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nidad

EL SISTEMA PENITENCIARIO
DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN
Orientación de la Unidad VII
Ya que conoces la evolución del sistema penitenciario a nivel internacional, ahora
corresponde ver el sistema penitenciario en República Dominicana, tomando en cuenta
su surgimiento, su base legal, su funcionamiento y los derechos que esta consagra en
beneficio de las personas privadas de libertad.

Esta unidad incluye: Competencias de la unidad, esquema de contenidos, desarrollo de


los contenidos, un resumen de los contenidos, actividades, ejercicios de autoevaluación
y la bibliografía en que el lector o participante debe apoyarse para el desarrollo de la
misma.

Competencias concretas Unidad VII

1) Describe la evolución histórica del sistema penitenciario en República Dominicana


e identifica sus avances conforme a los cambios políticos y sociales, para una mejor
comprensión del sistema actual del sistema penitenciario.

2) Muestra dominio de los derechos de las personas privadas de libertad y los mecanismos
para su exigencia en defensa de sus clientes ante las autoridades competentes en su
campo profesional.

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UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Esquema de contenidos de la Unidad VII


1. Antecedentes históricos
1.2. La intervención norteamericana
1.3. El sistema penitenciario durante la Era de Trujillo
1.3.1. Castigo a los presos durante la tiranía de Trujillo
3. La cárcel de Nigua
4. El sistema penitenciario de 1950-1960
5. La cárcel de la Victoria
6. La cárcel La Cuarenta
7. Final de la tiranía trujillista
8.Ley No. 224 del 26 de Junio del 1984, (G.O. 9640) sobre Régimen Penitenciario
8.1. Establecimientos penitenciarios
8.2. Sanciones por casos de torturas
8.3. Ejecución de las penas. Objetivos
8.4. La Dirección General de Prisiones
8.5. Segregación de los reclusos
9. Sugerencias para el diseño de un Régimen Penitenciario Dominicano Moderno.
10- La comisión penitenciaria
10. 1.Objetivos de la Comisión Penitenciaria
11. Derechos de los reclusos o internos conforme a la Ley 224 sobre el Régimen
Penitenciario en la República Dominicana.

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Penología y Derecho Penitenciario

Desarrollo de contenido Unidad VII


1. Antecedentes históricos

Pichardo (1993), señala que el sistema penitenciario en República Dominicana, se inicia


a finales del siglo XV, con la creación del fuerte de la Navidad por Cristóbal Colón, con
los restos de la nave naufragada. La Navidad tenía una guarnición de 39 hombres, al
mando de Diego de Aranda con la protección de Guacanagarí. Construido de madera
y piedra, el fuerte estaba ubicado en la desembocadura del río Guarico, bautizado con
el nombre de Navidad.

Colón, para realizar el cobro de los tributos, erigió nuevas fortalezas, como la Santa
Calina, Esperanza y otras. Con la aplicación de este tributo, el sistema feudal español,
comenzó a entronizarse en la isla, y miles de aborígenes fueron obligados al trabajo
forzado en los ríos, donde se les obligaba a lavar oro, a la excavación minera y al cultivo
de algodón y otros frutos.

El mismo autor previamente indicado, refiere que los colonizadores adoptaron un sin
número de medidas, como una forma de garantizar el orden entre los aborígenes.

En el año 1528, la Audiencia de Santo Domingo, adoptó un conjunto de ordenanzas,


para lograr el control de los esclavos negros. La primera de esas ordenanzas establecía
condena para el esclavo que escapara. Dicha acción se castigaba con 100 azotes y la
carga de una argolla de hierro, si el hecho ocurría la 1era. vez, y la muerte si el esclavo
repetía el delito. Otras penas que se imponían a los esclavos eran el corte de un pie y la
horca.

Sigue apuntando Pichardo, que para mantener a millones de hombres y mujeres en la


explotación, se promulgó en1685, el Código Negro, el cual autorizaba el uso del látigo,
las mutilaciones de los miembros, el corte de las orejas, las partes sexuales y la muerte
a los rebeldes. Esas medidas se tomaban cuando el esclavo no se sometía.

En el año 1702, un colono estimó que todo castigo que pasara de 100 latigazos, era
muy rígido para que se aplicaran sin el consentimiento de las autoridades. Por lo
que el número fijó en 39 y más tarde en 50. Pero los colonos no respetaban leyes ni
reglamentos, de ahí que muchos de los esclavos morían a causa de los golpes de látigo.
A veces se interrumpía el látigo para aplicar al negro castigado un hierro candente en
el cuello; y sobre la llaga sangrienta se le rociaba sal, pólvora, limón, cenizas. Los amos

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les derramaban cera sobre los brazos, cabeza y hombros. También hubo quienes les
vaciaban en la cabeza guarapo hirviendo, los asaban vivos a fuego lento, los llenaban de
pólvora y los hacían explosionar.

Esas prácticas de tortura con el látigo, se consideraban normales, y existían millares de


variedades de torturas con el látigo y cada una tenía un nombre particular. Así cuando el
esclavo era atado de manos y brazos en el suelo a cuatro postes se decía que el esclavo
iba a sufrir el castigo de los cuatro postes; si era suspendido por las extremidades, la
hamaca. En cuanto a las mujeres se les aplicaba la tortura del collar de hierro a las
sospechosas de haberse provocado un aborto, y no se le quitaba hasta producir un niño.
A la explosión de un esclavo se le llamaba “quemar un poco de pólvora en el ano de un
negro”.

Ramos (1986), señala que durante la colonia, el Rey Felipe II, en Real cédula dada en el
Prado el 2 de diciembre del 1582, ordena que en todos los pueblos de Indias se hagan
cárceles para custodiar a los delincuentes. En estas habrá habitaciones divididas para
mujeres y hombres.

En el año 1596 se dicta la ordenanza 317, donde se le instruye a los alcaides y carcelarios
para que no injurien ni ofendan a los presos. También que los carcelarios hagan barrer
dos veces cada semana la cárcel y tengan agua en buen estado para que los presos
beban. (Ord. 325 Rec. Ley 8).

La ordenanza 292 de 1563, Rec. Ley 3 establecía que en las cárceles tenía que existir una
capilla y un capellán que celebrara la misa a los presos.

La ordenanza 309 Rec. Ley 11, establecía que los alcaides y carceleros estaban obligados
a visitar los presos todas las noches, revisar las prisiones, las puertas y cerraduras de toda
la prisión.

El citado penalista apunta que Thod, en un estudio realizado sobre la historia del Derecho
Penal de la América Latina, dice que se instituyó individualización de la prisión, ya que
por cédula de Don Carlos y la Emperatriz, dada en Ocaña (Toledo) el 25 de enero 1531,
se ordenó que en caso de que las Audiencias y Justicia manden a apresar a su Regidor
o Caballero o cualquier persona honrada, el encarcelamiento debía hacerse conforme a
la gravedad de la infracción.

En el año 1893, en el gobierno de Ulises Heureaux funcionó la fortaleza La Fuerza,


donde a los reclusos se les mantenían engrillado e incomunicados y sólo se les permitía
ver el sol.
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1.2. La intervención norteamericana

Pichardo (1993), sostiene que los interventores norteamericanos cometieron horrendos


crímenes. Así se dice que el Dr. Coradina, médico de El Seybo vio a soldados de la
Marina amarrar en la cola de un caballo, arrastrado y golpeado por el camino a un
señor de 80 años, conocido como José María Rincón. Este señor fue sometido a tortura
porque alegadamente fue a una farmacia a comprar un compuesto de azufre y grasa,
para tratar una infección cutánea, y los médicos de los interventores sospechaban que
era para curar heridas. Luego fue fusilado y colgado de un árbol.

Un ciudadano puertorriqueño residente en el país, conocido como Pedro Hernández


Rivera, narra el suplicio que padeció a manos del Capitán Merkle, quien lo hizo preso
por sospecha. Lo amarran con una soga al cuello para llevarle a paso de trote de caballo,
a un campo de concentración donde fue atado por los pies, acostado boca arriba, de
cara al sol, y con un embudo le echaban agua por la boca con una damajuana.

Refiere Ramos, que fue en el año 1920, época de la intervención norteamericana cuando
comenzó a tratarse en República Dominicana, lo relativo al mejoramiento de la situación
penitenciaria. En ese sentido el gobierno militar dictó las órdenes ejecutivas número
384 y 435. La primera se emitió el 14 de enero de 1920, la cual en su artículo 1 establecía:

“el Poder Ejecutivo queda investido con autoridad para conceder indultos, suspensión
provisional, prórrogas o conmutaciones de sentencias criminales, correccionales y
de policía; cancelar multas y condicionales.” También el artículo 53 párrafo 16 de la
Constitución del 1908, en vigencia para esta fecha autorizaba al Poder Ejecutivo a
conmutar la pena de muerte, cuando fuere invocado el recurso de gracia, quedando el
inculpado sujeto a la pena inmediatamente inferior.

La segunda orden ejecutiva se puso en vigor el 24 de Marzo del 1920, la cual constituyó
el mayor paso de avance en materia penitenciaria, pues República Dominicana, se coloca
a la altura de otros países más civilizados. El artículo 1 de la citada orden establecía que
todo condenado por una sentencia criminal o correccional, excepto el que esté preso
por haber dejado de pagar una multa, se le podrá rebajar la pena a la cuarta parte del
tiempo de encarcelamiento, cuando el recluso hubiera observado buena conducta. Así
mismo el artículo 2 de la referida orden, autorizaba al Poder Ejecutivo a poner en
libertad al recluso, bajo palabra, cuando hubiese cumplido por lo menos la cuarta parte
de la pena a que fue condenado, siempre que el condenado contara con una persona que
le sirva de amigo y consejero durante el período de libertad. Conforme al artículo 3 de
la citada orden la persona que serviría al procesado de consejero del período de libertad,

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debería tener solvencia moral, ya que si el excarcelado no observaba buena conducta


en el período de libertad, debía informar inmediatamente al gobernador provincial. El
recluso antes de irse de la prisión debía llenar un formulario bastante amplio. Con esos
datos se garantizaba que el individuo actuara bien en libertad y que fuese localizable.

El artículo 5 establecía que correspondía al encargado de la prisión enviar la solicitud


de libertad bajo palabra, con la documentación que avalara la solicitud al Secretario de
Estado de Justicia. Cuando este lo creía pertinente, pedía información al Gobernador
Provincial, Sindico Municipal o al Jefe de la Policía Municipal correspondiente sobre la
responsabilidad del consejero del recluso. Así mismo, el encargado de la prisión debía
conseguir del presidente del tribunal que dictaba la sentencia una relación del delito,
los hechos averiguados en el juicio, circunstancias atenuantes y agravantes y los hechos
que motivaron la comisión de la infracción. También las recomendaciones del juez, y si
fuere posible, la recomendación del ministerio público de dicho tribunal.

Una vez cumplidos esos requisitos, el Secretario de Justicia debía enviar el expediente
con sus recomendaciones al Presidente de la República, y este a su vez concedía la
libertad bajo palabra mediante una resolución donde se hacía constar que esa libertad
sería revocada si el recluso no observare buena conducta en libertad. (Art. 6).

Para evitar que el beneficiario de la libertad burlarse la justicia, se contempló que el


prisionero debía dirigir una comunicación al jefe de la policía de la común, un informe
escrito, firmado por él o por su consejero, el cual debía contener residencia, fecha,
lugar donde trabaja, nombre del patrono, cantidad de días trabajados en el mes, tipo
de trabajo, salario devengando, motivos por los cuales hubiese estado desocupado, y su
condición en el general. (Art. 9).

En el mes de diciembre del año 1926, se puso en vigor la Ley No. 582, para corregir la
deficiencia de la legislación anterior. Mediante esta ley se le faculta a la Suprema Corte
de Justicia, para que previo dictamen del Procurador General de la República, rebajase
la cuarta parte de la pena a los reclusos condenados por crimen o delito en caso de
haber observado buena conducta en el penal. Lo mismo se podría hacer en cuanto a las
multas.

El 27 de octubre del año 1927, se promulgó la Ley No.759, mediante la cual se crea
una institución conocida como Junta de Gracia y Perdón, integrada por el Secretario de
Estado de Justicia e Instrucción Pública, quien la presidía, el Procurador General de la
República, por el Secretario de la Procuraduría General de la República y el Procurador
General de la Corte de Apelación de Santo Domingo. Esta junta tenía facultad para

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Penología y Derecho Penitenciario

perdonar, a solicitud del interesado, la cuarta parte del tiempo de la condenación por
sentencia definitiva a no menos de un año de prisión, siempre y cuanto el recluso
hubiese observado buena conducta. Luego se promulgó la Ley No.83, del 2 de enero
del 1931, con la cual se modificó la ley anterior, para que la Junta quedara integrada así:
el Procurador General de la República quien la presidía, el Procurador General de la
Corte de Apelación de Santo Domingo y el Procurador Fiscal del Distrito Judicial de
Santo Domingo. Se dispuso que no podían beneficiarse los condenados por robo de los
beneficios del perdón de la cuarta parte de la pena.

Pese a que la orden ejecutiva constituía un paso de avance en materia de Penología,


fracasó. Se alegó que era inconstitucional, porque la facultad del perdón condicional
estaba reservado únicamente el Presidente de la República. El fracaso, al decir de
Ramos, se debió a que cuando se comenzó a aplicar no existía un personal preparado
para cumplir con los fines que se había propuesto el legislador. Además, los jefes de
prisiones y alcaides eran personas que, en su mayoría, perseguían enriquecerse con el
presupuesto asignado a los reclusos. Así que expedían certificaciones de buena conducta
a todo aquél que pagaba la suma de dinero que ellos exigían. Y llegó a ser esta práctica
tan escandalosa que los jueces tomaban eso en cuenta al momento de imponer la pena.
Entre esos jueces, Ramos se incluye él mismo.

En ese tiempo existían unos presos vestidos de fuerte azul, denominados presos de
confianza, que salían día tras día de la fortaleza Ozama a trabajar fuera de la prisión y
regresaban a dormir. Ellos se dedicaron a cometer toda clase de crímenes, lo que motivó
que la población se alarmara. Refiere Ramos que los presos que habían obtenido la
libertad con la rebaja de la cuarta parte y los liberados bajo palabra, volvieron a cometer
infracciones más graves que las que motivaron su primera prisión.
En esas prisiones no hubo jamás talleres, escuelas, ni nada. Se tenía la idea de que el
preso era un preso y no se cumplían los fines nobles y humanitarios en que se inspiraron
los autores de la orden ejecutiva citada con anterioridad.

1.3. El sistema penitenciario durante la Era de Trujillo

Martínez (1997), sostiene que en la Era de Trujillo, se crearon 14 comisiones, integradas


por un total de 52 mujeres designadas en 1936 por Trujillo Molina para que velaran por
el buen funcionamiento de las cárceles del país y las visitaran cuando menos una vez por
semana. Esta designación se hizo por el decreto No. 1740 del 3 de diciembre del citado
año, el cual estableció en su artículo 2 que las comisiones debían preparar informes en
cada visita realizada a los reclusos y presentarlos al Presidente de la República, señalando
las recomendaciones procedentes para una mayor eficiencia de los establecimientos.

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El régimen del tirano Trujillo se fundamentó en un conjunto de leyes que abarcó el


sistema penitenciario de que procedió, sin que esto se hiciera realidad, ya que en la
práctica por la misma característica del régimen, despiadado, inhumano y salvaje no
podía cumplir con lo que en teoría se planteaba con la promulgación de leyes y decretos.

Sigue apuntando Martínez, que en 1936 en República Dominicana el régimen estaba


distribuido como a continuación se señala: una cárcel pública en el Distrito Nacional,
una penitenciaría ubicada en el poblado de Nigua y once cárceles ubicadas en San
Cristóbal, Santiago, La Vega, San Francisco de Macorís, Puerto Plata, San Pedro de
Macorís, Montecristi, Azua, Moca, Barahona, El Seibo y Samaná.

En este mismo año se dictó el decreto No. 14789, cuyo artículo único estableció la
clausura a partir del 1ro. de mayo del mismo año, de la cárcel ubicada en el edificio
conocido como “el cubo” de la ciudad de Puerto Plata. De ese modo se clausuró una
celda que venía operando desde hacía 90 años.

El 6 de abril de 1943, se promulga un reglamento para los alcaides de las cárceles


provinciales cuyas funciones eran las siguientes:

a) Velar por el estricto cumplimiento de las disposiciones encomendadas de la


Procuraduría General de la República.
b) Responder por la cantidad de presos entregada a la ciudad.
c) Llevar un registro de los presos que ingresaran en las cárceles, y asentar con cuidado
y corrección los datos requeridos en los formularios suministrados por la Procuraduría
General de la República.

El párrafo II del artículo 14 prohibía a los miembros del ejército nacional establecer
relaciones con los presos del recinto de cada cárcel, ni utilizarlos en servicios personales.
También se les prohibía maltratar los presos con palabras o vías de hechos, pudiendo
dirigir toda queja al alcaide de la cárcel.

El referido reglamento constaba de 15 artículos y fue elaborado para crear un clima


favorable a la dictadura del tirano, en un momento en que el país vivía una situación difícil,
debido a la Segunda Guerra mundial y la condena de la opinión pública internacional a
los dictadores Adolfo Hitler y Benito Mussolini.

El empeño que tenían las autoridades en demostrar que en el país se interesaban por
los recintos carcelarios, conllevó a que en 1946 se construyera una cárcel modelo en
Elías Piña, ubicada la salida de la ciudad en la parte Oeste. El recinto era más o menos

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Penología y Derecho Penitenciario

amplio, dividido en cuatro secciones, tres para hombres y una para mujeres. En cuanto
a los menores, eran llevados a San Juan de la Maguana.

Al iniciarse la década de los 50 la situación de las cárceles no varió, muy por el contrario,
las condiciones de las mismas empeoraban.

Las cárceles inauguradas en estas décadas funcionaban en fortalezas militares y cuarteles


levantados en diversas partes del país. Las edificaciones al principio lucían limpias, pero
el paso del tiempo se convirtieron en lugares inhabitables para humanos o cuartos de
torturas, como fueron las fortalezas de Azua, Baní, y Neiba.

1.3.1. Castigo a los presos durante la tiranía de Trujillo

El historiador previamente indicado, señala que el Régimen presidido por Rafael


Leónidas Trujillo desde 1930, se caracterizó por mantener a los reclusos en condiciones
inhumanas. Quienes cometían hechos delictuosos eran aborrecidos hasta por sus
familiares y marcados para toda la vida por la sociedad. De ese modo el dictador
pretendió que la población dominicana olvidara que durante su adolescencia fue un
delincuente común. En San Pedro de Macorís se le acusó de violar una niña menor de
edad en la iglesia

A las personas acusadas de crímenes o de robos, se les torturaba dándoles pelas de


ablandamiento, para que fueran acondicionándose a las normas carcelarias. También se
dispuso que los presos comunes vistieran de raya, modalidad copiada de países europeos
con mayor desarrollo que República Dominicana.

Los reclusos eran utilizados en labores agrícolas en colonias propiedad del tirano,
como “El Pozo” en Nagua. Allí los presos morían por decenas, ya que era un lugar
cenagoso y con una extensión territorial muy grande. A los prisioneros primero había
que distribuirlos y después recogerlos en camiones.

Los reclusos que estaban en “El pozo” pasaban el día en pleno sol trabajando en la
siembra, limpieza y corte de arroz, y en la noche dormían en galpones construidos en
diferentes lugares, sin bañarse, en el suelo, con hambre y con mordedura de sanguijuelas.
Los reclusos que eran trasladados al Sisal en Azua padecían situaciones críticas, ya que
este era un sembradío de sisal, planta parecida a la cabuya. Allí aparecían alacranes,
camarones, guazábaras, etc.

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También, se utilizaban los presos comunes para trabajar en caminos vecinales. Eran
tratados como bestias salvajes por los oficiales de las Fuerzas Armadas o la Policía
Nacional.

En cambio a los presos políticos opositores al régimen, se les mantenía aislados en la


prisión para evitar que se comunicaran con sus familiares y de esa manera evitar que
hablaran sobre el tratamiento que se les daba en las cárceles. (Martínez, 1997). Se les
torturaba en la cárcel “La 40”, “El 9”, El 6 ½ de la autopista Duarte, lugares nombrados
por las calles o kilómetros donde estaban ubicados.

El sátrapa también utilizó como centro de tortura las cárceles de “San Isidro” en la
base aérea de ese mismo nombre. En el palacio de la Policía Nacional, existía la celda
conocida como “La Capilla” donde se sacaban de noche a los reclusos, y según se dice,
los torturaban y a veces los asesinaban.

Martínez (1997), señala que próximo a donde funciona el destacamento de la policía en


la autopista las Américas, eran conducidos reclusos y arrojados a un lugar denominado
“La Piscina”.

2. Métodos de torturas en La Era de Trujillo

Entre los métodos de torturas utilizados en la tiranía trujillista se encuentran: el potro,


la prensa para la cabeza, la tenaza, la silla eléctrica y bastones eléctricos.

a) El Potro: fue un instrumento de tortura utilizado por los seguidores del sátrapa.

Consistió en poner al prisionero boca arriba y halarle los brazos y piernas en direcciones
opuestas con tortores y manivelas hasta que hable o pierda la conciencia por el dolor o
el desmembramiento de sus extremidades.

b) La Prensa para la cabeza: consistía en una prensa hecha con tablones y un tornillo
sin punta en el que se le ponía la cabeza al recluso y comenzaba a apretarla hasta que
admitiera los hechos que se les imputaban.

c) La tenaza: consistió en darles mordiscos con pinzas en los testículos a los reclusos y
por el dolor que provocaba por lo regular castraba al que se le aplicaba.

d) La silla eléctrica: constituyó una modalidad en la época de la década de 1950 y no se


trajo del extranjero, sino que se construyó en el país, dejando a un lado las modernas
sillas que se construían en el extranjero.
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Penología y Derecho Penitenciario

Era un sillón de madera con abrazaderas metálicas en los brazos, pies y cabeza,
conectado a unos interruptores que aumentaba el voltaje al deseo del manipulador. Los
sillones fueron construidos en los talleres de mecánicas de la entonces aviación militar
dominicana e instalados, uno en Las 40 y otro en El 9. Fueron motivos de diversión al
final de la dictadura para los hijos del tirano (Ramfis y Radhamés), quienes llevaban a los
presos políticos a esa silla para divertirse mientras los veían morir lentamente.

e) Bastones eléctricos: fueron artefactos utilizados para provocar un impacto de corriente


(D. C.), y en la mayoría de las ocasiones causaban la muerte.

La tensión que se vivía en el régimen de Trujillo conllevó a que un grupo de jóvenes


planificaran una insurrección de amplio alcance, pero desistieron de eso para inclinarse
por un magnicidio. La operación estaba planeada para llevarse a cabo el 30 de marzo
de 1934 en Santiago con motivo de un homenaje que se organizaba en su honor, pero
el plan fracasó, lo cual no desalentó a los jóvenes, quienes se propusieron crear un
ambiente de violencia para evitar la reelección de Trujillo programada para mayo del
citado año. Para ello se colocaron bombas caseras y artefactos en diversos edificios
entre los meses de abril y mayo, lo que no fue posible debido a que un infiltrado en el
grupo delató a los jóvenes. El proyecto del Coronel Blanco y su grupo había tenido
un fin parecido. Pero Trujillo manejó ambas situaciones de manera brutal, de tal modo
que el Coronel Blanco fue hecho prisionero y ahorcado en la celda. La misma suerte
corrieron sus subalternos.

Luego Trujillo colocó la baja oficialidad en distintas cárceles del interior del país y la alta
oficialidad en la cárcel de Nigua, la cual fue un antiguo edificio construido durante la
ocupación militar Trujillo lo convirtió en un centro de torturas y exterminio. Allí fueron
cientos de jóvenes que formaban parte del complot organizado en Santiago. Muchos
de ellos fueron fusilados, otros fallecidos a causa de las torturas y enfermedades, y
desfallecimiento físico debido al trabajo inhumano forzado a que fueron sometidos.

Para consolidar su régimen, se dice que miles de presos políticos eran sometidos a
trabajos forzados, los cuales morían debido al trabajo inhumano a que eran sometidos.
A fines del año 1937 se produjo una gran matanza de haitianos ejecutados por el ejército
de Trujillo. Fueron asesinadas más de 17 mil personas, con bayonetas, puñales, machetes,
etc., hombres, mujeres y niños de todas las edades.

La represión del régimen de Trujillo era tan fuerte que un juez de Santiago que dictó
una sentencia declarando que el expediente del cual estaba apoderado había prescrito,
fue cancelado y encarcelado.

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UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

En los años 1944 y 1945, dos sindicalistas conocidos como García Dickson (Blanquito)
y Héctor Quezada (Negrito) fueron asesinados. Se dice que el primero fue lanzado al
mar y el segundo fue encontrado muerto en una estrecha carretera que conduce a Tierra
Colorada.

Argumenta Pichardo, que además de esos dos crímenes de dice que 17 personas que
participaban en un movimiento huelgario en contra de los despidos injustificados que
realizaban los administradores de Central Romana, fueron ejecutados, y se les colocaron
letreros que decían: éste obtuvo un aumento de salario. El más sonado de esos crímenes
fue el Francisco Antigua, colgado de un poste con uno de los letreros muy cerca del
Central. Los cadáveres restantes, con sus correspondientes rótulos, fueron distribuidos
entre los principales bateyes, como Higueral y Guaymate, quedando durante días a la
vista del público sin que nadie osara sepultarlos.

Las protestas laborales continuaron en otros puntos del país y el tirano utilizó los
mismos procedimientos.

3. La cárcel de Nigua

Este centro penitenciario fue levantado mediante orden ejecutiva No. 257 del 15 de
febrero del 1919, firmada por B.H. Fuller, Brigadier General, U.S.M., gobernador militar
interino de Santo Domingo. Este recinto fue el más grande del país, ubicado a escasos
kilómetros de la capital, con paredes gruesas y reforzadas con barrotes de acero. Fue
construido a modo de semicírculo, de modo tal que la puerta de cada celda quedaba de
frente a la oficina de administración de la cárcel. Esta oficina era de 3 plantas, la última
planta era usada para vigilar todo el recinto carcelario.

La cárcel de Nigua se encontraba rodeada de una cerca de alambres. Allí los presos eran
cruelmente castigados, ahorcados o fusilados. Además, se les obligaba a hacer trabajos
de agricultura y a reparar las carreteras.

4. El Sistema Penitenciario de 1950-1960

Durante esta década el Sistema Penitenciario no experimentó cambios significativos


más que para el anteproyecto de ley que disponía la entrega de cinco pesos mensuales a
los hijos de los reclusos que estuviesen cumpliendo condena.

La pieza legislativa fue sometida a la Cámara de Diputados el 22 de marzo de 1955, por


el presidente títere de la República, Héctor Bienvenido Trujillo Molina, el cual decía que:

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Penología y Derecho Penitenciario

“cuando un preso esté cumpliendo condena y los hijos no tengan medio de subsistencia
el Estado le suministrará cinco pesos mensuales por cada hijo hasta el número de diez”.

La Procuraduría General de la República y la Secretaría de Estado de Finanzas estaría


encargada de dar cumplimiento a la disposición, la cual se convirtió en letra muerta.
Con este proyecto de ley el tirano pretendía confundir a la opinión pública nacional e
internacional, como una manera de festejar en forma pomposa los 25 años de existencia
de una nación que era considerada una finca del dictador.
Una comunicación de Trujillo marcada con el No. 4716 expresaba en el párrafo segundo:

“como se advierte por la simple lectura del proyecto de ley anexo, éste tiende a socorrer a los hijos
necesitados de personas que estén cumpliendo condena, quienes en la práctica son seres inocentes, y sin
embargo, quedan afectados profundamente por la suerte de sus progenitores”. Martínez, p. 219

En 1955 se dictaron los Decretos No. 671, del 26 de febrero; el 1080, el 13 de agosto;
el 1171 del 22 de septiembre y el 1958, del 22 de diciembre concediendo indultos a 249
reclusos que cumplían condena en las cárceles.
De 1958 a 1960 hubo un total de 64 solicitudes de indulto, pero como en otros casos
los peticionarios fueron a parar a recintos hospitalarios como el Hospital Sanatorio Dr.
Matos y el Padre Billini.

5. La cárcel de la Victoria

El penal de la victoria fue inaugurado el 16 de Agosto del 1952 por el General Héctor
B. Trujillo Molina, en el poblado de la Victoria, cerca de 22 kilómetros del Distrito
Nacional. Construido para alojar a 1,200 reclusos, apenas podía albergar unas 800
personas.

Cuando se inauguró el penal se dijo a la opinión pública, que el nuevo establecimiento


penal modelo se construyó a un costo de más de setecientos mil pesos, y que con los
equipos mobiliarios alcanzaban casi un millón de pesos. También se dijo que tenía sala
de recibo, oficinas generales de administración, dormitorios para oficiales y empleados,
talleres de costura y carpintería, salón de barbería y un hospital a la altura de cualquier
institución moderna de ese género. Pero la publicación del periódico El Caribe del 17
de Agosto del 1952 nada decía en cuanto a que el penal fue levantado en un terreno
cenagoso, donde el río Yuna y el Dajao se unen, como una manera de hacer más cruel
la existencia de los presos por la humedad existente en el lugar. (Martínez, 1997).

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UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

El penal de La Victoria, que sustituyó al de Nigua, fue construido en la década del 1950
para que funcionara con los siguientes áreas: Oficina de Alcaide o director del penal,
oficina administrativa, parqueos, comedor, cocina, celdas con baños, talleres, hospital,
panadería, barbería, capilla, dormitorios de guardias, dormitorios de oficiales, patio de
visitas, canchas de baloncesto y terreno de béisbol.

Actualmente, muy pocas de esas áreas se encuentran funcionando y se ha convertido


en uno de los penales más peligrosos de la República Dominicana. Como se maltrata a
reclusos, se arman motines que dejan como resultado muchos heridos y muertos.

6. La cárcel La Cuarenta

En el año 1959, más de 300 miembros de la agrupación política 14 de junio fueron


apresados y sometidos a torturas en la cárcel La Cuarenta y en otros centros de exterminio
de la dictadura trujillista. Después de ser masacrados eran asesinados. Otros murieron
por enfermedades o falta de alimentos. He aquí la tragedia de un sobreviviente de la
cárcel La Cuarenta, el Dr. Rafael Valera Benitez, quien narra su propia experiencia como
sigue:

“...la noche que yo llegué al centro de tortura, aquello parecía la obra de alguna alucinación dantesca.
En todo el patio de la prisión y en sus diversas dependencias se torturaba del más diverso modo en medio
de un frenesí bestial en el que, aparecían entremezclados, esbirros y hombres desnudos y esposados
dando alaridos y revolviéndose como gallinas decapitados. No es poco el impacto que produce en el
ánimo más aplomado, contemplar a un hombre, indefenso y desnudo, vuelto una masa de carne lacerada
y convertido en una especie de cebra bípeda con todo el cuerpo cubierto de surcos negros y sanguinolentos
causados por pelas de más de doscientos azotes que se aplicaban con foetes, gruesos alambres y tubos
de material plástico. Los alaridos provocados por la aplicación de corrientes eléctricas, con su efecto
quemante en todo el sistema nervioso, tiene un carácter particularmente ondulante y desgarrador y la
escena de un hombre, desnudo y amarrado a una poltrona recubierta de láminas de cobres, es especial
dramática: La víctima se retorcía al recibir las descargas eléctricas y las contracciones de su cuerpo y
los rictus del rostro que se sucedían entre aullidos de dolor, producen una visión realmente insoportable.
Mientras tanto, el coro de torturadores, en medio de las pausas, vertía toda suerte de chistes y sarcasmo
con respecto a las víctimas, en tanto practicaban la diversión de apagar cigarrillos, de manera continua,
en los cuerpos de los maniatados en la silla. Cuando alguien perdía el conocimiento, como consecuencia
de las penas aplicadas en un cuadrilátero denominado El Coliseo, por dos o tres esbirros a la vez, sobre
el cuerpo despejado, sanguinolento y en carne viva del cautivo, era derramada un lata de agua de sal o
se le sentaba en la silla para reanimarlo con descargas eléctricas”. (Pichardo pp. 579-580).

209
Penología y Derecho Penitenciario

Por otra parte un potente foco producía una luz enceguecedora, aún en el caso en que
se cerraban los ojos. El coliseo también era usado para hacer entrar en acción a dos
perros amaestrados que azuzados contra el cautivo siempre desnudo y esposado que
sufría un ataque intermitente con pausas de 30 segundos a un minuto, lapso en el cual
se reanudaba al asediante interrogatorio para darle paso a una nueva acometida de los
canes. Los perros, como verdaderos seres humanos, obedecían de manera automática,
tanto la orden de atacar como la de suspender el ataque. Aquello era un sistema de
tortura física y psicológica: los perros, aun cuando suspendían por orden de esbirros
el ataque, permanecían prácticamente encima de la víctima gruñendo y en espera de la
nueva señal para acometer otra vez”. (Pichardo, 1993).

7. Final de la tiranía Trujillista

El descubrimiento de los planes del movimiento 14 de Junio, desquició al tirano Trujillo;


a partir de ahí, las detenciones se hacían por millares. De ahí que muchas familias del país
incluso aquellas vinculadas al gobierno fueron encarceladas, incluyendo profesionales,
seminaristas, etc. Todos ellos eran amontonados en las celdas como sacos. Al cabo de 4
meses la población carcelaria era de 4 mil personas, aproximadamente.

Al final de la tiranía, el 25 de noviembre de 1960, se produjo el asesinato de las hermanas


Mirabal en una carretera que conduce a Puerto Plata; en cuya cárcel habían visitado a sus
respectivos esposos presos. Las tres hermanas Mirabal, Patria Minerva y María Teresa
Mirabal, y Rufino de la Cruz, su chofer, murieron a garrotazos. Este hecho conmovió a
la comunidad nacional e internacional.

Después de la muerte del tirano, ocurrida el 30 de mayo 1961, se impartieron órdenes


para que asesinaran en la cárcel de la Victoria a Papito Sánchez y a Segundo Imbert.
La orden fue impartida por Ramona Fernández, que expresaba: “He dado la orden
de matar a ese par de bandidos porque acabo de enteramente de que han aplaudido y
celebrado en la cárcel la muerte del jefe”. (Pichardo, 1993).

En la madrugada del 31 de Mayo de 1961, cuando el cadáver del tirano era conducido
al Palacio Nacional, los agentes de SIM, iniciaron las investigaciones en el centro de
exterminio de La Cuarenta. El primero en ser llevado allí fue Ernesto de la Maza,
hermano de Antonio uno de los participantes en el ajusticiamiento, quien fue sometido
a terribles torturas, muriendo pocas horas después cerca de a un árbol situado en el
patio de la prisión, donde fue tirado moribundo.

210
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Se ordenó el apresamiento de todos los miembros de la familia De la Maza, la del ex


general Juan Tomás Díaz, y la de Luis Amiama Tio, y otros participantes en el tiranicidio.

Más de un centenar de personas fueron arrestadas en cuestión de horas. Esas personas


eran desnudados en las celdas, golpeadas sin piedad, sufriendo también descargas
eléctricas. Los que se negaban a hablar o no podían hacerlo porque desconocían en lo
absoluto del caso en los que estaban involucrados sus familiares o esposos, después de
pasar por los actos de tortura tenían que ver sus propios hijos sometidos a torturas, para
obligarles a declarar.

Al día siguiente de la muerte del tirano, a raíz de las investigaciones del SIM, un hermano
del general Román que había sido detenido y posteriormente libertado, al recibir una
nueva visita del SIM, se encerró en la habitación y se suicidó. Un hijo, dos ayudantes
y el chofer del mismo general, detenidos conjuntamente con un sargento que llegó
coincidencialmente a la residencia, fueron asesinados en la silla eléctrica. La misma
suerte corrió un hijo de Juan Tomás, y Segundo Imbert, hermano de Antonio que se
encontraban en prisión. Otro pariente de Antonio de la Maza, fue estrangulado en su
propio hogar, el mismo día que detuvieron a su padre.

Después de la Tiranía Trujillista, el Sistema Penitenciario Dominicano continuó


transitando el mismo camino: sobrepoblación carcelaria, presos políticos y políticos
presos. Algunos desaparecían, otros morían en la cárcel por las torturas y las condiciones
infrahumanas de los penales.

8. Ley No. 224 del 26 de Junio del 1984, (G.O. 9640) sobre Régimen Penitenciario

En el año 1984, durante el período de gobierno del Dr. Salvador Jorge Blanco, se
introduce la Ley 224 sobre Régimen Penitenciario, la cual constituyó un gran paso de
avance en lo que tiene que ver con el tratamiento de los presos, por lo menos desde
el punto de vista legislativo. Como se verá, en la práctica esa ley es letra muerta, por la
ausencia de una política penitenciaria eficaz. Aunque hay que reconocer que después
de la implementación del nuevo Modelo Penitenciario, muchos aspectos han mejorado
de manera considerable.

La susodicha Ley consta de 107 artículos y 27 capítulos, de los cuales se hará mención
de los aspectos más importantes.

211
Penología y Derecho Penitenciario

8.1. Establecimientos penitenciarios

El artículo 1 de la Ley No. 224 sobre Régimen Penitenciario, señala que el sistema
penitenciario dominicano está dividido de la siguiente manera:

a) Penitenciarías: Aquí cumplirán condenas los reclusos sujetos a penas de privación de


libertad por encima de 2 años.

b) Los Presidios: En estos establecimientos sólo deben estar los condenados a penas
inferiores a 2 años.

c) Las Cárceles: En estos establecimientos deben estar las personas que aún no han sido
condenados, es decir, presos preventivos que aún están favorecidos por la presunción
de inocencia.

d) Institutos Especiales: Fueron creados para condenados con características especiales


como: enfermos mentales, reclusos primarios o que se encuentran en períodos de
prueba.

Si se compara esa clasificación con la realidad, es fácil deducir que en República


Dominicana, los reclusos no están debidamente clasificados, puesto que en un sólo
edificio se alojan todos los presos, sin importar el delito cometido, su peligrosidad,
su estado físico y mental, su nivel académico y su edad. Se impone que se construya
edificaciones modernas para que los reclusos estén clasificados de acuerdo a un orden
lógico y que lejos de corromperse, pueda lograrse su reinserción en la sociedad como
un individuo capaz de respetar las normas.
Los centros penitenciarios deben ser centros donde a los presos o internos se le respeten
sus derechos. Debe brindárseles protección, porque el preso no pierde su dignidad por
el hecho de no disfrutar de libertad.

Tales prácticas contravienen el espíritu de la misma ley 224 sobre Régimen Penitenciario.
Los reclusos no podrán ser objeto de torturas, maltratos o humillaciones de ninguna
especie.

En los centros de corrección del nuevo modelo de gestión penitenciaria, los internos
son tratados con apego estricto al respeto de la dignidad humana, lo cual contribuye
a que pueda rehabilitarse con mayor facilidad. (Art. 5 Ley No. 224 del 26 de junio de
1984).

212
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Normalmente, los que incurren en la comisión de crímenes se sienten rechazados por


la sociedad, y necesitan recuperar su autoestima.

8.2. Sanciones por casos de torturas

Cuando los miembros del penal cometan en perjuicio de los reclusos, torturas, maltratos,
vejaciones o humillaciones de cualquier especie, serán sancionados con la suspensión de
su empleo sin disfrute de sueldo, hasta por 30 días, sin perjuicio de la responsabilidad
penal en que incurran. En caso de reincidencia serán sancionados con la destitución.(
Art. 5 Ley No. 224 del 26 de junio de 1984).

8.3. Ejecución de las penas. Objetivos

La ejecución de las penas privativas de libertad, tienen por objeto fundamental la


protección social y la readaptación del condenado a la sociedad, con capacidad de
respetar la ley. Para tal fin el régimen penitenciario deberá usar de acuerdo con cada caso,
el tratamiento educativo y asistencial de que pueda disponer, conforme a los progresos
científicos que se realizan en la materia. (Art. 2 Ley No. 224).

El citado artículo quizás sea el más importante que pueda contener la Ley 224 sobre
Régimen Penitenciario, en razón de que pretende hacer de la pena, no un castigo, sino
una manera de proteger a la sociedad y reeducar al condenado para que cuando adquiera
su libertad, obre bien, sin transgredir los preceptos legales. Es preciso que la persona
condenada a pena privativa de libertad, pueda mejorar su conducta, y que se aplique un
tratamiento individualizado acorde con su personalidad y el delito cometido.

El fin y justificación de las penas y medidas privativas de libertad son proteger a la


sociedad contra el crimen. Para ello se debe aprovechar el período de privación de
libertad, para que el delincuente, al recobrar su libertad, no sólo quiera respetar la ley,
sino que sea capaz de hacerlo, asi lo establece la Regla No. 58, Reglas Mínimas para el
tratamiento de los reclusos, aprobada por el Primer Congreso de las Naciones Unidas
sobre Prevención del Delito y Tratamiento del Delincuente del 30 de Agosto de 1995.

Para lograr los propósitos perseguidos, el régimen penitenciario deberá emplear todos
los medios curativos, educativos, morales, espirituales y de otra naturaleza. Se debe
tratar de eliminar las diferencias existentes entre la vida en prisión y en libertad. (Regla
59, Reglas Mínimas). Es conveniente que antes del término de la ejecución de una pena,
se adopten las medidas necesarias para asegurar un retorno progresivo del recluso a su
sociedad natural. (Regla 59, Reglas Mínimas).

213
Penología y Derecho Penitenciario

Es importante tomar en consideración que muchas de las personas que guardan prisión
tienen una autoestima muy baja. Algunos de ellos incluso han cometido hechos punibles
para llamar la atención, porque de esa manera entienden que la sociedad los toma en
cuenta.

Algunos reclusos se deprimen en la cárcel. Están faltos de afecto y amor, se sienten


rechazados por la sociedad, y hasta por las autoridades y sus familiares. Eso los lleva a
seguir cometiendo hechos punibles desde la misma cárcel y después que adquieren su
libertad.

En el penal, el preso consigue cierto liderazgo. Eso hace que se adapte más fácil a la
sociedad carcelaria, cosa que no le es tan fácil lograr estando en libertad.

8.4. La Dirección General de Prisiones

Este organismo es una dependencia de la Procuraduría General de la República, la cual


tiene el control de todos los establecimientos penales del país.

Según el artículo 6 de la Ley No. 224, La Dirección General de Prisiones es dirigida


por el Director General de Prisiones, y está integrada por los siguientes departamentos:
Departamento de Secretaría y Administración, Jurídico, De inspección, De personal,
Vigilancia y Tratamiento Penitenciario, Contabilidad y Control, Industrial, Educacional,
Criminología, Sanitario, Bienestar y Asistencia Social, Menores, Mujeres, De Control para
los condenados que gocen del beneficio del Perdón Condicional, libertad condicional y
de asistencia post penitenciaria. (Art. 9, Ley No. 224, Art. 9, Ley No. 224),

Sin embargo, algunos de estos departamentos son inexistentes, y los que existen, son
infuncionales. Una muestra de ello es que los reclusos reciben como único tratamiento
el de la macana, el maltrato físico y psicológico.

Con el Código Procesal Penal, el control de los condenados y todo lo que tiene que ver
con las condiciones del cumplimiento de la pena, está a cargo del juez de la ejecución
de la pena, quien deberá velar porque las penas se cumplan en condiciones menos
perjudiciales para el condenado, es decir acorde con su personalidad.

8.5. Segregación de los reclusos

Existirán establecimientos distintos para hombres y mujeres, y donde esto no sea posible,
en un mismo establecimiento se habilitarán secciones independientes.

214
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Sin perjuicio de lo establecido en el preindicado artículo, en los establecimientos


penitenciarios deberá existir conveniente clasificación entre los reclusos mayores y
menores de 21 años; y respecto de los primeros, los que hayan cometido delitos de
sangre o que atenten contra el sexo. También deberá tomarse en cuenta la naturaleza
del delito, la edad, la personalidad del recluso, la cuantía de la pena y si es reincidente o
no. (Art. 12 Ley No. 224).

La segregación puede ser definida como la separación de la población penal en grupos


o categorías atendiendo a algún criterio de clasificación. Esto no sólo permite manejar
en forma más humana y segura un establecimiento penitenciario, sino que reduce el
también contagio criminógeno a la base del proceso de prevención del que se habló y
posibilita tipos de tratamientos adecuados a las necesidades específicas de cada grupo,
aumentando las posibilidades de rehabilitación.

Los primeros y fundamentales criterios de clasificación para la segregación están


establecidos en las Reglas Mínimas de las Naciones Unidas y son: el sexo, la edad y
la calidad procesal. Las mujeres no pueden estar recluidas junto con los hombres, los
menores y los adultos. La República Dominicana, ha avanzado en eso. Le resta sólo
separar a los condenados de quienes están en detención preventiva, para lo cual se
pueden destinar penales sólo para condenados o recluir estos últimos en un mismo
edificio con los presos preventivos, pero en pabellones diferentes. (Regla 8, Reglas
Mínimas).

La sana práctica y la experiencia aconsejan, criterios adicionales de clasificación y


segregación, basados en la aspiración al tratamiento individualizado, que constituye el
ideal de todos quienes se ocupan de las cárceles. Entre ellos, se destaca, el llamado
saldo de condena. El tratamiento debe aplicarse con preferencia a los condenados, pues
quienes están en prisión preventiva son presuntamente inocentes y no deben ser objeto
de programas que busque rehabilitarlos. En consecuencia ante la carencia de recursos
se debe dar prioridad a los condenados que están más próximos a adquirir su libertad.

9. Sugerencias para el diseño de un régimen penitenciario dominicano moderno

En el año 1997 el Comisionado de Apoyo para la Reforma y Modernización de la


Justicia organizó un forum titulado “Sugerencias para el Diseño de un Régimen
Penitenciario Dominicano Moderno”, en el que se hicieron varias propuestas para
mejorar el sistema penitenciario dominicano. Participaron diversas personalidades
nacionales e internacionales, entre ellas el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez,
quien proclamó que las autoridades deben continuar haciendo esfuerzos para mejorar

215
Penología y Derecho Penitenciario

la difícil situación por la que atraviesan las cárceles del país. Dijo que hay que tomar
en consideración que un recluso pierde sus derechos civiles, pero no su dignidad.
Enfatizó que las cárceles deben estar integradas por profesionales de la conducta como
psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales, para que trabajen en los programas de
regeneración de los delincuentes.

En el mismo orden de López Rodríguez, Moreno refirió con una visión más amplia, que
en República Dominicana los reclusos que ingresan a las cárceles, de victimarios pasan
a ser víctimas, lo cual constituye uno de los peores males de las cárceles dominicanas.
Por eso plantea la reivindicación de los recintos carcelarios, de modo que se asegure
el respeto a la dignidad del individuo y los derechos que le asisten, sin que el Estado
renuncie a la persecución y encarcelamiento de los infractores de la ley penal. Pero el
Estado debe observar los siguientes principios:

a) Que toda privación de libertad emane de autoridad judicial competente y respetando


los plazos y formalidades que exige la ley.

b) Que la prisión preventiva se produzca sólo cuando existan indicios coherentes y


ciertos que hagan presumir que un ciudadano es sospechoso de la violación a la ley
penal.

c) Que la prisión preventiva, se produzca en un tiempo prudente, la cual no debe exceder


de 6 meses en materia criminal.

d) Que la condena debe estar fundamentada en pruebas incontrastables.

e) Que el juez, además de la prisión para que el que resulte culpable, tenga otras opciones
que no sea la privación de libertad.

10. La comisión penitenciaria

Mediante Decreto No. 430-98 del 26 de noviembre de 1998, del Poder Ejecutivo se
creó la Comisión para la Definición, Ejecución y Supervisión de la Política Penitenciaria
Nacional, la cual quedó integrada por el Procurador General de la República de ese
entonces, Doctor Mariano Germán Mejía, quien la presidía; S. E. R. Nicolás De Jesús
López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Licda. Aura Celeste
Fernández, Coordinadora del Comisionado de Apoyo para la Reforma y Modernización
de la Justicia, Secretaria General de la Comisión; Dr. César Pina Toribio, Consultor
Jurídico del Poder Ejecutivo de esa época; Ing. Diandino Peña, Secretario de Estado de

216
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Obras Públicas y Comunicaciones de ese entonces, representado por Leonel Carrasco,


quien ocupaba el cargo de Subsecretario de Obras Públicas; Licda. Innova Marte
Hoffiz; Arquitecto Alejandro Montás, Presidente del CODIA Y Fray Arístides Jiménez
Richardson.

10.1- Objetivos de la Comisión Penitenciaria

a) Finalizar los diagnósticos necesarios que posibiliten la formulación de planes


estratégicos para enfrentar la crisis carcelaria dominicana, así como formular y ejecutar
cualesquiera propuestas de reforma que se estimen oportunas.

b) Promover iniciativas y ejecutar proyectos en el marco de la reforma y modernización


del sistema penitenciario.

c) Proponer mecanismos que aseguren y respeten los derechos de los reclusos, así como
formas de supervisión.

d) Realizar los estudios necesarios para adaptar la infraestructura en los establecimientos


penales a las necesidades actuales y a los requerimientos de las leyes vigentes en la
materia, así como las remodelaciones y/o las construcciones de los recintos que fueren
necesarios.

e) Recomendar al Poder Ejecutivo modificaciones referidas a la modernización de la


normativa del sistema penitenciario, especialmente un proyecto de reglamento que
norme la ejecución de la Ley No. 224 de 1984 sobre Régimen Penitenciario.

f ) Definir una política de renovación de los recursos humanos con responsabilidad


de cualquier género, en los establecimientos penales, incluyendo la capacitación, eva
luación y promoción de los mismos.

g) Formular propuestas que garanticen la prestación adecuada de los servicios sociales


básicos, en los establecimientos penales del país.

h) Generar los espacios de participación en la sociedad para aportar soluciones y recursos


para el mejoramiento de los establecimientos penales del país, en complemento de la
responsabilidad del Estado.

217
Penología y Derecho Penitenciario

11. Derechos de los reclusos o internos conforme a la Ley 224 sobre el Régimen
Penitenciario en la República Dominicana

1- Un trato igualitario, sin diferencias en el tratamiento o discriminación fundadas en


prejuicio de raza, color religión, nacionalidad, clase social u opinión pública.

2- Integridad física. Está prohibido ejercer contra los reclusos o internos, torturas,
maltratos, vejaciones o humillaciones.

3- Seguridad individual. Está prohibido al personal de vigilancia el uso de la fuerza


o de la violencia, salvo en los casos en que circunstancias especifica- das en la Ley lo
permitan.

4- Todo interno tiene el derecho de interponer sus quejas ante el alcaide o quien haga
sus veces cada vez que considere que ha sido víctima de una arbitrariedad, y de no ser
atendida tiene derecho a presentarla ante la Dirección General de Prisiones.

5- Derecho de salida luego del cumplimiento de un tercio de la pena y sujeto a las


condiciones establecidas en la ley.

6- Derecho a que en el establecimiento penitenciario haya un ambiente de higiene que


le permita conservar y mejorar la salud física y mental.

7- Aseo personal. Deberán existir instalaciones adecuadas a tal fin.

8- Derecho a un alojamiento o dormitorio dentro del establecimiento penitenciario.

9- Derecho a vestimenta uniforme sin que en ningún caso sea degradante o humillante.

Fuera del establecimiento el recluso usará sus ropas personales y en caso de no tener,
deberá proporcionársele.

10- Derecho a cama individual con ropa adecuada y limpia.

11- Derecho a recibir alimentación adecuada en cantidad y calidad para el mantenimiento


de la salud.

12- Derecho a salir diariamente al patio o dependencias al aire libre por un plazo no
inferior a una hora.

218
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

13- Derecho a que le sean devueltos a su egreso, el dinero, objetos de valor, ropas y otras
pertenencias que quedaron en el depósito a su ingreso al establecimiento penitenciario.

14- Derecho de todo recluso es que se le mantenga debidamente informado de los


acontecimientos más importantes de la vida nacional e internacional, permitiendo la
circulación de periódicos, libros, revistas, y/o a través de charlas, conferencias, programas
de radio y televisión.

15- Derecho a formular y dirigir peticiones y quejas a la dirección del establecimiento,


autoridades administrativas y judiciales.

16- Derecho de recibir visitas de sus parientes, abogados, y amigos con la frecuencia que
dispongan los reglamentos.

17- A despachar y recibir correspondencia.

18- A que se dé aviso a sus familiares o a la persona que indique, de su ingreso, traslado
o egreso de un establecimiento penitenciario.

19- Derecho a ser escuchado previo a la aplicación de una medida disciplinaria en su


contra.

20- Derecho a comunicarse y mantener contactos con representantes de su religión,


pudiendo permitírsele participación en los servicios religiosos organizados en el
establecimiento, y tener libros piadosos y de instrucción religiosa.

21- Derecho de asistir al lecho de enfermedad grave o funerales de algún pariente del
recluso, siempre que fuere autorizado por el director del establecimiento.

22- Derecho de toda reclusa es poder conservar con su hijo dentro del establecimiento
penitenciario por el tiempo estrictamente necesario, debiendo a tal efecto habilitarse
dependencias apropiadas en el penal.

23-Derecho a todo recluso encausado (preventivo) es que se le presuma inocente


debiendo ser tratado en consecuencia.

24- Derecho del recluso preventivo, a usar, si es su deseo, sus propias prendas de vestir
y ropa de cama, así como también a ser atendido por su propio médico y su dentista.

219
Penología y Derecho Penitenciario

25- Derecho de todo recluso egresado a recibir asistencia y protección moral y material,
a fin de poder desarrollar normalmente su vida en libertad.

26-Derecho a tener visitas conyugales bajo las condiciones establecidas en el centro


penitenciario.

220
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Resumen Unidad VII


El sistema penitenciario en República Dominicana, podría decirse que se inicia a finales
del siglo XV, con la creación del fuerte de la Navidad, creado por Cristóbal Colón, con
los restos de la nave naufragada. La Navidad tenía una guarnición de 39 hombres, al
mando de Diego de Aranda con la protección de Guacanagarí. Construida de madera y
piedra, estaba ubicada en la desembocadura del río Guarico, bautizado con el nombre
de Navidad.

Los colonizadores adoptaron un sin número de medidas, como una forma de garantizar
el orden sobre los aborígenes. En el año 1528, la Audiencia de Santo Domingo, adoptó
un conjunto de ordenanzas, para lograr un control de los esclavos negros. La primera
de esas ordenanzas establecía condena para el esclavo que escapa. Se castigaba con 100
azotes y la carga de una argolla de hierro, si el hecho ocurría la primera vez, y la muerte
si el esclavo repetía el delito. Otras penas que se imponían a los esclavos eran el corte
de un pie y la horca.

En la segunda mitad del siglo XVIII, para mantener a millones de hombres y mujeres
en la explotación, se promulgó en 1685, el Código Negro, el cual autorizaba el uso del
látigo, las mutilaciones de los miembros, el corte de las orejas, las partes sexuales y la
muerte contra los rebeldes. Esas medidas se tomaban cuando el esclavo no se sometía
al orden.

En la era del tirano Trujillo, se crearon 14 comisiones, integrados por un total de 52 mujeres

RESUMEN
designadas en 1936 por Trujillo Molina para que velaran por el buen funcionamiento de
las cárceles del país y las visitaran cuando menos una vez por semana.

La designación se hizo por el decreto No. 1740 del 3 de diciembre del citado año, el cual
estableció en su artículo 2, que las comisiones debían preparar informes en cada visita
realizada a los recursos y presentarlos al Presidente de la República, donde se señalarían
las recomendaciones procedentes para una mayor eficiencia de dichos establecimientos.

Eso se contradecía con los métodos de torturas utilizados en la tiranía trujillista. Entre
ellos: el potro, la prensa para la cabeza, la tenaza, la silla eléctrica y bastones eléctricos.

En el año 1984, durante el período de Dr. Salvador Jorge Blanco, se introduce la Ley
224 sobre Régimen Penitenciario, la cual constituyó un gran paso de avance en lo que
tiene que ver con el tratamiento de los presos, por lo menos desde el punto de vista

221
Penología y Derecho Penitenciario

legislativo. Como se verá en la práctica esa ley es letra muerta, por la ausencia de una
política penitenciaria eficaz.

Después de la implementación del nuevo Modelo Penitenciario, muchos aspectos han


mejorado de manera considerable.

222
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Actividades Unidad VII


Responda lo que se indica a continuación.

1-Elabora un diario de doble entrada de la evolución histórica del sistema penitenciario


dominicano, incluyendo los métodos de torturas utilizados en el Gobierno de Rafael
Leónidas Trujillo.

2-Asiste a un centro penitenciario de tu provincia o región y comprueba el cumplimiento


de los derechos de los internos por parte de las autoridades penitenciarias, del ministerio
público y el juez de la ejecución penal.

3-Realiza un ensayo respecto a la protección y respeto de la dignidad humana de los


internos y su comparación con el sistema penitenciario en el gobierno de Trujillo.

223
Penología y Derecho Penitenciario

Ejercicios de autoevaluación Unidad VII.


1) ________________________________,, fue un método de tortura utilizado por
los seguidores de Trujillo y consistió en poner al prisionero boca arriba y halarle los
brazos y piernas en direcciones opuestas.

2) ________________________________, fueron instituciones creadas para


condenados con características especiales, tales como enfermos mentales y reclusos
primarios que se encuentran en período de pruebas.

3)_______________________, fue un método implementado en la tiranía trujillista, que


consistía en un sillón de madera con abrazaderas metálicas en los brazos, pies y cabeza,
conectado a unos interruptores que aumentaba el voltaje al deseo del manipulador, y
que se aplicaba a los presos.

4________________________________, fue una cárcel creada durante la tiranía


trujillista y que se encerraban a los presos como una forma de demostrarle que se
habían ganado un premio.

5)________________________, fue un método empleado por la tiranía trujillista


consistente consistió en darles mordiscos con pinzas en los testículos a los reclusos y
por el dolor que provocaba por lo regular castraba al que se le aplicaba.

224
UNIDAD VII: EL SISTEMA PENITENCIARIO DOMINICANO. SU EVOLUCIÓN

Bibliografía Básica Unidad VII


Martínez Almánzar, Juan Francisco, 1997. Trujillo, la vigencia de un fantasma, Editora
9 de octubre, Santo Domingo, D. N.

Pichardo, Franklín Franco, 1993. Historia del pueblo dominicano, 2da., ed., Editora
Taller C. Por A., Santo Domingo, D. N.

Ramos, Leoncio, 1986. Notas de Derecho Penal Dominicano, 2da. Edición, Editora
Tiempo, S. A., Santo Domingo, D. N.,

225

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