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INTRODUCCIÓN 1

Unos meses después de la publicación del Código da Vinci de D. BROWN, estando ya


inmersa en la preparación de mi tesis doctoral, un colega, en una conversación informal, se
lamentó de que no hubiera elegido como tema lo que él entonces –para referirse a esa
novela y otras que empezaban a despuntar- llamó “nuevos apócrifos”.
El comentario era pertinente por cuanto yo había dedicado el trabajo de tesina para
la obtención del grado de licenciado a una novela apócrifa antigua, “José y Asenet”, y había
elegido como tema de mi tesis las relecturas apócrifas y parabíblicas de la tradición de José
(Gn 37-50). Es decir, que todo lo que académicamente considerábamos de modo muy
general “apócrifo”, parabíblico, suscitaba en mí un interés enorme principalmente por su
capacidad para mostrar cómo las distintas comunidades a lo largo y ancho del tiempo y el
espacio, recuperaban las tradiciones bíblicas y las hacían suyas aún a riesgo de recrearlas y
releerlas hasta el punto de deformarlas e, incluso, pervertirlas. Creo que, en definitiva, me
atraía y me atrae la capacidad de los textos bíblicos para mantenerse vivos, interesantes e
interpelantes a lo largo de los siglos y las culturas, suscitando así nuevas versiones.
Aquella sugerencia “informal” quedó latente en mi memoria y, cuando la
Asociación Bíblica Española nos convocó en Jerusalén a celebrar las Jornadas de 2006 1
bajo el lema “La tierra, el libro, las gentes”, me animé a escribir una comunicación sobre
aquellos “nuevos apócrifos”. La comunicación se tituló entonces “Los nuevos apócrifos.
De caballos, códigos, prioratos y otras revelaciones” 2 y se incluyó en el aula de literatura
intertestamentaria.
El Director de la revista Proyección de la Facultad de Teología de Granada, me
sugirió entonces que desarrollase aquel trabajo en un artículo para la revista aprovechando
el material que había acumulado durante la elaboración del mismo. Se publicó en el
volumen LIII3 y se tituló también “Los nuevos apócrifos. De caballos, códigos, prioratos y
otras revelaciones”.
En aquellos primeros trabajos, yo decía: “El fenómeno invita a reflexionar desde
cualquier punto de vista precisamente porque, como decíamos más arriba, esta literatura
aborda y reinterpreta símbolos fundamentales del cristianismo y del catolicismo en

1
El motivo de la convocatoria de las Jornadas en Jerusalén era la celebración del
cincuentenario de la Casa de Santiago. Finalmente, la conflictiva situación de aquel verano, con el
estallido de una nueva guerra entre Israel y el Líbano, obligó al Consejo Directivo de la ABE a
suspender el viaje y a trasladarlo a Salamanca, donde el apoyo de los miembros de la Facultad de
Teología de las autoridades académicas de la UPSA hicieron posible su celebración.
2
Así aparece publicada en el volumen que la revista Estudios Bíblicos dedicó al evento, LXIV
(2006) 613-624.
3
M. J. GUEVARA LLAGUNO, “Los nuevos apócrifos. De caballos, códigos, prioratos y otras
revelaciones”: Proyección LIII (2006) 73-100.
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particular” 4. Y, así, estudiaba en qué manera ese procedimiento de revisión y relectura tan
propio de la literatura apócrifa antigua se daba también en estas novelas, hasta qué punto se
las podía considerar una reaparición de la actitud apócrifa y si se hacía necesaria una toma
de postura en relación a ellos.
Desde entonces, y hasta hoy, muchos se han interesado por este trabajo 5 y me han
aportado materiales y sugerencias. Esa colaboración, y la constatación de que, a pesar de
que han transcurrido cinco años desde entonces, se siguen publicando novelas que retoman
materiales bíblicos y los revisan, me han animado a aceptar la invitación de editorial Khaf
para publicar este trabajo que pretende ser un ensayo sobre la condición apócrifa de toda la
literatura surgida en el entorno da Vinci.
El tiempo dedicado al trabajo, las múltiples lecturas, las críticas y la reflexión
personal me han mostrado una clave para analizar el fenómeno que nunca consideré
cuando publiqué los trabajos anteriores, y es el de la necesidad de situar todas estas novelas
en el contexto ideológico y cultural de la posmodernidad en el que, ciertamente, nacieron y
están triunfando. A veces, lo obvio, no resulta evidente.
Por esa razón, el lector encontrará en esta obra tres grandes capítulos.
El primero está dedicado a la literatura apócrifa antigua, y comienza con unas
páginas introductorias dedicadas a la evolución del término apócrifo que, desde el siglo II
de nuestra era y hasta nuestros días, resulta muchas veces ambiguo. El esfuerzo por
consolidar una definición clara de lo que el mundo antiguo consideraba “apócrifo” nos
parecía de todo punto esencial para señalar unas coordenadas que enmarcaran toda la obra.
Una declaración precisa de lo que considerábamos “apócrifo” era la premisa para poder
confrontar las novelas contemporáneas, “en la onda de Jesucristo” 6, con el depósito de lo
que la ciencia bíblica consideraba literatura apócrifa antigua. A continuación se aborda el
mundo en el que surge la literatura apócrifa antigua, sus coordenadas históricas, la azarosa
historia de la configuración del Cristianismo primitivo con sus textos inspirados, sus
desarrollos teológicos, sus rupturas…
El segundo capítulo tiene carácter de “bisagra” porque está dedicado al contexto
ideológico en el que surge la nueva literatura apócrifa. Comenzamos exponiendo una
“radiografía” del fenómeno para entrar después en el pensamiento de la posmodernidad en
el que han surgido todas estas novelas, intentando señalar unas claves que consideramos

4
M. J. Guevara Llaguno, ibid., 74.
5
La revista Cistercium solicitó permiso para publicar el artículo, cfr. LVIII (2006) 615-651.
6
C. IGLESIAS, “La onda de Jesucristo”, en línea
http://www.profesionalespcm.org/_php/MuestraArticulo2.php?id=6566, consulta 15 de julio de
2011.
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significativas para comprender el fenómeno en su contexto. Pero damos un paso más,


porque centramos la mirada en el impacto que la sustancia ideológica de la posmodernidad
ha tenido en la producción literaria y, particularmente, en la recuperación del género de
novela histórica.
Con estas premisas, nos atrevemos a desarrollar en el tercer capítulo una suerte de
trabajo de campo que persigue en un elenco largo de novelas, El código da Vinci y otras
muchas nacidas al amparo de su estela, la presencia de rasgos formales y materiales de la
posmodernidad. La investigación nos conduce hacia técnicas literarias y temas que se
muestran recurrentes en toda esta literatura, tratando de analizar el modo en que se releen y
revisan las tradiciones bíblicas y ofreciendo desde la historia y la teología unas claves para
orientarse en medio de ellas.
Por último, insertamos unas conclusiones que intentan responder a nuestro interés
por clarificar la posible condición apócrifa de esta nueva novela histórica que ha
recuperado temas, motivos y personajes del Cristianismo primitivo.
Aunque algunas páginas de este trabajo pueden resultar notablemente densas, la
pretensión de este ensayo es ciertamente divulgativa. Muchos hemos leído, en uno u otro
momento, libros como los que se estudian aquí y necesitamos orientarnos en el
desconcierto que nos produce la severidad de alguna de sus afirmaciones, que contradicen
radicalmente lo que sobre la Iglesia, Jesús o la Biblia aprendimos una vez. Muchos otros los
han leído y acuden a nosotros con sus dudas. Pero, además, la cantidad de textos
seleccionados pueden servir a catequistas y docentes de formación religiosa a ilustrar y
proponer la fe, especialmente a los jóvenes, a partir de textos que están por todas partes,
que se comentan y que son producción genuina de la cultura en la que están inmersos.
Creo que fue J. L. BORGES quien dijo que siempre imaginó que el Paraíso sería algún
tipo de biblioteca. Yo he disfrutado de ese Paraíso porque este libro y lo mucho que he
gozado con él, nunca habrían sido posibles sin la Biblioteca de la Facultad de Teología de
Granada. A la Compañía de Jesús y a todas las personas concretas que la hacen crecer, la
conservan, cuidan, organizan y difunden, mi infinito agradecimiento.

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