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Oíto Xuss - Johann M&l

CARTA A LOS HEBREOS


CARTAS CATÓLICAS
INTRODUCCIÓN

1. La tradición de la Iglesia antigua

El primer documento que con seguridad se ocupa de la carta


a los Hebreos, y concretamente de los conceptos y formulaciones
teológicas que le son propias, es la Carta de Clemente Romano
a los Corintios (hacia el 96). Este escrito presenta varios puntos de
contacto con la carta a los Hebreos, y quizá, incluso, citas de ésta',
pero tales puntos de contacto no son suficientes para precisar si
la ICIem tenía noticias concretas acerca del autor y de los desti-
natarios de nuestra carta. De Roma proviene igualmente el otro
escrito en que se habla, o al menos se alude a la carta a los He-
breos: el Pastor de Hermas (hacia 145).
En la Iglesia de oriente la carta gozó ya en los primeros tiem-
pos de gran ascendiente. El «bienaventurado presbítero» (— Pan-
teno)2, Clemente de Alejandría3 y, con cierta reserva, Orígenes4,
ven en ella un escrito del apóstol Pablo y la incluyen en el Canon,
cosa que Clemente de Alejandría hace en forma particularmente
explícita. En los años siguientes la Iglesia de oriente acepta, sin
reparos de ningún género, la carta a los Hebreos como carta
canónica de Pablo. En occidente, en cambio, no se quiso reco-
nocerla como auténtica carta paulina hasta fines del siglo iv, pese
1. Cf., p. ej„ ICIem 36,1-5 con Heb 2,17; 4,15; 1,3.4.7.5.13.
2. EUSEBIO, HE vi, 14,4.
3. Id., HE vi, 14,2s.
4. Id., HE vi, 25,1 lss.

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Introducción a los Hebreos Texto contenido y estructura
a que ya era conocida desde el tiempo de la lClem. En el frag- del Antiguo Testamento (es uno de los axiomas del cristianismo),
mento de Muratori (hacia 200) se omite, igual que en el Catálogo pero el culto del Antiguo Testamento, aunque ordenado por
del presbítero Gayo, algo posterior5. Ireneo (t hacia 202) e Hi- Dios, ha visto ahora realizado en Jesucristo todo cuanto simbo-
pólito de Roma (t 235) no la consideran ni paulina ni canónica. lizaba, llegando así a su etapa final. El autor demuestra esta
Tertuliano (f después de 220) menciona la carta como «escrita afirmación con una exégesis de la Escritura que revela gran co-
a los Hebreos», pero da como autor a Bernabé y no la tiene nocimiento de ella. Quiere con esto que la comunidad se dé cuenta
por canónica43. Cipriano (t 258) no hace mención de ella, y el del papel decisivo que le ha correspondido en los planes de Dios
Ambrosiaster (segunda mitad del siglo iv) precisa que las cartas (véase p.ej. 11,39.40), se enorgullezca de ello y recupere su vita-
de Pablo son 13, omitiendo la de los Hebreos, a pesar de que la lidad inicial para hacer frente a las dificultades. Sería casi impo-
conoce. En cuanto a Roma, Eusebio afirma, refiriéndose a los sible dudar de que la carta se dirige a una comunidad determinada,
tres primeros decenios del siglo iv: «Hasta el día de hoy hay en que el autor conoce muy bien (cf. 13,19) y no pierde de vista un
Roma quienes se niegan a reconocerla como escrito del Apóstol»6. momento. Esta comunidad recibió en otro tiempo las verdades
Gracias ante todo al influjo de los grandes padres latinos, fundamentales relativas a Cristo, los rudimentos (6,1.2); los que
que cultivaron estrechas relaciones con la teología griega, desde
escucharon la salvación de labios del Señor la anunciaron a la
fines del siglo iv la carta a los Hebreos consolida su posición
generación a que pertenecen tanto el autor como la comunidad,
incluso en occidente. En el año 405 el papa Inocencio i, respon-
que es precisamente la segunda generación cristiana (2,3). La
diendo a una petición del obispo Exuperio de Tolosa, la comu-
comunidad ha dado ya pruebas de eficiencia8, pero ahora ha
nica una lista de los libros canónicos, en la cual se habla de 14
caído en estado de parálisis9, que la hace fácilmente vulnerable
cartas de Pablo. Poco antes, el Sínodo m de Cartago (397) había
a falsas doctrinas (13,9) y la coloca al borde de la apostasía10.
presentado un compendio de los escritos que forman parte del
Ayudarle a superar el peligro de tal crisis, es el propósito del autor.
Canon, incluyendo después de las «trece cartas del apóstol Pablo»
la carta a los Hebreos, presentándola como «del mismo autor» Documentos como la carta a los Hebreos constituyen una uni-
pero colocándola en lugar aparte, con lo cual confirmaba la situa- dad orgánica, y en principio se resisten a toda división en partes
ción especial de este escrito. claramente distintas, corriente en el caso de escritos sistemáticos.
Con todo, aun en este «discurso de exhortación» (13,22) es posible
agrupar ideas que guardan estrecha relación entre sí y organizar
cierta estructura. Omitiendo toda introducción de sabor epistolar,
2. Fin, contenido y estructura ya desde las primeras líneas la carta presenta a sus lectores el
pensamiento teológico central (1,1-4), si bien en forma todavía
La carta a los Hebreos se presenta a sí misma como «discurso velada y sin mencionar la palabra clave del resto del escrito,
de exhortación»7. Escrita para una comunidad que atraviesa por «sumo sacerdote». Se pueden distinguir tres grandes partes. En
un período de desfallecimiento, se propone infundirle nuevo vigor, la primera (1,1-4,13) se hace ver claramente la preeminencia del
y para ello acude a numerosas exhortaciones directas, y sobre portador escatológico de la revelación sobre los ángeles, que son
todo le envía instrucciones destinadas a completar sus conocimien- esencialmente servidores (1,5-14), y sobre Moisés, cuya misión
tos teológicos. La historia de salvación se desenvuelve a lo largo estaba ordenada a algo ulterior (3,1-6). Se trata de una exposición
4a. TERTULIANO, De pudicitia 20. 5. EUSEBIO, HE vi, 20,3. 8. Heb 6,10.11; 10,32.34.
6. EUSEBIO, HE vi, 20,3; cf. ni, 3,5. 9. Véase, por ejemplo Heb 12,1.13; 10,25.
7. Heb 13,22; cf. Act 13,15. 10. Heb 6,4-6; 10,26-29; 12,16.17.

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Texto contenido y estructura
Introducción a los Hebreos
terística del estilo epistolar (13,18-25), que contrasta con el prin-
exegética en la cual alternan reflexiones teológicas y exhortacio- cipio del escrito, termina la carta «a los Hebreos».
nes" que llaman la atención sobre la grandeza de la vocación El carácter que la carta a los Hebreos tiene de «discurso de
cristiana y la seriedad de los deberes que ella implica. exhortación» (13,22), de prédica, de orientación pastoral, favorece
Con una exhortación (4,14.16) principia también la segunda poco la idea de que su autor se haya propuesto ceñirse a una
parte (4,14-10,18), que es propiamente el núcleo de la carta, en división precisa y detallada, bien calculada, casi sutil, o de que
la cual se expone ampliamente la idea cristológica central del una división tal se pueda aplicar minuciosamente al escrito. Los
autor, su enseñanza relativa al sumo sacerdote de la nueva alianza numerosos intentos, en parte discordantes, de presentar la estruc-
y a su obra de salvación. Tras una breve presentación del tema tura de todo el documento como una unidad planeada de ante-
(como antes en 2,5-18) y la explicación del sentido profundo mano en todos sus detalles u no van más allá de demostrar clara-
que tiene la humillación de Jesús (4,14-5,10), se incluye inmediata- mente que el autor sabe bien lo que quiere decir, o, en otros
mente una nueva sección parenética: la comunidad debe preocu- términos, que tiene un «plan» para toda la obra, y que, como
parse de adquirir más madurez en su instrucción (5,11-6,3), debe todo predicador y todo orador, emprende su tarea contando con
guardarse de dejar escapar una oportunidad que no se volverá una determinada provisión de ideas, limitada por su propia ma-
a presentar (6,4-8); con todo, las pruebas de fidelidad que ya ha nera de ver las cosas y por las necesidades de los destinatarios.
dado, aunque no sean muchas, y sobre todo la promesa de Dios, Pero la división sistemática que los mencionados exegetas presen-
reforzada con juramento, son motivo suficiente para recuperar la tan, demuestra más su propia convicción y su ingenio constructor
confianza y cobrar nuevo ánimo (6,9-20). El pasaje siguiente, que que la existencia de un plan fijo y minucioso, levantado en estricta
en sí constituye una unidad aparte (7,1-10,18), empieza destacando conformidad con normas establecidas, al cual haya querido ceñirse
la preeminencia del sacerdocio de Melquisedec sobre el antiguo el incógnito autor del escrito.
sacerdocio levítico (7,1-10), para pasar a describir luego la dignidad Parece, en consecuencia, que se presta mejor servicio y se
del sacerdocio del Nuevo Testamento y su carácter tipológico contribuye más a comprender tanto la situación general y los de-
(8,1-10,18). talles del escrito como el pensamiento del autor, si sólo se presu-
La transición a la tercera parte (10,19-13,25) es asimismo una pone una división bastante elástica y si se admite que el hilo del
exhortación, que hace ver con toda franqueza lo serio de la si- pensamiento se desenvuelve más a partir de las circunstancias
tuación, apelando al mismo tiempo, con fino tacto pastoral, a las concretas del momento (el pastor se representa mentalmente la
buenas cualidades de los destinatarios, demostradas ya en tiempos comunidad, conoce sus necesidades y habla para ella sin perderla
anteriores (10,19-39). El incomparable capítulo 11 corre por entre un momento de vista), que suponiendo en juego un refinado aparato
la profusión de testigos de la fe más insignes del Antiguo Testa- retórico. Se entiende, desde luego, que en aquellos pasajes en
mento, en los cuales se ofrecen a la comunidad modelos que les que se agrupan y desarrollan pensamientos afines, el lector se
sirvan de consuelo y de estímulo (11,1-40); sigue luego un alud encuentra necesariamente ante determinados contextos homogéneos,
de exhortaciones y de amenazas, unas nuevas y otras repetidas a los cuales se podría dar título propio; pero en el caso de la
(12,1-17.25-28), interrumpido por una descripción grandiosa de carta a los Hebreos es prácticamente imposible demostrar que el
la antigua y de la nueva alianza (12,18-24). Con numerosas exhor- escritor se haya ceñido a esquemas preestablecidos.
taciones particulares, que se refieren sobre todo a la vida común
y al orden en la comunidad (13,1-17), y con una conclusión carac- 12. Véase, por ejemplo, los trabajos especializados de Thien, Haering,
Vaganay, Descamps, Gyllenberg, Nauck, Vanhoye, a los cuales se agregan
numerosos comentarios de otros autores.
11. Heb 2,1-4; 3,1.6; 3,7-4,13.
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Introducción a los Hebreos Carácter literario y peculiaridades teológicas

carácter epistolar del escrito queda suficientemente asegurado por


3. Carácter literario y peculiaridades teológicas los versículos finales; el capítulo trece no se podría ni cercenar
ni separar del resto, sin incurrir en arbitrariedad. Si se pudiera
Llama la atención que la carta a los Hebreos, igual que la probar que en realidad la carta a los Hebreos corresponde por su
primera carta de Juan, carezca de encabezamiento en estilo epis- forma, al menos por lo que toca a la omisión de un encabezamiento
tolar. Es cierto que en la Iglesia antigua se la consideró siempre adecuado, a modelos propios del Asia Menor (Roller), se despe-
como carta, dándosele incluso el titulo de carta «a los Hebreos», jaría una incógnita y se tendría, incluso, cierto indicio del lugar
pero esta circunstancia no tiene valor decisivo cuando se trata de en que fue escrita (cf. infra); pero la hipótesis de una «mezcla de
precisar el verdadero carácter literario del escrito, de acuerdo con estilos», a que habría que recurrir en atención a la conclusión
los métodos que sigue la literatura moderna. Deissmann ha insis- de la carta, parece insostenible.
tido en caracterizar la carta a los Hebreos como «epístola», enten- La carta a los Hebreos está escrita en griego muy correcto;
diendo por tal una carta artificial, en la cual el autor simplemente sin dar la menor impresión de rebuscamiento, el autor se muestra
se sirve de la forma epistolar para dirigirse en realidad a un familiarizado con los recursos de la buena retórica griega de su
público más amplio que el de una carta corriente. Deissmann tiempo. Construye períodos elegantes, dispone de un vocabulario
llega, incluso, hasta afirmar: «Si no fuera porque en 13,22-24 se selecto (muy distinto del de las grandes cartas paulinas), juega
tropieza con frases típicas de una carta, a nadie le pasaría por ingeniosamente con las palabras, sabe hacer uso de aliteraciones,
la mente dar a nuestro escrito el nombre de epístola, y mucho antítesis, sutilezas rítmicas, y por su lenguaje pulido se distingue
menos el de carta.» Sin embargo, si se tiene en cuenta el criterio bastante de la retórica impetuosa e inconvencional de las grandes
decisivo que el mismo Deissmann propone más adelante, parece cartas paulinas. Puede decirse que el griego de la carta es original;
verdadera carta: «La mayor parte de las cartas permanece para es absolutamente infundada la hipótesis, aparecida ya en los pri-
nosotros ininteligible, mientras ignoremos quiénes fueron los des- meros tiempos cristianos, de que se trata de la traducción de un
tinatarios y cuál era la situación de quien escribió; la mayor parte escrito hebreo13. La habilidad lingüística y estilística del autor
de las epístolas es, en cambio, comprensible, aun cuando no conoz- está aquí totalmente al servicio de su tarea; en ninguna parte
camos al presunto destinatario ni al autor.» No sería absurdo queda la impresión de que se esté trabajando con una obra de
que a la carta a los Hebreos no se le puede negar el carácter de arte retórico como base. El conjunto de la carta es, aun con sus
imaginarse la carta a los Hebreos como una prédica compuesta cualidades indiscutibles, efecto espontáneo de un talento natural,
para alguna comunidad bien determinada, y provista luego de una enriquecido por una formación exquisita, y sobre todo por un ver-
conclusión en estilo epistolar; pero en este caso la diferencia con dadero corazón de pastor. Así se explica también la frecuencia con
las demás cartas comunitarias del Nuevo Testamento sería rela- que alternan reflexiones teológicas y exhortaciones, que fluyen
tivamente insignificante. naturalmente unas de otras.
La falta de dedicatoria y de introducción epistolar es, sin El autor de la carta a los Hebreos es ante todo y en definitiva
duda, una circunstancia extraña. La hipótesis de que la carta haya un pastor de almas, plenamente convencido de su misión; de ahí
tenido originalmente un encabezamiento semejante al de las demás el carácter que presentan sus afirmaciones teológicas. Él quiere
cartas, que luego se habría perdido o se habría suprimido por ofrecer ayuda espiritual a una comunidad que se halla en peligro
razones que no conocemos, parece a toda costa inadmisible, por- (cf. supra, n.° 2), y lo hace por todos los medios a que puede
que no hay ningún indicio fundado de que la carta haya tenido
en alguna época forma distinta de la actual. Después de todo, el 13. Así, por ej., en Clemente de Alejandría: EUSEBIO, HE, 14,2s.

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Carácter literario y peculiaridades teológicas
Introducción a los Hebreos
recurrir una cura de almas inspirada íntegramente en el Evan- Aspecto fundamental de la carta a los Hebreos es su imagen
gelio. Exhorta14, reprende (5,11-14), advierte, amenaza y muestra cultual del mundo. El autor ve en el culto de la antigua alianza
en términos apremiantes y convincentes la seriedad del momento el preámbulo de la obra salvadora de Cristo, llegando así a un
actual15; más aún, infunde temor haciendo ver las diversas pers- concepto de la muerte de Jesús en la cruz, para muchos motivo
pectivas de perdición; su lenguaje adquiere entonces matices os- de escándalo, que, sin disonar con la explicación ya existente del
curos16. Pero por otra parte sabe atraerse la atención de la co- scandalum crucis, reviste matices muy propios. Al exponer tales
munidad: la alaba, recordándole las pruebas de vida cristiana que ideas —preciso es insistir con énfasis en ello— el interés pri-
ha dado n y, en imágenes felices, describe a los desalentados la mordial del autor no es de orden litúrgico, sino de orden teológico
realidad futura18 reavivando así en ellos la gran esperanza cris- y parenético. Las dos realidades contrapuestas son el culto de la
tiana (10,19.36-39); pero, sobre todo, trata, en la parte central de antigua alianza, tal como se lo describe en la Escritura, y el culto
su escrito, apelando a nuevos desarrollos teológicos, de poner en del sumo sacerdote de la nueva alianza, que, sancionado con su
movimiento fuerzas nuevas (7,1-10,18). propio sacrificio, penetra hasta los ámbitos del cielo. El autor
En esto no hay razón, sin embargo, para establecer relación presupone, desde luego, la forma concreta de culto que existe en
inmediata entre la manera de reaccionar del autor y la situación la comunidad de los destinatarios, mas no es a tal culto al que
concreta de la comunidad a la cual se dirige. La presentación ad- quiere aludir directamente, y las circunstancias descritas, relati-
mirable de la historia de salvación como de un gran proceso vamente claras pero mencionadas siempre como de paso, no dan
homogéneo (cff. cap. 11), la concepción teológica del acto salvador pie para suponer más que las formas cultuales sencillas de todas
hecho realidad en Cristo, que él explica poniendo de relieve el las primeras comunidades cristianas, en las cuales, sin duda, existía
verdadero sentido impuesto por Dios a toda la economía antigua ya en germen lo esencial del desarrollo litúrgico de tiempos pos-
o, en otros términos, recurriendo a una interpretación tipológica teriores. Si, a pesar de esto, se puede considerar la carta a los
de la historia (7,1-10,18), la visión de conjunto del autor, que Hebreos como el documento más antiguo de la liturgia cristiana,
abarca todos los espacios y los tiempos, la vitalidad y consistencia es porque en ella se sienta la base no sólo para comprender la
de su argumentación teológica: todo esto no podía menos de causar tipología del Antiguo Testamento con sentido teológico y soterio-
impacto en cualquier ambiente cristiano. Sería imposible pasar por
lógico, sino también para traducirla en nuevas formas de repre-
alto el paralelismo entre la carta a los Hebreos y las grandes
sentación litúrgica. En este punto la carta de Clemente Romano
cartas paulinas, que, también frente a las comunidades de cris-
a los Corintios da cuenta ya de importantes avances.
tianos procedentes del paganismo, argumentan partiendo de la con-
tinuidad entre la historia judía y la historia cristiana. En ellas, Frecuentemente se ha querido explicar las peculiaridades cul-
como en nuestra carta, el problema fundamental es uno mismo: tual-teológicas de la carta a los Hebreos suponiendo que los desti-
demostrar que en el horrendo espectáculo de la cruz, en la humi- natarios atravesaban por una situación de especial peligro: éstos
llación de Cristo19, se esconde y se revela en realidad el amor habrían sido judeocristianos de Jerusalén, o aun quizá antiguos
compasivo de Dios. sacerdotes judíos, que estaban a punto de regresar al judaismo,
atraídos por la pompa del culto del templo, que continuaba cele-
14. Por ejemplo 3,6; 4,14; 6,11.12: 10,23-25; 12,12.13. brándose como antes. Pero frente a esta hipótesis tiene mucho
15. 2,1-4; 3,7-19; 4,1.11; 12,29. peso la circunstancia de que en toda la carta no aparece una sola
16. 6,4-8; 10,26-31; 12, 16-17. expresión en que con seguridad se presuponga la presencia actual
17. 6,9.10; 10,32-34. 18. Heb 11,13-16; 12,22-28. del templo y del culto, como por ejemplo en Act 7,44-50; se trata
19. Heb 11,26; 13,13. simplemente de una contraposición, con base en la Escritura, entre
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Carácter literario y peculiaridades teológicas
Introducción a los Hebreos

su misión salvadora22, permaneció sin pecadoM y, mediante el


antigua y nueva alianza, que puede ser tan actual hoy como en-
sacrificio de sí mismo, llevó a cabo la redención en favor de
tonces, y para todos los cristianos, así procedan del judaismo o de
«muchos», en favor nuestro24; inaugura la nueva alianza25 y ad-
la gentilidad: el análisis teológico de la etapa ya transcurrida de la
quiere un nombre que está sobre todo nombre26. La interpretación
historia de salvación es sencillamente uno de los puntos básicos
que se hace de la historia de salvación ofrece en conjunto y en
de reflexión cristiana. Sin duda es aventurado querer dictar al
detalle numerosos paralelos27, y el final de la carta contiene por-
autor la forma en que ha debido expresarse si quería referirse
menores, como por ejemplo la mención de Timoteo (13,23), que
a tal o cual asunto, pero en realidad sería difícil de comprender
evocan las cartas de Pablo. Son éstos sólo algunos ejemplos de
por qué el autor no dice ni una palabra acerca del templo si
lugares que se corresponden.
quería referirse a él, o si cuando escribió, el templo existía aún.
No es, pues, el culto del templo, con la pomposidad que le era En cuanto a divergencias baste mencionar la circunstancia de
propia, el peligro que mueve al autor a intervenir y al cual quiere que en la carta a los Hebreos falta por completo la teología de la
salir al paso con la grandiosa visión del culto perfecto en el san- justificación, de la resurrección (a ésta se alude sólo de paso en
tuario del cielo; la amenaza contra la cual se yergue es mucho 13,20) y del concepto paulino «en Cristo»; de importancia son,
más grave: es la inquietud en torno al sentido que tiene la humi- por otra parte, la idea que en la carta se tiene de la fe M y el hecho
llación y la muerte dolorosa de Jesús, al significado del scandalum de que mientras para las grandes cartas de Pablo la ley del Antiguo
crucis, que a un cristianismo atacado de parálisis debía parecer Testamento y sus disposiciones morales aparecen en primer plano
cada día más incomprensible y difícil de aceptar. Ante tal situación por su función desde el punto de vista antropológico y de la histo-
de peligro, el autor recuerda a la comunidad de los destinatarios ria de salvación, en la carta a los Hebreos es la ley cultual la
la profesión que en otro tiempo hizo, y se la interpreta haciéndoles que se presenta como tipo de la obra salvadora de Jesucristo.
ver que la voluntad salvífica de Dios triunfa precisamente me- Haciendo un balance general habría que decir: en terreno paulino
diante lo que es motivo de escándalo: en su humillación y en su ha crecido un nuevo árbol, que tiene vida propia.
muerte sangrienta es donde Jesús cumple a un mismo tiempo la Ya desde Grocio (t 1645) se ha venido insistiendo en las rela-
función de sacerdote y de víctima, y precisamente en esta forma ciones que el autor de la carta a los Hebreos debió tener con el
da plena realidad a lo que el ceremonial de la antigua alianza, mundo intelectual de Filón. Aunque no hay argumentos que per-
con toda su variedad de ritos, sólo anunciaba en figura. mitan confirmar ni excluir con seguridad un influjo inmediato
Aun los comentaristas que rechazan toda relación inmediata de Filón o de sus escritos, tampoco se puede negar que la simple
de la carta con Pablo, admiten frecuentemente que la carta a los comparación revela un ambiente alejandrino común. Toda una
Hebreos es por su teología muy próxima al paulinismo. No es po- serie de conceptos, de metáforas, de formas de pensar (incluso
sible descender aquí a una comparación minuciosa, pero tampoco algunas peculiaridades del método exegético, aunque el alegorismo
quisiéramos dejar de llamar la atención sobre algunas de las seme- de Filón cede aquí el paso a una interpretación de índole tipo-
janzas más importantes, no menos que acerca de algunas divergencias
innegables. Elemento común es, ante todo, el puesto central que 22. Heb 5,8 y Rom 5,19; Flp 2,8.
ocupa la cristología. Jesucristo, cuyo origen es la preexistencia di- 23. Heb 4,15; 7,26 y 2Cor 5,21.
24. Heb 9,15 y Rom 3,24; ICor 1,30; Heb 9,28 y 1 Cor 5,7; Gal 2,20.
vina20, se humilló y se hizo hombre21 y, cumpliendo sumisamente
25. Heb 8,6.8 y ICor 11,25; 2Cor 3,6.
26. Heb 1,4 y Flp 2,9-11.
20. Heb 1,2.3.6 y ICor 8,6; 2Cor 4,4; Col 1,15-17. 27. Heb 11,11.12.17-19 y Rom 4,17-20; Heb 3,7-19 y ICor 10,1-11.
21. Heb 2,14-17 y Rom 8,3; Gal 4,4; Flp 2,7. 28. Cf. excursus que sigue a 11,2.

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Introducción a los Hebreos
Autor, destinatarios, tiempo y lugar

lógica) muestra notable parentesco, pero con todo en el autor de Las grandes esperanzas, quizá excesivas, con que en un princi-
la carta a los Hebreos no se descubre la menor huella de sustitu- pio se acudió a los escritos de Qumrán en busca de luz para la
ción del elemento histórico de la revelación por el elemento filo- problemática de la carta a los Hebreos, se han visto, sin embargo,
sófico, que es característica primordial del pensamiento de Filón, defraudadas. En la bibliografía correspondiente se puede observar
esencialmente alegórico. cómo inicialmente casi todos los comentaristas ponían de relieve
El problema de si la carta a los Hebreos deja entrever algún las numerosas coincidencias observadas, a primera vista sorpren-
influjo del pensamiento gnóstico, ha sido en años pasados objeto dentes (Yadin, Kosmala, Spicq, entre otros), y cómo con el tiempo,
de frecuentes discusiones. En principio no hay por qué negar la a medida que se fue analizando más críticamente el material
necesidad de acudir a medios de expresión gnósticos, existentes (Coppens, Bruce, H. Braun y otros), la mayor parte de tales coin-
en ambientes religiosos contemporáneos, para hacer accesibles al cidencias se disipó, y las pocas que quedaron en pie se empezaron
pensamiento de aquella época ciertos aspectos de la teología cris- a valorar desde otros puntos de vista. En conclusión, no es posible
tiana. Pero determinar en concreto dónde y hasta qué punto existe demostrar relación inmediata de la carta a los Hebreos con Qumrán
este influjo, es muy difícil, dado que toda demostración debe apo- o con las gentes pertenecientes a tales círculos, y muchos menos
yarse casi exclusivamente en fuentes bastante tardías. Inadmisible cualquier forma de dependencia directa. Fuera de discusión queda,
es, en todo caso, interpretar el conjunto de la carta en sentido desde luego, que en la carta a los Hebreos y en los escritos de
gnóstico o considerar sus ideas centrales como esencialmente gnós- Qumrán se observa el influjo de cierto ambiente común, pero, dado
ticas. Si realmente se llega a comprobar la existencia de elementos que ambos descansan en una misma base, los escritos sagrados
gnósticos, más o menos heterogéneos, éstos pueden considerarse del judaismo contemporáneo, y ambos presentan además orienta-
solamente como recursos lingüísticos usados para hacer entender el ción decididamente escatológica, sería muy extraño que no exis-
Evangelio tradicional a un mundo con categorías mentales distintas; tieran tales puntos de contacto, aun presuponiendo que se ignoraran
pero el núcleo histórico permanece intacto, el suelo nativo pales- mutuamente.
tino es inconfundible. La posibilidad, y aun quizá la necesidad de
recurrir a maneras nuevas de pensar y de expresarse para ampliar
el contenido esencial de la revelación y facilitar así su compren-
sión, es algo que no hay para qué entrar a discutir. 4. Autor, destinatarios, tiempo y lugar de composición
Desde los hallazgos en las grutas a orillas del Mar Muerto, Lo dicho hasta aquí ha demostrado suficientemente que, dadas
conocidos hoy generalmente como los descubrimientos de Qumrán, las peculiaridades literarias y teológicas de la carta a los Hebreos,
muchos se han preguntado si la carta a los Hebreos no guarda
el problema gira en torno a cuatro puntos difíciles íntimamente
en alguna forma relación especial con las «gentes de Qumrán»,
relacionados, que han sido siempre objeto de discusión y en cuya
o si los problemas que ella plantea, y que durante siglos han sido
solución científica no se han logrado avances de importancia: se
un enigma para la investigación, no podrían por este camino hallar
trata de la cuestión relativa al autor, a los destinatarios, al tiempo
solución, o al menos aclararse en parte (digna de plena confianza
y al lugar de composición.
en este punto es sobre todo la posición del científico judío Yadin
Por lo que toca al autor, la carta misma no ofrece ningún dato;
y de Kosmala). Se ha expresado la hipótesis de que la carta se
dirige a personas que piensan en categorías mesiánicas, pero que lo único que podría llevar a pensar directamente en Pablo, o al
todavía no creen en Jesús; su propósito sería demostrar a tales menos en su influjo, es la mención de Timoteo en 13,23. En el
gentes que Jesús es realmente el Mesías (Kosmala). curso de los años se ha propuesto toda una serie de posibilidades, de
las cuales mencionaremos brevemente las principales.

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