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FACULTAD DE HUMANIDADES

CARRERA: Licenciatura en Filosofía


ASIGNATURA: Teología I
MÓDULO I: El saber teológico
UNIDAD 1, 2 y 3

Teología I
Módulo I: El saber teológico

Introducción
Todo saber es saber de algo, es por tal motivo que el primer esfuerzo será “el
saber” de ese algo, que en lo que nos toca es una introducción a la teología.
¿Cuál será nuestro punto de partida? La noción de teología, cuestión fundamental
para tener una idea clara de la misma y que nos permita al mismo tiempo distinguirla de
otros saberes, y seguidamente ir a sus fuentes, su método y su división, esto es, de dónde
se forma la teología, cuál ha de ser su camino y que tipos de teología hay
respectivamente. Abordaremos el saber teológico para penetrar intelectualmente en qué
consiste, acudiendo a la autoridad de los llamados Padres de la Iglesia, san Agustín, santo
Tomás y la teología del siglo XX. Finalmente desarrollaremos la Teología en comparación
con otros saberes, para poder determinar que los une y que los diferencia.
Por lo tanto, debemos intentar reflexionar sobre la teología como ciencia o saber
de Dios, de tal modo que nos permita acercarnos a sus primeras cuestiones
fundamentales, como lo son, la revelación, el conocimiento de Dios, la fe y la razón y otros
que desarrollaremos en este curso de Teología I. Reflexionando llegaremos a conocer,
comprender y por qué no, a trasmitir a otros el saber que trata sobre Dios. Y si bien la
tarea no es sencilla, no es imposible.
Cuando el hombre comenzó a buscar la razón de ser de las cosas hasta nuestros
días, la razón de Dios ha sido una de sus mayores preocupaciones (y no solo una
preocupación intelectual, sino también de su voluntad y sentimientos) aún para los ateos
o no creyentes. Así, el tema de Dios y de la Teología nos compromete a no dejar de lado o
ser indiferentes ante tales cuestiones. Hábito de lectura y espíritu de crítica son dos
pilares que necesitamos para llegar a buen puerto.
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Objetivos específicos

- Forjar una idea clara y distinta de la teología como ciencia o saber.


- Determinar sus fuentes, método y división.
- Observar la diversidad de opiniones del saber teológico en el
decurso de la historia del pensamiento cristiano.

Bibliografía consultada

- F. Arduso y otros, Diccionario teológico interdisciplinar, tomo IV.


Ediciones SÍGUEME, Salamanca, 1987.
- Guillermo H. Witemburg y otros, Introducción a la teología para
universitarios. Editorial Universidad Libros, Buenos Aires, 20081.
- J.M. Rovira Belloso, Introducción a la teología, colección Sapientia
Fidei, Madrid, BAC, 2005,
- Z. Alszeghy-M. Flick, ¿Cómo se hace teología?, Ediciones Paulinas,
Madrid, 19762.

De lectura obligatoria para el curso


Suma Teológica, de Santo Tomas de Aquino - Versión on line
hjg.com.ar/sumat

Actividades

a. Responder: 1. ¿Es la teología una ciencia? 2. ¿Cuál es el objeto


formal de la misma? 3. ¿Es argumentativa? Para la respuesta válgase de la
lectura obligatoria.
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b. Foro ¿cuál es el argumento del autor para establecer que la teología


es una ciencia? (texto adjunto al final del módulo, Claude Tresmontant)
c. Buscar la historia del término Teología.

Unidad 1. La Teología
a. Noción, objeto b. División de la Teología c. El saber teológico d. Teología y otros
saberes análogos
a. Hemos establecido como norma-objetivo que lo primero es la aclaración del
concepto que refiere a un tema determinado, y eso haremos.
Noción: el término teología deriva del griego theós-logos, lo cual se traduce como
“tratado de Dios" o "ciencia acerca de Dios". Esta definición nominal etimológica nos
acerca a la definición real, es decir, a aquella que nos define la esencia de la cosa
nombrada:
La Teología es el conocimiento científico de la
Revelación divina a los hombres y
de su credibilidad
Es decir, una ciencia por la cual la razón iluminada por la fe, se esfuerza mediante
la reflexión en comprender lo que cree, es decir, los misterios revelados, con sus
consecuencias. En definitiva, se trata de la inteligencia de la fe y de las razones para creer,
que trata de ver los motivos que hacen creíble la Revelación divina. En este sentido propio
y estricto se puede decir que es una explanación racional de la fe.
No obstante, la teología es ciencia de la fe. Comparte con la fe las mismas fuentes
de sus conocimientos. Pero la teología tiene también, en cuanto ciencia de la fe, un
principio cognoscitivo: la razón humana. Razón humana que intenta penetrar las verdades
sobrenaturales.
Objeto:
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Ahora bien, definida la teología, debemos analizar como en toda ciencia su objeto
y método, sus fuentes y la diversidad de teología según un objeto de estudio más
específico.
En cuanto a su objeto formal, es necesario distinguir entre la teología natural y la
sobrenatural. La teología natural, iniciada por Platón (llamada Teogonía), constituye el
punto culminante de la filosofía y puede definirse como la exposición científica de las
verdades acerca de Dios, en cuanto estas son conocibles por la luz de la razón natural. En
cambio, la teología sobrenatural es la exposición científica de las verdades acerca de Dios,
en cuanto estas son conocibles por la razón iluminada por la fe. El objeto formal de la
teología natural es Dios en cuanto causa primera de todo, tal como le conocemos a través
de las cosas creadas; el objeto formal de la teología sobrenatural es Dios Uno y Trino, tal
como se dio a conocer a través de la Revelación divina. (El contenido de la Revelación se
encuentra en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición, fuentes estas que
expondremos oportunamente)

b. División de la Teología.
Además de las distintas clasificaciones de la ciencia en general, ubicamos la
división de una ciencia en particular, esto es, determinada ciencia que aspectos estudia, a
partir de su propio objeto, así, por ejemplo, la filosofía tiene por objeto propio las causa
primeras y últimas del ser, empero, según su división, estudia también el conocimiento
humano, las cuestiones antropológicas, el ente en cuanto, entre otros. En la teología
como ciencia tenemos también una división.
Según los diversos fines que se proponga, la ciencia teológica, siendo una sola,
puede dividirse en ramas o especialidades, expondremos algunas de ellas.
Teología dogmática: incluyendo también la teología fundamental que tiene como
objeto de estudio al dogma, que como hemos dicho anteriormente se divide a su vez en
Teología dogmática positiva y Teología dogmática especulativa, entendiendo por dogma:
una verdad revelada directamente por Dios y propuesta como tal por el Magisterio de la
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Iglesia para ser creída por los fieles. (No debemos aceptar la opinión común, es un error,
que el dogma es simplemente una verdad que debe ser aceptada sin más) En toda religión
verdadera el dogma es su punto de partida y razón de ser de la misma religión.
Teología de la historia: la historia es (en sentido estricto) historia del hombre y la
humanidad, y no son pocas las ciencias del hombre en estudiarla. La teología de la historia
a partir de la misma historicidad de la revelación, busca su origen, sentido y finalidad. Ha
sido san Agustín en su obra la Ciudad de Dios (recomendamos su lectura) que ha tratado
de manera brillante dar respuestas al origen, sentido y fin de la historia
Teología moral: la moralidad de los actos humanos además de ser objeto de la
ciencia Ética lo es también de la teología moral. La diferencia es que la segunda lo estudia
en su obrar y en su fin a la luz de la revelación divina, (si bien hay una necesidad del saber
filosófico) parte de la razón iluminada por la fe. Fin de la teología moral es dar respuesta a
un interrogante que toca a la esencia misma del hombre “qué debo hacer”
Teología de las religiones no cristianas: es la interpretación del hecho de las
religiones existentes (budismo, por ejemplo) a la luz de la fe, sin dejar de lado la razón. El
objeto de estudio no es la doctrina de una religión en particular. El hecho que se estudia
es la pluralidad de las religiones, sus diferencias o su legitimidad respecto del cristianismo

c. El saber teológico
La exposición anterior fue discurrir en los aspectos esenciales que nos han
acercado a la teología como conocimiento de Dios, qué estudia, cómo lo estudia, a partir
de qué y que abarca. Pero es necesario buscar la formación del saber teológico en la
historia del pensamiento humano. Por lo tanto, expondremos brevemente el saber
teológico en el pensamiento Católico de los Padres de la Iglesia, san Agustín y santo
Tomás, finalizando con la teología del siglo XX.
La teología en los Padres de la Iglesia: el cristianismo y la vida de un cristiano se
fundan en la palabra revelada por Dios, es un creer en Dios. Para los Padres de la Iglesia
(se llaman con toda razón así, escribió Juan Pablo II en la Carta Apostólica Paires Ecciesiae,
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a aquellos santos que con la fuerza de la fe, con la profundidad y riqueza de sus
enseñanzas engendraron y formaron la teología en el transcurso de los primeros siglos) el
teólogo y el que hace teología es un vivir en Dios: es, si se quiere, una actividad de la fe. Es
más una forma de vida que un saber o conocimiento.
Gregorio de Nisa (335-379) escribe su Gran catequesis, obra que contiene la
primera síntesis de los dogmas cristianos, del auténtico vivir cristiano. La grandeza del
hombre no es el hecho de ser semejante al cosmos, sino de ser imagen de su Creador.
Para Gregorio el ascenso hacia Dios se realiza si de nuestro pensamiento se elimina todo
mal y se acepta la palabra que Dios nos dirige.
Dionisio (o seudo-Dionisio), que vivió entre los siglos V y VI, escribe su Teología
mística que es expresión de una teología que no necesita palabras ni inteligencia: "La
Causa buena de todas las cosas puede expresarse con muchas y con pocas palabras, pero
también con la ausencia absoluta de palabras...".
De estos ejemplos se desprende que los Padres de la Iglesia, aún los más sabios,
tienen como fin primordial acentuar el conocimiento religioso y teológico, sumado a una
vida de oración y contemplación, siendo la filosofía una herramienta para trasmitir la fe.
La postura de san Agustín: la patrística latina tuvo su más excelso exponente en
san Agustín. Aurelio Agustín nació en 354 en Tagaste, en la región de la Numidia, en
África, y murió en el 430. La vida de san Agustín fue una vida de conversión, no sólo
espiritual, sino también intelectual y fue el gran pensador de la cultura occidental en la
Alta Edad Media. Entre sus obras más importantes se destacan sus Confesiones (hermosa
obra desde el punto de vista literario), La ciudad de Dios (obra apologética), La Trinidad
(obra, dogmática-filosófica-teológica), La verdadera religión (contra los maniqueos).
El saber teológico para san Agustín es el saber que reconoce a Dios como principio
de todo bien y toda bondad. La salvación se alcanza cuando el hombre se abre a la Palabra
de Dios, la filosofía como búsqueda de la verdad es salvífica en la medida que nos sitúa
frente a ella. La conversión a la que hemos referido es el supuesto básico en el
pensamiento agustiniano, sin embargo, cabe preguntarse ¿es esto una forma de fideísmo?
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No, es sólo que la filosofía debe ir más allá de su propia filosofía, si quiere alcanzar la
verdad plena: es la famosa frase agustiniana intelige ut credos, crede ut intelligas
("entender para creer, creer para entender"). La inteligencia no elimina la fe, por el
contrario la refuerza, y la fe estimula y promueve la inteligencia.
Para llegar a esto, san Agustín se vale de la cultura de los pensadores latinos.
Cicerón fue modelo y punto de partida hacia una nueva filosofía. Encuentro decisivo fue el
que tuvo con el obispo de Milán Ambrosio que lo condujo a la lectura de la Biblia, como
así también la lectura de los neoplatónicos y la lectura de san Pablo le hace conocer la fe,
la gracia y a Cristo redentor.
Así, el saber teológico de san Agustín es un filosofar en la fe: la tarea de aquel que
quiere alcanzar la verdad consiste en ir profundizando el conocimiento de Dios, de manera
que Dios se refleje en el alma de la creatura en espera de la glorificación.
La teología del siglo XX: la reflexión católica sobre la teología en el siglo XX tuvo un
punto de inflexión en el Concilio Vaticano II (1962-1965) convocado por el papa Juan XXIII.
Los teólogos y pensadores del siglo pasado, entre tantas cuestiones sobre la teología y el
mundo contemporáneo (mundo del trabajo, educación, economía, política, etc.)
retomaron la necesidad de justificar a la teología como ciencia y su relación con las
filosofías más actuales. Entre los teólogos católicos mencionaremos a: R.Garrigou-
Lagrange (1877-1964) exponente de la teología escolástica; Romano Guardini( 1885-1968)
que admite el recurso a la filosofía para una teología como ciencia; Karl Rahner (1904-
1984) para los conceptos filosóficos son necesarios para la labor del teólogo; Hans von
Balthasar (1905-1988) que ve la necesidad de elaborar una teología que se relacione con
la cultura y la ciencia positiva; G. Sohngen que sostiene que la teología es una ciencia por
ser un conjunto de enunciados. Cabe mencionar también en el ámbito de la teología del
siglo XX, la neoescolástica. La neoescolástica (y el neotomismo como un derivado) es el
movimiento de los siglos XIX y XX que, como filosofía cristiana retoma un pensamiento
cristiano ya elaborado en el medioevo. Fue impulsado por la encíclica A eterni Patrís del
papa León XIII (1879) que aconsejó seguir el pensamiento de santo Tomás. Otra encíclica
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que acompañó a dicho movimiento es la Pascendi de san Pío X (1907) que adoptó una
severa crítica contra las desviaciones del "modernismo" que tenía como fin crear una
nueva teología, fuera de la tradición tomista. El movimiento neoescolástico se desarrolló
en Italia con V. Buzetti (1777-1824), G. Sanseverino (1811-1865). En Bélgica con el
cardenal Mercier (1851 -1926). En Francia J. Maritain (1882-1973) y E. Gilson (1884-1978)
y en Alemania J. Kluetengen, J. Geyser.

d. Teología y otros saberes análogos


Hemos tratado las cuestiones fundamentas de la teología, para saber que es la
misma, sin embargo, queda por tratar la teología y su relación con otros saberes, dado
que la misma ha sido auxiliada por otros saberes.
Afirmar que la teología no es el único saber, es una verdad que no admite opinión
contraria. La cuestión de Dios es vista por otros saberes o ciencias. Pero hay una
necesidad intelectual y práctica de buscar una interdisciplinariedad entre diversas
ciencias. En el vasto mundo del saber científico es regla que las ciencias se ayuden
mutuamente, en este sentido, la teología se relaciona y busca en otras ciencias su
“opinión” permaneciendo fiel a sus principios. Veamos, pues, la teología y su relación con
otros saberes.
Teología y Filosofía: es la primera y quizás la más esencial, dado que la teología, si
hay un lenguaje que utiliza, ese es el filosófico. Y queremos afirmar con lo dicho, la
opinión contraria, no son ciencias contrarias entre sí, sino complementarias: nuestra idea
occidental de Dios tiene dos raíces, la Biblia y la filosofía griega.
La filosofía considera por su sola razón aquello que nos es dado en la experiencia
sensible en una búsqueda de sus causas últimas, pero no puede discernir el sentido último
de todo lo que existe.
La teología apoyada en la revelación de Dios trasmite ese último sentido de todo lo
que existe. La filosofía debe reconocer los límites de la razón, allende dónde la misma no
puede satisfacer el espíritu inquieto del hombre, por ejemplo ante el problema de la
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muerte o el desenlace de la historia. Lo que se quiere decir es que todo filosofar debe en
algún momento dejarle el paso a la teología. Si las verdades reveladas por Dios pueden ser
conocidas por el hombre, la teología es el saber por antonomasia. La teología se sirve de la
filosofía para sus fines y la juzga a ésta como a todo saber finito. Para llegar a una solución
adecuada de la teología y la filosofía, el camino más seguro será aquel que nos conduzca
sin obstáculos a una relación armónica entre ambos saberes.
Teología y Religión: es otro saber que se emparenta con la teología y de hecho con
la filosofía, ya que existe una disciplina que es la Filosofía de la religión. Esta es la
especulación o reflexión acerca de la religión. La historia de la humanidad nos ha
demostrado que ante el hecho religioso se pueden tomar diversidad de posiciones, pero
nadie puede negar la existencia misma del "hecho religioso".
El saber religioso se ocupa del origen de la religión, de su historia, de sus formas
típicas de religión, de su esencia, de las diferentes doctrinas y cultos, dando respuesta a
sus problemas fundamentales. Pero como el problema de Dios entra a formar parte de
este saber, el saber religioso no es suficiente para abordar dicho problema. Y si la teología
no es únicamente conocimiento desde la fe, sino también reflexión critica sobre la fe
misma, un saber teológico sobre la religión también será necesario. Y en este sentido, la
teología como ciencia deberá guiar el saber religioso. Pues bien, lo mismo que con el saber
filosófico, el saber teológico debe relacionarse con el saber religioso, o también se puede
decir que la reflexión filosófica sobre la religión no puede ser la palabra última acerca de
Dios.
Teología y Catequesis: podemos establecer qué tienen de común y qué las
diferencia, así como las relaciones que se pueden dar entre ellas, reconociendo que la
cuestión es más compleja de lo que uno supone. La primera distinción que cabe es que la
teología es una reflexión sobre la fe y la catequesis es una praxis de la fe. En este sentido
la teología tiene un carácter científico y la catequesis tiene un carácter pastoral. Pero de
hecho, hay catequistas que hacen teología y hay teólogos que hacen catequesis.
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A partir del Concilio Vaticano II y ante la necesidad de llevar el mensaje evangélico


al hombre contemporáneo, la teología, sin abandonar la fe que es respuesta a la palabra
de Dios que se revela, debe buscar un lenguaje de la misma fe que posibilite acercarse a la
diversidad cultural. Así también la catequesis debe buscar la manera de anunciar el men-
saje evangélico a las nuevas culturas de los tiempos de hoy, es decir, una evangelización
de la cultura. Así, teología y catequesis, teólogos y catequistas tienen un mismo camino
que recorrer.
Hasta el presente hemos expuesto las primeras cuestiones de la teología,
necesarias para comprender su estudio y finalidad.

Unidad 2. La Teología como ciencia. Su método.


a. Definición de ciencia b. Saber racional, metódico, sistemático c. El método
teológico historia y propiedades del método teológico

a. La ciencia es “un conocimiento cierto y evidente por sus causas”. (Clásica


definición de ciencia en Aristóteles) La definición moderna establece que la ciencia es “un
conjunto de conocimientos metódicamente adquiridos y sistemáticamente organizados”.
La ciencia es siempre de lo general, de lo individual y particular no hay ciencia, es
decir, no hay ciencia de Juan, sí lo hay del hombre. (ejemplo, la Antropología) La ciencia a
diferencia del saber experiencial o precientífico es racional, no se detiene en la
experiencia, la trasciende y busca la causa del hecho, por ejemplo, la Teología: en el hecho
de que Dios se ha revelado, la Teología busaca el porqué de dicha revelación: el saber
científico teológico estudia la Causa Divino-trascendente a partir de las verdades que Dios
ha revelado sobre sí mismo. En este último sentido decimos que es sistemático, debido a
que es un ordenamiento de verdades apoyadas en una idea central.
La teología siendo ciencia y ciencia de la fe compartiendo un mismo objeto, Dios,
busca en sus fuentes a partir de un método, profundizar intelectualmente las verdades
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reveladas por Dios. Este intento se ha reflejado en la historia del pensamiento teológico
cristiano y católico, pensamiento que supo apreciar el aporte de otros saberes.

Teología como ciencia, en santo Tomás de Aquino


Santo Tomás fue sin duda uno de los pensadores más grandes de todos los
tiempos. Tomás de Aquino nació en Roccasecca en 1224 y murió en el monasterio
cisterciense en 1274, fue discípulo de san Alberto Magno entre los años 1248-1252, y
perteneció a la orden de los dominicos. La obra de santo Tomás en extensa. Cabe destacar
de entre sus obras la famosa Suma de Teología.
Los estudiosos han discutido si en santo Tomás se ha dado una filosofía separada
de la teología o, en otros términos, si el saber teológico sustituye al saber filosófico. En
verdad, y en la opinión de muchos, queda claro que la teología no sustituye a la filosofía.
La teología como ciencia se funda en la capacidad cognoscitiva natural del hombre.
Las verdades naturales que Tomás expone como, por ejemplo, que Dios existe, son
accesibles a la razón, y si se posee el hábito de la ciencia, se necesita de una ciencia que
permita la investigación, la reflexión, y esa ciencia es la Teología. La teología, así entendida
por santo Tomás, se refiere a la comprensión de la verdad revelada, a penetrar esa verdad
por medio del intelecto: el teólogo no mueve en la dirección del asentimiento, sino de la
comprensión.

A modo de cuadro, tenemos lo siguiente:

Teología Natural Teología Sobrenatural


medio por el cual conoce la razón la razón iluminada por la fe
qué conoce las cosas creadas la revelación divina
su objeto formal Dios Uno Dios Uno y Trino
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c. Método: el método es “el camino” que nos permite llegar al objeto que estudia
una ciencia. La teología cumple su finalidad a través de un método: el de la Teología
positiva y el de la Teología especulativa.
La Teología positiva, sirviéndose de los métodos proporcionados por las
investigaciones histórico-filológicas, trata de resolver la siguiente pregunta: ¿Qué es la
verdad revelada por Dios? O de otra manera, ¿cuál es, exactamente, el contenido de la
Revelación? El punto de partida lo constituirá el estudio de las enseñanzas de la Iglesia.
Esta es la regla próxima y formal de la fe y de la Teología. Por lo tanto, el comienzo de la
actividad científica de la Teología será el estudio de las doctrinas eclesiásticas.
La Teología especulativa, sirviéndose de los medios que le proporcionan la Filosofía
y la experiencia cotidiana, trata de comprender y sintetizar las verdades de la Revelación.
Para ello, a su vez, realiza dos tareas: en primer lugar, trata de descubrir por medio de los
análisis correspondientes el sentido de la Revelación; en segundo lugar, se somete a la
tarea de deducir nuevos conocimientos de una manera lógica, tomando como punto de
partida las verdades de la Revelación.

Nota: para el punto c consultar también el texto de J.M. Rovira Belloso,


Introducción a la Teología.

Actividades:
a. Cuál es el punto de partida de la teología como ciencia
b. Foro: cuáles son las diferencias entre la teología y la filosofía
c. Definición de teología dogmática

Texto de Claude Tresmontant


“…Evidentemente, si se decide llamar a priorí ciencia sólo a las ciencias
experimentales practicadas en laboratorio, la metafísica no será una ciencia, y la teología
tampoco. Si se decide llamar ciencia sólo a la física matemática, entonces la biología no
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será una ciencia, la zoología tampoco, y lo mismo se diga de la paleontología. Los hay que
han llegado hasta ahí.
Pero si decidimos llamar «ciencia» a un conocimiento racional, bien fundado,
fundado en la experiencia, entonces la física, la biología, la zoología, la paleontología, la
psicología son ciencias, a títulos diversos, y con métodos diversos; la metafísica es
también una ciencia si es un conocimiento racional, bien fundamentado, en la experiencia,
y la teología es asimismo una ciencia, a pesar de que el trabajo y el método de la
metafísica no sean los de la física matemática ni, en términos más generales, los de las
ciencias de laboratorio.
O sea, que no es legítimo entender el vocablo ciencia en un sentido puramente
unívoco, pues de otro modo, no habría más que una sola ciencia, por ejemplo la física
matemática, y las demás disciplinas no tendrían derecho a semejante título. Una
arbitrariedad total. Hay que admitir que existe, no una sola ciencia, sino una pluralidad de
ciencias, cada una con su objeto propio, su método, sus instrumentos de trabajo.
Negar a la metafísica el título de ciencia, he ahí el presupuesto positivista y
neopositivista. Todo depende de lo que por metafísica se entienda. Si se entiende por la
misma una especulación sin fundamento en la experiencia, totalmente imaginaria, no
será, efectivamente, una ciencia. Pero si es un análisis racional que, a partir de la
experiencia científicamente explorada, llega a conclusiones ciertas y comunicables, sí será
una ciencia. Lo mismo se diga de la teología. Si es un conjunto de afirmaciones carentes de
fundamento, un conjunto de creencias, no será una ciencia. Pero si se funda en una
experiencia auténtica y bien establecida, si procede a partir de esta experiencia por
análisis racional, será una auténtica ciencia.
El punto de partida de la teología no es la especulación, no es la construcción a
priorí. Es, exactamente como en las ciencias, Ia experiencia: la experiencia histórica, el
hecho de Israel, el hecho constituido por la historia del pueblo hebreo, el hecho que
constituye el profetismo hebreo, el hecho que constituye el nacimiento, la vida, la muerte,
la resurrección del rabino galileo Yeshúa [Jesús] de Nazaret. Éste es el punto de partida de
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la teología. De ahí arranca su proceder. No procede a priorí, como no procede ninguna


ciencia experimental, procede a posteriori, y por Inducción, a partir de un dato, que fue un
dato experimental: la vida, la enseñanza, la acción, la muerte, la resurrección de Yeshúa…”
Introducción a la teología cristiana. Editorial Herder. Barcelona. 1978, pp. 114-115.

Unidad 3. Fuentes de la Teología


a. Las fuentes propias del método teológico b. Los “lugares teológicos
Fuentes:
Por fuentes entendemos el canal o medio de una cierta información. Esta puede
ser primaria y/o secundaria. En teología las fuentes primarias son: la Sagrada Escritura, la
Sagrada Tradición y el Magisterio de la Iglesia; las secundarias son, los símbolos de la fe, el
arte, la doctrina de los Padres y Doctores de la Iglesia, entre otras.
Nota: para el tema de las fuentes consultar la obra citada de J.M. Rovira Belloso.

Conclusiones y reflexiones, por qué, para qué y para quién la Teología. La influencia
de la Teología en la historia de la humanidad

Las conclusiones y reflexión que acerca de Teología consideramos parten de la


lectura de texto ¿Cómo se hace Teología?1
Los autores parten de una pregunta esencial: ¿Qué significa hoy ser cristianos? La
respuesta: “Ser cristianos es una manera total de vivir, en la que todos los aspectos de la
existencia reciben un significado último, determinado por el encuentro con Jesucristo, el
Verbo encarnado, muerto y resucitado para nuestra salvación”.
Y si ser cristianos es lo dicho, la reflexión intelectual acerca de ello sobre el
mensaje cristiano en la tradición de la Iglesia está dada por la Teología, así respondemos
al por qué y para qué. Resta saber para quién. Es cierto que ha sido y es la reflexión

1
Z. Alszaghy-M. Flick, ob. cit.
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teológica para los grandes pensadores de la Iglesia, llámeselos, Padres de la Iglesia,


Doctores de la Iglesia, los grandes teólogos y demás, pero no es menos cierto, que los
hombres de menor opinión pero hombres de fe vivida, pueden iniciarse en el saber de la
teología, no sin dificultades. La universidad por su esencia es el lugar apropiado para tal
emprendimiento, por el lugar que hemos dicho ocupa la Teología en el ámbito académico
e intelectual. Así respondemos al para quién. En primer lugar a los estudiantes, que son el
alma mater de la universidad, pero también a los demás docentes de otras disciplinas, que
en común unión conforman una unidad indisoluble de la universidad.

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