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Nómadas (Col)

ISSN: 0121-7550
nomadas@ucentral.edu.co
Universidad Central
Colombia

Huergo, Jorge A.
NUEVAS AVENTURAS DE LA PERSPECTIVA CRÍTICA: LA INVESTIGACIÓN "CON" LA
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
Nómadas (Col), núm. 17, 2002, pp. 36-45
Universidad Central
Bogotá, Colombia

Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=105117951004

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NUEVAS AVENTURAS
DE LA PERSPECTIVA
CRÍTICA:
LA INVESTIGACIÓN “CON”
LA TRANSFORMACIÓN SOCIAL

Jorge A. Huergo*
Qué macana y qué suerte
nacer en este lío (...)
estoy aquí, por asco y entusiasmo.
Mario Benedetti, El cumpleaños de Juan Ángel.

La propuesta de este artículo no consiste estrictamente The proposal in this article does not consist strictly in
en “teorizar” las comunicaciones entre la investigación y la “theorizing” communications between research and social
transformación social. Antes bien, el propósito es poner en transformation. In fact, the purpose is to put in common
común algunos aspectos de nuestras experiencias en el con- certain aspects of our experiences in the context of a society
texto de una sociedad en crisis, como la argentina. Para ha- in crisis, such as Argentina´s. In order to obtain that, the
cerlo, el punto de partida es la crítica de algunos tipos de point of departure is a criticism of certain types of
“comunicación” entre la investigación y la transformación “communication” between research and social transformation,
social, tanto residuales como emergentes. Luego, la referen- types such as residual and/or emergent. Thereafter, a reference
cia a los desafíos de una perspectiva crítica de la investiga- to the challenges of a critical perspective on research, facing a
ción, frente al dramatismo interpelador de la crisis orgánica y dramatical interpellation of an organic crisis and of
de movimientos, organizaciones y sujetos populares. Final- movements, organizations, and popular subjects. Finally, a
mente, se presentan algunas zonas estratégicas que, en prin- presentation is made of certain strategic zones, that, in
cipio, tienen relación con nuestros modos de abordar el principle, have a relation with our modes of taking on the
problema general. general problem described.

* Director del Centro de Comunicación y Educación y Director del Programa de Investigación en


Comunicación y Cultura. Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad de La
Plata (Argentina). Debo agradecer la gestión para escribir este artículo de la convincente «em-
bajadora» de Nómadas, Rossana Reguillo. También las lecturas y oportunas sugerencias (en la
urgencia de escribirlo) de mis amigos María Belén Fernández y Kevin Morawicki.

36 NÓMADAS
1. Las “comunicaciones” su sentido jurídico, se presenta como crítica es que, en contextos de pro-
entre investigación y superador de las novedosas situa- funda crisis orgánica, debemos hacer
transformación social ciones de “guerra de todos contra un fuerte proceso de reconocimiento
todos”. Lo que esta tendencia con- del carácter estratégico-político de la
El desafío de resituar una pers- tribuye a distorsionar es, por un lado, investigación y de los investigadores
pectiva crítica que articule a la in- las razones históricas de los fracasos respecto de la sociedad de la que for-
vestigación con la transformación de los contratos sociales y, por el man parte. Es decir, un proceso en el
social, se encuentra entrampada otro, los modos en que la obsesión que se produzca un desplazamiento de
por, al menos, tres tendencias, dos por la “armonía comunicacional” “la política” (como organización for-
residuales y una emergente. La pri- configura los posicionamientos de mal de la representación) hacia lo po-
mera está configurada por una suer- los investigadores. lítico (que nombra un proceso social
te de “folklorismo reciclado”, de articulación de fuerzas y una com-
atravesado por la fascinación por el La tercera tendencia, acompaña- pleja configuración de distintas ma-
exotismo de prácticas y saberes da por un abandono de la pretensión nifestaciones de poder, reflejando la
configurados por las revolturas cul- “purista” o aislada de la investigación condensación de distintas instancias
turales. En esta tendencia emerge respecto de la sociedad, deforma pre- y esferas de la vida sociocultural, rela-
una enorme seducción por la des- cisamente los modos de relacionar tivamente autónomas). Pero un pro-
cripción (en el sentido de “hablar- investigación y sociedad. Esto debi- ceso que, necesariamente, debe
por” 1 ) de los “nuevos bárbaros”, do a que la vinculación de la investi- alcanzar a la subjetividad y poseer un
pero distorsionando el conocimien- gación con el mundo, en este caso, sentido existencial; es decir: un
to acerca de los modos en que ellos se ha desplazado hacia las demandas autorreconocimiento por parte de los
han surgido de las condiciones ma- e intereses del mercado y las empre- investigadores de su carácter de suje-
teriales de vida de las sociedades sas. Y esto tiene sentido dentro de la tos de la crisis y la transformación, y
depredadoras; por lo que esta ten- sociedad depredadora del neoli- no de meros observadores o interpre-
dencia residual consiste en una mo- beralismo: tiene éxito y tiene renta- tadores que refuercen el divorcio en-
dalidad acrítica en la que, sin bilidad. Pero, a la vez, ha hecho que tre investigación y sociedad.
quererlo, el investigador queda muchos investigadores hayan cons-
atrapado como agente intelectual truido una identidad de mercado en Para ese proceso de desplaza-
de la tardoconquista en el contex- la investigación. miento hacia “lo político”, es preci-
to de la globalización. so identificar dos sentidos de la
Lo que se evidencia como insos- transformación social. El primero tie-
La segunda tendencia gira alre- layable para resituar una perspectiva ne relación con los cambios que vive
dedor de la tradición la sociedad por las
iluminista, pero aho- modificaciones y la
ra insistiendo en los producción de nuevos
alcances “estratégi- equipamientos tecno-
cos” de un nuevo lógicos y de nuevos
ordenamiento con- espacios sociocultu-
tractual. En este caso, rales que se articulan
la investigación suele con múltiples trans-
presentarse como un formaciones en las
insumo clave y previo disposiciones subjeti-
para la “toma de vas, en los modos de
decisiones” transfor- percepción y de repre-
madoras de la socie- sentación social, en
dad y de la vida, las maneras de la
justificando nuevos socialidad y la sensibi-
modos de un “con- lidad, etc. En este
tractualismo” que, en sentido, la transfor-

NÓMADAS 37
mación social posee el espesor de la saberes académicos, y las interpe- legitimando el estatuto de los pode-
crisis y el conflicto, como fruto de las laciones provenientes de nuestra res existentes y la sacralidad de las
evoluciones o de las mutaciones que “comunicación con” movimientos, instituciones “racionales”2 .
se juegan, también, mediadas por la organizaciones y polos sociales, y
lógica y las regulaciones del merca- “con” las situaciones de conflicto y
do y por el significante nodal crisis orgánica que atraviesa nues- 2. Resituando la
“globalización”. El segundo sentido, tra existencia. Para reconocernos en perspectiva crítica
en cambio, habla de los movimien- esas interpelaciones, necesitamos en la relación
tos sociales y los proyectos colecti- hacer referencia a algunos significa- investigación/
vos o grupales que, a partir de la dos posibles de la perspectiva críti- transformación
identificación de situaciones antagó- ca, siempre que aceptemos que el social
nicas y de objetos sociales en dispu- cometido del intelectual (y del in-
ta, convocan y desarrollan una lucha vestigador) en la historia reclama, Con el propósito de abordar las
por la construcción de una sociedad antes que nada, re-instituir su sen- transformaciones sociales, en cuales-
más humana, más libre y más justa. tido crítico. Esto implica, en prin- quiera de sus sentidos, necesitamos
Habla de la intervención política que cipio, dos tipos de reconocimiento. considerar al menos tres significados
tiende a cierta subversión del orden El primero, reconocer que la histo- de la perspectiva crítica.
evolutivo del cambio social y que ria es el dominio en el que despliega
puede tener significados transforma- la creatividad de todos, hombres y a) El primer significado es el que
dores, resistenciales o revoluciona- mujeres, sabios y analfabetos, aca- sigue la tradición de la “racio-
rios (o las tres cosas a la vez). démicos y trabajadores, de una hu- nalidad crítica”, que va de las
manidad en la que el mismo propuestas de Emmanuel Kant
La zona de articulación entre am- intelectual o investigador no es más a la perspectiva de Jürgen
bos, que como tal interpela la inda- que un átomo particular. El segun- Habermas.
gación y la investigación social, es la do, reconocer que existe sólo un tipo
del reconocimiento de múltiples de intelectual que se asume en co- Una primera vertiente de este
antagonismos que se corresponden nexión con la sociedad y la historia, sentido de la crítica, que tiene el sig-
con la multiplicidad de las transfor- que es el que acepta que su existen- nificado de una “crítica racional”, po-
maciones sociales y que avalan dife- cia está siendo engendrada por la demos encontrarla en Kant. En el
rentes luchas por la autonomía. El “ciudad” (en su sentido político y sentido kantiano, la crítica racional
proceso de desplazamiento hacia “lo cultural), y no el que se pretende por es la facultad por la que la razón juz-
político” necesariamente hace que la encima o por fuera de la “ciudad”, ga sobre la naturaleza de las cosas.
investigación crítica Aquí se presenta un
asuma, como su pun- fuerte anudamiento
to de partida, la inter- de la crítica con la ca-
pelación de aquellas pacidad racional de
zonas de articulación “juzgar”, que ha per-
y de las transformacio- meado y configurado
nes sociales en sus dos muchos sentidos ope-
sentidos. rantes de “crítica” en
nuestras representa-
En esta línea, la ciones y prácticas de
investigación de la co- investigación. El pro-
municación se debate blema se produce
entre la inventiva (a cuando consideramos
veces autorreferida) la crítica racional
de nuestros interro- vinculada con un
gantes, surgidos del parámetro fijo, más o
desarrollo de nuestros menos inmutable,

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que es el propio modo de juzgar y de ello, el esfuerzo de la crítica racional, texto. En este sentido, la crítica fun-
actuar. Lo que ocurre en estos casos en este caso, es delimitar los dos alcan- ciona como una lectura del texto de
es que la crítica actúa como una for- ces de la racionalidad: una racionali- la experiencia, el mundo y la vida,
ma de anudamiento con lo “claro y dad instrumental, cuyo objeto es la aunque ellos sean inciertos, confusos
distinto”, lo cual puede tener deri- dominación, el control y la manipula- y oscuros. En cuanto tal, es una ge-
vaciones peligrosamente iluministas, ción de la naturaleza y de las culturas neración de sentido en el encuentro
que terminan en distintas formas de populares; y una racionalidad comu- entre las estructuras de un texto y los
lucha contra las culturas populares, nicativa que, asumiendo la diferencia, sistemas de sentido del lector. Aquí
ahora en proceso de crisis. Por tanto, pretende la interacción con las cultu- valdría la pena reflexionar acerca del
toda crítica racional debe, en tiem- ras populares, con su diversidad, sus carácter complejo/confuso de un tex-
pos de desorden y crisis especial- formas de confusión y de inestabilidad, to sociocultural en encuentro con un
mente, referirse a un parámetro sus incertidumbres y su (para el pensa- sistema de sentido atravesado por la
contingente y flexible, que haga po- miento hegemónico) oscuridad. La ra- incertidumbre que vive el lector. Pero
sible comprender y actuar en una si- cionalidad crítica habermasiana nos más allá de esto, la lectura (y la críti-
tuación de crisis, y no excluir todo permite asumir un desafío: el de des- ca) nunca es (ni puede serlo) aisla-
aquello que no entre en el molde de naturalizar los significados proliferantes da: se da en el espacio de múltiples
la “postura (supuestamente) crítica” propuestos por diversos discursos de do- intersecciones. Nunca es inaugural:
que busca sólo adhesión e identifica- minación, como lo son el mercantil y remite a otras lecturas, se inscribe en
ción en las acciones. el de la moral establecida, animando el espacio/tiempo de ellas. La lectu-
espacios de comunicación y apropia- ra, y la crítica, nunca es individual:
Más allá de las vicisitudes de la ra- ción lingüística. La limitación más fuer- la comunidad habla en ella y a la vez
cionalidad crítica, conviene advertir te de esta perspectiva, sin embargo, es es hablada; posee un carácter cultu-
acerca de la contribución de Habermas la producción de una ilusión: la ilusión ral dialógico. Finalmente, no es sólo
a la definición de su sentido. Para de que es posible en este mundo la crea- una respuesta al texto, sino que es
Habermas la crítica debe examinar ción de un lenguaje autónomo y, afirmación o negación de las propias
cuándo las proposiciones captan regu- concomitantemente, de una experien- condiciones socioculturales del lec-
laridades invariantes y cuándo desig- cia incontaminada y particularista de tor. La crítica, como la lectura, es una
nan relaciones de dependencia, autonomía. práctica articulatoria: activa la arti-
ideológicamente fijadas, pero suscep- culación de la conflictiva del mun-
tibles de cambio (cf. Habermas, 1994). La crítica como juicio racional do con la conflictiva del lector; y es
En este sentido, la crítica debe hacer, a también observa las prerrogativas una práctica identificatoria: es nudo
nivel hermenéutico, un esfuerzo de de- generales acerca de la “lectura” del de identificaciones y reconocimien-
construcción del len- tos, donde es posible
guaje. Esto quiere decir observar los procesos
que los lenguajes a par- de construcción de
tir de los cuales inter- hegemonía.
pretamos y hacemos
posibles las experien- b)El segundo signi-
cias y la vida, suelen ser ficado de una
lenguajes colonizados, perspectiva críti-
poblados de intereses ca tiene relación
de poder y de dominio, con la propuesta
de prescripciones de de una “praxis
una “moral de orden”. crítica”
Un lenguaje que impo-
sibilita pensar, com- Una praxis crítica
prender y sentir las trabaja en dos mo-
condiciones críticas en mentos mutuamente
las que vivimos. Por relacionados. En el

NÓMADAS 39
primero, analiza las dos naturalizados que
relaciones que existen contribuyen, a lo largo
material y simbóli- del tiempo, a estruc-
camente en una de- turar las percepciones
terminada estructura sobre el mundo so-
y un contexto (por ciocultural (cf. O’Su-
ejemplo, el de crisis, llivan y otros, 1997:
pero de forma histo- 247-248). Entram-
rizada) con los proce- pados en ese tipo de
sos subjetivos y las oposición, los investi-
prácticas y acciones gadores deberíamos
que allí se producen; naturalmente desarro-
analiza cómo, a la vez, llar una teoría “a
la estructura condi- partir” o “sobre” la
ciona las acciones y práctica, donde los
las acciones configu- sectores populares sue-
ran la estructura. En len percibirse como los
el segundo momento, apostando a un que se dice y lo que se hace (Heller y sujetos de la práctica (aunque ellos
desplazamiento del determinismo es- Feher, 1985). Podríamos afirmar, si- perciban la contradicción instalada
tructural, alienta una práctica polí- guiendo el razonamiento, la contra- por el discurso académico).
tica que, habida cuenta de las dicción entre lo que se dice y teoriza
condiciones estructurales y con- sobre las relaciones entre investiga- El desafío, acaso, es pensar “teo-
textuales de las prácticas, se inscriba ción y transformación social y lo que ría «con» práctica”, lo que puede sig-
en procesos y movimientos sociales en concreto se hace o se practica sos- nificar la necesidad de nombrar de
de transformación3 . En este sentido, teniendo esas relaciones. otro modo el horizonte ético-políti-
la praxis crítica hace posible la co- co de reconexión entre teoría y prác-
nexión entre una situación crítica y Entonces, seguir hablando de la tica. Podrían mencionarse suficientes
una racionalidad crítica, pero relación teoría/práctica puede signi- matrices históricas de esa recone-
instaurando el campo para la expe- ficar no sólo la insuperable cristaliza- xión. Existen, por ejemplo, pensa-
riencia y la vida. ción de su divorcio, sino también la mientos anteriores al naturalizado
flagrante contradicción entre cada divorcio entre teoría y práctica, como
El significado de praxis crítica alu- término. Más allá de los históricos es el caso del cristianismo, donde el
de, en el “sentido común” bastante esfuerzos por devolver unidad dialéc- testimonio (del orden de la experien-
generalizado, a la relación de la teo- tica a los dos “procesos”, surgen dos cia vital) implicaba una producción
ría y la práctica. Sin embargo, hablar interrogantes básicos: ¿de qué lado teórico-práctica. Ya que, en esos ca-
de la relación entre teoría y práctica estamos situados los investigadores, sos, la “teoría” no designaba en prin-
dice y ha dicho muchas cosas; pero incluso los “críticos”? y ¿qué tipo de cipio los parámetros ordenadores de
también no dice nada. El nombrar esa teoría construyen las prácticas popu- la mirada (theorei) acerca de los des-
relación, acaso, significa consagrar lares? Pero dejando en suspenso la órdenes cotidianos de la práctica
una separación constituida por la reflexión, la separación y la contra- (praxis) o de los hechos (prágmata),
modernidad (pero que, en cierto dicción entre teoría y práctica alude expresados mediante la palabra
modo, nace en la venerable tradición a la producción de una suerte de “opo- (logos) racionalizada. Antes bien,
aristotélica). Lo afirmaba claramen- sición binaria”. La oposición binaria designaba una triple dimensión del
te Agnes Heller cuando sostenía que se constituye así en categoría analíti- “ver” (blepo o ver corporal, theorei o
el sello distintivo de Occidente (o la ca de lo sociocultural, desde la cual se ver intelectual, eidein o ver espiritual)
Modernidad, según la equivalencia producen sentidos elaborándose una como ínsito en la experiencia vital4 .
que establecen Heller y Feher) es la cadena de sucesivas oposiciones. Los
contradicción entre la teoría y la pares binarios son altamente genera- En otras matrices, como las de
práctica o, más en general, entre lo dores de sentidos ideológicos: senti- culturas “no-modernas” latinoameri-

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canas, ha podido ob- junto) de constitu-
servarse que hay un yentes heterogéneos
pensamiento crítico inseparablemente aso-
en prácticas referidas ciados: presenta la pa-
al abordaje de deter- radoja de lo uno y lo
minados problemas múltiple. Es un tejido
cotidianos. Fue Ro- de eventos, acciones,
dolfo Kusch quien, interacciones, retro-
asumiendo una posi- acciones, determina-
ción crítica de la pers- ciones, azares, que
pectiva freireana, constituyen nuestro
destacó los elementos mundo (cf. Morin,
teóricos de aquel pen- 1992: 32; Morin y
samiento popular (cf. otros, 1998). La com-
Kusch, 1976), a la vez plejidad se presenta
que los modos en que con los rasgos inquie-
actúa en él la nega- tantes de lo enredado,
ción como hilo del discurso “crítico” da por Gaston Bachelard (1972; de lo inextricable, del desorden, de la
no-moderno (como es el caso de 1949), indica la posibilidad de exce- ambigüedad, de lo incierto, de lo con-
Anastacio Quiroga; cf. Kusch, 1975). dencia de determinados “campos de fuso. De allí que sea imposible
¿Dónde está aquí la separación entre significación”, constituidos por un abordarla (sin forzarla) desde los pen-
teoría y práctica? Resulta casi impo- conjunto de códigos, lenguaje y va- samientos “cristalizados” y simples; de-
sible situarla. Más bien, como lo se- loraciones de una cultura determi- bemos construir “con” el proceso de
ñala Kusch, dicho divorcio proviene nada y de cada sujeto en particular. crisis un pensamiento complejo y
del desencuentro (moderno en Cuando se rompen esos campos se abierto.
Latinoamérica) entre el sujeto pen- producen avances en el conocimien-
sante y el sujeto cultural. to. Pero tales “rupturas” no se dan Precisamente la crisis provoca
en el conocimiento si no hay ruptu- un completo replanteamiento de las
c) El tercer significado es una ras en lo social: las rupturas en el formas regulares y normales de com-
derivación del mismo origen campo de la comprensión y la in- prender y pensar lo sociocultural.
de la palabra “crítica” vestigación en comunicación, por Por ello necesitamos, por un lado,
((κρισιζ),), emparentada a ejemplo, están en estrecha relación hacer el rastreo y rescate de otras
la vez con la “crisis” y con la con rupturas en el campo y las prác- ideas (cf. Argumedo, 1996), que tie-
“complejidad” ticas sociales6 . ne por finalidad la comprensión de
los procesos y de los conflictos histó-
En este sentido es posible hacer La incertidumbre, regularmen- rico-políticos y culturales latinoa-
referencia a la “situación crítica” te, se produce frente a la ausencia mericanos. Por otro, elaborar una
como una situación que produce in- de certezas; o mejor, frente a la im- contestación crítica a los «sistemas
certidumbre porque trastoca los pi- posibilidad de las viejas certezas de ideas» producidos en los centros
lares de una organización social y las para comprender y explicar las con- de poder y adoptados para introdu-
representaciones y estatutos que en diciones críticas de un momento cir en ellos los problemas america-
ella generaban certezas y seguridades. histórico-social y, más todavía, para nos y para, desde allí, interpretarlos
En otras palabras, la situación críti- actuar satisfactoriamente en el torbe- y actuar. En definitiva, necesitamos
ca constituye un “obstáculo episte- llino de la situación de crisis. De allí abordar la “situación crítica” en
mológico” frente al cual necesitamos que necesitemos considerar la situación cuanto crisis que produce incerti-
“vasijas nuevas”5 ; necesitamos expe- crítica como “situación compleja”. dumbre y en cuanto complejidad
rimentar una “ruptura epistemo- ¿Qué es la “complejidad”? A primera que desafía el pensamiento simple y
lógica” (Bachelard, 1972: 17). La vista la complejidad es un tejido (de regular, el pensamiento “normal” de
noción de ruptura epistemológica, crea- complexus: lo que está tejido en con- los sistemas de ideas, produciendo

NÓMADAS 41
una “ruptura epistemológica” en Nuestras investigaciones se hallan sis? De no hacerlo, sólo se instala
nuestras investigaciones. en un punto disyuntivo, entre la en la ilusión de construir una mi-
original inventiva de nuestros inte- rada armoniosa, ordenada y orde-
rrogantes “de escritorio” y las inter- nadora, mientras que en el mundo
3. Requisitos pelaciones provenientes de nuestra persisten el conflicto y la crisis;
epistemológico- comunicación con la situación de cri- consagrando, de paso y con nuevas
existenciales para la sis orgánica y con los movimientos, modalidades, el divorcio entre la
construcción de las organizaciones y los polos popula- investigación y la transformación
zonas estratégicas res. Lo sostenido respecto de la rela- social. Por otra parte, ¿es posible
ción teoría/práctica vale en este caso: reconectar a la investigación con la
El problema de las estrategias es articular teoría “con” práctica impli- transformación social sin una ex-
cuando se las entiende como medios ca imaginar estrategias no “para” o periencia de algún de tipo de
a través de los cuales llevar un poco “sobre”, sino “desde” la relación, es participación en movimientos,
de orden, racionalidad y claridad (in- decir: estrategias de investigación organizaciones o polos que postulen
clusive en términos de “conciencia “con” la transformación social. Aca- la liberación de las mujeres y de los
crítica”) a las prácticas culturales con- so el sentido de esa imaginación de hombres y que sostengan luchas de-
fusas, desordenadas, irracionales en estrategias “con”, nace de la instaura- mocráticas, las cuales -excediendo
cuanto más ligadas a la sensibilidad ción de un campo para la experiencia las series de oposiciones binarias- re-
que al entendimiento7 . La “estrate- subjetiva en un “mundo común” al in- conozcan y subrayen la multiplici-
gia”, como bien lo señala Michel de vestigador como actor social “con” dad de antagonismos y de espacios
Certeau, es el cálculo o manipulación otros actores sociales. El hecho de de constitución de lo político?
de relaciones de fuerza que se hace compartir prácticas y representacio-
posible desde un sujeto de voluntad y nes, de “habitar” cierto mundo común Para ello, en principio, no se tra-
poder que resulta aislable; postula, de experiencias, hace posible no sólo ta tanto de considerar cómo trabajar
entonces, un lugar que puede circuns- el diálogo de saberes, sino el otorga- e investigar la crisis y el conflicto
cribirse como algo propio, desde el cual miento del sentido de la producción desde perspectivas del orden y la ar-
administrar las relaciones con una ex- de conocimientos y de la transforma- monía. De lo que se trata es de reco-
terioridad. Podríamos decir, es una for- ción social. La capacidad y posibili- nocer los modos en que la crisis y el
ma clave de trabajar para el otro, lo dad de construir experiencias propias conflicto trabajan en nuestra subje-
que inmediatamente significa (según “con” los sectores populares y los mo- tividad. De otra manera, el investi-
lo expresa Paulo Freire) trabajar sobre vimientos sociales en la producción gador corre el riesgo de una
el otro o contra el otro. Desde el pun- de conocimientos, significa una rup- externidad, de una situación en la
to de vista de las estrategias, la rela- tura epistemológica de los propios cual la crisis y el conflicto parecie-
ción entre la investigación y la campos de significación, además de ran no alcanzar la propia existencia,
transformación social muchas veces una adscripción formativa “con” fuer- configurándose como un “objeto fue-
ha sido pensada y desarrollada desde zas y movimientos transformadores y ra”. Lo que instaura el “compromiso
lugares propios a partir de los cuales se democratizadores. existencial”, desde el cual investigar,
administran relaciones con la exterio- es la imposible frontera entre subje-
ridad, con el fin (no siempre manifies- En otras palabras, significa en- tividad y objetividad, a la vez que la
to) de “desarmar” las fuerzas, el carar la transformación dialéctica caducidad, por impotencia, del pro-
“territorio” o la voluntad del “otro”. Sin del lenguaje de la investigación, yecto de “racionalizar” lo “irracio-
embargo, el desafío (siguiendo a Freire) antes que el reforzamiento de una nal”. En definitiva, se trata de un
vuelve a ser trabajar con el otro que, plataforma lingüística que afirme su proyecto de subjetivación, que tiene
dicho sea de paso, ha sido construido propio orden para tratar los proce- como complemento el cuestiona-
como “otro” por una política coloniza- sos de desorden. ¿Es posible que el miento y la des-implicación de cual-
dora generada por el “mismo”, en su investigador esté a la altura de las quier discurso que diera continuidad
pretensión de totalizar y totalizarse, de circunstancias de conflicto y crisis a la separación entre teoría y prácti-
racionalizar, de ordenar, incluso de ins- sin producir en su práctica y sus ca, o entre investigación y transfor-
taurar nuevas formas contractuales. perspectivas un conflicto y una cri- mación social.

42 NÓMADAS
4. Algunas zonas to del universo vocabular. En la investi- organizaciones populares, nos ha per-
estratégicas en la gación y en la intervención, tratamos mitido resituar los interrogantes de
comunicación de hacer relevantes dos criterios la investigación y las características
investigación/ residuales vinculados con la comple- más participativas de la misma, a par-
transformación ja trama de la cultura en crisis y des- tir de los saberes y las prácticas de
social orden. El primer criterio consiste en otros sujetos, con el sentido de con-
trabajar el reconocimiento del “uni- tribuir a la “puesta en común”, en la
A partir de estos requisitos, es verso vocabular”; esto es, el reconoci- praxis, de las zonas estratégicas que
posible configurar algunas zonas estra- miento (que no es sólo problema de avalen la reconexión de la produc-
tégicas en la comunicación entre la conocimiento) del conjunto de códi- ción de conocimientos con la recons-
investigación y la transformación so- gos, lenguajes, valoraciones, ideolo- titución de lo político. Esto implica
cial8 . Una zona de trabajo estratégico gías, adscripciones identitarias, gustos una investigación que garantice po-
que proponemos en el marco de las y consumos, desde los cuales los suje- ner en diálogo experiencial (y no sólo
prácticas de campo que realizan nues- tos leen y escriben su experiencia y el “mental”) las significaciones de los
tros alumnos de la Cátedra de Comu- mundo. El segundo criterio es el de otros con las nuestras (lo que debería
nicación y Educación 9 , parte de desarrollo de escenarios y procesos de ponerse en acto mediante prácticas de
resignificar la figura (ligada a la sensi- formación “con” los otros, y no “para” participación o militancia con movi-
bilidad) del rastreador, como actitud ellos. Formación “con” las formas de mientos sociales transformadores).
epistemológica que recoge matrices emerger las matrices culturales en di- Cuestión que permite problematizar
populares de conocimiento y produc- ferentes formas de politicidad, de “con” los actores y organizaciones la
ción de saberes. El rastreador posee protagonismo popular, de oposición y situación de crisis, incertidumbre y
una ciencia casera y popular (Sar- contestación, de construcción de la- conflicto, abriendo instancias de pro-
miento, 1982: Cap. 2); construye un zos sociales frente a las crisis de los ducción social de conocimientos vin-
saber a partir de indicios que lo hace contratos10 . culadas con la transformación12 .
un investigador popular del paisaje y
de la cultura popular. Investigar como Otra zona estratégica permite En este sentido, es interesante
rastreador significa participar en la avalar la idea de que nuestro trabajo prestar atención al modo en que tra-
construcción de un saber indiciario en no debe circunscribirse sólo a las ins- baja la vinculación de la cultura ju-
medio de la compleja trama de una tancias “curriculares formales”, sino venil con lo político y lo estético. Me
cultura en crisis y conflicto. Desde ese que debe ampliarse a la comunica- refiero, por ejemplo, a grupos y orga-
requisito epistemológico ligado a la ción con diferentes movimientos que nizaciones que abordan el eje cultu-
sensibilidad, el proyecto consiste en intervienen en la transformación so- ra, arte, juventud y política, a través
producir un estudio etnográfico, por cial. En los trabajos de formación, de del desarrollo de proyectos micropo-
un lado, que permita describir los es- seguimiento y de orientación que rea- lítico-culturales contrahegemónicos,
pacios, prácticas y representaciones lizo con grupos y organizaciones del en cuanto a la creación de recursos
de las culturas populares, para com- campo popular, de distintos niveles11 , para oponerse a las significaciones
prender los modos en que trabaja la es posible percibir el reconocimien- dominantes y para defender formas
hegemonía en su constitución. Y, por to hacia los saberes académicos por transformadoras y resistenciales, des-
otro lado, producir un análisis polí- parte de actores de proyectos u orga- de el postulado de que la juventud
tico del discurso, atendiendo a las nizaciones populares, como contri- no es una “anomalía” y que lo políti-
formas de anudarse los significantes buyentes a la articulación de la co puede conectarse con la sensibili-
con los significados, en la trama de producción de conocimientos más dad13 . Grupos y organizaciones que
lenguajes y discursos que, a la vez, complejos acerca de las condiciones están abriendo espacios para nombrar
interpretan y hacen posible la expe- materiales y simbólicas de vida, con el mundo de formas diferentes, con-
riencia y que, en su articulación, los lenguajes y las experiencias vin- testando y desafiando a la “moral
constituyen la subjetividad. culadas a diversas formas de dominante”. Lo más significativo es
protagonismo popular en el campo que, a partir de la experiencia de par-
Otra zona estratégica es la de la político. Por otra parte, esa comuni- ticipación militante en ellos, algunos
ampliación compleja del reconocimien- cación con grupos, movimientos y actores comienzan a interrogarse y a

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promover procesos de investigación cas de comunicación/cultura y 3 Tal como lo sostenía Marx en la Tesis
11 sobre Feuerbach: “Los filósofos se han
de la comunicación, pero con el pro- educación. Trabajamos con la limitado a interpretar el mundo de distin-
pósito de articularlo con la construc- convicción de que una democratiza- tos modos; de lo que se trata es de trans-
ción de aquellas micropolíticas ción del conocimiento universitario formarlo” (Marx, 1971: 668).
culturales contrahegemónicas desde no debería seguir el ritmo de una di- 4 El “testimonio”, que indicaba la posibi-
sus propias identidades juveniles14 . vulgación (a veces iluminista y otras lidad de ser “testigo”, habla de un otro-
habitus que se integra (como en
paternalista) del conocimiento, sino Bourdieu) por la hexis, el ethos y el eidos.
En estas zonas estratégicas múl- ampliar los procesos de participación Y digo “otro-habitus”, ya que el “testi-
tiples, cabe preguntarse: ¿qué aporta en la construcción de conocimien- monio” nombra una suerte de “estruc-
tura disipativa” (para seguir el alcance
el intelectual a la producción social tos y de transformación de la reali- desordenador del orden que tiene ese
de conocimientos en diálogo con los dad, devolviéndoles a ambos su concepto en I. Prigogine), una ruptura
sectores populares o con grupos y or- carácter colectivo, antes de reducir- y desnaturalización del “orden” de co-
sas dominante, sostenido por su propio
ganizaciones sociales múltiples? La los a privilegios individuales o “aca- habitus y por la creciente ruptura, en el
democratización del proceso de pro- démicos”. Todos los actores sociales mismo, entre la teoría y la práctica.
ducción del conocimiento no signi- somos mediados por el mundo, pero 5 Cf. Mateo 9,17 o Lucas 5,37: “Nadie echa
fica la renuncia al carácter particular lo somos de formas diferentes. El diá- vino nuevo en vasijas viejas... El vino nue-
del conocimiento universitario ni a logo de la investigación “con” las vo hay que ponerlo en vasijas nuevas”. Los
moldes viejos no nos sirven del todo
las responsabilidades del intelectual. transformaciones sociales debe con- para comprender y construir lo nuevo.
Lo que significa es la precaución fren- tribuir a devolver la palabra y la 6 El concepto de ruptura epistemológica alu-
te a las tentaciones de las especiali- praxis a los sectores populares, que de a la noción de frontera o límite que
zaciones a ultranza (que degradan a son alternativamente “hablados”, por un lado se rompe y, por otro, frente
al cual hay una profunda discontinui-
las especialidades, inmovilizando el “leídos y escritos”, por el discurso ofi- dad en la marcha hacia el objeto. Por
pensamiento) y de los racionalismos cial del neoliberalismo y la globa- eso Bachelard relaciona este problema
técnicos (que enclaustran a la racio- lización, pero también por la hybris con las condiciones históricas de posi-
nalidad y la pueblan de mitologías (la “desmesura”) de nuestro discurso bilidad (historia externa de la ciencia)
y habla de «epistemología histórica».
obturadoras). Antes bien, lo que sig- académico, entre otros. Si nuestras
7 En su sentido más estricto, la estrategia
nifica es asumir la incompletitud de investigaciones y nuestras concep- es un término tomado de la teoría de la
la comprensión del intelectual y la tualizaciones no fueran una zona de guerra y enunciado por Von Clausewitz.
necesidad del diálogo con la sensibi- mediación de la producción social de En este marco, la estrategia es combi-
nar los encuentros aislados con el ene-
lidad popular y las formas de pensa- conocimiento con la construcción migo para alcanzar el objetivo de la gue-
miento crítico existentes en los del protagonismo popular, acaso no rra (Von Clausewitz, 1994: 102); en
sectores populares. Es hacer propia la servirían para nada. otras palabras, la estrategia traza el plan
de la guerra (Ib.: 171), cuyo objetivo
construcción de la articulación en- abstracto es derrotar/desarmar las fuer-
tre la comprensión y la sensibilidad, zas militares, el territorio y la voluntad
en la cual el mundo en transforma- del enemigo (Ib.: 52).
ción es el mediador, en cuanto zona Citas 8 Las que presentaré a continuación sólo
en la que se hace posible y efectiva tienen validez en cuanto referidas a
nuestras propias experiencias en ese sen-
esa articulación, a la vez que la trans- 1 Vale recordar el cuestionamiento al
tido, pero pueden operar como criterios
carácter colonizador de este tipo de
formación social. descripciones. Por caso, Stephen Tyler
generales de trabajo. Vale recordar, con
Georg Simmel, que “todo fragmento de
advierte que la descripción científica
nuestra experiencia es portador de una do-
es una forma de des-escritura y, enton-
ble significación. Por un lado, gira en tor-
In-conclusión ces, si aceptamos que el pueblo tam-
bién escribe el mundo, la descripción
no a su propio centro y conlleva tanta an-
chura y profundidad, tanto placer y tanto
resulta, en definitiva, una forma de sufrimiento como le confiere su vivencia
No tenemos respuestas definiti- “hablar-por” que imposibilita el “ha- inmediata. Por otro es, simultáneamente,
blar-con” los sectores populares (cf.
vas. Sólo tratamos de animar este parte de un decurso vital, no sólo un todo
Tyler, 1992). circunscripto en sí mismo, sino también
debate “con” quienes, como nosotros,
2 Cornelius Castoriadis vincula el primer miembro de un organismo global”
están experimentando procesos de tipo de intelectual con Sócrates, para (Simmel, 1988: 11).
formación subjetiva y de puesta en distinguirlo del segundo, vinculado con 9 Prácticas de campo que se realizan en
común en diversos espacios y prácti- Platón (Castoriadis, 1993). instituciones educativas (especialmen-

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te de Educación General Básica) y en (de Puerto Rico, Misiones), el grupo La HELLER, Agnes y Ferenc Feher, Anatomía
espacios urbanos formadores de sujetos. vagancia de Rosario (Santa Fe), las de la izquierda occidental, Barcelona, Pe-
En ellas participan unos doscientos es- murgas como Tocando Fondo de La Pla- nínsula, 1985.
tudiantes de Licenciatura en Comuni- ta, etc.
cación por cuatrimestre, coordinados KUSCH, Rodolfo, La negación en el pensa-
14 Es el caso, por ejemplo, de jóvenes par- miento popular, Buenos Aires, Cimarrón,
por un grupo de unos quince docentes
ticipantes en organizaciones juveniles 1975.
(entre graduados y ayudantes alumnos).
que a la vez son tesistas-investigadores
10 En particular, hemos impulsado este tipo con los cuales estoy trabajando. Me re- ———————, Geocultura del hombre ame-
de análisis vinculado con las prácticas fiero a Kevin Morawicki, uno de los ricano, Buenos Aires, F. García
de campo en espacios urbanos, coordi- animadores del proyecto cultural juve- Cambeiro, 1976.
nadas por los docentes investigadores nil Cocú y Alterarte de Puerto Rico (Pro- MARX, Karl, “Tesis sobre Feuerbach”, en:
Pedro Roldán y Florencia Cremona. vincia de Misiones), y a Diego Jaimes, K. Marx y F. Engels, La ideología alema-
coordinador del grupo de jóvenes poe- na, Montevideo, Pueblos Unidos, 1971.
11 Me refiero a prácticas vinculadas a or-
tas y murgueros de la villa de Bajo Flo-
ganizaciones como Nueva Tierra (de sig- MORIN, Edgar, Introducción al pensamiento
res (Capital Federal).
nificativa participación en el Frente complejo, Barcelona, Gedisa, 1992.
Nacional contra la Pobreza) y el Insti-
tuto de Cultura Popular (INCUPO), MORIN, Edgar y otros, Nuevos paradigmas,
que trabajan con movimientos y grupos cultura y subjetividad, Barcelona, Paidós,
de comunicación y educación popular, 1998.
en ámbitos urbanos y rurales. También Bibliografía O’SULLIVAN, Tim y otros, Conceptos clave
a prácticas vinculadas al área de Comu- en comunicación y estudios culturales,
nicación Popular y al grupo “Territorial” Buenos Aires, Amorrortu, 1997.
de comunicación/educación popular de ARGUMEDO, Alcira, Los silencios y las vo-
Galpón Sur, que desarrollan acciones en ces en América Latina. Notas sobre el pen- SARMIENTO, Domingo F., Facundo. Civi-
barrios periféricos de Córdoba y La Pla- samiento nacional y popular, Buenos Ai- lización y barbarie, Madrid, Hyspamérica,
ta, con Movimientos de Trabajadores res, Ediciones del Pensamiento Nacio- 1982.
Desocupados y con trabajadores y pe- nal, 1996. SIMMEL, Georg, Sobre la aventura. Ensayos
queños productores rurales. filosóficos, Barcelona, Península, 1988.
BACHELARD, Gaston, Le rationalisme
12 En esta línea, también, se están desa- appliqué, Paris, Presses Universitaires de TYLER, Stephen, “Acerca de la ‘descripción/
rrollando experiencias de investigación France, 1949. desescritura’ como un ‘hablar por’”, en
participante con diferentes actores de las Carlos Reynoso (comp.), El surgimiento
instituciones escolares, a partir del re- ———————, La formación del espíritu
científico, Buenos Aires, Siglo XXI, de la antropología posmoderna, Barcelo-
conocimiento de las situaciones de cri- na, Gedisa, 1992.
sis desde una perspectiva compleja. Este 1972.
es el caso del trabajo que realiza con ins- CASTORIADIS, Cornelius, “Los intelec- VON CLAUSEWITZ, Karl, De la guerra,
pectores de escuelas, en la localidad de tuales y la historia”, en: El mundo frag- Colombia, Labor, 1994.
San Pedro (Provincia de Buenos Aires), mentado, Montevideo, Altamira-
la profesora María Belén Fernández. Nordan, 1993.
13 Me refiero a casos como por ejemplo los HABERMAS, Jürgen , Ciencia y técnica como
jóvenes murgueros y poetas de la villa “ideología”, Madrid, Tecnos, 1994.
de Bajo Flores (Capital Federal), el pro-
yecto cultural juvenil Cocú y Alterarte

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