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CENTRO SUPERIOR DE ESTUDIOS TEOLÓGICOS

SAN PABLO
DIÓCESIS DE MÁLAGA
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Adviento, Navidad
y Epifanía
ANTONIO DEL RÍO MENA

TRATADO GENERAL DE LOS SACRAMENTOS Y


LITURGIA FUNDAMENTAL
Profesor: Alejandro Pérez Verdugo
13/04/2021
ADVIENTO, NAVIDAD Y EPIFANÍA

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ADVIENTO, NAVIDAD Y EPIFANÍA

1. BREVE HISTORIA Y SIGNIFICADO DEL TIEMPO

El tiempo del Adviento son los días en los que la Iglesia se prepara
durante cuatro semanas para vivir un doble momento, por un lado, el nacimiento
y manifestación de Cristo en el mundo, que se celebra el 25 de diciembre y el 6
de enero respectivamente, y por otro lado, su última venida gloriosa.
Se encuentra al inicio de todo ciclo del año litúrgico, por ello aparece al inicio del
misal y de la liturgia de las horas, porque en la Iglesia todo comienza con la
venida de Cristo y se usa el color violeta durante este tiempo.
Del latín adventus, venida o llegada, en principio se utilizaba para
significar, no tanto para el nacimiento de Jesús, sino para su segunda venida a la
tierra, es decir, la parusía. Por eso encontramos en la liturgia de este tiempo las
perícopas evangélicas del fin del mundo, el juicio universal y la llamada a la
penitencia de Juan el Bautista.
Sin lugar a dudas, la festividad del nacimiento de Cristo se inicia en una
fecha posterior al de su pasión, muerte y resurrección, aunque para finales del
siglo II ya se discutía sobre la fecha de su nacimiento. El testimonio más antiguo
del que tenemos constancia de la fiesta del 25 de diciembre, lo tenemos en el
Depositio martyrum del calendario filocálico, un manuscrito ilustrado romano del
siglo IV que consiste en una colección de documentos cronológicos e históricos.
La hipótesis más extendida sobre por qué la Iglesia celebra el nacimiento
de Cristo el 25 de diciembre, es porque esa fecha refiere al solsticio de invierno,
que en la era romana celebraban como el nacimiento del dios solar, el sol
invictus. Algunas citas del mismo Señor en los Evangelios parecen ir en esta
dirección: «Yo soy la luz del mundo» (Jn8,12). Parece ser que esto y su
simbología de Cristo como sol, asentó la costumbre de ver en la salida del sol el
advenimiento de Cristo y de manera popular quedó insertada en la tradición
eclesial.
Otras hipótesis intentaron buscar la fecha a partir del día de su muerte, pero como
tampoco se sabía, basándose en los datos evangélicos se llegó a multitud de
posibilidades y ninguna lo suficientemente sólida.
William J. Tighe, profesor de Historia de la Universidad de Muhlenberg, publicó
en diciembre de 2003 un análisis sobre el origen de la fecha de la Navidad
cristiana en el 25 de diciembre, afirmando: «Los orígenes paganos de la Navidad

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son un mito sin fundamento histórico»1 basándose en que la fecha de la


Encarnación del Señor se estableció el 25 de marzo unos años antes de que se
fijara la fiesta romana del sol invictus, por lo que deduce que 9 meses después se
celebraría el nacimiento de Jesús.
Volviendo al Adviento, es un tiempo que tiene su origen en la liturgia de
las iglesias francesas del siglo V, cuando aparece una preparación de tres
semanas para la fiesta del nacimiento de Cristo con ayuno y penitencia, cosa que
cambia en la liturgia romana posteriormente, incorporándose la alegría a pesar
del color violeta utilizado durante este tiempo.
El Adviento es la fiesta del que ha de venir, es un tiempo en el que se nos aviva a
los creyentes en la espera del Señor. En la misa y en el templo todo se vuelve un
poco más sobrio en señal de esa espera. Es un tiempo corto pero muy profundo
en el que revivimos el nacimiento de Jesucristo, Dios encarnado, envuelto de
frágil y débil humanidad por medio de María por gracia del Espíritu Santo, para
vivir con nosotros, redimirnos de nuestros pecados y acompañarnos en el camino
hacia la meta a la que todos estamos llamados en Dios.
Con la Epifanía, el 6 de enero, vamos viendo que la Navidad es solo el
principio, ya que hacerse hombre sin más no era suficiente para redimirnos, por
lo que la espera, que apunta ahora a la pasión y resurrección, continúa viéndose
reflejada en la liturgia. La Epifanía es la plenitud de la Navidad, una solemnidad
que llegó a Occidente desde los cristianos de Oriente, dónde, más que celebrar el
hecho histórico del nacimiento de Cristo, celebran el misterio divino de la
aparición del Verbo de Dios en la tierra.
La fiesta de Epifanía incluye tres momentos de la vida de Jesús que le
manifiestan al mundo como Dios y como Rey: la adoración de los magos al
Niño, el bautismo de Jesús en el Jordán (este es mi hijo el amado - Hijo divino) y
las bodas de Caná (poder divino - convertir agua en vino). La estrella también es
signo de esto en Oriente.
«La imagen que domina el tiempo de Epifanía es la de Cristo glorificado y
triunfante.»2

1
Tighe, W.J.; «Calculating Christmas», Touchstone (Diciembre 2003)
https://www.touchstonemag.com/archives/article.php?id=16-10-012-v (08.04.2021)
2
LÖHR, E., El año litúrgico. El misterio de Cristo en el año eclesiástico, Madrid 19652
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2. ESTRUCTURA DE ESTE TIEMPO LITÚRGICO

El año litúrgico finaliza con la solemnidad de Cristo Rey, por lo que el


Domingo inmediatamente posterior es el primer Domingo de Adviento, dando
inicio a un nuevo año litúrgico.
Este tiempo se encuentra estructurado en cuatro semanas de Adviento,
los cuales podemos verlos en dos bloques: uno primero con un marcado sentido
escatológico, es decir, mirando hacia la próxima venida de Cristo al final de los
tiempos. Se lee a Isaías y se contempla la figura de Juan el Bautista como
precursor del Señor. Se nos invita a estar atentos, vigilar y velar, porque nadie
sabe el día ni la hora de su vuelta.
Por otro lado, próximos al día de la Navidad, se prepara más explícitamente su
nacimiento contemplando la persona de María de Nazaret, su madre. También
vemos lecturas del Antiguo Testamento con sentido profético que señalan a
Cristo.
Aunque todo este tiempo litúrgico tiene un tono de cierta austeridad,
recogimiento y penitencia, el tercer domingo de Adviento marca una excepción,
es el llamado Domingo de la alegría o gaudete, dónde el color morado pasa al
rosa, más alegre, para recordar que la venida de Cristo a nuestro mundo es un
momento de máxima alegría, el Mesías redentor viene a salvarnos, cumpliendo
todas las promesas del Antiguo Testamento, disipando toda tiniebla de este
mundo.
Tras el cuarto Domingo de Adviento, el día 25 se celebra la Navidad,
siendo la llamada «Misa del gallo» la más tradicional, la cual se celebra en la
medianoche del 24 al 25 de Diciembre, es la noche que nuestro Salvador nació en
Belén.
A continuación se celebran ocho días que prolongan la Navidad hasta el
día 1 de enero que se celebra a Santa María Madre de Dios, estos días son
llamados la octava de Navidad. En estos días se incluye la fiesta de la Sagrada
Familia.
Hasta el 6 de enero, día de la Epifanía, encontramos varios días de feria, y
este tiempo finaliza el primer Domingo después de la Epifanía, que celebramos el
Bautismo del Señor.

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3. TEOLOGÍA DE ESE TIEMPO

Cuando la Iglesia celebra el Adviento actualiza la espera de la venida del


Mesías, participando en la preparación de su venida primera y renovando el ardor
por su segunda venida.
El Señor nació en Belén, una aldea insignificante, en un lugar para
animales porque nadie quiso recibirle, en una familia sencilla y tuvo por testigos
primeros a unos pastores. En esa pobreza y con en esa humildad quiso
manifestarse la gloria de Dios, señalando así, una vez más su predilección por los
más pobres, desprendido de todas las comodidades y expuesto a las duras
condiciones y peligros que entrañaba esa circunstancia. Eligió lo más bajo, todo
un Dios envuelto en pañales, débil y frágil, a expensas de los cuidados de sus
padres, María y José. Es toda una lección para la humanidad, contra todo exceso
y materialismo, la sencillez y la confianza abandonada en los cuidados de la
providencia.
El Catecismo nº526 nos dice que “hacerse niño” respecto a Dios es
condición para entra en su Reino. Ese abajamiento es el misterio de la Navidad,
que se hace en nosotros cuando Cristo “toma forma” en nosotros, es decir, Dios,
creador del hombre, tomando cuerpo y alma de hombre, nacido de la Virgen sin
medio de varón, nos da parte en su divinidad.
Cristo se hizo plenamente humano, sin dejar ser plenamente divino,
sometiéndose a la ley desde un primer momento (por ejemplo con la
circuncisión) y participando de los cultos que celebraban su pueblo durante toda
su vida. Por lo que, a pesar de su divinidad, no hizo alarde de ello, sino que vivió
como uno más.
Con la Epifanía se manifiesta al Cristo como Mesías, el Hijo de Dios que
salvará el mundo, el Redentor. Es uno de los motivos fundamentales por los que
el Verbo se hizo carne, porque nuestra naturaleza herida necesitaba ser sanada.
También para que conociésemos el amor de Dios, para ser nuestro modelo de
santidad y para hacernos partícipes de su divinidad.
Unido íntimamente al misterio de la Navidad se encuentra el misterio de la
Encarnación, llevado a cabo gracias a la obediencia de una sencilla y humilde
joven llamada María. Invitada por el arcángel san Gabriel a llevar en su seno al
mismo Señor, por lo que ella fue una de las piezas claves del plan salvífico de
Dios. Fue tomada por el Espíritu Santo que santificó su seno y la fecundó para
que concibiera al Hijo de Dios

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4. TRES ORACIONES COLECTAS DE ESE TIEMPO

 Oración colecta 1: Lunes de la I semana de Adviento


Concédenos, Señor Dios nuestro, esperar vigilantes la venida de Cristo, tu Hijo,
para que, cuando llegue y llame a la puerta, nos encuentre velando en oración y
cantando con alegría sus alabanzas. Por nuestro Señor Jesucristo.

Esta oración, que se encuentra al inicio del Adviento, recoge el sentido


escatológico de este tiempo litúrgico, dónde se nos llama a estar pendientes,
vigilando y en oración, por la próxima venida del Señor en el final de los
tiempos, para que no nos sorprenda y nos encuentre desprevenidos. Ese
recibimiento debe ser alegre, con alabanzas, puesto que será el final del plan
salvífico de Dios, cuando su Reino quedará instaurado definitivamente y ya no
habrá más dolor, ni pecado, ni sufrimiento, un momento de mucha alegría de
vernos juntos al Padre que nos ama y nos creó y vivir en su amor por la
eternidad.

 Oración colecta 2: 25 Diciembre Natividad del Señor


Oh, Dios, que cada año nos alegras con la esperanza de nuestra redención,
concede a quienes acogemos gozosos a tu Unigénito, Jesucristo Señor nuestro,
como Redentor poder contemplarte sin temor cuando venga también como Juez.
Él, que vive y reina contigo.

La oración comienza señalando el valor de la actualización del hecho de


que el Señor se hizo hombre y vino al mundo para salvarnos, «...devolviendo a
todos los hombres, la descendencia de Adán, la semejanza divina deformada en
el primer pecado...» (Gaudium et spes 22) gracias a que asumió nuestra
naturaleza humana y nos elevó hasta su divinidad. La oración también pide
gracias para el momento final, reconociendo su vuelta a nuestro mundo para
juzgarnos tal y como reza el Credo, «ha de venir a juzgar a vivos y muertos».

 Oración colecta 3: 6 Enero Epifanía del Señor


Te rogamos, Señor, que el esplendor de tu majestad ilumine nuestros corazones,
para que podamos atravesar las tinieblas de este mundo y lleguemos a la patria
de la claridad eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

En esta oración vemos señalada la realeza del Señor, que es el sentido de


la Epifanía, contemplar la manifestación de Dios en Jesucristo como Rey y

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Mesías. Como es habitual, desde la mirada escatológica, se pide que actúe en


nosotros para ayudarnos a pasar de este mundo, comparado con las tinieblas, a su
Reino, comparado con un mundo de luz perpetua, reconociéndonos así como
incapaces y necesitados de su gracia para lograrlo.

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5. CONCLUSIÓN

El tiempo litúrgico del Adviento da nombre a las cuatro semanas previas


de la Navidad, días en los que nos preparamos para actualizar, desde la esperanza
y el arrepentimiento, uno de los momentos más importantes de nuestra fe, el
nacimiento del Verbo hecho carne, en María, la Virgen, nacido en Belén, como
cumplimiento de las muchas promesas a tantas generaciones, de la venida de
Dios mismo para reconciliarnos con Él por su amor y hacernos partícipes de su
divinidad al asumir nuestra naturaleza humana. Para vivir el presente desde la
alegría de sabernos salvados y amados por Dios y desde la expectativa futura de
su vuelta con gloria que nos traerá la vida eterna en su Reino. Perspectiva real y
mesiánica vivida en la Epifanía.

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6. BIBLIOGRAFÍA

- Catecismo de la Iglesia Católica, Librería Editrice Vaticana, textos de


www.vatican.va 19972
- CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA, Misal Romano, Libros Litúrgicos, Madrid
2016.
- RUIZ BUENO, D., El año litúrgico, BAC Madrid 1965; orig. alemán Das
Liturgische Jahr, Pascher, J., Max Hueber München.

- LÖHR, E., El año litúrgico. El misterio de Cristo en el año eclesiástico,


Ediciones Guadarrama Madrid 19652; orig. alemán Das Herrenjahr. Das
Mysterium Christi im Jahreskreis der Kirche, Friedrich Pustet, Regensburg.

- Righetti, M., Historia de la liturgia, BAC, Madrid 1955.

- https://www.touchstonemag.com/archives/article.php?id=16-10-012-v

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7. ÍNDICE

1. Breve historia y significado del tiempo.............................................3


2. Estructura de este tiempo litúrgico....................................................5
3. Teología de ese tiempo......................................................................6
4. Tres oraciones colectas de ese tiempo...............................................7
5. Conclusiones......................................................................................9
6. Bibliografía........................................................................................10
7.Índice..................................................................................................11

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