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NOMBRE DE ESTUDIANTES:
ABBY JASURY AUDIVERT
JENNIFER CAROLINA LOZANO
NATALIA RIASCOS RENTERIA
MARIA DE LOS ANGELES
JORNADA: NOCTURNA
2022
NOMBRE DE ESTUDIANTES:
ABBY JASURY AUDIVERT
JENNIFER CAROLINA LOZANO
NATALIA RIASCOS RENTERIA
MARIA DE LOS ANGELES
JORNADA: NOCTURNA
CICLO:3
2022
INTRODUCCIÓN
Existen diferentes alteraciones ginecológicas que pueden afectar a la
mujer a lo largo de su vida. Las revisiones médicas son fundamentales
para prevenir o tratar de forma precoz cualquier patología. Problemas
de infertilidad, quistes en el ovario, prolapso, cáncer de mama, son
algunas de ellas. Aunque no notéis ningún síntoma, recomendamos
una revisión ginecológica anual a partir de edad adulta. A
continuación, os ofrecemos una breve explicación de algunas
patologías más frecuentes.
Causas
No se pueden establecer causas generales a esta problemática, ya que la
disfunción sexual femenina puede producirse en áreas muy específicas.
Síntomas
En términos generales, la disfunción sexual femenina puede tener múltiples
causas y diversas formas de presentación, pero sus síntomas son comunes: falta
de interés en iniciar o participar en actos sexuales, falta de receptividad a la
actividad sexual y la ausencia de pensamientos sexuales o fantasías.
Prevención
No existen formas concretas de prevenir la disfunción sexual femenina pero, en
algunas mujeres, perder peso, dejar de fumar o dormir suficiente puede ayudar a
aumentar el bienestar y el interés por las relaciones sexuales.
También es posible que el aumento de la autoestima y la aceptación del cuerpo
tal y como es puedan ser de ayuda para evitar posibles problemas en el ámbito
sexual.
Tipos
Dentro de la disfunción sexual femenina, existen diferentes tipos que presentan
características concretas:
Disfunciones del deseo sexual hipoactivo
Algunas mujeres pueden sentir la falta de deseo en ciertos momentos de su vida,
por ejemplo, durante el embarazo y el parto, la lactancia y la menopausia, y en
periodos de crisis o enfermedades.
Para otras, esta situación puede volverse crónica.
Trastorno de excitación sexual
Durante la excitación sexual se dan una serie de cambios físicos. El clítoris se
agranda debido a la entrada de sangre.
La estructura interna de la vagina también se alarga e hincha en su parte superior
para acomodar la penetración. Otro cambio es el incremento de la lubricación de
la vagina.
Esto también facilita la penetración y ayuda a evitar cualquier sensación
de incomodidad durante el coito. La excitación no sólo es corporal, sino también
mental.
Cuando este proceso no se lleva a cabo en el organismo, la paciente sufre un
trastorno de la excitación sexual.
Dolor asociado al coito
Los tipos de dolor o dispareunia son:
Dispareunia profunda: Las causas principales pueden incluir
enfermedades inflamatorias de la pelvis, cirugía ginecológica o
pélvica, tumores o quistes uterinos o vaginales y
fibroides, endometriosis, infecciones del tracto urinario, falta de
lubricación o alguna infección de transmisión sexual.
También puede ser la consecuencia de una determinada postura durante el coito
en la que la penetración sea mayor.
Dispareunia leve: Es común y tiene muchas causas. Los síntomas pueden
ser el escozor, ardor, o inflamación e irritación de la zona. Este dolor
puede también sentirse en otros momentos además de durante el coito, por
ejemplo, al caminar, correr o montar en bicicleta.
Cualquier problema dermatológico también puede afectar a la zona alrededor de
la vagina, como eccemas, verrugas, psoriasis y liquen escleroso, que hace que
la piel se retraiga y se haga más frágil.
Otras causas pueden ser herpes y úlceras vaginales. La intolerancia a los
espermicidas y los condones de látex, así como ciertos jabones, también pueden
producir irritaciones.
Vaginismo: Suele considerarse una respuesta condicionada y que puede
estar relacionada con la anticipación de dolor en el coito.
Diagnóstico
Las pruebas que se realizan para diagnosticar la disfunción sexual femenina, van
orientadas a detectar si se debe a causas físicas o psicológicas.
Por ello, se realizarán exámenes para determinar si la paciente
padece diabetes, insuficiencia cardiaca, trastornos nerviosos o
problemas hormonales. Por otro lado, también se estudiará si
sufre estrés o ansiedad e, incluso, si consume algún tipo de drogas, ya que
éstas pueden disminuir el deseo sexual.
Tratamientos
No hay ningún tratamiento válido y efectivo para todas las mujeres, por tanto, un
buen conocimiento de la naturaleza del problema es fundamental para tratar a
cada mujer.
El especialista llevará a cabo una revisión de la historia clínica que incluya el
aspecto médico sexual y social.
Dependiendo del tipo de problema, puede hacerse un reconocimiento y extraer
una muestra de sangre para analizar los niveles hormonales.
Otras pruebas pueden incluir un análisis de orina y medir la tensión arterial, las
cuales pueden revelar diabetes o hipertensión, ambas posiblemente
relacionadas con la disfunción sexual. Las opciones básicas de tratamiento son
las terapias sexual, psicosexual y farmacológica.
La terapia farmacológica está basada en parches transdérmicos
de testosterona que liberan gradualmente dosis muy bajas de la hormona, lo que
mantiene niveles estables de la misma y reduce los efectos secundarios (acné,
vello corporal) asociados a otros sistemas de administración como las
inyecciones.
Para el tratamiento del vaginismo existen soluciones efectivas. La mayoría
incluye el tratamiento por parte de un psicólogo o sexólogo. La terapia sexual ha
demostrado gran efectividad en los casos de vaginismo.
Las razones psicológicas que provocan el vaginismo deben ser tratadas
también. La terapia puede incluir técnicas de relajamiento, el uso de imágenes
visuales, ejercicios de tipo pélvico y programas de comportamiento cognitivo.
Síntomas
Cuando te piden que localices el dolor, quizá pases la mano sobre toda la zona
pélvica en lugar de señalar un punto específico. Es posible que describas tu dolor
pélvico crónico de una o más de las siguientes maneras:
Dolor intenso y constante
Dolor que aparece y desaparece (intermitente)
Dolor constante
Dolores o calambres punzantes
Presión o pesadez en una zona profunda de la pelvis
Causas
El dolor pélvico crónico es una afección compleja que puede tener múltiples
causas. A veces, un único trastorno puede identificarse como la causa.
Sin embargo, en otras ocasiones, el dolor puede ser el resultado de varias
afecciones médicas. Por ejemplo, es posible que una mujer tenga endometriosis y
cistitis intersticial, ambas patologías pueden provocar dolor pélvico crónico.
Algunas de las causas del dolor pélvico crónico pueden ser:
Endometriosis. Se trata de una afección en la que el tejido del
recubrimiento del útero crece fuera de este. Estos depósitos de tejido
responden al ciclo menstrual, al igual que lo hace el recubrimiento uterino,
es decir, engrosamiento, rotura y sangrado todos los meses, a medida que
los niveles de las hormonas suben y bajan. Debido a que esto tiene lugar
fuera del útero, la sangre y el tejido no pueden salir del cuerpo a través de
la vagina. En cambio, permanecen en el abdomen, donde pueden provocar
quistes dolorosos y bandas fibrosas de tejido cicatricial (adhesiones).
Problemas musculoesqueléticos. Trastornos que afectan los huesos, las
articulaciones y los tejidos conjuntivos (sistema musculoesquelético), como
la fibromialgia, la tensión muscular del suelo pélvico, la inflamación de la
articulación púbica (sínfisis púbica) o hernias, y que pueden dar lugar a
dolor pélvico recurrente.
Enfermedad inflamatoria pélvica crónica. Esto puede tener lugar si una
infección de largo plazo, por lo general de transmisión sexual, provoca
formación de cicatrices que afectan los órganos pélvicos.
Restos ováricos. Después de la extirpación quirúrgica del útero, los
ovarios y las trompas de Falopio, es posible que, por accidente, queden
pequeños vestigios del ovario, los que luego podrían dar lugar a la
aparición de quistes dolorosos.
Fibromas. Estos crecimientos uterinos no cancerosos pueden generar
presión o una sensación de pesadez en la parte inferior del abdomen. En
casos poco frecuentes, provocan un dolor agudo, salvo que el suministro de
sangre les empiece a escasear y comiencen a morir (degenerarse).
Síndrome del intestino irritable. Los síntomas asociados con el síndrome
del intestino irritable, como inflamación, estreñimiento o diarrea, pueden ser
el origen del dolor y la presión pélvicos.
Síndrome de la vejiga dolorosa (cistitis intersticial). Esta afección está
asociada con un dolor recurrente en la vejiga y con una necesidad
frecuente de orinar. Es posible que presentes dolor pélvico a medida que la
vejiga se llena, el cual puede ceder temporariamente al orinar.
Síndrome de congestión pélvica. Algunos médicos consideran que las
venas varicosas (várices) dilatadas que se encuentran alrededor del útero y
de los ovarios pueden provocar dolor pélvico. No obstante, otros médicos
dudan que el síndrome de congestión pélvica sea la causa del dolor pélvico
porque la mayoría de las mujeres con venas dilatadas en la pelvis no
presentan un dolor asociado.
Factores psicológicos. La depresión, el estrés crónico o los antecedentes
de abuso sexual o físico pueden aumentar el riesgo de dolor pélvico.
Displasia cervical
La displasia cervical se refiere a cambios anormales en las células de la superficie
del cuello uterino. El cuello uterino es la parte inferior del útero (matriz) que
desemboca en la parte superior de la vagina.
Estos cambios no son cáncer, pero pueden causar cáncer del cuello uterino si no
se tratan.
Causas
La displasia cervical se puede presentar a cualquier edad. Sin embargo, el
seguimiento y tratamiento depende de su edad. La displasia cervical es causada
más comúnmente por el virus del papiloma humano (VPH), un virus común que se
disemina a través del contacto sexual. Hay muchos tipos de VPH. Algunos tipos
llevan a cáncer de cuello uterino o displasia cervical. Otros tipos de VPH pueden
causar verrugas genitales.