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Conjeturas Psicopatológicas (Gomel , Matus)

Capítulo 5
Apartado: Introducción a los funcionamientos psicopatológicos vinculares
En los próximos capítulos describiremos distintos modos de funcionamientos
psicopatológicos vinculares a la luz de los diferentes ítems que hemos desarrollado
hasta aquí. Nominar las distintas figuras de la psicopatología vincular implicó un
recorrido teórico-clínico que comenzó con la noción de estructuras (neurótica,
perversa, psicótica), pasando luego a la de funcionamientos -en rigor predominancia
de funcionamientos- hasta llegar a la idea de perfiles. En cada viraje terminológico
el intento fue aligerar todo lo que podría tener el concepto anterior en cuanto al peso
de clasificaciones rígidas. En la actualidad, preferimos hablar de funcionamientos
psicopatológicos vinculares que suponen productividades diversas. Sin embargo,
fieles a nuestra idea de lo complejo, proponemos que también hay algo de estructuras
y perfiles en juego. Veámoslo de esta manera: ¿qué resta del concepto de estructura
pensando en lo psicopatológico? En primer lugar, seguimos sosteniendo la idea de
que existen topes a la fluidez absoluta y que, si bien las configuraciones son siempre
situacionales, a lo largo del proceso terapéutico resulta posible puntuar anclajes
respecto a la predominancia de ciertas modalidades por sobre otras. Aquí tendremos
en cuenta fundamentalmente el trabajo de la repetición, tanto en su versión del cada
vez de nuevo, como en la de la compulsión a la repetición, con su ciega pasión por
la pulsión de muerte. Asimismo tendrán un lugar importante las lógicas defensivas en
juego, en cuanto a modalidades de enfrentarse a lo prohibido y a lo imposible con sus
correspondientes tramas fantasmáticas e identificatorias y formas diferenciales de
retorno. Al hablar de estructuras, estamos pensando siempre en estructuras abiertas,
en constante proceso de transformación, que puntuarían campos de determinaciones
para lo vincular.
Por su parte, el concepto de funcionamiento se encuentra íntimamente ligado a la
noción de temporalidad. A lo largo del proceso terapéutico es posible encontrar
momentos en los cuales el sistema toma una configuración determinada, fragmentaria
y local. En ese instante el analista puede dibujar en su escucha un montaje
psicopatológico e intervenir de acuerdo a su idea de la dirección de la cura para ese
montaje específico. Aquí adquieren preeminencia las novedades del azar, lo
autoorganizativo, la impredictibilidad de los devenires de la productividad vincular,
lo eventual. Vale decir el campo de lo indeterminado.
¿Y cuál sería, entonces, la utilidad de la idea de perfiles psicopatológicos vinculares?
Según el diccionario, perfil remite a “postura en que sólo se ve un costado del
cuerpo”. En esta definición podemos observar que la idea de perfil es bífida: se
necesita una determinada postura de un cuerpo y también un ojo ubicado de tal
manera que perciba dicha postura. El perfil se da a ver sólo para quien lo está
mirando, y por lo tanto existe la posibilidad de diversos perfiles en simultaneidad.
Las parejas o las familias que solicitan ayuda para aliviar su sufrimiento, nos dan a
ver sólo una dimensión de sí mismas y aquello que observamos es, cada vez, lo que
ellos pueden dar a ver y lo que nosotros podemos ver de ellos. Y aun más inquietante,
lo que se da a ver debido a que estamos observando. Diremos entonces que en cada
perfil psicopatológico vincular podemos reconocer la insistencia de ciertas
estructuras, como también la localidad de los funcionamientos (Gomel y Matus,
2009).
Si bien en nuestra clínica siguen vigentes muchas de las formulaciones realizadas
acerca de los diferentes funcionamientos psicopatológicos vinculares: psicótico,
perverso, neurótico, hoy los pensamos como funcionamientos siempre móviles, en
borde 1. A partir de la hipótesis, que desarrollaremos en el próximo capítulo, sobre
funcionamientos psicopatológicos vinculares con productividad de borde, quedaron
conmovidas las conceptualizaciones anteriores. Así como la invención del
Inconciente freudiano produjo una idea diferente acerca de la definición de
conciencia y la Perspectiva Vincular en Psicoanálisis modificó al Psicoanálisis,
trabajar con la hipótesis de funcionamientos con productividad de borde modificó los
supuestos que sostenían la nosografía clásica de funcionamientos estancos y nos llevó
a pensar que todas las patologías son en borde.
Proponemos pensar una psicopatología vincular bajo transferencia, producida entre
los sujetos del vínculo y entre los distintos funcionamientos, alejada tanto de una
ilusión de homogeneidad como de su contracara, la mera extensión al vínculo del
cuadro psicopatológico de alguno de sus miembros. En el próximo capítulo
intentaremos bosquejar características diferenciales para cada una de las posibles

1
Alejandra Tortorelli señala que la noción de límite es una de las apoyaturas de la idea de identidad. Cita a
Aristóteles: “Se llama límite a la extremidad de una cosa, es decir, al primer punto fuera del cual no existe parte
alguna de la cosa, y lo primero dentro del cual todo está contenido”. De este modo, el límite apunta a una esencia.
Esta autora propone pensar “desde el borde”, rompiendo con una idea de identidad fija y autónoma. “Si uno es lo que
indefectiblemente hace borde con otro, uno ya es vincular”. (Tortorelli, A.: Desde el borde, Actas II Congreso Arg.
de Psicoanálisis de Familia y pareja Tomo 1, Buenos Aires 2001)
clasificaciones. A riesgo de fatigar al lector, insistiremos en que sólo se trata de una
modelización que seguramente deja fuera muchas cuestiones. Pero también queremos
transmitir que nos ha resultado de gran ayuda en la tarea clínica.

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