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EL h o ~ o DE EL Ius ~ u s u c u bFUROI'AEUM
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llegan a ser absolutos: se liberan de los vínculos medievales de berano representativo no se impuso definitivamente hasta la
índole eclesiástica, jurídico-feudal y estaniental, y en cambio, época del Barroco del siglo xvir. A partir de 1648, con la Paz de
pasan a estar sujetos a los \~íncvlosde una nueva ordenación del Westfalia, también se fiie concibiendo paulatinamente tales cons-
espacio, cuya particularidad expondremos mas adelante. Para la trucciones e n la práctica d e las relaciones politicas.
formación de conceptos del nuevo Derecho de Gentes interes-
tatal es importante la personificación, puesto que precisamente El Estado, como elemento de una nueva ordenacibn del
gracias a ella los juristas de los siglos xvi y xvii, formados en el espacio, como nuevo sujeto jurídico de un nuevo Derecho d e
Derecho romano, encuentran un punto d e partida para sus Gentes, es comprendido ahora jurídicamente y es irresistible
construcciones jurídicas. Ello tiene un significado extra»rdina- como concepto jurídico. Pero este Estado, es esencialniente, u n
rio, ya que solo de este modo se convierte la guerra en una territorio cerrado y unificado del suelo europed que es represen-
relación entre personas que se atribuyen nitituamente tin rango. tado al propio tiempo como un inngritis ho~no.Ahora es cuando
Los soberanos se reconocen nii~tuainentecomn tales, y sólo así adquiere forma: como sujeto jurídico y "persona" soberana. Sólo
puede adoptar un nuevo sentido concreto el concepto del iiistrrs con la clara delimitación espacial se hace posible una ordenación
liostis citado por autores de la Antigüedad. A este concepto del equilibrada del espacio basada en la coexistencia de las personas
ittsfiis hostis le corresponde tina fuerza ordenadora muy distinta, soberanas. Los nuevos inngiii liomines están en igiialdad d e
más elevada que al concepto del iristrinr helltrrn. derechos y se reconocen mutuamente como tales, pero su igual-
Se sobreentiende que el surgimiento de tales "personas dad como persc~nasque son miembros del reducido círculo de
morales" y "grandes liombres" se debe a numerosas razones soberanos europeos es distinta de la igualdad que resulta del
I i i s t ó r i c o - e ~ ~ i i ' i t u a l e sy, que también ha ejercido su influencia en hecho de que cada uno de ellos, aún el más pequeño, representa
ello el individualisilio del Renacimiento citado con tanta fre- un peso e n el sistema de equilibrio territorial. Así, pues, esta
cuencia desde Jacobo Burckhardt. Pero en este lugar no anali- ordenaci6n no sólo es "pública", ptrblici iirris, por el carácter
zaremos más profundamente este aspecto. El fen6ineno psico- público d e aquellas personas soberanas, sino también, y sobre
1óg.ico del indi\,idualism« del Renacimiento es iniportante, pero todo, como ordenación auténtica del espacio. 5611) de este modo
aún no crea por sí solo un nuevo Derecho de Centes71. Se trata le fue posible desplazar los restos de la unidacl medieval de una
más bien de la vinculación entre el conjunto espacial de poder Respublica Christiana en parte hacia la esfera intraestatal y en
y la persona representativa. Desde el ángulo de vista histórico- parte hacia una esfera puramente privada.
espiritual, el proceso dela personificacibn de conjuntos de poder La cuestión de quiénes eran, en la realid3d concreta, estos
político -.tanto los d e espacio cerrado como otros- ya estaba nuevos mngrii liorniiies que sustituían en Europa a la Respublica
desarrollándose plenamente en el siglo xvi y era fomentad» Christiana quedó prácticamente aclarada muy pronto, pues fue
considerablenlente por la tendencia alegorizante del Renaci- dirimida desde el siglo xvi en muchas guerras numerosas
miento, por lo que el inodo de pensar d e los juristas europeos conferencias, en batallas así como también en muchas disputas
se habitucí a una personificación de potencias políticas y trataba acerca d e ceremonias y rangos. Al propio tiempo, los soberanos
a Espatia, Inglaterra, Francia, Venecia o Dinamarca como gran- europeos continuaron siendo personalmente una familia.unida
des individuo^^^. Sin embargo, la personalidad del Estado so- por el parentesco y el derecho de sucesión. Hasta principios del
siglo xvirr siguieron librando sus guerras como guerras de suce-
"Franz W.lerusaIcin ha destacadocon razón la correlacidn cntresoberania,
conciencia propia acentuada, gloria y prestigio, quizá priniero
indi\,idu.+lis~iio, ~ ~ , , , b ielédraina
~ de Shakespeare, cuando es político, está deterliiin
en su ensayo Vollirrrecirt iliid Sozioii>~ie,1921, y luego con frecuencia e,, sus obras inismo principio de las pe~sonificacionespolíticas, lo cual ha
según creo, convincenteiiiente por Lilian Winstanley, sobre
Los trabajos de Boccalini representan todo u,, eiemplo d e tales "otelo" (othrlIo, Tlie Itnlinri Trnsi,iiy, 1921), una tragedia que,
nificaciones incdiante la alegorización. Venecia, Francia, Espaan, lnglaterrn, de la palabra "stater,,es cspecialinente importante para la hi
Otras tantas "personas" que ap.?recen en escena hablando y . ~ c i u ~ n d ~ .
ilis bplli, sin una autoridad superior institucional común, se autoobligacicines recordarían la broma de las "autosujeciones de
enfrentan como personas soberanas en igualdad d e derechos. un contorsionista". Pero en realidad continuaban existiendo fuer-
Ello puede ser considerado comn u n estado anárquico, pero de tes vínculos tradicionales, c»nsiderac.ioiies eclesiásticas, sociales
ningún modo como un estado sin derecho. Pero desde luego es y económicas. Debido a ello, el nomos de esta tpoca posee una
una cosa distinta del estado jurídico-feudal del derecho de estructura muy distinta y algo niás súlida. Las concretas formas,
violencia y resistencia vigilado por una potestns spirittinlis, que instituciones y concepciones político-prácticas quese desarrolla-
tampoco carecía en modo alguno d e derecho. Puesto que las ron en esta época interestatal para la convivencia de las poten-
personas soberanas son iguales, "por naturaleza", es decir en cias europeas continentales revelan bastantes claramente que el
este estado natural, o sea son personas soberanas d e la misma verdadero y muy efectivo vínculo, sin el cual no puede existir
calidad, no tienen encima de ellas ni a un legislador común ni un Derecho deGentes, no consiste en la autoobligacicín altanien-
a un juez común. Por i t ~pnrein noir hnbet iirrisdictio~rern. Por la te dudosa de la voluntad -que presuntamente permanece l i -
razón de que cada una de ellas es juez en su propia causa, sólo bre- de personas de idéntica soberanía, sino en la fuerza con-
están ligadas por tratados propios cuyo interpretacien es asunto ciliadora de una ordeiincióil del espocio, cetitrndn erl Eliropn, que
suyo. Puesto que cada una está en igualdad de soberanía con la abarca a todos estos soberanos. Su nomos tiene su base en la
otra, cada una de ellas posee el mismo derecho a la guerra, el divisihn del suelo europeo en territnrios estatales con fronteras
mismo ilrs nd belll~in.Aún cuando se supone que en la lucha en fijas. En esta relacidn es precisa inmediatamente una distincidn
estado natural, "el hcimbre es lobo frente al hombre", ello no importante: este stielii de Estados europeos recc)nocid«s y de su
implica un sentido discriminatorio, porque incluso en el estado territorio estatai tierie un stnfiis especial basado en el Derecho
d e naturaleza, ninguno d e estos combatientes tiene derecho a de Gentes. Es distinguido del s ~ ~ e "libre"lo -es decir abierto a
suspender la igualdad y considerarse a sí mismo como hombre la toma de la tierra p i ~ eurt>pr?os-
s de soberarios y pueblos no-
y en cambio al enemigo como mero lobo. Según pcidremos cristianos. Aparte d e rllii, surge un tercer piano como conse-
observar más adelante, en ello radica el nuevo concepto de cuencia de la nueva tibertad d e 113s mares, que hasta entonces
guerra, que ya noes discriminatorio y que incluye la posibilidad era desconocida ii)talmente en !?Sta forma al Derecho de Gentes
de tratar a los Estados beligerantes, según el Derecho d e Gentes, antiguo. Esta es la estrurtcira del espacio en que se basa el
en condiciones de igualdad de derechos, es decir a ambos como pensaniiento d e u n e<li.rilivri~) entre 10s Estactos europeos, y que
ilrsti liostes y en idéntico plano jurídico y moral, y de mantener hace posible un deriich~i"i:iie:ior" d e los soberanos europeos
separados los conceptos de enemigo y d e criminal. ante el fond« d e i:>n.)z:risos ei;pi.;cios abiertos que son libres de
una manera especial.
C) Ln ordeiincióri niriplin del espacio d<: esta nueva ordenaci6n del
A ira\t+sí i e !;2 i<~rr?empli!<:i:3ir
espacio rie la 1I3:!!.!'8 se hace e\.ideniv cri.te el Estado tzrritcrial
Ahora bien, ¿cómo es posible una ordenación basada en el soberano europeo (cmp!eandi> la pic!afrra "Estado" siernprt. en
Derecho de Gentes y una acotación d e la guerra entre' tales su sentido hiutdrico ttriicretci vi:iculad~icoi, el periodri de 1492
soberanos en igualdad d e derechos? A primera vista, parece que a 1890 aproxiisritc'tarriente) rrpresrnta la única estructura cread»-
en este Derecho de Gentes interestatal d e soberanos
~ ~ .~ con idén-
~ ~~
ra d e orden en ;iqi:d p~riiido.La acoCaciOn de !a guerra d e
ticos derechos todo está pendiente del frágil hilo d e los tratados acuerde coi' el I3ero?chi>de Gentes, qiie habla partido ile la
por los que estos Leviatanes se comprometen ellos mismos; del Iglesia, se h:~lhta rirsv.:inecido entre g;uer:.í~s rrligic)sas y fi.ierfa?
pflctn slrrit serz~ancln,de la autciobligación, mediante tratados, de civi1c:s cr>nfesioiioies.Su f~rerzaordrna~friraya rio .se niaiiifrstaha
soberanos que permanecen libres. Este sería en efecto un tipo m& que C~PNIOp ~ t i ? : ; t i ~ii~di?ecfn.
s En la conibinaciún entrk iir'

problemático y extraordinariamente precario de derecho. Sería ;)rdenacij,n estaaal árl esyacit~y la frrsma estetal de c~~;ranixíiriitn
realmente una asociación d e egoístas y anarquistas, cuya se basa, sin riirnbiia, el biicho,. sii~iiiprede n;&evo s&pmisdenre,

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