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Para que una vacuna sea aprobada debe superar una serie de etapas preclínicas y clínicas
que permiten su licenciamiento, sin embargo una vez que esta vacuna sale al mercado y
comienza su aplicación no necesariamente se conoce entonces cuánto dure la protección
que genera.
- Hay una serie de estudios como por ejemplo este, que toma datos entre 2011 y 2015, y
evalúan la efectividad de la vacuna de influenza
En particular aquí se está mostrando el tipo H3N2, y plantean que es el que genera más
problemas
Lo que se ve claramente es que, luego de la vacunación, esa inmunidad generada decae
de manera muy rápida, incluso dentro de una misma temporada.
Estos datos son un poco preocupantes, porque implican que por más que estemos
queriendo vacunar a la población susceptible para que no contraiga la enfermedad, si la
vacuna decae en su inmunidad de manera muy rápida y si nos vacunamos de manera muy
temprana antes del pico de influenza que se da durante el invierno, se puede igual exponer
a esas personas que queremos proteger a una enfermedad.
De todos modos, por más que la inmunidad decaiga, siempre va a poder colaborar en la
progresión de esa enfermedad por más que no nos proteja completamente.
- En los 90’ en EEUU se reemplazó la vacuna celular por la acelular, también combinada
con Difteria y tétanos .
Esta vacuna acelular contiene fragmentos proteicos de la bacteria, es decir las toxinas de
pertussis y otras proteínas de la bacteria purificadas e inactivadas.
Esta vacuna se administraba inicialmente en un régimen de 5 dosis a los 2, 4 y 6 meses
entre 15 y 18 meses, y entre los 4 y 6 años.
El tema fue que una vez que se cambió de la celular a la acelular, aparecieron brotes
importantes por Bordetella pertussis (en 2010 y luego también en el 2014)
- Se evaluó el por qué podía estar ocurriendo esos brotes, y se concluyó que de algún modo
se debía nuevamente al decaimiento o la disminución de la inmunidad generada por la
vacuna.
En este estudio que se realizó en carolina del norte en estados unidos, porque es un centro
de salud que tenía un registro muy bueno de los niños, y se pudieron estudiar más de 4000
niños entre 2006 y 2015
Lo que determinan estos investigadores es que la protección luego de esa 5ta dosis
administrada de los 4 y 6 años decayó significativamente, lo cual expuso a los niños cuando
llegaban a la edad de 10- 12 años al desarrollo de la enfermedad.
Entonces de algún modo se sugirió la aplicación de una 6ta dosis entre los 11 y 12 años
para mejorar esto.
- Sin embargo nuevamente por allá por el 2014 aparece un brote, que además se ve un
corrimiento en la edad de los niños que lo estaban experimentando, en este caso jóvenes
entre 18 y 29 años,
Nuevamente se explica por un decaimiento de la inmunidad generada por la vacuna.
Los autores también concuerdan en que el cambio de la vacuna celular a la acelular, no
habría sido tan bueno precisamente porque la acelular es peor en cuanto a que genera una
inmunidad de mucha menor duración, en comparación a la que sí generaba la celular.
- Lo que han mostrado los ensayos con estas vacunas VLPs, es que casi prácticamente el
total de las personas vacunadas producen niveles muy altos de anticuerpos neutralizantes
contra el virus,
Si bien hay un primer decaimiento en los primeros dos años de la respuesta de
anticuerpos, mirando contra uno de los tipos que es el 16, luego esta inmunidad se
mantiene muy estable durante muchos años.
- Otro factor importante que determina entonces la larga duración de estas células, está
dado por la naturaleza de ese antígeno, si es monovalente o multivalente.
En general los virus o bacterias son antígenos particulados o contienen estructuras
superficiales altamente repetitivas o multivalentes, entonces mientras que proteínas internas
u otros antígenos proteicos derivados de los patógenos serían de tipo monomérico, como
proteínas no estructurales ARN o ADN polimerasas y demás, y serían del tipo entonces
monovalente.
- Otro factor clave es el umbral antigénico, es decir que es necesario para el desarrollo de
una inmunidad duradera alcanzar un cierto umbral antigénico, que permita inducir un
número suficiente de células plasmáticas que puedan mantener las respuestas anticuerpos
por encima de ese umbral protectivo.
Esto podría variar dependiendo del nivel de protección necesaria para cada patógeno o
toxinas, es decir ese umbral protectivo, no es común a cualquier patógeno o toxina.