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Fonoaudiología
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Escuela de Fonoaudiología
Revisión
Bibliográfica
Etiología y evaluación en Sd. Down
A nivel mundial su prevalencia es de 1/700 RN, siendo una de las más frecuentes dentro
de las anomalías genéticas. En nuestro País la prevalencia es mayor según los registros de
hospitales asociados al ECLAMC (Estudio Colaborativo Latinoamericano de
Malformaciones Congénitas) siendo de 3.3/1000 RN. Hay que destacar que existen factores
que inciden en que exista mayor prevalencia, como lo es la edad, pues la posibilidad de que
una madre de 20 años tenga un hijo con Sd. Down es de 1/2000 RN, valor que aumenta en
una madre de 45 años, siendo 20-25/2000 RN.
2) Aspecto médico: Los niños con síndrome de Down tienen mayor riesgo que la
población general de tener algunas enfermedades, esta condición viene dada por sus
características genéticas. A continuación se exponen las principales patologías que
tienen mayor frecuencia.
Habilidades Prelingüísticas:
Dentro del primer año de vida los niños con Síndrome de Down tienen un desarrollo
lingüístico típico con retraso en el balbuceo (vocálico, silábico, indiscriminado, reduplicado
y variado). Se encuentra particularmente retrasado el balbuceo reduplicado (bababa, tatata,
etc.), que es un precursor de la dimensión de la forma del lenguaje y ocurre lo mismo con el
llamado balbuceo interactivo o intermitente o fraseo prelingüístico, el cual consiste en que
el niño interrumpe espontáneamente su producción vocal quedando a la espera de que su
interlocutor le “responda”. Por otra parte, los bebés con síndrome de Down tienden a
prolongar por más tiempo sus protoconversaciones dejando espacios interfrase más cortos,
dando así, menos espacio temporal a la “respuesta” del interlocutor, con lo cual hay una
mayor frecuencia de colisiones vocales entre las madres y los hijos.
Desarrollo Fonológico:
Lambert (1980) indica que el desarrollo fonológico de los niños con Síndrome de
Down es estructuralmente idéntico al de los niños sin retraso mental, siendo una versión
retrasada del normal. Sin embargo en los niños con retraso mental moderado o grave, este
desarrollo es con frecuencia incompleto. Es necesario hacer hincapié en que los problemas
articulatorios son más frecuentes en los casos de esta patología que en otras formas de
discapacidad mental (Rondal y Sohier, 1980). Van Borsel (1995) realiza un estudio en
adolescentes con SD, y demuestra que el habla de estos sujetos es menos inteligible que la
de niños normales más jóvenes equiparados según la edad mental. Llegó a la conclusión de
que en el SD se produce un enlentecimiento del desarrollo fonológico y no una desviación.
En este estudio concluye que los errores identificados con más frecuencia son las
distorsiones (representan el 47%), tanto las sustituciones como las omisiones representan
un 20% de los errores cometidos.
Los niños con SD no pronuncian sus primeras palabras hasta los 2-3 años de edad, y
sus producciones verbales significativas siguen siendo muy escasas hasta los 4-5 años. Se
considera que el desarrollo léxico se caracteriza por un retraso de 6 a 18 meses en
comparación con el de un niño sin retraso mental. Cardoso-Martins (1985) comprobaron
que los niños con SD comprenden el nombre de los objetos a la misma edad mental y al
mismo nivel sensoriomotor que los niños sin retraso mental (hacia los 14 meses). Se
comprueba que el patrón general de desarrollo es idéntico al típico: primero adquieren las
palabras sociales, después algunos de los nombres de objetos y más tarde un léxico de
palabras relacionales enriquecido con más nombres de objetos. Las primeras palabras
utilizadas por los niños (con o sin retraso mental) pertenecen a categorías semánticas bien
definidas, sobre todo las correspondientes a animales, indumentarias, juguetes y medios de
transporte.
Desarrollo Morfosintáctico:
El retraso del desarrollo lingüístico por lo que hace a los aspectos fonológicos y léxico
semánticos, también se observa con respecto a la morfosintaxis. Fowler (1990) considera
que los conocimientos léxicos de los niños con retraso mental, resultan poco afectados en
comparación con los conocimientos de tipo estructural como los morfosintácticos. En 1981
Chipman realiza un estudio sobre las capacidades morfosintácticas en niños con retraso
mental en comparación a niños sin retraso mental. Obtuvo un corpus lingüístico en una
situación de juego libre. Los resultados pusieron de manifiesto que los niños con retraso
mental producen casi un 48% de enunciados incorrectos e incompletos, mientras que los
niños sin retraso mental de menor edad sólo producen un 36%. En ambos grupos, los más
frecuentes son los enunciados simples “sujeto +verbo+ complemento”, seguidos por los
enunciados “sujeto+ verbo+ objeto”. Mientras que algunos niños sin retraso mental ya
producen enunciados complejos “sujeto+ verbo+ objeto+ complemento” y, en el caso de los
de mayor edad, algunas frases coordinadas y subordinadas, los niños con retraso mental
continúan produciendo frases simples, además de que tienden a omitir el artículo y a
producir frases incompletas del tipo “verbo + nombre” .
Los déficits motores orales son producto de los problemas de control neuromotor que
pueden interferir en la alimentación y el desarrollo del habla. Los movimientos reflejos de
succión y deglución se encuentran en general bien desarrollados en el momento de nacer.
Los mecanismos de succión y deglución utilizan la estructura bucal y laringe; incluyendo la
lengua, el paladar, las mejillas y los labios. Los estímulos bucales como son el tacto y el
gusto desencadenan habitualmente un movimiento de succión en perfecta coordinación con
el de deglución. Algunos bebés con Síndrome de Down sin embargo tienen dificultades
iniciales para succionar y deglutir y más tarde para morder y masticar.
Existe una hipotonía que hace que la lengua se aplane mientras el bebé con Síndrome
de Down succiona, en lugar de formar un surco en torno al pezón. El surco de la lengua es
necesario para transportar líquidos hasta el fondo de la boca y para formar un cierre durante
el proceso de succión. Un bebé con estos problemas motores orales presentará dificultades
de alimentación tales como succionar sin fuerza, cansarse antes de sentirse saciado, dejar
escapar demasiado líquido; ya que el hecho de que la cavidad bucal sea más pequeña hace
que los líquidos se escurran por un lado de la boca.
Dificultades Auditivas:
Las personas con Síndrome de Down suelen presentar con frecuencia infecciones de
oído (otitis media, infecciones serosas, mayor secreción de cera en el canal del oído
externo, etc.), dificultando la percepción auditiva y la comprensión del lenguaje.
Dentro de las anomalías de la audición, éstas pueden abarcar a todo el sistema auditivo.
El canal auditivo externo puede ser más estrecho en el 45-50% de los casos, especialmente
en su parte media, y puede ser obstruido fácilmente por el cerumen y la descamación de la
piel. Eso crea problemas de audición y dificultades para explorar la membrana del tímpano.
En el oído medio, el tímpano puede adoptar una posición oblicua. Puede haber una
menor movilidad o una malformación en la cadena de huesecillos (en el 25% de los casos),
lo que origina una pérdida en la audición de carácter conductivo. La conducción del sonido
puede verse también alterada por la persistencia de tejido mesenquimatoso dentro de la
cavidad timpánica (75% de los casos).
Por último, en el oído interno puede originarse una hidropesía endolinfática (el rasgo
más frecuente) dentro de una cóclea corta. En el sistema vestibular, las únicas anomalías
que se observan son malformaciones de los canales semicirculares.
Evaluación en las personas con Síndrome de Down
Este dato puede ayudar desde un punto de vista teórico y por lo que hace a la
interpretación de los errores y dificultades identificados mediante un examen de lenguaje,
pero no resuelve la problemática planteada por la evaluación del lenguaje. En sí dicha
relación es compleja debido a la variedad de aspectos que se deben considerar y a la falta
de medios a disposición para evaluar de manera fiable precisa y válida las capacidades de
lenguaje en un individuo con Síndrome de Down.
Para lograr una evaluación fonoaudiológica completa se deben tener en cuenta los
siguientes aspectos:
- Considerar el estado general del niño: Observar las funciones cognitivas básicas,
rendimiento escolar, y el nivel de interacción social.
El desafío lo debe asumir toda la sociedad. Desde el estado, el cual debe velar por la
legislación pertinente en materias de políticas de salud y educacionales, pasando
evidentemente por los equipos educativos, equipos de salud y la sociedad misma mediante
la realización cotidiana y materialización de los conceptos de “inclusión” y “respeto a la
diversidad”. Dentro de estos aspectos son muy importantes las redes de apoyo que se
generen entre las distintas entidades: los centros educativos, de salud, la familia y la
comunidad.
Destaca además la labor conectora que realiza el fonoaudiólogo entre los aspectos
anátomo-funcionales craneofaciales y el aporte al desarrollo cognitivo del niño con SD,
mediante el trabajo de las habilidades lingüístico- comunicativas, lo cual debe ir de la mano
en un trabajo en conjunto con el cuerpo docente del establecimiento del individuo, por lo
que el trabajo interdisciplinario se torna un aliado para el abordaje integral de los niños con
SD.