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Objetivos
Que el estudiante:
Formuladas estas precisiones, debería ser claro que nuestro análisis buscará
describir y caracterizar el aprendizaje humano en situaciones escolares: estu-
diar las condiciones que lo permiten, inhiben o producen, sus efectos sobre la
actividad cognitiva de los sujetos, y las características del dispositivo escolar
como contexto especializado en producir formas determinadas de aprendizaje.
También nos interesará estudiar el tipo de formulaciones disciplinares y prác-
ticas profesionales que se han desarrollado alrededor del aprendizaje escolar,
porque han contribuido a conformar el campo de nuestra disciplina y, aun cuan-
do en muchos casos señalaremos sus problemas, no pueden ser ignoradas
si queremos entender mejor las prácticas escolares. ¿Significa esto que una
psicología educacional no puede ocuparse de aprendizajes extraescolares?
No, pero estamos formulando precisiones que señalan las cuestiones que
LECTURA RECOMENDADA
RR
Pérez Gómez, A. y Almaraz, J. (comps.), (1988), Lecturas de aprendizaje y enseñanza,
Fondo de Cultura Económica, Madrid.
Leahey, T. (1998), Historia de la Psicología. Principales corrientes en el pensamiento psi-
cológico, cuarta edición, Prentice Hall Ibérica, Madrid.
LECTURA OBLIGATORIA
1.
PARA AMPLIAR
CC
[…] en primer lugar, un conjunto decididamente heterogéneo, que comprende
discursos, instituciones, instalaciones arquitectónicas, decisiones reglamenta-
rias, leyes, […] morales, filantrópicas; en resumen: los elementos del dispositi-
vo pertenecen tanto a lo dicho como a lo no dicho. El dispositivo es la red que
puede establecerse entre estos elementos.
En segundo lugar, lo que querría situar en el dispositivo es precisamente la natu-
raleza del vínculo que puede existir entre estos elementos heterogéneos. […]
este discurso puede aparecer bien como programa de una institución, bien por
el contrario como un elemento que permite justificar y ocultar una práctica, darle
acceso a un nuevo campo de racionalidad. […] entre esos elementos, discursi-
vos o no, existe como un juego, de los cambios de posición, de las modificacio-
nes de funciones que pueden, éstas también, ser muy diferentes.
En tercer lugar, por dispositivo entiendo una especie […] de formación que, en
un momento histórico [sirvió para] responder a una urgencia. El dispositivo tiene
pues una posición estratégica dominante. (Foucault, 1991: 128-129).
Características de un dispositivo
CC
Entendemos por «gramática» de la escolarización las reglas y las estructuras
regulares que organizan el trabajo de instrucción. Pensamos, por ejemplo, en
las prácticas organizativas estandarizadas de división del tiempo y el espacio,
de clasificación de los estudiantes y localización en salas de clases, y en la se-
paración del conocimiento en «temas». (Tyack Y Tobin, 1994: 454. Original en in-
glés, traducción propia).
RR
TRILLA, J. (1985), “Capítulo 1”, en: Ensayos sobre la escuela. El espacio social y material
de la escuela, Laertes, Barcelona.
cambian de escala con su desarrollo hacia finales del siglo pasado. Cuando
el problema es educar a toda la población (imperativo sin precedentes en la
historia previa de las sociedades occidentales), las formas tradicionales de
respuesta resultan inadecuadas: existe instrucción sistemática en la situa-
ción en la cual un preceptor inglés educa a los hijos del gentleman, pero se
trata de un dispositivo que no puede extenderse sin más para abarcar en una
situación análoga (cara a cara, un instructor para dos o tres alumnos) a los
hijos de todos. Lo mismo puede decirse del taller artesanal (característico de
la enseñanza de oficios en el medioevo), y de tantos otros dispositivos ins-
truccionales que no han tenido que lidiar con el problema de la disminución
de la ratio docente/alumno.
Esta expresión se utiliza para representar la relación aritmética entre el
número de profesores y el número de alumnos en los sistemas escolares. El
número de profesores es siempre uno. Cabe señalar que, en las iniciativas
orientadas a la escolarización de las poblaciones vulnerabilizadas, un mismo
grupo de estudiantes puede estar a cargo de más de un docente (por ejem-
plo, porque se prevé la figura del profesor tutor); si la administración emplea
la ratio como un indicador de la eficacia del sistema y no la combina con
otros indicadores, como la permanencia o la tasa de egreso, el sistema será
“menos eficiente” que un sistema con una mayor cantidad de alumnos por
docente.
Si la transmisión del saber supone a alguien que posee ese saber y otros
que van a aprenderlo, la escolarización resolverá el punto poniendo a muchos
que “no saben” al comando de unos pocos que “sí saben”. Dicho de otro
modo: la escolarización masiva de la población exige una instancia colecti-
va de trabajo, la organización de las poblaciones según cierta economía de
esfuerzos. La masividad es una condición de la escuela moderna, y en tal sen-
tido, estar en la escuela obliga a quienes asisten a ella en calidad de alum-
nos a aprender a “vivir en una masa” (Jackson, 1991) y a quienes se desem-
peñan en ellos como docentes a controlar grandes grupos. Todos nuestros
intentos por individualizar la enseñanza, por personalizarla, tropiezan una y
otra vez con este rasgo inconmovible de la escuela: en ella se concentran
muchas personas para hacer al mismo tiempo las mismas cosas al comando
de unos pocos. Para completar el análisis, debemos señalar que, sin embar-
go, el carácter masivo de la escuela no exige la enseñanza simultánea sino
que esta, en todo caso, se impuso entre otras formas posibles. En la unidad
6, usted podrá analizar alternativas a la simultaneidad que compitieron con
ella en el proceso de consolidación de la pedagogía moderna. Digamos ahora
que la cuestión se resolvió de un cierto modo, pero este no era necesario.
No obstante lo cual, tiene efectos enormes en el modo en que se produjo en
adelante el proceso pedagógico.
Como los del Monte Sinaí, los mandamientos cognitivos que la escuela
impone implícitamente al niño son diez y pueden resolverse brevemente en
esta especie de “tabla de la ley” escolar:
LECTURA OBLIGATORIA
Rivière, Á. (1983). “¿Por qué fracasan tan poco los niños?”, en:
Rivière llama nuestra atención sobre las particularidades de las exigencias que
la escuela genera para la actividad cognoscitiva de los sujetos. La escuela
propone maneras particulares de funcionamiento cognoscitivo. Tomemos uno
de los muchos ejemplos que ofrece Rivière: la atención a las tareas escolares.
La escuela exige del niño una atención mucho más selectiva que la que este
empleaba en las exploraciones y juegos preescolares: pide un filtrado riguroso
de la información relevante con respecto a los estímulos que no lo son desde
la perspectiva del sistema escolar, aun cuando puedan serlo desde la pers-
pectiva del niño. Esta demanda atencional genera habitualmente un criterio
para diferenciar a aquellos niños que se ajustan al dispositivo escolar y los
que no: como el mismo Rivière señala, un retraso de desarrollo de la aten-
ción selectiva o un déficit más permanente de la misma, determinan un gran
número de situaciones de fracaso escolar en los años de incorporación a la
escuela (Rivière, 1983), mucho antes de que el TDA o TDAH se convirtiera en
la discutible pandemia escolar en que lo han erigido los actuales procedimien-
tos de diagnóstico. “Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad”
(TDA y TDAH; ADD y ADHD en sus siglas en inglés), en la actualidad es el
diagnóstico más extendido en niños de edad escolar, frente a manifestacio-
nes conductuales tipificadas como inatención, impulsividad, e hiperactividad.
Desde la perspectiva de Janin, el TDA/TDAH es ejemplo prototípico del modo
en que una diversidad de funcionamientos quedan agrupados en una sigla
diagnóstico que deriva en tratamiento farmacológico. En el abordaje de este
trastorno se repite el viejo esquema lesión orgánica/cuadro psicopatológico/
tratamiento de la psicología de principios del siglo XX. La respuesta terapéu-
tica es la medicación en tanto el problema se considera, desde el vamos, de
origen orgánico (Janin, 2008), ligado a una falta de balance en la producción
cerebral de ciertos neurotransmisores.
LECTURA RECOMENDADA
RR
Janin, B. “La medicalización de la infancia”. [EN LÍNEA]. En: Cannellotto, A. y
Luchtenberg, E. (coordinadores) Medicalización y sociedad. Lecturas críticas sobre un
fenómeno en expansión. Forum ADD. Buenos Aires. 2008. Disponible en: <http://
www.forumadd.com.ar/Articulos/Medicalizacion_y_sociedad.pdf> [Consulta: 20
diciembre 2012].