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I. AMPARO. PRESUPUESTOS.
Lesionar supone ocasionar un daño específico, mientras que la alteración se vincula con
cambios o trasformaciones generados en el derecho fundamental; la restricción significa
reducir, disminuir, impedir o limitar el ejercicio de la garantía consagrada(2).
Ilegalidad es sinónimo de ilícito, es decir una conducta contraria a la ley. Sin embargo,
muchas veces un acto lesivo surge de comportamientos ajustados a derecho que siendo
legales (por su encuadre de iure) son ilegítimos por no estar respaldados por la
razonabilidad y criterio de justicia que todo acto constitucional porta intrínsecamente(3).
Por lo tanto, el Amparo es además de ser una acción, un derecho constitucional que llama
a los Tribunales a intervenir proactivamente, en este caso, a una protección efectiva al
derecho a la salud, calidad de vida y preservación del ambiente sano, equilibrado y apto
para el desarrollo humano respetando el principio de equidad intergeneracional.
El art. 41 crea un derecho nuevo. En nuestro país, el derecho a un ambiente sano fue
considerado como uno de los derechos "no enumerados" de la CN(4). Y reconocido
como derecho humano por los Tratados Internacionales con jerarquía constitucional
(art. 75, inc. 22 CN) como la Convención Americana de los Derechos Humanos, la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración Americana de los
Derechos Humanos y Deberes del Hombre. Asimismo por las Convenciones de Estocolmo
de 1972, la Declaración de Rio de Janeiro de 1992, el Acuerdo de cooperación y asistencia
técnica entre el gobierno de la República Argentina y el gobierno de la República de Costa
Rica sobre protección del medio ambiente, el Plan de Aplicación de las Decisiones de la
Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible y la Declaración Política de la citada
Cumbre Mundial realizada en Johannesburgo (Sudáfrica) en 2002 y otros instrumentos
de carácter supralegal.
Entre ambiente y salud existe una estrecha relación. Así se ha dicho que el derecho a
la tutela del ambiente o derecho al ambiente salubre puede considerarse una expresión del
derecho a la salud(5).
Del art. 41, CN, que enmarca el espacio y la finalidad en asuntos de conciencia ambiental
y de interacción ecológica, se infiere el dogma ambiental del ordenamiento jurídico
argentino, a través de reglas básicas que definen a nivel de principios el contenido jurídico
de la "ecuación ambiental" en la vida social. A saber: 1) el derecho universal al ambiente
sano; 2) el deber universal de preservación ambiental; 3) la preservación del patrimonio
natural y cultural y de la diversidad biológica; 4) la obligación de recomponer el ambiente
dañado; 5) la utilización racional de los recursos naturales; 6) la prohibición de ingresar
residuos peligrosos y radiactivos al territorio nacional y 7) la concurrencia de la legislación
ambiental en complementariedad entre Nación y provincias(6).
Las reglas procesales para la tramitación del amparo ambiental a nivel nacional surgen de
los arts. art. 43 de la Constitución Nacional, la ley 16.986 de Amparo y art. 321 del
CPCCN. En la Provincia de Corrientes se acude al art. 67 de nuestra Constitución
Provincial, a la ley 2.903 de Amparo, y al art. 321 del CPCC de la Provincia de Corrientes.
Además de la Jurisprudencia y doctrina imperantes en la materia.
Específicamente el Artículo 321 del CPCC Provincial establece que: "Será aplicable el
procedimiento sumarísimo: 1... 2 Cuando se reclamase contra un acto u omisión de un
particular que, en forma actual o inminente, lesione, restrinja, altere o amenace con
arbitrariedad o ilegalidad manifiesta algún derecho o garantía explícita o implícitamente
reconocidos por la Constitución Nacional, siempre que fuere necesaria la reparación
urgente del perjuicio o la cesación inmediata de los efectos del acto, y la cuestión, por su
naturaleza, no deba sustanciarse por alguno de los procesos establecidos por este Código
u otras leyes."
IV. LEGITIMACION.
La amplia legitimación, postura que comparto, se ha entendido que también surge del
derecho de reclamar el deber de todos los habitantes de preservar el medio ambiente que
se desprende del art. 41 de la Constitución Nacional.
Respecto al tema, Maite Herrán propone clasificar a los derechos individuales y los
derechos colectivos en la forma que lo ha hecho nuestra Corte Suprema de Justicia de la
Nación en la causa "Halabi": por un lado los derechos sobre bienes jurídicos individuales
(modelo tradicional del litigio singular), en segundo lugar, derechos sobre interés
individuales homogéneos (tanto el interés como la legitimación son individuales pero
existe una homogeneidad objetiva entre ellos y una sola causa o evento generador del
daño), y finalmente los derechos sobre bienes jurídicos colectivos, donde el bien
tutelado es colectivo y la titularidad le corresponde al grupo en general, no a cada
individuo en particular(9).
V. COMPETENCIA.
En esta materia, la competencia debe ser amplia, es decir que todos los jueces en turno
de todos los fueros e instancias, son competentes para entender en acciones de
Amparo, preservando la competencia territorial y asegurando el derecho a la doble
instancia consagrado en el art. 8º ap. H) de la Convención Americana de Derechos
Humanos, Pacto de San José de Costa Rica.
La Ley General del Ambiente Nº 25.675 dice en el primer párrafo de su art. 32 que: "La
competencia judicial ambiental será la que corresponda a las reglas ordinarias de la
competencia. El acceso a la jurisdicción por cuestiones ambientales no admitirá
restricciones de ningún tipo o especie." Así, la Ley Provincial de Corrientes de Amparo Nº
2903 establece en su art. 4 (Texto según art. 14 ley 5846) que: "Puede iniciarse la acción
de amparo en los tribunales letrados de cualquier fuero, grado o jurisdicción, en que
corresponda por razón de competencia y turno, excepto en la Cámara en lo Contencioso
Administrativo y Electoral y en el Superior Tribunal de Justicia." Sin embargo, en
la Constitución Provincia de Buenos Aires, artículo 20 inc. 2ª, circunscribe la competencia
para entender las acciones de amparo a cualquier juez pero de primera instancia según lo
establece su reglamentación legal (art. 4 de la ley 7166, t.o. decreto 1067/95).
Asimismo, la ley 16.986 establece en su art. 4º que: "Será competente para conocer de la
acción de amparo el juez de Primera Instancia con jurisdicción en el lugar en que el acto
se exteriorice o tuviere o pudiere tener efecto. Se observarán, en lo pertinente, las
normas sobre competencia por razón de la materia, salvo que aquéllas engendraran
dudas razonables al respecto, en cuyo caso el juez requerido deberá conocer de la
acción. Cuando un mismo acto u omisión afectare el derecho de varias personas,
entenderá en todas esas acciones el juzgado que hubiese prevenido, disponiéndose la
acumulación de autos, en su caso".
La Dra. Altabe de Lértora señala que si bien las leyes regulatorias de la Acción de Amparo
contemplan un plazo reducido para el ejercicio de la misma, debe tenerse en cuenta el
caso de la lesión continuada o reiterada, donde la doctrina sostiene que existe una
renovación continua del plazo y la jurisprudencia se ha pronunciado en tal sentido. Por
ejemplo, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en fecha 06 de junio de 1995 en la
causa "Video Club Dreams c/ Instituto Nacional de Cinematografía s/ Amparo",
manteniendo a la fecha tal doctrina. El Superior Tribunal de Justicia de Corrientes, en la
causa "Elias, Jaime Arturo c/ Estado de la Provincia de Corrientes e Instituto de Previsión
Social de la Provincia de Corrientes s/ Amparo", Expte. Nº ELI 10348/5 del 18 de diciembre
de 2008, se pronunció en igual sentido(12).
Incluso algunos autores afirman, criterio que comparto, que al no mencionar plazo la
norma constitucional del art. 43, no resultan aplicables las leyes ordinarias referidas al
tema. Este criterio es procedente en los casos para reclamar tutela para preservar el
medio ambiente.
Martha H. Altabe de Lértoba dice que no resultan aplicables a estos procesos las
limitaciones probatorias de la Ley 16.986 ni las contenidas en leyes provinciales como la
Ley de Amparo 2.903 de Corrientes, ni las propias de los procesos sumarios y
sumarísimos contenidas en los Códigos de rito por ser incompatibles con el art. 32
de la Ley General del Ambiente 25.675. Rigen a ultranza, dice la autora, los principios
procesales clásicos de inmediación, de impulsión de oficio y los propios del derecho
Ambiental(13). La Ley General del Ambiente Nº 25.675 en el segundo párrafo de su art. 32
nos dice: "El juez interviniente podrá disponer todas las medidas necesarias para
ordenar, conducir o probar los hechos dañosos en el proceso, a fin de proteger
efectivamente el interés general. Asimismo, en su Sentencia, de acuerdo a las reglas de la
sana crítica, el juez podrá extender su fallo a cuestiones no sometidas expresamente
su consideración por las partes." Asimismo, en su art. 33 establece el valor probatorio de
los informes de la Administración Pública: "Los dictámenes emitidos por organismos del
Estado sobre daño ambiental, agregados al proceso, tendrán la fuerza probatoria de los
informes periciales, sin perjuicio del derecho de las partes a su impugnación. La
sentencia hará cosa juzgada y tendrá efecto erga omnes, a excepción de que la acción
sea rechazada, aunque sea parcialmente, por cuestiones probatorias." Es así que
sentencias que deciden cuestiones de derechos de incidencia colectiva relativos a
intereses individuales homogéneos tiene alcances erga omnes. Debiéndose publicar
la misma según el art. 87 de la ley 4106 Provincial.
La Ley General del Ambiente en el tercer párrafo de su art. 32 legisla al respecto: "En
cualquier estado del proceso, aun con carácter de medida precautoria, podrán solicitarse
medidas de urgencia, aun sin audiencia de la parte contraria, prestando debida caución
por los daños y perjuicios que pudieran producirse. El juez podrá, asimismo, disponerlas,
sin petición de parte."
Sin embargo, el acto lesivo también puede provenir de particulares, como son las fábricas
privadas.
Sin perjuicio de la suspensión del acto, el juez también puede hacer cesar las vías de
hecho y ordenar prestaciones de dar o de hacer en caso de omisiones estatales,
registrándose en estas acciones, medidas cautelares positivas(15).
Autorizan su aplicación los arts. 15 y 17 de la Ley 16.986 y el art. 230 y concordantes del
Condigo Civil y Comercial de la Nación.
Para la LGA quien cause un daño ambiental de incidencia colectiva, por actos jurídicos
lícitos o ilícitos, por acción u omisiones, es "objetivamente responsable de su
restablecimiento al estado anterior a su producción". Si ello no es técnicamente factible,
"la indemnización sustitutiva que determine la justicia ordinaria interviniente, deberá
depositarse en el Fondo de Compensación Ambiental" que crea la misma ley (art. 28)
(17).
La exención de responsabilidad, según el art. 29 de la LGA, sólo se producirá
acreditando que los daños se produjeron por culpa exclusiva de la víctima o de un tercero
por quien no debe responder.
Y según el art. 31 de la LGA, si el daño fuere producido por personas jurídicas la
responsabilidad se hará extensiva a sus autoridades, en la medida de su participación.
En el tema tratamos el deber del estado no sólo el de la defensa de daños, sino también y
primordialmente, la preventiva, la de constituir y fundamentar decisiones positivas de
cualquier rango y forma que impidan perturbaciones o lesión de los derechos
fundamentales de los particulares(18).
Por lo tanto, debe tenerse en cuenta que el principio pro homine del derecho internacional
de derechos humanos debe primar antes que cualquier ley que limite a la tutela judicial de
un medio ambiente sano, inclusive si se trata de la ley 26.944 de Responsabilidad del
Estado.????
Es común justificante de los jueces para no dar lugar a la acción de amparo aludir algún
pretexto como sentenciar que el caso requiere de una producción de mayor debate y
prueba, si bien tiene aval en el art. 43 de la Constitución Nacional, leyes provinciales como
el art. 1 de la ley 2903 de amparo de la provincia de Corrientes y Constituciones
Provinciales tal el art. 67 de la Constitución de la Prov. de Ctes, tiene que tenerse en
cuenta que, para no caer en vacío el fundamento sentencial, solamente es exigible cuando
se requiere otra vía para una mayor investigación cuando la arbitrariedad y la ilegalidad no
es manifiesta, así lo señaló la Corte Suprema de Justicia de la Nación: "... limitada la
procedencia de la acción de amparo a que el acto impugnado sea manifiestamente ilegal y
arbitrario, conforme lo dispone el art. 1 de la ley 16.986, resultan excluidas de su ámbito
las cuestiones opinables que requieren debate y prueba...(20)". ¿??
En el nuevo marco procesal, es papel irrenunciable del juez el que hace a su participación
activa, con miras a la prevención del año ambiental, donde debe buscarse "prevenir más
que curar"(23).
No es suficiente aplicar la fría letra de la ley a través de una mera operación de subsunción
jurídica, sino que ahora se requiere una ponderación mucho más acabada, a la luz de la
Ley Fundamental y de los Tratados Internacionales(24).
Es misión de los legisladores nacionales y provinciales modificar estas leyes con los
principios que derivan de la Ley General del Ambiente Ley 25.675, de la doctrina y de la
jurisprudencia más actualizada que llama a la proactividad del Poder Judicial, hacia la
protección efectiva de estos intereses superiores de los individuos y de la comunidad, y en
donde se encuentra en juego indudablemente el orden público.
Pero como la preservación del medio ambiente es un mandato constitucional que deben
cumplir no solamente las autoridades sino también los ciudadanos, se propone que estos
últimos se interesen a presentar proyectos de leyes en defensa del medio ambiente, es
decir a la salud, calidad de vida y dignidad de la población.
La labor preventiva y proactiva del Poder Judicial comprende que el Juez o Tribunal:
Notas al pie:
1) Cfr. Dìaz Sokime y Omar L. Juicio de Amparo, Colección Procesos Civiles, Vol. 13, Ed.
Hammurabi, Buenos Aires, 2003, p. 47 2 Cfr. Gozaíni Osvaldo A. Presupuestos del
proceso de amparo, Revista de Derecho procesal, t. 4-I, Rubinzal Culzoni, Santa Fe, 2000,
p. 62.
5) Balbín Carlos F.. Curso de Derecho Administrativo, Buenos Aires, LA LEY, 2008, T2,
invocando la obra de Estela Sacristán. La motivación como requisito esencial del acto
administrativo, p. 43.
6) Dromi, Roberto. Derecho Administrativo, 10º ed., Buenos Aires- Madrid: Ciudad
Argentina, 2004, p. 68.
9) Conf. Herrán Maite. Los procesos colectivos a la luz del principio "Indubio pro action",
Rev. De Derecho Procesal 2012- Nùmero Ext. Rubinzal Culzoni, 2012, p. 101 y ss.
10) Cfr. Rojas, Jorge A. La Legitimación y los Sistemas de Acceso al Proceso Colectivo,
Rev. De Derecho Procesal 2012 -Número Extraordinario, Rubinzal Culzoni, Santa Fe,
2012, p. 133 y ss.
20) C.S.J.N., E.D., 117-571; reiterada en Fallos 308:1726, citados por Silvia A. Díaz.
Acción de Amparo, La Ley, Buenos Aires, 2001, pág.111 al aludir a la exigencia del art. 2
inc.d) de la ley de amparo nacional.
21) CSJN, Fallo del 20/6/2006; ORIGINARIO; Mendoza, Beatriz Silvia y otros c/Estado
Nacional y otros s/daños y perjuicios (daños derivados de la contaminación ambiental de la
cuenca ríos Matanza-Riachuelo; M.1569.XL).
22) Cfr. Rodriguez, Carlos. Derecho ambiental argentino, Ed. Moglia, Corrientes, 2005, p.
44/ 45.
23) S.C.B. A 19/5/98, Almada Hugo v Copetro S.A. y otro; Irazú, Margarita v Copetro S.A. y
otro. L.L.B.A. 1998-94.
24) Rojas, Jorge A. La Prueba, 1 ed. Revisada, Santa Fe, Rubinzal-Culzoni, 2016, p. 606.
25) Esain José A. Derecho Ambiental. Su actualidad de cara al tercer milenio, obra en
colaboración coordinada por Eduardo Pablo Jiménez, Ed. Ediar, Bs. As. , 2004, p.210.