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DEL
QUIJOTE
( C o ls e e ió Q de A r t í c u lo s )
POR
de sincero afecto.
® u¿or
In tr o d u c c ió n
Innum erables son los trabajos lite
rarios que han llegado á nuestras ma
nos interpretando cada cual á su mo
do la inm ortal n o vela de C e rv a n te s.
Innúm eras son tam bién las veces
que hemos tenido el placer de leer
ese libro sublim e, llam ado por a l
guien Catecism o d el buen hum or , libro
sin disputa el más im portante de
cuantos ha producido el pensam iento
humano, y en cu ya lectu ra hubim os
de hallar, con repetida frecuencia s o
brados argum entos para m uchos y
variad os artículos; pero qu e lu eg o de
apuntados, debim os dejar para plum a
que no fuese la nuestra, para plum a
m ejor cortada y más digna de n arrar
tantas bellezas y tantos y tan dorados
conceptos; pero nuestra loca y dispa
ratad* fantasía, lo ca y disparatada
como lo fué para regocijo de la h u
m anidad la del hidalgo inanchogo, li
b re todo freno, ó fascinada tal vez
p or algún otro sabio Frestón, ¡no
In trod u cción
do resistir á tan pecadora tentación,
y sin enoomendarse como vulgar*
mente se dice ni á Dios ni al diablo^
se lanza á tan difícil tarea y aunque
faltó de todas condiciones, conseguí-
mos dar á la p ublicidad nuestros
mal hilvanados trabajos, los que,,
reunidos hoy en form a de folleto ofre
cemos al público, seguros de que na,
da nuevo ofrecem os y seguros tam
bién de que plagiando á ciertos v e n
dedores callejeros podríam os decir
con razón que el pap el v a le más; p e
ro sírva de disculpa á tanto a tre ví'
m iento, hacer co n star que sólo nos
proponem os satisfacer un capricho,
que no solo de pan v iv e el hom bre, y
satisfacer á la vez los reiterados ru e
gos de algunos am igos, tan devotos
y apasionados co in o nosotros de esa
obra siagu lar orgu llo de nuestra ra
za, que lle va p or título Ek Ingenioso
Hidalgo Don Quijote d a l a Mancha, á
la que la posteridad más rem ota tri
butará siem pre him nos de adm iración
y cantos de alabanzas para el esclare
cido sabio que le e s c rib ie ra .
Eli BAlMOIiERISMO
y el Q u ijo te .
H ay un lu gar en la M ancha en e l
cual vivió hace ya tiem po un hidalgo
Labrador llam ado Alonso Quijano , el
Bueno, del que se dice que era tan
dado á la lectura de los libros ñe ca
ballería, y que llegó á tanto su afición,
que «se pasaba las noches leyendo,
de claro en claro, y los días de turbio
en turbio, y así del poco dorm ir y del
mucho leer se le secó el cerebro, de
m anera que lle g ó á p erd er el juicio»;
y cuéntase tam bién de él que le llevó
á tanto su afición, que de sosegado y
pacífico labrador que era se co n v ir
tió en caballero andante, y tom ando
com o escudero á un hum ilde com pa
trio ta suyo llam ado Sancho lianza, á
quien había ofrecido como prem io á
su le a l servicio escu deril h acerle g o
bernador ó conde de alguna afam ada
ínsula, llevósele, pues, consigo bajo
aü La.s m ujeres déi Q uijote.
I
A nadie se le ocultará seguramente
que además del Quijote de Cervantes
que todos conocemos, existe otro Q u i
jote, publicado en Tarragona el año
1614, que, bajo el mismo título del
Ingenioso H idalg o y con el nombre
de segunda parte, contiene la tercera
salida que hizo de su lugar el invicto
hidalgo manchego, escrito por un tal
Alonso Fernández de Avellaneda,
competidor y enemigo declarado de
Cervantes
A nadie se le ocultará tampoco que
entre el libro de Cervantes y el libro
de A vellaneda no cabe ni ha lugar á
parangón posible; pero á fuer de im-
parciales hemos de confesar, que si
bien es cierto aue la obra del insigne
5S Itinerario del Q uijote de A vell anecia.
II
III
A rg a m a silla de A lb a — Patria de
Don Quijote y de su fidelísimo escu
dero Sancho Panza.
E l invicto hidalgo m anchego y su
escudero, salea de A rgam asilla en la
m añana del 22 de Agosto para ir á las
justas reales de Zaragoza, para don
de días antes habíanse despedido los
caballeros granadinos.
V en ía del A h o r c a d o . — A ven tu ra de
la gallega, Don Quijote- como de cos
tum bre, toma la venta por castillo
encantado, con cuyo dueño traba des
comunal batalla en defensa de la
moza de la venta á quien nuestro
buen hidalgo había tom ado por una
herm osa p rin cesa.
E sta venta creem os que no exista
hoy; pero nosotros por conjeturas de
ducidas de la p ropia historia, la su-
panem os en los alrededores de E l
Cam po de Griptana, por ser ésta la di
recció n que á nuestro juicio debió
seguir el Paladín y desam orado man-
c h e g o . E l Cam po de C rip ta n a dista
de A rgam asilla cuatro 6 cinco leguas,
que es lo que cam inaba D on Quijote
cada día, que ni aun Rocinante podía
hacer m ayores jornadas; que no le
Iti& erario del Q uijote de A v ella n ed a . 61
E l Bandolerism o y el Q u ijo te . . 3
Crítica social reflejada en las
bras de C e rv a n te s................... 13
L a cuna de C e rv a n te s................. 23
L os dos Q u ijo te s .,. - .................... 31
L as m ujeres del Q u ijo te 37
E l sabio F r e s tó n ............... 51
Itin erario del Q uijote de A v e lla
n e d a ............. 57
C ervantes m a rin o ........................ 67
E l Q uijote ante la h ig ie n e 73
E n un lu gar de la M an ch a 83
C ervantes y A v e lla n e d a 89
FE DB ERRATAS
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39 28 mu meni os momentos
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102 7 pasages
Túnez
pasajes
103 26 pasagos pasajes