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que el número excedía esa cantidad, y bastante, nos parecía que era un poco estrecho
someternos al otro espacio. De manera que bueno, entre un espacio como este, en el que
quedan algunos lugares y el otro, en donde íbamos a estar un poco apiñados, decidimos
elegir este lugar, que es un poco más amplio, aunque queden lugares vacíos, y luego
veremos en el transcurso del Seminario si podemos sostener este lugar y si es el más
adecuado. De manera que por ahora vamos a funcionar acá. Entre las novedades, está
que salió mi libro “Clínica psicoanalítica y neogénesis” que es la mitad del primer año
de Seminario, corregido. Para la próxima reunión le he pedido a Amorrortu que nos
mande ejemplares para ser ofrecidos a ustedes. De manera que, para la próxima, los que
quieran el libro, pueden traer 20 pesos como máximo, que es lo que puede llegar a
costarles, para poder recogerlos.
Bueno, mientras pasé las informaciones, fueron llegando. Los que no tienen las
informaciones, le pueden preguntar a los compañeros o a cualquiera de los miembros del
Seminario. Este año la coordinación general, que estuvo hasta ahora en manos de Marina
Rizzani, va a ser relevada por Alicia Lurie, porque Marina ya llevó cuatro años
coordinando y este año lo va a llevar Alicia Lurie, y la coordinación docente va a estar en
manos de Graciela Rajnerman. Desde el punto de vista de la secretaría científica, como
siempre, va a estar en manos de Marina Calvo, el sonido a cargo de Pablo Schenquerman,
como siempre. Respecto a los talleres, cualquier duda o cualquier problema, pueden
hablar con Graciela Rajnerman, para arreglar los detalles. Ella se hace cargo de todo con
la mejor voluntad; cambios de un lugar a otro, problemas con los horarios... tiene una
voluntad de hierro y una paciencia santa. Entonces todo lo arreglan con ella. Un último
problema que vamos a tener: el 24 de abril, que es lunes, es un aniversario más del
genocidio armenio en manos de los turcos, con lo cual esta institución va a estar cerrada.
El lunes siguiente es 1º de mayo. Entonces, para que no quedemos dos semanas así, yo
he pedido que nos den un sábado para poder reemplazar una de las clases, para todos
aquellos que quieran venir. Porque en realidad, el feriado corresponde, pero el cierre de
la institución podemos reemplazarlo. De manera que están pensando qué sábado tienen
libre para poder ofrecernos el recinto para recuperar una de las clases. El calendario va a
ser igual que todos los años. Vale decir que tendremos vacaciones en julio, todavía no se
si una o dos semanas, de acuerdo con lo que ocurra acá, porque este es siempre un
acuerdo que tomamos en común, y en principios de noviembre yo no voy a estar un lunes
porque tengo una actividad en el exterior, y eventualmente también puede ocurrir que
otro lunes ocurra lo mismo, por una cuestión de viajes. El resto del año vamos a
funcionar y los feriados no son recuperados, como nunca han sido, salvo aquellos que no
son feriados, sino que lo han sido por una circunstancia como la que acabo de informar,
que vamos a reemplazarlos.
El Seminario de este año, que está, como ustedes tienen en los programas, se
llama “Traumatismo y simbolización: los modos del sufrimiento infantil”, tiene un
programa ambicioso que, francamente, yo no me voy a preocupar por terminar porque, en
la medida en la que no tenemos compromisos públicos, podemos tomarnos el tiempo que
necesitemos y trabajaremos en profundidad todo lo que sea necesario, y si no lo
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cumplimos, seguiremos el año próximo con otros módulos en los cuales incluyamos
aquello que nos ha quedado pendiente. Pero esto un poco aludiendo al espíritu poco
académico de nuestras reuniones, pero sí riguroso. Ustedes saben que lo académico y lo
riguroso no siempre son compatibles. En este caso la idea es que podamos profundizar lo
más posible. En general, el tema cada año se desprende de un seminario anterior. Hay
algo como que va decantando. A medida que han ido pasando los años, los temas han ido
surgiendo, y a mediados de año uno iba teniendo la sensación de que había una
problemática que insistía, y sobre esa problemática que insistía se definía el proyecto para
el año siguiente. Esto ha ocurrido un poco con el tema de este año, el de traumatismo...
que, entre paréntesis, me encontré con que ya en el de Clínica psicoanalítica y neogénesis
hay varios apartados sobre la cuestión del traumatismo y sobre la función del
traumatismo, y en general hemos ido hablando a lo largo de este tiempo, y en este
Seminario vamos a sistematizarlo, y a profundizar una serie de materiales desde distintas
perspectivas. Por un lado, por supuesto, vamos a dedicar un tiempo importante a los
aspectos teóricos, vale decir, a lo que ustedes han encontrado en el programa, ustedes
vieron que no hay ninguna referencia concreta a ninguna experiencia traumática en
particular. Lo cual no quiere decir que no van a estar presentes todos aquellos elementos
en los cuales está implicado, no sólo en la clínica sino también en la práctica, los
traumatismos. Porque una de las características del tema de este año es que se abre sobre
problemas de la práctica social, en la medida en que los traumatismos geográficos e
históricos no singulares son abarcados bajo modelos que implican un trabajo compartido
en instituciones o en espacios que no son precisamente los del consultorio. De manera
que no vamos a hablar sólo de la práctica clínica sino de la práctica en general, en
relación al traumatismo. Pero también todo aquello que tiene que ver, entonces, con las
experiencias singulares y la función del traumatismo como problemática que se desplaza
alrededor de la cuestión, digamos, de los aciertos y las impasses del psicoanálisis.
Ustedes saben que este Seminario es un lugar, además, en el cual repensamos problemas
del psicoanálisis. Hace poco tiempo publiqué un texto en Topía que se llamaba “La
acumulación no hace la riqueza”, donde planteaba qué cuestiones en el psicoanálisis no
me llevaría al siglo próximo y cuáles sí me llevaría, porque ustedes saben la diferencia
entre acumular cosas valiosas y juntar trapos viejos, agujereados, apolillados y, en
algunos casos, capaces de dañar las cosas buenas del placard.
En este caso, entonces, la idea de que la acumulación no hace la riqueza nos está
planteando permanentemente cómo los problemas teórico-clínicos o teórico-prácticos que
vamos planteando actúan también como ejes disparadores de acumulaciones de hipótesis
adventicias del psicoanálisis y de impasses, y vamos a trabajar, como lo hemos hecho
siempre, en cuáles son las respuestas que se intentan a estas dificultades. El tema de este
año, además, tiene una raigambre ética importante. El psicoanálisis guarda una profunda
deuda, una deuda con aquellas víctimas en las cuales se ha desconocido el carácter de
víctimas, frente a los acontecimientos padecidos, y se les ha entendido en muchas
situaciones, por una cuestión de método, no por mala fe, pero sí por una cuestión de
método y tal vez por una cuestión de teoría, se ha entendido sus padecimientos como
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serios, por supuesto se van planteando opciones. Ustedes saben que hace tiempo que yo
trabajo con dos ideas que rigen de algún modo la forma en la que voy a pensar este
Seminario. Por una parte, el concepto de metábola, vale decir, la idea de que entre
aquello que ingresa del exterior y aquello que aparece como producción psíquica, hay un
procesamiento y este procesamiento le da su especificidad y singularidad a las formas con
las que los seres humanos organizan, recrean, articulan su relación con los sufrimientos y
los modos con los cuales se inscriben los padecimientos a los que son sometidos.
Entonces, concepto de metábola, por una parte. La segunda de ellas es concepto de
aparato psíquico, en el cual lo que caracteriza al aparato psíquico es, precisamente, el
hecho de que no hay un sujeto homogéneamente instalado frente a aquello que le ocurre,
sino un sujeto que está procesando de distintas maneras simultáneamente y en conflicto
frente a las cosas que padece. El año pasado, para los que estaban, les recuerdo un
ejemplo de algo que me ocurrió en una supervisión en Córdoba, en la cual trajeron el
material de un niño que había sido abusado sexualmente y que intentó abusar de un
compañerito. En realidad la consulta había sido así: el niño intentó abusar de un
compañero y a partir de esta situación se descubrió que el niño era abusado. Cuando la
terapeuta lo recibió le dijo: “Bueno, estamos acá para entender eso que te hicieron.” Y
yo le dije: “No, no estamos acá para entender lo que le hicieron. Estamos acá para
entender lo que él hace y para ver de qué manera lo que él hace tiene que ver con lo que
le hicieron.” Porque en última instancia, si no, nunca uno podría analizar las
consecuencias de los actos de ningún ser humano, en la medida en que más allá de lo que
a uno le hicieron, justamente el procesamiento psíquico de lo que le hicieron es lo que
determina las formas con las cuales opera en el mundo. De manera que uno de los ejes
con los que vamos a trabajar es el concepto de aparato psíquico y junto a ello la idea de
metábola.
Desde esta perspectiva del aparato psíquico, por supuesto, vamos a recorrer
algunas de las cuestiones del modelo freudiano. La forma en la que se va planteando en
los distintos modelos freudianos y en el post-freudismo, por supuesto, y porqué no en el
para-freudismo... porque cuando uno habla del post-freudismo no puede olvidar también
que hubo pensadores paralelos a Freud en su época, desprendidos por supuesto del tronco
del psicoanálisis, pero que participaron ampliamente del movimiento psicoanalítico en la
misma época. Por ejemplo, gente como Adler que ocupó un lugar muy importante en la
cuestión del traumatismo. U Otto Rank, gente de la socialdemocracia, muy preocupados
por la situación de víctima del niño, muy en particular, como decían ellos, en la ideología
de la época, por lo que Otto Rank llamó “el alma del niño proletario.” Con cuestionarios
extensísimos respecto a los traumatismos padecidos, por ejemplo si los padres habían
sido perseguidos por la policía, si habían tenido que mudarse... en fin, una serie de
preguntas que tienen que ver con la concepción del traumatismo como el traumatismo
político-histórico. Pero justamente estos personajes trabajaron mucho en la concepción
del traumatismo. Lo que pasa es que el traumatismo, es muy interesante esto, queda
completamente desexualizado, cuestión que Freud va a intentar que nunca ocurra de ese
modo. Si no es a través, digamos, de la primer teoría genital, sí a través de la teoría
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pulsional. Teoría traumática, vale decir, de las experiencias precoces infantiles ligadas a
mociones deseantes y relacionadas con objetos.
Bueno, entonces, vamos a trabajar un poco con los modelos freudianos. Por
supuesto que el paradigma sobre el que vamos a trabajar es Más allá del principio del
placer, que es el modelo eje a partir del cual se define la cuestión del traumatismo, y en el
cual ocupa un lugar muy importante, sobre todo para lo que Freud va a plantear sobre la
teoría de las neurosis traumáticas. Ustedes saben que hace tiempo yo ya formulé una
diferencia en La fundación de lo inconciente respecto a las neurosis traumáticas y una
teoría traumática de las neurosis, en la cual retomo la idea de una teoría traumática de las
neurosis, idea que Freud tiene hasta 1897, hasta la famosa Carta del equinoccio, pero en
ese desarrollo que Freud plantea hasta 1897, la génesis traumática de las neurosis es una
génesis que se define en relación al traumatismo en relación al traumatismo genital o
sexual, como lo llamaba en ese momento, porque no había teoría de la sexualidad amplia,
y lo que nosotros vamos a introducir acá que es la idea del traumatismo en relación a la
teoría sexual extensa, vale decir, en relación a el modo de inscripción en la tópica, de las
formas con las cuales se van a constituir las estructuras deseantes.
En esa dirección es que yo voy a retomar una diferencia que hicimos hace ya
muchos años, y en la que viene trabajando Laplanche y yo junto a él, que es la diferencia
entre una génesis o una tópica concebida como endógena y por diferenciaciones respecto
a una tópica concebida como producida traumáticamente, exógena y por décalage. Vale
decir, una tópica que se va a constituir, por supuesto, a partir de determinantes exógenos.
Pero cuando uno dice “una tópica exógena” se abren varios problemas al mismo tiempo,
porque hay una tendencia en los últimos años a sacar materiales que cuestionan el
abandono de Freud de la teoría de la seducción, vale decir, teoría de la seducción que es
la teoría traumática de las neurosis, en última instancia, reinscripta a posteriori en las
series complementarias, pero hay una tendencia a debatir el abandono de la teoría
traumática en Freud a partir de razones totalmente personales. Si ustedes leen, por
ejemplo, un libro de Marianne Krul, que se llama Sigmund, hijo de Jacob, en ese libro
Marianne Krul explica a partir de la relación de Freud con su padre y de los problemas
que se arrastraban en la vida de Freud la imposibilidad de él de sostener la teoría
traumática. O, por ejemplo, el mismo Geoffrey Mason que, en su libro sobre la
seducción también se sostiene mucho más en cuestiones personales de Freud que en un
trabajo sobre aquello que llevaría a Freud a abandonar la teoría traumática tal como fue
formulada. Yo creo que realmente el único que lo hizo en serio fue Laplanche con el
concepto de exigencia, vale decir, de ver de qué manera la teoría misma llevaba por cierto
camino a tener que abandonar la primera teoría traumática. Más allá de que en este
momento él lo plantea como que a Freud le tembló la mano para continuar profundizando
en eso. En mí opinión, más allá de que le temblara o no la mano, creo que lo más
importante de lo que ocurrió es que era imposible sostener una teoría traumática en esos
términos, y al mismo tiempo consolidar una ciencia del inconciente. En la medida en que
dónde acaba el exterior y dónde comienza el interior, definen la posibilidad de que haya
práctica analítica. Si uno se sostiene en las circunstancias, es imposible que uno pueda
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analizar. Uno termina diciéndole al niño “vamos a hablar de lo que te hicieron.” No,
“vamos a hablar de lo que vos pensás, sentís o hacés a partir de lo que te hicieron.” Más
todavía, la mayoría de los tratamientos no empiezan con “lo que te hicieron” sino con “lo
que vos pensás y sentís.” El hecho de que uno, por supuesto, lo remita a experiencias
vivenciales metabólicas, abre una dimensión totalmente distinta de la práctica y genera
condiciones, también, para pensarla de otra manera. Más aún, el hecho de que uno crea
en el clivaje psíquico y que uno hace años que está luchando contra la intencionalidad del
inconciente posibilita que uno pueda interpretar algo del deseo inconciente sin por eso
considerarlo que es eso lo que él desea como sujeto. No sé si está claro. Creo que una de
las impasses mayores que se plantean en el trabajo con gente traumatizada de todo tipo,
cuando digo traumatizada de todo tipo hablo desde abuso hasta cualquiera que el papá
una vez le dio una paliza o un beso baboso de la tía, no importa. Lo que fuera. Todo lo
que un ser humano pueda traer como traumático en los mismos términos. Eludí
cuidadosamente la palabra “abuela” por razones obvias (risas). Creo que en los
historiales clásicos, después de la niñera, las abuelas se llevan el segundo lugar. Pero
volviendo a la cuestión del psiquismo escindido, por supuesto, se plantea con el
traumatismo el mismo problema que se plantea cuando se pretende interpretarle al sujeto
algo del orden del inconciente como patrimonio de sí mismo. De sí mismo en el sentido
estricto. Por ejemplo, cuando se pretende considerar que la excitación concomitante del
traumatismo en realidad es un deseo en el sentido clásico, en el sentido restringido, de un
deseo que el sujeto se rehusa a sí mismo. Porque no es verdad que el sujeto se está
rehusando a un deseo, más allá de que pueda ser excitado y más allá de que su
inconciente lo fantasmatice de cierta manera.
Creo que el problema que se plantea claramente respecto de la problemática del
traumatismo, mucho más claramente que en otras situaciones, es la reintencionalización
del inconciente en lo que yo he llamado en muchos momentos esta preocupación que
venimos arrastrando por desintencionalizar el inconciente y por plantearle... por salvar el
error cometido durante años, a partir de homogeneizar al sujeto y no pensarlo como un
sujeto clivado, al homogeneizarlo plantearlo como un patrimonio de su yo, de su
conciencia, algo que siendo en todo caso patrimonio del inconciente, no necesariamente
es asumido por el sujeto, ni tiene porqué serlo. Esto no quiere decir que el sujeto no
pueda reconocerlo como una parte de sí mismo. El problema es que esta parte de sí
mismo releva a la otra parte de sí mismo en la cual siente otra cosa. Justamente este es
uno de los ejes con los que venimos trabajando con respecto a la constitución de la
intencionalidad del inconciente. De manera que aparato clivado, o aparato psíquico, y
metábola, son dos elementos que me parecen centrales para repensar la cuestión del
traumatismo. El tercer elemento, que tiene que ver con la metábola y tiene que ver con el
aparato, se relaciona a concebir el traumatismo en términos de capacidad del aparato de
entramar o de simbolizar aquello que le ocurre. Vale decir, por eso el Seminario se llama
Traumatismo y simbolización. Vale decir bajo qué formas, bajo qué redes, bajo qué
modelos el traumatismo deviene específicamente traumatismo, o logra un destino
diferente. Vale decir, se sostiene bajo modos irreductibles destinado a la compulsión de
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ser excitación. Pasaje de afuera a adentro, pasaje de estímulo a excitación. Y dice que
“... su tramitación o finiquitación -Aufarbeitung, trabajo de finiquitación, tradujeron- por
las vías habituales y normales, fracasa, de donde por fuerza resultan trastornos
duraderos para la economía energética o económica.”
Ustedes se dan cuenta que hay acá varios elementos que son centrales. Primero, el
traumatismo se produce en un tiempo restringido; tiene una posición en el tiempo. En ese
sentido ustedes saben que hay toda una cuestión con respecto a la relación entre
traumatismo y acontecimiento, respecto a la temporalidad. Pero podríamos decir que no
todo lo acontecido es traumático, y que para el psicoanálisis la categoría que nos interesa
es la de traumatismo porque es aquel acontecimiento capaz de producir esto, un aflujo de
excitación no domeñable por las vías habituales y que produce trastornos duraderos en la
economía energética. En sentido amplio, porque ustedes saben que hay traumatismos que
producen trastornos breves en la economía psíquica y que se reabsorben en el lapso de
unos días, pero Freud está trabajando la relación entre traumatismo y síntoma en la
fijación a lo inconciente. Todos sabemos que hay traumatismos que tienen una eficacia en
el tiempo durante un breve período y después como que el tejido psíquico los reabsorbe.
Y luego, retomando ejemplos, va para Ana O., evidentemente, habla de Breuer, la
fijación al padre y se pregunta lo siguiente: ¿qué es lo que hace que algo en común a
cualquier niña, que es el amor por el padre, devenga en un caso traumático y en otro no
traumático? Lo cual yo creo que es importantísimo porque rompe con esta idea de la
explicación “por las generales de la ley.” Tema también que nos interesa mucho. En este
libro que yo acabo de editar, que Amorrortu acaba de editar, en el cual recupero cosas del
Seminario, justamente uno de los tema que aparecen muy claramente planteados es la
diferencia entre causa y ley. En la medida en que no se puede explicar la singularidad
por la ley. Digamos, nadie dice que una manzana se cayó del árbol por la ley de
gravedad; se cayó porque la tiró el viento, porque llegó el otoño, prque se pudrió o por lo
que ustedes quieran. Una de las bromas que yo hago ahí -horrible-, es que si uno se tira
de un piso alto uno no puede decir que se cayó por la ley de gravedad. Del mismo modo,
decir que la causalidad del síntoma es el Edipo es absolutamente ridículo. La pregunta es
¿por qué un sujeto hace un síntoma y otro no? Pero bajo esto que les digo, que también
aparece, digamos, la discusión con la ley tomada como causa, también podemos abrir la
discusión con la causa exógena tomada como determinación. Porque no toda causa
exógena tiene idoneidad determinadora en relación al traumatismo. Florencia, esa
“idoneidad determinadora” estaría bien, porque ella siempre me lo corrige. No todo
acontecimiento tiene idoneidad determinadora detrás de un síntoma.
Ustedes saben que ahí se plantea un problema de la insuficiencia de la teoría
económica y, hace tiempo, recuerdo y hoy lo busqué para traérselo a ustedes, yo escribí
un pequeño texto que puede ser hoy revisado y discutido y que decía así: “El umbral en
el ser humano está determinado por la capacidad metabólica, vale decir simbolizante,
con que cuenta el aparato psíquico para establecer redes de ligazón que puedan
engarzar los elementos sobreinvestidos que tienden a romper sus defensas habituales. Si
estos elementos son incapturables en el entramado yoico porque están más allá de la
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(cambio de lado)
del lenguaje –digamos-, el modo en que eso ingresa. Sobre todo cuando no están
constituidos los significantes capaces de atraparlo. Porque algo que tienen los
traumatismos severos, y que se asemeja al originario, es la ausencia de significantes. Que
no hay palabras, digamos. La ausencia de significantes que marca, precisamente, la
imposibilidad de retranscripción o de recomposición de aquello traumático, no solamente
por la defensa extrema que opera en el sujeto, sino por lo inédito, por la falta de
elementos previos de simbolización para poder operar sobre ello.
Bueno, paro acá, nos quedan 20 minutos para intercambiar. Ya saben que pese a
que este recinto es un poco más solemne, siempre nuestro estilo es muy coloquial. De
manera que pueden decir lo que quieran, preguntarme lo que quieran... bueno, si tiene
algo que ver con el tema (risas).
Les voy a pedir a todos los que intervengan, si no los nombro yo porque no los
conozco o porque no recuerdo el nombre, por favor que vuelvan a decir su nombre para
que se conozcan entre ustedes y para que quede, porque uno de los problemas que tiene la
transcripción es que prácticamente no tiene nombres, la del primer Seminario. Si,
Graciela.
No.
obstaculizan los elementos de la historia para ver aquello que encuentro. No sé si está
claro. Hay una tendencia a rellenar las ausencias de conocimiento sobre la producción
del síntoma por la historia. Creo que no, que hay que diferenciar entre los
acontecimientos y lo traumático. No todo lo acaecido en la vida del sujeto es
necesariamente traumático. Entonces tengo que encontrar series de acontecimientos que
se encadenen traumáticamente. El modelo es, por ejemplo, el del Caso Paula, en La
fundación, que está muy claro ahí planteado, donde el hecho de que la niña haya ido de
viaje me importa poco. Lo que me importa es que hizo cohabitación con los padres. Con
lo cual les diría que desde el traumatismo construyo el acontecimiento relevante, más
bien.
por eso no se puede producir en los comienzos de la vida. ¿Qué quiere decir? Cuando él
dice que no hay trauma de nacimiento, porque en el momento del nacimiento no hay
aparato psíquico ¿qué está planteando? Que no alcanza con la cantidad pura para
producir un traumatismo. Que tiene que haber un aparato que procese la cantidad y una
significación a otorgar. Entonces el traumatismo no puede ser pensado sino en la
interdicción entre la teoría económica y una teoría de la representación como simbólica, o
simbolizaciones ¿si? Entonces no es puramente económica la teoría. Claro que Freud se
sostiene mucho en una teoría económica y en la teoría de neurosis de guerra, por ejemplo,
o en las teorías de las neurosis traumáticas el peso está puesto en lo económico. Siempre
está puesto en lo económico. Si, Lidia Orbe.
Intervención: ¿Qué tal? María Daniela soy. Te quería pedir, si es posible, que vos
vayas adelantando cada lunes algo que podamos leer o que podamos ir viendo, que se
vaya a trabajar el lunes siguiente.
Hay un problema, que es que yo nunca sé qué voy a trabajar al lunes siguiente
Siempre me pasa eso. Me pasa como a los chicos, el domingo a la tarde estoy
pensando sobre qué quiero hablar, lo voy pensando toda la semana, lo termino de armar.
Lo que quiero decir es que a partir de lo que hablamos hoy me van apareciendo cosas que
voy a decir, otras nuevas que voy encontrando. Ustedes saben cómo se arma este
Seminario, con lo cual no puedo decirles. Lo que sí se es que hay materiales que hay que
leer en general. Por ejemplo, yo les diría que los que no han leído nunca el Seminario de
La angustia de Laplanche, sobre todo la parte en la que él trabaja la tópica, y Más allá del
principio de placer, vale la pena que lo relean los que hace mucho que no lo leen, y la
correlación que tiene con el Proyecto. Los que no han leído nunca el capítulo del Caso
Paula de mi libro sobre la teoría traumática de las neurosis, vale la pena que lo lean. Los
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que sí lo han leído, vuelvan a revisar, en todo caso, el concepto de serie complementaria
en Freud, que está discutido en ese caso, y el material actual que hay tiene un problema.
Me voy a dar una vuelta por librerías para ver qué hay de nuevo en español, porque hay
poco material sobre esta cuestión, desde el psicoanálisis. Hay poco material. Por
ejemplo, el libro este de Alice Miller no fue traducido...
Sí, por supuesto. Los que nunca leyeron Los nuevos fundamentos… la parte de la
Teoría de la seducción generalizada, léanlo. Vale la pena porque ahí se desarrolla toda la
teoría de seducción y traumatismo en Freud. Así que denle una leída para ver los
destinos. Yo voy a ir retomando esas cosas, de todos modos, en el Seminario.
Bueno, vamos a dejar acá.