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Caída del Imperio Romano.

Pueblos germánicos

Las causas que generaron la caída vertiginosa del vasto Imperio Romano fueron:

La difícil defensa de las fronteras: la presión ejercida por los pueblos bárbaros
(Bárbaro=extranjero) sobre las extensas fronteras imperiales se había incrementado desde el siglo
III y había convertido a la seguridad en la principal preocupación de los distintos emperadores.
Ese ejército, que demandaba gastos continuos, ya no estaba integrado por ciudadanos romanos
(que procuraban escapar a las obligaciones militares), sino por millares de francos, alamanes,
godos, vándalos, alanos. Incluso los principales generales acabarían por ser bárbaros.

La división del Imperio. Al morir el emperador Teodosio (395 DC), un hombre débil y
terrateniente, el imperio se dividió en dos para sus hijos: Arcadio recibió Oriente, y Honorio fue
designado soberano de Occidente. Esta separación no solo termino por debilitar al Imperio, sino
que aisló cada vez más ambas partes. En este contexto, la preferencia por Constantinopla,
manifestada por los últimos emperadores, había desplazado a Roma al papel de ”capital
simbólica”. Allí el obispo de Roma, el Papa, libre de la tutela imperial, acrecentaba su autoridad,
abonando el terreno para futuros conflictos. El Papa fue considerado como el defensor de Roma
El Derecho Canónico suplantó al Derecho Romano.

La decadencia del patriotismo y del espíritu cívico: al convertirse el gobierno imperial en una
verdadera monarquía oriental, absoluta, hereditaria y burocrática, desapareció la idea de Estado y
de servicio público, tan arraigada en el espíritu romano. Con el eclipse de las antiguas
magistraturas, reemplazadas por una corte imperial cada vez más influyente y ávida, y una
administración inflexible para exigir el pago de pesados impuestos, se fueron agotando el amor y
la lealtad hacia el gobierno de los emperadores.

Pueblos germánicos

El ingreso masivo de los pueblos germánicos se produjo en el siglo V, a causa de la presión que
ejercían sobre ellos los hunos.

Los hunos fueron un pueblo asiático de origen mongol, que habitaron las estepas situadas al norte
del mar Negro. Los pueblos germánicos odiaban y tenían a este pueblo nómade porque robaba y
arrasaba sus poblaciones en busca de botín de guerra. A mediados del siglo V, bajo la jefatura de
Atila, los hunos alcanzaron su máxima expresión y presionaron sobre el sector central y oriental
del Imperio Romano. Atila fue apodado “el azote de Dios” porque era un verdadero símbolo de
devastación. El Imperio Romano de Oriente, que soportaba esta vecindad peligrosa no sufrió su
invasión, ya que los hunos desviaron su ataque hacia el Imperio de Occidente. Ante el avance de
los hunos, distintos pueblos germánicos irrumpieron violentamente en el Imperio de Occidente.
La confusión y el vacío de poder existente en el Imperio de Occidente permitió a un jefe germano,
Odoacro (rey de los hérulos), derrocar en el 476 al último emperador romano de Occidente,
Rómulo Augústulo.

Los principales pueblos germánicos que irrumpieron en el Imperio Romano fueron los visigodos,
los ostrogodos los FRANCOS (los veremos en detalle), los suevos, los burgundios, los anglo, los
sajones, los jutos, los vándalos, los alanos, y los alamanes. Estos pueblos se organizaron en
nuevas unidades políticas denominados Reinos Romano Germánicos. Mientras el Imperio Romano
permanecía intacto, se producía la fragmentación política del espacio ocupado por el Imperio de
Occidente.

Características: Habitaban en aldeas integradas por chozas. Sus actividades principales fueron el
pastoreo y la agricultura. No parecen haber tenido una unidad étnica, pero si lingüística. Poseían
una aristocracia guerrera. Tuvieron una apreciable organización social. Se organizaron en familias
y tribus, y por encima de todos, el rey, como autoridad suprema, Poseían una adecuada
organización militar, eran guerreros por excelencia. El Derecho Germano no se basaba en leyes
escritas sino por costumbres ancestrales. Destacaba lazos de solidaridad, derecho de reparación

A partir del siglo I comenzaron a cruzar las fronteras del Imperio Romano, en busca de tierras y
botín de guerra. No perseguían con ello la destrucción del Imperio, ya que consideraban al Estado
romano como una admirable organización política, en la que pretendían ocupar un lugar.

Antes de su caída, el Imperio fue incorporando numerosos grupos de germanos como soldados
(por dinero) o como colonos. Ellos se comprometían a defender las fronteras, a cultivar las tierras
y a reconocer la autoridad del emperador. Pero en el siglo V este avance pacífico se convirtió en
incontrolable para los romanos debido al empuje de los hunos. Las invasiones germanas al
Imperio Romano fueron entonces emigraciones en masa para huir del temible enemigo, pero esta
vez saquearon las zonas recorridas y respetaron solamente la autoridad de sus jefes, y
contribuyeron, quizás sin quererlo, al derrumbe de la organización imperial.

Los invasores más importantes se asentaron en el antiguo territorio romano y formaron diversos
reinos.

En el año 493, Teodorico, jefe de los ostrogodos, venció luego de encarnizados combates a las
fuerzas de Odoacro, rey de los hérulos, que había destituido al último emperador romano. Instaló
entonces en Italia un reino ostrogodo independiente con capital en Ravena, que duró 60 años. En
el orden religioso, los ostrogodos adhirieron al “arrianismo”, herejía de origen cristiano que fue
sustentada por un obispo de Alejandría, Arrio (280-340 DC) quien negaba la divinidad de Jesús
(decía que no era igual a Dios Padre) y no reconocía la Santísima Trinidad. El arrianismo fue
condenado por la Iglesia en el Concilio de Nicea de 325.
En el 410, los visigodos saquearon Roma al mando de Alarico. Dos décadas después, en el 439, los
vándalos habían tomado Cartago, en el norte de África. En el 480, ya se había establecido en el
antiguo suelo romano el primero y tosco sistema de Estados bárbaros: los burgundios en Saboya,
los visigodos en Aquitania, y los ostrogodos en el norte de Italia.

En la primera mitad del siglo V, el orden imperial había sido asolado por la irrupción de los
bárbaros en todo Occidente.

Fuentes de este resumen: Anderson, Perry; “Transición de la antigüedad al feudalismo”, Siglo XXI,
1979.

Brown, Peter; “El mundo en la antigüedad tardía”, Taurus; 1989.

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