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Historia de la ciencia del arcoíris[editar]

El erudito griego clásico Aristóteles (384-322 a. C.) fue el primero en dedicar una


atención seria al arcoíris.3 Según Raymond L. Lee y Alistair B. Fraser, «A pesar de
sus muchas fallas y su atractivo para la numerología pitagórica, la explicación
cualitativa de Aristóteles mostró una inventiva y una coherencia relativa que no
tuvo parangón durante siglos. Después de la muerte de Aristóteles, gran parte de
las teorías sobre el arcoíris consistieron en reacciones a su trabajo, aunque no
todas ellas fueron acríticas».4
En el Libro I de Naturales Quaestiones (c. 65 d. C.), el filósofo romano Séneca el
Joven analiza ampliamente varias teorías sobre la formación del arcoíris, incluidas
las de Aristóteles. Observa que los arcoíris aparecen siempre opuestos al sol, que
aparecen en el agua rociada por un remero, en el agua escupida por un batidor
sobre la ropa estirada por pinzas o en el agua pulverizada través de un pequeño
orificio en una tubería reventada. Incluso hablaba de arcoíris producidos por
pequeñas varillas (virgulae) de vidrio, anticipándose a las experiencias de Newton
con los prismas. Tenía en cuenta dos teorías: una, que el arcoíris era producido
por el sol reflejándose en cada gota de agua; y la otra, que era producido por el sol
reflejándose en una nube con forma de espejo cóncavo; favorecía la segunda.
También analizaba otros fenómenos relacionados con el arcoíris: las misteriosas
"virgas" (varillas), los halos y la parhelia.5
Según Hüseyin Gazi Topdemir, el físico árabe y polimata Ibn al-Haytham (Alhazen;
965-1039), intentó proporcionar una explicación científica del fenómeno del
arcoíris. En su Maqala fi al-Hala wa Qaws Quzah [Sobre el arcoíris y el halo], al-
Haytham «explicó la formación del arcoíris como una imagen, que se forma en un
espejo cóncavo. Si los rayos de luz provenientes de una fuente de luz más lejana
reflejan a cualquier punto en el eje del espejo cóncavo, forman círculos
concéntricos en ese punto. Cuando se supone que el sol como una fuente de luz
más lejana, el ojo del espectador como un punto en el eje del espejo y una nube
como una superficie reflectante , entonces se puede observar que los círculos
concéntricos se están formando en el eje».6 No pudo verificar esto porque su
teoría de que «la luz del sol es reflejada por una nube antes de llegar al ojo» no
permitía una posible verificación experimental. 7 Esta explicación fue repetida
por Averroes,[cita requerida] y, aunque incorrecta, proporcionó la base para las
explicaciones correctas dadas más tarde por Kamāl al-Dīn al-Fārisī en 1309 e,
independientemente, por Teodorico de Freiberg (ca. 1250 - ca. 1311)[cita requerida] —
ambos habían estudiado el Libro de Óptica de al-Haytham.8
Un contemporáneo de Ibn al-Haytham, el filósofo y erudito persa Ibn Sīnā
(Avicena, 980-1037), proporcionó una explicación alternativa: «que el arco no se
forma en la nube oscura sino más bien en la niebla muy fina que se encuentra
entre la nube y el sol o el observador. La nube, pensaba, sirve simplemente como
fondo de esta sustancia delgada, al igual que cuando se coloca un revestimiento
de mercurio sobre la superficie posterior del vidrio en un espejo. Ibn Sīnā
cambiaría el lugar no solo del arco, sino también de la formación del color,
sosteniendo que la iridiscencia es simplemente una sensación subjetiva en el
ojo».9 Esta explicación, sin embargo, también era incorrecta. [cita requerida] El relato de
Ibn Sīnā aceptaba muchos de los argumentos de Aristóteles sobre el arcoíris.

En Europa, el Libro de Óptica de Ibn al-Haytham fue traducido al latín y estudiado


por Robert Grosseteste. Su trabajo sobre la luz fue continuado por Roger Bacon,
quien escribió en su Opus Majus de 1268 sobre experimentos con luz brillando a
través de cristales y gotas de agua que mostraban los colores del arcoíris. 14
Además, Bacon fue el primero en calcular el tamaño angular del arcoíris. Afirmó
que la cima del arcoíris no puede aparecer a más de 42° sobre el horizonte. 15 Se
sabe que Teodorico de Freiberg dio una explicación teórica precisa tanto del
arcoíris primario como del secundario en 1307 (que luego fue desarrollada
por Antonius de Demini en 1611[cita requerida]). Explicó el arcoíris primario, señalando
que «cuando la luz del sol cae sobre gotas individuales de humedad, los rayos
experimentan dos refracciones (al entrar y salir) y un reflejo (en la parte posterior
de la gota) antes de la transmisión al ojo del observador». 1617 Explicó el arcoíris
secundario a través de un análisis similar que involucraba dos refracciones y dos
reflejos.
René Descartes, en su tratado de 1637, Discurso del método, avanzó aún más en
esta explicación. Sabiendo que el tamaño de las gotas de lluvia no parecía afectar
el arcoíris observado, experimentó con el paso de rayos de luz a través de una
gran esfera de vidrio llena de agua. Al medir los ángulos en los que emergían los
rayos, concluyó que el arco primario era causado por un único reflejo interno
dentro de la gota de lluvia y que el arco secundario podría ser causado por dos
reflejos internos. Apoyó esta conclusión con una derivación de la ley de refracción
(posterior a, pero independientemente de la ley de Snell) y calculó correctamente
los ángulos para ambos arcos. Sin embargo, su explicación de los colores se basó
en una versión mecánica de la teoría tradicional de que los colores se producían
mediante una modificación de la luz blanca.1819
Isaac Newton demostró que la luz blanca estaba compuesta por la luz de todos los
colores del arcoíris, que un prisma de vidrio podía separar en el espectro completo
de colores — descomposición de la luz blanca—, rechazando la teoría de que los
colores se producían mediante una modificación de la luz blanca. También mostró
que la luz roja se refractaba menos que la luz azul, lo que llevó a la primera
explicación científica de las principales características del arcoíris. 20 La teoría
corpuscular de la luz de Newton fue incapaz de explicar los arcoíris
supernumerarios, para los que no se encontró una explicación satisfactoria hasta
que Thomas Young se dio cuenta de que la luz se comportaba como una onda
bajo ciertas condiciones y que podía interferir consigo misma.
El trabajo de Young, más tarde elaborada en detalle por Richard Potter, fue
refinado en la década de 1820 por George Biddell Airy, que explicó que había una
dependencia entre fuerza de los colores del arcoíris y el tamaño de las gotas de
agua..21 Las descripciones físicas modernas del arcoíris se basan en la dispersión
de Mie, obra publicada por Gustav Mie en 1908.22 Los avances en los métodos
computacionales y en la teoría óptica continúan conduciendo a una comprensión
más completa de los arcoíris. Por ejemplo, Nussenzveig ofrece una visión general
moderna.23

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