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Toponimia

El nombre se escribe Ekai tanto en castellano como en euskera, aunque el apelativo


"de Lónguida" varía, ya que en euskera es simplemente "Longida", empleándose un
guion entre ambos en la forma oficial solamente.

Comentario lingüístico: el nombre resulta oscuro, acaso derivado de la variante en


composición de hegi “ladera”, ek-. Julio Caro Baroja dice que hay un testimonio de
que ai significa “declive o ladera” pero no ve clara la relación con el nombre.
[cita requerida]

Documentación antigua: Ekai (1274-79, NEN); Ekai (Ekay) (1058, NEN); Equay (1268,
1366, 1591, NEN).

Geografía
Limita al norte con Aoiz, al sur con Villaveta, al este con Meoz y al oeste con
Oleta. Situado en un pequeño llano al sur de Aoiz y derecha del río Irati, en las
inmediaciones de la carretera que va de la capital de provincia a la del partido
judicial. Clima frío y sano, compartiéndole principalmente los vientos de norte y
sur.

Terreno arenoso, rojo y baral, contiene un soto de arbustos y en la carretera junto


a la fuente, una chopera por el este le baña el río Irati, y por sur la regata de
Gurpegi que desagua en aquel dentro de este término.

Demografía
Evolución demográfica
2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007
77 77 78 87 88 89 91 92
Historia
El monasterio de Leyre recibió por donación en 1058 una casa del lugar con sus
dependencias y un “molino”. Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén también
poseyeron heredades en su término desde el siglo XIII.

Hasta comienzos del XIX gobernaban el lugar el diputado del valle de Lónguida y un
regidor elegido entre los vecinos. En 1847 su principal vía de comunicación era un
camino carretil hacia Pamplona. En el siglo XX contó además con el ferrocarril del
Irati y con caja rural.

El centro hospitalario de Ecay perteneció a la Colegiata de Roncesvalles, y


posiblemente por hallarse en el camino de Lumbier, Sangüesa y Pamplona, fue
hospital de peregrinos. A mediados del siglo XIX poseía tierras y viñedos que
rentaban en 1843 unos setenta robos de trigo al año. Se desconoce la fecha en que
dejó de cumplir la función del Hospital.

Iglesia de San Martín


Monumentos y lugares de interés
Palacio
Aparece como de cabo de armería en la nómina oficial del Reino. El año 1621 inició
procedimiento para obtener plaza como caballero remisionado su poseedor don Alejos
Ruiz de Murillo. En 1727 don Miguel de Balanza, dueño del mayorazgo de Almoravid y
de este palacio, litigó con el fiscal y patrimonial para lograr el rebate de
cuarteles.

Arte
Dada la proximidad de Ecay al antiguo camino de peregrinos o “camino francés” a
Santiago de Compostela, cabe pensar que gozara de florecimiento económico y
artístico durante la Edad Media, tal y como todavía se advierte en la parroquia de
San Martín y queda confirmado por los documentos. El templo, construido sobre el
punto más alto del pueblo, se halla bajo la advocación del “apóstol de las Galias”,
San Martín de Tours, obispo y confesor. Es un pequeño edificio, realizado en
piedra, de acusado carácter rural. Presenta en planta una sola nave cubierta con
bóveda de medio cañón apuntando sobre arcos fajones que apean en ménsulas situadas
a mitad de altura de los muros. El ábside de su cabecera se cubre con bóveda de
horno precedida de tramo abovedado con cañón apuntado. La luz llega al interior a
través de la puerta de ingreso, abierta en el segundo tramo del muro de la epístola
y de la estrecha ventana que se localiza en el centro del ábside. Su portada
presenta arco de medio punto rebajado y siete arquivoltas sin decorar que apoyan en
finos baquetones unidos por una moldura ornada con decoración incisa de roleos.
Entre el primitivo tejaroz que la protegía, del que quedan algunos modillones, y el
tejado actual, colocado en un lugar más alto, se sitúa un crismón en bajorrelieve.
La torre campanario se encuentra adosado a los pies del templo; es de dos cuerpos y
del mismo material que aquel. A ella se accede por el interior desde el coro,
situado en alto y en el último tramo de la nave. Por las características formales
señaladas en su arquitectura la iglesia parece corresponder a una fecha avanzada
dentro del siglo XIII, acorde con una tradición románica tardía. En época
posterior, en los siglos XVI a XVII, le fueron añadidas sendas capillas laterales
junto a la cabecera, de planta rectangular y testero recto, a las que se dotó de
bóveda de cañón como sistema de cubierta. Finalmente, se incorporó una pequeña
sacristía en el lado de la epístola, junto a la capilla mayor, a la que se accede
directamente desde el presbiterio.

En su interior el mobiliario hoy es escaso y de época y estilo muy posteriores al


edificio. De época medieval únicamente se conserva una imagen, en madera
policromada, de Santa María entronizada con el Hijo sobre su regazo que, a pesar de
su restauración, aún conserva los rasgos de un modelo original románico avanzado.
Se localiza en la capilla correspondiente al lado del evangelio, aun cuando se sabe
documentalmente que en otro tiempo se encontraba en el retablo mayor, junto a la
imagen titular de San Martín. El retablo mayor ocupa todo el frente de la cabecera.
Es obra de carácter popular, en estilo barroco, configurada por un solo cuerpo de
tres calles y coronamiento. Su traza y mazonería se deben a Juan San Miguel,
maestro-arquitecto y ebanista de la villa de Urroz, al que se le pagaron tres mil
cien reales en 1725. La imagen central del santo obispo de Tours, en madera
policromada, aparece corresponder a un retablo anterior al actual, (siglo XVII)
mientras que los dos lienzos que la franquean, con San Fermín y San Francisco
Javier, son obra del pintor José Aloza, quien recibió por ellos la suma de
ochocientos treinta y dos reales en 1713. En las capillas laterales hubo “altares
antiguos”, el uno de San Blas y el otro de Santa Catalina que han desaparecido.

Pero el mejor ornato del templo lo constituían, originalmente, sus pinturas murales
que, formando diversas composiciones, cubrían a la capilla mayor y las paredes
laterales. Al cabo del tiempo y quizá debido a su deterioro se consideró oportuno
ocultarlas, para lo cual se dispuso un gran retablo de mazonería en la cabecera y
se cubrió con cal el resto de los muros. La decoración mejor conservada es aquella
que ocupa la mayor parte media e inferior del ábside, oculta por el retablo mayor.
Allí se representan pasajes de la leyenda de San Martín encuadrados por fingidas
arquitecturas y enriquecidas por textos explicativos de su significado en la parte
inferior de cada escena. De izquierda a derecha se encuentran: La aparición de
Cristo a San Martín, el Milagro del pino derribado, la Resurrección de un
catecúmeno por el Santo y la Consagración de Martín como obispo de Tours. Del mismo
estilo son otras composiciones semiocultas por el enlucido que ocupan la parte
derecha del presbiterio y el segundo tramo del lado del evangelio. Allí se reconoce
la Detención de San Blas, obispo de Sebasta, por orden del gobernador romano, y a
San Cristóbal con el Niño sobre su hombro izquierdo, respectivamente.
Estilísticamente todas ellas pertenecen al estilo “francogótico” o lineal,
obediente a modelos pictóricos de influencia francesa, de cuidadoso dibujo y
brillante policromía. Se propone su adscripción al taller o talleres que
desarrollaron su actividad en la zona pamplonesa del sureste y en la zona norte de
la provincia de Zaragoza durante el segundo tercio del siglo XIV, con interesantes
realizaciones en el campo de la pintura mural y de la pintura sobre tabla.

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