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n el resonante precedente de fecha 24/2/2009 dictado en la

causa 'Halabi, Ernesto c. PEN - ley 25.873 - dec. 1563/04


s/amparo ley 16.986' (publicado en SJA del 22/4/2009)
nuestra Corte Federal ha precisado que, junto a los 'derechos
individuales' y 'a los derechos de incidencia colectiva que
tienen por objeto bienes colectivos', la CN admite en el párr.
2º del art. 43 una tercera categoría conformada por los
'derechos de incidencia colectiva referentes a intereses
individuales homogéneo
Amparo Ambiental
por IRINA DAIANA BREST
14 de Enero de 2020
www.saij.gob.ar
Id SAIJ: DACF200005

BREVE DESCRIPCIÓN: El constituyente con la reforma constitucional argentina de 1994


al incorporar los arts. 41 y 43 significó un adelanto importante para la defensa del medio
ambiente en forma operativa y no solo declarativa, pues se consagró la acción de amparo
como herramienta para tutelar, entre otros, el derecho de todo habitante a gozar de un
ambiente sano y equilibrado. Ello también surge por instrumentos internacionales que
adquirieron jerarquía constitucional por el art. 75 inc.22, en especial por la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y en la Constitución de la Provincia de Corrientes en
los arts. 49, 52 y 67.

En este trabajo investigaré en particular el amparo ambiental como cuestión procesal y su


problemática actual en la labor diaria judicial, y la que desde una perspectiva garantista del
cese y reparación de los daños ambientales, le sea dado prodigar en el futuro, con el
propósito liminar de fortalecer nuestro Estado Constitucional de Derecho.

I. AMPARO. PRESUPUESTOS.

El art. 43 de la Constitucional Nacional Argentina dispone que: "Toda persona puede


interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio judicial
más idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o de particulares, que en
forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta, derechos y garantías reconocidas por esta Constitución, un tratado o una ley.
En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el
acto u omisión lesiva". En el segundo párrafo contempla el amparo ambiental al decir
que: "... Podrán interponer esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo
relativo a los derechos que protegen el ambiente, a la competencia, al usuario y
consumidor, así como a los derechos de incidencia colectiva en general, el afectado, el
Defensor del Pueblo y las asociaciones que propendan a esos fines registradas conforme
a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su organización".

El amparo constituye un proceso realmente simplificado, tanto en su aspecto temporal


como en cuanto a sus formas. Así ocurre porque su principal objeto es reparar de modo
urgente y eficaz. Es también, en verdad, un medio de impugnación extraordinario,
originalmente acuñado para asistir a todo ciudadano que tuviera interés en restablecer un
derecho fundamental vulnerado por la autoridad pública o por un particular. La función del
amparo consiste en examinar la legitimidad del o de los actos impugnados con la
finalidad de lograr, en su caso, la anulación del acto lesivo del derecho fundamental
restableciendo este último(1).

Lesionar supone ocasionar un daño específico, mientras que la alteración se vincula con
cambios o trasformaciones generados en el derecho fundamental; la restricción significa
reducir, disminuir, impedir o limitar el ejercicio de la garantía consagrada(2).

Ilegalidad es sinónimo de ilícito, es decir una conducta contraria a la ley. Sin embargo,
muchas veces un acto lesivo surge de comportamientos ajustados a derecho que siendo
legales (por su encuadre de iure) son ilegítimos por no estar respaldados por la
razonabilidad y criterio de justicia que todo acto constitucional porta intrínsecamente(3).

Por lo tanto, el Amparo es además de ser una acción, un derecho constitucional que llama
a los Tribunales a intervenir proactivamente, en este caso, a una protección efectiva al
derecho a la salud, calidad de vida y preservación del ambiente sano, equilibrado y apto
para el desarrollo humano respetando el principio de equidad intergeneracional.

II. DERECHO AMBIENTAL.

El art. 41 crea un derecho nuevo. En nuestro país, el derecho a un ambiente sano fue
considerado como uno de los derechos "no enumerados" de la CN(4). Y reconocido
como derecho humano por los Tratados Internacionales con jerarquía constitucional
(art. 75, inc. 22 CN) como la Convención Americana de los Derechos Humanos, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Americana de los
Derechos Humanos y Deberes del Hombre. Asimismo por las Convenciones de Estocolmo
de 1972, la Declaración de Rio de Janeiro de 1992, el Acuerdo de cooperación y asistencia
técnica entre el gobierno de la República Argentina y el gobierno de la República de Costa
Rica sobre protección del medio ambiente, el Plan de Aplicación de las Decisiones de la
Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y la Declaración Política de la citada
Cumbre Mundial realizada en Johannesburgo (Sudáfrica) en 2002 y otros instrumentos
de carácter supralegal.

Entre ambiente y salud existe una estrecha relación. Así se ha dicho que el derecho a
la tutela del ambiente o derecho al ambiente salubre puede considerarse una expresión del
derecho a la salud(5).

Del art. 41, CN, que enmarca el espacio y la finalidad en asuntos de conciencia ambiental
y de interacción ecológica, se infiere el dogma ambiental del ordenamiento jurídico
argentino, a través de reglas básicas que definen a nivel de principios el contenido jurídico
de la "ecuación ambiental" en la vida social. A saber: 1) el derecho universal al ambiente
sano; 2) el deber universal de preservación ambiental; 3) la preservación del patrimonio
natural y cultural y de la diversidad biológica; 4) la obligación de recomponer el ambiente
dañado; 5) la utilización racional de los recursos naturales; 6) la prohibición de ingresar
residuos peligrosos y radiactivos al territorio nacional y 7) la concurrencia de la legislación
ambiental en complementariedad entre Nación y provincias(6).

El constituyente ha hecho aquí un desdoblamiento a los efectos de evitar la anarquía


jurídica. Mantiene un criterio político sobre el marco de la legislación ambientalista general
o común y, al mismo tiempo, procura ser respetuoso de las autonomías locales para
legislar sobre otros aspectos del medio ambiente de manera complementaria(7).

Por lo tanto, las provincias conservando su potestad no delegada, asimismo los


municipios por ser autónomos (art. 123 de la Constitución Nacional, art. 161 de la
Constitución Provincial y cartas orgánicas respectivas) podrán complementar la
legislación nacional -y la provincial los municipios- como la Ley General del Ambiente
25.675, en donde acentúa principios ambientales como los de prevención, precautorios,
solidaridad, cooperación, progresividad, responsabilidad, sustentabilidad y equidad
intergeneracional.

III. CUESTION PROCESAL.

Las reglas procesales para la tramitación del amparo ambiental a nivel nacional surgen de
los arts. art. 43 de la Constitución Nacional, la ley 16.986 de Amparo y art. 321 del
CPCCN. En la Provincia de Corrientes se acude al art. 67 de nuestra Constitución
Provincial, a la ley 2.903 de Amparo, y al art. 321 del CPCC de la Provincia de Corrientes.
Además de la Jurisprudencia y doctrina imperantes en la materia.

Específicamente el Artículo 321 del CPCC Provincial establece que: "Será aplicable el
procedimiento sumarísimo: 1... 2 Cuando se reclamase contra un acto u omisión de un
particular que, en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta algún derecho o garantía explícita o implícitamente
reconocidos por la Constitución Nacional, siempre que fuere necesaria la reparación
urgente del perjuicio o la cesación inmediata de los efectos del acto, y la cuestión, por su
naturaleza, no deba sustanciarse por alguno de los procesos establecidos por este Código
u otras leyes."

IV. LEGITIMACION.

El art. 43 de la Constitución Nacional, primer párrafo establece: "Toda persona puede


interponer acción expedita y rápida de amparo..."; el segundo dispone: "Podrán interponer
esta acción contra cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los derechos que
protegen al ambiente... el afectado, el defensor y las asociaciones que propendan a esos
fines...". Y el art. 67 de la Constitución de la provincia de Corrientes que podrán
interponerla: "...el afectado, el Defensor del Pueblo y las asociaciones que propendan a
esos fines, registradas conforme a la ley".

La amplia legitimación, postura que comparto, se ha entendido que también surge del
derecho de reclamar el deber de todos los habitantes de preservar el medio ambiente que
se desprende del art. 41 de la Constitución Nacional.

La legitimación en los procesos donde se persigue la tutela de derechos de incidencia


colectiva, reconoce su fuente en el art. 43 de la Constitución Nacional y art. 67 de la
Constitución Provincial, que legitiman al "afectado", al "defensor del pueblo" y a las
"asociaciones" registradas conforme a la ley, para iniciar esta clase de acciones. No
obstante, esta disposición se complementa -en materia ambiental- con lo dispuesto por
el art. 30 de la ley 25.675, que establece: "Producido el daño ambiental colectivo, tendrán
legitimación para obtener la recomposición del ambiente dañado, el afectado, el Defensor
del Pueblo y las asociaciones no gubernamentales de defensa ambiental, conforme lo
prevé el artículo 43 de la Constitución Nacional, y el Estado nacional, provincial o
municipal; asimismo, quedará legitimado para la acción de recomposición o de
indemnización pertinente, la persona directamente damnificada por el hecho dañoso
acaecido en su jurisdicción(8).

En la causa Schroder, Juan c. Estado Nacional -Secretaría de Recursos Naturales-, la


CNFed.Cont. Adm., Sala III, en setiembre 8 de 1994, falló que el problema de legitimación
de los particulares no debe constituir una verdadera denegación del acceso a la justicia de
quienes se ven afectados por una medida estatal, según el art. 43 de la Constitución,
cuando se trata de la protección de los derechos relativos al ambiente, la acción podrá ser
interpuesta por el afectado.

Respecto al tema, Maite Herrán propone clasificar a los derechos individuales y los
derechos colectivos en la forma que lo ha hecho nuestra Corte Suprema de Justicia de la
Nación en la causa "Halabi": por un lado los derechos sobre bienes jurídicos individuales
(modelo tradicional del litigio singular), en segundo lugar, derechos sobre interés
individuales homogéneos (tanto el interés como la legitimación son individuales pero
existe una homogeneidad objetiva entre ellos y una sola causa o evento generador del
daño), y finalmente los derechos sobre bienes jurídicos colectivos, donde el bien
tutelado es colectivo y la titularidad le corresponde al grupo en general, no a cada
individuo en particular(9).

V. COMPETENCIA.

En esta materia, la competencia debe ser amplia, es decir que todos los jueces en turno
de todos los fueros e instancias, son competentes para entender en acciones de
Amparo, preservando la competencia territorial y asegurando el derecho a la doble
instancia consagrado en el art. 8º ap. H) de la Convención Americana de Derechos
Humanos, Pacto de San José de Costa Rica.

La Ley General del Ambiente Nº 25.675 dice en el primer párrafo de su art. 32 que: "La
competencia judicial ambiental será la que corresponda a las reglas ordinarias de la
competencia. El acceso a la jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá
restricciones de ningún tipo o especie." Así, la Ley Provincial de Corrientes de Amparo Nº
2903 establece en su art. 4 (Texto según art. 14 ley 5846) que: "Puede iniciarse la acción
de amparo en los tribunales letrados de cualquier fuero, grado o jurisdicción, en que
corresponda por razón de competencia y turno, excepto en la Cámara en lo Contencioso
Administrativo y Electoral y en el Superior Tribunal de Justicia." Sin embargo, en
la Constitución Provincia de Buenos Aires, artículo 20 inc. 2ª, circunscribe la competencia
para entender las acciones de amparo a cualquier juez pero de primera instancia según lo
establece su reglamentación legal (art. 4 de la ley 7166, t.o. decreto 1067/95).

Asimismo, la ley 16.986 establece en su art. 4º que: "Será competente para conocer de la
acción de amparo el juez de Primera Instancia con jurisdicción en el lugar en que el acto
se exteriorice o tuviere o pudiere tener efecto. Se observarán, en lo pertinente, las
normas sobre competencia por razón de la materia, salvo que aquéllas engendraran
dudas razonables al respecto, en cuyo caso el juez requerido deberá conocer de la
acción. Cuando un mismo acto u omisión afectare el derecho de varias personas,
entenderá en todas esas acciones el juzgado que hubiese prevenido, disponiéndose la
acumulación de autos, en su caso".

VI. INNECESIDAD DE EXTINGUIR VIA ALGUNA.

La exigencia de agotar las vías administrativas como requisito previo a la interposición


de la acción de amparo contempladas en la ley 16.986 en el plano federal quedó
totalmente superada por la reforma constitucional nacional de 1994 (art. 43).

Sin embargo, la doctrina dice que antes de plantearse la tutela jurisdiccional, el acceso al


proceso colectivo debe contemplar la posibilidad, en caso de ser necesario y conveniente
pero no siendo un paso obligatorio, de una etapa previa de acceso a un sistema de
solución de conflictos que no esté restringido sólo al judicial aunque su camino esté
enderezado hacia él. Además de los sistemas alternativos se cita los adversariales
constituidos no sólo por el proceso judicial sino también por el arbitral. En idéntico sentido
deberán ponderarse mecanismos lo suficientemente ágiles no sólo un adecuado contralor
de su realización y efectiva concreción apostando a la tutela efectiva, principio de rango
constitucional(10). El mero señalamiento de la existencia de otras vías procesales implica
desconocer que no se debe resistir dogmáticamente la admisibilidad del amparo para
ventilar un asunto que, como cualquier otro que se promueva a través de esa acción,
contraría con dichas vías alternativas, pues de otro modo cabría considerar que el art. 43
de la Constitución Nacional establece una garantía procesal que resulta intransitable(11).

VII. PLAZO DE INTERPOSICIÓN.

La Dra. Altabe de Lértora señala que si bien las leyes regulatorias de la Acción de Amparo
contemplan un plazo reducido para el ejercicio de la misma, debe tenerse en cuenta el
caso de la lesión continuada o reiterada, donde la doctrina sostiene que existe una
renovación continua del plazo y la jurisprudencia se ha pronunciado en tal sentido. Por
ejemplo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en fecha 06 de junio de 1995 en la
causa "Video Club Dreams c/ Instituto Nacional de Cinematografía s/ Amparo",
manteniendo a la fecha tal doctrina. El Superior Tribunal de Justicia de Corrientes, en la
causa "Elias, Jaime Arturo c/ Estado de la Provincia de Corrientes e Instituto de Previsión
Social de la Provincia de Corrientes s/ Amparo", Expte. Nº ELI 10348/5 del 18 de diciembre
de 2008, se pronunció en igual sentido(12).

Incluso algunos autores afirman, criterio que comparto, que al no mencionar plazo la
norma constitucional del art. 43, no resultan aplicables las leyes ordinarias referidas al
tema. Este criterio es procedente en los casos para reclamar tutela para preservar el
medio ambiente.

VIII. ¿LIMITACION PROBATORIA?.

Martha H. Altabe de Lértoba dice que no resultan aplicables a estos procesos las
limitaciones probatorias de la Ley 16.986 ni las contenidas en leyes provinciales como la
Ley de Amparo 2.903 de Corrientes, ni las propias de los procesos sumarios y
sumarísimos contenidas en los Códigos de rito por ser incompatibles con el art. 32
de la Ley General del Ambiente 25.675. Rigen a ultranza, dice la autora, los principios
procesales clásicos de inmediación, de impulsión de oficio y los propios del derecho
Ambiental(13). La Ley General del Ambiente Nº 25.675 en el segundo párrafo de su art. 32
nos dice: "El juez interviniente podrá disponer todas las medidas necesarias para
ordenar, conducir o probar los hechos dañosos en el proceso, a fin de proteger
efectivamente el interés general. Asimismo, en su Sentencia, de acuerdo a las reglas de la
sana crítica, el juez podrá extender su fallo a cuestiones no sometidas expresamente
su consideración por las partes." Asimismo, en su art. 33 establece el valor probatorio de
los informes de la Administración Pública: "Los dictámenes emitidos por organismos del
Estado sobre daño ambiental, agregados al proceso, tendrán la fuerza probatoria de los
informes periciales, sin perjuicio del derecho de las partes a su impugnación. La
sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a excepción de que la acción
sea rechazada, aunque sea parcialmente, por cuestiones probatorias." Es así que
sentencias que deciden cuestiones de derechos de incidencia colectiva relativos a
intereses individuales homogéneos tiene alcances erga omnes. Debiéndose publicar
la misma según el art. 87 de la ley 4106 Provincial.

Es importante resaltar que aquí la carga probatoria se invierte, es decir se aplica la


teoría de la cargas probatorias dinámicas.
IX. MEDIDAS CAUTELARES.

La medida cautelares como medidas preventivas de situaciones de daños ambientales


graves y muchas veces irreversibles, adquieren un rol predominante en los fallos
ambientales.

La Ley General del Ambiente en el tercer párrafo de su art. 32 legisla al respecto: "En
cualquier estado del proceso, aun con carácter de medida precautoria, podrán solicitarse
medidas de urgencia, aun sin audiencia de la parte contraria, prestando debida caución
por los daños y perjuicios que pudieran producirse. El juez podrá, asimismo, disponerlas,
sin petición de parte."

Como ya sabemos el control judicial de la Administración no se limita a los actos, sino


que se extiende sobre las otras conductas estatales y, por su parte las medidas
cautelares son diferentes según cuales sean las pretensiones procesales. Sin perjuicio de
ello, cierto es que el instrumento cautelar típico es la suspensión del acto estatal cuyo
objeto consiste en hacer cesar -de modo provisorio- la obligatoriedad de cumplir con el
acto cuestionado(14).

Sin embargo, el acto lesivo también puede provenir de particulares, como son las fábricas
privadas.

Sin perjuicio de la suspensión del acto, el juez también puede hacer cesar las vías de
hecho y ordenar prestaciones de dar o de hacer en caso de omisiones estatales,
registrándose en estas acciones, medidas cautelares positivas(15).

Generalmente, se invocan junto a la demanda de amparo medidas cautelares de innovar o


de no innovar.

Las medidas cautelares innovativas implican, a la inversa de las de no innovar, la


obligación de revertir una situación jurídica cumpliendo determinada conducta; en vez
de tener que abstenerse de alterar la situación que queda sometida a no innovación,
estamos frente a un tipo de injuction anglosajón(16).

Autorizan su aplicación los arts. 15 y 17 de la Ley 16.986 y el art. 230 y concordantes del
Condigo Civil y Comercial de la Nación.

El artículo 17 de la ley 2.903 de la provincia de Corrientes contempla que: "Al interponerse


la acción de amparo el tribunal a pedido de parte y si lo creyera imprescindible podrá dictar
una medida de no innovar en relación con el acto atacado. Contra la denegatoria de una
medida peticionada en tal sentido, no hay recurso alguno." X. RESPONSABILIDAD
AMBIENTAL.

Para la LGA quien cause un daño ambiental de incidencia colectiva, por actos jurídicos
lícitos o ilícitos, por acción u omisiones, es "objetivamente responsable de su
restablecimiento al estado anterior a su producción". Si ello no es técnicamente factible,
"la indemnización sustitutiva que determine la justicia ordinaria interviniente, deberá
depositarse en el Fondo de Compensación Ambiental" que crea la misma ley (art. 28)
(17).
La exención de responsabilidad, según el art. 29 de la LGA, sólo se producirá
acreditando que los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero
por quien no debe responder.

Y según el art. 31 de la LGA, si el daño fuere producido por personas jurídicas la
responsabilidad se hará extensiva a sus autoridades, en la medida de su participación.

En el tema tratamos el deber del estado no sólo el de la defensa de daños, sino también y
primordialmente, la preventiva, la de constituir y fundamentar decisiones positivas de
cualquier rango y forma que impidan perturbaciones o lesión de los derechos
fundamentales de los particulares(18).

En el caso "Mendoza(19)" la Corte Suprema de Justicia de la Nación dijo que "se


encuentran en juego el poder de policía de salubridad o medio ambiente, al que resultan
aplicables idénticas conclusiones que las expuestas por este tribunal en materia de
responsabilidad por el ejercicio del poder de policía de seguridad".

Por lo tanto, debe tenerse en cuenta que el principio pro homine del derecho internacional
de derechos humanos debe primar antes que cualquier ley que limite a la tutela judicial de
un medio ambiente sano, inclusive si se trata de la ley 26.944 de Responsabilidad del
Estado.????

XI. PROBLEMÁTICA ACTUAL.

Es común justificante de los jueces para no dar lugar a la acción de amparo aludir algún
pretexto como sentenciar que el caso requiere de una producción de mayor debate y
prueba, si bien tiene aval en el art. 43 de la Constitución Nacional, leyes provinciales como
el art. 1 de la ley 2903 de amparo de la provincia de Corrientes y Constituciones
Provinciales tal el art. 67 de la Constitución de la Prov. de Ctes, tiene que tenerse en
cuenta que, para no caer en vacío el fundamento sentencial, solamente es exigible cuando
se requiere otra vía para una mayor investigación cuando la arbitrariedad y la ilegalidad no
es manifiesta, así lo señaló la Corte Suprema de Justicia de la Nación: "... limitada la
procedencia de la acción de amparo a que el acto impugnado sea manifiestamente ilegal y
arbitrario, conforme lo dispone el art. 1 de la ley 16.986, resultan excluidas de su ámbito
las cuestiones opinables que requieren debate y prueba...(20)". ¿??

Respecto a ello, debe tenerse primordialmente en cuenta que la CSJN ratificando la


obligatoriedad del cumplimiento de las recomendaciones de la Comisión de Derechos
Humanos y los fallos de la CIDH dijo que "El reconocimiento de status constitucional del
derecho al goce de un ambiente sano, así como la expresa y típica previsión atinente a la
obligación de recomponer el daño ambiental no configuran una mera expresión de buenos
y deseables propósitos para las generaciones del porvenir, supeditados en su eficacia a
una potestad discrecional de los poderes públicos, federales o propios de las provincias,
sino la precisa y positiva decisión del constituyente de 1994 de poder enumerar y
jerarquizar con rango supremo a un derecho preexistente, que frente a la supremacía que
establece el art. 31 de la CN y las competencias regladas en el art. 116 de esta Ley
Fundamental para la jurisdicción federal, sostienen la intervención de este fuero de
naturaleza excepcional para los asuntos en que la afectación se extienda más allá de uno
de los estados federados y se persiga la tutela que prevé la Carta Magna (21)".

El art. 32 de la Ley General de Medio Ambiente establece que "... El acceso a la


jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá restricciones de ningún tipo o especie.
El juez interviniente podrá disponer todas las medidas necesarias para ordenar,
conducir o probar los hechos dañosos en el proceso, a fin de proteger efectivamente
el interés general".

Es aquí un tema central el principio precautorio consagrado en la Ley General del


Ambiente Nº 25.675 (art. 4º) definido por el Principio 15 de la Convención de Río de
1992, al decir que cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la ausencia de
información o certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la
adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir la
degradación del medio ambiente(22).

En el nuevo marco procesal, es papel irrenunciable del juez el que hace a su participación
activa, con miras a la prevención del año ambiental, donde debe buscarse "prevenir más
que curar"(23).

No es suficiente aplicar la fría letra de la ley a través de una mera operación de subsunción
jurídica, sino que ahora se requiere una ponderación mucho más acabada, a la luz de la
Ley Fundamental y de los Tratados Internacionales(24).

No obstante, a veces, la solución definitiva y eficaz de los problemas relacionados con la


protección del medio ambiente solo puede otorgarse con base en una profusa actividad
probatoria y, entonces, ya no el amparo ni la medida autosatisfactiva sino el proceso
ordinario por recomposición ambiental podrá ser el continente adecuado para tramitar ese
tipo de peticiones(25).

XII. CONSIDERACIONES FINALES.

Nuestra reforma constitucional del 94 al incorporar los arts. 41, 43 y 75 inc. 22


insoslayablemente ha sido un gran avance importante en materia de reconocimiento de los
elementales Derechos Humanos de las personas.

Pero la reglamentación de la garantía procesal del Amparo, a nivel nacional 16.986 y en el


orden local 2.903 restringen en varios aspectos, como vimos más arriba respecto al plazo
de interposición, agotamiento de la vía administrativa como requisito previo, etc., al
acceso a la tutela judicial efectiva, principio de rango constitucional y supra legal.

Es misión de los legisladores nacionales y provinciales modificar estas leyes con los
principios que derivan de la Ley General del Ambiente Ley 25.675, de la doctrina y de la
jurisprudencia más actualizada que llama a la proactividad del Poder Judicial, hacia la
protección efectiva de estos intereses superiores de los individuos y de la comunidad, y en
donde se encuentra en juego indudablemente el orden público.

Pero como la preservación del medio ambiente es un mandato constitucional que deben
cumplir no solamente las autoridades sino también los ciudadanos, se propone que estos
últimos se interesen a presentar proyectos de leyes en defensa del medio ambiente, es
decir a la salud, calidad de vida y dignidad de la población.

La labor preventiva y proactiva del Poder Judicial comprende que el Juez o Tribunal:

1- Debe buscar en cada caso la interpretación más favorable al ejercicio de la acción


evitando su rechazo in limine para no obstruir ni entorpecer el derecho a la tutela judicial
efectiva.
2- Asimismo la impulsión de oficio, como de disponer medidas de urgencia
precautorias sin petición de parte inclusive, en cualquier estado del proceso y aun sin
audiencia de la parte contraria (tercer párrafo del art. 32 Ley General del Ambiente Nº
25.675) 3- Usar la sana crítica hacia la verdad real pudiendo, como lo dice nuestra Ley
General del Ambiente Nº 25.675 en el segundo párrafo de su art. 32, extender su fallo a
cuestiones no sometidas expresamente su consideración por las partes.

4. Y también no utilizar la ausencia de información o certeza científica como razón


para postergar la adopción de medidas eficaces, en función de los costos, para impedir
así la degradación del medio ambiente cuando haya peligro de daño grave o irreversible
(art. 4º definido por el Principio 15 de la Convención de Río de 1992).

El correcto funcionamiento de la Justicia se logra a través de la independencia de los


jueces y su especialización constante en disciplinas complejas como la ambiental, y es la
garantía fundamental que los ciudadanos necesitan para el resguardo de sus derechos y
para lograr su plena confianza en nuestro Poder Judicial y por ende, en nuestro Estado
Constitucional de Derecho.

Notas al pie:

1) Cfr. Dìaz Sokime y Omar L. Juicio de Amparo, Colección Procesos Civiles, Vol. 13, Ed.
Hammurabi, Buenos Aires, 2003, p. 47 2 Cfr. Gozaíni Osvaldo A. Presupuestos del
proceso de amparo, Revista de Derecho procesal, t. 4-I, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2000,
p. 62.

3) Cfr. Gozaíni, ob cit., p. 65 4) Helio Juan Zarini. Constitución Argentina Comentada y


Concordada, Astrea, Buenos Aires, 1996, p. 187.

5) Balbín Carlos F.. Curso de Derecho Administrativo, Buenos Aires, LA LEY, 2008, T2,
invocando la obra de Estela Sacristán. La motivación como requisito esencial del acto
administrativo, p. 43.

6) Dromi, Roberto. Derecho Administrativo, 10º ed., Buenos Aires- Madrid: Ciudad
Argentina, 2004, p. 68.

7)Roberto Dromi- Eduardo Menem. La Constitución reformada; Comentada, interpretada y


concordada, Ed. Ciudad Argentina, Bs. As, 1994, p. 143.

8) STJ de Corrientes, 06/10/2011, SENTENCIA 198, Expte ED4 2988/6 CIRIGNOLI,


SEBASTIAN C/ SANCHEZ MARIA VALENTINA; SANCHEZ CARLOS CESAR Y
SANCHEZ MARIA ANTONIA Y/O Q.R.R.P. DEL INMUEBLE Y/O INSTITUTO
CORRENTINO DEL AGUA Y EL AMBIENTE (I.C.A.A.) S/ AMPARO,
http://www.juscorrientes.gov.ar/wp-content/infojuris/docs/3904.pdf.

9) Conf. Herrán Maite. Los procesos colectivos a la luz del principio "Indubio pro action",
Rev. De Derecho Procesal 2012- Nùmero Ext. Rubinzal Culzoni, 2012, p. 101 y ss.

10) Cfr. Rojas, Jorge A. La Legitimación y los Sistemas de Acceso al Proceso Colectivo,
Rev. De Derecho Procesal 2012 -Número Extraordinario, Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
2012, p. 133 y ss.

11) CSJN, fallos 331:1755.


12) Martha H. Altabe de Lértora. La Acción de Amparo en la Constitución Nacional y en los
Tratados Internacionales, Edit. Contexto, Resistencia, Chaco, 2011, p.22.

13) Martha H. Altabe de Lértora. Ob. Cit., p.43.

14) Carlos F. Balbín; ob. cit. p. 850/851.

15) Carlos F. Balbín. ob. cit. p. 852.

16) Cfr. Campos Germán y Herrendorf. La Corte de Santa Fe en un caso de jurisdicción


constitucional con medida cautelar innovativa, en E.D., 136-690.

17) Dromi, Roberto, ob. Cit., p. 70.

18) Néstor A. Cafferatta, invocando a Tomás Hutchison. La responsabilidad por omisión


en cuestiones ambientales, en Daño ambiental, Universidad de Externado de Colombia,
2007, t. I, p. 49, Responsabilidad del Estado por omisión ilegítima ambiental; public. en
Revista de Derecho de Daños, p. 224.

19) Mendoza Beatriz S. y otros, CSJN Fallos 326:2316.

20) C.S.J.N., E.D., 117-571; reiterada en Fallos 308:1726, citados por Silvia A. Díaz.
Acción de Amparo, La Ley, Buenos Aires, 2001, pág.111 al aludir a la exigencia del art. 2
inc.d) de la ley de amparo nacional.

21) CSJN, Fallo del 20/6/2006; ORIGINARIO; Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/Estado
Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental de la
cuenca ríos Matanza-Riachuelo; M.1569.XL).

22) Cfr. Rodriguez, Carlos. Derecho ambiental argentino, Ed. Moglia, Corrientes, 2005, p.
44/ 45.

23) S.C.B. A 19/5/98, Almada Hugo v Copetro S.A. y otro; Irazú, Margarita v Copetro S.A. y
otro. L.L.B.A. 1998-94.

24) Rojas, Jorge A. La Prueba, 1 ed. Revisada, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2016, p. 606.

25) Esain José A. Derecho Ambiental. Su actualidad de cara al tercer milenio, obra en
colaboración coordinada por Eduardo Pablo Jiménez, Ed. Ediar, Bs. As. , 2004, p.210.

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