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Arquitectura del Modernismo

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Escalera del Hotel Tassel, Bruselas, de Victor Horta.

Villa Maund, Schoppernau (Austria), de William Morris.1

Palacio Baburizza, de Barison y Schiavon en Valparaíso, Chile.

Fachada de la casa Batlló, Barcelona, de Antonio Gaudí.

Parque Güell, Barcelona, de Gaudí.

Las primeras aproximaciones a la Arquitectura del siglo XX apuntaban a una interpretación


rupturista donde lo ocurrido desde esos años a finales del siglo XIX se veía como un giro radical
y sin retorno respecto a la Arquitectura anterior. Emerge así la idea de un movimiento
moderno en la Arquitectura que supone empezar de cero.

Se hacía necesaria una visión histórica que pusiera el énfasis en los valores más novedosos de
las obras recientes vinculadas a una interpretación comprometida con una apuesta política y
social. Se quería alejar a esa Arquitectura de cualquier vínculo con tradiciones anteriores.

Cuando los pioneros de la arquitectura moderna rechazaban las “formas del pasado”, no se
referían solo a algunos motivos concretos, sino también a las concepciones espaciales en
general, como la perspectiva lineal del Renacimiento o los trazados totalitarios del Barroco. En
particular, se oponían a las composiciones “académicas” de la arquitectura oficial del siglo XIX,
en la que los centros y ejes significativos del urbanismo barroco habían degenerado en un
juego con figuras formalistas. Evidentemente, esos trazados artificiales y estáticos no podían
hacer frente a la forma de vida de un mundo abierto y dinámico, que buscaba evadir la
realidad por medio de un mundo más bello y expresivo donde puedan refugiarse. Por último,
pero no menos importante, rechazaban esos “estilos” como sistemas de tipos edificatorios y
elementos simbólicos. Por medio de los estilos era como se hacían realidad las concepciones
espaciales del pasado.

La nueva situación general creada por la revolución industrial y social generó multiplicidad de
nuevos temas edilicios. En el siglo XIX, la iglesia y el palacio perdieron su importancia como
temas principales y fueron reemplazados, a su turno, por el monumento, el museo, la vivienda,
el teatro, el palacio de exposiciones, y el edificio para oficinas. Cada uno de estos temas, así
como su sucesión temporal, indican el surgimiento de una nueva forma de vida, basada en los
nuevos significados existenciales.

Estas nuevas edificaciones representaba los valores económicos de la nueva sociedad


capitalista, así como sus fuerzas productivas se manifestaban de forma clara en edificios
destinados a fábricas, oficinas y viviendas. A partir de estos avances la reivindicación de la
eficiencia y rentabilidad económica como prioridad insoslayable, se observa una disminución
de los patios en la arquitectura para optimizar lo económico.2

Para referirse a la Arquitectura que emerge desde finales del siglo XIX se emplea el calificativo
de “Moderna”. En este caso, hace referencia a la levantada desde el Art Nouveau y las
propuestas hasta la década de los años 60 del siglo XX. La arquitectura del Movimiento
Moderno hace una apuesta decidida a favor de determinadas corrientes y tendencias en gran
medida relacionadas con las vanguardias artísticas. Por tanto, parece que han desaparecido los
factores que diferenciaban la producción industrial y la artesanal quedando como valor
fundamental de esta última el valor "artístico puro" que solo los entendidos pueden apreciar.

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