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DE EUROPA
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TEMA 0: INTRODUCCIÓN
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comienza a tener conciencia histórica. La Sarasate, arenga a sus compañeras e hizo la
historia de las verduleras, recordándoles las numerosas revueltas históricas de estas
mujeres contra los abusos nobiliarios. Se utiliza la historia para diversos fines. Uno de
ellos es alentar a la gente a llevar a cabo diversas acciones, las cuales se trata de justificar
a partir de sucesos históricos marcados.
El positivismo quiere decir que todas las conductas humanas son cuantificables,
medibles, en un intento de aplicar la cientificidad a las emociones, un objetivo que querían
alcanzar los ilustrados del siglo XIX. ¿La historia es una ciencia? Nuestra ciencia tiene
deficiencias, ya que los fenómenos sociales pueden juzgarse de manera subjetiva, todavía
hoy estamos obsesionados con esa idea de cientificidad. Los historiadores hablan de que
las conductas humanas no se repiten en las mismas circunstancias, porque cambian las
experiencias. Nosotros, por influencia del positivismo, entre otras cuestiones, tenemos
una obsesión muy fuerte con la coherencia, si eres comunista no puedes aspirar a ciertos
lujos, por ejemplo (“Pablo Iglesias”), los seres humanos en realidad no pueden ser
coherentes pues sus acciones se basan en experiencias, experiencias que pueden contener
contradicciones. En sus orígenes el movimiento obrero era tremendamente machista,
excluyendo a las mujeres de la organización socialista y de las fábricas, quizá no tanto
por convicción sino por conveniencia. Los burgueses contrataban mujeres porque
cobraban menos, por lo que los hombres reniegan de que las mujeres trabajen, podrían
haber luchado para subir el sueldo a las mujeres, pero nada más lejos de la realidad.
Eugene Lebure fue un egiptólogo francés, amigo del poeta Stéphane Mallarmé.
¿? A partir del siglo XIX se da la oportunidad de haber un equilibrio entre los estados de
Europa. No podemos decir que el equilibrio se adueñe de la contemporaneidad, si es cierto
que a lo largo del siglo XIX se produce un cierto equilibrio entre estados. Las relaciones
internacionales y la política de relación internacional también buscan influencia. Hay una
voluntad de cooperación, pero existe un afán de volver a tener influencia en los países
como Sudamérica. Estados Unidos buscaba el control del petróleo en Irak y buscaba
arrebatar un aliado a la URSS durante la Guerra Fría a pesar de estar apoyando la
dictadura de Franco.
La economía del siglo XIX. El capitalismo no es una nueva creación del siglo
XIX, el capitalismo industrial sí, pero analizando la forma de explotación y tenencia de
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la tierra durante el Antiguo Régimen observamos que hay un cierto desarrollo de lo que
se llama “individualismo agrario”. La maximización de rendimientos tiene sólidas raíces
en el capitalismo de la Edad Media, por ejemplo, cuando ocurrió la desamortización de
Madoz, los pastores ya gestionaban sus tierras, tabernas, ganado… La importancia e
influencia de la industria influenciaron a la economía y la forma de … ¿?
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TEMA 1: PROMETEO LIBEDO
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2. Inglaterra el taller del mundo
El mercado
El comercio colonial
¿Revolución industriosa?
Algunos autores (De Vries) han utilizado este término para referirse al cambio en
la cultura empresarial y laboral propia de Inglaterra, patente en la mentalidad emperadora
de los primeros y la laboriosidad de los segundos. En Inglaterra se normalizó la
innovación tecnológica con aplicaciones técnicas: máquina de vapor (Watt, 1769),
lanzadora colante-spinning, Jenny-waterframe-mule Jenny-telar mecánico, pudelado del
hierro (Cort, 1784).
Protoindustrialización
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El concepto se aplica a la producción para el mercado de bienes en hogares
campesinos, al margen de la organización gremial, mediante subcontratación (putting-out
system). El concepto también se aplica a las manufacturas impulsadas por el Estado para
proveerse de bienes suntuarios. Parcialmente también se aplica al fuerte desarrollo de la
producción gremial en algunas zonas, como Sheffield (cuchillos), que luego fueron zonas
industriales.
Revolución agraria
Las comunicaciones
Gran Bretaña se dotó de una red de caminos, carreteras, canales y, sobre todo,
ferrocarril. Tras varios prototipos, George Stephenson creó una locomotora a vapor en
1829 (The Rocket). El ferrocarril facilitó las conexiones entre las cuencas mineras y las
industrias y entre estas y los mercados de consumo, y que atrajo grandes inversiones de
capital, actuando como demanda para el desarrollo de la industria siderometalúrgica.
Hacia 1850, Gran Bretaña había construido más de 20.000 kilómetros de ferrocarril.
El carbón
La sustitución del taller familiar por la gran fábrica creó un nuevo ecosistema de
las relaciones laborales, marcadas por el mercado. La producción en serie buscaba una
mayor eficiencia, llegando a finales del siglo XIX a una organización científica del trabajo
(taylorismo), basada en la especialización.El proceso no fue, sin embargo, inmediato ni
general, y coexistieron diversas formas de organización de la producción (pequeñas
fábricas subsidiarias, talleres, grandes fábricas).
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El locus de la industrialización
Adelantados
Aventajados y rezagados
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La búsqueda de la rentabilidad
El capitalismo fue definido por los economistas de la escuela clásica: Adam Smith
(1723-1790) en Investigación sobre la naturaleza y las causas de la riqueza de las naciones
(1776) defendió la propiedad privada como base del interés general, la autorregulación
del mercado mediante la libre competencia (“mano invisible”); y la acumulación del
capital. Smith diferencia entre el valor de uso y el de cambio mediante una paradoja: el
agua es más necesaria que un diamante, pero este tiene mayor coste. El valor de un bien
dependería de la cantidad de trabajo que se emplea en producirlo (teoría del valor-
trabajo). David Ricardo, autor de Principios de Economía Política y tributación (1817),
reformuló la teoría del valor de Smith, señalando que el valor de un bien depende de los
costes de producción y enunció la ley de bronce de los salarios, según la cual, estos son
variables y dependen de la demanda de trabajo.
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TEMA 2: LA BURGUESÍA, LA MULTITUD Y EL
NACIMIENTO DE LA ESFERA PÚBLICA.
Antiguo y moderno
Hasta finales del siglo XVIII las rebeliones y los motines fueron las formas más
habituales de acción colectiva. Defendían derechos antiguos basados en la costumbre, y
se dirigían contra los acaparadores, los estamentos privilegiados o los poderes locales.
Aunque se ha exagerado su carácter espasmódico y espontáneo (Thompson), carecían de
un programa dirigido a crear una nueva base de legitimidad política.
Revoluciones atlánticas
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revueltas campesinas en 1796. Fuera de Europa, se produjeron revueltas en Vietnam
(1773), en la América española (Túpac Amaru y Túpac Catari).
Gran Bretaña
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Las raíces intelectuales de la RF se sitúan en la Ilustración, que alumbró conceptos
como la separación de poderes (Montesquieu) o la soberanía nacional (Rousseau). En el
siglo XVIII se extendió una cultura política reivindicativa, que se difundió gracias al
ensanchamiento de la esfera pública de discusión. Esta se trasladó de las veladas en
salones aristocráticos a los periódicos, la literatura popular (biblioteca azul), los cafés, las
tabernas y las calles (Chartier). La nueva cultura política (Hunt, Baker) se articuló en
torno a los símbolos, rituales y la tradición revolucionaria y dio forma a una nueva
relación con el poder, caracterizada por la reivindicación de la soberanía por los sujetos.
El comienzo de la revolución.
En los Estados Generales (mayo de 1789), los representantes del tercer estado
canalizaron el descontento popular a través de los cuadernos de quejas. Muchos de ellos
recogían el descontento por la política fiscal y deforestadora de la monarquía. Algunos
cuadernos, aquí. Algunos teóricos, como el abate Emmanuel-Joseph Sieyès, abogaron por
una nueva legitimidad, encarnada en la “nación”, identificada con el tercer Estado. La
negativa de los privilegiados a aceptar el voto por cabeza llevó a los representantes del
tercer Estado a formar una Asamblea constituyente tras el Juramento del Juego de Pelota
(junio 1789). Era la revolución de la burguesía, a la que se sumaron muchos nobles y
eclesiásticos ilustrados.
El primer estallido del pueblo insurgente tuvo lugar en el verano de 1789: los
parisinos (liderados por Camille Desmoulins) asaltaron las aduanas que circundaban parís
(12 de julio) y tomaron la prisión real de la Bastilla (14 de julio). La toma de la Bastilla
fue la primera advertencia contra el inmovilismo del Rey, y nutrió a la mitología
revolucionaria de elementos como la bandera tricolor y la guardia nacional.
Paralelamente, los campesinos se movilizaron contra la nobleza e hicieron cundir el Gran
Miedo (la Grande Peur). Durante el mes de agosto, asaltaron las propiedades de la nobleza
y extendieron la violencia por todo el agro francés.
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La asamblea constituyente (1789-1791).
En junio de 1791, el Rey huyó de París, para unirse a los realistas emigrados en
Austria. Fue detenido en Varennes y devuelto a París. La huida provocó la recomposición
de los grupos políticos. Los brissotinos (derecha), nucleados en torno al club de los
feuillants (escisión de los jacobinos), encabezados por Brissot y La Fayette, eran
partidarios de una evolución sin sobresaltos. Fueron el embrión de los girondinos. Los
jacobinos (izquierda) y, sus aliados, los cordeliers, se posicionaron a favor de la república.
Entre sus líderes destacaban Robespierre, Marat y Danton. En septiembre, la ANC se
transformó en Asamblea Legislativa, que mantuvo la monarquía constitucional,
perdonando al Rey.
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La convención girondina.
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TEMA 3: EL AUGE DE LA BURGUESÍA Y EL
IMPERIO NAPOLEÓNICO
El directorio (1795-1799).
La Constitución del Año III estableció un régimen con predominio del poder
ejecutivo, el Directorio (octubre 1795-noviembre 1799). El Directorio contaba con un
ejecutivo dirigido de forma colegiada por 5 directores, entre los que se encontraban Sieyès
y Ducos, y un legislativo bicameral (Consejo de 500, elegido por sufragio censitario, y
Consejo de Ancianos, designados por los 500). El movimiento de los sans-culottes se
diluyó por el descrédito de los jacobinos. Algunos grupos radicales protagonizaron
movimientos como la Conjura de los Iguales de Babeuf (1796). El golpe de Estado de 18
de Fructidor del Año V propició el inicio de un giro autoritario.
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Las victorias napoleónicas y los Tratados de Luneville y Amiens confirmaron el control
de Napoleón sobre Holanda, Italia y Renania.
El consulado (1799-1804).
En noviembre de 1799 (18 Brumario Año VII), Napoleón Bonaparte dio un golpe
de Estado, apoyándose en el ejército, en su popularidad y en el respaldo del Directorio.
Napoleón instauró el Consulado, dirigido por un triunvirato (Sieyès, Ducos). En él, el
general corso acumuló un creciente poder personal. En 1802, Napoleón se proclamó
cónsul vitalicio y en 1804, emperador de los franceses, haciéndose coronar por el Papa.
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Expansión y prestigio.
Waterloo.
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en su contra, el patriotismo, transformado en nacionalismo por los estados que emergieron
en los sesenta años siguientes.
Revolución y Resistencia.
Reacción y Resistencia.
Los católicos irlandeses apoyaron a los ateos revolucionarios franceses, no por sus
ideas, sino porque eran la única potencia capaz de liberarles del yugo británico. Los
jacobinos ingleses de las Corresponding Societies simpatizaron con las ideas de los
revolucionarios radicales, pero apoyaron a su país en aras de una incipiente conciencia
nacional. En España, la guerra de guerrillas contó con líderes ligados al liberalismo y con
cabecillas vinculados a la reacción, aunque entre las clases populares dominaba la defensa
de la tradición. En la propia Francia, los realistas recibieron el apoyo de los campesinos,
como en los episodios de la Vendée y los chuanes (Bretaña) en 1792.
El fin de napoleón.
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TEMA 4: LA EUROPA DE LA RESTAURACIÓN
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1. La invención de la tradición
La invención de la tradición.
Nuevas tradiciones.
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TEMA 5: COMUNIDADES IMAGINADAS Y SUJETOS
REBELDES: nacionalismo liberalismo y ciclos
revolucionarios
El siglo de la revolución.
El nacionalismo.
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Radicalismo, liberalismo y democracia.
El primer ciclo se dio hacia 1820. Sus escenarios fueron los estados alemanes
(nacionalista, 1817), Inglaterra (antifiscal, Peterloo, 1819), España (pronunciamiento de
Riego, liberal, 1820), Portugal, Rusia (revolución decembrista, 1825), Grecia
(nacionalista), Nápoles y Piamonte (liberales) y las colonias de América Latina
(anticoloniales). El ciclo de 1830 tuvo como escenarios Francia (antiabsolutista y liberal),
Bélgica (nacionalista), Polonia (contra el dominio ruso) y los estados alemanes e italianos,
en los que empezó a difundirse el nacionalismo. Entre 1848 y 1865 hubo revoluciones y
conflictos con menor coherencia entre sí en Francia, los estados alemanes e italianos,
China (Taiping), India (Cipayos), Estados Unidos (Guerra de Secesión, 1861). En 1871
estalló la Comuna de París, inspirada en la democracia radical y el socialismo.
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liberación. En 1817, los estudiantes protestantes organizaron un Festival en el castillo de
Wartburg, donde Lutero tradujo la Biblia. En el festival se quemaron libros del poeta
prorruso August von Kotzebue, asesinado en 1819. La Dieta de la Confederación
promulgó los Decretos de Karlsbad (1819), que restablecieron la censura y prohibieron
las asociaciones estudiantiles.
La independencia de Grecia.
Secuelas y réplicas.
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En las colonias españolas de América Latina se consumó la independencia,
iniciada en torno a 1808. Los principales focos fueron México, la Gran Colombia,
Argentina, Chile y Brasil, donde actuaron los libertadores Bolívar, O’Higgins y San
Martín. En las revoluciones se conjugaron el liberalismo inspirado en la Constitución de
Cádiz y el nacionalismo criollo. En diciembre de 1825, en Rusia, un grupo de oficiales
liberales se levantó al conocerse que el sucesor del zar Alejandro I no sería su hermano
Constantino, liberal, sino su otro hermano, Nicolás, autócrata. La revuelta fue
severamente sofocada.
Bélgica y Polonia.
Suiza y Alemania.
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España, Portugal e Italia.
En España, Fernando VII tuvo que hacer frente a varios episodios de agitación
(levantamiento de Torrijos, 1831) y a la presión del incipiente movimiento carlista. La
debilidad del rey lo aproximó a los liberales, que impulsaron un régimen reformista,
desencadenándose la guerra carlista. En Portugal también se desarrolló un conflicto
sucesorio, que desató el enfrentamiento entre los liberales, partidarios de la reina María,
y los absolutistas, encabezados por su tío Miguel. En Italia fracasaron sendos
levantamientos revolucionarios en Módena y Parma, que pretendían separarse Austria.
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TEMA 6: LA CONSTRUCCIÓN DE LOS ESTADOS
NACIONALES: la formación del cuerpo político y la
gubernamentalidad liberal
El cuerpo político.
Liberalismo y neoabsolutismo.
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políticos y elecciones. El Estado liberal no fue universal, ni condujo a la democracia. Pero
el liberalismo fue un fenómeno de amplia difusión, que llevó a los Estados, incluidos los
más autoritarios, a emprender reformas, para evitar la revolución.
Sistemas electorales.
La democracia fue más una aspiración retórica que una realidad tangible. Los
sistemas políticos liberales arbitraron mecanismos para evitar el desborde popular de la
masa. El sufragio censitario fue el mecanismo más restrictivo, pero la presión popular y
de las organizaciones democráticas forzó su sustitución por el sufragio universal
masculino. Otros mecanismos de limitación de la voluntad popular fueron los sistemas
electorales representativos (un distrito, un diputado), el contrapeso ejercido por las
cámaras altas (Senados, House of Lords) y las elecciones indirectas con compromisarios.
Los sistemas electorales distaron de ser representativos. Las organizaciones de masas
quedaron marginadas por el predominio del sistema de distrito único representativo y no
proporcional y por las restricciones del sufragio. El no reconocimiento del sufragio
femenino excluyó a la mitad de la población, las mujeres, que en algunos países se
movilizaron para conseguir el reconocimiento de ese derecho.
Participación política.
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2. La redefinición del absolutismo
En Rusia, los zares gobernaron de forma autocrática, alejándose poco a poco del
despotismo ilustrado de la corte de Catalina la Grande. Alejandro I frustró las aspiraciones
reformistas de su consejero Speransky e impulsó la expansión rusa hacia el oeste
(Finlandia, 1809) y Asia Central. Durante su reinado, la oposición fue perseguida y los
disidentes (Pushkin), desterrados a Siberia y otros lugares. Su hermano y sucesor, Nicolás
I, tuvo que afrontar la revuelta decembrista (1825), tras la cual acentuó su autoritarismo.
Las reformas educativas establecieron un sistema que conjugaba el dogmatismo ortodoxo
y el nacionalismo ruso.
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que suprimió la libertad de expresión, suprimió el parlamento y convocó elecciones con
un nuevo sistema electoral. Fue depuesto por la revolución de 1830.
Holanda, Piamonte.
En el reino de las Provincias Unidas de los Países Bajos, se formó una monarquía
constitucional dual, con parlamento bicameral elegido por sufragio censitario. Durante el
reinado de Guillermo I se realizaron reformas educativas y administrativas. En el reino
de Piamonte-Cerdeña, en Italia, tras la revolución en 1821, el sucesor de Víctor Manuel
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I, Carlos Félix I, emprendió reformas constitucionales y económicas, dirigidas a
industrializar el país y extender la participación política, mediante el sufragio censitario.
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TEMA 7: LA PAX BURGUESA Y LA EXPERIENCIA
DE L MODERNIDAD: LAS CIUDADES
Burguesía y aristocracia
El siglo de la burguesía
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sociedad a su imagen y semejanza. Inicialmente, se emplearon términos como medianías
o notables para referirse a los burgueses, una clase media que terminó suplantando a la
nobleza. Pero la burguesía no fue un colectivo homogéneo, pues basaba su poder en
fuentes diversas, desde la industria y el comercio a la política y el Ejército, pasando por
la tierra y la propiedad inmobiliaria o las profesiones liberales.
Tierra y propiedad
La pequeña burguesía
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las mujeres subordinaron su presencia en el espacio público a su rol de amas de casa, lo
que no significó su retraimiento del mercado de trabajo.
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TEMA 8: DEL CARTISMO A LAS REVOLUCIONES
DE 1848: HACIA LA NUEVA POLÍTICA
En 1848, era patente la hegemonía impuesta por la alta burguesía en toda Europa.
Las clases medias y populares seguían excluidas de la participación política por el
sufragio censitario. En esa coyuntura se desencadenó una oleada revolucionaria, cuya
principal fuerza aglutinante era el ansia de mayor participación política. Todas las
revoluciones del 48 estuvieron presididas por una “atmósfera romántico-utópica y una
retórica similar (…): las barbas, las chalinas y los sombreros de ala ancha de los
militantes, los tricolores, las ubicuas barricadas, el sentido inicial de liberación, de
inmensa esperanza y de confusión optimista” (Hobsbawm, 2012: 345). El ciclo
revolucionario de 1848 tuvo una extensión mundial, pues pronto tuvo réplicas más allá
de Europa (Brasil, Colombia, India).
La coyuntura económica
En Irlanda y Escocia, las Grandes Hambrunas (1845, 1846), provocadas por una
plaga que afectó a la producción de patatas, empujaron a muchas personas a emigrar a
lugares como Estados Unidos. La crisis económica de 1847, de origen agrícola y
financiero, hundió la industria, el pequeño comercio y la minería en muchos lugares de
Europa. Los salarios cayeron en torno a un 30 %, mientras el precio de los cereales
aumentó hasta un 150 %. En muchos lugares, la crisis fue la oportunidad que permitió
movilizar a la masa, aunque la vanguardia revolucionaria siguió siendo burguesa
(pequeño-burguesa, aunque también popular).
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Un nuevo lenguaje revolucionario
La barricada fue uno de los rasgos comunes a las revoluciones de 1848. Su uso
refleja la adopción de un nuevo repertorio de acción colectiva. La barricada revela el
papel que la calle y el control sobre el espacio adquirieron en la lucha política contenciosa.
También se difundieron nuevas formas de socialización política, a través de
organizaciones radicales o socialistas y, en el caso de la burguesía, banquetes, surgidos
para eludir las restricciones legales a las reuniones políticas. Las revoluciones de 1848 se
extendieron rápidamente. A ello contribuyeron notablemente los nuevos medios de
comunicación (ferrocarril, telégrafo eléctrico).
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Alemania: las raíces de la unificación
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En España, la oposición progresista se levantó contra el Gobierno del moderado
Narváez. El 26 de marzo, civiles y militares levantaron barricadas, aplastadas al día
siguiente por el Gobierno. En mayo, el comandante Buceta se rebeló con su regimiento
en Madrid, donde hubo enfrentamientos en varios puntos de la ciudad. También hubo
agitación en Barcelona y otras ciudades. Narváez reprimió el levantamiento, disolvió las
Cortes y acentuó su autoritarismo. Murieron 14 personas y otras 1.000 fueron deportadas.
La reacción no pudo evitar la crisis del régimen isabelino, que se prolongó hasta 1868.
La revolución fue la base del movimiento democrático. Del partido progresista se escindió
el Demócrata (1849), matriz del republicanismo.
El final de la primavera
Las revoluciones de 1848 han sido interpretadas como un fracaso. Los gobiernos
y regímenes surgidos de ellas, como el francés, el alemán o las repúblicas italianas fueron
pronto derrocadas por una reacción conservadora, fruto de la división de la izquierda y de
la participación campesina en la vida política. El paradigma de la reacción fue Francia,
donde el triunfo electoral de los republicanos conservadores allanó la irrupción de Luis
Napoleón Bonaparte en la vida política. En diciembre fue elegido presidente, y en 1852
se proclamó emperador. Entre sus medidas, destacan las reformas urbanísticas de
Haussmann, orientadas a controlar el espacio urbano parisino en previsión de nuevos
movimientos revolucionarios.
Un movimiento imparable
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Los recuerdos de Tocqueville
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TEMA 9: LA SOCIEDAD DE CLASES Y SUS
CRÍTICOS: socialismo y movimientos sociales
Homo Faber
Mercados de trabajo
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Una de las críticas más influyentes fue formulada por Marx y Engels en el
Manifiesto del Partido Comunista (1848). En él caracterizaron el concepto de clase social
y atribuyeron a la lucha entre clases el motor de la historia. Su aportación fue muy
influyente en la teoría socialista y las ciencias sociales, pues la clase social ha sido
reconocida como categoría básica de división social. Esta idea ha sido matizada por su
excesiva rigidez, que oculta otros criterios, como el género o la raza.
Campesinos
Cambios en la tierra
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Obreros fabriles
Las mujeres se vieron obligadas al trabajo en los márgenes, fruto de los valores
patriarcales reforzados por la burguesía. Al comienzo de la industrialización, las mujeres
trabajaban en las fábricas, pero pronto coparon el servicio doméstico, la enseñanza y la
sanidad, que reflejan y la subordinación del trabajo femenino a la labor reproductiva
asignada por la sociedad patriarcal a las mujeres (male-breadwinners-families). Las
mujeres, además, se especializaron en los trabajos de cuidados, desarrollados en el seno
de la familia y no remunerados. Hasta la Primera Guerra Mundial el trabajo femenino no
se expandió a otros sectores. La visibilización y formalización del trabajo de las mujeres
fue patente en sectores como la telefonía
3. El socialismo
Clase e identidad
Los teóricos del marxismo dieron forma a una concepción materialista de la clase,
que contrastaba con criterios identitarios basados en el oficio. Pero la clase no es
únicamente una categoría objetiva, sino también basada en la percepción y las prácticas.
Las clases populares desarrollaron una cultura propia, moldeada a través de su
sociabilidad en tabernas y espectáculos deportivos (fútbol), su atuendo, su vida en barrios
segregados y su militancia en las organizaciones socialistas.
Socialistas utópicos
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Contra la industrialización y sus efectos sociales se levantaron obreros (y
burgueses) que anhelaban una sociedad más justa. Los primeros fueron los socialistas
utópicos. Propusieron una mejora de la situación de los obreros en la sociedad burguesa.
Babeuf fue uno de los precursores del comunismo en plena Revolución Francesa. Saint-
Simon defendió una sociedad más equitativa desde un socialismo cristiano y tecnocrático.
Fourier y Owen idearon comunidades cooperativas. Cabet defendió la propiedad
colectiva en Viaje a Icaria (1842).
El socialismo marxista
El anarquismo
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4. Las organizaciones obreras
Los sindicatos
Internacionalismo: la AIT
En 1864 fue creada en Londres la AIT, por socialistas de varios países. La AIT contribuyó
a difundir el socialismo y a impulsar su organización en los distintos países. En el V
Congreso, celebrado en La Haya (1872), se consumó la ruptura entre los marxistas,
partidarios de una organización jerárquica del movimiento, y los bakuninistas, que
tildaron a los primeros de autoritarios. En 1876, la AIT se disolvió (Congreso de
Filadelfia).En 1889 se reunió la II Internacional, impulsada por los partidos socialistas de
varios países. Ese año se instituyó el 1º de mayo, que recordaba a los obreros abatidos en
la revuelta de Haymarket.
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TEMA 10: LIBERALISMO Y
GUBERNAMENTALIDAD EN LA EUROPA
OCCIDENTAL
El triunfo de la gubernamentalidad
Las revoluciones de 1848 evidenciaron las dificultades del control social mediante
la utilización de mecanismos de orden público, por lo que la mayoría de regímenes
europeos impulsaron el desarrollo de mecanismos de gubernamentalidad que combinaban
un sutil control sobre las clases populares (vigilancia, registros, padrones, servicio de
correos, urbanismo) y la educación moral del cuerpo político (propaganda, exhibiciones
de poder, sistema carcelario). En muchos casos, sin embargo, el panóptico fue una utopía,
porque el Estado carecía de medios.
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Liderados por el vizconde de Melbourne y Lord Russell, los whigs controlaron el
gobierno en 1830-41 y 1846-52, emprendiendo reformas dirigidas a racionalizar la
administración y extender el sufragio. La Reform Act (1832) amplió el cuerpo electoral
y creó nuevos distritos, pero no colmó las aspiraciones del cartismo, que demandaba
mayor representatividad y participación. La Ley de Ayuntamientos (1835) uniformizó el
gobierno municipal y estableció el sufragio para su composición. La Ley de Pobres (1834)
trataba de paliar la pobreza mediante un sistema asistencial muy limitado. Durante la
crisis de la patata (1847), adoptaron medidas librecambistas y emprendieron obras
públicas para paliar el paro obrero.
En la Cámara de los Comunes, Disraeli, portavoz tory, emergió como brillante orador,
curtido en los debates con Gladstone. Disraeli impulsó la reforma electoral de 1867,
aprobada por el gobierno del donde de Derby. La reforma amplió el sufragio a las clases
medias (el cuerpo electoral pasó de 1 a 2 millones de electores). Disraeli (Dizzy),
novelista de origen judío, encabezó el gobierno en 1868, volviendo en 1874. Bajo su
mando, el partido conservador se despojó de su carácter aristocrático y empezó a
transformarse en un partido moderno.
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3. Francia: la monarquía doctrinaria, la II República, el II Imperio y la
Comuna de París
Tras la revolución de 1830, Luis Felipe I tomó el título de rey de los franceses,
adoptó la bandera tricolor y se apoyó en los liberales doctrinarios (Guizot, Thiers). La
monarquía reformó la Carta Otorgada de Luis XVIII, suprimiendo las referencias a la
soberanía real. Se relajó la censura, se amplió el sufragio y se redujo la hegemonía
católica. Pero el crecimiento de la oposición republicana llevó al gobierno a recrudecer la
represión y la vigilancia, provocando la revolución de 1848, que puso fin al reinado de
Luis Felipe.
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conquista de París desde Versalles. Tras un duro enfrentamiento, el ejército de McMahon
tomó la ciudad y reprimió a los comuneros. En agosto de 1871 fue elegido presidente el
monárquico Thiers.
El mosaico italiano
Hasta finales de los años 1850, Italia fue un mosaico de Estados, territorial y
políticamente. En los Estados Pontificios, los Papas gobernaron con mano de hierro a
través de una milicia, que, incapaz de sofocar las revueltas de 1831, recurrió al ejército
austriaco (Radetzky). Pío IX realizó reformas, emuladas por otros estados (Toscana,
Piamonte-Cerdeña, Dos Sicilias). En Piamonte-Cerdeña, Carlos Alberto de Saboya
proclamó el Statuto Albertino (1848), y promulgó sendos Códigos, civil y penal. Las
reformas alcanzaron su cénit en los cincuenta, con las Leyes Siccardi (matrimonio civil,
reformas económicas) y el ascenso del reformista conde de Cavour. En Dos Sicilias,
Fernando I rectificó su reformismo constitucional tras la
revolución de 1849.
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TEMA 11: TRADICIÓN ABSOLUTISMO Y
SERVIDUMBRE: EUROPA ORIENTAL (1836-1871)
A mediados del siglo XIX, los Estados liberales todavía no constituían la norma
en la política europea. En Europa central y oriental seguía dominando el absolutismo,
que, a partir de 1848 tuvo que redefinirse. Austria-Hungría, Rusia, Prusia y el Imperio
Otomano siguieron siendo las referencias del absolutismo en el continente, aunque, poco
a poco, tuvieron que adoptar reformas, como consecuencia de la presión popular,
especialmente en los estados germánicos tras el ciclo revolucionario de 1848, consistentes
en el desarrollo constitucional y el funcionamiento de parlamentos restringidos. En Rusia,
la autocracia zarista subsistió hasta 1905 sin ni siquiera un parlamento, aunque poco a
poco fue desmantelándose el edificio jurídico feudal y emergió una oposición que allanó
el camino hacia la revolución.
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(junker), fue elevado a ministro-presidente, definiendo la orientación conservadora de
Prusia y de la futura Alemania unificada. Desde su posición, impulsó la unificación de
los estados alemanes sin Austria.
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TEMA 12: EL TRIUNFO DE LA NACIÓN
El resurgimiento de la nación
Ernest Renan (¿Qué es una nación?, 1882) trató de actualizar el significado del
concepto nación a finales del ochocientos, admitiendo su carácter subjetivo. Para él, la
nación era “un alma, un principio espiritual”, que no podía fundarse sobre la lengua, la
raza o la geografía, sino sobre el pasado (épico) y el presente (“el deseo de vivir juntos”).
En 1961, Elie Kedourie señaló que la nación no era algo “natural”, sinoinculcado por los
Estados a través de la educación.Anthony Smith (1971) indicó que el nacionalismo era
fruto de la racionalización uniformizadora del Estado moderno, pero basada en la
identidad tradicional y religiosa popular
53
lo consideró un instrumento al servicio de la burguesía, ilustrada antes de 1870, pero
xenófoba, a partir de entonces. La expresión de este nacionalismo exacerbado fue la
represión contra las minorías culturales interiores y el imperialismo. George Mosse y
Eugen Weber, estudiaron la nacionalización de las masas y Michael Billig analizó las
formas en que la nación es impuesta a través del deporte o los símbolos (“nacionalismo
banal”).
2. La unificación italiana
El Risorgimento
La unificación en el norte
54
ejército franco-sardo venció a las tropas imperiales en Magenta y Solferino. Francia firmó
la paz con Austria sin Piamonte y Austria cedió Lombardía a Piamonte, pero no Venecia.
Cavour instigó la agitación en Italia central. Se celebraron plebiscitos en Parma, Módena,
Romagna y Toscana.
El reino de Italia
En el sur, la conquista fue liderada por Garibaldi y los camisas rojas. Desde
Génova, el revolucionario pasó a Sicilia, donde Cavour había instigado la revolución, y
de allí a Nápoles. En su marcha hacia el norte, Cavour mandó tropas a su encuentro,
aprovechando que la revolución había estallado en las Marcas y Umbría. Los tres
territorios fueron anexionados tras un plebiscito. En 1861 se reunió en Turín un
Parlamento que proclamó el reino de Italia, fijó la capital en Roma (temporalmente
Florencia) y eligió rey a Víctor Manuel.
3. La unificación alemana
Antecedentes y proyectos
Brechas internas
55
funcionaban movimientos como la Joven Alemania. En el interior de la Confederación,
la oposición se reducía a los estados de mayoría católica (Baviera) o contrarios a perder
su independencia. En Prusia, los liberales y los demócratas aceptaron el liderazgo
bismarckiano tras el fracaso de la lucha constitucional en 1862. el izquierdista Waldeck
reconoció que no había alternativa al modelo bismarckiano y el liberal Baumgarten
declaró fenecido el nacionalismo. Algunos demócratas fundaron organizaciones de
izquierda, como el Partido del Pueblo Sajón o la Asociación General de Trabajadores
Alemanes, embrión del SPD, fundada por Ferdinand Lassalle.
La rivalidad austro-prusiana
La guerra franco-prusiana
El II Reich alemán
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Irlanda
Rumania
Bélgica
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TEMA 13: LA SEGUNDA INDUSTRIALIZACIÓN Y
EL GRAN CAPITALISMO
1. La segunda industrialización
58
2. El gran capitalismo
El gran capitalismo
Taylorismo y Fordismo
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TEMA 14: UN CONTINENTE DE CIUDADES:
URBANIZACIÓN Y VIDA COTIDIANA EN EL
ÚLTIMO TERCIO DEL OCHOCIENTOS
La metropolización
60
temporales e individuales y el servicio de ciclo vital a las migraciones definitivas (cadenas
migratorias, expectativas de mejora en las ciudades).
61
política: racionalizar el control social. La reforma haussmanniana es un buen ejemplo.
Los parques, por su parte, y el sistema de aguas tenían una clara voluntad ordenadora y
domesticadora de las clases populares, como lo fueron los cafés y las fiestas (procesiones
cívicas, religiosas) o los espectáculos. Uno de los fenómenos asociados a la nueva lógica
espacial, aunque no enteramente nuevo es el de la heterotopía (Foucault), “utopías
realizadas”, espacios heterogéneos que aspiraban a ser representativos, como los parques,
los cementerios, los prostíbulos.
Espacios segregados
Urbanización funcional
La ringstraβe de viena
En París, la mayor intervención fue obra del barón Haussmann. A finales del siglo,
la Exposición Universal de 1889 propició el embellecimiento de la ciudad y la
segregación burguesa, con la construcción de grandes edificios de la ciudad moral.
62
Londres ciudad desconcentrada
Ciudades portuarias
Ciudades industriales
Ciudades universitarias
Ciudades intermedias
Ciudades turísticas
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TEMA 15: LA CONQUISTA EUROPEA DEL MUNDO:
Imperialismo y relaciones internacionales
1. Imperialismo y colonialismo
Colonialismo e imperialismo
Capitalismo e imperialismo
El factor económico fue destacado tanto por el liberal John Hobson (Imperialismo,
1902), como por el marxista Hilferding (El capital financiero, 1910) y el socialdemócrata
Karl Kautsky (“El imperialismo”, 1914). La expansión colonial, según ellos, respondió a
las necesidades de materias primas y mercados en el marco del gran capitalismo, como
se refleja en el crecimiento exponencial de la inversión exterior, de 400 millones de libras
en 1850 a 9.500 en 1914. Lenin (El imperialismo, fase superior del capitalismo, 1916),
fue el autor que más estrechamente relacionó ambos fenómenos, al considerar la
expansión colonial como una consecuencia lógica del sistema capitalista, en su fase
monopolista.
Imperialismo y emigración
64
internas. Robinson y Gallagher conceden un gran peso al subimperialismo, presión desde
las colonias por los colonos residentes en ellas, para forzar a sus países a establecer un
control efectivo. Esta presión fue determinante en la expansión de Francia en el norte de
África.
Ciencia y explorción
El desarrollo tecnológico
Darwinismo social
El soporte intelectual del imperialismo fue el darwinismo social, teoría que trataba
de aplicar la teoría de la selección natural a las civilizaciones, movidas por una fuerza
inevitable hacia el progreso, que explicaría la evolución de las sociedades primitivas hacia
65
formas más complejas. Esta idea, de resabios racistas y nacionalistas, fue recogida por
Rudyard Kipling en un conocido poema (La carga del hombre blanco, 1899). Ferry hizo
una encendida defensa de la misión “humanitaria y civilizadora” de las “razas superiores”
en su discurso de 1885 y Lord Salisbury dividió a las potencias en vivas y moribundas,
para justificar la victoria estadounidense sobre los españoles en Cavite. El geógrafo Ratzel
formuló su idea de Lebensraum, espacio vital desplegado por los Estados para su
desarrollo.
La obra literaria de Kipling (Kim, 1901) refleja el auge de los libros de aventuras
ambientados en las colonias, como los de Melville (Moby Dick, 1851), Verne (La vuelta
al mundo en 80 días, 1873), Conrad (El corazón de las tinieblas, 1899) y las sátiras de
Baroja (Paradox rey) y Rohmer (saga de Fu Manchú). Revistas como Le Petit Journal se
interesaron por las conquistas de Francia en África y Asia.
Misiones evangeliza
Imperialismo y antiimperialismo
Fronteras interiores
66
Alaska a Rusia, y en 1898, incorporó Hawai, Puerto Rico, Filipinas y Guam. En Canadá
el dominio atlántico se amplió con Columbia Británica (oeste), Manitoba (centro) y un
territorio casi despoblado al norte. Se incorporó el área de las Praderas.
En el Magreb, Francia ocupó Argel (1830), aunque tardó tres décadas en vencer
la resistencia de los beréberes en el interior. La presión subimperialista impulsó la
conquista de Marruecos y Túnez (1880). En el sur, la colonia de El Cabo fue transferida
a Gran Bretaña en 1806. La abolición de la esclavitud (1833) provocó el movimiento de
los colonos bóers al norte (Grand Trek), donde crearon las repúblicas de Natal (1839,
anexada por El Cabo en 1843), Transvaal (1857) y el Estado Libre de Orange (1854).
Otros países europeos se lanzaron a conquistar el continente: los alemanes exploraron
Namibia (1840), los portugueses se adentraron hacia el interior de Angola y Mozambique,
los italianos exploraron Eritrea y Abisinia, sin éxito, Leopoldo II de Bélgica organizó la
colonización del Congo y los españoles hicieron efectiva la ocupación de Bioko
(Fernando Poo, 1845) y emprendieron una guerra con el sultán de Marruecos, que
reconoció la soberanía española de Ceuta, Melilla, Chafarinas e Ifini y la ocupación
temporal de Tetuán.
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La conquista europea de la India
Hasta el siglo XIX, Asia estaba dominada por los imperios chino, japonés, mogol
(India) y persa, el reino de Corea, Afganistán y el Imperio Otomano. La India fue la joya
del Imperio Británico. Su presencia se remontaba a su asentamiento en Surat (1608),
Madrás (1639) y Calcuta (1717) con el beneplácito del Imperio Mogol, para comerciar
con algodón, azúcar y especias. Entre tanto, los holandeses controlaban Surat (1617) y
los franceses, Pondicherry (1665). En 1763, tras la Guerra de los Siete Años, Gran
Bretaña amplió su control a través de la Compañía de las Indias Orientales. Tras la
revuelta de los cipayos (soldados de la Compañía de origen nativo), en 1857, el gobierno
británico nombró un gobernador y creó un cuerpo de funcionarios. La India se convirtió
en la gran proveedora de algodón de la industria británica. Gran Bretaña construyó
infraestructuras y escuelas y nombró a Victoria I emperatriz de la India (1876), y amplió
su dominio para frenar el empuje ruso (Uzbekistán), dejando Afganistán como estado
tapón
China y Japón
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provocó la guerra ruso-japonesa (1904-1905), cuya victoria supuso el control de Corea,
ocupada en 1910.
Hegemonía y equilibrio
Relaciones internacionales
69
entre las potencias industriales y los países menos industrializados y propició el desarrollo
de la industria bélica (tanques, armas químicas, aviación, submarinos).
El triunfo de la realpolitik
Después de una fase caracterizada por un reparto del poder entre Francia, Gran
Bretaña, Austria, Prusia y Rusia (1815-56), la Guerra de Crimea (1853- 1856) quebró el
equilibrio, al enfrentar a Rusia (derrotada) frente a Gran Bretaña, Francia y el Imperio
Otomano por la rivalidad colonial rusootomana y ruso-británica. A la Guerra de Crimea
siguieron varios conflictos (unificación italiana, 1859; unificación alemana, 1863-70) que
evidencian el aumento de la tensión y el triunfo de los intereses de los estados sobre el
ideal de paz. También fue un período de guerras civiles (Estados Unidos, 1861-5; China,
1850-73). En esta fase, la expansión colonial refleja un creciente protagonismo de la
opinión pública en la política exterior, patente en intervenciones propagandísticas.
Un nuevo equilibio
El sistema bismarckiano
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La paz armada
Paralelamente, las potencias se prepararon para una eventual guerra, por lo que
este período se conoce como paz armada. El rearme de las potencias fue en un principio
disuasorio, pero desde 1890 más agresivo. Francia y Gran Bretaña aumentaron sus
armamentos y Alemania hizo lo propio (von Moltke) desde la década de 1890, aunque no
con fines ofensivos. La intrincada red de alianzas evitó el conflicto entre estados, salvo
algunas guerras localizadas. La debilidad de algunos viejos imperios, como Austria-
Hungría y el Imperio Otomano obligó a estos a vincularse a otras potencias o evitar el
enfrentamiento directo.
La formación de bloques
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La Gran Guerra (1914)
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TEMA 16: EL LARGO CAMINO HACIA LA
DEMOCRACIA EN LA EUROPA DE FIN DE SIGLO
1. ¿Qué es la democracia?
¿Qué es la democracia?
La relación entre el Estado y los ciudadanos es, para algunos autores, el criterio
que permite distinguir un régimen democrático de otro que no lo es (Tilly, 2006). El
propio Tilly consideró que un régimen es democrático en la medida en que esas relaciones
“se demuestran con consultas mutuamente vinculantes, amplias, iguales y protegidas”
(Tilly, 2006: 45). En la medida en que el Estado garantiza el equilibrio en estas relaciones,
Tilly habla de cuatro tipos de regímenes: no democrático de alta capacidad (Irán), no
democrático de baja capacidad (Somalia), democrático de alta capacidad (Noruega),
democrático de baja capacidad (Jamaica, Bélgica).
73
Precursores de la democracia
Desde Atenas al siglo XIX se han conocido distintas experiencias que reconocían
la consulta mutuamente vinculante. Son ejemplos tempranos de democratismo:
• Las ciudades-Estado italianas (oligarquía mercantil urbana).
• Las comunidades campesinas de la Edad Moderna (“oligarquías plebeyas”).
• Las congregaciones protestantes primitivistas y pietistas de los países nórdicos en
la Edad Moderna o los cuáqueros.
• Los levellers y los revolucionarios de las 13 colonias de América del Norte.
• Los Estados liberales son herederos de la Ilustración, que promovió el
reconocimiento de soberanía nacional y separación de poderes.
A finales del siglo XIX, los sistemas liberales presentaban todavía carencias
participativas. Un ejemplo es la escasa difusión del sufragio universal sin restricciones de
sexo hasta comienzos del siglo XX: solo el estado de Wyoming (1869) y Nueva Zelanda
(1893) lo reconocieron. En los primeros años del siglo XX, se difundieron nuevas formas
de cultura y participación política. Creció la demanda de derechos sociales y políticos
(vivienda, educación, sufragio), como el sufragismo. En 1920, 26 de los 28 países
europeos eran regímenes parlamentarios. La democratización supuso el reconocimiento
del poder popular (nuevas constituciones), la ampliación del sufragio (Australia, 1902;
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Finlandia, 1907; Noruega, 1913; Estados Unidos, 1920) y el desarrollo de sistemas más
participativos y representativos.
Las sufragistas
Uno de los colectivos más implicados en la ampliación del sufragio fue el de las
sufragistas. En Gran Bretaña, Lydia Becker fundó en 1867 la Sociedad Nacional por el
Sufragio de las Mujeres y en 1870, el Women’s Suffrage Journal. Hasta entonces, el
sufragio femenino de la clase media había sido defendido por John Stuart Mill. En 1888,
Emmeline Pankhurst, admiradora de Becker, organizó la Liga por el Sufragio Femenino,
que demandaba la participación electoral de las mujeres, más que su emancipación. En
las primeras décadas del siglo XX, las sufragistas llevaron a cabo audaces campañas con
altas dosis de violencia para reclamar atención.
Pero las clases dirigentes liberales tendían a desconfiar de las masas, y por ello,
diseñaron diferentes subterfugios para controlar sus formas de participación. Por un lado,
idearon o mantuvieron algunos mecanismos legales, como la exigencia de la
alfabetización o la educación formal, la edad mínima (en algunos casos, 30 años), la
exclusión de las mujeres, o la geometría electoral (rediseño de las circunscripciones
electorales). Por otro, se desarrollaron mecanismos informales de control del electorado
(patronazgo, caciquismo) o se recurrió llanamente al fraude electoral. Las clases
populares aceptaron en la medida en que les permitía satisfacer sus necesidades o
demandas, aunque ello no es un síntoma de despolitización, sino lo contrario.
Gran Bretaña
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En Gran Bretaña, la vida política estuvo marcada, en los 70, por la rivalidad entre
tories (Disraeli) y liberales (Gladstone). Gladstone (1868-1874) emprendió reformas
educativas y religiosas, que redujeron la hegemonía del anglicanismo. Los sindicatos
fueron legalizados (1871). En el seno de los sindicatos surgió el Partido Laborista
(socialista moderado, 1901), que creció a costa de los liberales. En 1874, Disraeli llegó
“a lo alto de la cucaña” y modernizó el partido conservador, haciéndolo más presentable
ante las clases populares. Disraeli diseñó una ambiciosa política social, que le llevó a
promulgar una pionera ley de sanidad pública y otra de viviendas para artesanos.
William Gladstone regresó al gobierno y dominó la escena hasta 1894. Las leyes
de reforma de 1883 y 1884 limitaron las cantidades que los candidatos podían gastar en
las campañas y ampliaron el sufragio, reduciendo las limitaciones censuales. Gladstone
preparó la autonomía de Irlanda (Home Rule, 1886), pero los liberales unionistas la
rechazaron. El conflicto identitario, religioso y económico condujo a la guerra (1916-
1922) e independencia de la isla, salvo el Ulster. El sucesor de Disraeli en el partido
conservador, lord Salisbury, también recurrió a las reformas sociales y laborales
(exigencia de responsabilidades a los patrones), aunque centró sus esfuerzos en la política
exterior imperialista.
La república francesa
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la Unión Liberal, en 1913. Los gobiernos impulsaron la industrialización y la ampliación
del sufragio, aunque a costa de una fuerte presión fiscal.
La Alemania bismarckiana
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En 1867, Austria se transformó en una monarquía dual, con un mismo emperador,
Francisco José I, y una política económica y exterior comunes, pero concedía a Hungría
un amplio autogobierno. Se reconoció el bilingüismo en algunas regiones y la autonomía
a otras, como Croacia. En 1878, Austria-Hungría recibió Bosnia-Herzegovina
(independizada del Imperio Otomano), lo que convirtió los Balcanes en el epicentro de
sus problemas. La política interior estuvo marcada por el conservadurismo del emperador
y los primeros ministros. A pesar de ello, surgieron partidos modernos (socialcristianos,
socialdemócratas, pangermanistas).
El imperio otomano
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