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Los siete libros de la Diana

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Edición de 1602 de Los siete libros de la Diana de Jorge de Montemayor.


Los siete libros de la Diana (Valencia: Pedro Patricio Mey, 1559) de Jorge de
Montemayor es una novela pastoril española del siglo XVI, la primera en lengua
castellana y por tanto modelo para las muchas otras que después se escribieron. Su
éxito fue inmenso, a escala europea, y fue pronto traducida al francés, al inglés y
al alemán. William Shakespeare además tomó prestada del cuento de Felismena en esta
obra la trama Proteus-Julia-Sylvia de su pieza Los dos hidalgos de Verona.

Índice
1 Fuentes y características
1.1 Argumento
1.2 Tema
1.3 Estructura
1.4 Singularidad y éxito
2 Estilo
3 Ediciones
4 Referencias
Fuentes y características
Jorge de Montemayor era un cantante y escritor portugués en lengua castellana que
desempeñó altos cargos palaciegos en la corte española. Muy dotado para la poesía,
compuso e imprimió también un Cancionero (1554). En cuanto a su novela pastoril,
editada en Valencia y Milán por vez primera en 1559, se inspiró en la Arcadia
(1504) de Jacopo Sannazaro, y es como ella un prosimetrum o mezcla de prosa y
verso; además toma bastante texto de los Diálogos de amor de León Hebreo. La fue
ampliando en sucesivas ediciones; por ejemplo, en la de Valladolid (1561) introdujo
ciertos cambios en el texto que a menudo se reprodujeron en ediciones y
traducciones posteriores. El más significativo es la inserción de una novela
morisca corta, El Abencerraje, con la función de entretener a los pastores en el
palacio de Felismena al final del libro IV.º Se conjetura ahora que este material
pudo ser obra del propio Montemayor, aunque su inserción pudo ser obra de un editor
avispado.

Miguel de Cervantes tenía esta novela en gran estima, y escribió de ella en su


Quijote (I, 6):

Estos, dijo el cura, no deben de ser de caballerías, sino de poesía; y abriendo


uno, vió que era la Diana, de Jorge de Montemayor, y dijo (creyendo que todos los
demás eran del mismo género:) estos no merecen ser quemados como los demás, porque
no hacen ni harán el daño que los de caballerías han hecho, que son libros de
entretenimiento, sin perjuicio de tercero. ¡Ay, señor!, dijo la sobrina. Bien los
puede vuestra merced mandar quemar como a los demás, porque no sería mucho que
habiendo sanado mi señor tío de la enfermedad caballeresca, leyendo estos se le
antojase de hacerse pastor, y andarse por los bosques y prados cantando y tañendo,
y lo que sería peor, hacerse poeta, que, según dicen, es enfermedad incurable y
pegadiza. Verdad dice esta doncella, dijo el cura, y será bien, quitarle a nuestro
amigo este tropiezo y ocasión de delante. Y pues comenzamos por la Diana de
Montemayor, soy de parecer que no se queme, sino que se le quite todo aquello que
trata de la sabia Felicia y de la agua encantada, y casi todos los versos mayores,
y quédesele en hora buena la prosa y la honra de ser primero en semejantes libros.
El texto impulsó dos secuelas separadas en español publicadas ambas en 1564: Alonso
Pérez publicó La Segunda Parte de la Diana, y Gaspar Gil Polo su Diana enamorada.
Algunas veces estas secuelas se publicaron junto a la Diana original, por ejemplo
en su traducción inglesa de 1598.

Argumento
En la obra se relatan una serie de casos de amor que atañen a diversos personajes.
La novela explica el caso de Diana, que quiere y es querida por el pastor Sireno,
al mismo tiempo que es requerida por otro pastor, Silvano. La vida hace que Sireno
se vea obligado a marcharse a otras tierras y cuando por fin vuelve descubre que
Diana se ha casado con un tercer pastor, Delio. Diana se dará cuenta entonces de su
miseria, al estar casada con un hombre que no ama y dentro de un matrimonio del que
no puede escapar. A este caso se le añadirán otros contados por diferentes pastores
que habitan esas tierras. La novela termina cuando todos los pastores van a la
corte de Felicia y esta les hace olvidar sus pesares con agua mágica.

Tema
El tema del amor es el tema principal de La Diana. Más concretamente, la novela
contrapone dos tipos de amores: el amor pasional y el amor racional. Durante el
Renacimiento, la corriente neoplatónica hizo que la mujer se idealizara y llegara a
convertirse en una especie de ser divino. Era necesario huir de los impulsos
primarios del hombre, la pasión y los sentidos para poder acceder a esa divinidad.
La Diana defiende el amor racional, puro y casto como contrapunto a un amor
pasional que siempre tiene un desenlace fatal.1

Estructura
Dedicatoria: el autor le dedica la novela al noble don Juan Castellá de Vilanova.
También en la dedicatoria justifica el "stylus humilis" que usará a lo largo de la
obra.

Argumento: para facilitar la lectura de la obra, Jorge de Montemayor explica al


principio del libro todos los casos que se desarrollarán a continuación.

Prólogo: se exponen las características de la obra y el autor deja clara la


intención moralizante de la misma ("limpieza y honestidad").

En los campos de la principal y antigua ciudad de León, riberas del río Esla, hubo
una pastora, llamada Diana, cuya hermosura fue extremadísima sobre todas las de su
tiempo. Esta quiso y fue querida en extremo de un pastor, llamado Sireno; en cuyos
amores hubo toda la limpieza y honestidad posible. Y en el mismo tiempo, la quiso
más que a sí otro pastor llamado Sylvano, el qual fue de la pastora tan aborrecido
que no había cosa en la vida a quien peor quisiese. Sucedió, pues, que como Sireno
fuese forzadamente fuera del reino, a cosas que su partida no podía excusarse, y la
pastora quedase muy triste por su ausencia, los tiempos y el corazón de Diana se
mudaron; y ella se casó con otro pastor llamado Delio, poniendo en olvido al que
tanto había querido. El cual, viniendo después de un año de ausencia, con gran
deseo de ver a su pastora, supo antes que llegase como era ya casada.
Citado desde Alborg, Juan Luis: Historia de la literatura española. Tomo I: Edad
Media y Renacimiento.
Singularidad y éxito
La obra fue leída entonces como un buen manual de educación y urbanidad cortesana.
La Naturaleza aparece, al contrario que en otras novelas y fórmulas pastoriles, en
segundo plano, quizá porque el autor vio demasiado estereotipado o corriente este
arquetipo, fuera de que le interesaran más las historias amorosas y los aspectos
psicológicos de los personajes. Su teoría del amor es claramente neoplatónica, a
través de León Hebreo. Es notable también su estatismo: se trata de una novela
principalmente descriptiva e introspectiva, donde el amor es el único motor
argumental. El ritmo de la novela es por tanto moroso y lento, e incorpora
numerosas cartas y poemas que sirven además para remansar aún más la escasa acción.

El éxito de la novela fue inmediato y La Diana sirvió de fuente de inspiración a


numerosos escritores posteriores. El caso más relevante seguramente sea el de La
Diana enamorada de Gil Polo.2 Traducida al francés por N. Collin (Reims, 1569), in-
fluyó en la Astrea de Honoré d'Urfé, que fue el modelo de todas las novelas sen-
timentales del siglo XVII, como expresión del gusto cortés desde la época de Enri-
que IV de Francia a la de Luis XIV. Al inglés fue vertida por Bartholomew Yong en
1598, e influyó sobre todo en la Arcadia del inglés Philip Sidney.

Estilo
Según señala Damiani, "La Diana, la «novela elegante» por excelencia, fuente de
conversación erudita entre las damas y caballeros del siglo XVI, está llena de
epítetos y paralelismos: hipérboles, metáforas, símbolos, imágenes y símiles:
contrastes, paradojas y otros recursos retóricos; palabras y expresiones populares;
lusitanismos y formas sintácticas de origen portugués".3

Ediciones
Los siete libros de la Diana, edición, prólogo y notas de Francisco López Estrada.
Madrid, Espasa-Calpe, 1954.
Los siete libros de la Diana, edición de Enrique Moreno Báez. Madrid, Editora
Nacional, 1976.
La Diana, edición, prólogo y notas de Juan Montero. Barcelona, Crítica, 1996.
Los siete libros de la Diana, edición, introducción y notas de Miguel Teijeiro
Fuentes. Barcelona, PPU, 1991.
Los siete libros de la Diana, edición de Asunción Rallo, Madrid, Cátedra, 1991).

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