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Unidad de Aprendizaje 1

LAS PERSONAS DEPENDIENTES:


CARACTERÍSTICAS Y NECESIDADES.
PRINCIPIOS ÉTICOS DE LA
INTERVENCIÓN SOCIAL.

ÍNDICE
1.1 EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO ...............................................10
1.1.1 ¿QUIÉN ES EL ANCIANO? ..................................................................10
1.1.2 TEORÍAS DEL ENVEJECIMIENTO ......................................................10
1.1.3 ENVEJECIMIENTO BIOLÓGICO .........................................................11
1.1.4 ENVEJECIMIENTO PSICOLÓGICO ....................................................12
1.1.5 CONDUCTA SOCIAL DEL ANCIANO .................................................12

1.2 LA ENFERMEDAD Y LA CONVALECENCIA .....................................13


1.2.1 DEFINICIÓN SALUD Y ENFERMEDAD ..............................................13
1.2.2 TERMINOLOGÍA ASOCIADA A LA ENFERMEDAD .........................14
1.2.3 FASES DE UNA ENFERMEDAD ..........................................................15
1.2.4 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES ....................................16
1.2.5 CONVALECENCIA: DEFINICIÓN, FACTORES Y TIPOS .................16

1.3 LA PERSONA DEPENDIENTE. LAS DISCAPACIDADES:


CONCEPTO, CLASIFICACIÓN Y ETIOLOGÍAS FRECUENTES.
CARACTERÍSTICAS Y NECESIDADES ...................................................17
1.3.1 DEFINICIÓN Y GRADOS DE DEPENDENCIA ...................................17
1.3.2 CONCEPTO DE DEFICIENCIA, DISCAPACIDAD Y MINUSVALÍA.18
1.3.3 CLASIFICACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LAS
DISCAPACIDADES................................................................................21
1.3.4 CAUSAS GENERALES DE LAS DISCAPACIDADES .......................27

1.4 CALIDAD DE VIDA, APOYO Y AUTODETERMINACIÓN DE LAS


PERSONAS CON DISCAPACIDAD...........................................................27

1.5 PRINCIPIOS ÉTICOS DE LA INTERVENCIÓN CON PERSONAS


DEPENDIENTES. ACTITUDES Y VALORES ...........................................29
1.5.1 DEFINICIÓN DE PRINCIPIOS ÉTICOS ..............................................29
1.5.2 PRINCIPIOS ÉTICOS GENERALES ....................................................30
1.5.3 ACTITUDES ............................................................................................31
1.5.4 VALORES ................................................................................................32

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1.6 CONFIDENCIALIDAD A LA HORA DE MANEJAR INFORMACIÓN
PERSONAL Y MÉDICA. RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LA
PERSONA DEPENDIENTE.........................................................................33
1.6.1 ¿QUÉ ES LA CONFIDENCIALIDAD? ..................................................33
1.6.2 MANEJO DE LA INFORMACIÓN SOCIO-SANITARIA EN
PERSONAS CON NECESIDADES ESPECIALES .............................34
1.6.3 RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS
DEPENDIENTES ....................................................................................35

1.7 ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS PERSONAS. TÉCNICAS DE


HUMANIZACIÓN DE LA AYUDA ..............................................................36
1.7.1 ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS PERSONAS ....................................36
1.7.2 PRINCIPIOS Y CRITERIOS DE LA ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS
PERSONAS ............................................................................................37
1.7.3 TÉCNICAS DE HUMANIZACIÓN DE LA AYUDA ..............................39

1.8 DINÁMICA DE LA RELACIÓN DE AYUDA: ADAPTACIÓN,


DIFICULTADES, LÍMITES Y PREVENCIÓN DE RIESGOS
PSICOLÓGICOS ..........................................................................................42
1.8.1 FASES DE LA RELACIÓN DE AYUDA ...............................................42
1.8.2 DIFICULTADES EN LA RELACIÓN DE AYUDA ................................44
1.8.3 RIESGOS PSICOLÓGICOS EN LA RELACIÓN DE AYUDA.
PREVENCIÓN ........................................................................................44

1.9 LA INTERVENCIÓN EN LAS SITUACIONES DE DUELO ................46


1.9.1 ¿QUÉ ES EL DUELO? ...........................................................................46
1.9.2 TIPOS Y FASES DEL DUELO ..............................................................46
1.9.3 INTERVENCIÓN EN LAS SITUACIONES DE DUELO. PRINCIPIOS
DE LA INTERVENCIÓN .........................................................................47
1.9.4 ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN. TÉCNICAS .............................49

PARA RECORDAR ......................................................................................51

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1.1 EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO
1.1.1 ¿QUIÉN ES EL ANCIANO?

Para delimitar la ancianidad podemos hacer referencia a cuatro conceptos de edad


que confluyen en la misma persona:

1. Edad cronológica: la del calendario.

2. Edad fisiológica = Edad funcional: nos señala el riesgo de patología. Se relaciona con la
calidad de vida del anciano y de su funcionalidad (problemas de salud, movilidad...)

3. Edad Psicológica: implica el estado cognitivo de la persona mayor, indicándonos la


manera de pensar del anciano. Los ancianos presentan una gran labilidad emocional, a
causa de un simple cambio en los hábitos de vida estos pueden presentar fácilmente un
estado de confusión.

4. Edad social: nos indica el rol que posee el anciano socialmente, ya que a los 65 años deja
de trabajar, y se encuentra con una gran cantidad de tiempo libre.

1.1.2 TEORÍAS DEL ENVEJECIMIENTO

ENVEJECIMIENTO: es una sucesión de modificaciones morfológicas,


fisiológicas, psicológicas y sociales, de carácter irreversible, que se presentan
antes de que las manifestaciones externas den al individuo aspecto de anciano.

Teorías del envejecimiento:

a) Teorías históricas: Son simples y lógicas, son las más antiguas.

• Teoría del desgaste de los órganos: envejecimiento como consecuencia del desgaste
de los órganos.

• Teoría de la auto-intoxicación: merma la capacidad de eliminación de los productos


de desecho, de manera que estos son responsables de la autointoxicación y causa de
envejecimiento.

b) Teorías biológicas:

Teorías Orgánicas:

• Teoría nerviosa del envejecimiento: se enunció a partir de la premisa de que las


células nerviosas no se renuevan, por lo que se ocasiona el envejecimiento de nuestro
organismo.

• Teoría autoinmune: se disminuye la respuesta inmune, quedando las células


desprotegidas, de tal forma, que pueden sufrir un envejecimiento prematuro.

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Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

• Teoría de los radicales libres: los radicales libres que se van generando en las
reacciones metabólicas, principalmente en las reacciones de oxidación - reducción, son
altamente contaminantes y su acumulación es la causa de que se produzca el
envejecimiento.

• Teoría del colágeno de Burgner: el colágeno de nuestras células, con el tiempo, va a


formar membranas celulares cada vez menos permeables, lo que dificulta la llegada de
nutrientes a las células y la eliminación de los desechos.

c) Teorías genéticas:

• Teoría de la programación genética: desde que nacemos tenemos una determinada


información genética, en la que está incluida la longevidad del organismo.

• Teoría mutacionista o de acumulación de errores: el ADN es el encargado de transmitir


información genética para que nazcan nuevas células. Si alteramos el ADN del individuo
la duplicación de las células sería anómala (por ejemplo en radiaciones ionizantes o con
citostáticos).

Ninguna de estas teorías son excluyentes las unas de las otras.

• Teoría psicológica: con la edad se producen cambios que conllevan a un declive


cognitivo (a partir de los 70 años) y que parece estar determinado por enfermedades
físicas. El declive debido al envejecimiento psicológico es mucho más limitado y afecta
principalmente a las tareas que hay que realizar con velocidad. Los factores sociales y
del medio también juegan un importante papel al animar o desanimar a las personas
mayores a mantener niveles elevados de funcionamiento mental.

1.1.3 ENVEJECIMIENTO BIOLÓGICO

Proceso fisiológico de degeneración de nuestro cuerpo a


consecuencia de factores ambientales y genéticos. No todos
envejecemos con la misma rapidez y, aunque el sistema nervioso
también se degenera paulatinamente, muchas personas conservan
prácticamente indemnes sus funciones motoras, sensitivas e
intelectuales hasta sus últimos días. Los problemas de salud del
anciano suelen ser de carácter crónico y degenerativo y están
asociados a sus procesos de envejecimiento psico-físico.

Trastornos físicos asociados al envejecimiento: se pueden dividir en:

a) Enfermedades: siendo frecuentes las afecciones cardiovasculares (cardiopatías,


arterioesclerosis, hipertensión, etc.) y tumorales (pulmón, mama, colon...) que constituyen
las principales causas de la muerte. Otras enfermedades frecuentes son: diabetes tipo II,
hiperlipemias, vasculopatías periféricas, infecciones respiratorias y urinarias, hipotiroidismo,
gota, obesidad y Parkinson.

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b) Discapacidades:

• Motoras: reumatismos (artrosis, osteoporosis) y fracturas (especialmente de cadera).

• Sensitivas: disminución de la capacidad visual y auditiva originando problemas de


comunicación, incomprensión y arrinconamiento.

• Intelectuales: siendo el déficit más frecuente la demencia de Alzheimer, o los estados


de confusión, acusados cuando se les separa de su entorno socio-familiar habitual,
como puede ser una hospitalización.

1.1.4 ENVEJECIMIENTO PSICOLÓGICO

Es importante relativizar el concepto de envejecimiento psicológico que según


Jiménez Herrero (1994), se define como la consecuencia de la acción del tiempo vivido y
percibido por el anciano sobre su personalidad.

La última etapa de la vida se designa con palabras y expresiones como: senectud,


vejez, ancianidad, tercera edad. Muchos de estos términos tienen connotaciones negativas
que pueden influir en la persona mayor.

Todos estos conceptos son algo arbitrarios porque por ejemplo existen muchos
jóvenes que llaman a sus padres “viejos” sin intención alguna de menoscabar su condición, ya
que lo usan como un apelativo cariñoso. Por todo ello parece más apropiado utilizar la
expresión de persona mayor que es correcta y sin connotaciones negativas.

En esta etapa la persona mayor se encuentra apartada de su vida laboral, comienza a


experimentar cambios físicos y dolencias originadas por la edad y que por ello puede hacerse
dependiente, y su vida social pasa a un segundo término, siendo menos activa que en
períodos anteriores.

En resumen, el anciano sufre tres tipos de crisis:

1. Crisis de su propia imagen e identidad: decadencia de su cuerpo, soledad,


enfermedades, etc.
2. Crisis de autonomía, se hace dependiente.
3. Crisis social, pues se retira de la participación social.

1.1.5 CONDUCTA SOCIAL DEL ANCIANO

La persona mayor vive bajo un cierto tono amenazante: la proximidad a la muerte,


pérdida de seres queridos, la pasividad de la jubilación, limitaciones psicofísicas... La lucha del
anciano contra la muerte es inconsciente y lo expresa mediante conductas de evitación: mayor
dedicación a los suyos, a los que reclama afecto y compañía, conservar lo que tiene (objetos,
abalorios, recuerdos, inmuebles, ahorros) y se vuelve reaccionario ante los cambios, anhela lo
permanente, lo de siempre.

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Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

Así, las características sociales más sobresalientes del anciano son:

 Distorsiona la concepción del tiempo: los días, las semanas y los años parecen transcurrir
con mucha rapidez.

 Se deterioran sus habilidades motoras.

 Se deterioran sus capacidades.

 Se siente vulnerable y frágil.

 Reclama continuas atenciones y cuidados.

 Reclama continuas atenciones y cuidados recordando los miedos y temores.

 Le falla la memoria, pero conserva la memoria de largo plazo por lo que le gusta evocar
tiempos pasados (las batallitas de los abuelos).

En la senectud, según Jiménez Herrero, se busca la adaptación a los conflictos de la


vida y se hace mediante conductas como:

 Comportamiento contradictorio: desea la soledad, pero a la vez la teme.

 Labilidad emocional y afectiva: es muy sensible, con pequeños motivos entristece o llora.

 Mayor demanda de afecto: necesita mayor atención afectiva.

 Machaconería: repite muchas veces las cosas.

 Quejoso: se queja excesivamente de aspectos de la vida poco importantes (comida,


tiempos pasados mejores).

 Irritabilidad, agresividad: para llamar la atención (cascarrabias).

 Toxicofilia: dependencia de medicamentos (tras padecer dolencias no abandona los


medicamentos que la corrigieron por miedo a volver a padecerla).

 Regresión de la libido: menor tendencia a disfrutar de las sensaciones eróticas.

1.2 LA ENFERMEDAD Y LA CONVALECENCIA


1.2.1 DEFINICIÓN SALUD Y ENFERMEDAD

SALUD: la Organización Mundial de la Salud (OMS) define el estado de salud


como el completo bienestar físico, mental y social, y no meramente la ausencia
de enfermedad.

Los factores fundamentales para preservar una buena salud son: medio
ambiente sano, hábitos y estilos de vida saludables, factores hereditarios y un
sistema sanitario eficaz y de fácil accesibilidad.

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ENFERMEDAD: cuando alguna parte del organismo se altera y deja de realizar
correctamente su función, se produce un trastorno al que llamamos
enfermedad. El estado o proceso de enfermedad puede provocarse por
diversos factores, tanto intrínsecos como extrínsecos al organismo enfermo:
estos factores se denominan noxas (del griego nósos: «enfermedad», «afección
de la salud»).

1.2.2 TERMINOLOGÍA ASOCIADA A LA ENFERMEDAD

En este apartado se definen varios términos estrechamente relacionados con la


enfermedad y su evolución:
 Anamnesis: parte del examen clínico que reúne todos los datos personales y familiares del
enfermo anteriores a la enfermedad.
 Etiología: causas posibles, probables o ciertas de una enfermedad.

 Patogenia: es la parte de la patología que estudia el origen y desarrollo de las


enfermedades.

 Epidemiología es una disciplina científica dedicada al estudio de los determinantes,


distribución, frecuencia, predicción y control de los factores vinculados a la salud y a la
enfermedad de las personas.

 Cuadro clínico, son las manifestaciones clínicas o “clínica” de la enfermedad y está


definido por la relación entre los signos y síntomas que se presentan en una determinada
enfermedad. Podemos distinguir:
• Síntomas: son la referencia subjetiva que da el enfermo sobre la propia percepción de
las manifestaciones de la enfermedad que padece. Por su carácter subjetivo, son
elementos muy variables, a veces poco fiables y no muy certeros; muchas veces, su
interpretación puede ser difícil. Aun así, su valor en el proceso diagnóstico es indudable.
El dolor es el principal síntoma que lleva al individuo a solicitar atención médica.
• Signos clínicos: son los indicios provenientes del examen o exploración psicofísica del
paciente. Se recogen de la biología del paciente a partir de la observación, el olfato, la
palpación, la percusión y la auscultación, además de la aplicación de ciertas maniobras.

 Pruebas complementarias: aportan información adicional mediante la aplicación de


diferentes técnicas, generalmente instrumentales. Ejemplos de pruebas complementarias
son: todas las técnicas de imagen (rayos X, tomografías, resonancia magnética, ecografías,
etc., electrocardiograma, espirometrías); analíticas (de sangre, de orina, de heces, etc.);
punciones (varias); test psicológicos; pruebas de esfuerzo físico, etc.

 Diagnóstico: es la adjudicación realizada por un facultativo de una enfermedad a una serie


de signos y síntomas clínicos. Se trata de escoger la posibilidad más adecuada en función
de los resultados de la historia clínica, la exploración física, las pruebas complementarias y,
a veces, el tratamiento.

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Principios éticos de la intervención social

 Evolución de una enfermedad: representa la evolución del proceso patológico, es la


secuencia o curso de acontecimientos biológicos desde el inicio hasta el desenlace de la
enfermedad (curación, cronicidad o muerte).

 Tratamiento: consiste en todas aquellas opciones ambientales, humanas, físicas,


químicas, entre otras, que contribuyen a la curación del paciente, de su proceso, o bien a la
atenuación de sus síntomas (tratamiento paliativo) para mejorar en lo posible su calidad de
vida.

 Pronóstico: es el vaticinio de la posible evolución de la enfermedad, en función de datos


estadísticos o tendencias que sufren los procesos patológicos. No siempre es posible
pronosticar la evolución de una enfermedad, con o sin tratamiento.

 Prevención: o profilaxis es la información concerniente a actuaciones que modifican la


probabilidad de enfermar, disminuyendo los riesgos. Comporta medidas orientadas a evitar
la enfermedad y a mejorar el estado de salud.

1.2.3 FASES DE UNA ENFERMEDAD

La experiencia de enfermedad (EE) es la vivencia de un proceso que implica cambios o


modificaciones que se dividen en cinco etapas:

1. Fase I, en la que se experimenta el síntoma.

2. Fase II, en la que se asume el papel de enfermo.

3. Fase III, en la que se toma contacto con el agente de salud.

4. Fase IV, en la que el enfermo se hace dependiente del servicio de salud.

5. Fase V, en la que tiene lugar la rehabilitación, recuperación o aceptación del estado de


enfermedad si es crónica.

ETAPAS DESCRIPCIÓN REACCIONES

FASE I: Aparición de La persona percibe los - Negación


síntomas síntomas - Autotratamiento
- Reconocimiento y aceptación de ayuda

FASE II: Aceptación del Comunicación - Aceptación


papel del enfermo personas más - Abandono actividades habituales
próximas

FASE III: Contacto con Busca ayuda - Explicación síntomas y repercusiones


la asistencia sanitaria profesional para - Acepta tratamiento, y coopera
tratamiento - Se niega a colaborar

FASE IV: Recuperación Los síntomas van - Incorporación a actividades habituales


y rehabilitación desapareciendo

FASE V: Si la Adaptación a un nuevo estilo de vida


enfermedad es crónica

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1.2.4 CLASIFICACIÓN DE LAS ENFERMEDADES

“En Medicina las enfermedades se agrupan según tengan similitudes anatómicas,


etiológicas o patogénicas. La clasificación más adecuada es la que aúna las tres
particularidades. No es, sin embargo, lo frecuente” (Farreras & Rozman)
Se puede clasificar atendiendo a distintos criterios:

 Rapidez con la que aparecen y por su duración


• Agudas: Se manifiestan rápidamente, pero son de corta duración (gripe).
• Crónicas: se desarrollan con lentitud y duran mucho tiempo, en ocasiones toda la vida
(artritis, diabetes tipo I).

 Por la frecuencia:
• Esporádicas: solamente se producen algunos casos en la población (derrames
cerebrales).
• Endémicas: exclusivas de una región concreta, donde se registran casos de manera
habitual (paludismo en zonas tropicales).
• Epidémicas: afectan a gran número de personas en un período corto de tiempo. Si la
epidemia afecta a muchos países, o incluso a todo el planeta, se denomina pandemia.

 Por su origen:
• Infecciosas: causadas por microorganismos patógenos.
• No infecciosas: no son provocadas por microorganismos.

1.2.5 CONVALECENCIA: DEFINICIÓN, FACTORES Y TIPOS

CONVALECENCIA: del latín, “convalecere”: recobrar fuerzas, es el período


más o menos prolongado que sucede a la terminación de una enfermedad y
durante el cual se restablece progresivamente el funcionamiento normal de los
diversos órganos y aparatos del organismo humano. La convalecencia no
termina hasta el restablecimiento completo de la salud.

Factores según duración y curso:

 Gravedad y duración
 Intervención quirúrgica o no
 Tiempo de permanencia en cama
 Cuidados recibidos
 Edad, condiciones físicas y estado de ánimo

El período de convalecencia es de vital importancia en los servicios de ayuda a


domicilio. En muchos casos esta convalecencia se realiza en el domicilio de la persona
afectada, por lo que el apoyo de los servicios domiciliarios en la atención a las necesidades
del usuario durante este período cobra una relevancia fundamental.

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Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

1.3 LA PERSONA DEPENDIENTE. LAS DISCAPACIDADES: CONCEPTO,


CLASIFICACIÓN Y ETIOLOGÍAS FRECUENTES. CARACTERÍSTICAS
Y NECESIDADES
1.3.1 DEFINICIÓN Y GRADOS DE DEPENDENCIA

DEPENDENCIA: es el estado permanente en que se encuentran las personas


que, por razones derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y
ligadas a la falta o a la pérdida de autonomía física, mental, intelectual o
sensorial, precisan de la atención de otra u otras personas o ayudas
importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso de
las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros
apoyos para su autonomía personal.

Desde el ámbito de la protección social se entiende por POBLACIÓN DEPENDIENTE


aquella que “vive de la protección de otro"; que está "necesitada de una especial protección”.
Este significado genérico, es insuficiente en el contexto de la protección social, en donde los
términos "dependencia" y "dependiente" hacen referencia a la necesidad de atención y
cuidados que precisan las personas que no pueden hacer por sí mismas las “actividades de la
vida diaria” (AVD).

Se han creado índices o escalas para valorar los diferentes aspectos de la


dependencia: aspectos físicos, aspectos mentales, dimensión social y dimensión económica.
(Estos índices o escalas se encuentran explicados en el apartado 6.- La observación y el
registro de la evolución funcional y el desarrollo de actividades de atención física. Técnicas e
instrumentos de observación, de la unidad 2)

Las AVD que se pueden utilizar para medir la dependencia pueden ser las establecidas
por el INE (Instituto Nacional de Estadística) en la Encuesta de Discapacidades, Deficiencias y
Estado de Salud (EDDES) de 1999, que son las siguientes:

1) Realizar cambios de las diversas posiciones del cuerpo y mantenerse.


2) Levantarse, acostarse, permanecer de pie o sentado.
3) Desplazarse dentro del hogar.
4) Deambular sin medio de transporte.
5) Asearse solo.
6) Controlar las necesidades e ir solo al servicio.
7) Vestirse, desvestirse y arreglarse.
8) Comer y beber.
9) Encargarse de las compras.
10) Encargarse de las comidas.
11) Encargarse de la limpieza y el planchado de la ropa.
12) Encargarse de la limpieza y mantenimiento de la casa.
13) Encargarse del bienestar de la familia.

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Las ocho primeras son denominadas actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y las
restantes actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD).

Podemos considerar a las personas dependientes a aquellas personas que, por


razones ligadas a la falta o pérdida de capacidad física, psíquica o intelectual, tienen necesidad
de una asistencia y/o ayuda importante, entendiéndose como tal la necesidad de ayuda de otra
persona para la realización de las actividades de la vida diaria.

Grados de dependencia: la legislación referente a personas dependientes en España


se centra en:

 Ley 39/2006 de 14 de diciembre de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las


personas en situación de dependencia. Esta Ley sienta las bases para construir el futuro
Sistema Nacional de Atención a la Dependencia, que financiará los servicios que necesitan
las personas dependientes, bien por sufrir una enfermedad o accidente invalidante o al
llegar a la vejez.

 Real Decreto 504/2007 de 20 de Abril por el que se aprueba el baremo de valoración de


dependencia establecido por la Ley 39/2006 de 14 de diciembre, de promoción de la
autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia. BOE nº 96 de
21/04/2007. Los organismos competentes de cada Comunidad Autónoma serán los
encargados de aplicar el baremo de medición oficial y común a todo el Estado. El grado de
dependencia sirve para repartir los recursos y prestaciones según las necesidades de cada
caso.

La Ley clasifica las situaciones de dependencia en tres grados:

 Primer Grado o dependencia moderada: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, (por ejemplo, para
comer y beber, controlar la micción o la defecación, lavarse, vestirse...), o necesitan ayuda
intermitente o limitada para mantener la autonomía personal.
 Segundo Grado o dependencia severa: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requieren el
apoyo permanente de un cuidador, o necesitan mucha ayuda para mantener la autonomía
personal.
 Tercer Grado o gran dependencia: personas que necesitan ayuda para realizar varias
actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de
autonomía, necesitan el apoyo indispensable y continuo de otra persona, o bien tienen
necesidad de ayuda total para mantener la autonomía personal.

1.3.2 CONCEPTO DE DEFICIENCIA, DISCAPACIDAD Y MINUSVALÍA

Utilizando la terminología propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en


1980, se pueden distinguir los términos deficiencia, discapacidad y minusvalía:

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Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

DEFICIENCIA: el término deficiencia (impairment) hace referencia a la


existencia de una alteración o anormalidad de una estructura anatómica que
condiciona la pérdida de una función, que puede ser tanto fisiológica como
psicológica.

DISCAPACIDAD: el concepto de discapacidad (disability) hace referencia a


cualquier restricción o falta de capacidad (aparecida como consecuencia de
una anomalía) para llevar a cabo una actividad determinada.

MINUSVALÍA: Finalmente, el término minusvalía (handicap) hace referencia a la


existencia de una barrera presente en el individuo, como consecuencia de una
deficiencia o una discapacidad, la cual limita o impide el desarrollo del rol que
sería esperable en ese individuo en función de su edad, sexo y situación social
y cultural.

A raíz de las tres definiciones anteriores, se determinan tres niveles:

a) Nivel DE (deficiencia), el cual sirve para hacer referencia a la pérdida o la anormalidad de


una estructura o función.
b) Nivel DI (discapacidad), que habla de la restricción o ausencia de la capacidad de realizar
alguna actividad en la forma que se suele considerar normal para un ser humano.
c) Nivel M (minusvalía), que hace referencia a la situación desventajosa que se crea para un
individuo determinado como consecuencia de una deficiencia o de una discapacidad,
desde el momento en que se ve limitado o impedido para el desempeño de un rol que
sería normal en su caso (teniendo en cuenta su edad, sexo y los factores sociales y
culturales que puedan concurrir).

En relación con estos tres niveles podemos determinar discapacidades según se


presenta en la siguiente tabla:

NIVEL CONTENIDOS
Deficiencias intelectuales
Otras deficiencias psicológicas
Deficiencias del lenguaje
Deficiencias del órgano de la audición

DEFICIENCIAS Deficiencias del órgano de la visión


Deficiencias viscerales
Deficiencias músculo - esqueléticas
Deficiencias desfiguradoras
Deficiencias generalizadas, sensitivas y otras

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Discapacidades de la conducta
Discapacidades de la comunicación
Discapacidades del cuidado personal
Discapacidades de la locomoción
DISCAPACIDADES
Discapacidades de la disposición del cuerpo
Discapacidades de la destreza
Discapacidades de situación
Discapacidades de una determinada aptitud
Minusvalía de orientación
Minusvalía de independencia física
Minusvalía de movilidad

MINUSVALÍAS Minusvalía ocupacional


Minusvalía de integración social
Minusvalía de autosuficiencia económica
Otras minusvalías

Como se puede observar, en el nivel DE de las deficiencias aparecen definidas en


unos casos por el órgano o sistema afectado (viscerales, músculo-esqueléticas...) por ejemplo
enfermedades del páncreas, patología renal avanzada, etc., en otros casos por la función
afectada (audición, visión...) por ejemplo déficit de audición (hipoacusia), sordera, ceguera,
cataratas y en otros casos por el resultado a nivel morfológico de la misma (desfiguradoras),
como las quemaduras, amputaciones, etc.

Igualmente, en el nivel DI, relativo a las discapacidades, funciones complejas (como


por ejemplo la conducta) aparecen al mismo nivel de funciones fisiológicas más simples (como
la locomoción o la disposición corporal). Se determina que:

 Discapacidades de la comunicación. Hacen referencia a la capacidad del sujeto para


generar y emitir mensajes, así como para recibir y comprender mensajes. Ejemplo:
tartamudez.
 Discapacidades de la conducta. Hacen referencia a la conciencia y capacidad de los
sujetos para conducirse, tanto en las actividades de la vida diaria como en la relación con
los otros, incluida la capacidad de aprender. Ejemplo: autismo.
 Discapacidades de la destreza. Hacen referencia a la destreza y habilidad de los
movimientos corporales, incluidas las habilidades manuales y la capacidad para regular los
mecanismos de control. Ejemplo: artrosis avanzada, enfermedad de Parkinson, etc.
 Discapacidades de la locomoción. Hacen referencia a la capacidad para llevar a cabo
actividades características asociadas con el movimiento de un lugar a otro, de sí mismo y
de los objetos. Ejemplo: paraplejia.
 Discapacidades de situación. Incluyen discapacidades de dependencia y resistencia,
ambientales y otras restricciones generalizadas. Ejemplo: claustrofobia.

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Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

 Discapacidades del cuidado personal. Hacen referencia a la capacidad para cuidarse en


lo concerniente a las actividades fisiológicas básicas, tales como la excreción y la
alimentación, el cuidado propio, la higiene y el vestido. Por ejemplo: incontinencia urinaria.

Finalmente, en el nivel M se observa también la coexistencia de fenómenos


estrictamente ligados al individuo (tales como la orientación o la movilidad) con fenómenos de
una clara naturaleza interaccional y psicosocial (como la capacidad ocupacional o la
integración social), denominándose:

 Minusvalía de independencia física. Minusvalía de la capacidad para llevar habitualmente


una existencia independiente efectiva.
 Minusvalía de integración social. Incapacidad para participar y mantener las relaciones
sociales usuales. Por ejemplo, el autismo.
 Minusvalía de la movilidad. Incapacidad para desplazarse de forma eficaz en su entorno.
 Minusvalía de orientación. Incapacidad para orientarse en relación con su entorno. Por
ejemplo, la demencia senil.
 Minusvalía ocupacional. Incapacidad para emplear el tiempo en la forma acostumbrada
teniendo en cuenta el sexo, edad y cultura. Por ejemplo una patología con bajo coeficiente
intelectual, como el Síndrome de Down.

1.3.3 CLASIFICACIÓN Y CARACTERÍSTICAS DE LAS DISCAPACIDADES

Las discapacidades se pueden clasificar en función de diferentes criterios:

A) Atendiendo a sus orígenes:


 NEONATALIDAD: transmisión congénita, sufrimiento fetal y problemas en el parto.
 ENFERMEDAD: naturaleza endógena (producida por causas internas) y naturaleza
exógena (producidas por causas externas).
 ACCIDENTE: doméstico, vial, laboral y otras causas.
 GERIATRÍA: envejecimiento natural y agravamiento del envejecimiento.

B) Atendiendo al tipo de discapacidad física/psíquica/sensorial:


 DISCAPACIDAD FÍSICA. Existe una limitación en el área
motora o falta de control de movimientos, de
funcionalidad y/o de sensibilidad, que impiden realizar
las actividades de la vida diaria de manera independiente
o realizarlas como las hace el común de las personas. El
uso de elementos auxiliares o ayudas técnicas: silla de
ruedas, bastones, prótesis, etc., compensa en alguna
medida la deficiencia y evita la progresión hacia otra
deficiencia, mejorando la autonomía.

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Las causas de la discapacidad física pueden ser:

• Genéticas: se pueden trasmitir de padres a hijos.


• Congénitas: se refiere a las características o rasgos con los que nace un individuo y
que no dependen sólo de factores hereditarios, sino que son adquiridos durante la
gestación.
• Adquiridas: son las ocasionadas por algún accidente o enfermedad después del
nacimiento.
• Temporales: se trata de deficiencias adquiridas a consecuencia de algún accidente
que provoca una inmovilidad limitada y cuyo pronóstico de recuperación es
predecible, considerando aspectos como la inmovilidad, terapia física, etc.
• Permanentes: aquellas cuyo diagnóstico no contempla mejoría independientemente
del tratamiento.

Las lesiones pueden ser muy variadas y pueden afectar a diferentes partes del cuerpo:
columna vertebral, miembros superiores (M.M.S.S.), miembros inferiores (M.M.I.I.),
trastornos orgánicos, lesiones endocrino-metabólicas (diabetes, hipotiroidismo, etc.),
lesiones digestivas (hepatitis, enfermedad de Crohn, etc.), lesiones del aparato
respiratorio (asma, alergias respiratorias, etc.), lesiones dermatológicas (psoriasis,
secuelas de quemaduras, etc.), lesiones del aparato genital (mastectomías), lesiones
renales o del aparato urinario, lesiones del aparato circulatorio (enfermedades
cardiovasculares, varices, etc.), lesiones del sistema inmunológico (V.I.H., leucemia,
etc.), etc.
Necesidades ante la discapacidad física: los principales problemas que puede
generar la discapacidad motriz son varios, entre ellos podemos mencionar: movimientos
incontrolados, dificultades de coordinación, alcance limitado, fuerza reducida, habla
inteligible, dificultad con la motricidad fina y gruesa y mala accesibilidad al medio físico.
Las personas con discapacidad física enfrentan una serie de dificultades propias de su
deficiencia para desenvolverse en la vida cotidiana y social que son agravadas por
situaciones del entorno social, cultural y ambiental. Los niveles o grados de dificultad
que presenta la persona para la ejecución de las diversas acciones van desde:

• La realización con dificultad pero de manera independiente.


• Independiente con apoyo de ayudas técnicas;
• Dependiente parcial con apoyo de ayudas técnicas;
• Dependiente con apoyo de ayudas técnicas, con poca posibilidad de realizar
acciones o sólo con ayuda de otros.

Asimismo es posible clasificar las dificultades o limitaciones de acuerdo a los ámbitos


de la vida donde el apoyo del entorno cobra especial relevancia:
• Cuidado personal: se refiere al autocuidado e higiene, a la autonomía o limitación en
la realización de actividades como ir al baño, alimentarse, higiene personal y vestirse.
• Movilidad: son las dificultades para trasladarse, para caminar, moverse entre

22
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

distintos niveles, subir y bajar escaleras y la utilización de los medios de transporte.


• Destrezas: se trata de los problemas en la manipulación de objetos, en la ejecución
de movimientos coordinados, en abrir recipientes, arrodillarse, etc.
• De la vida diaria y recreación: se refiere a las dificultades que puede presentar la
persona para las acciones de la vida diaria como saltar, correr, marcha o traslado,
limpieza o aseo doméstico, etc.

En el caso de las discapacidades de carácter físico el problema fundamental sobre el


que gira la discapacidad es la autonomía personal y las situaciones de dependencia.
Son destacables los problemas de accesibilidad en aquellas personas que tienen muy
reducida su capacidad de movimiento como ocurre en el empleo de la silla de ruedas.

 DISCAPACIDAD PSÍQUICA. Según la OMS, la


deficiencia mental es un trastorno definido por la
presencia de un desarrollo mental incompleto o
detenido que produce un deterioro de la funciones
concretas de cada etapa del mismo y que afectan a
nivel global a la inteligencia: las funciones cognitivas,
del lenguaje, motrices y la socialización.
La discapacidad intelectual es un particular estado de funcionamiento que comienza en
la infancia y en el que coexisten limitaciones en la inteligencia así como limitaciones en
habilidades adaptativas. Se puede incluir el retraso mental en grado severo, grave,
moderado y leve.
Las causas que originan discapacidad mental pueden ser genéticas, cuando se
transmiten de padres a hijos, congénitas, cuando las características o rasgos con los
que nace un individuo y que no depende sólo de factores hereditarios, sino que son
adquiridos durante la gestación y adquiridas, cuando son ocasionadas por algún
accidente o enfermedad después del nacimiento.
Necesidades ante la discapacidad psíquica: presentan limitaciones significativas en
las capacidades adaptativas de la persona, en las siguientes áreas: comunicación,
cuidado personal, vida en el hogar, habilidades sociales, uso de la comunicación y sus
recursos, autodeterminación, salud y seguridad, habilidades académicas funcionales,
tiempo libre y trabajo. Los problemas y necesidades que se encuentran en este tipo son
similares a los de la discapacidad anterior. Destacan problemas laborales, educativos,
sociales, etc.

 DISCAPACIDAD SENSORIAL. La discapacidad sensorial incluye a quienes presentan


trastornos relacionados con la vista, el oído, el lenguaje y otros tipos de discapacidades
relacionadas con disminución de algunos de los sentidos, por ejemplo la hipoacusia,
que es la disminución en las sensaciones acústicas.

23
Las etiologías también pueden ser genéticas, congénitas o
adquiridas: tumores, traumatismos, enfermedades
infecciosas, etc.
Necesidades ante la discapacidad sensorial: en función del
tipo de discapacidad, las necesidades varían, pudiendo
afectar en mayor o menor medida a sus AVD. Existen ayudas
externas (audífonos) que en los casos de hipoacusia suplen
este déficit sensorial. Para otras deficiencias, como la pérdida
de visión, también existen ayudas técnicas que facilitan la
integración de estos individuos en la sociedad.

 OTRAS DISCAPACIDADES, como son: tartamudez, laringectomía, disartria, problemas


de expresión y discapacidades mixtas.

C) Atendiendo a la severidad de la discapacidad: hace referencia al grado de dificultad para


realizar una determinada actividad, con o sin ayudas. Se establecen tres grados de
discapacidad:
 Total: Cuando la persona no puede realizar la actividad.
 Severa: cuando tiene gran dificultad para realizar la tarea
 Moderada: cuando realiza la actividad sin dificultad alguna por recibir ayudas técnicas
y/o personales, o con poca dificultad.

D) Atendiendo a la clasificación internacional del funcionamiento, de la discapacidad y


de la salud: el sistema de clasificación oficialmente reconocido es el desarrollado por la
OMS (Organización Mundial de la Salud), a través de la CIF (Clasificación Internacional del
Funcionamiento, de la discapacidad y de la salud) que es una clasificación de la salud y
estados relacionados con la Salud (2001).
La CIF distingue entre las funciones del cuerpo (fisiológico o psicológico, visión) y las
estructuras del cuerpo (piezas anatómicas, ojo y estructuras relacionadas). La debilitación
en estructura o la función corporal se definen como participación de la anomalía, del
defecto, de la pérdida o de otra desviación significativa de ciertos estándares generalmente
aceptados de la población, que pueden fluctuar en un cierto plazo. La actividad se define
como la ejecución de una tarea o de una acción. El CIF enumera 9 amplios dominios del
funcionamiento que pueden verse afectados:
1. Aprendiendo y aplicando conocimiento
2. Tareas y demandas generales
3. Comunicación
4. Movilidad
5. Cuidado en sí mismo
6. Vida doméstica
7. Interacciones y relaciones interpersonales
24
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

8. Áreas importantes de la vida


9. Vida de la comunidad, social y cívica.

En la siguiente tabla se muestra la visión de conjunto de la CIF, tanto en funcionamiento y


discapacidad (funciones y estructuras corporales, actividades y participación), como en los
factores contextuales que le afectan (ambientales y personales).

CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL FUNCIONAMIENTO, DE LA DISCAPACIDAD Y


DE LA SALUD (CIF )
Parte I: Funcionamiento y Parte II: Factores Contextuales
Discapacidad
Funciones y
Actividades y Factores Factores
Componentes estructuras
Participación Ambientales Personales
Corporales
Influencias
Funciones Influencias internas
corporales Áreas visuales externas sobre el sobre el
Dominios
Estructuras (tareas, acciones) funcionamiento y funcionamiento
corporales la discapacidad y la
discapacidad
Capacidad
Cambios en las
Realización de
funciones El efecto
tareas en un
corporales facilitador o de
entorno uniforme
(fisiológicos) barrera de las El efecto de los
Constructos características del atributos de las
Desempeño /
Cambios en las mundo físico, personas
Realización
estructuras del social y
Realización de
cuerpo actitudinal
tareas en el
(anatómicos)
entorno real
Integridad
Actividades de
Aspectos funcional y
participación Facilitadores No aplicable
positivos estructural
Funcionamiento
Limitación en la
Actividad
Aspectos Barreras /
Deficiencia Restricción en la No aplicable
negativos Obstáculos
Participación
Discapacidad

Cada componente puede ser expresado tanto en términos positivos como negativos.
Asimismo, cada uno de ellos contiene varios dominios y en cada dominio hay categorías
que son las unidades de clasificación.
• Las funciones corporales son las funciones fisiológicas de los sistemas corporales:
comer, dormir, respirar, etc. Incluye las funciones psicológicas.
• Las estructuras corporales son las partes anatómicas del cuerpo: órganos,
extremidades y componentes. Las deficiencias constituyen problemas en las funciones
o estructuras corporales (por ejemplo: una pérdida).

25
• La actividad es la realización de una tarea o acción por una persona; participación, el
acto de implicarse en una situación vital. Las limitaciones en la actividad son las
dificultades que una persona puede tener en el desempeño o en la realización de dichas
actividades.
• Las restricciones en la participación son los problemas que una persona puede
experimentar al implicarse en situaciones vitales. Por ejemplo, una persona que tiene
una aprensión extrema que le impide intervenir en el salvamento de una persona.
• Los factores contextuales incluyen los factores ambientales y los factores personales.
Los factores ambientales constituyen el entorno inmediato y social. Por ejemplo,
alergias a ácaros, polen, etc.; y los factores personales incluyen las características de la
persona y estilos de vida. Por ejemplo, las creencias religiosas.

También se establecen dominios y calificadores para las actividades y la participación


que se muestran en la tabla siguiente:
TABLA 2.- ACTIVIDADES Y PARTICIPACIÓN: MATRIZ DE INFORMACIÓN
Calificadores
Dominios Desempeño/
Capacidad
Realización
D1 Aprendizaje y aplicación
D2 Tareas y demandas generales
D3 Comunicación
D4 Movilidad
D5 Autocuidado
D6 Vida doméstica
D7 Interacciones y relaciones interpersonales
D8 Áreas principales de la vida
D9 Vida comunitaria, cívica y social

De este modo los diferentes componentes de la CIF se relacionan entre sí según la


siguiente figura: Interacciones entre los componentes de la CIF

Condición de Salud
(Trastorno /Enfermedad)

Función y Estructuras Actividad Participación


Corporales (Limitaciones) (Restricciones)
(Deficiencias)

Factores Factores
Ambientales Personales

26
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

1.3.4 CAUSAS GENERALES DE LAS DISCAPACIDADES

Entre las causas más frecuentes que podemos encontrar en las diferentes
discapacidades son destacables las siguientes:

a) Neonatalidad
• Transmisión congénita
• Sufrimiento fetal
• Problemas en el parto
b) Enfermedad
• Producida por causas internas (Naturaleza endógena)
• Producida por causas externas (Naturalez exógena)
c) Accidente
• Doméstico
• Vial
• Laboral
• Otras causas
d) Geriatría

• Envejecimiento natural
• Agravamiento del envejecimiento

1.4 CALIDAD DE VIDA, APOYO Y AUTODETERMINACIÓN DE LAS


PERSONAS CON DISCAPACIDAD
El concepto de calidad de vida se asocia a la posibilidad de tomar decisiones y
organizar nuestras vidas, relacionándonos con nosotros mismos, con los demás y con el
entorno social que nos rodea. El entorno debe ser accesible y adecuado a nuestras
necesidades y expectativas, permitiéndonos una relación enriquecedora, participativa y no
discriminatoria.

La calidad de vida incluye aspectos físicos, psicológicos y sociales. La persona con


discapacidad se considera que tiene calidad de vida si se le posibilita:

• Autonomía
• Elección y autodeterminación
• Participación y responsabilidad
• Solidaridad

Así, la calidad de vida para los discapacitados conlleva tener capacidad para decidir
sobre su vida, tener oportunidades en la misma medida que el resto de las personas,
capacidad de elegir, posibilidad de tener un trabajo, participar de la vida social, etc.

Si tiene la posibilidad de decidir sobre su propia vida y sobre los aspectos


fundamentales de ésta, tendrá autonomía con posibilidad de crear su propio espacio personal,
responsabilizarse de sus actos y sus consecuencias. Pudiendo establecer la

27
autodeterminación como el proceso por el que la acción de una persona es el principal
agente causal de su vida y de las decisiones y elecciones que realice, libre de influencias e
inferencias externas no deseables. Es característico que la persona pone en juego las
habilidades y actitudes necesarias para ser el principal responsable de su vida.

No podemos obviar las necesidades de apoyo a nivel individual, familiar, social o


político, que existen por parte de las personas discapacitadas a la hora de explicar la
autonomía o autodeterminación de este colectivo.

En el ámbito político el apoyo se entiende como el diseño de políticas que favorezcan


el pleno desarrollo de las aptitudes y habilidades de cada persona, así como la dotación de
recursos y programas dirigidos a la asistencia y potenciación de las capacidades de cada
persona para que logren la mayor calidad de vida (políticas de accesibilidad).

No debemos olvidar la necesidad de apoyo social de las personas con discapacidad.


No deben producirse reacciones de paternalismo o discriminación. Debe conseguirse una
constante labor educativa en todos los sectores de la población para lograr una sensibilización
(nunca lástima o caridad) hacia los problemas y soluciones con las que se encuentran las
personas discapacitadas. Se deben adoptar comportamientos que favorezcan su pleno
desarrollo e integración en la sociedad.

En consecuencia, la solución de los problemas esenciales asociados a la discapacidad


implica medidas individuales pero también cambios ambientales en:

• El hogar, escuela, centros de trabajo, establecimientos comerciales, etc. (entorno


inmediato)
• En las estructuras sociales de la comunidad (transporte, políticas laborales, seguridad
social…)
• En las normas y criterios que rigen e influyen en la conducta y vida social de las
personas

Todo ello para favorecer su aceptación e integración, eliminando la marginación


individual y social. Se deben dejar las medidas de acción positiva para aquellos casos en los
que haya que compensar alguna carencia de las personas discapacitadas en situación de
riesgo de exclusión social.

La intervención social se puede hacer desde varias redes de servicios: servicios


generales (salud, educación, empleo, vivienda, etc.), servicios sociales específicos (centros
base, centros de atención a los discapacitados, centros ocupacionales, etc.) y desde
iniciativas privadas (asociaciones, fundaciones).

Las acciones de intervención social han de ser dirigidas a varios niveles:

 Intervención Social a nivel individual: se diagnostica, evalúa y sigue el caso. Se tramitan


los recursos relacionados con la autonomía, la participación y la integración en la vida
social y económica; para ello el trabajador social realiza las funciones de diagnóstico de la
problemática social, intervención social, seguimiento del caso y evaluación.
28
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

 Intervención Social a nivel familiar: las familias de los discapacitados tienen un papel
esencial en su educación e inclusión social. Se debe tener en cuenta y estudiar:
• Análisis de la relación familiar.
• Intervención en problemas emocionales derivados de la discapacidad de la persona.
• Grado de aceptación de la persona con discapacidad.
• Esperanzas de la familia en relación con la persona con discapacidad.
• Intervención social en situaciones de crisis.
• Gestión de las posibles ayudas a las que tanto la persona discapacitada como su familia
tienen derecho.
• Apoyo a las familias que por sus circunstancias no pueden encargarse del cuidado de la
persona discapacitada.

 Intervención Social a nivel comunitario: a nivel de la comunidad donde se encuentran los


discapacitados debemos:
• Detectar lo antes posible los casos.
• Fomentar la participación e integración social en el entorno del discapacitado.
• Promover y fomentar los programas y campañas dirigidas a la sensibilización de la
población.
• Promocionar la participación en dinámicas de grupos a los afectados por la misma
discapacidad.
• Buscar recursos para la realización de actividades de recreo y tiempo libre.
• Promocionar el voluntariado.

1.5 PRINCIPIOS ÉTICOS DE LA INTERVENCIÓN CON PERSONAS


DEPENDIENTES. ACTITUDES Y VALORES
1.5.1 DEFINICIÓN DE PRINCIPIOS ÉTICOS

Los Principios Éticos son un conjunto de normas que debemos tener presentes, y que
van a orientar tanto la forma de actuar como el comportamiento de los cuidadores en la
compleja y delicada tarea de cuidar a alguien que lo necesita, mejorando la calidad asistencial
y teniendo la certeza de que se está obrando correctamente.

Estos deben estar fundamentados en:

 Declaración Universal de los Derechos Humanos: El 10 de diciembre de 1948 la Asamblea


General de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal de Derechos
Humanos y, ya en su preámbulo, considera que la libertad, la justicia y la paz en el mundo
tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e
inalienables de todos los miembros de la familia humana.
 La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea: El Parlamento Europeo, el
Consejo y la Comisión proclamaron el 7 de diciembre de 2000 la Carta de los Derechos
Fundamentales de la Unión Europea. Los artículos concretos que se centran en las
personas mayores y/o discapacitadas son:
29
• Artículo 25. Derechos de las personas mayores. La Unión reconoce y respeta el derecho
de las personas mayores a llevar una vida digna e independiente y a participar en la vida
social y cultural.
• Artículo 26. Integración de las personas discapacitadas. La Unión reconoce y respeta el
derecho de las personas discapacitadas a beneficiarse de medidas que garanticen su
autonomía, su integración social y profesional y su participación en la vida de la
comunidad.
• Artículo 34. Seguridad social y ayuda social. La Unión reconoce y respeta el derecho de
acceso a las prestaciones de seguridad social y a los servicios sociales que garantizan
una protección en casos como la maternidad, la enfermedad, los accidentes laborales,
la dependencia o la vejez, así como en caso de pérdida de empleo, según las
modalidades establecidas por el Derecho comunitario y las legislaciones y prácticas
nacionales.
• Artículo 35. Protección de la salud. Toda persona tiene derecho a la prevención sanitaria
y a beneficiarse de la atención sanitaria en las condiciones establecidas por las
legislaciones y prácticas nacionales. Al definirse y ejecutarse todas las políticas y
acciones de la Unión se garantizará un alto nivel de protección de la salud humana.
 Constitución Española: en su artículo 10, señala:

1. La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre


desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social.

2. Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución
reconoce se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos
Humanos y los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias
ratificados por España.

1.5.2 PRINCIPIOS ÉTICOS GENERALES

Los principios éticos generales que deben regir la labor profesional de la atención
socio-sanitaria en el domicilio de las personas dependientes son:

 Principio de respeto a los Derechos Humanos: la actuación del trabajador/a estará siempre
dentro del marco de los derechos fundamentales enunciados en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la
Constitución Española.

 Principio de respeto a las personas con necesidades especiales: este trabajador/a actuará
en interés de las personas con las que trabaja, reconociendo, respetando y facilitando su
autonomía y libertad, así como el derecho a una vida digna.

 El principio de profesionalidad: viene acreditado por las cualificaciones profesionales


adquiridas bien por el título de formación profesional o por los certificados de

30
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

profesionalidad, que le cualifica para la detección de necesidades de atención que


presentan las personas dependientes y su entorno familiar, les capacita para la utilización
de estrategias de intervención y apoyo a las necesidades detectadas de información,
orientación, organización, apoyo inter-relacional, psico-afectivo y emocional de las
personas. Asimismo, se encargan de la atención a las necesidades básicas de la vida
diaria, ocio, tiempo libre.

 Principio de la atención socio-sanitaria: este profesional en todas sus intervenciones con las
personas con necesidades especiales y con su entorno familiar, tratará de que mejoren su
calidad de vida, favoreciendo en todo momento la integración social en la comunidad a la que
pertenecen.

 Principio de la información responsable y de la confidencialidad: este trabajador/a


guardará el secreto profesional en relación con aquellas informaciones obtenidas, directa o
indirectamente, acerca de las personas a las que atiende. En aquellos casos en que por
necesidad profesional se haya de trasladar información entre profesionales o instituciones, ha
de hacerse siempre en beneficio de la persona, grupo o comunidad y basado en principios
éticos y/o normas legales.

 Principio de la participación comunitaria: este trabajador/a intentará que la comunidad en la


que se encuentra inmerso trabajando sea participativa, que busque y genere los recursos
necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas dependientes.

 Principio de complementariedad de funciones y coordinación: Será consciente de que su


trabajo se complementa y recibe influencias de otros profesionales, por tanto deberá
trabajar en equipo, sumando esfuerzos y de manera coordinada, sin dar mensajes o actuar
de manera contradictoria.

Si nos vamos a dedicar al cuidado de personas dependientes debemos apreciar y


valorar los principios éticos que deben regir nuestra intervención socio-sanitaria. Deberemos
incorporarlos en nuestra filosofía de vida, interiorizarlos, asumirlos y hacerlos nuestros, con el
fin de que en nuestro quehacer diario sean algo habitual, natural, consiguiendo así mejorar la
calidad de vida y la integración social de las personas dependientes.

1.5.3 ACTITUDES

ACTITUDES: podemos decir que la actitud en atención socio-sanitaria es una


predisposición mental, adquirida y duradera, que incita a comportarse de una
forma determinada frente a una situación concreta.

Es conveniente que, si pensamos dedicarnos a la atención de personas con


necesidades especiales, reflexionemos sobre nuestra manera de pensar y nos hagamos
ciertas preguntas sobre nuestra actitud hacia estas personas. Por ejemplo, si creemos que los
ancianos son inútiles o que no sirven para nada o, por el contrario, pensamos que son

31
necesarios en la sociedad y que juegan un importante papel como ejemplos de vida y
experiencia. Debemos evitar los tópicos y estereotipos que nos conducen a tener actitudes
negativas y comportamientos en consecuencia.

Las actitudes no son innatas, se aprenden, se adquieren y, en general, vienen


determinadas por lo vivido por la persona, pudiendo ser positivas y negativas. Por ejemplo,
podemos decir que el amor, como tendencia a compartir alegrías y tristezas de las personas
de nuestro entorno (familiar, laboral, etc.), es una actitud positiva, sin embargo, el egoísmo,
como tendencia a interesarnos única y exclusivamente por nosotros mismos, es una actitud
negativa.

Nos interesan las actitudes positivas que deben tener los trabajadores con las
personas y/o colectivos con necesidades especiales. Entre ellas podemos destacar:

 Actitud de apertura: las dificultades se ven y se viven como problemas que hay que resolver
y no como amenazas, cerrando toda posibilidad de solución.
 Actitud positiva ante la vida: convicción de que todo puede ir mejor si nosotros nos lo
proponemos.
 Utilizar pensamientos constructivos, en vez de destructivos, por ejemplo “puedo”, “soy
capaz”, en vez de hablarnos en negativo.
 Compromiso con el trabajo que se realiza: es el grado en el cual una persona se identifica
con su trabajo, participa activamente en él y considera que su desempeño es importante.
 Satisfacción en el trabajo: como consecuencia del deber cumplido.
 Compromiso con las personas con necesidades especiales y con su entorno:
preocuparse por ellas y por mejorar su calidad de vida.
 Respeto consigo mismo y con su entorno.
 Respeto por la intimidad de la persona a la que se atiende y por su entorno.
 Naturalidad en el trato: no extremar las atenciones con las personas dependientes, ni
dejarlas abandonadas.
 Flexibilidad: proponer y aceptar soluciones variadas y viables.
 De escucha activa, entendiendo lo que oímos, vemos, percibimos.
 Empatía, que es clave para comunicarnos y relacionarnos con los demás, ya que nos permite
entender puntos de vista diferentes al nuestro, colocándonos en el lugar de la otra persona.
 Asertividad, que nos capacita para expresar de la manera más adecuada lo que queremos y
deseamos, exponiendo nuestros intereses y siendo tolerantes y respetuosos con los demás.
 Valoración de la autonomía personal: se debe comprender las limitaciones que tiene, pero a
la vez potenciar y valorar su autonomía personal.
 Relación afectiva: conseguir que se sientan queridos y respetados.

1.5.4 VALORES

En el contexto que nos ocupa, los valores son aquellas cualidades positivas
que tienen las personas, sus acciones y sus comportamientos que las hacen deseables o

32
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

estimables por ellas mismas y no en relación a otras cosas. Por ejemplo, si alguien tiene el
valor de la justicia social, la aplicará por convencimiento propio, no por adquirir poder social.

Un valor nos indica la importancia, significación o eficacia de algo, es esa


fuerza que nos orienta a actuar de una determinada manera. Son principios con los que las
personas sienten un fuerte compromiso de conciencia y los emplean para juzgar lo adecuado
de las conductas propias y ajenas.

Están ligados a los individuos, a las circunstancias que los rodean, a los pueblos, a su
cultura y a su historia. Los aprendemos en el seno de la familia, en la escuela y en la sociedad.
Se inculcan desde la infancia, no los cuestionamos, pues forman parte de la esencia misma
del criterio y de la conciencia individual.

En nuestra sociedad podemos identificar valores que posibilitan una existencia más
justa y democrática.

Podemos mencionar varios valores como por ejemplo: el derecho y respeto a la vida,
la salud, la verdad, la libertad, la igualdad, la solidaridad, la justicia, la tolerancia, la bondad, la
belleza, el amor, la dignidad, la felicidad, la honradez, el trabajo, la riqueza, creencias
religiosas, poder, prestigio, etc.

1.6 CONFIDENCIALIDAD A LA HORA DE MANEJAR INFORMACIÓN


PERSONAL Y MÉDICA. RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LA
PERSONA DEPENDIENTE
1.6.1 ¿QUÉ ES LA CONFIDENCIALIDAD?

El término confidencialidad proviene del latín confidentia- confidere = confiar,


depositar algo (información, datos…) con buena fe y sin otra garantía en alguien; por tanto,
algo confidencial es algo que se hace o dice en secreto. Lo que se deposita en la otra
persona, pertenece al espacio privado y varía desde información considerada sin importancia
hasta información de relevancia o comprometida, sentimientos, percepciones, actitudes o
creencias.

Con respecto a la atención socio-sanitaria en el ámbito domiciliario, la confidencialidad


abarcarían los datos e informaciones, reservados o secretos, que las personas con
necesidades especiales depositan en los técnicos que les cuidan y que no pueden ser
difundidos o publicados sin consentimiento de los interesados.

La confidencialidad surge como consecuencia de una relación interpersonal, se apoya


en la privacidad y en la confianza que una persona deposita en otra, esperando que no se
revele la información confiada sin el consentimiento de los interesados.

Este concepto de confidencialidad está ligado al concepto de secreto profesional,


entendido como el deber de custodiar la información relativa al usuario, revelada por él o
conocida a través de la relación profesional establecida por y para su atención.

33
Ha de contemplarse estrechamente ligado al concepto de intimidad, pues expresa la
obligación de preservar cierta información que afecta a la vida privada de los individuos dentro
de ciertos límites.

La intimidad constituye un fin en sí misma, pero la confidencialidad tiene sólo carácter


instrumental: es un deber moral, cuyo valor deriva exclusivamente de los fines a los que sirve
(seguridad, respeto, etc.). El profesional de asistencia a domicilio tiene obligaciones de
confidencialidad mayores al velar por la dignidad y la autonomía del usuario, tiene la
obligación de guardar reserva sobre la privacidad e intimidad de los datos personales relativos
a la salud del usuario.

1.6.2 MANEJO DE LA INFORMACIÓN SOCIO-SANITARIA EN PERSONAS CON


NECESIDADES ESPECIALES

Todo profesional que acceda a información relativa a la salud de un usuario dentro del
ejercicio de sus funciones se encuentra con el deber de secreto profesional.

La información relativa tanto a la historia clínica como a la historia social engloba datos
sensibles y sujetos a dos leyes:

 La Ley Orgánica de 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de carácter


personal.

Esta Ley tiene por objeto garantizar y proteger todo lo que concierne al tratamiento de los
datos personales, las libertades públicas y los derechos fundamentales de las personas
físicas y, especialmente, de su honor e intimidad personal y familiar. Independientemente
del soporte en el que se encuentren (papel, electrónico…).

 Ley 41/2002 Reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en


materia de información y documentación clínica.

Esta Ley tiene por objeto la regulación de los derechos y obligaciones de los pacientes,
usuarios y profesionales, así como de los centros y servicios sanitarios, públicos y privados
en materia de autonomía del paciente y de información y documentación clínica.

Entre los principios básicos de esta ley destacamos:

• La dignidad de la persona humana, el respeto a la autonomía de su voluntad y a su


intimidad orientarán toda la actividad encaminada a obtener, utilizar, archivar, custodiar
y transmitir la información y la documentación clínica.

• Toda actuación en el ámbito de la sanidad requiere, con carácter general, el previo


consentimiento de los pacientes, usuarios o sus representantes legales.

• Todo profesional que interviene en la actividad asistencial está obligado no sólo a la


correcta prestación de sus técnicas, sino al cumplimiento de los deberes de información

34
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

y de documentación clínica, y al respeto de las decisiones adoptadas libre y


voluntariamente por el paciente.

• La persona que elabore o tenga acceso a la información y la documentación clínica está


obligada a guardar la reserva debida.

Esta Ley también estipula que el titular del derecho a la información es el paciente. Y
también serán informadas las personas vinculadas a él, por razones familiares o de hecho,
en la medida que el paciente lo permita de manera expresa o tácita.

El paciente será informado, incluso en caso de incapacidad, de modo adecuado a sus


posibilidades de comprensión, cumpliendo con el deber de informar también a su
representante legal. Cuando el paciente, según el criterio del médico que le asiste, carezca
de capacidad para entender la información a causa de su estado físico o psíquico, la
información se pondrá en conocimiento de las personas vinculadas a él por razones
familiares o de hecho.

La información de tipo social se extrae de encuestas y entrevistas sociales,


siendo la información que se recaba muy detallada y privada, luego el secreto profesional en
este ámbito al igual que en el sanitario-asistencial, es crucial, pues se accede a datos
correspondientes a la esfera íntima de la persona dependiente o con necesidades especiales
cuya difusión puede tener consecuencias graves, como por ejemplo la discriminación,
estigmatización, exclusión social, etc. Por ello el tratamiento de los datos podrá ser sólo
estadístico.

Así, la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia


(EDAD 2008) es una operación estadística realizada por el INE en colaboración con el
Ministerio de Sanidad y Política Social, a través de la Dirección General de Coordinación de
Políticas Sectoriales sobre la Discapacidad y el INSERSO, así como con la Fundación ONCE,
el CERMI y la FEAPS.

Esta encuesta investiga la percepción subjetiva que tienen las personas sobre sus
limitaciones, la causa de dichas limitaciones, su grado de severidad y las ayudas recibidas. Se
pregunta por su estado de salud, las prestaciones socioeconómicas relacionadas con la
discapacidad, la discriminación por motivos de discapacidad, accesibilidad, entorno social,
redes sociales y una serie de características sociodemográficas relevantes para el conjunto de
las personas con discapacidad. Además se investigan algunas características de los hogares y
de los centros.

1.6.3 RESPETO POR LA INTIMIDAD DE LAS PERSONAS DEPENDIENTES

INTIMIDAD: derecho a mantener tu vida, tus actos y tus circunstancias


personales fuera de “la vista de los demás”.

35
La intimidad está fundamentada en nuestra Constitución (artículo 18.1) y también está
regulada en el ordenamiento jurídico interno: administrativo, civil, laboral, procesal y penal, así
como en el Derecho comunitario e internacional.

Las pautas básicas de actuación dirigidas a preservar el derecho a la intimidad de


nuestros usuarios son:

 Los comentarios referentes al estado o evolución de los usuarios se realizarán siempre en


voz baja, evitando que puedan escuchar otras personas.
 Nadie más que el usuario debe saber si está enfermo, o si se le debe practicar determinado
cuidado.
 Los trabajadores se abstendrán de intercambiar comentarios frívolos sobre el estado de
salud de los usuarios o sobre cualquier cuestión de carácter personal referente al mismo o
a su familia.
 La información personal del usuario no deberá usarse para fines distintos a los
asistenciales.
 Todo documento en el que aparezcan datos del usuario deberá apartarse del alcance de
personas ajenas al proceso asistencial.
 No se permitirán filmaciones o fotografías en el domicilio sin la autorización expresa del
usuario o de la familia, en caso de incapacidad.
 Solo las personas autorizadas podrán acceder a las aplicaciones informáticas que recojan
los datos del usuario, utilizando clave personal e intransferible.
 Durante el aseo o cura de un usuario se respetará su intimidad al máximo, su legítimo
pudor a mostrar su desnudez o las partes más íntimas de su cuerpo.
 Debe ser extremadamente cuidadoso y respetuoso en la realización de las técnicas y
cuidados, informando en cada momento de lo que se va a hacer, cómo, durante cuánto
tiempo y para qué.

1.7 ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS PERSONAS. TÉCNICAS DE


HUMANIZACIÓN DE LA AYUDA
1.7.1 ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS PERSONAS

Tenemos que ver a las personas como seres humanos integrales que sienten, que
sufren, que desean, son el resultado de su historia biográfica, de su realidad sociocultural, de
su situación económica, en suma, de todo su entorno medioambiental.

Como totalidad el individuo necesita ser comprendido y atendido por un equipo


interdisciplinario o por profesionales que estén atentos a todos los factores que le
influyen, sin caer en el biologismo médico o psicologismo, que finalmente parcelan al
individuo.

Resulta, pues, una exigencia para los profesionales que se dedican a la atención
socio-sanitaria, que entiendan y atiendan a las personas como seres “bio-psico-sociales”,

36
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

independientemente del estado de discapacidad o dependencia en el que se encuentran,


garantizando de este modo una atención integral.

La atención integral centrada en la persona se reclama en la actualidad tanto por los


servicios sanitarios como por los sociales, de modo que las intervenciones y políticas dirigidas
a las situaciones de discapacidad, envejecimiento o de dependencia parten del objetivo de
que las personas deben permanecer viviendo en su casa e integradas en su entorno, con el
apoyo coordinado de los servicios y programas que requieran (salud, educación, atención
social, vivienda, familia, ambiente, transporte, participación social, cultura, ocio…).

Esta atención integral se tiene que dirigir a mejorar la calidad de vida y bienestar de la
persona, partiendo del respeto pleno a su dignidad y derechos, de sus intereses y preferencias
y contando con su participación efectiva.

1.7.2 PRINCIPIOS Y CRITERIOS DE LA ATENCIÓN INTEGRAL DE LAS PERSONAS

Todos los agentes del proceso (planificadores, gestores, profesionales, personas con
discapacidad o mayores y familias) deben tener conocimiento y sentirse partícipes de los prin-
cipios y criterios que se proponen para sustentar el modelo de atención integral centrada en la
persona, que son los siguientes:

a) Autonomía y diversidad:

Las personas tienen derecho a mantener el control de su propia vida con


independencia de los apoyos que necesiten por su situación de dependencia. Las personas
tienen capacidades para desarrollar elecciones por propia iniciativa o, cuando el grado de
afectación es tan grave que afecta a su capacidad de autodeterminación, de manera delegada
a través de su grupo de apoyo o, en su caso, su representante legal. Este principio de
autonomía es esencial porque es la base de la dignidad personal.

Hay que proponer una oferta diversificada de respuestas ante las necesidades, dando
diferentes posibilidades de elección para el ejercicio de la autonomía. Cuestiones como la
edad de la persona, su estilo de vida, sus redes de apoyo, su biografía, sus gustos y
preferencias, etc., han de ser tenidos en cuenta a la hora de realizar el plan personalizado de
atención y de diseñar los apoyos precisos para desarrollarlo. Así, por ejemplo, será necesario
conocer los gustos o preferencias de comidas, horarios de comida, aseo, visitas, arreglo
personal, etc.

En el caso de personas que presenten deterioro cognitivo o que estén incapacitadas


judicialmente, la intervención de su grupo de apoyo o representante legal será indispensable
para satisfacer los deseos y preferencias de estas personas.

b) Participación, accesibilidad e interdisciplinariedad:

Las personas mayores, con discapacidad o quienes se encuentran en situación de


dependencia tienen derecho a participar en su comunidad, de disfrutar de interacciones

37
sociales suficientes y acceder al pleno desarrollo de una vida personal gratificante y libremente
elegida (trabajo, vida de pareja, relaciones sociales, vivienda…). También quienes precisan
atención o cuidados de larga duración, incluyendo a sus familias cuidadoras, tienen derecho a
estar presentes y participar en la toma de decisiones que afecten al desarrollo de su vida. En
las intervenciones participarán tanto en la elaboración del plan personalizado de atención
como en su desarrollo y seguimiento.

Se debe planificar e intervenir para que tanto en los centros como en el domicilio se
incluyan elementos facilitadores que mejoren el funcionamiento y reduzcan la dependencia,
como por ejemplo eliminación de barreras en edificios y viviendas, ayudas técnicas,
productos de apoyo, domótica, teleasistencia y sus derivados, etc. También se deben
promover actitudes sociales que sean proactivas e integradoras y no estigmatizadoras o de
exclusión social.

c) Integralidad y globalidad:

La persona es un ser multidimensional en el que se integran aspectos biológicos,


psíquicos y sociales y, por tanto, como tal, la tenemos que atender y cuidar de manera global,
en su conjunto, sin parcelar ni dividir.

Así, las actuaciones que se planifiquen tendrán que tener en cuenta el conjunto global
de necesidades de la persona, tanto las físicas y las psicológicas como las de relación social.
La globalidad también tiene que ser entendida desde el punto de vista de la intervención que
se hará desde una dimensión sistémica en la que deben interactuar los diversos agentes del
proceso: persona con discapacidad o mayor, familia, profesionales, ambiente físico y
psicológico y contexto comunitario.

d) Individualidad, atención personalizada y flexibilidad:

Cada individuo es singular y concreto, esto es: único, diferente, con unas
características y peculiaridades que lo diferencian de los demás. Por ello la atención socio-
sanitaria que prestemos debe ser personalizada, valorando previamente las necesidades
personales, sus gustos, preferencias, estilo de vida, etc.

Los programas y servicios que se planifiquen deben diseñarse de manera que sean
funcionales y que tengan capacidad de adaptación a las necesidades específicas de cada
persona, teniendo en cuenta los cambios que se producen con el paso del tiempo.

e) Inclusión social, proximidad y enfoque comunitario:

Las personas con dependencia tienen que tener la posibilidad de permanecer en su


entorno y tener acceso y posibilidad de disfrutar de los bienes sociales y culturales en
igualdad con el resto de la población.

Las intervenciones se realizarán, con verdadero enfoque comunitario, promoviéndose


la participación activa de las personas que requieren apoyos en los recursos existentes en la
comunidad (culturales, artísticos, deportivos…) y, por tanto, se evitará la tendencia que existe

38
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

a la concentración de las actividades exclusivamente en centros de mayores o de


discapacidad, o en el propio domicilio.

Deben promoverse iniciativas dirigidas a la propia sociedad con el fin de desterrar las
imágenes sociales negativas sobre las capacidades de las personas mayores o con
discapacidad y conseguir que las conozcan mejor y que se creen espacios para la interacción
con las mismas.

f) Independencia, prevención y rehabilitación:

Todas las personas que se encuentran en situaciones de discapacidad, fragilidad o de


dependencia deben tener acceso a servicios y programas que mejoren su funcionalidad y
faciliten su bienestar. Los apoyos diseñados deben dirigirse a preservar y facilitar la autonomía
personal y a aquellos que promueven la mejora de su entorno y favorezcan su independencia.

En los programas que se planifiquen deben contemplarse objetivos y actuaciones de


promoción de la salud y acciones preventivas, tanto de prevención primaria, secundaria y
terciaria, según la situación de las personas a los que se dirigen. Se deben planificar acciones,
independientemente del grado de afectación de las personas dependientes, y abandonar la
creencia errónea sobre la ineficacia de la intervención con dichas personas.

g) Continuidad, coordinación y convergencia:

Las personas con discapacidad y aquellas que se encuentran en situación de


fragilidad o dependencia deben tener acceso a los apoyos que precisan de manera continuada
y adaptada permanentemente a las circunstancias cambiantes de su proceso.

Es crucial la coordinación entre los diferentes recursos, prestaciones y niveles de los


servicios asistenciales y sociales. Los recursos formales que se apliquen se harán bajo el
enfoque de convergencia y complementariedad con el apoyo informal (familia y allegados) con
el que cuente la persona, que ha de ser apoyado con las intervenciones que se realicen,
mediante programas de formación e información y servicios de soporte y respiro dirigidos a la
persona identificada como cuidadora principal.

1.7.3 TÉCNICAS DE HUMANIZACIÓN DE LA AYUDA

La asistencia socio-sanitaria en el domicilio de las personas dependientes requiere


estar al servicio de la persona y pensarse y concebirse en función del individuo. Hay que dotar
las relaciones no sólo de competencia técnica sino también de competencia ética, emocional,
espiritual, relacional, etc., teniendo siempre una visión holística de promoción de la salud, una
visión global, viendo a la persona en todas sus dimensiones física, intelectual, emotiva, social,
etc. Humanizar es una cuestión de ética, es un compromiso que debe impregnar todo el ser y
el hacer de los profesionales socio-sanitarios.

Cuando hablamos de humanizar queremos que se reconozca la dignidad de la


persona cuidada, independientemente de la situación en la que se encuentre, el técnico tiene
que abandonar el paternalismo y debe intentar comprender la situación, el entorno y las

39
circunstancias de la persona dependiente, tendrá que ponerse en su lugar, haciendo la
relación realmente humana.

Hay que tomar conciencia de que tenemos que desarrollar todas las actitudes y
valores vistos hasta ahora (respeto, justicia social, dignidad, profesionalidad, atención,
responsabilidad, etc.), para humanizar los cuidados y la ayuda a las personas dependientes.

Un aspecto imprescindible para que la ayuda sea más humana es la comunicación. Es


el puente que va a permitir conectar a la persona dependiente consigo misma y con su
entorno más inmediato, familia o cuidador. Se distinguen tres aspectos fundamentales:

a) Escucha activa:

Oír es un acto involuntario que consiste en percibir los sonidos y escuchar es un acto
voluntario mediante el cual se presta atención a lo que se oye. Así podemos oír sin escuchar,
pero no podemos escuchar sin oír. Si queremos que la comunicación sea efectiva debemos
partir de la escucha activa, es decir poner atención, interés, intentar comprender las ideas,
pensamientos y sentimientos.

Debemos estar presentes no sólo físicamente sino también psicológicamente, ser


conscientes de lo que oímos y de cómo nos lo expresa nuestro interlocutor, debemos
entender lo que nos dice desde su punto de vista. Tenemos que mostrar comprensión y
aceptación mediante los siguientes comportamientos verbales y no verbales:

• Con un tono de voz suave, indicarle que le escuchas (Ah, ah; sí, me doy cuenta, etc.).
• Con expresión facial y gestos acogedores.
• Estableciendo contacto visual.
• Con una postura corporal receptiva, inclinando el cuerpo hacia delante en disposición de
escucha.
Hay una serie de elementos que dificultan la escucha activa y que, por tanto,
debemos evitar, entre ellos mencionaremos:
• Interrumpir a la persona que nos habla, para contarle nuestras historias o para no dar
importancia a lo que nos relata.
• Pensar en nuestras cosas o ensayar mentalmente lo que vamos a responder, sin haber
terminado de escuchar.
• Juzgar lo dicho, o al interlocutor (“eso no está bien”, “no deberías pensar eso”, “ya te lo
había dicho”, etc.)
• Tranquilizar por anticipado, no dejando que exprese sus sentimientos, diciéndole que “todo
está bien”, o “eso no es nada, no te preocupes”, etc.
• Anular o minimizar lo que nos dice con contraargumentos, por ejemplo si nos dice “hoy me
he levantado muy cansado y con un dolor aquí”, no debemos responder “si supieras cómo
estoy yo, me encuentro muy cansado y me duele todo, ya quisiera yo estar como tú”.
• “Síndrome del experto”, sabemos por anticipado lo que vamos a responderle sin
escucharlos o dejándolos a medias en sus argumentos.

40
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

Es importante que nos entrenemos y aprendamos a escuchar activamente, ya que


esto va a reportar beneficios en la relación con las personas que atendemos y con su entorno.

Podemos hablar de cuatro fases en la escucha activa:

 Disposición psicológica a recibir mensajes: concentrándose y siendo consciente de nuestro


interlocutor, evitando los distractores (pensando en nuestras cosas, prisas, etc.), evitando
prejuicios y mostrando empatía con el tema tratado, desterrar el síndrome de “ellos no me
entienden”.

 Análisis del lenguaje verbal y no verbal, preguntándonos qué nos quiere decir con sus
palabras, sus gestos, etc.

 Retroalimentación del mensaje del usuario: parafraseando, es decir, repitiendo alguna frase
que contenga la idea esencial de lo que nos quiere transmitir el interlocutor; reformulando
con nuestras propias palabras las ideas de la conversación, por ejemplo “¿esto quiere decir
que…?”; animando a ampliar la información, por ejemplo “¿Y qué sucedió entonces?,
cuéntamelo con detalle”; expresar la percepción de los sentimientos o emociones, por
ejemplo: “Parece que te noto triste contándome…”

 Dar respuesta al usuario partiendo de sus propias ideas, dándote tiempo antes de
responder.

b) Empatía:

La empatía es la habilidad de estar conscientes para ponernos en el lugar de la


persona que estamos atendiendo, compartiendo pensamientos, emociones y sentimientos,
comprendiendo lo que le sucede y cómo le afecta la situación en la que se encuentra.

Proceder de modo empático no significa estar de acuerdo con el otro, ni olvidar


nuestras propias convicciones, tampoco es necesario pasar por las mismas vivencias y
experiencias, sino ser capaces de leer más allá del lenguaje puramente verbal, entrenarnos
para leer las pistas del lenguaje no verbales y que la otra persona nos quiere transmitir, y hacer
que se sienta comprendida de manera única y especial.

Al realizar nuestro trabajo como técnicos de ayuda socio-sanitaria a domicilio, iremos


cultivando el valor de la empatía, nos entrenaremos para ser capaces de ponernos en el lugar
del otro, descubriendo cada vez con menos dificultad los motivos de alegría, disgusto o
desánimo de las personas que cuidamos y de su entorno.

La empatía es fundamental para entender a los demás ya que permite comprender los
problemas y entender los diferentes puntos de vista ante una misma situación, según la
perspectiva.

Una persona empática tiene más facilidad para escuchar activamente y por tanto
tendrá esa disposición a concentrase y a escuchar, no prejuzgar a la persona, analizando el
lenguaje verbal y no verbal y, por supuesto, podrá realizar esa retroalimentación
imprescindible en una buena comunicación.

41
c) Asertividad:

La conducta asertiva es la que permite a las personas expresar lo que piensan, sus
intereses, sus objetivos y sus sentimientos respetando siempre el derecho de los demás a
pensar o sentir diferente. Es la forma de comunicarnos más adecuada, puesto que consigue
manifestar nuestras convicciones y defender nuestros derechos sin usar la violencia verbal o
gestual ni someternos a la voluntad ajena.

Una persona asertiva actúa desde la autoconfianza, se encuentra segura de sí misma,


suele ser tolerante, acepta los errores, propone soluciones y alternativas posibles, es
coherente y se expresa de manera clara, directa y equilibrada, tiene capacidad para manifestar
su oposición o discrepancia a lo que se esté tratando, pedir aclaraciones, decir “no” y todo
ello desde la más absoluta tranquilidad, dice lo que quiere, lo que piensa pero sin avasallar,
incluso transmitiendo paz.

La asertividad se manifiesta tanto en el lenguaje verbal como en el no verbal, a través


de la postura corporal, gestos, ademanes, expresión facial y voz.

1.8 DINÁMICA DE LA RELACIÓN DE AYUDA: ADAPTACIÓN,


DIFICULTADES, LÍMITES Y PREVENCIÓN DE RIESGOS
PSICOLÓGICOS
La relación que se establece con la persona dependiente debe ser fruto de la
profesionalidad y buen hacer del técnico de ayuda socio-sanitaria, que debe aportar su
formación, preparación y cualificación profesional a las necesidades o demanda de ayuda del
dependiente y/o su entorno.

Esta relación de ayuda debe centrar el interés del técnico de ayuda domiciliaria en la
persona dependiente y no en el problema o en la dificultad que tenga, el núcleo de
intervención es la propia persona y no el problema en sí. Esto implica que el profesional debe
proveer un clima para que la persona dependiente se sienta acogida con amabilidad,
respetada y reconocida en su derecho de autonomía.

1.8.1 FASES DE LA RELACIÓN DE AYUDA

Muchos son los autores que han tratado este tema (Cibanal, Arce, Edda Bustos)
siguiendo todos ellos la Teoría de H. Peplau de la relación de ayuda enfermera-paciente, la
cual podemos extrapolar a nuestra relación de ayuda entre el técnico de ayuda domiciliaria y el
usuario dependiente y su entorno, así hablamos de seis fases:

1. Configuración del encuentro personal: acogida y orientación. Consiste en observar y en


recabar toda la información posible acerca de la persona a la que vamos a prestar nuestra
ayuda socio-sanitaria, como por ejemplo quién es, qué le sucede, desde cuándo, en qué
entorno se encuentra, posibles problemas, etc. Deberemos planificar el momento del

42
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

encuentro evitando clasificar o etiquetar a nuestro usuario. Cuidaremos nuestro aspecto,


nuestra imagen, nuestras expresiones, de tal forma que la acogida sea lo más afable
posible, teniendo en cuenta que en esta fase el usuario puede tener recelo, miedo a los
cambios que se le pueden avecinar, no nos conoce o no sabe si somos de confianza. Por
ello cuidaremos también los aspectos psicológicos mostrándonos, en todo momento,
atentos, auténticos y empáticos.
2. Exposición, clarificación e identificación del problema. Consiste en identificar los
problemas y trazarnos unos objetivos. Recabaremos los datos a través de la observación y
de la interacción con el usuario y su entorno. El profesional tendrá que hacer un despliegue
de sus recursos tanto técnicos como de actitudes y habilidades sociales y de escucha
activa, haciendo preguntas abiertas o reformulando lo que dice, con la finalidad de ver
cómo puede participar el usuario en su proceso de cuidado, qué preferencias tiene, cómo
podemos conseguir su participación en las actividades de la vida diaria, etc. En esta fase
es importante que el técnico gane la confianza del usuario y de su entorno, para ello es
imprescindible la sinceridad, tenemos que ser sensibles a las necesidades e intentar
comprenderlas.
3. Confrontación y reestructuración del problema. Es la fase en la que el usuario tiene una
visión negativa de su situación y de sus problemas. Tendremos que hacerle ver que hay
muchas perspectivas para enfocar un problema, que él es el responsable último de cómo
viva y experimente su situación, que hay cosas que no se pueden cambiar y que se tienen
que aceptar. En esta etapa será importante trabajar con el usuario las actitudes positivas
para que sean aliadas en todo el proceso de relación de ayuda socio-sanitaria.
4. Iniciación del plan de acción. Consiste en desarrollar el plan de actuación trazado sin
olvidar que estamos tratando con una persona, no con un problema, y que por tanto su
atención tendrá que ser integral, en todas las esferas (bio-psico-social), haciéndola
partícipe de las decisiones y responsable de sus acciones. Trabajamos en colaboración
con el usuario y su entorno, se van estrechando lazos y la empatía será una de las
actitudes más importantes en esta fase. Nuestra actuación tiene que ser ejecutada de
manera competente (somos profesionales cualificados), respetando la dignidad y la
sensibilidad de la persona dependiente.
5. Fin de la relación o separación. Cuando esto se produzca tendremos que estar
preparados tanto nosotros como la persona dependiente, hay que dar tiempo y preparar al
usuario a que exprese sus temores y miedos, haciéndole ver que se puede valer sin
nosotros y que con cualquier otra persona que venga estará bien cuidado.
6. Evaluación. Esta fase nos acompañará a lo largo de toda la relación de ayuda. Es
necesario evaluar y analizar todo el proceso llevado a cabo, así como nuestra actuación:
¿hemos cumplido objetivos?, dificultades encontradas, propuestas de mejora, etc.

43
1.8.2 DIFICULTADES EN LA RELACIÓN DE AYUDA

Las principales dificultades que pueden surgir son:

 Recelos y resistencias del usuario. Las personas dependientes pueden tener miedo a
confiar en el técnico de ayuda domiciliaria, miedo a abrirse, a contar sus preocupaciones y
temores, así como miedo a ser traicionadas. Pueden tener dificultad a la hora de ver los
problemas, o los ven muy grandes o los minimizan o no los ven, y de ahí puede surgir el
rechazo o resistencia a la ayuda.

 Dudas y temores surgidos en el profesional. El profesional puede tener miedo a


enfrentarse a determinadas situaciones, a no saber qué decir, qué hacer, a que pongan en
duda su competencia profesional, etc.

 Dificultad a la hora de detectar las necesidades de la persona dependiente. Una buena


detección de las necesidades de la persona dependiente requiere, no cabe duda, de una
buena formación, pero también grandes dosis de intuición, sensibilidad y capacidad
empática.

 No reconocer la autonomía de la persona cuidada. Sobreprotección. Muchas veces


pensamos que las personas que se encuentran en situaciones de discapacidad, fragilidad o
de dependencia no pueden hacer nada, pero sin duda nos equivocamos. Siempre pueden
hacer algo y con un buen diagnóstico de necesidades podemos averiguarlo. Debemos
dejar que hagan todo aquello que puedan por ellos mismos (alimentarse, asearse, etc.), o
facilitárselo con ayudas técnicas y permitiéndole que colabore. Debemos darles el tiempo
suficiente y facilitarles las tareas de la vida diaria, así fomentaremos su autoestima.

 La comunicación. Como ya hemos dicho, debemos actuar con empatía y asertividad.


Tendremos dificultades si no nos entrenamos en estas actitudes y mantenemos patrones
de comunicación que dificultan la misma como por ejemplo: dando respuestas de
condescendencia, dando la razón cuando no se tiene, sólo por evitar un problema; usar
preguntas cerradas, respuestas estándar (“eso no es nada, no se preocupe”), moralizar,
actitud paternalista, autoritaria (“usted debe, tiene que…”), emitir juicios positivos o
negativos, ridiculizar o ironizar, desviar la atención sólo a lo físico, preguntas dirigidas a una
respuesta deseada (¿Está mejor, verdad?), preguntas múltiples, etc.

1.8.3 RIESGOS PSICOLÓGICOS EN LA RELACIÓN DE AYUDA. PREVENCIÓN

La relación de ayuda que se produce con la asistencia socio-sanitaria en el domicilio


de las personas dependientes puede llevar a una sobre-implicación emotiva con el usuario,
que nos lleve a una identificación con el mismo. Tenemos que desarrollar estrategias
personales para delimitar lo profesional y lo personal, no nos podemos llevar a casa nuestros
problemas y los del usuario.

44
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

Otros riesgos psicológicos son la ansiedad y el estrés que supone estar al cuidado
de una persona dependiente. Si no hemos puesto el remedio necesario a nuestro quehacer
diario como profesionales, podemos llegar a padecer el síndrome de burn-out, lo que implica
que la situación de desgaste ha sido tan intensa que acabamos “quemados”, agotados física y
emocionalmente.

La prevención de los riesgos psicológicos la podemos centrar en cuatro aspectos


fundamentales:

a) Ante todo tenemos que ser profesionales, la formación y cualificación van a ser
herramientas fundamentales en la prevención de riesgos psicológicos. Nos ayudará a
comprender la situación de esa relación de ayuda, a conocer los problemas, a saber cómo
afrontarlos, a organizarnos, a priorizar las tareas que haya que realizar y a implicar a la
persona dependiente en sus cuidados y necesidades. Debemos ser conscientes de
nuestras limitaciones, no somos Dios todopoderoso, que todo lo sabe y todo lo puede y,
por tanto, podemos y debemos solicitar información a otros profesionales y ser capaces de
pedir ayuda en caso necesario. Debemos recordar que no estamos solos, que tenemos que
trabajar en ese equipo multidisciplinar de atención socio-sanitaria.
b) La higiene de vida es fundamental para que el técnico se encuentre fuerte a física y
emocionalmente, y así poder ofrecer una ayuda socio-sanitaria en nivel óptimo y que le
distorsione lo menos posible en su vida diaria. Esta higiene de vida se traduce en:
• Dormir en cantidad y calidad suficiente. Nos ayuda a prepararnos para la siguiente
jornada, comenzado la misma sin cansancio acumulado.
• Ejercicio físico, pasear diariamente. Nos ayuda a mantenernos en forma, a fortalecer
musculatura y a liberar endorfinas, sintiéndonos mejor.
• Alimentación variada y equilibrada. Nuestro organismo, para estar al 100%, necesita de
todos los nutrientes y en las cantidades adecuadas.
• Higiene postural. Aprender a movilizar a la persona dependiente, a distribuir las cargas o
a sentarnos nos ayuda a prevenir dolores y fatiga muscular, que pueden repercutir en
nuestro estado psicológico de cansancio.
• Fijar tiempos de descanso. Para no hacer nada simplemente, para relajarse, para
desconectar, etc.
• Ocupar el tiempo de ocio. Con lo que te gusta y divierte, por ejemplo escuchar música,
leer, quedar con amigos para ir al cine, etc.
• Mantener las relaciones con el entorno. No debemos aislarnos de nuestros amigos y de
la familia.
• Actitud positiva ante la vida. Nos va a permitir controlar los pensamientos y/o
sentimientos negativos.
c) Establecer el límite entre la vida profesional y la personal, poniendo distancia física,
emocional y temporal. Mientras que estamos en horario de trabajo nos damos en cuerpo y
alma, estamos y rendimos al 100%, pero una vez que el tiempo de trabajo ha terminado,

45
nuestra atención tiene que girar en torno a nosotros mismos y a nuestra familia y amigos y
esto lo conseguimos mediante esa higiene de vida que comentábamos antes.
d) Poniendo límites a los cuidados, al gasto de tiempo y energía. Esto lo conseguiremos
analizando la situación, estableciendo qué tareas necesitan apoyo y cuáles no y en qué
medida. Hay que ser capaz de decir NO, por ejemplo ante una demanda de ayuda
exagerada o injustificada.

1.9 LA INTERVENCIÓN EN LAS SITUACIONES DE DUELO


La muerte es un proceso natural y como tal debemos referirnos a él,
independientemente de cuál sea la edad al sufrir la pérdida o la situación de dependencia,
fragilidad o discapacidad de las personas que cuidamos. Debemos cambiar de actitud, no
hacer de la pérdida un tema tabú y, cuando ocurra, hablaremos con naturalidad dependiendo
del nivel cognitivo, permitiendo que afloren y se expresen las emociones y sentimientos que
cualquier persona experimentaría para facilitar de este modo la elaboración del duelo.

1.9.1 ¿QUÉ ES EL DUELO?

Es el proceso (físico, psíquico y social) que una persona experimenta a raíz de una
pérdida de alguien o algo querido. El duelo en sí no se puede considerar una enfermedad,
pero sí es una situación vital estresante que normalmente conlleva un desequilibrio emocional
en diferentes grados asociándose generalmente a la expresión de síntomas físicos, como por
ejemplo vacío en el estómago, sequedad de boca, hipersensibilidad al ruido, opresión en el
pecho, etc.

El duelo comienza normalmente con la pérdida del ser querido y se puede considerar
acabado, según Worden y Neimeyer, cuando la persona muestra capacidad de reorganizar su
vida a un nivel parecido al que siempre tuvo o de referirse al fallecido sin sentimientos de
extrema tristeza o ansiedad.

1.9.2 TIPOS Y FASES DEL DUELO

 Duelo normal: sería el proceso o período de tiempo que una persona necesita
normalmente para restablecer su equilibrio.

 Duelo patológico, es aquel cuyos efectos:


• No han sido vividos, es decir, ante una pérdida de un ser querido hay ausencia de duelo
o bien retardo del mismo.
• No han finalizado, porque haya una manifiesta incapacidad de superar la pérdida y dure
más de lo normal, generando problemas psicológicos importantes.

46
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

Fases del duelo: podemos hablar de una serie de fases del duelo por las que atraviesan los
dolientes, que no necesariamente siguen un orden lineal y riguroso, pues a menudo se tienen
regresiones en la elaboración del duelo. Estas fases son:

1. Shock. Esta fase suele producirse en los primeros momentos de la pérdida, se caracteriza
por un estado de perplejidad, no te lo crees, se niega la evidencia y está unida a un fuerte
dolor.
2. Reflexión. En esta fase hemos aceptado la realidad emocional de la pérdida y aparecen
sentimientos de miedo, ira, rabia, culpabilidad por no haberlo visto más, etc.
3. Desorganización del propio mundo. La muerte supone la desaparición de una persona
que cumplía unas funciones, sobre todo en el caso de padres o hijos de la persona
dependiente. El mundo sin la persona que se ha perdido deja de tener sentido, se
desestructura, se rompe la cadena de conducta asociada al difunto como las salidas
sociales, actividades de ocio o cuidado, que acaban sumiendo al dependiente en un estado
de tristeza y desinterés por todo lo que le rodea.
4. Superación. Su duración es variable, de meses a un año y en esta fase se establecen
nuevos patrones de conducta teniendo en cuenta la situación de la pérdida, se reconduce
la vida, reaparece la esperanza y se empieza a vivir pensando en el futuro no en el pasado.

1.9.3 INTERVENCIÓN EN LAS SITUACIONES DE DUELO. PRINCIPIOS DE LA


INTERVENCIÓN

Una persona no dependiente ante una muerte puede estar abatida o desesperada, la
persona dependiente también se puede sentir así y con la peculiaridad de que al ser
dependiente necesita más atención, más afecto, necesitan ser abrazados, no estar solos, ser
escuchados y, dependiendo de quién haya muerto, pueden llegar a sentirse como una carga o
incluso temer que desde ese momento no haya nadie que les cuide.

Según Rodríguez Vega y Fernández Liria podemos hablar de tres niveles de


intervención:

 Primer nivel de intervención. Consiste en utilizar los conocimientos que se tienen de los
procesos de duelo para facilitar los mismos, o por lo menos no entorpecerlo. Este nivel
incluye:

• Ayudar a la persona dependiente a asumir la pérdida, animándole a hablar de la misma,


facilitándole que se exprese con términos claros. Por ejemplo, empezar a decir la
palabra “muerto” en vez de “se fue” o “se marchó”, hablar del momento de la muerte,
etc.
• Ayudar a identificar y expresar sus emociones. Por ejemplo a través del llanto, con una
actitud empática ante los sentimientos de culpa, reproche, enfado, rabia, etc. Evitar
frases hechas o intervenciones que corten la expresión de las emociones como por
ejemplo “tienes que ser fuerte…”, “llorando no se arregla nada…”, “el tiempo todo lo
cura”.
47
 Segundo nivel de intervención: Counselling o asesoramiento. Es el tipo de intervención
que debería hacer cualquier profesional que se relaciona con personas que se enfrentan a
una situación de duelo: sanitarios, bomberos, trabajadores sociales, técnicos de asistencia
socio-sanitaria, religiosos, etc. Esta intervención se realiza en el contexto habitual donde
trabajan dichos profesionales. En nuestro caso en el domicilio de la persona dependiente.

 Tercer nivel de intervención: Terapia de duelo. La realizan los profesionales de salud


mental y está indicada en dos situaciones:
• Cuando las dificultades en el proceso de duelo han dado lugar a problemas de salud
mental graves (por ejemplo, un cuadro depresivo con ideas de suicidio) que requerirían
esta intervención independientemente de su origen.
• Cuando la intervención de segundo nivel no ha conseguido mejorar el problema o ha
desencadenado reacciones inesperadas.

Principios de la intervención en el duelo:

Estos 11 principios pueden ser aplicados a los tres niveles de intervención y son:

1) Ayudar al superviviente a tomar conciencia de la muerte. Esto lo podemos conseguir


invitando al doliente a que nos cuente cómo se enteró, qué sucedió, cómo fue, qué
pensó, qué sintió, etc. También puede ayudarnos a asumir la realidad de la muerte visitar
el cementerio o el lugar donde se esparcieron las cenizas.

2) Ayudar al superviviente a identificar y expresar sentimientos. La tristeza o la pena son


las emociones más inmediatas y se suelen expresar mediante el llanto. La rabia es otro
sentimiento frecuente y puede ser hacia la persona muerta (porque tememos el
abandono, porque no se haya cuidado lo suficiente, etc.), hacia profesionales (bomberos,
ambulancia, médicos) porque piensen que no han actuado correctamente, hacia Dios por
permitir la pérdida, e incluso rabia hacia ellos mismos en forma de culpa. Por ejemplo, por
tener sentimientos negativos hacia la persona muerta (lo normal es que todo el mundo
hable del difunto en los términos de “qué bueno era…”, por ello es más difícil expresar los
sentimientos negativos).

La culpa con preguntas del tipo “¿y si…?”, aquí puede ser útil ayudar a que se pregunte
qué opciones reales había y por qué debería haber elegido una diferente.

La angustia y la indefensión son también frecuentes, sobre todo en personas


dependientes que se pueden preguntar “a partir de ahora qué voy a hacer, qué va a ser
de mí…”. Tendremos que facilitarle el manejo de este sentimiento parándose a pensar
sobre las posibilidades en la nueva situación que se ha producido.

3) Ayudar al superviviente a que sea capaz de resolver sus problemas cotidianos. La


dificultad de esta tarea depende del tipo de relación que existiera entre la persona perdida
y el superviviente. Habrá que ayudarle a identificar las dificultades que tiene que afrontar
y, por supuesto, desaconsejar la toma de decisiones drásticas o irreversibles, sobre todo
en los primeros momentos del duelo.
48
Unidad 1: Las personas dependientes: características y necesidades.
Principios éticos de la intervención social

4) Favorecer la recolocación emocional de lo perdido. Aunque nunca se podrá


reemplazar la pérdida, si que se puede recolocar, hay que darle su lugar en la memoria de
modo que su recuerdo no nos impida establecer nuevas relaciones.

5) Facilitar tiempo para el duelo. El duelo requiere tiempo, y no hay que presionar para
hacer cuanto antes y con urgencia las actividades que hacíamos antes de la pérdida.

6) Evitar formulismos. Hay que evitar formulismos como por ejemplo “hay que seguir
adelante”, “hay que ser fuerte”…, pues no suelen ser de utilidad, así que mejor callados o
verbalizar realmente lo que nos sucede como por ejemplo, “no sé qué decir”.

7) Interpretar la conducta normal como normal. Los fenómenos de presencia,


sentimientos de irrealidad, ideas de suicidio, etc., pueden ser normales en el proceso de
duelo, por lo que habrá que tranquilizar al doliente informándole que eso es normal en ese
momento del duelo.

8) Permitir diferencias individuales. Cada cual vive el duelo a su modo y por ello no tiene
que ser anormal o patológico.

9) Ofrecer apoyo continuo. Los requerimientos de las personas en duelo son diferentes a lo
largo del proceso, por ello será útil que nuestra ayuda esté disponible durante todo el
proceso. Sobre todo en momentos que pueden originar una crisis como aniversario de
muerte, cumpleaños, primera Navidad…

10) Examinar defensas y estilo de afrontamiento para prevenir complicaciones. Hay


personas que pueden usar diferentes mecanismos de defensa (uso de alcohol, drogas,
negación de la situación, etc.), para evitar el dolor. Esto nos tiene que alertar ya que hace
previsible la dificultad para completar el proceso de duelo.

11) Identificar patología y derivar. La persona que pretende ayudar a quien está
atravesando un proceso de duelo debe ser capaz de decidir cuándo sus propias
capacidades de ayuda han sido rebasadas por la situación. Por ejemplo, en los casos en
los que aparece sintomatología psicótica franca y prolongada en el tiempo, ideas de
suicidio incoercibles, o cuadros depresivos, habrá que derivar a un especialista.

1.9.4 ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN. TÉCNICAS

Según Klerman y colaboradores estas estrategias de intervención consistirían en:

 Facilitar la expresión de los sentimientos y explorar sin emitir juicios. La relación de


ayuda que se produce con la asistencia socio-sanitaria en el domicilio de las personas
dependientes consistirá en animar al dependiente a pensar en la pérdida, a que nos hable
de ella, cómo era, cómo se siente ante esta situación, etc.
 Tranquilizar. Ya hemos comentado que el superviviente puede experimentar miedo a
muchas cosas, el técnico tendrá que aplicar los principios anteriormente expuestos y
tranquilizar a la persona dependiente argumentando que este proceso es normal.
49
 Reconstruir la relación. Es de utilidad animar al dependiente a que nos narre su relación
con la persona perdida y facilitarle que lo haga haciendo hincapié en los afectos (positivos
o negativos) puestos en juego por cada uno de los acontecimientos narrados.
 Esclarecer. Se trata de ayudar al dependiente a desarrollar un nuevo modo de ver los
hechos, explorando respuestas tanto afectivas como de conducta. Se deben evitar
respuestas tipo “ya se puede imaginar…”, “como cualquier persona…”. Habrá que dirigir
las preguntas e insistir en que nos concrete por ejemplo “¿qué cosas le gustaban de…?,
¿cuáles no?...”.
 Explorar los cambios de comportamiento. Esto nos puede ayudar a ver situaciones
problemáticas de no resolución del duelo.

Las técnicas de intervención más utilizadas son:


 Lenguaje evocador. La utilización de términos evocadores como “muerte”, “perder”,
“huérfano”, y de tiempos verbales adecuados, facilita que el dependiente tome conciencia
de la pérdida como que contacte con sus sentimientos.
 La utilización de símbolos y objetos de vinculación. Es de utilidad pedirle que nos
enseñe fotos o recuerdos del fallecido y especialmente los objetos llamados de vinculación,
que son aquellos que tienen un simbolismo especial (como joyas, relojes, fotografías) a
través de los cuales se mantiene relación con la persona muerta. Necesitan saber siempre
dónde están exactamente para no sentir angustia.
 En otras ocasiones puede venir bien que ponga por escrito lo que siente o que dibuje,
esto es especialmente útil en niños.
 La reestructuración cognitiva. Ayuda al doliente a identificar los habituales pensamientos
automáticos que disparan sentimientos negativos o de culpa asociados a la pérdida, del
tipo “no podré conseguirlo..., me pondré a llorar..., ya no sirvo para nada, qué pinto yo en
este mundo, nada tiene sentido...”, y se le enseña a pararlos mediante detención de
pensamiento y pensando en positivo, como: “seguro que puedo, seré capaz... puedo
hacerlo... puedo vivir”, esto hará que se sientan francamente mejor y más capaces. Es una
técnica muy útil por su sencillez e inmediatez.

50
PARA RECORDAR

El envejecimiento biológico es el proceso fisiológico de degeneración de nuestro cuerpo, a


consecuencia de factores ambientales y genéticos. Los problemas de salud del anciano suelen
ser de carácter crónico y degenerativo y están asociados a sus procesos de envejecimiento
psico-físico.
Los trastornos físicos asociados al envejecimiento pueden estar ocasionados por
enfermedades o discapacidades.

El envejecimiento psicológico es la consecuencia de la acción del tiempo vivido y percibido


por el anciano sobre su personalidad.
El anciano sufre tres tipos de crisis:
• Crisis de su propia imagen e identidad: decadencia de su cuerpo, soledad, enfermedades,
etc.
• Crisis de autonomía, se hace dependiente.
• Crisis social, pues se retira de la participación social.

Las características sociales de las personas mayores son:


 Distorsionan la concepción del tiempo: los días, las semanas y los años parecen transcurrir
con mucha rapidez.
 Se deterioran sus habilidades motoras.
 Se deterioran las capacidades.
 Se siente vulnerable y frágil.
 Reclama continuas atenciones y cuidados.
 Reclama continuas atenciones y cuidados recordando los miedos y temores.
 Le falla la memoria, pero conserva la memoria de largo plazo por lo que le gusta evocar
tiempos pasados (las batallitas de los abuelos).

Fases de la enfermedad:

ETAPAS DESCRIPCIÓN REACCIONES

FASE I: Aparición de La persona percibe los - Negación


síntomas síntomas - Autotratamiento
- Reconocimiento y aceptación de ayuda

FASE II: Aceptación del Comunicación - Aceptación


papel del enfermo personas más - Abandono actividades habituales
próximas

51
FASE III: Contacto con Busca ayuda - Explicación síntomas y repercusiones
la asistencia sanitaria profesional para - Acepta tratamiento, y coopera
tratamiento - Se niega a colaborar

FASE IV: Recuperación Los síntomas van - Incorporación a actividades habituales


y rehabilitación desapareciendo

FASE V: Si la Adaptación a un nuevo estilo de vida


enfermedad es crónica

Clasificación de las enfermedades


 Rapidez con la que aparecen y por su duración:
• Agudas: Se manifiestan rápidamente, pero son de corta duración (gripe).
• Crónicas: se desarrollan con lentitud y duran mucho tiempo, en ocasiones toda la vida
(artritis, diabetes tipo I).
 Por la frecuencia:
• Esporádicas: solamente se producen algunos casos en la población (derrames
cerebrales).
• Endémicas: exclusivas de una región concreta, donde se registran casos de manera
habitual (paludismo en zonas tropicales).
• Epidémicas: afectan a gran número de personas en un período corto de tiempo. Si la
epidemia afecta a muchos países, o incluso a todo el planeta, se denomina pandemia.
 Por su origen:
• Infecciosas: causadas por microorganismos patógenos.
• No infecciosas: no son provocadas por microorganismos.

Dependencia: es el estado permanente en que se encuentran las personas que, por razones
derivadas de la edad, la enfermedad o la discapacidad, y ligadas a la falta o a la pérdida de
autonomía física, mental, intelectual o sensorial, precisan de la atención de otra u otras
personas o ayudas importantes para realizar actividades básicas de la vida diaria o, en el caso
de las personas con discapacidad intelectual o enfermedad mental, de otros apoyos para su
autonomía personal.
• Primer Grado o dependencia moderada: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria, al menos una vez al día, (por ejemplo, para
comer y beber, controlar la micción o la defecación, lavarse, vestirse...), o necesitan ayuda
intermitente o limitada para mantener la autonomía personal.
• Segundo Grado o dependencia severa: personas que necesitan ayuda para realizar
varias actividades básicas de la vida diaria dos o tres veces al día, pero no requieren el
apoyo permanente de un cuidador, o necesitan mucha ayuda para mantener la autonomía
personal.

52
• Tercer grado o gran dependencia: personas que necesitan ayuda para realizar varias
actividades básicas de la vida diaria varias veces al día y, por su pérdida total de
autonomía, necesitan el apoyo indispensable y continuo de otra persona, o bien tienen
necesidad de ayuda total para mantener la autonomía personal.

Deficiencia: (impairment) existencia de una alteración o anormalidad de una estructura


anatómica que condiciona la pérdida de una función, que puede ser tanto fisiológica como
psicológica.

Discapacidad: (disability) cualquier restricción o falta de capacidad (aparecida como


consecuencia de una anomalía) para llevar a cabo una actividad determinada.
• Discapacidades de la comunicación. Hacen referencia a la capacidad del sujeto para
generar y emitir mensajes, así como para recibir y comprender mensajes. Ejemplo
tartamudez.
• Discapacidades de la conducta. Hacen referencia a la conciencia y capacidad de los
sujetos para conducirse, tanto en las actividades de la vida diaria como en la relación con
los otros, incluida la capacidad de aprender. Ejemplo: autismo.
• Discapacidades de la destreza. Hacen referencia a la destreza y habilidad de los
movimientos corporales, incluidas las habilidades manuales y la capacidad para regular los
mecanismos de control. Ejemplo: artrosis avanzada, enfermedad de Parkinson, etc.
• Discapacidades de la locomoción. Hacen referencia a la capacidad para llevar a cabo
actividades características asociadas con el movimiento de un lugar a otro, de sí mismo y
de los objetos. Ejemplo: paraplejia.
• Discapacidades de situación. Incluyen discapacidades de dependencia y resistencia,
ambientales y otras restricciones generalizadas. Ejemplo: claustrofobia.
• Discapacidades del cuidado personal. Hacen referencia a la capacidad para cuidarse en lo
concerniente a las actividades fisiológicas básicas, tales como la excreción y la
alimentación, el cuidado propio, la higiene y el vestido. Por ejemplo: incontinencia urinaria.

Discapacidad física: existe una limitación en el área motora o falta de control de


movimientos, de funcionalidad y/o de sensibilidad, que impiden realizar las actividades de la
vida diaria de manera independiente o realizarlas como las hace el común de las personas.

Discapacidad psíquica: es un trastorno definido por la presencia de un desarrollo mental


incompleto o detenido que produce un deterioro de la funciones concretas de cada etapa del
desarrollo y que afectan a nivel global a la inteligencia: las funciones cognitivas, del lenguaje,
motrices y la socialización.

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Discapacidad sensorial: incluye a quienes presentan trastornos relacionados con la vista, el
oído, el lenguaje y otros tipos de discapacidades relacionadas con disminución de algunos de
los sentidos, por ejemplo la hipoacusia que es la disminución en las sensaciones acústicas.

Minusvalía: (handicap) existencia de una barrera presente en el individuo, como consecuencia


de una deficiencia o una discapacidad, la cual limita o impide el desarrollo del rol que sería
esperable en ese individuo en función de su edad, sexo y situación social y cultural.
• Minusvalía de independencia física. Minusvalía de la capacidad para llevar habitualmente
una existencia independiente efectiva.
• Minusvalía de integración social. Incapacidad para participar y mantener las relaciones
sociales usuales. Por ejemplo, el autismo.
• Minusvalía de la movilidad. Incapacidad para desplazarse de forma eficaz en su entorno.
• Minusvalía de orientación. Incapacidad para orientarse en relación con su entorno. Por
ejemplo, la demencia senil.
• Minusvalía ocupacional. Incapacidad para emplear el tiempo en la forma acostumbrada
teniendo en cuenta el sexo, edad y cultura. Por ejemplo una patología con bajo coeficiente
intelectual, como el Síndrome de Down.

Causas de las discapacidades


a) Neonatalidad
• Transmisión congenita
• Sufrimiento fetal
• Problemas en el parto
b) Enfermedad
• Producida por causas internas (Naturaleza endógena)
• Producida por causas externas (Naturaleza exógena)
c) Accidente
• Doméstico
• Vial
• Laboral
• Otras causas
d) Geriatría
• Envejecimiento natural
• Agravamiento del envejecimiento

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Intervención social ante personas discapacitadas
Las acciones de Intervención social han de ser dirigidas a varios niveles:
 Intervención Social a nivel individual: se diagnostica, evalúa y sigue el caso. Se tramitan los
recursos relacionados con la autonomía, la participación y la integración en la vida social y
económica; para ello el trabajador social realiza las funciones de diagnóstico de la
problemática social, intervención social, seguimiento del caso y evaluación.
 Intervención Social a nivel familiar: las familias de los discapacitados tienen un papel
esencial en su educación e inclusión social. Se debe tener en cuenta y estudiar:
• Análisis de la relación familiar.
• Intervención en problemas emocionales derivados de la discapacidad de la persona.
• Grado de aceptación de la persona con discapacidad.
• Esperanzas de la familia en relación a la persona con discapacidad.
• Intervención social en situaciones de crisis.
• Gestión de las posibles ayudas a las que, tanto la persona discapacitada como su
familia, tienen derecho.
• Apoyo a las familias que por sus circunstancias no pueden encargarse del cuidado de la
persona discapacitada.
 Intervención Social a nivel comunitario. A nivel de la comunidad donde se encuentran los
discapacitados debemos:
• Detectar lo antes posible los casos.
• Fomentar la participación e integración social en el entorno del discapacitado.
• Promover y fomentar los programas y campañas dirigidas a la sensibilización de la
población.
• Promocionar la participación en dinámicas de grupos a los afectados por la misma
discapacidad.
• Buscar recursos para la realización de actividades de recreo y tiempo libre.
• Promocionar el voluntariado.

Los principios éticos generales que deben regir la labor profesional de la atención socio-
sanitaria en el domicilio de las personas dependientes son:
• Principio de respeto a los Derechos Humanos: la actuación del trabajador/a estará siempre
dentro del marco de los derechos fundamentales enunciados en la Declaración Universal de
los Derechos Humanos, la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y la
Constitución Española.
• Principio de respeto a las personas con necesidades especiales: este trabajador/a actuará en
interés de las personas con las que trata, reconociendo, respetando y facilitando su autonomía
y libertad, así como el derecho a una vida digna.

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• El principio de profesionalidad: viene acreditado por las cualificaciones profesionales
adquiridas, bien por el título de formación profesional o por los certificados de
profesionalidad, que le cualifican para la detección de necesidades de atención que
presentan las personas dependientes y su entorno familiar: información, orientación,
organización, apoyo inter-relacional, psico-afectivo y emocional, atención a las
necesidades básicas de la vida diaria, ocio y tiempo libre.
• Principio de la atención socio-sanitaria: el cuidador tratará de mejorar la calidad de vida del
usuario, favoreciendo en todo momento la integración social en la comunidad a la que
pertenecen.
• Principio de la información responsable y de la confidencialidad: este trabajador/a guardará el
secreto profesional en relación con aquellas informaciones obtenidas, directa o
indirectamente, acerca de las personas a las que atiende.
• Principio de la participación comunitaria: este trabajador/a intentará que la comunidad en la
que se encuentra inmerso trabajando sea participativa, que busque y genere los recursos
necesarios para mejorar la calidad de vida de las personas dependientes.
• Principio de complementariedad de funciones y coordinación: será consciente de que su
trabajo se complementa y recibe influencias de otros profesionales, por tanto deberá
trabajar en equipo, sumando esfuerzos y de manera coordinada, sin dar mensajes o actuar
de manera contradictoria.

Actitudes y valores de los profesionales de atención directa


• Actitud de apertura: las dificultades se ven y se viven como problemas que hay que resolver y
no como amenazas, cerrando toda posibilidad de solución.
• Actitud positiva ante la vida: convicción de que todo puede ir mejor si nosotros nos lo
proponemos.
• Utilizar pensamientos constructivos, en vez de destructivos, por ejemplo “puedo”, “soy
capaz”, en vez de hablarnos en negativo.
• Compromiso con el trabajo que se realiza: es el grado en el cual una persona se identifica con
su trabajo, participa activamente en él y considera que su desempeño es importante.
• Satisfacción en el trabajo: como consecuencia del deber cumplido.
• Compromiso con las personas con necesidades especiales y con su entorno: preocuparse
por ellas y por mejorar su calidad de vida.
• Respeto consigo mismo y con su entorno.
• Respeto por la intimidad de la persona a la que se atiende y por su entorno.
• Naturalidad en el trato: no extremar las atenciones con las personas dependientes, ni dejarlas
abandonadas.
• Flexibilidad: proponer y aceptar soluciones variadas y viables.
• Escucha activa, entendiendo lo que oímos, vemos, percibimos.

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• Empatía, que es clave para comunicarnos y relacionarnos con los demás, ya que nos permite
entender puntos de vista diferentes al nuestro, colocándonos en el lugar de la otra persona.
• Asertividad, que nos capacita para expresar de la manera más adecuada lo que queremos y
deseamos, exponiendo nuestros intereses y siendo tolerantes y respetuosos con los demás.
• Valoración de la autonomía personal: se deben comprender las limitaciones que tiene, pero a
la vez potenciar y valorar su autonomía personal.
• Relación afectiva: conseguir que se sientan queridos y respetados.
• Los valores son aquellas cualidades positivas que tienen las personas, sus acciones y sus
comportamientos, que las hacen deseables o estimables por ellas mismas y no en relación a
otras cosas. Son principios con los que las personas sienten un fuerte compromiso de
conciencia, y los emplean para juzgar lo adecuado de las conductas propias y ajenas.
Ejemplos: el derecho y respeto a la vida, la salud, la verdad, la libertad, la igualdad, la
solidaridad, la justicia, la tolerancia, la bondad, la belleza, el amor, la dignidad, la felicidad, la
honradez, el trabajo, la riqueza, creencias religiosas, poder, prestigio, etc.

Confidencialidad: en la atención socio-sanitaria en el ámbito domiciliario, la confidencialidad


está constituida por los datos e informaciones, reservados o secretos, que las personas con
necesidades especiales depositan en los técnicos que les cuidan y que no pueden ser
difundidos o publicados sin consentimiento de los interesados.

Atención integral: se centra en la persona, como un ser “bio-psico-social”,


independientemente del estado de discapacidad o dependencia en el que se encuentre. Las
intervenciones y políticas dirigidas a las situaciones de discapacidad, envejecimiento o de
dependencia parten del objetivo de que las personas deben permanecer viviendo en su casa e
integradas en su entorno, con el apoyo coordinado de los servicios y programas que requieran
(salud, educación, atención social, vivienda, familia, ambiente, transporte, participación social,
cultura, ocio…).
Los principios y criterios de la atención integral centrada en la persona, que son los siguientes:
• Autonomía y diversidad
• Participación, accesibilidad e interdisciplinariedad
• Integralidad y globalidad
• Individualidad, atención personalizada y flexibilidad
• Inclusión social, proximidad y enfoque comunitario
• Independencia, prevención y rehabilitación
• Continuidad, coordinación y convergencia

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Técnicas de humanización de la ayuda: están basadas en el desarrollo de todas las
actitudes y valores para humanizar los cuidados y la ayuda a las personas dependientes. La
principal ayuda es la comunicación y ha de incluir:
 Escucha activa: poner atención, interés, intentar comprender las ideas, pensamientos y

• sentimientos. Las cuatro fases en la escucha activa son:


• Disposición psicológica a recibir mensajes
• Análisis del lenguaje verbal y no verbal
• Retroalimentación del mensaje del usuario
• Dar respuesta al usuario partiendo de sus propias ideas
 Empatía: es la habilidad de estar conscientes para ponernos en el lugar de la persona que
estamos atendiendo, compartiendo pensamientos, emociones y sentimientos,
comprendiendo lo que le sucede y cómo le afecta la situación en la que se encuentra.
 Asertividad: permite a las personas expresar lo que piensan, sus intereses, sus objetivos y
sus sentimientos respetando siempre el derecho de los demás a pensar o sentir diferente.
Es la forma de comunicarnos más adecuada, puesto que consigue manifestar nuestras
convicciones y defender nuestros derechos sin usar la violencia verbal o gestual ni
someternos a la voluntad ajena.

Fases de la relación de ayuda:


• Configuración del encuentro personal: acogida y orientación.
• Exposición, clarificación e identificación del problema.
• Confrontación y reestructuración del problema.
• Iniciación del plan de acción.
• Fin de la relación o separación.
• Evaluación.

Dificultades en la relación de ayuda:


• Recelos y resistencias del usuario.
• Dudas y temores surgidos en el profesional.
• Dificultad a la hora de detectar las necesidades de la persona dependiente.
• No reconocer la autonomía de la persona cuidada. Sobreprotección.
• La comunicación.

Intervención en situaciones de duelo:


El duelo es el proceso físico, psíquico y social que una persona experimenta a raíz de una
pérdida de alguien o algo querido. Las fases del duelo son:
• Shock
• Reflexión

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• Desorganización del propio mundo
• Superación
Los principios de la intervención en el duelo que deben ser aplicados son:
• Ayudar al superviviente a tomar conciencia de la muerte.
• Ayudar al superviviente a identificar y expresar sentimientos.
• Ayudar al superviviente a que sea capaz de resolver sus problemas cotidianos.
• Favorecer la recolocación emocional de lo perdido.
• Facilitar tiempo para el duelo.
• Evitar formulismos.
• Interpretar la conducta normal como normal.
• Permitir diferencias individuales.
• Ofrecer apoyo continuo.
• Examinar defensas y estilo de afrontamiento para prevenir complicaciones. Identificar
patología y derivar.
Las estrategias de la intervención ante situaciones de duelo deben ser:
• Facilitar la expresión de los sentimientos y explorar sin emitir juicios.
• Tranquilizar.
• Reconstruir la relación.
• Esclarecer.
• Explorar los cambios de comportamiento.
Las técnicas de intervención más utilizadas son:
• Lenguaje evocador.
• La utilización de símbolos y objetos de vinculación.
• La reestructuración cognitiva.

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