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comedias del Fénix de España, Frey Lope Félix de Vega Carpio 1 en 1641. Algunos críticos
contemplan que la pudiera empezar a escribir entre 1620 y 1625, ya en el final de su trayectoria
literaria. No conservamos el manuscrito original de la obra, por lo que el texto es fuente única, y
debido a ello las garantías de fidelidad de este texto con respecto al original son escasas. Lope de
Vega elabora su “tragicomedia” 2 sobre una fuente de carácter histórico, el asesinato de Don Juan
de Viveros3, caballero que regresaba “por el camino real de la villa de Medina del Campo para la
dicha villa de Olmedo”, leyenda que pervivió durante años en Castilla y sirvió como inspiración a
muchos.
El fragmento que comentaremos trata de la escena que inaugura un nuevo segundo acto (v. 888-
1006) tras el impetuoso fin de la primera jornada. Reparamos en una notable diferencia entre la
escena previa, dotada de una gran potencia formal, y esta, que es una escena moderada, reposada.
dialogan sobre el amor que don Alonso “padece” por doña Inés. El amor ya no se presenta como
Lope de Vega nos hacía creer en La dama boba, ha dejado de ser un amor transformador,
educador y catedrático divino a ser arduo e intrincado. En esta obra, y particularmente en esta
escena, se presenta la cuestión amorosa no tanto como didáctica o metamorfosis si no con esa
1 Los Hados: antiguamente, las diosas que fijaban el destino de un ser cuando nacía y podían pronosticar el
futuro, los griegos las llamaban las Moerae, y los romanos las Parcae o Fata.
2 Así lo documenta Francisco Rico cuando nos habla del propio texto original, en su edición de El Caballero de
Olmedo en el año 1981. Rico menciona también que se publicó bajo la autoridad de Pedro Vergés, en Zaragoza,
1641.
3 No procede hablar de tragedia en este caso, esta obra es bastante alternativa y en términos más ortodoxos
podríamos entender que es un drama histórico en el sentido de que el héroe se ve abocado a un fin trágico al que
lo conduce su conducta y sobre el que ya nos previene la nuntio de otros personajes (de forma aristotélica, ya se
nos advierte) en un mundo de ridiculización en un primer momento, de ahí que la crítica hable de un teatro
‘hermafrodito’, se da un paso de lo trágico a lo cómico al introducir el efectismo en la muerte de Alonso.
teoría que tenía que ver con el mundo de los espíritus que toman los cuerpos de los amantes y una
vez puestos en manos de esos espíritus se convierten en títeres que no pueden renegar del destino.
Con “vivir” y “sin ver” la paradoja del amor y la ironía del hado 4 lo arrastraban a “morir”. La
lírica de la época equipara la muerte a la ausencia o rechazo, y la vida al amor. Con esto
obtenemos una sustancial paradoja como nos explica Francisco Rico en la introducción a su
edición, pues es precisamente el amor de Inés lo que “mata” ya sea de “pena” o de “gloria”. Nos
encontramos además una comparación loable con el mito de Hero y Leandro, donde se nos deja
ver, precisamente por parte de Tello - donaire que dejará de serlo - atisbos de lo que será el
De este diálogo que mantienen amo y criado, podemos destacar el uso de redondillas, esto se debe
a que, como apuntó Lope5, este tipo de métrica queda para ocasiones en que en los diálogos se
intercambian impresiones, en este caso, sobre uno de los temas más trascendentes: el amor.
4 Ahora bien, el fin último de Lope es establecer una relación conyugal; de lo contrario, se perdería el rol de
don Alonso y habría una sacralización del vínculo. De manera contraria, Rojas sí plasma lo carnal y lo sensual,
tal y como lo plantea Menéndez Pelayo en La historia de los heterodoxos.
Con todo, el protagonista muestra una conducta errada tras los consejos de Tello, el donaire, y el mal final es
inevitable, estamos ante la ‘justicia poética’, un concepto estudiado minuciosamente por A. A. Parker.
5 Realmente es un personaje que habla sui generis desde un lirismo y apasionamiento exacerbados, no es plano
y ello llevó a ver la obra como prerromántica.
Calisto o Melibea6, o Tello como Sempronio en una escena de notable parecido con la del ya
Resulta muy interesante ver el tratamiento que se hace del tema amoroso en esta escena, pues
aparece como un gran complicador de la vida, e incluso puede llevar a caminos y peligros
inciertos. Respecto a los personajes, destaca Tello, que se presenta como un glosador de lo que
mortifica a don Alonso7. Formalmente, éste emplea un lenguaje de carácter petrarquista, pero este
matiz se desvanece de una forma abrupta cuando Lope introduce narrativa breve al poner en boca
del mismo un cuento o relato breve por influencia italiana; de esta manera encontramos un
contraste del petrarquismo con el relato tradicional, con un lenguaje que destaca la verosimilitud,
En definitiva El Caballero de Olmedo es una lección o una práctica que hace Lope del Arte Nuevo
de hacer Comedias y lo podemos comprobar en esta escena plena de recursos e inmersa en los tres
grandes pilares temáticos que rodean en cuestión la obra: amor, muerte y destino. Amor en el
diálogo de los varones, muerte como consecuencia de sufrir de amor y destino de la mano de Tello
quien concurrentemente va poniendo “las cosas en el suelo”, haciéndolo de una manera llana
mediante parábolas, cuentecillos e historias que pudiesen entenderse o trasladar a una idea o
categoría mayor para comprender que, efectivamente, el héroe era prisionero de la justicia poética.
7 En el Arte nuevo de hacer comedias expone que en las piezas cada tipo de metro se emplea de forma muy
intencionada.
8 La mezcla de tonos y unidad de acción es evidente, aunque lo cierto es que no se trata de un teatro
completamente desaristotelizado.
Como hemos dicho en nuestro comentario de texto, la obra de Lope está basada en una
leyenda9, por lo que el telefilme se ve tendente a decantarse entre lo puramente fiel al texto o lo
sugerente para el público. Dicha leyenda, que puede entenderse como fuente histórica, se
remonta a 1521, cuando Juan de Vivero fue asesinado por Miguel Ruiz a causa de una pelea:
“La cantinela había alcanzado gran éxito en el primer cuarto del s. XVII, pero aludía en
de 1521. Señor de Castronuño y Alcaraz, Vivero «fue muerto viniendo de Medina del Campo
elementos para no soslayar al público o engañarlo con que la historia que ya se conoce.
Por otro lado, elimina el elemento que causa la disputa original y entremezclando el amor en la
trama, para que sea éste el que cause las circunstancias que llevan a ese final trágico que posee
la obra.
presupuesto muy limitado según le confesó su director Jesús Fernández Santos al diario El
País. Es más, esta producción no es exacta a la obra lopesca y a juicio del propio Fernández
El hecho de que la película sea una adaptación implica que no se siga el guión que Lope dejó
escrito al pie de la letra, sino que se va alternando la base que sustenta la trama de la película, ya
que en unas ocasiones se sigue más la leyenda popular y en otras se ciñe a la obra teatral.
9 La fuente legendaria mencionada tiene que ver con lo romancesco y el baile y esto es una propiedad
fundamental que dotará a toda la composición audiovisual de un carácter múltiple.
Comenzada la película, se nos sitúa en una escena donde los dos protagonistas ya han establecido
contacto: don Alonso recoge el zapato que Inés pierde y se lo coloca en el pie, lo cual en la obra
de Lope no sucede así, sino que los enamorados tan sólo se han visto un momento nada más
comenzar la obra y no mantienen contacto hasta el acto segundo. Enlazando con lo anterior,
hemos de precisar que la obra teatral comienza con un monólogo en el que don Alonso expresa
a él y no ella. Dicho monólogo tiene un marcado tono neoplatónico, que era el código poético de
moda en la época, según el cual el amor es un instrumento divino para que el alma una lo
corporal con lo intelectual. Con todo, si nos trasladamos a la escena III del primer acto de la obra
lopesca, el diálogo que mantienen las hermanas Inés y Leonor, si bien presenta variaciones, se
Respecto al vocabulario empleado, se mantiene ese tono tan característico del conocido Fénix de
bastante acertada al recrear el ambiente festivo de Medina con las justas tradicionales que se
celebran, pero se nos hace reflexionar acerca del carácter verosímil de la adaptación, puesto que
Para concluir, nos resta comentar que esta adaptación de la obra no refleja su carácter ni su
televisión apueste por este tipo de entretenimiento, es un paso que nos acerca más a la cultura de
España en el Siglo de Oro, y descubrirle - a quien no lo conociera - la gran obra de Félix Lope de
Vega.