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Este documento discute la diferencia entre un tercero y un tercerista en un proceso legal. Un tercero se convierte en parte del proceso porque tiene interés en el objeto del litigio, mientras que un tercerista tiene un derecho propio y no se convierte en parte, sino que participa circunstancialmente. El documento analiza un caso específico donde una persona fue admitida incorrectamente como tercerista en lugar de tercero, lo que afectó su derecho a tutela judicial efectiva.
Este documento discute la diferencia entre un tercero y un tercerista en un proceso legal. Un tercero se convierte en parte del proceso porque tiene interés en el objeto del litigio, mientras que un tercerista tiene un derecho propio y no se convierte en parte, sino que participa circunstancialmente. El documento analiza un caso específico donde una persona fue admitida incorrectamente como tercerista en lugar de tercero, lo que afectó su derecho a tutela judicial efectiva.
Este documento discute la diferencia entre un tercero y un tercerista en un proceso legal. Un tercero se convierte en parte del proceso porque tiene interés en el objeto del litigio, mientras que un tercerista tiene un derecho propio y no se convierte en parte, sino que participa circunstancialmente. El documento analiza un caso específico donde una persona fue admitida incorrectamente como tercerista en lugar de tercero, lo que afectó su derecho a tutela judicial efectiva.
El tercero se convierte en parte (intervención procesal) porque tiene interés en el objeto
del proceso, mientras que el tercerista tiene un derecho propio y no se convierte en parte, su participación en el proceso es circunstancial. TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA - SALA CIVIL LIQUIDADORA Auto Supremo: Nº 628 de 12 de Diciembre de 2014 (…) CONSIDERANDO II: DE LOS HECHOS QUE MOTIVAN LA IMPUGNACIÓN . Denuncia que el Auto de Vista N° 364/2009 es un fallo no acorde a los antecedentes del proceso, que se violentó el ordenamiento jurídico por errónea interpretación y aplicación de la ley, siendo que la demanda de tercería de dominio excluyente se tramito sin el debido proceso, sin observar los artículos 3 numeral 1) y 191 ambos del Código de Procedimiento Civil, sin analizar que el bien objeto de la Litis es producto de transferencias de distintos propietarios, y distintas tradiciones, coincidiendo simplemente en el plano de ubicación, además que la certificación de ubicación y aprobación de plano que cursa a folios 58 está a su favor. Acusa que el Auto de Vista de forma llana y simple se apoya en la referencia al derecho propietario del tercerista para confirmar el fallo del A qua, sin tomar en cuenta las prueba de folios 1 a 16 que tienen fuerza probatoria establecida por los artículos 1287 y 1289 numerales I y III del Código Civil y artículos 399 y 400 del Código de procedimiento Civil, vulnerándose el artículo constitucional 115 parágrafo II). Acusa que el tercerista no especifico en que numeral del artículo 358 del Código de Procedimiento Civil apoya su petición y de manera ligera menciona los tres numerales, además que vulnera también dicho artículo al no abrir termino probatorio incumpliendo 10 establecido por el artículo 90 del mismo cuerpo legal, provocando indefensión. Por otro lado el Auto de primera instancia resuelve solamente la tercería de dominio excluyente, y no así la demanda principal. Por lo que en definitiva el Auto de Vista al confirmar la Sentencia de 24 de abril de 2009 de fojas 81 vuelta a 82 incurre en violación de error de apreciación e interpretación de la ley, incumpliendo el articulo 3 numeral 1) y 191 del Código del Procedimiento Civil, provocándole indefensión dentro el proceso conforme el artículo 115 parágrafo 11de la Constitución Política del Estado, coartando su derecho de inscripción de su propiedad garantizada por el artículo 56 de la norma constitucional. Concluyendo confusamente, manifestando que de acuerdo al artículo 253 numerales 1) y 3) del Código de Procedimiento Civil interpone recurso de Casación para este Tribunal Supremo de Justicia en Vista de materia Case el Auto recurrido en la forma y en el fondo anulando obrados hasta el vicio más antiguo. CONSIDERANDO III.- FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN.- El artículo 252 del Código de Procedimiento Civil, faculta al Tribunal de Casación “anular de oficio todo proceso en el que se encontraren infracciones que interesan al orden público, disposición legal que se relaciona con el artículo 90 del Adjetivo Civil, que otorga calidad de orden público a las normas procesales y por tanto el cumplimiento obligatorio de las partes, a través de la sucesión de actos procesales desarrollados dentro del proceso, asimismo, el artículo 106 del actual Código Procesal Civil, Ley N° 439, de fecha 25 de noviembre de 2013, previene que la nulidad podrá ser declarada de oficio o a pedido de parte en cualquier estado del proceso) cuando la ley lo califique expresamente", en concordancia con el artículo 5 y puestos en vigencia por las disposiciones transitorias en su cláusula segunda punto 4, en el entendido, de que se hubieran vulnerado las garantías constitucionales de las partes o de una de ellas y que no se trate simplemente de anular de oficio por meras formalidades que no tengan efecto trascendental, el objeto entonces es verificar si en ellos se observaron las formas esenciales que hacen eficaz a un proceso de conocimiento y fundamentalmente, que las resoluciones que contenga sean útiles en derecho y guarden la seguridad jurídica que las partes buscan a través de aquél. En ese marco de esa facultad, a los fines de decisión del recurso, debemos señalar: La tercería definida por la doctrina como la acción promovida por un tercero que se ve perjudicado por el embargo trabado sobre un bien que es de su propiedad o que interviene para exigir el ''pago preferencial de su crédito con el producto de la venta del bien embargado; asimismo señala que existen dos clases de tercerías, una de dominio, por la que el tercero alega ser el dueño, tener el dominio del bien embargado, otro de mejor derecho, por la cual el tercero alega tener mejor derecho que el embargante para quedarse con el producto de la venta del bien embargado. Lino Enrique Palacio en su obra Manual de Derecho Procesal Civil lo define como: "...la pretensión en cuya virtud una persona distinta a las partes intervinientes en un determinado proceso) reclama el levantamiento de un embargo trabad en dicho proceso sobre un bien de su propiedad) o el pago preferencial de un crédito con el producido de la venta del bien embargado”; por lo dicho la tercería es el proceso instado por una persona, alegando que tiene el dominio de los bienes que se han embargado u ostente un mejor derecho a cobrar con el importe de su venta, pudiendo oponerse a ambos litigantes o solo a uno de ellos. Así también Gonzalo Castellanos Trigo, señala que: "Nuestro procedimiento civil regula la participación de los terceros con el título de "tercerías"... Sin embargo, confunde totalmente los conceptos de "terceros y terceristas", o dicho de otra manera, entremezcla ambas participaciones procesales cuando jurídicamente son totalmente distintas, y, por consiguiente, nos lleva a una mala aplicación de estas instituciones procesales. A tal efecto, también señala que: " Tercero es el que interviene en el proceso; empero, cuando es admitido en el proceso, deja de ser tercero para convertirse en parte del proceso, por tener algún interés en la pretensión objeto del proceso. Mientras que el tercerista es la persona que no tiene ningún interés en la pretensión del proceso, y solo ingresa al juicio, para solicitar un desembargo o la preferencia del pago, y una vez conseguido su objetivo sale del proceso, empero jamás se convierte en parte del proceso". (Análisis Doctrinal y Jurisprudencial del Código de Procedimiento Civil Boliviano) De la anterior diferenciación que realiza el citado Autor y de la conceptualización doctrinal a la que se hizo referencia respecto a la tercería, podemos concluir en que la interposición de una tercería (de dominio), se la realiza fundando la misma en un interés propio y en un derecho positivo y de existencia cierta (artículo 356 Código de Procedimiento Civil), a los fines de limitar y hacer valer su derecho de dominio sobre algún bien que haya sido embargado y no así que a través de la tercería planteada en una demanda ordinaria de inscripción de derecho propietario como es del caso, pretendiendo excluir el inmueble en litigio que se pretende su inscripción en Derechos Reales, en el que necesariamente quien tenga interés en dicha pretensión tiene que apersonarse al proceso como tercero y no "tercerista", a los fines justamente de que siendo tercero pueda formar parte del proceso. Alex. G. Parada M. en su Libro la Tercería de Dominio Excluyente, citando a Fernández López indica que: "...expresa dos razones principales por las que la tercería de dominio excluyente no puede ser considerada un fenómeno de intervención procesal. 1) La intervención procesal es una figura típica del proceso de declaración, mientras que la tercería de dominio excluyente está pensada principalmente para los procesos de ejecución (ámbito de embargo ejecutivo), si bien son perfectamente posibles como oposición del tercero al embargo preventivo. 2) La intervención procesal es un cauce procesal genérico que permite ejercitar distintas acciones y oponerse inclusive al objeto del proceso. La tercería de dominio excluyente se refiere a una acción específica que pretende en forma concreta el levantamiento del embargo erróneamente trabado sobre un bien o derecho de su propiedad...". En el caso que nos ocupa María Victoria de Arancibia por escrito de folios 44 (foliación en literal y numeral de color negro) se apersono poniendo de manifiesto su interés de la supuesta afectación de su terreno, pretendiendo su intervención en tal calidad (tercera), se tiene que tal reclamación no fue admitido por el operador de justicia conforme se evidencia a folios 50 vuelta (foliación literal y numeral de color negro), fojas 51 vuelta (foliación en numeral de color azul), afectando la tutela judicial efectiva de la mencionada justiciable; y con dicha determinación fue el propio juez quien provoco que se deduzca indebidamente una tercería de dominio excluyente. Pues ciertamente tras no aceptar la intervención de María Victoria de Arancibia, dicha justiciable, la misma inducida por el error provocada por el A quo, interpone por escrito de folios 75 a 76 de obrados indebidamente a través de su apoderado la Félix Arancibia Martínez tercería de dominio excluyente dentro la demanda ordinaria de inscripción en Derechos Reales, seguido por Juanito Copa Flores contra el Registrador de Derechos Reales representada por su registrador Carlos Nayar, lo cual por providencia de folios 76 vuelta fue admitida también indebidamente. Evidentemente es distinta la naturaleza de una tercería de dominio excluyente a la de la intervención de un tercero excluyente y dada la manifiesta impertinencia de la tercería excluyente opuesta por Félix Arancibia Martínez en representación legal de María Victoria de Arancibia, este Tribunal considera que al acoger favorablemente la pretensión el Juez A quo y el Tribunal Ad quem han aplicado la norma de manera incorrecta, porque no puede a través de una tercería de dominio excluyente se reconozca el dominio del objeto del litigo, excluir el inmueble que dice ser de su propiedad; es más, conforme establece el artículo 364 parágrafo III del Código de Procedimiento Civil al ser declarada probada la tercería por el Juez de Primera Instancia y confirmada por el Tribunal de Alzada, el efecto de la misma sólo es para ordenar el desembargo inmediato del bien y no así para excluir del proceso el inmueble ubicado en la U.V. 160, Mz. 35, lote 40 del barrio San Antonio zona plan 3000 con una superficie de 360 mts2; por 10 que este Tribunal de Casación se inhibe de hacer mayores consideraciones, toda vez que la pretensión formulada en la tercería correspondía ser planteada como intervención de un tercero, aspecto que también se encuentra estipulado en el artículo 4 parágrafo 111de la Ley N° 2372 cuando menciona que ante la existencia de conflicto por el derecho propietario entre los ocupantes y "terceros", se interpondrá demanda de usucapión masiva ante Juez competente; es decir que esta norma prevé la intervención de "terceros" y no como "terceristas"; pues serán ellos que ante su intervención como terceros formarán en lo futuro parte del proceso en el que se dilucidará su mejor derecho o pretensión reclamada, y dicha oposición sea resuelta en resolución final, a efectos de los alcances del artículo 194 del Código de Procedimiento Civil. Por los fundamentos legales expuestos, no cabe sino pronunciar resolución dando aplicación a la nulidad establecida por el artículo 252 del Código de Procedimiento Civil y artículo 106 del actual Código Procesal Civil, Ley N° 439. POR TANTO: La Sala Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia del Estado Plurinacional de Bolivia, con la facultad conferida por el parágrafo 1 numeral 1) del artículo 42 concordante con la disposición Transitoria Octava de la Ley del Órgano Judicial y en aplicación a lo dispuesto del artículos 252 del Código de Procedimiento Civil, asimismo, el artículo 106 del actual Código Procesal Civil, Ley N° 439, ANULA obrados hasta la providencia de fecha 21 de noviembre de 2008 cursante a fojas 50 (foliación literal y numeral de color negro), la misma hoja también con folio 51 vuelta (foliación en numeral de color azul), es decir, hasta el estado que el Juez A quo en mérito de las consideraciones esgrimidas en la presente resolución atienda debidamente la pretensión establecida por escrito de folios 44 (foliación literal y numeral de color negro) de la justiciable María Victoria Arancibia. Siendo inexcusable el error en que han incurrido el Juez y los Vocales signatarios de la providencia observada y Auto Vista impugnado, se les impone multa de Bs. 200.oo a cada uno de ellos. TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA -SALA CIVIL Auto Supremo: 275/2013de 27 de mayo 2013 Expediente: LP-20-13- S. Partes: Roció Violeta Ferrufino Oliver. c/ Derechos Reales de Achacachi. Proceso: Ordinario de conversión de anotación preventiva en inscripción definitiva.
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Auto Supremo: 528/2012 de 14 de diciembre de 2012. (…) FUNDAMENTOS DE LA RESOLUCIÓN: A los fines de la presente resolución y conforme se tiene interpuesta la tercería incoada por Héctor Martín Uriarte Peláez, debemos puntualizar lo siguiente: 1.- La tercería definida por la doctrina como la acción promovida por un tercero que se ve perjudicado por el embargo trabado sobre un "bien que es de su propiedad" o que interviene para exigir el "pago preferencial" de su crédito con el producto de la venta del bien embargado. Asimismo señala que existen dos clases de tercerías, una de dominio, por la que el tercero alega ser el dueño, tener el dominio del bien embargado otro de mejor derecho, por la cual el tercero alega tener mejor derecho que el embargante para quedarse con el producto de la venta del bien embargado (ej: acreedor hipotecario mejor derecho que el quirografario). 2.- De otro lado Gonzalo Castellanos Trigo, señala que: "Nuestro procedimiento civil regula la participación de los terceros con el título de "tercerías"... Sin embargo, confunde totalmente los conceptos de "terceros y terceristas", o dicho de otra manera, entremezcla ambas participaciones procesales, cuando jurídicamente son totalmente distintas, y, por consiguiente, nos lleva a una mala aplicación de estas instituciones procesales". A tal efecto, también señala que: "Tercero es el que interviene en el proceso; empero, cuando es admitido en el proceso, deja de ser tercero para convertirse en parte del proceso, por tener algún interés en la pretensión objeto del proceso. Mientras que el tercerista es la persona que no tiene ningún interés en la pretensión del proceso, y solo ingresa al juicio, para solicitar un desembargo o la preferencia del pago, y una vez conseguido su objetivo sale del proceso, empero jamás se convierte en parte del proceso". (Análisis Doctrinal y Jurisprudencial del Código de Procedimiento Civil Boliviano). 3.- De la anterior diferenciación que realiza el citado Autor y de la conceptualización doctrinal a la que se hizo referencia respecto a la tercería, podemos concluir en que la interposición de una tercería (de dominio), se la realiza fundando la misma en un interés propio y en un derecho positivo y de existencia cierta (art. 356 cpc) a los fines de limitar y hacer valer su derecho de dominio sobre algún bien que haya sido embargado y no así que a través de la tercería planteada en una usucapión como es del caso se pretenda excluir determinados terrenos del total de inmuebles a usucapir, en el que necesariamente quien tenga interés en dicha pretensión tiene que apersonarse al proceso como "tercero" y no "tercerista", a los fines justamente de que siendo tercero pueda formar parte del proceso. Es así que Alex. G. Parada Mendia en su Libro la Tercería de Dominio Excluyente, señala que la tercería de dominio no es un caso de intervención procesal, y citando a Fernández López indica que: "expresa dos razones principales por las que la tercería de dominio excluyente no puede ser considerada un fenómeno de intervención procesal. a) La intervención procesal es una figura típica del proceso de declaración, mientras que la tercería de dominio excluyente está pensada principalmente para los procesos de ejecución (ámbito de embargo ejecutivo), si bien son perfectamente posibles como oposición del terreno al embargo preventivo. b) La intervención procesal es un cauce procesal genérico que permite ejercitar distintas acciones y oponerse inclusive al objeto del proceso. La tercería de dominio excluyente se refiere a una acción específica que pretende en forma concreta el levantamiento del embargo erróneamente trabado sobre un bien o derecho de su propiedad". En el caso que nos ocupa Héctor Martín Uriarte Peláez interpuso tercería de dominio excluyente dentro del proceso de usucapión masiva extraordinaria incoada por el Viceministerio de Urbanismo y Vivienda respecto de los lotes de terreno ubicados en la Urbanización Pedro Domingo Murillo de la ciudad de El Alto y cuya pretensión la realiza a los efectos de excluir del proceso de usucapión masiva los lotes de terreno que son de su propiedad, ubicados en el Manzano Nº 26 y que se encuentran signados con los Nº 2, 23, 25, 33, 30 y 34. Y por lo que mencionamos de manera precedente, el planteamiento de dicha tercería debió ser analizado y considerado en ese sentido, es decir que su planteamiento sólo debió surtir sus efectos en caso de que la pretensión haya sido con motivo del levantamiento de un embargo erróneamente trabado sobre un bien o derecho de propiedad; toda vez que la tercería no es una acción declarativa de dominio, sino de exclusión de la cosa del embargo. Ahora, siempre en el mismo contexto de lo antes indicado por los Autores citados, si Héctor Uriarte Pelaéz pretendía excluir los seis lotes de terreno del Manzano Nº 26 de la usucapión, debió apersonarse al proceso, no como tercerista sino como tercero para posteriormente convertirse en parte del proceso y hacer prevalecer su mejor derecho de dominio que dice tener sobre los seis lotes de terreno citados; y no deduciendo una tercería de dominio excluyente sino apersonándose en calidad de tercero excluyente para ser integrado a la litis y en esa posición de parte del proceso poder reclamar su pretensión que resultaría excluyente en relación a las pretensiones del demandante y del demandado. Siendo distinta la naturaleza de una tercería de dominio excluyente a la de la intervención de un tercero excluyente y dada la manifiesta impertinencia de la tercería excluyente opuesta por Héctor Uriarte Peláez, este Tribunal considera que al acoger favorablemente la pretensión los Tribunales de instancia, han aplicado la norma de manera incorrecta, porque no puede a través de una tercería de dominio excluyente por la que se reconozca el dominio del objeto del litigo, excluir los terrenos que dice ser de su propiedad; es más conforme establece el art. 364 parágrafo III al ser declarada probada la tercería por los Tribunales de instancia, el efecto de la misma sólo es para ordenar el desembargo inmediato del bien y no así para excluir el Manzano Nº 26 de la Urbanización citada; por lo que este Tribunal de Casación se inhibe de hacer mayores consideraciones, toda vez que la pretensión formulada en la tercería correspondía ser planteada como intervención de un tercero, aspecto que también se encuentra estipulado en el art. 4 parágrafo III de la Ley Nº 2372 cuando menciona que ante la existencia de conflicto por el derecho propietario entre los ocupantes y "terceros", se interpondrá demanda de usucapión masiva ante Juez competente; es decir que esta norma prevé la intervención de "terceros" y no como "terceristas"; pues serán ellos que ante su intervención como terceros formarán en lo futuro parte del proceso en el que se dilucidará su mejor derecho o pretensión reclamada. Que, dentro la particularidad de la Ley 2372 (modificada por la Ley Nº 2717) y en cuanto a las características de este proceso que se considera justamente como especial, se prevé que en cualquiera de los presupuestos previstos en el inc. a) y b) del párrafo IV del art. 4 de la Ley Nº 2372, en caso de existir conflicto por mejor derecho de propiedad entre ocupantes y terceros, debe ser resuelto a través del proceso de usucapión masiva en sentencia; siendo ese el momento en el que el Juez de la causa ponderará los derechos y se pronunciará declarando el derecho a favor de los ocupantes o a favor de los terceros el mismo consiguientemente, dentro la sustanciación de este trámite especial de regulación de derecho propietario urbano, resulta impertinente la formulación de una tercería de dominio excluyente pretendiendo a través de ella que el juez se pronuncie con carácter previo respecto de una exclusión del derecho de propiedad del inmueble del Manzano Nº 26 como planteó Héctor Martín Uriarte Peláez; por lo que los Tribunales de instancia al haber resuelto sobre dicha exclusión que los hechos suponen oposición al derecho que persiguen los poseedores, obraron incorrectamente, pues como se señaló correspondía que en sentencia el Juez realice la ponderación del derecho de los poseedores frente al derecho de terceros que aleguen titularidad, además corresponderá aclarar que conforme se tiene desarrollado del concepto de la tercería y del tercero, que la persona que se considere titular de un inmueble que esté siendo objeto de un trámite de usucapión masiva, debe hacer valer su pretendido derecho, a través de su intervención en el proceso como tercero y no como tercerista, para que dicha oposición sea resuelta en sentencia, a efectos de los alcances del art. 194 del Código de Procedimiento Civil.
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Auto Supremo: Nº 476 de 10 de octubre de 2014 (…) Respecto a lo compendiado en los puntos 1, 3 y 8 las denuncias del recurso de casación, por el cual la recurrente refiere que el Auto de Vista Nº 51/09 de 13 de febrero de 2009 es incongruente e incumple el Auto Supremo Nº 280, que fue concreto al señalar que la resolución anulada no era exhaustiva en cuanto a la demanda reconvencional y a la tercería de dominio excluyente; y, que en su considerando 3) incumplió la aplicación preferente de los incisos 2) y 3) del artículo 192 del Código de Procedimiento Civil. Que, la incongruencia sale a fojas 379 en su segundo considerando punto cuarto, dado que la tercería de dominio excluyente se encuentra prevista en los artículos 359 y 364 del Código de Procedimiento Civil, debió existir identidad entre el fallo y de la controversia; siendo obligación del Juez no fallar más allá de lo pretendido, ni menos de lo concedido, ni sobre cosa distinta. Además de que el Banco Económico S.A. es absolutamente ajeno a la litis invocada, además de que su apersonamiento se dio en segunda instancia cuando el Tribunal de alzada ya había decreto autos para el pronunciamiento de su sentencia, estando cerrado el debate, momento procesal en el que la tercería de dominio excluyente no es pertinente a efectos de su consideración. Cabe señalar que, la tercería está definida por la doctrina jurídica como la acción promovida por un tercero que se ve perjudicado por el embargo trabado sobre un "bien que es de su propiedad" o que interviene para exigir el"pago preferencial" de su crédito con el producto de la venta del bien embargado. Asimismo señala que existen dos clases de tercerías, una de dominio, por la que el tercero alega ser el dueño, tener el dominio del bien embargado; otro de mejor derecho, por la cual el tercero alega tener mejor derecho que el embargante para quedarse con el producto de la venta del bien embargado. Lino Enrique Palacio en su obra Manual de Derecho Procesal Civil lo define como: “…la pretensión en cuya virtud una persona distinta a las partes intervinientes en un determinado proceso, reclama el levantamiento de un embargo trabado en dicho proceso sobre un bien de su propiedad, o el pago preferencial de un crédito con el producido de la venta del bien embargado”; por lo dicho la tercería es el proceso instado por una persona, alegando que tiene el dominio de los bienes que se han embargado u ostenta un mejor derecho a cobrar con el importe de su venta y puede oponerse a ambos litigantes o solo a uno de ellos. Así mismo, Gonzalo Castellanos Trigo, señala que: "Nuestro procedimiento civil regula la participación de los terceros con el título de "tercerías...” Sin embargo, confunde totalmente los conceptos de "terceros y terceristas", o dicho de otra manera, entremezcla ambas participaciones procesales, cuando jurídicamente son totalmente distintas, y, por consiguiente, nos lleva a una mala aplicación de estas instituciones procesales". A tal efecto, también señala que: "Tercero es el que interviene en el proceso; empero, cuando es admitido en el proceso, deja de ser tercero para convertirse en parte del proceso, por tener algún interés en la pretensión objeto del proceso. Mientras que el tercerista es la persona que no tiene ningún interés en la pretensión del proceso, y solo ingresa al juicio, para solicitar un desembargo o la preferencia del pago, y una vez conseguido su objetivo sale del proceso, empero jamás se convierte en parte del proceso". (Análisis Doctrinal y Jurisprudencial del Código de Procedimiento Civil Boliviano). De la anterior diferenciación que realiza el citado Autor y de la conceptualización doctrinal a la que se hizo referencia respecto a la tercería, podemos concluir en que la interposición de una tercería (de dominio), se la realiza fundando la misma en un interés propio y en un derecho positivo y de existencia cierta (artículo 356 del Código de Procedimiento Civil) a los fines de limitar y hacer valer su derecho de dominio sobre algún bien que haya sido embargado y no así que a través de la tercería planteada en un proceso ordinario donde necesariamente quien tenga interés en dicha pretensión tiene que apersonarse al proceso como "tercero" y no "tercerista", a los fines justamente de que siendo tercero pueda formar parte del proceso. Es así que Alex. G. Parada Mendía en su Libro la Tercería de Dominio Excluyente, señala que la tercería de dominio no es un caso de intervención procesal, y citando a Fernández López indica que: "expresa dos razones principales por las que la tercería de dominio excluyente no puede ser considerada un fenómeno de intervención procesal. a) La intervención procesal es una figura típica del proceso de declaración, mientras que la tercería de dominio excluyente está pensada principalmente para los procesos de ejecución (ámbito de embargo ejecutivo), si bien son perfectamente posibles como oposición del terreno al embargo preventivo. b) La intervención procesal es un cauce procesal genérico que permite ejercitar distintas acciones y oponerse inclusive al objeto del proceso. La tercería de dominio excluyente se refiere a una acción específica que pretende en forma concreta el levantamiento del embargo erróneamente trabado sobre un bien o derecho de su propiedad". En el caso que nos ocupa, Jesús Oscar Lima Lobo en representación legal del Banco Económico S.A. interpuso tercería de dominio excluyente dentro del proceso de usucapión decenal, mejor derecho de propiedad y posesión restitutoria, seguido por Rosa Angélica Loayza Urquidi contra Francisca Paucara Vda. de Ticona y otros, y la reconvención de mejor derecho de propiedad, reivindicación, resarcimiento de daños y perjuicios, respecto al bien inmueble ubicado en la zona Cota Cota, calle Nº 377; por lo que el planteamiento de dicha tercería debió ser analizado y considerado en ese sentido, es decir que su planteamiento sólo debe surtir efectos en caso de que la pretensión sea con motivo del levantamiento de un embargo, lo cual no acontece en el caso de autos en el cual se está dirimiendo una pretensión referida a un derecho de propiedad, en el entendido de que la tercería de dominio no es una acción declarativa de dominio, sino de exclusión de la cosa del embargo. De lo cual se evidencia la incongruencia en la que incurrió el Tribunal de alzada en el pronunciamiento del Auto de Vista Nº 51/2009 el cual se apartó de lo previsto por el artículo 192 incisos 2) y 3) del Código de Procedimiento Civil, concordante con el artículo 236 de ese mismo cuerpo de leyes. Debiendo siempre entenderse que la naturaleza de una tercería de dominio excluyente, no es la misma que la de la intervención de un tercero excluyente, en el proceso; aspecto que fue mal apreciado por el Tribunal de alzada, puesto que acogió favorablemente la pretensión de esa tercería, dentro de un proceso en el cual está en controversia el derecho de dominio, aplicando así de forma incorrecta la norma, en perjuicio del desarrollo normal del proceso. Por lo demás, en relación a la posibilidad de interposición de una tercería de dominio excluyente en segunda instancia una vez cerrado el debate, aspecto que fue también observado en el punto 3 de las denuncias efectuada por la recurrente; corresponde recordar los conceptos procesales. Así tenemos que los principios procesales son considerados como las directrices u orientaciones generales en el que se inspira cada ordenamiento jurídico procesal. Así el tratadista Podetti refiere: "los principios procesales deben aplicarse con criterio despierto y actual, estructurando las instituciones procesales que de ellos resulten e interpretándolos en un sentido armónico con las necesidades de la justicia en relación al tiempo y al pueblo donde han de aplicarse", también sobre la definición de los principios procesales, José Ovalle Favela, en su obra Teoría General del Proceso (Editorial Oxford, quinta edición, México 2001, pág. 192), los define como: "Aquellos criterios o ideas fundamentales, contenidos en forma explícita o implícita en el ordenamiento jurídico, que señalan las características principales del derecho procesal y sus diversos sectores, y que orientan el desarrollo de la actividad procesal", concluyendo que los mismos son criterios contenidos en cada cuerpo normativo explicito y/o implícitamente que tienen la finalidad de orientar el desarrollo del proceso. Debiendo relacionar esta definición a la previsión establecida en el artículo 204 parágrafo III del Código de Procedimiento Civil que respecto al plazo para el pronunciamiento de la resolución de segunda instancia, señala: “Los Autos de Vista y los de casación se pronunciarán dentro del plazo de treinta días, computables desde la fecha en que se sorteare el expediente” concordante con el artículo 396 de ese mismo cuerpo legal, cuyo texto es el siguiente: "(Efectos del Decreto de Autos).- Dictada la providencia de Autos quedará cerrada toda discusión y no podrán presentarse escritos ni producirse pruebas, excepto si el Juez usare de la facultad conferida en el artículo 378. En este caso el plazo para dictar Sentencia quedará suspendido por los días que requiriere la producción de la prueba", de la cual la primera parte tiene concordancia con la norma antes citada, debiendo razonarse en el entendido de que el Juez ya ha analizado la controversia y evaluado el proceso; razón por la cual, la última parte de ese artículo es determinante en relación a la excepción que contempla. El efecto que genera el decreto de autos, es que el debate queda cerrado a partir de ese momento, lo que en definitiva impide a las partes formular observaciones o pedir aclaraciones respecto a lo debatido. En el caso presente a fojas 278 vuelta, cursa el “decreto de autos” de 4 de septiembre de 2003, dictado por el Tribunal de alzada, el cual según se evidencia de la revisión de obrados, no es anterior a la interposición de la tercería de dominio excluyente planteada por el Banco económico S.A. en fecha 22 de mayo de 2003, cursante a fojas 271 a 272; siendo por tanto falsa la afirmación de la recurrente respecto a este aspecto.
Ley de Amparo, reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos 2016: Comentada y con jurísprudencia