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Caracteres de los valores.

El valor sólo se hace válido cuando es valorado por el hombre. El hombre es quien
detecta unos caracteres que pueden sintetizarse de la siguiente manera:

1. Polaridad: todo valor tiene su opuesto. Toda cualidad positiva de valor se


corresponde con una cualidad negativa. A lo bueno se opone lo malo; a lo
bello, lo feo…
2. Jerarquía: los valores se distinguen unos de otros y es así como podemos
formar una escala que difícilmente será válida para todos. No es lo mismo
un valor económico, que uno estético; uno religioso, que uno útil.
3. Pregnancia: todo valor captado provoca agrado y admiración. El grado
depende de la sensibilidad apreciativa del sujeto y de la categoría del valor
que se trate.

Vidal Schmill en su libro disciplina inteligente menciona que las principales


características de los valores son:

1. Durabilidad: Se manifiestan a lo largo de toda la vida


2. Satisfacción: Su práctica genera orgullo personal
3. Integralidad: No son divisibles
4. Trascendencia: le dan significado y sentido a la vida humana y al a
sociedad
5. Dinamismo: Se interpretan de manera diferente según la época
6. Aplicabilidad: Tienen “frutos” o conductas resultantes que permiten su
aplicación cotidiana
7. Jerarquía: Algunos valores pueden considerarse más importantes o
prioritarios que otros.
8. Flexibilidad: Cambian su jerarquización según las etapas, necesidades y
experiencias de las personas.
9. Polaridad: Todo valor puede ser aplicado orientándose hacia la vida o hacia
la muerte, por lo que existen los valores y los antivalores.

En cuanto a las características de los valores según JONES (1992):


a. Los valores se comparten, pertenecen a una pluralidad de personas.
b. Los valores implican emociones, así las personas están dispuestas a luchar o
sacrificarse Ej. El patriotismo.
c. Los valores implican cogniciones. El valor es en parte cognitivo y en el otro
afectivo. Ej. "La guerra es un infierno"
d. Los valores no son estáticos, pueden cambiar y para ello es necesario un
proceso re – educativo.
e. Los valores constituyen una expresión cultural, moral y social.

Rolando Chipana en su trabajo de Ética Moral y Profesional nos dice que las
características de los valores son las siguientes:

Apetibilidad: los valores son atractivos para las personas, a diferencia de, por
ejemplo, las necesidades, que son obligatorias.

Polaridad: todo valor tiene un antivalor.

Jerarquía: no todos los valores presentan la misma validez.

Sistema: no están desconectados entre ellos, sino que forman parte de un


conjunto de relaciones.

Referencia a un sujeto: El valor es siempre valor 'para alguien'...; supone una


referencia a un ser inteligente y sensible que lo capta.

Carácter relacional sujeto-objeto: La valoración no es mera espontaneidad


subjetiva, sino que se funda en las propiedades del objeto. No hay valor sin un
interés personal, ni hay interés sin unas necesidades subjetivas que lo generen. Y
se engendra cuando un sujeto estima un objeto por encima de que pueda
satisfacer unas necesidades suyas. Si ese objeto no es conocido o apetecido, se
queda en un simple bien potencial, en un conjunto de meras cualidades objetivas,
pero sin valor. Para que haya valor ha de haber una preferencia humana.

Escala de valores

No es fácil proponer una escala de valores que sea prototipo, ya que la


importancia relativa de cada valor puede variar de una cultura a otra. Es decir, un
valor puede ser más importante que otro según el grupo o persona que lo
sustenta.

Vidal Schmill sugiere no utilizar el concepto “Escala de valores” porque puede


limitarte mucho en la forma de poner en práctica tus valores y conducirte a
posturas rígidas o incluso radicales, fanáticas e intolerantes.

Hay una serie de valores que cada persona concibe como prioritarios; no hay
sólo un valor prioritario por encima de todos. En realidad posees una serie de
valores prioritarios que te sirven como referencia constante.
Hablar de escalas de valores que obligan a entender esto de manera lineal y
rígida, en una lista vertical y numerada, lo considero irreal, pues las circunstancias
de la vida nos enfrentan a situaciones complejas en las que teníamos pensado
hacer ante determinadas circunstancias, puede ser totalmente trastornado por
variables no contempladas originalmente.

Un esquema mental del tipo “Escala de valores “no te será funcional al enfrentarte
a situaciones complejas en las que exista un conflicto de valores y una mayor
cantidad de factores que exijan una visión más amplia para poder tomar una
decisión acertada.

Ante el embarazo no deseado de una hija, de una alumna, un pleito familiar por
una herencia, un abuso sexual, un homicidio imprudencial, el descubrimiento de
consumo de drogas por algún miembro de la familia, un alumno, o incluso ante
circunstancias no tan dramáticas como la nueva novia de tu hijo, la cual no te
agrada, o su exceso de parrandas y sus bajas calificaciones, no puedes actuar
teniendo como referencia solo un valor prioritario, superior a todos los demás,
puesto que en esas situaciones entran en juego muchas variables, como tu
circunstancia personal, su circunstancia personal, el entorno familiar, los
antecedentes, el amor que sentimos, etc.

Si tu perspectiva se deriva de un valor único, esto te limitará y perderás la visión


de otros posibles enfoques.

Cuando colocas un valor por encima de todos los demás, limitas demasiado tu
percepción de las cosas y corres el riesgo de radicalizar tu postura.

“Paquete” de valores prioritarios

Si tienes un “paquete” de valores para barajar ante circunstancias difíciles,


dispones de más opciones y de mayor flexibilidad para abordar dicha circunstancia
con más alternativas y mayor diversidad de enfoques, por lo tanto, incrementaras
tus posibilidades de éxito.

En lugar de asumir un punto de vista lineal de valores, y de ir evaluando la


situación con base en un solo valor, te sugiero asumir un punto de vista
simultáneo de valores prioritarios.

Vidal Schmill, Disciplina inteligente, Edit. Educación aplicada. Pags.201 a 203

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