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IGUALDAD PARA EL PROGRESO Y L@S EMPLEAD@S PÚBLICOS COMO MOTOR DE CAMBIO
MÓDULO I- LA IGUALDAD PARA EL PROGRESO.
La lucha por la igualdad de género ha tenido hasta hoy como motor casi exclusivo a
las mujeres, con grandes transformaciones en su realidad personal y en las
sociedades de nuestro entorno. La igualdad está reconocida en nuestras leyes, pero
falta hacerla efectiva en las prácticas sociales.
La maternidad, por ejemplo, no debe ser un arma en contra del desarrollo laboral y
ciudadano de las mujeres, sino que debe ser corresponsabilidad también del hombre y
de la sociedad, con las mismas oportunidades y permisos para el cuidado de su hij@.
Avanzamos en este aspecto con una ampliación del permiso de paternidad.
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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igualdad entre sexos se produjeron durante la Segunda República en España y que
quedaron interrumpidos durante cuarenta años.
No podemos ignorar, que, junto con los acontecimientos de los movimientos de
mujeres en nuestro país, durante la transición, un empuje importante, ha venido
producido por nuestra pertenencia a la Unión Europea, donde la igualdad entre
mujeres y hombres ha sido uno de los valores esenciales. La legislación europea y la
jurisprudencia del Tribunal Europeo de Justicia han sustentado algunas de nuestras
demandas de los últimos años, ante los empresarios, las distintas administraciones y
los distintos gobiernos.
Pero a pesar de todo, las condiciones laborales siguieron siendo duras para los
trabajadores. Otro problema era la discriminación salarial que sufrían las mujeres. “El
sector donde trabajaba la mayor parte de la población femenina era el servicio
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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doméstico, que sufría las mayores jornadas laborales y era el peor remunerado, lo que
posibilitó que recién proclamada la República se fundara la Asociación de Obreros y
Obreras del Hogar, asociación sindical integrada dentro de la Unión General de
Trabajadores, con el objeto de luchar por la mejora laboral de la profesión. Al mismo
tiempo que aumentaba su incorporación al mundo laboral y a las movilizaciones.
Durante la II República también fueron reformados los Códigos Civil y Penal. “A partir
de entonces, las españolas podían ser testigos en testamentos y matrimonios civiles,
tutoras de menores e incapacitados, conservar su nacionalidad si el marido tenía otra,
compartir con sus maridos los bienes conyugales y la patria potestad de los hijos o
tener contratos desprovistos de cláusulas para despedirlas si se casaban, entre otras
muchas medidas. Y en el caso del Penal se suprimía como delito el adulterio y el
amancebamiento. La prostitución fue abolida por decreto el 25 de junio de 1936,
aunque no se llegaron a cerrar los prostíbulos, y en Cataluña, por decreto promulgado
el 13 de enero se legalizó el aborto. Con el derecho al voto los partidos políticos se
movilizaron rápidamente para ganar su confianza en las elecciones. Y tanto en ellos
como en las organizaciones sindicales empezaron a desempeñar puestos de alta
responsabilidad.
María del Carmen Marín Berja
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cualquier otra condición o circunstancia personal o social-, un derecho concreto y
protegible.
Las primeras campañas llevadas a cabo por el movimiento de mujeres tuvieron como
protagonista la venta y publicidad de anticonceptivos y diversas reivindicaciones sobre
el derecho a la educación, al trabajo y contra las agresiones sexuales.
María del Carmen Marín Berja
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Este acontecimiento y los avances anteriormente mencionados persiguen la creación
de un sistema basado en la igualdad y en el progreso.
Entre los factores de cambio social el que más influencia está teniendo es el del
empleo de las mujeres, podemos considerar: en primer lugar, el acceso de las mujeres
a la formación y en concreto a la universidad donde las mujeres tienen una presencia
en porcentajes, ligeramente mayores que los hombres y en segundo lugar los cambios
en el modelo de familia tradicional, que están teniendo una incidencia directa en el
acceso de las mujeres al empleo y a la inversa.
En el año 78, en relación a los hombres españoles, la tasa de actividad de las mujeres
españolas representaba algo más de un tercio de la tasa de actividad de los hombres.
O lo que es lo mismo, por cada tres hombres que manifestaban su intención de
trabajar, sólo una mujer manifestaba o se atrevía a manifestar esa disposición. La tasa
de ocupación de las mujeres en 2.007 ha supuesto un avance significativo sobre la
tasa de ocupación de 1978, sin embargo, la brecha que nos separa de los hombres
españoles y de las mujeres europeas sitúa a España aún lejos de alcanzar los
objetivos acordados en la Cumbre Europea de Lisboa que pretenden situar el empleo
de las mujeres en el 60 % para el año 2010. Para conseguir los objetivos de Lisboa, es
necesario que el empleo femenino siga creciendo al ritmo que lo ha hecho durante los
últimos años. Si el aumento de la tasa de actividad se debía a los factores
anteriormente comentados, el lento aumento de la tasa de ocupación es debido a dos
factores fundamentales que están íntimamente relacionados, la mentalidad
empresarial que considera que las mujeres, son menos productivas que los hombres
porque su prioridad es la maternidad y la vida familiar y por otro lado las dificultades
reales que encuentran las mujeres para conciliar su vida familiar y laboral.
En este sentido hay que señalar entre esas dificultades, la escasez de recursos
públicos suficientes para el cuidado de hijos y personas dependientes, que obligan a
muchas mujeres a asumir en solitario todas estas responsabilidades, teniendo que
renunciar al empleo o accediendo al mismo en condiciones precarias. La Ley de
Dependencia, aprobada en 2006, promueve soluciones que incidirán positivamente en
la permanencia de las mujeres en el trabajo asalariado. Por otro lado, el escaso uso
por parte de los hombres de los permisos existentes para el cuidado de hijos y otros
familiares (poco más del 1,4 por ciento) impide un auténtico reparto de las tareas
familiares en el ámbito de lo privado. La Ley de Igualdad Efectiva entre Mujeres y
Hombres, ha dado un paso adelante con la creación del permiso de paternidad, que
confiamos contribuya a un cambio de mentalidad en los hombres y empiecen a hacer
uso de un número cada vez mayor de permisos, muchos de ellos mejorados ya a
través de la negociación colectiva.
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de mujeres presentaba tasas muy bajas, entre otros factores porque las mujeres aún
no se habían incorporado al trabajo asalariado. Los mismos factores que operan en las
limitaciones que las mujeres encuentran para acceder al empleo, son los que las
mantiene en el paro. Podemos constatar, que, a mayor tasa de actividad de mujeres,
mayor es la tasa de paro, porque aún no se ha realizado el esfuerzo necesario para
facilitar el acceso de las mujeres al empleo.
Hasta el año 1997, en que se aprueba la Estrategia Europea para el Empleo, la
situación de las mujeres europeas era un ejemplo a emular, pero aún no era
imperativo el establecimiento de idénticas políticas de creación de empleo para todas
las mujeres europeas.
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El mainstreaming incorpora como elemento clave la dimensión del género en la
agenda política, y, por tanto, la inclusión transversal de la perspectiva de género en
todas sus áreas o ámbitos de actuación. Las políticas públicas no son neutrales en
cuanto a las discriminaciones de las mujeres, por lo que hay que señalar que, existe
un consenso generalizado en cuanto a la necesidad de incorporar estas tres
estrategias de forma simultánea, teniendo en cuenta las evaluaciones de impacto de
cada una de ellas e introduciendo mejoras en pro de la consecución de la igualdad
efectiva de mujeres y hombres que empezó a ser un objetivo institucional, y no sólo de
las organizaciones feministas y de mujeres, a partir de la creación del Instituto de la
Mujer en 1983. El fomento de las relaciones con Organismos Internacionales ha sido
una de las funciones esenciales del Instituto de la Mujer desde entonces,
desarrollando el principio jurídico universal de igualdad entre mujeres y hombres,
reconocido en diversos textos y compromisos internacionales sobre derechos
humanos. Desde entonces, se ha desarrollado una tarea esencial que consiste en
hacer consciente a la sociedad española de las diferencias entre hombres y mujeres,
de las desigualdades y de la discriminación de género. Se han promovido cambios en
aspectos importantes de la vida económica, social, política y cultural de las relaciones
entre mujeres y hombres y con el entorno. Pasados casi veinticinco años, las mujeres
tienen garantizados hoy en España derechos de los que estuvieron excluidas en el
pasado y por los que han trabajado con firmeza.
Las instituciones y la opinión pública son cada vez más conscientes de que, aunque
las mujeres y los hombres sean diferentes, la desigualdad y la discriminación de
género son incompatibles con la democracia. Se han dado pasos significativos para la
igualdad de oportunidades y derechos entre uno y otro sexo, y se han producido
grandes avances en las políticas de igualdad en el marco de la Unión Europea y de las
Plataformas de Acción de Naciones Unidas, pero todavía existen retos importantes
relacionados con las necesidades, los intereses, los deseos y las demandas de las
mujeres. Un impulso fundamental lo constituye la creación de la Secretaría General de
Políticas de Igualdad como principal puesto de rango político, especializado en la
materia, además, por primera vez en la historia de nuestro país, tenemos un gobierno
paritario. El acceso a servicios como salud y educación ha mejorado
considerablemente y se puede considerar paritario, no así, sin embargo, los
resultados. La mejora del nivel educativo de las mujeres no se refleja de forma
suficiente en su participación laboral y sus condiciones laborales; tampoco, en el
acceso a puestos de responsabilidad en el ámbito político y económico o científico y
tecnológico, muy alejados de la necesaria paridad. Las mujeres tienen más
probabilidades que los hombres de verse atrapadas en situaciones de exclusión social
(pobreza, discapacidad, ruptura familiar, inmigración o prejuicios étnicos, entre otras),
que afectan al pleno ejercicio de sus derechos de ciudadanía. Queda un largo camino
por recorrer hasta alcanzar la igualdad efectiva entre mujeres y hombres. La sociedad
española está todavía impregnada de estereotipos y roles de género que colocan a las
mujeres en una posición de desventaja con respecto a los hombres, y dificultan el
disfrute completo de sus derechos como ciudadanas. Esta discriminación es
inaceptable y se continuará reproduciendo, a menos que la sociedad en su conjunto se
proponga erradicarla, no sólo por razones de justicia democrática, sino también para
evitar el despilfarro que supone, en una sociedad que aspira a ser avanzada y
moderna, el prescindir de la capacidad, la inteligencia y la contribución de la mitad de
su ciudadanía.
La brecha existente entre la igualdad legal y la igualdad real hace necesario que los
poderes públicos pongan en marcha políticas públicas orientadas a superar la
discriminación y garantizar la igualdad. La Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de
Mujeres y Hombres (en adelante LOIEMH) establece el fundamento jurídico para
avanzar hacia la efectiva igualdad en todos los ámbitos de la vida social, económica,
cultural y política.
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Su aplicación requiere de un Plan Estratégico que concrete los objetivos, ámbitos y
medidas de actuación en los que los poderes públicos han de centrar sus acciones
(Art. 17 de la LOIEMH). La coordinación entre los distintos niveles de las
Administraciones Públicas (general, autonómica y local) y los distintos estamentos
sociales hace necesario, asimismo, la elaboración de dicho Plan Estratégico. Por
último, hay que destacar, que las actuaciones están incluidas en el Plan, pero no
agotan las posibles acciones que los Ministerios competentes, pudieran
emprender en el futuro.
El Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades persigue o se inspira en dos
principios básicos: no discriminación e igualdad. La actuación de los poderes
públicos debe plantearse desde esta doble perspectiva: No Discriminación: Aunque
la actuación de los poderes públicos en materia de igualdad ha perseguido
tradicionalmente principios de justicia social, las situaciones de discriminación por
razón de sexo son una realidad cotidiana. En consecuencia, es necesario realizar
acciones reparadoras que mejoren la posición social de las mujeres. Igualdad: La
igualdad debe ser considerada como un valor en sí mismo. Las mujeres constituyen, al
menos, el 50% de la población. No se trata, por tanto, de un colectivo. Ninguna
sociedad puede permitirse el lujo de prescindir de la mitad de su potencial intelectual y
humano. Desde esta perspectiva, lo importante no es sólo reparar situaciones de
discriminación, sino recuperar el valor de la incorporación de las mujeres en paridad
para el crecimiento económico y la modernización social.
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empoderamiento de las mujeres abarca actuaciones en las áreas de educación,
empleo, participación económica y política, y fortalecimiento personal y
asociacionismo, de manera simultánea e interrelacionada. Requiere, asimismo,
desarrollar el concepto de corresponsabilidad más allá de la conciliación. Si la
conciliación se entiende como la posibilidad de que las mujeres compatibilicen la
esfera privada y la pública (laboral, política y social), el concepto de
corresponsabilidad se refiere a la necesidad de que hombres y mujeres, titulares
de los mismos derechos, se erijan, al tiempo, en responsables de similares
deberes y obligaciones en los escenarios público y privado, en el mercado laboral,
en las responsabilidades familiares y en la toma de decisiones.
3. La transversalidad de la perspectiva de género, como herramienta que busca
modificar las formas actuales de la política, de modo que se tomen como
referencia las experiencias, las aportaciones de las mujeres, su modo de estar en
el mundo y su conocimiento. La transversalidad, término acuñado en la
Conferencia Mundial de la Mujer de Pekín de 1995, alude a la necesidad de que
los poderes públicos se impliquen de forma integral para incorporar la dimensión
de género en todas sus actuaciones. Esta implicación tiene dos sentidos: por una
parte, modificar su funcionamiento cotidiano, ya que la adopción de toda decisión,
sea normativa o ejecutiva, necesitará de un estudio previo sobre su impacto
diferencial en mujeres y hombres, por si fuera contraria a la igualdad de
oportunidades. Por otra, requiere modificaciones estructurales, al obligar a los
poderes públicos a actuar coordinadamente entre sí y con los sujetos privados. Al
situar el objetivo de la igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el
centro de todas las discusiones, actuaciones y presupuestos políticos, no sólo hay
que integrar los temas de género en las agendas existentes, sino reestructurar los
sistemas de toma de decisiones para que acepten la perspectiva de las diferencias
de género. Es preciso definir nuevos procedimientos políticos y técnicos en las
instituciones. El principio de transversalidad no es, por tanto, exclusivo de los
organismos de igualdad, sino que reparte esta competencia entre todos los
agentes. No obstante, la transversalidad de género debe estar coordinada por
organismos de igualdad, como el Instituto de la Mujer, cuyo papel es esencial para
hacer efectiva la transversalidad.
María del Carmen Marín Berja
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Las principales áreas de actuación recogidas en este Plan Estratégico de
Igualdad para el Progreso y para la Igualdad de Oportunidades son: participación
política y social, participación económica, corresponsabilidad, educación, innovación,
conocimiento, salud, imagen, atención a la diversidad e inclusión social, violencia,
política exterior y de cooperación para el desarrollo y tutela del derecho a la igualdad.
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participación política de las mujeres, como en otros países, se debe a la
implementación de cuotas. En las elecciones al Congreso de los Diputados de 1979,
la presencia femenina no fue superior a un 6%, cifra similar a las convocatorias
electorales posteriores del 82 y 86, en las que la presencia femenina fue del 4,57% y
6,29%, respectivamente. Estos porcentajes han ido incrementándose, hasta que, en la
actualidad, un 36% de los escaños están ocupados por mujeres. En el caso del
Senado, mientras que en la legislatura de 1982 un 4,35% de los escaños eran
ocupados por mujeres, en 2004 este porcentaje ha alcanzado un 25,10%.
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Objetivo 4: Incrementar la participación de las mujeres en la dirección de las
empresas. Actuaciones: aplicación y seguimiento del artículo 75 de la LOIEMH.
Examen por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), dentro de su
informe anual sobre gobierno corporativo, del desarrollo e implementación de la
recomendación nº 15 del Código de Gobierno Corporativo, en lo que se refiere a que
los procedimientos de selección para puestos en el Consejo de sociedades cotizadas
no adolezcan de sesgos implícitos que obstaculicen la selección de Consejeras; y que
las compañías busquen, deliberadamente, e incluyan, entre las potenciales personas
candidatas, mujeres que reúnan el perfil profesional buscado. Difundir la cultura
empresarial que incorpora la diversidad, en general, y la diversidad de género, en
particular, como estrategia para fomentar la eficiencia y la racionalidad empresarial, a
través de foros de debate y realización de estudios específicos. Promover, en las
empresas de más de 250 personas trabajadoras, programas de promoción y
formación de mujeres para la dirección. Desarrollar foros, tanto con las Escuelas de
Negocios como con empresas de Formación de Directivos, sobre las mujeres en la
dirección de las empresas. Favorecer la creación de redes de mujeres en puestos de
dirección y responsabilidad económicos, para incentivar el ejercicio del madrinazgo, la
relación con otras redes de mujeres y el intercambio de experiencias y buenas
prácticas. Se prestará especial atención al desarrollo de estas redes en Escuelas de
Negocios, cantera de liderazgo en el ámbito económico. Apoyar la participación de los
hombres en los análisis y debates y favorecer las conexiones con redes masculinas
“cómplices”. Identificación y potenciación de mujeres candidatas, desarrollando una
base de datos con especialización por sectores económicos, antecedentes
curriculares y perspectivas de desarrollo profesional. Apoyar los programas de
formación sobre la importancia de la participación de las mujeres en la dirección de
las empresas, a través de líneas de financiación con organizaciones sindicales y
empresariales. Diseño de programas de formación, acompañamiento y desarrollo
profesional de mujeres directivas.
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acoso sexual y el acoso por razón de sexo. Realizar programas específicos de
formación en igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, dirigidos a los
agentes implicados en la puesta en marcha de planes de igualdad (cuerpo directivo,
sindicatos, plantilla, personal de recursos humanos de las empresas, representantes
en la negociación, etc.). Incrementar la cultura empresarial por la igualdad como valor,
implementando y estableciendo criterios para la concesión del “Distintivo empresarial
en materia de igualdad”. Diseñar y recopilar acciones de Responsabilidad Social de
las Empresas (RSE) en materia de igualdad de oportunidades entre mujeres y
hombres. Promover jornadas y foros de encuentro interempresariales de difusión de
Buenas Prácticas en la Responsabilidad Social de las Empresas en materia de
igualdad. Estudiar, a través del Observatorio para la Igualdad de Oportunidades entre
Mujeres y Hombres, la evolución de la implementación de los planes de igualdad en
las empresas. Promover foros de encuentro y debate en el que se analice y reflexione
sobre la situación de las mujeres en el marco de la empresa. Impulsar la creación de
redes de empresas por la igualdad.
Objetivo 3: Promover la iniciativa emprendedora y el empoderamiento económico de
las mujeres. Actuaciones: Promover el mantenimiento, la consolidación y el
crecimiento de empresas de mujeres, mediante líneas de financiación específicas y
servicios de apoyo y acompañamiento a empresarias. Continuar mejorando el perfil
profesional de las empresarias, favorecer su implantación en todos los sectores, así
como la competitividad e internacionalización de sus empresas. Fomentar la
utilización avanzada de las tecnologías de la información y la comunicación por parte
de las empresarias, como herramienta para reforzar la posición competitiva de sus
empresas. Apoyar el asociacionismo de las mujeres empresarias y la generación de
redes, facilitando su participación social. Fomentar la creación y el fortalecimiento de
las empresas de mujeres en los sectores tecnológicos. Visibilizar la contribución
económica y social de las empresas gestionadas exclusiva o mayoritariamente por
mujeres. Potenciar la integración de las asociaciones de mujeres empresarias en las
organizaciones empresariales más representativas. Impulsar la participación de las
mujeres en colegios y asociaciones profesionales, y corporaciones de derecho público
que las represente.
Objetivo 4: Analizar y medir la participación económica de mujeres y hombres: hacia
la igualdad en femenino. Actuaciones: Realizar estudios sobre la dimensión de
género en los Presupuestos del Estado, en sus diferentes ámbitos. Elaborar nuevas
estadísticas sobre tiempo y trabajo que definan el trabajo en un sentido más amplio
que el empleo remunerado, que incorporen el concepto de trabajo total y que permitan
observar las interrelaciones entre trabajo remunerado y trabajo familiar y doméstico.
Elaborar encuestas de trabajo que representen el funcionamiento global de la
economía, integrando los distintos tipos de trabajo para hacer posible la elaboración
de nuevos indicadores (por ejemplo, la tasa de actividad doméstica masculina). Crear
y elaborar estudios e investigaciones sobre nuevas formas de organización del tiempo
y del trabajo desde la perspectiva del ciclo de vida, que consideren de forma
diferenciada los cambios de las necesidades humanas de cuidados a lo largo de la
vida de las personas (en función de la edad y el estado de salud), así como los
cambios en la estructura de los hogares y los distintos tipos de empresas (tamaño,
función, etc.). Utilizar dichas estadísticas y estudios para proponer medidas
transformadoras de la organización social del tiempo y avanzar hacia el modelo de
igualdad en femenino. Promover en la familia, la escuela, el ámbito político y en los
medios de comunicación el cambio de valores sociales respecto a una consideración
positiva del trabajo doméstico frente al de mercado o al beneficio. Incorporar la
variable “nacionalidad” a los estudios y encuestas sobre usos del tiempo y
conciliación, de forma que las mujeres extracomunitarias formen un grupo
diferenciado.
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En los últimos años, se han observado cambios importantes en los modelos familiares
y en las formas de convivencia. Las relaciones hombre-mujer en el ámbito doméstico
han evolucionado y se ha producido una paulatina flexibilización de los roles
asignados a uno y otro sexo. Hombres y mujeres aprecian las ventajas de compartir
las responsabilidades familiares. Sin embargo, las estructuras sociales y las
mentalidades actúan como freno que impide establecer un nuevo modelo de
relaciones que no implique la subordinación de las mujeres. El problema fundamental
es que las mujeres siguen soportando el peso de la mayor parte de las tareas en el
hogar, en un esquema familiar que perpetúa la ancestral división de tareas en función
del género. Por ello, se hace necesario una revisión de los modelos vigentes hasta
ahora. Se trata de que hombres y mujeres compartan: espacios, tanto públicos como
privados. Recursos, para compensar y completar el capital donado por las mujeres a
su familia más cercana y a la sociedad. Decisiones y responsabilidades familiares,
profesionales y económicas. La clave de la estrategia de género en este ámbito es la
idea de corresponsabilidad social. Corresponsabilidad, cuyo significado va más allá de
aumentar la implicación de las personas, especialmente los hombres, para extenderse
a otros agentes sociales e instancias públicas y privadas. Para ello, es necesario
desarrollar estrategias de cambio que venzan las resistencias culturales hacia el
reparto equitativo del tiempo (entendido como recurso prioritario) y de las tareas que
tienen que ver con el mantenimiento del hogar y los cuidados a las personas. Es
imprescindible, asimismo, establecer, como principio de las políticas de igualdad, la
corresponsabilidad, más allá de la conciliación. Buen ejemplo de ello es el Plan
Integral para la Conciliación de la vida personal y laboral en la Administración, puesto
en marcha por el Ministerio de Administraciones Públicas, por el que se ofrece un
abanico de posibilidades que permiten una mejor convivencia entre el compromiso
laboral y las responsabilidades familiares o privadas, como, por ejemplo, establecer
una hora límite para la finalización de la jornada laboral, flexibilización de los tiempos
de trabajo, ampliación del permiso de paternidad y maternidad y nuevas figuras de
excedencia. Cerca de diez mil personas empleadas públicas se han beneficiado de
alguna de estas medidas. La flexibilización del marco laboral del funcionariado estatal,
puesta en marcha a través del Plan Concilia, avanza un paso más con la regulación
del trabajo telemático desde casa. Se estima que a este sistema se podrán acoger
230.000 personas funcionarias o empleadas laborales de la Administración General
del Estado. Esta modalidad de trabajo será voluntaria y nunca podrá exceder el 40%
de la jornada laboral. Hay que destacar la importancia que en este ámbito ha tenido la
publicación de la Ley 39/2006, de 14 de diciembre, de promoción de la autonomía
personal y atención a las personas en situación de dependencia, que supone, por una
parte, el reconocimiento y apoyo económico a las personas cuidadoras (el 85% son
mujeres) y la profesionalización del cuidado de dependientes, desvinculándolo de su
asignación tradicional a las mujeres del entorno familiar. Igualmente, hay que destacar
la ampliación, con la entrada en vigor de la LOIEMH, de la suspensión del contrato de
trabajo por paternidad en 13 días, ampliado, a partir de 2013, a un mes.
ACTUACIONESY OBJETIVOS.
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incorporar la igualdad de oportunidades a las relaciones afectivas y de convivencia
doméstica. Información y sensibilización dirigida a los varones para que hagan uso de
sus derechos de paternidad, atención y cuidado a personas dependientes.
Incorporación del principio de igualdad de oportunidades y corresponsabilidad entre
mujeres y hombres a las actividades de orientación laboral en el ámbito educativo,
con el fin de no sesgar por género las expectativas vitales de chicas/os. Integración de
la perspectiva de género como elemento transversal de las políticas generales, con
objetivos y acciones específicas dirigidas a fomentar la igualdad de oportunidades y el
reparto equitativo de responsabilidades entre mujeres y hombres. En los planes
gubernamentales de apoyo a las familias, introducir mecanismos que garanticen la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres en el seno de estas. En las
políticas y planes de empleo, incorporar la conciliación y la corresponsabilidad social.
Objetivo 2: Promover el desarrollo de un nuevo modelo de relaciones laborales y
empleo de calidad que facilite la corresponsabilidad para la conciliación de la vida
personal, familiar y laboral. Para ello, se proponen un conjunto de actuaciones
dirigidas a que los agentes sociales conozcan las buenas prácticas de organización
del tiempo, legislación laboral, medidas de conciliación flexibles y adaptadas a las
necesidades de las personas y desarrollo de modelos que, desde el sector público,
sirvan como ejemplo. Actuaciones: Difusión y apoyo a modelos de flexibilidad laboral
en el marco del empleo de calidad, por medio de, campañas informativas sobre
medidas legislativas a favor de la conciliación, catálogo de buenas prácticas de
corresponsabilidad para la conciliación que favorecen la productividad y
competitividad de las empresas, catálogo de cambios organizativos en las empresas
que faciliten la corresponsabilidad para la conciliación, en el marco de planes de
igualdad. Estudio sobre sistemas de jornada laboral que exijan menos horas de
presencia apoyados en el uso de nuevas tecnologías, estudiar la necesidad de
elaborar una legislación reguladora del teletrabajo que promueva un uso equilibrado
por parte de mujeres y hombres campañas informativas sobre las medidas de
corresponsabilidad para la conciliación del empleo público para convertirlas en
referente para el sector privado. 2.2 Apoyo a las normas introducidas sobre permisos
y relaciones laborales que facilitan la corresponsabilidad para la conciliación: análisis,
desde la perspectiva de género, de la contratación a tiempo parcial para determinar
en qué medida las diferencias de cotización y retribución horarias entre el contrato a
tiempo completo y tiempo parcial, están justificadas, con el fin de promover un uso
equilibrado de la contratación a tiempo parcial por parte de mujeres y hombres.
Apoyo a las medidas sobre permisos y relaciones laborales que faciliten la
corresponsabilidad para la conciliación. Fomentar el uso de los permisos de
paternidad, vigilando, de manera especial, la posible discriminación que puedan sufrir
los padres por acceder a estos permisos.
Objetivo 3: Fortalecer y desarrollar, plenamente, la red de servicios de atención y
cuidado a menores y personas dependientes. Para ello, se proponen medidas de
apoyo y vigilancia, en el marco de la Ley de Dependencia y el Plan Nacional de
Reformas. Actuaciones: Seguimiento del desarrollo del sistema educativo, en el
tramo de 0 a 3 años, y evaluación de los efectos de la cobertura de servicios sobre el
acceso al empleo. Revisión de los criterios de acceso a los servicios públicos de
atención y cuidado a las personas, con el objetivo de evitar obstáculos a la búsqueda
de empleo e inserción sociolaboral de las mujeres. Seguimiento del Desarrollo de la
Ley de Dependencia y evaluación de la relación entre la cobertura y tipología de
servicios y las oportunidades de acceso al empleo y desarrollo profesional de las
mujeres. Evaluación del impacto de la figura de la cuidadora familiar, incluida en la
Ley de Dependencia, sobre la inserción sociolaboral de las mujeres. Estudio de
fórmulas de flexibilización de los servicios, diversificación de los públicos y apoyo a las
iniciativas privadas dirigidas a facilitar servicios flexibles, adaptados a las necesidades
de las personas y a situaciones de difícil cobertura. Objetivo 4: Propiciar un cambio
en el diseño y funcionamiento de las infraestructuras urbanas dirigido a facilitar la
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conciliación de los diferentes tiempos de mujeres y hombres. Actuaciones: La
organización del tiempo social incide directamente sobre las posibilidades de
organización individual. Se propone incorporar la perspectiva de género a las políticas
de planeamiento y gestión de las ciudades y sus infraestructuras (transporte urbano e
interurbano, funcionamiento de los servicios públicos, medios de comunicación,
horarios comerciales): promover estudios e iniciativas, en el ámbito urbanístico, que
faciliten un diseño de la ciudad más adaptado a las necesidades de compatibilización
de los tiempos de mujeres y hombres. Apoyo a iniciativas de uso de las nuevas
tecnologías, dirigidas a una mejor gestión del tiempo y acceso a los servicios de
atención y cuidado, incluyendo el apoyo al desarrollo de contenidos de Internet para la
vida cotidiana. Desarrollo de la oferta de servicios públicos y de relación ciudadanía-
Administraciones Públicas a través de Internet (desarrollo de la Administración Pública
Digital en el Plan Avanza). Desarrollo de métodos de acompañamiento que faciliten la
conciliación de la vida familiar y laboral en las actuaciones de los servicios públicos de
inserción laboral. Realización de estudios del impacto de la fijación de horarios
comerciales y de servicios públicos, sobre las oportunidades de conciliación y
elaboración de propuestas para una mejor gestión de los tiempos personales.
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de gobierno de las universidades públicas y privadas o el seguimiento de la aplicación
del principio de igualdad por parte de la Conferencia General de Política Universitaria.
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LA IGUALDAD PARA EL PROGRESO Y L@S EMPLEAD@S PÚBLICOS COMO MOTOR DE CAMBIO
Realizar campañas para el fomento del ejercicio físico y la práctica deportiva en las
mujeres y niñas, promoviendo la formación de las mujeres como gestoras,
entrenadoras, árbitras, investigadoras y periodistas deportivas.
Objetivos 6: promover que los libros de texto y material educativo se editen
respondiendo a criterios de igualdad y no discriminación, incorporando la visión y las
aportaciones realizadas por las mujeres en todos los contenidos escolares y
académicos. Actuaciones: favorecer la creación de una Comisión Permanente que,
en coordinación con las editoriales, trabaje para que, en los libros de texto, se incluya
la perspectiva de género, se haga un uso no sexista del lenguaje y de las imágenes y
se incorpore el saber de las mujeres y su contribución social e histórica al desarrollo
de la Humanidad. Impulsar el diseño de indicadores que analicen la calidad de los
libros de texto, teniendo en cuenta variables de género como la inclusión de la
participación de las mujeres en todos los ámbitos de la historia, la cultura y la ciencia,
la visibilización de las mujeres, la utilización de un lenguaje no sexista que nombre a
las mujeres o la no utilización de imágenes estereotipadas. Incentivar el desarrollo de
campañas informativas que orienten a editoriales, padres y madres y profesorado,
acerca de la elección de los libros escolares, teniendo en cuenta criterios de calidad
de género. Impulsar el diseño y realización de materiales didácticos que trabajen,
específicamente, contenidos coeducativos y de prevención de situaciones de
discriminación de las niñas y las mujeres. Incentivar la realización de campañas
informativas que potencien la presencia de libros coeducativos, bibliografía de autoras
femeninas y obras que fomenten la igualdad, en las bibliotecas escolares y
universitarias. Promover la elaboración de libros de texto y materiales educativos que
contribuyan a transformar los usos sexistas del lenguaje, poniendo de manifiesto que
la sociedad se compone de mujeres y de hombres y que la lengua tiene recursos
suficientes para todos por igual.
Objetivo 7: Promover la inclusión de contenidos y actividades específicas, adaptados
a cada tramo educativo, sobre el significado y alcance de la igualdad entre mujeres y
hombres. Actuaciones: impulsar seminarios, encuentros y redes de intercambio de
información para la recuperación de las aportaciones hechas por las mujeres al
mundo de la educación, la cultura, el arte y la ciencia. Incentivar la implementación de
talleres específicos de coeducación en todos los niveles de la educación (infantil,
primaria y secundaria) para fomentar, entre los alumnos la corresponsabilidad y
asunción de responsabilidades en el ámbito privado y público, la ética del cuidado, la
prevención de la violencia y las relaciones basadas en el respeto y la igualdad.
Objetivo 8: En el marco de la atención a la diversidad, prestar una atención
específica a los colectivos de niñas y mujeres que se encuentren en situación de
mayor vulnerabilidad por sufrir una doble discriminación por su condición de
discapacidad, minorías étnicas, migración o exclusión social.
Actuaciones: realizar programas específicos de información y asesoramiento
dirigidos a alumnas y familiares de colectivos con especiales dificultades, para facilitar
su formación integral y permanencia en el sistema educativo. Fomentar estudios e
investigaciones específicas que aborden la situación, necesidades y estrategias de
actuación en el marco educativo, dirigidas a las alumnas en situación de especial
vulnerabilidad. Realizar protocolos de actuación que garanticen la respuesta del
sistema educativo ante las especiales situaciones de las alumnas de colectivos en
situación de vulnerabilidad. Fomentar la atención integral, el apoyo psicológico, los
programas de acompañamiento y asesoramiento individualizado en los momentos de
tránsito, como son el paso de primaria a secundaria o a estudios universitarios y de
Formación Profesional. Impulsar campañas de sensibilización e información, dirigidas,
al entorno familiar y escolar, para facilitar la normal integración de las alumnas en
situaciones de especial vulnerabilidad. Potenciar la visión de la diversidad y modelos
positivos desde la perspectiva de género, en todos los materiales didácticos, libros de
texto etc. Impulsar medidas para que, en los proyectos y en la cultura organizativa del
centro, se incorporen medidas de acción positiva que favorezcan la integración de las
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alumnas en situación de vulnerabilidad. Potenciar programas de orientación y
asesoramiento al profesorado que trabaja con alumnas en situación de especial
vulnerabilidad. Objetivo 9: Desde el marco de los principios democráticos de la
Constitución y la Declaración Universal de los Derechos Humanos y teniendo en
cuenta la creciente diversidad cultural del alumnado, garantizar una educación para la
igualdad y desde la igualdad entre hombres y mujeres. Actuaciones: promover la
investigación que aborde la situación de las alumnas de origen inmigrante en el
sistema escolar. Promover foros de encuentro y debate, en los que se analice y
reflexione sobre la situación de las niñas y las mujeres en el espacio multicultural de
los centros escolares y se realicen propuestas dirigidas al funcionamiento interno, en
el marco de la democracia y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Potenciar la elaboración de programas y guías con medidas dirigidas a la potenciación
e igualdad de oportunidades de las alumnas extranjeras en la educación. Incrementar
el control sobre las situaciones de abandono y vulneración de los derechos de las
alumnas de origen inmigrante en el entorno educativo y familiar. Potenciar las
campañas de sensibilización, apoyo a las familias y formación de madres y padres,
favoreciendo la creación de puentes educativos entre la cultura de origen y la cultura
de acogida a favor del desarrollo integral de las alumnas. Implementar programas de
educación intercultural, desde la perspectiva de género, en la formación inicial y
continua del profesorado. Impulsar el debate, en todas las instancias educativas, para
determinar criterios de convivencia intercultural que respeten la educación en igualdad
y para la igualdad. Objetivo 10: Adaptar los programas de educación de personas
adultas a los nuevos perfiles de los destinatarios. Actuaciones: elaborar programas
de educación de personas adultas con especial atención a las necesidades
específicas de las mujeres. Fomentar la igualdad efectiva de derechos y
oportunidades entre hombres y mujeres, así como analizar y valorar críticamente las
desigualdades entre ellos. Favorecer el aprendizaje y la resolución pacífica de
conflictos personales, familiares y sociales. Objetivo 11: Fomentar el diseño y
realización de programas de orientación no sexista, que promuevan la elección de
estudios de forma no discriminatoria. Actuaciones: impulsar programas de formación
específica en orientación no sexista y no racista, dirigida a los orientadores y
orientadoras. Incentivar el diseño de guías de orientación profesional dirigidas al
alumnado, de forma que incorporen la perspectiva de género y la visión intercultural.
Favorecer campañas de información y orientación profesional, en las que se trabaje
contra estereotipos sexistas, proponiendo modelos de identificación, tanto de mujeres
como de hombres, en aquellos ámbitos donde aún están escasamente
representadas/os.
Desarrollar guías de actuación dirigidas a las Universidades y los Centros de
Formación Profesional, para que en, las campañas de información, captación y
orientación de estudiantes incidan de forma específica en la orientación profesional no
sexista y no racista.
Objetivo 12: Promover la gestión de los Centros Educativos con criterios de
conciliación de la vida familiar, laboral y personal. Actuaciones: fomentar la
realización de análisis y estudios que analicen la oferta y demanda relacionados con
el ámbito educativo: comedores, transportes, escuelas infantiles..., en relación con
plazas, actividades y su adecuación a las diferentes condiciones, situaciones y
necesidades de las madres y de los padres para conciliar la vida laboral y personal.
Con el fin de facilitar la corresponsabilidad social y familiar, adoptar las medidas
pertinentes para flexibilizar los horarios de los colegios, ofertar plazas de comedor y
transporte, transformando los centros educativos en espacios de participación
socioeducativa, actividades de refuerzo, extraescolares y de tiempo libre. Fomentar el
incremento de las plazas destinadas al tramo de 0-3 años y garantizar la oferta de los
servicios de comedor y transporte. Objetivo 13: Incorporar la perspectiva de género
en los procesos de evaluación del sistema educativo. Actuaciones: elaborar los datos
por sexos y cruzarlos con variables de especial relevancia (discapacidad, inmigración,
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minorías étnicas) que ayuden a visibilizar las situaciones de las alumnas que
pertenezcan a estos colectivos. Desarrollar indicadores y criterios de evaluación que
reflejen los cambios respecto a la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres
en todo el sistema educativo, centros de primaria y secundaria.
V- ÁREA DE INNOVACIÓN
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que faciliten su participación en los ámbitos tecnológicos, la adquisición de las
capacidades necesarias (fluidez tecnológica) y la inclusión de grupos vulnerables.
Actuaciones: ofrecer programas de formación en habilidades TIC, orientados a los
intereses personales y profesionales de los distintos colectivos de mujeres. Para ello
es necesario: formar al profesorado TIC con una visión de género. Reforzar el
estereotipo positivo de género, incluyendo más mujeres entre el profesorado que
imparten cursos, prestar especial atención a la formación en TIC, para las mujeres, en
áreas rurales. Impulsar la ampliación de acceso a Internet destinado a mujeres en
condiciones desfavorecidas. Objetivo 4: Integrar la visión de las mujeres en los
procesos de diseño, producción y gestión de ámbitos científicos (equidad tecnológica).
No basta con que las mujeres cambien su actitud ante la tecnología. Es esencial
ampliar el ámbito de referencia de los estudios tecnológicos y relacionarlos con la
solución de problemas sociales. Actuaciones: incorporar a las mujeres, en paridad e
igualdad, a los ámbitos de decisión de las empresas científicas y tecnológicas, de
forma que, para la provisión de puestos de responsabilidad, se considere la
candidatura de mujeres de forma sistemática. Enriquecer la cultura científica y
tecnológica con la aportación de las mujeres desde la perspectiva de género. Acercar
los objetivos de la innovación científica y tecnológica a la resolución de problemas
sociales y humanitarios, sin menoscabo del avance científico. Incorporar, al diseño de
los estudios y carreras tecnológicas, la preocupación por la función social de la
tecnología y la búsqueda de la equidad social y de género. Concienciar a la
comunidad educativa de la importancia de estimular a las niñas y las jóvenes en
relación con las materias científicas y tecnológicas. Incrementar la participación de
mujeres en los estudios y carreras científicas y tecnológicas, tanto de nivel medio
como universitario, como estudiantes y como profesoras e investigadoras en todos los
niveles de responsabilidad. Enriquecer la cultura del trabajo en las actividades
tecnológicas de manera que faciliten la corresponsabilidad de mujeres y hombres
respecto a los compromisos domésticos, familiares y de cuidados. Objetivo 5:
Diseñar acciones dirigidas a que Internet se convierta en un ámbito de libertad que
favorezca la expansión de los proyectos de las mujeres, estableciéndose como
herramienta para cambiar los estereotipos y las relaciones de género. No basta con
que las mujeres accedan a las tecnologías para hacer lo de siempre: vender sus
trabajos de artesanía por Internet y mantener unida a la familia por medio del correo
electrónico. El objetivo es que vendan sus cualificaciones como diseñadoras de sitios
Web, gestoras de redes o consultoras de servicios TIC. Actuaciones: potenciar la
presencia de las mujeres en Internet, promoviendo portales, páginas y contenidos que
recojan sus intereses y necesidades y atiendan a su diversidad: que potencien la
iniciativa emprendedora femenina, aprovechando ventajas de costes y capacidad de
comunicación que ofrece Internet, que creen redes y diseñen contenidos, lenguajes,
modelos, que aporten las necesidades y la perspectiva de las mujeres, que actúen
como herramienta para alterar los estereotipos y contribuir a cambiar las relaciones de
género, que ayuden para reforzar la autoestima y empoderamiento de las mujeres,
que sirvan para la defensa de sus derechos mediante la creación de redes.
Desarrollar contenidos de Internet, que faciliten la corresponsabilidad entre mujeres,
hombres y toda la sociedad, respecto a la conciliación entre la vida profesional y la
privada. Esto implica servicios que faciliten la combinación eficiente de tareas, como
trámites administrativos, compra, formación, servicios de proximidad (salud,
educación, cuidados), tanto para mujeres como para hombres. Hacer visibles modelos
positivos de mujeres usuarias creativas, que contrarresten el estereotipo masculino y
misógino y contribuyan a erradicar el mito sobre la falta de aptitud de las mujeres en
relación con las tecnologías. Utilizar imágenes y lenguajes que incluyan a las mujeres
como protagonistas y usuarias activas de las tecnologías, en las actividades
generales de difusión de Internet y a través de Internet, que lleven a cabo las
Administraciones Públicas. Impulsar mecanismo de control y supervisión sobre los
contenidos en la Red que menoscaban a dignidad
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Partiendo de una definición de ciencia, por la que sus objetivos fundamentales son
superar las fronteras del conocimiento existente, encontrar soluciones a los problemas
cotidianos y mejorar la calidad de vida, el olvidarse de la mitad de la población implica
unos costes humanos y económicos excesivamente altos. El sistema de conocimiento
tiene que estar orientado al servicio de la ciudadanía, marcándose como objetivos
fundamentales la generación del conocimiento y la mejora de la competitividad
empresarial, con el fin último de la mejora del bienestar social. Para ello, la
investigación tendrá que partir de una visión pluralista y no androcéntrica del ser
humano y no perder de vista las potenciales diferencias entre mujeres y hombres. En
este sentido, los Programas Marco de la Unión Europea y diversas comunicaciones
de la Comisión Europea han marcado la necesidad de tener en cuenta tres
perspectivas en el diseño, implementación y evaluación de las políticas científicas:
investigación por, para y sobre mujeres. Las mujeres han sido excluidas de la
generación y validación del conocimiento, independientemente de la naturaleza del
mismo, ya sea científico o artístico, situación que debe ser corregida. Los nuevos
horizontes que las mujeres hemos establecido deben hacerse claros en este mundo
de la sabiduría en relación con varios aspectos: las mujeres tienen que aportar su
mirada al conocimiento, las mujeres tienen que ser agentes del conocimiento, el
conocimiento sobre las mujeres tiene que formalizarse. Objetivo 1: Formalizar los
Estudios Feministas, de las Mujeres y del Género en el ámbito universitario.
Actuaciones: apoyar el desarrollo de Estudios específicos sobre las Mujeres. 1.2
Apoyar la creación y consolidación de los Seminarios e Institutos de Estudios de las
Mujeres, Feministas y del Género. Impulsar la inclusión de la perspectiva de género
en las materias troncales de los grados, especialmente en las Ciencias Sociales,
Humanidades y Ciencias de la Salud. Objetivo 2: Incrementar el número de mujeres
en la generación del conocimiento. Actuaciones: fomentar la presencia de las
mujeres en el ámbito de la investigación. Potenciar la presencia de las mujeres en el
diseño, implementación y evaluación de las políticas de investigación. Apoyar el
asociacionismo de mujeres relacionadas con la Ciencia y la Tecnología. Utilización del
lenguaje no sexista en todos los documentos del Plan Nacional. Potenciar la
visibilidad de las mujeres investigadoras en los documentos del Plan Nacional.
Apoyar la producción artística y cultural realizada por mujeres, haciendo especial
incidencia en la difusión de la misma. Hacer relevantes los intereses y la diversidad
de las mujeres en la innovación, de forma específica, en la Biotecnología y salud de
las Mujeres. Promover la participación de las investigadoras y tecnólogas españolas
en iniciativas internacionales en ciencia y tecnología. Apoyar la creación de una base
de datos de mujeres científicas ordenada por sus campos de investigación. Creación
de una base de datos de mujeres creadoras, ordenada por sus campos de creación.
Apoyar el asociacionismo de las mujeres relacionadas con la producción artística y la
cultura. Objetivo 3: Fomentar el conocimiento desde la perspectiva feminista, de las
mujeres y del género. Actuaciones: Fomentar la realización de estudios e
investigaciones con perspectiva de género. Desagregación por sexos de las
estadísticas. Estudiar la posible asignación de un código específico a los Estudios de
las Mujeres, Feministas y del Género, dentro de la nomenclatura de la UNESCO.
Incluir la Acción Estratégica de Fomento de Igualdad de Oportunidades entre Mujeres
y Hombres en las convocatorias complementarias del Plan Nacional. Fomentar la
implantación del principio de transversalidad en el sistema de ciencia y tecnología
español. Objetivo 4: Recuperar la memoria histórica de las mujeres. Apoyar la
creación de una Biblioteca de Mujeres que recoja su memoria histórica, en la que se
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incluyan todo tipo de producciones realizadas por, para y sobre mujeres. Establecer
premios en las distintas áreas de conocimiento y en las diferentes formas de
expresión artística. Apoyar el establecimiento de una Red de Centros con las mismas
características que la Biblioteca de Mujeres, en al ámbito local, autonómico, estatal y
europeo. Elaborar un Diccionario/Catálogo de mujeres relevantes en la Ciencia y la
producción artística. Objetivo 5: Impulsar la igualdad de oportunidades en la
Universidad. Actuaciones: apoyar la realización de estudios sobre la presencia de las
mujeres en los distintos niveles de la Universidad: profesorado, personal investigador,
personal de administración v servicios v alumnado. Impulsar la realización de
programas para compatibilizar la vida profesional, personal y familiar en el ámbito
universitario. Fomentar el desarrollo igualitario de la presencia de mujeres en los
Órganos de Gobierno de las Universidades. Apoyar la creación de observatorios y
comisiones de igualdad de oportunidades en las Universidades. Promover la
implantación de la transversalidad de género en las políticas universitarias. Fomentar
el nombramiento de mujeres como Doctoras Honoris Causa. Objetivo 6: Visibilizar y
apoyar las aportaciones de las mujeres jóvenes en la Universidad. Actuaciones:
apoyar el asociacionismo de alumnas universitarias. Apoyar la creación de una red de
mujeres jóvenes especialistas en los Estudios de las Mujeres, Feministas y de
Género. Impulsar la creación de bases de datos de jóvenes investigadoras.
Las jóvenes se exponen al riesgo de embarazos no deseados, que tienen como una
de sus consecuencias la interrupción voluntaria del embarazo. Asimismo, en la
población joven aumenta la exposición a infecciones de transmisión sexual y VIH, por
mantener prácticas sexuales de riesgo, que han de asociarse a actitudes en las
relaciones en las que inciden los condicionantes de género. En cuanto a los jóvenes
tienen conductas menos saludables respecto al consumo de sustancias adictivas
(tabaco, alcohol, drogas ilegales) -aunque las jóvenes están incrementando el
consumo de sustancias, fundamentalmente tabaco, alcohol y psicofármacos- que
estarían relacionados con las mayores prácticas de riesgo que se asumen desde los
modelos tradicionales de masculinidad. Durante la vida adulta, se produce la
confluencia de una vida sexualmente activa con un mayor potencial de convivencia de
pareja. Para las mujeres: las presiones procedentes de la doble jornada laboral, las
sobrecargas del cuidado familiar, los problemas de crianza de los hijos e hijas, y la
discriminación laboral que supone, entre otras consecuencias, dificultades para la
elección y el ejercicio de la maternidad, uno de cuyos resultados es el aumento de la
utilización de la reproducción asistida, constituyendo factores relevantes por su
prevalencia e impacto en la salud. En cuanto a los hombres, siguen presentando
estilos de vida menos saludables que las mujeres, si bien se puede destacar que
practican más deporte y duermen más horas, asociándose a la falta de equidad en la
distribución de los tiempos dedicados al trabajo remunerado y al trabajo doméstico o
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al cuidado de hijos e hijas, en cuanto a la salud laboral, la segregación (horizontal y
vertical) y la mayor precariedad en el mercado de trabajo definen una parte importante
de la exposición a riesgos físicos y psicosociales, generalmente invisibles, y, por
tanto, insuficientemente contemplados. Los efectos sobre la salud de todos los
factores psicosociales se dejan ver, precisamente, en los datos sobre quejas de salud
y morbilidad relacionados con el dolor y el malestar psíquico y con la prevalencia y
aumento, entre las mujeres, de problemas de salud mental y somatizaciones.
Asimismo, se ha de destacar que la violencia contra las mujeres tiene importantes
repercusiones sobre su salud física, mental y social. Por otra parte, la mediana edad
se caracteriza en las mujeres por el cese de la capacidad reproductiva y por el cambio
de las principales actividades de cuidado de los hijos e hijas, a las que puede que se
sumen la aparición de nuevas cargas de cuidado de personas dependientes o de
nietos y nietas. Se produce la necesidad de redefinición de las motivaciones y
actividades, de la relación de pareja –cuando se mantiene este tipo de vínculo-.
Mujeres y hombres han de realizar una adaptación a los cambios, tanto corporales
como funcionales y psicosociales, que están influidos, una vez más, por los
condicionantes de género que marcan ideales sujetos a papeles contradictorios con la
realidad de las mujeres y los hombres. Observándose también inequidades en cuanto
al tiempo de ocio y de descanso.
En cuanto a las patologías crónicas en relación a las mujeres, se caracterizan por una
peor salud percibida y padecimientos de dolor (funcionales y psíquicos), que
aumentan de frecuencia en este grupo de edad. En esta época de la vida, el consumo
de psicofármacos y a veces otras sustancias, como el alcohol, se producen con el
objetivo de mitigar la ansiedad, la angustia y la frustración. Finalmente, la tendencia
de las sociedades actuales a la medicalización de la vida tiene mayor impacto en el
caso de las mujeres, en parte porque suelen utilizar con mayor frecuencia los
servicios de salud. Pero también, por razones de género, el diseño de las políticas y
servicios de salud tiende a intervenir en mayor medida en la salud de las mujeres y a
“medicalizar” su ciclo de vida. Objetivo 1: promover la investigación, producción,
publicación y difusión de información cualitativa y cuantitativa sobre la influencia del
género en la salud y la atención de la salud. Actuaciones: favorecer que los ensayos
clínicos contemplen la evaluación de la eficacia y eficiencia de los tratamientos en
función del sexo. Promover la investigación sobre las causas, factores asociados,
medios diagnósticos y tratamientos de aquellas patologías de alta prevalencia en las
mujeres, teniendo en cuenta los condicionantes de género. Garantizar que los
sistemas de información sanitaria recojan, sistemáticamente, información
desagregada por sexo y edad y analicen los datos en relación a los condicionantes de
género. Participar y promover la elaboración de indicadores de salud sensibles al
género. Fomentar que los sistemas de información en salud laboral recojan,
sistemáticamente, información desagregada por sexo, contemplando, igualmente, las
consecuencias para la salud que se derivan de las condiciones en las que se
desarrolla el trabajo doméstico, la doble jornada y la dedicación a cuidados informales
por las mujeres. Impulsar la elaboración de materiales divulgativos dirigidos a las
mujeres. Propiciar la accesibilidad de los y las profesionales y de las mujeres a
información cualificada sobre la salud con perspectiva de género (informes y
opiniones de expertas, producción de saber de las propias mujeres, conocimiento
generado en las redes de mujeres profesionales, documentación científica etc.).
Desarrollar, en el sitio electrónico del Plan de Calidad del Ministerio de Sanidad y
Consumo, un área que proporcione información de calidad sobre los temas clave en
salud y género, de una manera accesible a la población general.
Objetivo 2: promover la aplicación de la transversalidad de género a las políticas de
salud, así como impulsar políticas específicas de salud de las mujeres. Actuaciones:
impulsar la inclusión de la perspectiva de género en la planificación sanitaria y en la
elaboración de los presupuestos del Sistema Nacional de Salud. Tener en cuenta,
como criterios para evaluar la calidad de los servicios, aspectos diferenciales
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biológicos, psicológicos, culturales y sociales de la salud de las mujeres y los factores
que los condicionan. Incluir, en las carteras de servicios sanitarios, programas de
prevención y atención a los problemas de salud que afectan a las mujeres. Incluir, en
los mecanismos de coordinación institucional con las Comunidades Autónomas, la
perspectiva de género en la planificación, en los programas y en la práctica clínica
que afecta a la salud de las mujeres. Impulsar la sensibilización y la formación del
personal técnico y de gestión de los servicios sociosanitarios, a fin de integrar el
enfoque de género en su tarea profesional. Promover la inclusión de la salud de las
mujeres y del enfoque de género en los programas educativos de pregrado del ámbito
sanitario, contando con la colaboración de las universidades. Promover la inclusión de
la salud de las mujeres y del enfoque de género en salud en los programas de
formación continuada del personal de salud del Sistema Nacional de Salud, en
colaboración con las CCAA. Realizar un estudio sobre el efecto de los estereotipos de
género en la atención sanitaria del SNS y de las actitudes del personal sanitario ante
las desigualdades de género, para identificar las dificultades y oportunidades para
abordar los cambios necesarios. Revisar, con el Ministerio de Trabajo y Asuntos
Sociales, las organizaciones sindicales y otros agentes implicados, los aspectos de
salud laboral desde el enfoque de género, especialmente, los instrumentos para la
evaluación de riesgos y la lista de enfermedades profesionales. Apoyar a las CCAA
para llevar a cabo la planificación, la ejecución y la evaluación de políticas, programas
y proyectos que tengan en consideración las cuestiones de género, elaborando con
las CC.AA., sociedades científicas y profesionales una guía para la inclusión del
enfoque de género en las estrategias, planes y programas de salud.
Objetivo 3: Contribuir a mejorar aspectos específicos de la salud de las mujeres, así
como incidir en las enfermedades de alta prevalencia, o sensibles al impacto de
género. Actuaciones: fomentar la elaboración de guías y protocolos de actuación, en
los servicios de salud de atención primaria, para procesos de salud-enfermedad de
alta prevalencia en las mujeres. Fomentar la inclusión, en las carteras de servicios del
Sistema Nacional de Salud, conforme al procedimiento establecido en el Real Decreto
1030/2006, la prevención de la transmisión heterosexual del VIH/SIDA y los
programas de salud sexual y reproductiva, que introduzcan acciones de información y
educación sexual, y garanticen la prevención del embarazo no deseado y el acceso a
métodos anticonceptivos adecuados y eficaces, así como vivir una sexualidad
satisfactoria.
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de prevenir sus causas. Considerar dentro de la protección, promoción y mejora de la
salud laboral, el acoso sexual y el acoso por razón de sexo. Potenciar la elaboración
de programas y guías dirigidas a la prevención de riesgos relacionados con la
experimentación y la búsqueda de identidad propia diferenciada de las y los jóvenes
que favorecen el consumo (experimental, ocasional, abusivo y adictivo) de tabaco,
alcohol y otras drogas. Impulsar y promover programas con enfoque integral y de
género, dirigidos a la prevención y atención del consumo inadecuado de
psicofármacos y otras sustancias como el alcohol, en mujeres adultas, así como de
aquellas patologías crónicas y de los denominados síndromes funcionales
emergentes que ocasionan, a la larga, incapacidad y dependencia. Promover la
accesibilidad de las mujeres consumidoras de drogas a los tratamientos, favoreciendo
la captación activa desde los servicios sanitarios, sociales y educativos.
Impulsar medidas para aumentar la protección de salud física y psíquica de las
mujeres en relación con las técnicas de reproducción asistida, especialmente, en la
donación de óvulos por parte de las jóvenes. Promover la inclusión del enfoque de
género en todas las investigaciones, así como el desarrollo de investigaciones
específicas sobre las desigualdades e inequidades de género en salud, con especial
atención a las enfermedades cardiovasculares, el cáncer, la diabetes, la salud mental,
las lesiones por causas externas y la salud afectivo-sexual, entre otras. Fomentar la
atención integral y el apoyo psicológico en el diagnóstico y tratamiento del cáncer de
mama.
Desarrollar, un programa de trabajo que revise y actualice la información disponible
sobre la atención a las enfermedades cardiovasculares, los programas de cribado de
cáncer de mama, la prevención del cáncer de cuello de útero y del cáncer de colon y
recto, la prevención y tratamiento de la osteoporosis, y el abordaje de la fibromialgia y
la fatiga crónica. Objetivo 4: Impulsar la participación y empoderamiento de las
mujeres en los procesos de salud. Actuaciones: fomentar el mantenimiento o la
creación de redes profesionales para el debate e intercambio de buenas prácticas,
con relación a procesos de salud-enfermedad que afectan, de forma prevalente, a las
mujeres y que son sensibles al impacto de género.
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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tradicionales en torno a las mujeres. Para que los valores y referentes masculinos
y femeninos no sean un factor limitador a la hora de configurar la identidad
personal, es imprescindible que los comportamientos, funciones y roles femeninos
sean valorados como otra forma de ser y de estar en el mundo; como una
manifestación de la diferencia y no como la justificación de la desigualdad. La
LOIEMH dedica el Título III, en concreto los artículos 36, 39, 40 y 41, a los medios
de comunicación, abordando tanto lo relativo a los mensajes que transmiten los
medios periodísticos como a la publicidad. Por otra parte, la Ley Orgánica 1/2004
de 28 de diciembre de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de
Género, en el artículo 13, “Medios de comunicación”, garantiza que las
Administraciones Públicas velarán por el cumplimiento estricto de la legislación en
lo relativo a la protección y salvaguarda de los derechos fundamentales, Imagen
con especial atención a la erradicación de conductas favorecedoras de situaciones
de desigualdad de las mujeres en todos los medios de comunicación social, de
acuerdo con la legislación vigente. La propia Ley Integral contra la Violencia de
Género también considera la publicidad sexista como una de las causas que
motivan la violencia y modifica la Ley General de Publicidad, estableciendo como
publicidad ilícita la “publicidad que atente contra la dignidad de la persona o
vulnere los valores y derechos recogidos en la Constitución, especialmente a los
artículos 18 y 20, apartado 4...”, e incluyendo en ésta la que utilice la imagen de la
mujer con carácter vejatorio o discriminatorio, incluso de partes de su cuerpo como
objeto desvinculado del producto anunciado, estableciendo, además, la posibilidad
de denunciar en los Juzgados de Primera Instancia.
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Objetivo 3: promover modelos igualitarios en los que se vean implicados los
principales agentes sociales (medios de comunicación, educación, grupo de
iguales, medio familiar). Actuaciones: 3.1 Promover investigaciones sobre la
influencia del sexismo lingüístico en el mantenimiento de los estereotipos de
género y formular propuestas que utilicen el femenino y el masculino para
representar a mujeres y hombres.
3.2 Apoyar la creación artística infantil y juvenil, estableciendo premios que
promuevan una sociedad igualitaria y justa. 3.3 Realizar acciones de
sensibilización y concienciación a la sociedad sobre el consumo responsable de
productos y servicios que no incluyan estereotipos sexistas en su promoción. 3.4
Fomentar el asociacionismo de mujeres en el periodismo y la publicidad, que
analicen e intervengan sobre la representación de mujeres en puestos de
responsabilidad en las empresas de comunicación y publicitarias y que
reivindiquen la perspectiva de género en los contenidos de la producción de estas
empresas. Objetivo 4: Vigilar que la Corporación RTVE y la agencia EFE, así
como los entes audiovisuales públicos de las Comunidades Autónomas, persigan,
en su programación, los objetivos incluidos en los artículos 37 y 38 de la LOIEMH.
Actuaciones: 4.1 Reflejar adecuadamente la presencia de las mujeres en los
diversos ámbitos de la vida social. 4.2 Utilizar el lenguaje de manera no sexista.
4.3 Adoptar, mediante la autorregulación, códigos de conducta tendentes a
transmitir el contenido del principio de igualdad. 4.4 Colaborar con las campañas
institucionales dirigidas a fomentar la igualdad entre mujeres y hombres y a
erradicar la violencia de género. 4.5 Promover la incorporación de las mujeres a
puestos de responsabilidad directiva y profesional. Asimismo, fomentar la relación
con asociaciones y grupos de mujeres, para identificar sus necesidades e
intereses en el ámbito de la comunicación. 4.6 Realizar estudios y análisis sobre
contenidos especialmente perjudiciales, como videojuegos, programas sobre la
vida privada de las personas y revistas y publicaciones destinadas al público
adolescente, en los que se refuerzan sustancialmente los roles y estereotipos
sexistas e, incluso, la violencia contra las mujeres. 4.7 Establecimiento de foros de
diálogo para establecer códigos de autorregulación, especialmente, en los
productos potencialmente más dañinos.
Objetivo 5: vigilar que los medios de titularidad privada persigan, en su
programación, los objetivos planteados en el artículo 39 de la LOIEMH.
Actuaciones: 5.1 Promover, por parte de las Administraciones Públicas, la
adopción de acuerdos de autorregulación que contribuyan al cumplimiento de la
legislación en materia de igualdad entre mujeres y hombres, incluyendo las
actividades de venta y publicidad que en aquellos se desarrollen.
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y las familias; la fractura de la salud, psíquica y física; carencias educativas y de
formación profesional; la dificultad en el acceso a los recursos básicos como la
vivienda; la incapacidad de incidir en los círculos de toma de decisiones. En
definitiva, la exclusión dificulta el pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía. Es
necesario redefinir la ciudadanía social como vínculo de integración social y de
lucha contra la exclusión a partir del acceso pleno de todas las mujeres a los
derechos sociales. Los procesos de inclusión han de ser entendidos como
procesos de empoderamiento de las mujeres, ya que la igualdad ha de pasar
siempre por el logro de la autonomía personal y la independencia. Es preciso, por
lo tanto, que la agenda política esté claramente vinculada al avance de los
derechos sociales y de la política social, dirigiéndose, también, a aquellas mujeres
que se encuentran más alejadas del ejercicio de ciudadanía, a las que la sociedad
considera como más vulnerables, en situación o riesgo de exclusión y nombrarlas,
no por la situación de precariedad en la que se encuentran, sino en tanto que
sujetos preceptores de derechos.
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Objetivo 3: diseñar estrategias con perspectiva de género de colaboración,
supervisión y acompañamiento de los programas que se realizan desde el tercer
sector, para la inclusión de las mujeres en situación o riesgo de exclusión social.
Actuaciones: 3.1 Diseñar protocolos con perspectiva de género, para la atención
diversificada de los colectivos de mujeres en situación o riesgo de exclusión social.
3.2 Promover iniciativas del tercer sector que se dirijan a la reinserción de los
colectivos de mujeres en situación o riesgo de exclusión social, a través de líneas
de financiación, dotación de infraestructuras y medidas fiscales. 3.3 Coordinar las
actuaciones de las distintas Administraciones Públicas y el tercer sector. 3.4
Garantizar la transparencia de los distintos agentes implicados, a partir de la
supervisión económica, laboral, metodológica y la consecución de los objetivos
propuestos desde una perspectiva de género.
3.5 Fomentar la participación y el empoderamiento de las mujeres en situación o
riesgo de exclusión social, en los programas de inclusión social, puestos en
marcha desde el tercer sector.
3.6 Favorecer el intercambio permanente de experiencias y buenas prácticas, en
el desarrollo de programas y proyectos de inclusión, realizados desde el tercer
sector. Objetivo 4: impulsar el conocimiento de los procesos de exclusión y
pobreza de las mujeres. Actuaciones: 4.1 Establecer un sistema de indicadores
de exclusión social que desagregue la información disponible por sexo,
armonizado con los existentes en la Unión Europea. 4.2 Promover la creación de
un grupo de trabajo sobre “igualdad y género” en el Observatorio de Mayores del
IMSERSO. 4.3. Promover la realización de investigaciones sobre la feminización
de los procesos de exclusión y las medidas y modelos de actuación que se deben
aplicar, en cada una de las situaciones, desde la perspectiva de género.
4.4 Evaluar la situación económica de las mujeres mayores, con particular
atención a la cobertura de la protección de la Seguridad Social.
Objetivo 5: adecuar la respuesta y recursos de los Servicios Sociales a las
diferentes necesidades de los colectivos de mujeres en situación o riesgo de
exclusión. Actuaciones: 5.1 Potenciar la formación en transversalidad de género
de las personas responsables de la planificación, seguimiento y evaluación de los
Servicios Sociales, a través de la incorporación de módulos específicos, en la
formación profesional para el empleo. 5.2 Revisión de la normativa y la
planificación de los Servicios Sociales para detectar vacíos o insuficiencias
relacionados con las necesidades específicas de los grupos de mujeres en
situación o riesgo de exclusión. 5.3 Favorecer el intercambio permanente de
experiencias y buenas prácticas en la gestión de los Servicios Sociales.
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Con esta finalidad, las Cortes Generales aprobaron por unanimidad la Ley
Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la
Violencia de Género (en adelante, Ley Integral). En esta Ley, y con carácter
innovador en el ámbito del derecho comparado, se establecen medidas de
protección integral cuya finalidad es prevenir, sancionar y erradicar esta violencia y
prestar asistencia a sus víctimas. En el tiempo transcurrido desde su aprobación,
se han adoptado las decisiones y medidas necesarias para su completo
desarrollo. Así ha sido en el ámbito institucional, con la creación, puesta en
marcha y funcionamiento, de la Delegación Especial del Gobierno contra la
Violencia sobre la Mujer o con la constitución del Observatorio Estatal de Violencia
sobre la Mujer. Así ha sido, igualmente, con la creación de Juzgados de Violencia
sobre la Mujer y de Fiscalías especializadas, y con la asignación creciente de
efectivos a las unidades especializadas en la lucha contra de este tipo de violencia
de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. También se han dado los
primeros pasos para la incorporación en los currículum de la enseñanza
obligatoria de contenidos destinados a promover la educación en valores que
refuercen la igualdad entre hombres y mujeres; se ha avanzado en la formación y
especialización de todos los profesionales que intervienen en la atención,
persecución y sanción de esta violencia; se han consolidado los derechos
reconocidos a las mujeres víctimas de esta violencia; se han financiado acciones
concertadas con las Comunidades Autónomas para garantizar la atención integral;
se ha afianzado la necesaria colaboración y coordinación de actuaciones para
garantizar la eficacia de las medidas adoptadas. Pese a todo ello, los casos de
mujeres muertas a manos de su pareja o exparejas siguen siendo intolerables. Por
ello, el Gobierno, a la vista del primer balance de resultados de la Ley Integral,
aprobó, el 15 de diciembre de 2006, el Plan Nacional de Sensibilización y
Prevención, previsto en el artículo 3.1 de la Ley Integral. Este Plan, fruto de un
proceso muy participativo desarrollado en el marco del Observatorio Estatal de
Violencia sobre la Mujer, constituye el instrumento global y sistemático de la
actuación de las distintas Administraciones Públicas para sensibilizar al conjunto
de la sociedad sobre la dimensión y consecuencias de la violencia de género y
para adoptar acciones destinadas a prevenir su actualización, mediante una
mejora permanente de la respuesta frente a estas situaciones violentas. Junto a
ello, el Gobierno aprobó un Catálogo de Medidas Urgentes para hacer posible que
los objetivos perseguidos por la Ley Integral se hagan reales y efectivos en el
plazo más breve posible. Por último, estas actuaciones se han visto completadas
con otras diez medidas adicionales, aprobadas por el Consejo de Ministros el 2 de
marzo de 2007, y más recientemente con las 28 acciones adoptadas por el
Consejo de Ministros de 22 de junio de 2007, para garantizar la inmediata
ejecución de las propuestas del Congreso de los Diputados que se recogen en la
moción acordada por unanimidad de todos los grupos parlamentarios el 19 de
junio de 2007.
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1.4 Fomento del intercambio de experiencias internacionales en el tratamiento de
la violencia de género. 1.5 Promoción y fomento de estudios criminológicos
relacionados con la violencia de género. Objetivo 2: fortalecer las medidas de
sensibilización y prevención de la violencia de género e incrementar el grado de
implicación de la sociedad para combatirla desde un mejor conocimiento de las
causas y consecuencias de este fenómeno violento.
Actuaciones: 2.1 Elaboración de un proyecto coeducativo común a impartir en los
centros de enseñanza, que contemple dentro de los currículos las enseñanzas
fundamentales para el desarrollo de la autonomía y la educación en el respeto y el
reconocimiento de igual valor de las personas, potencien la capacidad crítica ante
la violencia y promuevan prácticas educativas igualitarias. 2.2 Constitución de
grupos de trabajo en las Inspecciones Educativas para la revisión de los
contenidos de los libros de texto y materiales didácticos, con la finalidad de
eliminar los estereotipos sexistas o discriminatorios y fomentar la igualdad entre
hombres y mujeres. 2.3 Firma de un convenio de colaboración con la Asociación
para la Autorregulación de la Comunicación Comercial “Autocontrol” con la
finalidad de velar por el cumplimiento de la legislación vigente en materia de
publicidad. 2.4 Promoción de actuaciones dirigidas a los y las profesionales de los
medios de comunicación, para mejorar el tratamiento de las noticias relacionadas
con la violencia de género. 2.5 Realización de campañas de información y
sensibilización permanentes y accesibles, que analicen el fenómeno violento en
todas sus dimensiones y que hagan hincapié en la gravedad del problema, desde
la vulneración de los derechos fundamentales y la comisión de delito que esto
supone. 2.6 Fomento de la participación de las organizaciones de mujeres,
organizaciones de la sociedad civil y agentes sociales en el desarrollo de
programas de sensibilización y prevención. 2.7 Establecimiento de acuerdos con
las empresas para que colaboren en la difusión de los derechos y recursos
disponibles para atender las situaciones de violencia de género
Objetivo 3: mejorar la atención integral a las mujeres víctimas de la violencia de
género. Actuaciones: 3.1 Promoción de proyectos innovadores que garanticen el
derecho a la asistencia social integral. Estos proyectos necesariamente deberán
contemplar la situación de las mujeres con discapacidad, mujeres inmigrantes,
mujeres mayores, mujeres rurales y pertenecientes a minorías étnicas, así como la
atención de menores. 3.2 Estudio sobre los recursos existentes en materia de
asistencia social integral, con la finalidad de proponer unos mínimos comunes en
todo el territorio. En este estudio se tendrán en cuenta las necesidades de las
mujeres más vulnerables. 3.3 Avance en la extensión del servicio de teleasistencia
móvil. 3.4 Puesta en marcha de programas de colaboración con empresas que
posibiliten la contratación de mujeres víctimas de violencia de género. 3.5
Adopción de medidas tendentes a garantizar un turno de oficio 24 horas,
especializado, desde la perspectiva de género.
Objetivo 4: reforzar la protección policial y judicial de las víctimas de la violencia
de género Actuaciones: 4.1 Elaboración de una guía de buenas prácticas
procesales 4.2 Refuerzo de los efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil
dedicados a la prevención y lucha contra la violencia de género. 4.3 Fomento de
las comunicaciones telemáticas entre Jueces y Fiscales y Cuerpos y Fuerzas de
Seguridad en relación con la valoración del riesgo. 4.4 Desarrollo de la nueva
aplicación informática para el seguimiento individualizado de los casos de
violencia. 4.5 Fomento del recurso a los dispositivos electrónicos que permiten el
seguimiento individualizado, vía GPS, de los condenados por violencia de género.
4.6 Creación de nuevos Juzgados de Violencia sobre la Mujer e incremento de la
plantilla de fiscales.
4.7 Incremento de las unidades forenses de valoración integral y reestructuración
de su organización para garantizar que, en todos los Juzgados de Violencia sobre
la Mujer, las víctimas de violencia de género sean atendidas por un Médico
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Forense. 4.8 Adopción de protocolos comunes que ordenen las actuaciones del
Médico Forense de guardia que atiende, en primera instancia, a la víctima de
violencia de género. 4.9 Extensión de los programas específicos de reeducación y
tratamiento psicológico dirigidos a las personas condenadas por delitos
relacionados con la violencia de género, tanto para los internos como en los casos
de sustitución o suspensión de la pena privativa de libertad.
Objetivo 5: intensificar la formación y especialización de profesionales que
intervienen en las situaciones de violencia de género.
Actuaciones: 5.1 Adopción de criterios comunes para la formación en violencia de
género de los y las profesionales que intervienen en la prevención, atención,
persecución y sanción de la violencia de género (operadores jurídicos, Abogacía
General del Estado, Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, personal sanitario, servicios
sociales, profesionales de la publicidad y de los medios de comunicación, etc.), en
colaboración con las Administraciones competentes. 5.2 Reforma de la normativa
reguladora del Centro de Estudios Jurídicos para extender la formación en materia
de violencia de género a Fiscales, Forenses y Secretarios y Secretarias interinas.
Objetivo 6: promover y consolidar procedimientos de coordinación intra e
interinstitucionales para garantizar una mayor eficacia de la respuesta frente a las
situaciones de violencia de género.
Actuaciones: 6.1 Aprobación de un protocolo para facilitar la comunicación entre
los Servicios de Salud ordinarios y las Unidades Forenses de Valoración Integral.
6.2 Promoción de protocolos de coordinación entre la Administración General del
Estado, actuación global e integral de todos los servicios implicados en las
situaciones de violencia de género. 6.3 Suscripción de convenios de colaboración
con las Administraciones Públicas legitimadas ante los órganos jurisdiccionales
para intervenir en defensa de los derechos y de los intereses tutelados en la Ley
Integral. 6.4 Promoción de convenios de colaboración con las Comunidades
Autónomas y la FEMP para mejorar el funcionamiento de las Oficinas de atención
a la víctima. 6.5 Fomento del intercambio de buenas prácticas intrainstitucionales
e interinstitucionales para analizar las actuaciones de los y las profesionales que
intervienen en las situaciones de violencia de género. Objetivo 7: afianzar el
seguimiento y evaluación continua de las medidas puestas en marcha en la lucha
contra la violencia de género, con el fin de determinar la eficacia de la respuesta y
su impacto en la evolución del fenómeno violento.
Actuaciones: 7.1 Refuerzo de la Delegación Especial del Gobierno contra la
Violencia sobre la Mujer como órgano responsable de la evaluación de la
aplicación de la Ley Integral y de sus efectos en la lucha contra la violencia de
género. 7.2 Impulso de la función del Observatorio Estatal de Violencia sobre la
Mujer de seguimiento de la evolución de la violencia de género y de la efectividad
de las medidas acordadas (preventivas, educativas, jurídicas, sociales,
asistenciales y de atención posterior a las víctimas), a través de la elaboración de
un conjunto común de indicadores.
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Seguridad. En ese mismo sentido, la creación de la figura de la Embajadora en
Misión Especial para el Fomento de las Políticas de Igualdad de Género en marzo
de 2007, pretende dar una mayor relevancia a la incorporación del enfoque de
género en la política exterior española. Otro factor que hay que enfrentar y
solventar es la escasez de estudios sobre el impacto de las políticas de igualdad
en el ámbito de las relaciones internacionales. Sería importante profundizar en la
elaboración de investigaciones en esta área. Constituyendo, además, redes de
transferencia de conocimiento e información (Red GEDEA o Red de Mujeres
Africanas), garantizando la institucionalización del tema en las estructuras de
cooperación y trabajando en áreas prioritarias como la cobertura de las
necesidades básicas contra la pobreza y los derechos económicos, promoviendo
la construcción de la paz y el cumplimiento de la Resolución 1325 en los países en
desarrollo, la gobernanza democrática y la cohesión social desde un enfoque de
género, o los derechos sexuales y reproductivos, así como el respeto a la
diversidad cultural y procurando la sostenibilidad ambiental. Desde la aprobación
del Plan Director 2005-2008, la igualdad de oportunidades entre mujeres y
hombres adopta, dentro de la política de cooperación internacional para el
desarrollo, un enfoque de doble prioridad, tanto con carácter horizontal como
sectorial, considerando el enfoque de Género en Desarrollo y la estrategia de
empoderamiento de las mujeres como los elementos fundamentales sobre los que
se basarán sus líneas de actuación. En los últimos años, se han dado pasos
firmes para avanzar en la integración del enfoque de género de manera
transversal en la política de desarrollo española, a partir de un proceso complejo
de transformación a todos los niveles, desde la planificación, pasando por la
gestión, el seguimiento y la evaluación.
La transversalidad de género se ha procurado como prioridad tanto en la acción
bilateral como multilateral, promoviendo más actuaciones concretas dirigidas a
reducir la discriminación contra las mujeres y para la igualdad de oportunidades,
favoreciendo una mayor calidad de la ayuda, e incrementando considerablemente
los fondos y contribuciones dirigidas a organismos internacionales especializados
en temas de género (UNIFEM, INSTRAW, FNUAP, PNUD, GENDERNET del
CAD/OCDE, etc). Incrementar la presencia de mujeres en el ámbito de la política
exterior y de cooperación es sólo un paso para alcanzar la igualdad. Esta
actuación debe acompañarse de otras medidas destinadas a la consecución de la
transversalidad en todas las acciones que se lleven a cabo en estos ámbitos.
OBJETIVOS Y ACTUACIONES.
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Española, para contribuir al cumplimiento de los objetivos y metas fijadas para
2015 en los ODM, en la Plataforma para la acción de Beijing, el Programa de
acción del Cairo y la CEDAW y la Declaración de París. Integrar el enfoque de
género, con carácter de doble prioridad, transversal y sectorial, en los documentos
de planificación estratégica, tanto en los planes directores, como en las estrategias
sectoriales y geográficas, y en los planes anuales de cooperación, en
cumplimiento al mandato explicitado en la Ley para la igualdad efectiva de mujeres
y hombres, en cuanto a esta materia se refiere, y como garantía de una mejora en
la calidad de la gestión. Integrar la perspectiva de género en todas las actuaciones
e instrumentos de la Cooperación Española, desde la identificación, planificación,
gestión, seguimiento y evaluación de cada una de sus prioridades. Diseñar y
poner en práctica planes de sensibilización y formación sobre género, dirigidos al
personal técnico y decisor de los diferentes actores que componen la Cooperación
Española para el desarrollo. Apoyar iniciativas de formación especializada en
género y desarrollo, que faciliten la promoción de especialistas en género en la
Cooperación Española, evaluando y consolidando buenas prácticas ya existentes,
como el Magíster de Género y Desarrollo, promovido por el Instituto de la Mujer.
2.6 Promover la institucionalización de los temas de género en las diferentes
organizaciones de la Cooperación Española, mediante la constitución de unidades
de género especializadas y dotadas de recursos humanos y económicos para
garantizar la calidad y la eficacia de la AOD Española en la promoción de la
igualdad en la política de desarrollo.
Desarrollar programas y líneas de financiación específicas en género y desarrollo
para favorecer la incorporación efectiva de la perspectiva de género en las
diferentes organizaciones que componen la Cooperación Española para el
Desarrollo e Incrementar, de manera progresiva, la AOD bilateral destinada a
promover la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres en el
desarrollo, de acuerdo a las prioridades establecidas en la Estrategia de Género
de la Cooperación Española. Incrementar, de manera progresiva, la AOD
multilateral, especialmente, aportando financiación a los organismos
internacionales especializados en género y desarrollo, o en aquellos otros
organismos con un mandato importante para promover la igualdad de género y no-
discriminación. Consolidar criterios específicos de género en desarrollo y
garantizar la participación de personas expertas en género en las negociaciones
de Comisiones Mixtas Bilaterales y Multilaterales de Cooperación y de los
Convenios Marco, Acuerdos, programas o fondos globales, para asegurar la
incorporación efectiva de la igualdad de género en las diferentes fases desde la
negociación, planificación, gestión, seguimiento y evaluación deellos.
Reforzar la participación de España en los foros internacionales de género y
desarrollo y en la construcción de doctrina y posicionamiento estratégico en los
organismos internacionales ONU y de Comisión Europea y del CAD/OCDE. Se
promoverá para ello la presencia de expertas en género españolas en los
organismos internacionales de cooperación para el desarrollo 2.12 Establecer
medidas para el fortalecimiento de los grupos y redes de mujeres que trabajen en
género y desarrollo en España para reforzar la armonización, calidad y mejora de
los resultados a favor de la igualdad en las actuaciones de la Cooperación
Española. Impulsar y consolidar el trabajo en red de asociaciones de mujeres y
feministas de España y de países en desarrollo como forma de transferir
conocimiento e intercambio de buenas prácticas e información de los debates en
foros internacionales sobre género y desarrollo, y conseguir mejores resultados a
favor de la igualdad en los países en desarrollo. Para ello se constituirá la Red
Gedea de información, intercambio y transferencia de conocimiento de la
Cooperación Española. Reforzar y promover la investigación en cuanto a género
en el desarrollo y empoderamiento de las mujeres se refiere en el ámbito de la
Cooperación Española y sus diferentes actores. Fomentar programas y proyectos
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para el desarrollo sobre género y migraciones en los países socios y en la
cooperación multilateral que apoya España
Objetivo 3: Garantizar la aplicación de la transversalidad de la perspectiva de
género en las políticas públicas sobre migraciones y desarrollo. 3.1 Apoyar la
formación del personal técnico y decisor de los distintos organismos y
observatorios de migración y desarrollo en la integración de los enfoques de
género y diversidad cultural, así como en las herramientas metodológicas de
género y respeto a la diversidad que se utilicen. 3.2 Desarrollar una línea de
financiación específica para apoyar, económicamente, las medidas de cambio
necesarias y suficientes, para la incorporación de la perspectiva de género y los
derechos humanos y culturales en las asociaciones de emigrantes y en las
políticas de inmigración
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detección de los supuestos de discriminación por razón de sexo en los
instrumentos de la negociación colectiva. 1.4 Analizar la evolución de los datos de
las discriminaciones por razón de sexo que persisten en los distintos ámbitos de la
sociedad. 1.5 Realizar estudios especializados de situaciones de discriminación
por razón de sexo. Objetivo 2: Reforzar el asesoramiento de las mujeres víctimas
de discriminación por razón de sexo. Actuaciones: 2.1 Promover y consolidar
procedimientos de actuación y coordinación, consensuados con los distintos
organismos públicos con competencia en igualdad, para asegurar una prestación
de asistencia independiente a las víctimas de discriminación por razón sexo.
2.2 Establecer mecanismos sistematizados de recogida e intercambio de
información sobre medidas y actividades en materia de asesoramiento ante
situaciones de discriminación por razón de sexo. 2.3 Favorecer el intercambio de
buenas prácticas en la asistencia ante reclamaciones por discriminación, con los
agentes sociales y organizaciones de mujeres especializadas en la defensa
jurídica de mujeres víctimas de discriminación por razón de sexo. 2.4 Elaborar un
protocolo de actuación frente a situaciones de acoso sexual y acoso por razón de
sexo.2.5 Establecer un sistema de información telefónico y on line, de carácter
gratuito, para el asesoramiento jurídico a las víctimas de discriminación por razón
de sexo. Objetivo 3: Especialización de las y los operadores jurídicos para la
aplicación del derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. Actuaciones: 3.1
Inclusión de contenidos especializados en género y en la tutela del derecho
fundamental a la no discriminación por razón de sexo en los programas de
formación del Centro de Estudios Jurídicos y de la Escuela Judicial. 3.2
Programas para la formación especializada en la tutela del derecho fundamental a
la igualdad al personal de los organismos públicos con competencias en este
ámbito (Autoridad Laboral, Inspección de Trabajo y agentes de intermediación
laboral). 3.3 Encuentros y foros de debate de operadores jurídicos y expertas y
expertos en igualdad y género para el intercambio de experiencias en la
protección del derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. 3.4 Promoción de
encuentros europeos de operadores jurídicos para el intercambio de experiencias
en la protección del derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. 3.5 Reforzar
el conocimiento de la jurisprudencia de la aplicación de las directivas europeas
relativas a la aplicación del principio de igualdad de trato y oportunidades entre
mujeres y hombres. Objetivo 4: Promover la especialización en materia de
igualdad de los agentes sociales y organizaciones de mujeres cuyo fin primordial
sea la igualdad entre mujeres y hombres. Actuaciones: 4.1 Programas para la
formación especializada en la tutela del derecho fundamental a la no
discriminación por razón de sexo, dirigidos a las y los representantes sindicales.
4.2 Apoyo a la formación de las y los negociadores colectivos para la negociación
colectiva en igualdad. 4.3 Promover encuentros y foros de debate de agentes
sociales y organizaciones de mujeres cuyo fin primordial sea la igualdad entre
mujeres y hombres, para el estudio y el análisis de la aplicación del derecho a la
igualdad.4.4 Promoción de encuentros europeos de agentes sociales y
organizaciones de mujeres para el intercambio de experiencias en la protección
del derecho a la igualdad entre mujeres y hombres. Objetivo 5: Reforzar la
intervención de los organismos públicos con competencia en la materia para la
defensa del derecho a la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y
hombres. Actuaciones: 5.1 Desarrollo de planes de intervención de la Inspección
de Trabajo en el ámbito de la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y
hombres en el trabajo y la no discriminación de las mujeres en el empleo.
5.2 Fomento del establecimiento de instrumentos, foros y medios de coordinación
de las actuaciones de los organismos públicos de igualdad para demandar en
juicio la defensa del derecho a la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres
y hombres. 5.3 Elaboración de protocolos de intervención de los organismos
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públicos con competencia en la materia, en los procesos judiciales para la defensa
del derecho a la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres.
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capacidad de formar un modelo preciso y realista de uno mismo y de ser capaz de
usar ese modelo para operar eficazmente en la vida”.
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asignados culturalmente pueden ser cambiados gracias a nuestra acción. En la
medida en que las mujeres reconozcan su propia valía, empiecen a desarrollar las
habilidades sociales necesarias para cumplir sus metas y logren derrumbar los
muros impuestos desde afuera para encontrar su propio camino, se dejarán de
repetir esas tradiciones que las anulan y les impiden simplemente ser.
Las técnicas asertivas son recursos a nuestra disposición que sirven para hacer
valer nuestros derechos ante los demás, sea en el ámbito familiar o laboral.
Muchas veces, las mujeres tendemos a postergar deseos, necesidades o asuntos
que queremos realizar por el simple hecho de que interfieren necesidades o
deseos de otras personas a los que no podemos o no sabemos decir que no. Hay
que intentar ser asertivas y considerar nuestras necesidades y deseos y
asignarles una prioridad, permitirnos nuestro espacio sin sentirnos culpables. Para
ello, podemos valernos de las técnicas asertivas que nos pueden facilitar la nada
sencilla tarea de decir que no, intentando que el destinatario de nuestro límite no
se enfade con nosotras, nos respete y, en el mejor de los casos, hasta nos
comprenda. Las habilidades de la inteligencia emocional son cada vez más
importantes en un mercado cada vez más complejo. Los hombres que quieran
competir, sobre todo en puestos de liderazgo, deben aumentar la conciencia sobre
sí mismos y reducir la impulsividad. Por otro lado, a medida que el valor de la
inteligencia emocional sigue siendo más reconocido, las mujeres tendrán una
evidente ventaja competitiva y una importante oportunidad para la creación de
valor añadido y de lugares de trabajo donde las personas prosperen.
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oportunidades de trabajo y de generación de ingresos, lo cual además sirve como
factor de protección.
Aumentar el acceso y control de las mujeres sobre los recursos económicos,
incluyendo ingresos y activos tales como la tierra y la propiedad. - Lograr el acceso a
ingresos implica asegurar el derecho de las mujeres a ser dueñas, a heredar y usar la
tierra y sus propiedades, así como asegurar sus oportunidades de trabajar en espacios
más seguros, con iguales salarios y protecciones contra la explotación y el abuso. -
Mejorar las condiciones laborales de las mujeres y su acceso a activos económicos
tales como tierras agrícolas y otros recursos usados por actividades productivas puede
contribuir a mayores apoyos económicos y estándares de vida para sus familias, a
través de la reinversión de ganancias y crecientes niveles de productividad, en
beneficio de sus familias y del ámbito nacional. (UNFPA. 2005) Investigaciones han
demostrado que el poder masculino a nivel económico y de la toma de decisiones está
altamente correlacionado con el abuso contra las mujeres. El abuso es más probable
que se produzca cuando existe claramente una pareja dominante masculina; con
hombres que han crecido en familias donde ellos son los que dominan y donde las
nociones a nivel de la comunidad respaldan la idea de que ellos son los proveedores
primarios del sustento familiar y los controladores de la riqueza. La existencia de
dominio y control masculino durante las relaciones de enamoramiento o noviazgo son
elementos que fuertemente llevan a predecir la violencia dentro de una pareja íntima.
Las mujeres que están en relaciones abusivas frecuentemente se quedan en ellas por
ser económicamente dependientes de su pareja y por carecen de otras alternativas
económicas. Por ello, aumentar el acceso y control de las mujeres sobre los recursos
económicos puede ayudarlas a escapar del abuso y además puede brindarles
opciones para que ellas puedan ingresar a las relaciones en sus propios términos y en
mayor igualdad de condiciones.
Promover una masa crítica de mujeres que puedan ejercer sus derechos políticos y
participar en la toma de decisiones políticas a nivel local, nacional e internacional. La
creciente representación y participación de las mujeres en la política y en las
instituciones contribuye a tener una gobernabilidad mejorada y una política que trate
temas claves como la educación, salud y otros sobre desarrollo, así como a disminuir
los niveles de corrupción. Las mujeres que ocupan cargos de toma de decisiones
pueden ayudar a la incidencia y a la implementación de normas, políticas y programas
para tratar la violencia contra las mujeres y niñas. La presencia de las mujeres en
ciertos sectores, tales como seguridad (como personal policial o militar) y salud (como
proveedores de cuidados) puede crear un ambiente propicio para que las mujeres se
sientan más cómodas para hacer sus denuncias y para buscar ayuda ante el
abuso perpetrado en su contra.
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Otro punto importante por destacar es el empoderamiento de la mujer:
La filosofía del empoderamiento tiene su origen en la educación popular desarrollada
por Paulo Freire. Margaret Shuler, socióloga estadounidense, identifica el
empoderamiento como “un proceso por medio del cual las mujeres incrementan su
capacidad de configurar sus propias vidas y su entorno, una evolución en la
concientización de las mujeres sobre sí mismas, en su estatus y en su eficacia en las
interacciones sociales.”
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Se conoce equidad de género a la defensa de la igualdad del hombre y la mujer en el
control y el uso de los bienes y servicios de la sociedad. Esto supone abolir la
discriminación entre ambos sexos y que no se privilegie al hombre en ningún aspecto
de la vida social, tal como era frecuente hace algunas décadas en la mayoría de las
sociedades occidentales.
De ahí que podamos establecer, por tanto, que para que tenga lugar la mencionada
equidad de género se tiene que producir o generar dos situaciones concretas y
fundamentales. Por un lado, estaría la igualdad de oportunidades y por otro, la
creación de una serie de condiciones determinadas para que se puedan aprovechar
las citadas oportunidades.
En este sentido, hay que subrayar que para conseguir la mencionada equidad se
están llevando a cabo distintos avances en la gran mayoría de los sectores de nuestra
sociedad actual. De esta manera nos encontramos, por ejemplo, con el hecho de que
en España se aboga por que haya paridad entre hombres y mujeres dentro de lo que
sería el ámbito político.
La equidad de género consiste en estandarizar las oportunidades existentes para
repartirlas de manera justa entre ambos sexos. Los hombres y las mujeres deben
contar con las mismas oportunidades de desarrollo. El Estado, por lo tanto, tiene que
garantizar que los recursos sean asignados de manera simétrica.
Una mujer no debe obtener menos que un hombre ante un mismo trabajo. Cualquier
persona debe ganar lo que propio de acuerdo a sus méritos y no puede ser favorecida
en perjuicio del prójimo. Un hombre y una mujer deben recibir la misma remuneración
ante un mismo trabajo que contemple idénticas obligaciones y responsabilidades.
Esta situación de equidad debe alcanzarse sin descuidar las características de
género. Las mujeres, por ejemplo, tienen derecho a una extensa licencia por
maternidad, mientras que la licencia por paternidad es más breve. En este caso, se
atiende a las cuestiones biológicas y se realiza una discriminación positiva entre
ambos sexos. La mujer para su desarrollo profesional se debe incorporar en una
empresa cuya gestión esté llevada a cabo desde la implantación de un modelo de
equidad de género. El Modelo de Equidad de Género (MEG) es un sistema de gestión
con perspectiva de género, que proporciona herramientas a las empresas, las
instituciones públicas y las organizaciones sociales para asumir un compromiso con la
igualdad entre mujeres y hombres, pues les permite revisar sus políticas y prácticas
internas, para reorganizar y definir mecanismos que incorporen la perspectiva de
género e instrumenten acciones afirmativas y/o a favor del personal, que conduzcan a
corto y mediano plazo al establecimiento de condiciones igualitarias para mujeres y
hombres en los centros de trabajo.
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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ciudadanía plena de mujeres y hombres. Condiciones previas, para avanzar en la
igualdad de género y el desarrollo: La democratización es indispensable para el
desarrollo humano, ya que permite tanto a la mujer como al hombre participar en la
toma de decisiones que determinen las condiciones de sus vidas y pedir
responsabilidades a las instituciones. Un Estado desprovisto de mecanismos de
interlocución y participación de la sociedad civil, limita las posibilidades del ejercicio
democrático. No puedes avanzar si no hay quien escuche y atienda tus necesidades,
tus intereses…
Y mucho menos si no cuentan contigo (y tu experiencia de vida) para las posibles
soluciones. La ciudadanía es «el conjunto de prácticas que definen a una persona
como miembro de pleno derecho de una sociedad». Es imposible pensar en una
ciudadanía plena y en su producto colectivo, la democracia, sin que al menos una
proporción significativa de los y las ciudadanas puedan ejercer efectivamente sus
derechos y desarrollar plenamente sus capacidades. Por tanto, pensar y comprender
la ciudadanía desde una perspectiva de género puede propiciar la negociación de
procesos de cambio que funcionen para mejorar las vidas de mujeres y hombres. En
este sentido, son cruciales los aportes teóricos del feminismo a la misma concepción
de democracia, proponiendo un modelo mucho más inclusivo y equitativo. Lo que
actualmente se denomina democracia genérica o de género. «La democracia de
género propone la construcción de otro tipo de relaciones democráticas y otro modelo
democrático que incluya no solamente a las mujeres, sino que, más complejo aún, se
modifique el posicionamiento de los hombres y se establezcan relaciones
democráticas entre los géneros».
El desarrollo humano y la teoría feminista coinciden en la necesidad de alcanzar la
igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. El desarrollo humano porque
busca la expansión de las capacidades de todas las personas, y la teoría feminista
porque desde la teoría y la práctica política, quiere ejercer esas capacidades en
igualdad de condiciones. Este énfasis en las capacidades de las personas permite
analizar la situación y posición de mujeres y hombres, además de visibilizar todas las
normas y valores sociales de género que los diferencian y que son la raíz de la
discriminación y subordinación de las mujeres, tanto en el plano individual como en el
colectivo. En este sentido, mujeres y hombres enfrentan obstáculos de diverso tipo
para desplegar su potencial, desde la falta de alimento o educación, hasta las barreras
sociales basadas en una cultura sexista y androcéntrica que impide que una persona
decida por sí misma dificultando su pleno desarrollo. Así descubrimos que la igualdad
de género está todavía por llegar… La igualdad de género supone que los diferentes
comportamientos, aspiraciones y necesidades de las mujeres y los hombres se
consideren, valoren y promuevan de igual manera. Ello no significa que mujeres y
hombres deban ser iguales, sino que sus derechos, responsabilidades y oportunidades
no dependan del sexo con el que han nacido.
La igualdad de género implica la idea de que todos los seres humanos, hombres y
mujeres, son libres para desarrollar sus capacidades personales y para tomar
decisiones. El medio para lograr la igualdad es la equidad de género, entendida como
la justicia en el tratamiento a mujeres y hombres de acuerdo a sus respectivas
necesidades. Es muy importante entender y preguntarnos si es posible asegurar
desarrollo sin conseguir equidad de género cuando el sistema social genera
desigualdades.
Para comprender el origen de la desigualdad, debemos primeramente aproximarnos al
sistema sexo-género. El género es la forma en que todas las sociedades determinan
las funciones, actitudes, valores y relaciones que conciernen a los hombres y a las
mujeres. Mientras el sexo hace referencia a los aspectos biológicos que se derivan de
las diferencias sexuales (macho xy - hembra xx), el género hace referencia a una
construcción cultural (masculino – femenino)
Las relaciones que se establecen entre el sexo de las personas y el género que se le
atribuye a cada una de ellas constituyen un sistema porque ambos elementos tienen
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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relaciones e interactúan entre sí; por eso hablamos de sistema sexo-género. La
conceptualización del sistema sexo-género, elaborado por la teoría feminista, nos
ayuda a comprender y tomar conciencia de como las diferencias biológicas entre
mujeres y hombres no cambian, y sin embargo, los papeles sociales que se les exigen
varían según la sociedad y la época de la historia. Pero quizás, la contribución más
importante sea que se ha desvelado un sistema de relaciones de poder desiguales.
Así, este sistema es generador de desigualdades de género, persistentes en todas las
sociedades. La expresión desigualdades entre mujeres y hombres se refiere a las
distintas oportunidades asociadas con ser hombres y mujeres en los ámbitos
económicos, sociales, políticos y culturales. En la mayoría de las sociedades existen
diferencias entre hombres y mujeres con respecto a las actividades que desempeñan,
su acceso a los recursos y al control de estos y su participación en la toma de
decisiones. Estas desigualdades son un impedimento para el desarrollo porque limitan
las posibilidades de las mujeres y los hombres de desarrollar y ejercer plenamente sus
capacidades, tanto en beneficio propio como para el bien de la sociedad en general.
¿Pero, cuál es ese modelo de organización social que perpetúa el sistema sexo-
género? ¿Dónde se origina y se sustenta? ¿De qué mecanismos se sirve?
El gran muro con el que nos topamos nada más emprender el camino, se llama
modelo social androcéntrico (androcentrismo), que se nutre del sistema ideológico
patriarcal. Este sistema establece un orden de dominio y poder de lo masculino sobre
lo femenino, e implica la supremacía del hombre en todas las instituciones importantes
de la sociedad. A grandes rasgos, el sistema patriarcal muestra que hay dos factores
importantes que caracterizan las relaciones sociales entre hombres y mujeres:
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Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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trabajo trae consigo una sobrecarga excesiva de trabajo para las mujeres, que, en
algunos casos, y no siempre por elección propia, se ven obligadas a dejar el mercado
laboral, poniendo en riesgo su propia independencia económica, autonomía y
equilibrio emocional. Por otra parte, los hombres siguen teniendo el tiempo propio
necesario para continuar realizando, en el espacio público, los trabajos remunerados
de los que se obtiene el prestigio social.
Pero como sabemos si estamos avanzando o retrocediendo, como medimos estas
desigualdades: en 1995, el Informe sobre Desarrollo Humano, dedicado a la condición
de la mujer, señalaba que «sólo es posible hablar de verdadero desarrollo cuando
todos los seres humanos, mujeres y hombres, tienen la posibilidad de disfrutar de los
mismos derechos y opciones» e introducía dos nuevos indicadores sociales
elaborados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El índice de desarrollo humano relativo al género (IDG) mide las desigualdades
sociales y económicas entre hombres y mujeres.
Este se compone de: • Vida larga y saludable: medida por la esperanza de vida al
nacer de cada sexo. • Educación: medida por la tasa de alfabetización de personas
adultas y tasa bruta combinada de matriculación en educación primaria, secundaria y
terciaria por sexo. • Nivel de vida digno: medido por la estimación de ingresos
percibidos por sexo.
El índice de potenciación de género (IPG) mide el nivel de oportunidades de las
mujeres. Por tanto, mide también las desigualdades en tres dimensiones de
participación de las mujeres: • Participación política y poder de decisión: medidos por
la proporción de mujeres y hombres con escaños parlamentarios
Participación económica y poder de decisión: medidos por la participación de mujeres
y hombres en puestos legisladores, altos funcionarios o directivos y participación de
mujeres y hombres en puestos profesionales y técnicos. • Control sobre los recursos
económicos: estimación de ingresos percibidos por mujeres y hombres. Sin embargo,
las desigualdades de género, aunque comunes a todas las sociedades, adquieren
rasgos y manifestaciones distintas en cada contexto social, económico y político
específico. Los obstáculos que enfrentan las mujeres para acceder y controlar los
recursos difieren de una región a otra, (por ejemplo, en el acceso al crédito, a la
propiedad de la tierra, a la formación, etc.), así como su participación en el mercado
laboral, limitando en gran medida su capacidad para beneficiarse del desarrollo
económico, tecnológico y social. Todo ello explica que en ningún país del mundo las
mujeres hayan alcanzado el mismo nivel de desarrollo humano que los hombres y que
se produzcan brechas de género en todos los ámbitos de la vida, que generalmente se
acentúan si viven en países empobrecidos. La brecha de género es la diferencia, que
se puede observar (y muchas veces también medir), entre las mujeres y los hombres
respecto de algunos indicadores socioeconómicos importantes. Por ejemplo: la brecha
salarial es el resultado de la discriminación en cuanto a la remuneración percibida por
el trabajo realizado por mujeres y hombres.
En este sentido, las situaciones de desigualdad y las brechas de género derivadas se
pueden observar y medir. Muchas instituciones públicas internacionales e institutos de
investigación social están realizando un esfuerzo por generar nuevos indicadores que
hagan referencia a estas brechas de género. Por ejemplo, la organización Social
Watch aporta un nuevo indicador, actual referente en medición de la equidad de
género. La igualdad efectiva entre hombres y mujeres continúa siendo más un objetivo
que una realidad, tanto en nuestro país como en el resto del mundo. Por ello es
necesario realizar aportaciones que contribuyan a que la igualdad avance, tanto desde
el punto de vista del análisis como de la intervención.
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género
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Epígrafe 5- Metas, Logros y mecanismos de ayuda en materia de Igualdad para el
progreso social.
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relevantes, ya que los espacios económicos y de poder político se hallan
generalmente sobre ocupados por los varones.
Como herramienta básica de avance hacia la equidad es la perspectiva de género o
enfoque de género. Definida como una forma de mirar y de pensar los procesos
sociales, las necesidades y las demandas; un marco teórico para entender las
desigualdades de género y como una categoría o herramienta de análisis que
incorpora de manera sistemática el principio de igualdad de oportunidades entre
mujeres y hombres.
La perspectiva de género consiste en: reconocer la diversidad de las necesidades y
demandas de la población, teniendo en cuenta las de los hombres y las de las
mujeres. Impulsar la adquisición, tanto individual como colectiva, de los instrumentos
necesarios para superar los obstáculos que impiden la igualdad real entre los géneros.
• Identificar a las personas como agentes de cambio en su entorno. Lo que permite la
perspectiva de género es: • Obtener un relato fiel de la realidad, identificando la
situación entre mujeres y hombres. • Asegurar la inclusión de las diferentes realidades
y necesidades de las mujeres y de los hombres, con el objetivo de reducir las
desigualdades. Por lo tanto, la perspectiva de género ofrece la herramienta
necesaria para visibilizar y analizar cómo actúan las estructuras y relaciones de
desigualdad y qué efecto concreto tienen en la vida cotidiana de mujeres y
hombres para poder transformarlas. Principalmente es una nueva mirada a esas
diferencias biológicas que se convierten sistemáticamente en desigualdades sociales,
colocando a las mujeres en desventaja con respecto a los hombres desde el mismo
nacimiento. Pero no solo cuestiona las estructuras sociales, sino los valores, y papeles
sociales (roles) que han ido adquiriendo las mujeres a lo largo del proceso de
socialización diferenciada, donde se transmiten diferentes expectativas de cómo
«debe ser una mujer» y cómo «deber ser un hombre»
Es muy importante saber dónde y cómo utilizamos cada herramienta, en qué contexto
y en qué momento a la hora de iniciar un proceso de cambio y desarrollo a través de
una intervención social o un proyecto. Lo mejor es llevarlas siempre encima, es decir,
tenerlas plenamente incorporadas en nuestro trabajo cotidiano para poder sacar el
mayor provecho de cada una de ellas en beneficio de toda la sociedad.
Los conceptos de condición y posición son dos herramientas que nos van a
permitir comprender mejor las relaciones entre las necesidades básicas e intereses
estratégicos. Condición: se refiere a las condiciones concretas de vida de mujeres y
hombres, a sus condiciones materiales y su esfera de experiencia inmediata,
expresada en función del trabajo que realizan, el lugar en el que viven, sus
necesidades y las de las personas que conforman su hogar. Por ejemplo, si están
cubiertas las necesidades básicas en salud, si tienen «acceso» al sistema sanitario y
protección social público o no.
Posición: se refiere a la desigual ubicación social, política, económica y cultural de las
mujeres respecto a los hombres en un contexto determinado. La posición general de
las mujeres se manifiesta como subordinada en las relaciones de género. Por ejemplo,
cuando decimos que muchas mujeres se ven presionadas en la realización de
determinados proyectos personales, de carácter material o más político, como
participar en una asociación, tener una cuenta propia, o planificar su maternidad;
observamos que esos aspectos tan fundamentales dependen de otra persona que
decide por ella, es decir, que el «control» sobre las decisiones que afectan a su propia
vida no reside en ellas mismas. Del análisis de la condición que viva la mujer se
derivan sus necesidades prácticas y del análisis de su posición se derivarán sus
intereses estratégicos.
Dentro del análisis de la participación encontramos otra brecha que separa el
desarrollo personal y profesional de hombres y mujeres. Por tanto, deberemos analizar
qué tipo de participación realizan hombres y mujeres y cuáles son los obstáculos que
impiden a las mujeres ejercer la misma participación pública que los hombres. Para
este análisis se deben tener en cuenta las herramientas descritas anteriormente, ya
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que el principal obstáculo para la plena participación de las mujeres viene derivado de
la división sexual del trabajo, del limitado acceso y control sobre determinados
recursos, de su adscripción a determinados roles, así como de su posición de
subordinación. Por eso, sería importante también tener en cuenta la participación o no
de los hombres en el ámbito doméstico. Uno de los objetivos que se persigue es
promover a las mujeres como agentes activas de cambio. Para ello es importante
crear las oportunidades para la participación plena de las mujeres y elevar su
capacidad de interlocución, concertación y negociación con los distintos agentes
públicos, privados y sociales con quienes se relacionan en su quehacer cotidiano. En
la mayoría de las sociedades están teniendo lugar procesos de emancipación, a través
de una mayor participación de las mujeres en todas las esferas y ámbitos de la vida,
así como el consiguiente empoderamiento, que conlleva una mejora de la posición de
las mujeres y de sus condiciones particulares de vida. Como instrumentos de acción y
de ayuda en materia de igualdad tenemos:
La Educación para el Desarrollo (ED) es el otro gran instrumento de acción con el que
contamos, imprescindible si queremos llegar a nuestra meta. La Coordinadora de ONG
de desarrollo de España la definió como: «el proceso para generar conciencias
críticas, hacer a cada persona responsable y activa (comprometida), a fin de construir
una nueva sociedad civil, comprometida con la solidaridad, entendida ésta como
corresponsabilidad –en el desarrollo que estamos todos embarcados, ya no hay
fronteras ni distancias geográficas–, y participativa, cuyas demandas, necesidades,
preocupaciones y análisis, se tengan en cuenta a la hora de la toma de decisiones
políticas, económicas y sociales. La Educación para el Desarrollo va más allá de la
mera dotación de información, promoviendo procesos de conocimiento de la realidad
que lleven a una comprensión adecuada para poder actuar en la toma de decisiones
políticas, económicas y sociales
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A finales de los años 90 y ya en el comienzo del s. XXI, se produce la crisis del
estado de bienestar y la aceleración de los procesos de globalización e
interdependencia entre países (internet, migraciones a gran escala, comercio
internacional...) que afectan a todo el mundo. La globalización muestra con fuerza
la interconexión existente, las acciones en una parte del planeta repercuten en
otras lejanas y aparecen nuevas identidades que no coinciden necesariamente
con los territorios políticos y geográficos. Se producen las grandes Conferencias
Mundiales para tratar temas globales: medio ambiente (Kioto, 1997), mujeres
(Beijing, 1995), educación (Jomtiem, 1990 y Dakar, 2000) y los Foros Sociales
Mundiales promovidos anualmente desde el año 2001 por asociaciones e
instituciones de lo que se conoce como sociedad civil. Se avanza un paso más,
desde el reconocimiento de la interdependencia a la toma de conciencia sobre la
necesidad de construcción conjunta, entre el Norte y el Sur. En los últimos años
son las propias organizaciones de mujeres del Sur, quienes se han convertido en
fuente de información, elaborando sus propios mensajes, imágenes y contenidos
formativos. Organizaciones del Norte y del Sur trabajan en red y realizan
campañas conjuntas de incidencia y presión política. Cobran fuerza los
movimientos sociales e iniciativas institucionales que pretenden movilizar a la
ciudadanía del Norte y del Sur, articulando una sociedad civil global comprometida
con la construcción de nuevas estructuras más justas con las personas y
sostenibles para el planeta. Alcanza una mayor relevancia el fomento de
relaciones más equitativas, horizontales e inclusivas entre hombres y mujeres
como factor clave en el desarrollo. En esta fase, por tanto, predomina el
paradigma de educación para la ciudadanía global y continúa el trabajo de las
«educaciones para» con una preocupación general creciente hacia los temas de la
participación ciudadana en los asuntos públicos, lanzando campañas sobre
problemáticas globales y propuestas concretas para trabajar sobre ellas a nivel
local, global e internacional. Son muchas las organizaciones de desarrollo que
están incorporando la perspectiva de género en su trabajo formativo de Educación
para el Desarrollo, elaborando manuales de formación específica, guías didácticas
y herramientas de análisis que ayudan a mejorar los materiales formativos. En
este sentido tenemos que revisar tanto los objetivos como las propias acciones de
incidencia para que incorporen esta perspectiva y así poder influir desde las
organizaciones para producir cambios estructurales en pro de la igualdad de
género. Objetivos de la incidencia política desde una perspectiva de género
serían: resolver problemas específicos vinculados a la desigualdad de género, que
afectan principalmente a las mujeres en cualquier ámbito, entre los que podemos
destacar la brecha salarial, la «infrarrepresentación» política e institucional, la
violencia contra las mujeres, la desvalorización del trabajo reproductivo o la
ocultación del papel de las mujeres a lo largo de la historia. Favorecer y fortalecer
a la sociedad civil: la incidencia política, en la medida que promueve la
organización social, la construcción de alianzas, la formación de liderazgos y la
construcción de nuevas relaciones, promueve el fortalecimiento de la sociedad. En
este sentido se tornan imprescindibles los procesos de empoderamiento de las
propias mujeres y de las organizaciones en las que se inscriben. Promover y
consolidar la democracia: las organizaciones de mujeres deben contribuir, estar
presentes con voz propia y representación en los espacios de negociación y toma
de decisiones.
Para cumplir dichos objetivos las organizaciones de desarrollo utilizan diversidad
de estrategias de actuación, entre las que queremos destacar: el trabajo de
concienciación y movilización social, necesario para la corresponsabilización en la
transformación social, así como el trabajo en red y de generación de alianzas con
otras organizaciones claves (organizaciones feministas, institutos de investigación,
sindicatos, instituciones públicas, organismos internacionales, etc.), ya que la
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incidencia política como acción colectiva necesita para su propia legitimación de la
diversidad de espacios, presencias y voces.
En desarrollo del artículo 32.2 CE, el artículo 66 del C.c. establece la igualdad de
derechos y deberes de los cónyuges.
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Son numerosos los textos con origen en la U.E. que han ido regulando la igualdad
de género. De todos estos se destacan los que se consideran más relevantes: La
Directiva 75/117, de 10 de febrero desarrolló el “principio de igualdad de
retribución”. La Directiva 76/207, de 9 de febrero, hace referencia al “principio de
igualdad de trato entre hombres y mujeres en el acceso al empleo, a la formación,
a la promoción profesional y a las condiciones de trabajo”. Dicha Directiva ha sido
modificada por la Directiva 2002/73/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de
23 de septiembre de 2002. La Directiva 79/7, de 19 de diciembre, estableció una
aplicación progresiva del “principio de igualdad de trato en materia de Seguridad
Social”. El Tratado de Ámsterdam (02-10-1997), supuso una nueva etapa en
materia de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres. La promoción de
la igualdad entre hombres y mujeres constituyó una de las prioridades a tener en
cuenta en el diseño de las políticas de la Unión Europea. El año 1999 fue
declarado como Año Europeo de Lucha Contra la Violencia de Género. Como
complemento se aprobó la Decisión del Consejo de 20-12-2000 por la que se
establece un programa de acción comunitaria sobre la estrategia a seguir en
materia de igualdad entre hombres y mujeres (2001-2005). En la Cumbre Europea
de Niza (26-02-2001), las tres instituciones europeas más importantes
(Parlamento, Consejo y Comisión) proclamaron la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea. Dicha Carta establecía que “todas las
personas son iguales ante la Ley” y que “se prohíbe toda discriminación, y en
particular la ejercida por razón de sexo”. Posteriormente, la Decisión 803/2004/CE
del Parlamento Europeo, por la que se aprueba un programa de acción
comunitario (2004-2008), para prevenir y combatir la violencia ejercida sobre la
infancia, los jóvenes y las mujeres y proteger a las víctimas y grupos de riesgo
(programa Daphne II), ha fijado la posición y estrategia de los representantes de la
ciudadanía de la Unión al respecto. Más recientemente, el proyecto de
Constitución Europea recoge en su artículo 141, la obligación para todos los
Estados Miembros de garantizar la aplicación del “principio de igualdad de
retribución” entre trabajadores y trabajadoras para un mismo trabajo o para un
trabajo de igual valor
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una posición de subordinación al hombre y manifestadas en los tres ámbitos
básicos de relación de la persona: maltrato en el seno de las relaciones de pareja,
agresión sexual en la vida social y acoso en el medio laboral”. La Asamblea
Mundial de la Salud declaró la violencia como problema prioritario de salud pública
aprobando la Resolución WHA-49.25. La Resolución de la Comisión de Derechos
Humanos de Naciones Unidas de 1997, también hizo mención a la “Igualdad de
Género”. A principios de 2005, se ha celebrado la Quinta Conferencia Mundial
sobre la Mujer, para revisar y examinar los progresos realizados desde la Cumbre
de 1995. En esta Quinta Conferencia, se ha adoptado una Declaración en la que
se reafirman los compromisos y la Plataforma de Acción a favor de los derechos
de la mujer adoptados hace 10 años, y se hace un llamamiento a realizar mayores
esfuerzos para lograr la igualdad de género y facilitar el progreso de la mujer. Para
ello los gobiernos se comprometen a emprender nuevas acciones y subrayan que
la aplicación plena y efectiva de estos compromisos es fundamental para hacer
realidad los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
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acceso al empleo, a la formación y a la promoción profesionales, y a las
condiciones de trabajo; y la Directiva 2004/113/CE, sobre aplicación del principio
de igualdad de trato entre hombres y mujeres en el acceso a bienes y servicios y
su suministro. La mayor novedad de esta Ley radica en la prevención de esas
conductas discriminatorias y en la previsión de políticas activas para hacer efectivo
el principio de igualdad. El objetivo de la Ley se refiere a la generalidad de las
políticas públicas en España, tanto estatales como autonómicas y locales,
ocupándose en su articulado de la proyección general del principio en los
diferentes ámbitos normativos, y concreta en sus disposiciones adicionales la
correspondiente modificación de las muy diversas leyes que resultan afectas. De
este modo, la Ley nace con la vocación de erigirse en la ley-código de la igualdad
entre mujeres y hombre. La ordenación general de las políticas públicas, bajo la
óptica del principio de igualdad y la perspectiva de género, se plasma en el
establecimiento de criterios de actuación de todos los poderes públicos y cuyos
instrumentos básicos serán, en este sentido, y en el ámbito de la Administración
General del Estado, un Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades, la
creación de una Comisión Interministerial de Igualdad con responsabilidades de
coordinación, los informes de impacto de género, cuya obligatoriedad se amplía
desde las normas legales a los planes de especial relevancia económica y social,
y los informes o evaluaciones periódicos sobre la efectividad del principio de
igualdad. También merece destacarse que la Ley prevé un marco general para la
adopción de las llamadas acciones positivas con especial atención a la corrección
de la desigualdad en el ámbito específico de las relaciones laborales. Mediante
una serie de previsiones, se reconoce el derecho a la conciliación de la vida
personal, familiar y laboral y se fomenta una mayor corresponsabilidad entre
mujeres y hombres en la asunción de obligaciones familiares, adoptándose
medidas específicas sobre los procesos de selección y para la provisión de
puestos de trabajo en el seno de la Administración General del Estado, las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y a las Fuerzas Armadas. Por último, no podía
quedar fuera el ámbito de la participación política, tanto en su nivel estatal como
en los niveles autonómico y local, el llamado en la Ley principio de presencia o
composición equilibrada, con el que se trata de asegurar una representación
suficientemente significativa de ambos sexos en órganos y cargos de
responsabilidad.
La Ley se estructura en un Título preliminar, ocho Títulos, treinta y una
disposiciones adicionales, once disposiciones transitorias, una disposición
derogatoria y ocho disposiciones finales. Desde el punto de vista del
funcionamiento de la Administración General del Estado conviene destacar el
R.D. 542/2009, por el que reestructuran los departamentos ministeriales,
creando, en su art. 1º el Ministerio de Igualdad, al que corresponde, tal y
como establece el art. 18, la propuesta y ejecución de las políticas del
Gobierno en materia de igualdad, lucha contra toda clase de discriminación
y contra la violencia de género. Le corresponde, en particular, la elaboración y el
desarrollo de las actuaciones y medidas dirigidas a asegurar la igualdad de trato y
de oportunidades en todos los ámbitos, especialmente entre mujeres y hombres, y
el fomento de la participación social y política de las mujeres y el R.D. 438/2008,
de 14 de Abril, por el que se aprueba la estructura orgánica básica de los
departamentos ministeriales, y más concretamente su art. 17 que lo estructura,
creando una Subsecretaría de Igualdad, y una Secretaría General de Políticas de
Igualdad, con rango de subsecretaría y de la que dependen: - La Delegación del
Gobierno para la Violencia de Género que asume las competencias de la
suprimida Delegación Especial del Gobierno contra la violencia sobre la mujer. -
La Dirección General para la Igualdad en el Empleo. - La Dirección General contra
la Discriminación. Se Adscriben: • A la Subsecretaría de Igualdad: - El Instituto de
la Juventud. - El Consejo de la Juventud de España. • A la Secretaría General de
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Políticas de Igualdad: - El Instituto de la mujer. - El Consejo de Participación de la
mujer.
Esta Ley tiene por objeto hacer efectivo el derecho de igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres, en particular mediante la eliminación de
la discriminación de la mujer, sea cual fuere su circunstancia o condición, en
cualesquiera de los ámbitos de la vida y, singularmente, en las esferas política,
civil, laboral, económica, social y cultural para, en el desarrollo de los artículos 9.2
y 14 de la Constitución, alcanzar una sociedad más democrática, más justa y más
solidaria. A estos efectos, la Ley establece principios de actuación de los Poderes
Públicos, regula derechos y deberes de las personas físicas y jurídicas, tanto
públicas como privadas, y prevé medidas destinadas a eliminar y corregir en los
sectores público y privado, toda forma de discriminación por razón de sexo. En
cuanto a su ámbito de aplicación, deberá entenderse que todas las personas
gozarán de los derechos derivados del principio de igualdad de trato y de la
prohibición de discriminación por razón de sexo, siendo las obligaciones
establecidas en esta ley de aplicación a toda persona, física o jurídica, que se
encuentre o actúe en territorio español, cualquiera que fuese su nacionalidad,
domicilio o residencia.
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departamentos ministeriales con la finalidad de garantizar el derecho a la igualdad
entre mujeres y hombres y promover su efectividad. Su composición y
funcionamiento se determinarán reglamentariamente. 2. Las Unidades de
Igualdad. En todos los Ministerios se encomendará a uno de sus órganos
directivos el desarrollo de las funciones relacionadas con el principio de igualdad
entre mujeres y hombres en el ámbito de las materias de su competencia y en
particular, las siguientes: a) Recabar la información estadística elaborada por los
órganos del Ministerio y asesorar a los mismos en relación con su elaboración.
b) Elaborar estudios con la finalidad de promover la igualdad entre mujeres y
hombres en las áreas de actividad del Departamento. c) Asesorar a los órganos
competentes del Departamento en la elaboración del informe sobre impacto por
razón de género. d) Fomentar el conocimiento por el personal del Departamento
de alcance y significado del principio de igualdad mediante la formulación de
propuestas de acciones formativas. e) Velar por el cumplimiento de la Ley
Orgánica 3/2007 y por la aplicación efectiva del principio de igualdad. 3. El
Consejo de Participación de la Mujer. Se crea el consejo de Participación de la
Mujer, adscrito a la Secretaría General de Políticas de Igualdad del Ministerio de
Igualdad, como órgano colegiado de consulta y asesoramiento, con el fin esencial
de servir de cauce para la participación de las mujeres en la consecución efectiva
del principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, y la
lucha contra la discriminación por razón de sexo. Reglamentariamente, se
establecerán su régimen de funcionamiento, competencias y composición,
garantizándose en todo caso, la participación del conjunto de las Administraciones
públicas y de las asociaciones y organizaciones de mujeres de ámbito estatal
Medidas de Igualdad en el empleo para la Administración General del Estado. A
estos efectos la Ley Orgánica 3/2007 recoge también otras medidas específicas a
adoptar por la Administración del Estado entre las que caben citarse las
siguientes: a) Se impone un lenguaje no sexista a los poderes públicos y se
introduce la variable de sexo en los estudios o estadísticas que se hagan y en los
contratos de las Administraciones Públicas. b) Se computará en los concursos
para la provisión de puestos, a efectos del trabajo desarrollado y de los
correspondientes méritos, el periodo de tiempo en excedencias, reducciones de
jornada y permisos concedidos todos ellos con el fin de proteger la maternidad y
facilitar la conciliación de la vida familiar y laboral. c) Preferencia en las actividades
formativas a las empleadas públicas y a quienes se reincorporen de una
excedencia por cuidado de hijos u otros familiares o de un permiso de maternidad
o de paternidad. Se trata de un caso de acción positiva. d) La Ley dedica especial
atención a la igualdad en el trabajo y por tanto a la conciliación de la vida familiar y
laboral. En esta materia, destacan los siguientes aspectos: En el régimen de
Función Pública, la Ley introduce importantes novedades. Ahora bien, debe
tenerse en cuenta que buena parte de estas modificaciones de hecho no son
verdaderamente novedosas, puesto que estaban incluidas en el Acuerdo del
Consejo de Ministros de 15 de diciembre de 2005, por el que se ordenaba la
publicación en BOE del Acuerdo Administración Sindicatos sobre el “Plan
Concilia”, y por indicación de la Dirección General de la Función Pública, se
venían aplicando en la medida de lo posible. Con la nueva regulación estas
medidas adquieren plena operatividad, y se introducen igualmente otras
modificaciones de interés. Si las clasificamos por materias, los nuevos derechos
serían los siguientes:
Permisos: a) Se establece la posibilidad de un permiso por el tiempo
indispensable para atender deberes derivados de la conciliación de la vida familiar
y laboral. b) Se establece el permiso de paternidad de 15 días, desde los 10 días
hasta ahora existentes, previéndose que alcance las 4 semanas en los próximos 6
años. Excedencias: a) Se amplía a tres años el periodo de excedencia para el
cuidado de un familiar a cargo hasta el segundo grado de consanguinidad o
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afinidad, cuando no pueda valerse por sí mismo y no desempeñe actividad
retribuida. Se iguala de esta forma con la excedencia por cuidado de hijos.
b) Durante el periodo de excedencia por cuidado de hijos o de familiares a cargo
podrán realizarse a cursos de formación. c) Se amplía a dos años la reserva del
mismo puesto de trabajo en los casos de excedencia por cuidado de hijos o de
familiares a cargo. Transcurrido este período la reserva lo es a un puesto de igual
nivel, retribución y localidad. d) Durante los dos primeros meses de excedencia
por razón de género, la funcionaria tiene derecho a percibir las retribuciones
íntegras de su puesto que hasta ahora no percibía nada.
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de las discriminaciones de género. En las propias EMPRESAS, que, al estar
directamente relacionadas con los parámetros anteriores, se benefician
directamente de un mejor escenario social en el que poder desarrollar su actividad
y mejorar su productividad y beneficios. Hacer efectiva la igualdad de género,
significa que todas las acciones que afectan, directa o indirectamente, a la acción
educativa, empresarial etc, se han de realizar con y desde un enfoque integrado
de género. Este enfoque es incluyente, beneficia a las chicas y a los chicos, a
mujeres y hombres, porque actúa en la dirección de hacer efectivo el principio
de igualdad.
Pero ¿Por dónde empezar? Cualquier acción innovadora o transformadora que
haya que realizar en cualquier ámbito pasa por un compromiso y decisión.
Para conseguir ese compromiso hay que hacer patentes y visibles las
carencias de existentes y bajo la falsa apariencia de igualdad, encubre
múltiples formas de discriminación y de reproducción de los modelos
estereotipados de género.
Así, lo primordial es sacar a la luz las desigualdades que subsisten y visualizar
las diferencias en nuestro sistema en su conjunto: realizar una detección que nos
aporte los datos necesarios para hacer un diagnóstico de la situación.
Elementos de integración fundamentales son las personas responsables de
impulsar medidas de igualdad, estas suponen una medida de gran
trascendencia para la consecución de la igualdad de género. Sin embargo, para
que pueda ser eficaz dicha medida, esa persona ha de tener la formación
adecuada en materia de igualdad de género, que le es necesaria para poder
cumplir con la tarea encargada. No se trata, pues, de que cualquier miembro que
asuma este cometido, sino de una persona capacitada para acometer tan
específica función. De lo contrario, el mandato que se realiza desde la Ley
Orgánica que contempla este nombramiento, quedará sin efecto. El cometido
constante de esta persona en el ámbito correspondiente debe ser asesorar para
que todos los proyectos y planes que desarrolle el centro se realicen con un
enfoque integrado de género.
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El análisis de género potencia la mayor participación posible tanto de mujeres
como de hombres en todas las actividades de desarrollo. A través de algunas
acciones a corto plazo, las mujeres se benefician con la satisfacción de algunas
necesidades prácticas. Sin embargo, si se aumenta su capacidad de toma de
decisiones y su status, los beneficios a largo plazo son mayores. Uno de los
objetivos de este análisis es promover a las mujeres como agentes de cambio
como planificadoras, gestoras, organizadoras, consejeras, miembros de comités y
educadoras a varios niveles de la actividad del proyecto. En este sentido se
requieren estrategias simultáneas que apoyen su incorporación en las estructuras
existentes y que creen oportunidades en los proyectos para convertirse en
agentes de desarrollo. Para ello es importante elevar su capacidad de
interlocución, concertación y negociación con los distintos agentes públicos,
privados y sociales con quienes se relaciona en su quehacer cotidiano
La posición subordinada de las mujeres ni es un estado estático ni es
experimentado de igual manera por todas ellas. Las relaciones de género, como
construcciones sociales, contienen el potencial para su transformación. En la
mayoría de las sociedades están teniendo lugar procesos de emancipación que
mejoran las condiciones de vida, abordan las desigualdades y mejoran la posición
de las mujeres. Es por ello necesario en la planificación de proyectos incorporar
esta noción de “Potencial de Transformación” como elemento que nos
permita medir qué alternativas tienen un mayor potencial para liderar el
cambio en las relaciones de género y en la posición de las mujeres.
Un enfoque de género debe tener en cuenta las relaciones de género en el
contexto institucional relevante dentro del cual se realizan las actividades
específicas, y analizar qué aspectos necesitan ser cambiados o reproducidos,
antes de determinar las posibilidades para el diseño de respuestas más sensibles
al género. Es decir, se debe generar una nueva normativa legal y cultural que
desde una perspectiva de equidad modifique las desventajas y oportunidades que
ofrece a las mujeres el sistema sexo-género vigente.
¿Qué buscamos?: • Abstraer las normas y procedimientos de las distintas
instituciones donde están presentes mujeres y hombres. • Conocer su naturaleza
para determinar si discriminan a las mujeres o si establecen diferencias y
desigualdades en la participación de mujeres y hombres. • Analizar si las normas
se aplican de distinta manera a mujeres y hombres, si se realizan diferencias
formales, si existe igualdad en el acceso a la toma de decisiones, así como los
factores que inhiben la participación de las mujeres y los que conducen a la auto
inhibición. • Verificar cómo las normas y los recursos estructuran la práctica de las
instituciones involucradas
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los códigos (si estos no son explícitos) con los cuales se expresa lo masculino y lo
femenino, como dicotomías y estereotipos, a la vez, busca mostrar los factores
estructurantes de la subordinación y el significado que se le atribuye en el discurso
(político, científico, educativo, legal, religioso, historiográfico, planificador,
coloquial) y, en los terrenos palpables de los hechos. A partir de esta categoría y
perspectiva de análisis, hemos entrado a una nueva fase de reflexión y acción
(praxis), en la que las mujeres – ahora, sujetos sociales- que se construyen a
partir de una mirada crítica de género, intentan reconstruir su propia historia y
proyectar su presente y su futuro, con una óptica también propia; trascendiendo
los límites de lo personal y lo privado, para insertarse críticamente, no sin
obstáculos, en el mundo público y político, que ha sido por excelencia del dominio
masculino. Pese a ser realmente revolucionario el avance de las mujeres y grande
su impacto en la vida cotidiana, en los espacios públicos y en las prácticas
sociales y, tímidamente se comienza a remover los cimientos de las dicotomías
sexistas en la construcción tradicional de género; el par dominación
masculina/subordinación femenina (discriminación, descalificación, opresión,
maltrato, violencia visible e invisible, cualquiera sea la etnia, clase social, religión,
edad, generación, ubicación mundial, o sentido de pertenencia, etc., ) sigue
vigente todavía, en el imaginario individual y colectivo de hombres y mujeres y en
consecuencia, expresado en sus actitudes y formas de comportamiento, pero
donde ya se insinúan cambios y transformaciones. El género es una categoría de
análisis que al permitir rastrear las fuentes de los problemas fundamentales de las
relaciones sociales entre los sexos y visibilizar las jerarquías de poder que
separan, fragmentan y disocian las relaciones, - trasciende a un modo de pensar
capaz de vincular y solidarizar las separaciones, siendo capaz de prolongarse en
una ética del vínculo y de la solidaridad entre humanos.
Recordando con Edgar Morin, que, “La comprensión, siempre intersubjetiva,
necesita apertura y generosidad” Y si de lo que se trata es de comprendernos
¡hombres y mujeres! para convivir juntos en la aventura humana, se requiere
fundamentalmente apertura y generosidad entre los seres humanos. Hemos
tratado de entrar en uno de los debates más actualizados y controversiales de las
ciencias sociales, con la finalidad de sugerir algunas ideas generadoras de la
reflexión y acción para repensar bajo la mirada crítica de género, el entramado de
las relaciones sociales entre los sexos.
El análisis de género permite reconocer que las mujeres y los hombres viven
realidades distintas y que no cuentan con igualdad de oportunidades. Dado que la
equidad de género es un enfoque multidimensional, que pretende expresar la vida
compleja de las personas, el utilizar el análisis de género permite reconocer el
cruce de las diversas variables que construyen la identidad y la realidad de las
personas. Para que el análisis de género sea útil debe proporcionar información
práctica sobre la vida de las mujeres y los hombres, así como sus diferencias de
tal forma que ayuden a producir políticas, programas y estrategias que faciliten la
reducción de las inequidades de género. El análisis de género también implica un
proceso de entendimiento de los roles y las relaciones de género, así como su
vinculación con la distribución de los recursos y el acceso al poder en una
sociedad determinada. Para facilitar el análisis de género resulta conveniente la
utilización de herramientas como son la recolección y análisis de datos
desagregados por sexo para mostrar cómo las actividades del desarrollo impactan
de forma distinta a mujeres y hombres, en sus roles, responsabilidades, cargas de
trabajo, El análisis de género es una herramienta útil para valorar los cambios que
están sufriendo las sociedades y comunidades con los procesos de globalización
existentes, ya que los impactos de la economía en la sociedad están afectando de
forma diferente a las mujeres y los hombres. Por tal motivo, es necesario
reconocer cómo están cambiando estos indicadores, cualitativos y cuantitativos,
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para poder resolver los problemas que se presentan con respecto a cuestiones de
salud, educación, alimentación, vivienda, acceso a recursos, etc.
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de oportunidades de forma activa, dentro de cada uno de los proyectos
normativos.
B-Análisis del Impacto de Género con una descripción de la situación de partida
con indicadores cuantitativos e indicadores cualitativos y Previsión de Resultados.
Indicadores cuantitativos, son los que se refieren directamente a medidas en
números o cantidades.
Indicadores cualitativos. Son los que se refieren a cualidades. Se trata de
aspectos que no son cuantificados directamente. Se trata de opiniones,
percepciones o juicios de parte de la gente sobre algo.
Indicadores positivos. Son aquellos en los cuales, si su valor se incrementa,
estarían indicando un avance en el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Indicadores negativos: Son aquellos en los cuales, si su valor se incrementa,
estarían indicando un retroceso en el cumplimiento de los objetivos propuestos.
Todos los indicadores deberán presentar los siguientes rasgos: a. Relevancia:
deberán vincularse con aspectos específicos sobre los que incide la norma y
ofrecer representatividad desde el punto de vista poblacional b. Perdurabilidad:
se relacionarán con aspectos duraderos en el tiempo, aunque, obviamente,
susceptibles de cambio.
c. Fácil comprensión. Al menos en su expresión d. Viabilidad. Deben ser
accesibles
e. Fiabilidad. Deben ser consistentes, de modo que las fluctuaciones de sus
resultados no dependan del mero azar. f. Validez. Han de ser expresión real de
aquello que se pretende medir. g. Número reducido h. Sistema comprensivo.
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Epígrafe 4- Feminismo y Administración Pública: motores de progreso en
materia de igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
De esta manera, la lucha de las mujeres desde una perspectiva feminista puede
ubicarse tiempo-espacialmente con la Declaración de los Derechos de las
Mujeres, elaborada y presentada por Olympe de Gouges, por la cual fuese ejecutada
en 1793, hecho que pone de manifiesto las limitaciones, renuencia y coacción
impuesta a la participación de las mujeres en los espacios públicos.
En el caso específico que nos ocupa, sería de las condiciones de clase y la tenencia
de recursos que emergerían dos facciones de la lucha por los derechos de la mujer,
pues no todas las mujeres tuvieron acceso a estos discursos producidos desde las
élites; las consumidoras de estos discursos fueron las mujeres burguesas que se
desenvolvían en los espacios donde se discutían asuntos políticos, como los clubes y
donde el discurso pudo calar a sus vidas y ser identificado con su experiencia, desde
la cual se promoviera su acción social. Entre ellas podemos identificar:
Las “sufragistas”, mujeres pertenecientes a las clases media y alta, con acceso a la
educación y al discurso de emancipación emanada de las filosofas y pensadoras por la
vindicación de la mujer, las sufragistas asumieron que mediante el reconocimiento de
las mujeres en la constitución y el otorgamiento del derecho al voto se alcanzaría
consecuentemente la igualdad perseguida en los distintos ámbitos de la vida social.
Estas mujeres denominadas sufragistas se organizarían en una pluralidad de
organizaciones, en diversos países del mundo, entre ellas el Congreso Internacional
por los Derechos de las Mujeres (Paris, 1878), Congreso Feminista Internacional
(Paris, 1896), Congreso Internacional sobre las Condiciones y los Derechos de las
Mujeres (1900) y otros muchos más. No obstante, esta lucha de las mujeres
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pertenecientes a las clases altas, su la búsqueda de obtención de derechos civiles, al
voto, y el trabajo femenino generó reacciones sociales significativamente negativas,
principalmente el temor o paranoia social a la masculinización de la mujer, el
cuestionamiento, la sanción moral y la hostilidad, al vincular a la mujer y sus intentos
de emancipación a la inmoralidad, la homosexualidad o perversión de la sexualidad.
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tendrían como objetivo y propósito la regulación del trabajo, principalmente el trabajo
fabril donde serían explotadas con más énfasis las mujeres, pues como sostendría
Mabel Atkinson en 1914:” Las mujeres de clase obrera, a diferencia de las mujeres de
clase media, no se sentían excluidas del trabajo, y que no pedían el derecho a
trabajar, sino más bien, la protección contra la interminable carga de trabajo”.
Por su parte, el feminismo sufragista se preocuparía por la obtención del voto, pues la
supervivencia para las mujeres de su clase no sería un problema, por lo cual
ignorarían la experiencia femenina de la pobreza y la explotación asalariada; el
feminismo sufragista, feminismo burgués, obvió la situación de sus compañeras, la
feminización de la pobreza y la explotación despiadada que experimentasen, la cual,
las llevase inclusive a la mendicidad y a instituciones benéficas para poder sobrevivir.
Así mismo, antes de la segunda guerra mundial el sufragio femenino solo se había
concedido en Australia, Finlandia, Nueva Zelanda, Noruega, Dinamarca, Holanda y la
Unión Soviética, en 1918 se otorgó en Suecia, Gran Bretaña, Austria, Alemania en
1918 mediante Decreto del Consejo de Representantes del pueblo, en 1919 es
aprobada en el senado de Estados Unidos la 19ª enmienda, la cual sería ratificada en
los 36 estados restantes a lo largo de 14 meses, y 1920 Canadá. No fue fácil para las
mujeres españolas su incorporación al espacio público. Las primeras que
participaron en la vida política ocuparon 13 de los 385 escaños de las Cortes
Generales en 1923 durante la Dictadura de Primo de Rivera. Fueron designadas a
título personal porque en ese momento las mujeres españolas no habían accedido al
derecho al voto. También la II República permitió la participación de las mujeres y se
eligió a tres diputadas en las Cortes Constituyentes del 31 pero el cambio definitivo, al
menos desde la legalidad, se produjo en 1933 con la aprobación de la Constitución
que garantizaba el sufragio universal, algo que no resultó nada fácil ya que se
consideraba que las mujeres estaban bajo la influencia de la Iglesia Católica y la
izquierda -con excepción de un grupo de socialistas y algunos republicanos- temía que
su voto fuera conservador.
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Desde la justicia histórica en la memoria de las mujeres españolas debe permanecer
el nombre de Clara Campoamor, diputada del Partido Radical que desde la Comisión
Constitucional defendió con la máxima fuerza los derechos de las mujeres. Con el
altruismo, idealismo y humanismo que caracteriza a las acuarianas peleó eficazmente
para establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad legal de los hijos
habidos fuera y dentro del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal sin
amedrentarse ni por las fuertes presiones que recibió incluso de su partido ni ante la
perspectiva de que mantener su posición significara, como así fue, el final de su
carrera política. En el libro “Mi pecado mortal, el voto femenino y yo publicado en 1935
recogió no sólo su argumento sino la narración del momento histórico que sin duda ha
marcado nuestras vidas.
El final del siglo XX y los comienzos del XXI han sido importantes y positivos para las
mujeres. Desde la perspectiva planetaria se ha logrado la visibilización de los
problemas más acuciantes y aunque las sociedades se resistan, a nadie se le escapa
que la presencia de las mujeres en el espacio público es imposible de frenar
Es todavía muy frecuente escuchar en boca de mujeres que han logrado situarse en
una posición profesional destacada, el haberlo alcanzado “por su esfuerzo personal y
por su valía personal, no por ser mujeres”. Olvidan así alegremente la historia: nuestro
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derecho a ocupar puestos de responsabilidad, a tener estudios y poder ejercer
libremente una profesión o simplemente a tener derecho al voto se ha logrado gracias
a la lucha del movimiento feminista. Para que a nivel individual podamos actuar en
libertad es necesario el reconocimiento de los derechos colectivos, de los derechos de
todas las mujeres.
Y ¿cómo seguir avanzando? Sin duda cada una de nosotras y nosotros podemos
aportar nuestro grano de arena. Es cierto que muchas veces resulta difícil encontrar
incluso el apoyo de otras mujeres -por cierto que solemos caer en el error de pensar
que una mujer que ha recibido una formación familiar, escolar y laboral tradicional bajo
el dictado patriarcal será más sensible a esta causa sin haber pasado por un proceso
de reflexión sobre las estructuras de poder que regulan las relaciones entre los dos
sexos- sin embargo, muchas mujeres comprometidas y con coraje -y afortunadamente
también algunos hombres- comparten el compromiso de la lucha contra la
discriminación y a favor de la igualdad de oportunidades.
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racial o étnico, religión o ideología, orientación o identidad sexual, edad, discapacidad
o cualquier otra condición o circunstancia personal o social, y de erradicación de las
distintas formas de violencia de género.
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c) El impulso y desarrollo de la aplicación transversal del principio de igualdad de trato
entre mujeres y hombres en la actuación de los poderes públicos y, especialmente en
la Administración General del Estado.
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ñ) La preparación y elaboración del Informe Periódico previsto en el artículo 18 de la
Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres
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Las Administraciones públicas favorecerán la efectiva apertura de las disciplinas
deportivas a las mujeres impulsando su participación en los diferentes niveles y
ámbitos del deporte.
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personal o social.” La Ley Orgánica 3/2007 para la igualdad efectiva de mujeres y
hombres incluye un artículo específico sobre la transversalidad del principio de
igualdad. Este artículo 15 establece que las Administraciones Públicas deben integrar
el principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, de forma
activa, en la adopción y ejecución de sus disposiciones normativas, en la definición y
presupuestos de políticas públicas en todos los ámbitos y en el desarrollo del conjunto
de todas sus actividades. Además, en su artículo 14 esta Ley enumera los criterios
generales de actuación de los Poderes Públicos: El compromiso con la efectividad del
derecho constitucional de igualdad entre mujeres y hombres. La integración del
principio de igualdad de trato y de oportunidades en el conjunto de las políticas
económica, laboral, social, cultural y artística, con el fin de evitar la segregación laboral
y eliminar las diferencias retributivas, así como potenciar el crecimiento del
empresariado femenino en todos los ámbitos que abarque el conjunto de políticas y el
valor del trabajo de las mujeres, incluido el doméstico. La colaboración y cooperación
entre las distintas Administraciones públicas en la aplicación del principio de igualdad
de trato y de oportunidades. La participación equilibrada de mujeres y hombres en las
candidaturas electorales y en la toma de decisiones. La adopción de las medidas
necesarias para la erradicación de la violencia de género, la violencia familiar y todas
las formas de acoso sexual y acoso por razón de sexo. La consideración de las
singulares dificultades en que se encuentran las mujeres de colectivos de especial
vulnerabilidad como son las que pertenecen a minorías, las mujeres migrantes, las
niñas, las mujeres con discapacidad, las mujeres mayores, las mujeres viudas y las
mujeres víctimas de violencia de género, para las cuales los poderes públicos podrán
adoptar, igualmente, medidas de acción positiva. La protección de la maternidad, con
especial atención a la asunción por la sociedad de los efectos derivados del embarazo,
parto y lactancia. El establecimiento de medidas que aseguren la conciliación del
trabajo y de la vida personal y familiar de las mujeres y los hombres, así como el
fomento de la corresponsabilidad en las labores domésticas y en la atención a la
familia. El fomento de instrumentos de colaboración entre las distintas
Administraciones públicas y los agentes sociales, las asociaciones de mujeres y otras
entidades privadas. El fomento de la efectividad del principio de igualdad entre
mujeres y hombres en las relaciones entre particulares. La implantación de un
lenguaje no sexista en el ámbito administrativo y su fomento en la totalidad de las
relaciones sociales, culturales y artísticas. En su artículo 21.2, la Ley establece que
“las Entidades Locales integrarán el derecho de igualdad en el ejercicio de sus
competencias y colaborarán, a tal efecto, con el resto de las Administraciones
públicas.” Finalmente, la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado
Público establece en su Disposición Adicional Octava que las Administraciones
Públicas están obligadas a respetar la igualdad de trato y de oportunidades en el
ámbito laboral, adoptando medidas dirigidas a evitar cualquier tipo de discriminación
laboral entre mujeres y hombres. En particular, las Administraciones Públicas deberán
elaborar y aplicar un plan de igualdad a desarrollar en el convenio colectivo o acuerdo
de condiciones de trabajo del personal funcionario que sea aplicable, en los términos
previstos en el mismo.
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como la estrategia más adecuada para el avance en la incorporación del principio de
igualdad entre mujeres y hombres en las políticas públicas.
La Ley de Igualdad de Andalucía, en su Art. 4.1., dice que: La igualdad de trato entre
mujeres y hombres, supone la ausencia de toda discriminación, directa o indirecta, por
razón de sexo, en los ámbitos económico, político, social, laboral, cultural y educativo,
en particular, en lo que se refiere al empleo, a la formación profesional y a las
condiciones de trabajo y que ha de integrarse y ser observado en la interpretación y
aplicación de la normativa.
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En tercer lugar, la desagregación de los indicadores por sexo continúa siendo también
claramente insuficiente, lo que agrava el problema de la progresiva invisibilidad de las
mujeres en los planes de empleo. Tan solo la típica desagregación por sexo de la
información estadística relativa al número de personas desempleadas se mantiene en
los sucesivos planes.
Finalmente, si bien no se puede hablar con propiedad de evaluación desde la
perspectiva de género, se observa un cierto seguimiento de medidas implementadas
con anterioridad, pero, como se ha mencionado anteriormente, tan solo en aquellas
directrices que tienen una relación más evidente con las desigualdades de género.
En resumen, el balance realizado nos muestra un futuro con más sombras que luces,
muy necesitado de una reflexión en profundidad del modelo de sociedad sostenible, no
excluyente y con el máximo aprovechamiento de las capacidades humanas.
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A modo de ejemplo podemos pensar por qué surge o cómo surge el mainstreaming de
género, o la integración de la perspectiva de género si se prefiere. Es evidente que no
surge porque se piense que se debe tener en cuenta a la otra mitad de la sociedad, ni
porque espontáneamente se considere necesario tener en cuenta cómo afecta a las
mujeres el urbanismo, la elaboración de los presupuestos públicos, la política de
pensiones o las condiciones de las pólizas de seguros.
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todas las acciones que se proponen. - Generar y publicar una base de datos relativos
a la investigación con perspectiva de género, con información sobre bibliografía,
temas, tesis, grupos, proyectos de investigación y personal experto en investigación en
género o Consolidar las convocatorias propias de ayudas a la investigación y tesis
doctorales en esos ámbitos o Recopilar en la web las convocatorias para proyectos de
investigación sobre género e igualdad o Elaborar un “Manual de buenas prácticas” en
investigación con perspectiva de género para todas las áreas del conocimiento o
diseñar e impulsar cursos sobre metodologías de investigación con perspectiva de
género u organizar encuentros y jornadas para sensibilizar y compartir experiencias
metodológicas, en el ámbito de la investigación con perspectiva de género o Crear un
premio anual a la mejor tesis sobre estudios feministas o de género
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En síntesis, investigar es una capacidad superior del ser humano, capacidad para
asombrarse y tener curiosidad. En la acepción más clásica de la filosofía es la
capacidad para admirar las cosas de la realidad y asombrarse lo cual da cabida al
conocimiento, al cruce de saberes y discursos.
El eje transversal de formación investigativa busca construir con los estudiantes
las siguientes competencias para:
El establecimiento educativo deberá tener planes que incentiven a los escolares desde
su más temprana edad a la clarificación y satisfacción de las propias necesidades, al
desarrollo de su afectividad, de su capacidad solidaria y de su compromiso como ser
social.
Parece ser que el tercer milenio augura una sociedad ya cansada de luchar por el
tener y competir por aspectos poco transcendentes. Las personas intentarán volver a
sus orígenes, simplificando su vida, rescatando y respetando la naturaleza. La
educación tiene mucho que decir y hacer al respecto, y la vía más directa es a través
de los objetivos fundamentales transversales.
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tales como la justicia, la cooperatividad, el respeto y la dignidad, entre otros. Dicha
afirmación debería repercutir en el hacer y ser de los educandos al desempeñarse
como miembros útiles a la sociedad en la que se desenvuelven. Situación que
interpela a la educación a través de los establecimientos y personas encargadas de
ella a quienes les solicita una contribución en la formación valórica.
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Epígrafe 3- Transversalidad en aspectos relacionados con la salud.
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Además, será conveniente establecer qué relaciones de poder, de jerarquía o de
autoridad se dan dentro de una profesión o entre profesiones distintas, teniendo en
cuenta si existe una tradición de práctica masculina o femenina, los niveles actuales
de feminización y los lugares donde se encuentran los hombres y las mujeres. La
identificación de la existencia de conflictos, pactos y rupturas, así como los elementos
de continuidad y transformación de estas relaciones es un elemento clave e
insuficientemente analizado para el caso español.
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relación con el medio social y natural. Además, se desarrolla en doble sentido, es
decir, cada persona aprende y enseña a la vez; dura toda la vida; y tiene lugar en
diferentes contextos: hogar, escuela, ocio, trabajo y comunidad.
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cumplimiento, desarrollo e implementación de la Ley Orgánica 3/2007 en el medio
rural y de la Ley 45/2007. • Impulsar y fortalecer la transversalidad del enfoque de
género en la Política de desarrollo sostenible del medio rural. • Sensibilizar a la
población en general y al personal técnico y político relacionado con la materia, sobre
la importancia de la igualdad de género para el logro de la sostenibilidad social y el
futuro del medio rural. • Dar cumplimiento a los acuerdos internacionales en materia de
igualdad de género y desarrollo rural sostenible. Más concretamente, este Plan
Estratégico pretende contribuir a: • Combatir la doble discriminación que sufren las
mujeres que viven y trabajan en el medio rural. • Frenar el éxodo femenino de las
zonas rurales a las zonas urbanas, contribuyendo así a combatir el despoblamiento, la
masculinización y el envejecimiento de la población rural. • Impulsar la incorporación
de las mujeres al mercado laboral, garantizando su participación en el desarrollo
económico del medio rural.
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Epígrafe 5- Transversalidad en políticas locales y urbanismo
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en todo tipo de materiales publicados o difundidos por las administraciones públicas,
debido a su importancia en la transmisión de estereotipos y en el impulso de las
transformaciones sociales. Equipos de trabajo paritarios multidisciplinarios. Si mujeres
y hombres conformamos la sociedad casi al 50%, este dato debería ser referencia a la
hora de distribuir la representación de unas y otros. Por ello, es importante promover la
participación equilibrada de ambos sexos en los equipos de trabajo en cada una de las
áreas de intervención del Ayuntamiento, y considerar todas las perspectivas con las
que se pueden abordar los planes de acción, procurando el feed-back continuo y una
metodología integral de trabajo. Contar en dichos equipos con Agentes o Técnicos/as
de Igualdad de Oportunidades será factor decisivo para cumplir con la “Estrategia
Dual” (Acción Positiva + Mainstreaming de Género). Crear un Equipo Multidisciplinar
que determine el proceso de coordinación y seguimiento de la integración transversal
de la Perspectiva de Género facilitará la coherencia del método de trabajo.
Participación ciudadana cuando se haga uso de herramientas analíticas (estadísticas,
encuestas desagregadas por sexos, observaciones directas, grupos de discusión…) y
de consulta y participación (cuestionarios, entrevistas, foros de debate, buenas
prácticas…), hay que incorporar a hombres y mujeres por igual en todos los grupos
destinatarios o beneficiarios, relacionando siempre las áreas de intervención con los
diferentes tipos de intereses y necesidades que puedan tener unas y otros. Tampoco
hay que olvidar establecer acuerdos de colaboración para emprender actuaciones con
colectivos de mujeres que tienen entre sus objetivos la lucha a favor de la igualdad de
oportunidades, mostrando también el papel importante que cumplen en el desarrollo
local. La Investigación con Perspectiva de Género, los procedimientos y recursos que
se suelen utilizar para recoger la información necesaria son fuentes estadísticas de
entidades públicas y privadas, informes, proyectos y documentos de organizaciones
de mujeres, bases de datos que contemplan diferentes campos en cada registro, etc.,
pero hay que promover la realización de estudios previos al Proyecto que se trate, así
como informes de evaluación de planes, programas y acciones anteriores “propios”, de
forma periódica, para medir el impacto de género en cualquier área de la vida de la
ciudadanía y en la planificación general, con la definición en cada investigación de su
método de trabajo en el que se especifique además de qué manera se tiene en cuenta
la Perspectiva de Género.
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proyectos, es preciso que todos los objetivos persigan la Igualdad de Oportunidades.
Deben ser objetivos estratégicos que ayuden a avanzar y reducir la brecha existente
entre géneros en el ámbito de actuación.
Por tanto, para organizar la elaboración de los programas o proyectos conviene: definir
la temática sobre la que se quiere intervenir, identificar y visualizar a mujeres y
hombres en ella en los diferentes niveles de decisión y los roles previstos en el
proyecto, establecer los objetivos y en qué medida contribuyen a favorecer la Igualdad,
identificar medios con los que se realiza el proyecto y los necesarios para avanzar en
Igualdad, prever resultados en plazos de tiempo determinados y su contribución a
dicho avance, determinar quiénes y cómo se hace el seguimiento continuo y la
evaluación.
El Plan de Igualdad es una clara inversión para garantizar los objetivos integrales de la
entidad, al ser un elemento estratégico que introduce en las empresas formas
innovadoras de gestión y mejora su eficacia organizativa, aportando además una
imagen positiva de la entidad. Se consigue que la política de igualdad se convierta en
uno de los ejes prioritarios de la cultura empresarial, la cual, incorporada de forma
permanente en la gestión del capital humano de la entidad garantizará, de forma
efectiva, que tanto las mujeres como los hombres cuenten con las mismas
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oportunidades en el acceso, participación y permanencia en todas las prácticas de
dicha gestión.
Los Planes de Igualdad podrán contemplar distintas materias, entre otras, las
siguientes:
-Acceso al empleo Ordenación de los tiempos de trabajo para facilitar la conciliación
vida personal, laboral y familiar
-Clasificación profesional, promoción y desarrollo de carrera
-Formación continua
-Retribución
-Acoso sexual y por razón de sexo
-Lenguaje y comunicación no sexista
-Salud Laboral
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indicadores de mejora para integrar la igualdad entre mujeres y hombres en la entidad.
Éstos deberán plasmarse en los objetivos del Plan de Igualdad, para cuyo
cumplimiento deberán fijarse las medidas o acciones necesarias.
El documento del Plan de Igualdad debe recoger claramente los objetivos en materia
de igualdad, las acciones para alcanzar tales objetivos, el sistema de seguimiento y
evaluación del plan, el calendario de trabajo, la determinación de responsabilidades en
la ejecución, así como los medios materiales y humanos puestos a disposición para
alcanzar los objetivos. Una vez diseñado el Plan de Igualdad, deberá ser ratificado por
las partes legitimadas para acordar y negociar en el ámbito correspondiente. De igual
modo, se informará a todo el personal de la empresa del contenido del Plan de
Igualdad y se pondrán en marcha las diferentes actuaciones de acuerdo al calendario
aprobado.
Los planes de igualdad aportan múltiples beneficios a las empresas relacionadas con
un mejor conocimiento de la organización, una optimización de los recursos humanos
y una mejora de la productividad y la competitividad empresarial. Podemos
englobarlos en dos grandes conjuntos:
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En el caso del seguimiento, es recomendable que los informes se elaboren
semestrales, si bien en función de las características del propio plan, puede resultar
conveniente realizar informes con mayor frecuencia. No es recomendable que
transcurra mucho tiempo entre periodos e informes de seguimiento, puesto que se
perdería agilidad. En el caso de la evaluación, y en función de la vigencia del plan, de
la complejidad de las acciones o de la necesidad de un mayor o menor control de la
evolución de la aplicación de las medidas, se pueden establecer periodos de
evaluación semestrales o anuales, y siempre un informe de evaluación final al
cumplimiento de la vigencia del Plan de Igualdad
Salvo que el convenio colectivo que fuere de aplicación o el plan de igualdad pudiere
establecer otras funciones, corresponderá velar por la aplicación y evaluación del plan
de igualdad, la Comisión de Seguimiento. Sus funciones son:
La figura de Agente de Igualdad o persona experta en igualdad, puede ser tanto una
persona que pertenece a la empresa, como una persona ajena. Esta persona debe
integrarse en el proceso de diseño, ejecución y evaluación del plan de igualdad, para
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realizar funciones de apoyo, asesoramiento y/o formación a la Comisión de Igualdad,
y/o al equipo de trabajo.
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herramienta que permita la representación equilibrada y garantizar la igualdad efectiva
entre mujeres y hombres en el empleo público y en las condiciones de trabajo.
El Plan acordado y mencionado anteriormente se estructura en cuatro ejes de
actuación:
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Igualdad, determinará los procedimientos, instrucciones o recomendaciones que sean
necesarias para el correcto desarrollo del plan.
Obligatoriedad:
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Son sistemáticos. Con ellos se trata de conseguir una serie de objetivos aplicando
medidas concretas para esa empresa. Son adaptables y flexibles, ya que las
medidas concretas se diseñan en función de las necesidades específicas que se
observan en el diagnóstico de situación de cada empresa o administración. Son
temporales, las medidas diseñadas dejan de tener vigencia cuando se ha conseguido
el objetivo marcado. Deben ser dinámicos e irse adaptando al cumplimiento de los
objetivos y a las nuevas circunstancias empresariales. Son colectivos porque afectan
a un grupo de trabajadores y trabajadoras, sus medidas nunca pueden ser de carácter
individual. Deben ser ejecutables, presentando propuestas y medidas concretas. No
pueden quedarse en una mera declaración de intenciones.
La obligatoriedad de los planes de igualdad viene dada por el número de personas que
la empresa tiene en su plantilla, independientemente de que sean mujeres u hombres.
Por otra parte, si la empresa o Administración están feminizadas, es decir que la
mayoría del personal es femenino (segregación horizontal) hay que hacer el plan
igualad ya que uno de los objetivos que persiguen los planes de igualdad es eliminar
los desequilibrios respecto a la presencia de hombres y mujeres en determinados
puestos de trabajo.
La propia Ley hace referencia a la obligación del Estado de hacer un plan de igualdad.
En el Art. 64 de la Ley Orgánica 3/2007 se señala la obligatoriedad de un plan de
igualdad para la Administración General del Estado (AGE) y los organismos públicos
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vinculados o dependientes de ella. “El gobierno aprobará, al inicio de cada legislatura,
un plan para la igualdad en la Administración General del Estado y en los organismos
públicos vinculados o dependientes de ella. Este plan también debe ser objeto de
negociación con la representación legal de los empleados públicos y será evaluado
anualmente en Consejo de Ministros”. Pero además, todas las Administraciones,
incluida la Administración General del Estado (AGE), independientemente del número
de su plantilla están obligadas a hacerlo por la Disposición Adicional Octava de la Ley
7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público que, en su apartado
1, dispone que: “Las Administraciones Públicas están obligadas a respetar la igualdad
de trato y de oportunidades en el ámbito laboral y, con esta finalidad, deberán adoptar
medidas dirigidas a evitar cualquier tipo de discriminación laboral entre mujeres y
hombres”. Ahora bien, “estos planes quedan sujetos a la negociación colectiva y las
Administraciones Públicas deberán elaborar y aplicar un plan de igualdad a desarrollar
en el convenio colectivo o acuerdo de condiciones de trabajo del personal funcionario
que sea aplicable, en los términos previstos en el mismo”. Los planes de igualdad
afectan a toda la plantilla, por tanto, sólo se realizará un plan, independientemente de
que haya personal laboral y/o funcionario. Así mismo, en aquellos casos en los que
hubiere personal que no se rige por convenio, el plan de igualdad se aplicará igual que
al personal de dentro de convenio.
Las personas que componen las comisiones de igualdad y/o de seguimiento del plan
de igualdad deberán respetar la confidencialidad de las reuniones, debiendo poner
especial cuidado respecto a los datos e informaciones a las que tengan acceso en
materia de acoso sexual o por razón de sexo, y en supuestos de violencia de género.
Sin embargo, aunque sobre la información del diagnóstico se deberá tener las
reservas oportunas por motivos de tipo empresarial, la Ley de Protección de Datos
nada tiene que ver puesto que se trata de estadísticas, no de datos personales, por lo
tanto, la protección de datos no es un problema.
Las personas que elaboran y negocian los planes de igualdad coadyuvan a lograr el
principio universal de la igualdad real entre mujeres y hombres. Con esta participación
avanzamos hacia una sociedad más justa e igualitaria. Se logran cambios para
conseguir erradicar las desigualdades, aún existentes, entre mujeres y hombres.
Los Planes de Igualdad son herramientas para eliminar las discriminaciones de las
mujeres en el ámbito laboral, abren un ámbito nuevo de participación sindical en la
negociación colectiva. Son La “fotografía” real de la empresa, obtenida por medio
del diagnóstico, permite avanzar positivamente en la negociación colectiva, dentro de
la perspectiva de género, incorporando una nueva visión que da entrada a las nuevas
necesidades laborales detectadas.
El contenido de los planes de igualdad suele ser de muy diversa índole ya que, en
principio, debe responder a los problemas y situaciones que se puedan presentar en el
marco empresarial, relacionados con las posibles discriminaciones o actuaciones que
afecten a la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres. Por ello, en
términos generales, el contenido de los planes de igualdad responde a los cuatro
frentes, ya señalados, que la LOI y el ET reformado atribuyen a la negociación
colectiva para llegar a acuerdos en materia de igualdad por razón de género. Son
estos los siguientes: la erradicación de la discriminación, la promoción de la igualdad,
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las acciones positivas o preferenciales y las acciones preventivas del acoso sexual y
del acoso por razón de sexo. A su vez, estos frentes se especifican en torno a diversas
áreas de actuación que, con mayor o menor intensidad, responden a los que el art.
46.2 LOI especifica como los objetivos de los planes de igualdad, cuales son: el
acceso al empleo, la clasificación profesional, la promoción y formación profesionales,
las retribuciones, la ordenación del tiempo de trabajo y en general, la conciliación de la
vida personal familiar y laboral, y el acoso sexual y por razón de sexo. Con este
fundamento, la mayor parte de los planes examinados encaminan sus objetivos al
compromiso genérico de promover la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres
y hombres en la plantilla de la empresa y a proscribir los tratamientos discriminatorios
por razón de género que puedan atentar contra dicho principio. Sin embargo, se
estipula una serie de objetivos específicos de diversa índole, normalmente alusivos a
las materias que enlista el citado pasaje legal y que, en mayor o menor intensidad,
responden al diagnóstico de situación. Así, los objetivos específicos suelen enfocarse
en torno a: el acceso, la promoción, la formación, la retribución, la conciliación de la
vida personal familiar y laboral, la prevención del acoso y la sensibilización y
comunicación. Estas materias a su vez determinan los ámbitos en que se
implementarán las medidas concretas del plan de igualdad. Además de las referidas
materias, fuera de algunas específicas y propias de la actividad de cada empresa, de
forma bastante generalizada, se han incluido objetivos relativos al uso de un lenguaje
no sexista; en relación con la responsabilidad social de la empresa, la promoción de
una imagen empresarial que promueva la igualdad de género y el tratamiento de la
violencia de género.
Los aspectos más relevantes de los objetivos comunes señalados en los planes
de igualdad por materia o área de actuación son:
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puedan calificarse de tener igual valor; y segundo, se debe aplicar a la totalidad de los
elementos y condiciones que componen la retribución. En cuanto a la primera
aplicación, determinar cuándo dos trabajos son idénticos es relativamente sencillo. El
problema es determinar cuándo dos trabajos, a pesar de no ser idénticos, por su
contenido merecen la misma valoración. Para facilitar tal apreciación se acude a los
sistemas de clasificación y, para evitar cualquier discriminación retributiva, éstos
deben basarse en criterios iguales para hombres y mujeres y ser diseñados de forma
tal, que eliminen toda diferencia basada en el sexo; es decir, deben ser neutros y
ofrecer cánones susceptibles de evaluación respecto de las aptitudes de trabajo de
ambos sexos. Es lo que se ha llamado criterios sexuales cuyas características y
habilidades no sean todas masculinas ni todas femeninas. La mayor parte de planes
de igualdad establecen como objetivo la igualdad de retribución por razón de sexo. Sin
embargo, muy pocos hacen mención de la importancia de los criterios neutros en los
sistemas de clasificación para la valoración de los trabajos de mujeres y hombres.
3-En la prevención del acoso sexual y el acoso por razón de sexo. Algunos de los
planes introducen un objetivo específico relativo a la prevención y proscripción de
comportamientos que puedan ser calificados de acoso sexual o por razón de sexo. En
los términos del art. 7 de la LOI, constituye acoso sexual cualquier comportamiento,
verbal o físico, de naturaleza sexual que tenga el propósito o produzca el efecto de
atentar contra la dignidad de una persona, en particular cuando se crea un entorno
intimidatorio, degradante u ofensivo y acoso por razón de sexo, cualquier
comportamiento realizado en función del sexo de una persona, con el propósito o el
efecto de atentar contra su dignidad y de crear un entorno intimidatorio, degradante u
ofensivo. De conformidad con dicho pasaje legal, ambos comportamientos son
discriminatorios. Para el tratamiento de estas conductas en la empresa, la mayor parte
de los planes de igualdad estudiados establecen protocolos de actuación a fin de
prevenir y atajar aquellos comportamientos que puedan configurar acoso.
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Llama la atención que muchos de estos planes incluyan, además del acoso
sexual y del acoso por razón de sexo, al acoso moral y le den el mismo
tratamiento que a los primeros, que son los únicos que guardan relación con el
sexo de la persona y que, por ser discriminatorios por este motivo, afectan al
principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, fin que
se pretende con los planes de igualdad.
1. Derecho de la información
Hemos de tener en cuenta que este derecho de información es un derecho genérico
respecto a la igualdad y no exclusivo de los planes de igualdad. Según el art. 47 de la
LOIEMH, que habla de la transparencia en la aplicación del plan de igualdad en la
empresa, la representación sindical y legal de las personas trabajadoras tiene
garantizado el acceso a la información sobre el contenido de los Planes de Igualdad y
la consecución de sus objetivos. El artículo 63.3 ET establece el derecho a recibir
información anualmente relativa a la aplicación en la empresa del derecho a la
igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres, entre la que se
incluirán:
a. Si la igualdad en la empresa se garantiza mediante mecanismos diferentes a los
planes de igualdad: datos sobre la proporción de mujeres y hombres en los
diferentes niveles profesionales; las medidas que se hubieran adoptado para
fomentar la igualdad entre mujeres y hombres en la empresa
b. Si existe plan de igualdad, la aplicación del plan de igualdad en la empresa y la
consecución de sus objetivos, incluyendo las acciones a alcanzar, las estrategias
a utilizar y el procedimiento de información y seguimiento, además de los
resultados prácticos, en cuanto empiecen a producirse, y los datos sobre la
proporción de mujeres y hombres en los diferentes niveles profesionales. En el
convenio colectivo se pueden pactar períodos de información más reducidos al
anual establecido en el Estatuto de los Trabajadores.
c. El deber de vigilancia del principio de igualdad en la empresa El artículo 64.7.a).3
del ET otorga competencias a la representación sindical en materia de vigilancia y
seguimiento del principio de igualdad en los siguientes términos: el comité de
empresa tendrá también como competencias la de ejercer una labor de “vigilancia
del respeto y aplicación del principio de igualdad de trato y oportunidades entre
mujeres y hombres”. Las competencias anteriores nos facultan a la representación
sindical para exigir que se adopten medidas que corrijan discriminaciones
detectadas en la empresa en materia de igualdad, independientemente de que se
haya puesto en marcha un plan de igualdad o se hayan introducido medidas de
igualdad en el convenio colectivo. Esta competencia también nos faculta para
vigilar el cumplimiento del Plan de igualdad en la empresa o de las medidas
adoptadas
d. Colaboración con la empresa respecto a las medidas de conciliación El artículo
64.7.d) del ET establece como una nueva competencia de la representación
sindical la colaboración con la empresa respecto a las medidas de conciliación:
“colaborar con la dirección de la empresa en el establecimiento y puesta en
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marcha de medidas de conciliación”. De este modo, la representación sindical
siempre deberá colaborar con la empresa según lo establecido en la Ley, en el
convenio colectivo, y si en la empresa existe un Plan de igualdad, deberá
colaborar siguiendo las pautas marcadas por el propio Plan.
e. Prevención del acoso sexual y del acoso por razón de sexo La Ley de igualdad
efectiva entre mujeres y hombres, en su artículo 48.1, establece el deber de
actuación de las empresas respecto al acoso sexual y el acoso por razón de sexo
promoviendo condiciones que lo eviten y arbitrando procedimientos específicos
para su prevención y para dar cauce a las denuncias o reclamaciones que puedan
formular quienes hayan sido objeto del mismo. Con esta finalidad se podrá
establecer medidas que deberán negociarse con la representación de las
personas trabajadoras, como la elaboración de códigos de buenas prácticas, la
realización de campañas informativas, o acciones de formación. En el artículo 48.2
de la LOIEMH se establece el deber de la representación sindical a prevenir y
contribuir el acoso sexual y el acoso por razón de sexo, con medidas como la
sensibilización de los trabajadores y trabajadoras frente al mismo, la información a
la dirección de la empresa de las conductas y comportamientos de que tuvieran
conocimiento y que pudieran propiciarlo.
Todavía hoy, sindicalismo y género son dos conceptos difíciles de asociar. Unir
conciencia de clase (discriminación como trabajadoras) y conciencia de género
(discriminación por razón de sexo), como un todo indivisible, es una tarea que tropieza
con múltiples prejuicios. A menudo, entre las propias compañeras, pues no todas las
mujeres tienen conciencia feminista como no todos los obreros tienen conciencia de
clase.
La gente que ha trabajado el concepto de conciencia de clase, como son los
sindicalistas, tiene que entender la necesidad de construir la conciencia de género:
primero es necesario reconocerse como oprimida, para después luchar y superar la
opresión de que somos objeto.
Breve evolución histórica
Con el comienzo del desarrollo del estado de bienestar, los sindicatos se convierten en
agentes sociales con capacidad negociadora en el pacto con el estado. En un
principio, la negociación va a tener en cuenta exclusivamente el ámbito público,
concretamente el mercado laboral.
El ámbito privado, el de la familia, el de las mujeres, queda al margen de la
negociación. Por tanto, la construcción del estado del bienestar comienza a hacerse al
margen de las mujeres, sin contar con ellas.
El derecho lo han hecho los hombres, ellos tienen el poder. Las mujeres tendremos
que entrar en los mecanismos de poder que nos oprimen.
Los pactos de entonces tienen que ver con una legislación que regula temas clave
como el salario mínimo, la jornada, la protección social (en la enfermedad, en la vejez),
etc. Estas regulaciones, concebidas como igualitarias, tienen un planteamiento
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masculino y liberal, pues se pensaba que las barreras se eliminarían desde la propia
voluntad individual de las personas, una vez se abriera la puerta de acceso al empleo,
al estudio, al voto, a una sexualidad libre.
En este planteamiento liberal, que no tiene en cuenta que el trabajo de las mujeres no
es estrictamente laboral, sino también y fundamentalmente social, está la semilla de
las múltiples discriminaciones que tenemos las mujeres en el mercado de trabajo.
Podemos analizar cuatro aspectos básicos de este planteamiento masculino:
1.- Sexualidad: sexo y violencia aparecen íntimamente ligados (acoso sexual).
2.- Maternidad: La trabajadora, como madre, es tratada como disminuida”, en situación
de “incapacidad temporal” que necesita protección. La legislación proteccionista es lo
opuesto a la legislación igualitaria.
3.- Familia: Todavía hoy se pretende arreglar el derecho de conciliación
“indirectamente” sobre las condiciones laborales, pero no se incide en la raíz del
problema, en la desigual distribución de roles asignados a hombres y mujeres. La
solución llegará cuando se actúe directamente sobre la familia, y las normas formales
o informales que la regulan. No olvidemos que la costumbre es mucho más poderosa
que la propia ley.
4.- Valor del trabajo femenino: El empleo estable está pensado para el varón, mayor
de edad, y si tiene cargas familiares está casado, ya se ocupa su mujer de lo que
exceda del ámbito de la empresa. A las mujeres, se nos reserva el empleo atípico: a
tiempo parcial, temporal, peor remunerado… la precariedad.
La incorporación de las mujeres al mercado laboral en estas condiciones pone de
manifiesto la necesidad de desarrollar la idea de “igualdad absoluta”, más allá de la
igualdad formal, imposible de alcanzar desde posiciones desiguales.
En los años 70, siendo pioneros los EE. UU. (resultado de la lucha que tienen las
organizaciones de negros contra al racismo), comienza el desarrollo del “derecho
desigual igualitario”, o lo que es lo mismo: que no se pueden tratar igual situaciones
desiguales, porque el resultado es injusto, y va a hacer imposible que la igualdad
jurídica teórica sea una práctica para las mujeres. Hay que llegar a la raíz del
problema.
Nace el concepto de “igualdad de oportunidades”, y el desarrollo de “acciones
positivas” incluso de “discriminación positiva” para combatir las consecuencias,
directas o indirectas, de discriminaciones históricas entre hombres y mujeres.
Necesariamente, estas medidas han de ser temporales, hasta conseguir esas
posiciones de igualdad. No son medidas de conveniencia, sino estrictamente
necesarias para consolidar la igualdad real.
Y cuando echamos la mirada al otro trabajo, y el sindicato se preocupa del trabajo
doméstico, constata que las relaciones de género en este modelo político, social y
cultural, que sigue perpetuando la división sexual del trabajo, no permiten la inclusión
de las mujeres en condiciones de igualdad.
Toda esta doctrina comienza a desarrollarse en Europa en los años 80, y en los 90 ya
hablamos de la necesidad de abordar la perspectiva de género en todas las políticas y
programas de acción para consolidar posiciones realmente iguales para hombres y
mujeres.
No es casualidad que en los años 80 las estructuras sindicales comienzan a dotarse
de las Secretarías o Departamentos de la Mujer, encargados de poner en práctica
todas estas cuestiones.
CAPAS DE OPRESIÓN
Hoy los individuos, en general, pueden estar soportando diferentes capas de opresión:
una mujer, por el mero de hecho de ser mujer está abocada a sufrir discriminación, si
además es joven tendrá dificultades añadidas para encontrar empleo, y si además es
inmigrante, de raza negra y tiene alguna forma de discapacidad, va a tener la vida muy
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complicada. Son personas que están en situación de riesgo de marginación, e incluso
de exclusión social.
Pues bien, todos esos segmentos de población marginada (inmigrantes,
discapacitados, jóvenes…) tienen a su vez segmentación de sexo, porque las mujeres
están en el 50% de cada uno de ellos (mero dato poblacional).
Por ello, invertir en acciones a favor de las mujeres tiene un efecto multiplicador de
mejora en el conjunto de los colectivos desfavorecidos. De ahí el interés de abordar “la
perspectiva de género” en todas las políticas de integración social.
La participación directa de las propias mujeres en la aplicación de esa perspectiva es
la clave del éxito para avanzar en ese objetivo. Objetivo que, para las mujeres, no es
otro que consolidar relaciones en igualdad en todos los ámbitos en los que
desarrollamos nuestra vida cotidiana.
Ahora bien, feminizarlo todo, en el sentido de sumar y sumar mujeres, no significa que
la perspectiva de género se vaya a dar por generación espontánea. No basta trabajar
con mujeres, hay que cuestionar el modelo que lleva a las mujeres a situaciones
discriminatorias, y hay que implicar también a los hombres en la pelea.
La perspectiva de género en la acción sindical actual según mi propia apreciación, en
los últimos años se ha ganado capacidad de influencia en Instituciones, como los
Organismos de Igualdad, y de consideración en el movimiento asociativo de mujeres.
En el sindicalismo se ha avanzado en capacidad de poder y de influencia y observo
una tendencia de mayor respeto, es más, los compañeros no se arriesgan a que
afeemos su conducta, a veces, por falta de conocimiento técnico en la cuestión de
género. Las aportaciones de los Departamentos de la Mujer, hoy sí que se valoran y,
en general, se tienen en cuenta.
Por ejemplo, ya no se negocia ningún Convenio Colectivo sin tener presente el bloque
de medidas en materia de igualdad, con el fin de introducir cláusulas que vayan
corrigiendo la discriminación en el acceso y mantenimiento en el empleo, la promoción
profesional, la discriminación salarial, el acoso sexual o mobbing, la conciliación de la
vida personal y profesional. A la mesa de negociación sí que se trasladan. Cosa
distinta, es la correlación de fuerzas con la propia empresa, y la escasez de mujeres
que todavía encontramos en esas Mesas negociadoras.
Se está haciendo un enorme esfuerzo en materia de formación sindical para manejar
bien los conceptos de discriminación, bien sea directa o indirecta, y las medidas de
acción positiva que puedan mejorar la legislación teóricamente igualitaria.
Uno de los servicios más atractivos del sindicato para la afiliación es la asesoría
jurídica. La formación que emana de los Departamentos de la Mujer, y los efectos de
su función, están teniendo algunos resultados, para nosotras importantes, pues no
resulta fácil “jugársela” con la Judicatura, y es imprescindible que nuestros letrados/as
entiendan la doctrina jurídica de la igualdad, más allá de la letra concreta de la propia
Ley.
Desde el respeto a la diversidad, las diferencias serán importantes, pero no
determinantes para alcanzar a RELACIONARSE EN IGUALDAD.
Epígrafe 2 – Negociación Colectiva, el mejor instrumento para eliminar las
desigualdades laborales entre hombres y mujeres.
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en la economía formal sino quienes trabajan de forma independiente, eventual y en la
economía informal, así
como quienes trabajan en el área de la prestación de cuidados y en el ámbito privado
de los hogares, áreas en las que predominan las mujeres.
Las normas internacionales del trabajo (convenios y recomendaciones) constituyen
una de las vías fundamentales de acción de la OIT para mejorar las condiciones de
trabajo y de vida de las personas de uno y otro sexo y promover la igualdad en el lugar
de trabajo.
Todas las normas de la OIT, a excepción de algunas, específicamente las relativas a
la maternidad y a la función reproductiva de la mujer, son aplicables tanto a los
hombres como a las mujeres. No obstante, sigue habiendo una brecha entre los
derechos establecidos en las normas nacionales e internacionales y la situación real
de los trabajadores y las trabajadoras. Estos derechos deben llevarse a la práctica. El
principal obstáculo que impide que las personas ejerzan sus derechos es la falta de
conocimiento de los mismos. Por lo tanto, un elemento crucial para mejorar la igualdad
entre el hombre y la mujer es la divulgación de información sobre dichos derechos.
Si bien se han logrado avances en la ratificación de las normas fundamentales que
promueven la igualdad entre las mujeres y los hombres y su proyección en el derecho
internacional, los temas relativos al género también deben tenerse en cuenta en la
aplicación de otras normas de la OIT.
La incorporación de la perspectiva de género en la aplicación de las normas
internacionales del trabajo:
• ayuda a lograr a que las mujeres y los hombres cuenten con igual acceso a los
beneficios derivados de estas normas; reconoce las necesidades, las experiencias y
los intereses de las mujeres y los hombres;
• permite que las partes interesadas gestionen el cambio;
• demuestra la voluntad de emprender diversas medidas para responder a las
necesidades y los intereses de las mujeres y los hombres;
• promueve la igualdad suscitada por los convenios
Hoy ya no se negocia ningún Convenio Colectivo sin tener presente propuestas
orientadas a la igualdad, con el fin de introducir cláusulas que vayan corrigiendo la
discriminación en el acceso y mantenimiento en el empleo, la promoción profesional, la
discriminación salarial, el acoso en todas sus manifestaciones – bien sea sexual o de
tipo psicológico o moral- y la conciliación de la vida personal y profesional. A la mesa
de negociación sí que se trasladan. Cosa distinta, es la correlación de fuerzas con la
propia empresa, la escasez de mujeres que todavía encontramos en esas Mesas
negociadoras, y el resultado poco exitoso de las medidas propuestas para ir
erradicando la discriminación de género en el ámbito de la empresa.
Para formular cláusulas antidiscriminatorias, las delegadas y delegados sindicales
tienen que manejar correctamente los “conceptos de igualdad de oportunidades” antes
definidos, y examinar las condiciones laborales en cada empresa en torno a las
siguientes cuestiones, que constituyen el Bloque de medidas para la igualdad en el
Convenio Colectivo.
- La conciliación de la vida personal y profesional
- Discriminación en el acceso al empleo
- Discriminación en el ascenso y la promoción profesional
- Discriminación en la remuneración (“La brecha salarial”)
- Seguridad y salud laboral, referencia específica al acoso –bien sea sexual,
psicológico o moral como forma de violencia de género en el puesto de trabajo
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- No se utilicen criterios aparentemente neutros, que bien sea de manera evidente
(discriminación directa) o de forma encubierta (discriminación indirecta), favorezcan la
contratación de un sexo en perjuicio del otro. (La estadística como prueba)
- La promoción de medidas de acción positiva, incluida la “discriminación positiva” para
ir consolidando posiciones de igualdad.
- El reconocimiento del papel de los agentes sociales para hacer uso de estos
mecanismos en la Negociación Colectiva y concretamente la Tutela de los
Representantes Sindicales en el momento de la contratación y la promoción
profesional.
Buenas prácticas para aplicar en todo el proceso de selección de personal y su control
por las secciones sindicales.
- Evitar el LENGUAJE SEXISTA en la oferta de empleo, que excluye subliminalmente
a las mujeres
- Las HABILIDADES han de valorarse tanto como la EXPERIENCIA
- Eliminar la exigencia de TITULACIONES innecesarias para el desempeño de la
actividad requerida en el puesto de trabajo. Controlar la petición de títulos de rama
técnica no requeridos en Convenio Colectivo.
- Suprimir el requisito de CUALIDADES SUBJETIVAS que fomentan estereotipos
tradicionales tales como, “buena presencia”, “ambición”, “dotes de mando”, “dedicación
exclusiva”, “trabajo en equipo”, etc.
- Evitar la FLEXIBILIDAD EMPRESARIAL que impida la conciliación de la vida
personal y profesional, como la “disposición a viajar”, “aceptación de movilidad
geográfica”, “horarios flexibles innecesarios para el desempeño de la tarea”, etc.
-Exigir la presencia de la representación sindical en todo el proceso de selección de
personal de la empresa, incluida la entrevista personal para garantizar su objetividad.
- Establecer cláusulas en el Convenio Colectivo, de acción positiva, incluyendo la
“discriminación positiva” que promuevan la contratación y promoción del género
menos representado, tanto para acceder al empleo en condiciones de igualdad real,
como a la promoción y el ascenso, de manera temporal, hasta consolidar una
representación equilibrada de mujeres y hombres en todas las categorías
profesionales.
- Reconocer la estadística como prueba para medir la infrarepresentación (el
porcentaje de mujeres y hombres en cada categoría profesional).
Epígrafe 3 – Justificación Jurídica de la Acción Positiva: Normativa en la
que se fundamente la acción positiva
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Además, la Convención de 1979 alude de manera especial a la maternidad al indicar
su artículo 4.2 que no se estimará discriminatoria “la adopción por los Estados Partes
de medidas especiales encaminadas a proteger la maternidad”.
En el ámbito comunitario las acciones positivas aparecen por primera vez en la
Directiva 76/207/CEE del Consejo, de 9 de febrero de 1976, relativa a la aplicación del
principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres en lo que se refiere al acceso al
empleo, a la formación y a la promoción profesionales, y a las condiciones de trabajo,
que aborda la adopción de estas medidas en el ámbito laboral y en particular en
relación con la protección del embarazo y de la maternidad. El artículo 2.3 de la
Directiva 76/207/CEE afirma que su aplicación no obstaculizará las disposiciones
relativas a la protección de la mujer, sobre todo en lo que concierne al embarazo y la
maternidad, y el artículo 2.4 expresa que “se podrán adoptar medidas que tiendan a
promover la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, en particular,
aquellas que evitan las desigualdades de hecho que afectan a las mujeres en el
campo de acceso al empleo, promoción y formación profesional, condiciones de
trabajo y Seguridad Social”.
Sobre estas premisas, algunos documentos no vinculantes también se han
pronunciado acerca de las acciones positivas. Por ejemplo, la Resolución del Consejo
del 12 de julio de 1982 sobre promoción de la igualdad de oportunidades para las
mujeres, la Recomendación del Consejo de 13 de diciembre de 1984 relativa a la
promoción de acciones positivas en favor de las mujeres, la Carta Comunitaria sobre
Derechos Sociales Fundamentales del 9 de diciembre de 1989 o la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea de 18 de diciembre de 2000.
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- Diversificación de las opciones profesionales y mejor adecuación de las
cualificaciones profesionales, especialmente a través de una formación profesional
apropiada, incluida la aplicación de medidas de acompañamiento y de medios
pedagógicos adaptados
-Medidas necesarias para que los servicios de colocación, orientación y consulta
dispongan de efectivos cualificados y en número suficiente, con el fin de ofrecer un
servicio basado en la experiencia necesaria en lo que se refiere a los problemas
particulares de la mujer desempleada.
- Estímulo de candidaturas, contratación y promoción de las mujeres en los sectores,
profesiones y niveles en los que están infrarrepresentadas, especialmente en los
puestos de responsabilidad.
- Adaptación de las condiciones de trabajo, reordenación de la organización del trabajo
y del tiempo de trabajo.
- Promoción de medidas de acompañamiento, por ejemplo, aquellas que tienden a
favorecer una mejor distribución de las responsabilidades profesionales y sociales.
-Participación de las mujeres en los organismos de decisión, incluidos los que
representan a los trabajadores, a los empresarios y a los independientes.
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2. El Centro de Estudios Jurídicos de la Administración de Justicia impartirá
anualmente cursos de formación sobre el principio de igualdad entre mujeres y
hombres y su aplicación con carácter transversal por los miembros de la Carrera
Fiscal, el Secretariado y demás personal al servicio de la Administración de Justicia,
así como sobre la detección y el tratamiento de situaciones de violencia de género.
5. Se crea un nuevo órgano del Consejo General del Poder Judicial: la Comisión de
Igualdad, integrada por cinco miembros y cumpliendo el principio de representación
equilibrada.
2. En los procesos con indicios fundados de discriminación por razón de sexo, la carga
de la prueba recaerá sobre la parte demandada por discriminación.
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4. El tratamiento de los datos contenidos en registros, encuestas, estadísticas u otros
sistemas de información médica incluirá, siempre que sea posible, desagregación por
sexo.
A esta otra:
2. Además de considerarse nulas, como hasta ahora, las decisiones del empresario
que supongan un trato desfavorable de los trabajadores como reacción ante una
reclamación efectuada en la empresa o ante una acción judicial destinada a exigir el
cumplimiento del principio de igualdad de trato y no discriminación, pasan a ser
también nulas las órdenes de discriminar (art. 17).
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4. El trabajador tendrá derecho a adaptar la duración y distribución de la jornada de
trabajo para hacer efectivo su derecho a la conciliación de la vida personal, familiar y
laboral en los términos que se establezcan en la negociación colectiva o en el acuerdo
a que llegue con el empresario respetando, en su caso, lo previsto en aquélla (art. 34).
9. La duración mínima de las excedencias voluntarias a los que tienen derecho las
personas con al menos un año de antigüedad en la empresa, pasa de 2 años a cuatro
meses. La duración máxima sigue en cinco años. (art. 46)
10. En el caso de excedencia para atender al cuidado de un familiar hasta el segundo
grado de consanguinidad o afinidad, que por razones de edad, accidente, enfermedad
o discapacidad no pueda valerse por sí mismo, y no desempeñe actividad retribuida,
su duración máxima pasa de un año a dos años. Además, podrá disfrutarse en uno o
varios períodos. (art. 46).
11. En los casos de suspensión del contrato por maternidad, paternidad, riesgo o
adopción o acogimiento (art. 45.1.d), el ET estipulará (art. 48.1) que la persona
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afectada se beneficiará de cualquier mejora en las condiciones de trabajo a la que
hubiera podido tener derecho durante la suspensión.
12. El artículo 48 del ET, referido a la suspensión del contrato de trabajo con reserva
de puesto de trabajo, tendrá las siguientes aplicaciones:
- El padre podrá seguir haciendo uso del período de suspensión por maternidad
inicialmente cedido, aunque en el momento previsto para la reincorporación de la
madre al trabajo ésta se encuentre en situación de incapacidad temporal.
- Para los supuestos de adopción y de acogimiento, tanto preadoptivo como
permanente, se especifica la validez de los permisos establecidos, aunque se trate de
adopciones/acogimientos provisionales.
- En casos de discapacidad del hijo o menor adoptado o acogido, la suspensión del
contrato se ampliará en dos semanas.
- Pasa a tomarse en consideración, además del riesgo durante el embarazo, el riesgo
durante la lactancia natural. La suspensión de contrato por esa causa finalizará
cuando el lactante cumpla nueve meses o cuando desaparezca la imposibilidad de la
trabajadora de reincorporarse a su puesto anterior o a otro compatible con su estado.
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mujeres y hombres, entre la que se incluirán datos sobre la proporción de mujeres y
hombres en los diferentes niveles profesionales, así como, en su caso, sobre las
medidas que se hubieran adoptado para fomentar la igualdad entre mujeres y hombres
en la empresa y, de haberse establecido un plan de igualdad, sobre la aplicación de
este, así como la de colaborar con la dirección de la empresa en el establecimiento y
puesta en marcha de medidas de conciliación y la labor de vigilancia del respeto y
aplicación del principio de igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y
hombres.
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Trabajo y Seguridad Social acerca de la constatación de una discriminación por razón
de sexo.
1. Pasará a ser infracción laboral grave por parte de las empresas y responsables de
las mismas el “No cumplir las obligaciones que en materia de planes de igualdad
establecen el Estatuto de los Trabajadores o el convenio colectivo que sea de
aplicación”.
2. Pasarán a considerarse infracciones laborales muy graves las decisiones del
empresario que supongan un trato desfavorable de los trabajadores como reacción
ante una acción administrativa destinada a exigir el cumplimiento del principio de
igualdad de trato y no discriminación (el actual ET establece lo mismo en el caso de
acciones judiciales, pero no de acciones administrativas).
3. Pasará a considerarse infracción laboral empresarial muy grave el acoso por razón
de sexo, cuando se produzca dentro del ámbito a que alcanzan las facultades de
dirección empresarial, cualquiera que sea el sujeto activo del mismo, siempre que,
conocido por el empresario, éste no hubiera adoptado las medidas necesarias para
impedirlo.
4. En lo que se refiere a responsabilidades empresariales específicas en materia de
igualdad, y para el caso de infracciones muy graves, se establece...
- Sanciones accesorias que incluyen la pérdida automática de las ayudas,
bonificaciones y, en general, de los beneficios derivados de la aplicación de los
programas de empleo, con efectos desde la fecha en que se cometió la infracción, y la
exclusión automática del acceso a tales beneficios durante seis meses.
- No obstante, en el caso de infracciones muy graves referidas a los supuestos de
discriminación directa o indirecta por razón de sexo, dichas sanciones accesorias
podrán ser sustituidas por la elaboración un plan de igualdad en la empresa, si así se
determina por la autoridad laboral competente previa solicitud de la empresa e informe
preceptivo de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social.
- En el caso anterior, el incumplimiento de la obligación contraída de elaborar un plan
de igualdad o el hacerlo incumpliendo manifiestamente los términos previstos tendrá la
consideración de infracción laboral muy grave, que, además de ir acompañada de la
nueva sanción que como tal corresponda, dejará sin efecto la sustitución de las
sanciones accesorias.
1. Se suman los casos en los que dichos contratos de interinidad que darán derecho a
una bonificación del 100 por 100 en las cuotas empresariales de la Seguridad Social,
incluidas las de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales, y en las
aportaciones empresariales de las cuotas de recaudación conjunta, pues se incluyen
las modalidades relativas a la suspensión de contrato por riesgos durante la lactancia
natural o por paternidad.
LEY DE EMPLEO
1. Se incorpora lo siguiente:
- Los servicios públicos de empleo, sus entidades colaboradoras y las agencias de
colocación sin fines lucrativos, en la gestión de la intermediación laboral deberán velar
específicamente por evitar la discriminación en el acceso al empleo.
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Los gestores de la intermediación laboral cuando, en las ofertas de colocación,
apreciasen carácter discriminatorio, lo comunicarán a quienes hubiesen formulado la
oferta. En particular, se considerarán discriminatorias las ofertas referidas a uno de los
sexos, salvo que se trate de un requisito profesional esencial y determinante de la
actividad a desarrollar. En todo caso se considerará discriminatoria la oferta referida a
uno solo de los sexos basada en exigencias del puesto de trabajo relacionadas con el
esfuerzo físico.
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permanente o preadoptivo, tendrán la consideración de período de cotización efectiva
a efectos de las correspondientes prestaciones de la Seguridad Social. En los casos
de familia numerosa también se dobla el periodo (pasa de 15 o 18 meses a 30 o 36).
8. Pasará a considerarse como efectivamente cotizado el primer año del período de
excedencia que los trabajadores disfruten por el cuidado de otros familiares, hasta el
segundo grado de consanguinidad o afinidad, que, por razones de edad, accidente,
enfermedad o discapacidad, no puedan valerse por sí mismos, y no desempeñen una
actividad retribuida.
9. En las situaciones de excedencia por cuidado de hijo, menor u otros familiares que
hubieran estado precedidas por una reducción de jornada a causa de guarda legal y
cuidado directo de menor o persona con discapacidad, las cotizaciones realizadas
durante la reducción de jornada se computarán, a efecto de prestaciones de jubilación,
incapacidad permanente ,muerte y supervivencia, maternidad, paternidad y desempleo
incrementadas hasta el 100 por 100 de la cuantía que hubiera correspondido si se
hubiera mantenido sin dicha reducción la jornada de trabajo.
También se dará ese trato, a efectos de prestación por desempleo, en el caso de las
reducciones de jornada por nacimientos de hijos prematuros o que, por cualquier
causa, deban permanecer hospitalizados a continuación del parto, así como a las
reducciones de jornada dirigidas a garantizar la protección o derecho a la asistencia
social integral de víctimas de la violencia de género.
10. En el caso de pérdida de un trabajo a tiempo parcial, desaparecerá la reducción
del importe del subsidio de desempleo en proporción a las horas trabajadas, quedando
la nueva redacción (art. 217.1) en estos términos:
La cuantía del subsidio será igual al 80 por 100 del indicador público de rentas de
efectos múltiples mensual, vigente en cada momento. En el caso de desempleo por
pérdida de un trabajo a tiempo parcial también se percibirá la cuantía antes indicada.
11. Se estipula esta nueva cláusula (que permite no "gastar paro" mientras se está en
situación de maternidad o paternidad):
Si el trabajador pasa a la situación de maternidad o de paternidad, se le suspenderá la
prestación por desempleo y la cotización a la Seguridad Social antes indicada y pasará
a percibir la prestación por maternidad o por paternidad, gestionada directamente por
su Entidad Gestora. Una vez extinguida la prestación por maternidad o por paternidad,
se reanudará la prestación por desempleo, en los términos recogidos en el artículo
212.3.b, por la duración que restaba por percibir y la cuantía que correspondía en el
momento de la suspensión.
12. La acción protectora de la Seguridad Social del trabajador contratado para la
formación ("aprendices" según la ley aún vigente) comprenderá, como contingencias,
situaciones protegibles y prestaciones, además de las ya existentes, las derivadas de
la paternidad, el riesgo durante el embarazo y el riesgo durante la lactancia natural.
13. Se incluye lo siguiente, que permite computar a efectos de pensiones un periodo
de tiempo por parto a aquellas trabajadoras que no hubieran cotizado en ese momento
durante las 16 semanas equivalentes al permiso de maternidad.
A efectos de las pensiones contributivas de jubilación y de incapacidad permanente de
cualquier régimen de la Seguridad Social, se computarán, a favor de la trabajadora
solicitante de la pensión, un total de 112 días completos de cotización por cada parto
de un solo hijo y de 14 días más por cada hijo a partir del segundo, éste incluido, si el
parto fuera múltiple, salvo si, por ser trabajadora o funcionaria en el momento del
parto, se hubiera cotizado durante la totalidad de las dieciséis semanas o, si el parto
fuese múltiple, durante el tiempo que corresponda.
14. Serán nulos los despidos improcedentes siguientes:
- Los de las trabajadoras durante el período de suspensión del contrato de trabajo por
riesgo durante la lactancia natural o por enfermedades causadas por embarazo, parto
o lactancia natural y los de los trabajadores durante la suspensión del contrato por
paternidad.
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- Los de los trabajadores que hayan solicitado o estén disfrutando del permiso a que
se refiere el artículo 37.4 bis del Estatuto de los Trabajadores (nacimientos de hijos
prematuros o que deban permanecer hospitalizados a continuación del parto) y los de
las trabajadoras víctimas de violencia de género por el ejercicio de los derechos de
reducción o reordenación de su tiempo de trabajo, de movilidad geográfica, de cambio
de centro de trabajo o de suspensión de la relación laboral, en los términos y
condiciones reconocidos en dicha Ley.
- Los de los trabajadores después de haberse reintegrado al trabajo al finalizar los
períodos de suspensión del contrato por maternidad, adopción o acogimiento o
paternidad, siempre que no hubieran transcurrido más de nueve meses desde la fecha
de nacimiento, adopción o acogimiento del hijo.
SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN
María del Carmen Marín Berja
Trabajadora Social y Experta Interdisciplinar en materia de Igualdad de Género