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Artículo de RINALDO FABRIS1

Es Licenciado en Teología por la Universidad Lateranense de Roma y en Ciencias Bíblicas por


el Pontifício Instituto Bíblico de Roma.

I. LA PASCUA BÍBLICA. El término "pascua" proviene de la transcripción griega y


latina, pasja; de una palabra de origen hebreo y arameo, respectivamente, pesah y
pasha; que remite a su vez al verbo pasah, que significa “pasar”, “saltar”. De aquí
procede el significado del sustantivo: "fiesta" (danza) y "paso". La celebración de la
pascua está en el centro y en el corazón de la experiencia bíblica, ya que está
relacionada con el acontecimiento fundador del pueblo de Dios: el éxodo y la
alianza. Por medio de la celebración de la pascua se actualiza el acontecimiento
salvífico en su forma litúrgica. Al modelo o esquema de la pascua bíblica se refieren
también los textos del NT para interpretar la acción salvífica de Jesús. En el culto
cristiano como "memorial" se prolonga el acontecimiento salvífico de toda la historia
bíblica, que culmina en Jesús, muerto y resucitado.

1. LA PASCUA EN LAS TRADICIONES DEL ÉXODO. En la colección actual de los


textos de Ex 12-13 vinculados con la pascua se mencionan el rito del cordero, el de
los ácimos y el rescate de los primogénitos. La inmolación del cordero precede


1RINALDO FABRIS, Pascua en Nuevo Diccionario de Teología Bíblica, P. ROSSANO, G. RAVASI & A.
GIRLANDA, Ediciones San Pablo, Madrid 2001, pp. 1409-1414.

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históricamente a la experiencia de éxodo de los hebreos, en cuanto que es el rito de
los nómadas que, antes de partir con sus rebaños para el pasto de la primavera,
inmolan de noche el cordero y rocían con su sangre los postes de la tienda para
proteger a los hombres y a los animales de los ataques del espíritu maligno. Este rito
del cordero fue relacionado con el éxodo desde el día en que un grupo de hebreos
abandonó Egipto, uniéndose a los pastores o nómadas en una noche de luna llena
de marzo/abril alrededor del año 1250 a.C. La fiesta de los ácimos, panes sin
fermentar, se asocia actualmente a la pascua. Se trata de un rito agrícola de
primavera asumido por los hebreos de las costumbres de los habitantes de Canaán.
El sacrificio de los primogénitos, por el contrario, que practicaban las poblaciones
cananeas, fue sustituido por la ofrenda de un primogénito de animales. Estos tres
ritos se refieren actualmente a la experiencia del éxodo y se ponen bajo la autoridad
legislativa de Moisés.

A) LA HISTORIA DE LAS TRADICIONES Y LA PASCUA. Las disposiciones


legislativas sobre la pascua interrumpen el relato de los "signos” o plagas con que el
Señor castigó la arrogancia de Egipto para liberar a los hebreos oprimidos (Ex 12,1-
13,16). En el centro de esta colección legislativa, aunque dispuesta de forma
narrativa, se relata el décimo "signo" o plaga, la muerte de los primogénitos egipcios
(Ex 12,29-34). Por lo que se refiere a la estructura literaria y al valor histórico de este
conjunto de textos pascuales, es preciso hacer algunas observaciones que tienen en
cuenta la génesis y el desarrollo de las tradiciones del Pentateuco.

Se trata de una colección de carácter legislativo litúrgico, que asume en algunos


casos un acento catequístico. En efecto, el género literario de los códigos bíblicos no
debe confundirse con una lista árida de prescripciones. La ley es ante todo una
instrucción y revelación de la voluntad de Dios. Esta se refiere a un obrar y a un
actuar como respuesta agradecida y gozosa a todo lo que Dios ha hecho
gratuitamente por la salvación de su pueblo. Incluso el hecho de la atribución a
Moisés de estos textos hay que colocarlo dentro de la misma óptica. Moisés está en
el origen de aquel proceso que condujo a la celebración ritual de la pascua, tal como
se describe en el libro del Éxodo. Por eso, aun cuando en el texto actual se condensan
otras prescripciones y prácticas tardías (siglos VI-V), unidas a un núcleo arcaico,
todas ellas entran en la única perspectiva de la pascua de liberación, de la que Moisés
fue el animador y el profeta.

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El texto bíblico se puede subdividir teniendo en cuenta las tradiciones históricas que
están en su origen. Una primera parte del texto actual (Ex 12,1-14) se resiente del
estilo de la tradición sacerdotal, que maduró durante el destierro y después del
destierro. Presenta las prescripciones sobre rúbricas del sacrificio del cordero y de
la cena pascual. A esta misma tradición pertenecen las normas relativas a la fiesta de
los ácimos (Ex 12,15-20). A una tradición o nivel más antiguo, llamado yahvista, de
la época de David-Salomón, se remonta el texto de Ex 12,21-27. En este trozo es
posible reconocer algunas relecturas de la tradición deuteronomista, que debe su
impulso a la reforma de Josías y se desarrolla durante el destierro y después de él.
Afecta a la explicación del rito del cordero pascual en forma de catequesis familiar.
A esta misma tradición yahvista pertenece la sección narrativa sobre la muerte de
los primogénitos de Egipto, el despojo de los egipcios y la partida de los hebreos de
Egipto (Ex 12,29-39). El capítulo 12 termina con otro pequeño trozo de la tradición
sacerdotal, relativa a las prescripciones sobre la cena pascual (Ex 12,40-51). Esta
misma tradición se prolonga en los primeros versículos del capítulo 13, sobre la
consagración de los primogénitos (Ex 13,1-2). El relato prosigue con la antigua
tradición yahvista, en la que se reconocen algunos añadidos deuteronomistas. En
este pasaje se explica el significado de los ácimos en forma de catequesis familiar (Ex
13,3- 10). Finalmente, una sección de la misma tradición recoge las prescripciones y
el significado religioso de la consagración de los primogénitos (Ex 13,11-16).

b) EL CORDERO PASCUAL. La celebración ritual de la pascua tiene su centro en la


consumición del cordero. Este rito se relaciona con las costumbres de primavera de
los nómadas. Los pastores, antes de partir para los pastos tras el invierno, intentan
propiciar a las divinidades protectoras sacrificándoles un cordero. El texto actual del
Exodo conserva algunos indicios de esta práctica arcaica y de su significado. En
efecto, la pascua hay que celebrarla al comienzo de los meses, en el primer mes del
año. En el antiguo calendario era el mes de las espigas (Abid); después del destierro,
según el calendario babilonio, el mes de Nisán (Ex 12,2). El día 10 de dicho mes había
que apartar un cordero, en conformidad con lo que podía consumir una familia.
Tenía que ser un animal sin defecto, macho, nacido aquel año (Ex 12,5). Tras este rito
de consagración venía la matanza del cordero el día 14 del mes por la tarde. Lo que
se subrayaba no era la muerte del animal, sino el valor simbólico de la sangre con la
que se rociaban los postes de la tienda. Este rito tenía una función apotropaica, es
decir, mantener alejadas las desgracias o al exterminador (Ex 12, 13.23). También la

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forma de preparar el cordero, asado, y su consumición total con el pan sin fermentar
y las hierbas amargas —lechuga silvestre— recuerdan las costumbres de los
nómadas. Una nueva confirmación de este hecho es la manera de celebrar el
banquete: "Lo comeréis así: ceñidos los lomos, calzados los pies, báculo en mano. Lo
comeréis deprisa" (Ex 12,11). Pero este antiguo rito de los nómadas asume un nuevo
significado con la experiencia del éxodo. Se convierte en el signo y en el rito
memorial del paso del Señor y del paso del pueblo a la libertad. En efecto, la serie
de prescripciones termina con esta solemne declaración: "Es la pascua del Señor". Y
se explica inmediatamente después: "Esa noche pasaré yo por el territorio de Egipto
y mataré a todos los primogénitos de Egipto... La sangre servirá de señal en las casas
donde estéis; al ver la sangre, pasaré de largo y no habrá entre vosotros plaga
exterminadora cuando yo hiera a Egipto. Este día será memorable para vosotros y
lo celebraréis como fiesta del Señor, como institución perpetua de generación en
generación" (Ex 12, 12-14).

La palabra hebrea pesah, con el significado original relacionado con la raíz pasah,
"danzar-saltar" (cf 1 Re 18,26), es reinterpretada en clave religiosa como “paso”. El
Señor pasó por delante, salvó a su pueblo de la muerte de los primogénitos. Este
significado es el que recoge la pequeña catequesis familiar en la que el padre
responde a la pregunta de sus hijos: "¿Qué rito es éste?"; el padre les dice: "Es el
sacrificio de la pascua del Señor, el cual pasó de largo por las casas de los israelitas
en Egipto, cuando hirió a los egipcios y preservó nuestras casas" (Ex 12,26-27). El
significado actualizante de la pascua queda expresado en el término hebreo zikkarón,
“memorial". La pascua es memoria; no en el sentido de un aniversario en el que se
recuerda un hecho del pasado, sino en cuanto que es una experiencia que se revive
cada vez que se la evoca en los símbolos del rito.

Con la reforma de Josías en el siglo VI la pascua se convirtió en una de las tres


grandes fiestas de peregrinación al santuario central de Jerusalén. Conserva, sin
embargo, su significado familiar a través de la comida del cordero, en la que
solamente pueden participar los hijos de Israel o aquellos que se asimilan a ellos,
como el forastero domiciliado y circunciso (Ex 12,43-49).

C) LOS ÁCIMOS Y LOS PRIMOGÉNITOS. El ritual de los ácimos (hebreo, massót)


guarda relación con la costumbre agrícola de primavera de comenzar el año nuevo

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con la primera cosecha de cebada (cf Dt 16,9). Este comienzo, o consagración, se
expresaba simbólicamente mediante la eliminación de la levadura vieja. El rito de
los ácimos se asoció al del cordero, fiesta de primavera de los nómadas, asumiendo
también su significado histórico y salvífico. De esta manera, de su sentido arcaico —
comienzo de un nuevo ciclo vital—pasó a transformarse en el recuerdo de la
fundación del pueblo liberado por Dios. Este pueblo ofrece ahora al Señor en señal
de gratitud los dones de la tierra, en la que fue introducido por su acción poderosa
y gratuita (cf Jos 5,10-12).

La consagración de los primogénitos se vinculó con la pascua por la asociación


temática con el último signo de Dios contra Egipto: la muerte de los primogénitos.
También esta consagración asume un significado nuevo. De antiguo rito
propiciatorio —ofrenda a Dios de las primicias, los hijos (cf Ez 16,20; Miq 6,7)— se
convirtió en la respuesta agradecida a Dios por la liberación histórica y en signo de
su pertenencia a él.

2. LA CELEBRACIÓN DE LA PASCUA EN LA BIBLIA. La primera celebración de


la pascua tuvo lugar en el aniversario de la salida de Egipto en el desierto del Sinaí
(Núm 9,1-5). Un fragmento de la tradición sacerdotal recuerda el tiempo y la
modalidad de la celebración según el ritual tradicional: "Celebraron la pascua en el
desierto del Sinaí el primer mes, el día catorce del mes, al atardecer" (Núm 9,5). La
segunda pascua se recuerda después del paso del Jordán y de la entrada en la tierra
prometida, don de Dios. La antigua tradición litúrgica del santuario de Guilgal
recuerda que los hijos de Israel celebraron la pascua el día 14 del mes, al atardecer,
en la estepa de Jericó. Con este rito memorial termina el tiempo del desierto. En
efecto, el primer día después de pascua comieron ya los productos de la región: "Ese
mismo día comieron panes sin levadura y trigo tostado; pero desde el día siguiente
empezaron a comer los productos de la tierra. Desde ese momento el maná dejó de
caer" (Jos 5,11-12). La tercera pascua que se recuerda es la que se celebró en tiempos
del rey Ezequías (721 a.C.); se recuerda como una solemne convocatoria hecha por
el rey en el templo de Jerusalén, a la que son invitadas también las tribus del norte
(Israel); la celebración se desplazó al segundo mes, porque los sacerdotes no se
habían purificado en número suficiente y el pueblo no se había reunido en Jerusalén;
esta celebración pascual se prolongó durante catorce días en medio de un clima de
alegría extraordinaria (2Crón 30,1-27).

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La cuarta celebración que se menciona en los libros históricos es la que se relaciona
con la reforma del rey Josías (621/622). En el contexto de la fiesta de la renovación
de la alianza, motivada por el hallazgo de la ley en el templo —el núcleo del
Deuteronomio—, se celebró una pascua solemne y llena de gozo. "El rey ordenó a
todo el pueblo: `Celebrad la pascua del Señor, vuestro Dios, conforme está escrito en
el libro de la alianza' " (2Re 23,21). La quinta celebración pascual se menciona en el
libro de Esdras, como la pascua del retorno y de la reconstrucción del templo (515
a.C.). El relato del cronista recuerda que los repatriados celebraron la pascua el 14
del primer mes: "Los israelitas repatriados comieron el banquete pascual con todos
aquellos que se habían separado de la impureza de los paganos del país... Celebraron
con júbilo la fiesta de los panes sin levadura durante siete días, porque el Señor les
había llenado de alegría" (Esd 6,19-22).

Así pues, la celebración de la pascua jalona los momentos decisivos de la historia


bíblica. Va unida con el recuerdo, memorial, de la experiencia del éxodo, liberación,
y con el compromiso de la alianza, como pertenencia y consagración a Dios. El eco
de estas celebraciones, mencionadas en los libros históricos, se encuentra en las
colecciones legislativas diseminadas por el Pentateuco: en el código de la alianza (Ex
23,15), en el decálogo cultual (Ex 34,18.25), en el código deuteronomista (Dt 16,1-8),
en el código sacerdotal (Lev 23,5-8; cf Núm 28,16-25). También el profeta Ezequiel,
en el contexto ideal del templo nuevo, proyecta la celebración de la pascua el día 14
del primer mes (Ez 45,18-24). La tradición de Isaías remite a este rito de celebración
de la salvación histórica, que anticipa el futuro de la salvación definitiva o
escatológica (Is 30,29; 25,6-8).

II. LA PASCUA HEBREA. La reconstrucción de los ritos y la recuperación del


significado de la pascua hebrea tienen una importancia fundamental para
comprender el significado y el valor de la pascua cristiana, que está en la base de la
interpretación salvífica de la muerte de Jesús. La tradición judía se fundamenta en
la bíblica y la desarrolla en función de las nuevas experiencias del pueblo judío y de
su evolución religiosa. Las fuentes principales para reconstruir la pascua judía
antigua son algunos textos extrabíblicos o apócrifos, los escritos de los autores judeo-
helenistas del primer siglo, las tradiciones y los comentarios bíblicos judíos, así como
los textos de la tradición rabínica y samaritana.

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El Libro de los Jubileos, apócrifo del siglo I a.C., documenta el ritual de la pascua
antigua y su significado. Se la celebra como memorial de la liberación de Egipto y
como garantía de protección para el futuro. La pascua guarda también relación con
el sacrificio de Isaac, al que se atribuye un valor de rescate (Jub 49,1-20).

Flavio Josefo (por el 37-100 d.C.) habla de la pascua en las Antigüedades judías y en
la Guerra de los judíos. Según el testimonio de este historiador judío, con la pascua
están asociadas las esperanzas mesiánico-nacionalistas de carácter popular.
Recuerda que algunas sublevaciones de los judíos contra Arquelao o contra los
romanos tuvieron lugar con ocasión de la fiesta- peregrinación a Jerusalén para la
celebración de la pascua (cf Le 13,1). También Filón de Alejandría (25 a.C.-41 d.C.)
documenta la celebración de la pascua en sus escritos y ofrece una interpretación
alegórico-simbólica de los diversos ritos, subrayando el hecho de que en la
celebración de la pascua todo el pueblo de Israel tiene una dignidad sacerdotal.

En las antiguas traducciones arameas para uso litúrgico en Palestina y en Babilonia,


puestas por escrito en los siglos III-IV d.C., se conservan algunas tradiciones mucho
más antiguas sobre la celebración y el significado de la pascua. Puede verse una
confirmación de ello en los comentarios homiléticos hebreos a la Biblia, que van
desde finales del siglo II en adelante. También aquí se recogen algunas antiguas
tradiciones hebreas, especialmente en el comentario del Éxodo que recibe el nombre
de Mekilta. Finalmente, la tradición rabínica de la pascua se puede reconstruir sobre
la base de las prescripciones recogidas en la Misnah, tratado Pesahîn, del siglo II, o
en el comentario a la Misnah, el Talmud, en sus dos formas palestina y babilonia. La
única celebración pascual que apela al antiguo ritual bíblico, con el sacrificio del
cordero consumido al atardecer de la luna llena de marzo-abril, es la de los
samaritanos del monte Garizín, junto a Nablús. Muchas de las prácticas de los
samaritanos se refieren al antiguo ritual de la pascua que se usaba en tiempos de
Jesús en Palestina.

Sobre la base de estos documentos se puede reconstruir la estructura del ritual o


seder pascual judío. Comienza con unos aperitivos en una habitación aparte, que
comprenden hierbas amargas, una salsa, el haroset, fruta empapada de vinagre.
Viene luego la bendición sobre el vino y la primera copa con la fórmula: "Bendito
eres, Señor, Dios nuestro, rey del universo, creador del fruto de la vid". Con la

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bendición del vino se asocia la de la fiesta, en donde se hace la conmemoración del
acontecimiento salvífico del éxodo. Luego se lava la mano derecha, que sirve para
comer, y comienza así la comida central, que se toma en el piso superior, tumbados
en el diván como signo de libertad. Se hace entonces el relato de la pascua, con la
explicación de los ritos por parte del padre, que responde a las preguntas del hijo
menor. Es la haggadah pascual, que comprende los textos de Dt 6, 20-25; 26,5-11; Jos
24,2-13. Es éste el "credo" de Israel, que vuelve a proponerse en el contexto de la cena
pascual. Viene luego la presentación de la segunda copa de vino y el canto del Hallel,
los salmos pascuales 113-114. La bendición y la fracción del pan por parte del que
preside la mesa, que se lo distribuye a los comensales, preceden a la comida del
cordero. Tras la tercera copa de vino, con la relativa bendición de acción de gracias,
viene el canto final del Hallel, salmos 114-118. Con una cuarta copa de vino se cierra
el ritual de la cena de pascua.

Es importante recordar el significado de los diversos elementos de la cena pascual


judía para la comprensión de la celebración cristiana. El cordero es el símbolo del
sacrificio y de la ofrenda a Dios, con un valor salvífico para el perdón de los pecados.
Es también símbolo del mesías, relacionado con las figuras de Moisés y de David. El
pan ácimo representa el pan de la prisa y de la huida, el pan de la desgracia, comido
en el desierto; pero es también el primer fruto de la tierra prometida. La bendición
del pan hace participar de la salvación, como don de Dios. El vino en la comida
pascual es obligatorio, incluso para los más pobres; en efecto, representa el gozo y
la fiesta por el don de la salvación. Las cuatro copas de vino recuerdan los gestos
liberadores de Dios señalados en Ex 6,6. El banquete pascual judío, con su
significado religioso salvífico, ofrece el marco de comprensión de la pascua de Jesús
y de la cristiana. Es memoria, anuncio y esperanza de la salvación definitiva.

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