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HISTORIA DE MUJER JOVEN EXCOMBATIENE.

19 AÑOS

Cuando yo quedé embarazada en el grupo fue muy duro, porque yo no quería


decir que estaba embarazada, pero se me empezó a notar la barriga y me tocó
decirle a mi comandante, como él era mi cuñado pues no me hizo abortar, antes
me ayudó a que no se me notara tanto cambiándome el uniforme por uno más
grande, hasta que ya me dieron los dolores y ahí sí se dieron cuenta y yo lo tuve.
Gracias a Dios estábamos muy cerquita de la casa y por ahí pasaba gente para
allá, sino no hubiera podido conocer a mi hijo, ni estuviera yo acá, ni en Río Sucio
porque de allá me volé… Es que yo me quería volver para el grupo, porque uno
recién cogido es desesperado, eso es horrible porque yo me sentía como un bicho
raro en la ciudad, como una cosa rara…
Yo allá tuve mis problemitas, por eso no me gusta tener rabia con nadie. Yo tuve
muchos problemas y yo pienso “de milagro yo estoy viva” porque yo soy
atravesada. 2 veces me hicieron consejo de guerra y me salvé, por eso yo digo,
tercera vez que cualquier cosita pase y yo ya no me voy a salvar.
La primera porque maté a un negro fastidioso que me iba a coger a la fuerza,
porque mi comandante me dijo: “vaya y lava todos los útiles”, entonces yo me fui
para la orillita del rio, me quité las botas y me quité todo, solo quedé en
pantaloneta y un brasier; entonces yo fui y puse a un lado un machete que yo
tenía y me acosté; y ese man andaba detrás mío y yo sentía que alguien venía, yo
pensé que era una amiga, no me imaginaba que era él, entonces yo me acosté y
él se me tiro encima y yo no sé cómo fue que reaccioné, yo acurruqué las piernas
y le metí una patada y cayó por allá, cuando él cayó, yo cogí el machete y se lo
tiré de punta y se lo clavé en el pecho, él se quedó mirándome y yo le dije: “negro
yo le dije que no me chimbiara que yo no era como las otras viejas que porque
usted le habla al oído, ellas le van abriendo las piernas” y él me dijo: “ayúdame,
ayúdame, perdóneme, pero vaya llame al comandante” y yo le dije: “ah no,
muérase mijito, si usted va a seguir así en la revolución, usted no sirve para esto”
entonces yo salí corriendo porque yo me asaré y le dije a mi comandante que
había un herido, él me dijo que cómo así que me iba para el río y veía un herido y
yo le dije: “es que le tire la rula al negro” y el me preguntó: “¿y es que el que
estaba haciendo por allá?” yo le dije que no sabía. Llamaron a la auxiliar y cuando
volvimos ya estaba tirado en el piso muriéndose, la auxiliar dijo que le tenían que
sacar la rula para poderlo curar, entonces cuando se la sacaron se bañó ese
muchacho de sangre y quién se iba a imaginar que él me salvó la vida porque
antes de morirse dijo: “mi comandante, no le vaya a hacer consejo de guerra a la
pelada porque yo siempre la seguí a ella, yo fui el que buscó la muerte y que ella
me tirara. Si usted considera que yo fui buen guerrero no le vaya a hacer nada” y a
mí me dijo: “perdóneme”, entonces yo le cogí la mano y le dije que no dijera eso,
que él era muy verraco y que iba a salir de esa, y él dijo que no; claro, cuando yo
lo toqué ya se estaba quedando frio, se estiró 2 veces y a lo último murió. Mi
comandante estaba bravísimo, y me dijo “¿Qué pasó? Me explicás ya”, y le dije
todo lo que paso. No me dijo nada, sólo que nos veíamos al otro día a las 7 de la
mañana; yo no dormí esa noche. Yo me levanté muy temprano y a las 7 me
dijeron que tenía que hacer un chonto (hueco), y yo pensaba que era para mí, y lo
hice, cuando menos mal vi que no era para mí, era para el negro y lo enterramos.
De ahí nos fuimos para el consejo de guerra, yo estaba asustada, pero todos los
pelados dijeron: “mi comandante nosotros somos testigos que ella no lo hizo por
matarlo, sino porque el negro estaba jodiéndola. Además, el negro dijo”. Listo, ese
día me salve.
La vida por allá es dura, pero también es buena, uno se acostumbra a que allá
recochábamos bastante, a veces apostábamos la comida y así manteníamos más
bueno, como también había cosas malas, como todo.
Recuerdo el segundo consejo de guerra, fue porque en un enfrentamiento yo iba
de primera, porque yo iba con otro man pero apenas había salido del
entrenamiento que a uno lo mandan, entonces el comandante me había dicho que
le cuidara la espalda al man y yo le dije que sí. Pero yo lo mande a que fuera al
tiroteo, le dije que se fuera adelante y todo animado dijo “hágale”, cuando se fue le
pegaron un tiro, cuando yo vi que ese man cayó, y yo salí corriendo y cuando lo vi
estaba en el piso y me dijo “ayúdeme compañera, me hirieron”, entonces yo cogí
un cuchillo y le abrí el uniforme, cuando claro un huecote, yo le dije que se
tranquilizara y yo pensaba “qué le voy a decir a mi comandante ahora si me
mandaron a cuidarlo y yo mandarlo por allá a que le dieran”, el más bello, me dijo
que tranquila, que juntos salíamos de esa; yo le dije que qué hacía y él me dijo
“cósame, para que la sangre se me estanque”, y me tocó suturarlo en carne viva y
él apenas hacía fuerza para no gritar.
Recuerdo un día que entraron 11 a la guerrilla, a mi grupo, y los mandaron a dar
bala; entre esos 11 había una niña, y esa niña la mataron y de esos 11 solo
salieron 4 buenos, el resto los dejaron para carne de cañón, o sea que cuando hay
hostigamientos o enfrentamientos, los mandan de primeros, pa que mueran de
primeros.
Yo pensé que yo iba a salir mala para eso, porque yo era la protegida de mi papá,
mi papá no consentía nada conmigo y cuando fui, no. Me mandaron 3 o 4 meses a
entrenamiento, allá le hacen olvidar hasta la mamá de uno y lo ponen a prueba en
el tiro al blanco y varias cosas, pero para mí lo más duro es cuando le toca matar
a la primera persona, de resto eso uno lo pasa breve… Pero matar es muy duro
porque son personas secuestradas.
A mí cuando me mandaron a matar la primera persona yo temblaba, yo temblaba
horrible, y yo sólo pensaba que no era capaz, cuando me colocaron un arma en la
cabeza y me dijeron que era la vida de él o la vida mía, y yo cerré los ojos y le di.
Ya al segundo le perdí el miedo. Esas son las personas que salen buenas; porque
si lo mandan a matar al segundo y vuelve y hace lo mismo ya pailas, ahí es donde
se dan cuenta que fulana sirve y fulana no sirve, porque cuando llegue el ejército y
lo coja no va a decir casi nada, no va a decir quién está mandando el territorio ni
nada, en cambio el que está cagado de miedo, es capaz de ir a decir todo, las
caletas, la gente que trabaja para ellos, mejor dicho todo, por eso es que lo
mandan a ellos de primeros.
Allá, muchos son pensando: “ay yo pa que me vine” y cosas así, y uno allá tiene
que tener la frente en alto, porque si notan alguna cosa, mandan averiguar hasta
que se dan cuenta si uno esté aburrido y si está aburrido de una lo matan porque
sabe que se escapa. Yo primero mantenía muy aburrida y luego una amiguita me
dijo: “no demuestre nada porque la pueden matar”, entonces yo le cogí cosa a eso
y mejor mantenía preguntándole al comandante que en qué le ayudaba o algo así,
y él a veces cuando no había nada que hacer me decía que me relajara yo me iba
y me ponía a bolearle trapo a mi fusil o cualquier cosa hacía para no estar triste,
porque mataron a más de uno así.

Preguntas reflexivas:

 ¿Podemos decir que la joven se identifica con la agresión colectiva del grupo
armado?

 ¿La dificultad de la joven para asumir una vida ajena a la que tenía en el
grupo, tiene que ver con el mecanismo defensivo de identificación? ¿Por
qué?

 ¿Qué reflexión frente a la vida psíquica suscita en mí la historia de esta


joven?

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