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Introducción
Este capítulo presenta una continuación al análisis de la música como estímulo
modulador de la emocionalidad en los animales, con un enfoque particular desde la
psicoacústica, para identificar las relaciones existentes entre las características físicas de los
estímulos sonoros y las respuestas de carácter psicológico o emocional que el mismo
provoca en los animales.
Todas las especies utilizan información acústica, que tiene relevancia desde el punto
de vista neurofisiológico y cuyo efecto se manifesta a nivel etológico. La comunicación
acústica es vital para cualquier ser vivo, muchas funciones biológicas dependen de ella, la
atracción de pareja, los rituales de cortejo, el reconocimiento de la descendencia, la
territorialidad, la resolución de conflictos, la coordinación de cacerías y la señalización
mediante alarmas (Bradbury & Vehrencamp, 2011). Adicionalmente, existe una forma
especialmente diseñada de comunicación acústica, cuya relevancia al menos en los
humanos ha sido ampliamente reconocida: la música. Según la Real Academia de la
Lengua, música significa ‘melodía, ritmo y armonía, combinados’. En este sentido, se
entiende que lo que consideramos música constituye una elaboración organizada, un
lenguaje con elementos básicos estructurados, y por supuesto constituye información de
tipo auditivo. En este sentido, no es de extrañar que los animales la perciban e interpreten.
Sin embargo, la percepción animal sigue siendo un desafío en el campo de la investigación
(Shofner & Niemiec, 2012) principalmente cuando nos referimos a estímulos musicales.
Hay numerosas preguntas que pueden plantearse con respecto al mundo perceptivo musical
de los animales, como: ¿qué percibe un animal no humano? ¿Puede un animal percibir la
música de forma similar a como lo hacen los humanos? ¿Cuáles son sus preferencias
musicales? o ¿pueden los animales no humanos identificar elementos constitutivos de una
pieza musical y responder a ella? Para el campo de la psicoacústica comparada, este tipo de
cuestionamientos siguen siendo un desafío.
Marco conceptual
La psicoacústica comparada
Las características del audiograma de la especie porcina ya han sido descritas (R. S.
Heffner & Heffner, 1990), para facilitar su interpretación, en la Figura 1, se expone
comparativamente con el audiograma del humano (Bryant, 2013; R. S. Heffner & Heffner,
1990), resaltando los límites y áreas de mayor sensibilidad. El cerdo presenta un rango
auditivo inclinado levemente a hacia la izquierda, es decir hacia frecuencias más altas,
indicando una mayor sensibilidad en la percepción de este tipo de señales. En contraste el
humano, es ligeramente más sensible a frecuencias más bajas. El punto marcado con el
número 1, corresponde a 20 dB (que es considerado un nivel de ruido bajo, lo equivalente
por ejemplo a una conversación tranquila en una biblioteca) a este nivel, el humano detecta
frecuencias a partir de 125 Hz, mientras que el cerdo lo hace a partir de 250 Hz. El número
2 marca el punto (4 KHz) de mayor sensibilidad en el humano, percibiendo sonidos con un
mínimo de decibeles, en este punto se presenta una diferencia de casi 20 dB con respecto al
cerdo. El número 3, indica el punto de mayor sensibilidad para la especie porcina (8 KHz),
que perciben sonidos con un mínimo 10 dB y una diferencia de 3 decibeles con respecto a
la sensibilidad del humano en los mismos decibeles. Finalmente, el número 4, marca el
límite (16 KHz) de buena sensibilidad para el cerdo a un nivel de 20 dB, el humano a esta
frecuencia ya tiene una baja sensibilidad y requiere al menos 30 dB para percibir el
estímulo.
Lo anterior plantea diferencias perceptivas que deben ser tenidas en cuenta para la
composición y aplicación de estímulos auditivos en la especie porcina. Se ha planteado la
importancia del tipo de música y los ajustes especie específicos como determinantes en los
efectos potenciales de la música en los animales. (Akiyama & Sutoo, 2011). Por ejemplo,
todos los estudios que examinan los efectos fisiológicos de la música en ratas, hasta la
fecha, utilizaron estímulos que no han sido ajustados a estas características de la
comunicación social en esta especie que se produce en el rango ultrasónico (Patterson-Kane
& Farnworth, 2006). Por tanto, no es adecuado sugerir que las especies disfrutan de la
música humana cuando sus propios métodos de comunicación varían tanto de los nuestros
(Panksepp & Bernatzky, 2002). Y es posible que muchas de las investigaciones en el área,
conducidas hasta la fecha tengan deficiencias metodológicas con respecto al tipo de música
utilizada para estimular los animales. A partir de esto, se plantea la importancia del estudio
psicoacústico como fundamento para el ajuste especie específico de piezas musicales,
aplicación que será desarrollada más adelante en el capítulo 4 de la presente tesis.
Centroide: medida que indica dónde está el "centro de masa" del espectro, tiene una
conexión con la brillantez de un sonido y por lo tanto el timbre.
Amplitud: revela la distancia que existe entre el pico de la onda (el valor más alto) y su
base, midiéndose en decibeles. A medida que crece la amplitud de onda, aumentan los
decibeles, lo que refleja un crecimiento de la intensidad (el volumen) del sonido
Disonancia: la disonancia sensorial (que debe distinguirse de la disonancia musical o
teórica) de una señal de audio dados sus picos espectrales mide la rugosidad perceptiva
del sonido y se basa en la rugosidad de sus picos espectrales
High frecuency content (HFC): contenido de alta frecuencia de un espectro de sonido
Zero Crossing Rate (ZCR): densidad de puntos de "cruce por cero" en una onda de
audio. Las señales ruidosas tienden a tener una mayor tasa de cruce de cero
Pulso (BPM): se refiere al ritmo de la música, medido por la cantidad de latidos que
ocurren en 60 segundos
Densidad vertical: es el número de instrumentos musicales que se presentan
simultáneamente en un fragmento o pieza musical.
Desviación espectral: medida estándar de la desviación de frecuencia alrededor del
centroide espectral.
Los datos obtenidos de los parámetros acústicos de las piezas musicales utilizadas en el
estudio y de la evaluación de las respuestas emocionales, es analizada minuciosamente
con varias técnicas estadísticos (p.e análisis distribuciones, análisis de componentes
principales (ACP), análisis de correlaciones, análisis de clúster), para establecer efectos
y asociaciones. Dando lugar a un modelo de evaluación psicoacústico que se describen
en la figura 3.
Figura 3. Modelo de integración de parámetros acústicos y QBA para la evaluación
psicoacústica de piezas musicales incluidas en la investigación.
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