Está en la página 1de 15

MODELO AGROEXPORTADOR 1880

El concepto de modelo agroexportador es el que surgió en la segunda mitad del siglo XIX en
Argentina y América Latina en general debido a la consolidación de un sistema económico
basado tanto en la producción de materias primas agrícolas como en la exportación de las
mismas a los países centrales (principalmente europeos). El modelo agroexportador fue la
consecuencia directa de la entrada casi ilimitada de inversiones y capitales extranjeros que
permitieron que Argentina reactive la economía en gran parte de su territorio. Además, el
modelo agroexportador coincide con el establecimiento del Estado nacional argentino.

La noción de modelo agroexportador tiene que ver con el desarrollo del sistema mundial
económico de fines del siglo XIX. Este sistema se basaba en la división mundial entre países
centrales y países periféricos o productores. Mientras que los segundos se especializaron en la
producción y exportación de materias primas y de elementos básicos (especialmente
agrícolas), los primeros se dedicaron a la producción de productos manufacturados o más
complejos que se vendían a mayor precio que las materias primas y que, por lo tanto,
permitieron que las potencias europeas y Estados Unidos se hicieran con gran capital.

El modo aceitado en que este sistema económico se desarrolló permitió que la circulación de
capital entre las regiones más poderosas y las menos poderosas se mantuviera por más de
cincuenta años. Sin embargo, la crisis capitalista de 1930 que hizo a países como Gran Bretaña,
Estados Unidos y Francia caer en una grave depresión económica cortó la circulación de
inversiones hacia los países periféricos. De este modo, los países latinoamericanos como la
Argentina debieron buscar el modo para sustituir ese modelo agroexportador por uno de
consumo interno que permitiera colocar toda la producción local en el mercado de cada
región.

A lo largo de su existencia, el modelo agroexportador permitió el crecimiento (aunque no el


desarrollo) económico de Argentina, convirtiéndola en aquella región por lo que para la época
era famosa: "el granero del mundo".

MODELO DE SUBTITUCION DE IMPORTACIONES 1930

La crisis económica mundial que se inició en 1929 afectó fuertemente a Latinoamérica. En la


mayoría de los países de la región su impacto se reflejó, como en Brasil, en la constitución de
nuevos bloques de poder que reemplazaron a las oligarquías hasta entonces
predominantes.Sin embargo, aquí el proceso político siguió cauces distintos. Se produjo el
derrocamiento de Yrigoyen y el retorno de las viejas élites que gobernaron hasta 1916. No
hubo cambios o reformas sociales como en otros lados, pero el régimen conservador, de
ideología liberal en lo económico, debió abandonar muchas de sus ideas y utilizar
herramientas nuevas e impensadas de política económica para amortiguar los efectos de la
crisis.El primer impacto se produjo, lógicamente, en el sector externo. La balanza de pagos de
1930 fue netamente deficitaria. Entre 1929 y 1930 las exportaciones disminuyeron un 36%
mientras que las importaciones se contrajeron sólo en un 24%. Esto se debió a la mayor
inelasticidad del coeficiente de importaciones, que dependía principalmente, en un país de
escasa industrialización, de la demanda interna de artículos de consumo.El valor de los
productos agropecuarios, en especial del trigo, bajó drásticamente, agravando la situación. A
fines de 1931, los precios de los cereales y el lino habían caído, en promedio, a cerca de la
mitad del nivel existente antes de la crisis. Urgía resolver la situación y el gobierno lo iba a
hacer echando por la borda la experiencia de 50 años de política económica de corte liberal,
predominante desde que se implantó el modelo agroexportador en la década de 1880.El
intervencionismo de Estado en la Argentina no se debió a la iniciativa de “gobiernos populistas
presionados por sus ‘bases’, sino a la acción de las viejas élites liberales que procuraron de ese
modo salvaguardar un sistema económico en el que se hallaban especialmente involucrados
sus propios intereses. La participación del Estado de la vida económica del país comenzó allí su
irresistible ascenso.La primera medida importante, que se tomó en octubre de 1931 con el fin
de atenuar el desequilibrio del comercio exterior y la fuga de divisas, fue la implantación del
control de cambios. El mecanismo elegido consistió en la creación de una comisión de control
de cambios que tenía por objetivo fijar periódicamente el valor de las divisas y asegurar el
pago de las obligaciones financieras externas.Esto se garantizaba mediante un sistema de
función de una lista de prioridades en donde figuraba, en primer término, el pago de la deuda
externa y luego el de las importaciones imprescindibles (materias primas para las industrias
nacionales, combustibles, bienes de consumo indispensables). En 1933, para flexibilizar el
sistema se ajustaron algunas de sus disposiciones y en especial se creó un doble mercado de
cambios –oficial y libre– de forma tal que ya no se limitaban las importaciones, aunque
aquellas que no figuraban en la lista de prioridades debían soportar un tipo de cambio mucho
más elevado que el oficial.El esquema de funcionamiento era muy simple. Los exportadores
estaban obligados a vender sus divisas a la comisión a un tipo oficial de compra mientras que
los importadores y aquellos que necesitaban efectuar pagos en el exterior debían para
adquirirlas obtener permisos previos de la comisión, fijándose diariamente el tipo vendedor de
licitación por los poseedores de permisos.Una sustancial devaluación del peso, que permitió
mejorar los ingresos de los exportadores, y la creación de un margen fijo de cambios entre el
tipo vendedor y el comprador, complementaron aquellas medidas y posibilitaron una paulatina
recuperación del sector externo. De un déficit de 368 millones de pesos en 1930, la balanza
comercial pasó a exhibir un superávit de 427 millones en 1936, en tanto que los movimientos
de capital se volvieron también positivos y el nivel de reservas experimentó una saludable
alza.El incremento del 10% que se fijó en los aranceles aduaneros acentuó el efecto
proteccionista que de hecho tenían las disposiciones cambiarias. En cambio, ese efecto resultó
amortiguado por las tan criticadas cláusulas del pacto Roca-Runciman, que establecían una
política discriminatoria en favor de las empresas y exportadores ingleses. Tuviera o no esa
finalidad, el fuerte proceso de industrialización por sustitución de importaciones que vivió el
país en forma más bien espontánea por aquellos años, se debió en gran parte a la política
adoptada por los gobiernos conservadores en el sector externo.Pero la intervención del Estado
en la economía no se limitó a la adopción del control de cambios. A partir de 1931 comenzaron
a crearse, con el fin de evitar una mayor caída de la actividad interna que se manifestaba en la
baja de los niveles de ingreso y ocupación, diversas comisiones asesoras y juntas destinadas a
encarar medidas para proteger los intereses de los distintos sectores productivos: cerealero,
de la carne, del azúcar, del vino, textil, etcétera.Las principales fueron la Junta Reguladora de
Granos y la Junta Nacional de Carnes. En total, entre 1930 y 1940 se crearon 21 organismos
autónomos y 25 sin autonomía, entre ellos la Comisión Nacional de Fomento Industrial y la
Junta Nacional para Combatir la Desocupación. El propósito de estos organismos puede ser
ejemplificado por la acción de la Junta Reguladora de Granos, que compraba los cereales a los
productores a precios “básicos” y los vendía luego a los exportadores. La idea era proteger a
aquellos de la caída de los precios internacionales, absorbiendo las posibles pérdidas que
pudieran tener.La creación del Impuesto a los Réditos, necesidad imperiosa ya que los ingresos
fiscales dependían sobre todo de los menguados derechos aduaneros, y la del Banco Central,
que regularizaba y centralizaba el hasta entonces disperso sistema financiero, fueron pasos
que marcaron la febril actividad intervencionista del Estado en la década de 1930. Cierto es
que el “clima” internacional ayudaba a adoptar estas decisiones gracias al ejemplo del New
Deal en los Estados Unidos y a la aplicación de medidas proteccionistas en los principales
países europeos, que contaban con el respaldo teórico de las nuevas ideas keynesianas.Sin
embargo, la clase dirigente consideraba todavía que con el fin de la gran depresión el país
podría volver a un esquema agroexportador y los mercados autorregularse, abandonando el
Estado su carácter intervencionista. La ausencia de un verdadero sistema democrático –el
régimen conservador había surgido gracias a un golpe de Estado y se había mantenido
mediante métodos represivos y el fraude electoral– impedía, en verdad, un debate a fondo
sobre la verdadera naturaleza de los cambios en las políticas económicas y sociales. El
peronismo, con el apoyo popular, se propondría encarar estas cuestiones.

PERON Y PLAN QUINQUENAL 1945

l iniciar su primer período como presidente de la Nación el general Perón elaboró un Plan
Quinquenal que tenía como objetivo transformar la estructura económica del país. Fue la
primera planificación para el desarrollo económico y social de la Argentina. Fue anunciado por
primera vez el 30 de Septiembre de 1946, y posteriormente en su mensaje al Congreso
Nacional del 19 de octubre de 1946.

Objetivos (Fuente: Universidad de Ciencias Empresariales y Sociales – UCES)

Transformación de la estructura económica y social.

Rescate de la Deuda Externa.

Nacionalización de los Servicios Públicos.

Redistribución de la Riqueza.

Crecimiento del salario real.

Plan de Obras y Servicios Públicos en Sanidad, Educación y Vivienda.

Disminuir el DTI (Deterioro de los Términos de Intercambio)

Acelerar la capitalización industrial.

Incrementar el mercado de consumo interno.


El 9 de julio de 1947 en la casa histórica de Tucumán: se realizó la presentación del plan
quinquenal; en dicha ocasión Perón firmó la Declaración de la Independencia Económica, y se
presentaron por primera vez los postulados que enarbolan las tres banderas del peronismo:

Soberanía Política.

Independencia Económica.

Justicia Social.

Basándose en estos postulados a partir de ese momento comenzó en nuestro país una
decidida e incesante actividad transformadora. En menos de 4 años la realidad comenzó a ser
otra.

Presentamos aquí un breve resumen de los logros obtenidos por la implementación del Primer
Plan Quinquenal:

Logros económicos:

Entre 1947 y 1951 se construyeron 217.000 viviendas destinadas a familias obreras. Se


inauguraron 8.000 escuelas Con el auspicio de la fundación Eva Perón se levantaron 4.300
Centros de Salud. Los Salarios aumentaron el 40%, el PBI creció un 8% anual y el consumo un
11%. De 1945 a 1948 la venta de cocinas aumentó un 106%; la de heladeras un 218% y la de
aparatos de radio un 600%. (Fuente: De Política e Historia)

En 1942 unos 6,5 millones de habitantes tenían provisión de agua corriente y 4 millones,
servicios cloacales, y en 1955 los beneficiarios se ampliaron a 10 millones y 5,5 millones
respectivamente. (Fuente: Wikipedia)

Logros en Capacitación Profesional:

El Primer Plan Quinquenal tomó como base la enseñanza técnica para crear el camino
mediante el cual, tanto el obrero como el artesano pudieran llegar a la universidad.

La enseñanza técnica en sus tres grados: capacitación, perfeccionamiento y especialización


pasó a depender del nuevo Consejo Nacional de Educación. El título de perito en la
especialidad correspondiente habilitaba para el ingreso a la universidad.

Desarrollismo
El contexto económico Arturo Frondizi enfrento a la Presidencia en Argentina el 1 de mayo de
1958. En ese entonces el Banco Central contaba con escaso nivel de reservas, y no había
suficientes divisas para importar materias primas, productos intermedios y bienes de capital
indispensables para la industria. Los controles de cambio pretendían administrar esa escasez,
mientras el sector energético carecía de las necesarias inversiones y la importación de
combustible –después de perder el autoabastecimiento- se consumía el 20 % de las divisas
para importación.

La Argentina venía de tres décadas de estancamiento económico producto de un exacerbado


proteccionismo y de aplicar el modelo de sustitución de importaciones. La consecuencia lógica
de este proceso fue el “estrangulamiento”, entendido como aquella situación en que la
expansión de la economía –con un modelo hacia adentro- encuentra un límite al requerir
incrementar la importación, lo que a su vez agudiza el problema de la balanza comercial. En
ese lapso de tiempo las importaciones se redujeron desde el 50 % del PIB en 1928 a sólo el 10
% del PIB en 1958 y en 7 de los 10 años que van de 1949 a 1958 la Argentina acumuló déficits
en su balanza comercial.

La producción agropecuaria por su parte venía declinando desde los años 1930, con escasos
incentivos, motivados por los bajos precios internacionales, pero también por el exceso de
regulaciones y controles, incluyendo retenciones a las exportaciones.

EL DESARROLLISMO DE FRONDIZI Y FRIGERIO 1960

Frondizi se asoció muy pronto a Rogelio Frigerio, y comprendieron que la respuesta a los
problemas económicos del país se encontraba en la inversión extranjera directa,
especialmente en sectores que ellos consideraban estratégicos para el país. Frondizi repetía
que “los Estados Unidos resolvieron el mismo problema con el concurso del capital extranjero,
cumpliendo la afirmación de Hamilton en el sentido que todo dinero extranjero que se invierte
en una Nación deja de ser un rival para constituirse en un aliado.”

Fue en este contexto que Frondizi y Frigerio plantearon la necesidad de industrialización, pero
no a través de la sustitución de importaciones, sino por medio del “desarrollismo”. Este
modelo partía de la famosa tesis de Raúl Prebisch, basada en un pesimismo respecto a las
exportaciones de productos primarios, vinculado a los bajos precios de los productos
agropecuarios y mineros. Los países que sólo produjeran estos productos primarios
inevitablemente caerían en el estancamiento. Por ello se plantea promover la industrialización,
entendido como el desarrollo de manufacturas, pero no por la vía del proteccionismo, sino con
economías abiertas e integradas al mundo.

El objetivo del desarrollismo es pasar de una economía agroexportadora a una economía


industrial. La clave para ello era la expansión “vertical”, es decir, el acople de las actividades de
producción de insumos y bienes de capital a las ramas ya más expandidas. Este empuje, a su
vez, hacia una “economía industrial integrada” reconocía una serie de prioridades. En primer
lugar debía multiplicarse la producción de petróleo y gas, lo que permitiría, en un plazo
bastante corto, ahorrar divisas para dedicarlas a la inversión en otros rubros. Frigerio sintetizó
esa aspiración en la fórmula “Petróleo + carne = acero + industria”; la capacidad de conseguir
capital necesario para instalar las ramas químicas y de acero estaba dada por las posibilidades
de exportación de carne y la sustitución de importaciones petroleras. Además de estos rubros,
otras prioridades de aquel gobierno estuvieron localizadas en la industria química y
petroquímica, siderurgia, depósitos de carbón y hierro, provisión de energía eléctrica,
cemento, papel, ,maquinaria y equipos industriales. Sólo mediante un adecuado monto de
inversiones en todas estas industrias estratégicas, y también en la construcción de rutas y
autopistas, podría retomarse un camino de crecimiento. De lograrse, además se permitiría
integrar económicamente a las distintas regiones del país, descentralizando las actividades
económicas.

El arribo de inversiones desde el exterior dependía de las condiciones internas que lograra
generar el gobierno, y Frigerio acertó entonces en eliminar parte de la legislación represiva por
el proteccionismo preexistente. Se terminaron las restricciones sobre el mercado cambiario y
hubo un solo tipo de cambio, fluctuando su cotización según la oferta y la demanda. En cuanto
a las importaciones se abolieron parte de los controles cuantitativos y sistemas de permisos,
pero se establecieron recargos a las compras externas de hasta 300 % para bienes de lujo, pero
que eran 0 % para insumos considerados esenciales.

Para reducir el déficit fiscal también se proyectó una reducción del empleo estatal que
comenzaría por el congelamiento de nuevas vacantes. Se anunciaron nuevos impuestos y
mayor control tributario. En los primeros días de enero, además, hubo una suba de las tarifas
públicas.

Los desaciertos de Frigerio

Pero esos aciertos fueron relativizados por otros desaciertos. El crecimiento de los salarios y de
la inversión pública provocó un déficit que rozó el 9 % del PBI y fue financiado en su mayoría a
través de emisión monetaria. La consecuencia lógica fue un alto nivel de inflación.

Además, en 1958 el gobierno anunció que se habían firmado contratos de explotación con
empresas petroleras extranjeras. Las negociaciones, que habían sido llevadas adelante
personalmente por el entonces polémico Frigerio, no se convocaron mediante licitación
pública y no se preveía la aprobación parlamentaria de los contratos.

Al margen de las formas y sus polémicas, el resultado fue impactante. Cuando asume Frondizi,
la importación de petróleo representaba un cuarto de las importaciones. 30 meses después
había autoabastecimiento, pasando la producción de 5,6 a 16 millones de metros cúbicos
anuales.

El éxito de este proceso despertó el interés extranjero por otras inversiones, pero aun no se
había resuelto el “estrangulamiento”. Las restricciones a la importación impedían el
crecimiento, y en 1959, el PIB cae un 6,5 % respecto al año anterior. Mientras caía la
recaudación fiscal y se agrandaba el déficit y su monetización, la inflación se aceleraba, lo que
presionó a Frigerio a dar un paso al costado.

El aporte “liberal” de Álvaro Alsogaray

Álvaro Alsogaray fue designado al frente de los Ministerios de Economía y Trabajo y


rápidamente hizo famosa su frase: “Hay que pasar el invierno. […] Denme ustedes un tiempo
para permitir la reabsorción de este fenómeno.” Lo cierto es que sin su aporte “liberal” el
desarrollismo no habría pasado el invierno.

La prioridad de la política económica de Alsogaray fue detener el proceso inflacionario y lo


logró poniendo especial atención en el déficit fiscal que se venía monetizando. Primero redujo
el déficit con medidas anti-populares como el retraso en el pago de salarios de empleados
públicos. Segundo, suspendió obras públicas y terminó con el estado empresario, afirmando
que las inversiones debían ser desarrolladas con medios privados. Tercero, cambió la fuente de
financiamiento del déficit fiscal por deuda interna y externa a la que accedieron las empresas
públicas y la administración central. Cuarto, a medida que la economía se fue recuperando se
fue incrementando la recaudación tributaria, lo que contribuyó también a reducir el déficit
fiscal.

Pasó el invierno. Las turbulencias macroeconómicas de mediados de 1959 fueron cediendo. El


dólar, que había tenido un pico de 100 pesos moneda nacional en mayo, retrocedió hacia 83
en agosto, gracias a mayor confianza y a crecientes influjos de capital, que comenzaron a
responder a las facilidades para la inversión extranjera. Temiendo una mayor apreciación, el
Banco Central estableció una paridad fija de facto en ese nuevo nivel. La inflación descendió al
compás del tipo de cambio: los precios de las importaciones y los productos agrícolas se
estabilizaron apenas el dólar alcanzó ese nuevo equilibrio, y los productos industriales
crecieron a apenas 1 % mensual en el último cuarto de 1959.

En 1960 y 1961 la economía creció a un promedio de más del 8 % anual. El factor dinamizador
fue la inversión que aumentó en 1961 a un nivel 66 % mayor que el de 1959, y 47 % mayor que
el de 1958, un año menos anormal.
El capital internacional respondió a las masivas oportunidades que proveía una economía
ahora más ordenada. El Financial Times declaraba al peso argentino “moneda estrella” del año
en 1960. Si bien el BCRA tuvo que pagar intereses por 170 millones de dólares, igualmente
logró acumular más de 317 millones de dólares en reservas, gracias a la entrada de más de 500
millones de dólares en capital.

Poco a poco, el crecimiento se manifestó en una mejora en el salario real, que aumentó 12 %
hacia fines de ese año. En este período también se destaca la creación de Segba que ayudó a
resolver el crónico déficit de energía eléctrica en Buenos Aires y el crecimiento vertiginoso de
la industria automotriz. No es un dato menor que el 80 % del crecimiento de la producción de
manufacturas entre 1958 y 1961 lo explica el desarrollo de esta rama de la industria.

Cuentan diversos historiadores, sin embargo, que Frigerio nunca dejó realmente de ofrecer su
consejo a Frondizi. De hecho, hubo recurrentes tensiones entre Alsogaray y Frigerio, por
ejemplo, por la construcción de una central eléctrica en Dock Sud, y el costoso proyecto de El
Chocón. Estos proyectos se llevaron adelante a pesar de la oposición de Alsogaray, quien era
mucho más conservador con los recursos tributarios.

Roberto Alemann reemplaza a Alsogaray

En abril de 1961 Alsogaray es reemplazado por Roberto Alemann como Ministro de Economía,
pero la salida no fue traumática. Alemann continuó el programa conservador de Alsogaray.

Alemann insistió en la austeridad para asegurar la estabilidad monetaria, pero pronto la


“batalla del transporte”, abrió conflictos y huelgas que terminaron con 54.000 despidos. La
financiación de mejoras salariales e indemnizaciones altísimas provino del BCRA, lo que
produjo la renuncia de Alemann en enero de 1962.

La caída de reservas de allí en adelante fue continua, y mientras Frondizi volvió a insistir en un
fuerte recorte de empleo público, su derrota electoral sólo condujo a la vieja solución
argentina con una nueva devaluación.

Manufacturas y actividades agropecuarias

Como saldo de este nuevo proceso de industrialización, cabe señalar que las manufacturas se
destinaban casi exclusivamente al mercado interno. En 1960 la Argentina exportaba bienes no
agropecuarios por apenas 43 millones de dólares, el 0.35 % del PIB y el 4,1 % de las
exportaciones.
Respecto a las actividades agropecuarias, los historiadores coinciden que “no eran vistas por el
desarrollismo como candidatas para liderar el crecimiento sostenido que, se preveía,
aguardaba a la Argentina. Al contrario, en la raíz de pensamiento desarrollista estaba la idea de
que concentrar fuerzas en la producción primaria había sido, para América latina, condenarse
al fracaso.”

La política agropecuaria de corto plazo estuvo dominada por dos instrumentos: el manejo
cambiario y las retenciones a las exportaciones. Tomadas en conjunto, sin embargo, la
devaluación y el aumento de las retenciones implementadas con el plan de estabilización
favorecieron a los productores rurales. Entre 1958 y 1959, la relación entre los precios del
sector rural y el conjunto de los precios mayoristas de la economía se movió a favor de los
primeros, un 10 %, básicamente como resultado de la devaluación. El beneficio sin embargo,
sólo duró un tiempo, hasta que el aumento de precios se transmitió a los costos y la mejora en
la rentabilidad resultó sólo marginal.

El desarrollismo en el siglo XXI

Macri hace bien en reivindicar a Frondizi y tomarlo como modelo para salir de las dificultades
económicas en que se encuentra la Argentina, resumidas en los desequilibrios fiscal,
monetario y cambiario.

El potencial flujo de inversión extranjera que entraría al país a partir de 2016 puede resultar en
un empuje al crecimiento económico, al tiempo que corregiría los bajos niveles de inversión en
petróleo –para recuperar el autoabastecimiento- y en energía –cuyo déficit hace de cuello de
botella a la industria también en la actualidad-.

Sin embargo, el esquema de prioridades para ciertas actividades en detrimento de otras,


resulta en un paternalismo inútil que sólo puede perjudicar el proceso de internacionalización
al que Argentina se quiere introducir.

Por otro lado, Macri debe comprender –como lo hizo Alsogaray en su tiempo- que el principal
problema actual –además de la apertura económica- es el déficit fiscal y la inflación, aspecto
que le será sumamente difícil de sortear dado su compromiso de mantener intacta la
estructura de gastos, con la excepción de los subsidios que se comprometió a reducir.

El equipo económico de Macri es hoy heterogéneo, lo que incluye a heterodoxos y ortodoxos.


Si en el debate de la mesa chica triunfa el keynesianismo, y se considera que la inversión
pública puede ser el motor del desarrollo tal como hoy lo recomienda Paul Krugman, el déficit
se puede agravar, con ello la inflación, lo que terminará por expulsar al capital. Si por el
contrario, triunfa la ortodoxia, o lo que Alsogaray llamaba la economía social de mercado, y se
busca al capital privado para impulsar las inversiones en petróleo, energía e infraestructura, sin
olvidar la importancia del equilibrio fiscal, entonces Argentina puede estar iniciando su tan
ansiado milagro económico.

ECONOMIA DEL GOLPE DE 1976

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 comenzó a implementarse un conjunto
de medidas económicas que tuvieron un gran impacto, produciendo transformaciones
sustanciales en el funcionamiento de la economía argentina. Analizando los distintos
indicadores económicos puede advertirse la magnitud de los cambios, en los que es posible
encontrar el origen de la mayor parte de los graves problemas que afrontó el país en las
décadas posteriores.

Probablemente, el mayor efecto de estos cambios haya sido el de modificar el peso y el


balance de poder entre sectores e intereses económicos, locales y externos, dando paso a un
tipo de economía que se diferenciaría claramente de la prevaleciente en la etapa sustitutiva de
importaciones. Se iniciaba así un nuevo modelo económico basado en la acumulación
rentística y financiera, la apertura irrestricta, el endeudamiento externo y el disciplinamiento
social.

Este proceso de cambio se encontraba estrechamente vinculado a razones de orden interno,


aunque también a la evolución de la coyuntura económica internacional y a la particular
articulación entre ambos factores.

Por una parte, la crítica situación económica mundial de principios de los años ‘70 -con la crisis
del dólar primero y la del petróleo después- creó una amplia disponibilidad de capitales
dispuestos a reciclarse para obtener mayores rentabilidades en los países del Tercer Mundo, lo
que permitió a las dictaduras latinoamericanas tener el financiamiento necesario para imponer
sus políticas económicas, precursoras del neoliberalismo en el mundo, antes aún de la llegada
a sus respectivos gobiernos de Margaret Thatcher y Ronald Reagan. En esto tuvieron también
un peso decisivo los organismos financieros internacionales, como el FMI y el Banco Mundial,
que querían facilitar la inserción de los países en desarrollo a los nuevos circuitos financieros.
Por otra parte, los factores internos no fueron menos importantes. La Argentina vivió desde
fines de los ’60 y principios de los ’70 agudos conflictos sociales y políticos que se tradujeron
en significativas movilizaciones populares así como en la existencia de grupos radicalizados -
armados o no- en la escena política nacional.

Es por eso que, desde marzo de 1976, se produjo un punto de inflexión en la historia del país,
fundado en la convicción, por parte de los principales responsables de la dictadura militar y de
los sectores que los apoyaron, de que las proscripciones políticas ya no servían para eliminar
las alianzas populistas y sus presuntos peligros sobre el orden social establecido.

Había que ir más a fondo y dado que esas alianzas se asentaban sobre el aparato productivo
industrial, era imprescindible modificar radicalmente la estructura económica. Esto llevó a la
adopción de una serie de políticas que fueron destruyendo las condiciones para un desarrollo
económico sustentable; a la reformulación del papel del Estado, al que se obligó a asumir la
carga de un creciente e insostenible endeudamiento externo; y a una drástica redistribución
regresiva de los ingresos.

MODELO NEO LIBERAL MENEM 1990

Este gobierno asumió en una situación muy delicada de la economía. La designación del
Ministro Roig produjo un efecto positivo, ya que se calmaron los mercados al ver que la
política económica seguramente diferiría de la enunciada en la campaña electoral. Al día
siguiente de asumir se enunció el llamado Plan Bunge y Born.

Las medidas intentaron nivelar el sistema de precios devastado por la inflación y consistieron
en una elevada devaluación de la moneda, incrementos en las tarifas y combustibles y un
aumento tope en las remuneraciones. Al fallecer lo sucede Rapanelli, que al no poder cumplir
los objetivos propuestos y apremiado por una recesión que se acentuaba, renunció a los 5
meses.

Durante este ministerio se sancionaron dos leyes importantes: la Reforma del Estado y la
Emergencia Económica, que dan normas sobre una reforma administrativa, sobre
privatizaciones, a la participación del capital privado, entre otras. Cabe destacar que estas
medidas, que configuraban un oportuno plan de gobierno, no pudieron llevarse a la práctica.
Como balance puede destacarse una pronunciada disminución de la producción industrial, una
importante reducción de la inflación que llega al 9% mensual y una pronunciada pérdida de
divisas.

Con la llegada de Erman Gonzalez se anunció el Plan Bonex que consistió en cambiar los
depósitos a plazo fijo por los mencionados títulos, que fueron valorizados según la cotización
anterior a tal medida, pudiendo disponer los depositantes en cada vencimiento sólo de una
pequeña suma en efectivo. Las empresas podían disponer en efectivo de las sumas destinadas
al pago de sueldos, jornales, SAC y cargas sociales correspondientes al mes de diciembre de
1989. Se estableció que las entidades financieras no podían recibir depósitos a plazo fijo y que
solo cuando la estabilidad estuviera asegurada se aceptarían por plazos no menores a 90 días
(podían recibir depósitos y efectuar préstamos en dólares y bonex a tasas libres). Se
convirtieron además en Bonex todos los títulos de la deuda interna del Estado.

El nuevo plan estableció el mercado libre de cambios, libertad de precio para los bienes sin
incremento de las tarifas públicas, un aumento de las remuneraciones en una cantidad fija
(US$15) y dejó sin efecto un aumento en la retención a las M que se habían impuesto durante
la gestión de Rapanelli. El nuevo presidente del Banco Central anunció que no habría más
emisión monetaria. El efecto inmediato de las disposiciones adoptadas supuso una fuerte suba
de precios, esto estimuló una huida del dinero y se desembocó en la hiperinflación.

Un nuevo paquete de medidas se aplicó a fines de febrero disponiendo la obligación por parte
de las empresas líderes de informar acerca de los cambios de precios que efectuaran y
rebajando los aranceles de importación de productos de la canasta familiar. Además se
adoptaron decisiones para disminuir el déficit fiscal. Para aumentar los ingresos se acortaron
los plazos de pago de los impuestos; se vendieron inmuebles del estado y se fijaron fechas
para la privatización de empresas (Aerolíneas Argentinas, Entel y áreas secundarias de YPF).
Respecto de los gastos fiscales, entre otras medidas, se eliminaron secretarías del estado y se
suprimieron jubilaciones de privilegio.

En el período se logró una cuasi-estabilidad (índice de inflación promedio 8% mensual); una


baja de la actividad económica como consecuencia de la restricción monetaria y en 1990 la
balanza comercial obtuvo un superávit extraordinario: las X superaron en un 34% a las del año
anterior, mientras que las M llegaron a la tercera parte de aquellas.

Erman Gonzalez fue reemplazado por Domingo F. Cavallo y con este empezó a regir a partir del
1 de abril de 1991 el llamado Plan Convertivilidad que contenía las siguientes disposiciones:

- Una de las primeras medidas fue la fijación de una franja dentro de la cual debía fluctuar la
moneda. El techo de esa franja era de 10000 australes por dólar (nivel al cual el BCRA debía
vender dólares) en tanto que el piso era de 8000 australes, caso en el cual el BCRA procedería
a comprarlos.

- Se fijó una paridad cambiaria fija y para siempre de 10.000 australes por dólar.

- Se dispone que no se emitirá moneda si no se mantiene una relación de no menos del 100%
entre la base monetaria y las reservas de libre disponibilidad del Banco Central.

- Se establece la libre convertibilidad con respecto a las monedas extranjeras.

- Se eliminan las indexaciones con lo cual se trata de evitar que se traslade hacia delante la
inflación pasada.

- El precio de determinados servicios públicos experimentan aumentos (tarifas ferroviarias,


teléfono y gas domiciliario). El precio de otros servicios, por el contrario se rebaja (gas para uso
industrial y nafta) se transfieren en el consumo importes que disminuyen el costo de
fabricación.

- Se rebajan los encajes bancarios de los depósitos en australes y se aumentan los


correspondientes a depósitos en moneda extranjera.

- Se autoriza al Banco Central a sacar ceros al austral y a cambiar la denominación del signo
monetario lo cual, a partir del 1 de enero de 1992, dio lugar al “peso” y a igualar su paridad
con el dólar.

En materia de Sector Público Cavallo expone la necesidad de llevar a cabo un plan para nivelar
los gastos con los ingresos fiscales, para lo cual propone: reforma tributaria; lucha contra la
evasión impositiva; disminución de empleados en la función pública; aceleración de las
privatizaciones y restricciones a las remesas de fondos a las provincias.

Se transfieren a las provincias los servicios educativos, sanitarios y sociales aumentándose su


coparticipación impositiva (nuevo acuerdo de coparticipación entre gobierno nacional y
provincias, en el cual se toma en cuenta la situación de las provincias de menores recursos).

Se efectuaron múltiples privatizaciones, por ejemplo: Entel, Segba, Aerolíneas Argentinas,


Somisa, Gas del Estado y Obras Sanitarias.

En materia impositiva se aumentó a alícuota del IVA del 16% al 18%; se aumentó la tasa de
impuesto a las ganancias aplicable a sociedades pasó del 20% al 30%; se crean el impuesto a
los bienes personales no incorporados al proceso económico y se derogaron los gravámenes a
los capitales y PN.

Se adoptaron una serie de medidas para mejorar el TC real a determinadas X: se otorgó un


reintegro a las X de carne; se rebajaron las retenciones a las X de granos y semillas; se eliminó
la tasa del 1,5% que gravaba a las X agropecuarias.
La disminución de los ingresos fiscales que originaron estas rebajas, se compensó con un
aumento del 3 al 10% de la tasa estadística sobre la casi totalidad de las M y por
modificaciones introducidas al régimen de promoción industrial.

Se crea el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) que financiará las operaciones de
exportación y tendrá financiación del BID.

Entra en vigencia en Abril de 1993 el llamado Plan Brady. Mediante este acuerdo con los
bancos acreedores del exterior se refinancian, en forma escalonada a 30 años,
aproximadamente US$ 23.000M de capital adeudados más US$ 8.000M de intereses.

En el Sistema Financiero se disponen modificaciones en los encajes bancarios para las cuentas
corrientes y cajas de ahorro, en tanto se eliminan los encajes para los depósitos a plazo fijo.
Con posterioridad los encajes se modificaron con el objeto de favorecer los depósitos de más
largo plazo; los bancos deberán depositar el total de sus encajes en el BCRA; se aprueba una
nueva Carta Orgánica que reduce en gran medida las funciones del BCRA, las que se
transfieren al Ministerio de Economía. El BC deja de ser asesor económico, monetario y
cambiario del Estado, quedando solamente como asesor financiero. Se suprime la gerencia
general como cargo permanente de la entidad, aunque su presidente puede designar a quien
desempeñe esa función durante el tiempo de esa gestión.

A modo de balnce podemos concluir que el Plan de Convertibilidad:

- Permitió lograr la estabilidad y acelerar el ingreso de capitales al país de las economías


industriales (que estaban en recesión). Estos dos factores estimularon el consumo debido a
que existía capacidad productiva instalada, favoreciendo a Industrias (automotrices),
comercios y servicios.

- Aumentó el Producto Bruto alrededor del 8% en el 91-92 y 6% en 1993.

- Se logró equilibrio entre los gastos e ingresos fiscales debido a la reducción de la evasión
impositiva y del aumento en la actividad interna.

- La estabilidad se obtuvo sobre la base del atraso del TC. La sobrevaluación de nuestra
moneda se reflejó en un incremento de las M la balanza comercial se hace negativa.

- El atraso cambiario más la apertura de la economía originaron una alteración en la relación


de precios de los distintos bienes.

- La falta de competitividad desalienta la inversión destinada a producir bienes transables la


inversión apunta hacia los servicios.

- El aumento de la dolarización de la economía es un aspecto negativo del plan.


- Mala distribución del ingreso entre la población, que el impuesto inflacionario anterior al plan
se había encargado de crear.

- En materia laboral como consecuencia de las reformas estructurales (privatización,


racionalización de la Administración Pública) muchos trabajadores perdieron sus puestos y se
convirtieron en desocupados crónicos. En 1991 el desempleo era del 6% y en el ´95 del 6,4%.

También podría gustarte