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PSI 150
TEMA I
LA CONDUCTA SOCIAL
Debemos darnos cuenta de lo importante que son los demás para nosotros. Vivimos
inmersos en un tejido de relaciones sociales desde que damos los buenos días a nuestros
familiares o compañeros de trabajo hasta que, en la cena, comentamos lo más saliente de
la jornada.
¿A qué se debe esta fuerte vinculación a los otros? ¿Por qué no podemos vivir solos?
Simplemente, porque somos sociables.
LA SOCIABILIDAD
Los animales necesitan estar juntos. Cuando un mono queda rezagado del grupo,
comienza a chillar y a correr en todas direcciones, expresando así su necesidad de estar
con los otros.
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Es así que la vida de grupo no es nunca un simple estar juntos. Conduce inevitablemente
a hacer cosas juntos. Si observamos una familia de patos, comprobamos que van juntos
a todas partes. Se bañan en comunidad y, al salir del agua, se alisan el plumaje, uno al
lado del otro. Acostumbran a reunirse para dormir. Incluso podemos notar que caminan
al mismo ritmo.
En una vida tan similar, juega un papel importante la imitación, sobre todo en algunas
especies. Cuando una oveja se desvía del rebaño, las demás tienden a seguirla.
Igual que los animales, los hombres desean estar juntos. Por ello construyen poblados y
ciudades. Si en ocasiones renuncian a la vida en común es sólo temporalmente y en
función de objetivos superiores. El astronauta que explora el espacio ansía regresar con
sus semejantes. Asimismo, los científicos procuran programar los viajes espaciales en
grupos de dos o tres.
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La división del trabajo uno de los rasgos distintivos de la vida moderna, nos recuerda
inevitablemente la especialización en la tarea que encontramos en los animales. En el
hogar, un matrimonio se reparte el quehacer doméstico; en la fábrica, cada obrero está
especializado en un trabajo muy concreto.
EVOLUCIÓN DE LA SOCIABILIDAD
La sociabilidad es una constante humana en el curso de todas las edades. Nuestra vida
bien puede llamarse convivencia puesto que desde que nacemos hasta el momento de la
muerte estamos conviviendo al lado de nuestros semejantes.
El niño, desde los primeros meses, desea estar en compañía de los demás. Cuando se lo
deja solo, llora a gritos, y si se le hace alguna caricia, sonríe. A veces el bebé balbucea
para atraer la atención de los adultos. A medida que va creciendo, la privación de su
relación con los demás se convierte en el peor castigo. Así lo han entendido los profesores
que acostumbran a poner a los alumnos cara a la pared, o los padres que una tarde le
prohíben salir de casa.
k. Davis describe el caso de Anna, una niña ilegítima que fue aislada en una recóndita
habitación. Se le daba tan sólo comida suficiente para continuar viviendo. Al ser
descubierta a la edad de seis años no sabía caminar, ni hablar, ni hacer cosa alguna que
mostrase inteligencia pues su cerebro por faltarle el estímulo de la vida social, apenas
había desarrollado sus posibilidades. La niña murió cuatro años después.
¿Cómo castiga la sociedad a los delincuentes? No los tortura con sufrimientos físicos ni
los hace pasar hambre o frío (aunque en ocasiones se dé esto también). Sencillamente, los
priva del contacto con los demás. Las cárceles norteamericanas más modernamente
acondicionadas de ninguna manera compensan con la separación de familiares y amigos.
El aislamiento es un severo castigo en todos los aspectos: lo mismo a nivel individual que
en el plano social. Cuando estamos enfadados con alguien le negamos el saludo. Quien
es considerado enemigo de una nación es condenado al destierro. Recordemos que cuando
la Organización de Estados Americanos tomó la decisión de castigar a Fidel Castro, aisló
a Cuba del continente.
No son menores los estragos que provoca el aislamiento en los ancianos. Estos hombres,
que frecuentemente han perdido a su esposa y a los mejores amigos, en raras ocasiones
reciben todo el afecto que necesitan. La soledad es el drama de la última etapa de su vida.
VENTAJAS DE LA SOCIABILIDAD
La decisiva importancia que adquiere la sociabilidad en el hombre nos hace pensar en las
ventajas que deben impulsarle a ella. Señalemos las principales.
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Incluimos aquí aquellos impulsos que poseemos en común con los animales y cuya
satisfacción es imprescindible para la supervivencia individual de la especie.
Compartir la cultura
Gracias a este importante proceso, el individuo queda capacitado para abrirse camino y
resolver sus propios problemas dentro de la sociedad.
Aquí nos referimos a las necesidades sociales, tan importantes como las primarias o
fisiológicas.
Los motivos sociales, a diferencia de los fisiológicos, que son innatos, se adquieren
durante ese prolongado período en que el niño va aprendiendo las pautas básicas
culturales, se va socializando. Sin establecer orden de prioridad, vamos a referirnos a
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Necesidad de afiliación
Hay circunstancias en las que se acentúa nuestra afición a asociarnos y reunirnos con
otros, especialmente cuando deseamos reducir la angustia que sentimos, o bien
autoevaluar nuestras emociones.
¿Por qué tendemos a autoevaluarnos? Porque sólo comparándonos con los demás
(comparación social), que van a atravesar la misma situación, puede el individuo evaluar
sus propias reacciones y calcular en qué medida su temor es adecuado o no.
Necesidad de poder
¿Se esfuerza usted tenazmente para triunfar en su trabajo?, ¿posee un elevado nivel de
aspiraciones?, ¿es usted de los que no se desalientan, sino que más bien se crece ante las
dificultades?, ¿trata de vivir en constante renovación para no quedarse rezagado? Si ha
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Altruismo
¿Es el hombre occidental capaz de sacrificarse por los demás sin esperar recompensa a
cambio? Intentar responder a esta apasionante cuestión equivale a plantear la posibilidad
de la conducta altruista.
Las relaciones interpersonales tienen unas características muy concretas que delimitan los
conceptos que en ella se involucran.
1. INTERACCIÓN SOCIAL
1.1.Rasgos de la interacción.
Jeanne Watson ha observado que en los tres ambientes mencionados –familiar, social y
laboral– optamos por formas distintas de conducta, más o menos formales.
Ante todo, la interacción nos socializa, es decir, nos inserta en la sociedad, inculcándonos
aquellas características generales que compartimos con los demás miembros de la
comunidad. También notamos que el primer contacto con otros influye decisivamente en
la formación y desarrollo de la personalidad del individuo.
Concretamente, el concepto de sí mismo que tiene una persona depende en general de las
interacciones con otros, especialmente del juicio que se forman de él y de las expectativas
consiguientes. El mayor sabio del mundo se creería necio si así lo consideraran los demás.
Por último, la interacción reduce la ansiedad. Este mismo efecto fue igualmente
observado en la segunda guerra mundial, en Londres, ya que los niños alejados de los
suyos experimentaban mucha mayor tensión psíquica al ser evacuados de la ciudad que
los que salían en compañía de su familia.
2. INFLUENCIA SOCIAL
Podemos preguntarnos en este momento: ¿A qué se debe esta influencia social?, ¿por qué
nos preocupa tanto la opinión ajena? Ya hemos insinuado antes la contestación: la manera
de las opiniones de los demás constituye el material con que esculpimos la estatua de
nuestro auto concepto. Por eso buscamos incesantemente la aprobación del prójimo y
tememos al fantasma de la desaprobación. De ahí que procuremos ser amables cuando
nos presentan a alguien y ocultemos cuidadosamente nuestros defectos.
3. LA ATRACCIÓN INTERPERSONAL