Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
net/publication/285049750
CITATIONS READS
14 806
1 author:
Napoleon Murcia
University of Caldas
75 PUBLICATIONS 299 CITATIONS
SEE PROFILE
Some of the authors of this publication are also working on these related projects:
All content following this page was uploaded by Napoleon Murcia on 01 December 2016.
La escuela como
imaginario social.
Apuntes para una escuela
dinámica*
The school as a social imaginary.
Notes for a dynamic school
Resumen
En una síntesis de los estudios realizados durante los últimos cinco años
por el grupo Mundos Simbólicos: Estudios en Motricidad y Educación, el
texto muestra rotundas permanencias de las prácticas y discursos en la
escuela y su imbricada relación con los imaginarios sociales; perspectiva
desde la cual se hace un análisis crítico de los abordajes al respecto, en
tanto se asumen desde las superficialidades de los imaginarios segundos
o subyacentes, razón que dificulta su comprensión y posibilidad de proyec-
ción. Se propone una salida que considera comprender los imaginarios que
hacen posible la escuela, buscando aquellos instituyentes y radicales que
m
- Cinde. Estudiante del Posdoctorado en Narrativa y Ciencia de la Universidad Santo Tomás
- Universidad Nacional de Córdoba. Correo electrónico: napo2308@gmail.com
53
Napoleón Murcia Peña
Palabras clave
Escuela dinámica, imaginarios sociales, construcción social de la escuela, escuela como escenario
simbólico, escuela como imaginario social.
Abstract
A summary of the studies conducted in the past five years by the group Symbolic Worlds: Studies on Motor
Skills and Education (Mundos Simbólicos: Estudios en Motricidad y educación), shows the continuing
significance of practices and discourses for the school and their overlapping relationship with the social
imaginaries. This perspective is the basis for a critical analysis of how the topic is addressed since such
social imaginaries areassumed based on the superficiality of the secondary or underlying imaginaries,
which makes its comprehension and possibility of projection difficult. A solution for comprehending the
imaginaries that make a school possible is proposed, with the objective of looking for those instituting and
radical imaginaries that promoteeco-auto-organization, in order to make them true imaginaries instituted
by society and the foundation for the agreements on a new school.
Keywords
Dynamic school, social imaginaries, social construction of a school, the school as a symbolic scenario,
the school as a social imaginary.
Résumé
La synthèse des études menées pendant les cinq dernières années par le groupe Mondes Symboliques:
Études en Motricité et Éducation, montre la permanence catégorique des pratiques et des discours à
l’école et leur relation, très proche, avec les imaginaires sociaux; perspective depuis laquelle est faite une
analyse critique de ses approches, puisque l’on assume les superficialités des imaginaires secondes
ou sous-jacents, ce qui rend plus difficile leur compréhension et leur possibilité de projection. Une issue
visant à comprendre les imaginaires qui font possible l’école est proposée, cherchant ceux qui sont
instituants et radicaux et encouragent des processus auto-éco-organisés dans le but de les positionner
en tant que vrais imaginaires institués par le social, et depuis lesquels les accords d’une nouvelle école
puissent être bâtis.
Mots-clés
École dynamique, imaginaires sociaux, construction sociale de l’école, école comme scénario symbo-
lique, école en tant qu’imaginaire social.
54
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
m
2011). En esta consideración es importante tener en cuenta
extender sus redes a las nacientes naciones del la existencia de diferentes dimensiones del imaginario: el
nuevo continente liberadas del dominio europeo; imaginario instituido, instituyente y radical.
55
Napoleón Murcia Peña
Con esta consideración está de acuerdo Tiramonti Lo que se nota es que ni la escuela construyó un saber
(2005), cuando analiza la escuela en la encrucija- propio, ni la pedagogía constituyó la escuela. Las
da del cambio epocal: contenidos no eran descriptivos o imperativos, no
hablaban de los reglamentos o asignaturas, más bien
El modelo societario con que se organizaron las hablaban de un ser (Álvarez, 1995, p. 60).
sociedades latinoamericanas desde fines del siglo XIX
hasta avanzada la segunda mitad del siglo XX tuvo La sociedad, asumiendo estas convicciones
al Estado como protagonista […] El sistema que se
y creencias sobre el mundo y el ser humano,
constituye a fines del siglo XIX y principios del XX
creó un esquema de acuerdos funcionales para
reconoce en el Estado nacional su principal referente
hacer una institución que pudiera llevar a cabo
material y simbólico tanto para la administración,
la gestión y el financiamiento de las instituciones las aspiraciones que se habían trazado. Desde
escolares, como para la provisión de un sentido que las significaciones imaginarias3 que los movían
se pretendía universalista y que expresaba en clave en el contexto histórico-social, generaron y san-
nacional la “cultura civilizada” (p. 892). cionaron acuerdos sobre el teukhein y legein
social, sobre esas formas de ser/hacer, decir/
representar social4.
Desde esta perspectiva de consolidación, en la
escuela latinoamericana y particularmente colom-
En este marco de análisis, las teorías sobre la
biana, las creencias y convicciones sobre el ser
educación no fueron significativas, pues sobre
humano que se debería formar, sobre sus relacio-
ellas no existían fuerzas o creencias que cruzaran
nes con el mundo social y natural evocaban un
las acciones e interacciones de las personas del
ser de libertades definidas desde la racionalidad
reciente Estado-nación constituido; en cambio,
práctica y técnica; un ser humano que debería
existían potentes motivadores, convicciones y
hacerse para servir a las causas de lo social, en
una constante relación con el papel de la sociedad
en la construcción del ser humano. 3 Se hace referencia a las significaciones imaginarias como
una entidad relacionada con los imaginarios, en tanto los
En Colombia, la fuerza de estas convicciones, refiere o comunica, y en consideración de que no todas
las significaciones son imaginarias: algunas devienen del
creencias y motivaciones generaron una institu- mundo ensídico y, por tanto, son racionales o sustantivas.
ción: la “escuela”, que atendería estos imaginarios Pese a que es conveniente considerar que las significa-
sociales y formaría para la producción y consolida- ciones siempre subsumen la realidad empírica, algunas
de ellas solo se construyen con base representacional
ción del Estado-nación. Efectivamente, no fueron objetiva, o sea, siempre tienen un punto de referencia,
las teorías pedagógicas o el saber propio de la presentan de otra forma algo ya dado. Otras, en cambio,
escuela lo que la determinó: ella se creó aten- las significaciones imaginarias, no tienen punto de refe-
diendo a esas fuerzas de los imaginarios sociales rencia objetivo o racional, son del orden de lo espiritual,
asumiendo el término de Cassirer, en tanto proyección
ya instituidos2, devenidos de las condiciones de meramente subjetiva de lo ensídico (Cassirer, 1971, 1976;
posibilidad que la época imprimió en cada uno Moscovici, 1979; Castoriadis, 1983; Todorov, 1991; Murcia,
de los colombianos: 2011; Durand, 1968, 1981; Tylor, 2006).
4 Castoriadis (1989, pp. 122, 329) asume que las sociedades
crean para sí mecanismos funcionales que son considerados
2 Los imaginarios presentan diferentes niveles de concreción: como verdaderas instituciones que les permiten efectiva-
unos son radicales en tanto origen y raíz de algo, otros mente sobrevivir. Estos mecanismos se construyen sobre la
son instituyentes toda vez que se constituyen en motores base de las significaciones imaginarias sociales y responden
de la institución de lo social, y otros son instituidos, pues a ellas, en términos de las formas de ser/hacer (teukhein)
devienen del reconocimiento y posesionamiento social. El y decir/representar (legein). Estas formas funcionales de
imaginario radical-social instituyente no crea imágenes, representar los imaginarios no son operaciones mecánicas
aunque sí símbolos y formas, significaciones e instituciones, ni del todo autónomas, pues se transforman constantemen-
las dos siempre solidarias; es, en realidad, promulgación de te, en la medida de la transformación de las significaciones
lo que será, y en tal sentido es referente y forma referente, imaginarias sociales, y en ellas se funde la experiencia y la
es constitución de lo nuevo, de lo no representable pero creación, la particularidad psicosomática y el acuerdo y
factible de ser organizado (Castoriadis, 1983, p. 327). desacuerdo sociales.
56
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
creencias acerca de la importancia del saber En este sentido, el imaginario social es el que
ilustrado o de la preparación técnica para la pro- empuja a los grupos humanos a construir sus
ducción y la guerra. instituciones; pero para que ello sea posible, se
requieren algunas condiciones en el imaginario
En la sociedad, dice Castoriadis (1983), “la ins- por posesionar socialmente: las convicciones,
titución es una red simbólica, socialmente san-
motivaciones y creencias/fuerza deben estar
cionada, en la que se combinan, en proporción
cimentadas en lo social, a tal punto de que sean
y relación variables, un componente funcional y
verdaderos símbolos de orientación grupal;
un componente imaginario” (p. 227). Además, al
deben cumplir con eso que Moscovici (1986)
igual que en los imaginarios hegemónicos que
ha denominado el “anclaje social”5, una de las
impulsaron el Estado-nación y desde los cuales
se instauró la escuela en Colombia, el proyecto características centrales en la consolidación de
de “ser humano integral” que había pretendido representaciones sociales y, por consiguiente, un
Dafeltre no estaba en las significaciones imagina- tipo particular de representación que está aso-
rias sociales, pues en ellas prevalecía la idea de ciado a los imaginarios propiamente instituidos:
un ser que respondiera a las demandas sociales y, las representaciones simbólicas.
por tanto, inicialmente fuera obediente a las leyes
y mandatos divinos definidos por la educación Estas tres categorías sociales soportan similares
religiosa, y posteriormente fuera altruísta en su condiciones en su configuración: la objetiva-
devenir patriota y sabio en su comportar científico. ción y anclaje en las representaciones sociales
Para ello, la formación de otras dimensiones no (Moscovici, 1986); la naturalización de los símbo-
era necesaria y, por consiguiente, los acuerdos los y significados en el grupo social; las formas
sancionados respecto de las formas de ser/hacer de ser corriente en los imaginarios instituidos
en la escuela y de decir/representarla no conside- (Castoriadis, 1997, pp. 133-156) y la práctica cultu-
raron el ser lúdico, alegre, dinámico, creativo que ral y permanencia temporal en las construcciones
cinco siglos antes se había previsto. simbólicas (Cassirer, 1971, 1976).
En este breve análisis, la pregunta central respec- 5 En primer lugar es importante comprender que los
to a la escuela puede sintetizarse del siguiente imaginarios sociales, las representaciones sociales y las
modo: ¿por qué no fueron las teorías propias de construcciones simbólicas son tres dimensiones del mundo
social y humano fuertemente articuladas y que pese a sus
la escuela y la educación las que la definieron particularidades, es imposible analizar la una sin considerar
en Colombia? ¿Por qué perspectivas que habían la otra. Como un magma, en las construcciones sociales se
tenido gran acogida en Europa, como la casa funden estas tres dimensiones, haciendo de cada una el
fluido magmático que las articula. Asumir los imaginarios
quioiosa de Dafeltre a mediados del siglo XV, los desde la lógica de Castoriadis permite no solo comprender
postulados de la didáctica magna de Comenio a estas complejas relaciones, sino ver sus particularidades.
finales del siglo XVI o los tratados de Rousseau Como las significaciones sociales, las representaciones so-
ciales se pueden constituir desde la referencia ensídica del
a mediados del XVIII, no fueron centrales en las mundo, esto es, tomando sus bases objetivantes o racionales,
definiciones de la escuela en Colombia? pero también desde la referencia no ensídica o imaginaria,
en cuyo caso nos estaremos refiriendo a las representaciones
La institución histórico-social es aquello en y por lo estrictamente simbólicas (Murcia, 2011, pp. 100-103). En
segundo lugar, la naturaleza de las representaciones sociales
cual se manifiesta lo imaginario social. Esta institución tiene unas particularidades reconocidas por Moscovici
es institución de un magma de significaciones, como la objetivación y el anclaje; la primera es una condi-
las significaciones imaginarias sociales. El sostén ción en la cual la representación, sea teórica o sustantiva,
representativo participable de esas significaciones debe constituirse en cuerpo observable. La segunda, y una
vez constituido ese cuerpo representativo del fenómeno,
–al cual, bien mirado, no se reducen, y que puede ser
m
objeto o teoría, debe consolidar un marco de referencia
directo o indirecto– consiste en imágenes o figuras […] y práctica social fuertemente anclado a las costumbres
(Castoriadis, 1989, p. 122). (Moscovici, 1986, pp. 481-498).
57
Napoleón Murcia Peña
Lo anterior define la posibilidad remota de que Castoriadis (1983) lo advierte, cuando afirma que
las teorías educativas existiesen como fuerzas, “la alienación es la automatización y el predominio
convicciones, creencias y motivaciones de la épo- de la institución relativamente a la sociedad […];
ca para crear la escuela como institución social no reconoce en el imaginario de las instituciones
aportante a los intereses más sustantivos de la su propio producto” (p. 228). También lo afirma
sociedad colombiana del siglo XIX. Shotter (1993) al referir cómo desde los discursos
ya estructurados nos metemos en un hábito de
Decididamente, es en el marco de estos esque- pensamiento y caemos en un “entrampamiento”
mas de inteligibilidad creados, devenidos del del cual difícilmente podemos salir; por eso, cuan-
cúmulo de significaciones imaginarias, donde do hacemos los análisis, los realizamos desde ese
se producen también los dispositivos sociales hábito de pensamiento creado: creamos “mitos
para lograr su realización. Los dispositivos crea- sobre nosotros y el mundo, y desde esos mitos
vemos y estudiamos el mundo” (p. 49).
dos para hacer posible esa escuela imaginada
correspondían a ese cúmulo de significaciones
Dadas estas consideraciones se hace evidente,
imaginarias sociales hechas figuras, imágenes o en primer lugar, que la escuela es un producto de
símbolos (reglamentos, programas); todos ellos la dinámica propia de lo social; en segundo lugar,
inspirados en ese fuerte contexto de realización lo que posibilitó que los imaginarios hicieran parte
sociocultural que se estaba gestando en una de las rejillas de significación imaginaria social
época que prometía condiciones de mejora social que definieron las formas funcionales del ser/
y política. hacer y decir/representar la escuela en Colombia
fue la capacidad que esas significaciones habían
La fuerza creadora de lo social se ve, de alguna logrado para posesionarse como fuerza instituyen-
manera, menguada por los sesgos impostados te, mediante representaciones simbólicas con una
por unos imaginarios hegemónicos (Castoriadis, gran base de proyección social; en tercer lugar, la
1983). Eso llevó a que la escuela, en su origen, escuela se constituyó desde una base imaginaria
tomara como referencia las formas ya descritas, funcional-racionalista, en la cual lo válido como ser
sin acoger las reflexiones que deberían ser propias humano estaba en la capacidad para hacer y pro-
de la educación y sus procesos. ducir y en la capacidad de representar y domeñar
el mundo desde sus posibles leyes.
Así como los imaginarios son creación, bien como
fuerza instituyente de lo social o como invención
psicosomática radical, su institucionalización im- La escuela como institución
plica en sí un declive de esta movilidad creativa. La imaginaria social
naturalización de las convicciones, motivaciones
y creencias/fuerza hacen que lo que antes era Efectivamente, la escuela en Colombia parece
una fuerza creadora, se establezca ahora como tener su asiento en las bases racionales de la
un mandato social, como una fuerza que se ejer- Europa ilustrada y en la posterior perspectiva
ce sobre los esquemas sociales para hacerlos industrial; dos imaginarios centrales6 en torno
inamovibles. Por eso, cuando se institucionaliza
un imaginario, este hace parte del mundo de la 6 Castoriadis (1989) cuando da razón del “modo de ser de
las significaciones imaginarias sociales” (pp. 322-340),
vida, se vuelve común, no se cuestiona; solamente
considera que en el cosmos social existen dos tipos de signi-
se toma como base para las representaciones ficaciones: las significaciones primeras y las significaciones
simbólicas y los acuerdos funcionales, llegando marginales o segundas. Ambas definen la cosa sustantiva
como concepto y la cosa percibida como representación;
a desconocer que ellos son, justamente, producto pero una de ellas se constituye como eje de realización y
de esa dinámica creadora. provisión de posibilidades sociales, una de ellas se erige
58
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
m
sociedad dada: “conforman algo así como un núcleo de
sentido, un estructurante último de la vida social que da competidor” en este escenario del mercado, la
contenido y sentido a todo lo demás” (Cristiano, 2009). producción y el consumo.
59
Napoleón Murcia Peña
60
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
En estudios realizados sobre los imaginarios de la debilidad del otro”, requerir, increpar e incluso
estudiantes y profesores universitarios, en los maltratar al otro cuando no gana, seleccionar
cuales se pretendía comprender la dinámica de solo a los más fuertes, premiar a los vencedores
los imaginarios sociales respecto a la educación e ignorar a los que no vencen (viéndolos como
superior, se muestra la potencia de los esque- perdedores).
mas de inteligibilidad social construidos desde
unos imaginarios instrumentales, de formación Los dispositivos de los juegos se organizan
técnica y profesionalizante. Estos imperativos se de acuerdo con este imaginario central. Los
evidencian en la violencia simbólica (Bourdieu) escenarios de “competencia”, los centros de
reflejada en las formas de evaluación de los es- “concentración de los deportistas”, las premia-
tudiantes y maestros, en las sistemáticas formas ciones y las distinciones de la prensa respecto a
de desconocimiento del papel intencional del las delegaciones más o menos destacadas, los
estudiante y su reducción instrumental a cantidad éxitos de un dirigente deportivo, etc., dejan en la
de “matriculados”, en la reducción de la calidad más absoluta opacidad aquellos otros aspectos
a la producción y “cantidad de formación”, en que se dan en los juegos y que podrían ser de gran
la calidad científica medida por la cantidad de ayuda en la formación de las dimensiones propias
productos. Estas formas funcionales de organi- de la auto-eco-organización, de la alteridad y de
zar la universidad hacen que las aspiraciones de la formación transhumana.
algunos pocos maestros y estudiantes respecto
Pese a ello, se evidencian con gran fuerza unos
a constituir la universidad como eje de desarrollo
imaginarios instituyentes y radicales que proyec-
social, auto-eco-organizado y de reconocimiento
tan en sus aspiraciones la idea de que los juegos
de la alteridad sean tan solo discursos matizados
intercolegiados son un escenario de formación para
de esperanza8.
la vida, para el mejor desempeño cotidiano, para el
En otro estudio realizado por el grupo sobre los reconocimiento del otro y lo otro como posibilidad
juegos intercolegiados de 2008 en Armenia, cuyo de ser mejores seres humanos; imaginarios que
propósito era reconocer los imaginarios que las están en los discursos desprevenidos de los asis-
comunidades de los juegos intercolegiados cons- tentes, de los padres y acompañantes, incluso en
truyen respecto a estos y la formación ciudadana, los discursos de sus protagonistas directos: los
se precisa la relevancia de unas prácticas sociales entrenadores, estudiantes-deportistas y jueces.
fuertemente instrumentalizadas, construidas des- Sin embargo, tales imaginarios no han logrado
de unas significaciones imaginarias sociales y fun- su realización en las prácticas sociales9.
damentadas en la competición de tipo darwiniano:
En otros estudios desarrollados por el grupo en
la selección del más fuerte. Todas las prácticas de
relación con las escuelas de formación deportiva en
los juegos intercolegiados se realizan desde el
Caldas, se evidencian claramente los esquemas de
imaginario central de competencia selectiva y con
inteligibilidad de los maestros, centrados en prác-
este, desde otros imaginarios subsidiarios como
ticas discriminatorias y con el propósito de formar
el “ganar, por encima de lo que sea”, “aprovechar
técnicamente para la competencia selectiva que
requiere el deporte de práctica. El macroproyecto
actores sociales y escritos por los investigadores de varios
departamentos de Colombia. Estos pueden verse en: Murcia “Escuelas de Formación Deportiva con Sentido
et ál. (2005); Murcia, Portela y Orrego (2005); Camacho et Ciudadano” busca reconocer las prácticas y dis-
al. (2005): López, Zuluaga y Jaramillo (2007); Forero et al. cursos sobre formación ciudadana, en el marco
(2005); Hurtado et al. (2005); Murcia y Jaramillo (2005).
del sentido que las comunidades le otorgan a esta
8 Algunos resultados han sido publicados en diferentes
m
fuentes, revistas y textos: Murcia (2006); Murcia, Sánchez y
Candamil (2006); Murcia (2008); Murcia, Murcia y Murcia 9 Los resultados del estudio se pueden apreciar en Murcia et
(2009); Murcia, Pintos y Ospina (2009); Murcia (2011). al (2008); Murcia y Orrego (2009); Murcia y Melo (2011).
61
Napoleón Murcia Peña
en las escuelas de formación deportiva. En los pri- el aprender a aprender, no disponen de directrices
meros hallazgos se encuentran que las categorías ni de una cultura que lleve a tales propósitos.
de gran peso para las comunidades respecto a la
formación ciudadana están ligadas a sus contextos En un estudio de particular importancia dirigido
cercanos; esto es, para las zonas cuyos problemas por el grupo, dado que se realizó por varios gru-
son de violencia intrafamiliar, las categorías que pos de investigación en Manizales bajo la figura
tienen relación con el respeto, la convivencia y la “Red Suma” –red constituida por la Universidad
tolerancia se edifican como aquellas que, en tér- de Caldas, Universidad de Manizales, Universidad
minos de las comunidades, deben ser abordadas Católica, Universidad Nacional de Colombia sede
por los diferentes procesos educativos10. Manizales y Universidad Autónoma–, se buscó
definir los factores asociados al aprendizaje
Se reconocen también unos imaginarios centrales colaborativo en Caldas y se encontró que las
configurados en las convicciones y creencias/ dinámicas de los imaginarios sociales en las ins-
fuerza de la competición y el rendimiento (en tér- tituciones estudiadas se organizan en el marco de
minos de preparación técnica), en tanto propósito las comunidades de práctica: no es tan importante
de gran valor para el triunfo y el ascenso social para el éxito o fracaso de un proceso escolar11
mediante el deporte. el dominar las técnicas del modelo propuesto,
sino que lo central en este tipo de procesos es
En una lógica de estas, los esquemas de inteligi- construir una comunidad cuyos imaginarios estén
bilidad no son otros que aquellos que favorecen centrados en similares convicciones y creencias,
la discriminación, la selección del más fuerte y pues desde estas se construyen los dispositivos
hábil, el desarrollo de habilidades y destrezas necesarios para que la comunidad lleve a cabo
mediante la mecanización del gesto técnico. Sin acciones e interacciones que aseguren el éxito de
embargo, como en el estudio sobre los juegos las propuestas acordadas12.
intercolegiados, en estos resultados se dejan
ver unos imaginarios radicales-instituyentes que En estudios similares sobre la educación en
proponen otras alternativas: unas posibilidades frontera, como el desarrollado por Taborda et ál.
centradas en la necesidad de que en las escuelas, (2011), se hacen evidentes las formas violentas
el niño y la niña se preparen para la vida, para la que dominan los procesos de enseñanza en
alegría y para afrontar con seguridad las necesi- las escuelas wayuu. En el estudio de Camargo
dades propias de cada zona en términos de la (2009) se muestra que en la dinámica misma de
formación ciudadana. la historia social colombiana hay declives que
hacen de la escuela un escenario de exclusión
Estos imaginarios solo están en los discursos de y discriminación. De igual forma, las denuncias
las comunidades, incluso en los de aquellos que realizadas en Latinoamérica en los hermosos
generan los procesos prácticos guiados por los
imaginarios de competencia selectiva. Estos re- 11 El estudio se realizó con los once colegios inscritos, a la fecha
sultados de las incoherencias entre los discursos de la investigación, en el programa Escuela Activa Urbana,
dirigido por la Fundación Luker. De estos colegios, la comu-
y las prácticas sociales en la escuela coinciden nidad educativa seleccionó dos en los que se realizaban los
con los resultados encontrados por Abello Correa mejores procesos de aprendizaje colaborativo, y uno en el
(2009), quien en su estudio muestra cómo las ins- que, a su entender, se presentaban los mayores obstáculos
para el avance de tal proceso. Los factores asociados a este
tituciones, pese a tener dispuesto en su discurso tipo de aprendizaje se presentaron en todas las instituciones.
La relevancia dada a estos factores no es definida, pues
10 La información al respecto se ubica en el primer artículo algunos coinciden entre las instituciones educativas y sus
publicado por Betancur y Murcia (2011) y en las tesis de diferencias no son significativas.
maestría de Trujillo y Sanabria (2011), Montes (2011) y 12 Los resultados generales del estudio se pueden encontrar
Barbosa (2011). en Murcia et al. (2011) y en próximas publicaciones.
62
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
m
desarrollando, en Argentina, una propuesta: que está desarrollando Duek (2007) sobre las rela-
“La comunicación familia-escuela: hagamos un ciones del juego y la televisión, en una perspectiva
63
Napoleón Murcia Peña
novedosa de asumir el mundo simbólico de am- niño terminara sus estudios, habría un caudal de
bos a partir del análisis de cómo los consumos conocimientos cuatro veces mayor al actual y se
televisivos guían los juegos de los niños y niñas. iría multiplicando en la medida del tiempo.
Igualmente están los desarrollos sobre didáctica
para la formación del pensamiento crítico que en Martín-Barbero (1987) lo refería desde las nuevas
Colombia viene impulsando Tamayo (2009), o los sensibilidades, en la polifónica voz del tránsito
trabajos desarrollados por el Centro Internacional de las nuevas generaciones de los medios a
de Educación y Desarrollo Humano (Cinde) sobre las mediaciones. García Canclini (1995, 1990)
niños y niñas formadores y formadoras de paz. así lo expresó al referirse a las culturas híbridas
de nuestra época, cuando analiza las relaciones
Muchas propuestas se desarrollan desde las simbólicas que aposentan los consumidores y
lógicas impulsadas por el Estado, en particular que cambian constantemente a la velocidad de
aquellas que buscan seguir potenciando las for- los mercados; problema que también aborda en
maciones instrumentales estimuladas por la lógica el análisis profundo sobre la hibridación de las
de las competencias. Para citar tan solo una de culturas y sus mestizajes, en particular las lati-
ellas, referenciamos a Calvo (2003), que busca noamericanas, en sus múltiples estudios sobre
la formación de competencias sociales como “el las culturas mexicanas.
camino para la paz”. Su perspectiva se apoya en
las recomendaciones de la Unesco-Cepal (1991, En la escuela, estas influencias han sido analiza-
citado en Calvo, 2003, p. 71), en las cuales se das por autores como Giroux (1996) en Placeres
asume que la educación y el conocimiento son inquietantes, donde hace un análisis especial de
el “eje de la transformación productiva con equi- la escuela y sugiere un título sugerente y fuerte:
dad”, y en las perspectivas de aprendizaje social “Escuelas para la vergüenza: la reducción gradual
cognitivo de Bandura: la mayor parte de nuestras de la educación pública”. En este trabajo muestra
conductas sociales las adquirimos viendo cómo la descomposición de la escuela norteamericana
“otros la ejecutan: el modelado sirve no solo para en el marco de las discriminaciones cada vez ma-
adquirir conductas nuevas […], sino incluso para yores y de la influencia absorbente del mercado.
inhibirlas” (citado en Calvo, 2003, p. 73). Las coincidencias con la escuela colombiana son
tajantes y sorprendentes
64
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
m
instituidas, que le dan soporte a sus esquemas lo restringido. Estos acuerdos se plasman en
de inteligibilidad social, los cuales se configuran los proyectos educativos institucionales y en los
65
Napoleón Murcia Peña
reglamentos y manuales de convivencia. Estos son las representaciones que las comunidades
acuerdos son, en realidad, esquemas de inteli- educativas hacen de sus convicciones, motiva-
gibilidad social, en tanto permiten comprender ciones y creencias/fuerza, operacionalizadas en
las acciones e interacciones; pero, además, son proyectos, reglamentos y manuales.
esquemas de plausibilidad social, pues solo en
ellos son válidas estas acciones e interacciones Esto trae consigo una importante consideración
(Pintos, 2003, 2005). práctica: lo que moviliza a las personas a ser,
hacer o decir algo no es el acuerdo funcional
De esta forma, si dentro de los acuerdos funcio- mismo, sino la convicción, motivación, creencia/
nales se exige el orden, se castiga la desobe- fuerza que lo lleva a asumir ese reglamento como
diencia o se premia la excelencia, las acciones e posibilidad. No es posible, entonces, cambiar
interacciones de los actores de esta comunidad las formas de operar incidiendo directamente en
educativa se desarrollarán de acuerdo con estos ellas, pues así se busquen otras formas, las con-
esquemas, pues no solo en este marco será com- secuencias prácticas seguirán siendo iguales. No
prendido lo que hacen o dejan de hacer, lo que es transformando los acuerdos funcionales como
dicen o dejan de decir, sino que estas acciones y se transforma una realidad social, porque estos
discursos serán validados como pertinentes por acuerdos son solo el reflejo de unos imaginarios
la comunidad que los sancionó previamente. que los sostienen. Aunque se cambie en la es-
cuela la forma de evaluación, si las convicciones y
Pero, ¿cómo se transforman estas acciones e creencias sobre el valor técnico y competitivo de la
interacciones de las comunidades? En la mayoría educación no se transforman, cualquier forma de
de los casos, como lo señala Castoriadis (1997, evaluación apuntará a satisfacer este imaginario.
p. 133), se habla de la “imaginación segunda”, o
sea, aquella imaginación que siempre es repro- Esta podría ser la razón que explique por qué la
ductiva, representativa de algo o alguien, pues las escuela colombiana no se ha logrado transfor-
formas de concebir el mundo desde las lógicas mar, pese a los múltiples llamados de la sociedad
identitarias o conjuntistas (lógicas hegemónicas) y de la época. Si las significaciones imaginarias
han llevado a creer que lo que se ve es lo único sociales siguen aferradas a la convicción de
válido como realidad. que la única forma de superar los problemas de
nuestra sociedad es formando mano de obra téc-
Lo que vemos como realizaciones sociales o nicamente calificada, si se sigue creyendo que la
como proyecciones posibles solo son el reflejo única forma de asumir la realidad es preparando
de unas entidades mucho más profundas y para un mercado de la competencia, la produc-
complejas que, en realidad, son las que mo- ción y el consumo, si continúa el convencimiento
vilizan a los seres humanos a generar estas de que la escuela es la delegada para formar
representaciones sociales. Los imaginarios esas personas técnicamente “bien preparadas”
sociales son esas entidades que se configuran y con las capacidades necesarias para afrontar
como fuerzas de realización y creación social y ese mercado competitivo, entonces las formas
que acuden a las representaciones simbólicas de operar la escuela nunca podrán tener otra
para manifestarse. Por eso, lo que vemos como posibilidad. Así, los acuerdos siempre estarán
acuerdos sociales, como esquemas funcionales cifrados en adoptar las mejores herramientas
en la escuela, desde los cuales las comunidades para lograr hacer posible estos imaginarios,
educativas desarrollan sus acciones o interac- los dispositivos siempre serán adecuados a estas
ciones, no son otra cosa que el resultado de un significaciones imaginarias y las prácticas de los
conjunto de significaciones imaginarias sociales: agentes educativos estarán atendiendo a estas
convicciones, creencias y motivaciones.
66
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
m
se como instituido implica en sí mismo clausuras, paz. Educación y Educadores, 6(6), 69-90.
tal como lo manifiesta Castoriadis y Shotter. Bogotá: Universidad de La Sabana.
67
Napoleón Murcia Peña
Camacho et ál. (2005). El imaginario del adoles- García Canclini, N. (1990). Culturas híbridas. Es-
cente ante la clase de educación física. Neiva: trategias para entrar y salir de la modernidad.
Universidad Surcolombiana. México: Grijalbo.
Camargo, M. (2009). El crítico asunto de la equi- García Calclini, N. (1995). Consumidores y ciuda-
dad escolar: un estudio multicasos. Revista danos. Buenos Aires: Grijalbo.
Latinoamericana de Ciencias Sociales: Niñez
y Juventud, 7(2), 619-638. Giroux, A. H. (1996). Placeres inquietantes. Bar-
celona: Paidós.
Cassirer, E. (1971). Filosofía de las formas sim-
bólicas (tomo I). México: Fondo de Cultura Hurtado, Jaramillo, Zuñiga y Montoya (2005). Jó-
Económica. venes e imaginarios de la clase de educación
física. Popayán: Universidad del Cauca.
Cassirer, E. (1976). Filosofía de las formas sim-
bólicas (tomo III). México: Fondo de Cultura Jaramillo, D. y Murcia, N. (2011). Juegos en el
Económica. recreo escolar: un escenario para la formación
ciudadana y la convivencia social (informe
Castoriadis, C. (1983). La institución imaginaria de final de investigación). Bogotá: Colciencias.
la sociedad (vol.1: Marxismo y teoría revolu-
cionaria). Barcelona: Tusquets. López, Zuluaga y Jaramillo (2005). Funcionalismo y
vanalidad. Evanescencia y alteridad. Armenia:
Castoriadis, C. (1989). La institución imaginaria de Universidad del Quindío.
la sociedad (vol. 2: El imaginario social y la
institución). Barcelona: Tusquets. Martín-Barbero, J. (1987). De los medios a las
mediaciones. Comunicación, cultura y hege-
Castoriadis, C. (1997). Ontología de la creación. monía. México: Gustavo Gili.
Bogotá: Ensayo-Error.
Martínez Boom, A. (2003a). La educación en
Cristiano, J. (2009). Lo social como institución América Latina. De políticas expansivas a
imaginaria. Castoriadis y la teoría sociológica. estrategias competitivas. Revista Colombiana
Villa María: Eduvim. de Educación, 44, 13-39. Bogotá.
Duek, C. (2007). Escuela, juego y televisión: la Martínez Boom, A. (2003b). De la escuela ex-
sistematización de una intersección proble- pansiva a la escuela competitiva en América
mática. Revistas Latinoamericana de Ciencias Latina. En Lecciones y lecturas de educación
Sociales: Niñez y Juventud, 5(1). (pp. 15-44). Bogotá: Universidad Pedagógica
Nacional.
Durand, G. (1968). La imaginación simbólica.
Buenos Aires: Amorrortu. Montes, C. y Orozco, J. D. (2011). La formación
social. Un nuevo reto para las escuelas de
Durand, G. (1981). Las estructuras antropológicas formación deportiva con sentido ciudadano
del imaginario. Madrid: Taurus. (tesis de maestría). Manizales: Universidad
de Caldas.
Forero et ál. (2005). Los imaginarios de los jóvenes
ante la clase de educación física. Bucaraman- Moscovici, S. (1979). Las representaciones so-
ga: Universidad Cooperativa de Colombia. ciales. Recuperado de http://antalya.uab.es/
athenea/num2/mora.pdf
68
La escuela como imaginario social. Apuntes para una escuela dinámica
Moscovici, S. (1986). Psicología social II: Pen- Murcia, Portela y Orrego (2005). La educación
samiento y vida social, psicología social y física en Caldas. Voces que reclaman reco-
problemas sociales. Barcelona: Paidós. nocimiento social. Armenia: Kinesis.
Murcia, P. N. (2006). Universidad y vida cotidiana. Murcia, Sánchez y Candamil, M. (2006). Autoe-
Estudio desde imaginarios de profesores y valuación en la universidad de Caldas. Una
estudiantes (tesis doctoral). Manizales: Cinde mirada desde la vida cotidiana. Manizales:
- Universidad de Manizales. Universidad de Caldas.
Murcia, P. N. (2008). Jóvenes universitarios y uni- Murcia y Jaramillo (2005). Imaginarios del joven
versitarias. Una condición de visibilidad apa- Colombiano ante la clase de educación física.
rente. Revista Latinoamericana de Ciencias Revista Latinoamericana de Ciencias Sociales:
Sociales: Niñez y Juventud, 2(2), 821-852). Niñez y Juventud, 2(3).
Manizales: Cinde - Universidad de Manizales.
Murcia y Jaramillo (2008). Investigación cualitativa.
Murcia, P. N. (2010). Imaginarios sociales como La complementariedad (2.a ed.). Armenia:
posibilidad de investigación en educación Kinesis.
superior. En Memorias del Primer Congreso
Latinoamericano de Investigación en Educa- Murcia y Melo (2011). Sentidos del perder y el
ción. Córdoba, Argentina. ganar. Selección y discriminación en juegos
intercolegiados. Revista Latinoamericana de
Murcia, P. N. (2011). Imaginarios sociales. Prelu- Ciencias Sociales: Niñez y Juvenud, 9(2),
dios para estudios sobre universidad. Madrid: 669-682.
EAE.
Murcia y Orrego (2009). Los juegos intercole-
Murcia et ál. (2005). Imaginarios de l@s jóvenes giados en Colombia: competencia selectiva
escolarizados ante la clase de educación versus construcción ciudadana. Revista
física. Armenia: Kinesis. Pedagogía y Saberes, 31, 89-99. Bogotá:
Universidad Pedagógica Nacional.
Murcia et ál. (2008). Juegos intercolegiados Ar-
menia 2008. Informe de investigación sobre Ospina, L. E. y Murcia, N. (2007). Imaginarios
la relación juegos intercolegiados y formación ambientales que irradian la Universidad de
ciudadana. ASCÚN. Caldas. Revista Luna Azul, 25, 12-20. Mani-
zales: Universidad de Caldas.
Murcia et ál. (2011). El aprendizaje colaborativo.
Senderos enraizados en la cultura caldense Ospina, L. E. y Murcia, P. N. (2008). Imaginarios
(informe de investigación). Manizales: Fun- ambientales: voces emergentes desde la
dación Luker. vida cotidiana. Revista Luna Azul, 26. 2-18.
Manizales: Universidad de Caldas
Murcia, P. N., Murcia, G. J. y Murcia, G. N. (2009).
Imaginarios sociales y autoevalaución uni- Parra, González, Mortiz, Blandón y Bustamante
versitaria. Educación y Educadores, 12(3), (1992). La escuela violenta. Bogotá: Funda-
99-118. Bogotá: Universidad de La Sabana. ción FES - Tercer Mundo.
Murcia, Pinto y Ospina (2009). Función versus Pintos, J. L. y Galindo, F. (2003). Comunicación
institución: imaginarios de profesores y es- política e imaginarios sociales. En Berrocal, S.
m
tudiantes. Educación y Educadores, 12(1), (Coord.). Comunicación política en televisión
63-92. Bogotá: Universidad de La Sabana. y nuevos medios (111-133). Barcelona: Ariel
69
Napoleón Murcia Peña
70