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VARIEDADES LINGÜISTICAS:
Cada persona puede entenderse con otras que hablan su lengua, pero no todos
los hablantes lo hacen de la misma manera. En nuestro país, por ejemplo, los
cordobeses, mendocinos o sanjuaninos tienen una pronunciación particular.
Además, un abogado, un profesor o un economista emplean cierto vocabulario
que otros no usan habitualmente. Ni siquiera cada persona se expresa de la
misma manera en todo momento: cambia su modo de expresarse cuando habla
con amigos, con profesores o con desconocidos. Esto sucede porque las lenguas
no son uniformes, es decir, presentan distintas variaciones. Estas variedades que
presenta la lengua son básicamente de tres tipos: variedades geográficas,
variedades sociales y variedades situacionales.
VARIEDADES SITUACIONALES:
Corresponden a la relación entre la lengua y las circunstancias de uso. Se eligen
según la comunicación, el medio empleado, la materia abordada, según la
relación que exista entre los interlocutores o la función perseguida, lo que varía
el grado de formalidad de las circunstancias. Se distinguen los siguientes
registros: solemne, culto o formal, estándar, profesional, coloquial, familiar,
especializado, elaborado, espontáneo, vulgar y jerga.
El registro es la forma que usamos para adaptarnos a la situación. En situaciones
de comunicación que exigen el respeto de normas sociales, se utiliza un registro
formal, que se caracteriza por la redacción y utilización de un léxico preciso. En
situaciones informales o coloquiales, usamos el registro informal, caracterizado
por cierta desorganización sintáctica y el uso de un léxico coloquial.
También existe un registro culto que sirve para transmitir contenido. En
contraposición, existe un registro marginal donde el léxico es escaso y muchas
veces se introducen palabras de jergas.
VARIEDADES SOCIALES:
Registran la relación entre la lengua y el grupo social de los hablantes. Son las
diferentes formas de utilizar una lengua según el nivel de instrucción del
hablante. Se debe a factores como la clase social, la profesión, la edad, la
procedencia étnica, etc. Según el dominio de la lengua del hablante, el nivel
puede ser alto o culto, medio o bajo o vulgar.
La lengua popular es una variedad social. Las jergas son formas lingüísticas que
adoptan determinados grupos, a veces para no ser comprendidos por los demás.
Dentro de las jergas, el lunfardo, por ejemplo, tiene un origen en el lenguaje
carcelero que crearon los presos para que los guardias con los comprendan.
Muchos de los términos se han incorporado al lenguaje corriente. Por ejemplo,
la palabra policía se traduce en el lunfardo como: “yuta”, “cana”, “rati”, etc.
VARIEDADES SOCIALES:
Los dialectos los podemos reconocer por las llamadas “tonadas regionales”, por
ciertas palabras. Se relacionan al hablante con su origen territorial e indican su
procedencia. Los límites geográficos son formados y graduales. En lo que
respeta el español, tradicionalmente se ha considerado que existen dos
variedades generales: el español de España y el de Latinoamérica.
Por ejemplo, en el nordeste de nuestro país se le dice “gurises” y en Uruguay
“botijas”. Algunas palabras presentan formas propias de oralidad dialectal. Por
ejemplo: “asao” (asado), “tamo” (estamos), etc. En Córdoba, cambia la
entonación de la frase y la “r” la pronuncian como “eshe”. La gente del campo
suele hacer una elusión de la letra “d”. Por ejemplo: “lastimao” (lastimado),
“culiao” (culiado). También se cambian algunas vocales.
VARIEDADES HISTÓRICAS:
Los cronolectos constituyen realizaciones de la lengua que se caracterizan por
marcar una determinada etapa de su historia. El cambio lingüístico se da cuando
se comparan textos en una misma lengua, escritos en diferentes épocas, donde
se aprecian diferencias sistemáticas en la gramática, el léxico y a veces la
ortografía. En el español podemos distinguir entre el español medieval (SS.
XIII-XV), el español clásico (SS. XVI-XVII), el español moderno (SS. XVIII-
XIX) y el español actual (SS. XX-).