, respiración bucal,
interposición lingual o el uso del chupón prolongado.

Los malos hábitos aparecen por lo general a muy temprana edad


(3 a 6 años). Lo ideal es que si los padres detectan cualquier
alteración acudan inmediatamente a un especialista, para ello se
presenta el siguiente trabajo para un mejor conocimiento de
ellos.

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El reflejo de succión está presente en el ser humano incluso
antes de salir del vientre materno. Es lo que garantizará su
supervivencia en el medio ambiente extra útero ya que gracias a
él podrá alimentarse y ayudará a su madurez psicológica.

Es normal que un niño tenga el hábito de succión digital, chupón,


lengua o labio en la etapa temprana de la infancia, es decir antes
de los 2 años de edad, pero podría convertirse en un problema si
pasa de esa edad y no se ha podido controlar el hábito de
succión.

El hábito de succión digital aparece en estos estadios de


desarrollo temprano y no sólo concierne a los padres, sino
también a un equipo multidisciplinario conformado por el
pediatra, psicólogo, odontopediatra, ortodoncista y terapeuta
del lenguaje o logopeda.

Los problemas bucales que surgen como consecuencia de un


hábito de succión generalmente son las mordidas abiertas
anteriores acompañadas o no de mordidas cruzadas posteriores,
que usualmente traen al niño problemas estéticos y de función ya
que no pueden hablar bien, además que llevan a otro hábito: la
deglución atípica (cuando la lengua ocupa el espacio abierto de la
mordida para crear el vacío y lograr tragar los alimentos) que
puede llegar a agravar la mordida abierta.

La mordida abierta anterior consiste en una falta de contacto


entre los dientes anterosuperiores e inferiores, mientras los
posteriores se encuentran en oclusión.

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También puede haber movimiento vestibular de los dientes
superiores y desplazamiento lingual de los dientes inferiores, al
igual que una constricción maxilar, que ocurre por un cambio en
el equilibrio entre la musculatura bucal y la lengua y produce la
mordida cruzada posterior.

Claro está que todos estos problemas varían en la misma


intensidad en que el niño dependa del hábito y la frecuencia del
mismo.

El pronóstico del tratamiento odontológico de estos chicos va a


depender primero en la edad. La mejor edad para tratarlos es
entre los 5 y 7 años, que ya están lo suficientemente maduros
para entender lo que intentamos hacer y pueden cooperar con el
tratamiento. Por otro lado, si ya son niños mayores de 9 años la
dependencia es tanta que se complica el pronóstico, pero de
nuestro lado está que el niño ya tiene un estímulo estético para
el tratamiento ortodóncico y cooperará a dejar el hábito pero el
tratamiento puede ser más largo en estos casos.

Básicamente, el tratamiento para las mordidas abiertas


anteriores causadas por hábitos de succión digital o chupón,
consiste en colocar una rejilla metálica en el paladar de forma
fija. Esta rejilla impedirá que el niño introduzca el dedo u objeto
y por tanto la mordida va cerrándose espontáneamente. Pero en
el caso en que la mordida abierta sea causada por el hábito de la

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lengua, es necesario colocar también la rejilla y posterior al
cierre de la mordida, es absolutamente necesario el tratamiento
con el logopeda, pues éste debe enseñarle a colocar la lengua en
el sitio específico al momento de tragar, si no, las probabilidades
de recidiva o fracaso del tratamiento son muy elevadas.

Hoy en día se recomienda el uso del chupón en los lactantes para


prevenir el hábito de succión digital ya que siempre es más fácil
para los padres retirar un objeto que una parte del cuerpo. Pero
si el niño desde edades tempranas no presenta indicios de
hábitos es mejor ni pensar en utilizar el chupón. Es de vital
importancia que se retire el chupón radicalmente entre los cinco
y seis meses de edad, antes de que erupcionen los dientes, de
esta forma se evitaran las maloclusiones causadas por un hábito
activo.

El chupón únicamente se ofrecerá al bebé si es propicio a


desarrollar un hábito de succión digital, también recodemos que
su correcto uso es para satisfacer las necesidades fisiológicas
del bebé y no para pacificar a los que rodeamos a los niños,
mientras menor sea el uso del mismo, mejores serán los
resultados.

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La mayoría de los niños respiradores bucales, tienen doble
función, es decir que respiran por la boca pero también por la
nariz. Las causas para esta alteración están relacionadas con la
poca permeabilidad de la vía aérea superior ya sea por:
hipertrofia de las amígdalas o adenoides, rinitis alérgica,
desviación del tabique nasal, pólipos nasales, etc. Todas estas
causas provocan que se sustituya la función nasal por la bucal.

Las alteraciones bucales que se observan son: paladar estrecho


con consecuentes mal posiciones dentarias por falta de espacio,
incisivos superiores sobresalidos, encías sangrantes debido a la
sequedad a la que se ven sometidas por falta de cierre bucal y
paso del aire. También van a presentar características generales
como posición encorvada al parearse, generalmente con los
hombros adelante, dificultad para mantenerse erguido, boca
abierta y marcadas ojeras. Cuando la función respiratoria esta
alterada en forma crónica existe una deficiente oxigenación y da
al paciente un aspecto poco saludable.

Incidencia:

Afecta en niños, adolescentes y ancianos, con mayor frecuencia


en los niños.

Signos y Síntomas:

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Dolencias Relacionadas:

Alteraciones del Comportamiento:

Disturbios del sueño:

Disturbios Alimentarios:

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El respirador bucal tiene una difícil tarea para comer y poder
respirar por la boca al mismo tiempo.
Generalmente los padres le piden al niño que coma con la boca
cerrada, un principio básico de educación.
De esta manera el niño puede ser:
Obeso: Cuando el niño come grandes cantidades de alimentos,
coloca mucha comida en la boca, mastica poco y traga
rápidamente para poder respirar de nuevo, generalmente
bebiendo grandes cantidades de liquido.
Delgado: Coloca pequeñas cantidades de comida, mastica mucho y
come pequeñas cantidades.
Esta combinación deja al niño extremadamente delgado.

Problemas Posturales:

Tratamiento Estomatológico:

El respirador bucal nesecita de tratamiento urgente que corrija


la causa del problema y no sus complicaciones.
Estos pacientes en su gran mayoría nesecitan de tratamiento
ortodontico/ Ortopédico facial que corrija las estructuras óseas
y respiratorias.
El respirador bucal es físicamente incapaz de respirar por la
nariz.
El objetivo de tratamiento odontológico es modificar la
estructura bucal para permitir la respiración correcta a través
de aparatos fijos o móviles.

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Prevención:

Alimentar la bebe con pecho materno por lo menos 6 meses.


Esta practica acostumbra al bebe a respirar por la nariz y
desarrolla una base sólida para el nacimiento de los dientes
temporarios y permanente del niño.
- Evitar que el niño use chupetes, succión de biberones y
dedo pulgar.
- Observar si el niño duerme con la boca abierta.
- Mantener las narinas del niño bien higienizadas.
- Preparar alimentos duros y fibrosos para estimular una
masticación vigorosa favorable para el tono muscular y el
desarrollo armónico de los huesos de la boca.
- Concurrir a las consultas con el Odontopediatra.

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La onicofagia (del griego onyx, ‘uña’ y phagein, ‘comer’) es el
hábito de morderse (roer) o comerse las uñas de uno mismo. Se
presenta en estados de ansiedad, normalmente puede estar
asociado con el nerviosismo y el estrés. Una vez establecido en
sujetos ansiosos puede ser desencadenado por el hambre,
aburrimiento e inactividad . También puede ser un síntoma de
algún desorden mental o emocional, según su frecuencia. Su
nombre clínico es onicofagia crónica.

Aunque en muchos casos perdura hasta la edad adulta, la mayor


incidencia de este mal hábito se da en la pubertad. Es más común
en el sexo masculino que en el femenino, y ocurre con la siguiente
frecuencia:

 44% de adolescentes
 28% al 33% de niños entre 7 y 10 años
 19% al 29% de adultos jóvenes
 5% de adultos mayores.

La onicofagia o mordisqueo de uñas es un hábito patológico muy


extendido en infancia y edad juvenil que influye negativamente
en estéticas dental y bucal.

La continua y reiterativa manía ocasiona desgaste y astillamiento


prematuro de los incisivos centrales superiores, dientes de
enorme repercusión en la buena apariencia de la sonrisa.

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Los microtraumatismos que el mordisqueo ocasiona en las
mucosas labiales hacen que la patología infecciosa (herpes, labios
cortados, aftas,...) sea más frecuente en estos pacientes.

Así mismo, la estética de las manos se ve mermada por la


presencia de uñas escasas e irregulares.

La onicofagia constituye una preocupación para los padres de


niños y adolescentes.

Imagen típica de unos dedos de mordedor


de uñas con alteración de tejidos periungueales

Abrasión de incisivos centrales


superiores por el mordisqueo continuado con
alteración de la estética de la sonrisa

La onicofagia en las formas agudas puede dañar el lecho ungueal


y la matriz. También puede complicarse con verrugas
periungueales y padrastros. Infecciones bacterianas y víricas en
labios y mucosa oral así como alteraciones de la estética de los

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dientes, por abrasión, erosión, astillamiento y malposición, están
presentes.

En cuanto al tratamiento es esencial que el paciente esté


dispuesto a abandonar el mordisqueo.

El tratamiento propuesto está diseñado para la colaboración


entre el psicoterapeuta y el odontólogo. El primero pondrá en
marcha, tras el análisis de las causas que han llevado al hábito
onicofágico, la terapia de modificación de conducta. El
odontólogo fabricará el dispositivo que describimos y lo
controlará en visitas sucesivas. La comunicación entre psicólogo
y dentista será fluida a lo largo del proceso. Es esencial que el
sujeto esté dispuesto a abandonar el mordisqueo.

Tomaremos unas medidas de alginato de los maxilares del


paciente. En taller con una plancha rígida termoplástica de 0.8
mm. Fabricaremos un molde del maxilar superior.

Se recorta la plancha hacia mesial desde primer premolar de un


lado a primer premolar del cuadrante opuesto. Distalmente
liberaremos a partir de los primeros molares.
Obtendremos finalmente una férula parcial de levantamiento de
mordida que cubrirá premolares y primeros molares de ambas

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hemiarcadas. Preservaremos el arbotante palatino para dar
solidez al conjunto.

Una vez colocada la férula en boca del paciente, queda una


mordida abierta anterior que dificulta totalmente el but a but
con lo que la acción de morder uñas es totalmente impedida.

Ahora también la psicoterapia y la colaboración del tutor en la


escuela son de vital importancia y decisivas para desacostumbrar
a los niños de este hábito. En casa se puede aplicar las técnicas
Erickson con las instrucciones de un psicoterapeuta que consiste
en usar sugestiones intrahipnóticas. Cuando el niño esté medio
dormido, uno de los padres (de preferencia la madre por existir
mayor transferencia emocional entre madre e hijo) debe
susurrar con voz muy suave en el oído del niño repitiendo varias
veces sugestiones tales como “explicar al niño "lo horrible y feo

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que es tener unos dedos o dientes deformes si no deja de
comerse las uñas". Y con otras palabras similares.

Pero lo más importante es nuestro comportamiento con nuestros


hijos, de el dependerá sus futuras conductas. Si algún miembro
de la familia se come las uñas, no tengamos duda de que los hijos
nos seguirán el paso para imitarnos en el mismo hábito.

ADVERTENCIA:
Se cree a veces que luchar contra la onicofagia con un barniz al
gusto amargo es bueno; Sin embargo no hay estudios concretos y
fiables en niños sobre los factores significativos de toxicidad de
estos productos y, por lo tanto es un error a menudo: porque se
pela el barniz con los dientes, se lo traga y se acostumbra a este
sabor amargo olvidando la nocividad que puede tener lo tragado,
a veces peligroso para la salud.

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