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MEDIO AMBIENTE.
Esta colocación sistemática del artículo 45 en la C.E hace que sobre el mismo
sea de aplicación el apartado 3 del artículo 53 que dispone que:
“El reconocimiento, el respeto y la protección de los principios reconocidos en el Capítulo III
informarán la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación de los poderes públicos. Sólo
podrán ser alegados ante la Jurisdicción ordinaria de acuerdo con lo que dispongan las leyes que los
desarrollen.”
Recuérdese el resto de los preceptos del artículo 53 CE, que establecen:
“1. Los derechos y libertades reconocidos en el Capítulo II del presente Título vinculan a todos los
poderes públicos. Sólo por ley, que en todo caso deberá respetar su contenido esencial, podrá
regularse el ejercicio de tales derechos y libertades, que se tutelarán de acuerdo con lo previsto en
el artículo 161, 1, a).
2. Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y derechos reconocidos en el
artículo 14 y la Sección 1ª. del Capítulo II ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento
basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su caso, a través del recurso de amparo
ante el Tribunal Constitucional. Este último recurso será aplicable a la objeción de conciencia
reconocida en el artículo 30”.
POR TANTO:
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La primera consecuencia de la presencia del medio ambiente en dicho
Capítulo III es: SU NO RECONOCIMIENTO COMO DERECHO
FUNDAMENTAL, al efecto de interponer en su defensa el recurso de amparo.
Además, lo cual implica que la regulación del medio ambiente no está sometida a
reserva de Ley orgánica del artículo 81.
Segunda consecuencia: Tampoco le es aplicable el principio de reserva de ley,
ni el de la garantía de su contenido esencial, que el artículo 53.1 reserva sólo a los
derechos y libertades reconocidos en el Capítulo II del Título I. Por consiguiente, la
ausencia de reserva de Ley permite su regulación mediante reglamentos
independientes.
Que el medio ambiente se sitúe dentro de los “principios” económicos y sociales no
significa que el artículo 45 no sea una verdadera norma jurídica, debido al valor
normativo de todos los preceptos de la Constitución afirmado por la mejor doctrina
(GARCÍA DE ENTERRÍA, entre otros) y reconocido por el Tribunal Constitucional
(STC 1/1981) y el Tribunal Supremo (SSTS de 25 de abril de 1989, 18 de abril de 1990
y 26 de diciembre de 1991).
Tercera consecuencia es que los efectos expresamente reconocidos en el
artículo 53.3, son que debe informar la legislación positiva, la práctica judicial y la
actuación de los poderes públicos.
Por último, hay que señalar que el medio ambiente puede aparecer protegido
como derecho fundamental como contenido de otros derechos, como el derecho a la
integridad física y moral del artículo 15 CE, y como al derecho al respeto de la vida
privada y familiar del artículo 18 CE, lo que ha sido acogido por nuestro Tribunal
Constitucional en la STC 119/2001, de 24 de mayo, en la que, siguiendo la línea
iniciada por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (que tiene su sede en
Estrasburgo –Francia-) en el caso López Ostra y otros posteriores, donde declaró
que el ruido puede afectar tanto al derecho a la integridad física y moral, como al
derecho al respeto de la vida privada y familiar.
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— la calidad de la vida, y
— el propio medio ambiente.
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Por legislación básica del Estado, debe entenderse la legislación que establece
el Estado (a través de Leyes e incluso Reglamentos) en la que contiene un mínimo
común normativo igual para todas las CCAA, cuyos estándares de protección
ambiental pueden ser mejorados (superados) por medio de sus “disposiciones
adicionales de protección”.
“2. El Municipio ejercerá en todo caso como competencias propias, en los términos de la
legislación del Estado y de las Comunidades Autónomas, en las siguientes materias:
b) Medio ambiente urbano: en particular, parques y jardines públicos, gestión de los residuos
sólidos urbanos y protección contra la contaminación acústica, lumínica y atmosférica en las
zonas urbanas.
c) Abastecimiento de agua potable a domicilio y evacuación y tratamiento de aguas
residuales”.
Art. 26:
“1. Los Municipios deberán prestar, en todo caso, los servicios siguientes:
a) En todos los Municipios: alumbrado público, cementerio, recogida de residuos, limpieza viaria,
abastecimiento domiciliario de agua potable, alcantarillado, acceso a los núcleos de población y
pavimentación de las vías públicas.
b) En los Municipios con población superior a 5.000 habitantes, además: parque público, biblioteca
pública y tratamiento de residuos.
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c) En los Municipios con población superior a 20.000 habitantes, además: protección civil, evaluación
e información de situaciones de necesidad social y la atención inmediata a personas en situación o
riesgo de exclusión social, prevención y extinción de incendios e instalaciones deportivas de uso público.
d) En los Municipios con población superior a 50.000 habitantes, además: transporte colectivo urbano
de viajeros y medio ambiente urbano”.
2.- Los Municipios, cuya población supere los 5.000 habitantes, además de los
servicios anteriores, deben prestar los servicios:
a) Parque público,
b) Tratamiento de residuos.
3.- Los Municipios, cuya población supere los 50.000 habitantes, además de los
servicios anteriores, deben prestar los servicios que se albergan bajo la
denominación “medio ambiente urbano” (que no se encuentren ya obligados a
prestar) que son:
“2. En los municipios con población inferior a 20.000 habitantes será la Diputación provincial
o entidad equivalente la que coordinará la prestación de los siguientes servicios:
a) Recogida y tratamiento de residuos.
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b) Abastecimiento de agua potable a domicilio y evacuación y tratamiento de aguas residuales.
c) Limpieza viaria.
d) Acceso a los núcleos de población.
e) Pavimentación de vías urbanas.
f) Alumbrado público.
Para coordinar la citada prestación de servicios la Diputación propondrá, con la conformidad
de los municipios afectados, la forma de prestación, consistente en la prestación directa por la
Diputación o la implantación de fórmulas de gestión compartida a través de consorcios,
mancomunidades u otras fórmulas”.