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“2019 - Año de la Exportación”

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CON EL EXPEDIENTE ORIGINAL
“2019 - Año de la Exportación”

(S-3394/19)

PROYECTO DE LEY

El Senado y Cámara de Diputados,…

PROCESO DE CONSULTA LIBRE, PREVIA E INFORMADA


DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS

Título I

Artículo 1. Objeto de la Ley:


La presente ley tiene por objeto desarrollar los principios, términos y
procedimientos del derecho a la Consulta Libre, Previa e Informada de
los Pueblos Indígenas preexistentes al Estado Nacional Argentino, a
fin de llegar a un acuerdo o lograr el consentimiento, mediante
procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones
y organizaciones representativas, cuando se prevea la adopción de
medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectar sus
derechos colectivos, de acuerdo a lo establecido en el Convenio Nº
169 de la Organización Internacional del Trabajo (Convenio 169 OIT) y
la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de
la ONU (DUDPIONU).

Artículo 2. Derecho a la Consulta:


El derecho a la Consulta Previa, Libre e Informada implica la
obligatoriedad para el Estado de llevar adelante un Proceso de
información, conocimiento, diálogo intercultural y análisis conjunto con
los Pueblos Indígenas, sobre todos aquellos casos en que se prevea
la adopción de medidas legislativas o administrativas que pudieran
afectar sus derechos colectivos, sea sobre su existencia física,
identidad cultural, calidad de vida o desarrollo. Es un mecanismo
democrático para el ejercicio de los derechos colectivos que permite
profundizar la democracia directa, participativa y comunitaria.

Artículo 3. Ámbito de Aplicación:


El Proceso de Consulta será implementado en forma exclusiva desde
el ámbito estatal, siendo las disposiciones de la presente ley
asimilables a las normas de presupuestos mínimos y resultando de
aplicación obligatoria para todo el territorio de la República Argentina,
sin que ningún estado provincial pueda oponerse ni brindar un nivel de
garantías inferior a los términos establecidos.

A los efectos de la interpretación de la presente ley se considerarán:

a) Medidas legislativas: Todos aquellos proyectos o anteproyectos


de normas, sean de nivel nacional, provincial o municipal, susceptibles
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de afectar directa o indirectamente los derechos colectivos de los


Pueblos Indígenas.
b) Medidas administrativas: Aquellos actos administrativos, resolutivos
o de carácter reglamentario, que pretendan habilitar la implementación
de planes, programas, proyectos, obras o actividades que el Estado
prevea ejecutar y que sean susceptibles de afectar directa o
indirectamente los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas.

Artículo 4. Finalidad de la consulta:


La finalidad de la consulta es obtener un acuerdo o consentimiento
entre el Estado y los Pueblos Indígenas, respecto de todas aquellas
medidas administrativas o legislativas susceptibles de afectar sus
derechos colectivos, mediante el establecimiento de un diálogo
intercultural que garantice su inclusión en los procesos de toma de
decisiones por parte del Estado y la adopción de medidas respetuosas
de los derechos e identidad de los Pueblos Indígenas.

Artículo 5. Actividades incluidas en la Consulta:


Quedan expresamente incluidos dentro del ámbito de la Consulta los
proyectos de carácter extractivo, las investigaciones científicas, los
emprendimientos turísticos, las obras viales, las operaciones
inmobiliarias, los eventos artísticos y/o deportivos, las resoluciones
que declaren un territorio como patrimonio público o de la humanidad,
los planes, programas y proyectos de desarrollo nacional y regional y
todas aquellas medidas legislativas o administrativas susceptibles de
afectar directa o indirectamente los derechos colectivos de los Pueblos
Indígenas, así como todas las actividades preliminares, previas o
preparatorias que resulten accesorias de aquellos.

Artículo 6. Objetivos de la consulta:

La presente ley tiene por objetivos:

1.- Evitar cualquier acción del Estado o de particulares que, omitiendo


la consulta previa a los Pueblos Indígenas, pretendan realizar sobre
sus tierras, territorios y recursos poseídos ancestralmente, actividades
que afecten sus derechos constitucionales o impidan, de cualquier
modo, el derecho que poseen a determinar las propias prioridades en
su proceso de desarrollo.
2.- Impedir que se consoliden atropellos u omisiones de orden legal
que pudieren afectar los derechos de los Pueblos Indígenas,
enfatizando que toda acción en contra de la decisión de los mismos
será declarada nula de nulidad absoluta.

Artículo 7. Obligatoriedad de la consulta:


El Estado se encuentra obligado a poner en ejecución Procesos de
Consulta en los siguientes casos:
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a).- Toda iniciativa de ley o reforma legislativa en materia indígena


(Convenio 169 OIT: Art. 6.1.a);
b).- Utilización de tierras y territorios para proyectos de exploración y
explotación de minerales (DUDPI ONU: Art. 33.2/3 y Convenio 169
OIT: Art. 15.2);
c).- Traslado o reubicación de comunidades (Convenio 169 OIT: Art.
16.2);
d).- Enajenación de tierras (Convenio 169 OIT: Art. 17.2);
e).- Organización y funcionamiento de programas de formación
profesional de aplicación general (Convenio 169 OIT: Art. 22.3);
f).- Medidas educativas (Convenio 169 OIT: Art. 27.3);
g).- Planes educativos sobre alfabetización en idiomas indígenas
(Convenio 169 OIT: Art. 28.1);
h).- Medidas de restitución de bienes y territorios (DUDPI ONU: Art.
11.2);
i).- Medidas para combatir a la discriminación (DUDPI ONU: Art. 15.2);
j).- Medidas para la protección de la infancia (DUDPI ONU: Art. 17.2);
k).- Regulación del derecho a la reparación (DUDPI ONU: Art. 28);
l).- Utilización de tierras y territorios (DUDPI ONU: Art. 29.2);
ll).- Utilización de tierras para actividades militares (DUDPI ONU: Art.
30.2);
m).- Proyectos que afecten tierras o territorios (DUDPI ONU: Art. 32.2);
n).- Medidas respecto de Pueblos Indígenas divididos por las fronteras
internacionales (DUDPI ONU: Art. 36.2);
ñ).- Medidas para alcanzar los fines de la Declaración (DUDPI ONU:
Art. 38).

Artículo 8. Consentimiento Libre, Previo e Informado de los Pueblos


Indígenas:
Es la expresión final de la voluntad colectiva luego de completado el
Proceso de la Consulta, efectivizado a través de las instituciones y
organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas afectados,
que en forma clara e indubitable comprende la posibilidad de aceptar,
o no, las medidas legislativas o administrativas que se proponen.

Artículo 9: Casos en que el Estado se encuentra obligado a obtener el


Consentimiento Libre Previo e Informado de los Pueblos Indígenas:

Constituirá un requisito previo e ineludible para el Estado el obtener el


Consentimiento Libre, Previo e Informado de los Pueblos Indígenas
(CLPI) cuando pretenda avanzar en los siguientes casos:

1. Ante la necesidad de trasladar o reubicar a los Pueblos


Indígenas (Convenio 169 OIT : Artículo 16; DUDPI ONU: Artículo 10;
Comisión Interamericana de Derechos Humanos; Informe sobre los
Derechos de los Pueblos Indígenas y Tribales sobre sus tierras
ancestrales y recursos naturales. Párrafo 334.1; Comité de Expertos
de Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la OIT;
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Observación General sobre el Convenio 169 de la OIT; Conferencia


Internacional del Trabajo 100°.Ginebra: OIT. 2011, página 864);
2. Ante la adopción de medidas especiales de salvaguarda de
personas, bienes, trabajo, cultura y medio ambiente (Convenio 169 de
la OIT: Artículo 4);
3. Ante el posible daño en el patrimonio histórico o cultural de los
Pueblos Indígenas (DUDPI ONU: Artículo 11);
4. Ante la afectación de la vida o integridad física o cultural de un
Pueblo Indígena (Convenio 169 OIT: Artículo 2);
5. Cuando pueda emplearse fuerza o coerción que implique la
violación de los derechos humanos y las libertades de los Pueblos
Indígenas (Convenio 169 OIT: Artículo 3.2);
6. Cuando se dañe la integridad cultural, valores, prácticas e
instituciones de los Pueblos Indígenas (Convenio 169 OIT: Artículo
5.b);
7. Ante Planes de inversión o desarrollo a gran escala (Mega
Proyectos) susceptibles de afectar la subsistencia de los Pueblos
Indígenas o de ponerlos en riesgo (Corte Interamericana de Derechos
Humanos: Caso “Saramaka vs Surinam”. Párrafo 135 y 214.8; Comité
para la Eliminación de la Discriminación Racial. Recomendación Gral.
N° 23 relativa a los derechos de los Pueblos Indígenas. 18/08/1997,
párrafo 4.d);
8. En caso de pretender almacenar o eliminar materiales peligrosos
en las tierras y territorios de los Pueblos Indígenas (DUDPI ONU:
Artículo 29.2.);
9. Cuando se pretendan realizar actividades militares en las tierras
o territorios de los Pueblos Indígenas (DUDPI ONU: Artículo 30.1).

Artículo 10. – Medida precautoria en sede administrativa:


En sede administrativa se dispondrá la prohibición del avance de los
proyectos o de las medidas legislativas o administrativas que fueren
objeto de la consulta hasta tanto finalice el Proceso de Consulta.

La prohibición también alcanzará a todos aquellos proyectos o


acciones que se encuentren en curso y que no hubieran sido some-
tidos al Proceso de Consulta, o que no se hubieren obtenido respecto
de ellos el pertinente Consentimiento Libre Previo e Informado cuando
correspondiere.

Artículo 11. Principios del Proceso de Consulta:


Los principios rectores del Proceso de Consulta son los siguientes:

a).- Oportunidad: Se realiza en forma previa a la medida legislativa o


administrativa a ser adoptada por las entidades estatales;
b).- Interculturalidad: Debe desarrollarse en un marco de
reconocimiento, respeto y adaptación a la diversidad cultural de cada
Pueblo Indígena, contribuyendo a su valoración colectiva;
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c).- Buena fe: El Estado y los representantes de las instituciones y


organizaciones de los Pueblos Indígenas tienen el deber de actuar con
transparencia y buena fe, debiendo observarse durante todo el
proceso de consulta un clima de confianza, colaboración y respeto
mutuo. Se encuentra prohibida toda actividad de proselitismo
partidario o la realización de conductas antidemocráticas.
d).- Flexibilidad: Se emplearán procedimientos apropiados al tipo de
medida legislativa o administrativa que se busca adoptar, tomando
debidamente en cuenta las circunstancias y las características
especiales de los Pueblos Indígenas involucrados;
e).- Plazo razonable: Debe desarrollarse dentro de plazos razonables,
que permitan a cada Pueblo Indígena, sus instituciones u organismos
representativos, conocer, reflexionar y abrir un proceso interno de
adopción de decisiones para realizar propuestas concretas sobre la
medida legislativa o administrativa objeto de la consulta;
f).- Información oportuna: Las instituciones y organizaciones indígenas
tienen derecho a recibir, por parte de las entidades estatales y de los
proponentes, toda la información que resulte necesaria para que
puedan manifestar su punto de vista sobre la medida legislativa o
administrativa a ser consultada. El Estado tiene la obligación de
brindar dicha información desde el inicio del Proceso de Consulta, así
como de garantizar la traducción de los documentos al idioma
originario de los consultados;
g).- Información exhaustiva: Constituye una obligación del proponente
brindar, y del Estado garantizar, toda la información necesaria
respecto del proyecto o emprendimiento consultado, incluyendo:
objetivos a corto y largo plazo; metodologías a emplear; Estudios de
Impacto Ambiental y posibles impactos sobre el hábitat, las personas y
los bienes culturales; fuentes de financiamiento; sujetos participantes y
sus trayectorias; proyecto marco y sus objetivos; manejo de la
información y/o de los elementos materiales obtenidos durante el
proyecto y, una vez concluido el mismo; monitoreo del proyecto y de
las condiciones establecidas durante el Proceso de Consulta, así
como los beneficios directos e indirectos a obtener;
h).- Confidencialidad: El uso de la información obtenida a partir del
Proceso de Consulta, durante y una vez finalizado el mismo, sea ésta
de carácter escrita, gráfica, oral, audiovisual, etc., deberá ser
consensuado entre las partes, pudiendo los Pueblos Indígenas impedir
la publicidad de determinados aspectos de su patrimonio cultural o
natural;
i).- Participación en los beneficios: Deberá establecerse, de común
acuerdo entre las partes, la forma en la que se compartirán con él o
los Pueblos Indígenas involucrados los beneficios directos o indirectos
a obtenerse a partir de la puesta en funcionamiento del proyecto o
emprendimiento consultado. Se entiende por beneficio a todos
aquellos productos, materiales o inmateriales, económicos, políticos o
simbólicos, obtenidos a partir del proyecto;
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j).- Reconocimiento de la representatividad indígena: La Consulta


Previa, Libre e Informada deberá realizarse hacia las instituciones
propias de los Pueblos Indígenas que, conforme la cosmovisión y
organización política de cada uno de ellos, los mismos hubieren
dispuesto para que los representen;
k).- Igualdad entre las partes: Deberá garantizarse a las partes la
posibilidad de intervenir en iguales condiciones dentro del Proceso de
Consulta a fin de revertir el desequilibrio histórico entre el Estado y las
instituciones y organizaciones representativas de los Pueblos
Indígenas;
l).- Provisión de los recursos necesarios: El órgano estatal competente
deberá garantizar los recursos necesarios para asegurar la efectiva
participación de las instituciones y organizaciones representativas de
los Pueblos Indígenas en el Proceso de Consulta, incluyendo para ello
el financiamiento para traslados de los afectados, traductores a la
lengua indígena de que se trate, contratación de técnicos o asesores,
y todas aquellas acciones que resulten necesarias;
Ll).- Dualidad y equidad de género: El Estado debe garantizar la
dualidad y equidad de género, respetando el derecho a la participación
de mujeres y hombres de los Pueblos Indígenas durante el Proceso de
la Consulta, promoviendo la igualdad de oportunidades en los
diferentes niveles y espacios de toma de decisiones para la
redistribución de los recursos y participación en los beneficios;
m).- Ausencia de coacción o condicionamiento: La participación de los
Pueblos Indígenas en el Proceso de Consulta debe ser realizada sin
coacción ni condicionamiento alguno, en forma independiente de
cualquier manipulación o injerencia exterior.
n).- Respeto a la Madre Tierra: La consulta, así como los acuerdos
alcanzados, deberán respetar la visión de los Pueblos Indígenas de
vivir en armonía con la naturaleza.

Título II
Sujetos que intervienen en el Proceso de Consulta

Artículo 12. Titulares del derecho a la consulta:


Los titulares del derecho a la consulta son los Pueblos Indígenas
cuyos derechos colectivos pudieren verse afectados por las acciones
previstas en el artículo 1ª de la presente.

Artículo 13. Forma de participación de los Pueblos Indígenas:


Los Pueblos Indígenas participan en los procesos de consulta a través
de sus instituciones y organizaciones representativas, elegidas
conforme a sus propios usos y costumbres tradicionales.

Artículo 14. Criterios de identificación de los Pueblos Indígenas:


A los efectos del cumplimiento de la presente ley, se consideran
representativas de los Pueblos Indígenas a todas aquellas
instituciones, organizaciones o comunidades Indígenas registradas en
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el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (Re.Na.C.I.) u


organismo provincial competente, así como a aquellas preexistentes.
Se entenderá por “aquellas preexistentes” a las comunidades
pertenecientes a un Pueblo Indígena preexistente al Estado Nacional
Argentino, haya o no registrado su personería jurídica en el Registro
Nacional de Comunidades Indígenas (Re.Na.C.I.) u organismo
provincial competente.1

Artículo 15. Titulares de la obligación de Consultar:


Se encuentran obligados al Proceso de Consulta:

a) El órgano estatal competente en materia indígena, tanto a nivel


nacional como provincial o local, quien deberá garantizar los
derechos de los Pueblos Indígenas en forma plena y efectiva
durante todo el Proceso de Consulta.
b) El proponente, entiéndase la persona física o jurídica, pública o
privada, que tuviere la intención de llevar adelante proyectos o
acciones de cualquier tipo, tanto de naturaleza pública como
privada, que pudieran afectar, directa o indirectamente, los
derechos colectivos de algún Pueblo Indígena.

Título III
De las Autoridades Competentes

Artículo 16. De la Comisión Coordinadora del Proceso de Consulta:


Se crea la Comisión Coordinadora del Proceso de Consulta (CCPC), la
que se encontrará dentro del ámbito de la Jefatura de Gabinete de
Ministros y actuará como Autoridad de Aplicación de la presente ley.
La CCPC intervendrá como instancia de coordinación interinstitucional
y será la responsable de la organización, planificación y desarrollo del
Proceso de Consulta con los Pueblos Indígenas en todo el país.

Artículo 17. Integración de la CCPC:


La CCPC estará conformada en partes iguales por miembros del
Estado y de las instituciones y organizaciones representativas de los
Pueblos Indígenas, elegidos conforme a sus propios usos y
costumbres tradicionales.-

Artículo 18. Funciones de la CCPC:


Serán funciones de la CCPC:

a) Planificar y desarrollar las acciones relacionadas con los


Procesos de Consulta a los Pueblos Indígenas;

1
Artículo 1 del Decreto Presidencial 1122/2007 COMUNIDADES INDÍGENAS, que reglamenta la
Ley Nº 26.160 de Emergencia en Materia de Posesión y Propiedad de las Tierras que
tradicionalmente ocupan las Comunidades Indígenas originarias del país.
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b) Formular criterios, variables, indicadores e instrumentos para la


identificación de los sujetos de cada Proceso de Consulta y de las
posibles afectaciones a sus derechos colectivos;
c) Establecer el rol y los deberes de cada parte dentro del Proceso
de Consulta;
d) Concertar, articular y coordinar entre el Estado y las instituciones
y organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas las
políticas públicas que garanticen el derecho a la Consulta Previa, Libre
e Informada;
e) Recomendar la realización de Procesos de Consulta en todos
aquellos casos en que lo considere procedente, en base a criterios
propios y a los requerimientos recibidos por parte de las instituciones y
organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas;
f) Generar espacios de conciliación en los conflictos que se fueren
suscitando durante los Procesos de Consulta;
g) Dictar su propio reglamento;
h) Mantener y actualizar un Registro de Facilitadores e Intérpretes
idóneos en cada una de las lenguas indígenas;
i) Sistematizar los Procesos de Consulta implementados por las
diferentes entidades del Estado Nacional;
j) Vigilar el cumplimiento de las obligaciones que corresponden a
cada parte dentro del procedimiento previsto en el Plan de Consulta;
k) Designar a los miembros del Grupo Técnico Operativo y a su
Secretario Técnico;
l) Realizar el seguimiento de los Procesos de Consulta y de los
acuerdos que deriven de los mismos;

Artículo 19. Del Grupo Técnico Operativo:


Se crea el Grupo Técnico Operativo (GTO), el que será elegido por la
CCPC y tendrá a su cargo la instrumentación operativa de cada
consulta en particular, así como la articulación territorial entre el
estado, el proponente cuando lo hubiere, y las instituciones y
organizaciones representativas indígenas.

Contará con la asistencia de un Secretario Técnico, el que realizará la


coordinación general del GTO y se desempeñará como responsable
para garantizar la presencia de todos los actores que participen del
Proceso de Consulta ante la CCPC.

Artículo 20. De la Integración de los GTO:


El GTO estará integrado en partes iguales por:

1.- Representantes de Instituciones del Estado con incumbencia en las


materias sobre las que trate la consulta;
2.- Técnicos y Profesionales designados a propuesta de las
instituciones y organizaciones representativas indígenas.

Artículo 21. Funciones del GTO:


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El GTO, previa aprobación de la CCPC, realizará las medidas que


resulten necesarias para:
1).- Identificar en cada caso concreto las medidas que serán objeto de
la consulta;
2).- Emitir opinión respecto de la calificación de la medida legislativa o
administrativa de que se trate, sea de oficio o a pedido de cualquiera
de los sujetos habilitados por la consulta;
3).- Brindar asistencia técnica para garantizar la equidad de género en
los Procesos de Consulta;
4).- Brindar apoyo técnico respecto al alcance del derecho a la
Consulta Previa, Libre e Informada a entidades estatales y a las
organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas;
5).- Diseñar e implementar, en forma coordinada con las instituciones y
organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas, estrategias
comunicacionales sobre el derecho a la Consulta Previa, Libre e
Informada y las medidas a ser implementadas durante cada Proceso
de Consulta;
6).- Escuchar y registrar a los representantes de los Pueblos Indígenas
consultados para definir el ámbito y las características de cada
Proceso de Consulta;
7).- Atender y responder las dudas que pudieren ir surgiendo dentro de
los distintos sujetos en el Proceso de Consulta.-

Título IV
Etapas del proceso de consulta

Artículo 22. Etapas del Proceso de Consulta:


Las etapas de Proceso de Consulta serán:

1).- Etapa preliminar:

a) Identificación de la medida legislativa o administrativa que será


objeto de la Consulta;
b) Identificación de las instituciones y organizaciones
representativas indígenas que participarán del proceso;
c) Realización de las reuniones preparatorias entre los funcionarios
y las autoridades de las instituciones y organizaciones indígenas para
la elaboración del Plan de Consulta.

2).- Plan de Consulta:


Las autoridades de las instituciones y organizaciones representativas
de los Pueblos Indígenas deberán acordar con la CCPC un Plan de
Consulta en el que se establezcan:
a.- La forma de publicitar las medidas legislativas o administrativas
que serán objeto de la consulta, de modo que resulte accesible para
todos los interesados;
b.- El tipo de información que se compartirá respecto de las medidas
legislativas o administrativas que sean objeto de la consulta;
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c.- Los recursos disponibles para garantizar el proceso;


d.- El idioma al que se ordenará la traducción durante el Proceso de
Consulta.

3).- Etapa de Diálogo Intercultural:


Promueve una comunicación franca y directa entre el órgano estatal
competente, los promotores del proyecto, cuando los hubiere, y los
representantes de las instituciones y organizaciones representativas
de los Pueblos Indígenas. Establece para ello la logística a seguir, la
disponibilidad de los técnicos de cada parte, los lugares de encuentro
y el cronograma de las reuniones o talleres.

4).- Etapa de Evaluación Interna:


Luego del proceso de diálogo entre los representantes del Estado, del
proponente si lo hubiere, y de los representantes de los Pueblos
Indígenas, se prevé hacia el interior de las instituciones y
organizaciones de los Pueblos Indígenas un período de tiempo
prudencial a fin de que puedan reflexionar, consultar técnicos y
realizar todas aquellas acciones materiales, culturales y espirituales,
destinadas a resolver la cuestión planteada.

5).- Etapa Decisoria:


Destinada a la obtención de la resolución final, a favor o en contra de
la medida consultada, la que se verá reflejada en la redacción del
Convenio Final.

6).- Etapa de Monitoreo:


a.- Monitoreo del Proyecto y del cumplimiento de las condiciones acor-
dadas;
b.- Definición de plazos, organismos y recursos necesarios para el Mo-
nitoreo;
c.- Realización de Informes periódicos sobre la evolución del
convenio.-

Artículo 23. Identificación de las medidas objeto del Proceso de


Consulta:
El órgano estatal competente deberá identificar, bajo su
responsabilidad y en forma previa a su aprobación, aquellas
propuestas de medidas legislativas o administrativas que tengan una
relación directa o indirecta con los derechos colectivos de los Pueblos
Indígenas. En caso de identificarse la potencial afectación de estos
derechos se deberá proceder a la apertura del correspondiente
Proceso de Consulta regulado por la presente ley, luego de lo cual se
elevarán las actuaciones a la CCPC.

El proponente, en caso de haberlo, estará obligado a informar al


órgano estatal competente respecto de cualquier proyecto o acción
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que pretendiere desarrollar y que pudiere afectar, de manera directa o


indirecta, derechos colectivos de algún Pueblo Indígena.

Las instituciones u organizaciones representativas de los Pueblos


Indígenas podrán solicitar la aplicación del Proceso de Consulta
respecto de aquellas medidas que consideren les pueda afectar
directamente. En dicho caso, deberán remitir el petitorio
correspondiente a la CCPC.

La identificación de la medida objeto de la consulta podrá también ser


efectuada de oficio por la CCPC.

La CCPC será la responsable de evaluar la procedencia del petitorio y


de determinar si existe, o no, una afectación directa o indirecta a los
derechos de los Pueblos Indígenas para dar inicio al Proceso de
Consulta.

La CCPC deberá articular y brindar la debida participación a las


instituciones u organizaciones representativas de los Pueblos
Indígenas y a las comunidades afectadas. En caso de no
cumplimentar tal requisito, o de que se desestime el pedido de los
Pueblos Indígenas, podrá impugnarse el accionar de la CCPC por ante
el órgano estatal competente. Una vez agotada la vía administrativa
ante dicho organismo podrá acudirse ante los órganos jurisdiccionales
competentes.

Artículo 24. Identificación de los Pueblos Indígenas a ser consultados:


La identificación de los Pueblos Indígenas a ser consultados deberá
ser efectuada por el órgano estatal competente, las instituciones u
organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas y el GTO;
actuando para ello sobre la base del contenido de la medida
propuesta, el grado de relación directa con el Pueblo Indígena de que
se trate y el ámbito territorial alcanzado.

Las instituciones y organizaciones representativas de los Pueblos


Indígenas que no hubieren sido convocadas podrán solicitar su inclu-
sión formal en el Proceso de Consulta, bajo apercibimiento de
proceder a exigirla judicialmente por vía sumarísima.

Artículo 25. Plan de Consulta:


El órgano gubernamental presentará a las instituciones y
organizaciones representativas de los Pueblos Indígenas el Plan de
Consulta a implementar. En este documento deberá detallarse el
cronograma y los recursos humanos existentes, los materiales necesa-
rios para llevar adelante el procedimiento y todas las cuestiones de
orden logístico.

Artículo 26. Publicidad del objeto de la consulta:


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El órgano estatal competente, en articulación con el proponente, serán


los responsables de poner en conocimiento de los miembros de las
instituciones y organizaciones representativas de los Pueblos
Indígenas la medida legislativa o administrativa a comunicar, acción
que se desarrollará en los términos del Plan de Consulta.

El GTO será el encargado de hacer llegar esta información a todos los


interesados mediante el empleo de métodos y procedimientos
culturalmente adecuados, teniendo en cuenta la geografía y el
ambiente en que habitan, su organización, idioma y cultura. Las
autoridades de las instituciones y organizaciones representativas de
los Pueblos Indígenas podrán requerir la producción de información
aún no existente, o la realización de estudios técnicos específicos.

Artículo 27. Información sobre el objeto de la consulta:


Es obligación del GTO brindar información desde el inicio del Proceso
de Consulta a las instituciones y organizaciones representativas
indígenas sobre los motivos, implicancias, impactos y consecuencias
de la medida legislativa o administrativa cuya adopción se propone.

El órgano estatal competente deberá garantizar que el proponente,


cuando lo hubiere, elabore y ponga a disposición de las instituciones y
organizaciones representativas indígenas toda la información
necesaria respecto del proyecto o medida a consultar, de conformidad
con el Principio de Información Exhaustiva.

Artículo 28. Materias a informar:


La información a brindar deberá versar respecto de:

a. La naturaleza, envergadura, ritmo, reversibilidad y alcance de


cualquier proyecto o actividad propuesto;
b. Las razones y el objeto del proyecto o actividad;
c. La duración del proyecto o actividad;
d. La ubicación de las áreas que se verán afectadas;
e. Una evaluación preliminar de los probables impactos
económicos, sociales, culturales y ambientales, en particular los
posibles riesgos, y una propuesta de distribución de beneficios justa y
equitativa, en un contexto que respete el principio precautorio;
f. El personal que probablemente intervenga en la ejecución del
proyecto propuesto (incluidos Pueblos Indígenas, personal del sector
privado, instituciones de investigación, empleados gubernamentales y
demás personas);
g. Los procedimientos que conlleva el proyecto.

Artículo 29. Evaluación interna de las instituciones y organizaciones de


los Pueblos Indígenas y de las comunidades afectadas:
Las instituciones y organizaciones representativas indígenas contarán
con un plazo razonable para, una vez que dispongan de la respectiva
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información, puedan realizar el correspondiente análisis, evaluación y


reflexión colectiva respecto de los alcances e incidencias de la medida
legislativa o administrativa prevista, o del proyecto de que se trate, así
como de la relación directa entre su contenido y la afectación de sus
derechos.

Artículo 30. Proceso de Diálogo Intercultural:


El Diálogo Intercultural se materializará observando los siguientes
aspectos:

1.- Los fundamentos de la medida legislativa o administrativa objeto de


la consulta;
2.- Las posibles consecuencias de los mismos respecto al ejercicio de
los derechos colectivos de los Pueblos Indígenas;
3.- Las sugerencias y recomendaciones que los representantes
indígenas formulen, las que serán puestas en conocimiento del GTO y
de la CCPC.

Las opiniones expresadas en los procesos de diálogo deberán quedar


registradas en actas de consulta, las cuales contendrán todos los
actos y propuestas efectuados durante su desarrollo y constituirán un
insumo esencial para fundamentar la Decisión Final.

Artículo 31. Prohibición de campañas y otras medidas:


Durante el Proceso de Consulta en cada una de sus fases, se prohíbe
la realización de campañas publicitarias de promoción de la medida
legislativa o administrativa, o del proyecto objeto de la consulta, así
como el desarrollo de acciones de donación, inauguración de obras,
entrega de planes sociales u otros, por parte del Estado o de
particulares, a las comunidades afectadas al Proceso de Consulta.

Artículo 32. Decisión Final:


La conclusión final sobre la medida legislativa o administrativa objeto
de la consulta será comunicada por la CCPC a los distintos actores de
la consulta, pudiendo aceptarse, rechazarse o establecerse
condiciones a la propuesta estatal.

La resolución deberá encontrarse debidamente motivada y


fundamentada en las actas del Proceso de Consulta e implicará una
evaluación de los distintos puntos de vista, sugerencias y
recomendaciones planteados por los Pueblos Indígenas durante el
proceso de diálogo elevados a la CCPC por el GTO; así como el
análisis de las consecuencias que la adopción de una determinada
medida tendría respecto de sus derechos reconocidos
constitucionalmente en los tratados ratificados por el Estado Argentino.

Artículo 33. Convenio:


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En el caso de que las instituciones y organizaciones representativas


de los Pueblos Indígenas acordaren con el avance del proyecto, o con
la medida legislativa o administrativa objeto de la consulta, se
formalizará el correspondiente convenio, cuyo cumplimiento será de
carácter obligatorio para todas las partes.

Artículo 34. Resolución negativa:


En caso de que no se alcanzare un acuerdo a través del Proceso de
Consulta, corresponderá al órgano estatal competente adoptar todas
las medidas que resulten necesarias para garantizar los derechos
colectivos de los Pueblos Indígenas afectados y los derechos a la vida,
la integridad y el pleno desarrollo de los mismos.

También constituirá un deber del Estado en dicho caso el detallar


cuáles serán las medidas específicas que se adoptarán para
salvaguardar todos los derechos del Pueblo Indígena de que se trate.

Artículo 35. Obligaciones derivadas de la consulta:


La decisión adoptada por las instituciones y organizaciones
representativas indígenas resultará de cumplimiento obligatorio para el
estado en todos aquellos casos en que se requiera la obtención del
Consentimiento Libre, Previo e Informado, conforme lo estipulado en el
artículo 9ª de la presente ley.

Artículo 36. Responsabilidad del Estado:


Suscrito el acuerdo final y registrado el mismo en las instancias
pertinentes, éste alcanzará la calidad de instrumento público,
circunstancia ante la cual el Estado se convierte en el principal
responsable y obligado para garantizar su efectivo cumplimiento.

Artículo 37. Incumplimiento del acuerdo:


Los acuerdos arribados como resultado del Proceso de Consulta, sean
positivos o negativos a la iniciativa propuesta, resultan exigibles en
sede administrativa y judicial, pudiendo decretarse la paralización de
las obras y actividades, así como la reparación e indemnizaciones
correspondientes en caso de incumplimiento.

Artículo 38. Idioma:


Para la realización de la consulta, será respetada la diversidad
lingüística de los distintos Pueblos Indígenas, particularmente en las
áreas donde la lengua oficial no es hablada mayoritariamente por los
involucrados. Los Procesos de Consulta deberán contar con el apoyo
de intérpretes debidamente capacitados en los temas que van a ser
objeto de la consulta, quienes deberán encontrarse avalados por las
instituciones u organizaciones indígenas involucradas.

Artículo 39. Seguimiento de Acuerdos:


“2019 - Año de la Exportación”

Corresponde a la CCPC realizar el seguimiento respecto del debido


cumplimiento de los acuerdos arribados luego de los Procesos de
Consulta, habilitándose a las Defensorías del Pueblo de la Nación y
locales, así como a otros organismos nacionales e internacionales
vinculados a la promoción y defensa de los Derechos Humanos de los
Pueblos Indígenas, a participar en calidad de veedores durante todo el
proceso.

Artículo 40. De los recursos para la consulta:


La Ley General de Presupuesto deberá contemplar anualmente las
partidas necesarias para garantizar un adecuado funcionamiento de
los mecanismos previstos en la presente ley. El órgano estatal
competente se encuentra obligado a proveer los recursos necesarios a
las instituciones y organizaciones representativas de los Pueblos
Indígenas para la realización de estudios, contratación de intérpretes y
asesores, realización de informes y/o de actividades, así como para
garantizar todas aquellas acciones necesarias para el logro de una
participación efectiva y plena de los mismos.

Artículo 41. Continuidad del proceso:


El incumplimiento de una de las partes respecto de las disposiciones
contenidas en la presente ley, o la falta de resoluciones o consensos
en los plazos establecidos, suspenderá el Proceso de Consulta.

Artículo 42.- Derogación de normas:


Quedan derogadas todas las leyes o disposiciones que contradigan lo
establecido en los artículos de la presente ley.

Artículo 43. Reglamentación:


La presente Ley entrará en vigencia a los 90 (noventa) días de su
publicación en el Boletín Oficial. En el mismo plazo el Poder Ejecutivo
Nacional reglamentará la misma y readecuará del presupuesto
nacional las partidas necesarias para garantizar la realización de los
Procesos de Consulta durante el año en curso.

Artículo 44. Comuníquese al Poder Ejecutivo.

María M. Odarda.-

FUNDAMENTOS:

Sra. Presidente:

Los Pueblos Indígenas han formado parte históricamente de los


sectores más excluidos, marginados y desfavorecidos de nuestra
sociedad. Ello ha repercutido negativamente en su capacidad para
determinar el rumbo de su propio destino y les ha impedido adoptar
decisiones sobre cuestiones esenciales que afectan sus derechos e
“2019 - Año de la Exportación”

intereses. El derecho a elegir y a participar en aquellas resoluciones


que los afectan es un elemento imprescindible para que los Pueblos
Indígenas puedan proteger su cultura, su idioma, su tierra, territorios y
recursos, como pilares de la existencia de una sociedad.

Una de las principales amenazas sobre los Pueblos Indígenas ha sido


la instalación de un modelo de economía globalizada, que fija para el
desarrollo humano mundial pautas y valores que presionan por
incorporar dentro de un sistema de economía de mercado a los
territorios habitados por pueblos originarios y, en especial, a los
recursos naturales que conllevan, proponiendo para ello una supuesta
integración de dichos pueblos a un sistema mundial estandarizado
bajo los parámetros culturales de Occidente.

En particular, existen legislaciones locales en extremo permisivas, que


fomentan la apertura a todo tipo de iniciativas privadas y mega
emprendimientos que afectan la superficie, espacio aéreo y subsuelo
que componen el hábitat de diferentes pueblos, y que además
acentúan un peligroso proceso de descomposición de las culturas
originarias.

Constituye hoy un deber para los estados que ratificaron el Convenio


169 de la OIT, entre ellos la Argentina, el de consultar a los Pueblos
Indígenas sobre todos los asuntos que pudieren afectarles directa o
indirectamente, lo que implica para los cuerpos legislativos y ejecutivos
de los distintos países la necesidad de reglamentar los procesos
destinados a regular la consulta y a obtener el

Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) del pueblo de que se


trate, así como de adoptar las decisiones políticas que pudieren
afectar intereses indígenas. Tras ser logrado este requisito, podrá
promoverse un consenso entre el estado y las comunidades u
organizaciones representativas de esos pueblos.

La obtención del Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) de


los Pueblos Indígenas constituye, por una parte, un derecho
consagrado en el ámbito internacional y por el otro, un mecanismo
primordial que contribuirá a garantizar el respeto hacia el resto de sus
derechos e intereses.

El objeto de la consulta

El objeto de toda consulta previa se halla claramente expuesto en el


artículo 6 del Convenio 169 de la OIT que refiere: “Al aplicar las
disposiciones del presente Convenio, los gobiernos deberán: a)
consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos
apropiados y en particular a través de sus instituciones
“2019 - Año de la Exportación”

representativas, cada vez que se prevean medidas legislativas o


administrativas susceptibles de afectarles directamente”.

Al mismo tiempo, el Convenio 169 de la OIT estipula que también


deberán ser objeto de consulta los proyectos de prospección y
explotación de los recursos naturales existentes en sus territorios (art.
15), al tiempo que establece que las comunidades indígenas deberán
ser tenidas en cuenta para la formulación, aplicación y evaluación de
planes y programas nacionales y regionales de desarrollo (Arts. 6 y 7).

La Declaración Universal sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas


de la ONU de 2007 (DUDPI ONU) señala diversos ejemplos en los que
el consentimiento resulta vinculante, entre los que figura el caso en
que un proyecto dé lugar al traslado de un grupo indígena fuera de sus
tierras tradicionales, o los casos relacionados con el almacenamiento
o vertimiento de desechos tóxicos en territorios indígenas, así como la
instalación de bases militares dentro de los mismos (arts. 10 y 29, párr.
2, respectivamente).

En sus sentencias de 2007 y 2008 contra el Estado de Surinam, la


Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) fijó criterio al
expedirse respecto del Consentimiento Libre, Previo e Informado de
los pueblos afectados, ésta vez en casos relacionados con la
ejecución de planes de desarrollo asociados a la construcción de
represas o a actividades extractivas. En este sentido “La Corte
considera que, cuando se trate de planes de desarrollo o de inversión
a gran escala que tendrían un mayor impacto dentro del territorio
Saramaka, el Estado tiene la obligación, no sólo de consultar a los
saramakas, sino que también debe obtener el consentimiento libre,
informado y previo de éstos, según sus costumbres y tradiciones”
(Caso del Pueblo “Saramaka vs. Surinam”, Sentencia del 28 de
noviembre de 2007 y Sentencia de interpretación del 12 de agosto de
2008).

Más recientemente, la CIDH amplió dicho criterio en el caso Pueblo


Indígena Kichwa de “Sarayaku vs. Ecuador”, expresando que “la
obligación de consulta a los pueblos indígenas, además de constituir
una norma convencional, es también un principio general del Derecho
Internacional… es deber del Estado –y no de los Pueblos Indígenas–
demostrar efectivamente, en el caso concreto, que todas las
dimensiones del derecho a la consulta previa fueron efectivamente
garantizadas y que el Estado del Ecuador es responsable por la
violación de los derechos a la consulta, a la propiedad comunal
indígena y a la identidad cultural en perjuicio del Pueblo Indígena
Kichwa de Sarayaku, por haber permitido que una empresa petrolera
privada realizara actividades de exploración en su territorio desde
finales de la década de los años 1990, sin haberle consultado
previamente” (Corte Interamericana de Derechos Humanos, Pueblo
“2019 - Año de la Exportación”

Indígena Kichwa de Sarayaku vs. Ecuador, Sentencia de 27 de junio


de 2012, párr. 164).

Resulta relevante el criterio esgrimido por el anterior Relator Especial


de Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, Dr. James Anaya,
quien consideraba que el Estado se encuentra también obligado a
obtener el debido consentimiento indígena “para el caso de una
propuesta de instalación de actividades de extracción de recursos
naturales dentro de un territorio indígena cuando esas actividades
tuviesen impactos sociales, culturales y ambientales
significativos”.(Declaración pública realizada el 7 de julio de 2010).

El derecho a la libre determinación de los Pueblos y la exigibilidad de


la consulta

Los Pueblos Indígenas consideran que el derecho al Consentimiento


Libre, Previo e Informado (CLPI) es una exigencia, un requisito previo
y una manifestación del ejercicio de su derecho a la libre
determinación, indisociable con el histórico reclamo de autonomía
invocado por las organizaciones indígenas a lo largo del planeta, así
como la necesidad de ser consultados respecto de cualquier actividad
a realizarse dentro de sus territorios.

Se ha interpretado en la doctrina que el derecho a la consulta tiene


una doble implicancia: una sustantiva y otra procedimental. De este
modo, se trata de un derecho de fondo que se encuentra
estrechamente vinculado a la libre determinación de los Pueblos, en
tanto establece relaciones de igualdad y promueve un diálogo
intercultural. Por otra parte, resulta también de naturaleza
procedimental, en tanto propone la realización de otros derechos
esenciales también reconocidos normativamente (Artículo 1º, común al
Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y
al Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos).

En 1988, la Coalición Nacional de Organizaciones Aborígenes de


Australia expresaba: “Definimos nuestros derechos en términos de
libre determinación. No estamos buscando desmembrar sus estados y
ustedes lo saben. Pero insistimos en el derecho de controlar nuestros
territorios, nuestros recursos, la organización de nuestras sociedades,
nuestros propios órganos de decisión y el mantenimiento de nuestras
culturas y modos de vida”. (Declaración en la 75º sesión de la
Conferencia de la OIT, 13 de junio de 1988).

Es en esa dirección que los artículos 3 y 4 de la Declaración Universal


sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU (DUDPI
ONU) realizan particular hincapié en el desarrollo de las nociones de
libre determinación y de autonomía, conceptos que derivan
“2019 - Año de la Exportación”

necesariamente en la exigencia del requisito de consulta estatal previa


para la obtención del Consentimiento Libre, Previo e Informado.

Revela al respecto el artículo 3 de la DUDPI ONU que “Los Pueblos


Indígenas tienen derecho a la libre determinación. En virtud de ese
derecho determinan libremente su condición política y persiguen
libremente su desarrollo económico, social y cultural”. O, para el caso,
el contenido del artículo 4: “Los Pueblos Indígenas, en ejercicio de su
derecho de libre determinación, tienen derecho a la autonomía o el
autogobierno en las cuestiones relacionadas con sus asuntos internos
y locales, así como a disponer de los medios para financiar sus
funciones autónomas”.

Resulta un corolario evidente de la aplicación de tales principios que


toda intromisión que pretenda llevar adelante el Estado dentro de la
vida, el territorio o la cosmovisión de las culturas indígenas a fin de
generar cualquier potencial explotación, emprendimiento, traslado o
afectación de sus territorios, deberá verse enmarcada dentro de un
ineludible Proceso de Consulta.

En la misma dirección se ha orientado la Conferencia Internacional de


Derechos Humanos de Viena (1993:17) cuando declara que:
“Entendemos la libre determinación como el derecho que tienen
nuestros pueblos a poseer, controlar, administrar y desarrollar un
territorio- actual o ancestral- jurídicamente reconocido y respetado,
dentro del cual un pueblo, sin inferencias de ninguna especie,
desarrolla, recrea y proyecta todos los aspectos de su cultura
particular y específica. En esos territorios nuestros pueblos aplican su
propio modelo y opción de desarrollo según sus propias concepciones
cosmogónico-filosóficas de la economía y de su relación con la
naturaleza, controlando efectivamente los recursos del suelo y del
subsuelo”.

Entre el derecho de consulta y el rol del Estado como mediador y


garante del derecho indígena

Los Pueblos Indígenas afectados por cualquier proyecto de desarrollo,


así como de medidas administrativas o legislativas que los involucren,
mantienen el derecho de negar su consentimiento, o de retener el
mismo, hasta que se hubieren dado cumplimiento a determinadas
condiciones.

Ha sostenido al respecto el entonces Relator Especial de Naciones


Unidas para las Cuestiones Indígenas, Dr. James Anaya, en su
declaración pública realizada el 7 de julio de 2010 en su misión
realizada en Argentina, que los Pueblos Indígenas no gozarían de un
derecho al veto dentro de los procesos de consulta mediante el cual se
les permita impedir unilateralmente, con o sin justificación, cualquier
“2019 - Año de la Exportación”

propuesta o decisión formulada por el Estado que les pudiera afectar:


“Hablar de un derecho de veto en tal sentido, cuando se trata de
asuntos que puedan ser de interés legítimo, no solo por la parte
indígena sino también para la sociedad nacional en general, no es
coherente con la norma de consulta participativa que se incorpora en
la normativa internacional”.

A pesar de ello, el mismo Relator Especial ha reconocido en otras


ocasiones que “la normativa internacional sí establece requisitos de
consulta que limitan el poder del Estado y que promueven el diálogo
intercultural y el consenso en cuanto a la toma de decisiones que
puedan afectar directamente a los pueblos indígenas”.

En este sentido, coincidimos en que corresponde al Estado el deber


de balancear los diferentes derechos e intereses enfrentados en
relación con las medidas propuestas, siguiendo los criterios de
necesidad, proporcionalidad y la consecución de objetivos legítimos
dentro de una sociedad democrática.

En todo caso, la eventual negativa que pudiera esgrimir un Pueblo


Indígena para no brindar su consentimiento a un determinado
proyecto, medida legislativa o administrativa, no deberá fundarse
estrictamente sobre un supuesto “derecho de veto”, sino antes bien
sobre el hecho de que el Estado no logró demostrar adecuadamente
que los derechos de la comunidad indígena afectada se encuentran
debidamente garantizados o que, llegado el caso, los impactos
negativos que pudieran generarse en sus culturas o territorios podrían
llegar a no resultar controlados en forma efectiva.

Vale aclarar que el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación


Racial (CERD) entiende que no sólo se debe obtener el
Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) de las comunidades y
organizaciones cuando existieran planes de explotación sobre
territorios indígenas, sino que también deberá utilizarse como
herramienta para “garantizar que se compartan los beneficios
derivados de dicha explotación de manera equitativa” (CERD,
Observaciones al informe de Ecuador, 2003, párrafo 16). Esto exige la
realización de una previa valoración económica de la actividad para
establecer de antemano cuál será la reparación de los daños, tanto en
lo civil como en lo ambiental y cultural, así como para evaluar cuáles
serán los supuestos beneficios sobre los que se brindará la
correspondiente participación.

El derecho de consulta y la integridad de los territorios indígenas

El primer paso en la defensa de la integridad de los territorios


indígenas fundado en el derecho de consulta fue propuesto desde la
misma aprobación del artículo 15 del Convenio 169 de la OIT. Allí se
“2019 - Año de la Exportación”

estableció que: “1. Los derechos de los pueblos interesados a los


recursos naturales existentes en sus tierras deberán protegerse
especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de esos
pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de
dichos recursos. 2. En caso de que pertenezca al Estado la propiedad
de los minerales o de los recursos del subsuelo, o tenga derechos
sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos deberán
establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los
pueblos interesados, a fin de determinar si los intereses de esos
pueblos serían perjudicados, y en qué medida...”.

El Convenio continúa reconociendo la propiedad estatal de los


minerales y otros recursos en territorios indígenas, estableciendo en
tal caso “procedimientos con miras a consultar a los pueblos
interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos
serían perjudicados…”. No se puede soslayar el hecho de que en el
año de sanción del Convenio 169 de la OIT (1989), daban comienzo
también los nuevos paradigmas para fundar el nuevo “mundo
globalizado” de los 90’, todos ellos en base a los criterios de mercado
que serían exaltados sin límite alguno a partir de la caída del bloque
comunista.

En sentido concordante, cuando la Constitución Nacional Argentina de


1994 nos refiere en su artículo 75 inc. 17 que corresponde al
Congreso asegurar la participación de los Pueblos Indígenas en la
gestión referida a sus recursos naturales: “no consagra a favor de las
comunidades indígenas la propiedad de los recursos naturales y se
limita a garantizarles la participación en la gestión de ellos. La
fraseología constitucional no es disonante con la adoptada por la
Convención 169 de la OIT, que el vocablo “gestión” es suficientemente
amplio como para comprender la “utilización, administración y
conservación” que predica el Convenio”. (“Propiedad Indígena”, Jorge
Alterini, Pablo Corna y Gabriela Vázquez, Editorial de la Universidad
Católica Argentina, pág. 186).

Sin embargo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH)


estableció una obligación negativa para los Estados que influyó en
materia de derecho de consulta, en cuanto protege expresamente la
integridad de los territorios indígenas y determina la imposibilidad del
estado para autorizar un menoscabo en los recursos naturales
existentes dentro de sus territorios hasta tanto el propio estado no
cumpla con determinadas obligaciones, tales como el relevamiento, la
titulación y el registro de territorios indígenas. Dice la CIDH al respecto
que: “Fundamentalmente y hasta tanto se concrete esa obligación
primaria (delimitación, demarcación, titulación y registro de territorios
indígenas) se impone la obligación del Estado de abstenerse de
ejercer -por sí o por medio de terceros que actúen con su tolerancia o
aquiescencia- actos que pudieran afectar la existencia, el valor, el uso
“2019 - Año de la Exportación”

o el goce de los bienes que eventualmente quedarían comprendidos


dentro de dicha delimitación geográfica” (Sentencia “Mayagna (Sumo)
Awas Tingni c/ Nicaragua”, párr. 173, punto resolutivo 4).

En otra de sus sentencias, la CIDH completa el concepto de que toda


afectación a los territorios en cuestión debe requerir del
Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) del pueblo que ejerce
la posesión tradicional del territorio. Así, ha dicho la CIDH que “El
Estado debe delimitar, demarcar y otorgar título colectivo del territorio
de los miembros del pueblo Saramaka, de conformidad con su
derecho consuetudinario, y a través de consultas previas, efectivas y
plenamente informadas con el pueblo Saramaka, sin perjuicio de otras
comunidades indígenas y tribales. Hasta tanto no se lleve a cabo dicha
delimitación, demarcación u otorgamiento de título colectivo respecto
del territorio Saramaka, Surinam debe abstenerse de realizar actos
que podrían dar lugar a que agentes del propio Estado o terceros,
actuando con consentimiento o tolerancia del Estado, puedan afectar
la existencia, valor, uso o goce del territorio al cual tienen derecho los
integrantes del pueblo Saramaka, a menos que el Estado obtenga el
consentimiento previo, libre e informado de dicho pueblo” (Caso
“Saramaka c/ Surinam”, Punto 5 de la parte resolutiva y ap. 55 de la
sentencia de interpretación).

La exigencia de la obligación estatal de consultar y de obtener el


Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) de los Pueblos
Indígenas en relación con la integridad de sus territorios resulta
también expresada en el contenido de la Declaración Universal sobre
los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, en tanto su artículo
26 nos revela muy claramente que: “3. “Los Estados asegurarán el
reconocimiento y protección jurídicos de esas tierras, territorios y
recursos. Dicho reconocimiento respetará debidamente las
costumbres, las tradiciones y los sistemas de tenencia de la tierra de
los pueblos indígenas de que se trate”.

El mismo principio adopta la DUDPI ONU para disponer respecto de la


reparación histórica de los daños operados en sus tierras, territorios y
recursos, para el caso de que los mismos hubieren resultado
menoscabados sin su consentimiento libre, previo e informado. Dice al
respecto el artículo 28 que: “1. Los Pueblos Indígenas tienen derecho
a la reparación, por medios que pueden incluir la restitución o, cuando
ello no sea posible, una indemnización justa, imparcial y equitativa, por
las tierras, los territorios y los recursos que tradicionalmente hayan
poseído u ocupado o utilizado de otra forma y que hayan sido
confiscados, tomados, ocupados, utilizados o dañados sin su
consentimiento libre, previo e informado”.

En cuanto a los conceptos de reparación y restitución territorial, la


Declaración del Congreso de Durban, de 2003, ya mencionaba en su
“2019 - Año de la Exportación”

Recomendación 5, 24, Inc.1, l la necesidad de que los Estados:


“Establezcan mecanismos participativos para la restitución a los
Pueblos Indígenas de las tierras, los territorios y los recursos que se
les hubiera arrebatado al establecer áreas protegidas sin su
Consentimiento Libre, Previo e Informado, y para proporcionarles
compensaciones justas y rápidas sobre la base de acuerdos
alcanzados de una manera plenamente transparente y apropiada
desde el punto de vista cultural”.

La consulta y el respeto de las propias prioridades que cada Pueblo


Indígena disponga para su desarrollo

Un concepto asociado que no podemos soslayar a la hora de analizar


el presente instituto resulta, sin lugar a dudas, el derecho de los
Pueblos Indígenas para disponer el modo y prioridades que
observarán a la hora de proponer su propio esquema de desarrollo
económico y productivo, el que tienen derecho a llevar adelante
conforme su cultura y cosmovisión.

La necesidad de obtener el Consentimiento Libre, Previo e Informado


(CLPI) de los Pueblos Indígenas viene siendo incorporada, cada vez
más, en las políticas y los estándares internacionales relacionados al
desarrollo, por lo que debería ser considerada como un componente
fundamental para garantizar la eficacia real de dichos procesos, de la
misma forma en que se considera que los Procesos de Consulta y
participación son también componentes fundamentales para garantizar
la eficacia del desarrollo.

El artículo 7 del Convenio 169 de la OIT nos refiere que: “1. Los
pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias
prioridades en lo que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en
que éste afecte a sus vidas, creencias, instituciones y bienestar
espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera, y de
controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico,
social y cultural. Además, dichos pueblos deberán participar en la
formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de
desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles
directamente...

El Proyecto de Declaración de los Pueblos Indígenas de la


Organización de Estados Americanos (OEA) establece que: “Los
Pueblos Indígenas tienen derecho de participar plenamente en la
formulación, planeamiento, ordenación y aplicación de programas
gubernamentales para la conservación de sus tierras, territorios y
recursos” (artículo XIII, apartado 4).

La Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas de


la ONU (DUDPI ONU) da un paso más allá cuando
“2019 - Año de la Exportación”

regula en su artículo 27 que: “Los Estados establecerán y aplicarán,


conjuntamente con los Pueblos Indígenas interesados, un proceso
equitativo, independiente, imparcial, abierto y transparente, en el que
se reconozcan debidamente las leyes, tradiciones, costumbres y
sistemas de tenencia de la tierra de los Pueblos Indígenas, para
reconocer y adjudicar los derechos de los Pueblos Indígenas en
relación con sus tierras, territorios y recursos, comprendidos aquellos
que tradicionalmente han poseído u ocupado o utilizado de otra forma.
Los Pueblos Indígenas tendrán derecho a participar en este proceso”.
En la misma dirección, el artículo 32 de la DUDPI ONU avanza
estableciendo que: “Los Pueblos Indígenas tienen derecho a
determinar y elaborar las prioridades y estrategias para el desarrollo o
la utilización de sus tierras o territorios y otros recursos...2. Los
Estados celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los
Pueblos Indígenas interesados por conducto de sus propias
instituciones representativas a fin de obtener su Consentimiento Libre
e Informado antes de aprobar cualquier proyecto que afecte a sus
tierras o territorios y otros recursos, particularmente en relación con el
desarrollo, la utilización o la explotación de recursos minerales,
hídricos o de otro tipo”. En cuanto a la importancia que llega a revestir
esta especie, corresponde resaltar los conceptos de la experta
internacional Raquel Yrigoyen Fajardo, quien pone en un primer
término de reconocimiento de los derechos de los Pueblos Indígenas
al de decidir sobre su propio modelo de desarrollo, ubicando a este
derecho en forma prioritaria respecto a un universo de cuatro tipos de
derechos vinculados a la relación existente entre los Estados y los
Pueblos indígenas. Recién en un segundo término reconoce a la
participación en todo el ciclo de las políticas; a la consulta previa
respecto de las medidas legislativas o administrativas que los afecten
y al Consentimiento Previo, Libre e Informado en aquellos casos
específicos donde se pone en riesgo la integridad (Cfr. Yrigoyen
Fajardo, Raquel, De la tutela indígena a la libre determinación del
desarrollo, la participación, la consulta y el consentimiento en “El
Derecho a la Consulta previa en América Latina. Del reconocimiento
formal a la exigibilidad de los derechos de los Pueblos indígenas”,
Instituto Latinoamericana de Servicios Legales Alternativos (ILSA),
Bogotá, 2009).

Los sujetos a convocar por los estados para la consulta

En cuanto a los sujetos, o protagonistas de la consulta, cuya


convocatoria resultará obligatoria para los estados, el sistema jurídico
no debe limitarse simplemente a las comunidades, con o sin
personería jurídica, afectados por un proyecto o emprendimiento, sino
que deberá realizar particular hincapié en participar del proceso a las
instituciones y organizaciones representativas de dichos pueblos.
“2019 - Año de la Exportación”

Si bien la noción de representatividad no debe ser un concepto rígido,


los órganos de control de la OIT han establecido que lo importante es
que las instituciones representativas “sean el fruto de un proceso
propio, interno de los Pueblos Indígenas” (Informe del Comité
encargado de examinar la reclamación en la que se alega el
incumplimiento por México del Convenio 169 sobre pueblos indígenas
y tribales).

Vale decir que la noción de consentimiento no necesariamente implica


que se deba contar con el acuerdo de cada uno de los miembros de
una comunidad u organización representativa, sino que se tiene que
llegar a un consenso de acuerdo al derecho y a las prácticas
consuetudinarias de los pueblos involucrados. En algunos casos, los
Pueblos Indígenas pueden expresar su consentimiento a través de
procedimientos e instituciones que no están basados formalmente o
íntegramente en derechos y prácticas consuetudinarios, como por
ejemplo a través de consejos legislativos o gobiernos tribales.

Los Procesos de Consulta y de participación fueron definidos por la


Organización Internacional del Trabajo como la “Piedra Angular” del
Convenio (Observación general sobre el Convenio 169, OIT, 2009), en
tanto introducen una obligación para los estados que genera
profundas consecuencias para los Pueblos Indígenas, dado que los
reconoce como sujetos colectivos de derecho público a nivel interno y
cuya voluntad se debe considerar e incorporar.

El artículo 19 de la DUDPI ONU establece que: “Los Estados


celebrarán consultas y cooperarán de buena fe con los Pueblos
Indígenas interesados por medio de sus instituciones representativas
antes de adoptar y aplicar medidas legislativas y administrativas que
los afecten, para obtener su Consentimiento Libre, Previo e
Informado”.
Esto incluye también a las organizaciones de segundo grado
(Confederaciones, Parlamentos, Federaciones, Coordinadoras, etc.)
que los mismos Pueblos Indígenas hubieren dispuesto para la efectiva
unificación política y cultural de sus comunidades, sea para brindar
mayores alternativas de desarrollo o simplemente para una mejor y
más completa representación de sus derechos como pueblo, razón por
la cual no pueden ser eludidas a la hora de realizar un Proceso de
Consulta.

En cuanto a la contraparte estatal, la Corte Interamericana de


Derechos Humanos (CIDH) ha establecido que “La obligación de
consultar a las Comunidades y Pueblos Indígenas y Tribales sobre
toda medida administrativa o legislativa que afecte sus derechos
reconocidos en la normatividad interna e internacional, […] implica el
deber de organizar adecuadamente todo el aparato gubernamental y,
“2019 - Año de la Exportación”

en general, de todas las estructuras a través de las cuales se


manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean
capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los
derechos.” (Corte Interamericana de Derechos Humanos, Pueblo
Indígena Kichwa de “Sarayaku vs. Ecuador”, Sentencia de 27 de junio
de 2012).

Resultó necesario establecer un criterio uniforme que fuera aplicable


dentro de la presente norma para la determinación de los sujetos a ser
convocados para el Proceso de Consulta, razón por la cual se optó por
considerar “instituciones y organizaciones representativas de los
Pueblos Indígenas” a todas aquellas instituciones, organizaciones o
comunidades Indígenas registradas en el Registro Nacional de
Comunidades Indígenas (Re.Na.C.I.) u organismo provincial
competente, así como a ”aquellas preexistentes”.

Esta última salvedad no resulta estéril ni antojadiza, dado que fue el


mismo Decreto presidencial 1122/2007, reglamentario de la Ley
26.160 de “Emergencia en Materia de Posesión y Propiedad de las
Tierras que tradicionalmente ocupan las Comunidades Indígenas
originarias del país”, el que consideró como “preexistentes” a “las
comunidades pertenecientes a un Pueblo Indígena preexistente al
Estado Nacional Argentino, haya o no registrado su personería jurídica
en el Registro Nacional de Comunidades Indígenas (Re.Na.C.I.) u
organismo provincial competente”.

Esta última definición abre los Procesos de Consulta a otro abanico de


actores involucrados en materia indígena que, por distintas razones,
muchas veces de orden político, no resultan inscriptos por los estados
en los registros correspondientes pero que guardan, sin embargo, una
importante legitimidad a la hora de demostrar su pertenencia a un
Pueblo Indígena preexistente al Estado Nacional Argentino.

Los principios que deben regir todo proceso de consulta

Desde el punto de vista normativo resulta conveniente explicitar con


precisión cuales son los principios, o valores rectores, que debe
observar el Estado Argentino para el dictado de sus reglamentaciones
locales, a fin de exigir que la futura consulta sea verdaderamente
legítima y resulten garantizados los pasos tendientes a obtener el
Consentimiento Libre, Previo e Informado de un Pueblo Indígena. En
este sentido, la doctrina emanada de la Corte Interamericana acuerda
en que para todo Proceso de Consulta deberá darse cumplimiento a
los siguientes principios:

Oportunidad: El proceso de consulta se debe realizar de forma previa


a la medida legislativa o administrativa a ser adoptada por las
entidades estatales. Si un proceso ya se encuentra en marcha, tal
“2019 - Año de la Exportación”

como sucedería con la realización de perforaciones exploratorias


tendientes a la instalación de alguna actividad minera, petrolera o
extractiva en general, se estará vulnerando el carácter previo de la
consulta.

Interculturalidad: El Proceso de Consulta se realiza reconociendo,


respetando y adaptándose desde el estado a las diferencias existentes
entre las culturas y contribuyendo al reconocimiento del valor de cada
una de ellas. En particular, todo procedimiento de consulta debe
respetar los modos de organización tradicionales y los criterios para la
toma de decisiones de los Pueblos Indígenas consultados.

Buena Fe: Los procedimientos destinados a reglamentar la consulta


con un Pueblo Indígena deberán encontrarse particularmente
enmarcados dentro del principio de la buena fe, lo que implicará una
negociación en donde todas las partes involucradas se hallen
dispuestas a escuchar y a ceder en sus posiciones cuando
correspondiere, a la vez que a defender sus legítimos intereses,
brindando a los acuerdos alcanzados un carácter vinculante para
ambas partes. El estado y los representantes de las instituciones u
organizaciones de los Pueblos Indígenas y las comunidades afectadas
tienen el deber de actuar de buena fe, operando con lealtad y
honestidad, en un clima de confianza, diálogo fluido, colaboración y
respeto mutuo.

Flexibilidad: La consulta debe desarrollarse mediante la puesta en


funcionamiento de procedimientos apropiados al tipo de medida
legislativa o administrativa que se pretende adoptar, o del proyecto a
aprobar según el caso, tomándose particularmente en cuenta las
circunstancias y características especiales de los Pueblos Indígenas
involucrados. En este sentido resultará esencial garantizar la amplitud
de los criterios y mecanismos a adoptar, en cuanto todo procedimiento
de consulta debe permitir la plena expresión de las opiniones de los
Pueblos Indígenas, así como la participación de todos los afectados,
sea a través de sus comunidades o de sus instituciones y
organizaciones representativas.

Ausencia de coacción o condicionamiento: La participación de los


Pueblos Indígenas en todo Proceso de Consulta debe ser realizada sin
el empleo de coacción ni de condicionamiento alguno. La voluntad de
los mismos debe expresarse genuinamente; libre de toda amenaza,
intimidación o manipulación. Este último caso requiere de una especial
atención, dado que bajo la apariencia de generar incentivos
económicos, realizar promesas de trabajo o cualquier otro tipo de
manipulación por parte del Estado o de las empresas involucradas, se
ve limitada y cercenada la noción de libertad de los Pueblos Indígenas
y se produce un condicionamiento directo o encubierto.
“2019 - Año de la Exportación”

Plazo razonable: El proceso de consulta se lleva a cabo considerando


plazos razonables, que permitan a las comunidades afectadas, las
instituciones u organizaciones de los Pueblos Indígenas conocer,
reflexionar, consultar con especialistas y hasta realizar propuestas
concretas respecto de las medidas legales o administrativas, o del
proyecto objeto de la consulta.

Información oportuna: Los Pueblos Indígenas tienen derecho a recibir,


por parte de las entidades estatales competentes, la información
oportuna, adecuada y veraz sobre las consecuencias sociales,
culturales y económicas de las medidas legislativas o administrativas,
o del proyecto a ser consultados. El Estado tiene la obligación de
brindar esa información desde el inicio del Proceso de Consulta y con
la debida anticipación.

En cuanto a la información que debe primar en todo proceso de


consulta deberán abarcarse, por lo menos, los siguientes aspectos: “a)
naturaleza, envergadura, ritmo, reversibilidad y alcance de cualquier
proyecto o actividad propuestos; b) la razón o razones o el objeto del
proyecto o la actividad; c) la duración; d) la ubicación de las áreas que
se verán afectadas; e) una evaluación preliminar de los probables
impactos económicos, sociales, culturales y ambientales, incluso los
posibles riesgos, y una distribución de beneficios justa y equitativa en
un contexto que respete el principio de precaución; f) el personal que
probablemente intervenga en la ejecución del proyecto propuesto
(incluso pueblos indígenas, personal del sector privado, instituciones
de investigación, empleados gubernamentales y demás personas); y
g) los procedimientos que puede entrañar el proyecto (“Sobre el
Derecho a la consulta previa de los Pueblos indígenas” (Documento
elaborado por el GAJAT y el CIAP, ambos son parte del Centro de
Políticas Públicas para el Socialismo (CEPPAS)).

Obligatoriedad: Es obligación del propio Estado, en todos sus niveles,


la de proponer, sostener y garantizar todo proceso de consulta
realizada a los Pueblos Indígenas respecto de cualquier medida
legislativa o administrativa, o de la realización de un proyecto, que
involucre sus derechos o intereses, no pudiendo delegar esta
obligación en terceros ni, mucho menos, en las empresas interesadas
en explotar recursos naturales sobre territorios indígenas.

Recursos suficientes: el Estado deberá garantizar la provisión de los


recursos presupuestarios que resulten suficientes para permitir una
plena participación de los Pueblos Indígenas en el Proceso de
Consulta, inclusive de aquellas comunidades o de sus integrantes que
pudieren verse afectados y que no se encuentren ubicados en lugares
accesibles, debiendo arbitrar los medios a fin de permitir que los
“2019 - Año de la Exportación”

mismos puedan participar del proceso, sea personalmente o a través


de sus representantes.

Dualidad y equidad de género: Resulta de vital importancia en las


culturas indígenas el respeto por la noción de dualidad, en cuanto
todas las fuerzas de la naturaleza y las decisiones humanas deben ser
abordadas desde la concepción de la paridad. En este sentido, el
derecho a la participación de mujeres y hombres durante el Proceso
de la Consulta promueve la idea del rol distinto, pero complementario,
que observan los géneros femenino y masculino. Tal principio debe
verse reflejado tanto en la vida comunitaria como en los diferentes
niveles y espacios de toma de decisiones para la redistribución de los
recursos y la participación en los beneficios;

Respeto a la Madre Tierra: Teniendo en cuenta la necesidad de vivir


en armonía con la naturaleza y las fuerzas que la componen, los
Pueblos Indígenas han propuesto como invariable requisito en todos
los procesos de negociación con el pueblo blanco a lo largo de la
historia al cuidado y respeto irrestricto por la Madre Tierra (Pacha
Mama para la cultura Quechua, Ñuke Mapu para la cultura Mapuche),
a fin de que las fuerzas que la conforman continúen alineadas,
respetando la misma como un sujeto viviente y como fuente de
espiritualidad, augurando de este modo un buen año de armonía para
la comunidad, una cosecha provechosa y el sostenimiento de sus
animales.

Jurisprudencia aplicable al derecho de consulta y a la obtención del


Consentimiento Libre, Previo e Informado

Importantes han resultado también los avances que en materia


jurisprudencial han logrado los distintos Tribunales nacionales al
reconocer la importancia de la consulta y del derecho de obtener el
Consentimiento Libre, Previo e Informado (CLPI) de los Pueblos
Indígenas.

Así, el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro, ante


la eventual instalación del emprendimiento minero “Proyecto
Calcatreu” (Minera Aquiline S.A.) nos revela que: “La identidad étnica,
las formas de organización, el patrimonio cultural y social, el “hábitat”
de las Comunidades Indígenas del lugar deben ser contemplados al
evaluar el impacto ambiental con criterios de pluralidad y
biodiversidad, correspondiendo efectuar la consulta y darles
participación sobre el “Proyecto Calcatreu”, con suficiente y completa
información, de conformidad a la legislación provincial y nacional, las
Constituciones federal y local y los Tratados Internacionales...Existen
los extremos del “riesgo presunto” o “daño temido” si se avanza en el
“Proyecto Calcatreu” sin observar las disposiciones de carácter
constitucional y legal, o del derecho supranacional, consagradas a
“2019 - Año de la Exportación”

favor de las Comunidades Originarias, sus recursos naturales y el


medio ambiente del lugar, que deben ser informadas, consultadas,
tener participación en la gestión de esos recursos y respetadas en el
patrimonio étnico, social y cultural. Los organismos de la
Administración que hasta ahora actuaron en el “Proyecto Calcatreu”
debieron ser más cuidadosos al respecto...” (Voto del Dr. Luis Lutz en
autos “Co.de.c.i. (Consejo de Desarrollo de Comunidades Indígenas
de la Provincia de Río Negro) s/ Acción de Amparo”, Expte. N*
19439/04, STJ, 16/8/2005).

En forma coherente con ello, el STJ de Río Negro adoptó


unánimemente la decisión de establecer obligaciones para distintas
reparticiones estatales de esa Provincia, en particular: “A cargo de la
Dirección General de Minería, el Codema (Consejo Provincial de
Ecología y Medio Ambiente), la Dirección de Tierras y Colonización, el
DPA.(Dirección Provincial de Aguas) y los demás organismos de la
Administración que resulten competentes en la aprobación de las
diversas etapas y sus correspondientes trámites del denominado
“Proyecto Calcatreu”: de observar el pleno respeto y la aplicación de
las normas en vigencia en cuanto a la pluralidad étnica; respeto al
patrimonio social y cultural; preservación de los recursos naturales y el
medio ambiente; información, consulta y participación de las
Comunidades originarias del área comprendida y sus aledaños (“Peñi
Mapu” de Lipetren Chico, “Npug Curra” de Mamuel Choique y “Putren
Tulli” de Lipetren Grande), en particular la reserva Lipetren...
(Sentencia del STJ de Río Negro del Autos “Co.de.c.i. (Consejo de
Desarrollo de Comunidades Indígenas de la Provincia de Río Negro) s/
Acción de Amparo”, Expte. N* 19439/04, STJ, 16/8/2005).

En una Acción de Amparo Colectivo por Intereses Difusos de la


Provincia del Chaco planteada desde distintas Asociaciones
Indígenas, la Jueza interviniente (hoy integrante del Superior Tribunal
de Justicia de esa Provincia) entendió que para el dictado de la Ley
5285 (de reforma de la Ley de Bosques del Chaco) “no se confirió
participación a las comunidades indígenas que habitan la Provincia
del Chaco: los Wichi, los Tobas-Quom, los Mocoví y demás Pueblos
Indígenas afectados, en desmedro de lo establecido en el inc. 17 del
art. 75 de la Constitución Nacional y art. 37 de la Constitución
Provincial. Es así que específicamente en el inc. b) de esta última
cláusula se dispone que el Estado les asegurará a los Pueblos
Indígenas la participación en la protección, preservación, recuperación
de los recursos naturales y de los demás intereses que los afecten, y
en el desarrollo sustentable, lo que no aconteció... Se ha omitido el
real respeto de participación a las comunidades indígenas, a los
antiguos pobladores del Chaco y a las organizaciones acompañantes
en toda legislación o medida que afecte sus derechos, situación que
necesariamente debe revertirse sin demoras...” En función de ello, la
jueza resolvió en su sentencia declarar: “la inconstitucionalidad de la
“2019 - Año de la Exportación”

Ley Nro. 5285/03 (de reforma de la ley de bosques de la provincia del


Chaco) y sus decretos reglamentarios y haciendo saber a las
autoridades provinciales que cualquier normativa que se dicte en su
reemplazo deberá ajustarse a las prescripciones constitucionales en
punto a la participación de los Pueblos Indígenas afectados, y de los
distintos sectores y agentes sociales involucrados”. (“Asociación
Comunitaria Nueva Pompeya, Asociación Comunitaria de
Comandancia Frías y Asociación Comunitaria Nueva Población c/
Provincia del Chaco y /o Subsecretaria de Recursos Naturales, Medio
Ambiente de la Provincia del Chaco e Instituto de colonización y/o
QRR S/ Acción de amparo colectivo de intereses difusos” (Expte. Nro.
1754/04). Juzgado Civil y Comercial Nº 6 a cargo de la Dra. Iride I. M.
Grillo, Resistencia, Chaco, 17 de diciembre de 2004).

En la esfera de la justicia criminal, otro Tribunal argentino resolvió en


el mismo sentido, cuando dispuso no considerar delito, y por lo tanto
absolver a los distintos referentes indígenas que habían sido llevados
a juicio, a las distintas medidas de acción directa llevadas a cabo por
la comunidad mapuche de Lonco Purrán contra el avance de la
petrolera estadounidense “Pioneer”, en defensa de lo que
consideraron la integridad de su territorio y de sus recursos naturales.
En dicha ocasión, el Tribunal justificó la supuesta conducta antijurídica
de los reclamantes en que ni el Estado, ni la empresa Pioneer
aseguraron la debida participación del Pueblo Indígena en la gestión
referida a sus recursos naturales. Dice el Fallo que la actitud rebelde
de los reclamantes (impedir el ingreso a la planta): “No se trató de
ningún tipo de agresión ni de un acto de entorpecimiento o agresivo,
sino una simple demostración de resistencia pacífica, que tenía por
único fin llamar la atención de las autoridades en relación a los
importantes daños que venía sufriendo la comunidad con muerte de
animales, pérdida de los pastos, rajaduras en viviendas, etc., y
particularmente, el incumplimiento de lo específicamente normado en
el art. 75 inc. 17 de la Constitución Nacional y 53 de la Ley
Fundamental de la Provincia del Neuquén, en tanto tales normas
aseguran la participación de los Pueblos Indígenas en la gestión
referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los
afecten, en razón de que no sólo no se efectuó ninguna consulta con
la comunidad para llevar a delante las obras por la Empresa
PIONNER, sino que además no obtuvieron respuesta alguna ante los
múltiples reclamos efectuados en relación a los daños ya enunciados”
(Voto del Dr. Héctor Manchini en autos “Nahuel, Florentino –
Ñancucheo, Roberto – Velásquez Maliqueo, Martín – Pintos, Fidel s/
usurpación” (Expte. nº 3302 - fº 69, 19/6/2007, Cámara de Juicio en lo
Criminal de Zapala, Pcia. del Neuquén).

Respecto del mismo derecho de participación, y la correspondiente


obligación del Estado de producir la información cuando ésta no exista
para garantizar la transparencia de cualquier Proceso de Consulta,
“2019 - Año de la Exportación”

resulta oportuno citar el fallo de la Provincia de Salta, en el que,


basándose sobre el Convenio sobre Diversidad Biológica, el Tribunal
expresara que “…en cuanto a la información es importante señalar
que no sólo debe ser accesible a los efectos de que la población
pueda ser informada, tomar decisiones y dar opinión sobre los
problemas ambientales que puedan afectarla directamente, sino que
además es importante que el estado provea información haciendo lo
que corresponda para producirla en caso en que no exista, a efectos
de que la racionalidad de las decisiones pueda ser puesta
efectivamente en marcha…”. (Juzgado Contencioso Administrativo,
“Fiscal de Cámara vs. Municipalidad de la Ciudad de Salta s/ Medida
Cautelar: Prohibición de Innovar”, Expte. Nº 2188/00).

En otro caso de la provincia de Neuquén, el Juez entendió que ante la


pretensión de una empresa petrolera de ingresar por orden judicial a
realizar prospecciones en el territorio de la comunidad Wentru Trawel
Leufú, debieron “el Estado Provincial y la Empresa Petrolera Piedra
del Aguila S.A. retomar las negociaciones para llegar a un acuerdo
que satisficiera los derechos de consulta y participación que
constitucionalmente han sido garantizados a los pueblos originarios
para casos como el de autos… y toda vez que en las presentes
actuaciones no se ha demostrado el cumplimiento cabal y adecuado
de los procedimientos de consulta y participación prescriptos por el Art.
75 inciso 17 de la Constitución Nacional…entiendo que corresponde
rechazar la acción promovida por Petrolera Piedra del Aguila S.A…”
(“PETROLERA PIEDRA DEL AGUILA SA c/ CURRUHUINCA
VICTORINO Y OTROS S/ ACCION DE AMPARO”, (Expte. Nro.:
43907, año 2.007, en trámite ante el Juzgado de Primera Instancia
Nro. 2 en lo Civil, Comercial, Especial de Procesos Ejecutivos, Laboral
y de Minería de Cutral Có, Provincia de Neuquén, Argentina).

A su vez, el Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Neuquén


ya había establecido anteriormente que “el derecho de consulta de los
Pueblos Indígenas es, en esencia, un derecho fundamental de
carácter colectivo, por el que el Estado está obligado a instaurar
procedimientos de buena fe destinados a recoger el parecer libre e
informado de dichas comunidades, cuando se avizoren acciones
gubernamentales, ya sean legislativas o administrativas, susceptibles
de afectarles directamente, a fin de establecer los acuerdos o medidas
que sean meritorios” (TSJN, 25/10/10; Acuerdo nº 6 en autos
“COMUNIDAD MAPUCHE CATALÁN Y CONFEDERACIÓN
INDÍGENA NEUQUINA C/ PROVINCIA DEL NEUQUEN S/ ACCIÓN
DE INCONSTITUCIONALIDAD”, Expte. nº 1090/04).-

Documentos, Declaraciones y Recomendaciones Internacionales

En un informe producido en el seno del Banco Interamericano de


Desarrollo (BID) se sostuvo que “El círculo virtuoso de cultura y
“2019 - Año de la Exportación”

desarrollo sólo puede lograrse si los expertos en materia de desarrollo


llegan a comprender la cultura local, facilitan oportunidades de
participación genuina, y promueven la toma de decisiones y el
empoderamiento de la población a ser beneficiada, no sólo en la
ejecución de los proyectos, sino también en su identificación y
diseño....Especialmente para proyectos de desarrollo que tienen un
componente de manejo de recursos naturales, recuperación de áreas
degradadas o protección, es necesario, dada su estrecha relación
económica, cultural e espiritual con los territorios que ocupan, que los
diagnósticos previos incluyen un análisis del uso cultural de la
tierra….”. (DERUYTTERE Anne, Pueblos Indígenas, Recursos Naturales
y Desarrollo con Identidad: Riesgos y oportunidades en tiempos de
globalización, Jefa de la Unidad de Pueblos Indígenas y Desarrollo
Comunitario del Departamento de Desarrollo Sostenible del Banco
Interamericano de Desarrollo, Pág. 10 y 11, web oficial del BID).

A su vez, la Declaración de Durban de 2003 exigía en su


Recomendación 5.24, inc. 1, “c”, que los estados: “Velen por que el
establecimiento de áreas protegidas se base en el Consentimiento
Libre, Previo e Informado de los Pueblos Indígenas, y por qué se lleve
a cabo una evaluación previa del impacto social, económico, cultural y
ambiental, con la plena participación de los pueblos indígenas”.

Ya la Declaración de la Eco Río 92 revelaba que: “Las poblaciones


indígenas y sus comunidades, así como otras comunidades locales,
desempeñan un papel fundamental en la ordenación del medio
ambiente y en el desarrollo debido a sus conocimientos y prácticas
tradicionales. Los estados deberían reconocer y apoyar debidamente
su identidad, cultura e intereses y hacer posible su participación
efectiva en el logro del desarrollo sostenible” (Principio 22 de la
Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y Desarrollo, Río de
Janeiro, Brasil, 3 al 14/6 de 1992).

Reafirmando el concepto, la Declaración Final de la Cumbre de Río +


20, destacó “La importancia de la participación de los Pueblos
Indígenas en el logro del desarrollo sostenible… Reconocemos
también la importancia de la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los derechos de los Pueblos Indígenas en el contexto de la
aplicación de estrategias de desarrollo sostenible en el plano mundial,
regional, nacional y subnacional” (Principio 49 del Documento Final de
la Conferencia de Naciones Unidas Sobre Desarrollo Sostenible: “El
Futuro que queremos”, Río de Janeiro, Brasil, 20 al 22 de junio de
2012).

En ésta última oportunidad, la denominada “Cumbre de los Pueblos”


realizada ante la presencia de los más diversos actores sociales
provenientes de todo el mundo, en forma paralela a la Cumbre Oficial,
resultó contundente en su documento final respecto de la temática que
“2019 - Año de la Exportación”

nos ocupa, estableciendo como “Eje de Lucha” el exigir de los Estados


“La consulta y Consentimiento Libre, Previo e Informado, basado en
los principios de la buena fe y del efecto vinculante, según la
Convención 169 de la OIT” (Declaración final de la Cumbre de los
Pueblos en la Río+20 “Por Justicia Social y Ambiental, en defensa de
los bienes comunes, contra la mercantilización de la vida”, Río de
Janeiro, Brasil, 15 al 22 de junio de 2012).

Dentro de las Observaciones Finales del Comité para la Eliminación de


la Discriminación Racial (CERD) de Naciones Unidas, dispuestas en el
marco de su 76º período de sesiones, se emite un particular llamado
de atención para el Estado Argentino, expresando su “Seria
preocupación que a pesar de la ratificación del Estado parte de la
Convención No. 169 de la OIT respecto a los Pueblos Indígenas en
estados independientes, el Estado parte (la Argentina) no ha
desarrollado mecanismos efectivos para llevar a cabo consultas que
obtengan el Consentimiento Libre, Previo e Informado de
comunidades que puedan verse afectadas por proyectos de desarrollo
y explotación de recursos naturales.”

En virtud de ello es que el Comité CERD recomienda finalmente a la


Argentina que “el Estado instaure mecanismos adecuados, de
conformidad con la Convención nª 169 de la OIT, para llevar a cabo
consultas con las comunidades que puedan verse afectadas por
proyectos de desarrollo y explotación de recursos naturales con el
objetivo de obtener su Consentimiento Libre, Previo e Informado”
(Examen del Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial
(CERD) de Naciones Unidas de los informes presentados por los
Estados partes de conformidad con el artículo 9 de la Convención
sobre Discriminación Racial, Recomendaciones para el Estado
Argentino, punto 26, 16 de marzo de 2010).

Conclusiones

Conforme lo analizado a lo largo de los presentes fundamentos,


resulta evidente que se ha logrado un notable avance en la legislación
y jurisprudencia internacional a través de la instalación de los
derechos a la Consulta y al Consentimiento Libre, Previo e Informado
(CLPI) de los Pueblos Indígenas, dispuestos oportunamente por el
Convenio 169 de la OIT y ampliados con posterioridad por la
Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU,
para todos aquellos procesos administrativos y legislativos que
pudieran afectar los intereses de los Pueblos Indígenas.

Mediante la firma del primero (Convenio 169 OIT), y la votación


positiva de la segunda (DUDPI ONU), la Argentina ha quedado
claramente obligada a establecer la correspondiente reglamentación
del derecho de consulta dentro de sus propias normativas internas,
“2019 - Año de la Exportación”

razón por la cual acompañando el presente proyecto de ley se estará


dando fiel cumplimiento a los estándares de reconocimiento que hoy
nos requieren la Corte Interamericana de Derechos Humanos y
nuestra propia Corte Suprema de Justicia de la Nación, que contempla
a los fallos emitidos por aquel Tribunal Internacional como plenamente
vigentes en nuestro territorio e integrantes del Bloque Constitucional
Argentino (Fallos “Giroldi”, “Ekmekdjian” y “Gramajo”).

El nivel de desarrollo del Proceso de Consulta propuesto en la


presente ley deberá también verse reflejado en la decisión que los
mismos Pueblos Indígenas adopten respecto de sus propias
prioridades en lo que atañe a sus procesos de desarrollo; siendo
necesario evaluar, no solo la ecuación económica para el pueblo o
comunidad de que se trate, sino también la incidencia social, espiritual,
cultural y sobre el medio ambiente que los proyectos o actividades de
desarrollo previstas pudieren generar.

Del mismo modo, la reglamentación del Proceso de Consulta


propuesto en la presente permitirá a los Pueblos Indígenas sostener
para su futuro ideales distintos a los valores occidentales de alta
productividad, de fomento al individualismo o de considerar a la
acumulación como un bien en sí mismo; pudiendo fundar sus
motivaciones, si así lo dispusieran, en vivir con lo que la vida y la
naturaleza les exigieran para cubrir sus necesidades, o en
desarrollarse, en todo caso, conforme los lineamientos de su cultura y
en armonía con el medio que los circunda.

En dicho contexto, el derecho a ser consultados, y la obtención del


Consentimiento Libre, Previo e Informado, vendrán a coadyuvar con el
desarrollo y mantenimiento de las culturas milenarias que hoy el
mundo entero comienza a valorar y a emular, por lo que solicitamos de
los Sres. Senadores y Diputados Nacionales apoyen y acompañen el
presente proyecto de Ley.

María M. Odarda.-

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