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sábado, 12 de julio de 2014

La generación perdida... . Puente hacia ninguna parte (1950-


1980).
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A mis compañeros de colegio -en "aquel lugar "de Aravaca...-. En especial a mi gran amigo Blas Pérez y Martínez-Sanz
(fallecido en accidente de tráfico en 1985, a los veinticuatro años)
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía de mi Primera Comunión, un 25 de mayo de 1968. Figuro en el centro, vestido de
monje dominico -órden que impartía religión en el colegio-. Detrás y a mi izquierda, mis padres y hermanos; junto a
ellos, los familiares más cercanos -tíos y primos-. Por aquel tiempo, la Primera Comunión era todo un
acontecimiento. En el artículo de hoy, hacemos un paréntesis entre aquellos en los que tratamos de Benigno de la
Vega-Inclán (que continuarán en próximas entradas). Con el fin de reflexionar acerca de los cambios en los
sistemas de enseñanza realizados durante los años sesenta, formando a jóvenes y niños de manera muy
distinta a la de antes. Intentando comprender qué supuso esa modificación en las bases de estudio en la
cultura y la ciencia desde niños; lo que ha tenido una gran repercusión en la vida y en la Sociedad de nuestro
tiempo.
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ABAJO: Mi primera imagen en el colegio, tomada un par de años antes de la anterior y cuando entré en 1966 con los
cinco años recién cumplidos -en lo que antes se llamaba "párvulos primero"-. Como se puede ver, la chaqueta y la
corbata eran imprescindibles por entonces; tanto que en la Universidad había casos o profesores que sin ir
encorbatado no se podía asistir a sus clases (al menos, examinarse con ellos). Con estas mismas "ropas uniformes" viví
a diario, hasta que en COU nos dejaron ir de "paisano"; todo lo que para muchos era un triunfo, después de más de un
decenio de azul y gris. Pero ese cambio de "imagen" en realidad solo sirvió para discriminar a los que vestían peor, o a
quienes sus padres no les compraban atuendos a la moda. Fue por entonces cuando por primera vez me planteé si
algo tan molesto como un uniforme habría sido muy útil, sirviendo para que todos fuésemos más amigos durante los
once años anteriores.
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Más tarde comprendí que la disciplina nada tenía que ver con la severidad y que la educación había de
realizarse conforme a unas pautas comprobadas -o probadas-, en anteriores generaciones (es decir, "que los
experimentos debían de hacerse con gaseosa" y no con champagne o con personas). Todo lo que en mi
generación fue un hecho, ya que en vez de enseñarnos aritmética y geometría, nos educaron con la "teoría de
los conjuntos". Un absurdo pedagógico que pronto nos hizo conocer la poca base matemática con la que
habíamos salido de aquel nuevo plan de estudios; algo que nos incapacitaba para carreras técnicas. Nunca
entendí qué significaba aquella idea de los conjuntos, aunque con el tiempo llegué a intuir que eran a la matemática
clásica, lo mismo que el Rock a la música. Una extraña teoría que intentaba sustituir el teorema de Pitágoras o las
ecuaciones, por conjuntillos, cuyas explicaciones y exposiciones eran tan simples como absurdas. Pese a todo
nos lo impusieron, porque debieron de creer -por entonces- que habían generado una nueva lógica matemática.
Pero el hecho cierto es que la cultura o la ciencia no se pueden inventar, habiendo de evolucionarla o mejorarla
poco a poco, para lograr modificar sus premisas. Porque intentar correr la Marathón por atajos, solo sirve para
quedar descalificado en la carrera de la vida -y sobre todo, en el devenir de la Historia-.
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1.- El siglo XX como puente entre la Edad de los metales y la Era Atómica.
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Dirigía nuestro colegio un insigne y afamado pedagogo llamado Manuel Terán Troyano; hombre al que bien
recuerdo porque jamás le vi una mala cara y por tratar siempre a los niños como si fueran personas adultas (por muy
corta edad que tuvieran). De él, lo que más me impresionaba era como te hablaba y escuchaba; aunque fueras un chico
de diez años, charlando contigo como si tuvieras los cuarenta. Aquel señor (porque lo era) tenía varias obras publicadas
y un día de examen nos "cayó" un artículo suyo como Comentario de Texto. El ensayo se intitulaba algo parecido
a "La generación puente"; estaba escrito hacia 1970 y en éste -Manuel Terán- argumentaba no ser verdad aquello
que los de su edad afirmaban, cuando siempre decían ser "la generación puente".
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Explicaba en el mencionado artículo que los nacidos antes de la Guerra Mundial, se consideraban atrapados
entre dos momentos históricos: Un antes y un después de la Era Atómica. Cambios que suponían mediar entre dos
mundos y con ello, tener el deber de obrar como una bisagra, capaz de abrir un periodo para cerrar otro.Todo lo
que les llevaba a afirmar de contínuo que era su generación la que más sufría, por haber sido "el puente" entre
la Edad Contemporánea y la Nuclear. Una triste situación que les obligaba a vivir superando la educación recibida de
sus padres (plenamente decimonónica), para poder aguantar la mala formación -y los peores principios- que estaban
recibiendo sus hijos. Una disertación, en la el autor concluía con la frase de que "todas las generaciones eran el
puente entre el pasado y el futuro". Por lo que aquella a la que él pertenecía, no debía considerarse ni especial,
ni menos la única que se había visto sometida a mediar entre dos etapas históricas. Pues desde la Revolución
Industrial, todas habían sido "el puente" desde los abuelos a los nietos.
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Sin desear quitar la razón a Manuel Terán, también habríamos de matizar que los cambios habidos en el siglo
XVIII y XIX no pueden compararse con las variaciones sociales durante la convulsa centuria del XX. Un siglo que
comenzó con costumbres de la Edad del Hierro -y hombres dispuestos a ir a la guerra a machetazos-; para terminar
en una era digitalizada, donde la sensibilidad hacia el dolor y la batalla es tanta, que las gentes se preocupan solo del
sufrimiento de los animales que les rodean (pese a no querer enterarse mucho de cuanto sucede en el Tercer Mundo).
Un fin de siglo en que el Planeta quedó ya tan pequeño, que uno podía comprar su ropa -o la comida- en las atípodas (a
través de internet). Siendo el resultado cierto del paso de los años durante el anterior siglo, que jamás la
Humanidad ha sufrido tantas trasformaciones en tan poco tiempo. Tanto, que en una simple cuartilla cabrían todos
los inventos sucedidos entre los años de Julio César y los que vieron nacer a los Reyes Católicos. Al igual que los
progresos de la ciencia y la tecnología llevados a cabo desde el siglo XVI hasta comienzos del XX, podrían enumerarse
en un centenar de páginas. Aunque si deseáramos recoger aquellos que se produjeron en los últimos cien años, se
precisaría un libro con varios tomos (tan solo para un listado que mencionase cada uno de ellos). .
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Por todo lo antes dicho, algo de verdad hay en el problema de "unas generaciones puente" durante el siglo XX,
tanto que habríamos de plantearnos si esa centuria no fue más que "un puente" de dos etapas. Quizás el paso
entre la Edad de los Metales, hacia la Era del Plástico; y el umbral entre la época de la explosión a la fisión nuclear.
Ya que hasta hace unos cien años, los materiales y las herramientas estaban fabricados en metal y por medio del fuego,
tanto como las armas lo eran de filo o de explosión. Mientras que después de las dos terribles Guerras Mundiales,
nacieron nuevos enseres (fundamentalmente de plástico); junto a armamento y maquinaria que utilizaba
elementos como el hidrógeno o los átomos. Todo lo que en verdad ha dado por finalizada una etapa de la
Historia -concluyendo lo que llamamos la Edad Contemporánea-, para comenzar otra que habríamos de denominar
"Era del plástico" o "Nuclear". Aunque mejor sería llamarla "Edad Espacial", un momento que comenzó desde que el
Hombre voló en aeroplano; logrando unos cincuenta años más tarde, salir de la órbita terrestre ascendiendo por la
atmósfera.
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ARRIBA: Uno de los multiples tesoros de la Edad del Bronce, hallados en nuestras tierras (supuestamente procede de
la provincia de León). Se trata de una pieza cortada en una pulsera de oro puro, fechada unos tres mil años
atrás. Como podemos ver en la imagen, por su estilismo y la perfección en su trabajo, podría ser considerada una
joya moderna. Debido a que su diseño y elaboración es comparable a muchas de las pulseras de los mas preciados
orfebres de nuestros tiempos. Pese a ello, esta pieza que vemos en imagen tiene unos treinta siglos, habiéndose
creado en un momento en el que en nuestras tierras no se conocía ni el Hierro. Todo lo que muestra como la
elegancia, el diseño o la belleza y el buen gusto, nada tiene que ver con el progreso. Tanto que el adelanto
tecnológico muchas veces genera precisamente lo contrario: Un tremendo mal gusto, al valorarse
principalmente lo ostentoso, lo grotesco o lo más llamativo.
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ABAJO: Famosa estatua de bronce -un tanto deteriorada- hallada en las proximidades de las ruinas de Termantia
(Tiermes, Soria). Este Apolo fechado en el siglo I a.C., testimonia el arte que llegó a nuestras tierras durante los
años en los que Iberia terminaba de ser conquistada por los romanos -siendo colonizada por el gusto
grecolatino-. Muy probablemente la escultura fue importada desde Roma (o quizás de Grecia, donde los broncistas
fueron inmejorables) con el fin de mostrarla en uno de los últimos puntos rendidos al Imperio: Termancia, un lugar
muy próximo a la casi invicta Numancia. Hasta allí la llevarían, en mi opinión como un acto de propaganda y para
enseñar a los nuevos súbditos de Roma la superioridad de la cultura que les había vencido.
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De tal manera, este Apolo de Tiermes, probablemente cumplió una finalidad semejante a la de las producciones
de Hollywood; con las que se pretendió mostrar la fastuosidad de una civilización más adelantada -desde los
años cincuenta, a los ochenta-. Aunque tristemente, la calidad artística en un caso y en el otro, dejan mucho
que desear (a favor de la pieza arqueológica). Ya que con el paso de los años, tales despliegues cinematográficos
norteamericanos van quedando en el olvido; mientras los retratos romanos dificilménte serán superados en su belleza y
en su técnica escultórica -habiendo sido la base para la estatuaria del Renacimiento-. Por lo demás, los cineastas de
nuestras tierras -apenas sin recursos- crearon películas de una enorme calidad en unos mismos decenios. Nos
referimos a personajes como Buñuel o García Berlanga -y largo etcétera de valiosísimos directores españoles-; quienes
casi sin medios y con muy poco dinero, rodaron obras maestras de la cinematografía. Superando incluso aquellas
producciones financiadas con grandes sumas de dinero y rodadas en los más afamados estudios americanos. Algo
que nunca sucedió entre el arte ibérico y el romano, puesto que ciertamente aquella cultura que llegó a Iberia
en los siglos antes de Cristo, era muy superior a las autóctonas.
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Volviendo a nuestro tiempo, la situación que se ha vivido en las artes plásticas durante el ultimo tercio del siglo
XX, importando nuevos movimientos llegados desde los puntos más ricos del Planeta, ha sido
preocupante. Extendiéndose modas como la del Pop-Art o del Rock y las instalaciones; desbancando el mundo clásico
junto a otras muchas vanguardias anteriores, que sí tuvieron un profundo sentido y carácter intelectual o social. De tal
modo, durante los años sesenta y setenta se inicia una "incursión artística" que llega a eliminar todo
movimiento del pasado, confundiendo definitivamente el arte con el espectáculo. Produciendo una situación
final en la que no se diferencia el cabaret del concierto; el montaje de la actuación, o el show de la
representación. Finalmente, el resultado ha sido que el mismo Pop y el Rock (que tuvieron valores de gran calidad
artística) fagocitaron a sus genios; debido a que su manera de medir la creatividad, fue tan solo tasarla en índice
de ventas -de discos, o en taquilla-. Este modo de cualificar el arte, ha acabado en gran parte con él, ya que ha
convertido en mercancía lo que es un bien intelectual, cultural y espiritual. Tal es la disociación que debiera
hacerse entre arte y mercado, que para comprenderla hemos de reflexionar por qué Juan Ramón Jimenez dedicaba
sus obras "a la minoría, siempre".
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2.- El siglo XXI y su divorcio con la cultura.
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Continuando con la idea de la "generación puente" habríamos de plantearnos qué lazos culturales vamos a
transmitir a nuestras gentes venideras, puesto que las letras, las artes y hasta el cine, cada día van siendo más
pobres (al menos en Occidente). En España el problema es acuciante; tanto, que en apenas treinta años hemos
pasado de ser uno de los paises del Mundo con más artistas y literatos conocidos, a no tener prácticamente
ninguno de relevancia internacional. Y no será porque no los haya (que los hay a montones); sino, simplemente
porque no se promocionan. Tan solo en la guitarra (una disciplina sobre la que creo "algo conozco") existe una
pléyade de artistas inigualables y como jamás existió; quienes superan todo lo que podía pensarse antaño sobre las
posibilidades de este instrumento. Me refiero a medio centenar de intérpretes -no digo cinco, ni diez- que son los
primeros del Mundo (por no decir los mejores de la Historia). Unos cincuenta guitarristas, entre los que podemos
destacar en el clásico a los hermanos Romero (Pepe y Angel), a Manolo Barrueco, Ma.Esther Guzmán, Paola
Requena, o a Cañizares y larga compañía. Junto a ellos, hay más de treinta de "tocaores" Flamencos, que lo
interpretan "todo" y mejor que nunca. Pero eso sí... Nosotros a promocionar la canción ligera; que es lo importante
para España y lo que le gusta a la gente.
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Como digo, al menos en la guitarra estamos viviendo en nuestro país un momento que jamás había conocido la
música. Una etapa herencia directa y plena de lo sembrado por una generación anterior, con figuras como Segovia
y Yepes; o Sanlúcar y de Lucía. Algo que también debe estar sucediendo en la literatura, en la poesía, la pintura o
la escultura; donde muy probablemente existan decenas de genios ocultos, mientras se promocionan solo las
"artes ligth", olvidando todo aquello con un peso cultural (por no tener gran salida comercial y no gustar a la gran
mayoría). Debido a que -como ya dijimos-, el criterio de promoción actual es apoyar al que más vende, o al que se
divulga con mayor facilidad; dejando postergado y condenado al ostracismo, a cuantos no son capaces de ser
comprendidos por todos. Creadores de verdad, que debido a su calidad no gozan de esa capacidad de divulgación; al
precisarse conocimientos para entender sus obras -necesitando ser vistos, leidos y escuchados, al menos con algún
criterio y preparación-.
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Por lo demás, si las anteriores afirmaciones las hacemos en público, uno será tachado de elitista y de clasista.
Sin posibilidad de explicar que el arte es la base de la cultura, debido a lo que ha de estar necesariamente
regulado y controlado por profesionales y no por quienes lo ignoran casi todo sobre esas disciplinas. Bastando
para entender qué pasa en la cultura, plantearse que sucedería si hacemos lo mismo con otras profesiones (que
igualmente serían erradicadas si en ellas aplicamos un igual baremo). Ya que hemos de preguntarnos qué sería de
la medicina, de la judicatura o de la ingeniería, bajo un mismo criterio de elección: Dejando en manos del público o de
la opinión general la decisión de quienes son los más cualificados. Siendo el juez que mejor cayera a la gente, el
médico más simpático y mediático o el ingeniero más ingenioso; los que se considerasen capacitados para operar,
investigar (o para ocupar la plaza de catedrático y de magistrado del Supremo).
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Debido a ello, afirmo que en el arte hoy en día, el criterio de profesionalidad, de calidad, de técnica y de trabajo;
ya no cuentan. Tan solo vale la capacidad de llegar al público; todo lo cual significa que la Sociedad moderna
ha caido en el Darwinismo más triste. Donde los que sobreviven son los que mejor se adaptan, que casi nunca
son los mejores. Para que entendamos la anterior afirmación, hemos de reflexionar qué es en sí mismo este
criterio de adaptación. Lo que supone que en caso de una catástrofe en nuestro Planeta, tan solo las especies
con capacidad para sobrevivir a esa hecatombe, saldrían adelante. Evidentemente, la Humanidad no la superaría;
algo que quizás pueda compararse a lo que ha sucedido con las humanidades en nuestra época. Un tiempo en
que el humanismo no ha logrado sobrevivir a la tecnología. Todo que me atrevo a escribir al ver que los jóvenes
llaman concierto a lo que es un simple espectáculo de luces, baile y canciones. En un momento en que los menores de
treinta años apenas saben qué son el griego o el latín; sin haber leido la gran mayoría a Garcí Lasso de la Vega, o a
San Juan de la Cruz. Desconociendo casi todos lo que significó la Generación del 98 y la del 27 (no digamos ya lo que
era el Novecentismo o la del Medio Siglo). ¡Todo un logro en la época de las comunicaciones!. Un momento Histórico en
el que el menor número de personas con formación universitaria se interesa por la cultura. O bien en el que denominan
"cultura" a lo que en realidad no es más que espectáculo, bailes o divertimentos de fin de semana, similares al cabaret.
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ARRIBA: Precioso claustro renacimiento (del siglo XVI, cercano al círculo de Vandelvira) perteneciente a la
Universidad de Baeza -institución a la que agradecemos nos permita divulgar la imagen-. En este recinto impartió
clases de filología francesa Antonio Machado, desde 1912, hasta 1919; conservándose a día de hoy el aula tal
como se supone estaba en el tiempo en que el gran poeta enseñaba en ella.
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ABAJO: Placa conmemorativa de Antonio Machado expuesta en una de las paredes del claustro en imagen
superior. La universidad de Baeza fue fundada por uno de los clérigos y escritores más cultos de la España del
Renacimiento: San Juan de Ávila. Santo nacido en una rica familia conversa de Almagro -dueños de minas de Plata en
Sierra Morena- de joven quiso estudiar leyes en Salamanca, pero poco antes de terminar su licenciatura fue expulsado
por ser "cristiano nuevo". Su ascendencia judía le obligó a volver al lugar de origen y sin saber qué hacer allí, le
asesoraron que ingresara en la Iglesia (quizás con el fin de que el Santo Oficio no actuase contra él, ni sobre su familia).
Al morir su padre, regaló enteramente la herencia a los pobres -quizás para evitar procesos o que se conociera el origen
judeoconverso de su fortuna-; y tras tomár lo hábitos marchó a América, logrando hacerse famoso como predicador en
México. Más tarde regreso al Sur de España, donde debido a la fama de su oratoria y a sus conocimientos, asesoró y
tuvo amistad con los más importantes prelados y altas jerarquías católicas.
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El enorme prestigio del que gozó facilitó su elección como fundador de la Universidad de Baeza, para lo que se rodeó
de conversos con el fin de crear un centro de sabiduría distinto y mejor documentado. Uniendo los nuevos movimientos
europeos de pensamiento llegados a la España de Carlos V, con la enorme cultura que las gentes de origen hebráico
tenían por entonces. Su abierto carácter Erasmista y su afán por prosperar y formar debidamente a los jóvenes
(valiéndose del saber de personajes multiculturales), le llevó a granjearse el odio de La Inquisición. Finalmente,
este deseo de predicar y educar en un cristianismo abierto, con un profesorado bien formado en las distintas ramas
de la filosofía; hizo que el Santo Oficio actuase sobre él. Siendo así como Juan de Ávila sufrió prisión y
persecución durante largo tiempo, al igual que gran parte del resto de profesorado en la Universidad de
Baeza (acusados todos de "alumbrados" o de "herejes").
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Como si de un triste destino o de una maldición se tratase; casi cuatro siglos más tarde uno de los más
destacados profesores de este claustro, también tuvo que exiliarse, viviendo la soledad y el ostracismo. Nos
referimos a Antonio Machado, quien a día de hoy da nombre a esta universidad creada por el místico renacentista.
Ambos se vieron perseguidos, al igual que sucedió con muchos otros intelectuales y personajes cultos hispanos;
algunos de ellos, amigos de aquel fundador de la Universidad de Baeza (como lo fueron: Santa Teresa, San Juan de la
Cruz o Fray Luis de León). Unos hechos que hacen parecer que en nuestro país el mayor delito fue el de leer;
más aún si con ello se llegaba a pensar... .
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3.- Ciencia y arte; incomprensibles sin una mínima base de conocimientos.
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Continuando con mis experiencias escolares, diremos que a aquel director que hablaba de "la generación
puente" fue sucedido por una mujer. No la conocí en este puesto (terminé el COU en 1978), porque hasta ese año
fue la profesora de literatura. Se llamaba Alicia Bleiberg y era hija de un famoso catedrático de filología hispana en
una universidad norteamericana. Un hombre comprometido y relacionado con lo más granado de la Generación del
27 y la del Medio Siglo (recordaremos que así se llamaba la que comprendía figuras como los Sánchez-Ferlosio, Blas
de Otero, Goytisolo, o al mismo Camilo José Cela). Pues bien, aquella profesora -que tras salir nosotros del colegio
pasó a dirigirlo-, nos dio clase de literatura durante dos años, en los que nos preparó perfectamente para
comprender no solo lo que fueron artísticamente las sucesivas generaciones del siglo XIX y XX; sino también
su significado social, filosófico y hasta político. Por lo demás, la base para comprender sus complejas lecciones
la habíamos adquirido de otro magnífico profesor llamado Estébanez-Calderón; quien durante los dos cursos
previos nos había preparado en literatura medieval y clásica (hasta el siglo XVIII).
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Así fue como salimos de COU con una excepcional preparación cultural en su materia, gracias a las referidas
clases de "la Bleiberg" -que seguíamos sin problemas, tomando apuntes y entendiéndolo todo-. Muy por el contrario,
el pobre profesor de matemáticas se las veía crudísimas para que comprendiéramos algo de cuanto explicaba... . Y
es que gracias a "los conjuntos" habíamos llegado ya sin base suficiente como para procesar "logaritmos",
"neperianos" y "vectores". Tanto fue así y tanto nos aburríamos en las horas de matemáticas, que se puso de moda
durante aquellas, ir rellenando con lapos una botella de refresco. Botellín que iba pasando de pupitre en pupitre; para
que allí, cada alumno echara su escupitajo y lo enviara al de al lado. Nunca supe qué se hizo con tales joyas de la
gastronomía y qué fue de los centenares de botes que se llenaron en la referida clase de matemáticas -donde viajaba
de unas a otras filas, el ilustre recipiente-. Una costumbre que se terminó el día en que aquella muestra de la cerdada
mayor imaginable, fue parada por el profesor en el preciso momento en que un alumno la entregaba a su compañero
más cercano. Terrible era la cara del matemático y la expresión de asco al tener que coger aquella cosa -que agarraba
dificilmente con dos dedos, mientras hacía lo posible por no vomitar-.
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Tras ello y sin inmutarse -aun tomando ese objeto semi sostenido por las uñas- nos preguntó con voz muy adusta y
disgustada:
-"¿Sois vosotros la primera generación del plan nuevo?"-
Todos asentimos con la cabeza; a lo que él prosiguió:
-"Claro... No sabéis el daño que os han hecho con la imbecilidad de los conjuntos... . No tenéis base alguna y es
imposible que comprendais ya las matemáticas en este nivel; a menos que toméis profesores particulares y
comenceis desde cero, para lograr entender todo aquello que no os han enseñado en su debido momento"-.
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Aquel hombre se fue de allí sin enfadarse (con el botellín en la mano) y estuvo algunos días sin venir. Todos
comprendíamos que era imposible seguir sus clases, pues gracias al "nuevo plan" estábamos romos, yermos y
hasta secos, de conocimientos. Por lo que intentar aprender a "derivar" con esa preparación anterior, era como
pretender que entendiéramos un haiku japonés escrito en kanji. Fue por entonces cuando de contínuo repetía yo, que
había dos cosas incompresibles en el Mundo para mí: "Los mariquitas y los tíos a los que les gustaban las
matemáticas". No sé si por lo uno o por lo otro, suspendí en matemáticas y ello me obligó a tomar profesores
particulares adquiriendo la formación que me faltaba. Finalmente, pasaron los años y tras estudiar música y
arqueología, me fui aficionando a esa ciencia; imprescindible al menos para la teoría antigua de la armonía y para la
arqueo astronomía. Tanto, que cada vez me parecieron más entretenidas e interesantes, y a día de hoy me encantan las
matemáticas; aunque todavía no me he logrado aficionar (ni comprender) "lo segundo" que mencionaba la frase que con
quince años tanto repetía.
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Sea como fuese, la verdad es que sin base era imposible acometer las matemáticas a un cierto nivel, al igual que
sin dominar un idioma es imposible leerlo -aún menos, entender su poesía-. Algo que igualmente ocurre con el arte
en todas sus ramas, que precisa de unos mínimos conocimientos, para poder disfrutar y opinar sobre aquél.
Una preparación que tristemente ya no tienen la mayoría de los jóvenes, gracias al poquísimo interés que el
plan de estudios dedica en nuestro país a la música, o al arte clásico. Porque al fin y al cabo, el arte "no sirve
para nada"; todo lo que lleva a que la gente joven haya quedado analfabeta en ciertos campos imprescindibles para el
espíritu. Motivo por cual solo disfrutan con una especie de "chunda chunda", que utilizan para bailar y beber. Una
música consumida en unas condiciones lamentables y cuya calidad es muy inferior a la que cantan o bailan las tribus
más atrasadas del Mundo... . Porque ya quisiera ese "chunda chunda" que usan en el botellón, poder compararse con
las bellas canciones tribales africanas, o las de gentes de las selvas Suramericanas (que son preciosas).
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ARRIBA: El aula de D. Antonio Machado reconstruida -o imaginada- tal y como estaba en los días en que el genio
de la poesía impartía sus clases en Baeza. Fue allí donde creó personajes como Juan de Mairena, inspirado
según algunos en Adolfo de Almazán, boticario y profesor de gimnasia en esta ciudad andaluza. Aunque otros lo
entienden como un heterónimo similar a los utilizados por Pessoa, por lo que consideran que pertenecería más bien una
etapa mucho más tardía -fechable en el periodo segoviano de Machado-. Por su parte, el maestro Juan de Mairena
(según su "supuesto biógrafo") proyectó fundar en Sevilla una Escuela Popular de Sabiduría Superior. Algo que no
sabemos si se trata de una crítica sofista a la propia Institución Libre de Enseñanza, o bien del recuerdo de Antonio
hacia su padre: Demófilo -"amante del pueblo"-, Antonio Machado Álvarez, conocido como uno de los primeros
estudiosos de etnografía y de costumbres populares en nuestras tierras.
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ABAJO: Vista de la Catedral de Baeza desde la puerta de salida del "claustro nuevo" de la Universidad Antonio
Machado. Frente a este precioso portón podemos disfrutar en primer término de una fuente hecha por Andrés de
Vandelvira; y tras ella, de la plaza y escalinata del edificio catedralicio. Un conjunto arquitectónico ante el que muy
bien se entiende dónde inspiró varios de sus versos el poeta. Un hombre que durante toda su vida, posiblemente
pudo escribir esas frases tan bellas, motivado -en gran parte- por los edificios tan majestuosos de las ciudades en las
que residió (Sevilla, Baeza, Soria o Segovia). Porque es muy difícil que el ser humano cree arte sublime y de
calidad, si no se encuentra rodeado de un entorno bello y rico en cultura (o de paisajes maravillosos). Este es uno
de los motivos por los que podemos preguntarnos para qué sirve el arte, y que a su vez puede respondernos
por qué a día de hoy se está generando tanta creatividad fea como grotesca. Ya que ni las ciudades, ni el
urbanismo moderno, son un prodigio de belleza, ni menos de algo sublime. Todo lo contrario sucede en lugares como
Baeza, que parecen estar construidos para provocar sensaciones sobrenaturales transmitidas a través de la
piedra, la luz y las formas (quizás con el fin de generar artistas).
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4.- Sobre la cultura musical española actualmente:
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No soy solo yo quien afirma que la educación musical en España en nuestros días es nefasta; son estas
mismas, las palabras que dedica Daniel Barenboim a la formación artístico-acústica en nuestro país. Un genio
del piano y la orquesta que el mes pasado visitó Madrid, y donde aprovechó para referirse al terrible olvido que
sufre su arte en nuestra nación. Lo cual es manifiesto si se asiste a un concierto suyo y vemos que el público en la
capital de España es capaz de sentarse y levantarse entre pieza y pieza; argumentando que la obra de Bach sobre
piano, es demasiado extensa y un tanto aburrida como para escucharla "de un tirón"... .
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Pero no solo es eso lo que de seguro le preocupó a Barenboim; porque el problema de fondo es el olvido más
absoluto en la enseñanza, de todo lo que signifique "mundo clásico". Junto a esta deficiencia, se da además la
mezcla de lo antiguo con "lo moderno"; entendiendo la pedagogía musical, que el mundo "pop", "lo melódico" y la
canción ligera, han de aunarse con el pasado. Tanto que los catalogan como "arte contemporáneo", con categoría
suficiente como para ser interpretados junto a los grades compositores. Un hecho al que no se da importancia,
tocando canciones de moda, junto a música barroca; sin reparar siquiera -quienes así lo hacen- que el referente con
Picasso, sería Stravinsky o bien Manuel de Falla (pero nunca los famosos del Pop o del Rock). Tanto como Miró
equivaldría a E.ó R. Halffter, y que Dalí puede compararse con Bacarisse o con Albéniz y Granados (pero no con los
cantantes ligeros de éxito). Siendo el equivalente a la música Rock y Pop, el arte y la pintura de fin de siglo; por lo
que tendría su parangón en Warhol y en genios tales como Francis Bacon. Pintores, cuyo arte indudablemente tiene
una gran calidad, pese a no poderse considerar del todo admitidos por la Historia; ya que al menos han de
pasar cien años para que una obra sea vista y comprendida en su sentido pleno y humanístico -o en su
verdadero valor frente al futuro-.
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Pese a todo, no es solo en España donde se cometen estas tropelías, pues en el corazón de Londres y durante la
inaguración de las Olimpiadas pudimos ver al propio Barenboim portando la bandera olímpica en el cesped del Estadio,
mientras en sus gradas intentaba tocar un piano, un famoso cantante... . Todo un alarde de cultura musical, realizado en
un evento de tal categoría y magnitud, que era visto por miles de millones de personas. Y es que al menos, en las
olimpiadas de Barcelona fue Sakamoto el encargado de realizar la música del ballet inagural; mientras cantaban artistas
como la Caballé o Plácido Domingo y largo elenco de genios -"desaparecidos" en Londres-. Por lo demás y aún siendo
verdad las palabras de Barenboim, afirmando que la educación musical en españa es "nula". Se da también el
hecho de que entre los cien primeros guitarristas del mundo, cincuenta serían españoles... Toda una proeza para
un país que mantiene en el analfabetismo a su población, y algo que además demuestra como la "cultura en la sangre"
también existe.
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Por cuanto hemos expuesto, "también en Inglaterra cuecen habas", porque la Casa Real británica -desde hace
décadas- nunca ha dejado de favorecer a la "música moderna" (muchas veces en detrimento de la
clásica). Tanto es así, que podemos decir que el Rock y el Pop prácticamente son un "invento inglés". Lo que expreso
sin desear descalificar a esta música, ni menos afirmando que sea fea o de baja calidad; sino porque
simplemente no es un arte culto y por ello no necesita de patrocinios y menos de la realeza (se basta por sí
misma para salir adelante). Es arte del pueblo, y el arte popular en múltiples ocasiones es mucho más bello que el
clásico o el palaciego -lo que podemos ver en nuestro tiempo, donde las melodías más bonitas se compusieron en
"estilos modernos"-. Aunque el problema se produce cuando solo hay arte popular y no se tiene otra alternativa;
es decir, desde el momento en que ya a nadie le interesa el mundo clásico o cultivado -algo que parece estar ya
viviendo España-.
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Un hecho que se produce también y en parte, porque las instituciones y las más altas autoridades dejan de ir a
conciertos o exposiciones, prefiriendo darse baños de multitud asistiendo a espectáculos nuevos o presidiendo
partidos de fútbol -argumentando que la Sociedad se ha modernizado y lo de los violines y el frac es del pasado-. Lo
antes descrito puede llegar a hacernos suponer que si la Sociedad ha de cambiar tanto como para que los reyes solo
asistan a "conciertos Rock", alternen con futbolistas o inviten a cantantes a sus recepciones (olvidando a los
investigadores, literatos y a los músicos clásicos)... . Quizás la modernización social debe comenzar por cambiar el
sistema. Ya que más lógico es pensar que una Corona sirva para mantener ciertas tradiciones, a élites bien
formadas, las actividades que no logran otros apoyos y las costumbres más importantes de una Nación. Entre
las que están: Las causas benéficas, las tradiciones culturales e históricas y hasta las peculiaridades religiosas
y las fiestas nacionales.
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Cuanto expongo puede entenderse perfectamente si observamos el comportamiento de los emperadores del
Japón, que sirven para que su país conserve su idiosincrasia, sus raices, su cultura, su civismo y su
civilización milenaria. Siendo ello lo que convierte a la Casa Real japonesa en uno de los pilares fundamentales de la
nación. Muy por el contrario, se hace dificil entender las monarquías en muchos de los paises europeos, donde
sus representantes han decidido incorporarse a la "mediocridad televisada"; creyendo quizás que con ello
aumenta su popularidad. Auque en verdad, si un jefe de Estado baja hasta el nivel de la canción ligera o del
fútbol, olvidado los deportes que necesitan ayuda, y a la verdadera cultura. Provocará que antes o después sus
súbditos terminen por preguntarse quién apoya las causas que en verdad lo merecen y lo necesitan -porque
para ir al fútbol o a bailar, siempre hay gente dispuesta-. Motivando esta situación, además, el rechazo de parte de la
intelectualidad y de las élites; quienes actúan de común movidos tan solo por la vocación de mantener su cultura y sus
tradiciones (sin recibir nada a cambio, en múltiples ocasiones)
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SOBRE ESTAS LINEAS: Reloj solar de Baelo Claudia hallado en las ruinas de esa cuidad romana, sita en la playa de
Bolonia -Cádiz- y fechado en el siglo I a.C. (propiedad del MAN, al que agradecemos nos permita divulgar la imagen).
Bajo este precioso artefacto, donde para leer la hora había que tener muchos conocimientos, he recogido la frase
de Albert Einstein cuando afirmaba: "Temo el día en que la tecnología sobrepase la creatividad humana. El
mundo solo tendrá una generación de idiotas". En lo que se refiere a la música, desde hace unos años la
tecnología superó la "capacidad interactiva" del creador; generando instrumentos, sintetizadores y sistemas de
componer a través de ordenadores. Por lo que la generación de idiotas (al menos musicales) ya ha nacido; de lo
que no debe asustarnos la bajísima calidad que tiene todo lo que se viene haciendo nuevo en este arte -al menos desde
hace un par de lustros-..
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ABAJO: Portada del libro sobre temperamentos históricos de Goldáraz Gainza. En este, podremos leer la
complejidad que tuvo antaño la teoría de la música; que aunaba la matemática, la física, las astronomía y a la
filosofía. Considerando que las distintas afinaciones (o los modos diferentes de regular las escalas) provocaban en el
hombre alteraciones espirituales muy distintas. Partiendo de esa premisa, se estudiaba cómo regular los tonos con el fin
de que aquellas notas modificaran el estado de ánimo y mejorasen la situación del alma. Generándose infinidad de
teorías para explicar qué modos de cortar la escala -en base a "La Sección Áurea" o en razón de otros números y
figuras geométricas- generaban sensaciones espirituales diversas.
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He explicando esta teoría musical ante personas jóvenes -que se suponen cultas (licenciados)- o en conferencias
concierto; y me he visto obligado a escuchar comentarios tales como que aquella forma de ver la afinación no era más
que "una masturbación mental"... . Muy alejados de la realidad y en una ignorancia plena, mucha gente de hoy en día
no sabe por qué cuando uno se sitúa bajo a una cúpula cisterciense (o gótica) y canta o habla, aquella voz
resuena de un modo celestial. Todo lo que parte desde esa ciencia musical, unida a la física, a la matemática y a
la arquitectura; secretos que ya se ha perdido pero que ampliamente conocían los griegos y romanos (del modo
como Vitrubio las describe -por ejemplo- en sus fórmulas de vasos acústicos, llamados vitrubianos). En la portada
del libro de Goldáraz Gaínza vemos el "Sistema Perfecto" de afinación creado por Salinas, muy cercano ya al
Bien Temperado (unos ciento cincuenta años antes de que se resolviera la raiz doceava de dos, como coeficiente de
intervalos en cada nota). Viendo este precioso dibujo en que se explican los intervalos y su armonía; escuchando
la música de hace siglos, junto a la de hoy; uno no tiene dudas de que "la generación de idiotas" ha nacido.
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5.- La generación de los idiotas y el puente hacia ninguna parte (1950-1980):
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Seguiremos recordando algo más de mis años de colegio: En sus últimos cursos tuve como mejor amigo a
Blas; que tristemente murió poco tiempo después. Nuestra amistad nació principalmente por la afición que yo tenía
a la guitarra y la música; junto a la suya hacia la poesía. Así, mientras yo le prestaba o le grababa discos y le
buscaba entradas para conciertos (como el primero que dió Barenboim en El Teatro Real, de Madrid -hace ya unos
treinta y siete años-); él me encontraba ejemplares, datos y libros sobre poetas. Pues su familia era de Granada (su
abuela materna recuerdo, se llamaba Garcia-Valdecasas) y habían sido amigos de muchos de los mejores artistas
del 27. Hablaba de Lorca, de Falla, o de Barrios y Albéniz; por boca de lo que escuchado en su casa. Narrando
anécdotas de primera mano y hechos que sus padres o abuelos habían vivido junto a los representantes de esta
Generación. Por su parte, a Blas también le encantaba mi guitarra y mientras hablábamos de lo divino y de lo
humano, intercambiábamos anécdotas e ilusiones (poemas por música); le comentaba lo que en casa había oido
sobre arte, o acerca del Regeneracionismo y el krausismo (tan ligado a mi familia materna y sobre todo, a los
Canalejas).
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Muchas son las anécdotas que podría contar de este buen amigo con el que solo pude disfrutrar unos cinco o seis años
-tres en el colegio y otros tantos en la carrera-. Pues un día de frío enero (en 1985), me llamaron para decirme que
había muerto en un accidente de coche. Tenía él veinticuatro años; los que yo todavía no había cumplido. En su
sepelio decidí dedicarme a la guitarra tal como él me aconsejaba siempre; para dejar la abogacía, que tanto y
tan mal habíamos estudiado juntos. En aquellos días ya estaba yo trabajando con Carmen Conde (por entonces,
primera y única mujer de la RAE) en el proyecto de poner música a sus versos. Un año después estrenábamos en
París la obra a guitarra y canto con sus poemas; seis meses más tarde de presentar en Madrid un ballet con
argumento de la poetisa y con música mía. Pero aquel fue el último tiempo en que las gentes se interesaban por
la guitarra y por la poesía. Recuerdo que ya empezaba a dar igual la cultura, y cuando llamé a un amigo que presidía
una de las empresas más importantes de prensa (propietaria de varios periódicos), para que cubriera la noticia del
estreno; me enviaron al de "Sociedad" -el de bodas, bautizos y comuniones-. Carmen Conde se enfadó por tal afrenta y
yo solo pensé por qué no me habrían mandado al de las esquelas, ya que por entonces se veía venir que la gente solo
quería ya el "chunda-chunda", la discoteca y el fútbol. Se vislumbraba ya la agonía de la música.
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Desde aquellos días (hablamos de 1985) hasta hoy, la cosa ha ido de mal en peor. Tanto que el Pop y el
Rock (cuyos líderes habían sido autores de grandes melodías), quedó superado. Siendo sucedido por movimientos
tan "raros" como el Punkie, el Heavy, el Metal y largo etcétera... . Por lo que "eso" que antes era cosa de marginales
y que se oía solo por los "más colgados", pasó a escucharse en todo lugar y toda fiesta. Llegando a parecer algo normal
a un padre (educador o a un profesional con hijos) que sus vástagos escuchasen aquella música estridente, ruidosa,
cacofónica y sin sentido. La degradación progresó y a día de hoy ya un chaval no es capaz de escuchar a Mozart,
porque una vaca tiene más sensibilidad acústica. Lo que digo lo afirmo con plena seguridad, pues sabido es
que en las lecherías se hace sonar de contínuo música clásica (preferentemente de Mozart), con el fin de que los
animales produzcan más litros. Curiosamente si se cambia a otras melodías más rápidas, las vaquitas pueden dar
menos leche; pero si se les hace escuchar Punkie, o Metal y Heavy, se ha probado que se les corta. Algo de eso
creo que me pasa a mí... .
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Por lo demás, el oir de contínuo música de baja calidad, estridente o cacofónica degrada el oído y el gusto, del
mismo modo que lo hace el consumo de comida basura. Bien sabido es que si un chaval se alimenta solo de
chuches, patatas fritas y refrescos, tendrá en pocos años el paladar destrozado y las hormonas machacadas. Dado que
la degradación del gusto que provoca esa mala alimentación, no es solo preocupante por un motivo estético. Sino lo es
sobre todo porque la persona así educada, tendrá siempre propensión a alimentarse mal y por ende, a sufrir
obesidad, junto a muy diferentes enfermedades. Lo mismo sucede con la música (y con el resto de la cultura),
debido a que aquellos que se acostumbran a consumir cultura-basura sufren procesos de degradación emocional (por
no decir espiritual). Tanto que les será mucho más fácil caer en la droga o el alcoholismo, habida cuenta que se hace
imprescindible acompañar con "determinadas sustancias" esos sonidos tan fuertes como duros (en decibelios y en
estridencias). Pese a ello, nada se hace por educar a la juventud en la música clásica, en la poesía o en la
literatura; potenciándose tan solo que asistan a espectáculos o a ver deportes de estadio -especialmente el fútbol-.
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Frente a la situación antes descrita y viendo lo que sucede con la música o la literatura desde hace algunos
años, podemos afirmar (sin temor a equivocarnos) que la "generación idiota" ya ha nacido. Pero esta se
engendró, vivió y creció así, por culpa de sus antecesores -la nuestra-. Ya que fueron aquellos (los de mi edad)
los que en los años ochenta y noventa decidieron que el mundo intelectual era un rollo patatero y que lo
divertido era el fútbol y el chunda-chunda. Unos padres o educadores que no han sabido inculcar a los jóvenes
que les sucedieron, el amor hacia el verdadero arte y a la cultura; algo que sí nos fue enseñado a nosotros (con
gran esmero). Al decir nosotros, me refiero a los de mi "quinta", que nació con mucho, que fue la primera en no
vivir una sola guerra y que no tuvo prácticamente problemas.
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De tal modo, si por generación se toman unos treinta años, concretamente habremos de señalar a los nacidos entre
1950 y 1980; quienes no tuvieron que soportar la posguerra, no vivieron un país de hambre y pobreza, no lucharon
contra una dictadura, ni contra el comunismo, ni contra el fascismo, ni a favor de nada. Y que, en definitiva, lo tuvieron
casi todo hecho. Porque esta generación mía ha sido la primera que se ha educado con la televisión y el cine (sin
necesitar leer ni escribir, para divertirse). Un grupo que en verdad creo, ha sido un puente hacia ninguna parte;
dejando romos de cultura y posibilidades económicas a los que le siguen. Por lo que no puedo más que terminar
diciendo que quizás la pronosticada por Einstein "generación de idiotas" (culturales) ya ha nacido. Pero si lo hizo
fue porque sus antecesores se empeñaron en crearla, no porque la tecnología haya acabado con las
posibilidades del humanismo, ni del arte.
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ARRIBA: Junto a Carmen Conde, en una noticia publicada en ABC; verano de 1985. En esta se comentaba las
obras que íbamos a estrenar (con letra o argumento de la poetisa y música mía). Hoy en día, las noticias culturales
apenas existen; y las que se dan, en su gran mayoría hablan de espectáculos celebrados en estadios... . No se
refieren por lo tanto a cultura, sino a un Show.
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ABAJO: Tocando la guitarra en público, en Japón (foto tomada hace unos seis años). Todavía recuerdo que cuando
estrenaba obras con Carmen Conde se me acercaron algunos productores de música para comentarme que si
trabajaba para grupos "modernos", podría ganar mucho más que haciendo esa "música aburrida" (tal como
literalmente algunos pronunciaban, advirtiendo que había unas grandes posibilidades de forrarse si cambiaba mi
orientación). A todos ellos les dije lo mismo: -Yo hago la música que me gusta; y para hacer otras cosa, me dedico a la
abogacía-. Alguno, al oir esas frases mías se tocó la sién, señalando que estaba yo "mu pirado; pero que mu
pirao". Tenían razón porque no sé si saben Uds. lo difícil que es subirse a un escenario con una guitarrita
clásica, ante cientos de personas; y además, no cobrar casi nada. Pese a ello, lo seguiré haciendo (hasta que el
cuerpo aguante). ¡Porque nosotros, los de la música de siempre, esos sí que somos los modernos; no los que
tocan por dinero o por la fama!.

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


miércoles, 1 de octubre de 2014

La "inhumanización" del arte (acerca de las generaciones


perdidas)

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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Castillo de la ciudad de Chaves (al Norte de Portugal) en cuya pared podemos ver una
placa recordatoria con forma de escudo, conteniendo la lista de fallecidos en la Gran Guerra (nacidos
allí y muertos en África en 1914 o en batallas europeas en 1918). Fue esta, que posteriormente se denominó Primera
Guerra Mundial, una de las peores contiendas que se recuerdan, dejando millones de muertos. Gentes en
su mayor parte coetáneas a mis abuelos, ya que los padres de mis padres pertenecieron por edad a lo
que en Europa se denominó "Generación perdida". Aunque esta generación, increiblemente en España fue
salvada por sus antecesores. Debido a que nuestro país no entró en la "Gran Guerra"; donde
desaparecieron la mayoría de los hombres europeos nacidos entre 1880 y 1900.
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Una conflagración mundial surgida como fruto del odio en el que educaron a los ciudadanos del viejo
continente, tras la etapa napoleónica. Principalmente a los venidos al Mundo entre 1835 y 1870, quienes
sufrieron el cambio de una Sociedad Industrial a una industrializada y conocieron el nacimiento de conceptos tales
como el de la Justica Social -hasta ese momento inexistente-. Fueron estos, los que mediaron entre el siglo
XVIII y el XX, padres educadores de aquella triste generación, denominada "perdida"; tanto como -en
gran parte- los instigadores de algo que terminó en la mayor conflagración hasta entonces
imaginada. Obligando a destruir toda una "quinta" que fue sacrificada para participar en las primeras
batallas con armas de gran poder destructivo. Jóvenes que se enfrentaron a las peores situaciones imaginables
y a las muertes más crueles, siendo víctimas del belicismo de su época. En la que el progreso se concebía -
entre otras cosas- como un método de fomentar y aumentar los medios para luchar y odiar (más y mejor,
causando el mayor dolor posible).
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De este rencor fraticida europeo, felizmente España quedó al margen; todo lo que se produjo tras la
Restauración y más concretamente, con El Desastre del 98. Después de la pérdida de colonias y del triste final que
tuvo el Imperio Español; hechos que resultaron una lección de humildad y de humanidad para nuestro
país. Logrando cambiar aquella catástrofe el sentimiento de raza hispana, por el de humanismo
español; el de conquista bélica, por el de logro cultural y el de progreso tecnológico, por el de avance
en la civilización. Modificación del orden, el civismo y la cultura del Estado, que fueron las claves propiciatorias
para que nuestra patria pasara de estar arruinada y dividida -en 1898-, a convertirse en una de las
potencias más importantes de Europa (tan solo tres lústros después -en 1914-). Ello, unido a la declaración de
neutralidad en la Gran Guerra, hizo de la nuestra una de las Naciones más ricas del Planeta a fines de
esa contienda -tan solo veinte años después del llamado Desastre del 98-.
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Este logro -comparable al denominado "milagro japonés"-, fue debido en gran parte a la cura de humildad sufrida
tras la "caida del Imperio hispano"; pero sobre todo estuvo motivado por el sentimiento de Regeneración y
por el Regeneracionismo ideológico. Un pensamiento nacido desde la filosofía krausista, cuyas bases
y fundamentos se situaban en idearios como el de Joaquín Costa, o en proyectos políticos como el de
José Canalejas. Donde la máxima de "cerrar con doble llave el sepulcro del Cid", o la idea de "escuela y despensa";
eran la clave para culturizar, alimentar y fraternizar, toda una generación de españoles -nacidos entre
1880 y 1900-, que en nuestra nación no fue la "perdida", sino la "regenerada".
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ABAJO: Poco después de la etapa antes referida -en plena Belle Epoque y tras la Primera Guerra
Mundial-, publicó Ortega y Gasset "La deshumanización del Arte". Obra que vio la luz en 1925 -en Revista de
Occidente-, donde el autor realiza un análisis de las tendencias artísticas de su época -las nuevas y las
antiguas-, como fruto y ejemplo de los cambios e incongruencias del siglo XX. Un libro que nos llamará
poderosamente la atención leer en nuestros días, al observar que el Ortega nos plantea tesis tales como la
aceptación de del arte "novista", hablando de tendencias decimonónicas, pero omitiendo otros estilos como
los "ismos" de su tiempo. Dictaminando como clave de las "revoluciones" musicales de principios del
XX a Claude Debussy; presentando este compositor cual paradigma de inicio para la comprensión de "lo moderno".
Una "modernidad" que por aquel entonces, debía contener al menos cinco decenios de clasicismo. Hechos que
muestran como en nada se parece a la situación del arte de los años veinte a la actual; ya que el
problema surgido en nuestros días versa sobre si el Pop o el Rock, pueden considerarse el clasicismo
de nuestra época. Pregunta planteada por muchos a fines del siglo XX, y mientras, todo lo verdaderamente clásico
fue quedando en desuso, o bajo las sombras -trasladado a la misma consideración que la investigación, o con un
interés puramente universitario y educativo-.
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Iniciamos con este planteamiento y basándonos en la obra de Ortega y Gasset, un nuevo artículo en el
que trataremos sobre una "generación culturalmente perdida". La de los nacidos a fines del siglo XX y para
quienes el arte no se ha "deshumanizado" (como ocurrió en la Europa de la Gran Guerra); sino que ha sido
"inhumanizado", con un sentido pleno de la "inhumación" y de la "inhumanidad". Puesto que los restos que
quedaban del clasicismo europeo, han sido olvidados o abandonados a su suerte. Mientras, la
electrónica, los efectos de sonido y las máquinas se apoderan de una profesión que antaño tan solo se
ejercía por medio del sentimiento artesano unido a las dotes espirituales.
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1- DE LO BELLO LO SUBLIME; DE LO GROTESCO Y LO EXPERIMENTAL:
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Tras múltiples quejas y reclamaciones de mis admirados lectores (a los cuales agradezco haber superado ya el número de
sesenta mil); comienzo hoy pidiendo disculpas a cuantos pudiera haber molestado aquello que expresé en
mi entrada anterior. Escribiendo sobre una "generación perdida" -culturalmente hablando-, a la que me
atreví a denominar "la generación imbécil" (desde el punto de vista musical). Pero he de aclarar que no es
mía la frase, ni el pronóstico de que "nacerá una generación idiota el día en que la creatividad del hombre sea superada
por las máquinas". Tratándose de una conocida afirmación de Einstein; quien consideraba que la inteligencia y la
creación del hombre quedaría atrofiada, ante un exceso de facilidades o de métodos artificiales para
resolver los problemas. Por entender -con gran lógica-, que la inteligencia no ejercitada en el humanismo y
sin ser sometida a una creatividad subjetiva; al valerse de máquinas para solucionar sus recursos,
terminaría anquilosándose -como el músculo inactivo-. Partiendo de ello, tan solo añadí a esa idea que la
"generación musicalmente idiota" ya había nacido, pues hay una gran parte de la Sociedad actualmente
está convencida de que un ordenador puede componer, considerando música lo que tan solo son efectos
de la electrónica o de la informática. Tanto que la gran mayoría de los jóvenes a día de hoy -universitarios, cultos,
licenciados e hiperpreparados-; prefieren un "chunda-chunda" continuado (tan solo comparable al ruido de una
máquina), a la música de Bach.
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Evidentemente, no faltan algunos de extrañas intenciones quienes afirman que mi anterior crítica,
consiste principalmente en un desprecio manifiesto hacia el Pop o el Rock. Todo lo que es totalmente
incierto, puesto que la música popular y la "moderna en su tiempo" siempre han existido; siendo estas
la mayor fuente de inspiración para los grandes maestros clásicos -o de palacio-. Quienes se sirvieron de las
melodías del pueblo, para transcribirlas o variarlas; tal como pudo hacer Haendel, que versionó en las mejores obras
suyas las canciones inglesas escuchadas en las tabernas o en los puertos. Al igual que esas coplas y baladas fueron
variadas por genios como Mozart, Bizet o por el mismo Manuel de Falla.
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Tanto fue así, que los músicos de fines del siglo XIX y mediados del XX (plenos de academicismo, complejidad
técnica e intelectualidad) se basaron principalmente en un folklorismo, reciclado en los estilos del
momento; y con ello, en el arte popular. Considerándose a día de hoy aquellas obras que mezclan el arte del
pueblo con el de las academias, piezas cumbres del arte universal. Tal como sucedió con "La Habanera"
de "Carmen", o con "El Amor Brujo" (de Falla). Plenas de síncopas y melodías, inspiradas en los cantos y bailes,
que en su época se interpretaban o danzaban en los barrios más humildes y en las aldeas más pobres... . Para finalizar
cuanto arguumento, añadiré que ejemplo de esa importancia del arte popular en la música, se halla en estilos
como el Flamenco o el Jazz . Aunque principalmente lo son, melodías de culturas cuya música nace del folk
en paises como Irlanda y Gran Bretaña, con una base armónica que han marcado prácticamente toda
resolución de armonía en el Pop y del Rock (entre otros estilos modernos que parten de las baladas británicas).
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Pese a ello, la diferencia entre el arte popular y el culto -a mi parecer- estriba además en que lo nacido del
pueblo puede tener valor tan solo por ser grotesco; al igual que lo creado por el "academicista" se
convierte en maravillosa obra, simplemente por su técnica. Por todo cuanto una pieza u objeto clásico,
aún careciendo de belleza e incluso sin contenido sublime; llega a ser interesante simplemente desde un
punto de vista técnico e intelectual (o experimental). Al igual que sucede (de un modo inverso) con una creación
popular; que sin ser bella ni sublime, puede tener un valor artístico habida cuenta su contenido
grotesco -sirviendo para divertir, hacer reir, o simplemente para animar al espectador-. Unos motivos que
diferencian principalmente al arte clásico del popular (al menos a mi entender); situándose la frontera
entre ambos, en que el primero pueda tener tan solo una importancia científica o innovadora, mientras lo
folklórico o "para todos", en ocasiones basa su importancia artística tan solo en el hecho de servir como
divertimento (haciendo bailar y reir).
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En base a ello, considero que Kant al establecer las dos categorías del arte entre "lo bello y lo sublime",
olvida estas otras opciones. Otras dos categorías que en el caso del clasicismo sería "lo técnico o lo
experimental" y en el del arte para todos (el popular), consiste en "lo grotesco o lo divertido". Pues parece
cierto que una obra culta, aún sin contener belleza o sublimación, puede tratarse de una creación interesante, por su
carácter innovador y su calidad académica. De igual modo que lo popular, aunque fuera feo, absurdo y sin espiritualidad;
si resulta divertido y grotesco, siempre contendrá un factor de gran importancia social o cultural. Ambos hechos (la
calidad técnica y académica de una obra, tanto como su función de divertimento y ridiculización); son
categorías que nos transmitirán importantísimos matices de una civilización. Pues a través del grado de
perfección o de intelectualización del arte, tanto como comprendiendo el sentido del humor y del
ridículo de una Sociedad, podemos comprender gran parte del trasfondo cultural de su
época. Sintetizando ello los pilares de la civilización para las que fueron hechas estas obras (populares o académicas);
dejando testimonio del tecnicismo artístico o del sentido del humor y de la diversión en aquel momento histórico.
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ARRIBA: Una preciosa foto de Claude Debussy en 1885, poco después de que ganase el premio Roma de
composición. La imagen está tomada en Villa Médicis durante el tiempo en el que el músico estudió en
esta institución con Paul Vidal. Debussy aparece en el centro de la fotografía, en la parte alta y con
chaqueta blanca (tal como hemos señalado). Su atuendo muy distinto quizás ya manifieste el "deseo de destacar" (o
de innovación) entre los suyos, pues tal como un sabio refrán judío indica: "Hay que desconfiar de quien
viste diferente y de todo aquel que se disfraza para trabajar". Ello, porque la necesidad de ser respetado a
través de un uniforme -o un de traje oficial-, quizás solo muestra el intento de hacerse valer y de imponerse por medio
de una imagen institucionalizada. De igual modo, el que se viste de manera muy diferente; esta claro que
desea destacar; todo lo que no es bueno para el ambiente común familiar y de trabajo; ni menos para el de la
empresa, o para el mundo del dinero. Pese a ello, no ocurre lo mismo con el arte, donde lo estrambótico, lo raro y
hasta lo "Rocambloesco", es importantísimo. De ello, que el factor de "lo grotesco" siempre es decisivo,
ya que el artista que desea innovar lo suele hacer en todas las facetas de su comportamiento.
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A ello atribuyo este curioso atuendo de Claude Debussy, a quien debemos algunos de los más bellos acordes disonantes
de la Historia de la música, comparables en su poder armónico con lo mejor del gran J.S.Bach. Entre todos los que
desatacaría las escalas de su Arabesca y las de su Claro de Luna, en las que tantas obras mías he inspirado, y que
podremos escuchar pulsando los enlaces bajo estas líneas:
Arabesque http://www.youtube.com/watch?v=28Qi4jLtigc
Clair de Lune http://www.youtube.com/watch?v=8WN9Xb20E1g
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Regresando a "La deshumanización del arte", uno de los datos más llamativos de la obra de Ortega y Gasset,
es el hecho de que continuadamente haga referencia a Claude Debussy, como exponente o ejemplo del
"nuevo arte" de entonces. Un compositor que había tenido éxito casi cincuenta años antes a la publicación del libro
de Ortega -que sale a la luz en 1925-. De ello, considerar en plena Belle Epoque a Debussy una muestra de la
"modernidad", sería tanto como definir a Ernesto Halffter o a Karl Orff, músicos vanguardistas del siglo XXI -o de
nuestro tiempo-. Ya que en 1925, el compositor francés llevaba siete años fallecido y sus obras fueron
reconocidas una cinco décadas antes. Pese a todo, el hecho que relatamos define una tendencia
histórica hoy inexistente en la música; como demuestra que en tiempos de "La deshumanización del
arte", el estilo de Debussy marcase aún las vanguardias la música -tal como Picasso y Juan Gris, fueron
hasta los años sesenta referentes de la pintura contemporánea española-. Tristemente, en nuestra época no hay punto
"alfa" en la música culta; sin querer admitir los clásicos que figuras como Manuel de Falla o Joaquín Rodrigo son "el
puente cultural" de la España musical. Mientras, -este, nuestro arte-, divaga sin rumbo ni patrón.
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BAJO ESTAS LÍNEAS: Una foto mía hacia 1968 y cuando tenía unos siete años. Era esta una época en la que
el pelo constituía todo un símbolo social, tanto que pocos años antes se había hecho famosa una obra de rock
llamada "Hair". En ella se reivindicaba la libertad (social, política y hasta sexual) bajo el estandarte de
esa melena, que jamás podrían lucir los alistados a los ejércitos, ni los estudiantes de universidades reconocidas o
clásicas. Siendo así, el pelo largo fue la bandera de casi todos, en los años sesenta (hasta de los niños de muy
corta edad -como podemos ver en la imagen-). Del mismo modo, se generó un aspecto un tanto "feminoide"
para el hombre (quizás antimilitarista y anti-homófobo); creando una nueva moda de carácter andrógino y
en la que los señores por primera vez lucían pantalones láster, trajes de baño ajustados y vaqueros apretados (con
camisetas ceñidas).
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Fueron los años sesenta un momento de enorme eclosión económica y puede considerarse la etapa
histórica en la cual la Sociedad se plantea por primera vez si un Estado belicista es lícito y
moral. Llegando a la conclusión de que el conflicto armado era la peor de todas las opciones; surgiendo por
entonces un lema tan conocido como divertido que manifestaba: "Haz el amor y no la guerra". Todo lo
que consistía "una terrible novedad", ya que hasta entonces eran tabú el desnudo y la fornicación, pero no estaba tan
mal visto matar al enemigo (en la guerra). Pues históricamente se consideraba que las batallas eran
necesarias y útiles para una Nación, como podía serlo la agricultura o la ganadería. Debiendo dedicar
una parte de la población a la milicia, lo que comunmente se reclutaba como una quinta parte (los quintos). Algo
que se llevaba a cabo anualmente reuniendo a los jóvenes nacidos en un mismo año en la plaza (o el ayuntamiento) de
la urbe; para contarlos de cinco en cinco (desde un número primeramente sorteado en la fila). Naciendo de ello la frase
"no hay quinto malo"; debido a que quien en esta cola de reclutamiento estaba en el quinto puesto (conforme a suerte),
iba al ejército -quisiera o no, estuviera enfermo o sano-.
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Guerras como la del Vietnam y diversas intervenciones militares de los años sesenta obligan a los
hombres de Estado a meditar sobre la carrera armamentística entre Occidente y los paises del
Este (China o la Unión Soviética). Tanto que unos veinte años después -sobre 1988- el comunismo comienza a virar
hacia corrientes más europeistas y China se abre mirando con posibilidad de acuerdos, a los países hasta entonces
tenidos como enemigos. Mientras el capitalismo se compromete con algunas opciones sociales (o socialistas),
comprendiendo la Derecha que son imprescindibles en ciertos campos de la política -como el de la sanidad o de las
pensiones-. Terminado estos hechos con el acuerdo entre bloques y el final una posible guerra nuclear
(una Tercera Guerra Mundial atómica); que hasta los años setenta se contemplaba con gran temor y
como una amenaza que pendía sobre el Planeta cual una espada de Damocles.
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La superación de esta crisis nuclear y de la posibilidad de un conflicto armado entre Occidente y los
paises del Este (logro conseguido por unos y otros a fines de los años ochenta). Fue sin duda alguna la herencia
dejada por aquellos "colgados" de los sesenta, que dos décadas antes habían gritado por las calles
"haz el amor y no la guerra". Movimiento de cambio social y de tolerancia, que fue acompañado por
unas nuevas tendencias de gran calidad literaria, pictóricas y -sobre todo- musicales. Del cual nacen
estilos (como el Pop, Folk, Rock y etc) cuyas melodías y canciones tuvieron una increíble y novedosa
expresión artística, de belleza excepcional e inigualable, valiéndose de métodos semejantes a los del arte
popular. Sin precisar de la electrónica y sirviéndose de unos iguales recursos a los usados antaño por el
ciego y el rapsoda, que cantaban y narraban con "sus pliegos de cordel", los hechos sociales o los
sucesos acaecidos en su zona -de un modo similar al que presenta un noticiero televisivo-.
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Como decimos, en los años sesenta se produce un movimiento inigualable de músicas Folk, Pop o
Rock (en sus diferentes vertientes); en muchas ocasiones con un mensaje reinvidicativo o social,
divulgando que el Mundo debía unirse, globalizarse y no luchar más. Bajo este estandarte y con una
calidad melódica como la que tenían Simon y Garfunkel, Bob Dylan, Joan Baez, Leonard Cohen, Cats Stevens,
Moustaki, Serrat y otros tantos; el disco de vinilo fue mostrando lo que un chico jóven puede crear, tan
solo sirviéndose de la inspiración y sin necesitar de grandes recursos técnicos. Naciendo así un arte
nuevo, creado "para todos" y por lo tanto popular (sin que ello fuera sinónimo de "Pop", voz que procede de un vocablo
inglés onomatopéyico, cuyo significado es "exaltado"). El distinto nivel cultural de esta juventud de los
sesenta, frente al de las generaciones anteriores -jóvenes que habían viajado en su gran mayoría a paises
extranjeros y hablaban idiomas-; junto a su espíritu tolerante y su fantasía por crear un Mundo Nuevo,
unido y sin guerras. Motiva que por primera vez pudieran demostrar que los mayores y los viejos
sabían menos que ellos; todo lo que debió se una bandera segura para mostrar que los "veinte y
treintañeros" de entonces tenían más capacidad de pensar y sobre trodo de sentir, que los
ancianos (quienes habiendo vivido dos Guerras Mundiales, quizás pensaban se necesitaba una tercera, para
reconducir el Planeta).
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Por ello el arte de los sesenta, surgido desde quienes nacen dos o tres decenios antes, está marcado por
quienes vivieron de niños la guerra (o la posguerra) y por quienes no deseban pasar un mismo trance
que sus padres. Bajo una bandera común de no querer el enfrentamiento entre Naciones, ni menos las luchas
armadas; fue casi igual en recursos que el arte popular -de siempre-. Asemejándose sus baladas y
melodías a algunas de las cantadas por los ciegos o los rapsodas de antaño; quienes iban por las calles
entonando músicas -propias o aprendidas- y donde narraban las historias de amor, de problemas y los
hechos sociales. Aunque durante los años sesenta, el desarrollo de una armonía basada en tonos anglo-irlandeses (a
través de la difusión de esta música) y la influencia de cantautores gracias al disco de vinilo. Hizo que se
divulgaran y permanecieran melodías de enorme calidad como las de artistas tales como: Moustaki, Simon &
Garfunkel, Joan Baez, Bob Dylan y largo etc; llegando su inspiración joven y limpia, a expresar una
sublimación inimaginable (al igual que su poesía reivindicativa).
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Por lo demás, los intérpretes de entonces tan solo se sirvieron de los recursos modernos
(fundamentalmente eléctricos) para la grabación o la amplificación de sonido (a través de altavoces). De
ello -en mi opinión- nada tienen que ver aquellas músicas "modernas de los sesenta", plenas de
arraigo cultural y con una enorme calidad armónica. Con las que unos decenios después se
desarrollaron por medio de sistemas electrónicos o informáticos (a los que denominé de "la generación
musicalmemnte imbécil"). Un ejemplo de la calidad de la música a la que nos referimos son cantantes como Simon y
Garfunkel, cuya obra puede considerarse un clásico de la canción -popular-. Destacando entre sus
interpretaciones la versión que hicieron de "Scarborouhg Fair"-canción medieval anglo irlandesa y que marca muchos
de los acordes de todo el pop de los años sesenta-; que podremos disfrutar pulsando la linea azul de enlace bajo estas:
http://www.youtube.com/watch?v=-Jj4s9I-53g
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2- DE "POR VOCACIÓN, ARTISTA"; A "PROVOCACIÓN DE ARTISTA".
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Decíamos al terminar el epígrafe anterior que en mi opinión, Kant no incluyó dos categorías -o grados de valor- y
que a mi juicio existen en las artes (al margen de lo bello y lo sublime). Una de ellas es la simple técnica; en
cuanto se refiere a la dificultad, a la experimentación e innovación. Mientras la segunda se trataría de lo
grotesco y divertido; siendo el arte que hace réir o "extrañar", algo que también merece el nombre una creación (por
muy raro que resulte). De ello, las obras incomprensibles por su complejidad o por grotescas; de ser
atractivas, también hay que catalogarlas como arte. Habida cuenta que hacer reflexionar y reir (por medio de
objetos, palabras, formas o sonidos), son también los poderes del artista.
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Estos dos conceptos que en el párrafo anterior hemos dejado bien precisados y definidos (la estética
experimental y la grotesca) constituyen los valores de los que más han abusado los creadores durante el
siglo XX. Tanto que los grotesco se ha llegado a unir con lo técnico-innovador en estilos tales como "las instalaciones"
(en pintura o escultura). Un hecho que igualmente ha sucedido en la música, donde las obras que pretenden ser
novedosas son tan extrañas como absurdas, provocando en ocasiones la risa del que las escucha. Por lo
demás, el abuso de lo grotesco en los espectáculos de Rock, en la moda o en las artes plásticas; es tal, que
el mal gusto se ha convertido hasta en un estilo "fin de siglo" XX, y al que comunmente se denomina
"feismo". Puesto que constituye un alarde y un canto a lo horroroso; quizás con el fin de provocar más la curiosidad que
la hilaridad. Llegando a haberse acuñado entre los críticos de arte una extraña frase donde se dictamina y
define que "el arte es provocación". Todo lo cual significaría que si gritamos "hi-de-pú" a cuantos hay en mitad de
una calle, pues seríamos unos artistazas (al igual que si nos dispusiéramos a pisar los pies a cuantos comparten con
nosotros el vagón del Metro).
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Pero siguiendo con el tema que nos atañe, hablaremos de lo que fueron los años sesenta y comienzos de los
setenta, como plenitud artística y como un tiempo inigualable en cuanto a su calidad y creatividad (al
igual que sucedió a fines del XIX y comienzos del XX -durante los que España vivió un nuevo Siglo de Oro-). Bastando
para recordar cuanto se hizo en la música clásica de nuestro país entre 1950 y 1980, citar algunos
nombres -entre la infinidad de figuras que por entonces gozaban del mayor éxito-. Personajes entre los
que mencionaremos tan solo a los más destacados como lo eran: Segovia, Mompou y Casals; Regino
Sainz de la Maza y Yepes, junto a otros tantos comparables -como Segundo Pastor- y sin olvidar nunca al gran
Joaquín Rodrigo (que en estos años sesenta era un divo).
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Por su parte, el mundo del Folklore y el Flamenco estaba por entonces a la misma altura, en aquellos días en
que destacados folkloristas como Jose Antonio Labordeta ó Joaquín Díaz, recogieron en sus grabaciones y
conciertos las canciones populares y los romances antiguos -desde los versos de cordel a los más viejos
cantares; interpretados de "forma moderna" y a la clásica usanza-. Destacando de manera inigualable las figuras
coetáneas del Flamenco, que por entonces desarrolla los más grandes genios conocidos, herederos de las
anteriores hornadas; llegando a la cumbre nombres como Sabicas o Antonio el Bailarín. Siendo su relevo en los
setenta personalidades como Paco de Lucía, Manolo Sanlucar o Antonio Gades (entre decenas de maravillosos
intérpretes y bailarines).
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Alguno de nuestros sesentamil lectores podrá de nuevo reclamar que soy un tanto injusto en los juicios de valor, al
afirmar que nuestro tiempo en nada puede compararse artísticamente con los mencionados años sesenta
y sesenta. Debido a que hoy en día existen genios de la música equiparables a los anteriormente citados.
Todo lo que, aún pudiendo ser verdad y realmente cierto; diferencia el hoy del ayer, en el tratamiento
social que se les daba y que en nuestros días tienen. Ya que por entonces, los que actuaban en los mejores
escenarios y lugares -La Casa Blanca, ante reyes y personalidades, o en los Congresos de Naciones Unidas-, eran
personalidades como Sabicas y Antonio el Bailarín; tanto como Segovia, Casals, Yepes o Mompou. Mientras ya en
nuestros días, quienes van a estos eventos son los cantantes más existosos; algo que es tan solo música para la gran masa
social, sin arraigo cultural y sin apenas un valor espiritual, ni menos de compromiso (al margen del éxito y la fama que
cada artista tenga).
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Pero, es que además, el arte de nuestro País en aquellos años sesenta (y comienzos de los setenta), también
gozaba de algo valiosísimo como lo es, el arraigo cultural y el desarraigo social. Un desarraigo social
nacido del éxodo de las poblaciones rurales, que habían emigrado hacia las ciudades o al extranjero (llevando
con ellos las costumbres, canciones e instrumentos de sus pueblos). Por todo ello, los músicos de entonces gozaban
de un profundo folklorismo, potenciado y conservado por esta población emigrante; quienes deseaban
que su estilo de vida no terminase y que su música -y su pueblo- de algún modo cotinuara viva. Todo lo que
podemos ver en los cantautores de la época, entre los que destacaron Jose Antonio Labordeta -como
personaje muy comprometido- y Joaquín Díaz, como persona culta y refinada (compilador y recopilador de romances
antiquísimos, baladas de antaño y hasta de los "pliegos de cordel"). Junto a ellos, una enorme una pléyade de
grupos flokloristas -a cual mejor-, entre los que más se escuchaba Jarcha, que llegó a crear el famoso
"himno de la democracia" con su canción "Libertad, sin ira, libertad" . Por lo demás, existían en estos años
sesenta-setenta infinidad de cantautores con mayor o menor carácter reivindicativo, pero con una
excepcional calidad. Entre los que encabeza la lista Juan Manual Serrat (y su disco sobre Machado),
o Cecilia (versionando a Blas de Otero), junto a Paco Ibañez o Luis Llac (con su "Estaca"). Otros, menos
politizados, con un tono más europeista, igualmente reivindicaban las costumbres y los idiomas de sus
lugares -como hizo Amancio Prada con Rosalía de Castro-. Componiendo todos ellos un plantel de artistas
que fueron dejando obras de un enorme valor, y naciendo así un nuevo estilo de música en España; que
tristemente ha sido un tanto olvidada, aunque nunca superada... .
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SOBRE ESTAS LÍNEAS: Dibujo mío a lápiz de Joaquín Díaz, realizado desde una fotografía suya (portada de
disco y de su Fundación). Durante los años sesenta y comienzos de los setenta, Joaquín Díaz figuró entre los
cantautores de gran éxito, encabezando la tendencia de aquellos que buceaban en el "Folk", o en las
melodías populares más antiguas. Tras su paso por los escenarios, dedicó gran parte de su tiempo a la fundación
que lleva su nombre, dedicada al estudio de las costumbres de nuestras tierras y campos; recogiendo el patrimonio
inmaterial que se va perdiendo (canciones, poemas, cuentos, músicas, trajes y largo etcétera). Actualmente la
Fundación Joaquín Díaz tiene sede en Urueña y expone una colección de instrumentos antiguos
populares, además de trabajar en la publicación de obras sobre etnografía, las artes, la música,
literatura y costumbres comunes al campo y al marco rural.
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Como podemos ver en Joaquín Díaz, estos cantantes y músicos con éxito durante los años sesenta y
setenta, tenían un proyecto cultural y social; sin buscar "la fama por la fama", ni menos deseando destacar
para ganar dinero. A diferencia de los cantantes de hoy, aquellos eran líderes sociales y en su arte
llevaban la verdadera voz de un pueblo que deseaba perpetuarse, cultivarse y permanecer. Todo lo que
supone una enorme diferencia con los de nuestra época, que tan solo desean hacerse famosos para figurar en las
revistas del corazón o en las listas de los más vendidos. Lo antes dicho, no solo expresa una enorme distancia
intelectual, sino sobre todo una gran diferencia espiritual. Pues aquellos que luchaban hace unos
cuarenta años por sus ideas y su proyecto -sobre los escenarios pero también en las bibliotecas y en las
universidades-, deseaban una España más culta, más cosmopolita y más justa. De tal manera es
incomparable la figura de uno de estos cantautores, que contra viento y marea se subían a actuar (en ocasiones
jugándose ser arrestados); con la de los del "chunda-chunda" que a día de hoy solo buscan ser famosos para ganar
dinero -en su mayor parte, entreteniendo a adolescentes, que les escuchan en un estado lamentable (tras ingerir
grandes cantidades de alcohol, o de "peores cosas")-. De cuanto expongo, me atreví a escribir lo que en mi
anterior entrada decía y que al parecer a muchos ha molestado. Hablando de una generacion musicalmente
idiota; habida cuenta que ni las melodías que actualmente tienen éxito, son auténticas composiciones
(ya que en una gran mayoría se deben a técnicas de ordenador); ni la música electrónica puede
considerarse música.
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Para comparar la música que difundían los cantautores de los sesenta, con los sonidos creados solo por medios
técnicos que hoy tenemos, nos bastará escuchar estas versiones que abajo tenemos.
Primero el Romance del conde Olinos para la cadena japonesa NHK; en la voz de Joaquín Díaz (pulsando
enlace):
http://www.youtube.com/watch?v=mon5uRklIBM
Bajo ella incluyo el famoso canto a la democracia de Jarcha, llamado "Libertad sin ira" (pulsar linea azul)
http://www.youtube.com/watch?v=NrROdpJb4Ek
Para finalizar, podremos oir "España camisa Blanca" de Víctor Manuel, con letra del gran poeta, Blas de
Otero y cantada por Ana Belén:
http://www.youtube.com/watch?v=p5SOkd0PpAs
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ABAJO: Fotografía de mis padres (Mario Gómez-Morán y Ma. Teresa Santafé) en una tarde del verano de
1968, tras regresar de la playa. Así los recuerdo de niño, cuando en las vacaciones veníamos todos de
disfrutar, de bañarnos en el Mediterráneo y de jugar con ellos. Tenía yo uno siete años en el momento de esta imagen
y aún la conservo en la retina -posiblemente por ser el tiempo en que quizás fuimos más felices-. Para la generación
de mis padres era una novedad estos veraneos en el Mediterráneo, nadando y tomando "baños de
Sol": ya que hasta esos años la playa se disfrutaba de otro modo muy diferente. Tan solo
permitiéndose ir al mar con trajes cerrados y completos, de los que incluso el "bañador masculino" tenía
parte alta (sin poder los hombres enseñar el pecho en las costas españolas hasta bien entrados los años cincuenta y
debiendo decirse por ello: "Traje de baño").
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Pero llegaron los sesenta en el que se puso de moda el tejido "laster", las prendas ajustadas y hasta se permitió
el bikini. Después, el "boom" del turismo hizo acto de presencia; y año tras año, podíamos ver como los
melonares de Valencia y Alicante se convertían en avenidas cargadas de hoteles; mientras las
tranquilas playas se transformaban en los nuevos "melonares" (femeniles). Tanto fue el éxito y en tan
poco tiempo, que en menos de un lustro pueblecitos de pescadores llenos de encanto (como Benidorm) se
convirtieron en urbes cubiertas de torres. Cambiando la imagen y dejando un triste recuerdo a cuantos antes
habíamos conocido aquellos puertos y litorales cargados de belleza. Transformados ya en avenidas con construcciones
masificadas junto a las playas; todo lo que a muchos nos hizo ver que cuando se progresa economicamente
tan aprisa, se puede atrasar culturalmente mucho (al menos estéticamente). Habida cuenta que la belleza
del litoral alicantino quedó poco a poco inmersa en aquello que no era más que un barrio semejante a los de las
grandes ciudades. Por todo lo que algunos paises (como Italia o Francia) contemplan una política
urbanística de costas, impidiendo destruir la belleza natural. Algo que finalmente atrae un turismo de
calidad; pudiendo masificarse otras zonas que no dañen el paisaje, o la linea mar. Pese a ello, en España se
decidió que el progreso debía hacerse "a toda costa" (nunca mejor dicho) y el daño en muchos parajes
antes paradisiacos, ha sido irreversible.
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Porque progresar nunca debe suponer destruir el pasado, debemos plantearnos qué era el progreso
para estos jóvenes del 68. Unos años y una época en la que más se debatió si el avance tan acelerado
que vivía la humanidad no podría llegar a provocar el caos final. Un desastre nuclear que hoy en día ni
siquiera se plantean, pero que en hace cinco décadas era un hecho perfectamente real y un temor que todos
tuvimos. Estas y otras preguntas fueron las que se hicieron los artistas e intelectuales de la generación
que hablamos, quienes lograron una calidad en sus obras inimaginable. Uno de los más destacados
fue Joan Manuel Serrat, del que sobresale un trabajo impecable cantando los poemas de Antonio
Machado. Bajo estas líneas y pulsando la linea de enlace podremos escuchar otra de sus canciones más
bellas (Mediterráneo), que es armónicamente perfecta. Basada en unos acordes muy hispanos, su estructura
sigue la obra de genios como Tárrega; siendo su base armónica muy semejante a la de Recuerdos de la Alhambra.
Todo lo que explica e indica no solo la gran calidad musical de Serrat, sino su tradición y su arraigo cultural (algo
practicamente inexistente en la música moderna de nuestros días)
http://www.youtube.com/watch?v=_w2WOHs9wG4
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Acerca del origen armónico y perfecto de la canción Mediterráneo, algún lector me ha preguntado, por lo que incluyo
esta versión de Recuerdos de la Alhambra (tocada por Andrés Segovia en los años veinte, y época coetánea a La
deshumanización del arte). En ella podremos ver cómo los acordes de Mediterráneo responden a la tradición de esta
obra, o a la del Concetino de Bacarisse. Estando basados en "MI-RE-DO-RE" sobre las tiples de una guitarra, bajo la
guía de un La Menor.
http://www.youtube.com/watch?v=sdaPoUNk5R8&list=RDsdaPoUNk5R8

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3- SOBRE LA DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE:
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Pasamos en este tercer epígrafe a tratar algunos aspectos de la obra de Ortega y Gasset en la que comienza
diciendo -en su capítulo IMPOPULARIDAD DEL ARTE NUEVO-: "La fecundidad de una sociología del arte me fue
revelada inesperadamente cuando, hace unos años, se me ocurrió un día escribir algo sobre la nueva época musical
que empieza con Debussy. Yo me proponía definir con la mayor claridad posible la diferencia de estilo entre la nueva
música y la tradicional. El problema era rigurosamente estético, y, sin embargo me encontré con que el
camino más corto hacia él partía de un fenómeno sociológico: La impopularidad de la nueva
música". Tras ello, sigue Ortega exponiendo: "Conviene distinguir entre lo que no es popular y lo que es
impopular". Para en la siguiente página escribir: "el arte nuevo tiene a la masa en contra suya y la tendrá
siempre. Es impopular por esencia; más aún, es antipopular" . Para sentenciar el tema afirmando poco
después que: "divide al público en esas dos clases de hombres: Los que lo entienden y los que no lo
entienden (...) El arte nuevo, por lo visto, no es para todo el mundo, como el romántico, sino que va desde luego
dirigido a una minoría especialmente dotada, de aquí la irritación que despierta en la masa".
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El párrafo anterior deja bien claro que el deseo de Ortega y Gasset no es tan solo explicar lo que era el
arte nuevo de su época (los años veinte). Un decenio en plena efervescencia de los "ismos"; tras el modernismo, con el
expresionismo en plenitud y con movimientos como el Dadaismo, Fauvismo o el Surrealismo en desarrollo. Sino lo que
el pensador quiere señalarnos es que la diferencia entre el antes y el después de esos días, reside en que
durante aquel tiempo ya se había creado un arte para ser disfrutado tan solo por los hombre cultos, al
margen del pueblo y sin importar a nadie el criterio "del vulgo" (tal como literalmente expresa). No vamos a criticar su
visión, ni menos su impresión acerca de lo que eran "los novismos" de entonces. Pero comenzaremos diciendo que la
realidad histórica es a mi juicio diferente; ya que la creación artística apenas se había hecho nunca
pensando en la masa. Puesto que hasta nuestros días apenas hubo un periodo en el que el arte fuera
para todos y tan solo en algunas etapas muy marcadas -de cierta democratización o apertura social-, los
creadores habían trabajado para el pueblo.
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Este es el caso de la Grecia, que disfrutaba del teatro de sus dramaturgos o de las obras musicales que allí los helenos
representaban; al igual que ocurría en Roma (donde técnicas artísticas como el retrato en mármol, supusieron una
verdadera industria al alcance de muchos). Tras la etapa grecorromana, la creación de cultura para el pueblo
desaparece en Europa; y durante la Edad Media los artistas se reservan para las Cortes, los nobles refinados
y -sobre todo- para la Iglesia. Siendo así como los sacerdotes, con el fin de evangelizar y de enseñar su credo,
generan todo un sistema de esculturas y pinturas, que como negocio y función fue muy semejante al de
cine moderno. Ya que con esos retablos, estatuas, tablas o cuadros; enseñaban los evangelios, explicaban la vida
de los santos y entretenían a sus fieles (evangelizándolos). Convirtiendo las iglesias en lugares amenos y
atractivos, donde gracias a las imágenes y la música, generaban espectáculos litúrgicos; con el fin de que
las gentes vinieran desde poblaciones lejanas, a disfrutar de sus misas y oficios.
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Llegado el Renacimiento el arte se popularizó bastante (a la par que la Sociedad, que admitió numerosos
gremios de burguesía ciudadana); naciendo así hasta literatura en idiomas romances -desde Petrarca a nuestro
Juan del Encina-. Creándose espacios en las ciudades donde las "gentes comunes" podían disfrutar de las
artes palaciegas; todo lo que en los siglo XVII y XVIII fue fomentado por los reyes y nobles, que permitían
representar las obras escritas para ellos, en las corrales, calles y plazas (debido a lo que la ópera en España se denomina
Zarzuela, al tratarse de obras escritas para escenificarse en este palacio-cazadero de los reyes Borbón). Aunque a
mediados del siglo XIX -la época de Debussy de la que tanto nos habla Ortega-; muchos artistas no quisieron
trabajar para reyes y nobles, por lo que crearon un arte que no fuera admitido por aquellos mecenas. Es
decir, que a mi entender, precisamente lo que pretendían autores como Debussy (o posteriormente
Strawinsky) no era impedir que el pueblo comprendiera sus obras, sino imponer un arte que no fuera
admitido en los salones de los nobles, o de la burguesía (decimonónica y terriblemente cursi, tal como lo eran
las "gentes bien" en aquel siglo XIX).
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Por todo cuanto expreso, me atrevería a decir que Ortega y Gasset se equivoca al considerar que el "nuevo
arte" está hecho para ir en contra del pueblo; ya que precisamente estos creadores tuvieron en su gran
mayoría una ideología muy progresista -o bien se inspiraron en costumbres y sonidos etnográficos-. Por todo lo
que en verdad considero que aquellos "ismos" deseaban generar unas obras que no fueran comprendidas
por "los cursis de palacio", ni siquiera por los académicos del salón. Cuanto digo, puede corroborarlo la
filosofía de esos autores vanguardistas, que en su gran mayoría era muy radical (por no decir que muchos
de ellos abrazaron ramas del izquierdismo más extremista). Todo lo que choca con el planteamiento
"orteguiano" que podemos recoger definido en palabras del mismo capítulo y donde escribe acerca del nos
"novismos": " Durante siglo y medio `el pueblo´, la masa, ha pretendido ser toda la sociedad. La música de
Strawinsky o el drama de Pirandello tienen la eficacia sociológica de obligarle a reconocerse como lo
que es, como `solo pueblo´, mero ingrediente, entre otros, de la estructura social, inerte materia del
proceso histórico, factor secundario del cosmos espiritual. Por otra parte, el `arte joven´ contribuye
también a que los `mejores´ se conozcan y reconozcan entre el gris y la muchedumbre, y aprendan su misión,
que consiste en ser pocos y tener que combatir contra muchos". Para continuar en el siguiente epígrafe exponiendo
que: "No es un arte para los hombres en general, sino para una clase muy particular de hombres que
podrán no valer más que los otros, pero que, evidentemente, son distintos".
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SOBRE ESTAS LINEAS: Dibujo mío a lápiz de José Ortega y Gasset, inspirado en una fotografía del pensador.
Como podemos leer, en su obra "La deshumanización del arte" el autor considera que las "vanguardias" de
finales del XIX y comienzos del XX, se deben a un intento de los creadores por separarse y
distanciarse del vulgo. Queriendo los artistas generar obras que solo fueran comprendidas por las gentes cultas y
preparadas como ellos. Tanto, que utiliza estas duras palabras -antes leidas- para expresarlo-: " Durante siglo y medio
`el pueblo´, la masa, ha pretendido ser toda la sociedad. La música de Strawinsky o el drama de
Pirandello tienen la eficacia sociológica de obligarle a reconocerse como lo que es, como `solo pueblo´,
mero ingrediente, entre otros, de la estructura social, inerte materia del proceso histórico, factor
secundario del cosmos espiritual. Por otra parte, el `arte joven´ contribuye también a que los `mejores´
se conozcan y reconozcan".
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Al margen de no poder compartir la idea orteguiana sobre "el pueblo"; considero personalmente que el deseo de
aquellos artistas innovadores a los que el pensador alude en "La deshumanización del arte", fue hacer obras
incompresibles para las élites de entonces. Música, pintura, escultura, ballet o teatro, que no pudiera ser
entendido ni admitido por la burguesía, ni menos por la aristocracia decimonónica -quienes deseaban un
arte tan cursi como decadente-. Siendo así, la intención de aquellos vanguardistas -a mi juicio- no era la de
distinguirse del pueblo, sino la de diferenciarse del espìritu rococó, neo-romántico, o del relamido
estilo de los salones del siglo XIX. Pasando al "novismo" y promoviendo unas obras comprometidas,
sin deberse ni doblegase ante a los mecenas y ni siquiera ante público. Generando arte por el arte, como
símbolo social y como enseña de una época plena de cambios y de gran efervescencia; donde el creador debía ser un
guía intelectual (y no un servidor de palacio).
,
Para comprobar cuanto expreso escuchemos pulsando la linea de enlace, La Consagración de la
Primavera; donde comprenderemos que Strawinsky pretende fundamentalmente crear música en
estado puro (sin atender a modos, melodías ni antiguas armonías). Ello, por la necesidad de distanciarse de
las élites y de demostrar a los que se sentían por entonces ricos, educados y poderosos, que eran
incapaces intelectualmente de comprender siquiera un acorde de su desarrollo armónico.
http://www.youtube.com/watch?v=e-MmTyhxdaI
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ABAJO: Una trompeta de las usadas en los pasos de Semana Santa, en Priego de Cuenca. El parecido de
estas tubas de cerámica con las trompas (karnics) celtibéricas de hace dosmil quinientos años es
asombroso. Todo lo cual no tendría nada extraño si no fuera porque las primeras tubas celtíberas
documentadas y estudiadas, datan de fines del siglo XIX (halladas en Numancia y analizadas por el Marqués
de Cerralbo). Hasta entonces, no hay documentos que acrediten el conocimiento por estudiosos de este tipo de
instrumentos -usados entre las gentes prerromanas peninsulares y mantenidos por la sabiduría popular-. En
diversas poblaciones de España se utilizaban estas tubas de cerámica ya en la Edad Media (y durante
siglos) para celebraciones fundamentalmente religiosas. Un uso que increiblemente se ha conservado
hasta hoy y fielmente reproducido durante miles de años. De tal modo, que incluso los dibujos que adornan
estas típicas tubas de Priego, son casi exactos a los que llevan las trompas ibéricas de barro, tanto
como son muy parecidos a los que decoran jarros y utensilios cerámicos procedentes de yacimientos
del Levante prerromano (Alcudia en Elche, Sueca, Serreta de Alcoy etc.).
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Regresando a Ortega y Gasset, el valor que el pensador otorga al pueblo es muy poco (por no decir
ninguno); considerando literalmente que "el vulgo" es "mero ingrediente, entre otros, de la estructura
social, inerte materia del proceso histórico, factor secundario del cosmos espiritual". Muy por el
contrario, a mi juicio el saber del pueblo (en idioma nórdico: Folk-Loré) creo que es uno de los patrimonios
más importantes de los que goza una nación. Ejemplo de ello es esta trompeta de barro cocido que vemos
en imagen, cuyo uso hubo de extenderse de padres a hijos durante al menos dosmil años, ya que en nuestras
tierras tan solo aparecen en los yacimientos peninsulares celtibéricos anteriores al siglo II a.C.. Del
mismo modo, las danzas y músicas populares son algunas de las herencias patrimoniales más
importantes. Entre las que destaca el Flamenco -como melodía, poema y baile-, constituyendo una de las joyas
etnográficas de España. Habiendo sido la fuente de inspiración de compositores tan importantes como
Tárrega, Manuel de Falla, Albéniz, Granados o el mismo Joaquín Rodrigo.
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Por cuanto antes expongo, no podemos estar de acuerdo ni con la visión "orteguiana" del pueblo como
"vulgo inerte"; ni menos con el valor insustancial que el autor de "La deshumanización del Arte" otorga a
estas gentes comunes. Ya que, como decía Machado, el pueblo no es el vulgo; habida cuenta que
"popularizar nunca debe ser lo mismo que vulgarizar". Tanto es así, que mientras el Flamenco clásico, es -a
mi juicio- exquisito y refinado (por muy popular que fuere); las danzas de salón decimonónicas, me parecen tan
vulgares como insulsas y tan cursis como insustanciales. Por cuanto mucho más vulgar debía ser un "húsar" vestido de
uniforme danzando el Vals hace cien años; que una gitana descalza bailando una zambra bien tocada.
,
Para comprender el refinamiento del Flamenco, escuchemos (pulsando el enlace abajo) estos toques
por Panaderos de Paco de Lucía. Un ritmo que también fue conocido como "Bolero Clásico" y que es
uno de los que genera la llamada escuela clásica flamenca -Escuela Bolera-, en la que se inspiraron la gran mayoría
de los compositores españoles de los siglos XVIII al XX.
http://www.youtube.com/watch?v=X8QBR799vQk&list=RDX8QBR799vQk
,

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4- DE LO POPULAR Y DE LO VULGAR:
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Continuará Ortega con planteamientos similares a los ya descritos, hablando en el mismo capítulo de su obra, de
este modo: "He aquí por qué el artista nuevo divide al público en dos clases: Los que entienden y los
que no entienden; esto es, los artistas y los que no lo son. El arte nuevo es un arte artístico". Palabras a
las que me gustaría añadir que aquel arte vanguardista de principios del siglo XX era
fundamentalmente una creación afectada por los movimientos sociales y por las ideologías
progresistas; deseando el artista fundamentalmente divorciarse del mecenas y no tanto del
pueblo. Procediendo el rechazo que el creador sentía hacia el público, de cuanto normalmente debían vender su obra al
criterio de la masa y no de los entendidos. Por lo que de querer separarse el creador de la mayoría social, era
fundamentalmente por la razón de que esta suele ejercer una tiranía, deseando la mediocridad y no la
calidad -pagando mejor lo que todos entienden, que aquello cuanto nos hace soñar o pensar-. Confundiendo esa
mayoría generalizada la democratización del arte, con la "mediocratización" de los artístico; es decir,
creyendo que lo mejor es lo que más se vende y que se debe generar una cultura que todos entiendan. Algo muy
distinto a lo que realmente ha de ser el espíritu del creador, quien debe vivir adelantado a su época y
marcar las tendencias de tiempos nuevos. Cuanto digo lo corroboran las palabras del mejor simbolista de las letras
españolas (Juan Ramón Jiménez), quien dedicaba sus obras con el encabezamiento: "A la minoría,
siempre". Considerando que tan solo unos pocos podrían entenderlas. Lo que no significa minusvalorar
al pueblo, sino considerar que ni la burguesía común, ni las élites adineradas de su època (ni menos las
gentes comunes) estaban movidas por sentimientos cercanos al poeta; que se guiaba por otros derroteros muy
distintos a quienes no necesitan soñar para sobrevivir.
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Acerca del sentimiento sobre "el significado del arte" y del "vulgo", habla Ortega nuevamente en su epígrafe
intitulado "COMIENZA LA DESHUMANIZACIÓN DEL ARTE"; que contiene un párrafo destacable, en el
que escribe: "Cree el vulgo que es cosa fácil huir de la realidad, cuando es lo más difícil del mundo. Es
fácil decir o pintar una cosa que carezca por completo de sentido, que sea ininteligible o nula: Bastará
con enfilar palabras sin nexo, o trazar rayas al azar. Pero lograr construir algo que no sea copìa de lo
natural y que, sin embargo, posea alguna sustantividad, implica el don más sublime" . Dos son las ideas
que plantea el pensador en las anteriores frases: La primera, que el "vulgo" cree que es fácil huir de la
realidad (quizás considerando que al que nada estudia y poco piensa, poco le importa el mundo; bastando con
emborracharse para escapar de la realidad). La segunda concierne al arte, exponiendo Ortega que aquello que es
irreal o no copia la naturaleza, si no contiene una gran imaginación o recursos, será una simple
sinsustancia.
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Evidentemente, la mezcla de ambas ideas en un mismo concepto -La facilidad para las gentes vulgares de huir
de la realidad, unida a la dificultad del pintor o del músico para no seguir el modelo clásico- es un aforismo que
explica, según el autor, por qué las gentes comunes son incapaces de entender el nuevo arte. Por cuanto el
vulgo no comprenderá nunca la dificultad del artista para generar algo que escape de lo natural... . Algo
que a mi juicio más parece una paradoja, en la que su planteamiento ya cierra la posibilidad de respuesta;
pues más verdadero debe ser que las gentes comunes simplemente no desean evadirse de la
realidad. Ello, porque el mundo les es grato y aceptan la vida tal como es; todo lo que no les otorga más que la
denominación de personas normales. Es decir, que se trata de gentes comunes; y como tal, individuos sin
problemas, que aceptan la vida y que no necesitan huir del Mundo (porque le gusta o porque no les plantea
dudas ni angustia).
.
Muy distinta es la mente del artista, quienes en su gran mayoría son enfermos psíquicos o emocionales -
sufriendo desde melancolía crónica, hasta angustia vital interminable; y desde depresión, a las euforias más
inenarrables-. Por cuanto aquello que Ortega denomina "el vulgo" en verdad ha de traducirse por
"personas normales" en el pleno sentido del término y a la que no le preocupan grandes problemas
metafísicos, sociales y ni siquiera personales... . Gentes que van a los suyo y viven el día a día; y por ello, lo que
ha de comprenderse como vulgar para Ortega, no debe de confundirse para nada con lo popular. Ya que en las
élites o en el pueblo, entre los ricos o entre los pobres; hay vulgares y no vulgares (sin relacionarse la
vulgaridad con el origen o adscripción de las gentes: De ciudad o de pueblo, urbanos o rurales, ricos o pobres...).
.
Tras las disertaciones antes expuestas, pasa Ortega a referir la lucha generacional de su tiempo; quizás sin
reparar mucho que durante aquellos años veinte, los europeos habrían dejado de creer ya en sus
mayores (en sus predecesores), por cuanto habían sumergido a sus hijos en la terrible Gran Guerra. De tal
modo, en las siguientes páginas "La deshumanización del arte" contiene frases como la que dicta: "¿Por qué han de
tener siempre la razón los viejos contra los jóvenes, siendo así que el mañana da siempre la razón a
los jóvenes frente a los viejos?" . Para terminar poco después escribiendo: "Me parece que la nueva
sensibilidad está dominada por un asco a lo humano en el arte, muy semejante al que siempre ha
sentido el hombre selecto ante las figuras de cera. En cambio, la macabra burla cerina ha entusiasmado
siempre a la plebe. (...) ¿Qué significa ese asco a lo humano en el arte?" . Terminando la obra con pensamientos
lejanos a los que antes expresaba, apoyando a los jóvenes contra los viejos al escribir: "Todavía en mi generación
gozaban de gran prestigio las maneras de la vejez, El muchacho anhelaba dejar de ser muchacho lo antes posible y
prefería imitar los andares fatigados del hombre caduco. Hoy los chicos y las chicas se esfuerzan en prolongar su
infancia y los mozos en retener y subrayar su juventud. No hay duda: Entra Europa en una etapa de puerilidad" .
.
Finaliza el pensador su ensayo con las frases: "Todos los caracteres del arte nuevo pueden resumirse en
este de su intranscendencia, que, a su vez, no consiste en otra cosa sino en haber el arte cambiado su
colocación en la jerarquía de las preocupaciones o intereses humanos" (...) "La aspiración del arte puro no
es, como suele creerse, una soberbia, sino, por el contrario, gran modestia al vaciarse el arte de patetismo humano
queda sin transcendencia alguna -como solo arte, sin más pretensión-". Algo que por sí mismo expresa el poco
convencimiento que el propio Ortega siente frente a estos nuevos movimientos artísticos...
Unas incongruencias de la obra que antes igualmente vimos referidas, pues trás afirmar que los jóvenes
siempre tienen la razón frente a los viejos, poco después nos dirá como Europa está pueril y tonta, con
gentes preocupadas tan solo de conservar su niñez o la juventud. De un mismo modo, al considerar las
vanguardias deshumanizadas e intranscendentes, en sí mismo estas dejarían de ser arte; puesto que las
dos categorías más imprencindibles para que una obra pueda ser considerada artística, será que
contengan belleza o que sublimen la realidad. Por cuanto aquello que está deshumanizado y carece de
transcendencia (de sentimientos humanos), dificilmente puede ser bello ni menos sublime; entrando tan solo en el
terreno de lo técnico (lo experimental) o lo grotesco (lo extraño y divertido).
.
.
ARRIBA: Cartel sobre la exposición realizada en Valladolid este verano, dedicada al dibujo
animado (conteniendo obras principalmente de Walt Disney, de la colección Luciano Berriatúa). Evidentemente, si
atendemos a lo transcendente de un arte, uno de los menos transcendentales será este dedicado a las
películas para niños. Pese a la calidad que algunos modelos presentan, su intención es puramente pueril y
sin más sentido que divertir al que lo observa. Aunque habríamos de plantearnos si las figuras
románicas -en sus inicios- no tuvieron un sentido muy semejante; pretendiendo muchas de ellas tan solo
divertir o mostrar historias que los monjes explicarían a quienes se acercaban a los templos (en ocasiones
narraciones bíblicas, pero en múltiples casos con figuras mitológicas; incluso conteniendo el románico escenas
obscenas y hasta vulgares). Por todo cuanto clasificar el arte deshumanizado como lo intranscendente, es
más que difícil; ya que el siglo XX es precisamente la centuria de la intranscendencia.
.
Pese a ello, para plantearnos qué es lo intranscendente, invito a los lectores a ver este video de la
película de Disney, "Fantasía" en la que dibujos animados interpretan y bailan el segundo
movimiento de de la sinfonía Pastoral, de Beethoven. Veremos así como en los años cuarenta, cincuenta (y
hasta los sesenta); estas artes del cómic contenían un gran arraigo cultural, tanto como para haber aficionado a la
música clásica a millones de niños. Todo lo cual es más que transcendente... .
http://www.youtube.com/watch?v=l_EDBM1tOEo
.
ABAJO: Tejados en Pastrana. Muestra del arte popular son los tejados de los pueblos españoles;
deformes, desiguales, cargados de barro e historia y cuya belleza es incomparable. En mi opinión,
confundir lo popular con lo vulgar sería como determinar que es público, todo cuanto se ha publicado. Puesto
que algunas de las obras de arte más bellas de la Historia se han hecho por la mano del pueblo y
gracias a miles de creadores anónimos; quienes durante cientos de años (en ocasiones, durante
milenios) han ido repitiendo los mismos modelos, hasta llegar a una perfección y un sentido estético
inigualable.
,
Como inigualable fue la inspiración que iluminó a autores de la talla de Albéniz, observando lo bello y
lo sublime, de lo popular en España. Componiendo música nacida de las fuentes del
Regenacionismo español; un movimiento filosófico, artístisco y político que curó socialmente a nuestra nación a
fines del siglo XIX y comienzos del XX. Inspirándose en las raices y en el folklore, pero transportándolo
hacia el mundo de lo culto y de lo refinado; tal como deseaban hacer con la sociedad hispana aquellos
regeneracionisas.
.
De Isaac Albeniz, podemos escuchar la preciosa pieza "Granada" interpretada por el genial Manuel Barrueco,
pulsando enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=8-tcyZnYTxc
.
,
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5- EL FIN DE SIGLO; DE LA LIBERTAD AL "DESCONTROL" (tradición y plagio):
.
Llegamos ya a la parte última de nuestro artículo de hoy, en el que para terminar hemos de plantearnos si los
puntos que tocaba Ortega -hace casi cien años en "La deshumanización del arte"- no son unos mismos temas
que hoy en día quedan por resolver. Ya que entre aquellos se mantiene la mencionada intranscendencia
de la creación, junto al deseo del artista por destacar sobre el pueblo (pensando aún el que pinta, esculpe o
compone; que cuanto menos sea comprendido por "todos", su obra será mejor y de mayor calidad). Un concepto de
superioridad frente al pueblo, que ha generado un tipo de creaciones en las cuales lo más importante es
el autor (siempre que el este tenga gran fama). Por todo lo que existen cuadros en los museos con un simple un lienzo
en blanco y con la firma bien destacada. Al igual que se presentan piezas musicales incomprensibles y de las que tan solo
el público recuerda o entiende el nombre del que las suscribe. Tanto es así que podemos decir que el arte ha
pasado de las vanguardias de comienzos de siglo XX a las retaguardias de principio del XXI. Habida
cuenta que tras inventarse todo lo inventable, a día de hoy, cualquier innovación ya no despierta ni el
más mínimo interés del público (del crítico o del coleccionista).
.
Una situación completamente diferente a la que existía en los años sesenta y setenta, en los que autores de
clásico, folklore y moderno eran una cumbre histórica. Ello quizás porque el arte pop y novedoso estaba
cargado de tradición, clasicismo y cultura (como hemos podido ver en las canciones de Serrat); mientras el
folklore se hacía eco y se incorporaba a las vanguardias clásicas. Manteniendo el mundo clásico hispano
de aquellas décadas una herencia plena legada desde las generaciones predecesoras: Las del 27 y del 14, así
como la del 98. Gozando España de una pléyade de ilustres literatos hasta hace tan solo treinta años -con la generación
del medio siglo-, de magníficos pintores, al igual que de músicos inigualables. Pero aquella herencia se rompió
desde el momento en el que el artista quedó descomprometido (social y culturalmente). Tanto que a los
modernos y vanguardistas de los ochenta o noventa, no le preocupó que su obra fuera una simple
repetición de las anteriores; al igual que el clásico sintió igual que cuanto hiciera ya no tuviera ni
modificación ni arraigo pleno (importando más un intérprete que un creador). Pareciendo absolutamente
cierto aquel aforismo de Eugenio D´Ors, en el que el genial novecentista afirmaba que "todo lo que no es
tradición es plagio"; habida cuenta que quien no sepa heredar su cultura, la copiará fatal; y por lo tanto
tendrá una calidad intelectual pésima.
.
Según lo expuesto en el párrafo anterior, se comprenderá que gran parte de la crisis del arte se produjo en los
últimos treinta años, ya que hasta entonces la creación (clásica, popular y moderna) gozaba de una perfecta salud.
Siendo así, hemos de plantearnos qué ha podido sumir en esta decadencia sin retorno a la música, la
pintura o a la escultura. Todo lo que parece tener fácil respuesta, pues en mi opinión fueron dos los
motivos del hundimiento del la nave de la creatividad: Por un lado, la divulgación y abaratamiento de los
medios audiovisuales o de los electrónicos (de grabación, copia, creación o difusión). En segundo lugar, la
falta de un proyecto intelectual o del deseo de cambiar la Sociedad por parte del que crea; todo lo que
genera artistas que tan solo busquen la fama, vender sus obras bien, o destacar socialmente -sin considerar el arte como
un medio de cultivar las mentes, de hacer crecer espiritualmente o de denuncia social (usándo sus obras como pura
industria y mercancía)-.
.
En lo que se refiere al primer punto, me viene de nuevo a la mente esa repetida frase de Einstein, quien
nos decía que en el momento en que las máquinas superasen la interacción creativa del hombre, nacería una generación
de idiotas. Ello es lo que suecede exactamente en la música discotequera, donde a día de hoy todo se hace por métodos
electrónicos y sin contar ya con un solo factor humano (o verdaderamente artístico y humanista). Sobre el segundo
aspecto (la falta de compromiso social del artista), el problema en Occidente surge cuando durante los
años ochenta se logran superar o alcanzar las metas deseadas desde hacía decádas. Tanto que aquello que
antaño parecía una utopía hoy es más que un hecho cierto. Aunque el resultado ha sido que muchos de los
planteamientos de los sesenta y setenta, fueron llevados hasta un punto tan radical, que no se han
previsto las consecuencias finales.
.
BAJO ESTAS LÍNEAS: Lateral del Casón del buen retiro en cuyas paredes se halla escrito el aforismo de
Eugenio D´Ors: "TODO LO QUE NO ES TRADICIÓN ES PLAGIO". No es extraño que en la fachada
del pabellón adjunto al Museo del Prado, se inscriba esta frase. Pues en su interior esperan las pinturas
más importantes del último siglo, para que -trascurridos cien años desde la muerte del autor- puedan
los directores de la entidad juzgar si han de llevar esas obras -ya centenarias- al Prado. Este juicio
salomónico que aplica la pinacoteca -quizás la más importante del Planeta-, es un dogma ineludible para colgar
un cuadro entre sus paredes; siendo imprescindible que el pintor haya desaparecido cien años antes.
Una inteligentísima medida o prerrogativa del Museo del Prado que nos enseña como las artes de
calidad necesitan al menos de un siglo para ser comprendidas, valoradas y juzgadas en su justa
medida.
.
Sobre lo que anteriormente decíamos y para entender la importancia del paso del tiempo en el arte, querría destacar
que hace cien años la música clásica de más éxito, eran las zarzuelas y operetas. Tanto que sus
compositores (Guerrero, Chueca etc), se hicieron dueños de algunos de los teatros donde se
representaban -edificios de la Gran Vía tales como los palacios de la música o capitolios-. Pese a ello, otros
músicos que vivían en esa época la bohemia y casi en la penumbra, son los que hoy más escuchamos y
valoramos. Este es el caso de Albeniz, del que pulsando el enlace de abajo, podremos oir una maravillosa
versión de su obra "Sevilla" interpretada por Manolo Barrueco).
http://www.youtube.com/watch?v=02d21Q9MTjs
.

..
Ejemplo del mal enfoque en algunos de los planteamientos de los años sesenta (sin valorar bien sus
consecuencias) es el de las drogas, que hace años gozaron de una gran permisividad por parte de los "mas avanzados".
Aunque su divulgación entre la juventud cuatro décadas atrás, tenía su origen en el uso de narcóticos en las guerras de
aquel decenio (extendiéndose por quienes participaron en conflictos como los del Vietnam). El hecho cierto es
que cuarenta años antes tan solo una minoría las consumía, o cuando lo hacían, solía ser en momentos
circunstanciales y a partir de una edad madura. Mientras, hoy, se extiende el uso y consumo abusivo de todo tipo
de drogas en España y a todas las edades; iniciándose en ellas los chicos en la pubertad, provocando este problema
decenas de miles de adictos anuales y de daños cerebrales. Ello, unido a una permisividad ya incontrolada en
muchos aspectos, hace que los jóvenes no tengan metas ni ilusiones y que para divertirse estén
incapacitados ya para escuchar a Bach o a Beethoven -pues una vez "colocados", sus mentes no dan más que
para oir un "chunda-chunda" electrónico, que bailan como si fueran zoombies-. ,
.
Esta situación que vivimos, en la que al parecer "ya se ha logrado todo y nada ha de mejorar", ha
generado hacia una relajación espiritual de tal grado que las únicas artes que se admiten en nuestros días, son las
que carecen de ingenio, o las que no precisan de reflexión ni de cultura. Por cuanto aquella frase de Marx que
afirmaba "La religión es el opio del pueblo", debe tener mucho de cierto. Ya que las personas que no
creen en nada, no tienen ilusiones, ni desean mejorar su Sociedad -o luchar por algo nuevo y distinto-;
terminan teniendo que sustituir las creencias o la filosofía, por las drogas. Algo absolutamente lógico, pues
la vida -su final y sus problemas- es tan dura; que aquel que no tiene creencias o principios muy sólidos, habrá de ir al
opio, al carecer donde aferrarse. Esta proliferación de las drogas ha hundido la creatividad; y a ello se ha
sumado la circunstancia de que el capitalismo tiene mucho de tontería, convirtiendo finalmente todo en
mercancía (hasta el arte y las ideas) -todo lo que expreso con verdadera pena; porque yo (personalmente) me siento
de Derechas, creyendo en la economía de libre mercado-.
.
De tal modo y sin el deseo de catastrofismo, creo que la conclusión final a determinar es que si el arte en época de
Ortega y Gasset estaba deshumanizado; en nuestros días se halla "inhumanizado"; uniendo esta última
voz la expresión "inhumar" con "inhumano". Pues lo poco que interesa a los jóvenes el arte en nuestros
días, es tan solo comparable con la cantidad de genios que están apartados de toda atención y
recursos. Habida cuenta que no hubo un tiempo en el que se tocasen mejor los instrumentos, ni que las orquestas
interpretasen con mayor calidad las obras (a la actual). Pero tampoco hubo otro en el que a las personas les interesase
menos la música de calidad -sea moderna, antigua, culta o popular-. Pues ya lo único que parece despertar el
interés es el "chunda-chunda"; todo lo que es lógico que exista, porque el arte para divertir y bailar es
absolutamente necesario; aunque lo que es abominable es que no proliferen más que este tipo de
expresiones artísticas.
.
Por todo cuanto escribo, sería absolutamente deseable que un movimiento de regeneración brotase entre la
juventud y salieran al unísono a gritar: "no a las drogas"; o "no a la cultura barata"; tanto como "no a la
aculturación". De un mismo modo que hace décadas los jóvenes gritaban "no a la guerra" o "no a las dictaduras";
y que así las gentes de hoy pudieran lograr deshacerse en el mañana de estos nuevos yugos que
actualmente aferran sus cuellos y les uncen a la esclavitud a la que todo inculto -o todo adicto- está
condenado.
.
BAJO ESTAS LÍNEAS: Un pequeño poema que envié como pésame a Algeciras, hace unos meses y con
motivo de la muerte de Paco de Lucía. A este insigne maestro de la guitarra flamenca también dediqué algunos
de los artículos que escribí sobre música en esos días. Luego, aprovechando unas de mis visitas a Toledo, tomé
esta fotografía bajo la que coloqué unas palabras de recuerdo. Porque Paco de Lucía tuvo una
preciosa casona en una de las plazas más bonitas toledanas, junto a Santo Domingo y frente al
convento que guarda la tumba de El Greco.
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Pulsando el enlace siguiente podremos oir a Barrueco interpretando a Falla y a Agustín Barrios. Aunque
también en el minuto diez de la grabación, toca una versión suya de una canción de los Beatles (Lucy in
the Sky, transportada a la guitarra barroca de Barrueco -y valga la redundancia-)
http://www.youtube.com/watch?v=Ml7tbFF3ivE
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Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


lunes, 10 de noviembre de 2014

DE LOS NACIDOS EN TIERRAS DEL FIN DEL MUNDO;


ENTRADA DEL EREBO (parte primera).

Debido a la extensión de este artículo, se ha dividido en dos partes. Si no tiene la segunda y siguiente bajo esta entrada (o no puede
acceder a ella) llegue pulsando el presente enlace: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2014/11/de-los-nacidos-en-tierras-del-
fin-del.html
.

SOBRE ESTAS LINEAS: Una de las primeras fotografías que me tomaron - en otoño de 1961-. Tenía yo unos
cuatro meses y ya había vivido una de las experiencias que mis padres no olvidarían. Sucedió durante mi bautizo (a
mediados de julio, ese año) y fue motivada a que había nacido "entradito en carnes". Pesaba con solo cinco días, cuatro
kilos y medio y mi aspecto era más el de un hipopótamo neonato, que el de un bebé convencional. Ello,
unido a la cara de bestia que por entonces tenía, me daba un aspecto feroz, debido al que mis cuidadoras
decían que tomaba los biberones como un galápago. Nunca supe como tragaban las tortugas, hasta que las vi engullir
pedazos de pescado más grandes que su propia cabeza -enteros y sin masticarlos-. Así que muchos años después y
observando como comía un galápago, pude reflexionar sobre mi pasado (incluso acerca del sentido de mi existencia).
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De ese modo recordé la referida anécdota que siempre contaba mi padre, sucedida en mi bautizo. Tenía yo apenas
unos días de existencia y al parecer era enorme; para colmo, y como hacía un calor infernal en esas fechas veraniegas,
me llevaban medio tapado -todo lo que permitía ver kilos y kilos se grasa cayendo por mis costados-. Así, cuando
iban a echarme el agua de la pila, preguntó a mi madre el cura de la iglesia de Chamartín:
-"Señora... ¿Eso muerde?"-
A lo que mi progenitora respondió: -"No. Solo impresiona, pero aún no tiene dientes"-
Replicando el diácono -"Si es así, me atrevo a darle el agua con la mano"- Quedose un momento
parado el cura, y luego prosiguió con las siguientes palabras (antes de bautizarme): -"No se preocupe,
que con esa cara de bestia... Este le llega a ministro"-.
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La anécdota que hoy recojo quizás nos sirva para poder comprobar como en España el inconformismo con los
mandatarios y el poco aprecio que siempre se ha tenido por los dirigentes, es un hecho ancestral e
histórico. No una circunstancia de hoy ni del mañana. Ya que hasta en los tiempos de mayor bonanza y en
los días de más prosperidad, la confianza del pueblo hacia quienes nos gobiernan, ha sido casi
siempre nula. Tanto que -por llevar la contraria al régimen- solo en nuestro país se ha gritado "Viva las cadenas";
sustituyendo un sistema constitucional, por ese monarca llamando "El deseado" (Fernando VII) -que había traicionado
a su padre, regalado el reino a Napoleón, engañado y machacado a todos los ciudadanos de bien, acabando con las
garantías parlamentarias y judiciales de nuestra primera Constitución-. Ello, porque el español en su mayor
esencia es anarquista de nacimiento; todo lo que significa que venera a aquel que termine con el
Régimen establecido (sea el sistema vigente, bueno, malo -o "mediopensionista"-).
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ABAJO: Foto de mi séptimo cumpleaños en 1968 y con mis amigos alemanes (yo de amarillo y a la
izquierda). Hasta los seis años había vivido en España y no conocía otra forma inteligencia mayor a
la del perro callejero; chuchos que cuando uno se agachaba para atarse los cordones de los zapatos, salían
despepitados. Nunca supe por qué esos canes pueblerinos echaban a correr cuando cualquiera hacía
ademán de acercarse al suelo; hasta que un amigo me comentó que "consistía en una medida de
prevención", por si cogías una piedra para tirársela. Aquello me pareció un milagro intelectual y así se
lo transmití a ese amiguete; quien para ampliar mis conocimientos, me explicó que lo mismo -o algo semejante-
sucedía con otras especies. Para demostrarlo, me llevó ante un palomar y me dijo que hiciera el gesto de dar un tiro:
Colocando brazos y manos como si tuviera una escopeta. Realicé lo que me pidió y los pájaros ni se inmutaron. Al
momento me dió una garrota que él llevaba y me instó a que hiciera el mismo ademán, pero usando el palo como si
fuera un arma (apuntando). En ese momento y antes de poder llegar a terminar esta postura, la mayoría de las
palomas habían echado a volar, creyendo que el gran bastón era realmente una escopeta.
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Tras ello mi amigo replicó: -"Ves... Eso es la evolución de Darwin, resumida en un escopetazo: Cuando los pájaros
ven que tienes algo largo entre las manos y que les apuntas, salen huyendo; pero sino llevas nada, ni se inmutan. Esto
debe venir desde el arco y las flechas, hasta hoy; por eso también temen a una garrota..."-.
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Me quedé maravillado, sorprendido y hasta embrujado del evolucionismo de Darwin. Tanto que después
de aquella experiencia, cuando andaba por Trujillo -o por su vecina Madroñera-, solía llevar un garrote para hacer el
referido ademán. Comprobando cada vez que podía como las aves echaban a volar si se les apuntaba con un objeto
semejante a una flecha -o una escopeta-. Algo que parecía mágico y explicaba la famosa teoría del pensador
inglés por la cual sobrevivían las especies que mejor se adaptaban.
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En este estado filosófico y con seis años me madaron a Alemania por primera vez, donde la
comunicación con aquellos niños germanos y tan educados, era harto difícil. Pues "esa gente" por aquel
entonces pertenecía a otra civilización; un mundo regido por la constancia y la laboriosidad, no por la
capacidad de adaptarse (tal como nos enseñaban en España, donde el problema era subsistir). Digo por ello, que
hasta mi primer contacto con los alemanes, conocía un entorno en el que se invitaba a "evolucionar en plan
Darwiniano". Ya que una de las dotes del individuo que más admiraban los españoles eran su capacidad
de adaptación; enseñando a pequeños y mayores que lo mejor en la vida era aguantar -y si se podía, más que un
buzo bajo el agua-. Observando como una de las virtudes más destacadas personales, la de mimetizarse
con la Sociedad; ello, hasta convertirse en lider de uno de sus grupos (todo lo que significaba el éxito).

Evidentemente esta educación hispana era puro evolucionismo ("Darwinismo reptiliano..."); generado
una inteligencia muy semejante a la que desarrollaron las palomas o los perros callejeros -quienes huían
ante una situación de peligro-. Pero a mi llegada a Alemania hube de preguntarme si la adaptación era
inteligencia o listeza. De ello percibí lo que significaba una civilización y su relación con las palabras que creaba
cada cultura. Ya que en nuestro idioma se distingan perfectamente ambos conceptos (listo e inteligente), algo que no
sucede en otras lenguas. En los que para definir al lúcido y distinguirlo del pensador, a veces cuesta mucho; tal como
sucede en japonés, donde inteligencia se dice "buena cabeza" (ii-atama) y para describir a alguien muy listo -pero que
carece de profundidad y de pensamiento- siempre me veo obligado a decirles que "es rápido de cabeza, pero que no la
tiene buena" (atama wa hayai demo ii ja nai). Todo lo que les produce risa y hasta les impresiona, porque entre los
nippones no es tan común separar al inteligente del listo, tal como en España no se diferencia al valiente del
temerario. Estas distintas culturas y diferentes civilizaciones, son las que fui viendo y viviendo; y de las
que -en gran parte- se forjó lo que fui y lo que soy. De todo ello hablamos en el artículo que aquí
comienza.

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A).-SOBRE LA INTELIGENCIA EVOLUTIVA Y SOBRE EL PENSAMIENTO: .


1./- Del amor hispano por los revolucionarios:
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Intitulamos del modo que leemos estos primeros epígrafes continuando con las ideas expuestas en los pies de
foto -sobre este párrafo-. Donde explicábamos que existe un modo de inteligencia evolutiva, que consiste
principalmente en desarrollar la capacidad de adaptación (lo que en español se clasifica como listeza). Frente
a otro tipo de intelecto, que parte desde el estudio y del pensamiento, plenamente ajeno a los conceptos
de adaptación o éxito social. Tanto, que ese segundo modo de inteligencia -la auténtica- comunménte va
en contra de muchas de las normas de su época, por lo que normalmente es no logra amoldarse a su
entorno. Un hecho que hemos podido ver en infinidad de genios, quienes a lo largo de la Historia han sufrido
persecución, o han sido condenados al ostracismo; tan solo por pensar de un modo distinto al de su tiempo. Ejemplo de
ello pueden ser Copérnico, Galileo o Servet (en el Renacimiento), al igual que en la Antigüedad lo fueron:
Aristarco y Esopo -como filósofos- o Budha y Jesucristo -como maestros espirituales-.

Mucho he reflexionado acerca del por qué en nuestra nación la inteligencia que más se valora es la
listeza y que personalmente denomino como "Darwiniana" (por no decir "reptiliana"). Pero creo que hay
antecedentes históricos y costumbres ancestrales, que pueden explicar por qué el hispano o el ibérico,
adora la capacidad de adaptación del individuo. Ello siempre que esa facilidad para acomodarse se
refiera al entorno interno; pues si el español se amolda a una Sociedad o a un grupos extranjero, puede
llegar a ser considerado un "chaquetero". Es decir, que comúnmente el hispano infravalora a aquel que es muy
querido en el exterior, o se comporta como acostumbra a hacerse en otros países (entendiendo, que de algún modo se ha
vendido al enemigo). Por el contrario, adora al que intenta ser líder en su territorio, siempre y cuando
luche contra los poderes establecidos. Ello, hasta que aquel que logra éxito pleno; momento en el cual
pasa a ser un mandatario más y por lo tanto un nuevo tirano... .
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Lo que hemos expuesto en el párrafo anterior implica que el españolito de a pié normalmente solo
venera al revolucionario, o al que se arriesga (como hace con el torero). Aunque una vez que este ha logrado
triunfar y llega a gobernarle, lo considera un nuevo dictador, que ha venido a sustituir a su malvando
antecesor. Este es un dogma social ibérico, que se repite como las "falsetas" en el flamenco; variando pero
perfeccionándose y mejorando con el paso de los siglos. Un sentimiento atávico -que no precisa ser enseñado-, por el
cual los hispanos piensan que todo el que nace en una élite, o llega hasta "arriba" en la Sociedad, es un
depredador. Algo que en mi opinión se debe a nuestra compleja Historia -como explicaremos a lo largo del
artículo que leemos-.
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Pese a lo antes dicho, nuestra Nación -muy al contrario de otras- cuando más ha callado y aguantado, ha
sido mientras vivía bajo las fauces de un tirano, al que todos odiaban y temían. Fuera este un monarca o un
general, absolutista o dictatorial; de los que su gran mayoría murieron en la cama, sin apenas resistencia y
pudieron disponer de su magnánimo poder como les venía en gana. Por el contrario, cuando España se
vió gobernada por individuos de cierta "modernidad liberal", el pueblo instó a subirse a la chepa del
mandatario, aprovechando que no era tan duro. Destacando así en nuestra Historia periodos en que los tuvimos
dirigentes dedicados a la cultura -o con aficiones muy personales-, a los que sus súbditos infravaloraron
y tomaron casi como idiotas. Siendo este el caso de: Felipe IV, el de Carlos III, Fernando VI y de Alfonso
XII; todos ellos, grandes reyes y que promovieron etapas de oro (al menos literarias y artísticas).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Escultura de Viriato que actualmente da nombre a la plaza principal en la ciudad de
Zamora. El modelo del artista zamorano Eduardo Barrón, fue premiado en Italia en 1884; época en la que
el estudio de este pesonaje histórico tuvo un destacado avance; siendo dado a conocer Viriato por la
arqueología romántica, como paradigma de la cultura ibérica. Finalmente, aquel pastor lusitano que
luchaba contra la invasión romana se hizo famoso entre el pueblo, habiendo sido adoptado "hijo" de
múltiples lugares peninsulares. Estableciendo como uno de sus emplazamietos de origen, a Zamora -o bien
a Tras os Montes-; aunque no falta quienes lo consideran de Mérida o de la Lusitania baja (junto al Tajo) tanto
como quienes afirman que era procedente de tierras del Guadiana (y hasta celtíbero).
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Pese a todo, sí puede demostrarse que habitó en las Villuercas (junto a la las estribaciones de
Guadalupe). Aunque luchó contra Roma primero en Andalucía y más tarde organizando sus hordas desde sistemas
como Sierra Morena. Pero parece ser que su lugar de refugio preferido era el famoso Mons Afrodisios; un
"pico venusino" citado por Apiano y que Schulten identifica con el puerto cacereño de San Vicente. Muy
cerca de este lugar y muy de niño me inculcaron el cariño hacia este personaje; debido a que desde los
cinco años mis padres me llevaban a pasar las vacaciones de invierno en una casa, próxima a las
Villuercas (entre Trujillo y Madroñera). Allí, los pastores con los que continuamente hablábamos y
convivíamos, me enseñaron quien fue Viriato. Señalándome una montaña que de lejos se divisaba (a unos
treinta kilómetros de donde estábamos), indicándome que allí se encontraba la tumba de aquel otro pastor que se hizo
general.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía del monte situado entre Miajadas y Trujillo, llamado Puerto de Santa
Cruz de la Sierra; donde la leyenda extremeña recuerda que fue enterrado Viriato. Aún conservo en la
memoria el primer día que escuché esa historia, cuando tenía yo unos seis o siete años. Estábamos reunidos
en un chozo, junto a la lumbre; y todos -en su mayoría ganaderos- narraban historias de Viriato (cuentos,
invenciones o curiosidades en las que el lusitano era el protagonista). En un momento yo pregunté con voz alta:
-"¿Y quién era ese Viriato?"-. Los presentes me miraron con cara de extrañeza y uno de ellos me sacó
del chozo tomándome fuertemente por el brazo e imprecando por qué si iba a diario a la escuela, nadie me
había enseñado la historia de aquel guerrero lusitano. Tras ello me señaló este pico en imagen (de Santa Cruz)
y que se veía perfectamente desde el lugar en que estábamos (llamado Las Infantas). Mientras, ese hombre
que me instruía, me dijo literalmente:
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-"Viriato era un `pastol´ que llegó a general. `Extremeñu´ de pura cepa y era un tio `cojonuísimo´ que se las hizo
`pasal putas´ a los romanos. Que poco más y no llegan a conquistarnos gracias a él. Y en `esí´ monte que se ve a lo
`leju´ y que `si´ llama de Santa Cruz; allí está enterrado con `doh cojoneh´"-.
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Al escuchar estas palabras y saber que me estaban hablando de un hombre que vivió estas tierras más de
dos mil años atrás, quedé maravillado. Desde entonces mi mente comenzó a soñar y a meditar sobre
los campos de Extremadura... . Pensando en Roma, en Viriato y hasta en Tartessos. Sueños como el de
Escipión, que han dado sentido a mi vida interior, y que fueron naciendo de aquellas leyendas y de esas tierras
maravillosas cacereñas -cuyo otoño es prodigioso y cuya primavera es una de las más bellas del Mundo (tan solo
comparable con la de Japón)-.
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Fotografías de las vistas que se pueden disfrutar junto a Solana de
Cabañas y a Cabañas del Castillo, en las cumbres de las Villuercas. En la superior podemos ver los
riscos en los que se debieron resguardar los iberos a la entrada de Roma (entre ellos Viriato). En la
inferior, el valle que dominan estas estribaciones que culminan en los famosos puertos San Vicente y
Miravete; cuya vista alcanza hasta la provincia de Badajoz. En la imagen de abajo he marcado con una
flecha el lugar del Puerto de Santa Cruz, donde dice la leyenda que fue enterrado Viriato -al fondo en la foto, podremos
ver la Sierra de Montánchez, muy próxima a Mérida y quizás los montes de Alange, ya en Badajoz-.
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El hecho cierto es que los lusitanos, baeturios y vettones pudieron resguardarse en estos parajes que
vemos, haciéndose invencibles a los romanos; no solo por lo encrespado de la zona y por dominar
desde allí la vigía de cientos de kilómetros. Sino además por tener el lugar fauna y flora suficiente
para subsistir sin problema alguno (miel y cabras, fundamentalmente); a más de ser muy rico en
minas. Todo lo que convirtió estos montes cercanos a Guadalupe, históricamente un punto fundamental para
guarecerse. Ello no solo por sus rocosas cumbres, sino fundamentalmente por contener yacimientos de
metales. Posibilitando las fraguas y hererrías para crear armas obtenidas directamente desde los
minerales extraídos en lugares muy cercanos (como Logrosán).
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Continuando con el modo en que conocí a Viriato a través de los pastores de Madroñera, seguiré
relatando como tras aquel descubrimiento en la reunión del chozo, regresé a casa -sita a un par de kilómetros de donde
paraban los rebaños y a unos cuatro de Trujillo-. Nada más llegar, conté a mi hermano mayor (Mario) cuanto
me habían narrado y él quedó asombrado con la historia. Salimos ambos a la puerta, a ver el campo y
le señalé aquella montaña en la que se decía que estaba enterrado el general lusitano; mientras, él no
daba crédito a mis palabras. Tras ello, comenzó a hablarme de Viriato y me obligó a aprenderme los
nombres de los traidores que le mataron, de los que aún recuerdo se llamaban: Ditalcos, Audax y
Minuros. También me enseñó que desde el asesinato del pastor guerrero llevado a cabo por sus más
cercanos colaboradores, existe esa máxima que dicta; "Roma no paga a traidores". Habida cuenta que los
romanos instigaron a los comandantes de Viriato a perpetrar el crimen, que -según me contó- realizaron
escondiéndose en unas cortinas y esperando a que durmiese, para clavarle un cuchillo en el cuello (pues nunca se
quitaba la coraza). Aunque trás aquella traición, los criminales no fueron pagados con honra ni dinero
alguno, sinó con una misma moneda.
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Entonces fue cuando me enamoré del personaje ibérico, preguntando a mi hermano por qué le
mataron y qué motivos llevaron a que le hicieran tal afrenta. A lo que él me contó que por aquel entonces ya
estaba casi conformada la paz con Roma y había llegado al punto de que lograsen hacer una
provincia semi-independiente a la Lusitania, al mando de Viriato y bajo la vigilancia de Roma. Elegido
como Dux de los lusos, firmó un primer tratado que fue quebrantado por los latinos. Pese a lo cual volvió a
vencerles, tanto que poco antes de su asesinato Roma se veía en la necesidad de acceder a los deseos del
pastor y general, quien pensaba lograr que esta zona de Iberia quedase más o menos libre del ejército
enemigo, como aliada y solo bajo el mando ibérico. Pero trás el éxito logrado por Viriato y sintiendo
que le iban a reconocer como Dux, ello suscitó la envidia y la mezquindad de los más cercanos. Tanta,
que sus principales comandantes le mataron mientras dormía... .
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Esta historia que hoy recojo, casi medio siglo después de que me fuera enseñada y que viví con apenas
seis años -a muy pocos kilómetros de donde se sabe habitó el lusitano y del lugar en que se dice que está
enterrado-. Ha sido uno de los hechos que más marcó mi vida intelectual. Sintiendo desde entonces la
llamada de la arqueología, junto al misterio del pasado (como destino inevitable que nos rodea y nos imprime
el carácter, la cultura y nuestra forma se ser).
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2./- Venerar al que se adapta y adorar a quien rompe el sistema:
Después de relatar la historia de Viriato (héroe por revolucionario y por traicionado), no llegamos a entender bien la
idiosincrasia española. Pues, podríamos demostar que nuestra Nación ha rendido culto a quienes
mayor grado de adaptación social han logrado (aunque fueran de lo más rastrero). Pese ser también muy cierto,
que ha venerado a los que más se han opuesto al poder (aunque su postura fuese absolutamente irracional). De
tal modo vemos históricamente, que junto a figuras como Antonio Pérez (el secretario sin escrúpulos ni moral de Felipe
II), aparecen otras como la de Juan Lanuza (el Justicia de Aragón que se dejó matar por defender los fueros y proteger al
miserable de Antonio Pérez). Extraños hechos que se repiten siglo tras siglo, donde observamos como los
idealistas hispanos llegan a delirar; dando protección y nido a individuos cuya moral no existe y con un
comportamiento aberrante. Unas pautas que curiosamente se dan en casi todas las sublevaciones y
revoluciones, de las muchísimas encabezadas por estas gentes de Iberia; para quienes llega un punto, en el que todo
vale -o en que el fin justifica cualquier medio-. Pasando del sueño de libertad al delirio del libertinaje; o de la
necesidad de autoridad a la locura del autoritarismo.
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Llegado a este punto debemos plantearnos por qué se produjo continuadamente en nuestro país este
grado de incertidumbre moral. Tanto como para confundir una turba agitadora con un ejército liberal; a un golpista
con un libertador; a un guerrillero sanguinario, con un héroe y a un inquisidor, con un hombre santo. Todo lo que se
explica por el hecho anteriormente referido, a través del cual comunmente se ha entendido que el más
inteligente era el que mayor capacidad de adaptación tiene; o que el mejor, es el más valiente. Unos
conceptos demoledores desde el punto de vista intelectual, habida cuenta que la verdadera inteligencia
se adelanta a su tiempo y pocas veces se adapta a su Sociedad. Del mismo modo que no hay por qué exigir un
enorme valor, al hombre de gran cabeza.
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Siendo así y poniendo como ejemplo los animales que gustan en nuestras tierras; hemos de decir que al parecer el
español, lo que más ha valorado fue a quienes se comportaban como perros (fieles o falderos), o bien
como un toro (terriblemente fieros). Los primeros, simbolizados en aquellos que logran amoldarse a
todo y que como el perrillo siempre acompañan y protegen al amo. Un tipo de hacer cortesano, del que hay
manifiesto testimonio hasta en época medieval, cuando algunos de los más cercanos al soberano le rendían pleitesía de
esta manera. Tanto es así que uno de los lemas más famosos llegó a ser el dado a Roa, cuando Enrique IV entrega esta
ciudad a Don Beltrán de la Cueva; escribiendo en su escudo la leyenda: "quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can"
(ver imágenes bajo las de estos párrafos, en el siguiente epígrafe). En contrapartida a aquellos "cánidos", están
los españoles que de manera visceral se oponen a todo y luchan contra cualquiera. Tal como realiza el
toro bravo, que siendo herbívoro y sin necesitar carne para alimentarse; embiste contra cuanto que se le
interponga. Dos comportamientos o dos totems que regulan la escala de valores del bien y del mal a lo
largo de la Historia hispana.
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ARRIBA: Imagen junto a la reproducción de la famosa estela de Solana de Cabañas, en el municipio de
Cabañas del Castillo. Mi mujer al lado de Gregorio, el alcalde, guía y maestro de ceremonias
arqueológicas; en cuyo restaurante y mientras su esposa nos preparó los típicos platos extremeños, él debatió y nos
narró las historias de Viriato. Contadas y guardadas de primera mano; pues tal como decían los sabios, desde el siglo
segundo a.C. y hasta hoy, tan solo hay unas ochenta generaciones (cuatro por centuria). Todo lo que supone que
cuarenta abuelos habrían narrado estos relatos a sus nietos, quienes a su vez los contarían a sus descendientes;
llegando así hasta nosotros las leyendas de Viriato tan solo dictadas por cuatro decenas de generaciones, a lo largo de
dosmil doscientos años.
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Revivo mi sueño de Viriato frecuentemente (al que tanto admiraba y al que sigo cuando estoy en
España), viajando junto a mi mujer por los lugares que el pastor lusitano frecuentó. Y hace apenas un
año, paré a comer en Solana de Cabañas, tras visitar Berzocana (población de las Villuercas donde fuimos a
estudiar su tesoro ). Tras degustar la magnífica gastronomía extremeña que prepara la mujer del alcalde, pude hablar
y entablar amistad con su marido -quien además de un arduo trabajador por el pueblo, es guía y asesor de vicisitudes
arqueológicas-. Así me encontré con un tipo genial, de nombre Gregorio Solano y con una edad muy
cercana a la mía; quien igualmente compartía el sueño de Viriato (narrado por los lugareños).
Estuvimos charlando horas sobre el general y pastor lusitano, del que Gregorio sabe mucho, e intuye
más. Luego, tras subir a ver la réplica de la famosa estela de Solana en el lugar cercano donde fue hallada (la mal
denominada por algunos "estela de Logrosán"); pude comprobar que una copia de aquella losa tartessia estaba en
Japón. Todo lo cual colmó mi alegría.
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ABAJO: La estela de Solana de Cabañas (pieza original propiedad del M.A.N.); fechada en el final del
Bronce (entre los sigos IX al VII a.C.) y hallada en las tierras que habita el famoso Gregorio Solano. La foto
fue tomada en los días de inaguración del "reformado" Museo Arqueológico Nacional (hace apenas unos meses), al que
agradecemos nos permita divulgar la imagen. Como podemos ver, representa en su parte central, un guerrero
(semitumbado o muerto) y su escudo. Sobre aquellos, la espada, lanza, casco y espejo (como objetos
votivos o de guerra). En la zona baja y rota de la losa, vemos tallado el carro -del que más se distinguen,
las cuatro ruedas-.
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Según narra Gregorio, la aparición en estos lugares de losas funerarias como la que vemos, mucho
tendría que ver con Viriato. Y pese a que esta pieza es tartessia (o de final del Bronce), antecediendo cinco siglos al
pastor lusitano; mucha razón tienen sus palabras el alcalde de Solana. Pues lo que demuestra esa estela
es que esta zona de las Villuercas fue poblada por "señores feudales" o guerreros, ya desde la Edad del
Bronce. Quienes debieron ser jefes de tribus perfectamente organizadas; tanto como para que sus súbditos
o familias venerasen sus líderes en esta forma (grabando en piedra su efigie, junto a las armas, enseres y su
carro). Cuanto relaciono personalmente con el mundo tartessio; habida cuenta la proximidad de las
Villuercas a la Turdetania o (a través del Guadiana) y a la magnífica situación geográfica de estos montes.
Una civilización tartessia cuyo heredero directo (como general lusitano, o baeturio) pudo ser Viriato.
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B). ESPAÑA, CRISOL (de culturas) QUE NO SE APAGA.
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1./- "El síndrome de Viriato" (como paradigma de El Quijote):
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La historia de este héroe ibérico narra como fue traicionado por los suyos, cuando había logrado llevar
a Roma hasta un acuerdo de paz; poco antes de haber sido reconocido como Dux de los lusitanos y en
cierto modo, independiente. Aunque previamente ya fue engañado por los romanos, quienes -antes- trás haber
firmado un armisticio y tolerado que Viriato se estableciera como jefe de sus tierras; inmediatamente iniciaron una nueva
guerra, sin aviso ni motivo y de la manera más sibilina. Batallas que volvieron a perder los invasores; por lo que cuando
ya se veían los latinos en la necesidad de rendirse y de conformar un nuevo tratado de paz, decidieron
comprar a los comandantes más cercanos del lusitano, para que le asesinaran. Así lo hicieron y
seguramente los tres lugartenientes iberos que matan a su general no cometen esta traición por lograr los
bienes económicos que los romanos les prometieron; sino por envidia y con el afán de ocupar el puesto de Viriato.
Aunque tras aquella tropelía, se dice que los invasores actuaron de nuevo con enorme astucia "no premiando a traidores";
todo lo que descabezaría definitivamente a las hordas antes gobernadas por el héroe de Lusitania.
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De tal manera, en la leyenda de Viriato se observa el argumento, nudo y desenlace de la "tragedia
ibérica"; un problema social que se ha repetido ininterrumpidamente durante nuestra
Historia. Donde primeramente surge la trama, en la que el más valiente y audaz, se hace lider de una
facción que se opone a un poder infinitamente más fuerte. Después, se llega al nudo; por el cual aquel
héroe -casi temerario-, hastiado y sin ganas de mayores victorias, decide aceptar las condiciones del enemigo (o
del poderoso) para lograr un acuerdo y no permanecer indefinidamente en guerra. Pero finalmente el triste
desenlace se sucede: Pues como el líder no es precavido -ni menos malicioso-, por lo que se ha rodeado de
perros falderos y de aduladores (sin moral, ni ideales). Quienes pactan con el contrario para acabar
definitivamente con él, intentando suplantarle. Todo lo que lleva a la tragedia final: Al desastre de los traidores,
junto a los cuales caen también cuantos fielmente siguieron al héroe.
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Evidentemente, la leyenda antes resumida puede asimilarse o compararse a las vidas de los más ilustres
españoles: Desde Pedro I, a Juana la Beltraneja; y de Alvaro de Luna, al Condeduque de Olivares (pasando por el duque
de Lerma, el marqués de Leganés o el de Siete Iglesias). En lo que respecta a guerreros y santos, se puede asemejar a las
experiencias de muchos otros: De El Cid, a la San Juan de la Cruz; y de Hernán Cortés a Fray Luis de León; o de Santa
Teresa, al Empecinado... . Aunque aquella trama, nudo y desenlace "viriatense", lo que realmente recuerda
es a "El Quijote Español"; ya que se trata de un caballero idealista y un Espartaco libertador, quien por
su intento de hacer justicia, termina crucificado (o traicionado por sus Judas; los más cercanos a él). Siempre
fiel sirviente de su causa, tan valiente como devoto de su obra y misión; finalmente acaba engañado por
quienes más confiaba. Todo lo que sucede cuando el personaje (el héroe, o el santo) ha logrado ya ser un
individuo de enorme relevancia social. Momento en el que los mediocres y los perrillos falderos, pactan con el
poderoso, consiguiendo derrocarle y destruirle.
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Estos hechos y leyendas (la de El Quijote y la de Viriato) calaron en el espíritu ibérico de tal modo, que
España ha sufrido desde siempre un verdadero "síndrome de Viriato". Creyendo la mayoría de sus grandes
líderes, que antes o después serán traicionados y derribados -si no se adaptan o logran corromperse-. Por lo que en
múltiples ocasiones valorarán más al que se amolda a todo poder, que al que lucha indefinidamente
contra aquel. Debido a lo que narramos, en nuestra nación se ha estimado sobremanera a quienes logran mantenerse,
tener éxito y permanecer; en las más distintas situaciones o con los más diferentes regímenes y reyes. Lo que, en
verdad, puede tener un gran mérito; pero no debe dejar dudas de la falta de escrúpulos de aquellos
individuos que -como Godoy, por ejemplo- eran capaces de acomodarse a todo. Tristemente, esa carencia de
principios llevó a que se forjasen en nuestras tierras gobiernos y reyes como Fernando VII, quien logra
traicionarse hasta a sí mismo (derrocando la Constitución que le había propiciado la recuperación del trono). Un
monarca que no contento con las tropelías políticas que realizó, se atrevió a masacrar a la mayoría de los
grandes héroes de la Independencia; teniendo un comportamiento indigno, a la par que inhumano, con
generales de la talla y la valía de Juan Martín (el Empecinado).
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ARRIBA: Portada de una de las ediciones de los Episodios Nacionales de Benito Pérez Galdós editorial
Nivola), en que se narra la terrible historia de El Empecionado (Juan Martín). Guerrero incansable
procedente de un pequeño municipio de la Ribera del Duero -llamado Castrillo-, llegó a mandar como general las
tropas españolas liberando gran parte de Castilla y persiguiendo hasta los Pirineos a las de
Napoleón (allí vencidas y expulsadas). Tras sus repetidas victorias y su inmaculada Hoja de Servicios; su fidelidad
a la Constitución jurada (Cádiz, 1912) le convierte en un personaje incómodo para quienes
"reinstauraban" el absolutismo en España, siendo expulsado a Portugal por Fernando VII -al
considerarlo un liberal, adherido a la Carta Magna derogada por el rey-.
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Pese a ello, al poco tiempo, se le invita a volver a su tierra y cuando se aproxima a su lugar natal es
apresado en las cercanías de Roa de Duero -aprovechando que alguno de los regidores de esta zona, le
odiaba-. No atendiendo a la jurisdicción militar, ni mucho menos a las solicitudes que la Chancillería y
autoridades vallisoletanas demandaron al monarca; ve Fernando VII oportunidad para acabar con él, debido
a la inquina que un corregidor de esas poblaciones del Duero le tenía. Lo hacen preso en Roa, con el
mayor de los desprecios por su rango; llegando a encerrarlo en una jaula de palos. Así en un cajón de
madera, el héroe era paseado, con el fin de humillarlo; mostrándolo en estas condiciones a los habitantes de las tierras
que había liberado de los franceses -mientras niños y gandules aprovechaban para insultarle, apedrearle y hasta para
orinar sobre él-.
Finalmente le condenan a pena capital y es llevado a la horca, lo que el reo consideró un último
ultraje (pidiendo ser fusilado como su condición militar le permitía). Debido a ello, en un ataque de ira antes se subir
al cadalso, se soltó de los amarres que le prendían; logrando golpear a varios de los soldados que le tenían preso y no
consiguiendo escapar por muy poco. Aunque finalmente, las decenas de guardias que custodiaban su
ejecución, lograron hacerse con aquel valeroso general; al que colgaron, tras haberle atado una soga
por todo el cuerpo -enmaromado y como un vil salteador de caminos (para vergüenza de nuestra Nación y del
recuerdo de aquella época)-.
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BAJOS ESTAS LINEAS: La que fué preciosa villa de Roa de Duero (actual sede de la denominación vinícola de la
Ribera), ardió varias veces a lo largo de su historia. La mayor destrucción la recibió por mano de los
franceses, quienes pretendieron no dejar edificio en pié en el interior de cuanto fue su recinto amurallado (al ofrecer
gran resistencia a Napoleón). Liberada gracias a la valentía de sus hombres y con la ayuda de El
Empecinado -vecino de una población próxima (Castrillo)-; después del choque con las tropas napoleónicas, se vió
muy mermada por la terrible destrucción monumental y arquitectónica de "la francesada". Aunque siglos antes
había sido conocida por su belleza, haciéndose famosa cuando fue entregada al favorito de Enrique
IV; como obsequio de este extraño rey, a su asesor: Don Beltrán Alburquerque (del que se decía yacía con el monarca,
o bien que lo hacía con la propia reina).
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Así fue dada Roa al conocido Beltrán de la Cueva, del que la Historia afirma era el padre de Juana; la
verdadera heredera del trono de Castilla y a la que su tía Isabel (la católica) apodó "La beltraneja" -
argumentando que su progenitor no fue su hermano Enrique IV, sino el referido don Beltrán-. Historias fraticidas,
de traiciones y usurpaciones; que enrevesaron las tierras castellanas. Sumidas por entonces en
guerras civiles y en problemas de sucesión; que provocaron finalmente la desaparición de la dinastía española (la
de Trastamara que en 1517 es sustituida por los Habsburgo).
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Jugó también un importante papel Roa en el momento de este cambio dinástico que
mencionamos; habida cuenta que estaba a medio camino entre Laredo y Madrid. Debido a ello, el Cardenal
Cisneros -por entonces regente- paró en las fechas en que se esperaba al nuevo rey (1517), en esa
población burgalesa; cuando el séquito se dirigía a Cantabria para recibir a Carlos V (con el fin de
coronarlo como Carlos I de España). Pero dicen los lugareños que aquella noche en la que el prelado de
Torrelaguna iba a dormir en Roa, le dispusieron una cena con truchas recién pescadas en el próximo rio
Duero, emponzoñando una que le sirvieron. De ese curioso modo cuentan aún muchos de los vecinos de Roa que
murió el conocido Cisneros (señalando incluso el meandro donde se pescó la trucha). Envenenado por órden de los
erasmistas o de los flamencos, quienes no deseaban que su señor -don Carlos- se viera sometido al
control o al yugo de aquel famoso cardenal.
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Tras haber narrado algunas de las anécdotas históricas sucedidas en Roa, recomendamos observar con
detenimiento la orla de su escudo; que guarda un curioso lema en que se conmemora la entrega de
esta ciudad a Beltrán de la Cueva (duque de Alburquerque). Pudiéndose leer en la "faja" que rodea su
blasón, el lema: "QUIEN BIEN QUIERE A BELTRÁN, BIEN QUIERE A SU CAN". Todo lo que refiere que
aquel que había regalado la ciudad a Don Beltrán de la Cueva, lo hizo por quererle como a su perro. O bien,
rememorizando la fidelidad del duque de Alburquerque a Enrique IV; un rey ultrajado por su familia y despreciado
por muchos. Quizás debido a su afición a los lupanares o a tendencias bisexuales, que le llevarían a contraer endemias.
Problemas por los cuales su hermana Isabel -la católica- afirmó que no era el padre de su hija Juana ("La Beltraneña";
logrando Isabel así arrebatar el trono a su joven sobrina). Todo lo que muestra y demuestra muchas de las
palabras que antes deciámos; indicando que en España tan solo se valora y premia a quienes actuan
como el perro, o bien como el toro... .
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2./- El problema de la anarquía hispana:
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Estos y otros hechos -referidos anteriormente-, de seguro han fomentado la creencia de que en nuestro país,
todo aquel que nos gobierna es un inmoral. Una leyenda negra que ha crecido bajo una histórica
carencia absoluta de garantías judiciales en nuestra Nación. Habida cuenta que desde la instauración de
la Inquisición -y hasta su derogación a mediados del siglo XIX-, cualquier súbdito podía ser detenido sin
cargos, tan solo bajo la sospecha de herejía. De lo que aquel que se enfrentase al poder político, si finalmente no se
le encontraba delito ni culpa; podía ser perseguido por el Santo Oficio (juzgado y sometido a interrogatorio de una forma
mucho más cruel y terrible que por la jurisdicción civil). Siendo así, se entiende que el que se oponía al poderoso
haya quedado en España como un héroe; hiciera lo que hiciese y fueran sus motivos los que fuesen.
Aunque este individuo se tratase de un enajenado o de un sanguinario; puesto que el riesgo que corría era tan
grande, que convertía en mito a todo aquel que fuera en contra del Sistema.
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Aunque en mi entender, el origen de esta idealización del hispano hacia el que se opone al poder, es
mucho más lejana y no nace tan solo del problema de las garantías procesales que la Inquisición
aniquiló. Ya que si reflexionamos, veremos que la figura del propio Viriato procede del mismo problema de
enaltecimiento del que se enfrenta al más fuerte (o al gobernante). Habida cuenta que los iberos coetáneos
del pastor lusitano, tan solo se oponían al invasor debido a su esencial formación mercenaria (realmente
sin una intención verdadera de liberar a su pueblo o de mejorar su Sociedad). Simplemente haciendo frente al
colonizador, paro no ser ellos sometidos (la casta de guerreros). Hecho que les llevaba a abandonar a
los suyos y echarse al monte, para actuar en bandas y ejercer el terror del "concursare" (forma de ataque
posteriormente conocida como guerrilla, realizada por gentes que no forman ejércitos ni plantean batallas;
sino que actúan como salteadores, llegando a ser profesionales de aquellos "asaltos").
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Debido a lo que refiero, para los iberos la llegada de los latinos no era más que otra de las muchas
invasiones recibidas; tras más de medio milenio de choques con "visitantes". Puesto que la Península solo había
visto venir colonizadores -con deseos de dominio-, durante toda la Edad del Hierro: Primero helenos y
fenicios (desde el siglo VIII a.C); y más tarde los Cartagineses (tras el VI a.C.), que doblaron el poder púnico en
Iberia aculturando practicamente todo el litoral Mediterráneo y gran parte del Centro y Sur. Así llegamos al final del
siglo III en que los habitantes de nuestras costas y mesetas finalmente se encuentran con la aparición de
Roma. Lo que consideraron una invasión más, tras centenares de años en conflicto con los distintos
"visitantes" anteriores -a los que comunmente sirvieron, o con los que tuvieron que convivir y aliarse-.
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Pese a todo, el problema por el cual los iberos no pudieron hacer frente común, ni expulsar
definitivamente a los colonos que iban apareciendo, proviene de su carencia de unidad política, o de una
liga cívica y común. Ya que incluso entre ellos mismos se hacían la guerra; debido a que muchas tribus procedían
de hordas invasoras, afincadas en nuestras tierras. Por lo que nunca fueron capaces de rechazar -ni menos de
echar del todo- a los referidos "visitantes" (al ser el origen de muchos que se decían autóctonos, también
migratorio). Colonos o invasores, en su mayoría llegados en barco y que pese a su debilidad inicial (durante la
Edad del Bronce y final de Hierro), siempre encontraron reyezuelos peninsulares que les apoyaban y a
pequeños jefes prerromanos; muchos dispuestos a prestarles servicio como mercenarios (incluso
atacando a otros iberos vecinos). Debido a lo que hemos expuesto, cuando los romanos invaden Hispania, en
vez de encontrarse un territorio unido y un lugar organizado, se vieron frente a centenares de tribus;
tan variopintas como dispersas y a cual más fiera, anárquica y desorganizada (sirviendo cada soldado
fielmente a su señor, pero nunca a un poder general y comúnmente establecido). Por todo lo que tardaron casi
doscientos años en llegar a conquistar la Península -mientras la Galia fue vencida en unos decenios-.
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Este desorden y ese individualismo les dio la fuerza a los habitantes prerromanos; un hecho real e
histórico que va contra del principio generalmente enseñado y entendido, a través del cual la fuerza se
logra con la unión. Pero en el caso de Iberia sucedía lo contrario: Que era infranqueable e inconquistable
precisamente por su anarquía, su desunión, su desorganización y por la imposibilidad de que nadie
lograse que sus habitantes actuasen bajo un solo mando. De tal manera, cuando Roma firmaba la paz con una
zona, al pronto se sublevaban otros dominios hispanos; a la vez que tropas latinas se veían atacadas de continuo por
salteadores incontrolados, quienes actuaban con la técnica de "concursare" (lo que más tarde se conoció como guerrilla y
que se siguió realizando en España hasta el tiempo de los Maquis). Un modo de protegerse, de vivir y de resistir
que les hacía incontrolables, bajo un sistema de vida que no era nuevo en Iberia. Ya que la Península
había resistido así y durante centenares -o miles- de años a la llegada de colonizadores (logrando de esta
anárquica forma que el ajeno nunca llegase a conquistarlos del todo).
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Los hechos antes referidos además propiciaron la inexistencia de una cultura ibérica (compacta y
propiamente dicha); componiendo un mundo prerromano peninsular consistente en un "poupurri" de tribus de muy
diferente origen (celtas y galaicos, túrdulos y etc). Todos ellos unidos por cuanto intentaban no ser dominados
por los extranjeros, quienes les denominaron iberos. Peninsulares que en verdad fueron indoeuropeos
mezclados con gentes autóctonas muy antiguas (algunas de origen neolítico); aunque en su gran
mayoría procedían de la fusión de los habitantes de la zona, con colonos del Bajo Bronce o del Hierro
-como los griegos, fenicos y cartagineses-. Un panorama nacional que ya en el siglo III a.C. mostraba como
Hispania era un Crisol de culturas en donde de manera semejante al final de un saco (o de un
Continente), se habían depositado los residuos de decenas de civilizaciones llegadas hasta Iberia -desde el
tercer al primer milenio a.C. (huyendo de catástrofes, llegados a guerrear o buscando metales)-.
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BAJO ESTAS LINEAS: Podríamos decir (sin temor a equivocarnos) que la última cultura peninsular
-propiamente autóctona-, fue la del Vaso Campaniforme; pues las despúes surgidas se producen por
efecto de acuturación a manos de colonos -fundamentalmente mediterraneo orientales-. Pero el Vaso
Campaniforme se inicia sin aparentes influencias externas y desde comienzos del tercer milenio
a.C. (hacia el 2800). Comenzando en zonas cercanas a nuestra Extremadura; para finalizar unos mil años
después, con la llegada a la Península del primer Bronce. De tal modo, durante este tiempo y desde la zona del Tajo
-del atlántico lusohispano-, florece una civilización que procedía de la megalítica y que pronto se divulga
por toda Europa.
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Una cultura que hemos de suponer originada desde el dolmenismo -por evolución de sus constructores-, quienes
lograrían desarrollarla y expanderla. Civilización que a mi entender nace de la búsqueda de metales
preciosos y del ámbar, lo que motivaría que muy pronto el Campaniforme se divulgase desde el
Alentejo, al resto de Europa. Llegando a las Islas Británicas hacia el 2500 a.C., a la vez que a las costas de Francia
y a los actuales Paises Bajos; arribando un poco más tarde a Germania o hasta el Báltico, bajando por el Danubio
-para expanderse poco después por Rusia y otras zonas del Este continental-.
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Pese a su importancia, muy pocos son los que valoran esa gran civilización, cuyo origen se debería -en
mi opinión- a la gran riqueza de nuestras tierras en cobre. Yacimientos que precisaban metalúrgicos de
lugares lejanos; lo más probable de Egipto, aunque quienes vendrían a comerciarlo serían navegantes de Creta o
Chipre -durante la época en que los primeros construían las Pirámides y los segundos los palacios o ciudades
minóicas-. Debido a ello, la etapa del "Vaso Campana" coincide con el periodo que comprende el uso
generalizado del cobre (calcolítico); hasta la que se difunde por el Mediterráneo la aleación de este metal
con el estaño -la Edad del Bronce-. Un final del campaniforme que podemos fechar en nuestro área sobre el 1800
a.C.; con la aparición de nuevos colonos en busca de minas de casiterita; originándose -entre otras-, la cultura del El
Argar pleno (III) en Almería.
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Por cuanto decimos, las dos grandes civilizaciones propiamente peninsulares fueron: La megalítica y
la del Vaso Campaniforme. La primera (dolménica) se inicia en la zona de Alentejo y Extremadura (a
la vez que en Bretaña) antes del quinto milenio a.C.; e igualmente se extiende por toda Europa a través
de vías marítimas, llegando poco despúes a las Islas Británicas y hasta los confines de Rusia. Del mismo modo,
que desde el 2800 a.C. lo hicieron los cuencos en forma de campana; cuyos hallazgos comunmente se
acompañan con puntas de cobre, flechas y armas denominadas palmelas (en forma de hoja). La importancia
arqueológica del Campaniforme es tal, que marca todas las dataciones occidentales, hasta la
aparición del Bronce Pleno. Pese a lo cual, en España (ni en Portugal) en mi opinión, se le da la debida
importancia -sin enseñar a todos que se trata del inicio de la cultura en Europa-. Unas civilizaciones unidas y
conformadas en estos dos tipos de sociedades comunes a todo el Continente -ya desde el quinto milenio
a.C.-: Las megalitistas y las del Vaso Campaniforme.
.
En la imagen: Figuración expuesta en el Museo Arqueológico Nacional, donde se simula como debió ser
originalmente el enterramiento hallado en Fuente Olmedo (Valladolid), perteneciente a la cultura del Vaso
Campaniforme -circa 2300 a.C.-. Podemos observar en ella, al reyezuelo, antes de ser inhumado, colocado en posición
fetal. Junto a aquel, dos cuencos votivos, su puñal y un enorme ajuar de flechas y puntas (cuyos originales se
conservan en el Museo Fabio Nelli de Valladolid). Agracedemos al M.A.N., nos permita divulgar la fotografía.
.
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.Debido a la extensión de este artículo, se ha dividido en dos partes. Si no ve la continuación, pulse el
siguiente enlace para llegar hasta ella: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2014/11/de-los-
nacidos-en-tierras-del-fin-del.html

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


lunes, 10 de noviembre de 2014

DE LOS NACIDOS EN TIERRAS DEL FIN DEL MUNDO;


ENTRADA DEL EREBO (parte segunda).

Debido a la extensión de este artículo, se ha dividido en dos partes. Si no tiene la primera (anterior) sobre esta entrada, o no puede
acceder a ella; llegue pulsando el presente enlace:
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2014/11/de-los-nacidos-en-tierras-del-fin-del_10.html
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ARRIBA: Tal como decimos, las verdaderas civilizaciones peninsulares fueron la dolménica y la del Vaso
Campaniforme -puesto que las restantes nacieron tras la aculturación de nuestras tierras llevada a cabo por
colonos, principalmente llegados a las costas-. Pero estas dos primeras y antiquísimas, nacieron y se
difunden desde áreas ibéricas; teniendo una relevancia histórica sin parangón en Europa. Ya que
unifican en usos y costumbres todo el Continente, durante casi tres milenios (desde el quinto y cuarto,
hasta comienzos del segundo a.C.).
. Su origen, sin lugar a dudas puede situarse entre las cuencas medias del Guadiana y del Tajo; iniciándose la
dolménica antes del 5000 a.C. y la Campaniforme desde el 2800 a.C. -conviviendo de algún modo y generando la
primera enterramientos más evolucionados y menores, durante esta segunda etapa-. Procediendo ambas de la
zona que más tarde los romanos denominaron Lusitania; que comprendía la parte Oeste de la Extremadura
española, la portuguesa y el área central del Alentejo. La razón de su florecimiento -a mi juicio- se debe a los
yacimientos de oro que por entonces tuvo esta parte de la Península; de la que todavía los romanos
hablaban como prodigiosa en metales preciosos (y que todavía contiene ricas minas, aunque ya agotadas en su
mayoría). -En imagen, vasos campaniformes procedentes de Santibañez de Ayllón (Segovia) y propiedad del Museo
Arqueológico Nacional, al que agradecemos nos permita divulgar la fotografía-.
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3./- España: Por siempre conquistada, un día conquistadora.

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Los rasgos anárquicos e individualistas que observamos ya en los iberos del siglo III a.C. (descritos por
los textos romanos); pueden verse aún mantenidos entre los españoles de hoy -miles de años después-. Y no
es extraño que pervivan hasta nuestros días, porque en gran parte han sido la clave del éxito y de la
supervivencia, en nuestras tierras. Un mundo que apenas conoció la paz hasta la Era Moderna; ya que fue
primero colonizada y atacada por Fenicios y Cartagineses -durante cuatro siglos-, quienes dieron paso a las campañas de
Roma (con casi otros doscientos años de duración). Trás ellas se vivió un periodo de paz romana (de otros cuatro siglos),
pero pronto vinieron los godos y sus razias; y cuando el reino visigodo de Toledo estaba asentado y adaptado a Hispania,
sucedió la aparición de Tarik -en el 711-. Comienzo de la conquista árabe y la Reconquista cristiana; total unos ocho siglos
más de batallas continuadas -sin tregua ni descanso-.
.
Finalmente, para intentar calmar las divisiones y luchas nacionales; desde 1492 tomaron como medida ir expulsando a
gran parte de la población (todos legitimamente castellanos y aragoneses); considerando que de la pluralidad provocaba
los conflictos intestinos. Aunque ello no paró la "inercia militar" del reino, pues la necesidad de nuevas
campañas era inminente para la gran mayoría, que se componía por una casta de guereros que había
luchado durante miles de años. De lo que emprendieron pronto la conquista de América, pretendiendo
hacer lo mismo más tarde con media Europa.
.
Por cuanto hemos descrito, a excepción de esos cuatro siglos aproximados de paz romana, se puede
considerar que Iberia se mantuvo en lucha armada interna y sin descanso, prácticamente desde el siglo
VIII a.C. hasta el XVI d.C.. Todo lo que comprende unos cuatrocientos años de sosiego en unos dosmil trescientos de
guerra. A ello habrá de sumársele las múltiples invasiones recibidas desde la aparición del Hierro en
nuestro país; unas en calidad de migraciones (como la celta) y otras en la forma de colonos (como la
grecofenicia). Visitantes o migrados que arribaron hasta el fin del Continente (la Península) y cuya aparición
siempre generaría conflictos; ya que para imponer unas costumbres -o aculturar-, han de aniquilar de
algún modo las autóctonas. De hecho, los primeros asentamientos fenicios, suelen estar precedidos y rodeados por la
destrucción de poblaciones peninsulares pertenecientes al Bronce -algo muy semejante hubo de ocurrir con la entrada de
los celtas-.
.
Siendo así, el panorama social e histórico dejado por los distintos colonos, invasores o pueblos migratorios,
asentados en lo que hoy llamamos España y Portugal; pasa a ser un puzzle, pleno de razas, culturas,
civilizaciones, guerras y conflictos. Todo lo que hace entender que el folklore de Asturias y Galicia, se parezca más al de
las Islas Británicas que al de Castilla y Aragón (o al del litoral mediterráneo; no digamos ya al andaluz...). O que el
vascuence se asemeje a lenguas protoindoeuropeas del cáucaso; y que un individuo catalán tenga más en común
-culturalmente hablando- con un sardo o un italiano, que con un madrileño. Algo que manifiesta la pluralidad de
civilizaciones que se forjaron y convivieron durante los más de tres mil años de guerras, invasiones y
colonizaciones continuadas; vividas en esta zona que llaman "la piel de toro".

Pero, tras una exposición histórica breve de esta zona de paso, de luchas y de mezclas de gentes; nos surge la pregunta
del por qué se produjeron tantos conflictos y migraciones en la Península. Cuestión que tiene dos
respuestas: La primera y mas lógica se debe a su situación geográfica, habida cuenta que Iberia se sitúa
al final del Continente (donde como en un fondo de saco, va depositándose lo último de cada migración -debido a que
más allá no pueden continuar-). Siendo además el paso obligado entre África y Europa, a la vez que entre el
Mediterráneo y el Atlántico. Por lo que este lugar que une tierras y mares; era puente necesario para quienes
desearon avanzar desde el Mediterráneo y África, hasta el Norte de Europa -en barco, cruzando el Estrecho;
o bien por tierra, atravesando la linea de Pirineos-.
.
Aunque la segunda respuesta es la que explica plenamente el origen y conformación de la civilización
ibérica, con sus diferentes invasiones, razas y migraciones. Puesto que la afluencia de colonos y
conquistadores que llegaron a Iberia durante la Edad del Hierro (más concretamente desde la del Bronce), se debió
en mayor medida a la riqueza en metales preciosos de nuestras tierras. Concretamente a las minas de oro y
plata, que se extendían por todo lo que se llama la "brecha atlántica"; falla o geosinclinal que comprende gran parte de la
Ruta de la Plata. Que contenía riquísimos yacimientos en la zona de Huelva, el Algarve, el Alentejo, el Duero y hasta
Orense. Tanto que el 25% de todo el oro que se comerció en la antigua Roma imperial, procedía de
"lavaderos" orensanos, al Norte del Duero medio (las zonas "áureas", entre las que destacaba Las Médulas). Por
su parte, ya en el 2700 a.C. (época del inicio del Vaso Campaniforme) comienzan a explotarse las minas
de de cobre de Rio Tinto; afluente cuyo caudal quedó enrojecido tras miles de años lavando en su cauce
esos metales.
.

Por cuanto la idiosincrasia ibérica anárquica, desorganizada, individualista y pluricultural no surge por
casualidad, ni menos por maldad. Sino que fundamentalmente se debe al comercio y explotación
milenario de sus yacimientos y riquezas. Un "expolio" llevado a cabo por colonos, quienes vinieron buscando
nuestro oro y plata durante el calcolítico; para llegar más tarde al olor del cobre y estaño peninsular (durante El Bronce.)
Necesitando por entonces toda civilización avanzada acceder hasta nuesttras costas, debido a que este tipo de minas
estaban agotadas prácticamente desde el segundo milenio a.C. en el Mediterráneo (siendo imprescindible el
estaño y más el cobre, durante esa Edad broncínea). Por lo demás, la unión entre la minería y el mundo de las
armas -o de la guerra, en aquellos tiempos-; hizo que nuestros colonizadores (griegos, púnicos o romanos) no
solo aprovecharon la riqueza metalúrgica de la Península para fabricar sus puntas y corazas. Sino que además se
abastecieran en estas mismas tierras de mercenarios; ya que el ibero era famoso como guerrero valiente
y de gran resistencia, pero sobre todo, como soldado de fidelidad plena (sin poder traicionar al jefe al ejercer
la "devotio", que le obligaba a morir junto a su superior si este caía en batalla).
-
Estas circunstancias -extensamente relatadas-, en mi opinión motivaron que cuando los Reyes Católicos
reunificaron la Hispania romana (y la goda) en un solo reino; la Península regresara a su pasado y a su
esencia cultural -a una especie de estado de embriónario-. De tal modo y a través de inercia que conlleva el revivir
nuestra propia Historia, los españoles del siglo XV fueron buscando y colonizando tierras al Oeste; llegando
hasta América. Para hacer allí cuanto en su pasado había sufrido en sus propias carnes: La conquista, la
colonización y la búsqueda del oro.
.
.
SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos dólmenes portugueses, ejemplos de la primera y gran cultura
peninsular, que se origina en la zona donde se encuentran estos dos megalitos. Arriba, Antas de
Candeeira (fechado entre los milenios VI al III a.C.) situado en las proximidades de Redondo, población cercana a
Évora. Abajo el de Vidigueira, de igual datación y sito apenas a unos kilómetros del anterior -igualmente en tierras del
municipio de Redondo-. Este área cercana a la bella capital del Alentejo (Évora) es a mi juicio la que ve
nacer las dos grandes civilizaciones prehistóricas europeas: La dolménica y la del Vaso
Campaniforme. Culturas que comenzarían en esta franja entre el Guadiana, el Tajo y el Atlántico; para difundirse
por el Océano hacia las cosas del Norte de España y las bretonas, posteriormente a las británicas y germanas.
Introduciéndose hasta los confines del Este europeo y constituyendo las primera civilizaciones continentales.
.
La importacia del dolmenismo ha sido olvidada o dejada a un lado en nuestro país, quizás al
considerarse que se trata de un mundo primitivo y ajeno al de nuestra cultura propia. Muy por el contrario en
lugares como Inglaterra o Irlanda -donde la arqueología se estudia hasta en los Jardines de Infancia- analizan
el megalitismo como el origen de su Historia. Aunque los españoles prefieren comenzarla en la
Protohistoria, estudiando la suscesión de hechos posteriores, desde este punto de partida; aunque de ese modo
restan varios milenios al pasado. Por lo que muy interesante sería plantear el origen cultural e
histórico de la Península ibérica desde el dolmenismo y del Vaso Campaniforme. Todo lo que quizás
ayudaría a hacernos comprender por qué aún en el siglo XIX, los aldeanos y las gentes comunes del Pais Vasco (y del
Norte de España), se descubrían ante los megalitos. Unos hechos que refieren tratados y folkloristas hispanos;
mencionando con extrañeza como mientras paseaban junto a un natural de aquellos pueblos (pirenáicos o vascones),
al pasar frente a un dólmen o un menhir, estos se quitaban las boinas y sombreros. Sintiendo veneración
semirreligiosa por esas piedras.
.
Iguales sucesos relatan sobre las costumbres de zonas como Galicia, donde se denominan "mamoas", identificándose
con la maternidad y con los pechos. Quizás por la forma de la roca sobre el dolmen, pero más seguramente porque en
su interior curaban las meigas y tenían costumbre de atender a los partos. Siendo enorme la importancia que los
lugareños daban a aquellas construcciones ciclópeas y pétreas, que atribuían a gigantes o a figuras legendarias
(ocupando un lugar principal en todo su folklore y en los ritos de magia o curanderismo).
.
Todo ello, nos debe hacer reflexionar, antes de determinar que una Comunidad (o región) pertenece a
la cultura celta, fenicia, gregohelena, filorromana o árabe... . Considerando que estas zonas (al igual
que toda nuestra Península) ha sido primeramente unida, colonizada e influida por el megalitismo y
el Vaso Campaniforme; de donde quizás proceda el verdadero iberismo (de origen neolítico o
calcolítico). Debido a lo que hemos de plantearnos si la lengua y cultura vascuences son inicialmente
megalitistas y calcolíticas (o "vasocampaniforniana") -lo que explicaría la enorme veneración que antaño
sentían los naturales de la zona vascopirenaica por los dolmenes y menhires-. Ello, asimismo daría razón al por qué
las gentes originarias del Pririneo oscense, navarro y vasco, tienen tantos rasgos comunes genéticos con los
alentejanos portugueses. Algo que nos haría pensar que el origen de España y Portugal estaría en estos
dos puntos: El área vasconavarra y norte de Aragón, junto a la del Alentejo medio y la Extremadura
Oeste. Es decir, que tal como se determina que Portugal históricamente se inicia en esá zona de la
Lusitania -romana- (el Alentejo, parte del Algarve y Extremadura). Quizás debiéramos concluir que Navarra,
el Alto Aragón y el País Vasco, serían el origen cultural de la primera civilización ibérica; y por lo
tanto, el lugar de nacimiento de la España primigenia.

. 
.
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C). POR TIERRAS DEL EREBO-IBERO, AL FIN DEL MUNDO OESTE....
1./- El fin del Mundo, "allende" el Sol cae bajo las aguas:
.
Hace más de treinta años, cuando no tenía muchos más de veinte y mientras hacía mi Servicio Militar en Sevilla, me
aficioné a escribir e investigar sobre arqueología. Tanto que en esos días me publicaron varios artículos, de los muchos
que redactaba. Porque durante los meses de "mili" me aburría cual ostra acuartelada, así que aprovechaba para leer y
soñar cuanto podía -principalmente sobre Tartessos y acerca del pasado histórico de Andalucía-. Entre los estudios
míos que salieron en periódicos, hubo uno que tuvo cierto "suceso" al plantear un nuevo origen a la
palabra España, afirmando incluso que la etimología de esta y la de Iberia eran la misma. Explicando mi
teoría que ambas voces procedían desde términos indoarianos, cuyos radicales serían "SVAR" (Sol) y
"VARI" (agua). Siendo la unión de ambas palabras "SVARVARI" lo que produciría por crasis "SVARI" o "ESBARI". Desde
allí, razonaba que surgían palabras indoeuropeas como la griega "SPERIA" o "hesperia", que significaba "atardecer",
cuyo sentido inicial sería "Sol en el agua".
.

Por ello, "HESPERIA" -antecedente de Véspero y de vespertino-, en verdad no solo era para los helenos el
Occidente, Ocaso y atardecer; sino que refería al astro rey sumergiéndose en los mares. Voz desde la que nacería
"IBERIA", cuyo significado primero debió ser el mismo: Occidente, lugar del atardecer. Pero a su vez, desde
estos radicales surgirían siglos más tarde "HISPAL" y después, Hispania. Conteniendo una igual
procedencia la voz semita "SEVARI" o "SEFARDI", que define al originario de Sefarad (España en
hebreo); ya que estos términos, deben considerarse "barbarismos" importados a lenguas semitas y nacidos
desde el indoariano "SEVARI" (término que, como ya explicamos antes, se tarduce por "Sol en el agua" y que se
habría deformado hacia sonidos cercanos a "SEPHAR"). De ello, el nombre que los fenicios daban a la primera
Sevilla, llamada "SPAL", como una forma cercana y muy común a "SEPHAR" ó "SEFARAD"; origen de
las palabras: Hispalis, Hispania (España, Spain etc).
.

Tras publicar estas ideas (cuyo artículo aún guardo y recojo en parte -bajo estas lineas-), continué investigando y
fuí descubriendo que existía toda una mitología que relacionaba la Peninsula Ibérica con el fin del
Mundo, donde situaban los antiguos la entrada a los infiernos. Ello no solo por tratarse del Occidente
máximo; último punto de la Tierra conocido (hasta el descubrimiento de América). Sino también por la
peligrosidad del Estrecho y del océano Atlántico; imposibles de navegar en barco con calado y casco marinero
mediterráneo. Asimismo, era famosa desde la antigüedad más remota la fiereza de sus habitantes (los iberos,
arduos guerreros). Todo lo que unido a la riqueza del subsuelo y al trabajo en minas realizado por gran
parte de la población peninsular. Situaba estas tierras como el punto cierto donde daba comienzo el
infierno, terminando en Iberia el Mundo de los hombres. Allí donde las aguas tragaban las naves, como a
diario el océano engullía el Sol; lugar del Erebo (el Ibero) donde las gentes debían trabajar bajo tierra
extrayendo las riquezas de Hades (el dios Putón del Averno, que otorgaba los dones ctónicos: Las riquezas).
.
De tal modo, reconocí toda una mitiología "infernal" que se desarrollaba durante la Antigüedad en nuestra Península, a
través de la cual dioses y héroes debían llegarse al Averno para cumplir determinadas misiones. Siendo los episodios más
famosos aquellos que narran como Hércules viene a capturar al Cancerbero o a engañar a las Hespérides, hijas de la reina
de Tartessos: Hesperis (nombres cuya traducción hemos de entender desde el griego "atardecer" pero que de seguro y en
este caso se refiere a la reina de Hispalis o Hispania -Hesperia-). Todo ello demostaba que desde la antigüedad
más remota, Iberia y España, eran reconocidas como un territorio conceptualmente unido, con una
cultura propia y con un sentido plenamente compacto. Todo lo que llevaría a que posteriormente Roma
unificase Hispania, en la forma y fronteras que más o menos hasta hoy tiene.
.
Siendo así, hemos de plantearnos por qué una Península que ha sido concebida unida desde tiempos
ancestrales (hablamos de la Primera Edad del Hierro), aún no comprende su sentido de nación; estando
fraccionada y fraccionándose de contínuo. A todo cuanto debiéramos contestar con lo relatado extesamente en los
párrafos anteriores.
Unas ideas que se pueden resumir en las siguientes frases:
.
1º-. Porque la Península históricamente logró permanecer sin ser el todo conquistada, gracias a la
desunión y anarquía de sus jefes y habitantes (quienes de haber permanecido unidos y bajo un solo mando, se
hubieran rendido continuamente ante el invasor).
.
2º-. Porque debido a lo antes referido, existe en España la tendencia histórica de pensar que "la
desunión hace la fuerza". Ya que es mejor formar una Sociedad en la que cada uno va por su lado (haciendo frente al
enemigo en forma bandas o salteadores). A organizar un ejército y una nación solida, fuerte y compacta (que antes o
después, puede llegar a rendirse al unísono -mientras el guerrillero nunca lo hace-).

3º-. Porque la base económica y social de Iberia fue la metalurgia, lo que le daba un contacto pleno
con el armamento, necesitando la guerra como modo vida. Además, hemos de tener en cuenta que la minería
era (y es) un mundo durísimo en donde por aquel entonces el trabajo de esclavitud en los yacimientos, era peor que la
muerte.
.
4º.- Final: Porque han sido tantas las invasiones que hemos recibido y tantas las colonizaciones y
culturas que han pasado por nuestras tierras; que las diferencias entre unas regiones y otras son
mucho mayores que las que existen entre paises, en el resto de Europa.
.

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ARRIBA: El autor de estas lineas junto al gran menhir de Almendra, el conjunto megalítico más importante
de las cercanías de Évora (Portugal). Como podemos ver se trata de un gnomon solar (un medidor de luz) y por lo
tanto de un símbolo masculino -del dios padre, astro rey-. Todo lo que identificaría estos menhires con símbolos fálicos,
de culto calendárico y astral.
. ABAJO: Primera hoja de mi artículo "QUÉ SIGNIFICA ESPAÑA" publicado en el Diario informaciones
(en 1982), mientras realizaba mi Servicio Militar y cuando tenía yo algo más de veinte años. En este (como hemos
dicho) se analizaba la etimología de las voces "ESPAÑA" e "IBERIA", llegando a la conclusión de que
ambos términos inicialmente significaban lo mismo: "Occidente".
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2./- De los nacidos en tierras del fin del Mundo:

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Llegamos a la última parte de este artículo que he dividido en dos -por su extensión- y donde creo podremos haber
comprendido algunos de los muchos problemas que tiene nuestro territorio, desde los más remotos
tiempos. Unos temas de difícil solución, habida cuenta que los diferentes rasgos del iberismo se
forjaron a través de miles de años de invasiones, luchas y colonizaciones. Pero sobre todo, debido a la
explotación de la población autóctona, por mano de "visitantes" llegados a nuestra
Península (fundamentalmente con fines pecuniarios). Tanto es así, que la mitología griega recuerda como
venían los helenos a hurtar las riquezas de Iberia.
.
Unos hechos narrados en dos de los últimos Trabajos de Hércules: "El robo de los bueyes del rey de Gerión" -monarca
tartessio- y el de las manzanas de oro, de las Hespérides (igualmente junto a Tartessos). "Bueyes de Gerión" que -como
siempre he dicho- simbolizan la pecunia (de pecus, animal) y por ende el bronce de tierras atlánticas, que se fundía en
lingotes con forma de toro -indicando así su valor y peso, equivalente a cabezas de ganado-. Tanto como las manzanas
áureas, sin lugar a dudas hacen referencia a las minas de plata y oro que abundaban en todo el litoral Oeste
peninsular. Refiriendo la leyenda del héroe griego (que simboliza y personifica las gestas del mundo heleno) el
modo en que los navegantes helenos llegaban hasta nuestras costas con la intención de hurtar, más que
de comerciar los metales.
.

Infinidad han sido las invasiones que ha vivido España e innumerables las migraciones de uno u otro
tipo. Todo lo que nos convierte en un lugar de paso y de guerras, tan solo comparable en Europa con
zonas como Los Balcanes (pues otros paises del entorno mediterráneo -como Italia o Grecia- mantuvieron una
unidad cultural desde al menos el siglo VII a.C.). Quizás pudiera compararse la Península Ibérica con Turquía,
pese a que la historia de una Anatolia unida es infinitamente más antigua y se remonta al imperio Hitita (desmoronado
hacia el 1300 a.C. y seguido de los Estados neohititas). Por ello, en Europa, el paralelo más próximo a nuestra situación
geográfica e histórica hemos de buscarlo en áreas de la antigua Yugoslavia (en los paises Eslavos), donde la mezcla de
gentes, razas, religiones, migraciones, colonos e invasiones; es similar a la que han sufrido nuestras
tierras.
.

Desde aquí y desde este origen e Historia tan dura y plena de acontecimientos trágicos, hemos de
analizar la idiosincrasia hispana; sin querer culparnos, ni menos desear buscar culpables. Puesto que en
un lugar tan maltratado por el pasado, es normal que los problemas no se superen facilmente -debido a
ello, nuestros traumas y defectos son a día de hoy muy difíciles de afrontar-. De tal manera, considerar al español malo
por ser individualista o anárquico, sería como culpar al noruego de tener la piel blanca y el pelo rubio; ya que esos
rasgos se deben al entorno o a la situación geográfica de su tierra; no a su deseo de permanecer en este
estado -semialbino ellos y semiautista nosotros-. Y si el nórdico no tiene culpa de ser blanquecino y de pertenecer a su
cultura (hoy muy apreciada, pero hasta hace unos siglos tenida por bárbara e insípida); tampoco hemos de
responsabilizar a las gentes de España de su carácter, de su forma de ser o de vivir. Pues ello sería en
verdad autoritarismo, ya que calificar al nacido en la Península de desordenado, individualista, poco laborioso, agitador o
rebelde. Es como decir que los africanos no se organizan, ni trabajan ordenadamente, porque ese es su espíritu. Sin
tener en cuenta factores geográficos, históricos, climatológicos y culturales.
.
Dicho esto, parece que es evidente la anarquía del "ibero", tanto como su individualismo. Incluso una
forma curiosa de xenofobia, más relacionada con el odio por "el forastero" -como se dice en los pueblos- que
con rechazo al extranjero. De este último rasgo deviene un curioso complejo de inferioridad típicamente
hispano, que le obliga a llamar la atención allí donde va. Tanto, que en aeropuertos y lugares fuera de nuestro
país, es muy fácil reconocer a un grupo de compatriotas, porque parecen sentirse obligados hablar en tono muy alto.
Gritando o vitoreando cuanto hacen (si son muchas personas); o bien manteniendo conversaciones de un modo que a
cien metros pueden escucharse (si son pocos). Evidentemente, es normal que los extranjeros cercanos a ellos giren la
cabeza o se queden mirando a los que así se comportan; todo lo que al español parece gustar mucho, pensando que se
interesan por sus conversaciones (en las que normalmente narran lo ricos que son, cuanto les sobra, o el familiar
millonario que tienen). Aunque en el fondo no saben que actúan como el niño que no es escuchado, ni
puede comunicarse bien; por lo que siempre termina chillando para ser atendido. Una costumbre que
cuando ya la ejercitan en su propio país, resulta del todo inaguantable.
.

Quitando algunos rasgos, como el antes descrito; en nuestra entrada hemos podido ver que el problema de España es
muy profundo y no puede solucionarse en una, ni en dos generaciones -aunque llevemos treinta y cinco años
viviendo bajo libertades democráticas-. Necesita varios decenios (sino un siglo) en los que se logren superar
nuestros traumas, comprender el pasado y no desintegrarse (como parece está sucediendo). Algo que
afortunadamente bien entendieron durante la Transición, en la que decidieron hacer "borrón y cuenta
nueva"; pues de no haberlo realizado quizás hubieran entrado de nuevo en una espiral que podía haber acabado en otra
guerra intestina. Aunque hoy, parecen haber olvidado lo fácil que es regresar a los problemas heredados y
que no se han resuelto; por lo que muchos españoles han decidido tomar una nueva vía: Quizás movidos
por su juventud -o por su inexperiencia-, una gran parte de nuestros compatriotas han apostado por el duro camino de
destruir -o derruir- el sistema existente. Sin pensar siquiera en las consecuencias de futuro, mirándose
en el pasado. Pues como decimos, España es un país tan solo comparable (histórica y geográficamente) en Europa con
los Balcanes (o bien con Turquía); donde la agitación puede terminar por mover la nitroglicerina que contienen
numerosos y profundos pozos, históricamente repartidos por todo el territorio.
.
Por lo demás y en contrapartida a ese liberalismo tan radical -que comunmente ejercen los hispanos-, y debido al
difícil y problemático tejido social de nuestra nación; históricamente en ella siempre hubo un sector que
ha apostado por la idea de que una Sociedad así, solo se mantendría en paz gobernada por un
tirano. Todo lo que comprende por vez primera Fernando el Católico (inspirador de "El Príncipe", de Maquiavelo); que
impone la Inquisición, como un sistema de control político (sin motivo alguno religioso). Atentando incluso contra las
libertades de la Iglesia, ya que los gobernantes tenían potestad para mandar juzgar a cualquier súbdito del reino por el
Santo Oficio -fuera aquel un civil o un sacerdote-. Además, como debido a aquellos tiranos que se sucedieron en
el poder; jamás se han podido completar en España, las libertades, la unión y la paz (al menos hasta
nuestros días). Todo ello comprende un eje de conflictos, actuando en espiral y como una pescadilla que se muerde la
cola. Lo que otorga otro rasgo más al hispano, que se radicalizará en sus planteamientos. Pues entre
nosotros es casi inexistente la moderación; pasando las opiniones de un extremo al otro y apenas
conociendo un estado intermedio. Ello quizás, porque nos empeñamos en buscar culpables donde no los
hay; pues la "gran culpa" se halla en la terrible Historia de guerras e invasiones que nuestra tierra tuvo desde que la
descubrieron los buscadores de metal (hace ya más de cuatro mil años)... .
.
Son nuestros días un tiempo en los que regresa la agitación, vitoreando a aquellos que provocan la
descomposición de múltiples valores. Aunque para lograr el Estado en el que actualmente vivimos, hubo
quienes han pasado penurias, perdonado las mayores atrocidades y remontado las peores crisis. En
verdad, los jóvenes tienen motivos de quejarse (como siempre han de hacer), pero lo que no desea nadie es
que su protesta arrastre el país hacia el pasado. Pues si su reivindicación nace de ver como parte de una
élite política ha podido malgastar -o disponer- de los bienes de todos. Ello convertiría a quienes lo han hecho
en unos simples chorizos, o en estafadores.
.
Pero lo que quizás no conocen esos jóvenes que tanto se enervan -o no calculan quienes así protestan-; es que
antaño los que gobernaron España, en su gran mayoría no fueron ni ladrones, ni chorizos... .
Muchísimos eran verdaderos asesinos. Personas capaces de llevar a la hoguera o al paredón, al que pensara
de manera distinta; o bien gentes con la intención de aniquilar a cualquiera que se le interpusiera en su
camino. Todos ellos sin problemas de conciencia para declarar la guerra -o hacer ir a batalla- a los más infelices e
inocentes (siempre que eso les mantuviera en el poder).
.
Muchos afirman que España sigue igual, que no ha mejorado o no ha cambiado... . Pero en verdad, los que no
parecen cambiar son los españoles. Que siguen creyendo vivir en aquella época en la que el colono -o el
invasor extranjero- llegaba a nuetra tierras, para llevarse las riquezas, esclavizarnos o contratar
nuestros servicios como mercenarios. Pese a ello, es una evidencia que este país (antes llamado España...) ha
mejorado y avanzado enormemente desde hace medio siglo. Aunque aún nos queda otro tanto de progreso
cultural e intelectual; al menos tanto como para poder comprender el sentido de Estado y de Sociedad que los europeos
tienen. Algo que quizás no entendemos, porque aquí todo el mundo "va a los suyo".... Y yo el primero.
.
.
SOBRE ESTAS LINEAS: Grabado de Jose Villegas y Cordero, en el que se representa "El banquete de los
liberales". Famosa comida celebrada el 20 de diciembre de 1863, durante la que miembros del Partido
Liberal deciden oponerse a Isabel II (ante el hecho evidente de que no les iban a contemplar como alternativa de
poder). Tras ello, los liberales optan por ponerse en contra de la reina; quien después de diversas
maniobras y malas mañas, se ve obligada a salir huyendo del país que hasta entonces gobernó (seis
años más tarde del referido "plante" del banquete). Pese a todo, parece que el remedio fue peor que la
enfermedad; pues trás el asesinato de Prim y la abdicación al trono de Amadeo de Saboya, el país queda en un
estado de abandono letal, llegándose a la Primera República.
.
Un periodo de unos veinte meses de duración, donde hubo cuatro Presidentes de Gobierno y durante el cual los
diferentes cantones, provincias y regiones, llegaron a declararse la guerra. Atacando la flota de Cartagena las
ciudades de Alicante y Almería, hacia las que salieron las fragatas del país cartagenero, para "invadir tierra
extranjera y recaudar fondos". Una gran hazaña bélica cantonalista, pese a que durante su regreso cayeron presos a
manos de piratas, los mencionados buques de guerra que habían ido a bombardear los puertos alicantinos y
almerienses (considerados por Cartagena, potencias enemigas). Todo ello, en una etapa de tal anarquía que lo más
común era recibir noticia diaria de cuantos pueblos y ciudades se iban proclamando Estados Libres y desvinculados de
todo poder central (como hizo Alcoy). Llegando a declarar su independencia la Nación de Jumilla, al sentirse agredida
por Murcia; proclamando el siguiente manifiesto de autogobierno en 1873:
.
-"La nación jumillana desea vivir en paz con todas las naciones vecinas, y sobre todo, con la nación murciana, su
vecina. Pero si la nación murciana se atreve a desconocer su autonomía y a traspasar sus fronteras, Jumilla se
defenderá, como los héroes del Dos de Mayo, y triunfará en la demanda, resuelta completamente a llegar en sus
justísimos desquites, hasta Murcia y a no dejar en Murcia piedra sobre piedra...."-
.
Todo un abanico de hechos, deshechos y derechos que muestran y demuestran la idiosincrasia ibérica;
plena de anarquía, individualismo e imaginación (como lo fue aquella Primera República, cuyos sucedidos
nadie se atrevió a recoger en un sainete, porque parcerían tan absurdos como imposibles). Llegando a ser tal el
desorden reinante, que uno des sus presidentes -Estanislao Figueras- comenzó su discurso
parlamentario, gritando en catalán (quizás para que no le entendieran muchos):
-"Señores diputados, francamente he de decirles que... ¡¡¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!!!"-
.
ABAJO: Muñeco simulado de un Guardia Civil, que encontré hace algunos años a la entrada de un
pueblecito palentino. No sabiendo de qué se trataba, paré junto a él mi coche y me explicaron que consistía en
el mejor método para que los conductores aminorasen la velocidad. Pues aunque todos se daban
cuenta de que era un muñeco; el solo hecho de ver un tricornio y el uniforme verde, producía tanto
miedo que nadie se atrevía a no frenar. Para colmo, pude comprobar que en su pedestal ponía "MODERE LA
VELOCIDA" y que su modelo estaba patentado; puesto que petendía fabricarlo y venderlo su "diseñador" -si así se le
puede llamar-.
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Recojo este ejemplo curioso, para mostrar una vez más el espíritu del español, que hace lo que quiere y
al final algunos vienen a ponerle freno, valiéndose de las pocas cosas que teme. Sucediéndonos
comunmente como al conductor que observa en la carretera este muñequito, que pese a saber que no es un guardia,
conduce con prudencia tan solo al ver un tricornio... . Algo semejante nos pasa a todos los españoles en nuestro fuero
interno, donde somos totalmente anarquistas y muy individualistas; haciendo muchas veces lo que nos viene en gana.
Pese a todo, hay ciertas cosas que sí nos imponen, por lo que "echamos pronto el freno" (aunque solo sea por
prevención o por miedo). Pues tristemente en España se ha confundido autoridad con autoritarismo y el
respeto con el miedo. Ya que como por aquí cada uno va a los suyo, al final tan solo el temor hace a
muchos "parar el carro".
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Debido a la extensión de este artículo, se ha dividido en dos partes, siendo esta la segunda y final. Si no
tiene la primera arriba, pulse el siguiente enlace para llegar hasta ella:
http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2014/11/de-los-nacidos-en-tierras-del-fin-del_10.html

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


viernes, 9 de enero de 2015

DE LA CIVILIZACIÓN DEL "GAMBARU", A "LA CULTURA


DEL PELOTAZO" (PRIMERA PARTE: Lo que se aprendía
en el campo cuando yo era niño).

A los nacidos en "mi tiempo" (los años sesenta): Por tanto como fueron fustigados con la aparición de las drogas en España y
por cuanto se vieron anulados ante "la cultura del pelotazo".
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: De nuevo, otras imágenes del famoso monte Santa Cruz de la Sierra -
entre Trujillo y Miajadas-; promontorio donde dice la leyenda, fue enterrado Viriato. Una historia que
comentábamos en nuestra anterior entrada y que me transmitieron los pastores de la zona de
Madroñera, cuando yo era muy pequeño. Esas narraciones sobre Viriato, que comunmente contaban las
gentes del campo en esta parte de Extremadura; fueron las que hicieron nacer en mí el interés por la
arqueología. Una afición que con el paso del tiempo se hizo pasión y que terminó fraguando en mis investigaciones
sobre Tartessos -algunas de las que podrán encontrarse en el siguiente enlace (VER PULSANDO LA LINEA
AZUL: http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html )-.
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Así, cuando estaba en Madroñera y apenas había cumplido yo los seis años de edad, escuchaba
atentamente por las noches esas conversaciones que mantenían los cuidadores de rebaños. Quienes tras
dejar el ganado en el redil (o a buen recaudo), se entretenían hablando sobre el pasado. Comentando -reunidos,
cenando-, cosas de héroes o de santos; pero principalmente, hablando de Viriato. Todo ello sucedía en sus
chozos y alrededor del hogar; una hoguera cuyos humos emergían hacia el ojo central del techo
abierto, por donde se divisaba parte del cielo -creando sombras con reflejos que bien nos parecían ánimas que
bajaban, visitándonos desde el firmamento-. Allí les escuchábamos los niños; nerviosos, acurrucados y
echando frutos sobre las brasas (principalmente bellotas o castañas). Así, bajo la luz de las llamas, sus
chasquidos y la leyendas; en ocasiones tan solo aguantábamos abrazados entre nosotros, o tomando de la mano a los
pastores. Porque sus conversaciones -bajo esos tejados de chozo, con vanos al cielo-, provocaban tal miedo,
que después no encontrábamos modo de dormirnos. Incluso, había quienes durante la noche no podían salir
de los camastros -por el terror de lo escuchado- y se hacían sus necesidades encima. Amaneciendo la zona infantil
siempre regada por algún "cagón" (o "meón"); tal como por entonces se les llamaba... .
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Pasó el tiempo y llegué a considerar estas historias que me contaron en los campo de Madroñera (Trujillo o de
Zorita); meros cuentos e invenciones sobre el pastor y general lusitano. Pero con la edad, pude
comprobar que aquellas pudieron tener una enorme base histórica. Siendo probablemente episodios
transmitidos oralmente -de padres a hijos- durante milenios. Tanto que los arqueólogos, en el siglo
XX situaron definitivamente el último lugar de refugio de Viriato en estas tierras llamadas Las
Villuercas. Estribaciones montañosas entre el Puerto de Guadalupe y el de San Vicente, donde el
lugarteniente lusitano tenía su base de operaciones. Allí, en aquellas llanuras donde hoy sabemos se dieron
las campañas finales de Viriato; había escuchado yo de niño las narraciones sobre ese pastor
guerrero. Contadas por sus sucesores, quienes cuidaban del ganado extremeño y quienes como él, vivían junto a las
Villuercas (en tierras de Madroñera y de Trujillo -donde tan feliz fuí, de niño-).
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En la fotografía bajo este párrafo, hemos marcado tres puntos de enorme interés arqueológico: A la
izquierda, la población de Ibahernando, donde existe una Villa romana y se halló una estela de la Edad
del Bronce reutilizada en etapa de Roma. En el centro, el pico de San Gregorio, donde decían los
pastores de Madroñera y Trujillo que estaba la tumba de Viriato. A la derecha, el pueblo de Santa
Cruz de la Sierra, en cuya plaza mayor se encuentra una casa en cuya fachada hay una estela funeraria
que meciona a un Viriato y que se considera la losa de tumba del caudillo lusitano.
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A) "COSAS" QUE DE NIÑO ME ENSEÑARON LOS PASTORES:

Antes de comenzar, desearía recoger entre los comentarios de las primeras fotos presentadas, algunos de
los relatos y sucesos que me comentaron las gentes del campo de Extremadura. Ganaderos, agricultores o
simples trashumantes, que con un enorme cariño me transmitieron su forma de vida y parte de sus
conocimientos. Todo lo que sucedió cuando yo apenas había cumplido los diez años y mientras me recogían
con gran generosidad entre ellos durante mis vacaciones. Llevándome por las tardes -o durante las noches- a sus chozos;
compartiendo conmigo sus comidas, sus fiestas, su vida; e incluso, sus labores.
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Deseo mostrar en ello -de algún modo-, lo que García Lorca llamaba "cultura en la sangre"; es decir: La
capacidad de transmitir una civilización por medio de la palabra, del recuerdo, el cariño, o de la
amistad. Ya que por aquel entonces bastaba con hablar y estar entre aquellos, para culturizarse y
adquirir grandes conocimientos sobre el pasado de su tierra, de la Historia o acerca del significado de
nuestra civilización. Pese a ello; nada de lo que uno aprendía en el campo (o en los pueblos) se contenía en
los libros, ni menos podía enseñarse o explicarse en los colegios -ni en las ciudades-.
-
Culminaba por entonces (en los años sesenta) la esquizofrenia social que separó definitivamente lo
rural de los ciudadano. Crisis que se iniciaría con la Revolución Industrial, dividiendo el barrio del
pueblo y el campo de la urbe; lo que tras casi dos siglos de evolución y quiebra, llegaría a su climax a mediados del
siglo XX. Escindiéndose definitivamente la cultura popular frente a la ciudadana, tras la llegada del
plástico y al terminar por entonces la Edad de los Metales. Comenzando así una Era que mucho
denominan nuclear -pues comenzaría con el uso de armamento y energías atómicas-, pero que en verdad se trata
de la Edad del Plástico... (en que hoy vivimos). Pese a ello, aún de niño, pude ver, observar y conocer;
muchas formas de vida plenamente ligadas a la Edad del Bronce o la del Hierro -incluso a las de
piedra-. Usos y modos de sentir y subsistir neolíticos y de los metales, tan puros como auténticos; donde
el hombre dependía del medio, de los animales que dominaba, del campo que gobernaba, o de cuanto durante
milenios su civilización le había entregado como herencia.

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ARRIBA: En la fotografía anterior veíamos el Monte de Santa Cruz de la Sierra -sito en el municipio de igual
nombre (Cáceres)-; observado durante su atardecer y precisamente desde los lugares en que los pastores
me narraron hace casi cincuenta años las historias sobre Viriato. Una imagen tomada en los campos y
caminos que van de Zorita a Madroñera, en un lugar muy próximo al que vió morir a Fernando el
Católico -mil setecientos años después de las gestas de los lusitanos contra Roma-. Monarca de Aragón y
consorte Castilla, que feneció tras abusar de las Viagras de su época; afrodisacos que por entonces se
realizaban con criadillas de toro; o más bien con la famosa "Spanish Fly". Mosca española antaño
denominada cantárida (Lytta vesicatoria) y de la que el rey Fernando abusaba, en sus repetidos intentos
por procrear otro hijo varón con su última mujer (la navarra de Foix -famosa por sus carnes y sus
"germanías" que arruinaron después a Valencia-).
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Y es que el "bueno" de don Fernando -que por entonces se hacía llamar "V de Castilla", con el fin de quitar el
trono a su hija Juana I- ; ya había tenido un vástago con su jóven esposa: Germana, la ahijada del peor
enemigo de España (el rey de Francia). Aliándose con aquel monarca Galo al poco de enviudar de Isabel;
debido a que ese testarudo aragonés deseaba procrear una nueva linea sucesoria, propia y al margen de
la nacida como gobernantes de Castilla. Todo lo que preparaba al final de sus días; aunque con ello y a
su muerte, quedasen los reinos hispanos sumidos en guerra civil. Pero parece que Fernando no lo consiguió,
por mucho que se alimentase de una dieta a base de Mosca Española con criadillas. O bien por haber quienes
"lograban hacer desaparecer" a los hijos nacidos de esta unión con Germana; para que "murieran" recién nacidos y
que su existencia no provocase más crisis dinásticas, ni territoriales.
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Tal como afirman algunos historiadores, la mayor parte de los que dirigían por entonces los designios del
Estado español, estaban conmocionados frente a un rey como Fernando. Anciano y comiendo a todas
horas testículos animales -mezcados en cantárida- con el fin de procrear nuevos vástagos. Por lo que
curiosamente y de camino hacia el capítulo de Guadalupe; ese monarca no deseado por casi todos los que le
rodeaban (incluyendo familiares). Murió en un lugar apartado, tras varias corridas -de toros- y de "un
entripado", provocado seguramente por los guisos de turmas... . Quizás fuera envenenado por pócimas de aquella
"Mosca Española", aunque más bien parece que fue abandonado a su suerte en un lugar remoto; tras sus
repetidos intentos de volver a engendrar prole con la nueva esposa (para destronar de Aragón a los
descendientes suyos con Isabel). De tal modo, pereció Fernando II en una población cercana a Las Villuercas,
donde con cariño se mantiene el recuerdo de como expiró allí el poderoso.
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Murió ese rey llamado El Católico en una humilde casa de Madrigalejo (entre Logrosán y
Madroñera), pueblo donde áun se conserva parte de la fachada de la vivienda que recogió los últimos
momentos del su "caótica" Majestad -tanto... Que inspiró El Príncipe, de Maquiavelo-. Vivienda muy modesta y
que podemos ver en la imagen bajo estas líneas; donde el 23 de Enero del año próximo (2016) se
conmemorará la efemérides de los quinientos años desde la muerte del famoso marido de Isabel. Un
rey que aquello que con tanto "ahinco" intentó unir en su juventud; ya de viejo, pretendió separarlo (creando una
nueva dinastía propia -ajeno a las consecuencias que ello hubiera tenido-). Todo lo cual quizás le valió un
envenenamiento con cantárida; lo que venía a ser como dar a un poderoso hombre de hoy, una viagra comprada en un
"todo a cien"... .
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SOBRE ESTAS LINEAS: Estela de la llamada "Tumba de Viriato". Tal como decíamos anteriormente, las
leyendas narradas por aquellos pastores tenían una enorme base histórica. Tanta que años después pude comprobar
que en la Plaza Mayor de Santa Cruz de la Sierra (junto al monte donde se decía estaba enterrado el general de
Lusitania) se conservaba un ara de época romana con el nombre de ese caudillo. Un hecho que ya recogía
Antonio Ponz hacia 1767, en su libro "Viage de España"; quien comenta la existencia de aquella lápida dentro del
municipio. Situándola en el interior de una casa y no a la vista de todos, tal como actualmente se
expone. Encontrándose en nuestros días sobre la fachada de una vivienda, sita en la plaza principal (en
la que hay tres losas romanas). Pudiendo leerse en el ara central una inscripción cuya traducción
común suele interpretarse como: "Viriato. Hijo de Tancino. Yace aquí. Que la tierra te sea leve"
VIRIATVS / TANCINI
F(ILIVS).HIC.S(ITVS).E(ST)
S(IT).T(IBI).T(ERRA).L(EVIS)
.
Estas leyendas conservadas antaño entre los pastores (y hoy en nuestros escritos) las recogen los actuales
compiladores de relatos y misterios de Extremadura. Quienes incluso narran que fue en el Pico de San
Gregorio donde murió el general luso -traicionado por sus tres correligionarios (Audax, Minuro y
Ditalco)-. Aunque hemos de añadir que -personalmente- a mí me aseveraban quienes me transmitieron la
misma historia; que el héroe cayó asesinado bajo las faldas de la montaña, mientras dormía con la coraza
puesta, tal como siempre hacía. Por todo cuanto ese lugar y población tomo el nombre de Santa Cruz
-rememorando aquellos tres Judas que lo mataron a traición-. Habiendo sido enterrado el general, en el
referido Pico de San Gregorio; el alto más próximo a aquella población donde aún conservan el ara romana con el
nombre del pastor guerrero. Un promontorio que podemos ver señalado en la segunda fotografía -de la
presente entrada-; en la que he marcado el punto exacto en que las genetes de Madroñera afirmaban estaba la tumba
del dux ibérico.
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ABAJO: Otra de las estelas de Viriato, hallada en la localidad de Brozas de la Aliseda, y actualmente en el
museo de Cáceres. Su inscripción dicta posiblemente "VIRIATO, hijo de LOVESIO", y fue encontrada en el
kilómetro doce de la carretera entre Brozas y La Aliseda. Todo lo que concuerda con rituales que realizaban los
romanos, quienes para humillar a los iberos solían utilizar las estelas mortuorias y ponerlas bajo las calzadas, a modo
de losas de drenaje; acabando de ese modo con las necrópolis de pueblos que habían dominado tras fuertes luchas.
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En este caso, podría tratarse de un homónimo coetáneo del caudillo ya que el nombre de Viriato debía
ser común entre los lusitanos; pues -al parecer- significaba "el que lleva torques". Teniendo un sentido
cercano a aquel que estaba coronado o condecorado; porque sabemos que los celtas (en este caso los Vettones
o los Lusitanos) utilizaban los collares y torques de gargantilla, a modo de insignias y coronas. Una costumbre
absolutamente indoeuropea por cuanto desde los escandinavos hasta los persas -en el siglo V a.C.-; portaban torques
en las manos y en el cuello como símbolos de poder (tal como podremos ver en los bajorrelieves de Persépolis o bien en
el caldero de Gundrestrup).
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Sea como fuere, la narraciones de Viriato entre los pastores y las gentes de la zona de las Villuercas (o de otras partes
de Extremadura, como La Aliseda) eran muy anteriores al hallazgo de estelas como la que vemos sobre y bajo estas
líneas. Sabiéndose que ya en los siglos XVI y XVII hay menciones a los lugares donde suponían que el
militar luso había vencido y luchado contra Roma. Aunque la localización por la arqueología de los
refugios del general lusitano en las cercanías del Puerto de San Vicente, fue muy posterior. Unos hechos
y datos que comprobaron los científicos tras los primeros estudios de Schulten sobre el mítico caudillo
ibero -llevados a cabo hacia 1920-. Constituyendo la memoria conservada sobre el guerrero luso entre las
gentes de Las Villuercas, una tradición oral y consuetudinaria, que había pasado de padres a hijos durante más
de dos mil años, hasta nuestro siglo. Todo lo que demuestra una vez más, que la Historia se enfrenta a la
leyenda, debiendo investigar cuanto de cierto tiene el mito. Tal como sucedió con Troya, con Cnossos, o con tantos
otros héroes legendarios que gracias a la ciencia terminaron por regresar a la realidad. -PARA CONOCER ALGUNAS
DE ESTAS LEYENDAS EXTREMEÑAS MEJOR, VER: http://www.extremaduramisteriosa.es/cuentos-y-leyendas/la-
tumba-de-viriato#sthash.GWdvcnig.dpuf

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B) El SUEÑO DE VIRIATO:
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Soñar con Viriato era uno de los más bellos pensamientos de los niños, jóvenes y viejos, durante los
años de mi infancia. Principalmente en zonas como Extremadura -más concretamente en áreas cercanas a Trujillo y
Coria-; las gentes más comunes hablaban del héroe ibérico, como si apenas hiciera unos años hubiese
desaparecido. Aunque la influencia de su mito no se ceñía tan solo a Cáceres, o al Oeste de Toledo, ni al norte de
Badajoz. Pues en todas las tierras del bajo Duero, del medio Guadiana y del Tajo, se hablaba de aquel
mítico guerrero; como ejemplo del verdadero espíritu ibérico. Tanto es así que había poblaciones donde se
conservaba hasta la casa natal de Viriato; tal como sucedía en Viseu (Portugal). Existiendo otra villa donde se
suponía nació el pastor-guerrero, en la comarca zamorana del Sayago; considerada por los naturales de aquella provincia
como la cuna verdadera del general luso. Habiendo aún a día de hoy, una edificación en la localidad de Torrefrades;
donde afirman los sayaguenses estuvo la casa originaria del héroe. Tenida por un lugar tan respetado, que
aquella construcción del pueblo -utilizada durante siglos como escuela-, fue usada en el pasado para reunir a los
procuradores y diputados de Zamora.
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Pese a ello, los extremeños comunmente creen que nació en la zona de Vera, o en las proximidades del Puerto de
San Vicente. Considerando El Guijo de Santa Bárbara (cercana a Jarandilla de la Vera) como la más probable
localidad "vettona" que vio venir al mundo a Viriato. Todo lo que auna el mítico caudillo lusitano con el
emperador Carlos V, quien trás abdicar al trono, decidió pasar el final de sus días en Yuste (junto a
Jarandilla). Algo que quizás explicaría en parte ese misterio que siempre nos planteamos al preguntarnos por qué el
hombre más poderoso de Europa, decidió retirarse en ese lugar de la Vera -muy próximo a El Guijo-. Un
hecho que no solo atendería a las magníficas condiciones climatológicas de la zona de Yuste, sino
principalmente a razones históricas. Motivos que nacen de la existencia de abundantísimas minas de
hierro en este área sur de Gredos; yacimientos cuya importancia era tal, que se los romanos construyeron la
Calzada del Puerto del Pico, para transportar hasta la actual Castilla-León, ese mineral (subiendo desde Ávila -por el Alto
de Mombeltrán- y llegando al Valle de Amblés).
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ABAJO: Vista del Puerto del Pico. Tal como decimos, esa famosa Calzada (que une La Jara y la Vera, con el
Valle de Amblés), nació fundamentalmente para transportar minerales y metales, desde esta parte Sur
de Gredos, hasta la Meseta -castellana-. Habiendo sido creada principalmente para llevar hacia la actual
Castilla-León el hierro que los romanos e iberos obtenían en las faldas de las montañas y en la comarca (junto a puntos
como la actual Arenas de San Pedro).
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De tal manera, las minas de la Vera eran algunas de las más importantes explotaciones férreas ibéricas, ya
desde tiempos prerromanos; un hecho al que se unía la enorme riqueza en otros minerales que la
demarcación de la Jara tenía. Área plena de yacimientos que comprendía desde la actual Oropesa de Toledo,
hasta el Guadiana, junto a la Sierra de Guadalupe. Allí abundaba antaño el oro, la plata y la casiterita (estaño).
Conservándose aún el recuerdo de galerías como las de Logrosán, o de La Nava de Ricomalillo; población esta que se dice
se denominó "nava del rico amarillo", por la abundancia de oro de aquellos terrenos.
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Cuanto hemos expuesto en los párrafos anteriores, explica por qué las tierras comprendidas entre Gredos y
el Puente de San Vicente, eran algunas de las zonas defensivas más importantes para los celtíberos.
Territorios que debieron proteger tanto como pudieron ante los invasores, al constituir algunas de las más ricas de
la Península en minerales metalúrgicos. Área, que por otro lado, no debió ser muy difícil de conservar; ya que los
encrespados altos y la rocosa orografía -que cubre las comarcas de La Vera y de La Jara-, facilitaría sobremanera la huida
y el escondite a los jefes y guerreros de Iberia. Pudiéndose refugiar entre las peñas de Gredos, Las Villuercas, o
en Guadalupe; aquellos luchadores que -como Viriato- atacaban al enemigo con la técnica de
"concursare" (la guerrilla). Unos hechos que quizás hicieron llamar a la parte de esta zona: "Los Ibores".
Posiblemente como recuerdo a las tribus y gentes iberas que allí permanecieron -sin romanizar plenamente,
aún siglos después de la conquista latina-.
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Siendo estos parajes que van desde el Miravete a Ibores y Gredos, un lugar en el que las legiones imperiales
encontraron una enorme resistencia; con difícil dominio y de casi imposible derrota -o rendición-. Sus
moradores sabían no solo vivir entre las montañas (de sus cabras y de la apicultura); sino además, obtener
de aquellas cumbres minerales y metales, quemando sus rocas y a la vez creando así cuevas y aperturas
artificiales que usarían como guaridas. Lo que, sin lugar a dudas, hizo nacer la leyenda de Viriato y la de sus
gestas, junto a las de otros jefezuelos celtíbericos.
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SOBRE ESTAS LINEAS: El paso del Puente de San Vicente, en la llamada Peña Amarilla. Roca cuyo color se
debe a los líquenes que la cubren; se encuentra coronada por una enorme cueva. Lugar donde Aldolf
Schulten situó el Mons Venusino, que tenía Viriato como refugio. Una localización que creemos
completamente correcta, habida cuenta que por su forma recuerda perfectamente a un útero materno; lo que
pudo darle aquel nombre de Monte de Venus (en griego, Oros Afrodisios; denominación con la que los Romanos
conocían la guarida del caudillo lusitano). Hállase este paso y cueva, en las cercanías de la población de Alía;
que en muchos casos ha sido tenida por fundación ibérica, e incluso tomada por algunos como el "ILICI" que
refiere Apiano, al narrar la muerte de Almírcar. Aunque a que en verdad aquel Ilici (o Hilike) no parece esta localidad
de Alía (en San Vicente), sino más bien Elche de la Sierra (junto al río Segura). Donde la Historia narra como los reyes
ibéricos atacaron al general cartaginés con toros, poniendo teas encendidas sobre los animales; provocando una
estampida hacia el enemigo y ganando de ese modo la batalla, en la que murió el famoso padre de Aníbal.
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Pese a todo, hay quienes aun consideran que aquella lucha entre los reyezuelos ibéricos y las tropas de Cartago se libró
en estas montañas que vemos. Creyendo que el pueblo de Alía (a pocos kilómetros de este paso de San Vicente) sería la
mencionada "Ilici" o "Helike" -de la Sierra-. Algo que no podremos tomar como un dato cierto, por cuanto en el relato
de Amílcar aparece el Jucar (Sucre) como el río usado en la huida de los cartagineses -al verse atacados por rebaños
de toros enfurecidos-. Pese a ello, lo que sí nos parece perfectamente lógico es considerar que esta caverna en
imagen (llamada de la Peña Amarilla, o Cueva Madre de San Vicente), era el famoso Monte Venusino donde se
escondían Viriato y los suyos, haciéndose allí inaccesibles para los romanos.
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ABAJO: Otra de las grutas de las Villuercas, donde se refugiarían los iberos y lusitanos. La que vemos
bajo estos párrafos se denomina "De los Doblones", por cuanto estaba en las cercanías de "Arrebatacapas" (y fue
también guarida de bandoleros). Muchas de estas cuevas parece que son de origen y facturación artificial,
creadas a través del fuego y el agua; por medio de romper las rocas echando nieves o hielos, sobre
losas y paredes precalentadas con hogueras. Ello no solo para excavar en las montañas un refugio
inaccesible, sino sobre todo para obtener los minerales que las rocas montañosas de las Villuercas
contienen. Unas crestas cuyas encrespaciones pétreas son riquísimas en metales -en especial en cobre y
hierro-. Denominándose por este motivo "caverminas", a esas grutas semiartificiales que pueblan las
estribaciones en el límite entre la actual provicia de Toledo y Cáceres. Considerándose excavadas desde tiempos
ancestrales (probablemente al comienzo de la Edad del Bronce), las caverminas se hallan muy relacionadas con
los yacimientos que pueblan todo el área. En especial con los de Logrosán, muy ricas en casiterita y en
cobre; minerales imprescindibles para la aleación de bronce (metal cuyos talleres artesanales aún conserva la zona,
conocida por sus cacharreros del cobre y del latón; destacando todavía los del área de Guadalupe).
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SOBRE ESTAS LINEAS: Como ya comentábamos en nuestra anterior entrada; hace no mucho, tuve la alegría
de conocer a Gregorio Solano, personaje sin parangón en el terreno de lo humano, alcalde de Cabañas
y de Solana -y en sus ratos libres, guía arqueológico de las Villuercas-. Además, allí regenta (junto a su esposa) un
típico y divertido restaurante -Doña Tomasa-, donde se pueden degustar platos extremeños, mientras se habla con los
dueños sobre Viriato, o del paleolítico, neolítico y sus cuevas. En la imagen vemos a Gregorio junto a la réplica
de la Estela de Solana de Cabañas, sita en la carretera y de camino hacia la bajada al pueblo. Un ara casi igual a
la original, también se llevó al Japón, reproduciendo de manera fidedigna la losa hallada en esta localidad cacereña y
fechada entre los siglos IX al VII a.C. (en la que se representa a un guerrero -tartessio o del Bajo Bronce- junto a sus
armas, escudo y su carro).
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Es este Gregorio Solano Zuil, un caso de "cultura en la sangre" al que se añade el caráter del caudillaje
ibérico; siendo con toda seguridad uno de los descendientes más directos de Viriato. Por cuanto su
pensamiento, honradez e individualismo; le hacen hijo pleno de la tierra de Villuercas y sucesor de los lusitanos o
vettones, que poblaron originariamente aquellas zonas. Por todo ello, recomiendo a quienes deséen investigar en
la zona, visitar a Gregorio Solano; quien puede enseñarnos la verdad de este área en la que vivieron
algunos de los hombres más importantes de nuestra prehistoria. Allende donde se forjó el mito de Viriato,
pero también donde tenía sus bases minero-culturales el reino y la cultura de Tartessos. Que ascendía desde el
Guadalquivir y el Guadiana, llegando hasta aquellas tierras tan ricas en oro, plata cobre y estaño (metales -estos
últimos- imprescindibles para la aleación del bronce).
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ABAJO: Mi mujer tomando fotografías a las famosas cabañas de la Solana que toma su nombre (en las
cencanías del centro del pueblo). Hablábamos en este momento con Gregorio, sobre el uso de aquellos chozos
y nos comentaba que hasta hace no tanto siguieron utilizándose para guardar ganado o aperos; siendo
mucho antes, refugio de trashumantes y de pastores. Tras observarlos detenidamente, no pude evitar decirle
que eran exactamente iguales a las casas de los castros celtas (vetonnes, lusos o carpetanos y con dos mil
quinientos años de antigüedad). Tras lo que Gregorio -muy pensativo-, respondió que el mundo pastoril
trashumante apenas había variado en cientos de años. Tanto que la vida de los pastores en ocasiones
era prácticamente igual a la que hicieron decenas de siglos atrás. Principalmente en lo que se refiere a sus
costumbres, modos de trabajar o formas de enteder las labores. Habiendo variado tan solo por la introducción de
elementos como las máquinas de esquilar, la estabulación y el ordeñó; o por los adelantos en materia de veterinaria y
sanidad.
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Siendo así, parece bien cierto que el mundo pastoril ha podido permanecer cristalizado hasta nuestros
días y desde hace dos o tres mil años (incluso más). Conservando no solo usos y modos, sino también
artes y artesanías (canciones y narraciones que son de origen ancestral, sabiéndose que pueden remontarse hasta
el Neolítico). Consecuentemente y de igual manera que los diseños, objetos o labores de los trashumantes;
han venido repitiéndose de manera casi idéntica durante decenas de siglos. Pueden haber quedado en
la memoria recuerdos y leyendas, tales como la de Viriato o las de Don Rodrigo -y otras tantas-; contadas
de pardres a hijos. Conservando aquellas narraciones de manera bastante fidedigna e inalterable, recogiendo en
ellas acontecimientos históricos.
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C) DE GUADALUPE A TURGALIUM, LUGAR DE REFUGIO PARA LOS TARTESSIOS:
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Nos llamaría la atención comprender que la etimología de Guadalupe no es mestiza, pese a que muchos la creen
(mitad latina y medio árabe); haciéndola significar conforme a ello: "rio de lobos" (guadal-lupus). Porque en
verdad se trata de una palabra plenamente islámica que habríamos de traducir como "río
escondido" (guadal-lupe) o "valle escondido" (waida-lupe). Un término que pudo darse a la cuenca a un arroyo que
allí nace, para dembocar a pocos kilómetros -sobre el Guadiana-. Aunque posiblemente, más bien haría
referencia a los ojos y apariciones de ese Guadiana, cuyo cauce discurre y emerge cerca de estas
tierras. Un rio del que hasta no hace tanto, pensaban que "aparecía y desaparecía", tragado bajo las tierras de
Extremadura o de La Mancha. Pese a que hoy se tiene como cierto, que el Guadiana nunca se esconde -ni se hunde en las
profundidades-, no fue así antes. Pues desde los primeros historiadores que describieron Hispania (en época romana) y
hasta los geógrafos de cuarenta años atrás; todos nos hablan como sus aguas se hunden y emergen sobre la tierra. No
sabiendo -personalmente- si la construcción de decenas de presas llevada a cabo durante los últimos decenios; hicieron
que de una vez por todas, aquel río jamás volviera a ser tragado por la tierra.
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Sin poder discernir si el Guadiana antaño se ocultaba bajo "cuevas" o acuíferos interiores; lo que parece
indudable es que su nombre -en este caso- sí fue mezcla de voces romanas y musulmanas. Puesto que se ha de
traducir por "rio de los ánades" (guadal-anás); o bien por "valle de los patos" (waid-anas). Debido a que entre
sus aguas, nadaban, migraban y acudían enormes bandos de grullas y ánades, junto a todas las aves
acuáticas. Un cauce del Guadiana que la leyenda hacía desaparecer en medio de la Mancha, para renacer junto a las
llamadas Tablas de Daimiel (en la zona denominada de "los ojos"). Afirmando los autores clásicos que varias veces era
tragado por grutas, y ocultado por lagos y marismas que lo engullían. Emergiendo definitivamente, al Oeste y
junto a aquella zona denominada Guadalupe; quizás en el recuerdo de estos rios que se esconden y
regatean por esas sierras; haciéndose imposible en ocasiones siquiera saber qué cauce es el de cada caudal.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Bajada a Guadalupe; en la zona central de la imagen se distingue las
edificaciones del espectacular Monasterio, rodeado por el pueblecito (aunque a la derecha podemos observar
como algunas construcciones modernas rompen la armonía y la belleza mantenida durante siglos en este lugar). Es
Guadalupe y su sierra un claro refugio natural que fue usado en época de invasiones y conquistas;
especialmente lugar de asilo para clérigos y cristianos, trás la llegada de los árabes. No solo debido a su recóndita
situación, privilegiada por su microclima y por la calidad de sus aguas y bosques. Sino, principalmente por accederse
hasta estos montes gualalupeños, desde Andalucía o Castilla (Ciudad Real, Toledo, Huelva o Sevilla), simplemente
siguiendo el curso del Guadiana. Consistiendo sus escondidas escarpaciones un lugar óptimo para poder sobrevivir al
margen de la sociedad y defenderse de razzias enemigas.
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ABAJO: El Guadiana a su paso por Medellín (la Metellium romana). La fotografia está tomada en el arco de
entrada al castillo, sobre la colina que corona la población y al lado del teatro romano (recientemente
descubierto y excavado). Al fondo y tras mi mujer; el río del que hablamos, que fue camino de
comunicaciones y colonización desde la Edad del Bronce, hasta la llegada de Roma. Finalmente, sería
usado por todos como ruta hacia el "refugio" durante las diferentes invasiones peninsulares. De tal
modo, tras la llegada del Hierro, las gentes de El Bronce subieron por su cuenca hasta esablecerse en
lugar seguro, tierra adentro. De igual forma y con la aparición de los romanos en Hispania, los iberos
hicieron de las Villuercas y de las estribaciones medias del Guadiana, su zona fuerte. Finalmente, trás la
llegada de los árabes sabemos que los cristianos huyen desde el área de Sevilla hacia estos mismos
montes. Debido a ello, en poblaciones como Berzocana, llegaron a guardar algunas de sus más notables reliquias y el
culto a Santos como el del hispalense Isidoro.
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BAJO ESTAS LINEAS: Interior de la iglesia de San Juan Bautista de Berzocana, en cuya "cripta alta" se
encuentran las reliquias de los hermanos de San Isidoro de Sevilla. El mausoleo que vemos en imagen es un
sarcófago de alabastro paleocristiano (aliox) en el que se contenían esos restos de San Fulgencio y Santa Florentina;
patrones de la villa. El relicario se supone transportado por los mozárabes, en época de su huida hacia
León (donde terminaron los restos de San Isidoro); todo lo que indica que la zona de Guadalupe fue
área de refugio de cristianos en los años de las invasiones hispanomusulmanas. Seguramente a ello se
debe, la primacía de aquel lugar para establecerse definitivamente como cabeza religiosa de Extremadura.

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Pero el Guadiana, más que "el rio de los patos", debiera considerarse la cuenca y afluente de los
metales. Ya que desde su nacimiento, hasta su muerte, recorre terrenos plenos de oro, plata -y hasta
mercurio-; bañando los más ricos minerales existentes en la Península. Un hecho que unido a su
disponibilidad para ser navegable durante cientos de kilómetros, hace de aquel cauce una de las vías
para la colonización y aculturación peninsular más antiguas. Habiendo sido su linea y recorrido, fuente
de inspiración para el trazado de la Via de la Plata; en verdad su linea riega algunas de las antiguas minas de oro
más ricas que hubo. Puesto que el Guadiana cae a su final por tierras muy cercanas a los yacimientos
onubenses (conocidas y explotadas por colonos desde el 2700 a.C.); pero poco antes y en su trayecto sobre
Portugal, circunda la lamada "brecha del oro". Una zona entre el Alentejo y el Algarve, que hace miles de años
contenía explotaciones de los más valiosos metales, con los que en la Edad del Bronce se fabricaron los más
ricos tesoros. Torques, collares, pulseras y pendientes, en su mayor parte fechados a fines del segundo
milenio a.C., casi todos del oro más puro y del mayor refinamiento en su manufacturación.
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Brazaletes y gargantillas que han aparecido en tierras portuguesas tanto como en las extremeñas, castellanas o
manchegas; constituyendo una cumbre en mundo antiguo y siendo uno de los mayores exponentes
culturales en la Edad del Bronce. Pese a ello, mucho o casi todo se desconoce acerca de esta civilización que
creó joyas como el tesoro de Villena, el de Berzocana -el de Sagrajas, el torques de Sintra y decenas de ajuares
extremeños o alentejanos que se exponen en los mejores museos del Mundo-. Siendo aquellos ejemplo de una cultura
inigualeble que floreció hace al menos tres mil años y de la que casi todo se ignora. Aunque la evidencia
habla de una organización social y civil existente en la Península Ibérica (concretamente en el área
atlántica); dedicada a fabricar, exportar y vender oro a indígenas o los colonos que nos visitaban. Tanto
como de una organización experta y docta en trabajar ese metal, logrando crear algunas de las piezas más
refinadas y bellas de orfebrería que se hicieron en la Antigüedad. Una civilización dedicada principalmente al
trabajo de la joyería y que a la que debemos muchas de las obras más perfectas que se hicieron jamás en la
Historia. Algo que sucedía en nuestras tierras hace unos tres mil años, mientras por entonces, en zonas tan
supuestamente adelantadas como Anatolia (o en la península helena) apenas lograban fundir placas áureas de manera
irregularmente unidas, bajo un trabajo tosco y martillado.
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Sea como fuere, aquella civilización del oro que comenzó en el Altlántico y se extendió hace miles de años
por el cauce del Guadiana (y del Tajo) internándose hasta zonas como Guadalupe. Hubo de ser la que
iniciase esa cultura que promueve las diversas estelas de guerrero (de las que recojo varios ejemplos en este
artículo). Debiendo ser exactamente la misma que se fraguó definitivamente cristalizando con el nombre
de Tartessos; topónimo que recordaban los griegos -en sus mitos y leyendas- para marcar al reino de los
metales, en el extremo Occidente. Una cultura que emergió definitivamente tras la aparición de los
fenicios en el Bajo Guadalquivir (hacia el siglo VIII a.C.) y que igualmente avanzó por el cauce del
Guadiana y por el litoral del océano; alcanzando zonas como Medellín o Logrosán. Lugares donde los
tartessios debieron tener sus minas y sus refugios más cuidados.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Torques del tesoro de Berzocana, fechado entre el siglo X el VIII a.C. y hallado hace
unos cincuenta años en tierras de su Villuerca (monte sobre esta población). El lugar, situado entre Guadalupe,
Logrosán y Cabañas de Solana; hemos de suponerlo en los dominios que siglos después fueron el
refugio de Viriato. Tierras en las que aparecen este tipo de collares, junto a losas que representan a los
reyezuelos de la Edad del Bronce. Reyes o señores de los siglos XII al VII a.C., cuyos descendientes
directos serían ya tribus del Hierro prerromanas (lusos, vettones etc). Quienes, como Viriato, resistirían y se
refugiarían en estas estribaciones montañosas (tan ricas en metales) -agradecemos a Da. Ana Tejero, nos haya
facilitado tomar imágenes de la reproducción de los dos torques existentes en el centro de interpretacion "Museo de
Berzocana"-.
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ABAJO: Estelas de Ibahernando (reutilizada en tiempos romanos) y de Trujillo -agradecemos al museo de
Cáceres nos permita divulgar la imagen-. En ambas vemos representadas el armamento del final de El Bronce, que se
fecha hacia los siglos IX al VII a.C.. En mi opinión quizás debieran datarse un poco más tarde (llegando hasta el siglo V
a.C.), pues fueron hechas por los antecesores de las gentes de Viriato. Iberos influidos por una
aculturación venida del sur y del Mediterráneo; pero no dominados del todo por las colonizaciones
llegadas a las costas del Atlántico (la fenicia o la cartaginesa).
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Por cuanto hemos expuesto y reflexionado en párrafos anteriores, a esas causas históricas se debería la aparición
en la zona de numerosas estelas "tartessias" (fechadas entre los siglos IX al VI a.C.), y en las que se suele
representar al guerrero, su carro y sus armas. Aras en su gran mayoría encontradas en tierras extremeñas, de las
que en el museo de Badajoz -o de Cáceres- podemos ver por decenas. Todo lo que explicaría que durante el Bajo
Bronce (desde fines del segundo milenio a.C.) se asentaron en esta zona del Guadiana, señores y
guerreros llegados del Sur (del Bajo Guadalquivir). Algo que se produce principalmente debido al
empuje y las influencias de colonizaciones arribadas desde el Mediterráneo. Jefes o reyezuelos que se hacían
representar en estas losas y que se debieron mantener como una casta con sus formas tribales, casi hasta la
aparición de Roma. Ya que la zona no fue dominada plenamente por Cartago; por lo que hemos de considerar este
área del Guadiana, un refugio para muchos de los descendientes de El Bronce cuando huyeron de las incursiones de
fenicios en la Península (o del mundo púnico). Reyes o tribus principalmente de gran influencia tartessia; que
se establecerían y perdurarían allí, mezclándose posteriormente con los celtas o galaicos, venidos a la
zona desde el siglo VI a.C..
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Por cuanto expreso, el ibero-lusitano Viriato descendería de estos señores de la guerra que se opusieron al
dominio de invasores durante siglos y que se refugiaron en las áreas más escarpadas e inaccesibles
extremeñas -como Las Villuercas-. Tribus y gentes que se retirarían al monte o a las zonas de imposible control
pleno, manteniendo sistemas y formas de vida muy ligados al Bronce. Todo lo que se uniría a las
costumbres de las nuevas etnias que entraron andando "pacificamente" por los Pirineos. Refiriéndonos a los
indoeuropeos, galaicos y otros celtas; que debieron mezclarse con los iberos y tartessios de lugares como
Extremadura, hacia el siglo VI a.C.. Siendo quizás Viriato el homónimo y el héroe que personalizó
aquellas culturas de resistencia peninsular. Algo que quizás le confería el nombre como un título de
"señor"; ya que -como dijimos. "Viriato" significaría "el que lleva torques" y por lo tanto se podría traducir al latín como
"torcado" o "Torcuato". Pues si "viriar" es en lenguas indoarianas "girar"; mientras "torcar" metales (o torcerlos) significa
exactamente lo mismo. Viriato se traduciría por "el torcado" (el tocado). De lo que conociendo que el símbolo de
poder entre estas gentes era el collar (la gargantilla y el "torques"); quizás Viriato indicaba "el coronado", y
por ende, "el dux" electo.

Estas cosas que narro, otras que olvidé y muchas más que incapáz soy de relatar; es lo que se aprendía
antaño en el campo (cuando me las enseñaron gentes tan humildes como los pastores). Historias y hechos que se
logran comprender visitando con cariño los pueblos, o hablando con sus gentes desde niño. Siendo las ideas que he
expuesto, algunas de las que aprendí allí, en tierras de las Villuercas, en los campos de Madroñera y frente a la bellísima
Trujillo.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Desearía terminar esta primera parte del artículo, hablando de un lugar donde íbamos a
pescar, cuando estábamos en Madroñera (nos llevaba nuestro tío Salvador y allí, junto a mi primo Vicente pasábamos
las tardes de invierno y primavera-). Se llama el puente del conde, en Aldeacentenera y es un emplazamiento tan
majestuoso como atractivo. Concluyo así este breve comentario en el que he tratado de explicar cuanto los
pastores -o las personas del campo- me enseñaron y me inculcaron en mi niñez. Con la imagen de
aquel pequeño paraiso al que acudiamos con la caña y el anzuelo: Aldeacentenera. Una localidad sita
apenas a diez kilómetros de Trujillo o Madroñera y que tenía uno de los más bellos parajes, donde antaño se pescaban
truchas como si fueran pencas; en uno de los rios más bonitos de la Península: El Almonte, nacido en la cuenca del
Guadiana y que moría en el Tajo.
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Acerca de la belleza del lugar, creo que nadie podrá tener duda observando la foto sobre estos párrafos. Pero aún
gozaba de un mayor misterio la zona, cuando nos decían que por allí estaba el campamento donde vivían los
de Viriato. Ya que muchos narraban que este puente mandado construir hacia el siglo XV por un familiar del Conde
de Oropesa -los Álvarez de Toledo-, había sustituido a otro anterior y romano; por el cual cruzaba la calzada que unía
Sevilla (Híspalis) con Talavera-Toledo, en los límites entre vettones y carpetanos. De tal manera, nos aseguraban
que hace milenios, cuando aún el rio Guadiana era navegable hasta más allá de Medellín -el Metillium
romano-; había embarcaderos que traían mercancía desde el Atlántico hasta las proximidades de
Aldeacentenera. Más concretamente hasta las de Zorita y Logrosán, donde hace miles de años podía llegarse en
barca desde la desembocadura del Guadiana -a las rias de Huelva y a pocos días de tránsito hasta Cádiz o al
Mediterráneo (tal como afirma el geógrafo grecorromano, Estrabón)-.
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De un mismo modo, el Tajo se supone que era navegable también hasta las cercanías de Toledo, por
cuanto las mercancías que entraban por la antigua Olissipo (la Lisboa de lusitanos o bien la
romana), llegarían sin problemas hasta aquellas tierras del rio Almonte, para pasar luego a las del
Alberche y seguir Tajo arriba. Un hecho que explicaba la importancia de la zona y la unión de aquella con áreas
de Andalucía (sobre todo de Sevilla). Ya que desde allí, no solo se ascendía por caminos y calzadas
procedentes de la antigua Híspalis hasta la vieja Toledo. Sino, que por medio del tráfico fluvial,
podían establecer un contacto que en pocos días uniera Lisboa, Huelva o Sevilla; con lugares tan
recónditos como Guadalupe y Talavera. Todo ello explicaba cómo y por qué los colonos llegados desde Fenicia o
Cartago, hicieron acto de presencia en estas zonas desde los tiempos más tempranos; al igual que daba a entender por
qué llegó de un modo tan directo la cultura de Tartessos. Una civilización que ya desde niño me atrajo tanto, que quedé
embrujado por sus misterios; y de la que cuando escuché por primera vez su nombre, sentí que compartíamos un
destino.

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SOBRE ESTAS LINEAS: Tal como me decían, junto al rio Almonte y en las cercanías de aquel puente se
hallaba uno de los poblados en los que pudo habitar Viriato. Concretamente hoy se denomina este punto,
el Castro de la Coraja. Habiendo sido descubierto y excavado no hace mucho, corresponde a una población
vettona fundada hacia el siglo V a.C. y que pervivió hasta la invasión romana (que en estas tierras es casi lo mismo a
decir "hasta la muerte de Viriato"). En la imagen superior, veremos en su parte alta, un jinete de cerámica
procedente de este yacimiento (próximo al rio Almonte, junto al puente de Aldeacentenera). Pieza que
perfectamente pudiera ser coetánea del famoso caudillo lusitano.
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Bajo aquella, he querido recoger una estela inscrita en lengua tartessia (turdetana, o ibérica del
Sudoeste); aparecida en al Cabezo de Almoroquí de Madroñera. Un promontorio situado junto al lugar
en el que precisamente estaban los chozos donde los pastores me hablaban de niño sobre Viriato, y de
las gestas de antaño... . Por aquel entonces -hace casi cincuenta años- no se conocía prácticamente nada de
Tartessos; tanto que acababa de aparecer el Tesoro de El Carambolo, del que aún se discutía si era visigodo o
prehistórico... . Pese a ello, allí y en aquel lugar donde de niño me reunía con los pastores a hablar del
pasado de Extremadura, de sus conquistas y de sus luchas contra Roma. Años más tarde apareció esta
losa escrita precisamente por la civilización que más admiro: La tartessia. Todo lo que me enseñó que no
puede haber tanta casualidad, debiendo existir algunas causalidades; una causa que se inicia allí (en tierras de
Madroñera) para terminar finalmente atraido por los misterios de Tartessos.
A quienes desean consultar más acerca de estos parajes y disfrutar de la belleza del yacimiento de La Coraja, tanto
como la de esta parte del rio Almonte. Aconsejo ver el Blog de Jaime Cerezo,
pulsando: http://jaimecerezo.com/2011/03/14/ruta-al-castro-de-la-coraja/
Tanto como la página oficial del yacimiento de Aldeacentenera, en: http://www.aldeacentenera.net/turismo/castro-de-
la-coraja
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ABAJO: Acabaré esta primera parte, incluyendo un dibujo mío sobre el modo en que se lucirían las joyas del
tesoro tartessio de El Carambolo. Todo lo cual hemos explicado ampliamente en mis más de cien estudios sobre el
tema, subidos en "Tartessos y lo Invisible en el Arte".
PARA LOS INTERESADOS, VER (PULSANDO LA LINEA
AZUL): http://loinvisibleenelarte.blogspot.com.es/2013/03/indice-de-entradas-con-algunas.html
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ABAJO: Una foto mía en Madroñera con seis años, el día de la ofrenda al Niño Pastorcillo; durante el tiempo en el que
yo quise ser pastor y extremeño: ¡Como Viriato!.

ESTE ARTÍCULO CONTINÚA EN UNA SEGUNDA PARTE, SI NO PUDO LEERLA O ACCEDER A ELLA, PULSE EN LA
LINEA AZUL: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/01/de-la-civilizacion-del-gambaru-la_18.html

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé


domingo, 18 de enero de 2015

DE LA CIVILIZACIÓN DEL "GAMBARU", A "LA CULTURA


DEL PELOTAZO". (Parte Segunda: Lo que se enseñaba en
las ciudades).

A los nacidos en "mi tiempo" (los años sesenta): Por tanto como fueron fustigados con la aparición de las drogas en España y
por cuanto se vieron anulados ante "la cultura del pelotazo".
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Este artículo viene de una primera parte que le precede y que trata sobre la infancia. Si no la conoce o bien desea llegar hasta ella,
PULSE: http://recuerdosyanoranzas.blogspot.com.es/2015/01/de-la-civilizacion-del-gambaru-la.html
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía mía de 1972, con once años recién cumplidos y junto a un caimán
disecado, que tenían los Sres. Schmith en Giengen (Brenz). Tenía por entonces esa edad en la que comienza la
dichosa "adolescencia"; un camino sin retorno desde la niñez hacia la juventud, trás el cual -y cuando
dejamos de ser jóvenes- nos damos cuenta de cuanto tiempo hemos perdido (pretendiendo ser quienes
nunca seremos).
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ABAJO: Imagen mía en los días que cumplí dieciseis años (verano de 1977 , frente al palacio real de
Bangkok). El tiempo que media entre esta fotografía y la anterior es tan solo de un lustro; pero se había
obrado en mí el cambio desde un niño simpático, a un joven-pijo polivalente. Ello, no solo por el desarrollo
natural de mi cuerpo, sino principalmente por los complejos e imbecilidades que el entorno introducía
durante esos años en nuestras mentes. Ideas que se metían en los cerebros a modo de un corcho, cerrando y
precintando por siempre las cabezas infantiles, hasta convertirlas en lo que querían hacer de nosotros. Sin
dejar muchas opciones, ni modelos donde elegir; en mi caso, me incliné hacia el pijerío más supino. Pues la
otra posibilidad consistía fundamentalmente en hacerse porrero, anarquista o "muy moderno".
Evidentemente me equivoqué; pues si en lugar de optar por la música clásica y por vestir correctamente (tan
solo admitiendo como vicios de consumo, el tabaco y el alcohol). Me hubiera apuntado a los porros y a las
drogas, a tocar la guitarra de manera marginal o a montármelo con la música -preocupándome por ser
famoso y sin interesarme la calidad o la honradez artística-. De seguro hubiera tenido un gran éxito.
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B) ADOLESCENCIA:
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Dicen que la adolescencia es esa etapa de la vida con tan poca esencia y sentido para el individuo, que de
ello toma su nombre: Porque sucede cuando la persona "adolesce" de todo. Considerándose un tiempo quizás vacío
y perdido; es en verdad el momento en que el carácter cristaliza. De un modo tal, que los traumas sin
superar en esta época, fraguan comunmente en males sin posibilidad de cambio, arreglo, ni solución
(para el resto de la vida). Un periodo en que las soledades y faltas de comprensión familiares, o las intolerancias
paternas y la rebeldía del hijo; macera hasta hacerse tan densa como irreversible. Daños, luchas o problemas (entre
padres y prole, o entre hermanos) que común y tristemente lleva al chico a hacer lo contrario de cuanto
se le ordena. Debido a ello, la adolescencia ha sido el caldo de cultivo para que muchos de los más
inteligentes (que a esas edades eran los más rebeldes) cayeran en las drogas, o realizaran otras
barbaridades -en grupo, deportivas o automovilísticas y que les llegan a costar la vida.
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Pese a todo, la adolescencia no existió como concepto o como periodo definido de la vida, en otras
etapas históricas. Tanto que con catorce o dieciséis años, ya habían creado sus más grandes obras muchos de los
artistas de renombre (músicos, escritores o pintores de todos los tiempos). A la vez que, con esas edades, los niños
de antaño se habían visto abocados a ser padres y madres; resolviendo la vida de sus hijos sin
problemas ni miedos. Por cuanto podemos decir que antes del siglo XX, el púber ya se consideraba un jóven
con plenitud de decisión; siendo el amor de adolescente tan respetado, como para ser llevado a los
altares durante la Edad Media -o el Renacimiento-. Un paso de la infancia a la juventud (sin estado
intermedio) que tristemente posibilitó que los chicos de doce años fueran explotados -trabajando en las
minas o en las fábricas-, mientras a los dieciséis eran enviados a la guerra -tras un par de años de instrucción-.
Aunque al acercarnos a La Ilustración y cuanto más nos aproximamos nuestro tiempo, veremos como se
retrasa la capacidad legal para laborar, guerrerar, o tomar decisiones. Tanto, que a mediados del siglo XX,
hasta los veintiún años del hombre -y algo más en la mujer- no se consideró que las gentes fueran
mayores de edad.
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Siendo así, los dieciocho años de mayoría legal que marcó La Constitución del 78, fue una enorme
modernización en la Nación; pues en la legislación anterior los hijos eran menores hasta cumplir los
veintiuno -y las mujeres incluso hasta los veinticuatro-. Todo lo que fue aprovechado por muchos padres para
exigir a su prole que llegase a casa siempre antes de las diez (hubiera fiesta, boda o banquete); o que no
desobedecieran sus mandatos. Pudiendo soltar un sopapo a la primera de cambio al que se ponía en contra; a
menos que el vástago a su cargo tuviera cumplida la mayoría de edad, o un medio de vida propio -capacidad para
emanciparse-. Muy por el contrario no fue así durante etapas anteriores (como la Edad Media o el
Renacimiento) y pese a lo que se piensa acerca de la emancipación paterna, personajes medievales como
Calixto y Melibea (de La Celestina) o los Amantes de Teruel, tendrían menos de dieciseis años. Porque el respeto
hacia un amor adolescente era en aquel tiempo absoluto, tanto que se consideraba un querer puro y
verdadero; por todo lo que Fernando de Rojas desarrolla entorno a esa trama su tragicomedia. Un noviazgo de "dos
adolescantes" que a día de hoy simplemente se definiría como "una fijación"; llegando a añadir que ambos
enamorados, lo que tienen es "un gran pavo"... . Pues ningún padre en la actualidad consentiría que sus hijos
pensaran a los dieciseis años, que se habían enamorado para siempre.
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De hecho, en nuestros días los noviazgos serios -en su mayor parte- se llevan a cabo después de los
veinticinco años; edad en la que hace apenas tres de decenios la gran mayoría de las personas ya se
habían casado. Todo lo cual hace que los contrayentes se unan hoy bajo un amor pensado, sopesado o meditado; y no
bajo la pasión de la adolescencia. Evidentemente, la Sociedad también ha establecido fórmulas de divorcios y
separaciones matrimoniales (contínuas y permanentes); entre otros motivos porque la esperanza de vida a
aumentado casi al doble -desde los cuarenta años que vivían en el Medievo, a los ochenta que hoy se cumplen-.
Porque siglos atrás, se casaban con la pasión de niños (sin otro acceso al sexo); pero es que la vida
después de aquel matrimonio, no solía comprender más de dos decenios. Y como los hijos debían ser ya
mayores antes de que muriera alguno de los padres; creron hasta la figura de los desposorios, que comunmente se
celebraban años antes de la boda, para que "los desposados" pudieran convivir -tras la pubertad y con apenas los
catorce-.

SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía mía en 1974, en casa de mis padres y a los trece años de edad,
saltando en la cama elástica ("elemento" que no sale en imagen). Poco antes, había comprendido que con
condiciones y entrenando cuatro horas diarias -todos los días de la semana-, podía uno llegar en poco
tiempo a situarse entre los mejores. Así lo hice y logré mantenerme entre los cuatro primeros de España
durante casi un lustro; aunque hacia los dieciséis años me vi obligado a dejar de entrenar para poder
centrarme en el estudio. Ya que en el colegio y por entonces, eso del deporte era visto como una carga -o una
actividad inútil-; no habiendo tregua para quienes necesitábamos fechas de competición o de entrenamiento.
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ABAJO: Otra instantánea mía de aquel verano del 77, en ella vemos la transformación desde adolescente a
joven; aunque lo que no se percibe es el hecho de que en este año me tuve que retirar del deporte de élite y
dejar de entrenar. Ya que estaba obligado a ir tres días hasta el Canoe N.C. en la otra punta de Madrid, a más de
saltar diariamente otras cuatro o cinco horas, ensayando en solitario. Tan pronto como dejé el deporte, las notas
colegiales mejoraron enormemente, e incluso tuve muchísimo tiempo para dedicarme a la guitarra. Era por entonces
cuando la gente me daba la enhorabuena por no perder el tiempo con aquella bobada de la cama
elástica y el salto de trampolín; para dedicarme al estudio y a "cosas serias".
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Poco a poco me alejé del deporte (más por tristeza que por falta de disciplina) y muchos de los ratos libres que
antes había utilizado para entrenar, los trasladé a estudiar música y guitarra -otra nueva bobada a
juicio de los que me aconsejaban dedicarme a "cosas de provecho"-. Una gran mayoría de los que me
rodeaban intentaron en esos años disuadirme de mi pasión por la música; pero la experiencia vivida con el salto
y el trampolín me sirvió para no desistir, ni dejar de nuevo lo que me apasionaba. Pues sufrí
enormemente al tener que alejarme del mundo deportivo; lleno de buenas costumbres, disciplina y de
sentido de la responsabilidad. Pese a ello, en los ambientes cultos y académicos de los años setenta
españoles, se consideraba al atleta como perteneciente a un mundillo marginal -cercano al del circo, o a
la peor farándula-. Donde participaban gentes incapaces de estudiar, que no podían vivir más que de utilizar su
cuerpo.
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Tanto era así, que multitud de personas mayores y de compañeros "intelectualoides", nos indicaban que
dedicarse al deporte era ser "un individuo primario"; sin preocupaciones verdaderas y sin sentido de
la responsabolidad social. Pues por entonces lo que importaba era la política y "la movida". De ello, los
deportistas éramos para los que se consideraban cultos, como un eslabón perdido hacia el mono; tanto
que el individuo endeble y fumador o el que jamás hacía ejercicio, se tenía por el prototipo de hombre de letras y de
ciencia (siendo sospechoso de bruto aquel que lucía buenas hechuras y musculatura). Una identificación entre
incultura y ejercicio que nos obligaba a integrarnos en grupos de fumadores y bebedores, si
deseábamos tener las mínimas pretensiones intelectuales. Puesto que los atletas éramos catalogados de
cuasi-primates por estos que se consideraban modernísimos y muy "leidos"; quienes vilipendiaban el deporte mientras
presumían de leidos -fumando y bebiendo por doquier, luciendo enormes gafas sobre largos gabanes-.
.
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1) Mi despertar en Oviedo:
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Hasta que mis padres me enviaron a Asturias -durante unas vacaciones de Semana Santa-, nunca pude
suponer que yo despertaba interés alguno entre las niñas de mi edad. Ello debió ocurrir hacia 1974, cuando
tenía unos trece años y se produjo al llegar a casa de mis primos de Oviedo. Allí vi de primera mano -y nunca mejor
dicho- que las chicas se acercaban a mí, pese a mi tremenda timidez e ignorancia en "el
género". Comenzando desde entonces una nueva etapa en la vida, hasta ese momento tan desconocida, como poco
imaginada. Siendo así, hubo un momento en el que me enteré de que yo "ligaba" (como se decía por
entonces) y ello fue como el que se da cuenta de que tiene un décimo de lotería premiado, sin cobrar... . Y
si de lotería hablamos, resultó que por ir de "lote" en "lote", muy pronto fui devuelto a Madrid; explicando a mis
padres que mi convivencia por tierras asturianas era inaceptable. Pues dijeron que me comportaba
como "el vampiro de Nueva York"; habiéndoles faltado por contar que mordía en la yugular, dejando sin sangre en
el cuerpo a las niñas ovetenses que caían en mis manos... .
.
Regresé así a Madrid, con el complejo de "pirulero" que era como se llamaba por entonces a los niños un tanto
salidos; y aún sin ser verdad nada de lo que narraban sobre mí, tuve que cargar con el sambenito de "cerdo
oficial" -pues mis andanzas por tierras de Don Pelayo fueron más que publicitadas, exageradas; pese a haber sido meros
intentos-.Una denominación de origen que dificultaba sobremanera la posibilidad de ligar en la capital, ya
que le podían señalar a uno con el dedo diciendo:
-"¿Ves a aquel con cara de buenecito...?. Pues ten cuidado con tu hermana, que ese está más caliente que las pistolas de El
Coyote disparando con pólvora barata"-.
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Cuanto expreso podrá parecer al lector un problema baladí o un caso sin transcendencia; pero no era así, porque llevar el
cartel de "pirulero" era por aquel entonces como ser hoy considerado un enfermo ("de allí", pero enfermo). Así que esa
triste reputación lograda durante una fallida Semana Santa asturiana, mermó muchísimo mis
posibilidades de éxito con las chicas (al menos durante un tiempo). Pero al fin tuve la fortuna de que
todo -antes o después- se olvida; y en mi casa dejaron de tratarme como al estrangulador de Boston, mencionando
cada vez que entraba una niña que tuviese cuidado conmigo (habida cuenta que yo estaba más salido que el pico de una
plancha). Por cuanto olvidado el caso, regresé a mi estado natural de búsqueda, hasta que una infeliz
volvió a picar. Esta vez era yo algo mayor -cercano a los dieciseis- y me propuse que nadie me iba a coaccionar,
tratando de nuevo a las mujeres como se merecían: Con todo el respeto y cariño que necesitaban... .
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Siendo así y para impresionar a la nueva infeliz que me miraba por las tardes, decidí enviarle "una
gruesa" de rosas -dado a que en mis ratos libres de trampolín en piscina hacíamos apuestas sobre saltos, ganando a
veces bastante dinero al superar las figuras que nos pedían-. Por lo que habiéndome enterado entonces de que "una
gruesa" era una docena de docenas... . Ni corto ni perezoso envié a aquella a quien aspiraba conquistar, este
número de flores. Pero con tal infortunio que olvidé pensar si habría suficientes floreros en casa de sus
padres para contener los ciento cuarenta y cuatro "capullos", ordenados en doce ramos. Por lo que al tener
tan solo tres o cuatro jarrones, las flores y esparragueras (en su mayor parte) pasaron a flotar por las
bañeras de su domicilio -luciendo muchas otras en las cacerolas culinarias-. Siendo así, y tras aquel envío,
parece ser que los padres de "la interferca" concluyeron que yo debía ser: O bien un exagerado, o más
seguro un fanfarrón. Un cariño y respeto hacía mí que pronto se hizo recíproco, considerándolos yo
desde aquel momento, unos "siesos" -parte esta que como todos los andaluces saben, es precisamente lo mejor
cuando uno se siente muy "recto"-.
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SOBRE ESTAS LINEAS: En el año 1977, volví a intentar ligar tras haber sido obligado a un largo
periodo de reflexión; habida cuenta mis andanzas por Oviedo. Ya que fuí cuasi expulsado de la sociedad
Asturiana acusado de comportarme como el "Vampiro de Nueva York", atacando a toda niña que se me
acercaba... . Siendo todo ello calumnias nacidas de la envidia de mis coetáneos, a los que quité alguna
novieta nada más llegar a la capital del Principado -quienes me acusaron de lo que hoy se catalogaría tan
solo como "competencia ilícita"-. Ello había sucedido tres años antes y con tan solo unos trece, por lo que aquellos
delitos de los me acusaron eran fundamentalmente "arrimarme mucho" en el baile, intentando palpar por zonas
traseras. Falsas acusaciones que me valieron el cartelito de "niño pirulero" y que me obligaron a tomar
medidas para no volver a sufrir tal escarnio (alejándome de las chicas). Finalmente, tres años después
me atreví de nuevo a intentar conquistar fémina; aunque esta vez le caí yo peor a su madre, que una
ración de arrugas -y a su padre le hice menos gracia, que una inspección de Hacienda- . Todo un desastre... . En la
imagen sobre este párrafo, fotografía mía en verano de 1978 (un tiempo en que me lancé de nuevo a la conquista); al
fondo aparezco saliendo del barco Gulistán, en el que vivíamos durante nuestra estancia en Sirinagar (Cachemira).
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ABAJO: En 1978 en el lago de Sirinagar (Cachemira) donde fuimos de viaje de fin de carrera con la
promoción de arquitectura de mi hermano Mario. A mi lado -en la fotografía-, un entonces jovencísimo
arquitecto titulado unos años antes y ya profesor de la Escuela de Madrid (COAM) que viajaba con nosotros. Se trata
de Paco Partearroyo (Francisco Rodriguez Partearroyo), quien decenios después fue famoso por
proyectos como la reforma del Teatro Real e infinidad de intervenciones y restauraciones en edificios de
Patrimonio.
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2) Los años de colegio:


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Cuesta recordar cómo durante mi plan de estudios, no se aprendía casi nada desde los diez a los catorce
años (al menos en mi época). Conteniendo esos cursos clases tan anodinas como insípidas, e impartiendo los
profesores, aquellas materias por entonces tan novedosas que nos impusieron en la primera EGB de la
Historia -inventada por un ministro llamado Villar Palasí-. Donde las matemáticas no había quien las entendiera,
porque anteriormente se habían dedicado a explicarnos esa mamarrachada teórica de Los Conjuntos. O cuando la
Historia se pretendía explicar mezclada con ideologías; cambiando todo de "color", durante años en los que hasta las
capitales se movían tanto como los precios. Así que -entre bobadas y "modernidades"-, obligaron al profesorado a
impartir una docencia irregular e inculta; en la que era muy importante llamar a la geografía "ciencias
sociales", a la gimnasia "educación física", o a la religión "estudio de la moral cristiana". Por lo que
aburridos y anómicos, llegamos a completar una primera EGB histórica, que más bien parecía titulación
hacia la horterada general. Graduación que culminaba en un "Octavo", con el tremendo error de haber quitado la
reválida y su "Cuarto"; siendo el nuevo sistema un coladero que permitía a cualquiera acceder al BUP.
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Poco después nos dimos cuenta de por qué las asignaturas hasta nuestros catorce años habían sido tan grotescas como
anodinas, pues al "plan" le sobraba un curso; ya que gracias el tal Villar Palasí, estábamos obligados a
permanecer estudiando otro año en el colegio. Ello supuso que la EGB fuera un desastre sin diseñar, mientras en
los cuatro siguientes años (BUP y COU) nos metieron de todo -casi por entero, el repertorio de ciencias y letras, del
sistema anterior-. Aunque fue entonces, y desde los quince, cuando entramos en contacto con el humanismo
por primera vez -completando lo que fue en mi caso una buena formación-. Porque como siempre he dicho,
el maestro es fundamental en la vida; pues fuí músico y compositor gracias a la paciencia y al amor que me inculcó hacia
la guitarra mi preceptor musical (Posadas). Tanto como en el deporte logré y conseguí casi todo, gracias a los ánimos y a
la guía de Fernando Bácher -mi entrenador-.
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Aunque en el campo de las humanidades, la preparación la debo circunstancialmente a dos profesores de
literatura que tuve en el colegio: El primero se llamó Demetrio Estébanez Calderón y la segunda Alicia
Bleiberg; ambos docentes entre mis años de BUP y COU, quienes me inculcaron una tremenda y sólida formación
literaria. Con el primero conocí las letras -del Medievo al Renacimiento- y entré en contacto pleno con los dos
Siglos de Oro españoles (el de de Felipe IV y el del Regeneracionismo). Mientras la segunda -Alicia Bleiberg-
procuró enseñarnos con enorme rigor todo acerca de movimientos como el barroco o el romanticismo
literario; seguido de las dos grandes generaciones (la del 98 y el 27), para terminar estudiando a los maestros
de medio siglo XX (Cela, Celaya, Goitisolo o Blas de Otero...). Habiendo logrado ese plan que obligaba una
educación literaria esmerada, generar un poso que creo puede notarse en quienes tienen mi edad. Para los
que Baroja, Machado, Unamuno o García Lorca; son referente claro no solo de un arte, sino
fundamentalmente de una filosofía.

SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Diversas imágenes de la Casa Museo Antonio Machado, en
Segovia (agradecemos a este centro, dependiente de la Academia de San Quirce, nos permita divulgar nuestras
imágenes). En primer término -arriba-, la entrada de la que fue Pensión de Luisa Torrego, donde habitó el
poeta hasta 1932 -a la izquierda de esta, imagen un busto de Machado por Pedro Barral-. Bajo estos párrafos, la
humilde alcoba donde residió y escribió aquel príncipe de las letras -conservada casi en el mismo estado en
que la vivió-. Finalmente -debajo-, la cocina donde doña Luisa (la patrona) preparaba los guisos y
comidas que Machado pudo compartir con sus compañeros de pensión.
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Como narro, tras cumplir los quince años, comenzamos a recibir en el colegio una formación sólida, en
la que nos enseñaron a respetar a figuras como Machado y Unamuno -considerándolos padres de las
letras y de la filosofía modena hispana-. Pero hasta entonces, los nuevos ensayos de planes de
enseñanza, habían dado al traste con nuestra educación. Tanto que hasta los catorce años puede decirse que
vivíamos en un "mundo asilvestrado" donde debido al aburrimiento de la EGB y a lo extraño de su experimental
docencia, no parábamos de hacer gamberradas (algunas de las que también recojo, por el interés etnográfico que
puedan despertar).
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Tal como digo, en BUP y COU nos dieron clase y lecciones; a diferencia de los años anteriores, que habían sido un
verdadero rollo patatero donde la asistencia al colegio se hacía insoportable sin gamberradas a
diario. Por lo que sobre los quince años -increiblemente- dejamos de hacer las acostumbradas picias.
Actividades entre las que destacaban los boquetes en las paredes, cincelados a bolígrafo (para salir
figuradamente de la cárcel); o la fundación de diversas agrupaciones tribales. Habiendo sido una de las más
ilustres "la Peña el Chéspir"; que se reunía en las filas traseras del aula, durante las horas de docencia en
lengua inglesa.
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Recuerdo que uno de los integrantes de aquel club de los políglotas (El Chéspir) era nuestro amigo Papi.
Un compañero así llamado porque sabía imitar la firma de cualquiera de nuestros padres a la
perfección; siendo capaz de signar las notas sin que los progenitores se dieran cuenta de que esa rúbrica no
era de su puño. Un entrañable colega, a quien la última vez que vi, me comentó que trabajaba en un banco...
-se me olvidó preguntar si lo hacía en la sección grafológica-. Cariñoso y eficaz como nadie, este Papi te sacaba
del apuro por medio de su arte; aunque él mismo no se atrevía a "retocarse" las notas, habida la fama que
tenía en su propia casa. De tal modo, cuando las cosas le iban mal (especialmente en inglés) se sentaba en el
alfeizar de la ventana y pedía a gritos que le subieran un punto -haciendo el ademán de tirarse desde
allí, afirmando entre llantos que su padre le había amenazado con colocarle a plantar patatas, si suspendía-. Aquella
escena, a nadie daba pena (sino todo lo contrario) provocando a todos un ataque de risa, viéndole colgado
de la ventana suplicando un aprobado. Mientras, el pobre gordito que nos daba clase en la "lengua del Chespir", no
podía parar de reir y de llorar... Soltando carcajadas ante la salvajada que hacía aquel chaval profiriendo alaridos y con
medio cuerpo fuera del edificio; aunque llorando al pensar lo que le sucedería si Papi se caía tres pisos abajo.
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Estas y otras escenas fueron las más frecuentes en la EGB, ya que el aburrimiento invadía las aulas; tanto
que a comienzo del curso, lo más común era escondernos sigilosamente y a toda prisa en las terrazas. Lo
que hacíamos cuando el profesor se daba la vuelta para escribir en la pizarra; por ver la cara que se le ponía
cuando al girarse otra vez, encontraba los pupitres vacíos. Después, nos negábamos a salir los veintitantos que
habíamos quedado encajados en aquella terraza (de unos dos metros cuadrados) y donde ningún profesor
entendía como podían entrar allí tantos cuerpos -unos encima de otros y sin caerse unos cuantos a la calle-.
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Siendo el más común de los ritos iniciáticos la llamada "mesa de operaciones" que se realizaba entre las
horas de clase. Consistiendo aquello en tomar al primer despistado que pillaban y ponerlo sobre la mesa
del profesor. Allí, tumbado y bien sujeto, todos los presentes le daban cuantos guantazos y collejas
pudieran, intentando caparle (es decir, cebándose en la zona de los "cataplines" que el ínclito se tapaba como
podía). Finalizado el rito y una vez asistido -tras haber sido "bien operado" el individuo-, este era soltado y si se
tomaba a mal la broma, ya no se integraba nunca en el grupo. Pues aunque normalmente se capturaba para "las
operaciones" a un alumno de de otras aulas -que despistado se adentraba o paseaba por el pasillo-. Era normal y natural
que todos los de la clase (antes o después) pasáramos por la referida "mesa-quirófano", sin poder guardar rencor alguno
al "equipo quirúrgico" que nos había atendido.
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Pero un día llegamos al bachiller (BUP) y las gamberradas cesaron, quizá porque clases se hicieron
interesantes, abandonando así la mayoría de las costumbres tribales referidas. Para colmo, en ese tiempo
nos juntaron a los chicos y las chicas; con lo cual las aulas perdieron todo el saborcillo a taberna -o a
billares de barrio...- . Pese a todo, tuvimos una de las grandes suertes -que en otras ocasiones he comentado-
porque algunos de nuestros más destacados profesores de ese momento provenían del Colegio Estudio.
Un centro también en situado en Aravaca, que pervivía como descendiente directo de la Institución
Libre de Enseñanza. Con ello, muchos de los más importantes docentes se habían "infiltrado" en nuestro sistema, sin
que quizás se supiera bien que nos estaban impartiendo una enseñanza plenamente regeneracionista.
Todo lo cual permitía darnos unos cimientos humanísticos sin parangón, intentando generar en
nosotros unos principios patrióticos y liberales semejantes a los de Joaquín Costa, Ganivet, Machado o
Unamuno. Evidentemente, al ser mi familia krausista (por ambos lados), pronto pude adaptarme y comprender la
importancia de lo que nos pretendían inculcar; aunque no sin echar de menos las gamberradas de años anteriores -como
"la mesa de operaciones" o al Papi subido al alfeizar y colgado de la ventana, para pedir un aprobado en inglés-.
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ARRIBA: Agosto de 1979, en la Universidad de Heidelberg, junto con el grupo de españoles que
estudiábamos el Curso de Verano -se me llega a distinguir detrás, de jersey verde y cantando en la fiesta de cierre
del referido curso-. Nunca pensé que iba a tener tanto éxito con mi guitarra, pero al llegar a Alemania se
me abrieron todas las puertas, dando conciertos en celebraciones y reuniones por doquier. Digo que
jamás creí que pudiera tener tal suceso pues en España, por aquel entonces, ponerse a tocar la guitarra en
una fiesta era motivo de mofa o de extrañeza (no digamos ya lo que podían decirte por interpretar durante una
reunión de jóvenes: Soleares, flamenco antiguo o música clásica...).
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Este de 1979 fue el curso en el que habíamos salido del colegio e ingresado en la Universidad
Complutense, donde entrábamos con gran ilusión y cumpliendo los dieciocho años . Aunque
tristemente aquella ilusión se fue disipando pronto al ver el ambiente tan problemático existente por
entonces en las universidades de Madrid. En el último epígrafe del artículo me refiero a la difícil etapa que se
vivía en la Universidad durante esta época. Unos problemas que vimos nada más ingresar, pues ya nuestro primer
Parcial fue aplazado (o anulado), habida cuenta que días antes habían matado a un estudiante y malherido a varios,
en enfrentamientos con las autoridades.
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BAJO ESTAS LINEAS: Ficha mía que encontré de ingreso en el tercer curso de Derecho en el año 1981.
Tristemente por aquel entonces la Universidad estaba llena de problemas políticos; tanto que durante
el curso 79-80 había asambleas y cargas policiales a diario. Por lo demás, quienes íbamos tan solo a
estudiar -o a intentar aprobar la carrera-, sin desear meternos en política, éramos vistos como unos
bichos raros; ya que la gran mayoría de alumnos y profesores estaban más atentos de movilizaciones y movidas
políticas, que de los acontecimientos académicos. Siendo aquella Universidad de fines de los años setenta un
verdadero hervidero de movimientos sociales y de conflictos con las autoridades; atendiendo casi todos a
las manifestaciones o a los choques que preparaban con la policía. Debido a ello, los alumnos que entramos
después del año 78 (cuando ya la Constitución se había aprobado) andábamos como perdidos y sin rumbo.
Porque a nosotros muy poco -o nada- nos importaba ya la política; una actitud que no era comprendida ni
compartida por los profesores y el resto de compañeros mayores, quienes durante años habían vivido una Universidad
plenamente politizada y casi en estado de lucha.

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C) JUVENTUD:
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3) Discotecas y Universidades en los años de La Movida:
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Era el COU aquel puente entre el universitario y el colegial; tanto, que se permitía no ir de uniforme a los
que estaban en ese último curso -al menos en mi centro-. Pero aquel año que parecía lleno de misterio, comenzaba ya
teniendo algo de "degradante"; porque vestir de paisano no solo diferenciaba tremendamente a todos;
sino que a su vez, te identificaba con idearios políticos. De tal manera, aquellos que ibamos de corbata o hechos
unos pijos, ya sabían todos que éramos de derechas; mientras quienes vestían a modo izquierdoso (con botas, jerseys de
punto y de manera descuidada), igualmente se vieron "catalogados" en su ideología -fueran hombres o mujeres-.
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Aunque lo peor de aquellos años apareció pronto y se llamaba la droga. Porros o lo que fuera, que algunos
alumnos llegaban a consumir en el colegio (en los baños y en el recreo), pareciéndoles a muchos interesantísima
aquella "modernidad". Tanto que cuando uno se negaba a tomar "aquello", era tachado de retrógrado,
de pijo, y sobre todo de gilipollas. Si además se les mencionaba el mal que las drogas hacían, ya te ponían el
cartelito de idiota o anticuado. Y si finalmente, se intentaba que algún buen amigo no tomase "esa
mierda" (al ver como se degradaban tras ingerirla); lo normal era perder al compañero y a cuantos le
rodeaban. Pues los consumidores de "aquello" se iban organizando en clanes: Unos para abastecerse, otros
para animarse a "meterse" diferentes tipos de marranadas; y los más, para hacer uso de ellas en grupo.
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Otra de las malas costumbres que por entonces surgieron, fue la de ir a las discotecas todos los fines de
semana; lo que obligaba a un ocio pasivo en el que no se hablaba, ni se cantaba, y donde nadie se
comunicaba realmente. Pudiendo resultar muy divertidas aquellas "boites" para visitarlas un día, no eran ni
recomendables como sistema diversión común para los jóvenes, durante casi todas sus tardes libres -del
viernes al domingo-. Ya que realmente fomentaban un modo de entretenerse absolutamente pasivo, en el que
la gente simplemente "se miraba" o bailaba al son del "chunda-chunda" (sin precisar siquiera hablar para
"contactar"). Debido a lo que considero nació una generación de "pasotas intelectuales", quienes sin
participar sus sensaciones -ni impresiones-; simplemente se entretenían meneando el esqueleto, emborrachándose o
consumiendo otras sustancias, al ritmo del "chunda-chunda". No necesitando para divertirse desarrollar una
actividad cerebral, ni menos imaginación; pues la dicoteca se lo daba todo hecho y enlatado (como sucede
en un parque de atracciones, donde no hay que pensar más que en subirse a una nueva máquina ).
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Muy distintos a estos jóvenes de mi generación (a mediados de los setenta) fueron los chicos de las
anteriores; quienes tuvieron como costumbre hacer fiestecillas -en sus casas o colegios mayores-; ir al campo a
tomar vinos, o reunirse disfrutando del picnic. Divirtiéndose en lo que se llamaban guateques, que eran las clásicas
celebraciones donde quedaban para bailar y cantar. Reuniones que comunmente se hacían con unos tocadiscos
nefastos, por lo que sobre todo prevalecía la música interpretada con sus propias voces y guitarras. Lo que
obligaba a un ocio activo, tanto como a la necesidad de que aprendieran a tocar instrumentos y conocer
las canciones. Ello, en unos guateques que por lo común terminaban en charlas y disertaciones
intelectuales -de economía, política y hasta de filosofía-; que en nada se parecían a la salida de las discotecas en los
años setenta (donde los chavales iban con unos cebollones, que no se acordaban ni de su nombre).
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Evidentemente, en cuanto narro influyó enormemente la aparición por aquel entonces de los equipos de
Alta Fidelidad. Tocadiscos de una gran potencia en decibelios y que podían llegar a sustituir todo canto y todo
instrumento musical. Aparatos que se extendieron por los domicilios y que en lugar de educar hacia una
música de calidad; en la mayoría de los casos terminaron sirviendo como "artista único" de la casa.
Convirtiéndose pronto en centro y motivo de las fiestas; en las que ponían a todo volumen lo más marchoso,
para que los presentes se dedicaran a hacer lo que en la Edad de Piedra ya se conocía como una actividad de ocio: Saltar y
menearse, al ritmo del "chunda-chunda".
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De tal modo, esos equipos HiFi, junto con la costumbre de ir continuamente a las "boites"; provocó la
aparición y profusión del Rock discotequero, que a fines de los años setenta acabó con otros
movimientos musicales anteriores. Refiriéndome a estilos modernos de una gran calidad, pues fue por entonces
cuando quedan en el olvido formas como el Rock nacido del Gospell, el Pop auténtico, los cantautores comprometidos o
el Folk verdadero. Erradicando este dominio electrónico del sonido, la gran calidad armónica y melódica
que había tenido la música llamada moderna -hasta ese momento-. Una enorme creatividad y nivel artístico de
los estilos que emergieron desde los años cuarenta (con Los Platers, Elvis o Little Richard); para culminar hacia fines de
los sesenta en artistas con la talla de: Simon y Garfunkel, Joan Baez, Pieter Paul and Mary, Moustaki, Bob Dylan, Cat
Stevens, Leonard Cohen... Y un larguísimo etecétera de genios, que han creado un periodo histórico
musical, pleno de maravillosas melodías (etapa que finalizó precisamente cuando aparecen los equipos de la Alta
Fidelidad en las casas, escuchándose desde entonces principalmente el "chunda-chunda bailongo").
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SOBRE Y BAJO ESTAS LINEAS: Dos fotografías de mi llegada a Japón tras casarme (en 1991). Arriba,
tomando imágenes en los arroyos de las cercanías de Nikko; y abajo junto a mi suegro y su consuegro
(el Sr. Ishizeki) en el camino hacia esta ciudad antigua japonesa. Al convivir con los japoneses, me llamó la
atención sobremanera observar como no había ruptura generacional. Compartiendo su ocio todavía
unidos, los padres y los hijos -viejos y jóvenes-, sin diferenciarse, ni necesitar espacios muy distintos para
divertirse. Por lo demás, en el Japón de aquella época no existían las discotecas -al menos casi nadie las
frecuentaba- y la música que comunmente se escuchaba era de una altísima calidad (tanto clásica como
moderna). Pudiendo disfrutarse en los altavoces de un centro comercial -o en un simple ascensor-, de las melodías de
Bach o de Manuel de Falla, tanto como oir a Simon and Garfukel y a Joan Baez.
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Siendo la estética y la cultura musical de los japoneses elevadísima hace treinta años, hoy no podría
ya decir lo mismo; pues el mal gusto y el gamberrismo también ha invadido las ondas y las frecuencias nipponas.
Prodigándose allí -igual que en Occidente-, conjuntillos de chicos que tan solo hacen ruido; niños que creen haber
inventado la cuadratura del círculo acústico, por saber dar dos acordes seguidos junto a tres berridos... . En todo
ello, ha debido jugar una importantísima función el poco criterio de la generación que no ha
necesitado tocar instrumento alguno, para disfrutar de la música. Porque con la aparición de los
aparatos de Alta Fidelidad ya no hizo falta ir a conciertos, ni menos tener músicos cercanos, para
escucharla. Muy por el contrario y hasta mediados los años setenta, cualquiera que deseara oir una melodía (en
ciertas condiciones de calidad), debía tocarla o bien acudir a quien la interpretase en directo. Por lo que en mi
opinión, esa facildad de adquirir aparatos y sonido HiFi, junto a la proliferación de la música barata;
ha ido deformando el oido de una generación que prácticamente consume "sonido enlatado". Sin poder
entender esos jóvenes ya nada ajeno a este mundo del "fast art"; que como el fast-food deforma el gusto, pero sobre
todo machaca las constantes vitales -o espirituales-.
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4) Los hijos de la Alta Fidelidad:
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Dicen los sabios que todo adelanto supone un gran retroceso; y como bien indico, la aparición de los
llamados "tocadiscos HiFi" acabaron con parte de un arte. Tanto, que las consecuencias del disco de
vinilo (y el CD) en la música, pueden compararse con lo que la fotografía a color produjo sobre la
pintura -o lo que el Video y la Televisión hicieron en el Cine-. Provocando una degradación del arte, creando
"cultura barata" en búsqueda de algo que se justificaba como negocio, pero que ya no tiene sentido, ni
menos calidad. Algo que no se produjo a fines del XIX, con las fotos sin color, ni con el sonido fonográfico (las
grabaciones malas). Puesto que la instantánea en blanco y negro no había dañado la pintura, sino más bien
ayudó a crear nuevos estilos, diferenciando bien la función del retratista y la de un verdadero artista.
Tal como había sucedido con las grabaciones gramofónicas o de baja calidad anteriores a los años
setenta. Ayudando a dar a conocer la música a todos; aunque sus melodías tan solo se oían con buena
fidelidad en los cines (lo que fomentaba un negocio perfectamente estructurado). Por lo que como esos discos de
baquelita distaban mucho de un sonido natural y auténtico; todo obligaba un público que debía asistir a
conciertos o a salas de proyección -para a escucharla en directo o con calidad-.
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Pero cuando en los años setenta se perfeccionó el vinilo y los reproductores de Alta Fidelidad se
pusieron al alcance de casi todos; increibleménte la buena música -moderna y clásica- comenzó su
"calvario" y entró decadencia. Todos pensábamos lo contrario al ver por vez primera uno de esos
equipos de HiFi, considerando que divulgarían la cultura; pero no fue así. Siquiera ocurrió entre los amantes
de la música clásica; porque "esos llamados cultos", gracias a los nuevos tocadiscos, se habían acostumbrado a
escuchar a los grandes maestros en disco, perdiendo ya el interés por asistir a los conciertos. Además,
comparaban a cualquier músico en directo, con el sonido del mejor de los intérpretes en grabación
retocadísima... . Tanto fue así, que recuerdo como a comienzos de los años ochenta llegué a enfadarme con un
espectador, quien en un concierto de Fernando Hípola, comentó en el intermedio que la interpretación de Bach
escuchada no tenía parangón con la de John Williams. Evidentemente, le pregunté si había escuchado a Williams en
directo (y a los veinte años -la edad de Hípola-). Respondiéndome "el enterado", que tenía el disco de las obras completas
de Bach, por John Williams y que con ello bastaba para saber cómo se tocaba bien... . Todo lo que suponía que el
público comparaba la grabación de un genio, con cualquier concierto de un candidato a gran intérprete
que iniciaba su carrera; haciendo así imposible fraguar, ni nacer nuevos valores.
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Lo sucedido por entonces con la música llamada moderna fue algo semejante, pues se comenzó a
divulgar este arte como un simple negocio y su firmamento estelar se pobló de gamberros. Pasando así de
unos intérpretes con la calidad que tuvieron el Pop, el Rock y el Folk, durante los años cincuenta y sesenta; a la
proliferación de los "chunda-chunda" usados en las discotecas de los años ochenta. Terminando por hacerse tan
solo dos tipos de música: La teatral (cercana al circo o al mundo del espectáculo) y la agamberrada (sin
ritmo, melodía ni sentido; cuya función era la de "saltarla" para "colocarse"). Todo lo que en principio pudo
parecer muy divertido a quienes nos precedían y fomentaban esa musica moderna rockera y cañera (la
generación anterior; de los que hoy tienen unos setenta años). Aunque aquello en verdad promovió y divulgó las
drogas de manera virulenta; causando casi la desaparición de una generación: La mía, que fue
auténticamente fustigada (por no decir arrasada, en muchos casos), con este mal que ha causado tanta muerte y dolor
como alguna de las peores guerras.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fotografía de mi suegro y mi mujer, junto a una prima nuestra (hace ya muchos
años). Fueron mi suegro y mi mujer quienes me enseñaron los valores de la Sociedad del "Gambaru",
basada en la perseverancia y en el estudio -sin esperar más satisfacción que la propia y sin necesitar
aplauso alguno-. Siendo así, los japoneses entendieron perfectamente que yo me dedicara al menos
cinco horas al día a ensayar y estudiar mi guitarra; en muchas ocasiones sin recibir nada a cambio, y
sobre todo, sin pensar más que en la superación de mí mismo. Valorando enormemente que hiciera algo que
no tenía una remuneración justa, ni el mérito real reconocido socialmente (sin atender a lo que el público me
pedía). Este modo de pensar, trabajando a diario, sin descanso y sin dudar de uno mismo; con
perseverancia e ilusión, sin necesitar el éxito, ni del reconocimiento; es lo que se denomina en Japón:
El Gambaru. El ánimo y la perseverancia, algo que se valora como una joya del individuo, quien a diario va
educando y puliendo su espíritu, tan solo para lograr superarse. Considerándose uno de los grandes ejemplos a
seguir al que trabaja con Gambaru y denostando a todo aquel que tan solo busca el éxito o el
aplauso (tan valorados tristemente en Occidente).
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ABAJO: Hoja de publicidad publicada en prensa anunciándome, cuando recién llegado a Japón tocaba
a diario en locales -durante horas seguidas-. Esta necesidad de ponerme frente al público e interpretar dos horas
diarias obras a guitarra (siete días a la semana) me fortaleció tremendamente las manos, pero sobre todo el
espíritu. Por lo demás, los asistentes, pese a ver que aquello no era una sala de conciertos, no solo
respetaban doblemente mi trabajo, sino que valoraban el espíritu de ánimo que les
transmitía. Comprendían perfectamente mi situación de Gambaru durante las horas en las que tocando la guitarra
frente a ellos; les mostraba -sin complejos- tan solo el deseo de llevar a cabo un arte de calidad (sin preocuparme
dónde lo hacía, ni cuanto me pagaban).
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. 5) La Sociedad del "Gambaru" y "la cultura del pelotazo":
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Como bien decía, para todo amante de la cultura (y en especial de la música clásica) el final de los años
ochenta y la llegada de los noventa fueron un desastre. Pues si la movida había tenido algún suceso en sus
comienzos; al inicio de los años noventa, toda esperanza de brillo o lucidez se iba apagando -a la par que
finalizaba el siglo-. De tal modo y con tanta erosión intelectual, que los escritores de renombre se fueron
muriendo, sin capacidad ni deseo social de sustituirlos. Igual que sucedió con los músicos, cuyos últimos
"dinosaurios" del clásico desaparecen trás el fallecimiento de genios como el Maestro Rodrigo, Segovia, Yepes, Sainz de la
Maza -y otros tantos, ya casi olvidados-. Tal fue el caos, que podemos decir como desde ese momento España
queda descabezada (intelectual o artísticamente hablando) y sin rumbo; trás siglos poblando el Mundo del
mejor arte y de los más grandes artistas. Pero fue durante los años noventa cuando la mayor parte
nuestra juventud tan solo se preocupaba por promover una generación de deportistas; como si eso que
llaman "marca España" pudiera sustituir a la "cultura hispana". Considerando tan importante las competiciones
futbolísticas y las deportivas, como los eventos culturales. Creyendo incluso que es el fútbol, sus victorias y
hazañas; podrían compararse con lo que dejaron en nuestra Nación artistas como: Picasso, Dalí, Gaudí o Juan Gris.
Siendo tal el descerebramiento de entonces que se llegaba a escuchar como los grandes deportistas podían igualarse en
importancia (social e historica), a personalidades como Andrés Segovia, Paco de Lucía o a Joaquín Rodrigo... .
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Una filosofía y forma de pensar seguramente surgida de los años ochenta, donde nació la "cultura del
pelotazo", en la que lo más importante era el éxito - es decir "montárselo"; como por entonces se decía-. No
hablándose de otra cosa por entonces más de aquellos que habían "pegado el pelotazo" o "se lo habían montado". Siendo
estos los modelos sociales a seguir en los ochenta y los noventa; tanto que por entonces, casi todos tan solo
buscaban el éxito. Y aquel que "no se lo montó", "no estaba la pomada" y "no dió el pelotazo"; era tenido por un idiota. Ni
que decir tiene que en el ejercicio de esa búsqueda del éxito, la moral o la profesionalidad no contaba
para nada. Por lo que en el terreno del arte, los músicos clásicos pasaron a incluirse entre "los
casposos", los de flamenco a clasificarse como "gitanillos de poca monta" y los de folk o del pop, como anticuados.
Siendo lo mejor convertirse en un "cañero" y salir al escenario a montárselo. Aunque para eso solo hiciera falta en la
mayoría de los casos: No saber nada de música, carecer de buen gusto y -sobre todo-, no tener vergüenza ni formación.
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Por su parte, en lo que respecta al público musical, el terreno estaba perfectamente preparado para
"montárselo"; pues como decíamos, uno de los grandes problemas de la Alta Fidelidad fue que desde su
aparición, la gente prácticamente dejó de tocar instrumentos musicales. Pues si antes de los reproductores
en HiFi, casi todos (en casa) sabían acompañar con la guitarra, hacer sus pinitos en el piano o bien cantar. Desde que la
música se pudo escuchar simplemente apretando un botón, casi nadie la estudió; con lo que el nivel de
conocimientos generalizados y de preparación -en esta disciplina-, bajó de manera fulminante. Hasta el punto de
que hace no tanto podía lograrse que un niño aguantase escuchando un concierto entero, algo que a día de hoy resulta ya
imposible.
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Pero no solo ello sucedió, sino lo peor fue ver como los decibelios y el volumen altísimo les iba degenerado el
oido; hasta el punto de que aquellos que escuchaban esos ruidos se convertían en incapaces de entender
nada armónico -tal como sucede al que se alimenta de chuches, que no puede ingerir una comida equilibrada y bien
hecha-. Un mal que se fue extendiendo y que llegó a invadir toda esfera musical. Tanto que a día de hoy -
en Japón o en España- en los supermercados, tiendas y hasta en el hilo musical de un dentista; se pueden
oir sonidos antaño tenidos por estilos absolutamente marginales (ruidos cacofónicos, estridentes e
inaguantables). Siendo imposible rogar al dependiente, o al dueño del local donde compramos; que por favor nos baje un
poco el altavoz, porque el "esa gamberrada chirriante" nos destroza el oido -ya que te mirarán muy mal... Como a un
dictador o a un elitista-.
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Argumentando que quienes escuchamos en esa radio, son los que en estos días han dado los mejores conciertos,
vendiendo miles de copias (tal como hasta los telediarios enseñan). Todo ello, suponiendo que un concierto es algo que se
puede realizar simplemente golpeando una batería "sin ton ni són"; pegando baquetazos a platillos (sin ritmo ni destreza)
y haciendo sonar una guitarra eléctrica a modo de una radial -cortando grimosas láminas de acero-. Porque
tristemente "eso" tan estridente y estresante, es un "concierto" a día de hoy; al cual acuden los jóvenes
"para colocarse y estar al loro" -tal como dijo un alcalde de Madrid, animando a los chicos a "meterse"-. Todo bajo
el consentimiento de unos padres que muy pronto tendrán que ver como parte de su prole ha caido enferma (por el
consumo de estupefacientes, por el abuso de alcohol; o simplemente, por creer que "eso" es un concierto y que aquel
ruido, era música). Pero eso sí: Los que estudiamos a diario, buscamos la calidad en el arte, "no nos
metemos de nada" y "no nos lo montamos"... ¡Somos idiotas!.
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SOBRE ESTAS LINEAS: Fachada de la Fundación Albeniz (Instituto de Música Reina Sofía) en la
madrileña plaza de Oriente (a muy pocos metros del Teatro y Palacio Real. En su entrada podemos ver el
lema "Nulla ethica sine aesthetica" (ninguna ética sin estética). Proclama que creo mejor habría sido
invertirla en su composición; habiendo tenido más sentido a mi juicio escribir en este caso: "Nulla aesthética sine
ethica" (ninguna estética sin ética). Aunque quizás hayan caido en el paradigma de la frase original romana de la que
surge el lema y que es: "nulla pena sine legem" (ninguna pena sin ley). Intentando igualar la ética a la estética, del
modo en que los legisladores romanos justificaban la punibilidad, con leyes que la regulasen.
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Sea como fuere, el hecho cierto es que este aforismo une la ética a la estética, algo que ya no podemos dar
como cierto. Pues casi todas las artes (a excepción de la música clásica) están maquilladas,
falsificadas o retocadas. Tanto que actualmente tan solo los concursos de belleza y las competiciones deportivas,
impiden las operacines quirúrjicas, los anabolizantes o el dopping; mientras el resto de actividades unidas a la estética
(principalmente las artísticas) viven llenas de falsedades, engaños y retoques. Todo lo que ha convertido el arte
en un verdadero caos, en el que "todo vale" y en el cual el final y lo que más se persigue es el éxito, la
fama o el negocio. Algo que para nada tiene que ver con la estética, ni menos con la ética; tal como el lema de esta
Fundación Albeniz marca; haciéndonos ver que al menos en la música clásica, todavía la estética tiene
ética.
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ABAJO: Cementerio santuario de Tsukíono, donde se encuentra la tumba de mi suegro y donde desearía
descansar el día que "me toque". Allí me gustaría estar para siempre, en esta tierra del Japón, que valora
tremendamente "el Gambaru". Junto a quienes saben diferenciar la calidad, del éxito; y entre quienes distiguen la
belleza espiritual, de la capacidad de adaptación. Unos valores que en Occidente han quedado marginados,
de un modo tal que nos será difícil explicar a un chico joven que lo importante en la vida no es lo que
se hace, sino cómo se hace. Aunque son hechos muy fáciles de entender, pues basta decir que un buen
agricultor es una maravilla para su tierra; mientras que un mal médico es una maldición para sus
pacientes (o un mal ingeniero, supone un lastre en su empresa). Algo que en Japón parece estar muy claro, pero no
tanto en Occidente, donde todos desean que sus hijos sean ingenieros o médicos; pese a que los pobres chicos no tengan
vocación alguna de ejercer esas difíciles profesiones. Llegando a crear las familias (y las
Universidades), verdaderas generaciones infelices; lo que quizás se arreglaría dejando que cada cual se
dedicase a lo que más le guste. Sin obligarnos al éxito y menos aún a estudiar lo que mayor prestigio y dinero
pueda darnos -a menos que tengamos vocación-.
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. 6) La Mili y los idiotas:
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Como bien decía unos párrafos más arriba, llegamos en el año 1979 a la Universidad, en un momento en que la
Complutense era un hervidero de movimientos sociales e intrigas. Tristemente, a los de mi época la
política nos daba bastante igual -pues habíamos vivido la adolescencia casi en plena Democracia-, un hecho que
hizo vernos como "marcianos" a las generaciones anteriores. Alumnos mayores que nosotros y profesores de la
facultad, de los que muchos llevaban decenios en lucha con las autoridades. Habiéndose creado una
Universidad donde la política era el tema más común para tratar (al margen de la enseñanza), y donde la
policía llevaba años entrando día sí y día también -cargando o vaciando Asambleas y reuniones-. Teniendo por entonces
gran parte del profesorado una filiación política muy clara (de izquierda bastante radical), aquel que llegaba allí y no
presentaba interés por los movimientos sociales, por las movidas y las manifestaciones... Era tomado
como un idiota.
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Pese a todo, no supimos nunca a ciencia cierta los ojos con que nos miraban aquellos docentes o los
alumnos mayores; quienes en su gran mayoría habían comenzado sus andanzas universitarias lustros antes,
enfrentándose casi a diario a los llamados "grises". Unos guardias que vigilaban las puertas de las facultades metidos en
sus furgonetas, llamadas "lecheras". Denominación que no se debía a que aquellos vehículos de color blanquecino fueran
casi iguales a los de las empresas dedicadas al reparto de productos lácteos; sino porque dentro de esas "lecheras" iban
los "grises" con sus porras y a cada momento salían de allí repartiendo "leches". Aunque con el tiempo nos dimos
cuenta que para las generaciones anteriores -nacida en los años cuarenta- éramos unos bobalicones.
Tontainas a los que solo les preocupaba ligar, bailar, ponerse hasta arriba de lo que fuera; y buscar una
profesión con el único fin de intentar ganar dinero (o tener éxito). No siendo mucho mejor el concepto que de
nosotros tenían otros no tan mayores. Quienes sin pertenecer a esos nacidos en los años cuarenta y que por
entonces "cortaban el bacalao" (en la Universidad y fuera de ella); tenían unos diez años más que nosotros y
nos veían como un grupo insípido, crudo, falto de gracia y sin interés ni compromiso social.
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Así llegamos a una Universidad, por entonces plenamente politizada y en verdad encajamos muy
poquito con lo que allí veíamos. Pues nuestro interés por las movidas, las manifestaciones o la lucha política, era
ínfimo; ya que como digo, habíamos visto la Democracia desde casi adolescentes. Siendo clasificados por
ello como una generación de tontos, el asunto se agravaba cuando vieron que una gran parte de estos
chicos de mi tiempo se drogaban -y que tras ello, su único interés era ir a patalear a los conciertos de Rock-.
Teniendo tan solo como afición el fútbol (los más sanos); un deporte denostado por los intelectuales de entonces. Por lo
demás, fue cierto que en su mayoría, esos nacidos en los sesenta no tenían grandes intereses culturales. Tal
como se demostraba cuando apenas se veía gente jóven -de mi edad- por los ambientes literarios, en cafés
como El Gijón, o en las tertulias de sabios, pintores y poetas. Todo ello hizo que nuestros antecesores nos
etiquetasen como una panda de incultos (no sin motivo, pues fuimos los primeros en consumir televisión, deportes
de masa, música "chunda-chunda" y en leer tebeos).
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Con esas perspectivas evidentemente no teníamos mucho lugar en la Universidad (más que al estar allí de
paso); dándose una situación social en la que además ya no había muchas disculpas para protestar. Ni siquiera para
evitar ir a La Mili, ya que España era una nación democrática. Así que entre mis amigos (a excepción de algún
caradura) casi nadie se planteó siquiera lo de hacer el Servicio Militar, y todos fuimos porque era nuestra
obligación. Por lo que al llegar a los veinte años (de una forma o de otra; poco antes o poco después); todos fuimos a
cumplir con lo que nuestra Nación nos mandaba. Sin reclamar y sin rechistar en la gran mayoría de casos, solo
protestando un poco por los quince meses de vida que debíamos pasar en el ejército. Y si allí nos
mandaron, allí acudimos; tocándome a mí Andalucía, donde hice dos meses de campamento en Córdoba y el
resto de Mili, en Sevilla. La lejanía con casa (cuando no había ni móviles ni ordenador) era mucha, así que me dieron la
oportunidad de venir a Madrid en Navidades y en vacaciones -como chófer del Capitán General-, y lo
hice sin dudarlo un momento. Luego, comentaban que ir con aquel general era más que peligroso; pero a mí con tal
de volver a Madrid, ver a mi familia y salir un poco del cuartel de Sevilla, me parecía todo una maravilla.
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Sea como fuere, los de mi generación cumplimos con nuestra obligación, aunque los de las anteriores
nos vieran como bichos raros haciendo la Mili, o viviendo sin protestar. Pues en verdad, una gran mayoría
de los mayores a nosotros se las habían ingeniado para librarse del ejército; reclamando que tenían los pies
más planos que un oso, más dioptrías que Rompetechos, o cualquier parte del cuerpo a la virulé (sobre todo si eran
"progres"). Pero entre nosotros esa costumbre no existió, y a excepción de los muy caraduras, el resto hicimos lo que nos
mandaban. Así que al volver de cumplir con aquella obligación, trás meses leyendo en Andalucía sobre
Tartessos, decidí intentar ingresar como profesor en Derecho. Preparando lo que se llama "un paper", que
consiste en un borrador tesis y que en mi caso trataba sobre las leyes antiguas de Tartessos. Tesina que tras
haberla terminado hice llegar a algunas personas y profesores universitarios; algunos de los que me dijeron como el
trabajo era muy malo y que no despertaba ningún interés académico (provocando ello mi desánimo).
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Aunque aquel estudio no debió ser nada "flojo", pues dos años después me lo encontré casi igual (en
redacción y forma) pero publicado y firmado por otra persona -un profesor que me lo había
"calcado"-. Sin poder reclamar nada (porque no lo había dado de alta en Propiedad Intelectual), tuve que leer mis
propias palabras, impresas por una de las mejores editoriales y firmadas por un tercero. Pero como la vida y el Mundo es
muy pequeño, veinte años después conocí precisamente al presidente de aquella editoríal (un hombre mayor
y que parecía responsable); quien incluso quiso venir a conocerme y a viajar por Japón conmigo. Allí le
conte el caso y me pidió mil disculpas por lo sucedido, argumentando que no supo nada en su
momento. Aunque curiosamente, a los pocos meses de ese viaje, vi que aquella misma empresa había
tenido a bien reeditar ese libro -cuyo presidente ya sabía estaba copiado-. Todo lo cual me demostró una
vez más que pertenecíamos y que pertenezco a la generación de los imbéciles... . Aquellos a los que la
política no nos importó; por lo que estamos destinados al ostracismo.

SOBRE ESTAS LINEAS: Pendón o estandarte que llevaba el coche que conducía en La Mili y que me
regaló el Capitán General (tras terminar mi servicio militar). Lo conservo con mucho cariño pues se trata de un
guíon del Inmemorial; uno de los regimientos más antiguos de Europa, que fue fundado por Don Juan
de Austria en recuerdo de Lepanto. Allí, en sus cocheras de Paseo Moret guardábamos el vehículo del
general, que era "camuflado" como particular, sin poder ponerle estandarte ni señal alguna. A mí, igualmente
me dieron órdenes de ir vestido de corbata, pero de paisano (para no levantar sospechas y ante las
amenazas). Todo aquello para un chico de veintiún años era muy entretenido, sobre todo porque cuando salía cada
mañana del aparcamiento, me saludaban los oficiales pensando que era yo un alto mando -al verme
con un cochazo allí aparcado-. Solía estar en aquel patio un sargento que me daba unos taconazos y se
cuadraba frente a mí, con una marcialidad que me encantaba. No quise nunca "quitarle la ilusión"
(comunicando que yo era un simple soldado-chófer) así que le hacía un gesto con la manita, para que
descansase, cada vez que ese suboficial se me quedaba al lado más tieso que una momia.
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Pero resultó que un día llegué a recoger las llaves al cuerpo de guardia y aquel sargento estaba de
servicio. Al verme entrar se levantó con respeto volviéndose a cuadrar marcialmente; ante lo que yo le dije
atemorizado: -"Descanse, por favor..."-. Tras ello le entregué la documentación con el fin de que me diera las
llaves, pidiendo a Dios que no leyese los datos al completo. Pero no fue así y al ver que yo era un
soldado, dijo en tono adusto:
-"¡Me cago en tu estampa!. ¡Si eres un puto chófer!"-.
No sabiendo qué hacer, yo eché a correr hacia el coche reclamando que no me arrestase, que me estaba esperando
el general... . Mientras, aquel sargento me seguía gritando:
-"Te voy a cortar los cataplines... Y lo que más me molesta es el cachondeo que te has traido con lo de
la manita; lo de bajar la manita que hacías, para que descansara. Y lo de esta mañana; tienes la cara de decirme lo
de, que descanse... . ¡Te los voy a rebanar con las llaves del coche, cacho mamón!-"
.
Finalmente la cosa quedó en agua de borrajas; el sargento se calmó, me entregaron las llaves y salí como pude de
aquel Inmemorial del Rey, del cual aún guardo su estandarte.

Publicado por Angel Gómez-Morán Santafé

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