Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ÍNDICE
1.1 EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO ...............................................10
1.1.1 ¿QUIÉN ES EL ANCIANO? ..................................................................10
1.1.2 TEORÍAS DEL ENVEJECIMIENTO ......................................................10
1.1.3 ENVEJECIMIENTO BIOLÓGICO .........................................................11
1.1.4 ENVEJECIMIENTO PSICOLÓGICO ....................................................12
1.1.5 CONDUCTA SOCIAL DEL ANCIANO .................................................12
8
1.6 CONFIDENCIALIDAD A LA HORA DE MANEJAR INFORMACIÓN
PERSONAL Y MÉDICA. RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LA
PERSONA DEPENDIENTE.........................................................................33
1.6.1 ¿QUÉ ES LA CONFIDENCIALIDAD? ..................................................33
1.6.2 MANEJO DE LA INFORMACIÓN SOCIO-SANITARIA EN
PERSONAS CON NECESIDADES ESPECIALES .............................34
1.6.3 RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS
DEPENDIENTES ....................................................................................35
9
1.1 EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO
1.1.1 ¿QUIÉN ES EL ANCIANO?
2. Edad fisiológica = Edad funcional: nos señala el riesgo de patología. Se relaciona con la
calidad de vida del anciano y de su funcionalidad (problemas de salud, movilidad...)
4. Edad social: nos indica el rol que posee el anciano socialmente, ya que a los 65 años deja
de trabajar, y se encuentra con una gran cantidad de tiempo libre.
• Teoría del desgaste de los órganos: envejecimiento como consecuencia del desgaste
de los órganos.
b) Teorías biológicas:
Teorías Orgánicas:
10
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
• Teoría de los radicales libres: los radicales libres que se van generando en las
reacciones metabólicas, principalmente en las reacciones de oxidación - reducción, son
altamente contaminantes y su acumulación es la causa de que se produzca el
envejecimiento.
c) Teorías genéticas:
11
b) Discapacidades:
Todos estos conceptos son algo arbitrarios porque por ejemplo existen muchos
jóvenes que llaman a sus padres “viejos” sin intención alguna de menoscabar su condición, ya
que lo usan como un apelativo cariñoso. Por todo ello parece más apropiado utilizar la
expresión de persona mayor que es correcta y sin connotaciones negativas.
12
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Distorsiona la concepción del tiempo: los días, las semanas y los años parecen transcurrir
con mucha rapidez.
Le falla la memoria, pero conserva la memoria de largo plazo por lo que le gusta evocar
tiempos pasados (las batallitas de los abuelos).
Labilidad emocional y afectiva: es muy sensible, con pequeños motivos entristece o llora.
Los factores fundamentales para preservar una buena salud son: medio
ambiente sano, hábitos y estilos de vida saludables, factores hereditarios y un
sistema sanitario eficaz y de fácil accesibilidad.
13
ENFERMEDAD: cuando alguna parte del organismo se altera y deja de realizar
correctamente su función, se produce un trastorno al que llamamos
enfermedad. El estado o proceso de enfermedad puede provocarse por
diversos factores, tanto intrínsecos como extrínsecos al organismo enfermo:
estos factores se denominan noxas (del griego nósos: «enfermedad», «afección
de la salud»).
14
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
15
1.2.4 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES
Por la frecuencia:
• Esporádicas: solamente se producen algunos casos en la población (derrames
cerebrales).
• Endémicas: exclusivas de una región concreta, donde se registran casos de manera
habitual (paludismo en zonas tropicales).
• Epidémicas: afectan a gran número de personas en un período corto de tiempo. Si la
epidemia afecta a muchos países, o incluso a todo el planeta, se denomina pandemia.
Por su origen:
• Infecciosas: causadas por microorganismos patógenos.
• No infecciosas: no son provocadas por microorganismos.
Gravedad y duración
Intervención quirúrgica o no
Tiempo de permanencia en cama
Cuidados recibidos
Edad, condiciones físicas y estado de ánimo
16
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Las AVD que se pueden utilizar para medir la dependencia pueden ser las establecidas
por el INE (Instituto Nacional de Estadística) en la Encuesta de Discapacidades, Deficiencias y
Estado de Salud (EDDES) de 1999, que son las siguientes:
17
Las ocho primeras son denominadas actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y las
restantes actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD).
Primer Grado o dependencia moderada: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, (por ejemplo, para
comer y beber, controlar la micción o la defecación, lavarse, vestirse...), o necesitan ayuda
intermitente o limitada para mantener la autonomía personal.
Segundo Grado o dependencia severa: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requieren el
apoyo permanente de un cuidador, o necesitan mucha ayuda para mantener la autonomía
personal.
Tercer Grado o gran dependencia: personas que necesitan ayuda para realizar varias
actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de
autonomía, necesitan el apoyo indispensable y continuo de otra persona, o bien tienen
necesidad de ayuda total para mantener la autonomía personal.
18
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
NIVEL CONTENIDOS
Deficiencias intelectuales
Otras deficiencias psicológicas
Deficiencias del lenguaje
Deficiencias del órgano de la audición
19
Discapacidades de la conducta
Discapacidades de la comunicación
Discapacidades del cuidado personal
Discapacidades de la locomoción
DISCAPACIDADES
Discapacidades de la disposición del cuerpo
Discapacidades de la destreza
Discapacidades de situación
Discapacidades de una determinada aptitud
Minusvalía de orientación
Minusvalía de independencia física
Minusvalía de movilidad
20
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
21
Las causas de la discapacidad física pueden ser:
Las lesiones pueden ser muy variadas y pueden afectar a diferentes partes del cuerpo:
columna vertebral, miembros superiores (M.M.S.S.), miembros inferiores (M.M.I.I.),
trastornos orgánicos, lesiones endocrino-metabólicas (diabetes, hipotiroidismo, etc.),
lesiones digestivas (hepatitis, enfermedad de Crohn, etc.), lesiones del aparato
respiratorio (asma, alergias respiratorias, etc.), lesiones dermatológicas (psoriasis,
secuelas de quemaduras, etc.), lesiones del aparato genital (mastectomías), lesiones
renales o del aparato urinario, lesiones del aparato circulatorio (enfermedades
cardiovasculares, varices, etc.), lesiones del sistema inmunológico (V.I.H., leucemia,
etc.), etc.
Necesidades ante la discapacidad física: los principales problemas que puede
generar la discapacidad motriz son varios, entre ellos podemos mencionar: movimientos
incontrolados, dificultades de coordinación, alcance limitado, fuerza reducida, habla
inteligible, dificultad con la motricidad fina y gruesa y mala accesibilidad al medio físico.
Las personas con discapacidad física enfrentan una serie de dificultades propias de su
deficiencia para desenvolverse en la vida cotidiana y social que son agravadas por
situaciones del entorno social, cultural y ambiental. Los niveles o grados de dificultad
que presenta la persona para la ejecución de las diversas acciones van desde:
22
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
23
Las etiologías también pueden ser genéticas, congénitas o
adquiridas: tumores, traumatismos, enfermedades
infecciosas, etc.
Necesidades ante la discapacidad sensorial: en función del
tipo de discapacidad, las necesidades varían, pudiendo
afectar en mayor o menor medida a sus AVD. Existen ayudas
externas (audífonos) que en los casos de hipoacusia suplen
este déficit sensorial. Para otras deficiencias, como la pérdida
de visión, también existen ayudas técnicas que facilitan la
integración de estos individuos en la sociedad.
Cada componente puede ser expresado tanto en términos positivos como negativos.
Asimismo, cada uno de ellos contiene varios dominios y en cada dominio hay categorías
que son las unidades de clasificación.
• Las funciones corporales son las funciones fisiológicas de los sistemas corporales:
comer, dormir, respirar, etc. Incluye las funciones psicológicas.
• Las estructuras corporales son las partes anatómicas del cuerpo: órganos,
extremidades y componentes. Las deficiencias constituyen problemas en las funciones
o estructuras corporales (por ejemplo: una pérdida).
25
• La actividad es la realización de una tarea o acción por una persona; participación, el
acto de implicarse en una situación vital. Las limitaciones en la actividad son las
dificultades que una persona puede tener en el desempeño o en la realización de dichas
actividades.
• Las restricciones en la participación son los problemas que una persona puede
experimentar al implicarse en situaciones vitales. Por ejemplo, una persona que tiene
una aprensión extrema que le impide intervenir en el salvamento de una persona.
• Los factores contextuales incluyen los factores ambientales y los factores personales.
Los factores ambientales constituyen el entorno inmediato y social. Por ejemplo,
alergias a ácaros, polen, etc.; y los factores personales incluyen las características de la
persona y estilos de vida. Por ejemplo, las creencias religiosas.
Condición de Salud
(Trastorno /Enfermedad)
Factores Factores
Ambientales Personales
26
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Entre las causas más frecuentes que podemos encontrar en las diferentes
discapacidades son destacables las siguientes:
a) Neonatalidad
• Transmisión congénita
• Sufrimiento fetal
• Problemas en el parto
b) Enfermedad
• Producida por causas internas (Naturaleza endógena)
• Producida por causas externas (Naturalez exógena)
c) Accidente
• Doméstico
• Vial
• Laboral
• Otras causas
d) Geriatría
• Envejecimiento natural
• Agravamiento del envejecimiento
• Autonomía
• Elección y autodeterminación
• Participación y responsabilidad
• Solidaridad
Así, la calidad de vida para los discapacitados conlleva tener capacidad para decidir
sobre su vida, tener oportunidades en la misma medida que el resto de las personas,
capacidad de elegir, posibilidad de tener un trabajo, participar de la vida social, etc.
27
autodeterminación como el proceso por el que la acción de una persona es el principal
agente causal de su vida y de las decisiones y elecciones que realice, libre de influencias e
inferencias externas no deseables. Es característico que la persona pone en juego las
habilidades y actitudes necesarias para ser el principal responsable de su vida.
Intervención Social a nivel familiar: las familias de los discapacitados tienen un papel
esencial en su educación e inclusión social. Se debe tener en cuenta y estudiar:
• Análisis de la relación familiar.
• Intervención en problemas emocionales derivados de la discapacidad de la persona.
• Grado de aceptación de la persona con discapacidad.
• Esperanzas de la familia en relación con la persona con discapacidad.
• Intervención social en situaciones de crisis.
• Gestión de las posibles ayudas a las que tanto la persona discapacitada como su familia
tienen derecho.
• Apoyo a las familias que por sus circunstancias no pueden encargarse del cuidado de la
persona discapacitada.
Los Principios Éticos son un conjunto de normas que debemos tener presentes, y que
van a orientar tanto la forma de actuar como el comportamiento de los cuidadores en la
compleja y delicada tarea de cuidar a alguien que lo necesita, mejorando la calidad asistencial
y teniendo la certeza de que se está obrando correctamente.
2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución
reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por España.
Los principios éticos generales que deben regir la labor profesional de la atención
socio-sanitaria en el domicilio de las personas dependientes son:
Principio de respeto a los Derechos Humanos: la actuación del trabajador/a estará siempre
dentro del marco de los derechos fundamentales enunciados en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la
Constitución Española.
Principio de respeto a las personas con necesidades especiales: este trabajador/a actuará
en interés de las personas con las que trabaja, reconociendo, respetando y facilitando su
autonomía y libertad, así como el derecho a una vida digna.
30
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Principio de la atención socio-sanitaria: este profesional en todas sus intervenciones con las
personas con necesidades especiales y con su entorno familiar, tratará de que mejoren su
calidad de vida, favoreciendo en todo momento la integración social en la comunidad a la que
pertenecen.
1.5.3 ACTITUDES
31
necesarios en la sociedad y que juegan un importante papel como ejemplos de vida y
experiencia. Debemos evitar los tópicos y estereotipos que nos conducen a tener actitudes
negativas y comportamientos en consecuencia.
Nos interesan las actitudes positivas que deben tener los trabajadores con las
personas y/o colectivos con necesidades especiales. Entre ellas podemos destacar:
Actitud de apertura: las dificultades se ven y se viven como problemas que hay que resolver
y no como amenazas, cerrando toda posibilidad de solución.
Actitud positiva ante la vida: convicción de que todo puede ir mejor si nosotros nos lo
proponemos.
Utilizar pensamientos constructivos, en vez de destructivos, por ejemplo “puedo”, “soy
capaz”, en vez de hablarnos en negativo.
Compromiso con el trabajo que se realiza: es el grado en el cual una persona se identifica
con su trabajo, participa activamente en él y considera que su desempeño es importante.
Satisfacción en el trabajo: como consecuencia del deber cumplido.
Compromiso con las personas con necesidades especiales y con su entorno:
preocuparse por ellas y por mejorar su calidad de vida.
Respeto consigo mismo y con su entorno.
Respeto por la intimidad de la persona a la que se atiende y por su entorno.
Naturalidad en el trato: no extremar las atenciones con las personas dependientes, ni
dejarlas abandonadas.
Flexibilidad: proponer y aceptar soluciones variadas y viables.
De escucha activa, entendiendo lo que oímos, vemos, percibimos.
Empatía, que es clave para comunicarnos y relacionarnos con los demás, ya que nos permite
entender puntos de vista diferentes al nuestro, colocándonos en el lugar de la otra persona.
Asertividad, que nos capacita para expresar de la manera más adecuada lo que queremos y
deseamos, exponiendo nuestros intereses y siendo tolerantes y respetuosos con los demás.
Valoración de la autonomía personal: se debe comprender las limitaciones que tiene, pero a
la vez potenciar y valorar su autonomía personal.
Relación afectiva: conseguir que se sientan queridos y respetados.
1.5.4 VALORES
En el contexto que nos ocupa, los valores son aquellas cualidades positivas
que tienen las personas, sus acciones y sus comportamientos que las hacen deseables o
32
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
estimables por ellas mismas y no en relación a otras cosas. Por ejemplo, si alguien tiene el
valor de la justicia social, la aplicará por convencimiento propio, no por adquirir poder social.
Están ligados a los individuos, a las circunstancias que los rodean, a los pueblos, a su
cultura y a su historia. Los aprendemos en el seno de la familia, en la escuela y en la sociedad.
Se inculcan desde la infancia, no los cuestionamos, pues forman parte de la esencia misma
del criterio y de la conciencia individual.
En nuestra sociedad podemos identificar valores que posibilitan una existencia más
justa y democrática.
Podemos mencionar varios valores como por ejemplo: el derecho y respeto a la vida,
la salud, la verdad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la justicia, la tolerancia, la bondad, la
belleza, el amor, la dignidad, la felicidad, la honradez, el trabajo, la riqueza, creencias
religiosas, poder, prestigio, etc.
33
Ha de contemplarse estrechamente ligado al concepto de intimidad, pues expresa la
obligación de preservar cierta información que afecta a la vida privada de los individuos dentro
de ciertos límites.
Todo profesional que acceda a información relativa a la salud de un usuario dentro del
ejercicio de sus funciones se encuentra con el deber de secreto profesional.
La información relativa tanto a la historia clínica como a la historia social engloba datos
sensibles y sujetos a dos leyes:
Esta Ley tiene por objeto garantizar y proteger todo lo que concierne al tratamiento de los
datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas
físicas y, especialmente, de su honor e intimidad personal y familiar. Independientemente
del soporte en el que se encuentren (papel, electrónico…).
Esta Ley tiene por objeto la regulación de los derechos y obligaciones de los pacientes,
usuarios y profesionales, así como de los centros y servicios sanitarios, públicos y privados
en materia de autonomía del paciente y de información y documentación clínica.
34
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Esta Ley también estipula que el titular del derecho a la información es el paciente. Y
también serán informadas las personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho,
en la medida que el paciente lo permita de manera expresa o tácita.
Esta encuesta investiga la percepción subjetiva que tienen las personas sobre sus
limitaciones, la causa de dichas limitaciones, su grado de severidad y las ayudas recibidas. Se
pregunta por su estado de salud, las prestaciones socioeconómicas relacionadas con la
discapacidad, la discriminación por motivos de discapacidad, accesibilidad, entorno social,
redes sociales y una serie de características sociodemográficas relevantes para el conjunto de
las personas con discapacidad. Además se investigan algunas características de los hogares y
de los centros.
35
La intimidad está fundamentada en nuestra Constitución (artículo 18.1) y también está
regulada en el ordenamiento jurídico interno: administrativo, civil, laboral, procesal y penal, así
como en el Derecho comunitario e internacional.
Tenemos que ver a las personas como seres humanos integrales que sienten, que
sufren, que desean, son el resultado de su historia biográfica, de su realidad sociocultural, de
su situación económica, en suma, de todo su entorno medioambiental.
Resulta, pues, una exigencia para los profesionales que se dedican a la atención
socio-sanitaria, que entiendan y atiendan a las personas como seres “bio-psico-sociales”,
36
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Esta atención integral se tiene que dirigir a mejorar la calidad de vida y bienestar de la
persona, partiendo del respeto pleno a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias
y contando con su participación efectiva.
Todos los agentes del proceso (planificadores, gestores, profesionales, personas con
discapacidad o mayores y familias) deben tener conocimiento y sentirse partícipes de los prin-
cipios y criterios que se proponen para sustentar el modelo de atención integral centrada en la
persona, que son los siguientes:
a) Autonomía y diversidad:
Hay que proponer una oferta diversificada de respuestas ante las necesidades, dando
diferentes posibilidades de elección para el ejercicio de la autonomía. Cuestiones como la
edad de la persona, su estilo de vida, sus redes de apoyo, su biografía, sus gustos y
preferencias, etc., han de ser tenidos en cuenta a la hora de realizar el plan personalizado de
atención y de diseñar los apoyos precisos para desarrollarlo. Así, por ejemplo, será necesario
conocer los gustos o preferencias de comidas, horarios de comida, aseo, visitas, arreglo
personal, etc.
37
sociales suficientes y acceder al pleno desarrollo de una vida personal gratificante y libremente
elegida (trabajo, vida de pareja, relaciones sociales, vivienda…). También quienes precisan
atención o cuidados de larga duración, incluyendo a sus familias cuidadoras, tienen derecho a
estar presentes y participar en la toma de decisiones que afecten al desarrollo de su vida. En
las intervenciones participarán tanto en la elaboración del plan personalizado de atención
como en su desarrollo y seguimiento.
Se debe planificar e intervenir para que tanto en los centros como en el domicilio se
incluyan elementos facilitadores que mejoren el funcionamiento y reduzcan la dependencia,
como por ejemplo eliminación de barreras en edificios y viviendas, ayudas técnicas,
productos de apoyo, domótica, teleasistencia y sus derivados, etc. También se deben
promover actitudes sociales que sean proactivas e integradoras y no estigmatizadoras o de
exclusión social.
c) Integralidad y globalidad:
Así, las actuaciones que se planifiquen tendrán que tener en cuenta el conjunto global
de necesidades de la persona, tanto las físicas y las psicológicas como las de relación social.
La globalidad también tiene que ser entendida desde el punto de vista de la intervención que
se hará desde una dimensión sistémica en la que deben interactuar los diversos agentes del
proceso: persona con discapacidad o mayor, familia, profesionales, ambiente físico y
psicológico y contexto comunitario.
Cada individuo es singular y concreto, esto es: único, diferente, con unas
características y peculiaridades que lo diferencian de los demás. Por ello la atención socio-
sanitaria que prestemos debe ser personalizada, valorando previamente las necesidades
personales, sus gustos, preferencias, estilo de vida, etc.
Los programas y servicios que se planifiquen deben diseñarse de manera que sean
funcionales y que tengan capacidad de adaptación a las necesidades específicas de cada
persona, teniendo en cuenta los cambios que se producen con el paso del tiempo.
38
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Deben promoverse iniciativas dirigidas a la propia sociedad con el fin de desterrar las
imágenes sociales negativas sobre las capacidades de las personas mayores o con
discapacidad y conseguir que las conozcan mejor y que se creen espacios para la interacción
con las mismas.
39
circunstancias de la persona dependiente, tendrá que ponerse en su lugar, haciendo la
relación realmente humana.
Hay que tomar conciencia de que tenemos que desarrollar todas las actitudes y
valores vistos hasta ahora (respeto, justicia social, dignidad, profesionalidad, atención,
responsabilidad, etc.), para humanizar los cuidados y la ayuda a las personas dependientes.
a) Escucha activa:
Oír es un acto involuntario que consiste en percibir los sonidos y escuchar es un acto
voluntario mediante el cual se presta atención a lo que se oye. Así podemos oír sin escuchar,
pero no podemos escuchar sin oír. Si queremos que la comunicación sea efectiva debemos
partir de la escucha activa, es decir poner atención, interés, intentar comprender las ideas,
pensamientos y sentimientos.
• Con un tono de voz suave, indicarle que le escuchas (Ah, ah; sí, me doy cuenta, etc.).
• Con expresión facial y gestos acogedores.
• Estableciendo contacto visual.
• Con una postura corporal receptiva, inclinando el cuerpo hacia delante en disposición de
escucha.
Hay una serie de elementos que dificultan la escucha activa y que, por tanto,
debemos evitar, entre ellos mencionaremos:
• Interrumpir a la persona que nos habla, para contarle nuestras historias o para no dar
importancia a lo que nos relata.
• Pensar en nuestras cosas o ensayar mentalmente lo que vamos a responder, sin haber
terminado de escuchar.
• Juzgar lo dicho, o al interlocutor (“eso no está bien”, “no deberías pensar eso”, “ya te lo
había dicho”, etc.)
• Tranquilizar por anticipado, no dejando que exprese sus sentimientos, diciéndole que “todo
está bien”, o “eso no es nada, no te preocupes”, etc.
• Anular o minimizar lo que nos dice con contraargumentos, por ejemplo si nos dice “hoy me
he levantado muy cansado y con un dolor aquí”, no debemos responder “si supieras cómo
estoy yo, me encuentro muy cansado y me duele todo, ya quisiera yo estar como tú”.
• “Síndrome del experto”, sabemos por anticipado lo que vamos a responderle sin
escucharlos o dejándolos a medias en sus argumentos.
40
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Análisis del lenguaje verbal y no verbal, preguntándonos qué nos quiere decir con sus
palabras, sus gestos, etc.
Retroalimentación del mensaje del usuario: parafraseando, es decir, repitiendo alguna frase
que contenga la idea esencial de lo que nos quiere transmitir el interlocutor; reformulando
con nuestras propias palabras las ideas de la conversación, por ejemplo “¿esto quiere decir
que…?”; animando a ampliar la información, por ejemplo “¿Y qué sucedió entonces?,
cuéntamelo con detalle”; expresar la percepción de los sentimientos o emociones, por
ejemplo: “Parece que te noto triste contándome…”
Dar respuesta al usuario partiendo de sus propias ideas, dándote tiempo antes de
responder.
b) Empatía:
La empatía es fundamental para entender a los demás ya que permite comprender los
problemas y entender los diferentes puntos de vista ante una misma situación, según la
perspectiva.
Una persona empática tiene más facilidad para escuchar activamente y por tanto
tendrá esa disposición a concentrase y a escuchar, no prejuzgar a la persona, analizando el
lenguaje verbal y no verbal y, por supuesto, podrá realizar esa retroalimentación
imprescindible en una buena comunicación.
41
c) Asertividad:
La conducta asertiva es la que permite a las personas expresar lo que piensan, sus
intereses, sus objetivos y sus sentimientos respetando siempre el derecho de los demás a
pensar o sentir diferente. Es la forma de comunicarnos más adecuada, puesto que consigue
manifestar nuestras convicciones y defender nuestros derechos sin usar la violencia verbal o
gestual ni someternos a la voluntad ajena.
Esta relación de ayuda debe centrar el interés del técnico de ayuda domiciliaria en la
persona dependiente y no en el problema o en la dificultad que tenga, el núcleo de
intervención es la propia persona y no el problema en sí. Esto implica que el profesional debe
proveer un clima para que la persona dependiente se sienta acogida con amabilidad,
respetada y reconocida en su derecho de autonomía.
Muchos son los autores que han tratado este tema (Cibanal, Arce, Edda Bustos)
siguiendo todos ellos la Teoría de H. Peplau de la relación de ayuda enfermera-paciente, la
cual podemos extrapolar a nuestra relación de ayuda entre el técnico de ayuda domiciliaria y el
usuario dependiente y su entorno, así hablamos de seis fases:
42
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
43
1.8.2 DIFICULTADES EN LA RELACIÓN DE AYUDA
Recelos y resistencias del usuario. Las personas dependientes pueden tener miedo a
confiar en el técnico de ayuda domiciliaria, miedo a abrirse, a contar sus preocupaciones y
temores, así como miedo a ser traicionadas. Pueden tener dificultad a la hora de ver los
problemas, o los ven muy grandes o los minimizan o no los ven, y de ahí puede surgir el
rechazo o resistencia a la ayuda.
44
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Otros riesgos psicológicos son la ansiedad y el estrés que supone estar al cuidado
de una persona dependiente. Si no hemos puesto el remedio necesario a nuestro quehacer
diario como profesionales, podemos llegar a padecer el síndrome de burn-out, lo que implica
que la situación de desgaste ha sido tan intensa que acabamos “quemados”, agotados física y
emocionalmente.
a) Ante todo tenemos que ser profesionales, la formación y cualificación van a ser
herramientas fundamentales en la prevención de riesgos psicológicos. Nos ayudará a
comprender la situación de esa relación de ayuda, a conocer los problemas, a saber cómo
afrontarlos, a organizarnos, a priorizar las tareas que haya que realizar y a implicar a la
persona dependiente en sus cuidados y necesidades. Debemos ser conscientes de
nuestras limitaciones, no somos Dios todopoderoso, que todo lo sabe y todo lo puede y,
por tanto, podemos y debemos solicitar información a otros profesionales y ser capaces de
pedir ayuda en caso necesario. Debemos recordar que no estamos solos, que tenemos que
trabajar en ese equipo multidisciplinar de atención socio-sanitaria.
b) La higiene de vida es fundamental para que el técnico se encuentre fuerte a física y
emocionalmente, y así poder ofrecer una ayuda socio-sanitaria en nivel óptimo y que le
distorsione lo menos posible en su vida diaria. Esta higiene de vida se traduce en:
• Dormir en cantidad y calidad suficiente. Nos ayuda a prepararnos para la siguiente
jornada, comenzado la misma sin cansancio acumulado.
• Ejercicio físico, pasear diariamente. Nos ayuda a mantenernos en forma, a fortalecer
musculatura y a liberar endorfinas, sintiéndonos mejor.
• Alimentación variada y equilibrada. Nuestro organismo, para estar al 100%, necesita de
todos los nutrientes y en las cantidades adecuadas.
• Higiene postural. Aprender a movilizar a la persona dependiente, a distribuir las cargas o
a sentarnos nos ayuda a prevenir dolores y fatiga muscular, que pueden repercutir en
nuestro estado psicológico de cansancio.
• Fijar tiempos de descanso. Para no hacer nada simplemente, para relajarse, para
desconectar, etc.
• Ocupar el tiempo de ocio. Con lo que te gusta y divierte, por ejemplo escuchar música,
leer, quedar con amigos para ir al cine, etc.
• Mantener las relaciones con el entorno. No debemos aislarnos de nuestros amigos y de
la familia.
• Actitud positiva ante la vida. Nos va a permitir controlar los pensamientos y/o
sentimientos negativos.
c) Establecer el límite entre la vida profesional y la personal, poniendo distancia física,
emocional y temporal. Mientras que estamos en horario de trabajo nos damos en cuerpo y
alma, estamos y rendimos al 100%, pero una vez que el tiempo de trabajo ha terminado,
45
nuestra atención tiene que girar en torno a nosotros mismos y a nuestra familia y amigos y
esto lo conseguimos mediante esa higiene de vida que comentábamos antes.
d) Poniendo límites a los cuidados, al gasto de tiempo y energía. Esto lo conseguiremos
analizando la situación, estableciendo qué tareas necesitan apoyo y cuáles no y en qué
medida. Hay que ser capaz de decir NO, por ejemplo ante una demanda de ayuda
exagerada o injustificada.
Es el proceso (físico, psíquico y social) que una persona experimenta a raíz de una
pérdida de alguien o algo querido. El duelo en sí no se puede considerar una enfermedad,
pero sí es una situación vital estresante que normalmente conlleva un desequilibrio emocional
en diferentes grados asociándose generalmente a la expresión de síntomas físicos, como por
ejemplo vacío en el estómago, sequedad de boca, hipersensibilidad al ruido, opresión en el
pecho, etc.
El duelo comienza normalmente con la pérdida del ser querido y se puede considerar
acabado, según Worden y Neimeyer, cuando la persona muestra capacidad de reorganizar su
vida a un nivel parecido al que siempre tuvo o de referirse al fallecido sin sentimientos de
extrema tristeza o ansiedad.
Duelo normal: sería el proceso o período de tiempo que una persona necesita
normalmente para restablecer su equilibrio.
46
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social
Fases del duelo: podemos hablar de una serie de fases del duelo por las que atraviesan los
dolientes, que no necesariamente siguen un orden lineal y riguroso, pues a menudo se tienen
regresiones en la elaboración del duelo. Estas fases son:
1. Shock. Esta fase suele producirse en los primeros momentos de la pérdida, se caracteriza
por un estado de perplejidad, no te lo crees, se niega la evidencia y está unida a un fuerte
dolor.
2. Reflexión. En esta fase hemos aceptado la realidad emocional de la pérdida y aparecen
sentimientos de miedo, ira, rabia, culpabilidad por no haberlo visto más, etc.
3. Desorganización del propio mundo. La muerte supone la desaparición de una persona
que cumplía unas funciones, sobre todo en el caso de padres o hijos de la persona
dependiente. El mundo sin la persona que se ha perdido deja de tener sentido, se
desestructura, se rompe la cadena de conducta asociada al difunto como las salidas
sociales, actividades de ocio o cuidado, que acaban sumiendo al dependiente en un estado
de tristeza y desinterés por todo lo que le rodea.
4. Superación. Su duración es variable, de meses a un año y en esta fase se establecen
nuevos patrones de conducta teniendo en cuenta la situación de la pérdida, se reconduce
la vida, reaparece la esperanza y se empieza a vivir pensando en el futuro no en el pasado.
Una persona no dependiente ante una muerte puede estar abatida o desesperada, la
persona dependiente también se puede sentir así y con la peculiaridad de que al ser
dependiente necesita más atención, más afecto, necesitan ser abrazados, no estar solos, ser
escuchados y, dependiendo de quién haya muerto, pueden llegar a sentirse como una carga o
incluso temer que desde ese momento no haya nadie que les cuide.
Primer nivel de intervención. Consiste en utilizar los conocimientos que se tienen de los
procesos de duelo para facilitar los mismos, o por lo menos no entorpecerlo. Este nivel
incluye:
Estos 11 principios pueden ser aplicados a los tres niveles de intervención y son:
La culpa con preguntas del tipo “¿y si…?”, aquí puede ser útil ayudar a que se pregunte
qué opciones reales había y por qué debería haber elegido una diferente.
5) Facilitar tiempo para el duelo. El duelo requiere tiempo, y no hay que presionar para
hacer cuanto antes y con urgencia las actividades que hacíamos antes de la pérdida.
6) Evitar formulismos. Hay que evitar formulismos como por ejemplo “hay que seguir
adelante”, “hay que ser fuerte”…, pues no suelen ser de utilidad, así que mejor callados o
verbalizar realmente lo que nos sucede como por ejemplo, “no sé qué decir”.
8) Permitir diferencias individuales. Cada cual vive el duelo a su modo y por ello no tiene
que ser anormal o patológico.
9) Ofrecer apoyo continuo. Los requerimientos de las personas en duelo son diferentes a lo
largo del proceso, por ello será útil que nuestra ayuda esté disponible durante todo el
proceso. Sobre todo en momentos que pueden originar una crisis como aniversario de
muerte, cumpleaños, primera Navidad…
11) Identificar patología y derivar. La persona que pretende ayudar a quien está
atravesando un proceso de duelo debe ser capaz de decidir cuándo sus propias
capacidades de ayuda han sido rebasadas por la situación. Por ejemplo, en los casos en
los que aparece sintomatología psicótica franca y prolongada en el tiempo, ideas de
suicidio incoercibles, o cuadros depresivos, habrá que derivar a un especialista.
50
PARA RECORDAR
Fases de la enfermedad:
51
FASE III: Contacto con Busca ayuda - Explicación síntomas y repercusiones
la asistencia sanitaria profesional para - Acepta tratamiento, y coopera
tratamiento - Se niega a colaborar
Dependencia: es el estado permanente en que se encuentran las personas que, por razones
derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de
autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras
personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso
de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su
autonomía personal.
• Primer Grado o dependencia moderada: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, (por ejemplo, para
comer y beber, controlar la micción o la defecación, lavarse, vestirse...), o necesitan ayuda
intermitente o limitada para mantener la autonomía personal.
• Segundo Grado o dependencia severa: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requieren el
apoyo permanente de un cuidador, o necesitan mucha ayuda para mantener la autonomía
personal.
52
• Tercer grado o gran dependencia: personas que necesitan ayuda para realizar varias
actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de
autonomía, necesitan el apoyo indispensable y continuo de otra persona, o bien tienen
necesidad de ayuda total para mantener la autonomía personal.
53
Discapacidad sensorial: incluye a quienes presentan trastornos relacionados con la vista, el
oído, el lenguaje y otros tipos de discapacidades relacionadas con disminución de algunos de
los sentidos, por ejemplo la hipoacusia que es la disminución en las sensaciones acústicas.
54
Intervención social ante personas discapacitadas
Las acciones de Intervención social han de ser dirigidas a varios niveles:
Intervención Social a nivel individual: se diagnostica, evalúa y sigue el caso. Se tramitan los
recursos relacionados con la autonomía, la participación y la integración en la vida social y
económica; para ello el trabajador social realiza las funciones de diagnóstico de la
problemática social, intervención social, seguimiento del caso y evaluación.
Intervención Social a nivel familiar: las familias de los discapacitados tienen un papel
esencial en su educación e inclusión social. Se debe tener en cuenta y estudiar:
• Análisis de la relación familiar.
• Intervención en problemas emocionales derivados de la discapacidad de la persona.
• Grado de aceptación de la persona con discapacidad.
• Esperanzas de la familia en relación a la persona con discapacidad.
• Intervención social en situaciones de crisis.
• Gestión de las posibles ayudas a las que, tanto la persona discapacitada como su
familia, tienen derecho.
• Apoyo a las familias que por sus circunstancias no pueden encargarse del cuidado de la
persona discapacitada.
Intervención Social a nivel comunitario. A nivel de la comunidad donde se encuentran los
discapacitados debemos:
• Detectar lo antes posible los casos.
• Fomentar la participación e integración social en el entorno del discapacitado.
• Promover y fomentar los programas y campañas dirigidas a la sensibilización de la
población.
• Promocionar la participación en dinámicas de grupos a los afectados por la misma
discapacidad.
• Buscar recursos para la realización de actividades de recreo y tiempo libre.
• Promocionar el voluntariado.
Los principios éticos generales que deben regir la labor profesional de la atención socio-
sanitaria en el domicilio de las personas dependientes son:
• Principio de respeto a los Derechos Humanos: la actuación del trabajador/a estará siempre
dentro del marco de los derechos fundamentales enunciados en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la
Constitución Española.
• Principio de respeto a las personas con necesidades especiales: este trabajador/a actuará en
interés de las personas con las que trata, reconociendo, respetando y facilitando su autonomía
y libertad, así como el derecho a una vida digna.
55
• El principio de profesionalidad: viene acreditado por las cualificaciones profesionales
adquiridas, bien por el título de formación profesional o por los certificados de
profesionalidad, que le cualifican para la detección de necesidades de atención que
presentan las personas dependientes y su entorno familiar: información, orientación,
organización, apoyo inter-relacional, psico-afectivo y emocional, atención a las
necesidades básicas de la vida diaria, ocio y tiempo libre.
• Principio de la atención socio-sanitaria: el cuidador tratará de mejorar la calidad de vida del
usuario, favoreciendo en todo momento la integración social en la comunidad a la que
pertenecen.
• Principio de la información responsable y de la confidencialidad: este trabajador/a guardará el
secreto profesional en relación con aquellas informaciones obtenidas, directa o
indirectamente, acerca de las personas a las que atiende.
• Principio de la participación comunitaria: este trabajador/a intentará que la comunidad en la
que se encuentra inmerso trabajando sea participativa, que busque y genere los recursos
necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas dependientes.
• Principio de complementariedad de funciones y coordinación: será consciente de que su
trabajo se complementa y recibe influencias de otros profesionales, por tanto deberá
trabajar en equipo, sumando esfuerzos y de manera coordinada, sin dar mensajes o actuar
de manera contradictoria.
56
• Empatía, que es clave para comunicarnos y relacionarnos con los demás, ya que nos permite
entender puntos de vista diferentes al nuestro, colocándonos en el lugar de la otra persona.
• Asertividad, que nos capacita para expresar de la manera más adecuada lo que queremos y
deseamos, exponiendo nuestros intereses y siendo tolerantes y respetuosos con los demás.
• Valoración de la autonomía personal: se deben comprender las limitaciones que tiene, pero a
la vez potenciar y valorar su autonomía personal.
• Relación afectiva: conseguir que se sientan queridos y respetados.
• Los valores son aquellas cualidades positivas que tienen las personas, sus acciones y sus
comportamientos, que las hacen deseables o estimables por ellas mismas y no en relación a
otras cosas. Son principios con los que las personas sienten un fuerte compromiso de
conciencia, y los emplean para juzgar lo adecuado de las conductas propias y ajenas.
Ejemplos: el derecho y respeto a la vida, la salud, la verdad, la libertad, la igualdad, la
solidaridad, la justicia, la tolerancia, la bondad, la belleza, el amor, la dignidad, la felicidad, la
honradez, el trabajo, la riqueza, creencias religiosas, poder, prestigio, etc.
57
Técnicas de humanización de la ayuda: están basadas en el desarrollo de todas las
actitudes y valores para humanizar los cuidados y la ayuda a las personas dependientes. La
principal ayuda es la comunicación y ha de incluir:
Escucha activa: poner atención, interés, intentar comprender las ideas, pensamientos y
58
• Desorganización del propio mundo
• Superación
Los principios de la intervención en el duelo que deben ser aplicados son:
• Ayudar al superviviente a tomar conciencia de la muerte.
• Ayudar al superviviente a identificar y expresar sentimientos.
• Ayudar al superviviente a que sea capaz de resolver sus problemas cotidianos.
• Favorecer la recolocación emocional de lo perdido.
• Facilitar tiempo para el duelo.
• Evitar formulismos.
• Interpretar la conducta normal como normal.
• Permitir diferencias individuales.
• Ofrecer apoyo continuo.
• Examinar defensas y estilo de afrontamiento para prevenir complicaciones. Identificar
patología y derivar.
Las estrategias de la intervención ante situaciones de duelo deben ser:
• Facilitar la expresión de los sentimientos y explorar sin emitir juicios.
• Tranquilizar.
• Reconstruir la relación.
• Esclarecer.
• Explorar los cambios de comportamiento.
Las técnicas de intervención más utilizadas son:
• Lenguaje evocador.
• La utilización de símbolos y objetos de vinculación.
• La reestructuración cognitiva.
59