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Conferencia General30 Reunión, París C30 Octubre de 1999
Conferencia General30 Reunión, París C30 Octubre de 1999
30 C/56
11 de octubre de 1999
Original: Francés
PRESENTACION
Las obras del intelecto de interés universal que han pasado al dominio público
y se consideran parte del patrimonio común de la humanidad
1. La idea de que determinados bienes, tanto materiales como inmateriales, son bien
común de todos los seres humanos, esto es, pertenecen a la humanidad en su conjunto, es tan
vieja como la toma de conciencia de la unidad del género humano; sin embargo, la magnitud y
condición jurídica de dichas res communis no han sido nunca determinadas de una vez para
siempre. Cabe señalar que correspondió a la UNESCO hacer que dicha idea plasmara por vez
primera en un instrumento jurídico. En efecto, ya en 1966, en su Declaración de los Principios
de la Cooperación Cultural Internacional, la Conferencia General hizo hincapié en que “todas
las culturas forman parte del patrimonio común de la humanidad” (artículo primero,
párrafo 3). Bien es verdad que la Convención del 14 de mayo de 1954 para la protección de
los bienes culturales en caso de conflicto armado (Convención de La Haya) formulaba la
misma idea al observar en su preámbulo la existencia de un “patrimonio cultural de toda la
humanidad, puesto que cada pueblo aporta su contribución a la cultura mundial”. El concepto
de “patrimonio común de la humanidad” ha tenido mucho éxito, ya que está relacionado con
ideas imperecederas, como las de comunidad humana y solidaridad entre los hombres; cabe
recordar que, durante los debates celebrados en la Asamblea General de las Naciones Unidas
en mayo de 1974, tras la primera crisis del petróleo, este mismo concepto fue invocado por los
representantes de varios países, en particular países desarrollados, para justificar la idea, si no
de una propiedad común, al menos de algún tipo de gestión común de las riquezas naturales, y
entre ellas el petróleo1.
1
Sexto periodo de sesiones extraordinario de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
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del patrimonio común de la humanidad a las obras del intelecto de interés universal y que han
pasado al dominio público, formulada por el Sr. Mayor en los siguientes términos:
“En primer lugar, ¿no es evidente para todos nosotros que Tagore, Shakespeare, el autor
del Popol-Vuh, los Manes de Africa Central, o Averroes, por ejemplo, aun cuando
hayan concebido sus obras en distintos países y regiones del mundo, han dejado desde
hace ya mucho tiempo de ser creadores de un determinado país? Sus obras pertenecen
ahora a la humanidad entera. El terreno específico en el que surgieron ha sido sustituido
por ese horizonte universal que han descubierto y que nos han ofrecido. La humanidad
entera los ve ahora como algo suyo, fenómeno de apropiación que es al mismo tiempo
un homenaje a la dimensión universal de su obra. Si bien ha entrado desde hace ya
mucho tiempo en el dominio público, y para ella ya no hay derecho de autor, esa obra no
ha pasado a ser sin embargo una res nullius, ya que es ahora una res communis, un bien
común de todos nostros. ¿Por qué no reconocer, entonces, que nos encontramos ante un
auténtico patrimonio común de la humanidad, que esos autores han pasado a ser
universales, que ya se considera que son universales? ¿Por qué no reconocer que son un
common heritage of humanity, un legado que esos escritores, esos creadores han querido
dejar a las generaciones futuras? Reconocer esto es admitir que hay que determinar
cuáles son esas obras, ya sean éstas literarias, artísticas, musicales o de otra índole, lo
que va a permitir, por consiguiente, que sean utilizadas en interés de la humanidad
entera.”
6. El autor de una obra del intelecto –ya se trate de un libro, una pintura, una composición
musical, o de cualquier otra forma de creación cultural y artística- intenta siempre comunicar
con el otro, con los demás, y desea que el círculo de éstos sea lo más amplio posible. Sin
embargo, si la noción de difusión de la obra del intelecto forma parte en cierto modo de la
definición de ésta, no es por ello menos cierto que esa difusión puede limitarse al país o a la
comunidad para los cuales la obra fue inicialmente concebida, o bien extenderse a varios
países, y hasta al mundo entero. Es imposible prever si una obra del intelecto va a cobrar un
alcance y, por ende, un valor universal. Sin embargo, determinadas obras –por ejemplo, obras
literarias- tienen, para todos, una dimensión universal, mientras que otras, menos conocidas
porque han sido escritas en idiomas de menor difusión, merecerían tenerla. Es éste también un
campo en el que la UNESCO ha intentado, desde que fue creada, cumplir con su misión
universal, fomentando “el libre intercambio de ideas y de conocimientos” (Preámbulo de la
Constitución) y “velando por la conservación y la protección del patrimonio universal de
libros, obras de arte y monumentos de interés histórico o científico” (Artículo primero,
párrafo 2 c) de la Constitución).
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7. Para poder determinar cuáles son las obras del intelecto que tienen un interés universal
excepcional, parece indispensable fundarse en las propuestas de las autoridades competentes
de los Estados Miembros, así como en la apreciación de los especialistas de las distintas
formas de creación. A este respecto, el procedimiento que permita determinar cuáles son las
obras del intelecto reconocidas como parte del patrimonio común de la humanidad podría
inspirarse en el que fue establecido en la Decisión 155 EX/3.5.5 para proclamar determinadas
obras “obras maestras del patrimonio oral e inmaterial de la humanidad”.
8. Las obras del intelecto disfrutan en casi todas las partes del mundo de una protección en
beneficio de sus autores y, en determinadas condiciones, de los herederos de éstos. Desde hace
algunos años, la duración de dicha protección tiende a ampliarse, como puede verse con la
Ley del 27 de octubre de 1998 promulgada por el Congreso de los Estados Unidos de América
(Sonny Bono Copyright Term Extension Act), por la que la duración de la protección de la
propiedad intelectual pasa de 75 a 95 años. Las obras del intelecto suelen estar libres de
derechos una vez transcurrido el plazo de protección, ya que pasan entonces al dominio
público. Puesto que ya no pertenecen a nadie, ¿no podría entonces considerarse que algunas
de ellas, debido a su interés universal excepcional, constituyen un elemento del patrimonio
común de la humanidad?
9. El régimen del dominio público de pago que existe en algunos países –aun cuando no
pueda hablarse, empero, de una institución que esté generalmente prevista por el legislador-
permite cobrar, por las obras del intelecto que han entrado en el dominio público, un canon
que puede utilizarse de distintos modos; puede ocurrir que el canon no tenga ninguna
utilización precisa, y entonces se trata, indiscutiblemente, de una medida de tipo fiscal, pero
también puede utilizarse con fines exclusivamente culturales. La UNESCO se ha ocupado más
de una vez del problema de la extensión del dominio público de pago. Por lo que respecta a la
categoría de las obras del intelecto de interés universal excepcional, el sistema del dominio
público de pago es una especie de “re-nacionalización” de estas obras, que se habían
convertido, debido a su gran éxito e influencia, en propiedad de la comunidad humana en su
conjunto. Si se reconoce que las obras del intelecto de interés universal excepcional que han
pasado al dominio público constituyen un elemento del patrimonio común de la humanidad,
¿no va a llegarse así a la creación de un dominio público internacional de pago? La
Declaración de Castellón propone que esas obras sean utilizadas para la “promoción de la
creatividad presente y futura”, que es lo que permitiría precisamente la ampliación del
patrimonio común de la humanidad para abarcar las obras del intelecto de interés universal
excepcional. Por otra parte, la creación de un dominio público de pago podría verse fácilmente
asociada con el principio de la inclusión de las obras del intelecto de interés universal
excepcional en el patrimonio común de la humanidad.
ii) debe ser utilizado exclusivamente con fines pacíficos, conforme a la Carta de las
Naciones Unidas;
11. Del examen minucioso de estos cinco principios se desprende que no sólo ninguno de
ellos está en contradicción con el hecho de que las obras del intelecto de interés universal
excepcional que han pasado al dominio público sean reconocidas como parte del patrimonio
común de la humanidad, sino que, en realidad, a esas obras podrían aplicarse cada una de esas
consideraciones.
Conclusión
12. Los precedentes de que disponemos, en particular en lo referente a los fondos marinos y
oceánicos, nos permiten pensar que sería necesario elaborar una convención internacional para
establecer un régimen jurídico aplicable a las obras del intelecto de interés universal
excepcional que han pasado al dominio público y que han de formar parte del patrimonio
común de la humanidad.
14. La aplicación de las propuestas que se presentan en los párrafos 12 y 13 podría ser
estudiada por un comité de expertos nombrados a título personal, que estaría encargado, por
un lado, de preparar un proyecto de convención internacional sobre la ampliación del
patrimonio común de la humanidad para abarcar las obras del intelecto de interés universal
excepcional que han pasado al dominio público y, por otro lado, de estudiar cuáles pueden ser
las modalidades del procedimiento provisional mencionado en el párrafo anterior, a fin de
someter al Consejo Ejecutivo las correspondientes propuestas.
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Anexo
ANEXO
Declaración de Castellón
sobre las nuevas perspectivas del patrimonio común de la humanidad
Los participantes en el Coloquio internacional de Castellón sobre las nuevas perspectivas del
patrimonio común de la humanidad, organizado del 12 al 14 de junio de 1999 por la
UNESCO y el Centro Internacional Bancaja para la Paz y el Desarrollo.
Considerando que en la actualidad los siguientes elementos han sido en particular propuestos
y algunos de ellos ya aceptados, en todo o en parte, como pertenecientes al patrimonio común
de la humanidad:
i) los fondos marinos y oceánicos situados más allá de los límites de las jurisdicciones
nacionales,
iii) la Antártida,
vi) los elementos del medio ambiente en la medida que conciernen a todos los pueblos del
mundo (aire, agua, suelo, fauna y flora),
xiii) las obras del espíritu de interés universal que forman ya parte del dominio público.
Considerando que todos estos bienes constituyen valores esenciales para el desarrollo y la
perpetuación de la Humanidad y que podrían representar, por este motivo, elementos
constitutivos de la herencia común de la Humanidad entera.
ii) debe ser utilizado exclusivamente con fines pacíficos, conforme a la Carta de las
Naciones Unidas;
Considerando que es del mayor interés que las instancias competentes de la Comunidad
internacional y, en primer lugar, las Naciones Unidas y las instituciones especializadas
procedan a examinar las diferentes propuestas dirigidas a ampliar el patrimonio común de la
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humanidad; y que debe ser así, principalmente, en el caso de la UNESCO, en especial por su
misión en el ámbito cultural, ético y moral.
Considerando que la humanidad ha hecho suyas ciertas obras del espíritu lo que constituye un
homenaje rendido a sus dimensiones universales, convirtiéndose así en un legado de los
autores a las generaciones futuras.
Hacen suya la propuesta del Director General de la UNESCO tendente a que las obras del
espíritu que sean reconocidas como integrantes del patrimonio común de la humanidad y
formen parte del dominio público, reviertan en la promoción de la creatividad presente y
futura.
Acogen con agradecimiento la invitación para celebrar en La Valetta (Malta) una reunión de
redacción con el objeto de formular de forma precisa dicha propuesta, para que pueda ser
sometida por intermediación del Director General a la próxima Conferencia General de la
UNESCO.
Expresan el deseo de que el Centro Internacional Bancaja para la Paz y el Desarrollo pueda
organizar una mesa redonda periódica sobre el patrimonio común de la humanidad para
examinar la situación de los progresos realizados y para formular nuevas propuestas que
permitan profundizar en esta cuestión.
Expresan su más vivo agradecimiento a la Fundación Caja Castellón-Bancaja por todas las
facilidades prestadas a la organización y al desarrollo de este Coloquio.