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Introducción a la inmunización
Por Margot L. Savoy , MD, MPH, Lewis Katz School of Medicine at Temple University
La inmunización permite al organismo defenderse mejor contra las enfermedades causadas por ciertas bacterias o virus. La inmunidad (la capacidad
que tiene el propio organismo de defenderse de las enfermedades causadas por determinadas bacterias o virus) puede producirla el organismo de
forma natural (cuando las personas están expuestas a bacterias o virus) o pueden proporcionarla los médicos mediante la vacunación. Las personas
que están inmunizadas contra una enfermedad, no suelen contraerla, o bien contraerán una forma leve de esta. Sin embargo, como ninguna vacuna
es 100% eficaz, algunas personas que han sido inmunizadas todavía pueden contraer la enfermedad.
En las comunidades y países en los que las vacunas se utilizan de forma generalizada, muchas enfermedades que antes eran frecuentes y/o mortales
(como la poliomielitis, el sarampión y la difteria) ahora son raras o están bajo control. Solo una enfermedad, la viruela, se ha erradicado por completo
mediante la vacunación. Las vacunas han sido muy eficaces en la prevención de enfermedades graves y en la mejora de la salud en todo el mundo. Sin
embargo, aún no se dispone de vacunas eficaces para muchas infecciones importantes, incluida la infección por el virus del ébola, la mayoría de las
enfermedades de transmisión sexual (como la infección por el VIH, la sífilis, la gonorrea y la clamidiasis) y muchas enfermedades tropicales (como la
malaria).
Seguir las recomendaciones para la vacunación es muy importante para la propia salud de la persona y para la salud de su familia y de los miembros
de su comunidad. Muchas de las enfermedades evitadas por las vacunas se contagian fácilmente de persona a persona. Muchas de ellas aún están
presentes en Estados Unidos y siguen siendo frecuentes en otras partes del mundo. Estas enfermedades se diseminan rápidamente entre los niños no
vacunados, quienes, debido a la facilidad actual para viajar, están expuestos aunque vivan en áreas donde la enfermedad no sea frecuente.
Las vacunas disponibles en la actualidad son altamente fiables y la mayoría de las personas las toleran bien. Es muy poco frecuente que provoquen
efectos adversos.
Tipos de inmunización
Hay dos tipos de inmunización:
Inmunización activa
Inmunización pasiva
Inmunización activa
En la inmunización activa se utilizan vacunas para estimular los mecanismos naturales de defensa del organismo (el sistema inmunológico). Las
vacunas son preparados que contienen uno de los factores siguientes:
Fragmentos no infecciosos de bacterias o virus
Un toxoide: una sustancia producida por una bacteria, que es habitualmente perjudicial (toxina), pero que ha sido modificada para convertirla
en inocua
El sistema inmunitario del organismo responde a una vacuna mediante la producción de sustancias (como anticuerpos y glóbulos blancos o leucocitos)
que reconocen y atacan a las bacterias o virus específicos contenidos en la vacuna. Posteriormente, cuando la persona se expone a dichas bacterias o
virus, el organismo, automáticamente, produce esos anticuerpos y otras sustancias para prevenir o reducir la enfermedad. El proceso de
administración de una vacuna se denomina vacunación, aunque en algunos casos se usa el término genérico de inmunización.
Las vacunas que contienen microorganismos vivos pero debilitados son
Bacilo de Calmette-Guérin (BCG para la tuberculosis)
Varicela
Vacuna nasal contra la gripe (pero no recomendada para ningún grupo durante la temporada de gripe 2017-2018)
Sarampión-paperas-rubéola
/
Poliomielitis (sólo la vacuna por vía oral)
Rotavirus
Fiebre amarilla
¿Sabías que...?
Algunas vacunas contienen una forma
Inmunización pasiva
En la inmunización pasiva se administran directamente anticuerpos contra un organismo infeccioso específico. Estos anticuerpos se obtienen de
diversas fuentes:
La sangre (suero) de animales (generalmente caballos) que han estado expuestos a un determinado organismo o toxina y han desarrollado
inmunidad
Sangre extraída de un gran grupo de personas, en cuyo caso se denomina concentrado de inmunoglobulinas humanas combinadas
Personas que poseen anticuerpos contra una enfermedad en particular (es decir, personas que han sido inmunizadas o que se recuperan de la
enfermedad), denominándose en este caso globulinas hiperinmunitarias, porque estas personas tienen niveles más altos de anticuerpos en
sangre
La inmunización pasiva se usa en personas cuyo sistema inmunitario no responde de manera adecuada a la infección, o en personas que contraen una
infección antes de ser vacunadas (por ejemplo, después de sufrir una mordedura de un animal afectado de rabia).
La inmunización pasiva también se utiliza para evitar la enfermedad cuando la exposición es probable y la persona no tiene tiempo para completar
una serie de vacunación. Por ejemplo, se puede administrar una solución que contiene gammaglobulina activa contra el virus de la varicela a una
mujer embarazada que no tiene inmunidad al virus y que ha sido expuesta a este. El virus de la varicela puede causar daño al feto y complicaciones
graves (como la neumonía) a la madre.
La inmunización pasiva solo proporciona una protección eficaz durante unas semanas, hasta que el organismo elimina los anticuerpos inyectados.
La alergia al huevo es frecuente en Estados Unidos. Algunas vacunas, incluyendo la mayoría de las vacunas contra la gripe, contienen cantidades muy
pequeñas de material procedente de huevos. Por lo tanto, existe preocupación por el uso de dichas vacunas en personas alérgicas a los huevos. Sin
embargo, el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) establece que aunque pueden ocurrir reacciones
leves, las reacciones alérgicas graves (anafilaxia) son improbables. Las recomendaciones para la vacuna contra la gripe varían de acuerdo con la
gravedad de la reacción alérgica a los huevos y la vacuna. A las personas que tuvieron una reacción alérgica grave y potencialmente mortal después de
recibir la vacuna contra la gripe o los huevos no se les debe administrar la vacuna contra la gripe. Si las personas solo tuvieron una erupción después
de la exposición a los huevos o a la vacuna, se les puede administrar la vacuna. Si las personas tuvieron una reacción más grave, como hinchazón
facial, dificultad para respirar o mareos, deben vacunarse en un centro médico capaz de tratar dicha reacción.
/
Las vacunas que contienen microorganismos vivos no deben utilizarse, o debe posponerse su aplicación en personas con ciertas características,
como por ejemplo
Consumo de fármacos que deprimen el sistema inmunológico (inmunodepresores), como los corticoesteroides y los fármacos antineoplásicos
Embarazo
Desarrollo del síndrome de Guillain-Barré dentro de las 6 semanas posteriores a una dosis previa de la vacuna
Si la persona deja de tomar los fármacos que inhiben el sistema inmunitario o si su sistema inmunitario debilitado se recupera lo suficiente, la
administración de vacunas que contienen el virus activo puede ser segura.
/
Protección de adultos
mediante las vacunas
Enfermedad* Quién debe vacunarse
Personas que puedan estar
expuestas al carbunco, como
por ejemplo:
Carbunco Cierto personal militar
Algunos trabajadores
de laboratorio
/
Para obtener información adicional acerca de la seguridad de las vacunas individuales, consulte Vaccine Safety (Seguridad de las vacunas) en el sitio
web de los Centros para el control y la prevención de enfermedades (CDC).
Las vacunas no suelen ocasionar problemas, aunque pueden producirse efectos secundarios leves, como dolor o enrojecimiento en el lugar de la
inyección. Sin embargo, muchos padres siguen preocupados por la inocuidad de las vacunas infantiles y sus posibles efectos secundarios.
Una de las principales preocupaciones de los padres ha sido
El hecho de que ciertas vacunas que contienen timerosal (un conservante a base de mercurio), como la vacuna o las vacunas contra el
sarampión, las paperas y la rubéola (triple vírica), puedan aumentar el riesgo de autismo.
Muchos grupos diferentes de científicos han estudiado este problema y han desmentido por completo la supuesta relación entre las vacunas y el
autismo (véase Preocupaciones relacionadas con la vacunación en el MANUAL MERCK y en las Preguntas Frecuentes del sitio web de los CDC FAQs About
Vaccine Safety).
Sin embargo, la mayoría de los fabricantes han desarrollado vacunas sin timerosal para su uso en bebés y adultos. La información sobre las vacunas
disponibles hoy en día que contienen bajos niveles de mercurio o de timerosal está disponible en la página web del Institute for Vaccine Safety de
Estados Unidos.
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