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EMPRESA Y ENTORNO
1. EL ENFOQUE DE SISTEMAS
1.1. APORTACIONES DE LA TEORÍA DE SISTEMAS
2. LA EMPRESA COMO SISTEMA
3. SUBSISTEMAS EMPRESARIALES
4. EL ENTORNO EMPRESARIAL
5. ANÁLISIS DEL ENTORNO. TIPOS DE ENTORNO
6. ANÁLISIS EXTERNO
6.1. ANÁLISIS DEL ENTORNO GENÉRICO
6.2. ANÁLISIS ESTRUCTURAL DEL ENTORNO ESPECÍFICO
7. ANÁLISIS INTERNO
8. EL ANÁLISIS DAFO
9. LOS OBJETIVOS EMPRESARIALES
10. DESARROLLO DE LA EMPRESA
11. LAS ESTRATEGIAS COMPETITIVAS
1. EL ENFOQUE DE SISTEMAS
Las investigaciones sobre sistemas tienen su origen en la década de los treinta, si bien su
mayor desarrollo se produce en los años siguientes a la conclusión de la II Guerra Mundial,
siendo a partir de 1954, con la fundación de la Society for General Systems Research (SGSR),
que adquieren carácter institucional. En 1951, Ludwig von Bertalanffy, biólogo alemán, inicia
sus trabajos en esta línea, que culminan en 1968 con la publicación del libro titulado “La Teoría
General de Sistemas”, en el que se exponen las bases de esta nueva disciplina.
Bertalanffy constató en campos científicos de ámbito muy diverso que los problemas y
concepciones que podían encontrarse en cada uno de ellos eran similares, lo que le sugirió la
posibilidad de que existiesen teorías generalizables. El objetivo inmediato de la teoría de
sistemas es el fenómeno de la organización. Pretende la unificación de las ciencias mediante la
formulación de principios generales válidos para cualquier sistema, partiendo del hecho de que
conjuntos organizados, pertenecientes a campos científicos diferentes, muestran estructuras y
comportamientos isomorfos, reducibles a un tratamiento matemático común.
La noción básica de la Teoría General de Sistemas es el concepto de sistema como
«conjunto de elementos relacionados entre sí en continua interacción dinámica».
La variación en cualquier elemento del sistema provoca variaciones en el conjunto, y
viceversa. El sistema responde a dichas variaciones mediante un proceso de autorregulación y
control que restablece el equilibrio, aunque éste sea diferente al que existiera inicialmente
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(principio de homeóstasis). El sistema siempre tiene una finalidad, para cuya consecución ha
sido creado y hacia la que dirige su actividad estableciendo equilibrios sucesivos.
La operación del sistema exige de una serie de entradas (inputs) que serán procesadas
para obtener unas salidas (outputs).
PROCESO DE
ENTRADAS TRANSFORMACIÓN SALIDAS
De acuerdo con este planteamiento, la empresa puede ser considerada como un sistema
abierto, en permanente interacción con el entorno o marco socioeconómico, del que recibe
unas «entradas» que se transforman o evolucionan a estados futuros proporcionando unas
«salidas» –no exentas, lógicamente, de los efectos residuales del sistema–.
Figura 1. La empresa como sistema
3. SUBSISTEMAS EMPRESARIALES
El sistema está compuesto por los subsistemas que lo conforman. La consideración de la
empresa como sistema nos lleva a ver sus subsistemas, como por ejemplo sus departamentos,
las partes que dan vida a la empresa.
De acuerdo con una serie de criterios, la empresa puede tener un conjunto de
subsistemas relacionados entre sí. Por ejemplo, una empresa distribuidora de telefonía móvil
puede tener un subsistema comercial (departamento de ventas y atención al cliente) y un
subsistema financiero (departamento de contabilidad y relación con los bancos). Una empresa
fabricante de detergentes posee un subsistema de producción (departamento de fabricación),
un subsistema financiero (departamento de contabilidad y finanzas), subsistema de I+D
(departamento que contiene el laboratorio con varios químicos que se dedican a sacar
derivados para comercializar), subsistema de recursos humanos (departamento que lleva
reclutamiento y selección de personal, formación, retribución e incentivos, etc.). Según el tipo
de empresa, sus subsistemas pueden ser diferentes atendiendo a las necesidades de la misma.
En la práctica dista de haber unanimidad a la hora de identificar cuáles son los
subsistemas más relevantes, por lo que existen numerosas clasificaciones en función de los
objetivos del autor. No existe, por tanto, un criterio único de división de un sistema en partes
o subsistemas. Una clasificación útil a efectos metodológicos agrupa las grandes áreas
funcionales en que se divide el estudio de la empresa:
a) Subsistema de operaciones, real o físico:
– Aprovisionamiento (compras de materias primas).
– Producción (transformación de materias primas en productos).
– Comercialización (venta y distribución de productos).
Estas funciones se corresponden básicamente con todas las operaciones que suponen una
transformación real de los factores productivos y concluyen con la distribución del
producto y el servicio posventa a los clientes de la empresa.
b) Subsistema financiero:
– Financiación (obtención de fondos).
– Inversión (aplicación de fondos).
El subsistema financiero, en estrecha interdependencia con el subsistema real, se encarga
de la captación, administración y control de los recursos financieros; desde este punto de
vista, la empresa puede ser considerada como una sucesión de proyectos de inversión en
el tiempo que requieren ser financiados; el subsistema financiero aporta criterios para la
valoración de la rentabilidad de los proyectos y el coste de las diferentes fuentes de
financiación.
c) Subsistema administrativo:
– Administración estratégica (fijación de objetivos).
– Administración de gestión, táctica y operativa (planificación-información-
decisión, organización, dirección-administración de personal y control).
El subsistema de administración tiene como misión la toma de decisiones necesaria para
asegurar el logro de los objetivos del sistema mediante la configuración y control de una
organización capaz de adaptarse al sistema de orden superior en que está inmersa.
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4. EL ENTORNO EMPRESARIAL
Desde la perspectiva del enfoque de sistemas, una de las cuestiones de mayor
importancia tanto para la creación de una nueva empresa como para su devenir, es conocer el
entorno en que se desenvolverá la empresa. La empresa es un sistema vivo y muy permeable
cuya supervivencia depende casi exclusivamente de su capacidad de adaptación al entorno en
el que actúa.
Conocer el entorno de la empresa no es tarea fácil, y supone saber identificar en cada
caso los elementos que lo componen, sus relaciones y cómo actúan o pueden incidir sobre la
empresa. Pero ¿qué es el entorno de una empresa?: pues todo aquello que no es la empresa e
incide en ella. Es decir, los factores externos a la empresa que no se pueden controlar (o sólo
muy parcialmente) y que poseen capacidad para incidir en su marcha y en su rendimiento.
El entorno, por una parte, limita las posibilidades de la actividad empresarial y, a la vez,
es fuente de oportunidades. De esta manera, el comportamiento de la empresa respecto de su
entorno no es pasivo, sino que toma de él los elementos que necesita (energía, recursos
financieros, materias primas, mano de obra...) y entrega aquellos que genera (bienes y
servicios, dividendos, intereses...); dispone, por tanto, de instrumentos para tratar de
aprovechar las oportunidades que le ofrece a pesar de que se le suele concebir como una fuente
de dificultades.
b) La volatilidad o el dinamismo.
Hace referencia a cómo y con qué intensidad varían los factores o circunstancias que
forman el entorno que afecta a la empresa, es decir, al grado en que no es posible
anticipar y prevenir el comportamiento futuro de los mismos. De esta forma tendremos:
- entorno estático, aquel en el que los elementos cambian lentamente siendo el
cambio previsible, es decir, existen tendencias;
- entorno dinámico, los factores cambian rápidamente y de forma imprevisible.
c) La incertidumbre.
Se refiere al grado de conocimiento que se tiene acerca de los elementos que forman el
entorno; variable que se ve condicionada por el nivel de complejidad del entorno en la
medida en que reduzca la inteligibilidad del mismo y por la imprevisibilidad, rapidez y
novedad de los acontecimientos, factores determinantes del dinamismo que dificultan la
posibilidad de obtener información acerca del entorno. De acuerdo con esta variable, el
entorno puede ser de alta incertidumbre si la información es escasa o de baja si el nivel de
información es bueno acerca de los elementos que afectan a la empresa.
Estas tres características son las básicas, dando lugar a tres tipos de entorno de carácter
muy general que son:
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6. ANÁLISIS EXTERNO
La empresa tiene la necesidad de conocer con la mayor exactitud posible el entorno, sus
características más importantes y su posible evolución futura, así como sus relaciones con éste,
puesto que, con estas relaciones entre la empresa y su entorno se trata de establecer cuáles son
aquellos factores que afectan a la actividad empresarial como tal, y cuáles son aquellos otros
que son indiferentes. Es muy importante el desarrollo de esta “teoría del entorno” para su
incorporación en la política empresarial, ya que, sin la misma, toda la planificación en el ámbito
de empresa es inútil.
Tal como se vio anteriormente, el entorno se puede concebir, en un sentido amplio,
como todo aquello que está fuera de los límites de la empresa. No obstante, podemos
diferenciar en él dos partes a efectos de perfilar y concretar su concepto, cada una de ellas
compuesta por un conjunto de elementos determinado, tal y como se refleja en la Figura 2.
Esas partes son:
a) el entorno genérico o general, aquel que afecta a la totalidad de las empresas de una
sociedad determinada, englobando los elementos que comparten;
b) el entorno específico, siendo aquel que afecta a cada empresa en particular, de una
forma más directa.
Figura 2. Dimensiones del entorno de la empresa
mueven las organizaciones y empresas de una sociedad dada. Habrá que considerar los factores
(PEST) político-legales, económicos, socioculturales y tecnológicos (Figura 2. ).
Respecto a los factores político-legales podemos indicar el papel desempeñado por el
poder legislativo y el ejecutivo en la medida en que las relaciones de la empresa con otras
empresas, con los trabajadores y con la propia Administración, o incluso su situación legal,
vendrá determinada por las legislaciones específicas de estos aspectos que pertenecen,
respectivamente, al Derecho mercantil, laboral, administrativo y civil; además, se consideran las
regulaciones gubernamentales que conducen a la fijación de precios, los niveles de
competencia, el nivel de contaminación ambiental, las medidas de fomento de la inversión, etc.
Los factores económicos son de dos tipos: temporales y permanentes. Dentro de los
temporales podemos señalar la fase del ciclo económico en que se encuentra la economía
(recesión, estancamiento, expansión); la evolución de los precios; y la política económica del
gobierno, entre otros factores. Dentro de los permanentes tenemos el sistema de asignación de
recursos, es decir, si nos encontramos en una economía de mercado o centralizada; el grado de
competencia existente; el nivel de industrialización y desarrollo económico del país; la
disponibilidad de recursos; etc.
Referente a los factores socioculturales destacaremos que van a influir en el nivel,
estructura y tipos de consumo, así como el nivel de cualificación de la mano de obra. Entre
otros cabe indicar las pautas culturales y sistema de valores de la sociedad que incidirán en las
actitudes de los integrantes de la sociedad referente a temas como el consumo, calidad de vida,
ahorro, etc.; el nivel educativo de la población-; la distribución de la renta; la estructura de las
clases sociales; el volumen de población así como su estructura por edades, sexos, razas y
religiones, etc.
Los cambios tecnológicos afectan tanto a los productos como a los procesos que
permiten obtenerlos. De esta forma, la aparición de productos tecnológicamente avanzados
conduce a la empresa, bien a la renovación de los productos que actualmente fabrica, bien a su
abandono, sustituyéndolos por otros más acordes con las exigencias competitivas. De igual
manera, el empleo por parte de los competidores de procesos productivos innovadores que, en
la mayoría de los casos, permiten obtener los productos con un menor coste unitario, también
obliga a las empresas que no los incorporan a la modificación de los que utilizan para hacerlos
más eficientes, o a su reemplazamiento por los nuevos procesos.
La distinción entre el entorno genérico y el específico no está siempre claramente
delineada, estando sometida a un continuo cambio. Los elementos que vienen a configurar el
entorno general están continuamente irrumpiendo en el medio específico de la empresa,
llegando a formar parte del mismo. Así, por ejemplo, las empresas se han visto obligadas a
incluir en sus planteamientos inmediatos una serie de elementos de ámbito sociocultural y que,
por tanto, pertenecen al ambiente genérico, como son el rechazo a la contaminación ambiental
y los logros sociales en el mundo laboral.
organización tiene una mayor capacidad de influir sobre el mismo dependiendo siempre de la
envergadura de la institución y del carácter fundamental del servicio que presta.
El conocimiento del entorno específico resulta fundamental para la valoración de las
oportunidades y amenazas que se derivan del exterior de la organización y condicionarán
fuertemente tanto la selección de estrategias como su posterior aplicación.
Los elementos estructurales más significativos del entorno específico o sectorial de una
empresa serían los siguientes:
a) Las dimensiones o fuerzas competitivas, entre las que es necesario analizar aspectos
como la intensidad de la competencia actual, las barreras de entrada al sector y la
posibilidad de aparición de competidores potenciales, el poder negociador de
proveedores y clientes y la amenaza de aparición de productos sustitutos
b) El grado de concentración del sector, que viene expresado por la medida en que un
reducido número de empresas posean una participación elevada sobre el volumen total
del mercado; desde esta perspectiva, se distingue entre sectores concentrados y sectores
fragmentados.
c) El tamaño e importancia relativa del sector en la economía nacional que se analiza
estudiando el papel estratégico del sector, su participación en el PIB y su potencial
económico futuro, de manera que cada sector ofrece posibilidades y expectativas
diferentes (sectores básicos, no básicos, estratégicos consolidados, estratégicos
emergentes, etc.).
d) El grado de madurez del sector guarda relación con el ciclo de vida de la industria o
actividad económica. Está estrechamente ligado al estadio del ciclo de vida de la
tecnología predominante en es sector, distinguiéndose entre sectores emergentes o
nuevos (muy ligados a las nuevas tecnologías), sectores en crecimiento, sectores
maduros y sectores en declive o en crisis.
El modelo de M. Porter es uno de los más utilizados para la realización de este análisis
externo. Porter (1996) aportó una visión de análisis de la estructura aplicable a cualquier sector
industrial, útil para conocer sus reglas del juego competitivas y las oportunidades para mejorar
la posición relativa de las empresas dentro del mismo que dependen no sólo de las acciones
individuales de las empresas incluidas en tal sector, sino de cinco fuerzas competitivas. Tales
fuerzas son los elementos que actúan desde dentro o fuera de un sector industrial
determinando la posición competitiva de cada una de las empresas que lo componen. Esas
cinco fuerzas son las siguientes:
1. La amenaza de entrada de nuevos competidores en el sector.
2. La intensidad de la rivalidad entre los competidores existentes.
3. La presión de los productos sustitutos.
4. El poder de negociación de los compradores.
5. El poder de negociación de los proveedores.
Estas fuerzas reflejan el hecho de que la competencia en una industria va más allá de los
simples competidores. Clientes, proveedores, fabricantes de productos sustitutos y
competidores potenciales son todos «competidores» para las empresas de un sector y pueden
ser de mayor o menor importancia dependiendo de las circunstancias particulares. La acción
conjunta de estas fuerzas condiciona la conducta de las empresas de una industria concreta en
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la medida en que fija la intensidad de la competencia, teniendo otro importante efecto colateral
al determinar la rentabilidad potencial, es decir, el rendimiento a largo plazo que se puede
conseguir del capital invertido porque influyen sobre los precios, los costes y la inversión
requerida de las empresas que en él se encuentran incluidas.
De este modo, el poder negociador de los clientes incide sobre el precio que puede fijar
la empresa cuando amenazan con una posible sustitución. El poder negociador de los
proveedores determina el coste de las materias primas o de otros recursos productivos. La
intensidad de la rivalidad entre los competidores existentes afecta a los precios, así como el
coste de competir en determinadas parcelas tales como investigación y desarrollo, publicidad,
etc. La amenaza de entrada de nuevas empresas competidoras coloca un límite a los precios y
conforma la inversión requerida para desanimar a los posibles entrantes.
Figura 3. Fuerzas que mueven la competencia en un sector (Porter)
PARTICIPANTES
NUEVOS
Riesgo de nuevos
participantes
PROVEEDORES COMPRADORES
Intensidad de la
rivalidad entre los
competidores
Riesgo de aparición de
sustitutivos
PRODUCTOS
SUSTITUTIVOS
Fuente: Claver
Veamos a continuación cada una de estas fuerzas competitivas a las que las empresas
tendrán que hacer frente.
1.- La amenaza de entrada de nuevos competidores en el sector industrial
La amenaza de entrada de nuevos competidores en una industria añade a ésta capacidad
productiva, acompañada de un deseo por parte de aquéllos de obtener una participación en el
mercado y, adicionalmente, resultados sustanciales. Esta circunstancia medioambiental puede
obligar, a las ya establecidas, a bajar sus precios o a incrementar sus costes vía una mayor
publicidad de sus productos, con el fin de mantener su participación en el sector, reduciéndose
la rentabilidad conseguida.
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Nivel de competencia
Poder económico actual Poder económico
de proveedores
de clientes
Competidores actuales
Existen otros modelos que complementan o mejoran el enfoque de Porter, como por
ejemplo el modelo de las 10 fuerzas (Bueno Campos) que añaden:
– el efecto en el sector de la competencia internacional
– el efecto producido por otros sectores
– así como la de tres agentes frontera adicionales (como son los poderes públicos, el
poder económico de los propietarios o el poder de los agentes sociales)
7. ANÁLISIS INTERNO
El análisis interno trata de dar una visión de conjunto sobre los recursos y medios
principales de que dispone la organización, así como de sus habilidades para hacer frente al
entorno que se acaba de analizar. Aunque suele pensarse que con el análisis interno se pretende
únicamente identificar las fortalezas y debilidades de la organización hay que tener presente
que en la actualidad se enfoca más la atención a la delimitación de sus recursos y capacidades.
Los recursos y capacidades determinan las posibilidades de la organización en aquellas
actividades que ejecuta, así como la aptitud que tiene para el desarrollo de otras nuevas,
aptitud que se basa en las potencialidades de la organización para crear y usar sus capacidades
distintivas, apoyándose en un sistema de dirección y en unas rutinas organizativas capaces de
posibilitar la creación de recursos y la adaptación de la institución al entorno.
El diagnóstico interno se realiza considerando, entre otros, los siguientes aspectos:
– Inventario de medios materiales:
espacio físico (edificios, fábricas, almacenes, despachos, laboratorios, dependencias
auxiliares, etc.) instalaciones y equipamientos, servicios sociales, etc.
– Estudio de la situación financiera:
fuentes de financiación, estructura y distribución de presupuestos, inversiones, capacidad
para la captación de recursos, etc.
– Análisis de la oferta propia:
oferta de productos y servicios, tanto desde el punto de vista cuantitativo como
cualitativo, nivel de investigación y desarrollo que potencia, determinación de la
tecnología y procesos utilizados, nivel de satisfacción de los clientes, resultados
alcanzados, etc.
– Estudio de los componentes organizativos:
red de comunicaciones, estructura organizativa, estilos de dirección, sistemas empleados
para la adopción de decisiones, mecanismos de control, etc.
– Análisis del personal:
medios humanos en sus diferentes categorías, considerando la necesidad de formación y
reciclaje del personal, la promoción la estructura organizativa, las características y
contenidos de los puestos de trabajo, el sistema de valoración del rendimiento y su
eficacia, etc.
El análisis interno de la empresa pretende identificar sus puntos fuertes y sus puntos
débiles, frente a las amenazas y oportunidades que ofrece el entorno. No se trata de detectar
qué es lo que se hace bien o mal, si no qué es lo que se hace mejor o peor que los
competidores.
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8. EL ANÁLISIS DAFO
Este análisis hace referencia a la matriz objeto de su estudio; DAFO es el acrónimo de
Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades (SWOT en inglés: Strengths, Weakness,
Oportunities and Treats). Fue introducida en 1982 por Heinz Weihrich, constituye una valiosa
metodología en el análisis estratégico, campo en el que tradicionalmente se le ha concedido un
gran valor e importancia a la identificación de las Debilidades de la empresa, Amenazas del
entorno, Fortalezas internas de la empresa y Oportunidades del entorno, para la unidad a la que
se refiere el análisis. La matriz DAFO es definida por Koontz y Weihrich como «una
estructura conceptual para el análisis sistemático, que facilita la comparación de las
amenazas y oportunidades externas con las fuerzas y debilidades [internas] de la
organización». Hoy en día se emplea en todo tipo de proyectos empresariales: creación de
nuevas empresas, lanzamiento de productos, planes de mejora, etc. En la Figura 5. se
representa la estructura de una matriz DAFO; su confección requiere la determinación de
aquellos puntos fuertes y débiles de la organización, de las oportunidades y amenazas del
entorno, aspectos que se agrupan en una doble clasificación:
Figura 5. Estructura de la matriz DAFO.
FAC –
ANÁLISIS TO –
INTERNO RES –
FORTALEZAS DEBILIDADES
ANÁLISIS
EXTERNO
FACTORES AMENAZAS
Estrategias FA: Estrategias DA:
– MINI (D) -
MAXI (F) -
– mini (A)
mini (A) RETOS Y
–
OPORTUNIDADES
Estrategias FO:
OBJETIVOS Estrategias DO:
MAXI (F) - MINI (D) -
maxi (O) maxi (O)
Fuente: Adaptado de Benavides, Castillo, Cruz y Ruiz
Las OPORTUNIDADES son situaciones del entorno que aprovechándolas pueden permitir
mejorar la situación competitiva de la empresa.
Por ejemplo: Posibilidad de entrar en nuevos mercados o segmentos, posibilidad de
atender a grupos adicionales de clientes, ampliación de la cartera de productos para
satisfacer nuevas necesidades, crecimiento rápido del mercado, diversificación de
productos relacionados, eliminación de barreras comerciales en mercados exteriores
atractivos, nuevas líneas de apoyo institucional, etc.
Estas Oportunidades y Amenazas (análisis externo) son siempre aspectos relativos a la
evolución del entorno, que condicionan la viabilidad del negocio y actúan en general como
tendencia de cara al futuro.
2.- Factores internos o endógenos, que puedan afectar al logro de los objetivos. Una
vez identificados, se procede a establecer un listado por orden de importancia de:
• Debilidades: se trata de estrangulamientos u obstáculos que, mientras no se eliminen,
coartan el desarrollo de otros puntos fuertes de la organización, debilitando su
funcionamiento al potenciar otras debilidades.
Los puntos débiles o DEBILIDADES de una empresa son los aspectos internos que
suponen una desventaja comparativa frente a empresas competidoras.
• Fortalezas: hacen referencia a elementos, recursos y capacidades de la empresa que le
pueden suministrar el liderazgo en determinadas actuaciones.
Los puntos fuertes, o FORTALEZAS son aquellos aspectos positivos internos de la
empresa que suponen una ventaja comparativa frente a empresas competidoras.
Las fortalezas y debilidades (análisis interno) resultan importantes puesto que pueden
ayudar a entender la posición competitiva de la empresa en un entorno de negocio concreto.
Suelen ser aspectos relativos a las propias capacidades, que condicionan de alguna forma el
planteamiento del proyecto y desde el presente. Deben compararse con el ambiente
competitivo que rodea a la empresa. Cada empresa ha de decidir cuáles son las variables
apropiadas a utilizar según los mercados y segmentos en los que compite.
Ejemplos: Capacidades/Incapacidades en actividades clave (directiva, comercial,
gestión…), recursos financieros adecuados/inadecuados, habilidades y recursos tecnológicos
superiores/peores, propiedad o no de la tecnología principal, ventajas/desventajas en costes,
programas de I+D, imagen en los consumidores buena o inexistente, líder en el mercado o
seguidor, conocimiento/desconocimiento del negocio, existencia o no de una red de
distribución, cartera de productos, instalaciones preexistentes eficientes u obsoletas…
Al elaborar los cuatro listados deberán tenerse presentes algunas cuestiones sobre cuya
importancia, aunque pueda parecer obvia, es necesario insistir. Así, tan sólo se incorporarán a
cada listado aquellos aspectos del entorno o del ámbito interno de la empresa que tengan
relación directa o indirecta con su actividad. Por otra parte, es necesario que los elementos se
relacionen con un criterio de ordenación, ya que habrá oportunidades de elevada utilidad para
la empresa que pueden alcanzarse con bajo riesgo, desarrollando sus fortalezas. Por el
contrario, existirán oportunidades de escasa utilidad y elevado riesgo que, lógicamente, no
interesará alcanzar. Situaciones todas estas que habrá que tener presentes al diseñar las
correspondientes estrategias. También es conveniente señalar, la ambigüedad resultante, ya que
a veces un elemento puede y debe ser clasificado como fortaleza y debilidad.
El desarrollo práctico de la matriz se completa analizando de forma aislada cada
cuadrante. Es decir, si se elige el primero (Puntos Fuertes-Amenazas ) se tendrán que
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identificar cada uno de los puntos fuertes que la empresa en cuestión tiene y cada una de las
amenazas que posee del exterior, de forma que cada intersección deberá ser analizada para
estudiar las consecuencias y las acciones que de dicha situación puedan derivarse. Con esta
información se podrá formular y orientar la futura estrategia, teniendo en cuenta las
peculiaridades de la actividad y la información económica de cada sector. Considerando que la
estrategia, básicamente, es la forma de conseguir los objetivos, pueden formularse cuatro
posibles grupos de estrategias:
- Estrategias (FA) o estrategias defensivas. Son diseñadas con el objetivo de maximizar
las fortalezas y minimizar las amenazas que el entorno depara. Evitar las amenazas
apoyándose en las fortalezas.
- Estrategias (DA) o estrategias de supervivencia. Intentan minimizar tanto las
debilidades de carácter interno a la organización como las amenazas que del entorno se
derivan. Reducir las debilidades y eludir las amenazas.
- Estrategias (DO) o estrategias de reorientación. Con ellas se pretende, a la vez que se
minimizan las debilidades endógenas, aprovechar y maximizar aquellas oportunidades
que el entorno ofrece. Superar las debilidades aprovechando las oportunidades.
- Estrategias (FO) o estrategias ofensivas. Tienen como objetivo, utilizar al máximo las
fortalezas, a fin de alcanzar y maximizar las oportunidades que el entorno ofrece.
Aprovecha las fortalezas para aprovechar las oportunidades.
Hay que tener presente que cada una de las estrategias es responsabilidad de distintos
niveles de dirección y que están estrechamente relacionadas con el proceso de establecimiento
de los objetivos. Por otra parte, su formulación condiciona y determina el diseño de
mecanismos de control. Finalmente, es importante recordar que su formulación se encuentra
sujeta a las limitaciones impuestas por la consideración de los recursos disponibles o a los que
se podría acceder. Lo que se pretende con esta matriz no es determinar qué estrategia sería la
mejor, sino sólo contemplar y comparar las estrategias viables o, al menos, las más
significativas.
cuya actividad se preveía dificultosa por la competencia del sector y por los pocos medios de
que se disponía, la supervivencia con beneficio cero en sus primeros pasos resulta ser
suficiente.
Los objetivos son las decisiones tomadas a priori para determinar qué es lo que se
desea conseguir en el futuro. Su necesidad queda clara, ya que orientan las acciones de la
empresa, definen su corrección y avisan si no se está en el camino adecuado, permitiendo la
rectificación. Una desviación de los resultados obtenidos con respecto a los objetivos
prefijados es equiparable a una señal de dolor: ambos avisan de que algo va mal.
Para que los objetivos puedan cumplir su misión es necesario que cumplan unos
determinados requisitos:
— Deseables, porque deben ser expuestos por alguien como propósito o deseo; en caso
contrario serán una rutina o una simple acción.
— Factibles, porque deben ser posibles de lograr, lo que no significa que sea sencillo
conseguirlos. La fijación de objetivos inalcanzables supondría desanimar, mientras unos
objetivos excesivamente fáciles fallarían en su función de estímulo y movilización de los
esfuerzos
— Cuantificables, aunque no necesariamente en términos monetarios, para posibilitar su
comparación con los resultados. Podrán establecerse en términos absolutos o relativos,
para permitir la comparación con los resultados u objetivos de períodos anteriores, para
ejercer el control y para una adecuada asignación de responsabilidades y de medida de la
eficiencia directiva.
— Comprensibles, porque habrán de ser divulgados, desempeñados, evaluados y
controlados por diferentes personas, y porque así podrán cumplir sus propósitos. En
caso contrario los miembros de la empresa no entenderán a dónde quiere ir la empresa ni
lo que se espera de ellos.
— Motivantes, ya que una adecuada definición y valoración puede dar lugar a una
satisfacción por llegar a ser realizados.
— Consensuados, ya que al existir otros objetivos individuales o del propio sistema es
necesario que el grupo humano llegue a un acuerdo en evitación de conflictos.
Este autor fundamenta su clasificación en la relación que existe entre la situación actual
de la empresa y los nuevos desarrollos tanto en lo que se refiere a los productos como a los
mercados. Así se identifican dos estrategias básicas que pueden denominarse como Expansión
y Diversificación. La estrategia de expansión implica mantener una cierta relación con la
situación actual de la empresa bien sea a través de los productos tradicionales, de los mercados
tradicionales o de ambos a la vez. La diversificación, por el contrario, supone una cierta
ruptura con la situación actual, desarrollándose la empresa a partir de mercados y productos
nuevos.
suele darse el componente sinergia que suele buscarse en las estrategias anteriores. La
diversificación conglomerada supone que los productos y mercados nuevos no tienen
ninguna relación con los tradicionales, la actividad principal de la empresa se diluye en el
conglomerado y se suele llevar a cabo mediante crecimiento externo más que interno.
Representa, por tanto, la estrategia más ambiciosa y más arriesgada que pueda
emprender una empresa, ya que supone aventurarse en negocios en los que tanto el
producto como el mercado son nuevos.
Las razones por las que una empresa opta por la diversificación pueden ser muy variadas;
no obstante, algunas son fundamentales:
- Que con las actuales líneas de negocio la empresa no obtenga una rentabilidad
adecuada, lo cual puede deberse al propio producto, que esté en fase de declive u
obsoleto, a la acción de la competencia o a la propia dinámica del mercado. De este
modo el potencial de rentabilidad de la diversificación debe ser superior al de otra
estrategia de crecimiento.
- Al diversificar, la empresa corre menos riesgo ya que, aunque alguna de las actividades
fracase, es difícil que todas ellas vayan mal. Es posible que en los actuales negocios tenga
una excesiva dependencia de unos pocos clientes, de manera que gran parte de sus
ingresos dependan de ellos, con el riesgo que supone si los pierde.
-Que la empresa posea recursos ociosos que desea rentabilizar. Si las oportunidades de
diversificación prometen mayor rentabilidad que las oportunidades de expansión
La empresa, antes de decidirse por una estrategia de crecimiento por diversificación,
debe valorar todos los pros y contras que ésta pueda acarrearle.
partir del análisis externo e interno de la empresa (análisis DAFO) Porter propone las llamadas
estrategias competitivas genéricas que son: liderazgo en costes, diferenciación y enfoque o alta
segmentación. Las dos primeras se plantean en empresas que compiten en todo un sector o
industria (calzado, mueble, juguetes, textil, etc.), mientras que la tercera, es para competir en
un segmento particular de un sector industrial o mercado (mueble de oficina, textil-hogar, etc).
Figura 7. Clasificación de las Estrategias Competitivas Genéricas según Porter.
Ventaja Competitiva
CARÁCTER ÚNICO DEL
PRODUCTO PERCIBIDO COSTES BAJOS
POR LOS CONSUMIDORES
TODO EL SECTOR
INDUSTRIAL Diferenciación Liderazgo en costes
Objetivo
estratégico SEGMENTO
CONCRETO Concentración o Enfoque