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FACULTAD DE ESTUDIOS GENERALES LETRAS

LAS RELACIONES SOCIALES DE LOS JÓVENES UNIVERSITARIOS DURANTE LA


PANDEMIA DEL COVID-19

Monografía que como parte del curso Investigación Académica


presenta el alumno(a):

SOFÍA MORÁN VÁSQUEZ 20201197

ADRIANA HILDENBRAND
ANA MARÍA YOUNG

LIMA, 2021
Resumen

El presente trabajo identifica las afectaciones de las restricciones de la pandemia en las


relaciones sociales de los jóvenes universitarios. Para ello, se realizó una búsqueda
bibliográfica para abarcar los temas a tratar. En la primera parte, se explican las relaciones
sociales de los adolescentes para un mayor comprendimiento del tema. Es por lo que,
dentro de este primer momento se definirán conceptos claves; la adolescencia tardía y la
adultez emergente, relaciones sociales y los principales tipos de relaciones sociales de los
jóvenes. En la segunda parte, se identifican las afectaciones de las restricciones de la
pandemia. Para ello, se narra el contexto de la pandemia del COVID-19 y se exponen los
cambios de las relaciones sociales; es ahí, donde se señala el cambio a la tecnología y las
modificaciones de las principales relaciones sociales de los jóvenes universitarios. A modo
de conclusión, se plantea que la pandemia ha afectado las relaciones sociales de los
jóvenes universitarios, en medida que se ha modificado la forma en la que se solía crear y
mantener las relaciones. Asimismo, la incorporación de la tecnología ha aumentado para ser
posible la comunicación; sin embargo, esto ha afectado los principios base de las relaciones
como la intimidad, privacidad, contacto físico y ha generado repercusiones en la salud
mental de los adolescentes.

Palabras clave: Relaciones sociales, restricciones de la pandemia, tecnología,


comunicación.
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Tabla De Contenidos

Introducción………………………………………………………………...……………………...ii
Capítulo 1: Las relaciones sociales de los adolescentes …………………………………....1
Capítulo 2: Las afectaciones de las restricciones de la pademia en las relaciones sociales
de los jóvenes universitarios ……………………………………….……………………………8
Conclusiones…………………….…………………………………………….……………........15
Referencias ……………….…………….……………………………………..……….…..........17
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Introducción

Todos los individuos han recibido el múltiple impacto de la pandemia del COVID-19
en sus rutinas diarias, especialmente, los jóvenes universitarios quienes se estaban
adentrando a una vida con mayor autonomía. Es así, como el ámbito socioafectivo tuvo un
fuerte impacto en las relaciones sociales porque  las restricciones de la pandemia, tales
como el cierre de instituciones públicas y privadas, el aislamiento y confinamiento social han
afectado la forma en la que los jóvenes solían mantener y crear sus relaciones, a partir de
ello, las personas utilizan los medios tecnológicos para el mantenimiento y el cuidado de sus
relaciones (Simonetti, 2021; Cívico et al., 2021; Asún et al., 2021). Si bien antes de la
pandemia la tecnología ya formaba parte de la vida de muchas personas, ahora, se ha
producido un incremento para realizar todas las actividades que antes requerían de lo
presencial; como comunicarse, pasar tiempo de ocio con amigos, visitar familiares, hacer las
compras, trabajar, etc.
Por otro lado, es importante recalcar que las personas son seres sociales, es decir,
que se vuelve parte de ellos la necesidad de estar en contacto con los demás mostrando
afecto y cariño (Vergara et al., 2021; Unicef, 2020; Ramírez, 2020). Además, las relaciones
sociales son las que ayudan a los jóvenes a consolidar sus identidades individuales y
sociales, por lo que, es crucial conocer los impactos de la pandemia en el mundo social
(Marler et al., 2021; Botero et al., 2009). Justamente, es relevante dar conocimiento de estas
afectaciones para poder sobrellevar la coyuntura actual priorizando el bienestar y desarrollo
personal de los jóvenes universitarios, quienes sienten que han perdido experiencias o
vivencias propias de su edad, lo cual genera impactos negativos en su salud mental (Unicef,
2020).
Asún et al. (2021) señala que en su investigación que las principales relaciones
sociales de los jóvenes universitarios que sufrieron mayor impacto por la pandemia fueron
las familiares, amicales, amorosas y laborales. Cabe señalar que las relaciones familiares si
bien no sufrieron la distancia, tuvieron problemas al compartir un mismo espacio para
realizar todas sus actividades diarias como trabajar, estudiar, pasar tiempo de ocio, etc. A su
vez, las investigaciones de Toprakkiran y Gordils (2021) y Chaves (2021) señalan que
principalmente el impacto se ha dado porque lo social implica lo presencial como elemento
clave y esto se ha visto rechazado por el miedo al contagio y la incertidumbre que la
coyuntura conlleva; es así como la tecnología aparece como un nuevo espacio para poder
desarrollar, mantener y crear las relaciones sociales. En la realización de este trabajo se
pretende identificar las modificaciones en las relaciones sociales de los jóvenes
universitarios. Para ello, la hipótesis que se plantea es que las restricciones de la pandemia
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han modificado las formas base que solían tener las relaciones sociales de los jóvenes
universitarios, ya que, gracias a las restricciones de la pandemia se consigno los medios
tecnológicos como un nuevo espacio para el mantenimiento de las relaciones sociales de
una forma segura, evitando el contacto físico. El incremento de la tecnología puso a prueba
los vínculos de los jóvenes, debido a que, requiere un compromiso y atención mayor para
poder captar el mensaje de la otra persona; muchas veces se rompió el vínculo (Unicef,
2020).
Por ello, el objetivo general del presente trabajo es identificar las afectaciones de las
restricciones de la pandemia en las relaciones sociales de los jóvenes universitarios. Para
lograrlo se dividirá en dos capítulos, en el primero, se definirán conceptos base, tales como,
adolescencia tardía y adultez emergente (población a investigar), relaciones sociales y los
tipos de relaciones sociales más significativas para los jóvenes. En el segundo capítulo, se
narra el contexto de la pandemia y se identificaran las modificaciones en las relaciones
sociales de los jóvenes universitarios, por lo que, primero se expondrá el cambio hacia el
espacio virtual y luego las afectaciones concretas en las relaciones significativas de los
jóvenes.
El presente trabajo expone información sobre los impactos que tienen los jóvenes al
verse alteradas sus relaciones, además, da conocimiento de la importancia de las relaciones
sociales para el desarrollo de los jóvenes. No obstante, debido a la que el tema escogido es
actual las fuentes consultadas no contenían información que hubiera ayudado a abarcar la
problemática con mayor profundidad, por ejemplo, en el ámbito familiar hay una diversidad
en los tipos de familias que existen, tales como, monoparentales, biparentales,
homoparentales, entre otras más; describir el impacto de las restricciones en cada tipo de
familia hubiera sido útil para hacer más objetivo el trabajo. De igual manera, se ha logrado
cumplir con los aspectos requeridos para comprender la problemática.
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Capítulo 1
Las relaciones sociales de los jóvenes universitarios

La adolescencia es un periodo por el que cada persona pasa en su vida, la cual se


caracteriza por estar llena de cambios físicos como emocionales. Por lo que, el mundo
social es determinante para brindar apoyo, compañía o hasta compartir las mismas
experiencias con sus iguales (Frison y Meglio, 2021).
En el primer capítulo, se definen los conceptos claves que ayudarán a la una mejor
comprensión del presente trabajo. Se definirá la población a investigar (jóvenes
universitarios) como primer subcapítulo, seguido por el concepto de relaciones sociales y
sus particularidades que presentan la población a investigar; y, por último, se describirán los
tipos de relaciones sociales más significativas que se suelen dar en esta etapa.

Jóvenes universitarios (adolescencia tardía y adultez emergente)


En primer lugar, la adolescencia es un periodo por el que cada persona pasa en su
vida; sin embargo, no hay inicio, ni un final fijo, es distinto para cada persona. Aunque, se
suele identificar su inicio con los cambios de la pubertad y, según el ámbito psicológico, se
reconoce a la adolescencia como el camino que toda persona pasa de la infancia a la
madurez (James, 1980; Izco, 2007).
Asimismo, está determinada socialmente como la etapa de transición entre la niñez
y la adultez. Por otro lado, todos estos cambios se vuelven retos de aceptación y
conocimiento para los adolescentes; por ende, muchas veces suelen presentarse crisis,
problemas, frustraciones, etc., lo cual podría generar efectos negativos o positivos
dependiendo de cómo el adolescente sobrelleve la situación (Aliño y Pérez, 1999). Al ser
una etapa larga e importante ha llevado a que varios autores reconocen tres “sub-etapas”
para una mayor profundidad y comprensión del tema, la adolescencia temprana, media y
tardía (Coleman y Hendry, 1999). En la primera etapa, principalmente se dan los cambios de
la pubertad los cuales están acompañados por la preocupación que estos mismos generan.
Por otra parte, se dan cambios en la conducta y en el aspecto emocional del adolescente
(Aliño y Pérez, 1999). En la segunda etapa, es muy probable que el adolescente trate de
retar más a sus padres, por lo que, es probable que pasen más tiempo con los amigos que
con la familia; a su vez, es tiempo en el que empieza la fase de cambios decisivos y lo
emocional se vuelva aún más intenso. En la última etapa, es donde ya se ha dado la mayor
parte de los cambios y los procesos de aceptación y adaptación de los mismos. Se ha
desarrollado una madurez emocional y se ha fortalecido en la construcción de su identidad;
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a partir de ello, tomará decisiones importantes para su vida personal, pues, se encuentra en
la transición hacia la adultez emergente (Meinardi et al., 2009).
El público de investigación del trabajo son los jóvenes universitarios; si bien, la
juventud como tal no tiene una definición común en cuanto al rango de edad. Pero, se
podría definir a los jóvenes entre un rango de edad de 15 a 24 años. Al mismo tiempo se le
suele dar a la definición de “joven” un valor en relación al tiempo que el individuo es
considerado como “mayor de edad” ante la ley, por ejemplo, en Perú, Argentina, Panamá.
Cabe recalcar que la concepción de “juventud” es diferente para cada país, porque
intervienen diferentes factores del propio contexto y cultura (Naciones Unidas, s/f). Por otro
lado, la universidad es un espacio donde el joven se forma de manera profesional y se
desarrolla como persona. Es un espacio compartido donde se viven diferentes experiencias
que incluyen confrontaciones, debates a compartir con compañeros/amigos (Murcia, 2008).
Asimismo, la vida universitaria permite a los jóvenes tomar distancia de aquellas personas
“adultas” que ven como autoridad y que muchas veces significan para los jóvenes más un
impedimento que una ayuda. Los adultos suelen poner límites que los jóvenes perciben
como obstáculos para cumplir sus deseos (Posada-Bernal et al., 2021)
Entonces, se ha podido identificar dos etapas dentro el grupo de jóvenes
universitarios; los adolescentes tardíos y adultos emergentes, ambos están establecidos por
un rango de edad entre 19 a 25 años aproximadamente (Ives, 2014; Klein, 2020). Los
jóvenes están en la transición hacía la edad adulta, etapa que está relacionada con los
procesos de interacción social, la consolidación de la identidad y la responsabilidad y toma
de decisiones; por lo que habrá variaciones basadas en contexto del grupo social (Aliño y
Pérez, 1999). La consolidación de la identidad se da en el mundo social, por lo que, esta
requiere la interacción con los demás para hacer posible el compartir de experiencias y la
reafirmación ante el reconocimiento del “otro”; esto contribuye a la autoimagen del joven.
Todo eso en relación al constante discernimiento que el joven hace entre identificaciones
cuando era niño o experiencias dentro dentro de un grupo; esa actividad, por ejemplo, es un
momento de toma de decisiones porque tendrá qué escoger que procedimientos usar para
expresarse y autoafirmarse, como si acoplar o no la experiencia compartida como, un gusto,
un interés político, una opinión, etc. No obstante, este proceso en el mundo social va
acompañado de uno individual donde es necesario una reflexión privada para
autoconocerse (Ramírez, 2018; Izco, 2007).
Retos y objetivos personales de los adolescentes
De hecho, es en esta etapa donde el individuo busca sus propios objetivos, a su vez,
está en constante búsqueda de relaciones externas las cuales se irán tornando como el
apoyo más crucial para cada uno. Por ejemplo, para el adolescente las amistades se
vuelven un apoyo y acompañamiento cercano porque están pasando los cambios de la
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propia etapa juntos (Frison y Meglio, 2021; Posada-Bernal et al., 2021). Conjuntamente, en
esta etapa se vuelve hasta una preocupación pertenecer a un grupo, es más, es una meta
para el joven explorar el mundo social; y así, cumplir con las “tareas psicológicas” como
lograr la formación y consolidación de sus identidades individuales y sociales (Ives, 2014;
Frison y Meglio, 2021). Si el adolescente se encuentra con obstáculos que dificultan cumplir
con dichas tareas o no llega a progresar es muy probable que se desenvuelven dificultades
en sus relaciones sociales (familiares, amicales, amorosas) como falta de responsabilidad
afectiva, egoísmo, etc. (López y Rodríguez, 1999). De este modo, los individuos van
tomando distancia del entorno familiar, es así como la mayoría de los jóvenes pueden y
quieren asumir sus responsabilidades en medio del proceso de sobrellevar el periodo lleno
de experiencias y confusiones por el cual están atravesando ya que están a “puertas de la
edad adulta”; es importante el aprendizaje por la experiencia y más en el ámbito social que
permite al individuo ser consciente no sólo de la existencia de uno, sino que como él o ella
existen muchas otras personas y cada una pasa su propio proceso (Linders, 2016).
En definitiva, los jóvenes universitarios atraviesan una etapa con múltiples cambios y
retos por cumplir para lograr formarse como adulto, los cuales son la afirmación de su
identidad individual y social, empezar a desarrollar una vida independiente, afrontar riesgos
y frustraciones, aprender a manejar conflictos o discrepancias con padres o pares, entre
otras cosas. Lo cual vuelve importante el apoyo de las relaciones sociales más significativas
de esta etapa las relaciones familiares, amicales, amorosas, e incluso, laborales (Izco,
2007).

Concepto de relaciones sociales


En cuanto a las relaciones sociales, el ser humano es un ser social, porque las
personas sienten una necesidad peculiar de establecer diferentes conexiones sociales con
los “otros” a lo largo de sus vidas (Marler et al., 2021; Posada-Bernal et al., 2021).
Justamente, las relaciones sociales son las interacciones que una persona, usualmente,
tiene con pares o grupos entre un rango de edad cercano, donde se da el compartir de
opiniones, sentimientos, experiencias, etc. Esta interacción puede darse por distintos medios
como el lenguaje, el contacto físico, entre otros (Asún et al., 2021; Cornejo y Tapia, 2011).
Para los jóvenes son importantes las relaciones sociales, dado que, aportan a su
desarrollo social y a alcanzar sus objetivos profesionales, pues, pueden ser bases de apoyo
social. Del mismo modo, constituyen el referido social de los jóvenes porque es en ese
espacio donde lograr establecer sus posibles relaciones de pareja (Botero et al., 2009).
Cabe señalar que ante la posibilidad de la diversidad de relaciones sociales que el joven
puede establecer estas pueden tener efectos positivos, como negativos. Ya que, puede
ocasionar un bienestar psicológico/emocional o que el joven vivencie depresión, ansiedad,
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etc. Es decir, las relaciones sociales con un impacto positivo en el joven contribuyen al
desarrollo personal con el apoyo y colaboran con la “competencia social” (Martínez, 2013;
Lacunza y Contini, 2016). En suma, las relaciones sociales tienen un rol muy importante
para la formación de cada joven porque permite a cada uno un espacio donde aprender a
desarrollar valores, como la empatía, la solidaridad, la compasión, etc. Y es ahí donde se
aprende a desenvolver sus capacidades sociales tomando en cuenta las experiencias
previas para formar relaciones más maduras a puertas de la edad adulta (Coleman y
Hendry, 1999).
Por último, la comunicación y el contacto son los elementos bases para la interacción
de las relaciones sociales. En primer lugar, es importante entender la comunicación como el
compartir, el cual se puede dar por medio del lenguaje; y el contacto como la conexión o
toque entre cuerpos. En segundo lugar, cabe recalcar que ambos están netamente
relacionados porque lo social implica dedicar tiempo e involucrarse en el vínculo; a su vez, la
comunicación es una buena forma de estar o entrar en contacto con los demás (Cháves,
2021).

Tipos de relaciones sociales de los jóvenes universitarios


Los jóvenes universitarios establecen diversas relaciones sociales durante esa etapa
de sus vidas, donde predominan las relaciones familiares, amicales, amorosas y laborales.
Dichas relaciones varían en intensidad e intimidad, pues depende del vínculo que se ha
establecido; igualmente, todas juntas representan la red de apoyo del joven.
Relaciones familiares
Según Posada-Bernal et al. (2021), las relaciones familiares son el “pilar” de todo el
mundo social, puesto que, es ahí donde la persona se desarrolla y crece por medio de la
crianza y educación que recibe. Es en el ambiente familiar donde la persona integra a su
estilo de vida elementos como la solidaridad, la empatía, el cuidado, atención, entre otras
cosas; que la ayudan a preservar y cuidar sus vínculos afectivos próximos o externos. Con
el paso de los años han aumentado las variaciones en cuanto a cómo están construidas las
familias, por ejemplo, que los padres se hayan divorciado; dando como consecuencia
nuevos modos de cómo relacionarse. Es decir, la familia representa la influencia mas
anticipada en la formación de las personas, ya que, se ven involucrados en la manera que la
persona va desarrollar sus respuestas ante las situaciones a lo largo de su vida. Y todo esto
se da mediante las interacciones recíprocas, constantes y activas con los distintos miembros
de la familia (López y Rodríguez, 1999). En suma, que el joven esté pasando por una etapa
de la vida con muchos cambios, comúnmente, hay un aumento de problemas con los
padres, lo cual a pesar de los complicados momentos que se pasan logran conseguir una
estabilidad que tenga efectos positivos para los adolescentes y sus padres. En su mayoría,
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las familias muestran que han podido superar estos momentos, por lo que, es muy
importante cómo se desenvuelven las relaciones, los estilos que emplean, la comunicación,
confianza, afecto, etc. A consecuencia de eso, se basará el desarrollo personal del
adolescente y el equilibrio o tranquilidad de los padres (Alfredo, 2006).
Relaciones amicales
Respecto a las relaciones amicales, son, primeramente, cambiantes ya que en esta
etapa el joven busca su autonomía mediante la toma de distancia del ámbito familiar y
depende mucho en el contexto en el que se encuentre cada uno. Lo que da como resultado
que el campo de interés se mantenga en constante ampliación o modificación porque se van
estableciendo nuevas relaciones, e incluso, se pierden o se toma distancia de ciertos lazos
afectivos (Delpino et al., 2013). Tener grupos de amigos ayuda para que el joven logre
desarrollar un control de sus propios impulsos y le permite construir su identidad para
adentrarse a la adultez. Adicionalmente, las amistades significan un apoyo y compañía para
cada persona, a su vez, la mayoría de jóvenes están dispuestos a formar parte de
actividades en conjunto y compartir ideas, opiniones, sueños, esperanza, dudas, etc. A partir
de ello, pueden razonar en conjunto para proyectar sus próximas experiencias y construirse
cada uno como personas individuales y dentro del ambiente social; al mismo tiempo, son las
relaciones más equitativas en el sentido que son relaciones entre jóvenes dentro de un
rango de edad cercano, que, en comparación de las relaciones de familia, donde se puede
ver un grado de “autoridad” en cuanto a los padres frente a los hijos (Coleman y Hendry,
1999; Posada-Bernal et al., 2021). Entonces, como anteriormente ya se ha mencionado, en
esta etapa de la vida el joven busca autonomía respecto al ámbito familiar, por lo que, los
amigos pasan a ser la influencia más importante y el apoyo más crucial, es así como cada
vez se busca compartir más tiempo juntos. Justamente, la sensación de pertenencia a un
grupo del joven y ver que ha sido capaz de entablar relaciones amicales genera satisfacción
y seguridad a la hora de afrontar posibles conflictos, lo que muestra que el joven puede
desenvolverse en el mundo social, debido a que, en base a esas experiencias se logra un
mejor manejo de emociones como la ira o la agresión. Cabe recalcar que los amigos
transmiten diversas emociones tanto positivas como negativas desde alegría, confianza
hasta enojo o ansiedad (Martínez, 2013; Fuentes et al., 2001).
Por otro lado, hay un desafío importante al momento de establecer este tipo de
relaciones el cual es tener la capacidad de confiar en los demás; esto es importante en las
relaciones porque a los amigos el joven se da a conocer como es y se confía aspectos como
preocupaciones, planes, deseos más íntimos. Ante esto, en su mayoría el “otro” (amigo o
amigos) da una respuesta conveniente a esas “revelaciones”, mostrando su comprensión y
poniéndose en el lugar del que habla (Martínez, 2013; Arinzechukwu et al., 2021).
Relaciones amorosas
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En cuanto a las relaciones amorosas, se establecen dentro de ese grupo de


referencia que se va estableciendo externas a la familia y son las relaciones más especiales
para el joven, incluso, más que la familia. Asimismo, la relación se basa en la reciprocidad,
ya que, el joven tiene que mostrarle a su compañero una valoración por su persona,
también, requiere compromiso, intimidad, romance, sexualidad, entre otras cosas, es aquí
donde el joven experimenta mayor felicidad (Posada-Bernal et al., 2021). Cabe recalcar que
las relaciones que establecen los jóvenes no son iguales a las que establecen los adultos en
cuanto al tiempo, la mayoría de relaciones amorosas de los jóvenes suelen durar meses o
semanas; no obstante, son de igual manera significativas para él o ella. Este tipo de relación
permite fundamentar la autonomía del adolescente y tener una concepción de sí mismo en
espacio de relaciones de pareja; esto beneficia a que pueda desarrollar su sexualidad, la
cual es un quehacer de la misma etapa (Martínez, 2013; Gómez et al., 2019). En sí, las
relaciones de pareja se caracterizan porque en su mayoría va asociado a sentimientos hacia
una persona y, que, de alguna u otra manera es un sentimiento mutuo; entonces, las dos
personas quedan involucradas en una relación de manera voluntaria (en la mayoría de
veces). Para ello, es necesario que ambas personas hayan tenido cierta atracción ya sea
por la personalidad del otro, gustos en común, el físico del otro, entre otras cosas. Donde la
intimidad tiene un rol importante puesto que eso permite que la relación sea cercana y
profunda, con ello logran conocerse más mediante el compartir de sus cosas más
personales de cada uno y viviendo experiencias juntos. (Gulzar et al., 2016; Martínez, 2013).
Por otro lado, con las interacciones ya mencionadas (la proximidad, el compartir, el
conocerse) y con el factor tiempo estas relaciones se van fortaleciendo y son bases donde
cada involucrado puede encontrar cierto “refugio emocional”. Es así como va decreciendo el
apego hacia los familiares y va creciendo por la pareja (Martínez, 2013; Gómez et al., 2019).
Es importante señalar que cuando la relación carece de comunicación y confianza, la
relación traerá efectos negativos como sospechas, celos, dependencia, etc. Por lo que, es
de suma importancia la consolidación de la identidad en esta etapa, así como el
autoconocimiento y la aceptación para que los jóvenes puedan ingresar a la edad adulta con
una madurez emocional y la posibilidad de una verdadera intimidad (Beyers y Seiffge-
Krenke, 2010).
Relaciones laborales
Finalmente, están las relaciones laborales de los jóvenes universitarios, se dan en el
ámbito laboral, el cual se ve potencializado por ambiente afectivo y la presencia de
amistades de trabajo; por ejemplo, casos donde el supervisor o el jefe a cargo brinda
distintos recursos para un buen desempeño en el trabajo y apoyo psicológico para el joven,
que en este caso estaría cumpliendo el rol como empleador. También, se dan casos de
conflictividad entre los compañeros o jefes/líderes (Ashkanasy et al., 2008). La integración
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del joven al mundo laboral le concede tener contactos o relaciones, lo cual significa que
podrá involucrarse en acciones colectivas. Además, es el inicio de su autonomía, dado que
le permite la posibilidad de tener una base económica para, posteriormente, lograr la
relación económica con los padres. En suma, es en este ambiente donde se fomenta la
participación ciudadana y es importante mencionar las afectaciones de estas relaciones ya
que los efectos positivos y negativos dependen del contexto del mercado laboral en general
(Organización Internacional del Trabajo, 2010). Vincularse con este tipo de relaciones ayuda
a que el joven pueda hacer parte de su vida el rol laboral, el cual está basado en valores,
responsabilidades reglas, normas, entre otros. De hecho, el tipo de rol que el o la joven
interiorice a su vida depende del trabajo y las vivencias personales respecto del mismo. Por
lo que, es común que los jóvenes experimentan distintas emociones como la frustración, de
igual manera, entrar en el mundo laboral significa un cambio en la rutina del joven o la joven
y existe una inestabilidad laboral por la poca preocupación por los planes políticos de
empleo juvenil; a su vez, es necesario hacer énfasis en el hecho de que el trabajo de los
jóvenes debería ser un interés necesario por toda la sociedad. Por último, es aquí donde se
reflejan las formas en la que se relaciona cada persona, las cuales fueron aprendidas en las
relaciones previas (Weller, 2003).
Por consiguiente, cada relación aporta al desarrollo del joven o de la joven,
visto que, cada tipo de relación apoya y acompaña al adolescente a su manera en esta
etapa de cambios y crisis propios de la etapa. A consecuencia de eso se produce una
inestabilidad en la vida del joven, la cual se ve reflejada en sus comportamientos (por
ejemplo, ira, agresividad, miedo, etc.), que en su mayoría, se dan durante las interacciones
con los demás (Izco, 2007).
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Capítulo 2
Las afectaciones de las restricciones de la pandemia en las relaciones sociales de los
jóvenes universitarios

Para comenzar, en el primer capítulo se expuso de los conceptos claves para


entender cómo las restricciones de la pandemia han afectado las relaciones sociales de los
jóvenes universitarios. Asimismo, eso ayudó a ver la importancia de las relaciones sociales
en el desarrollo personal en la etapa de la adolescencia. Por lo que se comprendió que el
ser humano necesita de las conexiones con otros a lo largo de su vida, pues, sirven para
aprender a manejar conflictos o frustraciones, ser responsables afectivamente, auto-
conocerse, implementar valores a su vida, construir o consolidar su identidad social e
individual, entre otras cosas (Asún et al., 2021).
Es complejo cubrir todos los aspectos que la pandemia ha afectado, por lo que, en el
segundo capítulo, se abarca solo las afectaciones por las restricciones de la pandemia en
las relaciones sociales de los jóvenes universitarios. De este modo el capítulo estará dividido
en dos subcapítulos. El primer subcapítulo se basará en narrar el contexto de la pandemia,
el cual, responderá a preguntas como ¿En qué momento comenzó la pandemia? ¿Dónde se
originó? ¿Cuáles han sido los métodos para prevenir el contagio y combatir la pandemia?
Por otro lado, en el segundo subcapítulo se expondrán los cambios en concreto. Primero, se
abordará el cambio general, el cual consta en que la tecnología se ha vuelto el medio para
relacionarse. Segundo, se señalará de manera detallada las modificaciones en las
relaciones más significativas de los jóvenes universitarios, las cuales son las relaciones
familiares, amicales, amorosas y laborales.

Contexto de la pandemia
Toda la sociedad ha recibido el impacto de la enfermedad hasta el día de hoy el
COVID-19 sigue presente en la vida de muchos individuos. De hecho, el primer caso de
COVID-19 se registró en China en diciembre del 2019, posteriormente, en los primeros
meses del 2020 se expandió por la mayoría de países del mundo, lo cual significó que para
mediados de marzo del 2020 la enfermedad fuera conocida como pandemia por la
Organización Mundial de la Salud (Naciones Unidas, 2020; Brycon, 2021; OMS, 2020). La
pandemia enseño la vulnerabilidad física de sociedades enteras, en razón de que se han
dado aproximadamente 250 millones de casos de contagio. A su vez, expuso no solo lo
inestable que son los sistemas de salud, como también, mostró lo inestable que son los
sistemas sociales, económicos y políticos, en medida que, las sociedades vivieron las
“peores crisis” que han afectado a la mayoría de personas e instituciones (Ramírez, 2020;
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BBC, 2020). Por otro lado, el virus se propaga mediante el contacto físico, al darse las
manos, al tocarse los ojos, nariz y boca, etc., es así como, para estar seguro es necesario
evitar el contacto físico (Posada-Bernal et al., 2021). Por ello, las principales restricciones
que las sociedades implementaron para evitar la propagación del virus fueron el aislamiento
o confinamiento social, el cierre de instituciones o limitaciones para transcurrir por espacios
públicos o privados. Cabe señalar la diferencia entre aislamiento social y confinamiento. El
primero es la medida que adoptan las personas contagiadas por el virus para no exponerse
a los demás. El segundo es la medida que adoptan las personas que no tienen el virus para
no contagiarse, es decir, se quedan en sus hogares (Vergara et al., 2021). Todo lo que la
pandemia ha conllevado ha cambiado las rutinas y estilos de vidas de todas las personas de
acuerdo a las regulaciones implementadas por cada país, ya que, cada individuo por un
tiempo determinado ha tenido que realizar sus actividades diarias dentro de casa,
actividades como trabajar, estudiar, hacer cuentas, comprar, hacer deporte, el tiempo de
ocio, etc.
Para finalizar, las restricciones o medidas que se implantaron no fueron los únicos
factores que impactaron en la vida de las personas, pues, en el mejor de los casos las
personas tenían que quedarse en casa, pero, por otros casos las personas atravesaron
situaciones complejas en los que por mucho tiempo una familiar querido estuvo luchando
por su vida o la pérdida de un familiar querido. Efectivamente, la pandemia ha tenido un
impacto negativo en el bienestar físico y psicológico de las personas, especialmente, en los
jóvenes universitarios, los cuales han tenido una afectación en sus desarrollos personales y
en la salud mental (Almazova et al., 2021; Livia et al., 2021; Marler et al., 2021; Naciones
Unidas, 2020; Rodríguez et al., 2021; Vergara et al., 2021).

Cambios en las relaciones sociales de los jóvenes universitarios


A pesar que los adolescentes no sean los más vulnerables físicamente ante la
enfermedad han tenido impactos psicológicos por la misma. Ya sea, por las restricciones
establecidas, las pérdidas de seres queridos, angustias por la falta o pérdida de empleo, la
incertidumbre, el temor, etc. (Reyes y Trujillo, 2020; Rodríguez et al., 2020). La pandemia ha
modificado el comportamiento de los adolescentes en los diferentes ámbitos de su vida
(familiar, laboral, emocional, social, etc.), pues, el confinamiento social ha generado
situaciones de estrés, depresión, ansiedad e ira (Vergara et al., 2021).
Por otro lado, como adolescentes sintieron que por la pandemia perdieron
oportunidades, experiencias y vivencias que se suelen dar en esta etapa, cabe recalcar que
los adolescentes tienen una manera peculiar de vivir el tiempo; ellos por un momento
pueden sentir que el tiempo pasa con mayor velocidad, y por el otro, pueden sentir que un
momento es infinito (Unicef, 2020). A la par, la pandemia significó la manera en que
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interactúan con sus amigos, con sus pares, sus familiares, e incluso, cómo se desenvuelven
en el trabajo. Por naturaleza el ser humano es social, es decir, que a lo largo de su vida se
ha acostumbrado y siente como necesidad estar en contacto con los demás, ya sea, por
medio de un apretón de manos, mediante una conversación, un abrazo, un beso, etc.
(Vergara et al., 2021; Unicef, 2020; Ramírez, 2020).
La tecnología como medio para relacionarse
Sin embargo, en vista a la coyuntura actual de la pandemia del COVID-19 el
desarrollo, mantenimiento y la creación de las relaciones sociales de los jóvenes
universitarios se ha visto dada por experiencias virtuales. Es importante señalar que incluso
antes de la pandemia la tecnología ya ocupaba un espacio de la vida diaria de muchos
jóvenes, no obstante, la pandemia se dio de manera espontánea, sin lugar a elección,
poniendo a prueba las capacidades adaptativas de los jóvenes (Lovón y Cisneros, 2020;
Unicef, 2020; Fontana, 2020; Cornejo y Tapia, 2011; Dong et al., 2020). Entonces, el
contacto que se solía dar en las relaciones sociales (expresión de gestos, besos, abrazos,
apretón de manos, diálogos, reuniones, etc.) se ha visto limitado por las pantallas de las
computadoras, celulares o cualquier aparato electrónico que ayude a la comunicación a
distancia. A su vez, también, ha habido un cierto grado de rechazo, puesto al miedo e
incertidumbre que se ha generado en la sociedad. Es decir, esto ha significado un gran
cambio en el mundo social, debido a que, lo social implica lo presencial como elemento
clave, como ya se ha mencionado previamente, para la persona el contacto se vuelve una
necesidad, por lo cual, el cambio a la virtualidad ha significado o sigue significando un
desafío en la vida diaria (Toprakkiran y Gordils, 2021; Chaves, 2021).
Del mismo modo, es necesario reconocer el aporte de la tecnología porque ha
otorgado a los jóvenes la posibilidad de seguir en comunicación con otros y mantener ciertas
actividades (educativas, recreacionales, etc.). Pero, definitivamente, que las relaciones se
den por este medio requiere un mayor compromiso y atención, dado que, es más difícil
captar el mensaje del otro de manera efectiva, en vista que lo virtual abre a las personas a
un sinfín de posibilidades e interpretaciones (Unicef, 2020). Por ejemplo, hay casos donde
una persona le cuenta a un amigo su problema por mensaje, ya sea, una discusión con su
mamá o cómo se está sintiendo. El amigo puede interpretarlo en un primer momento como
broma y hacer un comentario que afecte aún más a la persona. En cambio, si la persona le
cuenta es una conversación cara a cara es más fácil comprender el mensaje por las
expresiones, por el tono de voz, etc. No obstante, cabe señalar que este es un caso
específico porque existen audios, emojis, stickers, etc., que pueden ayudar a una mejor
compresión.
En síntesis, al verse estresados por la situación veían como necesidad las
interacciones sociales para poder despejarse y afrontar lo que se vivía. Dando como
11

resultado, un mayor uso de la tecnología para seguir conectados, es así como lo virtual se
volvió un espacio para la socialización (Unicef, 2020; Gioia et al., 2021). Justamente, para
los jóvenes la pandemia tiene un impacto particular en su bienestar al separarse de sus
relaciones porque están en una etapa sensible, la cual se basa en la transición a la edad
adulta. Además, los jóvenes sienten que tienen la tarea de ampliar sus relaciones básicas
(relaciones familiares) a relaciones de amigos o pares, lo cual se ha dificultado por la falta
de lo presencial (Abaoud et al., 2021; Almazova et al., 2021; Posada-Bernal, 2021).
A su vez, la etapa que los jóvenes universitarios están pasando está llena de retos,
metas, frustraciones y experiencias que les permitirán desarrollarse como personas y formar
sus propias identidades individuales y sociales. Todo lo mencionado ha significado un reto
para los jóvenes durante la pandemia, considerando que se ha dado un aumento en el
consumo de la tecnología para las interacciones con sus relaciones significativas, lo cual ha
tenido un impacto negativo en la salud mental como el incremento de estrés, sentimientos
de soledad, problemas de sueño, ansiedad, depresión, entre otros (Zinchenko et al., 2021;
Rodríguez, 2021; Cívico et al., 2021). En otras palabras, ha resultado agotador realizar la
mayoría de las actividades diarias (clases virtuales, trabajos virtuales, compras virtuales,
etc.) mediante pantallas, lo que ha tenido un impacto psicológico en los adolescentes.
Por último, se debe señalar que hay un gran número de jóvenes que por la falta de
recursos y la crisis de la pandemia no han podido adquirir algún tipo de dispositivo para
construir ese espacio de socialización. A ello se le suma la “crisis mundial del aprendizaje”
porque varios jóvenes no han podido seguir con sus clases, como lo señala Unicef (2020) en
su investigación en alrededor de 71 países donde más de la mitad de la población no cuenta
con internet.
Modificaciones de las principales relaciones sociales de los jóvenes
universitarios
Las relaciones amicales, familiares, amorosas y laborales son las que principalmente
han sufrido las modificaciones a consecuencia de la pandemia.  Posada-Bernal et al. (2021)
menciona que, si bien todas las relaciones sociales son distintas, comparten estándares
parecidos y que las relaciones más afectadas son las amicales. A continuación, se
mencionan los cambios en estos cuatro tipos de relaciones sociales de los jóvenes
universitarios.
En primer lugar, si bien, en el caso de las relaciones familiares no hubo un paro del
contacto presencial (en casos donde los jóvenes vivían con la familia) tuvieron que
sobrellevar el reto de compartir el mismo espacio para todas sus actividades (trabajo,
estudio y descanso) y cumplir con el objetivo de mantener un buen ambiente de convivencia
familiar (Posada-Bernal et al., 2021). En suma, como se ha mencionado anteriormente, la
tecnología genera un agotamiento en la persona lo que puede generar ansiedad, estrés,
12

depresión, etc. Y esto trae como consecuencia la aparición de tensiones en las relaciones
dentro de la familia, ya sea con padres, hermanos, hermana, abuelos, o cualquier familiar
con el que uno comparte la vivienda. De este modo, muchas de esas tensiones han
terminado en violencia doméstica por no tener una manera asertiva de canalizar las
emociones a la hora del manejo de conflictos (Ramírez, 2020). Antes de la pandemia, los
miembros de la familia la mayoría de su tiempo en la semana lo pasaban estudiando en la
universidad/ colegio o trabajando, incluso, pasaban su tiempo libre con amigos fuera de sus
hogares. Durante la pandemia, el tiempo en casa con la familia ocupó todo su tiempo en la
semana, lo cual significó activar la capacidad adaptativa de cada miembro para poder
mantener una buena convivencia y apoyo familiar para sobrellevar la situación de crisis
(sanitaria, económica, social, política) (Macías y Aveiga, 2021; Lepin, 2020).
Por otra parte, hay otros casos de familias que pasar todo su tiempo en casa ha
ayudado a mejorar la comunicación y los aspectos afectivos dentro de los miembros
Pudieron adaptarse de tal manera que lograron crear normas y roles de convivencia que
ayuden a la relación familiar, puesto que, significó un espacio para poder fortalecer o
mejorar dichos vínculos (Ramírez, 2020).
En síntesis, los cambios que trajo la pandemia en las relaciones familiares han sido
negativos y positivos, en algunos casos. Cabe recalcar la existencia de varios tipos de
familias (monoparental, biparental, familias reconstruidas, familias adoptivas,
homparentales, entre otras) y la diversidad de costumbres que cada una inserta a sus vidas,
por lo que, el presente trabajo expone lo encontrado en las investigaciones por el momento.
En segundo lugar, las relaciones de amistad, las cuales han sido las más afectadas
por el hecho de que el contacto comunicacional que antes se daba en una salida, por
ejemplo, a comer con amigos o con la posibilidad de interactuar presencialmente en las
instituciones educativas, ahora se hayan limitado por los medios virtuales (redes sociales,
plataformas para realizar videoconferencias, mensajes o llamadas) (Posada-Bernal et al.,
2021). Para los jóvenes en esta etapa es importante el compartir con sus pares, es aquí
donde la mayoría de personas le otorga al mundo social un valor significativo en su vida,
porque comparten experiencias similares entre sí. De esta manera es como los amigos les
abren las puertas a espacios para que se diviertan, pero, a su vez, para que se puedan
sentir escuchados y acompañados. La pandemia ha golpeado fuertemente ese espacio de
escucha, apoyo y diversión que los jóvenes tenían diariamente. No obstante, no quiere
decir que no se haya seguido dando, es más, aunque se ha venido dando por el ámbito
virtual ha sido de gran soporte para sobrellevar los sentimientos de angustia, miedo,
ansiedad, etc., o pérdidas de seres queridos durante esta crisis, pues la tecnología a
permitido la comunicación con los amigos y la facilidad de informarse respecto a la
coyuntura. Entonces, sí ha significado un reto adaptarse a nuevas formas de comunicación,
13

en vista que, todas las interacciones implican lo presencial para un mayor soporte y
construcción de la relación. Existen casos donde la pandemia ha significado el deterioro de
muchas relaciones de amistad por no lograr sobrepasar el reto sobre la falta del contacto
físico y el nuevo espacio de socialización (Unicef, 2020; Vergara et al., 2021).
En conclusión, las relaciones de amistad se han puesto a “prueba” por todo lo que ha
conllevado la pandemia, porque se señala que hubo amistades que se mantuvieron, que se
pudieron ayudar mutuamente ante las situaciones durante la pandemia, que pudieron pasar
tiempo de ocio por medios virtuales, etc. Por otro lado, hubo amistades, de las cuales, se
tomó distancia y se dejó la constancia de interacción que antes de la pandemia se daba.
En tercer lugar, las relaciones amorosas de los jóvenes universitarios tuvieron un
impacto fuerte en la intimidad, muchas relaciones no compartían la vivienda y la pandemia
constató en que cada uno se cuide en su propia casa evitando cualquier tipo de contacto
físico. Justamente, lo presencial o físico fortalecen las relaciones de pareja de los jóvenes,
puesto a que así podían consolidar ese vínculo que se crea entre dos personas (Posada-
Bernal, 2021). Asimismo, según Gulzar et al. (2016), eso les permitía ser felices respecto a
su relación, en razón de que, la satisfacción con lo presencial aumentaba. El gran impacto
de la pandemia fue que esas interacciones no eran iguales mediante las pantallas de los
dispositivos electrónicos. Cabe señalar que, así como las amistades, las relaciones
amorosas de los jóvenes o se mantenían o llegaban a su fin. Al no saber cómo sobrellevar la
distancia más las crisis que la pandemia trajo, los jóvenes tomaban la decisión de no
continuar con la relación. Es ahí donde para cada joven se le sumaba sentimientos de
soledad, ansiedad, angustia, etc., debido a que , la mayoría consideraba que era grande el
afecto y cariño que la pareja aportaba.
Por último, el espacio fuera del ambiente familiar significaba para ellos un comienzo
de su independencia; debido a que, su soporte crucial deja de ser la familia, dado que, la
pareja ocupa ese valor. Ahora, ese ambiente donde el joven o la joven podía sentir su
intimidad se afectó por la pandemia porque durante ella los adolescentes pasaban todo su
tiempo al lado de sus familias, lo cual significó para ellos un exceso, debido a que, en esta
etapa la persona busca tomar distancia del mundo familiar (Unicef, 2020). si para muchos
antes de la pandemia resultaba difícil poder entablar una relación de carácter amoroso,
durante la pandemia y por el medio virtual resulta aún más complejo. Por otro lado, los
adolescentes deberían hacer parte de sus relaciones una comunicación efectiva, en la que
establezcan límites y que puedan llegar a consensos donde encontrarse presencialmente se
realice de una forma segura para ellos mismos y para las personas con las que viven
(Ehmke, s/f).
En cuarto lugar, en el mundo laboral, los jóvenes se vieron afectados principalmente
por el teletrabajo (trabajo de forma virtual), la cual se presentó durante la pandemia como la
14

nueva vía para poder seguir cumpliendo con las labores. Ante esto, el cumplimiento de los
derechos de los empleados, los cuales vendrían a ser los jóvenes, se ha visto interrumpido
por el medio virtual. Ya que, en muchos casos no se respetaba las horas establecidas de
trabajo durante el día; en suma, hubo varios casos en que los jóvenes por la crisis
económica que la pandemia generó se quedaron sin empleo. Todo ello genera en el joven
frustraciones, ansiedad, angustia, etc., en sí, estas situaciones relacionadas al ámbito
laboral tendrían un impacto negativo en su salud mental (Posada-Bernal, 2021).
Sintetizando, si antes de la pandemia el trabajo juvenil no ha tenido proyectos por
parte del Estado para contrarrestar los largos tiempos que pasaban sin empleo. Ahora, con
la pandemia al Estado se le suman otras crisis principalmente la sanitaria, la económica y la
social, lo cual complica aún más la posibilidad de abordar proyectos del trabajo juvenil
(Weller, 2003). Finalmente, la pandemia si ha afectado las relaciones sociales de los
adolescentes, pero, se hace evidente que los niveles de impacto varían de acuerdo al tipo
de relación y como se ha sobrellevado la coyuntura. Además, este impacto ha sido negativo
y positivo, en algunos casos.
15

Conclusiones

 A partir de la búsqueda académica realizada se ha podido identificar que la principal


manera en la que se están afectando las relaciones sociales de los jóvenes
universitarios es que la tecnología apareció como el espacio para sostener y crear
sus relaciones sociales, sustituyendo lo presencial de las interacciones debido al
miedo y la incertidumbre respecto a las posibilidades de contagio. Si bien la
tecnología ya formaba parte de la vida de muchos jóvenes antes de la pandemia, en
la actualidad el incremento de su uso ha afectado a la privacidad, intimidad y
confianza que solían tener las relaciones ante las interacciones presenciales con
contacto físico.
 Las relaciones sociales juegan un papel crucial en la etapa de la adolescencia tardía
y adultez emergente, ya que, ayudan a la consolidación de la identidad social e
individual, son ambiente donde la persona aprende a manejar conflictos y
frustraciones, a su vez, muchas de las relaciones sirven para empezar una vida más
autónoma. Con la coyuntura actual, las relaciones más afectadas por la pandemia
han sido las familiares, amicales, amorosas, e incluso, las laborales; en su mayoría,
por el cambio a la tecnología.
 Las restricciones de la pandemia que los gobiernos implementaron para evitar la
propagación del virus fueron principalmente el aislamiento o confinamiento social, el
cierre de instituciones públicas y privadas, lo cual impactó directamente a los
espacios de interacción que solían tener los jóvenes como ir a la universidad, al
trabajo, visitar a un familiar, salir con amigos, visitar a su pareja, etc. Después de ello
y de toda la coyuntura, los jóvenes se encuentran en dos extremos, el primero, es
que rechazaban el contacto físico por el miedo al contagio o la posibilidad que seres
queridos se enfermen con el virus. El segundo es que los jóvenes anhelaban retomar
la vida que tenían antes de la pandemia, ya que, para ellos la pandemia ha
significado una pérdida de sus experiencias propias de la etapa.
 Las relaciones amicales, amorosas y laborales tuvieron un nuevo espacio
tecnológico para mantener y sostener la relación, lo cual significó un desafío para los
jóvenes, ya que, implica una mayor atención y compromiso para comprender el
mensaje del “otro”. Asimismo, en muchos casos ha puesto a prueba las relaciones
de muchos jóvenes porque en varias ocasiones el vínculo se rompía o bajaba la
16

intensidad de la manera como interactuaban antes de la pandemia; no obstante, en


otros casos el vínculo logró sostenerse por el nuevo espacio virtual.
 Cabe señalar que las relaciones familiares si bien no tuvieron que pasar la distancia
que implicó las restricciones de la pandemia, sí tuvieron que sobrellevar todas sus
actividades diarias en un mismo lugar, la vivienda. Esto significó un reto para todos
los miembros porque tenían que compartir el mismo espacio para estudiar, trabajar,
tiempo de ocio, etc., los cuales, también, se realizaban por medio de la tecnología.
Por lo que, muchas veces se generan conflictos ante el estrés y la ansiedad que
ocasiona un exceso de uso tecnológico. Sin embargo, la pandemia también trajo
impactos positivos, en algunos casos, mejorando las relaciones familiares, ya que,
pudieron tener tiempo para fortalecer los vínculos con el diálogo y valores (empatía,
solidaridad, amor, etc.).
 Para los jóvenes la pandemia ha tenido un impacto particular al separarse de sus
vínculos porque están atravesando el cambio a la edad adulta, por lo que, sienten
como tarea ampliar sus relaciones fuera del ámbito familiar, lo cual ha tenido varias
dificultades por la falta de lo presencial.
 El presente trabajo se logró exponer las afectaciones de las relaciones sociales de
los jóvenes universitarios durante la pandemia y el relevante papel que juegan las
relaciones sociales en el desarrollo y bienestar del joven. Para a partir de ello, tener
conocimiento de este factor socioafectivo que está siendo afectado por la coyuntura
actual; asimismo, poder brindarle a los jóvenes el acompañamiento necesario. En
futuras investigaciones se debería investigar a mayor profundidad las afectaciones
en la diversidad de relaciones sociales, porque si bien se logra encontrar información
es un tema actual que no ha abarcado aún la multiplicidad de relaciones.
17

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