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Asignatura

Liderazgo Integral
y Creativo
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Liderazgo Integral
y Creativo
1. PRESENTACIÓN GENERAL DEL LIDERAZGO INTEGRAL Y CREATIVO................. 04
1.1. INTRODUCCIÓN.............................................................................................. 04
1.2. OBJETIVO GENERAL Y SUS DIMENSIONES....................................................... 05
1.3. CUATRO PILARES FUNDAMENTALES................................................................ 05
1.4. TRES DIMENSIONES......................................................................................... 07
1.5. UN VALOR PRINCIPAL...................................................................................... 08
1.6. CAUTRO COORDENADAS CARDINALES CON TRES ACTITUDES CADA UNA.... 09
1.7. UN CONTEXTO SOCIAL DE APRENDIZAJE CONTINUO...................................... 11
1.8. RESUMEN Y SÍNTESIS PROGRAMÁTICA........................................................... 13
2. PERSONALIDAD INTEGRAL E INTEGRADA PARA VIVIR UN ESTILO DE VIDA
SALUDABLE.............................................................................................................. 15
2.1. INTRODUCCIÓN.............................................................................................. 15
2.2. CINCO GRANDES DIMENSIONES FUNDAMENTALES DE LA REALIDAD
PERSONAL.............................................................................................................. 17
2.3. PRIMERA DIMENSIÓN FUNDAMENTAL: LA DIMENSIÓN CORPORAL................. 19
2.3.1. EL PRIMER ESTRATO: EL CUERPO COMO UN DON................................... 19
2.3.2. SEGUNDO ESTRATO: EL CUERPO COMO EL PROTO-ÁMBITO................... 20
2.3.3. TERCER ESTRATO: EL CUERPO COMO PROTOÁMBITO DE LA
ALTERIDAD........................................................................................................ 21
2.4. LA SEGUNDA DIMENSIÓN FUNDAMENTAL: LA INTELIGENCIA COGNITIVA....... 23
2.4.1. CUATRO SUBRAYADOS SOBRE LA INTELIGENCIA COGNITIVA.................. 23
2.5. TERCERA DIMENSIÓN FUNDAMENTAL: LA INTELIGENCIA EMOCIONAL........... 27
2.6. CUARTA DIMENSIÓN FUNDAMENTAL: INTELIGENCIA EJECUTIVA.................... 29
2.7. LA QUINTA DIMENSIÓN FUNDAMENTAL: LA INTELIGENCIA ESPIRITUAL........... 32
2.8. INTERACCIÓN ENTRE LAS DIMENSIONES FUNDAMENTALES PARA UN
CRECIMIENTO NO SÓLO INTEGRAL SINO PARA UNA PERSONALIDAD
INTEGRADA........................................................................................................... 36
2.9. EL APRENDIZAJE Y CRECIMIENTO INTEGRADOR A TRAVÉS DE TRES
LÓGICAS ESENCIALES............................................................................................ 38
2.10. CONCLUSIÓN DEL LA SEGUNDA UNIDAD: LA PERSONALIDAD INTEGRADA
E ÍNTEGRA GENERA UN LIDERAZGO INTEGRAL Y UN ESTILO DE VIDA
SALUDABLE............................................................................................................ 42
3. EL LIDERAZGO INTEGRAL, INTEGRADOR E ÍNTEGRO EN TODAS LAS
DIMENSIONES DE LA RUEDA DE LA VIDA: UNIFICADOS Y EQUILIBRADOS......... 44
3.1. LOS CUATRO EJES FUNDAMENTALES DE LA RUEDA DE LA VIDA..................... 44
3.1.1. INTRODUCCIÓN....................................................................................... 44
3.2. DEL CRECIMIENTO INTEGRAL AL ESTILO DE VIDA EQUILIBRADO Y
SALUDABLE. A TRAVÉS DE UN EJERCICIO PRÁCTICO............................................. 47
4. DE SENTIRNOS UNIFICADOS INTEGRALMENTE A SENTIRNOS ORIENTADOS
VOCACIONALMENTE................................................................................................ 51
4.1. SENTIRNOS ORIENTADOS VOCACIONALMENTE: LA LIBERTAD PARA LA
CREATIVIDAD......................................................................................................... 51
4.2. ORIENTACIÓN VOCACIONAL, LIBERTAD Y CREATIVIDAD PARA UN
PROYECTO DE VIDA............................................................................................... 52
4.3. LAS DIFICULTADES DEL CONTEXTO Y EL ÁREA DE OPORTUNIDAD
PERSONAL.............................................................................................................. 53
4.4. LA LIBERTAD PARA LA CREATIVIDAD EN LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL....... 56
4.4.1. PRIMERA DIMENSIÓN: LA LIBERTAD SEDUCIDA....................................... 57
4.4.2. SEGUNDA DIMENSIÓN: LA LIBERTAD LIBERADA: LIBERTAD-DE................. 58
4.4.3. TERCERA DIMENSIÓN: LA LIBERTAD LIBERADORA: LIBERTAD-PARA......... 59
4.4.4. CUARTA DIMENSIÓN: LA LIBERTAD COMPROMETIDA: LIBERTAD-EN........ 60
4.4.5. SÍNTESIS: LA LIBERTAD RE-LIGADA........................................................... 60
4.5. EL TALENTO: EL EJERCICIO DE LA LIBERTAD ORIENTADA
VOCACIONALMENTE............................................................................................. 60
4.5.1. INTRODUCCIÓN:...................................................................................... 60
4.5.2. LA GENERACIÓN Y GESTIÓN DEL TALENTO ............................................ 62
4.5.3. CINCO PASOS A TENER EN CUENTA PARA LA GENERACIÓN Y
GESTIÓN DEL TALENTO DEL LÍDER ÍNTEGRO Y CREATIVO.................................. 63
4.6. EL DISCERNIMIENTO O EL ARTE DE ELEGIR BUENAS METAS PARA
ENRIQUECER LA ORIENTACIÓN VOCACIONAL. EJERCICIO-TALLER.......................... 64
5. SÍNTESIS DEL LIDERAZGO INTEGRAL Y CREATIVO............................................. 68
5.1. LÓGICA DEL DON........................................................................................... 68
5.1.1. TRES ACTITUDES...................................................................................... 68
5.2. LÓGICA DE LA ALTERIDAD.............................................................................. 70
5.3. LÓGICA DE LA MISIÓN.................................................................................... 71
5.3.1. TRES METÁFORAS DE ÍNDOLE EVANGÉLICO............................................. 72
Centro Europeo de Postgrado Asignatura. Liderazgo Integral y Creativo

1. Presentación general del liderazgo


integral y creativo
“Cuando hablamos de estilos de vida saludable, no sólo nos esta-
mos refiriendo a la vida de las personas. También nos referimos a la
vida de las familias, de las organizaciones e instituciones. Armonía,
equilibrio, unificación son un primer pilar del liderazgo integral y
creativo.”

1.1. Introducción
• El ser humano es una unidad que hay que articular entre naturaleza y libertad.
Naturaleza y libertad de la que emerge un proyecto de vida que enriquece a la
persona, da sentido a la vida y termina transmitiéndose como cultura. Actual-
mente hablar de liderazgo integral y creativo es articular estas dos dimensiones de
nuestra persona: naturaleza (integrar todas las dimensiones que conforman el ser
humano) y libertad (libertad es la condición necesaria para la creatividad, pues los
animales se adaptan al medio, el hombre adapta el medio a su propio fin).

• En esta materia vamos a desarrollar los elementos que pueden ayudar a tener es
una vida plenamente lograda, feliz. Una vida que se despliega íntegra y creati-
vamente. Un líder que es capaz de recapitular su vida con ese grado de satis-
facción o complacencia que da el saber que ha desarrollado todas sus potencia-
lidades, que ha transitado por múltiples posibilidades y que ha ejercido lo más
valioso del ser humano que es la libertad. Y al hablar de libertad nos referimos a
todas sus dimensiones, no solo la libertad frente a las situaciones (una libertad que
se conquista: libertad liberada), sino libertad para algo (una libertad liberadora),
esa libertad para desarrollar la mejor versión de uno mismo y para transformar
a la humanidad enriqueciendo el tejido social.

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1.2. Objetivo general y sus dimensiones


• El objetivo consiste en como desplegar una vida integral y creativa en el contex-
to social actual. Un contexto caracterizado por el aprendizaje continuo propio de
las sociedades del conocimiento. Para ello vamos a estudiar cuatro pilares, tres
dimensiones, un valor central, y veremos cómo éste se plasma en cuatro coor-
denadas cardinales que conlleva tres actitudes fundamentales cada una para el
desarrollo de una vida plenamente lograda y feliz.

• El objetivo general, por tanto, comporta los siguientes objetivos específicos:

1. Cuatro pilares fundamentales.

2. Tres dimensiones esenciales.

3. Un valor principal.

4. Cuatro coordenadas cardinales con tres actitudes cada una.

5. Un contexto social de aprendizaje continuo para una sociedad del conocimien-


to.

1.3. Cuatro pilares fundamentales


• Primero: Dentro de los cuatro pilares fundamentales donde se ejerce el liderazgo
integral y creativo; el primero es el sentirse unificado integralmente. Como seres
humanos tenemos distintas dimensiones, múltiples ocupaciones, varias relaciones
personales, distintos ámbitos de vidas, un sinfín de experiencias y acontecimien-
tos significativos, etc. Pues bien, lo importante es cómo vivir de tal manera toda
esta riqueza sin perder lo fundamental, es decir: sentirnos en todo momento uni-
ficados, en equilibrio y armonía. Sentirse unificado integralmente, por tanto, crea
un estilo de vida saludable. Cuando hablamos de estilos de vida saludable, no
sólo nos estamos refiriendo a la vida de las personas. También nos referimos a la
vida de las familias, de las organizaciones e instituciones. Armonía, equilibrio,
unificación son un primer pilar del liderazgo integral y creativo no sólo de las
personas, sino, también, de las comunidades y organizaciones. La consecuencia o
el fruto inmediato de este pilar fundamental consiste en un estilo de vida saludable
que hoy en día tiene un valor incalculable para las personas, las organizaciones y
las instituciones.

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• Segundo: El segundo pilar es que la persona se sienta y experimente orienta-


da vital y vocacionalmente. El ser humano, una comunidad o una institución no
sólo necesita sentirse unificada sino, también, orientado vocacionalmente. Todo
crecimiento, todo desarrollo, toda formación integral, no sólo es integrador (que
unifica), sino que es fundamental la orientación: ¿hacia dónde crece?, ¿cuál es su
orientación y meta?, ¿qué ideal le mueve?, etc. En síntesis, la formación no es sólo
integral o integradora sino también prospectiva. Más adelante profundizaremos
en lo que significa vocacionalmente, ahora, como introducción general, decir que
significa la razón del ser de cada uno de nosotros, cuál es su impronta y ese ca-
rácter que hace de cada persona, comunidad u organización alguien o algo único
e irrepetible. Tan importante es saber de dónde partimos como saber hacia dónde
vamos.

• Tercero: El tercer pilar es sentirse dinamizado vital y socialmente. De nada sirve


sentirse unificado y orientado sí no hay un dinamismo que revierte hacia afuera,
hacia mi entorno; es sentirse dinamizado socialmente. Ahí es donde ese liderazgo
integral y creativo se convierte en un liderazgo significativo en sus propios ámbi-
tos de vida. La presencia significativa del líder consiste en ser una vida que irradia
luz y sentido, guía, orientación…, que contagia alegría, entusiasmo, pasión por las
cosas..., que contagia una fuerza, un dinamismo, una cadena de compromiso, etc.
El liderazgo no sólo se vive unificado y orientado, sino que es fundamental que
se viva dinamizado y, dinamizando, dinamice, movilice, transforme sus propios
ámbitos de vida: ya sea laboral, familiar, social, etc. En esto consiste el enriqueci-
miento y la transformación social hacia un mundo más digno, más humano, más
solidario y posibilitado de crecimiento y felicidad de las personas. Este liderazgo,
como llevamos diciendo, no sólo es personal, también se da en comunidades (ya
sean familias, colectivos de barrios, amigos, etc.), organizaciones e instituciones
(asociaciones sociales, partidos políticos, empresas, instituciones educativas, sa-
nitarias, etc.).

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• Cuarto: El cuarto y último pilar es el sentirse enraizado


espiritualmente. No se refiere a lo religioso, se refiere
al sentido de vida, a esos valores fundamentales, a esas
metas o coordenadas invisibles desde donde uno com-
prende el sentido último de la vida y le da un carácter
transcendente a todo lo que dice, realiza y acontece a su
alrededor. En esto consiste la dimensión espiritual del
ser humano. En el caso del liderazgo, sentirse enraiza-
do espiritualmente es tener siempre una actitud y una
disposición felicitante. Para saber en qué consiste la
disposición felicitante, antes de nada, es fundamental
expresar qué significa felicidad. La felicidad consiste no
sólo en tener bienestar, sino, también, es fundamental
tener relaciones profundas y gozosas de amor y recono-
cimiento; y, finalmente, vivirlo todo en un crecimiento continuo hacia las metas y
proyectos que se van proponiendo para vivir plenamente la mejor versión de uno
mismo. Entonces, la disposición felicitante o para la felicidad, consiste en esco-
ger esas metas que te hacen crecer, saber gestionar los conflictos, recuperarse
de los fracasos, valorar los pequeños pasos que puedan darse cada día, cuidar las
relaciones personales y mantener un equilibrio entre la seguridad (pequeños
bienestar) y el arrojo para emprender nuevos proyectos. Hasta en los fracasos
está presente la disposición felicitante, porque se sabe cuál es la razón última, el
por qué hace las cosas, los valores y las convicciones que troquelan la vida, etc.

1.4. Tres dimensiones


Junto a esos cuatro pilares tenemos tres dimensiones.

• Primera dimensión: La lógica del don

Ésta se refiere a desplegar los dones y talentos que uno tiene, aquello que uno
quieres expresar o comunicar; es lo que va desde el interior de la persona hasta
el exterior: es el aprendizaje por los proyectos que uno sueña, aquello que uno
quiere aportar o cristalizar. Es materializar esa idea, plasmarla en un escrito, en una
acción que se realiza; es dar aquello que lleva su impronta personal, que lleva su
huella, su sello, que queda plasmado en lo que se expresa y realiza.

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• Segunda dimensión: la lógica de la alteridad

Ésta se da cuando lo externo a mí, lo de afuera me alcanza, me salpica, se me


adentra y me moviliza. Le llamaremos aprendizaje por problemas que uno vive.
Es esa lógica de fuera a dentro, aquello que me conmueve, que me fascina, aquello
que me reta, aquello que me desafía, que me interpela, es el aprendizaje por proble-
mas, por retos, por desafíos. Es responder a una situación, lo que algunos filósofos
llamar “hacerse cargo de la realidad”. Es estar en un contexto donde la realidad me
habla, me grita, me arrastra, me seduce, hace que yo me movilice.

• Tercera dimensión: la lógica de la misión

Ésta es aquella donde me experimento llamado a vincularme y embarcarme en


aquellos proyectos y misiones de otras personas, comunidades e instituciones, etc.,
a los que me adhiero, vinculo y los hago míos. Es el saberse que participas en un
proyecto mucho más grande. Se trata del aprendizaje por vinculación. El niño
nace e inmediatamente se le va dando forma, lenguaje, costumbres, se inserta en
una cultura; conforme va estudiando se le va introduciendo en una educación, en
un estilo de vida, pero, también, en muchos proyectos que va haciendo suyo: un
equipo de deporte al que se asocia, una asociación cultural o social en la que se
incorpora y comienza a identificarse con ella, a crear lazos de pertenencia y, final-
mente, a hacer suya la misión. Nunca partimos de cero, siempre aportamos lo
mejor de nosotros sobre un legado cultural, social o religioso mucho más am-
plio. Todo esto es lo que supone la lógica de la misión.

1.5. Un valor principal


LA PARRESÍA

Hay un valor central en el liderazgo integral y creativo propio de las sociedades del co-
nocimiento llamadas a generar y gestionar el talento de las personas, las comunidades,
organizaciones e instituciones del siglo XXI. Este Valor central al que nos referimos es el
VALOR DE LA PARRESÍA. Es un término griego que expresa que allí donde parece que
estás arrojado a la existencia para buscarte la vida, allí mismo experimentas el arrojo y
la audacia para afrontar el desafío de la vida, de tomar la vida en sus manos, de tomar
el toro por los cuernos y desplegar lo mejor que uno tiene dentro. En el contexto en que
vivimos de mucha intemperie, de muchas dificultades, de mucho individualismo, en una
sociedad compleja, incierta y volátil ¿cómo afrontar la vida con arrojo y desplegarla? Este
concepto de parresía se refiere a la audacia, a la integridad, a la valentía, y todo esto
vivido con fidelidad creativa.

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Este valor central tiene cuatro rasgos:

1. Parresía para ser creativos en el soñar: desde la fidelidad a unos principios (fideli-
dad) y una capacidad de adaptación en un contexto (creatividad): fidelidad creativa.

2. Parresía para ser íntegros y prudentes en el decidir: la prudencia, el temple, la mo-


deración es fundamental en las decisiones, pero más todavía es el que los proyectos
y metas, objetivos y fines que se propongan sean íntegros, honestos, humanizadores,
etc.

3. Parresía para ser audaces y entusiastas en el emprender: una vez que se toman de-
cisiones prudentes e íntegras, hay que poner toda la carne en el asador, de la libertad
interior para tomar decisiones se pasa a la pasión y audacia para emprenderlas con
ánimo y mucha liberalidad. La parresía es la fuerza, el motor, el arrojo y la libertad
liberadora y comprometida.

4. Y Parresía para ser constantes en la acción y valientes para afrontar las dificulta-
des: sólo quien toma buenas decisiones con la cabeza y pone todo el entusiasmo del
corazón, puede mantener firme el rumbo de la nave con todas sus manos. Cabeza, co-
razón y manos están en profundo alineamiento. Sólo así se será constante y se afron-
tará con valentía y fortaleza los obstáculos del camino que siempre son inevitables.

1.6. Cautro coordenadas cardinales con tres actitudes cada una


• Introducción

El valor central de la parresía y sus cuatro rasgos, se canalizan en cuatro coor-


denadas actitudinales: actitudes hacia uno mismo, hacia los otros, hacia los pro-
yectos y hacia el entorno.

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• Primera coordenada cardinal: actitudes hacia sí mismo. Nos encontramos la


alegría, la libertad interior y la paz. El líder íntegro y creativo es una persona
alegre, que se experimenta con esa libertad interior de no estar atado o coaccio-
nado por nada, ni cubriendo expectativas de los demás; y, además, es una persona
pacificada, equilibrada, con profunda armonía interior.

• Segunda coordenada cardinal: actitudes hacia los demás. El líder íntegro y crea-
tivo ha de ser empático, compasivo e incluyente. Empático para comprender la
situación del otro en esa sintonía mental. La sintonía mental es com-prender
con la cabeza, saber leer y descifrar la realidad de una situación personal, social,
laboral, etc. Pero no puede quedarse en esa racionalidad, esa comprensión tiene
que bajar al corazón en una sintonía cordial. La sintonía cordial consiste no tanto
en comprender (mental) sino com-pasión: com-pasión: apasionarse con el otro en
sus sueños, proyectos, alegrías, etc., y, también, com-pasión de compadecerse del
otro en sus sufrimientos, dificultades, vulnerabilidad, etc. Finalmente la empatía
y la compasión baja hasta las manos convirtiéndose en sintonía vital: es el com-
promiso incluyente: es contar con las personas, incluirlas para que sean protago-
nistas de su propia historia, pero también del proyecto común que se desee cons-
truir. Todos son importantes, nadie puede quedar excluido, pues todos tienen algo
que aportar. El verdadero líder integral y creativo es un sabio en la empatía, la
compasión y la inclusión de todos y cada uno.

• Tercera coordenada cardinal: actitudes hacia los proyectos. Un líder íntegro y


creativo necesita magnanimidad, confianza y humildad. El magnánimo, es el que
tiene el ánima (alma) grande, es una persona de grandes aspiraciones, no habla-
mos de ambiciones sino aspiraciones y de grandes deseos, de grandes sueños, de
grandes utopías. La magnanimidad tiene que ir unida a la confianza en uno mis-
mo y, también, confianza en los demás y confianza en el entorno. El contrapunto
de la magnanimidad es la humildad, es saber que los proyectos comienzan por el
primer ladrillo, comienzan tan pequeños como un grano de mostaza, que comienza
por el pequeño paso que se puede ir dando cada día.

• Cuarta coordenada cardinal: actitudes hacia el entorno. Un líder en el mundo


tiene una relación hacia sí mismo, hacia los demás, hacia los proyectos que realiza
y, de igual forma, hacia el entorno. Todo lo que un líder íntegro y creativo desplie-
gue ha de tener en cuenta la sostenibilidad, la justicia social y la solidaridad.
Hoy en día toda realidad tiene que ser sostenible y tiene que estar unida a la justi-
cia. El entorno en donde se ejerce un liderazgo tiene que ser un entorno marcado
hacia la sustentabilidad, donde la justicia social se exige y la solidaridad se
proponga. Estos tres términos son catalizadores dinámicos del bien común; y el
bien común es la matriz de una sociedad más digna y humanizadora que posibilita
la felicidad de sus miembros, teniendo siempre presente a los que peor lo están
pasando.

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EN SÍNTESIS: En el equilibrio de todas estas actitudes tenemos el valor de la parresia


para ser creativos en el soñar, prudentes e íntegros en el decidir, entusiastas en el empren-
der y constantes y valientes en el actuar y superar los obstáculos.

1.7. Un contexto social de aprendizaje continuo


Estamos dentro de una sociedad global en crecimiento, una sociedad que supone un
aprendizaje continuo. Hoy en día, el valor de las sociedades no se mide ni por la materia
prima, ni por el capital, sino lo que realmente hoy en día añade valor es: el talento.
De ahí la importancia del aprendizaje continuo de las sociedades llamadas del conoci-
miento. El aprendizaje continuo ha sido desarrollado por la UNESCO. Por nuestra parte,
asumiendo lo que dice la UNESCO, ampliaremos algo más el desarrollo del aprendizaje.
Seis formas fundamentales presentaremos:

• Primero: aprender a conocer y a aprender: somos grandes espectadores del


mundo de la vida. Aprender a conocer, siendo importante, es insuficiente, ya no se
trata de que me transfieran conocimientos sino de que yo sepa buscarlos. Es saber
ser un espectador del mundo de la vida, saber dónde se captan y transmiten los
conocimientos; pero tan importante como los conocimientos (datos, información,
contenidos) son también las posibilidades nuevas que se alumbran. El verdadero
aprendizaje no sólo es conocer datos sino también descubrir esas posibilidades
nuevas, esos nuevos horizontes que se despiertan y que vienen marcados por la
admiración y el asombro. De nada servía conocer todas las características del pe-
tróleo o cualquier otra energía si, al mismo tiempo, no estuviera la posibilidad de
poder volar, ir al espacio, etc.

• Segundo: aprender a ser y hacer: somos grandes agentes del mundo de la vida.
Aprender a ser, significa entendernos como agentes. El agente es la persona que
con sus potencialidades y sus facultades, con sus dotes y con sus sensibilidades,
con sus sueños y preferencias. Pues bien, aprehender a ser a través del hacer es la
expresión de la lógica del don: lo que se fragua y se gesta en el interior se va expre-
sando en un ir aprendiendo a través del hacer: aprender haciendo. Un aprendizaje
donde la persona, a través de hacer, va configurando su ser o, dicho de otra mane-
ra, va siendo aquello que desea ser. Cualquier acción que realices por muy sencilla
que sea irá marcando y configurando tu personalidad. Si tú realizas una acción
justa, no sólo realizas algo que transforma la realidad (aprender a hacer), sino que,
simultáneamente, te vas configurando como una persona justa (aprender a ser). El
hacer configura el ser.

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• Tercero: aprender a convivir y emprender: somos actores en el mundo de la


vida. No sólo somos agentes sino que somos agentes en el escenario del mundo, a
eso se le llama ser actores. Somos actores porque no sólo desplegamos nuestros
dones, nuestra lógica del don, nuestras potencialidades a través de posibilidades
que la vida y otras personas nos brindan, sino que las realizamos dentro de un
contexto donde tenemos que actuar, donde hay áreas de oportunidad maravillosas
y, también, adversidades y amenazas peligrosas…, y ahí nos tenemos que desen-
volver. En ese convivir con los demás, tenemos no sólo que aprender a relacionar-
nos, a trabajar en equipo y colaborar, sino, también, tenemos que ir emprendiendo
proyectos, respondiendo a retos y problemas, gestionando conflictos y trabajando
contracorriente… Aquí no entra sólo la lógica del don, donde la gente va con todos
sus dones y con todas sus potencialidades y facultades, sino también entra la lógi-
ca de la alteridad, es decir, el contexto muchas veces me lleva a tomar decisiones
que nunca me hubiera imaginado. La realidad me habla, me interpela, me pide
compromiso. Si la vida fuera una partida de cartas, las cartas serían mis dones y
capacidades, pero el juego, la partida, los otros, me hacen jugar de una u otra ma-
nera. Justamente, en esta combinación de agente y actor, de la lógica del don y de
la lógica de la alteridad, se va fraguando la vocación, la llamada a lo que tengo
que responder en la vida. Los grandes genios, los grandes héroes, los grandes san-
tos, en fin, los grandes líderes se fraguaron a la luz de estas dos lógicas. Teresa de
Calcuta no hubiera nunca encontrado su vocación si no se hubiera dejado alcanzar
por la pobreza extrema de la India; Gandhi hubiera sido un excelente abogado
inglés, pero no un líder mundial si no hubiera sufrido en Suráfrica el desprecio y la
humillación de las personas de color. Y, así, con todos…

• Cuarto: aprender a transformar y trascender. Somos autores en el mundo de la


vida. No sólo somos espectadores, no sólo somos agentes dotados, no sólo somos
actores que nos tenemos que desenvolver en vida, sino que también somos autores
de nuestros propios proyectos, porque la vida no sólo tiene misiones, sino que es
constitutivamente misión. Sólo puedo configurar mi ser realizando acciones, rea-
lizando una misión en la vida. Y esto es la lógica de la misión. Por eso dijimos que
entre el don y la alteridad se va desplegando la misión. Una misión en la vamos
aprendiendo a transformar mi entorno, mi mundo; y transformando el mundo, me
voy transformando a mí mismo; más todavía: y en ese transformarme a mí mismo
y transformar al mundo voy trascendiendo.

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Hay palabras, hay gestos, hay acciones y proyectos que tienen futuro, que realiza-
mos con perspectiva de eternidad: todo lo que se realice con amor y haga crecer
el amor, todo lo que humanice y haga crecer al mundo en humanidad, todo lo que
enriquezca el tejido social y haga posible una sociedad más digna, justa y feliz…
todo eso y mucho más es lo que realmente hace que nuestras vidas tengan pleno
sentido y transcienda más allá de mí para ser modelo y referencia para otros. Son
las personas recordadas, son las biografías en las que aprendemos lo más impor-
tante: aprender a saber vivir y vivir en plenitud y sobreabundancia. Hubo un hom-
bre que vivió de tal forma que se convirtió para muchos en la Verdad, el Camino y
la Vida. Cielos y tierras pasarán, pero sus palabras, sus gestos, sus acciones siguen
teniendo sabor (sabiduría) a eternidad.

1.8. Resumen y síntesis programática


• Primero: vamos a tratar esos cuatro pilares fundamentales para el liderazgo inte-
gral y creativo de una vida lograda. Pilares que suponen sentirnos unificados en
un estilo de vida saludable; orientados, gestionando nuestros talentos; dinami-
zados socialmente donde mi vida es significativa personal y comunitariamente;
y, finalmente, enraizados espiritualmente con esa disposición felicitante para un
crecimiento continuo hacia la plenitud.

• Segundo: vamos a estudiar esas tres dimensiones: la lógica del don, la lógica de
la alteridad y la lógica de la misión. Y, además, viendo cómo se articulan en el
aprendizaje por proyectos, en el aprendizaje por problemas, retos y desafíos, y,
finalmente, en el aprendizaje por vinculación, incorporándome a aquello en lo que
quiero embarcar mi vida.

• Tercero: vamos a abordar el valor central de la parresia donde vivo el arrojo y la


valentía de afrontar la vida con esos cuatro rasgos: creativos en el soñar, prudentes
e íntegros en el decidir, entusiastas en el emprender y perseverantes en el actuar.
Todo ello materializado en actitudes hacia sí mismos (alegría, libertad interior y
paz), hacia los demás (empatía compasión e inclusión), hacia los proyectos (mag-
nanimidad confianza humildad) y hacia el entorno (sostenibilidad justicia y soli-
daridad).

• Cuarto: finalmente, dentro de lo que es la sociedad del conocimiento y del talento,


este crecimiento integral del aprendizaje continuo tiene cuatro vertientes: apren-
der a conocer y a aprender como espectadores de la vida; aprender a ser y hacer
como agentes llenos de potencialidades donde haciendo voy constituyendo mi
ser; aprender a emprender y convivir desarrollando proyectos, afrontando dificul-
tades y encontrando áreas de oportunidad como verdaderos actores en el esce-
nario de la vida que nos ha tocado vivir; y finalmente, aprender a transformar y a
trascender, porque mientras voy transformando la realidad me voy transformando
a mí mismo y voy trascendiendo. En esto consiste ser el auténtico autor de la
propia vida.

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Todo esto conforma un proyecto de vida desde la lógica de la misión donde soy parte de
una cultura o tradición pero donde yo también puedo convertirme en una tradición, en un
modelo de referencia, en una persona que ha abierto un nuevo camino o una nueva forma
de contribuir a la mejora del tejido social.

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2. Personalidad integral e integrada


para vivir un estilo de vida saludable

“El talento no solo se genera, sino que se gestiona, se incrementa


cuando se trabaja en equipo de forma colaborativa, y sobre todo es
identidad, pertenencia, sabernos embarcados todos en una misma
misión mucho más grande.”

2.1. Introducción
En primer lugar tenemos que ver que el contexto social y cultural en el que estamos es
un reto poder sentirnos unificados e integrados porque lo normal es vivir fragmenta-
dos, atomizados, dispersos. Para ello necesitamos identificar qué es lo que nos atomiza,
nos dispersa, en definitiva, lo que nos impide llevar un estilo de vida saludablemente
integral. Vamos a describir cuatro niveles socioculturales que inciden fuertemente en la
personalidad y nos impide unificarnos.

• Primer nivel es la conciencia fragmentada: la cultura del vértigo.

En un mundo global donde hay división de culturas, hay un relativismo que hace
que no sepamos a qué atenernos, hay lo que se llama una contaminación cogni-
tiva, es decir, yo tenía unas convicciones que me enseñaron en mi familia pero de
pronto me encuentro en un ámbito laboral donde esas convicciones no funciona
como mapa de la vida y me contamina, me generan una inseguridad donde parece
que todo es relativo, esto me van fragmentando. Dentro de mis propios ámbitos
de vida hay continuas divisiones, desconfianzas, intereses, problemas, conflictos,
crisis, y nos sucede que quizá en mi familia pienso de una manera, pero llegó al
ámbito laboral y actúo con otras convicciones, luego llego al ámbito mis amigos y
me sitúo de otra manera, llego al ámbito de las noticias, de la política, etc., y en ello
nos sentimos fragmentados, dispersos, atomizados, sin saber a qué atenernos.

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• Segundo nivel de conciencia fragmentada: la falta de vida interior.

Vivimos en unas corrientes culturales de una sensibilidad tal, que nos inca-
pacitada a recogernos. Nos impide tener silencio con uno mismo y reflexionar
sobre lo que vamos viviendo. Es la experiencia de sentir que vivimos una constan-
te incoherencia entre nuestros deseos, aquello que deseamos o buscamos, entre
los miedos que nos paralizan, entre los resentimientos que nos distraen, entre las
antipatías y simpatías, entre las frustraciones y los logros. Internamente vivimos
ese carácter atomizado, incoherente, de estiras y aflojas, de fuerzas y compulsiones
internas. Y cuando además tomamos distancia, nos vamos a un retiro, a un spa,
salimos a una montaña, hacemos senderismo, sucede que antes de encontrar ese
silencio, esa pacificación interior, emergen miles cosas, salen insatisfacciones, van
pasando los años y vemos sueños y proyectos no realizados que se tienen que
abandonar. Se imponen duelos de pérdidas, duelos por lo que lo que hubiera queri-
do hacer, surge la falta de aceptación hacia uno mismo porque cuesta quererse a sí
mismo cuando uno se ve con tantas limitaciones y miserias, ese estar minados con
pensamientos que están ahí continuamente minándonos y saboteándonos. Todo
ello nos lleva a una falta de armonía, de equilibrio, tanto en el exterior del primer
nivel como en el interior de este segundo nivel.

• Tercer nivel de conciencia fragmentada: el futuro incierto y amenazante.

Es importante caer en la cuenta de que es imposible que podamos trabajar en el


sentirnos unificados integral y saludablemente cuando el futuro inmediato es in-
cierto a corto, medio y largo plazo. Las preocupaciones que nos desasosiegan,
la ansiedad por lo que va a pasar mañana, el qué va a ser de mí, de mi familia,
qué va a ser de mis hijos, qué va a ser de mi trabajo, y todo eso va generando las
preocupaciones del futuro incierto, volátil, que va generando zozobras y desaso-
siegos, que nos va turbando, el saber que cada vez tenemos menos el control sobre
nuestras ocupaciones y responsabilidades y más áreas de incertidumbre en el que
estamos expuesto a las distintas corrientes, a las decisiones de un jefe, de compa-
ñeros de trabajo, de la noticia del día, etc.

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• Cuarto nivel de conciencia fragmentada: las dobles vidas.

Por una parte vivimos la necesidad de responder a un rol de papá, de mamá, de


esposo, de figura pública; Y, por otra parte, el deseo de una vida paralela, que
quiere evadirse, divertirse, diversificarse, que impide tomar conciencia de uno
mismo. Eso que se refleja, por ejemplo, en los fines de semana donde de lunes a jue-
ves o viernes somos un tipo de personalidad marcado por un trabajo compulsivo,
deshumanizador… y, como quien abre una olla de presión, llega el fin de semana.
Entonces, acontece ese vértigo del cambio de ropa, de estilo, de vida y, comienza,
la excitación del ocio, del tiempo libre, del descargue, de la dispersión, de estimu-
lantes, drogas, evasión… Poco a poco, aunque se ría por fuera y se viva una aparente
felicidad, se está triste por dentro porque va experimentando un vacío interior.

• Síntesis de los cuatro niveles de conciencia fragmentada.

Este es el panorama de los cuatro 4 niveles de una conciencia atomizada y frag-


mentada donde nos tenemos que desenvolver. El primer nivel, el de esa concien-
cia exterior de un mundo globalizado y relativista; el segundo nivel de esa con-
ciencia interior de los deseos, contradicciones, dispersiones internas, que ni en el
silencio logra encontrar esa pacificación y esa unificación porque salen muchos
ruidos interiores; el tercer nivel de un futuro que continuamente nos está ad-
viniendo y amenazando en el grado de incertidumbre y volatilidad que el que
vimos; y, finalmente, ese cuarto nivel de una vida con un orden tan inestable que
va generando 2,3,4 ó 5 vidas, un tipo de esquizofrenia que no es tanto una patología
psicológica sino la patología cultural y social en la que tenemos que vivir y desen-
volvernos. Esto sintetiza el área de oportunidad que tenemos delante.

Final: pues bien, tenemos que afrontar, en medio de este contexto, el arte de una
vida llamada a vivirse de forma unificada, integrada, en armonía, etc., propia del
liderazgo integral y de un estilo de vida saludable.

2.2. Cinco grandes dimensiones fundamentales de la realidad personal


Lo primero que tenemos que hacer es conocer nuestras dimensiones humanas. Entre las
distintas formas de adentrarnos en la realidad personal, vimos en la introducción general,
que nos podía ayudar estos rasgos: la persona como espectador, como agente, como actor
y como autor de su propia vida. Pues bien, en este aparado vamos presentar nuestra reali-
dad personal como “agente”. La realidad personal tiene cinco dimensiones fundamentales
y, por tanto, si vamos hablar de un liderazgo integral tenemos que saber cuáles son las
dimensiones que tienen que integrarse y unificarse.

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Las cinco dimensiones fundamentales:

1. En primer lugar, está la dimensión corporal. No como “cuerpo-objeto” que con-


templo junto a otros objetos, sino como “cuerpo-vivo” sentiente, es decir, no sólo
se trata de mi cuerpo como algo que veo, toco, gusto..., sino de mi cuerpo en tanto que
él mismo es el que siente, el que sin dejarse ver y sentir: ve, escucha, toca, huele, gus-
ta… todas las realidades del mundo. A este cuerpo vivo como cuerpo sentiente es al
que se le llama: protoámbito. Mi cuerpo es el protoámbito donde mi realidad última,
donde mi ser está encarnado e interactúa con el mundo.

2. En segundo lugar, viene la dimensión de inteligencia cognitiva. Esa inteligencia


que siente y conoce; es ese conocer para saber vivir y estar en la realidad.

3. En tercer lugar, está dimensión emocional, Es la inteligencia emocional o el sen-


timiento afectante porque el hombre no sólo percibe y conoce sino que también, en
todo lo que percibe está, al mismo tiempo, estimando, es decir, valorando, hay un
valorar para recrear nuestra vida.

4. En cuarto lugar, está la dimensión de la voluntad tendente. Es decir, una inteligen-


cia ejecutiva para la acción, y acción que transformar el entorno para crear un ámbito
que construya una vida mejor; y sucede que en esa acción, en esa transformación, me
voy transformando.

5. Finalmente, en quinto lugar, está la dimensión que es la inteligencia espiritual. Ese


sabernos únicos e irrepetibles como personas, con una misión en el mundo, la que da
trascendencia a todo el despliegue de nuestra vida.

¿Cómo están integradas y ¿cómo interactúan estas cinco dimensiones para que pue-
dan unificar una vida?

Vamos a ver los rasgos de cada una de ellas y, después, veremos cómo interactúan, pues
no sólo se trata de un crecimiento y desarrollo integral (cinco dimensiones), sino, tam-
bién, de un crecimiento integrador, de ahí la importancia de una formación integradora
(encontrar el equilibrio con que interactúan las dimensiones). Sólo así se podrá contem-
plar la importancia de sentirse unificado, en armonía para existir con un estilo de vida
saludable: una salud integral.

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2.3. Primera dimensión fundamental: la dimensión corporal


Introducción a los tres estratos que supone el cuerpo

La primera dimensión que es el cuerpo podemos dividirlo en tres estrado según se vaya
ganando en profundidad. Un primer estrato es el cuerpo o la experiencia originaria de él.
No se trata del cuerpo biológico, orgánico y objetivo, sino mi cuerpo como la primera noti-
cia, la primera experiencia que tengo de mi dimensión corporal, del cuerpo vivo que soy.
El segundo estrato, es el ámbito que crea el cuerpo, o sea, el cuerpo está localizado en un
espacio que se convierte en ámbito. Si esto es así, entonces, mi cuerpo es el proto-ámbito:
el primer ámbito de todos los ámbitos. Y el tercer estrato es el cuerpo como expresión,
como ventana por la que se muestra o se manifiesta el interior de la persona.

2.3.1. El primer estrato: el cuerpo como un don


El primer estrato, la experiencia originaria del cuerpo, es la auto experiencia de un regalo,
de un don que es mi propio cuerpo. Auto experiencia se refiere a que soy yo mismo quien
experimenta el “me”: me siento de una u otra manera, es mi sentir, mi ver, mi gustar, mi
gozar y padecer…. Me siento amado y amor, veo y me ven, abrazo y me abrazan… todo esto
no lo realizo “con” o “por” el cuerpo, no se trata de tener un cuerpo, sino que lo hago y
realizo corpóreamente, somáticamente: no tengo cuerpo, sino que soy cuerpo sentiente.
Y, ¿qué es el sentirme? Se refiere a que lo que siento es algo que recibo. Es la experiencia
de mi propia realidad carnal, de mi cuerpo vivo. Soy un “a donado” una donación, surjo de
una donación, de algo dado, es el don por antonomasia.

• Es la persona, es mi personeidad, mi realidad, en últi-


mo término soy un cuerpo sintiente, un cuerpo vivo.
No se trata de una mirada desde fuera del cuerpo
sino una mirada desde dentro de mi propio cuerpo. El
cuerpo que siente, es el cuerpo sentiente que es lo
más originariamente mío, lo que nunca podría supri-
mir por qué es la realidad con la que accedo al mundo
y el mundo accede a mí. Es el cuerpo como encarna-
ción como carne, cualquier cosa que se me aparece
o que acontece siempre será “a través de”, mediado
por la interpretación de mi carne, de mi cuerpo, de
mi sensibilidad, nunca podré sentir “lo otro” sin sen-
tirme a mí mismo “en lo otro”. En este “sentirme” se
produce algo maravilloso qué es, que mi carne, mi
cuerpo nos fija, nos implanta, nos clava en el espa-
cio y en el tiempo.

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• Una inteligencia sin cuerpo, no tendría espacio ni tiempo, no estaría ubicada en


ningún lugar, no estaría localizada. No se trata de una carne espiritual sino de car-
ne espiritualizada, porque el cuerpo me abre al mundo, a su luz y me vuelve todo
visible. La carne, el cuerpo sintiente es el que nos individualiza, nos toma antes de
que nosotros podamos elegir nuestro propio cuerpo, nuestro propio sexo, nuestra
propia naturaleza, es ella quien nos “da” a nosotros mismos, nos sentimos reci-
bidos por ella, emergemos del mismo cuerpo o tomamos cuerpo. Es el cuerpo el
aquí donde todo surge, donde todo acontece, pues todo sucede corpóreamente:
con, desde y por mi propio cuerpo. Es un cuerpo que se mueve, un cuerpo que
yo muevo, un cuerpo que es movimiento, que es despliegue. Este es el primer
estrato de la experiencia del cuerpo como esa dimensión fundamental para lo que
es un sentirme unificado integralmente.

2.3.2. Segundo estrato: el cuerpo como el proto-ámbito


En segundo lugar está el cuerpo como el protoámbito de donación y de sentido; el centro
y eje del ámbito y del campo de mi realidad que surge a mi alrededor. El cuerpo humano
es todo él lugar viviente de la presencia en el mundo, donde los demás me encuentran, se
comunican, me reconocen. El cuerpo como protoámbito convierte los ámbitos de vida en
ámbitos de posibilidades.

• Primeras experiencias fundantes: El cuerpo es el que convierte un espacio natu-


ral en un ámbito de vida porque alumbra las posibilidades para gozar, para sentir,
para disfrutar, para temer, para padecer, el cuerpo es esa urdimbre afectiva dónde
están marcadas las experiencias fundantes del sentirse amado, seguro y valioso.
Ponemos una imagen:

a. El niño siente su cuerpo cuando la madre lo abraza, es la primera experiencia de


sentirse profundamente amado. Y cuándo la madre susurra en el oído antes de
articular el niño palabra, susurra su nombre, cuando la madre de alguna manera
lo mira y el niño se siente mirado etc., esa es la bondad, verdad y belleza fundan-
te primera de mi vida.

b. El hogar no deja de ser ese ámbito para que ese cuerpo sintiente y vivo, esa
presencia corpórea qué nosotros somos, pueda expresarse, comunicarse, encon-
trarse y entrar en comunión. Pero sobre todo, para sentirse seguro, en familia,
resguardado. El niño no sólo se siente amado, sino también confiado y seguro.

c. Pero es en este ámbito familiar donde se fragua lo más importante del cuerpo: la
propia sensibilidad: se educan los sentidos para saber mirar y escuchar, tocar y
acariciar, para saber oler y rastrear, gustar y saborear la vida. No sólo descubri-
mos lo valioso de la vida, sino que nos sentimos valiosos para los demás.

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En síntesis: las experiencias fundantes de sentirnos amados, seguros y valiosos


acontecen en nuestro propio cuerpo y quedan definitivamente impresas en nues-
tra memoria celular.

• Mediación para la inmediatez: un segundo momento es el cuerpo como protoám-


bito de esa mediación para la inmediatez. No hay inmediatez que no esté mediada
por el cuerpo. Todo lo que somos cada uno tenemos que expresarlo corporalmente,
nuestro cuerpo es la expresión de nuestra vida en toda su riqueza. Es el de dentro
a afuera pero también es el de fuera a adentro. No sólo es expresión de mi interior
hacia afuera sino también es impresión de la realidad de afuera que se imprime y
crea su impronta en mí. Por ejemplo, sólo puedo acceder a lo profundo de la perso-
na a través de la acaricia de la superficie de su piel.

2.3.3. Tercer estrato: el cuerpo como protoámbito de la alteridad


Se trata de la relación con las otras personas. Mi cuerpo no es un objeto para los demás.
No soy una realidad que se la puede cosificar: medir, pesar, experimentar con ella… No. Es
todo lo contrario: la luz, el sentido, lo que realmente soy no viene de fuera, ni de los datos
de la biología y psicología, sino desde el interior. Cuando la luz, el sentido, la inteligibi-
lidad brota desde dentro se llama epifanía. El rostro humano es la epifanía del alma, del
mundo interior. Por eso siempre se dice que los ojos son el reflejo de alma. Si realmente
se quiere conocer a alguien, no se le puede invadir, avasallar, imponer… Todo lo contrario,
hay que saber acoger, dejar que desde el interior del otro se manifieste, se revele, se expre-
se: el rostro es la epifanía porque de él brota la luz. ¿Qué es el cuerpo como epifanía? Para
entender al propio cuerpo como epifanía pondremos 3 imágenes: el cuerpo como caricia,
el cuerpo como abrazo y el cuerpo como beso.

• Primera imagen: la caricia.

Entre los múltiples gestos de nuestro cuerpo como epifanía en su condición efec-
tiva sexual, comunicativa, está la caricia. Cuando acariciamos nos estamos relacio-
nando con el otro a través de la mediación del cuerpo para hacernos presente en
el otro a través de nuestras manos, de nuestra piel. Entre los sentidos que tiene el
hombre hay 2, el oído y la vista, donde tengo a la persona en frente, en distancia y la
escucho; Y hay 3 sentidos de proximidad que son el olfato, el gusto y el tacto. Estos
son los sentidos de proximidad, intimidad. En la caricia se experimenta ese carác-
ter accesible y simultáneamente inaccesible al otro. La mano que acaricia no coge,
no agarra sino que acoge, ahonda en la intimidad a través de esa triple suavidad:
primera: la caricia, es la mano acariciadora; segunda: es la superficie acariciada; y,
tercera: es la delicadeza del acariciar. Entonces el cuerpo no sólo es la epifanía ha-
cia el mundo sino también el mundo que nos abraza, a través de una brisa, de una
suavidad, de una atmósfera, de un no estar a la intemperie sino en esa temperie,
en ese atemperarse que supone el sentirse acariciado y envuelto por la ternura de
la realidad.

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• Segunda imagen: el abrazo.

En segundo lugar del cuerpo como epifanía, está el abrazo. En el abrazo se produ-
ce un triple movimiento: es abrir los brazos para recibir, es cerrar los brazos para
acoger y es reservar al otro en el lugar junto a mis entrañas. Por eso se habla de
amor entrañable, una madre acoge al hijo en sus entrañas, hace de mi cuerpo unas
entrañas y una matriz, un espacio donde mi vida acoge al otro o donde mi vida es
acogida por el otro.

• Tercera imagen: el beso.

En tercer lugar del cuerpo como epifanía, está el beso. El besar es depositar todo
nuestro ser, todo nuestro interior a través de nuestros labios sobre el cuerpo del
otro, es el gesto de ir a esas fuentes, nuestros labios, nuestra boca, esas fuentes
donde emergen toda palabra, donde se manifiesta toda promesa. Para los antiguos
a través de los labios y la boca es como se exhalaba el aliento que era la fuente de
vida. Besar es la fuente, es el soplo, es trasmitir el espíritu. La fuerza del beso no
está en erotizar el alma sino en hacer místico y espiritual nuestro cuerpo.

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Síntesis final: el cuidado de la dimensión corporal del ser humano. Junto a estos tres
elementos hay que subrayar el cultivo del cuerpo. Cuando se cultiva, cuando se cuida el
cuerpo a través del ejercicio, el deporte, la actividad física, se favorece un estilo de vida
saludable, parte importante en un liderazgo integral. Ahí se refleja cómo me siento con
mi cuerpo, cómo me acepto, cómo visto y cuido mi cuerpo no tanto por narcisismo sino
para que lo exterior sea expresión de lo que llevó en el interior. En eso no hay cánones
establecidos, no es la corbata o el buen vestido sino que toda expresión corpórea habla
de ese interior.

2.4. La segunda dimensión fundamental: la inteligencia cognitiva

2.4.1. Cuatro subrayados sobre la inteligencia cognitiva


La segunda dimensión es la dimensión intelectiva o lo que es la inteligencia cognitiva.

Para entenderla tenemos tres elementos:

1. El primer subrayado, no se trata solo de percibir la realidad en toda su riqueza, sino,


también, de describirla, de saberla definir, conceptualizar, ordenar y articular.

2. El segundo subrayado: además de describir la realidad está el interpretar la realidad.


No sólo se trata de nombrar las cosas sino que toda descripción, toda percepción es
con vista a realizar algo con ello, siempre tiene ese carácter subjetivo: siempre que
describo algo es con vista a gozarlo, a escrutarlo, a usarlo, a realizar algo con ello. Es
el interpretar. Percibir la realidad, interpretar la realidad.

3. El tercer subrayado es conocer la realidad, es decir, incorporar la racionalidad que


puede ser científica, histórica, filosófica, espiritual, etc. No sólo hay un modo de cono-
cer lo realidad, ni sólo un tipo de verdad.

4. Finalmente, el cuarto subrayado es la síntesis de todas ellas, a este subrayado se


le llama: comprender la realidad. El hombre no sólo conoce las cosas, sino que las
comprendes y, comprendiéndolas sabe de la vida, del mundo, de la realidad y, además,
consigue lo más importante: saber estar en la realidad.

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Primer subrayado: describir la realidad

La realidad posee una insondable riqueza de matices, dimensiones, datos, de referencias


a otras realidades, etc. Esto supone que en toda percepción siempre hay una selección de
datos. La realidad siempre es mucho más de lo que podemos describir. Cuando percibo y
describo algo, ya estoy seleccionando unos datos y dejando en el silencio y el olvido otros
datos. Por eso, es fundamental educar y formar los sentidos para no reducir la realidad.
Es importante formarse y crecer en saber mirar la realidad en toda su hondura, altura,
anchura y largura. Un ejemplo sencillo es que un esquimal que vive en el polo norte puede
distinguir muchísimos más los matices del color blanco que un europeo o hispanoame-
ricano.

Segundo subrayado: interpretar la realidad

No se trata sólo de seleccionar datos de la infinita riqueza de la realidad, sino que toda
percepción y descripción es siempre “con vista” a: bien lo que me he figurado de la reali-
dad, bien lo que deseo hacer algo o, simplemente, gustar y contemplar algo. Toda descrip-
ción es una interpretación incoada. No es lo mismo contemplar el mismo mar cuando lo
quieres pintar que cuando quieres pescar. En el primer caso interpreto el mar con todo el
juego de azules, coloridos, iluminación, etc. En el segundo caso, la forma de seleccionar
los datos y ordenarlos va en función de si está en calma o hay corrientes que pueden ha-
cer peligrar la pesca. Finalmente, si aparece un bañista, ni le interesará los colores ni las
corrientes marinas de bancos de peces, sino sólo si el agua está templada, fría o congela-
da. Siempre interpretamos la realidad. Todos tienen la misma realidad delante, pero todos
la interpretan “con vista” a aquello que les interesa. Tanto el describir como el interpretar,
interactúan: cuanto mejor describo la realidad más me abre posibilidades de distintas
interpretaciones; pero cuanto más intelijo con vista a algo que quiero hacer, más selectivo
soy en los datos que deseo resaltar y más profundizo en ellos.

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Tercer subrayado: conocer la realidad

No es lo mismo ver un color con los sentidos, describirlo e interpretarlo, que conocer qué
es el color allende la percepción, es decir, qué es realmente en la realidad el color. Y ahí
ejerzo un tipo de inteligencia que ya no es descriptiva ni interpretativa, sino es inteligen-
cia racional: por ejemplo, usar la racionalidad científica, o histórica, o metafórica. Puedo
decir de este color azul del mar son realmente unas ondas electromagnéticas o un chorro
de fotones, porque es conocer cómo es esa realidad que yo he descrito y que yo he inter-
pretado es realmente en la realidad desde el punto de vista de la ciencia. Es preguntarse
¿qué son las cosas reales en el mundo? Para ello tenemos que contemplar las cosas reales
y los hechos como cosas y hechos pero a la luz de unas categorías que coloco para cono-
cerlas en su realidad profunda, según las categorías que use. En esto consiste la raciona-
lidad con que conozco la realidad en todas sus posibilidades. Si selecciono un mismo
hecho, como puede ser un hombre a punto de morir, entonces puedo conocer la misma
realidad desde distintas categorías: si la conozco desde categorías científicas, tendré un
“hecho-científico”, pero si la conozco desde categorías históricas, conoceré ese mismo
hecho como un “hecho-histórico”. La racionalidad nos va mostrando toda la riqueza de
la realidad. Siguiendo este mismo hecho vamos a conocerlo desde cuatro racionalidades
diferentes: la racionalidad vital-existencial, la racionalidad científica-médica, la racionali-
dad teologal-religiosa y la racionalidad histórica. Vayamos al ejemplo (usaremos uno que
le gustaba mucho al filósofo Ortega y Gasset): hay un hombre tendido en la cama de su
habitación (recámara) a punto de fallecer. Allí hay cuatro personajes: la esposa, el médico,
el sacerdote y un fotógrafo:

1. La esposa: está abrazada al hombre. Junto al lecho de


muerte no hace más que llorar, ella está contemplan-
do no a alguien que muere, sino un universo vital que
termina, una pérdida tan grande que no sabe cómo
podrá vivir después del acontecimiento. Ella interpre-
ta la situación como oscuridad, desolación, un antes y
un después.

2. El médico: junto a la cama, lo único que interpreta es


la espera de la muerte de uno más de sus muchos pa-
cientes. Tiene cogido el brazo del moribundo, no para
acariciarlo, sino para medir su pulso y ver si aún sigue
vivo. Sólo espera el fallecimiento para firmar el acta
defunción.

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3. El sacerdote: un poco más distante se encuentra un sacerdote. Está poniendo la


mano sobre la frente, no para medir la fiebre, sino para ayudarle a rezar y encomen-
dar su alma. Interpreta no la inminente muerte, sino el tránsito a la vida eterna. Sus
palabras sobre el enfermo terminal son de consuelo y esperanza. Contempla el final
de una misión y de un proyecto de vida que será recogido por el Dios en el que cree.

4. Un fotógrafo: al final de la habitación se encuentra un fotógrafo. Es periodista. El


moribundo parece ser una persona importante. Está realizando capítulo de la historia
de la ciudad donde este hombre era importante.

Cuarto subrayado: comprender la realidad para saber estar en ella

Siguiendo con el ejemplo anterior, todos tienen delante la misma realidad pero el conoci-
miento y la racionalidad que les mueve es diferente. Todos conocen “verdaderamente”
(son verdades racionales) pero cada uno ilumina una dimensión profunda de la misma
y única realidad. Por eso la verdad no se reduce a lo científico-técnico.

La verdad integral es la que articula todos estos conocimientos racionales. En síntesis: no


es lo mismo la racionalidad científica que conoce al hombre en su estructura biológica o
fisiológica, o en su racionalidad médica; que conocerlo desde otro tipo de racionalidad,
como, por ejemplo, una racionalidad filosófica donde hablamos de la persona como vo-
cación, como misión, como sentido de vida; o, más aún, desde una racionalidad histórica
donde vemos que el hombre no parte de cero sino que, naciendo, recibe una educación
que le va transmitiendo toda una historia en la que vive sobre los hombros de gigantes:
el niño de hace diez mil años, teniendo la misma inteligencia que el niño del siglo XXI,
no tenía lo que sí tiene el niño contemporáneo: las posibilidades de saber tocar un instru-
mento de música, hablar dos idiomas, comunicarse por internet, etc. Vemos que esa ra-
cionalidad propia del conocimiento es mucho más amplia que la simplemente científica.

En síntesis: más allá de describir, interpretar y conocer


la realidad, está el comprender la realidad en toda su
hondura: es ver a la persona en toda su riqueza más allá
de la simple percepción. He comprendido una situación,
un rostro, una persona, un proyecto, un libro. La persona
queda en un estado, en el estado de estar sabiendo de la
realidad (saber viene de sabor: saboreando toda la hondu-
ra, altura, anchura y largura). Y, sabiendo de la realidad, sé
a qué atenerme en la realidad, puedo hacerme cargo de la
realidad, es saber estar y vivir en esa realidad. Por eso
es importante esta dimensión de la inteligencia cognitiva.

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2.5. Tercera dimensión fundamental: la inteligencia emocional


Tres niveles de la inteligencia emocional o del sentimiento afectivo

Introducción

Tenemos en primer lugar la dimensión corporal, luego tenemos la inteligencia cogni-


tiva y, en tercer lugar, tenemos la inteligencia emocional o sentimental. Antes de nada
significa que junto al percibir (describir, interpretar, conocer, comprender) está el estimar
(valorar, jerarquizar, enjuiciar, etc.). En todo percibir la realidad no sólo puedo describirla,
sino que toda percepción ya es una estimación o una valoración. No hay elemento cog-
nitivo que no esté intrínsecamente unido al elemento estimativo. En todo lo que percibo
hay una dimensión de fruición: me gusta o no me gusta, me siento a gusto en esta
situación o a disgusto. Vivo atemperado en la realidad que me rodea (una habitación, un
ámbito de vida, etc.) o me siento a la intemperie, vulnerable, etc. En toda percepción hay
una valoración: porque al percibir estamos estimando también la realidad. La estimación
o valoración tiene tres niveles fundamentales: el primer nivel es el de los valores y los
juicios que podemos hacer con ellos; el segundo, es que los valores tienen un orden y
una jerarquía; pero, hay un tercer nivel, en el que los valores, queramos o no, entran en
conflicto y, por tanto, dinamizan una dimensión más de la persona: la dimensión volitiva
ejecutiva.

Primero: el universo de los valores y los juicios de valor

Si la inteligencia cognitiva nos abre a lo que es el conocimiento de la riqueza de la reali-


dad, la inteligencia emocional nos abre a la cualificación o a la valoración de la realidad.
Son los valores, es estimar la realidad como algo valioso, valioso para la vida, valioso para
mí, valioso para el mundo. Por ejemplo, te presentan a una persona y no sólo la conoces,
no sólo la describe sino que también puedes decir: me cayó bien o me cayó mal. Esa va-
loración o estimación se convierte juicios de valor. Junto a los juicios de hechos (bajo,
alto, rubio o moreno…), por tanto, también están los juicios de valor (atractivo o repulsivo,
guapo o feo, elegante o vulgar).

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Segundo: la jerarquía de valores

Los valores también se jerarquizan, hay valores que son más importante para mi vida,
otros que son menos importantes. Hay valores que para la sociedad son muy importantes,
por ejemplo, el valor de la paz, de la seguridad ciudadana, el valor de la tolerancia. Todos
estos valores sueltos, desordenados, necesitan de una jerarquía y a eso se llama una axio-
logía de valores. En el proceso de la educación desde que somos niños los valores se
van jerarquizando. Dentro de esta jerarquía de valores hay siempre una escala, un canon,
un marco, un patrón en el que tenemos que convivir. Por otra parte, hay valores instru-
mentales y valores intrínsecos. Los valores instrumentales tienen que estar al servicio de
los valores intrínsecos. Por ejemplo, el dinero es un recurso instrumental, pero la salud es
un valor intrínseco. Distinguimos ese valor intrínseco cuando nos preguntamos ¿qué
sería del mundo sin ese valor? Y respondemos que sería una pena que se haya pedido.
Qué importante es favorecer un mundo donde la salud, la justicia, la belleza estén presen-
tes como valores intrínsecos y nunca los valores instrumentales (lo útil o inútil, lo caro o
barato, cómodo o incómodo, etc.) estén por encima de los valores intrínsecos. Pongamos
una pequeña escala o jerarquía de valores a modo de ejemplo:

1. Valores sobre realidades no personales:

a. Valores instrumentales: caro o barato, abundante o escaso, útil o inútil.

b. Valores vitales: vivo o muerto, sano o enfermo, agradable o desagradable, placen-


tero o doloroso.

2. Valores sobre realidades personales:

a. Estéticos: bello o feo, elegante o inelegante.

b. Lógicos: exacto o inexacto, verdadero o falso.

c. Jurídico: correcto o incorrecto, legítimo o ilegítimo.

d. Morales: buenos o malos, justo o injusto, leal o desleal.

e. Espirituales: religioso o no, sagrado o profano, reverente o irreverente.

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3. Tercero: el conflicto de valores. Continuamente estamos jerarquizando, hay valo-


res que tienen mayor importancia que otros y luego se dan conflictos de valores. Por
ejemplo, situaciones en las que uno no sabe qué debe hacer porque si realizo este va-
lor, me encuentro con que estoy negando otro. Hay conflicto porque hay una jerarquía
de valores, porque hay valores que nos parece más importante personal y fami-
liarmente pero que, por ejemplo, organizacionalmente se contraponen. Por ejemplo,
en una empresa donde trabajo hay unos valores utilitarios, hay que sacar beneficios,
rendimientos, pero estos valores no pueden atentar contra valores éticos como la jus-
ticia, la honestidad, la honradez. Ahí está ese equilibrio necesario de la inteligencia
cognitiva y de la inteligencia emocional. Justo aquí es donde entra otra dimensión
fundamental: la inteligencia volitiva o ejecutiva.

2.6. Cuarta dimensión fundamental: inteligencia ejecutiva


• Introducción: tres aspectos sobre la realización de valores.

La inteligencia ejecutiva es la que lleva a la acción y esto es la ética. El ser humano


no sólo describe la realidad, no sólo la estima o la valora, no solo la jerarquiza sino
que esos mismos valores los realiza, los encarna, los lleva a la práctica, los lleva a
la vida. El deber, por tanto no es un valor más, sino que consiste en la realización
de los valores. Los valores se proyectan con la inteligencia emocional y se realizan
con la inteligencia ejecutiva. Al realizarlo, los proyectos cobran cuerpo y se mate-
rializan. Es así como se incrementa el valor de la realidad: ya sea personal, fami-
liar, empresarial, política, religiosa, etc. Son, por tanto, tres momentos: el momento
ético de la realización de los valores, el momento ético de la configuración de
la persona que realiza esos valores y, finalmente, la realización supone la delibe-
ración.

• En primer lugar: encarnando valores se transforma la realidad

Los valores por su misma naturaleza exigen ser realizados. Pongamos un ejem-
plo. Cuando alguien, vamos a llamarlo A contempla la acción de una persona (lla-
mémosla B) y la estima valiosa en orden a la bondad que transmite, la justicia que
realiza, la solidaridad que ejerce… esa persona nos sólo capta esos valores y los
reconoce como valores fundamentales. Más aún, descubre esos valores no sólo en
el proyecto de vida personal de B, sino, también, en la organización de la que es
miembro y, a su vez, está teniendo un fuerte impacto en la sociedad, muchas veces
insensible a los que peor lo están pasando. Pues bien, esa persona A, emocional-
mente interpelada, se siente atraída, arrastrada, empujada, también ella, a realizar
esos valores, a encarnarlos desde su proyecto de vida, quizás distintos del perso-
naje B, y, además, en otra organización. Las palabras convencen, pero los ejemplos
y las vidas ejemplares arrastran, despiertan lo mejor de las personas. Sólo así en el
mundo se irán incrementando los valores y creándose posibilidades nuevas para
nuevos proyectos de vida humanizadores.

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• En segundo lugar: encarnando valores no sólo se transforma el mundo, sino


que se transforma la persona que lo realiza: se empodera.

Aquí radica el propio del crecimiento ético. Por ejemplo, si yo capto el valor de la
justicia y realizo acciones justas, entonces el mundo será más justo. El mundo se
irá transformando y enriqueciendo hacia la justicia. Y además, no sólo transformó
la realidad sino que, en ese transformar la realidad, yo me voy transformando, si
yo realizo el valor de la justicia, yo me voy volviendo una persona justa. Si yo hago
el bien y realizo bien las acciones del orden que sea, profesionalmente, intelec-
tualmente, familiarmente, no sólo voy haciendo el bien, sino que, también, me voy
convirtiendo en una buena persona, en un excelente un profesional, en un buen
hermano o amigo. Por lo tanto, tiene esta doble dimensión. No sólo es transformar
la realidad sino transformarme a mí mismo, yo voy creando la figura de mi vida
y voy integrando todos elementos pues voy creciendo como persona. Entonces
mi persona se va capacitando cada vez más. Es como cuando aprendo un idio-
ma, conforme voy practicando más me voy capacitando y se va incrementando el
aprendizaje, va habiendo como un crecimiento. No es una acción puntual junto
a otra acción puntual, sino que es acumulativa y va creando un hábito. Cuando
una persona ha acumulado esas acciones, forma hábitos, y a través de la realización
de esos valores llevados a la acción voy creando hábitos. Creando hábitos no sólo
transformo la realidad sino que me transformo a mí mismo formando lo que se
llama una virtud. Voy siendo un virtuoso, virtud que no se refiere simplemente a
una cuestión moral sino la virtud que se aplica en cualquier dimensión de la vida.
Un profesional competente es un hombre virtuoso: en la política, en la gestión
pública, en la rama sanitaria, en su profesión, en su espiritualidad o deporte.

• En tercer lugar: encarnar valores, realizar la acción ética, supone deliberación


y prudencia.

La realización de valores nos sitúa en un campo que no es fácil porque tenemos


que ejercer no sólo la dimensión emocional de valorar, sino ejercer la inteligen-
cia ejecutiva de deliberar y actuar incrementando unos valores y dejando en la
sombra otros.

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Si hacemos A no podemos hacer B, si desarrollamos este valor no podemos de-


sarrollar ese otro, y a esto no se le llama jerarquización sino de deliberación. Para
tomar las mejores decisiones posibles, por ejemplo, si soy un político en orden al
bien común, si soy un padre de familia en orden a la unidad familiar y a la misión
que tiene la familia, sí soy un empresario en orden al beneficio de la empresa y la
responsabilidad social de la misma, etc., estos conflictos y estas determinaciones
siempre supone un discernimiento. Ahí es donde entra esta dimensión ejecutiva
en la cual hay que distinguir el querer, el poder y el deber. Deliberar es combinar
los tres momentos como si fueran 3 pelotas: el querer, lo que yo querría; el poder, lo
que yo puedo realmente, porque entra en conflicto con otras situaciones, con otros
intereses, con otras personas, con otras limitaciones; y lo que yo realmente debo.
Entonces, en esa combinación vamos tomando decisiones. Esto es la ética: realizar
valores discernidamente para transformar la realidad y configurar la propia perso-
nalidad. El arte de tomar buenas decisiones es lo que se llama: prudencia. En la
introducción hablamos de ser creativos en el soñar, audaces en él emprender y a la
hora de tomar decisiones, hay que ser prudentes en el decidir. Esta es la prudencia
entre el querer, el deber y el poder. Ahí entra la grandeza del ser humano. Por ejem-
plo: en el orden político:

a. Primero: hay dos valores fundamen-


tales para una sociedad que un polí-
tico tiene que gestionar como servi-
dor público, uno es la paz y otro es la
seguridad ciudadana.

b. Segundo: si pongo el valor de la paz


como algo muy importantes quizá se
contrapondría con el hecho de inver-
tir en armas, pues no debería haber
guerras, ni violencia. Pero el hecho
es que las hay. El “debería” es siempre abstracto: no debería haber conflictos
entre padres e hijos, entre pueblos, etc. Pero el “deber” es lo real entre el querer
y el poder.

c. Tercero: de ahí que junto a este valor de la paz está el valor de la seguridad ciu-
dadana y como gobernante que debe garantizar una seguridad ciudadana, tiene
que designar una partida de impuestos al sistema de seguridad: comprar armas,
pagar cuerpos de seguridad y militares, etc. Tal cosa parece que se contradicen
con la paz.

d. Cuarto: aquí es donde entra el arte de la deliberación, el discernimiento y, siem-


pre, con la sabiduría propia de la prudencia. Nos movemos siempre entre el ideal
que debería ser y la realidad que nos fuerza a tomar decisiones que “debemos”
tomar.

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2.7. La quinta dimensión fundamental: la inteligencia espiritual


• Introducción

Finalmente, junto a la dimensión corporal, cognitiva, emocional y ejecutiva, se en-


cuentra una última dimensión: la dimensión espiritual o la inteligencia espiritual y
trascendente que hace relativamente poco que se ha puesto en boga. Hasta ahora
todas las dimensiones aportaban como algo una novedad en la vida, pero la dimen-
sión espiritual no es una franja más, no hay un plus de conocimientos sino que, en
todo lo que conocemos, valoramos, realizamos, etc., lo que se da es un “RE”: re-
conocimiento. Eso quiere decir que el conocer, el valorar y el realizar las cosas no
agota la riqueza de la realidad. La realidad es mucho más. Tres son los momentos
fundamentales de esta dimensión espiritual: un nivel de profundidad que recono-
cemos; una expresiones y una racionalidad propia y, finalmente, tres grandes vías
o marchas por las que el hombre desarrolla su capacidad de transcender y vivir la
dimensión espiritual.

• Primero: La profundidad última de la realidad que se re-conoce.

Todo conocer me remite hacia lo último, hacia las fronteras, hacia lo inefable, hacia
el misterio como fundamento último, misterio como el sentido último de la reali-
dad, misterio como aquellos valores últimos absolutos. Entonces hay un remitir
que no se trata de un nuevo conocimiento, sino que en ese conocer voy recono-
ciendo que algo se hace presente, que la realidad es una ventana por la que se
hace presente algo que no puedo objetivar, algo que emerge, algo que arrastra, que
susurra, que no se ve pero se siente. Esto es lo que hace que desde la realidad y en
la realidad podamos trascender. Puede llamarse Dios, puede llamarse valores ab-
solutos, o simplemente es el trascender porque el ser humano no queda agotado en
lo que es la realidad puramente fáctica. En ese sentido, en esa profundidad, en esa
altura y anchura de la realidad inagotable es esa espiritualidad y transcendencia.

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• Segundo: la fuerza de la razón, del sentimiento y de la voluntad, propias de la


dimensión espiritual

Esta dimensión tiene su propio lenguaje, sus propias formas de expresión: ahí
entra la racionalidad simbólica y metafórica, o la racionalidad filosófica, teologal,
espiritual. Esta racionalidad consiste en tener otra actitud fundamental ante la mis-
ma realidad: un mismo objeto, puedo verlo como algo profano o, desde la actitud
espiritual, algo sagrado, es decir, en el que enigmáticamente se hace presente otro
nivel de realidad. Por ejemplo, puedo entrar en un templo religioso (católico, bu-
dista, judío o musulmán, etc.) con una actitud de turista cultural y ver obras de arte
valiosas, etc. Pero puedo entrar, también, con otra actitud y otra racionalidad,
pues ahí está aconteciendo un ámbito diferente: la luz y el brillo, la atmósfera de
incienso, los cánticos de fondo, la expresiones físicas de inclinación, postración,
etc., Ya no se trata de hechos sino de acontecimientos: pues está aconteciendo
algo que me desborda, me sobrecoge, me invita al silencio y recogimiento. Los
acontecimientos son los hechos con un plus de sentido: portadores de una nueva
luz que ilumina mi realidad y la realidad toda, abriéndola a nuevas posibilidades
de vida; portores de unos sentimientos de paz, alegría, fascinación, etc., que trans-
forma profundamente el corazón; y, finalmente, portadores de una fuerza que di-
namiza y fortalece la voluntad para dar pasos y tomar decisiones insospechadas.

• Tercero: 3 vías en la tradición de la dimensión espiritual

Tres vías que abarcan muchas corrientes filosóficas humanistas, tradiciones cultu-
rales y religiosas.

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1. Primero: la Vía cosmológica: es cuando toda la naturaleza, el cosmos, la riqueza


de realidad hace que el hombre transcienda: al ver el firmamento o un simple
amanecer; al ver cómo ha sido creado todo: la vida, el fuego, el mar, la rique-
za de la tierra. En esos conocimientos se reconoce la armonía, la inteligencia
universal, las fuerzas cósmicas. Hasta Einstein tenía un sentido profundamente
religioso de las ciencias. Es también la experiencia de sentirse pequeño, frágil
ante tanta inmensidad y, al mismo tiempo, el único ser capaz de reconocer tanta
grandeza y de estar el al cúspide de la creación.

2. Segundo: el Vía de la cruz: hay otra vía que apenas está explorada. La encontra-
mos también dentro de las tradiciones religiosas del budismo, del cristianismo,
de otras tradiciones, en los cambios de vida que es la “Via Crucis” que son las
experiencias límites. Son aquellas experiencias de reconocer que a pesar de la
fuerza que tiene los enigmas del mal, del sufrimiento y de la muerte. A pesar de
tanta tragedia, fracasos, culpabilidades, etc., a pesar de todo esto, el ser humano
sabe que todo esto no tiene la última palabra, que hay que esperar y mantener
la esperanza por encima de toda desesperanza; de que el bien, la belleza y la
verdad tienen una fuerza que nada ni nadie podrá apagar.

3. Tercero: la Vía de la luz: son los acontecimientos positivos que tienen un plus
de sentido: dilatando la mente, ensanchando el corazón, dinamizando las fuer-
zas: experiencias que me abren un horizonte insospechado, por ejemplo la ex-
periencia de la libertad. Esa experiencia donde en último término y a pesar de
todos los condicionamientos biológicos, fisiológico, sociológicos, tengo esa ca-
pacidad de decir sí o no, tengo esa capacidad de decisión. La experiencia de la
gratuidad, la experiencia del amor, la experiencia de la belleza, son experiencias
que me abren hacia lo inefable. Entre todas estas experiencias se encuentra la
experiencia de la gratitud: pues uno se descubre que la vida es un inmenso don,
que hemos sido agraciado, que todo puede contemplarse desde la condición de
ser un regalo: es la verdadera religiosidad y espiritualidad.

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Síntesis final de la dimensión o inteligencia espiritual: la inteligencia espiritual recoge


cada una las dimensiones que hemos visto:

1. Primero: la dimensión del cuerpo, donde el cuerpo se presenta como una realidad
misteriosa, ese respeto a la dignidad del cuerpo, ese carácter sagrado que tiene aún
después de muerta la persona: porque sabemos que ahí ha habitado un ser humano,
una dignidad, un fin en sí mismo, una realidad, una imagen de Dios.

2. Segundo: también hablamos en la línea del conocimiento espiritual en la inteligencia


cognitiva: ese sentido último de la realidad, ese escrutar lo inefable, esa experiencia
límite en todos los aspectos.

3. Tercero: hablamos de la dimensión emocional cuando está bañada o recubierta por


valores espirituales, valores que están por encima de todo, el don de la piedad, ese
agradecimiento al don de la vida, aunque no sepa si es Dios o quién es pero sé que
soy destinatario de unos regalos que quizá ni me merezco.

4. Cuarto: La dimensión ejecutiva propia de nuestras acciones: cómo en todo acto no


solo realizo unos valores, no solo me realizo yo como persona, sino que esa acción me
lleva a un gozo especial que nos lleva a ideales de plenitud:

a. Está en el héroe de acciones relevantes, significativas…

b. Está en el genio que abre el mundo de la sabiduría en todo el espectro de posibi-


lidades…

c. Y está en el santo que quizá no son grandes acciones pero que son acciones de un
calado significativo y de una irradiación especial.

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2.8. Interacción entre las dimensiones fundamentales para un crecimiento


no sólo integral sino para una personalidad integrada
• Introducción

Para que una formación no sea sólo integral sino integradora, es decir, que vaya
unificando a la persona vamos a ver en 3 apartados. El primer apartado es la ima-
gen de una palanca1. En una palanca tenemos varias piezas: en un extremo está la
carga que hay que levantar; en el otro extremo está la fuerza que hay que deposi-
tar para levantar la carga; atravesando toda la palanca se encuentra el brazo; final-
mente, está el punto de apoyo donde el brazo se sostiene y se realiza la palanca.

• La imagen de la palanca o la integración de todas las dimensiones fundamenta-


les para una personalidad integrada.

1. Primero: La carga vamos a llamarlo metas, retos, objetivos, lo que queramos


lograr en la vida.

2. Segundo: La fuerza necesaria para levantar la carga. Vamos a llamarla la inte-


ligencia cognitiva o el conocimiento para desarrollar un proyecto, para afrontar
un reto, para vincularse y aportar a una misión, a un objetivo. Esa fuerza cogni-
tiva es necesaria para conocer bien la realidad, comprenderla. Pero siendo nece-
sario todo esto, no es suficiente.

1 Esta imagen, aunque por nuestra parte la hemos recreado, es de Francisco Yuste, coordinador del Master en Coaching
de la Universidad Camilo José Cela de Madrid.

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3. Tercero: el brazo de la palanca. Además de la inteligencia cognitiva necesita-


mos la inteligencia emocional. Al realizar un proyecto, al cumplir un objetivo,
además de tener el conocimiento, necesitamos el brazo que sería la inteligencia
emocional, lo que es el sentimiento afectante, ese carácter de los valores. Es de-
cir, esa forma de gestionar las emociones, cuanto más largo sea el brazo de la
palanca, mayor agilidad se tendrá, menos esfuerzo será necesario para levantar
la carga, para lograr el objetivo la meta. Lo mismo podemos decir de la inteli-
gencia emocional: vemos cómo en la inteligencia emocional, conocer lo que
me emociona, saber neutralizar mis miedos, saber gestionar las emociones
contradictorias, jerarquizar los valores, empatizar con los demás, etc. En
cualquier esfuerzo o dificultad que surja, cuanto más yo domine la inteligencia
emocional, mejor se afrontarán los retos y con mayor facilidad se lograrán los
objetivos. Cuanto más tenga desarrollada la inteligencia emocional junto a la
cognitiva, el proyecto o la carga podrá levantarse con mayor agilidad, pero toda-
vía falta un elemento más, que es el cómo articular los distintos movimientos.

4. Cuarto lugar: la estrategia del levantar la carga. Colocar en su lugar la carga,


situar el brazo donde más convenga, poner la fuerza necesaria y mantener la
presión, etc. Todo el proceso y la estrategia para levantar una carga supone la
inteligencia ejecutiva o la dimensión volitiva de la acción. Saber si tengo las
fuerzas necesarias o, tratándose de la vida, los conocimientos y aprendizajes ne-
cesarios, saber en qué medida puedo valerme de ellos, o contemplar las sinergias
para que pueda embarcarme en un proyecto. Saber que recursos emocionales:
valores como la paciencia, la tolerancia, el trabajo en equipo, etc., todo eso es
esencial para el discernimiento. Es la capacidad para tomar decisiones, la fuerza
de voluntad. La voluntad supone no solo determinarme, es decir, decidir, sino,
también, consiste en incorporar aquello que he determinado a mi propia vida y
sentir lo que es el gozo de haber realizado esta acción o haber creado esta alian-
za. Es decir, cuando yo apuesto por algo, cuando afronto un proyecto no solo
me focalizo y juego con todas las variables que tenga, sino que, también, en esa
determinación voy gozando con el camino que voy emprendiendo, esa sería la
inteligencia ejecutiva repercutiendo sobre la inteligencia emocional.

5. Quinto: el punto de apoyo. Queda un elemento más en la palanca que es el pun-


to de apoyo. No es lo mismo que el punto de apoyo esté cerca de donde se ejerce
la fuerza, es decir, que el brazo sea mucho más largo en la parte que da a la carga,
que en la parte donde se imprime la fuerza, que es en este caso la inteligencia
cognitiva. Entonces, cuando el punto de apoyo esté más alejado de la carga, en
este caso del objetivo, proyecto, del reto, del problema, más difícil será levantarla,
pero en cuanto yo ponga el punto de apoyo más cerca de la carga y el brazo se
extienda más donde ejerzo la fuerza, más fácil se levantarla.

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¿Esto a que se refiere? Se refiere a la inteligencia espiritual, allí donde un pro-


yecto, un reto o un desafío sintonice con mis valores, con mis convicciones, con
todo aquello en que yo creo, será más llevadero, más fácil; el plus de motivación
y de sentido con el que yo haga las cosas será infinitamente mayor al que
tendría si yo me siento distante, no lo veo, no conecto, y tengo que hacerlo o
tengo que trabajar porque me da dinero, porque no tengo otra alternativa, por-
que es lo único que me ofrecen o porque me siento coaccionado. Ahí, por mucha
inteligencia cognitiva que tenga, por mucha deliberación que haga, por mucha
agilidad emocional que aplique, no deja de ser algo que me desagrada, algo con
lo que no conecto y algo con lo que no me siento identificado en el sentido de las
convicciones profundas, en lo que da sentido a mi vida.

Síntesis final: si todo eso se combina, se da la articulación de estas dimensiones, pode-


mos irlas integrando y sentirnos unificados en todo lo que vayamos realizando en la vida.
Nuestros proyectos personales, familiares, laborales, sociales, etc., se vivirán de forma
unificada, en armonía interior, con un estilo de vida francamente saludable. Este aprendi-
zaje en el ser y el actuar, en el convivir y emprender, en el transformar y transcender… irá
mostrando un liderazgo integral propio de las personas íntegras.

2.9. El aprendizaje y crecimiento integrador a través de tres lógicas


esenciales
• Introducción

Hemos presentado la imagen de la palanca. Pero no es lo mismo una carga que


otra. Dependiendo de la carga, la integración de las dimensiones van cambiando.
No es lo mismo un proyecto que brote desde dentro que un problema que nos
venga de fuera. No es lo mismo un proyecto personal que un proyecto o un trabajo
en una empresa o institución al que me invitan a vincularme o asociarme. Vamos,
por tanto, a tratar el aprendizaje del líder integral, integrador e íntegro a través de
las tres lógicas que vimos en la introducción general.

• Primero: Aprendizaje y liderazgo desde la lógica del don: Desde la lógica del
don, es decir, aquel crecimiento y aprendizaje que va de dentro (sueños, deseos,
tendencias…) a afuera. Consiste en convertir los deseos y sueños del interior en
verdaderos proyectos que enriquezcan, transformen y transfiguren mi entorno, la
sociedad, mi propia vida, etc. Desde los proyectos y metas que elijo, voy ponien-
do todas las dimensiones en circulación en un aprendizaje en todos los aspectos
(aprenderá a aprender, ser, hacer, emprender, transformar, etc.), poco a poco se va
generando unos hábitos, un estilo propio, unas capacidades que podemos denomi-
nar: generación y gestión del talento2.

2 Dedicaremos todo un apartado al talento. De momento comentar que entendemos por talento cuando la inteligencia
en todas sus dimensiones (cognitiva, emocional, ejecutiva y espiritual) se ponen en acción.

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Sabemos que hoy en día el futuro de las sociedades está en las sociedades del
conocimiento que desarrollan el talento. Ya no está en la fuerza, en las materias
primas, en la capacidad de producción sino en donde se cultive y se genere talento,
donde se sepa gestionar el talento no solo de una forma personal sino también
organizativa. Pongamos un ejemplo:

1. Primero: al interactuar las distintas dimensiones en este crecimiento no solo


integral sino integrador se va generando el talento. Y no sólo se genera, sino que
aprendo a gestionar el talento, que para el liderazgo integral es fundamental.

2. Segundo: Vamos a ponernos en la lógica del don y que la carga de la palanca


sea un proyecto que brota de dentro, de mis dotes, de mis cualidades, de mis
sueños. Surge el “quiero tener un proyecto”. Este fue el caso del célebre pintor y
creador del impresionismo: Claude Monet. Él era un hombre que podía dominar
como nadie la pintura, el dibujo, pero él tenía un proyecto que sacar adelante,
un proyecto que rompía paradigmas. Entre una visión neoclásica o muy realista,
él lo que quería era captar la luz en la realidad, pintar esas primeras impresiones,
entonces se obsesionó con ello.

3. Tercero: ¿Y qué sucede cuando se eliges una meta? Aquí está el talento, eligió
una meta buena y puso en circulación los conocimientos que necesitaba sobre
la pintura, sobre la pigmentación, sobre las distintas corrientes, hasta las orien-
tales. El impresionismo recoge mucho del mundo oriental, pero, también, tuvo
que hacer acopio de otras habilidades. Tuvo que ir desarrollando el esfuerzo, la
constancia, la paciencia, pintar una y otra vez. Creó un espacio, hizo toda una
instalación en su casa para captar la luz, para observar cómo ésta iba modificán-
dose. Ahí están puestas todas las dimensiones: la inteligencia cognitiva, emocio-
nal, ejecutiva, esa espiritualidad de fondo. Puso todas ellas en circulación para
lograr ese objetivo, para ese proyecto.

4. Cuarto: ¿Qué hizo que Monet desarrollara un talento? En España había muy
buenos pintores, mucha gente que hacía retratos maravillosos, pero fue Monet
el que dio ese carácter disruptivo, introdujo un nuevo paradigma en el arte,
y generó una nueva corriente que es el impresionismo. Esta imagen, a grandes
pinceladas, puede ilustrarnos lo que es el aprendizaje por proyectos a través
de la lógica del don. Es un proyecto o un objetivo que no responde tanto a una
necesidad, sino que expresa algo que se lleva dentro y que puede enriquecer y
abrir nuevos horizontes, nuevas posibilidades a la sociedad: encarna valores. En
este caso se trata del arte, el deseo de captar la diversidad del color y el movi-
miento que genera la luz… y esto, expresarlo y plasmarlo con magistral belleza.
He aquí la grandeza de Monet.

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• Segundo: Aprendizaje y liderazgo desde la lógica


de la alteridad.

A diferencia de la lógica del don, no se trata de den-


tro hacia afuera, sino desde afuera hacia dentro.
Ahora la carga no es tanto un proyecto, sino un de-
safío, un problema, un reto que nos encontramos en
la vida. Es el caso de cuando se vive en un contexto
donde se tiene que afrontar la realidad con una serie
de problemas y dificultades. Ante esa interpelación,
se ponen en circulación todas las dimensiones:
qué conocimientos debo de tener, que habilidades
emocionales, que valores están en juego, como debo
de articular y deliberar, qué va primero y qué va des-
pués, cómo jerarquizo, ordeno, discierno; dónde canalizar las fuerzas, dónde tengo
que determinarme, con qué valores tengo que contar, cómo debo sintonizar desde
mis convicciones profundas, desde aquellos valores trascendentes, desde aquello
que hace que mi vida cobre un sentido y un calado mayor. Vamos a poner una ima-
gen que se dio en la guerra civil de España:

1. Primero: se trata de la historia de una mujer en Galicia cuyo marido tuvo que
marcharse en el momento que estalló la guerra. Él era del otro bando, tenía di-
ficultades, era de la parte republicana, se tuvo que ir a Francia y por tanto esta
mujer con sus hijos se quedó sola en Galicia. Tenía que recorrer la cordillera
cantábrica, subir los pirineos y llegar hasta Francia, fue una de estas hazañas
históricas que un periodista después de la guerra escribió. Quiso entrevistar a
estos héroes históricos y le preguntó a esta mujer cómo lo había hecho, pues se
trata de algo imposible. ¿Cómo había logrado llegar a Francia, reencontrar a su
marido y encima con 2 hijos?

2. Segundo: Entonces esta mujer respondió de una forma muy sencilla: “no sé
cómo lo hice, solo sabía por qué lo hacía y el para qué lo hacía, y desde ahí fui
afrontando una a una las dificultades que se me iban presentando en el camino”.
Esta expresión además es de Nietzsche, él decía que cuando se sabe el por qué
y el para qué, los cómo se van iluminando, van sucediéndose. En este ejemplo
la mujer tenía que llegar a Francia, quería que su marido conociera a uno de sus
hijos, sabia el porqué, y sabia el para qué, le iba la vida en ello. Y es así como fue
afrontando sus dificultades, fue poniendo todos sus conocimientos de geografía,
tuvo que desarrollar entereza, paciencia, resistencia, toda una serie de valores
y neutralizar otra serie de disvalores sobre todo los miedos, la vulnerabilidad.
Y todo esto unido a saber medir las fuerzas, tomar decisiones, cuándo caminar
en la noche, cuándo irse en el sol y, sobre todo, esa espiritualidad, esa profunda
fortaleza interior que daba un sentido ultimo a su vida y a su realidad. Fue gestio-
nando las distintas cargas y colocándolas en esa palanca para que la carga que
en un principio parecía imposible, pudiera levantarla.

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3. Tercero: la mujer, por tanto, igual que Monet, igual que otros muchos procesos
de aprendizaje bien por proyectos en la lógica del don, de dentro a afuera; o bien
por retos, desafíos, de fuera a dentro en la lógica de la alteridad, van generando
el talento en la persona, van creando hábitos, van capacitando a la persona
hacia un liderazgo integral, integrado e íntegro.

• Tercero: Aprendizaje y liderazgo desde la lógica de la misión. Desde la lógica de


la misión el liderazgo no solo se da en un proyecto que yo pueda realizar, se refiere
a una misión que puede ser personal o institucional. Si uno se incorpora a una
corriente, entonces desde esta lógica de la misión, este tipo de aprendizaje sería un
aprendizaje por vinculación, es decir, yo tengo una idea, unos sueños, y hay otras
personas que están realizando lo mismo e intento vincularme con ellas, porque ya
tienen un camino andado, porque ya tienen elementos que han adquirido, como
por ejemplo, en la línea ecológica cómo hacer con los alimentos orgánicos, o como
hacer energías renovables.

Entonces me voy vinculando y voy aportando lo que


yo sé, la experiencia que tengo, y me voy embarcan-
do en esta misión que es mucho más grande. En
ese momento se va produciendo algo importante: yo
me identifico con aquello que otros están haciendo.
Eso da una fuerza enorme, da una gran motivación a
la hora de adquirir conocimientos, a la hora de ges-
tionar emociones y valores, a la hora de discernir y
deliberar para tomar buenas decisiones. A la hora de
incorporarme en un trabajo, si me identifico con si
misión y sus valores, entonces te sientes como en
casa, haces tuyo el proyecto y la misión de la orga-
nización o la empresa, o la institución. Se va crean-
do un sentido de pertenencia que hace posible un
trabajo en equipo, es decir, una formación grupal. El
talento no solo se genera, sino que se gestiona, se
incrementa cuando se trabaja en equipo de forma colaborativa, y sobre todo es
identidad, pertenencia, sabernos embarcados todos en una misma misión mucho
más grande.

No son tres lógicas independientes, sino que normalmente se despliegan y desarro-


llan integralmente. Son 3 líneas de aprendizaje, de generación y gestión del talento que
no se contraponen, sino que se integran todas. Hay gente que es emprendedora, que parte
de proyectos de cero; hay personas que no eran lideres pero que la situación que viven
hace que tengan que serlo como Gandhi que llega a Sudáfrica, ve un problema terrible, él
había estudiado en Inglaterra leyes, y afrontando ese reto siendo un abogado más o me-
nos exitoso se convierte en un líder que logró gestionar y articular creativamente todas
estas estas dimensiones integrándolas a través de esas experiencias significativas que le
marcaron hasta generar este liderazgo integral.

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2.10. Conclusión del la segunda unidad: la personalidad integrada e íntegra


genera un liderazgo integral y un estilo de vida saludable
• Introducción: nuestra vida en el escenario del mundo.

La imagen de la vida como un teatro puede ayudarnos a comprender cómo po-


demos sentirnos unificados e integrados en un mundo disperso, fragmentado y,
desde ahí, ejercer un liderazgo integral e íntegro. Vayamos por parte:

• Primero: ser agente. Podemos decir que la persona en primer lugar es un agen-
te, es un ser dotado de potencialidades, de facultades, de dotes, de habilidades
innatas. Partimos de un cuerpo, de una genética, de una biología que si bien no es
determinante si condiciona a la hora de desarrollar unos talentos.

• Segundo: ser espectador. La persona es un agente que tiene que ir conociéndose


y desarrollando sus potencialidades, pero no sólo somos agentes, somos, también,
espectadores de la vida. No vivimos en un tubo de ensayo, sino que estamos en
un contexto, en una red vital de situaciones que nos abren posibilidades y hori-
zontes. Todos hemos vivido un aprendizaje de pequeños, por ejemplo, cuando un
maestro nos abrió otra perspectiva e iluminó posibilidades de vida insospechadas:
en las ciencias, en el deporte, en la profesión, en la vida en general. Es decir, somos
espectadores de una vida donde se nos iluminan posibilidades y que estamos
sobre hombros de gigantes que nos han legado muchísimo: una persona de la edad
media aunque tuviera las mismas potencialidades que cualquier persona de hoy
(inteligencia, dotes, facultades) no tenía las posibilidades con las que contamos
nosotros hoy en día: volar en avión, estar en menos de 10 horas en otro continente,
etc.

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• Tercero: ser autor de la propia vida. Pero, además, de ser agentes y espectadores
somos autores. Somos autores porque nos dan un libro abierto donde nosotros
tenemos que colocar las metas, los objetivos y la elección de buenos objetivos.
Ya puedo tener un coeficiente intelectual altísimo, ya puedo tener unas habilidades
y una empatía para captar a otra persona y cuáles son sus necesidades reales, ya
puedo ser un estratega impresionante a la hora de ejercer la inteligencia ejecutiva,
etc., pero, si mi meta no es buena, si mi meta es ser un corrupto, ser un Hitler, un
Stalin, en lugar de hacer un crecimiento integral, lo que hago es una degradación
integral, inhumana o deshumanizadora. Por eso es importante como autores de
nuestra vida elegir metas buenas, que encarne valores y posibilite un mundo me-
jor. No sólo un líder integral, sino íntegro. Una cosa es la meta, el proyecto per-
sonal, y otra cosa es que esa misión ha de estar incluida en un gran proyecto, en el
proyecto histórico porque no partimos de cero sino que estamos en unas corrientes
históricas, porque no somos francotiradores, sino que estamos integrados en una
sociedad con unos valores, con una forma de entender a la persona y su realización.
Es así como estamos llamados a ser congruentes con aquellos valores, proyectos y
metas que encarnen el ideal nunca alcanzable del bien común.

• Cuarto: ser actores de nuestra propia vida. Finalmente en esta vida somos agen-
tes, espectadores, autores, pero de nada me sirve tener unos buenos proyectos si
no los realizamos, si no jugamos la partida en la vida. Junto a elementos que po-
sibilitan a que yo pueda llevar a cabo un proyecto, afrontar un reto, tenemos que
saber situarnos en el mundo y, eso, supone capacitarnos, supone saber gestionar
hasta qué punto mi vocación, mi misión, el sentido que yo le dé a las cosas puede
mantenerse frente a los hándicaps, los retos; y hasta qué punto, pueden sucumbir.
En medio de todo esto se va desarrollando lo que es el verdadero personaje, la
verdadera misión de la persona, la figura que estoy llamado a ser, donde la vida se
logra o se malogra. Soy un actor que tiene que representar el personaje que se
ha asignado desde lo más profundo de su ser. Todo esto sería como un elemento
propio del liderazgo integral, y que es importante contemplar, somos por tanto
agentes, espectadores, autores, y tenemos que realizar nuestro proyecto como acto-
res en un escenario para ir perfilando lo que es el personaje al final de nuestra vida.

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3. El liderazgo integral, integrador


e íntegro en todas las dimensiones
de la rueda de la vida: unificados y
equilibrados
“Lo importante es que tú mismo puedas sacar tus propias conclu-
siones sobre la armonía y equilibrio necesario para vivir un estilo
de vida saludable en el que sentirnos unificados vitalmente. Ya te-
nemos estas 3 cosas: el grado de satisfacción, los deseos y las mo-
lestias. Ahí es donde puedes tomar el pulso de cómo vives, pues el
objetivo es lograr sentirte unificado integralmente.”

3.1. Los cuatro ejes fundamentales de la rueda de la vida

3.1.1. Introducción
Hemos hablado de las dimensiones fundamentales de la persona y la importancia de vi-
virlas de una forma integral e integradora. Ahora, dando un paso más, es importante vi-
virlas de forma unificada pero en armonía y equilibrio con las dimensiones de la rueda
de la vida. ¿Y cuáles son esas dimensiones?

• Imaginemos la vida como una circunferencia que tiene 4 grandes coordenadas,


donde cada coordenada tiene 2 polos. Imaginemos una circunferencia con varios
radios que se dividen en 8 quesitos de los cuales los extremos entre un radio y el
radio justamente opuesto van formando esas 4 coordenadas, 8 quesitos, dentro de
una circunferencia que es la rueda de la vida. Hablamos de cuatro coordenadas
donde cada coordenada cuenta con dos quesitos.

• Es necesario vivir equilibradamente estas cuatro coordenadas para sentirnos no


solo unificados, sino en equilibrio y armonía para crear un estilo de vida saluda-
ble, propio del líder íntegro y creativo.

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• Primera coordenada: la salud. La salud tiene dos po-


los: un quesito es la salud del cuerpo, el cuidado del
cuerpo, y el otro quesito es el cuerpo como proto ám-
bito, el cultivo del ocio y el tiempo libre. Si no se cui-
da el cuerpo, si no se dan tiempos al ocio y al tiempo
libre, donde respires, donde tomes espacio, donde te
recuperes del estrés de las tensiones y conflictos que
conlleva la vida, difícilmente uno podrá experimen-
tarse sano. Todo lo que es la autoestima, el sentirse
esponjado, sano, saludable, es fundamental para favo-
recer una salud integral.

• Segunda coordenada: el amor. El amor tiene otros


dos polos: uno de ellos es el ámbito de vida de la fa-
milia y el otro es el ámbito de los amigos. En estas
franjas es donde se cultiva fundamentalmente el valor
del amor. Hoy en día no hay vida que pueda desple-
garse si no me siento reconocido, querido, apoyado y
amado. El amor es importante porque el ser humano
no solo crece íntegramente sintiéndose sano de salud,
sino también experimentándose amado. Estos son
los 2 ámbitos fundamentales que potencian esa rea-
lidad del amor.

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• Tercera coordenada: el poder. El ser humano necesita


poder, un poder querer, un tener que querer y un querer
poder, y este poder viene dado por dos ámbitos funda-
mentales. El primer polo del poder es el trabajo y el se-
gundo son los bienes que voy acumulando. El trabajo
me capacita, el trabajo me empodera, porque el trabajo
tiene un fruto y el fruto de ese trabajo son los bienes
que yo gestiono, que voy acumulando, que he genera-
do. Es el poder de los recursos con los que cuento para
emprender nuevas metas y proyectos de vida. Esto me
da poder porque me hace pudiente, me voy empode-
rando. Si la salud es la experiencia de sentirme sano y
el amor es sentirme amado, la del poder es la de experiencia de sentirme seguro.
Es esa seguridad, o empaque, o aplomo que te permite enfrentar dificultades, tener
recursos, habilidades, saber que cuentas con unas capacidades y unos recursos
importantes para afrontar la vida y desarrollar los proyectos.

• Cuarta coordenada: la autoridad. La autoridad es la


capacidad de irradiar, de atraer, de influir. No es una
cuestión de legitimidad, no es cuestión de tener mu-
chos bienes o un puesto de trabajo muy alto. Lo da una
vida ejemplar, una vida integral, coherente. Un polo
es el aprendizaje, la formación continua: mental, es-
piritual, interioridad. Una persona está continuamen-
te creciendo, no es estática, no termina un periodo de
crecimiento y luego viene la estabilidad, sino que con-
tinuamente estamos creciendo en conocimientos y cul-
tura general, en habilidades y sabiduría de la vida, en
saber y en profundizar en las cosas, en trabajo espiritual y en la dimensión ética.
Ya sea la lectura, el cine, la estética, el arte, la cultura, la espiritualidad, la ética, la
armonía interior, etc. Todo eso sería ese crecimiento hacia adentro que genera la
autoritas, es decir, una autoridad que no se ejerce por presión, derecho o superio-
ridad legal, sino por atracción, seducción, convicción. Una personalidad con auto-
ridad irradia y contagia luz (cabeza: sentido), entusiasmo (corazón: pasión) y for-
taleza (manos: congruencia y transformación). El otro polo es la integridad que es
el carácter del compromiso, social, solidario, religioso en distintos ámbitos de la
vida. Todo lo que no esté marcado por una remuneración contractual, todo aquello
que quiero aportar en la vida. No es cuestión de ejercer un trabajo sino de encarnar
unos valores en el sentido amplio. Por ejemplo, la colaboración en una asociación,
en un voluntariado, en un fraccionamiento, en una participación política no a nivel
profesional, sino a nivel de corresponsabilidad ciudadana en movimientos socia-
les, en unos movimientos artísticos, ecológicos, espirituales, etc. Una persona que
cultiva estas dos franjas propias de la autoridad se siente y experimente valioso.

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3.2. Del crecimiento integral al estilo de vida equilibrado y saludable. A


través de un ejercicio práctico
Introducción a las cuatro experiencias fundantes de la vida: sentirse sano, amado,
seguro y valioso. Imaginemos ahora que tenmos ya la rueda de la vida con estas 4 coor-
denadas y estos 8 quesitos o dimensiones de la rueda de la vida. Te experimentas sana
o sano porque tienes salud del cuerpo y vives sanamente el ocio y el tiempo libre; te ex-
perimentas amada o amado porque cuidas la dimensión familiar y la dimensión de los
amigos; te experimentas segura o seguro porque cuidas la dimensión de los amigos; te
experimentas segura o seguro porque cuidas la dimensión del trabajo y de la gestión y
generación de recursos y bienes; y te experimentas valiosa o valioso porque más allá del
poder y la seguridad, sabes que como persona eres un regalo para los demás, los demás
cuentan contigo porque tienes una palabra, un consejo, porque el pequeño mundo que
habitas no se entiende sin ti: por tu ejemplaridad, por tu autoridad moral, por tu capa-
cidad de dinamizar: en la familia, en el trabajo o en cualquier franja, etc. por eso vive la
experiencia de sentirse valioso. La persona crece integralmente como una esfera en
estas 4 franjas o dimensiones de la vida que se van expandiendo. Todas ellas van inte-
ractuando se van co-determinando, cuanto más me experimento amado con mi familia y
mis amigos, mejor podré llevar a cabo mi trabajo o al revés, cuanto más lo paso mal en mi
trabajo puedo afectar otras dimensiones.

Primer ejercicio-taller sobre la rueda de la vida.

Vamos a hacer un ejercicio para ver en qué medida mi vida se experimenta unificada, en
armonía y equilibrio saludable. Dibuja una rueda como la tienes en el documento y diví-
dela en 8 quesitos, selecciona cuatro colores, cada color es una coordenada. Haz círculos
concéntricos desde lo que es el centro hasta lo que es el perímetro, 10 círculos como los
que están en la imagen.

• Primero: tendrás que colorear el grado de satisfac-


ción que tienes en cada una de esas dimensiones
de la vida. De dentro a afuera. Por ejemplo, si esco-
jo la franja de la familia y mi grado de satisfacción
entre el 1 y el 10 es de 6, entonces pinto las seis
primeras rayitas desde el centro hasta el extramo.
Y así con todos los quesitos según los colores se-
leccionados y el grado de satisfacción vital de cada
una de las dimensiones de la vida.

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• Segundo: entonces verás una circunferencia llena


de colores donde algunas franjas tendrán una gran
satisfacción, otras quizá una satisfacción media y
tal vez otros la tengan muy baja. Lo importante es
ver qué figura hace esa regunda rueda según del
grado de satisfacción que tengas en cada una de
las dimensiones de tu vida.

Evaluación del primer ejercicio-taller

• Primero: dos observaciones importantes. Dependiendo de la


cultura, por ejemplo en la cultura oriental, no les gustan las gran-
des satisfacciones, les gustan esas ruedas pequeñas, es decir, que
haya cierto grado de insatisfacción. Por el contrario, en la cultura
occidental se valora mucho y se busca mucho la satisfacción, por
ejemplo, dentro de la franja del poder en el trabajo, que tenga un
trabajo muy bueno; en cambio, en la cultura oriental se valora más
la satisfacción de las franjas de la salud, sentir ese equilibrio, sentirme sano.

• Segundo: tu figura ideal: La figura ideal sería una rueda lo más redonda o equili-
brada posible. Si tengo una rueda muy dentada donde hay fran-
jas con mucha satisfacción y otras con mucha insatisfacción,
entonces esa rueda nunca va rodar bien. Ahí hay que descubrir
cuáles son mis fortalezas y detectar también cuáles son mis
áreas de oportunidad para trabajarlas. Porque si hay áreas de
insatisfacción y la rueda está desequilibrada, mi vida rodará a
golpes. De aquí la importancia de armonizar todas las dimen-
siones de mi vida para que haya un equilibrio y se pueda lograr un liderazgo en
armonía, equilibrado y saludable.

• Tercero: El tamaño de tu rueda. Es importante saber que la rueda, cuanto más


pequeña, más rápido rodará. Si tengo muchas franjas con gran
satisfacción, la tendencia es a quedarme en el área de confort,
estoy satisfecho, y una persona satisfecha no se va a mover. Por
tanto, lo ideal sería tener un grado de satisfacción en equilibrio
para que ruede y no esté con baches a los golpes. Pero por otro
lado, que no estén tan satisfechas para evitar la tendencia a la
comodidad y a la pereza, de ahí que haya que favorecer esos
deseos de crecer en el ámbito laboral, de crecer en la formación integral, en el com-
promiso, en la familia, pero siempre equilibradamente.

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Segundo ejercicio-taller sobre la rueda de la vida

Hay que volver a dibujar la rueda con los ochos quesitos y los diez círculos concéntricos.

• Primero: Junto a la rueda dibujada hay que poner a un lado 2 columnas. En una
de ellas pongo 25 deseos que tenga, (deseo vivir, viajar y disfrutar, ir al gimnasio y
hacer deporte y sentirme muy bien, un trabajo donde pueda realizar “esto o lo otro”
porque me he formado para esto y tengo un don para esto otro, estar más tiempo
con mi familia, invertir, etc.). Y en la otra columna 25 molestias: (levantarme tem-
prano porque me levanto cansado, ir al trabajo porque hay una ambiente toxico,
etc.).

• Segundo: Una vez que tengamos esas dos columnas realizadas, vuelvo sobre la
rueda y voy colocando dentro de las franjas de los quesitos los deseos en color azul
y las molestias en color rojo. Entonces se producirá una pequeña radiografía de la
rueda de mi vida.

a. Primero. La franja que más deseos tenga será aquella donde muestro mayor inte-
rés; será también la franja de mi vida en la que mostraré menos resistencias para
invertir tiempo y dedicación.

b. Segundo. La franja que más molestias tenga, será la franja no sólo que más re-
sistencia tendrá para afrontar, sino que la tendencia es a huir, no afrontar, irla
llevando sin interés…

c. Tercero. Cotejo los grados de satisfacción (primer ejercicio) con lo que son mis
deseos (segundo ejercicio).

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1. Una posibilidad: En caso que en aquella franja que más deseo tengo y menos
satisfacción vivo, pregúntate: ¿Qué deseos tengo que dedicarle tiempo e inte-
rés para equilibrar la satisfacción de esta franja de mi vida y vivir una mayor
unificación y armonía interior?

2. Otra posibilidad: en caso que en aquella franja que más deseo tengo y, ade-
más, la vivo satisfecha, pregúntate: ¿Hacia qué franjas de la rueda de mi vida
tengo que canalizar las fuerzas y los deseos para no desestabilizar mucho el
equilibrio?

d. Cuarto. Cotejo los grados de satisfacción (primer ejercicio) con las molestias
(segundo ejercicio)

1. Una posibilidad: en caso que aquella franja que más molestias tengo y menos
satisfacción vivo, pregúntate: ¿Qué áreas de oportunidad se me abren para
poder fortalecer y ganar en satisfacción en esta franja de mi vida?

2. Otra posibilidad: en caso que aquella franja que más molestias tengo y me
siento satisfecho, pregúntate: ¿Por qué se da esta contradicción? Puede ocu-
rrir que le he puesto tanto interés que, a pesar que tengo tantas molestias, me
siento satisfecho. Pregúntate: ¿Qué otra franja he desatendido ya que me he
volcado demasiado en ésta?

SÍNTESIS: Lo importante es que tú mismo puedas sacar tus propias conclusiones so-
bre la armonía y equilibrio necesario para vivir un estilo de vida saludable en el que sen-
tirnos unificados vitalmente. Ya tenemos estas 3 cosas: el grado de satisfacción, los deseos
y las molestias. Ahí es donde puedes tomar el pulso de cómo vives pues el objetivo es
lograr sentirte unificado integralmente.

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4. De sentirnos unificados
integralmente a sentirnos orientados
vocacionalmente

“Como personas vamos descubriendo nuestras dotes, nuestras po-


tencialidades, nuestras facultades, nuestras tendencias e inclina-
ciones de lo que nos gustaría ser y hacer: deseos, sueños, etc. Pero,
también, estamos en un contexto que trae sus desafíos y, lo más im-
portante, nos brinda e iluminan con sus posibilidades.”

4.1. Sentirnos orientados vocacionalmente: la libertad para la creatividad


• Introducción

Primero, la realidad y su realización personal: el ser humano no solo toma cons-


ciencia de sí, sintiéndose como una realidad única, sino que somos una realidad
personal abierta a nuestra propia realización. El ser humano es la única realidad
que no actúa sólo por sus propiedades, ni sólo por sus instintos que determinan la
actuación y, en caso de los animales superiores, con una franja de libertas selectiva
en las respuestas. El ser humano, por el contrario, es una realidad que actúa con
vista a su propia realidad personal, es decir, siempre con vista a su propia reali-
zación personal: no selecciona la respuesta con un animal, sino que tiene que ha-
cerse cargo de la realidad y elegir la respuesta más adecuada en orden a su propia
realidad personal; pues realizando acciones se va configurando y realizando como
persona. EL hombre no sólo habla, sino que hablando es locuaz, no sólo duerme,
sino que durmiendo es durmiente; no sólo realiza acciones justas, sino que es justo;
no sólo tiende una mano a los más necesitados, sino que es solidario... Es decir, en
cada acción humana hay una actitud radical: el realizarla con vista a su propia
realización. Toda acción está dentro de un proyecto de vida en el que tiene sen-
tido lo que hacemos.

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• Segundo, la orientación vocacional: pues bien, esta realidad humana abierta a


su propia realización y plenitud personal es lo que se llama: orientación voca-
cional. Orientación porque la apertura tiene una finalidad: su propia realización
personal; vocacional, porque responde a una llamada (a un llamado) en lo más
interior de la persona: es lo que nos hace únicos e irrepetibles con una misión que
realizar en la vida.

• Tercero, la libertad y creatividad: esta madurez vocacional es la expresión donde


se va a ir generando y gestionando los distintos talentos que tiene una persona,
una comunidad, una organización, y aquí entra una de las cosas más bellas: entra
la libertad, y junto a la libertad entra la creatividad, no puede haber creatividad
sin libertad, y no puede haber libertad que no sea creativa. De ahí que lo más im-
portante en un ser humano sea esa fidelidad creativa: fidelidad a todo lo que son
los principios, convicciones y valores; creativa: porque tienes que realizarlos den-
tro de unos proyectos y metas que tú te propongas libremente.

4.2. Orientación vocacional, libertad y creatividad para un proyecto de


vida
• Primero: junto al mundo de las potencialidades y facultades (agentes), se en-
cuentra el mundo de las posibilidades, esbozos y proyectos (autores).

Como personas vamos descubriendo nuestras dotes, nuestras potencialidades,


nuestras facultades, nuestras tendencias e inclinaciones de lo que nos gustaría ser
y hacer: deseos, sueños, etc. Pero, también, estamos en un contexto que trae sus
desafíos y, lo más importante, nos brinda e iluminan con sus posibilidades. Si yo
no hubiera sido educado, no se me habrían abierto posibilidades para desplegar
mi libertad y creatividad esbozando proyectos, diseñando metas, persiguiendo ob-
jetivos. Son posibilidades para poder desarrollar, a su vez, más las dotes y faculta-
des. Este procesos de potencialidades y posibilidades nos van capacitando (siendo
cada vez más capaz y, por tanto, pudiendo realizar más cosas); y capacitándonos
nos vamos empoderándonos. Este es el poder de la realidad: dotes, posibilidades,
capacidades…. Hacia una realización plena de la vida.

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• Segundo: todo proyecto de vida es la concreción de la orientación vocacional.

La vocación no es algo que simplemente está dentro del interior de la persona, la


vocación me viene tanto de dentro como de fuera: la vocación se va fraguando en
ese interactuar el don y la alteridad, lo que me afecta, me llama la atención, des-
pierta en mí algo que necesita desplegarse. Y en esa combinación, el ser humano,
la persona, cada uno de nosotros, vamos viendo que nuestra vida necesita estar
orientada, desde un llamado, desde algo que tenemos que hacer, desde algo que
nos sale de dentro. Es como una voz que nos dice: “tengo que hacer esto, estoy
llamado a hacer esto, y no lo de más allá”. Ahí entre el don y la alteridad, pues va
desplegándose, va tomando forma la figura de la lógica de la misión.

• Tercero: entre el don y la alteridad se fragua la misión.

La persona con todos esos recursos va, como autor de su propia vida, esbozando
distintos proyectos, adquiriendo distintas metas dentro de un bloque de sentido, y
con ello se va configurando lo que podemos llamar la misión de la vida. Cuando
una persona, al final de su vida intenta recapitularla, no recoge fragmentos, recoge
un todo unificado, recoge lo que uno ha ido sedimentando en su vida. Es la figura,
el perfil de quién es verdaderamente él mismo. En síntesis: junto a ese liderazgo
integral, tiene que darse un liderazgo creativo, que es la orientación vocacio-
nal.

4.3. Las dificultades del contexto y el área de oportunidad personal


• Introducción

Vamos a plantear cuál es el área de oportunidad, cuál es el contexto. Si ante un


mundo fragmentado o una consciencia atomizada yo busco sentirme unificado,
ahora, ante un mundo incierto en el que no se sabe a qué atenerse, un mundo
de tanta pluralidad y diversificación de ofertas, propuestas y proyectos. La conse-
cuencia es que uno vive como desorientado. Pues bien, en este mundo que ahora
presentamos en cuatro rasgos fundamentales es en el que tenemos que encontrar
la orientación vocacional que de sentido pleno a nuestros proyectos de vida. El
peligro está en que se escuchan tantas voces que uno se pierde en cubrir expecta-
tivas y en adoptar patrones que me venden, más que en responder a ese llamado
que brota del interior.

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• El VUCA

En este contexto, en esta situación de sentirnos desorientados, en los años 90 el


ejército americano acuñó un término: el mundo va a estar determinado por cuatro
rasgos cuyas siglas se llama: VUCA. Son 4 términos que luego pasaron al mundo
empresarial.

• “V” Volátil:

Un mundo absolutamente cambiante, donde cambia todo, lo que ayer era impor-
tante, ahora o mañana ya no lo es. Un enorme bloque de carreras, facultades, maes-
trías, no existían, todo va cambiando rápidamente. No estamos en una época de
cambios sino en un cambio de época, donde el cambio ha llegado para quedarse.
Ya no estamos en sociedades estables, y por tanto estamos en un mundo que pro-
duce mucha desorientación. No es fácil orientarse en medio de tantos cambios.

• “U” Incierto (Uncertainly):

Estamos en un mundo incierto, donde es tal la cantidad de datos que se manejan,


tal la intensidad de las redes sociales, tal es el tipo de información, más que generar
certidumbres generan incertidumbres. Uno ya no sabe distinguir lo que es relevan-
te e importante y lo que no; en internet es tanta información, que no se sabe filtrar,
jerarquizar, y encima, mucha de la información no es verdadera, hay también falsas
noticias, con lo que uno ya no sabe a qué atenerse.

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La incertidumbre antes estaba marcada por el futuro, la pregunta era “¿qué va a


ser de mí? Ahora vivimos en un mundo en el que ya no sé lo que está sucediendo,
es tal la cantidad de datos que ya no se filtrar, es tal la cantidad de ofertas que
ya no sé elegir. Eso va creando ansiedad, va creando un desasosiego, un quererlo
todo y terminar sin nada. Es como el que va a un restaurante y son tantas las op-
ciones y todo luce tan delicioso que al final no gustas ni saboreas nada. Es tanta la
saturación que en vez de crear fruición y gozo crea insatisfacción, vacío, etc.

• “C” Complejo:

Vivimos en un mundo que es volátil, incierto pero


también complejo, y complejo sobre todo por la inter-
conectividad. Vivimos en tal globalización, está todo
tan interconectado, que antes uno tenía unas coorde-
nadas y bajo esas coordenadas uno se manejaba. Aho-
ra ya está todo tan interconectado que la gente no se
comunica con el vecino, pero sí se puede comunicar
con el que vive al otro lado del mundo, por las redes
sociales, por la interconexión. Antes la gente se casa-
ba con personas del mismo país, ahora uno nace en
un lugar, estudia en otro país, con otro idioma, se casa
con otra persona de otra cultura y trabaja en otro lado
en donde interactúan sus hijos con personas, a su vez,
de una nueva cultura. Por lo cual es tal la compleji-
dad, tal la falta de unificación, que eso dificulta el
orientar y madurar a la persona en la vocación de lo que quiere hacer con su
vida. Antes, por ejemplo, las personas a lo largo de su vida trabajaban en uno, en
dos, o máximo en 3 lugares diferentes. Hoy hay gente que ya trabaja en 14, 15 luga-
res diferentes a lo largo de su trayectoria laboral. No sólo por la inestabilidad del
trabajo, sino, también, porque nadie se quiere comprometer de forma estable por
los cambios que pueda haber, eso es la complejidad.

• “A” Ambigüedad:

No sólo vivimos en un mundo volátil, incierto, complejo sino también ambiguo. La


ambigüedad quiere decir que antes los patrones, los roles estaban muy bien defi-
nidos, empezando por la familia. Por ejemplo, el papá (padre) era el proveedor, la
mamá (madre) era la ama de casa, en el trabajo había que atenerme, yo soy un téc-
nico en esto, esto es lo que sé, me coloco en un organigrama de estructura a modo
de cadena y yo soy un elemento de esa cadena para que al final salga un producto.
Y así como con la familia, con la empresa, con otros órdenes también. Hoy en día,
ya no existen esos patrones, ya no hay unos roles definidos, hoy en día es tanta
la flexibilidad, tal la ambigüedad, que uno no sabe realmente en qué cree, o cómo
tiene que situarse en el mundo.

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No sabe si tiene que situarse de una manera o de otra. Volviendo a la imagen de la


familia, el padre y la madre tienen que desarrollarse los dos para que estén empo-
derados, deben tener ambos un trabajo, pero los dos son amos de casa, los dos tam-
bién son cuidadores, y dentro de eso hay toda una corriente y una gama de grises.
Se da en el concepto de familia, en la flexibilidad del ámbito laboral; hoy trabajo
aquí, mañana dentro de la misma empresa tengo que trabajar allá. Soy experto en
esto, lo otro, en lo de más allá, pues es esa situación ambigua en la que vivimos.

Síntesis: Para darle un carácter más acertado, podríamos decir de estos cuatro concep-
tos del VUCA (de lo volátil, la incertidumbre, lo complejo y lo ambiguo) lo ha expresado
magníficamente el sociólogo Zygmunt Bauman diciendo que vivimos en sociedades li-
quidas, donde hasta las mismas relaciones humanas están marcadas por una desorienta-
ción enorme. Hoy estoy contigo, mañana con otro, etc. Hay niños que tienen tres o cuatro
hermanos con distintos padre y madres.

4.4. La libertad para la creatividad en la orientación vocacional


Introducción

En medio de todo esto, como la persona no solo tiene que vivir un liderazgo integral,
sino que, en ese contexto, tiene que desplegar una madurez vocacional donde la vida
tenga una orientación, un sentido. De ahí que vayamos a adentrarnos en como emerge
la libertad.

1. Primero: dando un paso más, la persona tiene unas tendencias, unos deseos en las
distintas dimensiones de la vida, tiene un dinamismo hacia adelante. Van generán-
dose sueños, posibilidades que se abren con ese carácter, atractivo y seductor.

2. Segundo: y esos sueños van convirtiéndose en metas, en objetivos, en retos; y esos


retos van articulándose en proyectos, y esos proyectos terminaran materializándose
en programas. Todo lo que se va gestando es la madurez vocacional.

3. Tercero: el ser humano tiene la capacidad que aún en medio de la incertidumbre, de


un contexto volátil, cambiante, etc., de poder ir cobrando ese rumbo, y ahí es donde
entra la libertad, la libertad para la creatividad.

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4. Cuarto: la libertad para la creatividad es donde yo, conociendo la realidad (cogniti-


vo) y valorándola (emocional), voy articulando y creando posibilidades para realizar
cosas y realizarme como persona (ejecutivo) a través de poner en funcionamiento las
distintas dimensiones de mi vida (cognitiva, afectiva, o emocional, ejecutiva y espiri-
tual). Recogiendo todo eso voy creando posibilidades y esbozos de posibilidades, de
cómo podría ser el mundo, mi mundo; como podría ser yo en el mundo y, desde ahí,
vamos intentando transformarlo y transformarnos en él. Este ejercicio de la libertad
es la real fuente del liderazgo creativo.

5. Quinto: la libertad tiene cuatro grandes dimensiones que vamos a presentar a conti-
nuación.

4.4.1. Primera dimensión: La libertad seducida


En primer lugar nos encontramos con la libertad seducida. La vida, el contexto vital don-
de nos desenvolvemos despierta en nosotros estos sueños diurnos que están desde la
infancia, las experiencias fundantes que marcaron nuestro corazón.

• Primero: Cuando le preguntas a un niño qué quieres ser de mayor, aquellos que
han crecido en una experiencia maravillosa con su maestro o con su entrenador
de algún deporte o con su catequista, quiere vivir eso, quiere realizar ese sueño; si
se ha encariñado con un personaje, quiere reproducir eso, quiere desear eso, es la
realidad que enamora, atrae, encanta... y despierta la libertad seducida.

• Segundo: Es decir, la persona es una realidad libre, que no sabe qué desear y,
entonces, a través de esas mediaciones que son los referentes, los objetivos, la edu-
cación, mi libertad... se va sientiendo, eso, seducida de la pregunta: ¿qué va a ser
de mí? Que es una pregunta que marca la inquietud radical del ser humano. Pero
es una pregunta que se vuelve sobre uno mismo: no sólo soy el destinatario sin el
protagonista de mi propia vida y formación. Es decir, a la pregunta “¿qué va a ser
de mí?” sólo la puedo responder diciendo: “¿qué quiero hacer conmigo?”. Ahí es
donde entran los deseos, los sueños, las aspiraciones, las metas.

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• Tercero: Por ejemplo, hay personas que están en la medianía de edad con un tra-
bajo, con una familia, pero comienza una crisis de la mediana edad donde se va
arrastrando una serie de insatisfacciones, un vacío muy grande, una tristeza, una
melancolía, un algo que no se sabe por qué está sucediendo en ese momento de
su vida. Entonces, uno de los elementos más importantes es volver a la infancia y
redescubrir aquella libertad seducida por los primeros paradigmas de lo que
siempre se deseó ser cuando niño. Volver a aquello que no se ha cumplido, aque-
llo que ha quedado reprimido, marginado, fuera de juego. Hay ese deseo de vol-
verlos a recuperar y, así, es como muchas personas vuelven sobre esa libertad
seducida donde emergió la libertad seducida por la magia y el color de la realidad,
de los ideales, de los sueños... de las aspiraciones de felicidad.

4.4.2. Segunda dimensión: La libertad liberada: Libertad-De


Junto a esa libertad seducida hay otra dimensión de la libertad, que es la “libertad de”,
la libertad liberada de toda situación de coacción, de impedimentos. La persona nece-
sita sentirse liberada, “libre -de”: empezando por la libertad interior para poder tomar
decisiones. Hay impedimentos que están marcados por la resignación, por un tipo de
educación donde siempre se nos ha dicho: “tú no puedes, o esto es muy difícil para ti, esto
te desborda, tú no tienes capacidad”, entonces uno se va resignando en la vida y no es
libre; es esclavo de la propia resignación. Por otro lado, hay situaciones que te impiden ex-
ternamente, bien por coacción, bien por chantaje, bien por presiones impuestas: sociales,
impositivas, etc... Se trata de una libertad que tiene que sentirse liberada de la esclavitud.
De ahí la llamada a conquistar la libertad esclavizada.

• Primero: tienes que conquistar la libertad, la libertad liberada tanto externamente


de las presiones externas, de las expectativas que puedan tener sobre uno; como
internamente, de las propias resignaciones, complejos y auto-saboteos.

• Segundo: quizá uno de los elementos de esta falta de libertad interior sean los
propios miedos, el miedo a definirme; es decir, si opto por esto a lo mejor no puedo
hacer lo otro. Entonces estamos en una indefinición continua: el miedo a equivo-
carme, a fracasar, a sentir “esto no es lo mío”, el miedo a cerrar otras opciones, el
miedo a la toma de decisión.

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• Tercero: entonces nos vamos esclavizando externa e internamente, los mismos


desordenes de la vida de confundir los medios con el fin, no sé en el fondo por qué
hago esto y no lo otro. Todo esto es la libertad que necesita ser liberada. Libre de
ataduras externas, de ataduras internas, o históricas, o de las que pueden venir del
futuro por los miedos, por los traumas del pasado, por las angustias.

• Cuatro: toda persona que quiere ejercer la creatividad junto a la libertad seducida
que despertó esa atracción en uno, necesita liberar la libertad “de” toda esclavi-
tud y atadura. En eso consiste conquistar la “libertad de”.

4.4.3. Tercera dimensión: La libertad liberadora: Libertad-para


Pero hay un tercer mecanismo de la libertad muy importante, una tercera dimensión fun-
damental para el liderazgo creativo. En primer lugar hemos visto en qué consiste ser li-
bres “de”, mi libertad conquistada. Pues bien, ahora que he conquistado mi libertad, ahora
que he puesto delante de mí lo que realmente me seduce, ahora que, de alguna manera,
los impedimentos que podían quitarme cierta autonomía y el margen de flexibilidad para
tomar decisiones, están atajado: ahora viene la pregunta fundamental: ¿qué hago con la
libertad? Una vez que tengo en mis manos la libertad liberada, ¿qué hago con ella?, ¿dón-
de la invierto, la entrego? De ser un fin que busco (sentirme libre) se convierte, ahora, en
un medio: es la libertad para algo, para hacer algo con ella. Esta nueva dimensión se llama:
la libertad liberadora.

• Primero: no es la libertad de cualquier tipo de coacción sino la libertad para...


Este es uno de los grandes problemas del hombre actual. Nunca como hoy nos
sentimos libres, el problema es que no sabemos en qué usar nuestra libertad, en
qué apostar la vida, en qué proyectos, a qué personas, en qué ámbitos tengo que
entregar la libertad y para qué: ¿para tener más?, ¿para la autosuficiencia?, ¿para
someter a otros?...

• Segundo: es ahora donde la orientación vocacional entra de lleno. Pues se trata de


la libertad “para” un ideal al que servir. Es la libertad para elegir las metas que
realicen la mejor versión de mi propia vida, para que brote lo más verdadero, bueno
y bello que hay en nuestro interior. Es la libertad para desear y elegir lo que más me
ayude al fin, al sueño, a la vocación que siempre he deseado.

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4.4.4. Cuarta dimensión: La libertad comprometida: Libertad-en


Es la libertad en fidelidad creativa con el ideal y el proyecto de vida al que uno se adhiere
y, por tanto, se compromete hasta las últimas consecuencias. Realizando ese ideal de
forma comprometida: con paresía, es decir, constante en el actual y valiente en el afrontar
las dificultades y obstáculos, pues se trata de una libertad que al ser comprometida, mi
compromiso con la realidad me va realizando y conformando como persona, transfor-
mando y orientando mi personalidad hacia la plenitud que aspiro como persona de for-
ma íntegra y plena. Esta libertad es la que recoge los sueños, neutraliza los miedos, supera
las dificultades y obstáculos, y empieza a desplegar esbozos y proyectos de un mundo
mejor en el que quiero trabajar y comprometerme de tal forma que me vaya realizando
mi propia misión en la vida y conformando lo que he deseado ser. Es sentirse y ser libre
“en” la realidad.

4.4.5. Síntesis: la libertad re-ligada


Es la libertad religada a esos ideales últimos donde mi vida es como un hermoso mosaico,
que refleja los grandes ideales de la humanidad. Una libertad enraizada en los valores
últimos. No soy un conglomerado de compartimentos estanco, no es que yo tengo una
vocación familiar, una vocación profesional, con amistades, en un país, etc. Al contrario,
todo está unificado en una única vocación, donde cada pequeña meta está dentro de un
proyecto que tiene plenitud y sentido. Ese ejercicio de la libertad, significa el ejercicio de
las 4 libertades, la seducida, la liberada, la liberadora, la comprometida, queda unificada
en esa libertad religada. Cuando una persona se siente así, se experimenta así, ya no
solo se experimenta unificado integralmente sino orientado vocacionalmente desde
la libertad.

4.5. El talento: el ejercicio de la libertad orientada vocacionalmente

4.5.1. Introducción:
Aquí entra realmente el objeto del discernimiento que será la última parte de este tema. El
discernimiento tiene que ver con la decisión de esas metas y proyectos, aquello que hace
que salga lo mejor de mí, aquello que yo quiero realizar de la vida, la vocación para la que
he sido llamado.

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• Primero: estas metas son fuentes de luz y sentido, es donde entra ese aprendiza-
je continuo del líder creativo. Un aprendizaje donde no sólo aprendo a conocer y
aprender, también a saber ser quien soy y a realizar los proyectos con pleno senti-
do, sabiendo qué quiero realmente y en qué me estoy convirtiendo.

• Segundo: pero las metas no sólo son fuente de luz y sentido (cabeza), sino también,
son fuentes de gozo y alegría: es, también, aprender de convivir, a saber gestionar
mis emociones, aprender a encontrar esos manantiales tonificantes, que me ilusio-
nan y entusiasma para seguir aprendiendo en los emprendimientos audaces que
voy realizando en los distintos ámbitos de mi vida. En fin, los proyectos de vida no
es algo que solo tiene que tener sentido y lucidez, sino que la vida y los proyectos,
también, tienen que ser fuente de alegría y de gozo. No es solo cuestión de ca-
beza, sino una cuestión cordial, de corazón, de gozo, alegría, de tonificación,
complacencia.

• Tercero: hay una tercera dimensión dentro de estos proyectos a discernir, junto a
la lucidez que tiene que dar la inteligencia cognitiva, y el gozo y la alegría de la in-
teligencia emocional, tiene que darse la fuerza del poder transformador de empren-
dimiento para transcender. Los proyectos y metas supone deliberar y decidirse
con tenacidad y constancia, dando pequeños pasos, pero firmes y constantes.

• Síntesis: si nos fijamos bien, ese objetivo o meta, ese sueño o proyecto, tiene que
estar marcada por estos 3 focos. Estos tres focos movilizan todas las dimensione de
la persona generando el valor más importante: “el talento” o “los talentos”.

• Primero: debe ser algo que tenga sentido y visión (cabeza). El talento es la inte-
ligencia múltiple en acción. Los griegos lo llamaba: “LOGOS” (razón y sentido).

• Segundo: tiene que ser algo apasionante y entusiasta, que sea fuente de gozo y
alegría (corazón). El talento es la dimensión emocional, afectiva y tónica bañán-
dolo todo. Los griegos lo llamaban: PATHOS (pasión y entusiasmo)

• Tercero: y tiene que ser algo que me dé la suficiente fuerza, la tenacidad y el


poder para embarcarme, para emprender, para ser constante (manos). El talento
moviliza todos los dinamismos volitivos: tendencias, determinaciones, eleccio-
nes, opciones, apropiaciones. Los griegos lo llamaba ETHOS (estilo de vida, mo-
ral, congruencia, integridad).

• Resumen: el talento es poner todas las dimensiones de la persona (cabeza, co-


razón y manos) en busca de la meta, el objetivo el proyecto excelente que se ha
elegido.

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4.5.2. La generación y gestión del talento1


• Introducción: el talento es las distintas dimensiones de la persona puesta en ac-
ción en la búsqueda de buenas metas. Se elige la información necesaria, se gestio-
na las emociones, se pone en práctica las virtudes y estrategias de la inteligencia
ejecutiva, se va ampliando la capacidad de acción para conseguir una mejora con-
tinua.

• Primero: generación del talento: entonces se va acumulando un capital intelec-


tual, emocional, volitivo, lleno de hábitos y habilidades, de ideas e ideales, de sa-
biduría teórica y práctica, etc. A este recurso o capital siempre a la mano de las
personas que han ido generando este tesoro es a lo que se llama talento. El talento
no es algo innato. Al principio solo hay biología, el talento se va fraguando cuando
esos dones naturales los invierto como en la parábola de los talentos (no los escon-
do) sino que los pongo en movimiento para realizar proyectos y metas. Entonces
esos dones se incrementan y se convierten en dotes y capacidades que amplían el
talento.

• Segundo: gestión del talento: no solo se genera, sino que se aprende también a
gestionarlo. Es la inteligencia en todas sus dimensiones que emerge de la interac-
ción con otras personas: inteligencia compartida, organizaciones del talento com-
partido, sociedades inteligentes.

• Tercero: el talento como un don: acogido, profundizado, compartido y entregado.

1. Primero: un don que se acoge y reconoce: son nuestras dotes, sensibilidades,


tendencias, cualidades físicas, psíquicas y espirituales;

2. Segundo: un don que se profundiza: es cuando voy poniendo todas estas dimen-
siones al servicio de proyectos, metas y objetivos que transformen mi entorno,
me vaya transformando a mí y generando en mí el talento.

3. Tercero: un don que se comparte: es el trabajo en equipo, aprender a gestionar el


talento personal con otros talentos en busca de metas conjuntas, organizativas,
comunitarias, sociales…

4. Cuarto: un don que se entrega: se va objetivando, creando valores, encarnándose


en la cultura, abriendo nuevas posibilidades de vida y bien común en las socie-
dades.

1 Uno de los autores que han inspirado esta sección es José Antonio Marina, filósofo español dedicado a la educación
del talento.

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4.5.3. Cinco pasos a tener en cuenta para la generación y gestión del talento
del líder íntegro y creativo
• Primer paso: que la persona sepa elegir bien las metas: determinar las metas es
de enorme importancia: tener buenas ideas, seguir grandes ideales, despertar los
mejore sueños, dar forma a los grandes deseos. A todo este momento se le llama
ser CREATIVOS EN EL SOÑAR.

• Segundo paso: no sólo consiste en elegir buenas metas, sino en elaborar proyec-
tos en el que se movilice todas las dimensiones de la realidad personal: la salud
integral, la inteligencia cognitiva, la inteligencia emocional y los valores, la inte-
ligencia ejecutiva y las decisiones, la inteligencia espiritual y el sentido último de
las cosas y su verdadera transcendencia. De ahí que haya que medir las fuerzas,
ponderar las dificultades, sopesar las capacidades, tener la autonomía correcta si
es un proyecto compartido, etc.. A todo este momento se le llama ser PRUDENTES
E ÍNTEGROS EN EL DECIDIR.

• Tercer paso: comenzar a movilizar todas las dimensiones con arrojo: la inteligen-
cia cognitiva para conocer el alcance de las metas, la información que se necesita,
etc; la dimensión emocional y los valores que entran en juego, las actitudes que
tengo que cultivar, las emociones negativas que tengo que neutralizar; las estrate-
gias y fortaleza propia de la inteligencia ejecutiva, crear las adhesiones necesarias,
desencadenar las cadenas de compromiso, saber distribuir bien las fuerzas, etc;
tomar las pausas y paradas necesarias para transcender el momento y contemplar
el futuro a medio y a largo plazo: la transcendencia del proyecto, la riqueza que
aporta, el crecimiento que supone, las relacione nuevas que se generan, el equili-
brio con las otras franjas de mi vida (familiar, laboral, amistades). A este momento
se le llama ser ENTUSIASTA EN EL EMPRENDER.

• Cuarto paso: enseñar a valorar los pequeños pasos que se van dando, a disfrutar
de las etapas que se van recorriendo, a cultivar siempre la alegría y el entusiasmo.
De igual modo enseñar a soportar el esfuerzo, a mantenerse perseverante en las
metas elegidas, a recuperarse de los pequeños o grandes fracasos. CONSTANTES
EN EL ACTUAR.

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• Quinto paso: enseñar a resolver proble-


mas, gestionar los conflictos, superar los
obstáculos, a procesar los fracasos y caídas,
a replantear los problemas y las soluciones,
a marcar la independencia, a poner las ba-
ses de la cooperación con otras personas
que entran en juego, etc. A este momento
se le llama ser VALIENTES EN AFRON-
TAR LOS OBSTÁCULOS.

4.6. El discernimiento o el arte de elegir buenas metas para


enriquecer la orientación vocacional. Ejercicio-taller
• Introducción:

Les invito a hacer igual que hicimos con la rueda de la vida. Vamos a hacer el ejerci-
cio de un pequeño discernimiento. Se trata de recapitular de forma sencilla lo que
ya hemos visto, y ver la propia vida en su conjunto, en la rueda como un gran pro-
yecto, con sus satisfacciones, deseos y áreas de oportunidad. Desde ahí libremente
atreverte a preguntarte:

• Primer paso: recapitular

Pregúntate cuáles son los sueños, que siguen vivos hoy en día en lo más profundo
de mí. De los 25 nombrados elige dos o tres más profundos y que ayuden al equili-
brio de la rueda de la vida y, también, a mi orientación vocacional. Aquellos dos o
tres sueños que siguen seduciendo la libertad personal.

• Segundo paso: composición del lugar e información

De los dos o tres seleccionados, elegir uno. El más conveniente. Un a vez seleccio-
nado, pregúntate:

a. En primer lugar si se trata de:

1. Un deseo, meta u objetivo moderadamente fácil.

2. Un deseo, meta u objetivo habitual que requiere un esfuerzo.

3. Un deseo, meta u objetivo que implica un cambio fuerte en mi vida o en la


franja de los quesitos que queda afectada.

4. Un deseo, meta u objetivo que supone un cambio del conjunto de mi vida, que
condiciona el futuro de una forma significativa.

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b. En segundo lugar: elabora un sencillo FODA2 a través de cuatro preguntas sen-


cillas.

1. Internamente:

a. Personalmente qué fortalezas y cualidades tengo para poder realizar esta


meta a través de un buen proyecto.

b. Personalmente qué debilidades o impedimentos personales tengo en estos


momentos que me harían difícil realizar esta meta o proyecto.

2. Externamente:

a. En qué medida el contexto que vivo favorece, me brinda posibilidades, tie-


nen los vientos a favor para realizar este proyecto que he soñado.

b. En qué medida el contexto es una amenaza y realmente un gran peligro


para el éxito y la fecundidad de la meta o el proyecto.

• Tercer paso: focalización y simplificación

a. Formular de forma concreta y simple cuál es el objeto que tengo prudentemente


que decidir: con lucidez, gozo y fuerza.

b. Los sueños, deseos, proyectos, etc., pueden ser o muy abstractos o muy complejos.
Es importante reducirlo todo a cuatro preguntas fundamentales:

1. A qué le quiero decir “sí”: concreto. Por ejemplo: hacer este viaje, cambiar de este
trabajo, estudiar en esta universidad, asociarme a este proyecto social, etc.

2. Qué voy a invertir: concreto. Para ello destinaré tanto dinero para el viaje, bus-
caré en los próximos tres meses un nuevo trabajo que responda a mi vocación;
comenzaré a sacar tres horas diarias de estudio por matricularme en la universi-
dad; destinaré los viernes en la tarde mi tiempo para esta asociación solidaria…

3. Para cuándo lo quiero comenzar. Una cosa es tomar la decisión y otra muy dis-
tinta comenzarla a realizar. Puede ser para después de Navidad, durante el ve-
rano, etc.

4. A qué fin sirve: las decisiones son siempre medios, pero medios que trasparen-
tan un fin: para crecer en mis aspiraciones laborales, para vivir más plenamente
mi dimensión familiar, para compartir con los más necesitados de la tierra, etc.

2 El análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas, Oportunidades), también conocido como análisis FODA, es
una herramienta de estudio de la situación de una empresa, institución, proyecto o persona, analizando sus caracterís-
ticas internas (Debilidades y Fortalezas) y su situación externa (Amenazas y Oportunidades) en una matriz cuadrada.

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• Cuarto paso: tres tiempos para una buena decisión

a. Primer tiempo: recoger las mociones o movimientos que me generan paz, liber-
tad, gozo, satisfacción.

• Se trata de dedicar un tiempo (20 minutos) a imaginarme cómo sería mi vida


con la decisión tomada con respecto a esa meta o proyecto. Con la imagina-
ción puedo ir detectando si me va llenando de paz o, por el contrario, me crea
conflictos, o no termino de sentirme bien.

b. Segundo tiempo: recoger las razones a favor y en contra.

• Se trata de elaborar dos columnas: en una de ellas coloco las razones por las
que es importante decir sí a la meta o proyecto elegido y definido.

• En la otra columna, pongo las razones de por qué no es bueno que tome esa
decisión.

• Finalmente, debajo de las dos columnas: pongo alternativas. Las alternativas


son, o bien modificaciones pequeñas del objeto que voy a discernir; o alter-
nativas diferentes: por ejemplo, no dejo el trabajo, pero sí buscaré dentro del
trabajo actual nuevas motivaciones y aspiraciones que me ayuden a vivir más
plenamente mi dimensión laboral.

c. Tercer tiempo: situarme al final de mi vida

• Con la imaginación me sitúo al final de la mi vida. Y cuando miro hacia atrás,


me pregunto si me hubiera gustado haber tomado la decisión que quiero dis-
cernir en este momento.

• Quinto paso: la toma de decisión con lucidez, gozo y fortaleza (cabeza, corazón
y manos)

a. Ponderando y sopesando: las mociones, las razones y alternativas, y el cómo me


gustaría verme al final de mi vida…

b. Con todo esto:

1. Primero: si mi inclinación es hacia el “sí” de tomar la decisión. Adelante.

2. Segundo: Si no me da paz o me genera conflicto. Es mejor contrastar con al-


guien o retomarla en otro momento.

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3. Tercero: Si mi inclinación es hacia el “no”, con toda paz la despido. Ya vendrán


nuevos sueños y proyectos a discernir.

4. Cuarto: si me inclino hacia la alternativa, y me deja paz y alegría: adelante,


entonces la alternativa.

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5. Síntesis del liderazgo integral y


creativo

“Como personas vamos descubriendo nuestras dotes, nuestras po-


tencialidades, nuestras facultades, nuestras tendencias e inclina-
ciones de lo que nos gustaría ser y hacer: deseos, sueños, etc. Pero,
también, estamos en un contexto que trae sus desafíos y, lo más im-
portante, nos brinda e iluminan con sus posibilidades.”

5.1. Lógica del don


El líder integral y creativo es el que emerge de dentro a afuera, es el que se sabe lleno de
dones, capacidades, potencialidades, facultades, dotes y con todo ello es un don que
se acoge, que se profundiza. Estos dones se comparten en equipo y se entregan a la so-
ciedad en los proyectos de sus distintos ámbitos, no solo en el profesional sino también
en el familiar, en el compromiso social, con los amigos y ahí donde uno sea una presencia
significativa.

5.1.1. Tres actitudes


Son tres actitudes las que emergen de esta lógica del don y bañan los proyectos del
líder integral y creativo. En primer lugar tenemos la actitud de la magnanimidad, en
segundo lugar la actitud de la confianza y en tercer lugar la actitud de la humildad, esto
ya se ha comentado, ahora se trata de subrayar los elementos más significativos, no tanto
de cada una de las actitudes sino de la importancia de que estas tres actitudes se den en
todos los proyectos que se emprendan.

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1. Actitud de la magnanimidad

Es la actitud de una persona con el alma grande, con aspiraciones profundas, mar-
cada por los ideales, que aspira a lo mejor, que no se queda a medias tintas. Es la acti-
tud de darle sentido pleno a la misión de los proyectos, es el motor de la grandeza,
de la valentía, de la creatividad del líder. Ahí vemos la importancia del ejercicio de la
libertad, una libertad magnánima, generosa, abierta.

2. Actitud de confianza

Es la actitud de confiar en uno mismo, en esos dones en lo que se ha profundizado,


que se han compartido y la confianza también en los demás. Es el respetar los ritmos
de los demás, es incorporar a los demás al trabajo común, es iluminar y apoyar
también a las personas con las que uno está alrededor, es una persona que sabe fiarse.

3. Actitud de humildad

Es una actitud que viene marcada por tres elementos: en primer lugar por el agra-
decimiento, uno lo ha recibido todo, en el fondo uno ha recibido mucho más de lo que
ha dado; en segundo lugar es reconocer la valía de los otros, es saberse que uno tie-
ne sus límites, que no puede ser ni hacer todo; y en tercer lugar el realismo de saber
que las cosas se empiezan poco a poco, ladrillo a ladrillo, como el grano de mostaza.

Donde se dan estas tres actitudes, magnanimidad, confianza y humildad, ahí los pro-
yectos que emerjan tendrán ese dinamismo para aspirar a lo máximo, para partir de
lo más pequeño y partir de un entorno de confianza. Esto sería por tanto la lógica del
don, la lógica de los proyectos de dentro a fuera para un liderazgo integral y creativo para
cualquier proyecto de la vida que se tenga.

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5.2. Lógica de la alteridad


Vamos con la lógica de la alteridad de fuera a dentro, donde el contexto en el que vivo
me interpela, me conmueve, me llama la atención, me desafía. Son retos que la vida me
presenta y donde he de responder desde afuera. Como me siento, como siento el llama-
do, no desde dentro, desde la lógica de la alteridad es muy importante esta triple sintonía
que luego se va a traducir en 3 actitudes fundamnetales.

• Comprender

Es comprender incorporando la dimensión de la inteligencia. Es la sintonía


mental: saber analizar, saber interpretar, conocer la realidad, comprender la reali-
dad. En esta sintonía mental, comprende la situación, sabe lo que está pasando
alrededor, sabe cuáles son las dificulatades y las áreas de oportunidad. Es un
llamado pero se dijo que no sólo es la sintonía mental, el comprender la realidad,
esta lógica te alcanza más hondo.

• Conmoverse

Ya no solo analizo, interpreto y comprendo mi realidad, las situaciones personales,


los otros, mi entorno, en cualquier dimensión de mi vida también me conmuevo.
Es la sintonía cordial, es saberlo valorar, es saber conmoverme. También es sa-
ber discernir, saber qué está en juego, saberme pronunciar y hacer juicios de valor.
Hay cosas que hay que anunciar, cosas que hay que denunciar y cosas en las que
me siento llamado a renunciar, saber situarme en la vida.

• Actuar

Que no solo es comprender la realidad, analizándola, interpretándola, conocién-


dola y comprendiéndola, no solo cordialmente, valorándola, discerniendo, pronun-
ciándome, sino la sintonía vital es donde sale, ese aprendizaje, esos llamados ex-
ternos a esas situaciones que necesitan una palabra mía, un posicionarme, un paso
al frente y esa sintonía vital es proyectar, actuar, transformar y luego evaluar.

Bueno entonces tenemos esa triple sintonía que es ver con la cabeza, juzgar con el co-
razón y actuar con las manos, esto que es la lógica de la alteridad pues tiene una serie de
actitudes, y en concreto hay 3 actitudes fundamentales para el líder integral y creativo.

1. La empatía

Es ponerse en el lugar del otro, es ejercer esa triple sintonía, creando un ambiente
de confianza, seguridad y apoyo, un estilo de trabajo agradable porque es empático,
porque sabes ponerte en el lugar del otro para tener el gesto y la palabra oportuna.

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2. La compasión

En el doble sentido de la palabra, compasión es saberme apasionar con el otro com-


pasión, pero también saber padecer con el otro com-padecer, y esto es dejarse
alcanzar por las dificultades, por las carencias, por los problemas, bajarlos al corazón
porque es el motor. De nada sirve que yo comprenda una situación problemática, de
carencia, de dificultades, de injusticia, si no la bajo al corazón. Si esa comprensión no
baja al corazón no va a haber esa movilización de energía para la creatividad, para la
audacia, para el ejercicio de la transformación. Por eso junto a la empatía ha de darse
la compasión. La empatía es más mental, la compasión es más cordial.

3. La inclusión

Hoy en día no se puede seguir poniendo muros, seguir afiliándome a aquellos con
los que me identifico. La inclusión supone la actitud de respetar la diferencia, de
acoger lo nuevo, lo diferente, supone no excluir, no marginar, saber delegar en los
otros, saber empoderar a los demás, supone tener una actitud incluyente.

Si esas 3 actitudes las ejercemos en cualquier ámbito de la rueda de la vida, si junto a la


lógica del don con esos proyectos incorporamos la lógica de la alteridad con esa forma
de afrontar las dificultades, los problemas, sin duda se va marcando un perfil de un li-
derazgo realmente integral y creativo, una persona íntegra, auténtica, una persona que
encarna la parresia, la autenticidad, la entereza, la franqueza.

5.3. Lógica de la misión


Es ese saberme vincular desde mi propia vocación y sentido de vida a esas corrien-
tes, a esos dinamismos donde yo pueda sentirme identificado, pueda tener sentido de
pertenencia e incorporarme a la misma misión. Puede ser un proyecto de pareja, de fa-
milia, una fraternidad, una organización, una institución empresarial, educativa, sindical,
política. Brota donde haya proyectos compartidos, donde se introducen dos elementos
importantes: la justicia social y el bien común.

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En la lógica de la misión esto supone una conciencia de envío, el saberme enviado, saber
que mi presencia en ese ámbito de vida es una presencia que nace de un envío. En cual-
quier franja, en ese trabajo, allí donde tengo un compromiso, allí entre mis amigos. Y con
esa conciencia de envió cambia la mirada, cambia la forma de estar, habitas tu ámbito de
vida de una forma diferente.

5.3.1. Tres metáforas de índole evangélico


Hay tres metáforas que expresan esa presencia en un ámbitos de vida cuando hay con-
ciencia de envío. La presencia del líder es una presencia luminosa, estas metáforas de
índole evangélico hablan de ser la luz, ser la sal y ser la levadura.

1. Ser la luz

Ser la luz como símbolo de esa persona que da lucidez, da sentido, que sabe dar ra-
zón de por qué se sitúa de una manera, actúa de una manera, y ejerce su liderazgo de
alguna manera.

2. Ser sal

Ser sal, como símbolo de entusiasmo, de alegría, es una persona que contagia, las
palabras convencen, pero los ejemplos, la alegría, la pasión, las utopías y los valores,
arrastran, seducen y suscitan adhesiones.

3. Ser levadura

Ser levadura como símbolo de esa fuerza transformadora.

Si la luz es la cabeza, la sal es el corazón volvemos a las manos con esa voluntad, esa
determinación, esa congruencia, esa persona íntegra de una sola pieza que aquello que
piensa y da sentido aquello que le apasiona y le genere entusiasmo es aquello por lo
que lucha, entrega gasta y desgasta su vida, una persona que tiene una misión en su
vida, que sabe ponerle palabras con una visión que encima va a estar atravesado por unos
y valores.

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Hablamos en las empresas de todo esto del liderazgo que hay que tener misión visión y
valores, eso tiene que comenzar por uno mismo y finalmente estas 3 metáforas generan
3 actitudes que son:

Con la imagen de un pastor, el pastor a veces esta delante, algunas otras en medio y
muchas otras atrás:

Delante

A veces tiene que situarse delante para marcar rumbo, orientar, inspirar, poner palabras a
la visión, ahí está la presencia del líder integral y creativo, aquel que sabe poner palabras
a aquello que todavía no existe, a ese futuro por determinar, que sabe inspirar, que orienta
y marca el rumbo la meta.

En medio

Otras veces tendrá que crear esas actitudes de no estar tanto por delante sino en el medio,
y ¿Qué hace el líder en el medio de un ámbito de vida? Sobre todo acompañar, los proce-
sos personales, escuchar, gestionar los conflictos personales entre las personas, entre las
situaciones, crear vínculos, motivar, apoyar a unos y a otros, es una forma de estar.

Detrás

El líder que sabe estar detrás, esto es crear ambientes de confianza, incluir a los que más
se retrasan, estar pendientes de los que peor la están pasando, cuando alguien va a un
ámbito de vida y tiene presente a los que peor la están pasando, a los más desfavorecidos,
es un líder que sabe estar detrás, que sabe acoger los ritmos de cada uno, que no deja a
nadie atrás ni genera esa cultura de descarte ni de la marginación.

Si ahora unimos esta triple lógica, con las imágenes y las actitudes que generan, puede
darse un perfil que vale la pena ejercer la vida y da sentido a todo lo que hacemos,
decimos y realizamos en un líder integral y creativo, en sus proyectos que nacen en la
lógica del don, que nacen de la lógica de la alteridad para afrontar problemas y que se in-
troducen y se vinculan a una misión en la historia, en la sociedad, en la cultura, en la vida.

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CEUPE
Centro Europeo de Postgrado

Web
www.ceupe.com

E-mail
info@ceupe.com

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