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Con-Ciencia Social, n. 12 (2008), pp.

21-29

La construcción social de la conducta.


Consideraciones sobre el caso español
desde la perspectiva de los modos
de educación

Juan Mainer Baqué


Fedicaria-Aragón

Con estas líneas trataré de profundizar En el origen de todo: pensar la


en la necesidad de desnaturalizar (des-en- posibilidad de la construcción de la
trañar, cabría decir) el concepto de “buenas
personalidad y del yo mediante la
maneras” y de “buen ciudadano”, así como
sus usos escolares. Una tarea que considero educación
previa e irrenunciable cuando nos ponemos
a pensar críticamente el mismo concepto de Uno de los rasgos que caracteriza el pro-
ciudadanía sobre el que hoy parecen des- grama de la modernidad burguesa consistió
plegarse las más variadas estrategias de en convertir las “buenas maneras” en algo
apropiación y naturalización desde dentro susceptible de ser adquirido e incorpora-
y fuera de la institución escolar. Me inspi- do al sujeto y que, por ello mismo, dejaba
raré para ello en el método genealógico y de estar al servicio y ser atributo privativo
utilizaré algunas categorías analíticas que de un grupo social o estamento… Como
venimos desarrollando en el Proyecto Ne- acertadamente recordaba Julia Varela1, si-
braska; singularmente los modos de educa- guiendo las tesis enunciadas por Michel
ción. En definitiva, se trata únicamente de Foucault, “a finales del siglo XVIII, cuando
bosquejar unas pinceladas sueltas, a modo la burguesía está a punto de tomar el poder
de reflexión histórico-genealógica, sobre los político, sus más ilustrados representantes
procesos de civilización y nacionalización buscan nuevas fórmulas para legitimar sus
habidos en la España contemporánea, lla- modos de vida […] Emerge una nueva co-
mando la atención acerca de dos cuestiones dificación de las costumbres que descalifi-
centrales e inherentes a los mismos: por una ca el boato exterior, la sobreabundancia de
parte, la evolución de los códigos sociales gestos, las florituras, los dorados y oropeles
de comportamiento (modelos de civilidad, ligados a una clase en decadencia: la no-
urbanidad o ciudadanía) a lo largo del siglo bleza. La identidad social del nuevo grupo
XX y hasta la actualidad; por otra, ponde- va a fundamentarse entre otras cosas en la
rando el papel relativo, diverso y ambiva- verdadera educación, que consiste en hacer
lente que en su construcción han venido pasar lo consciente al inconsciente. Surge
desempeñando las políticas de la cultura y con nuevos bríos el hombre interior frente
de la construcción de subjetividades cana- al hombre exterior, renace secularizada la
lizadas a través del sistema educativo y la antigua dicotomía alma/cuerpo”. En efecto,
escolarización. la compostura, los buenos modales, ya no

1 Tomado de la edición bilingüe de la obra de Erasmo de Rotterdam (2006), De la urbanidad en las maneras de
los niños, con edición y comentario de Julia Varela, pp. 103-104.

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se “ciñen” necesariamente desde la cuna. A de esos poderosos argumentos se irán cons-


partir de la invención de la infancia moder- truyendo socialmente las pautas, discursos
na –habría que poner esto en relación con la y prácticas de conducta e identidad distinti-
emergencia de la idea de la perfectibilidad vos de la ciudadanía burguesa.
y educabilidad humanas, tan presente en la Una de las características de estos nue-
tradición humanista de Erasmo, Luis Vives vos códigos de civilización de las sociedades
o en las metáforas de Montaigne en las que burguesas que más llama la atención consiste
el niño era definido como “cera blanda”, en que, frente al imperativo moral que late,
“arcilla húmeda”, “odre nuevo”, “agua que inspira y preside el universo de las “buenas
va donde la llevan”…, pero también con la maneras” característico de las sociedades
sociogénesis del concepto de autocontrol, organizadas según los códigos del honor o
etc.–, las “buenas maneras” se desproveen de la prudencia (propios de los siglos XVI-
en cierto modo del innatismo premoderno y XVIII)… todas las restricciones que actúan
mudan en actitudes susceptibles de ser en- sobre el comportamiento individual tienen
señadas y aprendidas. No mucho más tarde un neto origen social, desnaturalizándose
se transformarán en discursos y prácticas por tanto su antiguo trasfondo moral inmar-
escolarizables y asignaturizables (si se me cesible. Recientemente, el sociólogo Fernan-
permite el barbarismo). do Ampudia de Haro (2007), señala cómo, a
Tal como demostró Norbert Elías (1993), consecuencia de la pérdida de su contenido
las normas y rituales sociales considerados moral, la literatura de las “buenas maneras”
“corteses” o de buen tono en la Europa pre- padeció un considerable empobrecimiento
moderna lo eran en tanto que eran practica- de sus contenidos pasando a ser ocupación
dos por una elite que, de manera connatu- de mediadores diversos (maestros de escue-
ral, los poseía y cultivaba. En ese sentido, la, por ejemplo) lo que, anteriormente, había
no dejan de ser sintomáticos los esfuerzos sido mester habitual de filósofos y reconoci-
que realiza la Modernidad burguesa por en- dos hombres de letras2.
contrar argumentos que justifiquen la gene-
ralización e imposición de las “buenas ma-
neras” y de “nuevos” códigos de civilidad Modelar para gobernar
que deben ser observados por toda la socie-
dad en aras de obtener un mayor grado de Inmersos ya en la lógica civilizatoria abo-
civilización. En puridad, fue entonces cuan- cetada en las líneas precedentes, conviene
do el conocimiento racional comenzó a con- recordar que la construcción de los Estados
vertirse realmente en un factor legitimador de la era del capitalismo conllevó dos proce-
en el proceso depurador de las costumbres, sos práctico-discursivos inseparables: la in-
hábitos y pulsiones. Los argumentos médi- vención de la nación (procesos de naciona-
co-higiénicos (de estirpe científico-positi- lización) y de la ciudadanía (procesos de ci-
vista), en definitiva las razones del Estado vilización). Como sagazmente mostró Elías,
y del mercado burgueses, constituyeron los siguiendo en ello la deriva de los modos de
cimientos discursivos –los nuevos argumen- dominación de Max Weber, el proceso de ci-
tos– a través de los cuales se postulará la in- vilización es impensable sin el concurso del
trínseca bondad de los “nuevos” códigos de Estado capitalista: los individuos ahorman
conducta y de regulación emocional y afec- sus afectos, emociones, y contienen sus con-
tiva vigentes en las sociedades occidentales ductas en la misma medida en que “apren-
burguesas a partir del siglo XIX. En virtud den” a ceder la posibilidad del uso privado

2 No obstante, esa pérdida de la moralidad intrínseca de las buenas maneras se percibe ya en algunos trata-
distas barrocos como Baltasar Gracián: “Hacer y hacer parecer. Las cosas no pasan por lo que son sino por
lo que parecen. Valer y saberlo mostrar es valer dos veces. Lo que no se ve es como si no fuese. No tiene su
veneración la razón misma donde no tiene cara de tal. […] La buena exterioridad es la mejor recomendación
de la perfección interior.” Alguien ha dicho, a la vista de estas líneas, parece que con toda la razón, que
nuestra época sería la plasmación más genuina y radical del imaginario social del barroco...

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Tema del año Ciudadanía, políticas de la cultura y usos públicos de la escuela

de la violencia al Estado… que, a partir de procesos de nacionalización y civilización


ese momento, se erigirá en la instancia mo- no siempre se constituyen alrededor de sóli-
nopolizadora del ejercicio de la fuerza en la das estructuras ideadas ad hoc; por ejemplo,
sociedad. Al igual que en el resto de los Es- la escuela, el ejército y/o el sistema penal,
tados, en la España Contemporánea (siglos hospitalario, etc. La idea de que el aparato
XIX-XX), los procesos de nacionalización del Estado, permeable a las construcciones
emergen de las necesidades de la política de ideológicas de sus intelectuales orgánicos,
masas y cristalizan en la construcción de có- inocula en el tejido social de modo eficiente,
digos de civilización, de conducta y compor- a través del sistema educativo (o del servicio
tamiento ciudadano (más o menos estrictos militar obligatorio), los postulados de aqué-
y/o sistemáticos, más o menos orquestados llos, contribuyendo de manera decisiva al
y/o impuestos… en permanente construc- cultivo de la identidad nacional y ciudadana
ción y mudanza). Lógicamente, porque el a través de normas, planes de estudio, libros
Estado no es un Leviatán omnipotente y de texto…, pese a que persiste en gran parte
fuera del control humano; el Estado es, en de la investigación histórico-educativa…, es
sí mismo, un proceso y, por tanto, el resulta- bastante discutible; al menos, susceptible de
do no previsto de su propio desarrollo y de matices.
decisiones políticas precisas pero sometidas El análisis de las formas de nacionalismo
a la permanente muda de los intereses de banal, como se ha venido llamando última-
quienes las toman (los grupos sociales que mente en los trabajos de historia cultural3
están en disposición de adoptarlas) en cada al estudio de procesos de construcción de
momento histórico. identidades nacionales a través de fenóme-
Los procesos de nacionalización y civili- nos como la fiesta, los espectáculos deporti-
zación son construcciones sociales y por tan- vos, el uso cotidiano de los símbolos nacio-
to no siempre obedecen, aunque en ocasio- nales, la literatura/canción popular, los pro-
nes sí, a deliberadas estrategias orquestadas cesos de lectura ligados a la alfabetización,
desde el poder, en las que los individuos o etc., ha puesto de manifiesto su importancia
los grupos sociales se comportan necesaria- y eficacia frente a la acción de las grandes
mente como meras comparsas-receptoras, estructuras –escuela, ejército– que el Estado
más o menos permeables/resistentes a las liberal ideó para contribuir a la manufactu-
consignas y mensajes que emanan desde ra identitaria (eficacia que, además y a dife-
“arriba” –la manipulación ejercida por las rencia de lo ocurrido en otros países, en el
clases dominantes para mantenerse en el caso español fue más reducida hasta bien
poder… explica muy parcial y groseramen- entrado el siglo XX por razones diversas;
te los complejos fenómenos de alienación entre otras, por la existencia de un auténtico
ideológica individuales y colectivos–. Los subsistema educativo privado de la Iglesia
mensajes que contribuyen a construir la con una influencia muy considerable; no se
nación y la civilidad se erigen social e indi- olvide además que todavía en 1950 apenas
vidualmente, desde “arriba” pero también un 70% de los niños españoles menores de
desde “abajo”. En el estudio de estos com- 12 años estaban escolarizados). Lo cual, por
plejos procesos se aprecia la intervención de cierto, no debe entenderse como una defen-
los Estados y de sus gobiernos, pero también sa de las tesis de la “débil nacionalización”
–en el caso español de manera notable– de la española a lo largo del siglo XIX: idea que
Iglesia, de los partidos y sindicatos, de los no se sostiene en evidencia empírica alguna
medios de comunicación, del tejido asocia- por más que haya sido útil para justificar el
tivo… etc. Así mismo, cabría decir que los éxito de otros procesos de nacionalización
instrumentos y agentes más eficaces de los desarrollados en la periferia española.

3 Cabe citar aquí tres obras recientes y expresivas: la de Javier Moreno Luzón (2007), Construir España. Na-
cionalismo español y procesos de nacionalización; la de Jorge Uría (2008), La España liberal (1868-1917). Cultura
y vida cotidiana; y la de Alejandro Quiroga Fernández de Soto (2008), La nacionalización de las masas en la
Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).

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Con-Ciencia Social

Los papeles de la escuela como talismo como instrumento al servicio de la


estructura estructurante de la construcción de conductas e identidades.
La coyuntura de los años 20 y 30 inaugu-
conducta y de la cultura nacional:
ra en toda la Europa postbélica un periodo
consideraciones a partir de los de importantes reajustes económicos, demo-
modos de educación gráficos, sociales y culturales que, entre otras
muchas cosas, conllevarán una considerable
El papel que desempeña la educación aceleración de la crisis del modo de educa-
escolar en la nacionalización-civilización de ción tradicional y elitista que regía el curso de
las conciencias y de las prácticas sociales es los sistemas educativos nacionales creados a
diverso y cambiante; relativamente débil y lo largo de la centuria anterior. En España,
de escaso alcance en las décadas centrales estas dos décadas, precedidas por un apre-
del modo de educación tradicional-elitista ciable despegue demográfico, coinciden ade-
(siglo XIX hasta las dos primeras décadas más con una profunda crisis política y mili-
del siglo XX), progresivamente más profun- tar del Estado liberal que contribuyó a poner
do en coincidencia con el lento despliegue sobre la mesa proyectos y políticas culturales
de la escolarización de masas. Posiblemente, y educativas de cariz diverso como conse-
la paulatina incorporación de las emergen- cuencia de las variadas alianzas entre clases
tes clases medias ocupando los espacios y y grupos sociales en presencia por el control
discursos alrededor de la escuela y la esco- de la hegemonía en el campo de la reproduc-
larización, sean fundamentales en el desa- ción cultural. Sin duda, los cambios opera-
rrollo de esos procesos; un fenómeno que en dos sobre las estructuras fundamentales del
España comienza a producirse, lentamente, sistema educativo a partir de los años 20 se
a finales del XIX y que encontrará en el mo- tradujeron en la construcción planificada de
vimiento institucionista –la ILE– uno de sus millares de nuevas escuelas primarias, en el
más firmes baluartes. incremento exponencial del número de pla-
Con todo, las urgencias nacionalizadoras zas de maestros, o en el importante aumento
sobrevienen en España de la mano de la cri- de la inversión pública en formación de do-
sis del Estado oligárquico de la Restauración centes…; cambios significativos que, como
y de la necesidad de domeñar/reorganizar puede comprobarse en la tabla4 siguiente,
la creciente presencia social y política de las tuvieron un reflejo directo, aunque poco lla-
masas. Tal proceso irrumpe con el primer mativo hasta la década de los años 60, tanto
tercio del siglo XX y se acelera de modo con- en el crecimiento de las tasas de escolariza-
siderable a partir del estallido de la Primera ción como en el descenso del analfabetismo
Guerra Mundial. El documento surgido del (ver el cuadro de la página siguiente).
Congreso del PSOE de 1918 suscribiendo En todo caso, todos estos datos nos están ha-
un programa educativo que, en sus líneas blando de una estrategia expansiva continuada y
maestras, se aviene al sustentado hasta en- decidida del sistema educativo nacional con la
tonces por el liberalismo institucionista, que regímenes políticos antitéticos, como es bien
abandonando definitivamente el proyecto sabido, trataron de dar respuesta al reto de las
de construir un espacio de civilidad prole- crecientes demandas escolarizadoras en el seno
taria distinto (resistente) al modelo burgués, de una sociedad y una economía en franca crisis
constituye un claro exponente de esa irrup- de crecimiento.
ción y de la aceptación de ese gran consenso Es bien conocido que tanto la dictadura de
cultural que es la escuela de la era del capi- Primo de Rivera (1923-1931) como la de Franco

4 La tabla contempla datos referidos al periodo 1900-1975; en ella pueden distinguirse con cierta claridad
algunas claves que dan cuenta de la larga transición entre el modo de educación tradicional elitista y el tec-
nocrático de masas. Se observa en primer lugar un cambio significativo en la tendencia secular a partir de
la década de los años 20, con una suave aceleración en la coyuntura republicana (1931-1936). En segundo
lugar, llama la atención el profundo cambio que experimenta el sistema a partir de la década de los años
60 hasta la aprobación de la LGE (1970), hito inaugural del nuevo modo de educación.

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Tema del año Ciudadanía, políticas de la cultura y usos públicos de la escuela

AÑOS Escuelas Alumnado Maestros Tasa de Tasa neta


Públicas Escuelas y maestras escolarización analfabetismo
(número) Públicas (6-12 años)

1908 24.861 1.654.738 26.389 47’03% 50’03% (1910)


1923 27.080 1.727.081 28.924 50’70% 42’80% (1920)
1931 35.989 2.148.978 37.599 51’80% 31’10% (1930)
1936 42.741 2.502.322 50.527 56’50% (1934) 23’10% (1940)
…..
1950 57.701 2.122.669 59.917 71,00% 17’30%
1960 73.106 2.502.672 75.106 76,00% (1955) 13’70%
1970 87.312 3.209.000 99.062 84,00% (1966) 8’80%
1975 102.016 3.311.493 115.938 100,00% (1977) 6,00% (1980)

Fuente: Elaboración propia a partir de datos de A. Escolano, R. Cuesta, y A. Quiroga.

(1939-1975) trataron de desarrollar un ambicio- –literarias, históricas, geográficas–, cartillas,


so programa de nacionalización/españolización manuales de geografía e historia, de rudimentos
de masas, que se hizo notar de manera nítida en de derecho, de urbanidad…, láminas, cartogra-
las escuelas, pero a menudo se olvida el hecho de fía, elementos decorativos de las aulas y demás
que, si bien desde postulados diferentes y culti- ajuar pedagógico-didáctico… es fácil percibir un
vando una mitografía diversa aunque con estra- abierto mensaje orientado a la construcción de
tegias e instrumental a menudo coincidente –las conductas e identidades cívico-nacionales.
fiestas del árbol, los días de la Raza, las conme- Lo cierto es que, salvando las distancias
moraciones y celebraciones patrióticas, son fiel ideológico-políticas y más allá de las circunstan-
reflejo de ello…–, los gobiernos de la Segunda cias políticas envolventes, existe una lógica de
República no sólo no fueron ajenos a la marea fondo común a los procesos de nacionalización/
civilizatoria y nacionalizadora, sino que, como civilización que se produjeron en la escuela es-
no podía ser menos, participaron activamente en pañola durante el periodo de transición entre los
ella. No hay sino leer los discursos de Marceli- modos de educación que aquí estamos conside-
no Domingo, Rodolfo Llopis o Fernando de los rando. La lógica que considera a la escuela como
Ríos, y, aunque no llegara a imponerse como ma- un instrumento y un medio insustituible para la
teria oficial en currículo de la primera enseñan- regeneración social, para civilizar, pacificar y lo-
za, comprobar los esfuerzos que los gobiernos grar la armonía y cohesión social necesarias para
republicanos realizaron para que se estudiara en progresar, la idea de que la escuela ha de inculcar
las aulas la Constitución de 1931 y/o se desarro- el respeto a la ley y a la autoridad como pauta de
llara una suerte de disciplina escolar denominada comportamiento, considerando, además, que tal
Educación Cívica, a imagen y semejanza de la cosa es consustancial al ethos del individuo civi-
Educación Moral y Cívica francesa introducida lizado, están tan presentes en las celebradas Car-
desde los albores de la IIIª República por Jules tillas del Niño Republicano como en los denos-
Ferry (1882). tados libros de Formación del Espíritu Nacional
Durante la larga transición entre los modos o en los polémicos textos de Ética y Educación
de educación tradicional-elitista y tecnocrático para Ciudadanía actuales; a partir de ahí, el amor
de masas (1900-1970) y, en particular, en el pe- a la patria, el apego a las costumbres comparti-
riodo 1918-1960, la literatura y mercadería varia das, la identificación con los símbolos comunita-
destinada a civilizar/nacionalizar a la población rios… se da por añadidura en todos los casos.
escolar adquiere un importantísimo desarrollo: De todas formas, ha de tenerse en cuenta que
en la inmensa mayoría de los libros de lecturas la escolarización del modo tradicional elitista en

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la fase de transición a la que nos estamos refi- su libro, con discutible acierto, como código
riendo (hasta la década de los años 60), todavía de civilización reflexiva. Se trataría de “obte-
muy limitada en el tiempo y segmentada en ra- ner” individuos que, supuestamente, ya no
zón de clase y género, continúa “civilizando” a necesitarían interiorizar y/o naturalizar las
las mayorías… y puliendo, abrillantando y dis- coacciones, socializándose en la aceptación
tinguiendo a los hijos de la minorías. Civilizar armónica de la desigualdad reinante, en la
a los hijos de las clases populares no consiste creencia del imaginario individualista de la
sino en dotarlos de los rudimentos básicos de igualdad de oportunidades y en su subpro-
la cultura y, ante todo, inculcarles un modelo de ducto ideológico más sofisticado y de éxito:
gestión emocional y conductual (higiene, urba- el ethos del becario…
nidad, normas de convivencia y moralización…) Supuestamente, en el nuevo código de
susceptible de garantizar sin estridencias exce- civilidad reflexiva ya no son las determina-
sivas la reproducción del orden social vigente. ciones sociales quienes actúan y modelan al
Si reparamos en ello, esta función social de la individuo, sino que el ideal consistiría en
escuela tradicional elitista sigue nutriendo, en que cada cual se gobierne y autorregule a
gran medida si bien de modo más sofisticado, sí mismo –interiorice de forma consciente y
al actual modo de educación tecnocrático de voluntaria, diríamos, su “estar” en el mun-
masas: repárese si no con estas mismas claves do–. Según esto, esa sociabilidad pacífica y
interpretativas en el auténtico sentido con que respetuosa con el orden burgués y nacio-
se presentan los programas de diversificación, nal, encarnada en el imaginario del buen
integración, acompañamiento, garantía social… ciudadano patriota, que se predicaba en el
destinados al alumnado “residuo” en nuestros código precedente y para cuya consecución
centros educativos del siglo XXI. la escuela se había estimado hasta ahora un
vehículo civilizador imprescindible, habría
perdido buena parte de su sentido. Aparen-
Un apunte final (y apresurado) sobre temente, es como si los postulados sobre los
la encrucijada actual en que nos que durante tiempo había ido edificándose
encontramos el consenso sobre las bondades civilizatorias
de la escolarización de masas… se hubieran
Podríamos afirmar que el objetivo úl- esfumado uno a uno, justamente a partir del
timo de la educación cívica en el modo de momento de su universal e inexorable ex-
educación tecnocrático de masas consiste en tensión a toda la población.
aprender el autocontrol, la autorregulación; Y, sin embargo, la realidad de las cosas
el individuo civilizado por antonomasia es, poco tiene que ver, a mi juicio, con esta apa-
hoy, el que es capaz de autorregularse emo- riencia interesada en presentar a la escuela
cional, afectiva y conductualmente (dicho como una institución social decadente y en
de otro modo: quien ha interiorizado, meta- decadencia. La escuela de masas sigue cum-
bolizado y convertido en habitus las “bridas pliendo un papel relevante en el proceso de
de la conducta”… que ya no se ciñen desde reproducción social y puede afirmarse que
la cuna ni se fijan desde el espacio social, su papel en la inculcación de las conductas
sino que, supuestamente, se atan y desatan y en la construcción de las subjetividades
a merced de las decisiones que el psiquismo se ha reforzado aunque desde parámetros
de cada individuo adopta). y argumentos sustancialmente diferentes a
En efecto, el contexto del modo de edu- los que operaban en España tan sólo hace
cación de masas (con mucha escuela y tiem- treinta años. Dos ejemplos al respecto: en re-
po por delante, con una infancia alargada e lación a la escuela y la redención individual,
infantilizada, con una sociedad de consumo hoy cabe convenir que, aunque casi nada es
masificado y compulsivo, con un contexto posible esperar dentro de ella, menos aún
de capitalismo progresivamente postindu- desde fuera de sus muros; por lo que hace a
trializado y globalizado…) entrañaría la la forja de la conciencia nacional, hoy parece
construcción de un nuevo código de civi- obvio que un acontecimiento deportivo o un
lización que Ampudia de Haro bautiza en concurso televisivo pueden hacer muchísi-

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Tema del año Ciudadanía, políticas de la cultura y usos públicos de la escuela

mo más por nutrir el sentimiento “tribal” e duos condenados a autorregularse en una


identitario que cuatro horas semanales en el sociedad crecientemente desregularizada…
aula de reflexión sobre el patriotismo consti- (valga la aporía). El despliegue de las peda-
tucional, en el improbable supuesto de que gogías “blandas” y psicológicas no es ajeno
tal horror llegara a ocurrir, y, sin embargo, la a ello en absoluto, entre otras muchas cosas,
escuela sigue siendo un espacio de confron- porque tanto han contribuido a diagnosti-
tación ideológica cuando de estos asuntos se car, de forma científica e incontestable, el
trata. fracaso escolar como una anomalía indivi-
Me encuentro entre los que piensan que dual, ocultando para siempre la dimensión
la institución escolar goza de excelente sa- social y política del problema. En la escue-
lud…; lo cual no obsta para reconocer que la de masas, obligatoria y gratuita actual,
se halla en un profundo proceso de revisión financiada y gestionada por el Estado, ya
de sus funciones sociales y de permanente no se mide el rendimiento sino el esfuer-
reubicación de sus discursos y prácticas. La zo del alumno, el proceso que éste sigue, y
supuesta crisis de la escuela y de la escolari- para ello se le evalúa constantemente, se le
zación es una crisis de sentido y de transfor- compara consigo mismo, se le analiza, se le
mación pero no de protagonismo; éste, a mi escruta y vigila, se le tutela…; un alumno
modo de ver, permanece indiscutido. Con puede progresar adecuadamente sin que su
todo, no cabe duda de que la emergencia del nivel de competencia mejore en casi nada…
nuevo código de civilización reflexiva al que ¡Qué más da!; eso, evidentemente, no cons-
antes aludía está empezando a otorgar a la tituye un problema para la inmensa mayo-
escuela y a sus agentes y actores (profeso- ría, abocada a integrarse en una masa de
rado, alumnado, familias), un rol distinto al ciudadanos–residuo “libres” para consumir
que hasta ahora poseía. compulsivamente en la medida de sus po-
Siguiendo las sugerentes ideas deleu- sibilidades5.
zianas en relación con la llamada “sociedad El actual código de civilización reflexiva pri-
de control”, podríamos decir que la escue- vilegia los argumentos psicológicos expresivos
la está renunciando (o ha renunciado ya, y utilitarios, frente a cualesquiera otros; podría
pese a lo que indiquen los preámbulos de decirse que en el actual código de civilidad los
las leyes educativas) a ser una institución argumentos higiénicos, ético-morales, políticos
para la reforma-integración y/o inserción o incluso las razones del Estado pasan a un
social, para ir convirtiéndose, paulatina- segundo o tercer plano, frente al primado
mente, en una institución más de control en del “yo” posesivo. Se supone que la deter-
el marco de una sociedad progresivamente minación “psi”, como trasunto del indivi-
dominada por sofisticadas y escurridizas duo-consumidor en un mercado y sociedad
formas de exclusión y violencia simbólicas. “abiertos”, ha triunfado plenamente como
Una escuela cada vez menos disciplinaria argumento de autoridad. En el nuevo código de
y correctiva, adecuada a la forja de indivi- civilización reflexiva (pos-moderno) se supone

5 Al respecto, me viene a la memoria un texto de Raúl Fernández Vítores (2002), Sólo control. Panfleto contra
la escuela, cuya lectura me resultó en su día sugerente. Rescato algunas notas tomadas cuando lo leí: Para la
mayoría de la población, la escolarización es un tiempo casi muerto y de espera, durante el cual la escuela
es guardería pero también policía, detección y clasificación de las conductas. Un tiempo de prevención y
observación para el Estado, merced al cual orienta sus políticas sociales. La escuela tornase así en calidos-
copio: todo se refleja en ella (inmigración, violencia, peligrosidad, modelos de familia, costumbres, formas
de ocio…). Para la mayoría, tras la escuela sobreviene el trabajo y el residuo, dos caras de lo mismo. El
trabajo sucede a la escuela, desaparecidas tiempo ha otras instituciones socializadoras obligatorias como
el cuartel y la mili, entre la escuela y el curro no hay nada, porque el trabajo, a pesar de su flexibilización,
precarización y desregulación, no ha terminado sus días y además crece, —crece porque se abarata el em-
pleo y además, o precisamente por eso, se feminiza. El análisis, si se quiere necesitado de algunos matices,
me sigue pareciendo lúcido y acertado.

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Con-Ciencia Social

que el autocontrol se adquiere (o no) de forma rotunda ironía de este modo: “Y así sustituye la
individual, flexible, circunstancial y utilitaria. represión por la seducción, la fuerza pública por
El código del “buen ciudadano” ha perdido su las relaciones públicas, la autoridad por la publi-
carácter social, sólido y desinteresado; lo que cidad, las maneras duras por las maneras dulces
para hoy y aquí nos sirve, mañana y allá puede, y espera la integración simbólica de las clases
sin embargo, no sernos de utilidad; de ahí que, dominadas más de la imposición de necesidades
como indicaba al principio de este texto, las bri- que de la inculcación de normas”6.
das de la conducta ya no se “ciñen” –ni desde la En el nuevo código que comentamos, si de
cuna ni desde la escuela– sino que se atan y se civilidad hablamos, se trata de aplicar la lógica
desatan a conveniencia y gusto del yo-consumi- del feliz consumidor en un mercado sin fron-
dor…; del mismo modo que han perdido valor teras: la satisfacción del propio interés pasa al
las “buenas maneras”, entendidas como formas primerísimo plano de los argumentos psicoló-
externas y universalizables (el aseo, la compos- gicos de raigambre utilitaria –presuponiendo,
tura, determinadas formas de vestir… el control obviamente, que el interés individual, como
de las emociones y pulsiones), la identidad de la el deseo, no son sino pulsiones del psiquismo
ciudadanía también se hace evanescente, se vo- interno, asimismo autorregulables–7. Ante esta
latiliza, se disuelve en una suerte de primado del situación, –los moralistas la llaman “pérdida de
“descontrol reflexivo”. O sea, cada uno sabe o valores”, o “triunfo del relativismo” o, simple-
debería saber hasta dónde puede llegar, en cada mente, “argucias del Maligno”…– a menudo
momento y situación, en la autorregulación de la escuela se encuentra “sola” en su lucha por
las emociones, las pulsiones, las pasiones, la ex- “imponer” el autocontrol (incomprendida unas
teriorización de sentimientos… incluso en la ex- veces, alentada otras), el deber ser kantiano…;
hibición del propio cuerpo, etc. Pierre Bourdieu en el fondo, a nadie le importa demasiado que
lo supo ver y analizar con singular perspicacia la escuela “e-duque” porque, de hecho, todos
cuando se aproximó al fenómeno del ascenso sabemos que lo hace, que lo sigue haciendo y
social de los nuevos agentes (médicos, dietistas, que lo hace, además, en la dirección “correcta”.
modistos, publicitarios, periodistas…) encarga- En realidad, todo se sustancia en un juego de
dos de la construcción social del “gusto” y de espejos, en un gran trampantojo, en el gran tea-
los patrones de normalidad como conformadores tro del mundo, que tanto recuerda al imaginario
de los estilos de vida propios de las diferentes barroco al que antes aludí. Ni Adam Smith pudo
clases sociales…; el sociólogo francés concluía soñar siquiera un horror semejante; Ampudia
de su análisis que acaso estábamos asistiendo de Haro señala que los conocidos manuales de
a profundas transformaciones en los modos de autoayuda (self-help) estarían, entre otra sublite-
dominación y control social y lo expresaba con ratura actual sobre las “buenas maneras”, tras la

6 Bourdieu (1988), La distinción. Criterio y bases sociales del gusto. La edición original francesa, en Minuit, data
de 1979 y es la citada por J. Varela, en la edición y comentario de la obra de Erasmo de Rotterdam (2006),
p. 110.
7 Este tipo de argumentos da cuerpo y razón a considerar legítimas (por naturales) ciertas formas de descon-

trol juvenil como el botellón, el ocio nocturno, los deportes de riesgo, el graffiti, la exhibición pública de
emociones e impulsos… que otrora hubieran resultado censurables o controvertidos y que en el momento
actual cada vez resulta más dificultoso afear: la violencia, la sexualidad, la intimidad, la subjetividad de
la persona han dejado de ser áreas opacas… Obsérvese que la escuela hoy es aún muy renuente a admitir
ciertos tipos de desinhibición que, sin embargo, se derivan de códigos de civilización perfectamente admi-
tidos en los medios de comunicación, por ejemplo. Gran parte de los llamados problemas de convivencia
en los Centros rara vez son analizados desde estas claves explicativas. Habría que preguntarse seriamente
por el papel que la escuela puede desempeñar y/o se le atribuye hic et nunc como instrumento civilizador,
en este contexto; en todo caso, parece claro que se trata de un rol ambivalente y extremadamente aporético,
es en momentos de crisis y encrucijada cuando más se pone de manifiesto el carácter ambivalente y contra-
dictorio de las instituciones sociales. En ocasiones parece que se pretenda de ella una suerte de contrapeso
civilizatorio ante el primado de tanta errática subjetividad; si bien en otras parece alimentarse exactamente
la sensación contraria.

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Tema del año Ciudadanía, políticas de la cultura y usos públicos de la escuela

forja de ese modelo de individuo mercantilizado ELÍAS, N. (1993). El proceso de la civilización. In-
que se autorregula para consumir y poseer más y vestigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. Ma-
mejor, con el fin de obtener una suerte de felici- drid: FCE, 1ª reimpresión.
dad vital que resulta de la combinación de éxito FERNÁNDEZ VÍTORES, R. (2002). Sólo control.
y bienestar psíquico. Panfleto contra la escuela. Madrid: Editorial Pá-
En tal tesitura, no queda más alternativa que ginas de Espuma.
resistir a la “gran horterada” que nos acecha, MORENO LUZÓN, J. (ed.) (2007). Construir Espa-
sabiendo que buena parte de sus letales efectos ña. Nacionalismo español y procesos de nacionali-
acaso operen ya en nosotros mismos, probos zación. Madrid: Centro de Estudios Políticos y
ciudadanos europeos del siglo XXI, ¡sin que nos Constitucionales.
hayamos apercibido de ello…! QUIROGA FERNÁNDEZ DE SOTO, A. (2008). Ha-
ciendo españoles. La nacionalización de las masas
en la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930).
Madrid: Centro de Estudios Políticos y Cons-
REFERENCIAS titucionales.
ROTTERDAM, E. de (2006). De la urbanidad en las
AMPUDIA DE HARO, F. (2007). Las bridas de la maneras de los niños. Traducción y presenta-
conducta. Una aproximación al proceso civilizato- ción de Agustín García Calvo; edición y co-
rio español. Madrid: CIS/Siglo XXI. mentario de Julia Varela, 2ª edición, Madrid:
BOURDIEU, P. (1988). La distinción. Criterio y bases MEC-CIDE.
sociales del gusto. Madrid: Taurus. Edic. orig. URÍA, J. (2008). La España liberal (1868-1917). Cul-
francesa en Ed. Minuit, 1979. tura y vida cotidiana. Madrid: Síntesis.

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Con-Ciencia Social, n. 12 (2008), pp. 21-29

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